Revista de Historia Naval Nº81. Año 2003

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  ño XXI

R VIST

HISTORI N V L

INSTITUTO DE HISTORI Y CULTUR N V L

Núm 81

  RM D ESP ÑOL

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INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL

ARMADA ESPAÑOLA

REVIST

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HISTORI N V L

Año XXI 2003 Núm 81

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  8REVISTA DE HISTORIA NAVAL

CosFJo RECToR.

Presidente: FernandoRiaño Lozano, contralmirante, director del Instituto deHistoria y Cultura Naval.

Vicepresidente  Director: JoséMaría Madueño Galán, capitán de navío.

Redactor Jefe: JoséAntonio Ocampo Aneiros, coronel de Máquinas.

Vocales: JoséCervera Pery, general auditor y periodista; Hugo O’Donnell yDuque de Estrada, de la Comisión Española de Historia Marítima;Enrique Martínez Ruiz, catedrático de Historia de la UniversidadComplutense de Madrid; Carlos Márquez Montero, secretario técnico; Manuel Benítez Martín, Departamento de Cultura.

Redacción Difusión yDistribución: IsabelHernández Sanz, Ana Berenguer Berenguer, Isabel Suárez

Zaccagnini.

Administración: ArturoFernández de la Puente Carrero, capitán de Intendencia de laArmada; Rocío Sánchez de Neyra Espuch.

DIRECCIÓNY ADMINISTRACIÓN:

Instituto de Historia y Cultura Naval.Juan de Mena, 1, l. planta.28071 Madrid (España).

Teléfono: 91 3795050.Fax: 9 3795945.

EDICIÓN  EL MINISTERIO E EFENS

IMPRIME:

Servicio de Publicaciones de la Armada.

Publicación trimestral: segundo trimestre de 2003.Precio del ejemplar suelto: 3,90 euros.

Suscripción anual:España y Portugal: 15,63 euros.Resto del mundo: 24,04 euros.

Depósito legal: M. 16.854-1983.ISSN-02l2-467-X.NIPO: 076-03-063-0.

Impreso en España. Printed in Spain.

CUBIERTAANTERIOR:Logotipo del Instituto de Historia y Cultura Naval.CUBIERTAPOSTERIOR:Del libro Regimiento de Navegación de Pedro de Medina (Sevilla, 1563),

y logotipo de la Comisión Española de Historia Marítima.

Las opiniones emitidas en esta publicación son e la exclusiva responsabilidad  e los autores de las mismas

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SUM R O

Págs.

NOTA EDITORIAL 5

Hacia la configuración del sistema de Flotas: el proyecto de navegación de Bernardino de Mendoza 1548), por Esteban Mira

Caballos

El intento de sublevación republicana en el Arsenal de Cartagenade noviembre de 1885, por Manuel Rolandi Sánchez-Solís21

El consejo de guerra antes de la batalla de Trafalgan por Manan

ne Czisnik

Poner el Támesis en llamas: claves interpretativas de la GranArmada como fuerza anfibia, por Pablo de la Fuente61

Don Juan Ángel Michelena en el Río de la Plata, por Alejandro N.

Bertocchi8 1

La historia vivida: La reina María Luisa y Trafalgar, por AmparoSuárez

Documento: La instrucción dada por la Real Audiencia de México a Miguel López de Legazpi el 1 de septiembre de 156499

La Historia Marítima en el mundo: El combate de Trafalgar:síntesis bibliográfica IX), por José Antonio Ocampo113

Noticias Generales117

Recensiones123

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COL BOR N EN ESTE NÚMERO

Esteban Mira Caballoses doctor en Historia de América por la Universidad de Sevilla. Ha sido becario de Formación de Personal Investigador en el Departamento deHistoria de América de esta Universidad y profesor asociado en el Instituto de Historia de la Universidad de Santo Domingo, donde dictó algunas confeiencias. Es miembro del grupo de investigación «Andalucía y América: tierra y sociedad» perteneciente al Departamento de Historia de América de la Universidad de Sevilla; asimismo,pertenece a la Asociación Española de Americanistas A.E.A.), a la Asociación deHistoriadores Latinoamericanistas de Europa AHILA) y a The Conference on LatinAmerican History de Estados Unidos. En los últimos años viene desempeñando tareasdocentes en el Instituto de Enseñanza Secundaria «Rodríguez Moñino», de Badajoz.

Esteban Mira Caballos es colaborador, entre otras, de laREVIST

DE HISTORIA NAVAL.

Manuel Rolandi Sánchez-Solís es licenciado en ciencias Geológicas por la Universidad Complutense de Madrid y diplomado en Hidrogeología. Ha sido director de larevista Ciencia y Tecnolog a durante seis años 1991-1996) y vicepresidente primerodel Ilustre Colegio Oficial de Geólogos de España 1989-1994). Actualmente dirige elDepartamento de Hidrogeología de la empresa EPTSA. Ha realizado más de mediocentenar de trabajos publicados en revistas especializadas y en congresos científicos,entre los que cabría destacar una Veintena de carácter histórico, sobre temas relacionados, fundamentalmente, con la segunda mitad del siglo X X y con la Marina y el sureste peninsular. Recientemente ha publicado el libro Sublevaciones republicanas en

Cartagena 1885-1986); las intentonas del Arsenal Naval)’ del castillo de San Julián. Editorial Aglada, Cartagena, 202 páginas.)

Marianne Czisnik es licenciada en Leyes por la Universidad de Munich y doctorada por la Universidad de Edimburgo con la tesis «Historia de la Literatura de lossiglos XVIII y XIX» dirigida por el profesor de esta universidad Dickingson, para locual disfruta de una beca. Ha publicado trabajos en el Mariner’s Mirror y en TheTrafalgar Chronicle;entre ellos merece especial mención «Visión literaria de Trafalgar y de sus héroes>’.

Pablo de la Fuente es doctor en Geografía e Historia por la UNED premio extraordinario del curso 1996-1997). Su actividad principal investigadora tiene por objeto lahistoria militar y naval del mundo moderno, materia sobre la cual es autor de doslibros y una treintena de monografías. Igualmente ha impartido diferentes seminariosen universidades y centros de investigación tanto españoles como europeos.

Alejandro N. Bertocchi Morán es profesor de Historia Militar en el Instituto Militarde Estudios Superiores y en la Escuela Naval Militar de Uruguay, así como miembrode la Academia Uruguaya de Historia Marítima y Fluvial y de otras instituciones yacademias de dicho país. Es asimismo vocal de la comisión editorial de la REVISTA

NAVAL y colaborador del Diario Español de Montevideo y de nuestra revista. Autorde numerosas obras de tema marítimo centradas en la historia de la América meridional, principalmente en la de su país.

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HACIA LA CONFIGURACIÓNDEL SISTEMADE FLOTAS:

EL PROYECTODE NAVEGACIÓN

DE BERNARDINODE MENDOZA 1548)

Esteban MIRA CABALLOSDoctor en Historia de América

Introducción

El modelo de navegación entre España y sus colonias americanas en elsiglo xvi presenta tres grandes etapas bien definidas. La primera, que abarcade 1492 a 1503 se caracteriza por la existencia de un cierto vacío legal, determinado por las azarosas circunstancias de los primeros años del Descubrimiento. En estos momentos iniciales no existía la navegación «en conserva» 1) oconvoy, y el tráfico marítimo se realizaba, por tanto, en un régimen de registrosuelto.

La segunda etapa abarcaría desde 1504 hasta 1560 y en ella encontramosun sistema de navegación mixto: dependiendo de la presencia o no de corsa

rios, se permitía el registro suelto o por el contrario para partir rumbo a lasIndias se exigía obligatoriamente la agrupación de una flota de al menos ochonavíos. En esta etapa aparecieron algunos elementos clave del comercio y lanavegación ultramarinos, como el monopolio sevillano, el cobro del impuestode la avería o la formación de armadas guardacostas y de escolta.

Por último, la tercera etapa comenzaría en 1561, con la implantación definitiva del sistema de flotas. Efectivamente, por Real Cédula de 16 de julio de1561 se prohibió toda navegación al margen de las dos flotas anuales en principio previstas: una a Nueva España, que partiría en enero, y otra a TierraFirme, que lo haría en el mes de agosto 2). Poco tiempo después, concreta

mente el 18 de octubre de 1564, se terminó de perfilar el sistema: abril fuefinalmente el mes asignado para que zarpase la primera flota, que estaría integrada por los buques que se dirigían a Veracruz, Honduras y las islas antillanas; la segunda flota, por su parte, mantendría su fecha de partida, el mes de

 1) Éste es el término comúnmente utilizado en la época para designar la navegaciónagrupada de varios navíos. Dicho vocablo sigue usándose actualmente en el argot náutico.

 2) VEErIALINAJE José: Norte de la Contratación de las Indias Occidentales Madrid,1981, lib. 11,cap. VI p. 2. Véase también GARcÍA-BAQUER0GONZÁLEZ,Antonio: La Carrerade ¡FIdias:suma de la contratación y océano de negocios Sevilla, Algaida Editores, 1992,p. 90. El documento original se encuentra en el Archivo General de Indias AGI), Indiferente

General 1966, ff. 35v-37v.

Año 2003 REvIsTA DEHISTORIANAvAL

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agosto, y estaría formada por las embarcaciones que se dirigían a Panamá,Cartagena, Santa Marta y otros puertos de la costa norte 3). El motivo por elque se restringía la navegación exclusivamente a las dos flotas anuales quedaba bien explícito en esta disposición del referido año de 1564, como podemos

observar por el extracto de ella que ofrecemos a continuación:

«Por cuanto habiendo nos visto por experiencia el riesgo que corrí n l s

n os que ib n y vení n sol s a las nuestras Indias, islas y Tierra Firme del marocéano ordenamos y mandamos por obviar los daños que los corsarios podíanhacer que fuesen en cada año dos flotas a las dichas nuestras Indias» 4).

Pues bien, esta solución, aparentemente fácil, a la que se llegó en los añossesenta requirió más de medio siglo de ensayos, experimentos y no pocosfracasos. Un continuo tira y afloja entre el sueño de todos los tratantes de

Indias, es decir, el registro suelto, y la realidad del feroz corsarismo, queimpuso drásticas restricciones al tráfico con las Indias casi desde el mismomomento del Descubrimiento. En 1529 se intentó infructuosamente implantaruna liberalización comercial que, como es de sobra conocido, no fue más queun espejismo porque quedó prácticamente reducida a letra muerta 5). En lasdécadas posteriores primó un precario y ambiguo sistema naval que, por unlado, consintió el registro suelto de navíos en tiempos de paz y, por el otro,debió recurrir de continuo a la navegación en flota, especialmente en losmomentos en que se intensificaban los ataques corsarios. De hecho, a mediados de siglo Alvaro de Bazán afirmaba que «la costumbre de la Casa de la

Contratación y de lo que se hace ahora es que no dejan ir menos de ocho navíos por que vayan a recaudo» 6).Este sistema de flotas se completaba con el establecimiento de dos arma-

das de averías: en primer lugar, la Guardacostas de Andalucía, cuyo objetivoera la limpieza de corsarios de la franja de costa de Andalucía occidental quese extiende hasta el cabo de San Vicente, así como la custodia de los buques,tanto en la ida, hasta las islas Canarias, como en el viaje de regreso, desde las

 3) Real Cédula dada en Aranjuez el 18 de octubre de 1564.ENcINA Diego de: Cedularioindiano, t. IV. Madrid, Ediciones de Cultura Hispánica, 1945, PP. 127-130. Véase tambiénHARINa Clarence H.: Comercio y navegación entre España y las Indias. México. Fondo de

Cultura Económica, 1979 258-259, y GARCÍA-BAQUERO:op. cit. p. 94) ENciNAS:op. cit., t. IV. pp. 127-130. Cursiva nuestra.)

 5) Al respecto puede verse mi trabajo «La navegación entre España y América en laprimera mitad del siglo xvi: algunas reflexiones», REVISTADEHIsToRIANAVAL núm. 62.Madrid, 1998, pp. 71-72. No obstante, algunos utilizaron este resquicio legal para comerciar almargen de las flotas. Todavía en 1573 el Rey envió sendas reales cédulas a los oidores delReino de Galicia y de Asturias y Vizcaya, para que evitasen que los mercaderes de esas regiones, utilizando la habilitación de 1529 comerciaran con las Indias al margen de las flotas.ENcINAs:O ch. t. IV, pp. 235-237.

 6) Memorial de don Alvaro de Bazán, h. 1550. Archivo General de Simancas AGS),Consejo y Juntas de Hacienda 20-17. Cit. en MIRACAnALL0S,Esteban: «Controversias sobre elsistema naval con América a mediados del siglo xvi:los proyectos de Alvaro de Bazán», Ibero

americana núm. 7. Berlín, 2002, p. 42.

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HACIA LA CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA DE FLOTAS: EL PROYECTO DE

islas Azores a Sanlúcar de Barrameda 7); y, en segundo lugar, la Armada delCaribe, cuyo objetivo explícito era la protección de las rutas caribeñas seguidas por los navíos de la Carrera de Indias, en especial a su paso por las Antillas Mayores 8).

La paz con Francia de 1544 hizo pensar que el acoso de los corsarios remitiría en alguna medida. De hecho incluso se legisló en favor de la libre circulación de navíos, sin perjuicio de que las ordenanzas en vigor conservaranobservancia plena y de que el registro en el puerto de Sevilla continuase siendo obligatorio 9). Sin embargo, la Corona no tardó mucho en percatarse deque, con paz o sin ella, los piratas no cesarían en su acoso a los navíos españoles. Por ello se optó por que la Armada Guardacostas de Andalucía continuaseen activo durante ese año de 1544, pese al armisticio firmado con la Coronafrancesa. Al año siguiente, los rumores sobre la reanudación virulenta de losataques enemigos adquirieron tal magnitud que las autoridades decretaron queningún velero español partiese de las Azores hasta que no arribase a estas islasla Guardacostas de Andalucía lO).

Además ya por aquellos años, y cada vez con más frecuencia, a los piratasfranceses se estaban uniendo otros de muy distintas nacionalidades, sobretodo escoceses, ingleses y holandeses. En este sentido, en 1550 se notificaronvarios ataques en tos puertos del Cantábrico perpetrados por cors rios ingleses, «aunque dicen que entre ellos hay gente de cuatro naciones» 11).

En medio de estas circunstancias empezó a cundir entre las autoridades,los marinos, los maestres y los comerciantes una sensación de fracaso. Elcorsarismo no parecía ya un fenómeno coyuntural, pues no sólo no tenía visosde desaparecer, sino que incluso se veía incrementado año a año, y su activi

dad, ampliada a los meses invernales. En ese ambiente de intensa actividadcorsaria y de crisis generalizada del sistema naval vigente se cuestionó seriamente la eficacia de las armadas de averías y se redactaron numerosos memoriales. Algunos de ellos pretendían meramente reformar el sistema navalvigente; otros, en cambio, proponían un modelo alternativo al existente.

Proyectos y debates sobre el sistem n v l á medi dos del siglo xvi

Así pues, el sistema naval imperante a mediados de la centuria tenía un

marcado carácter improvisado y precario pues, como ya hemos afirmado, en

(7) MIRACABALLos,Esteban: La Ar,nada GuardacostasdeAndalucíay la defensade laCarrera de Indias í1521-1550).Sevilla,MúñozMoya Editor, 1998,pp.48-49.

(8) MIRACABALI.os,Esteban:«El sistemanavalconAméricaen tiemposde CarlosV: la

Armada del Caribe»,en El emperadorCarlosy su tiempo.Sevilla, CátedraGeneralCastaños,2000 pp.561-562.

(9) Cn,’uo JuÁREz,JoseAntonio: El régimenjurídico de las armadasde la t,-rerade Indias,siglosxv y xvii. México, UniversidadNacionalAutónoma,¡997,pp. 39-40.

 LO) MIRACABALLOS:La ArmadaGuardacostasdeAndalucía...,p. 77.(11) Cartasdel marquésdeCortesy de Miguel de Lermasobrelos dañosocasionadospor

francesese ingleses.1550.AGS,Guerray Marina 132 , N. 5.

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función de las circunstancias se despachaban flotas más o menos numerosas.Tampoco la legislación sobre las normas que debían observar los navíos estaba completamente regularizada. Por ello, todos los implicados en el comercioy la navegación indiana eran conscientes de la necesidad de adoptar medidas

encaminadas a mejorar la seguridad de la Carrera de Indias. A mediados delsiglo xvi se suscitó un vivo debate en torno a cuál era el régimen naval másajustado a las necesidades de España y de su imperio.

En este marco encontramos numerosos proyectos y memoriales de losmarinos más respetados del momento; unos ratificando y afianzando el sistema de flotas —Andrea Doria, López de Archuleta y sobre todo Bernardino de

Mendoza— y otros casos presentando un proyecto alternativo —Alvaro deBazán el Viejo

Sintetizando los hechos diremos que básicamente se produjo la confrontación de dos modelos de navegación, a saber: uno cerrado o monopolístico, en

el cual el propio Alvaro de Bazán ostentaría, al menos parcialmente, el estanco de la flota, y otro abierto, en el cual cada comerciante podría fletar supropio buque y navegar dentro de las flotas que se aprestasen.

En relación con el primer proyecto, es decir, con el de Alvaro de Bazán, yalo hemos tratado con detenimiento en un trabajo monográfico cuyos aspectosesenciales pasamos a resumir.

Alvaro de Bazán era a mediados del siglo xvi, junto con Andrea Doriay el ya citado Bernardino de Mendoza, uno de los marinos más prestigiososde su época. De hecho, don Ramón Carande lo definía como «uno de losmarinos más eminentes de su generación» 12). De origen noble —era señor

de las villas de El Viso y de Santa Cruz—, pasó a la historia más por ser elprogenitor del marqués de Santa Cruz, otro de los grandes marinos de la Es

paña del siglo xvi, que por sus propios méritos. Desempeñó distintos puestosde enorme responsabilidad en el sistema naval español, antes y después de lapresentación de su malogrado proyecto. Entre 1529 y 1535, como capitángeneral de la Armada del Reino de Granada 13), desarrolló una labor fundamental en la disuasión de los corsarios berberiscos y turcos en el sur peninsular.

Desde 1548 presentó una sucesión de proyectos —hasta cuatro— quedefendían un sistema monopolístico de navegación y que supusieron una

alternativa seria al sistema de flotas que finalmente, en 1561, se institucionalizó. Obviamente este proyecto de navegación recibió en su época críticasdurísimas a título tanto institucional —por parte del Consejo de Indias, de laCasa de Contratación y, sobre todo, del Consulado sevillano— como particular —por parte de muchos de los marinos más conocidos de la época—. Unalectura superficial de la documentación podría dar la errónea sensación de queel proyecto de Bazán carecía de toda consistencia. Nada más lejos de la reali

 12) CARANDE,Ramón: Carlos Vysus banqueros t 1. Barcelona, Editorial Crítica, 1990,p. 395.

 13)MiRA CABALLOS,

Esteban: «La Armada del Reino de Granada 1492-1550): apuntespara su historia», Revista de Historia Naval núm 68. Madrid, 2000, pp. 49-50.

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HACIA LA CONFIGURACIÓNDEL SISTEMADE FLOTAS:EL PROYEC7VDE...

dad: su proyecto fue una concienzuda y seria apuesta por un modelo de navegación monopolística que pudo haber sido tan eficaz al menos como elsistema de dos flotas anuales que finalmente se implantó. El plan de Bazán estuvo a un ápice de prosperar, lo cual, de haber ocurrido, hubiese

cambiado el sistema naval y comercial de España con las Indias en la épocacolonial.En cualquier caso ya hemos dicho que su modelo naval fue retocado en

cuatro ocasiones, al percatarse el propio Bazán de que no conseguiría su aprobación. Por ello, en su cuarto y último proyecto terminó proponiendo exclusivamente el apresto por su parte de un grupo de navíos de alto tonelaje que tresveces al año conducirían con la seguridad suficiente el oro y la plata de lasIndias 14). Aunque esta última propuesta fue aceptada por la Corona, quesuscribió un asiento con Bazán el 14 de febrero de 1550, lo cierto es que lapresión de los comerciantes y, en particular, la del Consulado sevillano fue tal

que obligó a la Monarquía a incumplir su propio acuerdo, poniendo así enentredicho su fiabilidad como institución 15).Por su parte, el proyecto de Bernardino de Mendoza, que con algunas

modificaciones fue el que finalmente triunfó, lo analizaremos en las páginassiguientes.

Bernardino de Mendoza y su proyecto p r l n veg ción indi n

Al igual que Álvaro de Bazán, Bernardino de Mendoza era un prestigioso

hombre de mar que estuvo durante años al servicio de la Corona, como capitán general de las galeras de España. Y lo cierto es que existía un estrechoparalelismo entre uno y otro, pues ambos personajes fundaron verdaderasdinastías de grandes navegantes. Asimismo, aunque los dos marinos redactaron sendos proyectos para la navegación atlántica, fueron la mayor parte de suvida capitanes generales de armadas de galeras del Mediterráneo. Finalmentedebemos decir que tanto Bazán como Mendoza también fueron hombres denegocios, pues eran propietarios de un buen número de galeras con las quesolían servir a la Corona, previo pago, eso sí, de los alquileres y fletes correspondientes.

