Tras las huellas de la ética ambiental

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Tras las huellas de la ¶ etica ambiental Teresa Kwiatkowska Departamento de Filoso¯a UAM-I Recibido: 9 de febrero de 2006. Aceptado: 22 de febrero de 2006. Abstract Human intervention has greatly decreased the area of naturally functioning ecosystems worldwide. Na- tural habitat has been replaced by human activity over much of the planet. The biological diversity and genetic information are of immense social, econo- mic, aesthetic and scienti¯c importance. To preser- ve it we need ethics based on respect and apprecia- tion of living organisms. Environmental ethics at- tempts to discover the right thing for humans to do with respect to the natural environment. Preludio Desde el inicio de las civilizaciones y donde quie- ra que han aparecido, los seres humanos han alte- rado su ambiente f¶ ³sico y biol¶ ogico. No ha existi- do, a lo largo de la historia, ninguna visi¶ on social ni ninguna imagen de la naturaleza que no haya en- globado la interacci¶ on activa entre los humanos y su medio. Durante gran parte de nuestra trayecto- ria, las condiciones naturales han de¯nido las posibi- lidades y los horizontes de las sociedades. La consi- guiente alteraci¶ on sustancial de la vegetaci¶ on, la de- gradaci¶ on de los suelos, la modi¯caci¶ on del paisa- je y la explotaci¶ on de los bosques a lo largo de mi- lenios han sido extensas y profundas. Muchos cam- bios ambientales de importancia signi¯cativa se ges- taron en las sociedades preindustriales. Sin embar- go, durante los dos ¶ ultimos siglos, la vertiginosa ex- pansi¶ on de la industrializaci¶ on, de la tecnolog¶ ³a y de las poblaciones se han convertido en una amena- za para la biodiversidad del planeta y de la biosfe- ra. La posibilidad de los cambios clim¶ aticos, la conta- minaci¶ on de los mares, la deserti¯caci¶ on, la destruc- ci¶ on de biodiversidad y la erosi¶ on del suelo han si- do ampliamente reconocidos, as¶ ³ como tambi¶ en la apremiante exigencia de enfrentarlos por medio de la conservaci¶ on, del control demogr¶ a¯co, la reduc- ci¶ on de la contaminaci¶ on y el sabio uso de recursos naturales. La soluci¶ on efectiva del progresivo deterioro del am- biente natural requiere de una perspectiva global en lo que es un vasto contexto de retos actuales para la humanidad. El abanico de cuestiones demogr¶ a¯- cas, tecnol¶ ogicas, econ¶ omicas, sociales, pol¶ ³ticas, mi- litares, institucionales, informativas e ideol¶ ogicas en- marca la degradaci¶ on del mundo natural. El proble- ma se agudiza porque los procesos bi¶ oticos, qu¶ ³mi- cos y f¶ ³sicos que hacen del mundo un lugar adecua- do para la vida no son bien conocidos y el p¶ ubli- co suele ignorarlos. Eventos complejos de magnitud as¶ ³ no pueden analizarse del todo o ubicarse den- tro de las pautas familiares de comportamiento. El proceso de toma de decisiones deja de ser una ope- raci¶ on autom¶ atica y segura. Se vuelve nebuloso, he- cho que no reduce la urgencia de la decisi¶ on, pe- ro s¶ ³ permite resaltar su di¯cultad. Tenemos que en- contrar el valor de abandonar las categor¶ ³as obso- letas de nuestra cultura que son como viejas lla- ves que ya no sirven para abrir las nuevas cerra- duras. El m¶ erito cient¶ ³¯co, por s¶ ³ solo, si bien es una condici¶ on necesaria, rara vez signi¯ca una condi- ci¶ on su¯ciente para enfrentar nuevas situaciones. Te- nemos que ir m¶ as all¶ a de los criterios cient¶ ³¯cos pa- ra llevar a cabo una re°exi¶ on sobre la l¶ ogica inter- na de nuestro comportamiento con el mundo natu- ral, con el ¯n de formar actitudes que favorezcan la unidad en la diversidad y, por supuesto, la conviven- cia con los seres vivos que comparten la biosfera con la humanidad. Contemplando el escenario Es preciso recordar que el ser humano no puede vivir sin domesticar o humanizar en gran medida su entor- no. Moldeamos el ambiente a trav¶ es de decisiones in- dividuales y colectivas que se toman en concordancia con diversos requerimientos y criterios de valor. Al- gunas de ¶ estos son precisamente de orden econ¶ omi- co, otros tienden a proteger el mundo natural que ha- bitamos. Distintas perspectivas generan diversas res- puestas y dan lugar a diferentes acciones. La mane- ra como seleccionamos los criterios de nuestras de- cisiones depende, en parte, de las teor¶ ³as y creen- 58

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Por: Teresa Kwiatkowska Departamento de Filosoía UAM-I

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Tras las huellas de la ¶etica ambiental

Teresa KwiatkowskaDepartamento de Filoso¯a UAM-I

Recibido: 9 de febrero de 2006.Aceptado: 22 de febrero de 2006.