Así pues, Bernardino de Mendoza estuvo al frente de las armadas de galeras al menos desde la década de los treinta. En 1535, tras la derrota de Barbarroja «cerca de la Goleta», Carlos V lo mantuvo como capitán general de lasgaleras, para que así estuviesen permanentemente custodiadas las aguascomprendidas entre Túnez y la costa sur peninsular 16). Posteriormente estuvo al frente de la Armada Real del Reino de Granada durante al menos eldecenio comprendido entre 1547 y 1557, año este último en el que le sucedióen dicho c rgo su hijo, el también prestigioso marino don Juan de Mendo

 14) MIRA CABALLOS Esteban: Controversiassobreel sistemanavaL.. p. 50. 15) Ibidem2.56. 16) CARANDE:op. cit.. t. III, pp. 176-177.

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za 17). El beneficio que obtenía era muy considerable —unos 30.000 ducados anuales—, pues además de sus honorarios percibía un estipendio por elalquiler y el pertrecho de varias de las galeras que estaban bajo su mando 18). El hecho de que fuese propietario de algunos de los buques de la Armada

Real indica que, aparte su condición de navegante, desarrollaba una ampliaactividad como negociante. Efectivamente, como ha escrito Pérez-Mallaina,el sencillo hecho de poseer una nave implicaba una inversión previa de milesde ducados, con los consiguientes riesgos y la necesidad de una amortización 19). La Corona con frecuencia contraía cuantiosas deudas con estospotentados personajes, mitad marineros mitad comerciantes. Y la deudaasumida llegó a veces a ser tan considerable que en cierta ocasión Bernardinode Mendoza se negó a transportar 150.000 escudos que Carlos Y esperaba,hasta que no se le abonara lo que se le debía. Al final, el desafío se solventófavorablemente, pues Mendoza zarpó después de asegurarse del envío por

parte de la Corona de un giro por importe de 50.000 ducados 20). Tambiénactuó, paralelamente a su cargo de capitán general, de lugarteniente del duquede Alba en Nápoles, probablemente aprovechando los períodos de calma bélica en el Mediterráneo.

Sea como fuere, lo cierto es que su prestigio como hombre de mar fue talque, a principios de enero de 1554 fue requerido por la Corona para que encalidad de proveedor general acudiese a La Coruña a fin de gestionar todo lorelacionado con la armada que se aprestaba para llevar a Inglaterra al entoncespríncipe Felipe 21).

Siendo como era uno de los marinos más reputados de su época, fue uno

de los elegidos por las autoridades españolas para que redactase un informesobre el proyecto de Bazán y, en definitiva, sobre el modelo naval que debíaadoptar España para comerciar con sus colonias. Y todo muy a pesar de que lamayor parte de su experiencia profesional la había desarrollado, como yahemos dicho, en el Mediterráneo, en calidad de capitán general de las galeras.

El citado informe, conservado en los repositorios del Archivo HistóricoNacional 22), carece de fecha; sin embargo, existen indicios suficientes paradatario a finales de 1548 o, como muy tarde, en los primeros meses del añosiguiente. En ese sentido diremos que Mendoza alude al primer proyecto de

 17)CARANDE:

op. nt.t

1, p. 408, yt

II. p. 109.MIRA CABALLOS:

La Armada (le Reinode Granada..., p. 50. 18) Precisamente co 1547 se le descargaron 10 6 12.000 ducados «en cuenta de los

30.000 ducados que ha de haber en dicho año con las galeras». CARAN E:op. cii., t. . II, p. 109. 19) Algunos de ellos, y teniendo en cuenta que los adeudos de la Corona tardaban en

llegar, se lucraron personalmente a costa de la hacienda pública. PÉREZ-MALLAINA BUENOPablo Emilio: Los hombres del océano. Vida cotidiana de los tripulantes de lasflotas de Indias,siglo xvt Sevilla, Diputación Provincial, 1992, p. 101

 20) CARANDE:op. cit., t. . III, p. 319. 21) Real CÉdula a Bernardino de Mendoza, primero de enero de 1554. AGS, Guerra y

Marina 1320, N. 106. 22) Informe del señor don Bernardino de Mendoza, s/f. Archivo Histórico Nacional

 AHN). Diversos, doc. de Indias 93. En adelante lo citaremos como Informe de don Bernardinode Mendoza.

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HA CIA LA CONFIGURACIÓNDEL SISTEMADE FLO1AS:EL PROYEC1VDEI

Álvaro de Bazán, redactado en la primera mitad de 1548 23). teniendo encuenta que, a principios de 1549, Bazán había confeccionado y presentadoante el Consejo su segundo proyecto, reduciendo el número de galeazas deveinte a doce, todo hace pensar que la respuesta de Bernardino de Mendoza

criticando el primer plan de Bazán data de la segunda mitad de 1548.Habida cuenta que el memorial de Bernardino de Mendoza respondía a una

petición del Consejo de Indias para que emitiese su parecer en relación con elproyecto de Bazán, nada tiene de particular que los primeros párrafos losdedique a criticar el sistema monopolístico propugnado por éste. Y lo haceante todo desacreditando la idoneidad de la galeaza para las travesías atlánticas. Concretamente afirmó que estos navíos no podían «ir de la bolina por sernavíos bajos de bordo ni tener el costado a la mar» 24). Asimismo, adviertedel inconveniente de los remos, que al imponer una mayor presencia humanamermaban en definitiva la capacidad de carga del buque, pues entre «los mari

neros, remo, agua y bastimentos se ocuparan 50 de las 200 toneladas que hande tener las galeazas» 25). Además señalaba como inconvenientes técnicoslos siguientes:

«Que las velas latinas no sirven para la navegación en Indias porque necesitan muchos marineros para regirlas, algunos extranjeros, y no conviene quesepan la navegación de Indias, y habiendo borrasca son dificultosas de amainar y es necesario mucha gente y diestra para hacerlo. que cuarenta marineros y oficiales no son suficientes para marinear una galeaza» 26).

Pero también consideraba que el proyecto no era viable ni recomendablepara la Corona desde el punto de vista financiero; y aun cabría decir que elsistema le parecía realmente ruinoso, a juzgar por este párrafo:

«La tercia parte del flete que se da a Su Majestad de ciento y cincuentatoneladas que podrá cargar cada galeaza poco más o menos, a razón de diezy seis ducados por tonelada, monta ochocientos ducados; el sueldo que aSu Majestad se pide son dos mil ducados por manera que habría de poner desu hacienda mil y doscientos ducados en cada galeaza que en todas será lasuma veinte y cuatro mil ducados cada año» 27).

 23) Como es sabido, Átvaro de Bazán preparó cuatro proyectos de forma consecutiva. Elprimero, de principios de 1548, preveía 20 galeazas. El segundo, fechado a principios de 1549,reducía este número a 12. En el tercero, redactado en septiembre de 1549, sustituyó las 12 galeazas por 12 galeones. Yen el cuarto y último, fechado el 17de octubre de 1549, cifró definitivamente el número de navíos en seis galeones —tres de invención nueva y otros tres ordinarios— y tres galeazas. MIRACABALLos Controversias sobre el sistema naval con América...pp. 46-48.

 24) Informe de don Bernardino de Mendoza. 25) Ibidem.

 26) Ibidem. Cursiva nuestra.) 27) lbide n.

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HACIA LA CONFIGURACIÓNDEL SISTEMADE FLOTAS.EL PROYECTODE...

La Habana y esperar allí al resto de los navíos. Una vez arribados todos losbuques de la flota, se retornaría a España en convoy con las garantías suficientes para arribar sin dificultad al puerto de Sevilla. También en este aspecto elproyecto de Bernardino de Mendoza se anticipó a la disposición de 18 de

octubre de 1564, la cual señalaba, efectivamente, este puerto cubano como elpunto donde debían confluir los navíos de la flota ante de emprender regreso ala península ibérica 32).

Su informe no ofrece muchos más detalles sobre el número de navíos queintegrarían cada flota, ni sobre los buques de escolta o las derrotas exactas quese debían seguir. Sin embargo, considerando lo temprano de su fecha 1549),representa mutatis inutandis un diseño de navegación en flotas muy cercanoya al que se adoptará en 1561 y 1564.

El idóneo apresto de los buques

En opinión de Mendoza, la mejor fórmula para conseguir una navegaciónsegura frente a los corsarios era que todos los buques que se incorporasen a lanavegación indiana se hallaran en buenas condiciones, fueran bien pertrechados,estuviesen fuertemente armados y dispusieran de la tripulación adecuada.Tampoco esta idea era totalmente novedosa, siendo como era una vieja reivindicación de las autoridades españolas. De hecho, ya en una real cédula fechada el20 de julio de 1521 se pedía que los oficiales velasen por que los buques nofuesen sobrecargadosde mercancías ya que, en caso contrario, «no podían pelearni bien navegar» 33). Y Bernardino de Mendoza, abundando en esta cuestión,afirmaba que las galeazas, yendo sobrecargadas,«no es de creer que buscarán nitoparán corsario, ni puedentorcer su camino sino fuere con gran daño» 34).

Pero también era cierto que muchos de los navíos utilizados en la Carrera

de Indias no reunían las condiciones precisas, en cuanto a pertrechos y tonelaje, para acometer dicha travesía:

«Mucha parte de los navíos que ahora v n a Indias son flacos y mal acondicionados de manera que a la ida y vuelta core mucho riesgo la mercaduría que selleva y el oro y plata que se trae lo cual cesaría si fuesen examinados los dichosnavíos y no admitidos al trato sino aquellos que fuesen fuertes y bien acondicio

nados para sufrir el artillería que se les ha de poner y hacer el viaje» 35).

Por tanto, los navíos debían ser revisados concienzudamente por los oficiales de la Casa de Contratación antes de expedir su autorización para incorporarse a la flota. Como es sabido, esta idea también tenía precedentes; así, en1535 se dispuso que «ningún navío viejo pueda ir a las Indias sin ser primero

 32) HARINOop. cit. p. 259. 33) MiRA CABALLOS,Esteban:«La Armada de la Guardade las Costasde Andalucía

 1521-1525)»,Andalucía y América Córdoba,1994,p. 82.

 34) Informe de don Bernardino de Mendoza. 35) lbidem.

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ESTEBAN MIRA CABALLOS

varados» 36). Sin embargo, unos meses después algunos maestres elevaron

una súplica al Rey con vistas a suprimir la Real Provisión de 1535, alegandoque en la ciudad hispalense no había varadero 37). La realidad era un pocomás compleja, porque el problema era que en Sevilla los buques escaseaban y,con frecuencia, los comerciantes debían conformarse con los navíos quehubiese disponibles, estuviesen o no en buen estado.

Pero Bernardino de Mendoza afirmaba que, además de velar por el buenestado de los navíos y por que no estuviesen sobrecargados, dichos navíos sedebían artillar como sumo cuidado. Y lo cierto es que este objetivo era bienpoco asequible, dada la escasez de piezas de artillería que sufrían los puertosandaluces y el alto coste de su fundición. No en vano, según cálculos delpropio Mendoza, para artillar bien a los navíos de la Carrera de Indias hacíanfalta nada menos que unos 9.000 quintales de cañonería. Al parecer, 1.000estaban ya encargados por la Casa de Contratación; sin embargo, según el

autor del memorial, era menester conseguir unos 2.000 quintales más. Los6.000 quintales restantes los debían procurar quienes más beneficios obteníandel comercio indiano y quienes más interés tenían en la seguridad de los navíos es decir, los comerciantes), a través del Consulado de Sevilla. Estaspiezas de artillería se prestarían a los navíos de la Carrera, vigilando siempresu adecuada colocación en cada navío, sin consentir ningún tipo de «embarazo» en la misma. Al regreso de la travesía, los maestres debían devolver laartillería y abonar aquellas piezas que hubiesen perdido, salvo que «la dichapieza se reventase peleando con algún corsario» 38). De esta forma, losbarcos de la Carrera de Indias nada habían de temer, aunque «esté cualquiera

de ellas solo a otra nave de corsarios» 39).En cualquier caso, la cuestión de la artillería había sido y fue durante

muchas décadas uno de los principales problemas que aquejaron a la navegación indiana. el dilema era doble, a saber: por un lado, las piezas eran, comoya hemos afirmado, muy escasas y quizá por ello excesivamente caras 40), loque hizo que los maestres y armadores aguzaran el ingenio para sortear lasvisitas de los oficiales de la Casa de Contratación. Y, por el otro, los navíossolían ir demasiado sobrecargados para poderlas emplear. Y en este sentido yaen las ordenanzas de navegación de 1534 se insistió especialmente en que nohubiese mercaderías en la cubierta de los navíos, ya que entorpecían el uso de

la artillería 41). Posteriormente, y por poner un ejemplo representativo, en un

 36) Suplicatoria de los maestres Pedro Rodríguez y Pedro Agustín, Sevilla, 22 de abrilde 1535. AOl, Indiferente General 1673.

 37) Ibidem

38) Informe de don Bernardino de Mendoza. 39) Ibidem

40) De hecho, en 1532, los oficiales de la Casa de Contratación informaban a Su Majestad de la necesidad de que los buques se vendieran con artillería, «porque nadie querrácomprarlos para traerlo desarmado y en toda esta tierra no hallarán artillería para él». Carta delos oficiales de la Casa de Contratación a Su Majestad, Sevilla, II de junio de 1532. AGI, Indiferente General 1092, N. 41.

 41) Ordenanzas de navegación, Palencia, 28 de septiembre de 1534. AOl, IndiferenteGeneral 1961, L. 3, ff 164v-168r.

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HA CIA LA CONFIGURACIÓNDEL SISTEMADE FLOTAS:EL PROYECTODEI..

memorial sobre la reforma de la Carrera de Indias, redactado por Juan Melgarejo y fechado el ¡3 de diciembre de 1568, se decía al respecto lo siguiente:

«Que las naos por ir sobrecargadas y abalunadas no se pueden tocar espe

cialmente las piezas gruesas que van sobre la cubierta debajo del puenteporque como van cargadas demasiadamente la puerta por donde ha de salir lapieza para jugar va debajo del aguay loslombarderos, dado caso que la puertase pudiese abrii que no puede por razón de las mercaderías que van en lacubierta, ni la pieza tiene lozel ni los lombarderos pueden andar ni llegar allugar de la pieza por la misma razón de ir la nao sobrecargada» 42).

Siguiendo con las ideas de Bernardino de Mendoza, éste intuía que, si seexaminaban con empeño los navíos y se retiraban del comercio y la navegación indiana los menos adecuados, los propios patrones y mercaderes«querrán deshacerse de tanta ruina y adquirirán buques buenos y acordes con

las ordenanzas» 43).Por tanto, el sistema de navegación propuesto por Bernardino de Mendoza

paiecía sencillo y a la par eficaz. La seguridaden la navegación iría ligada a lanavegación en flota y al adecuadocarenado, tonelaje, pertrecho y armamentodecada uno le los buques que tomasen parte en la Cai-rei-ade Indias. Y obviamentela medida no parecía ociosa pues, como decía el propio Mendoza, los comei-ciantes asegurabansus navíos «más por el peligro del mar que po - los corsarios» 44).

Es más, Bernardino de Mendoza llegó a decir que la utilización de barcosbien pertrechados y armados sería un elemento disuasorio para los corsarios,que en adelante no se atreverían ya a hacer armadas contra los españoles:

«Como está visto y entendido ningún príncipe ni potencia del mundo estan poderoso en la mar de navíos mancos como Su Majestad y, por esto, estáclaro que ninguno emprenderá hacer armada gruesa contra las naves que vana Indias así por esto como por las grandes dificultades que hay en poderlassostener en aquellos mares ...) Y, siendo los navíos de la calidad dicha,ningún corsario ni otra armada podría hacerles daño ni peijuicio por elmucho número de artillería que llevaran y buena gente» 45).

Esta idea de observar meticulosamente el buen estado de los buques y lo

adecuado de su tonelaje para la travesía fueron aspectos que desde luegoasumió la Corona, la cual se esmeró continuamente por que se respetasen.De hecho, en 1565 y 1566, se dispuso que al menos la capitana y la almiranta fuesen de más de 300 toneladas y que llevasen un mínimo de 12 cañones, 24 piezas menores, un pasaje de 200 personas entre marineros ysoldados y, finalmente, que estuviesen libres de mercancías que impidieran

(42) Memorialde Juan Melgarejosobre lareformación de la Carrera de Indias, Sevilla, 13dediciembre de 1568.AOl, IndiferenteGeneral2673. (Cursiva nuestra.)

(43) Informe de don Bernardino de Mendoza. 44) Ibidem.

 45) Ibidem.(Cursiva nuestra.)

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ESIEBAN MIRA CABAI LOS

su defensa 46). También debían estar tripuladas por marineros con experiencia, haciéndose eco de una vieja y reiterada denuncia de las autoridades espa

ñolas en torno al hecho de que muchas personas se enrolaban como marineros

en los buques de la CaiTera sin ser «hábiles para el dicho oficio» 47).

  ictamen sobre el proyecto de navegación de Mendoza

El interés de la propuesta de Bernardino de Mendoza radica en que. reco

giendo muchas de las propuestas que se habían venido formulando desde principios del siglo xvi sobre la navegación en flota, les dio un impulso definitivo.

Y dicho proyecto. pese a que preveía un sistema de triple flota anual. debió detener un peso considerable en la configuración final del modelo naval español.al cual se dio plasmación legal entre 156 1 y 1564.

  omo ya hemos dicho, la utilización de flotas en la navegación indiana no ciani muchísimo menos una idea novedosa. La navegación «en conserva» se había

venido utilizando desde 1522 48): en 1543 se había decretado incluso que. mientras durase la guerra. saliesen dos flotas con un mínimo de lO navíos, una enmarzo y otra en septiembre 49). Sin embargo. el sistema de flotas siguió reserva

do exclusivamente para situaciones excepcionales y el apresto de las mismasrevestía siempre un carácter más o menos espontáneo e improvisado. De hecho,según Antúnez y Acevedo, las ordenanzas de 1543 y de ¡554 tan sólo hacían

alusión a «la ocurrencia casual de un número determinado de buques mercantes,

que salgan unidos y naveguen juntos a arbitrio de los capitanes de cada uno, y sin

subordinación de todos a uno, ni formar cuerpo y armada o escuadra» 50).A modo de resumen, el proyecto de Bernardino de Mendoza conteníavarias novedades importantes para el futuro de la navegación indiana:

a) Por prtmera vez se planificaba con detalle un sistema naval que hasta lafecha había estado presidido en mayor o menor grado por la improvisación.Como es de sobra conocido. el modelo de Mendoza. con muy pequeñas

modificaciones, fue adoptado doce años después por las autoridades españolas —n detrimento de otros proyectos, como los de Alvaro de Bazán o

Andrea Doria— y conoció una vigencia de más de tres siglos. Ese éxito

quedó ratificado en 1561, cuando se prohibió, corno ya hemos afirmado,toda navegación al margen de las flotas, cuyo número finalmente se redujo

a dos, en lugar de las tres propuestas por Bernardino de Mendoza SI).

 46) HARINO:op. dr p. 261. 47) Real Cédula a los oficiales de la Casa de Contratación, Madrid. 2 de juho de 1535.

AGI. tndiferentc General 196t. L. 3. II. 294r-295v. 48) MIRACABAlLOS: lx navegación entre España Américap. 69. 49) Real Cédula a los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla, Valladolid. 23 de

octubre de 1543. AGI, Indiferente General 1963. L. 8, ff. 275-277v. 50) Citado en GARcÍA-BAQUERO: op. cii. pp. 89-90.

 51) El modelo fue retocado en 1564. retrasándose la partida de la primera flota de eneroa abril. Véase, por ejemplo, la obra de HARING: op. cii. pp. 258-259

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HACIA LA CONLIGU/?/tC/ÓNDEL 5/5]] MA DE FlOJAS El P/?OY/XJy DE

4 Por primera vez se planteaba para la n veg ción indi n nn sistem deflotas no ligado a las coyunturas bélicas, sino estable y único. En

adelante, y salvo excepciones muy contadas. no se consentiría el registro suelto. Y las leyes en este sentido fueron en lo sucesivo tajantes.pues en 1572 y en 1573 se decretó cwe ningún navío abandonase laconserva por una «banda ni por otra, a dist nci que no pueda ser soco—ITido o deje de oír la artillería, y ver las señalesque hicieren la capitanao almiranta con velas, banderaso faroles» 52).

e La idea de seleccionar bien los navíos, velando por que tuviesen suli-ciente tonelaje y por que estuvieran en buen estado y adecuadamenteartillados, era una propuesta más que acertada, además le una viejaaspiración de las autoridades le la Carrera de Indias. Y todo el lo muy apesar de la actitud de muchos comerciantes, que utilizaban la picarescay la prevaricación para evitar la obligación le zu’tillar sus navíos y deeste modo llevarlos sobrecargados de mercancías. Y la propuesta leBernardino de Mendoza fue tan coherente que la Corona no tardó entomar medidas al respecto, le suerte que el 13 le febrero le 1552 seexpidieron tinas ordenanzas de navegación l ve fijaban el porte uín imode los navíos de la Carrera en 100 toneladas y cifraban meticu losaniente la tripulación que cada buque debía llevar en relación con ese tonelaje 53). Concretamente se especil’icaha que los navíos le entre lOO y170 toneladas debían llevar 1maestre. 1 piloto, 18 marineros, 2 lombarderos, 8 grumetes y 2 pajes. Asimismo, estarían armados con 6 piezasgruesas de artillería, 1 falconete, 1 sacre y 12 versos. Por su parte. los le 250 toneladas debían estar tripulados por 35 marineros, 6 lombarde

ros, 15 grumetes y 5 pajes, y su artillería estar compuesta por 2 sacres.lO lombardas, 1 culebrina. 1 falconete y 24 versos 54). Finalmente, seespecificaba que de momento, y dependiendo de la diversidad le lostiempos», todas las naves que se incorporasen a la Carrera de Indias lohicieran integradasen flotas 55).

En los años sucesivos se mantuvo la idea le que cada navío llevase supropia artillería, hasta el punió de que. en 1565, se dispuso que un pequeñobuque de guen’a sería suficiente para la protección de cada flota 56). También

 52) GRci1—B1Qruto:op. cli., j> 92. 53) Ordenanzas le la navegaciónindiana,Madrid. 13 le febrero le 1552.ExcIx..s: 0/

eh., t IV, pp. 127-130, 54) lb/den,. 55) Ibídem. 56) Concretamente,la disposiciónregia -erabacomo sigue:«Vi vuestracarlaen la que

me respondíaisa una Real édula que os mandéparaque platicaraissobrelos navíosde guerraque habíande ir en cadaflota y si debíanir treintasoldadosen cadanavíode li-cintatoneladas.y ahora medecísque, reunidosel consulado,lo que convienees que con cadaflota vaya unsolo navío de armada de treinta toneladascon ocho piezasde artillería de broncey otrascuatrode hierro y dos docenasde versosde broncey de hierro y el general con ciento y veintehombres de mar y guerracon bastimentosy municionesnecesariasy que no lleven ningún

género deniercaderías,,,»,ENCINAS:op. eii.,t. IV, pp. 141-142,

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ESTEBAN MIRA CABALLOS

se controló el adecuado tonelaje de los navíos de forma que por Real Cédulade 11 de marzo de 1587 se llegó a prohibir que las naves de la flota desplazasen menos de 300 toneladas y se dispuso que llevaran una capitana y unaalmiranta bien artilladas y con 300 hombres de guerra 57 .

En definitiva el proyecto de Bernardino de Mendoza era muy sencillopero a la vez en extremo práctico y eficaz hasta el punto de que debió deinfluir decisivamente en el diseño final del modelo de navegación de Españacon las Indias.

(57) Ibidem t IV p. 148.

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EL INTENTODE SUBLEVACIÓNREPUBLICANA DEL ARSENAL

NAVAL DE CARTAGENA

DE NOVIEMBREDE 885Manuel ROLANDISÁNCHEZ-SOLÍS

Ldo. en CienciasGeológicas

 ntroducción

Tras el fracaso de la Primera República 1873-1874)y la restauración de la

dinastía borbónica en la figura de Alfonso XII, Cánovas del Castillo instauraría un período de alternancia en el poder de los dos partidos dinásticos(conservador y liberal-fusionista), sistema del que los diferentes grupos republicanos (históricos de Castelar, centralistas de Salmerón, federal-pactistas dePi y Margall y progresista-demócratas o revolucionarios de Ruiz Zorrilla)quedaron totalmente excluidos. En los doce años siguientes (los comprendidosentre 875 y 1886), y como respuesta a esta situación, el veterano políticoManuel Ruiz Zorrilla, con el apoyo de la recien creada Asociación Republicana Militar (ARM), encabezaría una veintena de sublevaciones armadas contra os diferentes gobiernos de la monarquía de Alfonso XII y de María Cristinade Habsburgo-Lorena, con la intención de proclamar la república.

Las sublevaciones, dirigidas tanto contra los gobiernos conservadores(Cánovas del Castillo) como liberales (Sagasta), intentaron ajustarse en todoslos casos al patrón clásico de pronunciamiento militar decimonónico, basadoen seis pasos consecutivos: elaboración de un plan de insurrección; compromiso previo de determinadas unidades, mandos militares, políticos de ienombre y grupos civiles de apoyo; salida a la calle de las unidades comprometidasy ocupación de algún lugar estratégico; publicación de un manifiesto a modode justificación del alzamiento y de esbozo de un programa político; logro deapoyos en otros lugares y guarniciones del país y entre las masas populares; yfinamente, triunfo del pronunciamiento, con la caída del gobierno de turno yllegada al poder del partido, grupo o figura política instigadora de la sublevación.

Todos los intentos prorrepublicanos ensayados fracasaron rotundamente yno sólo no consiguieron los objetivos pretendidos, sino que en muchos casos(como los de Santo Domingo de la Calzada, Roncesvalles, Santa Coloma deFarnés y Cartagena) se saldaron con la muerte de alguno de sus cabecillas, yafuera como resultado de los enfrentamientos armados durante la propia insurrección o a causa de las represalias posteriores.

Otro aspecto resaltable es el de que prácticamente ninguna de las mencionadas intentonas tuvo un carácter aislado e improvisado. En su gran mayoría

Año 2 3 REvIST DE HISTORI N v L

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MA NUIi. /?OL/iNí / SÁNCIJEZ-SOLÍS

respondieron a planes de alzamientos

generalizados y cuidadosamente

preparados por la ARM o por los diii—gentes (id grupo republicano progresista—demócrata. que contaron con

(liversos apoyos militares y civiles,que, además de ser, casi siempre,

escasos e insuficientes, en la mayor

parte de los casos nunca llegaron asalir a la luz publica en su tota idad.

Dentio de este período po1ít ica—

me nte complejo y m arcado por e]

signo de los casi continuos intentos(le insurrección prorrepublicanas,

cabría distinguir no obstante dos

etapas claramente diferenciadas cuyopunto de inflexión vino condicionado

por dos acontecimientos importantes:

la creación de la ARM en agosto de1880 y la reunión de Biarritz de junio de 1881.

La primera etapa comprendía los cinco primeros años de la Restauración,entre 1875 y 1880, y se caracterizaría por una intensa labor subversiva prorre

publicana de carácter civil y militar. Esta labor no conseguiría ningún éxitorelevante, a pesar de la debilidad del nuevo régimen monárquico, debido

fundamentalmente a dos causas: la escasa unidad en la dirección política repu

blicana y la falta de apoyos entre los altos mandos del Ejército. En estos fracasos republicanos resultó determinante la acertada labor desarrollada por Cánovas del Castillo para conseguir identificar al joven rey Alfonso XII y al propiosistema monárquico con el Ejército (presencia del monarca en la guena carlis

ta y en actos castrenses de diversa índole), lo cual influyó indudablemente enla escasa incidencia y apoyo que los intentos prorrepublicanos tuvieron en losmandos del Ejército, salvo en casos muy contados, y, como consecuencia de

ello, en el fi-acaso final de las sublevaciones ensayadas, que no llegaron ni tansiquiera a alcanzar la fase de salida a la calle de las unidades supuestamente

comprometidas y de ocupación estratégicos.

La segunda etapa, de una duración muy similar a la primera (entre 1880 y1886), pero con una mayor intensidad insurreccional, vendría representada

por una serie de intentos de sublevaciones militares de mayor importancia yrepercusión nacional, que alcanzaron en muchos casos las fases de ocupación

de lugares estratégicos (incluso ciudades o poblaciones enteras), pero quetampoco conseguirían importantes apoyos de mandos militares ni movilización social alguna, debido a que se acometieron en un período de mayor esta

bilidad y solidez del régimen monárquico.

De la veintena de pronunciamientos verificados en estos años, los másimportantes se llevaron a cabo precisamente en la fase final de la segunda

Man ti 1 RuizZorrilla. íclerdel Panido Repubii—cano Piogiesista—Demócrata. Grabado le la 1/jis—

tiaeíofl Lspanola s A,ne, ,,,a. febneno le 1895-)

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El, jVTENJQ DE SUL3LEVACIÓNREPUBLicANA DEL ARSENAl. NAVAL.D/..

etapa, y correspondieron a los de agosto de 1883 (Badajoz, Santo Domingo dela Calzada y Seo cje Urge ) y al último intento ensayac o en Madrid por ebrigadier Villacarnpa en septiembre de 1866. con el que se cerraría la largalista de pronunciamientos militares del siglo xix español. Entre ambos hechos.que por su importancia, lógicamente. han sido los estudiados más por extenso,

se produjeron otros dos intentos, cte menor entidad, que tomaron corno base deoperaciones el arsenal naval y la poderosa plaza fuerte de Cartagena (1 ctenoviembre de 1885 y lO de enero de 1886). Estas tentativas, quizá por lamenor relevancia de sus resultados y por su cercanía al de septiembre de1886, encabezado por Villacampa, no habían sido hasta la fecha suficientemente estudiados.

La deslavazada trama de estas dos sublevaciones republicanas cartageneras.prácticamente olvidadas en la historiografía del siglo xix español, ha sido elobjetivo principal de la investigación realizada por el autor de este artículo parasu reciente libro Sublevaciones republicanas en Cartagena (/885-1886): las

intentonas de arsenal naval y del castillo ¿le San Julián (Editorial Aglaya.Cartagena 200 1), en la que se ha procurado enmarcar los hechos analizadosdentro del complejo entramado insurreccional republicano de aquellos difíciles

primeros años de la Restauración. Para ello se ha utilizado abundante documentación original, en su mayoría inédita hasta la fecha, procedente sobre todode los valiosísimos fondos documentales del Archivo General Militar deMadrid y Segovia y del Archivo General de la Marina Don Álvaro de Bazán.

El presente artículo ha sido elaborado a partir de la investigación realizadapara el citado libro, en concreto para la pat-te correspondiente al intento deinsurrección del arsenal naval de Cartagena, ocurrido en la madrugada del

domingo 1 de noviembre de t885, hecho que en su día fue intencionadamenteocultado a la opinión pública de país por las autoridades de la época y del quehasta la citada investigación no se tenía noticia.

Los antecedentes inmediatos a los intentos de artagena

Los frustrados insurreccionales de agosto de 1883 y abril de 1884 constituyeron un rotundo fracaso para los dirigentes zonitlistas y los de la ARM, aldejar como resultado, y junto con la no consecución de sus objetivos básicos

(la proclamación de la República), la dolorosa secuela de medio centenar demuertos (entre ellos varios de tos propios cabecillas), a lo que habría queañadir ta huida, el exilio (cerca de 10.000 republicanos refugiados en Francia,la Argelia francesa y Portugal), la persecución y el encarcelamiento demuchos de ellos en tejanas prisiones del norte de Africa y de Filipinas.

En los siguientes años, Cartagena —en dos ocasiones, noviembre de 1885y enero de 1886— y Madrid —en una, septiembre de 1886— constituirían losúltimos intentos por implantar la República por métodos insurreccionalesdurante la Restauración, aunque el resultado de estas intentonas no sería muydiferente del de las anteriores.

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EL INTENTO DE SUBLEVACIÓN REPUBLICANA DEL ARSENAL NAVAL DE

1884, en Santa Coloma de Farnés se había conseguido ¡legar a la etapa de lasalida a la calle de las unidades comprometidas y de ocupación de algún lugarestratégico, aunque habían fallado ¡as siguiente fase: obtención de apoyosmasivos en otros lugares y guarniciones del país, y como consecuencia de ellolas intentonas habían resultado fallidas.

Los repetidos fracasos de estas insurrecciones habían incluso costado lavida a algunos de sus cabecillas (casos de Santo Domingo de la Calzada,Roncesvalles y Santa Coloma de Farnés), y la huida, el exilio, persecuciones o

prisión de muchos de ellos, un coste material y humano muy alto.Diez mil exiliados republicanos, según los datos de los cónsules españoles

de la zona, estaban refugiados en el sudeste francés, en la frontera portuguesa

y en la Argelia fiancesa, esperando una oportunidad para regresar a España; yesa oportunidad sólo podía presentárseles de dos formas: por la aceptación deuna amnistía del régimen monárquico o por el triunfo definitivo de un pronun

ciamiento militar que proclamara la república y abriera las puertas del país a

todos los exiliados políticos.Hasta la fecha, los líderes republicanos de grupo zorrillista y los diiigentes

de la ARM habían intentado sublevar plazas militares de primero y segundoorden, como la Seo de Urgel, Badajoz, Barcelona, Zaragoza y Santo Domingo

de la Calzada, y en todas estas tentativas habían fracasado por no haber conseguido, en primer lugai sólidos apoyos populares en el mismo lugar de lospronunciamientos (el factor determinante que supone la movilización social)

y, posteriormente, por carecer del sustento y la ayuda de las guarniciones y

ciudades clave del país.A fin de no recaer en los errores, los dirigentes de la ARM se plantearon en

los primeros meses de 1885 un nuevo modo de actuar. En esta ocasión, lainsunección tendría como punto clave alguna de las ciudades del levantepeninsular (Valencia, Alicante o Cartagena), donde esperaban contar con un

apoyo popular importante y poder repetir los éxitos de la sublevación cantonal

del verano de 1873.Eliminada Valencia como foco de la sublevación, por falta de apoyos y

de compromisos concretos de última hora, y tras dudar inicialmente entre

Alicante y Cartagena, finalmente decidiríati que fuera Cartagena el puntode arranque del movimiento insurreccional, por su condición de primera

plaza fuerte del país y por ser cabeza del Departamento Marítimo del Medi

terráneo, donde tenía su base la Eseuadra de Instrucción, que integraba alos buques más poderosos y modernos con que contaba la Armada española

de la época.El plan de sublevación se organizó en tres fases consecutivas; las dos

primeras debían llevarse a cabo en Cartagena y, sobre poco más o menos,seguirlos mismos pasos de la insurección cantonal de julio de 1873: subleva

ción de uno de los castillos del recinto defensivo exterior, ocupación delAyuntamiento y de otros puntos clave de la ciudad, sublevación de la Escuadra y del arsenal naval, triunfo del alzamiento en la ciudad y provincia, y

extensión de la sublevación a otros puntos del país.

Año 2003 REvIST DE HIsToRI N v L 25

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El arsenalnavalde Cartagenaa fiualesdel s gb xix. A la derechase observael pontónprisiónde la Mari na ex navío Isabel 11 .de qoc 1berarona una ve ntena de presosreptihiiCaflosel

sargento de Infanteríade Marina Enrique ial lego y sus seguidoresen la n adrugadadel 1 de

noviembrede 1885. Fotografíade EnriqueRolandi Pera.)

En la primera fase, cuyo inicio estaba previsto para finales de abril de1885. un grupo armado y decidido debería apoderarse de un importante castillo o fuerte recinto exterior de Cartagena. Conseguido el control de éste, a u

señal convenida secundarían la sublevación la guarnición y la Escuadra enpleno, que ocuparían los principales edificios civiles y militares de la ciudad.Desde uno de ellos se proclamaría la república y se haría público un manifiesto al país. Finalmente, y cumplidos los objetivos de las dos primeras fases, enUna tercera se esperaba que varias guarniciones y ciudades de primer orden

 entre ellas Madrid, Barcelona y Valencia) se unieran al alzamiento, queterminaría por triunfar en todo el país e instaurar un gobierno provisionalrepublicano o una junta revolucionaria hasta la llegada a Madrid de RuizZorrilla y sus principales colaboradores.

El plan —que, como casi todos, sobre el papel resultaba relativamente hacedero— debería comenzar con el éxito del pronunciamiento en Cartagena,ciudad con un fuerte arraigo republicano y federalista que había llevado el pesode la sublevación cantonal de 1873, y en la que se contaba con el supuestoapoyo firme de más de un centenar de oficiales y suboficiales de la guarnición,pertenecientes en su mayoría al Ejército, a la suboficialidad de la Infantería de

Marina y de la Escuadra y al personal de la maestranza del arsenal naval.

MANUEL R01.A vD/ SÁNcHEZ .50115

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26 REVIST OC HISTORI N v L Núm 81

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Li IVTLWIO DE SUBLEVACIÓN REPUBlic N DEL ARSENAl NAVAL DE...

La elección le la plaza fuerte de Cartagena resultaba todo un reto para losdirigentes republicanos de la ARM, pues el control de la ciudad, su indudable

valor estratégico y poder defensivo pondrían en grave riesgo la estabilidaddel gobierno canovista. Un triunfo de la sublevación en la plaza fuerte y en laEscuaclra y el arsenal naval proporcionaría a los sublevados como ya había

ocurrido con ocasión de la sublevación cantonal le 1873) una sólida base deoperaciones. En el peor de los casos, el Gobierno se vería inmerso en unlargo y peligroso conflicto militar, con asedio costosísimo, bombardeos oincursiones armadas en ciudades costeras próx inias, y combates navales y

posible intel-vención extranjera incluidos. Y todo ello en un lelicadísimomomento, cuando la máxima figura del Estado, el rey Alfonso XII, se lehatíaentre la vida y la muerte y sobre la mente le todos planeaba una nueva crisis Ii nást ¡ca.

La capacidad militar de Cartagena: defensas guarnición arsenal naval yescuadra

I efe, sos artilleros

Cartagena en aquellos momentos segunda mitad del siglo xix). era considerada por todos los expertos de la época la primera plaza fuerte del país;

además de contar con tres poderosos castillos del siglo anterior Galeras,Atalaya y Moi-os), disponía de un relativamente moderno entramado de clefen

sas terrestres y marítimas, construidas o reformadas en los últimos veinticincoaños Plan O’Donnell, de 1860) y perfectamente capaces de enfrentarse a los

nuevos calibres y potencia destructora de las modernas artillerías de sitio y delos buques acorazados de la época.

Dentro de este importante disponsitivo de defensa, habría que destacar elmodernísimo castillo de San Julián 1861-1883), acabado de construirse

apenas dos años antes y artillado con siete obuses de 240, 210 y 150 mm,diversas casamatas a prueba en las antiguas baterías de San Leandro, SanIsidoro y Santa Florentina artilladas con seis obuses lisos de 210 mm), y el

fuerte de Santa Ana artillado con piezas Krupp a barbeta). Durante los últi

mos años también se habían construido y artillado un fuerte con piezas acasamatadas sobre la batería de la Natividad, y reforzado y reartillado las baterías

de Punta de la Podadera con dos piezas Krupp a barbeta de 260/35 mm), de

Trincabotijas Baja con dos piezas Krupp de 305/35 mm y 12.000 metros dealcance) y de Santa Florentina con dos piezas de 305/35 mm), así como insta

lado un acuartelamiento de ingenieros en el polvorín de La Guía.En definitiva, la plaza fuerte contaba a principios de los años ochenta del

siglo xtx con cuatro potentísimas baterías de cañones y otras cuatro de obuses,que en total sumaban un número de piezas de artillería de grueso calibre

próximo al medio centenar, distribuidas en dos frentes:

  ño2 3 REvISTADEHISTORIANAvA . 27

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MANUEL ROLANDISÁNCHEZ-SOLÍS

  Frente izquierdo de la plaza.

  Grupo de cañones:

Batería de cañones de 105 mm acasamatada).Batería de cañones de 305 mm Trincabotijas).

  Grupo de obuses:

Batería de obuses de 210 mm San Julián).Batería de obuses de 260 mm Trincabotijas).

  Frente Derecho de la plaza.

 

Grupo de cañones:

Batería de cañones de 210 mm Ordóñez).Batería de cañones de 260 mm Podadera).

  Grupo de obuses:

Batería de obuses de 210 mm Ordóñez).Batería de obuses de 305 mm Ordóñez).

Guarnición de Ejército

La guarnición de Ejército en Cartagena estaba compuesta, en el año de1885, por cinco compañías de Infantería de línea, dos de ellas pertenecientesal Regimiento 51, Otumba, con unos 300 hombres, y otras tres al Regimiento4 de Princesa, con unos 450 hombres. Estas unidades eran mandadas, respectivamente, por el coronel Meirás y por el teniente coronel Gómez, así comopor un batallón asignado como depósito y reserva, el número 58, de Cartagena, con unos 550 componentes. Todas estas fuerzas de Infantería, que constituían una brigada, estaba al mando del brigadier Gabino Sampietro.

A estas fuerzas de Infantería unos 1.300 hombres) había que añadir las del6.° Batallón de Artillería de Plaza artillería de costa), con unos 400 hombres,que se repartían entre Cartagena, Alicante y Peñíseola, al mando del tenientecoronel Enrique García Paadín, así como los mandos y la Compañía de Obreros unos 100 hombres en total) del Parque de Artillería, encabezados por sucoronel en jefe con cargo de comandante de Artillería de la Plaza), CarlosDíaz Moreno Izquierdo.

En total, y sumados a los efectivos de las compañías de la Comandancia deIngenieros de la plaza compuesta por unos 300 hombres) y al centenar deguardias civiles de la Sección o Escuadrón a Caballo con sede en Cartagena y

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EL INTENTO DE SUBLEVACIÓN REPUBLICANA DEL ARSENAL NAVAL DE

al mando del coronel Rivera cuyo ámbito de operaciones abarcaba desde elcabo de Palos hasta Mazarrón), se alcanzaba un total de 2.200 hombres, acuya cabeza estaba el gobernador de la provincia de Murcia y plaza de Cartagena, mariscal de campo general de división) de Infantería Luis FajardoIzquierdo 1829-1886), veterano de la guerra de Africa 1859-1860) y dc lasdos últimas guerras carlistas 1846-1849 y 1872-1876). Este prestigioso general poseía una amplia experiencia en gobiernos militares de provincias yplazas., de los que había ejercido cuatro con anterioridad a su último destinoen Cartagena: Gerona 1878-1879), Murcia y plaza de Cartagena por primera

vez 1879-1883), Menorca y plaza de Mahón 81883-1884) y Málaga 1884-1885). Desde seis meses antes julio de 1885) ocupaba, por segunda vez, elcargo de gobernador militar de la provincia de Murcia y plaza de Cartagena,aunque su mando estaba a punto de finalizar, al habérsele anunciado, a finalesde diciembre de 1885, su próximo nombramiento como general 2.° Cabo de laCapitanía General de Filipinas, cargo que nunca llegaría a ocupar.

Fuerzas de la Marina y de la Escuadra

Si importantes eran las defensas artilleras y las fuerzas del Ejército, el principal valor militar de la plaza fuerte de Cartagena lo constituía, sin duda, supoderoso arsenal naval y la Escuadra de Instrucción, que fondeaba en sudársena y bahía y cuya defensa, precisamente, se desplegaban las anteriores.