AbstractHuman intervention has greatly decreased the areaof naturally functioning ecosystems worldwide. Na-tural habitat has been replaced by human activityover much of the planet. The biological diversity andgenetic information are of immense social, econo-mic, aesthetic and scienti¯c importance. To preser-ve it we need ethics based on respect and apprecia-tion of living organisms. Environmental ethics at-tempts to discover the right thing for humans to dowith respect to the natural environment.

PreludioDesde el inicio de las civilizaciones y donde quie-ra que han aparecido, los seres humanos han alte-rado su ambiente f¶³sico y biol¶ogico. No ha existi-do, a lo largo de la historia, ninguna visi¶on socialni ninguna imagen de la naturaleza que no haya en-globado la interacci¶on activa entre los humanos ysu medio. Durante gran parte de nuestra trayecto-ria, las condiciones naturales han de¯nido las posibi-lidades y los horizontes de las sociedades. La consi-guiente alteraci¶on sustancial de la vegetaci¶on, la de-gradaci¶on de los suelos, la modi¯caci¶on del paisa-je y la explotaci¶on de los bosques a lo largo de mi-lenios han sido extensas y profundas. Muchos cam-bios ambientales de importancia signi¯cativa se ges-taron en las sociedades preindustriales. Sin embar-go, durante los dos ¶ultimos siglos, la vertiginosa ex-pansi¶on de la industrializaci¶on, de la tecnolog¶³a yde las poblaciones se han convertido en una amena-za para la biodiversidad del planeta y de la biosfe-ra. La posibilidad de los cambios clim¶aticos, la conta-minaci¶on de los mares, la deserti¯caci¶on, la destruc-ci¶on de biodiversidad y la erosi¶on del suelo han si-do ampliamente reconocidos, as¶³ como tambi¶en laapremiante exigencia de enfrentarlos por medio dela conservaci¶on, del control demogr¶a¯co, la reduc-ci¶on de la contaminaci¶on y el sabio uso de recursosnaturales.

La soluci¶on efectiva del progresivo deterioro del am-biente natural requiere de una perspectiva global enlo que es un vasto contexto de retos actuales parala humanidad. El abanico de cuestiones demogr¶a¯-cas, tecnol¶ogicas, econ¶omicas, sociales, pol¶³ticas, mi-litares, institucionales, informativas e ideol¶ogicas en-marca la degradaci¶on del mundo natural. El proble-ma se agudiza porque los procesos bi¶oticos, qu¶³mi-cos y f¶³sicos que hacen del mundo un lugar adecua-do para la vida no son bien conocidos y el p¶ubli-co suele ignorarlos. Eventos complejos de magnitudas¶³ no pueden analizarse del todo o ubicarse den-tro de las pautas familiares de comportamiento. Elproceso de toma de decisiones deja de ser una ope-raci¶on autom¶atica y segura. Se vuelve nebuloso, he-cho que no reduce la urgencia de la decisi¶on, pe-ro s¶³ permite resaltar su di¯cultad. Tenemos que en-contrar el valor de abandonar las categor¶³as obso-letas de nuestra cultura que son como viejas lla-ves que ya no sirven para abrir las nuevas cerra-duras. El m¶erito cient¶³¯co, por s¶³ solo, si bien esuna condici¶on necesaria, rara vez signi¯ca una condi-ci¶on su¯ciente para enfrentar nuevas situaciones. Te-nemos que ir m¶as all¶a de los criterios cient¶³¯cos pa-ra llevar a cabo una re°exi¶on sobre la l¶ogica inter-na de nuestro comportamiento con el mundo natu-ral, con el ¯n de formar actitudes que favorezcan launidad en la diversidad y, por supuesto, la conviven-cia con los seres vivos que comparten la biosfera conla humanidad.