La Capitanía General del Departamento Marítimo de Cartagena la ocupaba, en el año 1885, el vicealmirante Carlos Valcárcel Ussel de Guimbarda,

actuando como 2.° Jefe del Departamento, y como Comandante GeneralSubinspector del Arsenal, el contralmirante Miguel Manjón Gil de Atienza.

El vicealmirante Carlos Valeárcel 1) era un murciano de sesenta y seisaños en aquel momento nacido en Mula en noviembre de 1819), que disponíade una amplia experiencia profesional, tanto a bordo de unidades navalescomo en puestos de responsabilidad dentro de la Marina, cuya organizaciónconocía a todos los niveles.

Hijo de marino, Valeáreel había ingresado en la Armada, como guardiamarina, a los diecisiete años de edad en mayo de 1837) y desde muy joven habíaocupado diferentes destinos en ultramar entre 1841 y 1877), entre los que

cabría destacar la capitanía del puerto cubano de Matanzas en varias ocasiones en 1849 y en 1861-1862), la comandancia general del apostadero de LaHabana 1877) y el mando de la fragata esolución durante la campaña delPacífico, con la que participaría, a las órdenes del histórico brigadier CastoMéndez Núñez, en los bombardeos de Valparaíso marzo de 1866) y del poderoso puerto peruano de El Callao mayo de 1866), considerado por entonces elmejor defendido de toda América del Sur.

 1) «Hoja de Servicios» del almirante Carlos Valcárcel Ussel de Guimbarda. Archivo-Museo Don Alvaro de Bazán El Viso del Marqués, Ciudad Real).

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MANUEl. ROÍAN/JI .SÁNC/JEZ-SOLJS

Valcárcel había ejercido también

mportan les cargos en la adm ini stra—

ción de la Marina cje la época. como

las ayudantías de la 1 Sección de

Almirantazgo (1855) y de la Dirección de Personal del Ministerio

1 857). la vocal fa de la Junta Cons u —

ti va cje la A rmacla (1 867 y 1874). lasca fa del Tribuna de Almirantazgo1 869). la vicepresidencia de propio

Al ni irantazgo (1 87 1). la comanclanci a

del Departamento Marítimo ele Ferrol(1873—1874) y la vocalfa ele la Junta

de R eorga ni zaci o n de la A rm acja

(1884). a los que habria que anadirotros ele carácter más político. como

los de consejero de Estado (188 ).presidente ele la Sección ele Guerra y

Marina (1881). senador del reino

(188 1) y ministro ele Marina con elgobierno de Izquierda Dinásticapresidido por Joseé Posada Herrera

(octubre de 1883 enero de 1884).

Por último, a su brillante historialprofesional y político. el vicealmiran

te Carlos Val cái-cel añad fa un profun

do conocimiento del DepartamentoMarítimo de Cartagena, en el que

había estado destinado, con antcriori—ocasiones: en el año 1837, a las órde

nes del comandante general de arsenal; once años después, en 1848. como

encargado del etrartel de marinería del arsenal y, ya como contralmirante, enlos años 1870 y 1871. como capitán general del Departamento (en aquella

época el caigo se denominaba comandante general). Desde octubre de 1884ocupaba nuevamente la Capitanía General de Departamento cargo en que se

mantendría durante siete largos años, hasta noviembre de 189 1.La plana mayor de la Capitanía General del Departamento Marítimo de

Cartagena (2) la completaba, en el año 1885, el capitán de navío de Y claseMariano Balbiani Trives, como mayor general del Departamento; el coronel

de Artillería de la Armada Angel García García, como comandante de Arti lería Naval; el coronel Juan Bautista Blanco Alcázar, como intendente general;

el ordenador de marina de •a clase José Pla Frige, como comisario interventor; el doctor Félix Echaux Guinard, como inspector de Sanidad, y, finalmen

 2) «EstadoGeneral de la Armada». Años 1885 y 1886. Biblioteca Central del Cuartel

General de la Armada. Museo Naval. Madrid.

a

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.

 irabado de época del vicealmirante Carlos

Val cii ce1Ussel1de Gui abarda. capitún gene ial le 1t)e parlamento Mar tino le Cariagena en el  rlonlen lo en qIle se produjo el intento le sublevación republicana le noviembre le 1885.

dad a los hechos de 1885, en otras tres

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f/ /NJFNI’O DE SUBLEVACIÓN/?EPU/JLICANADELA/?SENAL¡VAVALDLI

te, los tenientes auditores de Y clase José Marcelino Travieso y José Valcár

ccl Vial, como auditor general y fiscal del Departamento, respectivamente.El arsenal naval, uno cte los tres mejores de España, contaba con una densa

organización administrativa a cuya cabeza estaba el comandante generalsubinspector, contralmirante Miguel anjón Gil cteAtienza en el cargo desde

junio del año 1882).De él dependían tres comandancias: la de Armamentos, dirigida por el

capitán de navío de l. clase Ramón Braudariz Otero en el mando desde junio

de 1884): la de Ingenieros, mandada por el ingeniero de Armas Navales 1YBernardo Berro Ochoa en el mando desde febrero cte 1883), y la de Artillería,

dirigida por el teniente coronel de Artillería de la Armada Cristóbal FtiertesMérida en el mando desde diciembre de 1883).

Otros mandos clestacables del Departamento eran el director de la Escuela

de Torpederos. capitán de navío Luis Martines Arce en el mando desde juliode 1881): el director del hospital militar. doctor Joaquín Abcha Casas, y el

comandante de Marina de la provincia, capitán de fragata Santiago AlonsoFranco.

La base naval albergaba a la mayor parte de la denominada Escuadra deInstrucción, al mando del contralmirante Francisco de Llano Herrera en el

cargo desde el 13 de enero de 1885). compuesta por los buques más modernosy poderosos de la Armada española cte la época también fondeaban en lasaguas de la base otra serie de unidades asignadas al Resguardo Maritimo del

Departamento.Entre los primeros cabría destacar las fragatas blindadas uuiaiuia 1863).

de 7.305 toneladas de desplazamiento y al mando del capitán de navío Jacobo

Alemán González Za-agoza 1867), de 5.620 toneladas y al mando del capitán de navío José de Osteret Godos, y Méndez Núñez 1861). de 3.382 tonela

das y desarmada por aquellos días. También pertenecían a esta escuadra laantigua fragata de madera 13/anca 1859). de 2.452 toneladas y al mando delcapitán de navío Juan Cervantes Coureell, y dos pequeños y modernos torpe

deros de 1.’ clase del denominado Grupo de Combate: el Rique/ 1883), de 61toneladas y al mando del teniente de navío José María Chacón Pery. y el

Castor 1878), de 23 toneladas y al mando del teniente de navío Juan CalvoFortich.

Como fuerzas asignadas al Resguardo Marítimo se contaban lO vapores,

dos cañoneros y una treintena de goletas, escampavías, místicos y remolcadores, así corno otros buques en situación de desarme o de inútiles. Entre este

cuantioso número de buques de menor importancia cabría destacar el cañonero de 2 clase Paz 1881), de 216 toneladas y mandado por el teniente de

navío de 1Y Federico Fernández, y el 3,3 clase Teruel 1874), de 86 toneladasy mandado por el teniente de navío Pedro Valderrama Soto, las goletas Diana 1869), en situación de cambio de calderas en 1885, Caridad 1860) de 370

toneladas y al mando del teniente de navío de 1  Víctor Concas Palau futurohéroe en el combate naval de Santiago de Cuba de 1898) y Ceres 1859) de415 toneladas y al mando del teniente de navío Mariano Lobo Nueve-Iglesias,

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M NUEL ROL NDÍ SÁN HEZ SOLÍS

la antigua corbeta brnado apresada a los chilenos en la Guerra del Pacíficode 1866), de 2.090 toneladas y habilitada como Escuela de Torpedista, quemandaba el capitán de fragata Rafael Llanes Tabern, los vapores Colón 1849), en situación de desarme, y General Lezo en construcción y de 524toneladas), al mando del teniente de navío de 1.’ Félix Bastan-eche Herrera, elmístico ¡sabe/ita 1839), de 160 toneladas y veterano de la sublevación cantonal de 1873, mandado por el teniente de navío Manuel Triana Ortigueira, elremolcador de ruedas veloz y los pontones fondeados en el arsenal, ex navío

Isabel 11 1837), habilitado de Prisión Militar de la Marina, al mando del capitán de fragata José Ramos Izquierdo, y la ex corbeta de vela Ferrolana 1848toneladas). de 1.173 toneladas y habilitada de Escuela de Marinería, mandadapor el teniente de navío Francisco Romera Barrera.

Las dotaciones de todos estos buques y el personal auxiliar del arsenal naval,incluidos los miembros de la maestranza, no bajarían de los 8.000 hombres, alos cuales había que añadir los aproximadamente 300 inFantes de Marina del4• y 6.° Batallón del r Regimiento de dicho Cuerpo, de guarnición en Cartagena para la defensa y guardia del arsenal naval y de otras dependencias de laArmada, a cuyo frente estaba, como primer jefe el coronel Joaquín AlbaceteFuster, héroe de la Tercera Guerra Carlista en la acción de San Pedro Abanto marzo de 1875), y como jefes de los batallones 4.° y 6.° los tenientes coronelesJuan Gay González y José Palacios García, respectivamente.

Uniformes de la oficialidad de Infantería de Marina en la segunda mitad del siglo xix. MuseoNaval de Madrid.)

32 REVISTADEHIsToRIA NAVAL Núm 81

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EL INTENTO DE SUBLEVACIÓN REPUBLICANA DEL ARSENAL NAVAL DE...

El primer aviso de finales de abril de 885

Ya desde las primeras semanas del año 1885, el Gobierno tenía noticia deque los republicanos del grupo zorrillista estaban preparando una nueva intentona y de que, en esta ocasión, se llevaría a cabo en una o en varias ciudades

del levante peninsular.El 21 de enero de 1885, el ministro de la Gobernación, Raimundo Fernán

dez Villaverde, telegrafió a todas las plazas militares del país, para recomendar «prevención» a sus autoridades civiles y militares y avisarles de que,según sus noticias en la documentación del citado Ministerioaparece clasificado como «Confidencia de Alicante», en los próximos días podría producirseuna sublevación en Alicante, que encabezaría el comandante de Administración Militar, Jerónimo Torero, la cual contarían con el apoyo del propiogobernador militar de la plaza, de varios jefes oficiales del Regimiento deInfantería de Tetuán y de personal diverso del a oficina local. En el mismo

telegrama se aprecibía también sobre la posible participación en los hechos derepublicanos murcianos: «Será conveniente —decía el citado telegrama—vigilar posición de Antonio Gálvez, a quien se supone en Mardrid» 3).

Un mes más tarde 23 de febrero), el ministro de Estado, José Elduayen,aviasaba al de la Guerra, general Jerano Quesada, «con carácter reservadísimo», sobre cierta información proporcionada por el cónsul español en Perpiñán en la que se aseguraba que hacia finales de mes saldrían de Saint Etiennepara Marsella 5.000 fusiles, que se embarcarían en dicho puerto con destino aValencia.

Los temores y las medidas de seguridad siguieron extremándose en las

siguientes semanas, como demuestra el contenido de un telegrama cifrado enclave H-29) enviado el 1 de abril por el ministro de Guerra al capitán generalde Valencia, Marcelo Azcárraga, en el que le anunciaba que no iban en el trende ese día «los sospechosos que se esperaban», pero «se recomienda siganvigilando pues estos días es muy necesario» 4).

Hacia mediados de abril las autoridades tenían ya conocimiento de que laplaza elegida para iniciar la nueva intentona republicana era Cartagena y deque, muy posiblemente, en ella estarían también implicada la Marina.

El día 15 de abril, y en telegrama cifrado en clave Z-28), el ministro de laGuerra alertaba al gobernador militar de Cartagena, general Luis Fajardo, de

lo siguiente: «Según aviso recibido aseguran que la marinería y algún oficial delos buques que hay en ese puerto, intentará movimiento. Vivir prevenido» 5).

En las siguientes horas se adoptaron estrictas medidas de seguridad en laplaza, reforzándose las guardias y vigilancias en castillos, fuertes, baterías decosta y cuarteles de la ciudad, así como en el arsenal naval y en los buques dela Escuadra, aunque sin que se llevara a considerar necesario, por el momento,

declarar el «estado de guerra». Cuatro días más tarde a las 11.30de la maña-

 3) Archivo General Militar de Madrid JHCM). Signatura AGMM:2.a4? Orden Público). 4) Archivo General Militar de Madrid IHCM). Signatura AGMM: 2.’-4.’ Orden Público).

 5) Archivo General Militar de Madrid IHCM). Signatura AGMM: Orden Público).

Año 2003 REvIST DE l lsToRrA NAvAL. 33

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MANUEL ROLANDI SÁNCHEZ SOLÍS

na del 19 de abril), el capitán generalde Valencia comunicaba al ministrode la Guerra, en telegrama cifradonúmero 225, que se estaban

cumpliendo en todo el distrito lasmedidas de seguridad solicitadasdesde Madrid y que imperaba la tranquilidad, aunque «se nota realmentemucha animación en los revolucionarios. Estoy al tanto y se ejerce granvigilancia’ 6).

La esperada intentona parece serque se tenía preparada para la últimasemana del mes de abril, aunque la

red de espías e informadores secretosdel gobierno la había descubiertovarios días antes e informado congran agilidad y acierto a las autorida

des de buena parte de su trama. El día20 de abril, y en telegrama cifrado X25 emitido a la una del mediodía, el

ministro de la Guerra alertaba ya al  gobernadormilitar sobre la inminen

cia del intento de insurrección que se venía anunciando desde varios días

antes: «últimas noticias, anuncian inmediato movimiento indicándolo en estaplaza, siendo indudable alguna intentona. Gran vigilancia y energía» 7). Tresdías después, el mismo ministro insistía: «Ultimas noticias hacen conocer serla plaza de Cartagena la designada para iniciar movimiento revolucionariopara el que están las órdenes; pero sin día ni hora determinado. Mucha vigilancia» 8).

Finalmente, la sublevación —que al parecer estaba prevista para el 26 ó el27 de abril— no llegaría a producirse y se pospondría indefinidamente, debidoa las fuertes medidas de seguridad adoptadas por el Gobierno y a la estrechavigilancia a que fueron sometidos los principales sospechosos de estar impli

cados en la trama.Por esas mismas fechas 26) de abril), el ministro de la Guerra transmitía

sus últimas preocupaciones al respecto al capitán general de Valencia:«Supongo que el Gobernador Civil le habrá participado graves y urgentesnoticias que transmite a Gobernación y excuso repetirlas» 9).

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1

...a’Jta eÇ

‘iin at : 7t” -7V’

4g—4

Telegrama del ministro de la Guerra al gobernador militar de Cartagena para prevenirle deposibles acciones de insurrección en la Escuadra de Instrucción con base en Cartagena. 15de abril de 1885. (Archivo Militar de Madrid.Instituto de Historia y Cultura Militaí.) Sign.

AcMMr4a (Orden Público).

(6) Archivo General Militar de Madrid (IHCM). Signatura AGMM: (Orden Público).(7) Archivo General Militar de Madrid (IHCM). Signatura AGMM: (Orden Público).(8) Archivo General Militar de Madrid (IHCM). Signatura AGMM: (Orden Público).(9) ArchivoGeneral Militar de Madrid (IHCM). Signatura AGMM: 2.a4.a (Orden Público).

34 REvt TA DEHISTORI NAVAL Núm. 8

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MANUEL ROL4ND/ SÁNCHEZ SOLÍS

lancia de los espías e inflitrados del Gobierno, como demuestra la precisa ypuntual información sobre todo lo que se preparaba de que siempre dispusierontanto el Ministerio de la Gobernación como los de Guena y Marina. Pero, enesta ocasión, en los planes preparativos de la sublevación no sólo participarían

los dirigentes de la ARM y del partido zorrillista en el interior del país, sinotambién, y de una manera destacada, algunos enviados del comité revolucionario de Orún en la Argelia francesa), controlado en aquellos días por EzequielSánchez, ex secretario particular de Ruiz Zorrilla y representante de éste enArgelia desde el año 1884. Este comité solía celebrar sus reuniones en el caféoranés de Luxembourg y estaba compuesto por exiliados republicanos españoles, muchos de ellos antiguos cantonales de 1873, como el veterinario cartagenero Esteban Nicolás Eduarte, el médico de Crevillente Manuel Torres Mas yel ex sacerdote almeriense José Pérez Martinón, quien dirigía el periódico LaDemocracia Española órgano del republicanismo zorrillista en Argelia.

En sus contactos secretos con Cartagena y Alicante se valieron del capitánde la Marina Mercante Salinas muy pupular y apreciado entre los refugiadosespañoles en Argelia por su activa participación en la repatriación de trabajadores españoles durante los Sucesos de Saida y Khlfalla de 1881), quemandaba el vapor Correo de Cartagena el cual cubría semanalmente la rutade Orán con Cartagena y Alicante. Su contramaestre, Francisco Rodríguez,actuó en varias ocasiones de correo entre Orán y la Península.

Hacia finales del verano de 1885 debieron de producirse varias reunionessecretas en Cartagena para concretar los detalles de la próxima sublevación,las cuales, al parecer, se celebraron en una casa aislada del pueblo de Los

Molinos, situado a unos tres kilómetros del núcleo urbano de Cartagena. Adichas reuniones asistieron algunos enviados zorrillistas del interior y miembros la ARM y del citado comité revolucionario de Orán. También participaron varios oficiales y suboficiales destinados en Cartagena del Ejército, de laInfantería de Marina y de la Escuadra), junto con un reducido número de antiguos republicanos intransigentes locales y veteranos de la sublevación cantonal de 1873. El plan previsto, de características muy similares a las delcomentado en páginas anteriores, consistía básicamente en enviar por la nochevarios grupos armados de entre 10 y 15 hombres cada uno, en botes y desde elmuelle de Santa Lucía, a sublevar y ocupar los castillos de San Julián y Gale

ras y el arsenal naval, mientras otros grupos similares lo hacían desde tierra,con apoyo de elementos internos de sus respectivas guarniciones, supuestamente comprometidos. Paralelamente, un fuerte grupo armado, compuesto porunos 50 hombres, debería apoderarse del Gobierno Militar en la Muralla delMar, desde donde se pondrían en contacto, por la red militar de telefonía interna de la plaza, con los castillos y el arsenal, que para entonces deberían estarya sublevados. La señal convenida para e inicio de la sublevación sería eldisparo de tres cohetes luminosos en la bocana del puerto concreto desde elfaro de La Curra) y, de acuerdo con los compromisos supuestamente adquiridos, se esperaba que se produjera un importante apoyo de elementos civiles dela población, los cuales como en 1873, se encargarían de ocupar el Ayunta

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EL INTENTO DE SUBLEVACIÓN REPUBLICANA DEL ARSENAL NAVAL DE

miento, la oficina de telégrafos, la estación de ferrocarril, las principales callesy plazas de la ciudad y las tres puertas del recinto amurallado de la plaza Madrid, San José y del Muelle).

No se conoce con certeza la fecha prevista para el nuevo intento insurreccional, ni si en realidad se prepararon intencionadamente dos o sólo uno. Lo que si

es seguro es que, desde finales de septiembre en concreto desde el día 23), elGobierno de Madrid y el gobernador militar de Cartagena según parte porescrito de éste al ministro de la Guena de 2 de noviembre siguiente) tenían yaconocimiento de que algo se urdía en Cartagena, e incluso se disponía de noticias confidenciales sobre ciertos preparativos y sobre llegada a Cartagena de«agentes revolucionarios para dar en esta plaza un golpe de mano» lO).

También es muy posible, y esto ya entre dentro de las conjeturas lógicas, quese estuviera preparando un nuevo intento para finales de septiembre o principiosde octubre, pues nunca solían organizarse los intentos y mucho menos realizarmovimientos de comprometidos) con mucha anticipación, por motivos eviden

tes y lógicos de seguridad. El caso es que en dichas fechas no llegaría a producirse ningún conato de sublevación, ni en Cartagena ni en ningún otro sitio delpaís y, nuevamente, muy probablemente por el estado de alerta en que encontraban las autoridades locales, lo cual, y ante el aumento de las dificultades, esmuy posible que hiciera desistir de sus intenciones a os comprometidos y lesdecidiera a posponerlas para más adelante. Este nuevo aplazamiento es muyposible que desanimara e incluso disgustara a algunos de los comprometidos yque les decidiera algún tipo de acción al margen de los dirigentes que podríandenominarse oficiales Se llegó a afirmar, pero sin comprobación documentalalguna, que durante las reuniones secretas mantenidas en Cartagena existió

alguna filtración o indiscreción, que derivaría hacia que un grupo de antiguosmiembros locales de la ARM, dirigido por varios sargentos de Infantería deMarina y del Ejército, organizaran e iniciaran, por su cuenta, un segundo intentode pronunciamiento, en paralelo al programado inicialmente y sin conocimientoni participación de los verdaderos dirigentes de la ARM a nivel nacional.

Los planes de los sargentos como se le conoció), y salvo pequeños detalles, eran prácticamente una copia de los previstos por los dirigentes de laARM para finales de septiembre, aunque carecían de los apoyos, la preparación y la coordinación necesaria para conseguir unos objetivos tan amplioscomo dificultosos. La preparación se hizo de forma excesivamente precipitada

e improvisada, confiando ingenuamente en que, iniciado el pronunciamiento,los supuestamente comprometidos en el plan se unirían a él incondicionalmente. Pero la realidad fue que los involucrados formaban un grupo muy reducidoy aislado y que carecían del apoyo unánime de los dirigentes de la ARM y delgrupo zorrillista, a pesar de que algunos interesados hicieran correr el rumor deque, en la noche del sábado 31 de octubre, se había visto al propio Zorrilla enCartagena, entre el puerto y la estación de ferrocarril, viajando en una tartana yen compañía de otras personas hacia la casa donde se reunieron los conspirado-

 10) ArchivoGeneral Militar de Madrid IHCM). SignaturaAGMM:2. 4.” Orden Público).

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MANUEL ROLANDI SÁNCHEZ SOLÍS

res en Los Molinos. Nada de ello resultó cierto, como tampoco se confirmaríaun segundo rumor que se extendió entre los comprometidos y que apuntaba ala presencia en Cartagena por aquellos días del líder republicano federal Antonio Gálvez Arce máximo dirigente de la sublevación cantonal de 1873) y deun tal Ripoll, antiguo ayudante del general Juan Contreras Román jefe militar

de la sublevación cantonal dde 1873), el cual al parecer había llegado clandestinamente desde Valencia varios días antes.

No obstante, la ausencia de Cartagena de Ruiz Zorrilla y de Gálvez, síparece que asistió a alguna de las reuniones preparatorias del nuevo intento desublevación el secretario particular de Ruiz Zorrilla, Ezequiel Sánchez, oalguno de sus colaboradores más próximos, como así quedaría reflejado endocumentos posteriores. Este hecho confirma, cuando menos, cierto apoyo yparticipación del grupo zorrillista en los acontecimientos de noviembre de1885 y en los posteriores de enero de 1886.

El intento del Cuartel de Infantería de rin

La fecha elegido para el nuevo intento de sublevación fue, como en lamayoría de los ensayados por los republicanos en los años anteriores 1883 y1884), la madrugada entre un sábado y un domingo, en este caso la del 31 deoctubre al 1de noviembre de 1885.

Desde días antes, y nuevamente como reflejo del eficaz funcionamiento delos espías e infiltrados del gobierno, las autoridades militares de Cartagenatenían conocimiento de la sublevación que se preparaba. El gobernador militar

de la plaza, general Fajardo, comunicó al ministro de la Guerra al día siguiente de los hechos 2 de noviembre) que había sido previamente informado porel capitán general del departamento marítimo y por «diversos conductosconfidenciales de carácter reservado» de que en la madrugada del 31 de octubre al 1 de noviembre «iba a verificarse un movimiento revolucionario ensentido republicano, y que para llevarlo a cabo contaban los revoltosos con elapoyo de fuerza de Marina y del Ejército de esta guarnición y con alguno delos castillos ...)» 11). Según sus propias palabras, no dio excesivo crédito alos citados informes, porque consideraba «absolutamente leales» a la guarnición de la plaza y a «las fuerzas desplazadas en los castillos y los gobernado

res que los mandan». A pesar de ello, precedió a reforzar la vigilancia y a verificar por sí mismo la situación en las calles de la ciudad.

De acuerdo con los planes previstos desde las últimas horas de la tarde delsábado 31 de octubre algunos grupos de republicanos habían comenzado aconcentrase sospechosamente junto a las Puertas del Muelle y de San José y elbarrio de Santa Lucía la mayor parte de cuya población era pro republicanafederal. Igualmente, y bajo la atenta vigilancia de la policía y de sus informadores, se habían detectado ciertos movimientos extr ños de antiguos cantonales y militares en el casino y en el ateneo republicanos de la ciudad.

(11) ArchivoGeneral Militar de Madrid (JHCM).Signatura AGMM: 2Y4 a (Orden Público).

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EL INTENTO DE SUBLEVACIÓN REPUBLICANA DEL ARSENAL NAVAL DE

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Primera página del informe remitido por el capitán general de Valencia al ministro de la

Guerra, sobre el intento del arsenal naval de Cartagena del 1° de noviembre de 1885. 2 de

noviembre de 1885. (Archivo General Militar de Madrid. Instituto de Historia y Cultura

Militar.) Sign. AGMM2a4a (Orden Público).

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MANUEL ROLANDI SÁNCHEZ SOLÍS

El general Luis Fajardo comentaría en el citado informe el día 2 que élmismo había observado en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre«algunas caras de personas desconocidas» y que, de acuerdo con el capitángeneral de Marina, vicealmirante Carlos Valcárcel, procedió a «acentuar lavigilancia», aunque de manera moderada para no alarmar a la población. Dio

personalmente instrucciones por la red telefónica militar del interior de laplaza a los gobernadores de los castillos y fuertes, «para que con energía y sincontemplaciones. repeliesen por la fuerza cualquier amago o sorpresa que seintentara», y a medianoche él mismo y el jefe de la Brigada, brigadier GabinoSampietio, visitaron con sus respectivos ayudantes de campo «los puestos deguardia, cuarteles, recinto y calles de la población».

Quizá esta salida del gobernador militar y de sus acompañantes por lascalles de Cartagena fuera motivo de que desistieran de sus propósitos algunosde los comprometidos, como así lo supone el propio general Fajardo 12):«sin duda al yerme de uniforme por las calles, y a aquella hora, con los que

me acompañaban —indicaba en su informe el general gobernador— debieronapercibirse de que no me cran desconocidos los planes perturbadores enproyecto, y si efectivamente estaban decididos en la población y barrios extramuros a lanzarse a vías de hechos y secundar el movimiento, una vez iniciados, creyeron más prudente retraerse y desistir de sus propósitos, considerando fracasados sus intentos por aquella noche y quizás con ánimo de demorarloo diferirlo para alguna otra».

El general Fajardo no notó «nada raro», ni en las calles ni en ningún otiopunto de la ciudad, pero lo cierto fue que, como a la una y media de la madrugada, una quincena de individuos provistos de uniformes de marinería y

mandados por el sargento de Infantería de Marina Enrique Gallego Gonzálezy por el ex teniente dde infantería Esteban Celdá disfrazado, este últimio, conuniforme de capitán de fragata) se embarcaron cn un bote de la Marina y se

diiigieron al interior de la dársena del Arsenal Naval.Aimados con revólveres y machetes reglamentarios de la Marina, aproxi

maron el bote al pontón habilitado como prisión militar de la Marina ex navíoLaheI 1 ), cuyo centinela del portalón de babor les dio rápidamente el «altoquien vive». Recibió como respuesta la voz de «ronda mayor», identificándoseel falso capitán de fragata como el Ayudante Mayor del Arsenal, tras de lo quesubió a bordo con sus acompañantes. El centinela se cuadró ante su supuesto

superior, siendo rápidamente sorprendido por varios de sus acompañantes, quele desarmaron y amordazaron. Sin pérdida de tiempo, se dirigieron al cuerpo deguardia del pontón, en el que, igualmente, desarmaron y detuvieron a todos lossoldados de la guardia, apoderándose de los fusiles del armero. A continuación,se dirigieron a las grilleras de presos, situadas en la segunda cubierta delbuque, abriendo sus puertas y gritándoles, el sargento Gallego y el ex tenienteCeldá a los detenidos, que quedaban en libertad e indultados de sus penas «ennombre de Ruiz Zorrilla, todos aquellos que estuviesen dispuestos a seguirles y

(12) ArchivoGeneral Militar de Madrid (IHCM). SignaturaAGMM: (Orden Público).

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EL INIENTO DE SUBLEVACIÓNREPUBLICANADEL ARSENALNAVALDE

Detalle del edificio que ocupabael cuartel de lnfimtería de Marina en el Arsenal Naval deCartagena.En estelugar fracasóel intentode sublevaciónencabezadopor el sargentoEnriqueGallego en la niadrugadadel lo de noviembrede 1885. Fotografíade EnriqueRolandiPera.)

a defender la República con las armas», anunciándoles que el propio RuizZorrilla se encontraba en esos momentos en la Estación de Ferrocarril deCartagena, a la espera de ponerse a la cabeza de la sublevación. Veintidóspresos aceptaron la propuesta (otros muchos no la aceptaron y permanecieronen sus celdas), con los que embarcaron en varios botes y se dirigieron a la escala situada frente al cuartel de Infantería de Marina (antiguo de Guardias deArsenales), donde Gallego contaba con varios amigos, supuestamente comprometidos con la intentona.

La intención era sublevar a las tropas de Infanteríade Marina del citado cuartel y con ellas ocupar el resto del arsenal naval, con lo que se completaría la

primera fase del pronunciamiento. A continuación, esperaban que otros gruposhicieran lo mismo en la Escuadra, castillos, Gobierno Militar y Ayuntamiento.

Llegados a la escala frente al cuarte de Infantería de Marina, un centinela(el soldado de Infantería de Marina José Rivas Pérez) les dio el alto, volviendo a repetir la respuesta de «ronda mayor’>.Todo parecía desarrollarse igualque en el pontón, pero, en esta ocasión, y desembarcados parte de los sublevados y sorprendido y apresado el centinela, éste se resistió decididamente,mordiendo en la mano a uno de sus captores y recuperando su fusil, con el quegolpeó a varios de los que le rodeaban e incluso llegaría a hacer algún disparo.El sargento Gallego le disparó dos tiros de revolver, prácticamente a bocaja

no, que le hirieron en el cuello y en el lado izquierdo de la cabeza.

 

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Telegrama del gobernador militar de Cartagena al ministro de la Guerra, informándole sobre el

intento de ocupación del cuartel de Infantería de Marina del arsenal naval de Cartagena. Uno de

noviembre de 1885. Archivo General Militar de Madrid. Instituto de Historia y Cultural

Militar.) Sign. AGMMT4a Orden Público).

Los disparos significaron el final de la intentona. Alarmados por las fuertes

detonaciones, el cabo de guardia y varios suboficiales y oficiales acudieron al

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EL INTENTODE SUBLEVACIÓNREPUBLICANADEL ARSENALNAVALDE

lugar de los hechos revolver en mano. Este fue el momento clave del intentode sublevación, pues, de haber existido realmente en el citado cuartel unnúmero de comprometidos decidido e importante, se hubieran hecho con lasituación, deteniendo a sus compañeros no comprometidos y ayudando a lossublevados. Pero nada de esto ocurrió, sino todo lo contrario. Los recién llegados hicieron frente a los amotinados, que también recibieron, en esos momentos, fuego de fusilería procedentes de los centinelas de guardia del vapor Lezoy de la fragata Blanca fondeados en las proximidades.

Los sublevados retrocedieron, embarcando algunos, y a toda prisa, en losmismos botes en los que habían llegado, mientras que otros huyeron corriendohacia las tapiasdel presidio,o inclusose arrojaronal agua para intentarhuir a nado.

Las guardias del ezoy de la Blanca hicieron varios prisioneros, mientrasque algunos botes y falúas salían en persecución de los huidos, dos de loscuales se ahogaron en las proximidades de la fragata Numancia sin que sustripulantes pudieran hacer nada por salvarlos. Igualmente, un cabo y dos

soldados de Infantería de Marina detuvieron a varios huidos que intentabanescalar el muro del presidio, teniendo que hacer varios disparos de intimidación antes de que se rindieran y arrojaran sus revólveres. En este grupo queintentó huir por el presidio fueron detenidos, precisamente, los cabecillas de laintentona, el sargento Gallego y el ex teniente Celdá.

En el resto de la ciudad los comprometidos desistieron de secundar el intento del arsenal ante la fuerte vigilancia existente, aunque, no obstante, se detectaron algunos movimientos de grupos y señales de luces extrañas en los caminos de acceso a los castillos y en algunos otros puntos de la ciudad. Como a lascuatro de la madrugada, el general Fajardo sería informado de lo ocurrido por

un ayudante del Capitán General del Departamento Marítimo, mientras seencontraba inspeccionando el Cuartel de Antiguones. Rápidamente se desplazóa la Capitanía General de Marina, donde se entrevistaría con su titular el vicealmirante Valcárcel, y sería informado de todos los detalles de la intentona.

Primeras investigaciones y aperturas de sumarios

Durante todo el domingo 1 y el lunes 2 de noviembre, continuaron losfuertes dispositivos de seguridad en la ciudad, comenzándose a instruir, elmismo día 1, las sumarias a los 15 detenidos que serían inmediatamente incomunicados), por orden del Auditor General del Departamento, José MarcelinoTravieso, y que serían tramitadas por los fiscales Tenientes Auditores, JoséValcárcel Viale de P Clase), y Domingo de Miguel Bassols de 2 Clase).

La misma mañana del día 1, el ministro de la Guerra en telegrama cifradoen clave ZJ) comunicaba a los capitanes generales de todos los distritos delpaís y al gobernador militar de Ceuta lo acontecido en Cartagena, insistiéndoles que «Sirva de aviso para estimular vigilancia, debiendo recelarse intentenprobar fortuna en otros puntos» 13).

 13) ArchivoGeneralMilitar de Madrid IHCM).SignaturaAGMM Orden Público).

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MANUEL kOLA NDI SÁNCHEZ SOLÍS

Pocas horas después en telegrama de las seis de la tarde), el capitángeneral de Valencia informaba detalladamente al ministro de la Guerra delos pormenores de la intentona y de las órdenes que había cursado para quese «redoble la vigilancia y proceda con todo vigor si algo se intentase contra

la guarnición. En esta plaza —continuaba el telegrama— y resto del distritocompleta tranquilidad, si bien se observa estos días idas y venidas de conocidos agentes revolucionarios’> 14).

En las primeras horas de la mañana del siguiente día, lunes 2 de noviembre, el Capitan General del Departamento Marítimo, vicealmirante Valcárcel que había sido felicitado telegráficamente por su actuación, por el ministro deMarina, almirante Manuel de la Pezuela, y por el propio monarca, Alfonso XII),visitó en el Hospital de la Marina de la Muralla del Mar al centinela herido

heroicamente frente a la escala del Cuartel de Infantería de Marina del arsenal, y a mediodía llegaba en tren correo a Cartagena el Gobernador Civil de la

provincia, Sr. Ojeda, quien se reuniría, pocos minutos después, con las autoridades civiles y militares de la ciudad.Por la tarde, y en telegrama cifrado, el ministro de la Guerra pedía al

Gobernador Militar de Cartagena que «se indague a toda costa si ha sido cierta la presencia en esa de Zorrilla», a lo que este contestó a las dos y diez de latarde: 4.. estoy indagando, sin resultado positivo hasta la presente, si zorrillah a estado en esta. Hubo bastante gente desconocida, que ya ha desaparecido.No hay más dato que la declaración del reo Celdá, haciéndome sospechar nosea cierto: sin embargo seguiré averiguando ...)> 15).

Sobre este mismo tema, y al día siguiente telegrama n° 42 del 3 de noviembre), el general Fajardo ampliaría su notificacióndel día anterior, afirmando que«Ruiz Zorrilla no ha estado en esta, y que los revolucionarios se decidieron asublevarse porque se les aseguró que el propio Gobernador Militar estabacomprometido, pero que al ver su presencia en la calle al frente de patrullas seconvencieron de lo contrario y tuvieron miedo: Reina completa tranquilidad yVE. y el Gobierno puede estar descansados» 16). Finalmente, el día 5 volvía ainsistir al respecto: «Puedo asegurar a V.B.que Zorrilla no ha estado en esta perosi su secretario D. Ezequiel Sánchez Ibáñez. Lo del Arsenal no ha sido más quejustificar la inversión de dinero recibido; sin embargo siguen trabajando» 17).

Asimismo, el Gobernador Militar de Cartagena indagaría del Ministro dela Guerra telegrama n° 44 del día 3 de noviembre) sobre si tenía noticia deque el general Baltasar Hidalgo de Quintana antiguo Capitán General deCastilla la Nueva durante la República de 1873, desterrado por el Gobierno deCánovas, en diferente ocasiones, a Canarias, Mahón, Ibiza y Lisboa) permanecía en Madrid, pues se aseguraba en Cartagena que se había desplazado a estaciudad para encabezar el frustrado intento de sublevación.

 14) Archivo General Militar de Madrid IHCM). SignaturaAGMM: Orden Público). 15) Archivo General Militar de Madrid IHCM). SignaturaAGMM: 2.a.4.a Orden Público). 16) Archivo General Militar de Madrid IHCM).Signatura AGMM: OrdenPúblico). 17) Expediente Histórico Penal; del sargento 2.° de Infantería de Marina Enrique Gallego

González. ArchivoGeneral dc Marina don Alvaro de Bazán El Viso del Marqués.Ciudad Real).

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EL INTENTO DE SUBLEVACIÓN REPUBLICANA DEL ARSENAL NAVAL DE

4ia

Borrador del documento de conmutaciónde la pena de muerte por la de diez años de presidio alsargento 2° de Infantería de Marina Enrique Gallego González. 3 de enero de 1886. Archivo-

Museo Don Alvaro de Bazán. El Viso del Marquós) Ciudad Real).

Las sumarias abiertas por la Jurisdicción de Marina contra los 15 detenidos

arrojaron alguna luz sobre los planes de los sublevados aunque como casi

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EL INTENTO E SUBLEVACIÓNREPUBLICANADEL ARSENALNAVALDE

siempre suele ocurrir en estos casos, no desvelaron completamente la trama nilos nombres de todos los implicados civiles y militares.

De las citadas sumarias se supo que el ex teniente Celdá había sido expulsado del Ejército años antes y condenado por homicidio en un intento sesublevación anterior. Conocía perfectamente el presidio de Cartagena, dondeestuvo preso, y el arsenal naval, donde había realizado labores como penadoen cuadrillas de trabajo. Igualmente, la mayor parte de los implicados tambiénconocían perfectamente todas las dependencias del arsenal, al pertenecer a laMaestranza del mismo.

No se conoció la implicación directa en la intentona de jefes y oficiales de

la Marina y del Ejército, y las sumarias se cerraron con cierta «prisa deliberada» y una fuerte censura de las noticias por parte del Gobierno, no sin queantes los respectivos consejos de guerra sumarísimos conderan a muerte el día11 de diciembre de 1885 al sargento de Infantería de Marina Enrique Gallegoy al ex teniente de Infantería Esteban Celdá, al considerárseles probadas lasacusaciones de «rebeldía y conspiración frustrada».

Semana y media más tarde 23 de diciembre), el Consejo Supremo deGuerra y Marina aprobada las sentencias dictadas por los consejos de guerra 18), pero once días después 3 de enero de 1886) el nuevo gobierno liberalfusionista, presidido por Práxedes Mateo Sagasta, conmutaría las dos sentencias de muerte, en un «acto de buena voluntad» hacia los republicanos, ante lanueva situación creada con el fallecimiento del monarca Alfonso XII, ocurrida

pocas semanas antes 25 de noviembre de 1885), y como consecuencia de laamnistía general decretada el 9 de diciembre último.

El sargento de Infantería de Marina Enrique Gallego González un mala

gueño de 28 años, que había servido de la Marina desde el año 1877 y ganadouna Cruz Roja de plata del Mérito Naval por su valerosa actuación en lacampaña de Cuba de dicho año), permanecería detenido en Cartagena hasta elmes de junio de 1886, fecha en la que sería trasladado al penal de CuatroTorres en San Fernando Cádiz), para cumplir una sentencia de «diez años depresidio». En diciembre de 1889 solicitaría el «total indulto» a la reina gobernadora, gracia que obtendría poco tiempo después.

Epflogo

Tras la frustrada tentativa del arsenal naval, los zorrillistas lo intentaríannuevamente en Cartagena dos meses y medio más tarde. En esta segundaocasión madrugada del 9 al 10 de enero de 1886), una veintena dehombres armados, dirigidos por el sargento de Infantería Francisco Raseroy sargento de Infantería de Marina Mariano Castillo, conseguirían ocuparel poderoso castillo de San Julián y mantenerlo en su poder durante 32 horas,con la esperanza de que diversas tropas de la guarnición y tripulacionesde la escuadra, supuestamente comprometidas, se unieran a la sublevación.

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MANUEL ROLANDÍ SÁNCHEZ SOLÍS

Al no recibir ningún tipo de apoyo, los sublevados abandonarían finalmente el castillo en la madrugada del día 11,tras haber sostenido, horas antes, unenfrentamiento armado con el gobernador militar de la plaza, general LuisFajardo Izquierdo, y su escolta, en el que éste recibiría varias heridas de bala.

que terminarían por producirle la muerte 18 días más tarde, tras varias intervenciones quirúrgicas y una larga y penosa agonía.Los sucesos de Cartagena terminarían, dos meses después, y tras diversas

pesquisas policiales en búsqueda de implicados civiles y militares, detenciones y juicios sumarísimos, con nueve sentencias de muerte siete de ellas enrebeldía, al haber logrado huir a Orán los principales implicados) y el ajusticiamiento, a garrote, del obrero mecánico de la Maestranza del arsenal navalde Cartagena Manuel Bartual Verdejo.

Seis meses más tarde en la noche del 19 de septiembre de 1886), el brigadier Manuel Villacampa del Castillo sublevaba en Madrid a varias compañías

de los Regimientos de Garellano y Albuera, con las que intentaría, sin éxito,ocupar diversos puntos de la capital entre ellos el Ministerio de la Guerra).Fracasado el intento, y detenidos sus máximos dirigentes y juzgados enConsejo de Guerra sumarísimo, serían sentenciados a muerte, aunque,en estecaso, indultados por la reina M. Cristina.

Con el frustrado intento de Villacampa se cerraría, afortunadamente, elúltimo pronunciamiento militar de un siglo tristemente marcado por el signode las sublevaciones armadas contra los gobiernos de turno se registraron untotal de 40 en España entre los años 1814 y 1886, con una asombrosa mediaestadística de un pronunciamiento cada 22 meses), y se daba comienzo a un

período de supremacía del poder civil y de turno pacífico de los partidospolíticos en el gobierno de la nación, que no volvería a truncarse hasta 37años después, con el golpe de estado del general Primo de Rivera de septiembrede 1923.