Contemplando el escenarioEs preciso recordar que el ser humano no puede vivirsin domesticar o humanizar en gran medida su entor-no. Moldeamos el ambiente a trav¶es de decisiones in-dividuales y colectivas que se toman en concordanciacon diversos requerimientos y criterios de valor. Al-gunas de ¶estos son precisamente de orden econ¶omi-co, otros tienden a proteger el mundo natural que ha-bitamos. Distintas perspectivas generan diversas res-puestas y dan lugar a diferentes acciones. La mane-ra como seleccionamos los criterios de nuestras de-cisiones depende, en parte, de las teor¶³as y creen-

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cias que sostenemos y usamos para esta elecci¶on.Cuando tomamos decisiones que integran nuestro in-ter¶es por la conservaci¶on del ambiente, nuestros con-ceptos, puntos de vista, ideas y valores ¯ltran nues-tra experiencia y, por lo tanto, tienen un efecto sig-ni¯cativo en lo que es nuestra manera de percibirel mundo.

Si bien la preocupaci¶on por los efectos nocivos dela actividad humana en el mundo natural no se li-mita a la ¶epoca moderna, es s¶olo en las ¶ultimasd¶ecadas que se ha reconocido ampliamente la grave-dad de los problemas ambientales, inici¶andose as¶³ lab¶usqueda de soluciones posibles. La visi¶on del mun-do que aliente una relaci¶on m¶as armoniosa entre lasociedad y su medio ambiente puede no estar di-rectamente relacionada con decisiones pol¶³ticas. Sinembargo diferentes percepciones de una maravillo-sa diversidad de plantas, animales y microorganis-mos \all¶a afuera" pueden capturar la imaginaci¶onde la gente, despertar su sensibilidad y su responsa-bilidad moral con la totalidad que nos contiene. Im-porta decir que el que los valores ambientales lle-garan a ser compartidos podr¶³a signi¯car un acuer-do para negociar diferencias y conciliar nuestras ne-cesidades y preferencias en la conservaci¶on de las ri-quezas biol¶ogicas que corremos el riesgo de perder.

Con el ¯n de actuar inteligentemente, las decisio-nes ambientales deben reunir informaci¶on precisa,continuamente perfeccionable, de la situaci¶on am-biental con los valores originados por la ¶etica am-biental. La ciencia puede ayudar a destruir la na-turaleza, pero tambi¶en puede coadyuvar a la pro-tecci¶on del ambiente. La comprensi¶on de la natu-raleza encarnada en bosques, campos, granjas, °o-res, r¶³os y animales puede revelar la v¶³a para vol-verse una persona mejor. La experiencia de la sen-saci¶on de maravilla y asombro de cara a las inaca-bables maravillas de la naturaleza puede impactarel car¶acter humano de manera ¶unica y signi¯cativa.Como dijo Ren¶e Dubos \La conservaci¶on est¶a ¶³nti-mamente ligada con los valores humanos; su expre-si¶on m¶as profunda est¶a en la situaci¶on del huma-no y en su coraz¶on. La protecci¶on de los pantanos yde los ¶arboles no necesita m¶as justi¯caci¶on biol¶ogi-ca que oponerse al vandalismo y a la insensibilidad".(Dubos, 1972, p. 51)

De la mano con la ¶etica ambientalLa ¶etica ambiental aspira a in°uir y modi¯car lost¶erminos en los que las sociedades humanas se rela-cionan con el medio ambiente. Comprende varias po-

siciones ¶eticas hacia los entes vivos no-humanos y ha-cia colectividades como lo son especies y ecosiste-mas. Lo que une a sus diversas doctrinas es el com-promiso por conservar la riqueza biol¶ogica del pla-neta. Consecuentemente, la ¶etica ambiental articu-la valores que compiten con nuestras preferencias ac-tuales, puesto que casi toda la tradici¶on ¶etica se res-tringe al mundo de la cultura humana, donde to-do lo dem¶as, como la °ora y la fauna y m¶as en gene-ral la Tierra en su totalidad, no cumple m¶as que unafunci¶on meramente instrumental. La ¯losof¶³a mo-ral tradicional no promueve ninguna obligaci¶on mo-ral directa en relaci¶on con los ecosistemas, las plan-tas o los animales. Las diversas posiciones de ¶eti-ca ambiental, adem¶as de re°exionar sobre los or¶³ge-nes y fundamentos de las actitudes humanas haciael mundo natural, aspiran a inducir un cambio enlas relaciones que mantenemos, en forma individualo colectiva, con los ecosistemas y dem¶as entidadesbiol¶ogicas.

Igualmente, la ¶etica ambiental reconoce las tensio-nes que se dan en la vida social y pol¶³tica dado quelos con°ictos pol¶³ticos, las crisis econ¶omicas y las pa-tolog¶³as sociales van a la par con las transformacio-nes que sufre el h¶abitat del ser humano y de otras es-pecies. No cabe duda de que la ampliaci¶on del c¶³rcu-lo de la consideraci¶on moral a los seres vivos no hu-manos y a las entidades naturales, como los eco-sistemas, no es un asunto trivial. Los explorado-res de este distinto y novedoso territorio moral ne-cesitan un gu¶³a y una orientaci¶on, ya que la re°e-xi¶on ¶etica sobre la relaci¶on humana con su ambien-te biol¶ogico y f¶³sico es una preocupaci¶on relativamen-te reciente. Las tendencias ¯los¶o¯cas que han lleva-do a re°exionar sobre diversos aspectos de la na-turaleza y sobre los valores humanos a partir delos cuales se puede te¶oricamente apoyar las accio-nes y las pol¶³ticas que acarreen resultados plau-sibles en materia de conservaci¶on y mejoramientodel entorno habitualmente giran en torno a la ideade naturaleza (biocentrismo) o a la de ser humano(antropocentrismo).

En el nombre de la naturalezaLas perspectivas centradas en la naturaleza(bioc¶entricas, ecoc¶entricas o simplemente no-an-tropoc¶entricas) abandonaron el mundo famili-ar de la tradici¶on cultural y religiosa occidental pre-dominante y le atribuyeron un valor en s¶³ a las for-mas de vida no humanas, buscando la protec-ci¶on de los ecosistemas y de las especies en vir-tud de su propio valor intr¶³nseco.

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Aunque en muchos sentidos es un debate reciente,la cuesti¶on de si cualquier organismo o sistema vi-viente no humano puede ser portador de un valorintr¶³nseco es una de las preguntas ¯los¶o¯cas m¶as an-tiguas. Una profunda simpat¶³a por la fuerza crea-tiva y por la vida encuentra expresi¶on po¶etica enlos versos hom¶ericos. Igualmente, en el siglo IV AC,Arist¶oteles, en sus escritos biol¶ogicos, asume que to-do ser vivo es bueno en s¶³ mismo \realizando siem-pre lo mejor entre lo posible" en virtud de su pro-pio desarrollo. La variedad de las formas de la vi-da est¶a dotada de un valor independiente de cual-quier otro valor que los seres humanos puedan en-contrar en las cosas naturales. A¯rma ¶el en De Parti-bus Animalium que \en todos las cosas de la natura-leza hay siempre algo maravilloso", tanto en los rei-nos vegetal, animal e inorg¶anico como en la c¶uspi-de de los seres humanos, pues todos y cada uno nosrevelar¶a a nosotros \algo natural y algo hermoso".Desde la antigÄuedad cl¶asica, el tema de la considera-ci¶on moral de los animales no-humanos y de otros se-res vivos ha formado una parte signi¯cativa del deba-te perenne que va m¶as all¶a de la com¶unmente acep-tada utilidad a los humanos. Varios pensadores cl¶asi-cos, y posteriormente intelectuales cristianos, comoSan Agust¶³n y Hildegard de Bingen, conced¶³an unvalor en s¶³ a todas las cosas vivientes por virtuddel alma.

Los discursos recientes fundamentan el valor mo-ral de los seres no-humanos en la sensibilidad, es-to es, esa capacidad de experimentar placer y do-lor que es com¶un a los animales superiores. Conse-cuentemente, proponen dotarlos de derechos simila-res a los que tradicionalmente se reservan a los hu-manos con el ¯n de proteger la vida y los intere-ses de los animales sensibles individuales. La teor¶³ade los derechos ha hecho posible una amplia distri-buci¶on de la justicia social en el mundo humano; alextender la ¶etica de modo que tambi¶en los anima-les alcancen un status moral, dicha perspectiva mo-ral se propone aliviar de sufrimientos innecesarios atodas las criaturas sensibles.

Actualmente, estas propuestas han descendido al te-rreno concreto y tangible de la aplicaci¶on de la re°e-xi¶on especulativa en la praxis social. A pesar de va-rias di¯cultades pr¶acticas, como la falta de la re-ciprocidad que existe entre las personas y proble-mas en la aplicaci¶on de normas de justicia, fue gra-cias a los movimientos en favor de los derechos ani-males que la ¶etica ambiental alcanz¶o con mucha cla-ridad su tan pregonado status de ¶etica aplicada al

ofrecer m¶etodos viables para determinar orientacio-nes de personas y posteriormente las acciones co-rrespondientes. Hay quien sostiene que extender laidea de derecho al ambiente podr¶³a conllevar restric-ciones signi¯cativas a derechos bien establecidos delos ciudadanos. Tener en consideraci¶on a los anima-les podr¶³a constre~nir las acciones humanas orienta-das a estimular transformaciones econ¶omicas y so-ciales. Nos ver¶³amos obligados a redise~nar la conduc-ta humana como expresi¶on de una relaci¶on hombre-naturaleza radicalmente alterada.