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EL CONSEJODE GUERR

NTES DEL COMB TE

DE TR F LG R

Marianne CZISNIKUniversidad de Edimburgo

  os versiones sobre el consejo de guerra

El día 8 de octubre de 1805 —-amenos de dos semanas del combate deTrafalgar— el comandante en jefe de la escuadra francoespañola surta enCádiz convocó un consejo de guerra. Existen dos versiones sobre lo que

ocurrió allí, las cuales pueden encontrarse en casi todos los relatos españolesacerca del combate. De estas versiones se han nutrido hasta ahora abundantesnarraciones históricas reates y ficticias relacionadas con Trafalgar l) debido ala carencia de fuentes oficiales españolas sobre este consejo de guerra. En esteartículo se examinará la verosimilitud de ambas versiones, así corno suinfluencia en España a la hora de delimitar responsabilidades en cuanto alresultado del combate.

La primera versión sobre el consejo de guerra describe cuáles fueron losargumentos presentados por los representantes españoles en general y cuál fueel comportamiento de Dionisio Alcalá Galiano en particular:

«Todos reunidos en aquel navío [el Bucentauro buque insignia del almirante Villeneuvej, tomó la palabra Villeneuve, sometiendo a la consideracióndel Consejo si, respecto a tener órdenes terminantes para salir del puerto deCádiz con toda la escuadra combinada, era posible darles cumplimiento, verificando la salida, o si se podía esperar que los enemigos atacasen a la Armadaen el fondeadero, en cuyo caso se les destruiría y dejarían prontamente libre elpaso. Los jefes españoles, con la mayor circunspección, manifestaron que suopinión era la misma que la ya expuesta por su general por medio del mayorde la escuadra, pues habían conferenciado todos entre sí y convenido en las

ideas del mayor. Los franceses, con el calor propio de su nación, hablaron endiversos sentidos, llegando alguno de ellos a sentar la proposición de no sercuestionable la salida, que daría por resultado la derrota de los contrarios, y la

 1) Los ejemplosmásdestacadosprocedende las fuenteshistóricas:MARUANI,Manuel:Combate de Trafalga,-. Vindicación de la Armada esp ñol cali ra las aserciones injuriosas

por Mi-. T/ijers en su «Historia del Consulado y del Imperio». Impreso de orden superior.Madrid, 1850,pp.284-287;y FERNÁNDEZDURO,Cesáreo:Armada española desde la unión lelos reinos de Castilla y de Aragón, t VIII MuseoNaval. Madrid, 1973 reimpresiónde lacd: de ¡895-1903),pp. 309-312;y la novelade PÉREZGALDÓS,Benito: Trafalgar cd. deJulioRodríguez Puértolas).Cátedra LetrasHispánicas , Madrid, 1984 l.a cd., ¡873), pp. 138, 139,

192, 234.

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MARÍA NNE CZISNÍK

facilidad de cumplir lo que se ordenaba. El mayor general fijó la cuestión,expresando que si en aquellas circunstancias, al tener los ingleses de 25 a 30navíos en la boca del puerto, debía preferirse la salida a recibir los ataquesfondeados; hizo varias reflexiones sobre la diferencia de destreza marinera de

los que estaban en el mar con sus escuadras desde el año de 1793 y los quellevaban ocho años sin navegar, particularmente a los españoles, que no podíanresponder de su gente de mar, escasa y poco diestra; hizo ver las ventajas quepodrían resultar de una fuerza sutil bien organizada, como había sucedidootras veces; concluyendo con la consideración de que las órdenes superioresno debían obligar sino a lo posible, pues nunca servirían de excusa en el casode un descalabro, que veía seguro si se mandaba levar las anclas. El contralmirante Magón tomó la palabra para refutar al mayor, y en su aceleradarespuesta se expresó poco convenientemente. El delicado y pundonoroso{Dionisio Alcalá] Galiano quiso hacerle retractar de algunas expresiones; se

acaloraron los ánimos, y levantándose el general Gravina pidió que se votasesin más discusión si debía o no salir del puerto la escuadra combinada careciendo de una fuerza superior que contrarrestase la desventaja en que se hallaba. La votación resultó a favor de que se debía permanecer fondeados, y en suconsecuencia se mandaron apostar las divisiones de buques menores en lospuestos que antes ocupaban, con las tripulaciones y las guarniciones de laescuadra, y se situaron los navíos en forma conveniente» 2).

El hijo de Dionisio, Antonio, precisa en su Historia de spaña que «seacaloró la disputa, señaladamente entre Galiano y Magón, y que estuvieron a

punto de llevar aquella desavenencia a los términos de un lance particular,siendo ambos de condición irascible» 3). En su obra sobre el combate deTrafalgar, Marliani llegó a afirmar que «pudo temerse un lance de honor»entre Magón y Alcalá Galiano 4)

El propio Marliani ofreció una segunda versión sobre el consejo de guerra,ésta centrada en la figura de don Cosme Damián Churruca. En ella se dice queChurruca protestó de la siguiente manera:

«No apruebo la salida de la escuadra combinada porque está muy avanzada

la estación y los barómetros anuncian mal tiempo; no tardaremos en tener

vendaval duro y, por mi parte, creo que la escuadra combinada haría mejor laguerra a los ingleses fondeada en Cádiz, que presentando una batalla decisiva.

 2) L0N ROMERO,Eduardo: Trafalgar papeles de la campañade 1805 . InstituciónFernando el Católico CSIC), de la Excma. Diputación Provincial de Zaragoza, 1950, pp. 203,204 cita de «Notas de Escaño, que copia Vargas Ponce en los Apéndices de su Elogio ff. 173 a178 del manuscrito original del Elogio a Escaño, que se conserva en la Real Academia de laHistoria, est. 20, gr. 6.’, núm. 58) y que publica Quadrado de Roo en los del suyo pp. 144-145)>’.

 3) ALcALÁ GALIANO Antonio: Historia de España desde los tiempos primitivos hasta 1amayoría de la reina doñaIsabelII, redactaday anotadaconarreglo a la que escribióen inglésel doctor Dunham,7 tomos. Madrid, 1844-1846, p. 72.

 4) MARLIANI: op. cit., p. 284.

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EL CONSEJO DE GUERR NTES DEL COMB TE DE TR F LG R

Ellos tienen con qué reponer las naves que les destrocemos en un combate;pero ni España ni Francia cuentan con los recursos marítimos de guerra queposee la Inglaterra. Además, el reciente combate sobre cabo Finisterre hahecho ver que la escuadra francesa es espectadora pasiva de las desgracias de

la nuestra; sus buques han visto que nos apresaron los navíos San Rafael yFirme y no hicieron ni un movimiento para represarlos, no pudiendo hacerlolos nuestros por las muchas averías que sufrieron de resultas del encuentro, yme temo mucho que en la acción que vamos a tener suceda otro tanto ...

¿Por qué salir el almirante francés de la bahía de Cádiz? Aquí obligaríamos alos ingleses a sostener un estrecho bloqueo, otro en Cartagena, donde hayarmadas fuerzas navales, y otro también sobre Tolón. Para estos bloqueostendrían que hacer grandes sacrificios; con el sostenimiento de tres escuadrasen un invierno que está próximo, y con las averías que forzosamente han detener, conseguiríamos ventajas equivalentes a un combate. Pero no hay reme

dio; es preciso obedecer y ser víctima de la política y de los planes de Napoleón.Todo esto lo conoce el almirante francés; pero quiere a toda costa empeñaruna acción, porque sabe que está mal con su Gobierno, y quiere reparar sucrédito antes de la llegada de su relevo, que sabe ha de estar en Cádiz de undía a otro» 5).

Con el fin de analizar la verosimilitud de estas versiones, examinemosprimero el contexto histórico del consejo de guerra y, después, los orígenesuna y otra versión. Al final del artículo se investigará la influencia de lasversiones citadas en el juicio histórico que exime de responsabilidad en la

derrota de Trafalgar a los españoles, en general y al general Gravina enespecial.

Las versiones en el contexto histórico del consejo de guerr

Aunque las dos versiones concuerdan en recoger objeciones opuestas porlos representantes españoles contra opiniones de los representantes francesesen el una y otra, se distinguen entre sí en lo que hace referencia al destinatariode tales objeciones. En el caso de Alcalá Galiano la oposición española tan

sólo se dirige contra un contralmirante francés que disiente de la opinión de su«Mayor», y esta versión muestra que existe consenso entre los españoles y elcomandante en jefe, Villeneuve, y que las discrepancias se dan entre los franceses mismos. La versión centrada en Churruca, en cambio, presenta lasdiscrepancias en términos de un conflicto entre españoles y franceses, decuyas respectivas posturas aparecen como portavoces Churruca y Villeneuve.

Las fuentes históricas existentes no reflejan un conflicto abierto ni entrelos franceses, ni entre franceses y españoles. Al contrario, varias cartas escritas por participantes franceses y españoles muestran que aquéllos veían a losespañoles de la armada como «sumamente leales» y que el mismo Gravina

 5) MARLIANIop. cit. pp. 286 287.

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MA R1ANNECZISN/K

confía en el almirante Villeneuve 6). Éste, en su versión oficial del consejo deguerra, dice que los oficiales franceses y los españoles habían decidido decomún acuerdo no salir, en vista de la fuerza de la armada británica. Pero unosy otros supeditan su decisión a los deseos de Napoleón 7). La única referen

cia a una cierta desavenencia entre españoles y franceses se encuentra en las  emorias del Príncipe de la Paz. En ellas Godoy afirma que el jefe de laescuadra española, Gravina, le visitó en Madrid después de la llegada de laescuadra combinada a Cádiz, es decir, dos meses antes del combate deTrafalgar. Godoy narra que Gravina creía que <Villencuve no era el hombrepara el caso». El Príncipe de la Paz declara además que él mismo dijo aGravina que «en breves días sería reemplazado Villeneuve» 8). En estaobra, escrita unos treinta años después de los acontecimientos, Godoy desfigura los hechos. Gravina no fue a Madrid en las semanas que precedieron alcombate, y lejos de dudar de la competencia del almirante francés «elogiaba

a Villeneuve» en una carta al ministro de la marina francesa, Decrés, remitida por esas fechas 9).

Los documentos existentes no solamente reflejan el espíritu de cooperación que imperaba entre franceses y españoles antes de Trafalgar, sino quedesmienten la protesta de Churruca en el consejo de guerra y aun su mismaparticipación en éste. Según la lista de participantes, que Villeneuve añadió asu versión oficial, Churruca no asistió al consejo 10). Para mayor inverosimilitud, su supuesta protesta contiene una mención anacrónica. Es imposibleque Churruca, el día 8 de octubre, hubiera podido referirse al relevo de Villeneuve, es más: ni tan siquiera podía tener noticia de él. El mismo comandan

te en jefe francés no se enteró de que el almirante Rosilly estaba camino deCádiz hasta el día 15 de octubre de 1805, y aun entonces no se había dadocuenta de que el designio del viaje de Rosilly era Rosilly relevarle II).Finalmente, la versión de la protesta de Churruca es contradictoria con eltexto de una carta que éste escribió a su hermano el día II de octubre de1805. En ella, Churruca no hace ninguna mención de su participación en elconsejo de guerra y, cuando se refiere a éste lo hace en un tenor muy diferente del del propio de una protesta. «Villeneuve hizo —cuenta Churruca— laseñal de prepararnos a dar la vela, sabiendo que las fuerzas enemigas del

 6) ALCAlÁ GALIANO Pelayo: El combate le Trq/zlgar, 2 tomos. Madrid, 1909 y 1930, t.11, pp. 677, 677-679; DE5BRIÉRI:,Edouard: La campagne ¿narifime de /805. Trafalgar publiésous la direction de la section historique de l’état-major de l’Armée/Librairie Militaire R.Chapelot ct Cje, imprimeurs-éditeurs : Paris, 1907), apéndice, pp. 84, 95.

 7) FERNÁNDEZDURO: op. cii. pp. 324, 325, cit. de DESDEvISESDU DEZERT O : «La Marine espagnole pendant la cainpagne de Trafalgar>’,Revue des Pyrénées, X. Toulouse, 1898.

 8) PRÍNcIPEDE I A pz: Memorias, 2 tornos. Ediciones Atlas Biblioteca de Autores Españoles), Madrid, 1956, edición y estudio preliminar de D. Carlos Seco Serrano, t. II, pp. 50, 5].

 9) ALcAI,ÁGALIANO P.: op. ch., t. II, p. 676. 10) DE5DEvISESDUDEZERT: op. ch., p. 40 traducido al español en: FERNÁNDEZDURO:

op. cii., p. 325; y se refiere a la página: Al,cALÁGAlIANO P.: op. cii., t II, pp. 756, 757. II) Carta de Villeneuve a Decrés dci día 15 de octubre de 1805, cit. en: AlcALÁ GAliA

NO P.: 0O. cii., t II. pp. 792, 793.

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EL CONSEJO DE GUERRA ANTES DEL COMBATE DETRAPALGAR

bloqueo eran muy superiores; sin duda creyó iba encontrar oposición en losespañoles, para echarnos las culpas, pero Gravina dejó burlada su esperanza,y no verificó su bravata; al día siguiente pidió junta de generales españolescon los franceses, manifestó la orden que tenía del eniperador para salir en laprimera oportunidad que se presentase y se decidió que no estábamos en elcaso; pareceque el objeto es entrar en el Mediterráneo, pero lo veo muy difícil si los temporales del invierno no dispersan o debilitan las fuerzas enemigas; lo cierto es que nosotros seguimos nuestros preparativos de defensacontra brulotes y toda otra tentativa)> 12).

Este comentario muestra que Churruca se dio cuenta de las dificultades de

una salida, que vio a la escuadraespañola como preparadapara la salida y quenotó que el almirante francés vacilaba. Parece que si los oficiales españolesdisentían de los francesesera más el deseode irse al mar que por el de quedar-se en puerto.

La protesta de Dionisio Alcalá Galiano no se puede corroborar ni refutarcon ningún documento contemporáneo. De la versión de Villeneuve se puedededucir tan sólo que Alcalá Galiano estuvo presenteen el consejo de guerra,pero no se sabe nada acerca de cómo actuó. Los documentos españoles, particularmente la versión oficial de Gravina a Godoy, se han perdido 13). Pelayo Alcalá Galiano, pariente de tres capitanes que tomaron parte en el combate de Trafalgar y sobrino segundo de don Dionisio, desmintió la presuntaprotesta de Churruca, pero no puso en duda la participación de su tío abueloen el consejo de guerra 14). Julián de Zulueta observó que «la idea de unencuentro tempestuoso antes del combate ha tenido tanto atractivo, que las

palabras fuertes de Churiuca ...) están todavía citadas como auténticas». Almismo tiempo, opinó que «parece prácticamente seguro que había cierta diferencia de opinión entre los franceses y los españoles», porque la alianza conFrancia no era bien vista en la España de la época 15). Esta suposición nobasta para verificar la versión sobre la protesta de Alcalá Galiano, especialmente si se tiene en cuenta que la carta de Churruca a su hermano, del II deoctubre de ¡805, refleja más el deseo de hacerse a la mar que el de quedarseen el puerto.

 12) Fi:RNÁND1:zDURO:op rif p. 318, 319.quccita de:ni: S,i.As, 1 . J.: Marina españa

Ja p.259.3) Di:si>i:visi:sny Dyzi:ier: op ci. p.40 traducidoal españolen: Fi:RNÁND1:zDuRo: 0/

rif p. 320:y Ai.cAr.Á GALiANo. P.: op ci. t. II. pp. 718-725. 14) AlcAlÁ GAlIANo. P.: op. jf, 1,p. 3 (sobresusversionesdc parentesco):1. II. pp.

747-760 (sobreel consejode guerra).15) Di: Zui u i:rA, Ju hin: «Trafalgar The Spanish View». Marhter ‘5 Minar uúni. 66

(1980). 293-318pp.308, 309.«Theideaof a ienipestuous niecting before the hattle has hadsoinuch appeal,that thestrong worclsof Churruca ...) are stiII quotedasauthenlic ...) Thai ihere

was sornedifferenceof opinion hetweentheFrenehandtheSpaniardsat theineeling.howevcr,

seernspracticallyeertain».

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EL CONSEJO DE GUERRA ANTES DEL COMBATE DE TRAFALGAR

sido encarcelado bajo el reinado de Carlos IV y puesto en libertad durante laguerra de la Independencia gracias a la influencia del entonces ministro deMarina, Antonio de Escaño, quien durante la guerra de la Indepencia habíaconvocado las Cortes de Cádiz, que formaban el embrión para un Estado anti

francés. De lo dicho se desprende que, unos años después del combate deTrafalgar, tanto la familia de Ruiz de Apodaca como el mismo Escaño teníanrazones bastantes para ver a sus aliados franceses de 1805 de manera muchomás crítica.

Antonio Alcalá Galiano, hijo del brigadier Dionisio Alcalá Galiano, estabatambién muy interesado en mostrar cómo su padre había protestado contra ladecisión de salir de Cádiz en octubre de 1805. En 1844, Alcalá Galiano tradujo del francés y publicó la Historia del Consulado y del Imperio, de AlphonseThiers, en la cual este autor asevera que los españoles habían sido en granparte responsables de la derrota en el cabo gaditano. Para enderezar estejuicio, Antonio Alcalá Galiano añadió una nota en la cual describió el «pundonor del comandante del Bahama» su padre, Dionisio Alcalá Galiano), al nomencionar una protesta en el consejo de guerra 18). En su Historia de Espa

ña, que se empezó a publicar en el mismo 1844, Antonio Alcalá Galianodescribía con más detalle el comportamiento de su padre, por la versión de laprotesta en el consejo de guerra, aludiendo por primera vez a un «lance». Mástarde aplaudió la obra de Marliani, en contra de las acusaciones de Thiers, yanimó a otro autor a publicar su «Carta dirigida al Sr. D. Augusto sic) Thiers ...) refutando las infundadas e injustas acusaciones que dirige a marinos españoles que combatieron en Trafalgar» 19) En sus Memorias detalló aún más elmotivo de la protesta escribiendo: «A poco estuvo que el desenlace del asuntono se dejara a la fuerza de las armas en duelo singular» 20).

Se puede poner en duda la veracidad de Antonio Alcalá Galiano cuandohabla del peligro de que su padre se hubiera visto envuelto en un «lance» o«duelo». Ante todo porque Escaño no hace mención alguna de tal lance, en suprimera descripción de la protesta de su padre, Antonio Alcalá Galiano añadiÓuna nota en la que decía que éste le refirió lo que había pasado en el consejode guerra y que esto había «quedado muy fijo en la memoria de quien estoescribe, como todo lo relativo a aquella tragedia» 21). No obstante, resultapoco convincente su versión del mismo consejo de guerra, porque AntonioAlcalá Galiano lo cuenta también de Churruca, quien —como hemos visto

este artículo— no estaba allí 22). Además, la descripción que ofrece de su

 18) Citado en MARUANI op. cit. p. 304. 19) CREUs, Carlos: Carta dirigida l Sr. D. Augusto fsic] Thiers ... Refrtando las infun

dadas é injustas acusaciones que dirige a marinos españoles que combatieron en Trafalgar.Madrid, M. Rivadeneyra, 1851, pp. 4,5; y ALCALÁGALIANO,Antonio: Recuerdos de un anciano. Biblioteca de Autores Españoles, vol. 83, nota en pp. 17, 18.

 20) Citado como < Párrafo comunicado por D. Evaristo de Churruca» de las Memorias deD. Antonio Alcalá Galiano t. 1, pp. 95 y 97, en FERNÁNDEZDURO:op. cit p. 322.

 21) ALCALÁGALIANO,A.: Historia p. 71. 22) Vease nota anterior y también ALCALÁ GALIANO, A.: Memorias en FERNÁNDEZ

DURO: op. ci:. p. 321.

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EL CONSEJO DE GUERRA ANTES DEL COMBATE DETRA/ALGAR

encuentra en los <Archivesde la Marine, en Madrid» 27). Pero en el Archivo

General de la Marina Alvarode Bazán del Viso del Marqués, en Ciudad Real,no hay vestigio de ella 28). Además parece muy probable que Desbrire haya,de nuevo, confundido sus fuentes. La versión copiada por Vargas Ponce se

publicó por primera vez en una biografía sobre Escaño, apenasunas páginasantes que una carta de Escaño a Mac Donnell 29) No puede convencei; porqueEscaño describelo sucedido en el consejo de guerra a Mac Donnell, quien tomóparte en dicho consejo. Un influyente historiador inglés, no obstante, cita aDesbriére, argumentandoque había más de un hombre con el nombre de MacDonnell en la escuadraespañola 30) —pero sólo habíael comandantedel navíoRayo con este nombre, y fue él quien tomó paite en el consejo de guerra. Enresumen, sobre la base de las fuentes extranjeras es posible esclarecer lo quepudo haber sucedidoen el consejo de guerraprevio al combate de Trafalgar.

Influencia de estas versiones sobre el juicio del combate de Trafalgar

El examen, tanto del contexto histórico del consejo de guerra antes delcombate de Trafalgar como de los orígenes de las versiones sobre el desarrollode este consejo, ha mostrado que no existe una prueba concluyente acerca dela autenticidad de las versiones sobre Churruca y Alcalá Galiano. La versiónsobre Churruca parece un desarrollo retrospectivo sin auténtica base documental, mientras que la que versa sobre Alcalá Galiano tiene un fondo másverosímil, aunque hay muchos argumentos a favor de que se originó tambiéna partir de una interpretación retrospectiva de los acontecimientos. No obstante, dada la falta de una prueba de autenticidad, los hechos recogidos en ambasversiones, no solamente pasaron a integrar algunas narraciones del combate

de Trafalgai; 31) sino que también influyeron en la manera en que se juzgóeste acontecimiento.