Al mismo tiempo, las propuestas basadas en dere-chos es fundamentalmente individualista, atomistay opuesta a la interpretaci¶on que pone a las espe-cies y no a los individuos en el centro del deba-te sobre la protecci¶on de la biodiversidad. De he-cho, la destrucci¶on del h¶abitat de las especies se en-cuentra entre los factores de riesgo m¶as signi¯cati-vos que enfrentan los animales en peligro de extin-ci¶on. En vista de lo anterior, la teor¶³a de los dere-chos ser¶³a un obst¶aculo antes que un medio efecti-vo para la conservaci¶on. M¶as a¶un, los derechos con-llevan responsabilidades, al menos para los seres hu-manos. El concepto de administrador (stewardship)conf¶³a la protecci¶on de lo que es valioso en la natu-raleza a la agencia humana. Requiere as¶³ de un fuer-te compromiso en lo que ser¶³a una democracia par-ticipativa. Todav¶³a no est¶a claro en los sistemas le-gales qui¶en tiene la obligaci¶on de preservar la biodi-versidad de invaluables ¶areas naturales, como el bos-que tropical, los pantanos y dem¶as. M¶as a¶un, vivi-mos en un mundo donde millones de personas sufrenmalnutrici¶on, hambre y extrema pobreza. >C¶omo en-tonces deben ser asignadas las responsabilidades pa-ra proteger el medio ambiente y resolver las enor-mes desigualdades sociales y econ¶omicas?

Algunas versiones radicales de la ¶etica no antro-poc¶entrica, como la ecolog¶³a profunda, exhortan unatransformaci¶on dram¶atica de los valores humanosque d¶e cabida a una perspectiva global y no hu-mana. El igualitarismo ecol¶ogico rechaza toda jerar-qu¶³a insistiendo en la pluralidad igualitaria de la \co-munidad bi¶otica". Contiene un llamado en favor deuna \justicia bi¶otica", la cual requiere alguna for-ma de razonamiento moral que conceda importanciaa los intereses de todas las cosas vivientes. Cualquierforma de vida, ya sea de individuos o de especies, tie-ne prima facie derecho a participar en una \distri-buci¶on equitativa" de los bienes ambientales, inclu-yendo los h¶abitats necesarios para su bienestar. Ta-les sugerencias aspiran a inducir cambios profundos

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en nuestros sistemas de valores individuales y colec-tivos, adem¶as de transformar la organizaci¶on social.De igual forma, indican que la auto-realizaci¶on hu-mana es s¶olo posible a trav¶es de su identi¯caci¶on conel vasto mundo natural de nuestro alrededor.

En A Sand County Almanac Aldo Leopold deli-ne¶o por vez primera el enfoque comunitario m¶asviable. En el cap¶³tulo titulado 'La ¶etica de la Tie-rra' (Leopold, 1949), ¶el se~nala los pasos de la evo-luci¶on ¶etica desde la perspectiva de la preocupaci¶onpor la excelencia moral personal, pasando por las re-laciones que se dan entre el individuo y la socie-dad, hasta la relevancia de los lazos con nuestro me-dio natural. En sus palabras el concepto de comu-nidad \extiende las fronteras de la comunidad pa-ra dar cabida a los suelos, las aguas, las plantas y losanimales, o, para nombrarlos en conjunto: a la tie-rra" (Leopold, 1998, p.62). El prop¶osito de la \¶eti-ca de la tierra" no consiste tanto en atribuirle un va-lor \intr¶³nseco" a los ecosistemas, sino m¶as bien enreconocer los m¶ultiples valores comunitarios y bus-car la integraci¶on de valores pluralistas en m¶ulti-ples niveles. Esto ofrece una base potencial para pro-teger y conservar la diversidad cultural y biol¶ogi-ca de maneras socialmente justas y econ¶omicamentee¯cientes.