Se consideraron, mayormente, las protestas como pruebas de que los españoles habrían evitado la catástrofe si hubieran ejercido el mando supremo.Alcalá Galiano y ChuiTuca eran vistos como oficiales honrados que juzgaronla situación correctamente, que podían pronosticar el resultado desastroso,ya

 27) DvsuRii:Ri::op. cii.. apéndice.pp.98—lOO.

 28) Cartadel Jefedel áreade referenciasde dichoarchivo.Fdo.Miguel Angel cjeBenito

García a la¿tutoracje129 deuctubit de 2002. 29) DEPAUlA QUADRADOy DERoo:op. cii.. pp. 44-145 norade Escañosobreel conse

jo deguerra)y 158-159 cartade Escañoa Macdonnell). 30) CoRrsr:r—rJulian: lite Ga;npaign ql/SOS: Tra/i lgar. London, 1910). pp.359-361 31) Apartede las obrasnombradasen nota l se puede encontrar la versiónsobreAlcalá

Galiano en: Curus: op. cii.. p 25; Fr:RRRr:RDE Couro. José:Historia (le combate tiara de

Taflilga,. Precedida (le a (le renacimiento (le la marina española durante e siglo xvi . Madrid,1851. p. 123 Ferrerde Couto incluso dijo que Alcalá Galiano habíapropuestoun duelo aMagon); CovrE LAcAvI:,Augusto:En los días de 7)falgar. Edición patrocinadapor la Excma.Diputación Provincialde Cádiz.Cádiz,1955.pp.59-61y muchasotrasobras;y la versiónsobreChurruca en: Crr.soGArclA, P. : Horacio Netço,,. Vida y gloriosos hechos (le gran ahnirante

inglér. Narrado a lajur’entud. Editorial Araluce,Barcelona,1929,p. 119entreotros.

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EL CONSEJO DE GUERRA ANTES DEL CO vIDATE DE TRAFALGAR

Por fin, cien años después del combate, la pregunta de cuál era el alcanceexacto la responsabilidad de Gravina empezó a preocupar a los historiadores.Pelayo Alcalá Galiano acusó al almirante español de no haber insistido lobastante en que se convocara otro consejo de guerra cuando Villeneuve decidió dar la orden de salir de Cádiz, diez días después del consejo que nosocupa. En vez de obedecer la orden de salir, «como comandante de la escuadra española, debía haberse opuesto a secundar la desesperada determinaciónde Villenueve». Pelayo Alcalá Galiano, aunque llega a reconocer que Gravinaactuó motivado por el sacrosancto amor de su patria», concluye que éste pudoy debió evitar el desastre de Trafalgar 37). En 1955, Conte Lacave defendió aGravina, en contra de las acusaciones de Pelayo Alcalá Galiano. Conte insistióen que a Gravina «como a todos, sólo tocaba obedecer las órdenes imperiales», y aceptó implícitamente que había cierta libertad de decidir cuándoejecutar dichas órdenes al discutir la decisión de Villeneuve acerca de cuándo

salir. Subraya que Nelson había mandado unos barcos a Gibraltar, lo que debilitó su armada, cuando Villeneuve, el día 18 de octubre de 1805, decidió salirdel puerto. Con el fin de refutar la sugerencia de que Gravina habría podidoproponer otro consejo de guerra, Conte muestra que la afirmación de Escañode que Gravina había propuesto el primer consejo era incierta y que Villeneuve «convocó la Junta o Consejo por su propia iniciativa» 38).

Conclusión

Este artículo ha tratado probar, en sus dos primeras partes, que las versio

nes de las protestas de Alcalá Galiano y Churruca en el consejo de guerraantes del combate de Trafalgar no se basan en fuentes fidedignas, y que laversión acerca de Churruca no puede ser auténtica. En su tercera parte eltrabajo ha tratado de mostrar, cómo estas versiones han influido en la manerade juzgar la responsabilidad española en el desenlace del combate. En primerlugar, las versiones ayudaron a ver a los franceses como responsables y, mástarde, formaron parte de una discusión sobre la posible culpa de unos españoles, el Gobierno y el jefe de la escuadra española, Gravina.

Una nueva evaluación del combate de Trafalgar debería basarse en unanálisis más preciso de las fuentes. En vez de considerar las versiones de las

protestas más dramáticas, se debería en cambio tener en cuenta que la situación en Cádiz, en el otoño de 1805, era muy complicada para los altos oficiales de la escuadra combinada. Este artículo sugiere que una discusión másponderada del combate de Trafalgar ayudaría a comprenderlo mejor en todasu complejidad.

(37) ALcALÁGALIANOP.: op. cii. t. II, pp. 820, 822, 825 828.

(38) C0NrE LAcAvE op. ciL pp. 187-224,y particularmentepp. 20 , 203, 205-207.

Año 2003 REvISTADEHISTORIANAvAl.

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MAR1ANNECZISN/K

Gracias al George Scott Travelling Scholarship de la Facultad de Arte de la

Universidad de Edimburgo he podido viajar a Madrid para investigar las fuentes españolas en las cuales está basado este artículo Agradezco a Alberto

Lena Ordóñez para haberme ayudado lingüísticamente y Augustín Guirnerá

Ravina el haberme facilitado el acceso a los materiales españoles y a laversión española del combate de Trafalgar

60 REvISTI H HIsToRI NAvAl. Núm. 8

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«PONERELTÁMESISEN LLAMAS»CLAVESINTERPRETATIVAS

DE LA GRANARMADA

COMO FUERZAANFIBIAPablo DE LA FUENTE

H isloriaclor

  o set he Tharnes on fire es un expresión inglesa muy ilustrativa si se

tiene presente cuál era el objetivo anfibio de la Gran Armada y por lo tanto

no he podido ahorrármela en el momento de titular este trabajo. Significahacer algo grande o extraordinario lo cual da contenido a la esencia de lo que

fue la empresa de Inglaterra para la cual Felipe II apresté una imponente flotade guerra que no en vano fue llamada la Gran Armada. Si se juega con latraducción literal se puede llegar a una sugerente hipérbole ya que precisa

mente dicho río iba a ser el área en que la abrumadora fuerza bajo el mandode Medina Sidonia debía volcar su potencial anfibio: el Támesis iba a arder.

Este trabajo moriría en su ambición si se propusiera retomar todas las

opciones navales y militares que tanto Felipe II como sus más cercanos

asesores barajaron durante dos décadas de conflicto con Inglaterra. Por ello

centrará el principal objetivo en desentrañar cómo se originó y perfilé el plande asalto anfibio en el que la fuerza al mando de Medina Sidonia tenía un

esencial protagonismo que según mi opinión no se ha acabado de entender nide ponderarse en su justa medida.

Otro aspecto que pienso analizar es el poso cultural que tuvo la gestación

de la empresa destacando el papel del saber histórico como elemento quecontribuyó a madurar el plan de campaña.

El renacimiento de Julio César

Dos décadas cabe remontarse para bosquejar cómo se fraguó la seleccióndel área para el asalto anfibio. Una aplastante suma indiciaria lleva a concluirque fue el duque de Alba el padre del plan de invasión. Si se analiza larelación epistolar de Alba con Felipe II y sus asesores más inmediatos entrefinales de los años sesenta y principios de los setenta se infiere que los aspectos relativos a los detalles relacionados con la concepción del plan de operaciones es algo que parece que se da por entendido. Aun así cabe plantearsecuáles son los detalles que parecen definir dicha situación.

Aunque Alba en ese momento gobernador de los Países Bajos fue un

decidido detractor de la Empresa de Inglaterra cuando su rey se lo ordena no

Año 2 3 RIwlsrA oi HIsI RIANAvAl

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PABLO DE LA FUENTE

por ello dejará de obedecerle y comenzar a perfilar el plan de operaciones 1).Dentro de este aspecto cabe valorar dos cuestiones que se relacionan íntimamente en el planteamiento del problema: el pensamiento militar de Alba y surelación con el Rey Prudente.

Querer entender los primeros planes de invasión de Inglaterra es a la vezintentar comprender el bagaje intelectual de un excelente soldado. Durante elRenacimiento, la Historia, en particular la clásica es contemplada básicamentecomo una fuente ejemplar de enseñanza moral 2). Por lo que atañe a la historia militar y a la validez de su discurso, este puente humanista hacia el mundogrecorromano se aprecia claramente si se toma en consideración un aspectotan determinante como las nuevas aportaciones en el arte de la guerra 3). Sepuede afirmar que Alba era una especie de historiador militarizado quedisfrutaba en sus ratos libres con discusiones de este tipo con sus oficialesadjuntos. Su gusto por la historia militar clásica iba mucho más allá de los

aspectos más pragmáticos que se pueden derivar de un mero conocimiento yde su explotación, cayendo en la más profunda admiración los líderesmilitares más importantes de la Antigüedad. Honda fue la impresión que aéste le causó la proclamación de su señor Carlos y como el nuevo Escipión elAfricano tras la conquista de Túnez, en 1535 4). Sin embargo, si alguna figura histórica compensaba la admiración de Alba ésta es, sin lugar a dudas, la deJulio César. Parece ser que su veneración llegó hasta tal punto que, durantesus campañas en los Países Bajos, el hecho de que asentara su cuartel generalen Keiserlagen, la antigua Castrum Caesaris, fue en buena parte debido a quesu admirado César había hecho lo propio durante su campaña contra los

belgas. A partir de ahf, la analogía con los rebeldes holandeses y zelandesesestá servida. Sin embargo, Alba no sólo tomó en cuenta los aspectos másépicos, ya que también consideró como una seria referencia las experienciasbélicas. Cuando, en una de las fases más críticas de sus campañas en los Países Bajos su enemigo Orange vadeó el Maas, emergió el referente a los problemas durante la Guerra Civil del ejército cesariano frente a Ilerda y lascomplejidades del frente del río Segre 5).

La fscinación de Alba por César fue uno de los factores que condicionaronel plan de invasión. Parece obvio que dicho plan debía sustentarse en lacampaña de César contra los britanos descrita en su obra La guerra de las

Galias 6). La obvia aplicación de la lección cesariana era el paso del ejércitode Flandes y su desembarco en la costa de Kent. La pervivencia de la idea y

 1) MALTBY William S.: El Gran Duque de Alba. Un siglo de España y Europa. Turner,capítulo 9. Madrid, 1985.

 2) FoNTANA,Josep: Historia: análisis del pasado y proyecto social. Crítica, Barcelona,1982, pp. 41 y 43.

 3) PARKER,Geoffrey: La revolución militar. Las innovaciones militares y el apogeo deOccidente 1500-1800. Crítica, Barcelona, 1990, pp. 23 y ss.

 4) MALTBY:op. cit. p. 52. 5) Ibídem capítulo 8.

 6) Caesaris Commentarii de Bello Gallico libro IV, capítulos XX-XXV; y libro V, capítulos 1y V1I1-XXIII.

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«PONER EL TÁMESIS EN LLAMAS»: CIA VES INTERPRETATIVAS...

su asociación historiográfica se hace palpable incluso años más tarde, cuandoBernardino de Escalante no sólo señale en sus informes la costa de Kentcomo una de las opciones de desembarco, aunque no se mostrará muy favorable a ella, sino que además entre en la asociación al describir el objetivo:

«Este se llama el puerto Dobra está en la parte de Flandes con el gran castilloy fuerte que hizo Julio César» 7) La historicidad del pensamiento de Albacon respecto al plan militar no hay que justificarlo ante una pobreza de recursos, ya que éste era un líder experimentado en la guerra anfibia: Túnez,Provenza o Argel fueron lecciones que le mostraron los entresijos de este tipode operaciones 8).

En una de las biografías más celebradas del reciente aluvión historiográfico alrededor de la efemérides de la muerte del Rey Prudente se ha venido aincidir en significar la figura del monarca lejana a lo que se podría definircomo un intelectual. Si bien dicho debate nos podría hacer entrar en

farragosas cuestiones de definición, el hecho mismo que Felipe II fuera eldetentador de la biblioteca más numerosa de Europa es un elemento que vienea poner en cuestión dicha afirmación. Si bien en el criterio de Alba ya se hademostrado la influencia del saber histórico en la planificación militar, lagestación de la Empresa es un proyecto que se entrelaza con la intervenciónpersonal del monarca. Sobre la visión historicista como punto de enfoque delplan de invasión, otras fuentes vienen a insistir en aspectos similares. Siendoaún rey de Inglaterra, Felipe pudo adquirir un notable conocimiento de lahistoria militar inglesa, ya que en 1557 un grupo de consejeros militares ingleses le regaló una historia de Inglaterra desde la invasión, precisamente,

romana 9). Otro aspecto a analizar es plantearse de qué manera Alba madurala idea y hace de ésta partícipe a su soberano, más cuando en el momento queFelipe II le plantea la invasión, el plan no aparece nada detallado en la documentación del momento 10). Cabe creer firmemente que la idea general delplan ya estaba sólidamente perfilada, tanto en lo relativo a la idea de Albacomo por encima de todo al conocimiento que de la misma pudiera tenerFelipe II. Hay que considerar que existió una perfecta ocasión para ello cuando Alba y Felipe II viajaron a Inglaterra en 1554. Visto el carácter del duque ysu veneración por César, así como el gusto del monarca por la geografía y lahistoria, cabe imaginar como a lo largo de su navegación a través del canal de

la Mancha y el río Támesis Alba adquirió un detallado conocimiento del que,con toda probabilidad, hizo partícipe en alguna medida a su señor.

 7) Biblioteca Nacional, manuscrito 5785, folio 168. «Dobra» es identificable con Dover. 8) MALTBy:Op tU. pp. 54 y 67. 9) RoDRÍGUEz-SALGADoMaría José: Un imperio en transición. Carlos V, Felipe II y su

mundo, /551-1559. Crítica. Barcelona, 1992, p. 297. Actualmente trabajo sobre la hipótesis deque la obra aludida probablemente sea la Anglicae historiae, de Virgilio Polidoro, publicada enBasilea en 1534.

 10) CALvARGR0SS Jorge ET AL11:La Batalla del Mar Oceáno. Corpus Documental delas hostilidades entre España en Inglaterra 1568-1604), Madrid, Instituto de Historia yCultura Naval, 1988, volumen 1, documentos 21,22 y 23. Vide tambiénRODRÍGUEZ-SALGADOMaría José, ET ALTI:Artnada, 1588-1988,Londres, Penguin Books, p. 13.

Año 2003 REvIsTAOBHIsToRI N v L 6

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PABLO DE L4 FUENTE

Andando el tiempo, los planes de Alba serán paulatinamente alterados. Pesea ello, algunas de las alternativas parecen seriamente influidas por la idea cesariana. Así, la idea del desembarco en l-Iarwich Essex) en 1571 parece una

readaptación del plana fin de acomodarlo al impórativo de dar apoyo a la

revuelta católica encabezada por el duque de Norfolk 11). La autoría por defecto del proyecto de desembarco en Kent por parte de Alba queda ilustrada por las

propuestas de uno de los principales patrocinadores de la Jornada de Inglaterra,

el embajador Guerau de Spes, ya que pese a sus diversas propuestas en Inglaterra e Irlanda, en ninguna alude a Kent como área de desembarco 12).

Pese a estos matices, cabe ___________________________________________considerar la existencia de - --

dos circunstancias primor- 1-

diales que serán claves en . . . k -

dicho proceso. La primera de ‘ ,H / -‘‘‘‘

ellas, aunque de difícil valo- .

iacion, seta la mueite de Alba . . <. .

en 1582. Aunque el rey / 1/

perderá a su principal planifi- y /

cador. también se debe . “ “ . /significar la pervivencia del - -

criterio anfibio de la . t o-operación en lo relativo a las ...... áreas de desembarco. Otro ________________________________________aspecto, mucho más decisivo

Carta de la zonade los Downs. donde la Gran Arniaciaen lo que se refiere la con- debía desembarcar.Se pueden apreciarlos peligrososfiguración de la base de parti- bancosdearenade GoodwinSands. GraceGalleris. Oidda, se perfila en el progresivo MapsofGreai Britain. núm. lis.)incremento del poderío de lamonarquía hispánica en el Atlántico Norte 13). Las campañas navales relacionadas con la anexión de Portugal, en especial la toma de la Tercera, consolidan la capacidad anfibia de la fuerza naval española. Lisboa se convertía enplataforma de la Empresa de Inglaterra.

Aun así, se debe significar que los trabajos preparatorios del marqués de

Santa Cruz desde 1583 son una importante alteración de la base de partida de

la fuerza, pero tampoco alteran la idea sobre el objetivo de la invasiónterrestre 14). Es más, éste se aplica en el estudio de medios navales, inclusollegando a establecer también las tropas necesarias, pero en modo algunoentra a discutir sobre las áreas de desembarco. Significativo sobre la cuestión

 II) PARKER, Geoffrey: La gran estrategia de Felipe 11.Alianza Editoria. Madrid. 1998.p. 274.

 12) Archivo HistóricoNacional.ÓrdenesMilitares, 1.3512,exp. 29. Sobrelasintrigasdciembajador Spes,vide PARKER:La gran estrategia... véase:op.cii., pp. 264 y ss.

 13) PiCORRALES Magdalenade Pazzis: El declive de la marina filipina /570-1590).Universidad Complutense.Madrid, 1987,pp.596-669.

 14) FERNÁNDEzDugo, Cesáreo:La Armada Invencible. Sucesoresde Ribadeneyra.Madrid, 884.documento7.

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«PON R EL 7ÁMESJS EN LL4 MAS»: CLAVES IN7ERPRE7ATIVAg..

es que ese mismo año una interesantfsima comunicación cifrada recoja elanálisis de un surgidero «a cinco millas de Dovre [sic] tirando la vía del

Norte.., junto a unos castillos que llaman de Dunas [sic] entre dicho Dovre y

Zanduych [sic], que es una rada muy honda y capaz de qualquier [sic] armada,donde se puede surgir muy cerca de tierra estando muy seguro de la mar y de

la gente dc aquel Reyno [sic] que pretendiesen darle trabajo» 15). Un detalleque concuerda con la lógica del discui-so expuesto es que una clarificadora

nota hológrafa del rey en que se manifiesta que «destc avía noticia acá [sitj»lo que confirmaría que con antelación dicha posible área de desembarco había

sido estudiada. La zona no ofrece dudas, The Downs, entre Dover y Sandwich, Incluso el sector de desembarco se puede concretar gracias a la referen

cia a los castillos que nos aproxima al área de Deal, flanqueada por su castilloy los Walmer y Sandown (16). Incluso el dctalladLsimo derrotero de Medina

Sidonia marca una serie de importantes especificidades sobre «las Dunas, y siquisieres surgir en ellas, surgirás en frente de los fuertes que ay en las 8 ó 9

braças, y no vayas a un fondo de 9 braças, porque irás a la Gudina [sic]» enclara referencias a los peligrosos bancos de Goodwin Sands (17),

Obviamente, la alternativa de Santa Cruz hacía que el rey se plantearadudas con respecto al objetivo original del desembarco, dudas que hacc sabera Alejandro Farnesio en septiembre de 1583, cuando le consulta «si yendo asurgir a las Dunas podrían echar la gente en tierra con brevedad en baxeles

chicos y si estos han de yr de acá o si los avrá por allá en Dunquerque,Neuport y Gravelingas, que se presupone que si, y en caso de ser invierno les

cargase algún temporal se podrían meter y abrigar seguramente por estascostas o las de Inglaterra, que serán más a propósito» (18). Si hasta ese

momento los matices culturales y contextuales sobre la génesis de la invasiónde Inglaterra nos aproximaban al duque de Alba, el criterio expuesto por

Alejandro Farnesio a petición del propio Felipe II remacha la cuestión alproponer como objetivo de la Gran Armada el puerto galés de Milford Havcn

y desmarcarse del proyecto de desembarco en Kent (19).

«Id y abrasad el mundo»

Tal y como ilustra el inicio del soneto que Lope de Vega dedicó a la Jorna

da de Inglaterra en la cual participó como soldado grandes cosas se espera-

(15) CAI.vARGRoss ET Aui documento 342. Por desgracia, el documento es anónimo.Véase el fascinante original en el Archivo General de Simancas, estado, cg. 586, ti 46.

 16) Sobre dichas fortificaciones y el precedente cesariano vide CoppA,Alessandra: «LaDescrittione de porti et fortezze del regno d’Inghilterra fatta dal sig.re Filippo Pigafetta gentilhuomo vicentino l’anno 1588 al di’ VI di luglio», 219-231, Architeni e ingegne;-imilitan itajani all’estero dal XV al XVIII recalo. Volunie secando da ‘Atlantico al Batuco, Sillabc,Livorno, 1999, páginas 221-223 y 226 nota 18.

 17) Apud Pi C0RRALrs:opere citato, página 1109. 18) CALvAitGR0SSr ui: documento 335.

 19) Ibídem, documento 351.

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PABLO DE LA FUENTE

han de la Empresa. Hoy en día existe la línea predominante de análisis historiográfico apunta hacia el carácter irrealizable del plan operativo corno clave delfracaso. Este criterio, según mi modesta opinión, es francamente cuestionable.La concepción de la Empresa de Inglaterra corno operación naval y militar debe

ser reinterpretada, y ha de serlo a partir de dos cuestiones íntimamente entrelazadas: el carácter de la Gran Armada corno grupo de asalto anfibio y el papeldel Ejército de Flandes como segunda y sucesivas oleadas de invasión 20). Hoyen día se parte de la idea equivocada de que la primera oleada de invasión debíaser liderada por Alejandro Farnesio, duque de Parma, al mando de las tropas delEjército de Flandes destinadas para tal fin, lo cual no es correcto.