Igualmente, Leopold sugiere la existencia de una re-laci¶on ¶³ntima, indisoluble, entre el bienestar huma-no y el de las otras especies biol¶ogicas, invit¶ando-nos a re°exionar sobre nuestras actitudes hacia elmundo del que formamos parte. Su visi¶on nos con-duce a considerar el bienestar de la naturaleza co-mo par¶ametro del car¶acter moral de nuestras accio-nes. En t¶erminos pr¶acticos, ¶el no se opone a las ac-tividades humanas necesarias para producir alimen-tos, utilizar los recursos o dise~nar el paisaje. Lo queimpugna es la contaminaci¶on del ambiente y la des-trucci¶on de la biodiversidad que recientemente cubrecon su manto negro desde el material gen¶etico has-ta los ecosistemas enteros. Se trata de una ¶etica cu-ya tarea no consiste en moralizar, sino en iluminara los seres humanos acerca de qui¶enes son y qu¶e ha-cen, una ¶etica que es un espejo, no un modelo. En to-dos sus actos los humanos como integrantes de la co-munidad de la Tierra tenemos que \conservar la in-tegridad, la estabilidad y la belleza de la comuni-dad bi¶otica" (Leopold, 1998, p.76).

B¶asicamente, las teor¶³as de la ¶etica ambiental cen-tradas en la naturaleza de¯enden el bien en s¶³ de es-pecies y ecosistemas, fundamentando su re°exi¶on en

el valor intr¶³nseco de la vida misma y en la apre-ciaci¶on del curso evolutivo de la naturaleza que me-rece respeto. Aqu¶³ muchas ideas altamente abstrac-tas de la teor¶³a del valor se han quedado cortas en elproyecto de motivar las acciones de conservaci¶on dela naturaleza. Es evidente que necesitamos un an¶ali-sis m¶as profundo sobre c¶omo esos valores se mani¯es-tan en la naturaleza? >Qu¶e es lo que concede el va-lor intr¶³nseco a las cosas?

Muy a menudo, el argumento sustancial gira en tor-no a la \naturalidad" del organismo, especie o eco-sistema. Consiguientemente, en tanto ¶etica aplicadatales preguntas conducen a una re°exi¶on metaf¶³sicaacerca de lo que signi¯ca lo natural. Incluso si acep-temos que los animales, plantas, organismos y eco-sistemas poseen un valor moral en s¶³, a¶un as¶³ per-sisten notables di¯cultades. >Debemos enfocar nues-tra atenci¶on en los ecosistemas m¶as afectados o enlas especies en peligro de extinci¶on? >C¶omo hay queasignar los escasos recursos para obtener el mayorbien? M¶as a¶un: >cual es el status ontol¶ogico de es-pecies y de ecosistemas? >Son las especies entidadesreales que existen all¶a en el mundo, como las mon-ta~nas o los r¶³os? >O son las especies una forma m¶asen que los seres humanos eligen concebir a la natura-leza con la ¯nalidad de hacer investigaci¶on cient¶³¯-ca y pol¶³ticas ambientales, an¶alogas a l¶³neas delatitud o longitud?

Sin importar cu¶an atractivas resulten las posicio-nes ecoc¶entricas o bioc¶entricas a sus defensores, sinduda alguna generan di¯cultades pr¶acticas. La ¶eti-ca ambiental espera in°uir en la pol¶³tica ambien-tal, haciendo ¶esta ¶etica expl¶³cita en la vida p¶ubli-ca y evaluando nuestras actitudes p¶ublicas e institu-ciones a trav¶es de ella. Una ¶etica as¶³, p¶ublica y apli-cada, no puede estar basada solamente en la peri-cia racional y experta del analista ¯los¶o¯co. Cual-quier ¶etica ambiental que valga la pena tiene unaobligaci¶on no s¶olo con los animales, plantas, espe-cies y ecosistemas, sino tambi¶en con los humanos ensus mundos comerciales y pol¶³ticos para proveer in-formaci¶on crucial a la toma de decisiones ¶eticas.

>Es el ser humano la medidade todas las cosas?Esta posici¶on ¶etica sostiene que el bien f¶³sico, inte-lectual y espiritual de los seres humanos es la ba-se fundamental de nuestras obligaciones morales enrelaci¶on con el mundo natural de las plantas, losanimales y los ecosistemas e incluso con los obje-tos no vivientes. El mundo natural puede ser va-

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lorado porque provee una imagen de la belleza ode la bondad de Dios o de la sabidur¶³a de los pro-cesos evolutivos. Aqu¶³ s¶olo los seres racionales tie-nen status moral. La mayor¶³a de las propuestas he-chas dentro de la corriente antropoc¶entrica de la ¶eti-ca ambiental est¶an basadas en la tradici¶on utilitaris-ta, com¶un a nuestra cultura pol¶³tica. Los seres hu-manos tienen la obligaci¶on ¶etica de cambiar activa-mente el mundo para maximizar el grado de pla-cer y minimizar el dolor de todas las personas yotros mam¶³feros conscientes. Las personas deber¶³ande comportarse de cierta manera hac¶³a otros seresno-humanos, pero nadie se siente obligado a compor-tarse de igual modo hacia otros seres vivos del mun-do natural. Tenemos obligaciones hac¶³a la naturale-za y sus criaturas porque nos son directamente ¶utiles,tanto est¶etica como econ¶omicamente. Una perspec-tiva centrada en lo humano valora la naturaleza por-que ofrece recursos ¶utiles, un oc¶eano de diversidadgen¶etica, un lugar para recreaci¶on y una fuente deplacer vital.

El antropocentrismo ve la naturaleza como un am-biente cultural, trascendente a la vida humana y sudesarrollo. Pone ¶enfasis en los derechos ambienta-les humanos para limpiar el aire y agua, como un se-guro y saludable almacenaje de alimentos, y en unanaturaleza balanceada. Sugiere el cuidadoso mane-jo de los recursos naturales para nuestro bene¯cio, yaque el mundo natural ofrece una amplia gama de va-lores f¶³sicos, biol¶ogicos, espirituales y est¶eticos esen-ciales a la vida humana. Reconoce los l¶³mites del cre-cimiento econ¶omico desmedido y tiene como objeti-vo una versi¶on sustentable de desarrollo. Tambi¶en re-°exiona sobre necesidades a largo plazo para conser-var los bene¯cios de los recursos naturales para ge-neraciones futuras.

Una perspectiva antropoc¶entrica tambi¶en pone va-lor en el ambiente natural y su rol meramente ins-trumental como medio para satisfacer las necesida-des humanas. Un acercamiento orientado por lo hu-mano hac¶³a el mundo natural domina gran parte dela toma de decisiones internacional. Tiene un atracti-vo inmediato porque esta es la manera como los pro-blemas de pol¶³tica ambiental son com¶unmente re-sueltos. Demuestra un inter¶es en los valores de laecolog¶³a, tales como minimizar los impactos huma-nos negativos en ecosistemas, y maximizar los esfuer-zos de conservaci¶on. En general, tiene que ver an-te todo con el uso restringido, la conservaci¶on de re-cursos y la asignaci¶on de justicia. Sintetiza el pro-

blema de la conservaci¶on en el \inteligente mane-jo" de los recursos naturales.

Al mismo tiempo, sin embargo, lenta pero inexora-blemente un conjunto de mayor cobertura de obli-gaciones m¶as profundas est¶a siendo reconocido porla sociedad humana, un conjunto que complemen-ta y coincide con las obligaciones a los miembrosno-humanos de la comunidad bi¶otica. La preserva-ci¶on de las especies, la apreciaci¶on est¶etica de los bos-ques, los valores cient¶³¯cos de la biodiversidad, place-res recreativos o espirituales se est¶an volviendo fac-tores importantes de la pol¶³tica ambiental.

A menudo los promotores de la ¶etica ambiental hansostenido que la comprensi¶on y apreciaci¶on est¶eticade las maravillosas bellezas del mundo silvestre pue-de actualmente transformar nuestras actitudes hac¶³ala naturaleza. La sensibilidad estimulada por los en-cantos del ambiente natural puede llevar a accionespr¶acticas para promover y conservar la riqueza y lasublime grandeza del mundo natural en el que esta-mos inmersos. Un sentimiento m¶as profundo por laaut¶entica belleza evolutiva del mundo silvestre sue-le incrementar nuestro inter¶es en lugares y animalesind¶omitos, revitalizando nuestros lazos con el mun-do que est¶a \all¶³ afuera." Para aqu¶ellos de nosotrosque vivimos en medio de un mundo sobrepoblado yenfrentado millones de problemas sociales, la emo-ci¶on por la naturaleza alienta al ser humano a esfor-zarse por una relaci¶on nueva que reconozca las bue-nas cualidades de la naturaleza. Los bosques, las ve-tustas playas, los musgosos estanques, los lagos cris-talinos nos refrescan espiritual y f¶³sicamente. Nos li-beran de las preocupaciones y presiones de la vi-da citadina, y nos dan el sentido de lo que hay queaprender a respetar. Caminar, trotar, nadar, mon-tar en bicicleta, esquiar, observar aves son formasde acercarse a la naturaleza para acrecentar las bon-dades de la racionalidad en la b¶usqueda de mejo-res soluciones a la conservaci¶on. Igualmente, admi-ramos el mundo natural no s¶olo por su valor ins-trumental, antropoc¶entrico, sino tambi¶en por su be-lleza inherente expresada en su creatividad hist¶ori-ca, ra¶³z visible del esp¶³ritu. La naturaleza silves-tre es un espect¶aculo, un teatro de placeres pecu-liares, y el escenario de nuestra imaginaci¶on. Comolo expres¶o Merleu-Ponty (1945), el paisaje est¶a si-tuado entre la mirada del observador y la esenciadel mundo.

Tras las huellas de la ¶etica ambiental. Teresa Kwiatkowska. 63

Punto de encuentroUna tercera posici¶on puede ser formulada no tan-to en t¶erminos de qui¶en cuenta moralmente sino ent¶erminos de cu¶anto cuentan las cosas. Tal vez to-dos los elementos vivientes tienen un valor intr¶³nsecode alg¶un tipo o grado y no deben ser tratados en fun-ci¶on de los caprichos humanos. Pero debemos hacerjuicios de alcance y signi¯cado. >Es el valor intr¶³nse-co de estos animales y plantas igual al de las per-sonas? Si los organismos no-humanos y las perso-nas di¯eren en valor intr¶³nseco, entonces ser¶³a undesacuerdo razonable sobre la magnitud del valorintr¶³nseco de \otros" y, as¶³, acerca de si un com-portamiento nuestro es apropiado al valor que po-seen. As¶³ pues, algunas elecciones se vuelven par-cialmente una decisi¶on moral personal sobre quie-nes somos y de que modo actuamos, en vez de aque-llas expl¶³citamente ata~nidas a los organismos, espe-cies o ecosistemas.

¶Este es un territorio donde las cuestiones acercadel car¶acter asumen la mayor prominencia. Se tra-ta de un teatro en donde la ¶etica ambiental de la vir-tud (Wensveen, 2000) juega una parte importante enel proceso de moldear nuestros valores y nuestra ¯-bra moral de manera que brote una forma de com-prensi¶on que coadyuve a la conservaci¶on de la na-turaleza como una condici¶on necesaria del desarro-llo de las posibilidades humanas. Una persona vir-tuosa no da~nar¶a a otros, ya que no es ¶esa la mane-ra apropiada para volverse bueno. La ¶etica de culti-var virtudes como la valent¶³a, la moderaci¶on, la jus-ticia, la templanza, la amabilidad, Inter. alia, se re-monta a Arist¶oteles. La persona buena y virtuosa re-prime su ego¶³smo (sus preferencias) para hacer laelecci¶on correcta. (racional). Una virtud (arµete) no esmera emoci¶on o sentimiento. Tampoco es una capa-cidad donada por la naturaleza. Las virtudes, seg¶unArist¶oteles, son disposiciones o h¶abitos. Tales dispo-siciones mantienen conexiones ¶³ntimas con la elec-ci¶on y la acci¶on. Y fue Plat¶on qui¶en, como es bien sa-bido, conect¶o la bondad con la belleza. La armon¶³ade las virtudes, la bondad de car¶acter, etc., coin-ciden con las hermosas disposiciones del alma. Labelleza est¶a esencialmente ligada a las ideas mo-rales. La grandeza excepcional de la naturaleza, elSol naciente y poniente, los fen¶omenos celestiales,los oc¶eanos y monta~nas, acantilados, cuevas, casca-das y bosques devienen la fuente de nuestras expe-riencias emocionales. Esta delectaci¶on en la natu-raleza se combina con un fuerte sentido de lo mo-ral y del car¶acter virtuoso. La persona virtuosa secomprometer¶³a con la moral en su trato a la natu-

raleza. Nuestra actividad desembocar¶³a en el bienes-tar de la sociedad y de su ambiente.

La verdadera ¶etica para nuestra casa natural quecompartimos con todos los seres que han llegado avivir en ella requiere que los miembros moralmen-te capaces cuiden este hogar y act¶uen de tal for-ma que le permitan seguir existiendo en los tiem-pos por venir. El camino hac¶³a el bien que busca-mos yace en el valor de la justicia para presentes ypara las futuras generaciones, y en el uso sustenta-ble de la naturaleza. S¶olo as¶³ podremos evitar "el¯n de la Tierra... cuando la semilla de la tierra ha-ya terminado, cuando se haya hecho como el ancia-no, como la anciana, cuando no tenga valor, cuan-do ya no pueda proveerle a alguien de bebida, de ali-mento." (Sahag¶un, 1982)

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5. Wensveen L. van. 2000, Dirty Virtues. TheEmergence of Ecological Virtue Ethics. NewYork: Humanity Books

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8. Sahag¶un F. B. 1982, The Florentine Codex. His-tory of the Things of New Spain. Translatedby A. J. Anderson and Ch. Dibble, Santa Fe:School of American Research and University ofUtah

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