Uno de los factores que han nublado el conocimiento han sido los repetidos en-ores de Medina Sidonia motivados por la incompetencia de su jefe deoperaciones, Diego Flores de Valdés. Aunque esta cuestión no es uno de loselementos a analizar exhaustivamente en el presente ti-ahajo, sí cabe entrar en

algunos de los aspectos del plan cuya mala interpretación en pat-te puede serachacada a la equívoca actuación del mando supremo de la Gran Armada. Porejemplo, no ofrece dudas que el refugiar la armada en Calais no sólo fue unadesacertada decisión sino también una clara desobediencia a las explícitasórdenes del rey. en las cuales se manifiesta sin excepción «huir siempre Íde]la costa de Francia y Flandes, por los bajíos y bancos» 21). El criterio regioes determinante cuando a principios de agosto de 588 se dirige a MedinaSidonia y le precisa el objetivo del desembarco: «La importancia que seríaque os metiésedes y asegurasedes sicj en el mismo río de Londres» 22).Sobre la ejecución de la operación, el almirante general Juan Martínez deRecalde tenía perfectamente asumida la naturaleza de las inequívocasórdenes: «Pasar a las Dunas y de allí asistir y dar la mano a lo que está enDunquerca sic] y a que pase el ejército del duque de Parma con seguridad» 23). Precisamente, la esennatutaleza esencialmente anfibia de la Gran Armada exótica el alistamiento de galeras. En este contexto, al igual que en otrasexperiencias atlánticas anteriores, la galera, por sus peculiaridades técnicas—tales como el escaso calado o el despliegue de su armamento principal aproa—. asume en este escenario la función de buque de asalto anfibio 24).

 20) La composkión de ambas fuerzas ha sido monográficamente estudiadaendos inagisu-ales trabajos. Con respecto a las tropas dc la Armada, vide GRAcIA RivAs Manuel: Los

Tercios de la Gran Atinada (1587-1588). Madrid. Editorial Naval, 1989. Sobre el componentedel Ejército de Flandes que debía constituir las sucesivas oleadas de invasión, vide O’DONNEI.I.y DUQUEDE EsTRADA Hugo José: La fuerza de desembarco de la Grau Armada contraInglaterra (1588). Su origen, organización y vicisitudes. Madrid, Editorial Naval, t990.

 21) FERNÁNDEZDURO:O cit., doc. 94. 22) Ibidem, doc. 161. 23) Ibidem doc. 140. 24) Sobre precedentes,vide CASADOSOTO,José Luis: Los barcos españoles del siglo XV

y la Gran Armada de 1588.Madrid, Editorial San Martín, 1988, p. 50. Así como también CEREZ MARTÍNEZRicardo: «La conquista de la isla Tercera», Revista de Historia Naval, núm. 3 1983), 5-45, p. 17. Sobre la suerte de las galeras de la Gran Armada, GRAcIARIVAS Manuel:«El motín de la Diana y otras vicisitudes de las galeras participantes en la Jornada de Inglate

rra», Revista de Historia Naval, núm. 4 1984), pp. 33-45,passim.

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«PONER EL TÁMESIS EN LLAMAS»: CIA VES INTERPRETA TJVAS...

Las ventajas estratégicas de un desembarco en la boca del Támesis sonincuestionables. En primer lugar, las fuerzas navales, siguiendo el eje de esta

vía navegable podían prestar apoyo logístico y cobertura artillera al avance delas fuerzas terrestres. Por otro lado, un desembarco en ese punto dificultaba de

forma importante la defensa de Londres por parte del ejército inglés. Laspropias palabras del monarca son ilustrativas del hecho, cuando significa queello «obligará al enemigo a tener dos ejércitos, uno a una parte del río y otro ala otra» y a la vez «hará tener seguro el tránsito de Flandes» 25). La situación

militar de las fuerzas de Isabel Tudor rozaría la desesperación, vistos una serie

de imperativos que ofrecen poca discusión. La defensa de la capital londinense a partir del establecimiento de un frente defensivo en profundidad

significaría dividir las fuerzas en dos, a fin de defender ambas orillas del río,situación que se agravaba dado que el nivel combativo de las tropas inglesas

estaba muy por debajo del de los tercios españoles 26). La renuncia a esta

opción era tan o más desaconsejable que la anterionnente planteada, ya queLondres, carecía de fortificaciones abaluartadas, era extremadamente vulnera

ble a un asedio en regla.

Otro aspecto interesante es que Felipe JI expresa que dicha opción favorecería el paso desde Flandes. Sin duda alguna, se infiere de dicha opinión que

una de las opciones de la marina inglesa fuera encerrarse en la boca del Táme.sis, a fin de dificultar la entrada de los barcos españoles. Si bien es cierto que

dicha circunstancia podía darse, como contrapartida existía el hecho que las

 25» FERNÁNDEzDuno: opere cUeto documento 161.

 26) MARTIN Colin y PARKER Geoffrey: La Gran Armada 1588 Madrid, Alianza Editorial, 1988, capítulo 14.

Castillo de Deal, en el área donde la Armada iba a desembarcar, construido en la primera mitaddel siglo xvi. Aunque era posible artillarlo, técnicamente era una fortificación arcaica si se la

compara con los abaluartados sistemas coetáneos.

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PABLO DELA FUENTE

principales unidades inglesas no podrían impedir el crucc de las tropas deFarnesio, operación ciertamente compleja. Nuevamente Recalde es una vá

lida rcferencia al opinar que serán «necesarios algunos días para esto, pueshabiendo de haber caballería, como se entiende no puede ser en una barcada,

y plegue a Dios sea en dos», lo que ilustra lo afirmado anteriormente cuandose ha establecido que serían necesarias varias oleadas para el paso de estastropas 27).

Realmente, del análisis de una serie de factores se puede concluir que lasituación de la marina inglesa no era mucho mejor que la de las fuerzas

terrestres, visto el incierto panorama que se cernía. Tanto el pronóstico de

Felipe II, que cabe recordar que en una de sus hipótesis operativas apostabapor su posieionamiento defendiendo el estuario del Támesis, como la posición

que presentó en batalla el grueso de las fuerzas navales inglesas. constantemente a poniente a fin de barloventear a la Gran Armada, a largo plazo le

llevaría a una situación de inferioridad táctica. En el primer caso, el combateen un espacio reducido conllevaría la superioridad española, visto el superior

potencial de su infantería embarcada, mientras que en la segunda las opciones,para poder atacar el paso del ejército de Flandes no eran mucho mayoresfrente a una pantalla de las unidades de Medina Sidonia. Contando con la

mejor de las opciones tácticas de las que los ingleses podrían disfrutar, el

ataque con viento favorable, el panorama no era muy esperanzador, ya queforzosamente las naves de lord Howard debían poner fuera de combate a las

unidades que defendían la pantalla que daba cobertura a la flotilla de navesfluviales que transportaba al ejército de Flandes 28). Si se analiza como

elemento adicional la experiencia de los combates que se dieron en el canal dela Mancha, en los que la efectividad inglesa fue mínima, se aprecia hasta quépunto la situación se podía haber enmarañado para los ingleses.

El tiempo del trueno

Parafraseando el apocalíptico sueño premonitorio de Lucrecia de Leónsobre la suerte de la Gran Armada, la peculiar actuación regia había preparadouna caja de truenos que de haberse desatado habría afectado seriamente el

buen funcionamiento de la cadena jerárquica 29). Ya en un anterior trabajome he referido a Alonso Martínez de Leiva como el hombre para todo de laArmada. Aunque no ostentaba mando orgánico alguno del componente navalni del terrestre —pues no sólo no era capitán general, sino que ni siquiera eraalmirante de ninguna escuadra, y tampoco jefe de tercio alguno, el poder deLeiva era casi omnímodo, pues de hecho era el segundo jefe de la Armada y

 27) FERNÁNDEzDURO:opere citato, documento 140. 28) Sobre la flotilla que debía transportar al ejército de Flandes, vide RIAÑ0LOZANO

Fernando: Los medios navales de Alejandro Farnesio, Madrid, Editorial Naval, 1989. 29) Sobre la figura de esta vidente me remito a la fascinante obra de KAGANRichard L.:

Los sueños de Lucrecia. Política y profecía en la España del siglo XV , Madrid. Nerea, 1991,passitn

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«PONER EL JÁMESIS EN LMMAS»: CLAVES INTERPRETATIVAS

por orden directa del rey máximo responsable del asalto anfibio 30). Sobreeste último punto, en una instrucción secreta salida del despacho real se mani

fiesta que «es mi voluntad que cuando saltare la gente a tierra, la saque, tengay lleve a su cargo don Alonso de Leyva [sicj mi capitán general de la

caballería ligera de Milán, hasta entregarla al duque Ide Parma, AlejandroFarnesiol» 31).Las lecturas de este documento son jugosísimas. Primeramente, se corro

bora una vez más que los tercios de la Oran Armada eran el puño anfibio de lainvasión, la primera oleada de tropas que debía asegurar la cabeza de puente

para el paso sucesivo del Ejército de Flandes al mando de Alejandro Farnesio.Por otro lado, el hecho de que se aluda a Leiva como capitán general de lacaballería ligera de Milán es indicativo de lo dicho sobre su rango orgánico en

la Oran Armada. Si Juan Martínez de Rccaldc fue el gran perjudicado por loque se refiere a la reestructuración de hecho de la cadena de mando naval, elgran perjudicado de la veleidad filipina relativa al mando del asalto anfibio

fue el maestre de campo general don Francisco de Bobadilla. Objetivamente,Felipe II no tenía razones para dcsplazarlo del mando. Puede afirmarse sin

duda alguna que Bobadilla era el máximo experto en guerra anfibia. Su referente más lejano era el asalto de Middleburg y más recientemente había desta

cado en la campaña de las Azores y, sobre todo, en la toma de la Tercera,donde lideró exitosamente un tercio 32).

Si la figura de Leiva era un injerto en la cadena jerárquica que sin duda

creó malestar, realmente la decisión filipina abría la posibilidad a una serie de

riesgos difíciles de asumir y que podrían haber arrastrado a la Gran Armada asu colapso operativo. Ya se ha planteado que una de las opciones previstas es

que la marina inglesa intentara bloquear el estuario del Támesis. En elsupuesto de que las fuerzas al mando de Leiva desembarcaran y en esemomento Medina Sidonia, como resultado del combate, fuera baja, la más

surrealista anarquía se habría apoderado de las filas españolas.. ¿Cómo sepensaba advertir a Leiva de que debía asumir el mando? ¿Qué habría sucedidoante esa indecisión momentánea? Pero la situación en tierra abre además otros

interrogantes. ¿Sería factible su embarque? ¿De qué manera se transmitiría aBobadilla que debía asumir el mando? Parece evidente que incluso una solu

ción positiva a todo este cúmulo de situaciones había supuesto un serioembarazo para una dirección continuada y eficaz de las operaciones.

Año 2003REvIST DE HISTORI N v L

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P BLO DE L FUENTE

¿Flavit et dissipati sunt?

Con la interrogación sobre el texto de una célebre medalla inglesaconmemorativa del fiasco hispano quiero introducir las conclusiones de este

trabajo 33). Esta invitación a un fracaso coyuntural, condicionado por lasadversidades meteorológicas, debe ser en buena medida reconducida a partirdel análisis de factores estructurales, algunos de ellos ajenos a las complejidades de la guerra anfibia.

Ha quedado demostrado cómo el plan de campaña fue sometido a unproceso de maduración intelectual en el que existió una profunda raíz culturalque se adecuó a los imperativos del momento. Otro de los objetivos que estctrabajo ha pretendido alcanzar es que no tanto el plan, sino su más que deficiente ejecución aderezada con una manifiesta insubordinación, fue un factorque no sólo en modo alguno ayudó a solventar los problemas opei-ativos,sino

que además fue un elemento determinante en que la Empresa de Inglaterra sediluyera.Como reto de futuro, uno de los elementos que creo hay que hacer entrar

en liza es el hecho que los dos líderes más importantes de la Empresa, MedinaSidonia y Farnesio, no tuvieron una participación nada destacablc en laconfección del plan de operaciones. Tan es así, que como causa del fracaso dela empresa la propuesta de este último de desembarcar en Gales fue desoídapor el Rey. Aunque una adecuada valoración de este tema excede de laspretensiones de este trabajo, parece evidente que la muerte tanto de Albacomo de Santa Cruz, las cuales sí tuvieron una directa influencia sobre la

cuestión, es un factor que cabe empezar a tener en cuenta en mayor medida.

 33) Dicha pieza numismática aparece en MARTIN y PARMER op. cit. p. 14.

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DON JU N NGELDE MICHELENEN EL RÍODE L PL T

Alejandro N. BERTOCCHIMORÁN

Historiador naval

Desde el año de ¡983 hastala fecha, la REvIsTA DE HIsToRIA NAVALhapublicado decenasde rtículos sobre los procesos históricos que significaronla implosióndel Imperioespañol,abordadosen su mayoría,por cierto, desdeuna perspectivamarítima y naval.En estemarcotanto lasplumas peninsularescomo las de Iberoaméricahan establecidouna secuenciade causasde lasindependenciasamericanasque arrancade un hecho:la penetraciónnapoleó

nica en Españay,con ésta,la prisión de la familia real quesuponeuna prolongada guerrapor la independencia,que inevitablementetrajo consigola acefaha de aquelpodercentral,unificador,quenació con losAustrias.

Para muchoshistoriadores,nacidosen la vieja Españao no, la insurgenciaamericanafue una guerracivil que el pasoinexorablede los acontecimientos,y el prolongadolapsode tiempo queduró la intrusióndel Corso,condujoa laobtención de una independenciatotal, consumadaen los camposde Ayacucho 1).

Resulta claro que a estos conceptosse les une una larga serie de otrosaditamentos, como el de la notable presenciade la Gran Bretañaen estos

procesos,con esafuerza gravitacionalque tuvo su políticaen aquellashoras.Wellington, en la Península,codo con codo con los combatienteshispanos,mientras en los maresde América la Marina inglesajugaba dualmente,sinduda, siguiendo la derrotaya establecidasiglos antespor Su GraciosaMajestad.

Entonces,dentro de la historia naval, tuvimos figuras de gran pesoen eseproceso señalado.La marina dieciochesca,que tantasglorias habíadado aEspaña,peseal desastrede Trafalgarprosiguióen el siglo XIX protagonizandonotables hechosde armasdondela valía y el lucimientopersonalno solo sedio al cañón y desdela cubierta de los buquesde la Real Armada,sino en

terrenos bastantedisímilesy lejanosde lo establecidoen los cánonesde lasacademias navales de la península.Por mar o tierra, en la tregua o en elcombate; pluma en manoo al grito templadodel parlamento,el marinoespañol sehalló plenamenteinmersoen aquellaagitaciónimparablequeen apenasdécaday mediasupusoel final de un imperio dondenuncaseponíael sol.

En el Río de la Plata,uno de los «cuatrofocos de reacciónrealista»,queseñala Guillén, destacaen los inicios del procesoindependentistala repetidaactuación de varios marinosque, inasequibleal desalientovan a destacarse

 1) De los 9.310 hombres que se hallaban a órdenes del virrey La Serna, sólo unos mil

eran peninsulares.

Año 2 3 REvIsTADE HISTORIA NAvAl 7

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ALEJA VDROBERJVCCH/ MORAN

sobremanera, como establecimos anteriormente, en todos los campos donde senecesitará su presencia. Y pasará lo mismo en los otros puntos indicados, no

en balde, plenamente marítimos: Puerto Cabello, Veracruz y El Callao. Esque. para que no existan dudas, la España americana cayó casi en la misma

forma que vio su primera luz. dada por los buques del Rey en aquel 1492ahora un tanto lejano. en la defensa cerrada de esa comunicación, de ese

cordón umbilical marítimo que unía España con sus dominios ultramarios.«Debo apostillar, para comenzar, que el que todas estas plazas fueran sedes

de apostaderos de Marina no es pura casualidad: los oficiales de la Armada, en

efecto, por razón de la gran movilidad de su profesión y sus contactos en lapenínsula, estaban más vinculados físicamente a la que ya denominaban losamericanos Madre Patria y. por consiguiente. su modo de pensar tenía que ser

análogo a los de Cádiz o a los del Ferrol respecto a obedecer a la Junta Central

de Sevilla. como después a la Regencia. Aunque la larga estancia de las escuadras de Gravina y Mazarredo en Brest en los primeros años del siglo tuvieraalguna influencia en las cámaras de los buques según lo manifiesta Alcalá

Galiano, la Real Armada, en su mayoría. continuó fiel a sus esencias tradicionales» 2).

Por ello, el apostadero de Montevideo. según indica Martínez Montero,tuvo enorme influencia en la gestación de una identidad diferenciada, que

andancIo el tiempo, conduciría a la aparición del Uruguay independiente.como parte indisoluble de estos hechos que tienen en los marinos que se

citan, el factor determinante que sostuvo esta época 3). En el universo del

apostadero, Liniers. Bustamante y Guerra, Salazar. Romarate fueron figurasque descuellan en las crónicas de este turbulento tiempo que para el caso

rioplatense comenzó en las luchas contra los intentos portugueses, de cara a

Colonia del Sacramento —manzana de discordias ibéricas entre 1680 y1777— y tuvo su cenit en las invasiones inglesas de 1806-1807. hecho dearmas del que resultó la única derrota militar que tuvo Gran Bretaña en todo

este siglo xix. si exceptuamos la primera guerra afgana. Y aquí, en las callesde la Buenos Aires de la Reconquista, en San Fernando de Maldonado y su

defensa numantina y en la Brecha de la «Muy Fiel y Reconquistadora>’, se

fi’aguó gran parte de esa admiración popular que rodea a los hombres de laReal Armada, ya que ellos fueron quienes encabezaron esta lucha tan doloro

sa para el inglés.De tal manera, dejando en claro la sugestiva presencia de los marinos en

estos procesos reseñados, debemos mencionar someramente a uno de estosoficiales de la Real Armada que tuvo destacada actuación en esa hora: donJuan Angel de Michelena, segundo de cuatro hermanos que siguieron la carre

ra naval, naturales de Costa Firme que se distinguió largamente en varios

hechos de armas acaecidos en este Río de la Plata, adonde arribó en febrero de

 2) Gun i ÉN Julio F., contralmirante: «La independencia del Plata en los papeles delArchivo de Marina». Boletíndel CentroNavalN°645. Buenos Aires, Argentina 1960p. 452.

 3) MARTÍNEzMoNTERO.Homero. capitdn de fragata: El Apostaderode ontevideo

/776-1814. Instituto Histórico de Marina. Madrid. España. t968.

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ALEJANDRO BERTOCCH1MORÁN

Catedral 7). Combatiendo fieramente en el nudo central del reducto inglés, la

acción culmina cuando las fuerzas españolas irrumpen en la Plaza Mayor, elfinal para los mandados por Beresford.

Su segunda gesta, y sin duda la que alcanzará ffiayor resonancia popular,

tuvo lugar en el mes de agosto de 1808, al arribar al Plata las noticias de España: el memorable 2 de mayo, la prisión real, la comedia de Bayona, la lucha yel comienzo del juntismo. Este hecho colocará a Michelena en un agitado

contencioso político, en el medio de la lucha de intereses y poder que sefraguó entre el virrey Liniers y la fría personalidad del coronel FranciscoJavier de Elío; entre la capital platense, la señorial Buenos Aires, y el Montevideo del apostadero; entre dos visiones diferentes del momento tan difícil

que vivían las Españas.Elío sospechaba del francés Liniers tras la venida al Río de la Plata del

enviado de Napoleón, el marqués de Sasenay, y por esto, en un rápido proceso

logró soliviantar a la ciudad de Montevideo y ponerla en franca desobediencia

 7) MARTÍNEz-VALVERDE,Carlos, capitán de navío: Gloriosas Efemérides de la Marinade Guerra Española Ministerio de Marina. Madrid. España. 1968. p. 152.

Sede del comando del Apostadero de Montevideo, en el casco antiguo de la ciudad. Desde estacasa se regía el Atlántico Sur para España

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DON JUAN ÁNGEL DE MICHELENA EN EL RÍO DE LA PLATA

a la autoridad virreinal, pidiendo la renuncia del héroe de la Reconquista.Sobre este espacio histórico tan importante para el Uruguay, mucho se haescrito, dado que la memorable Junta del 21 de setiembre de 1808, sancionóno solo la separación entre Montevideo y Buenos Aires, partiendo ese «dualis

mo inflexible» (8), que originará la creación de dos entidades disímiles aambas bandas del Río, sino que esta Junta de Gobierno montevideana será laprimera manifestación juntista de la América española, la misma que colocó aElfo como el factótum de la posterior guerra civil rioplatense. Fue el preámbulodel25demayode 1810.

Lo cierto es que Liniers, en fecha del 17 de setiembre de estc tremendo añode 1808, procede a destituir al coronel Elfo y a designar para sucederle en sucargo al ya capitán de navío Michelena, a quien entrega pliegos para losrcstantes jefes y autoridades de la guarnición de Montevideo.

El virrey también dispuso que el marino venezolano asumiera la coman

dancia del Apostadero, contando que con su autoridad se plegaría a sus dictados, cosa en la que se hallaba por demás equivocado. El día 20 de este mes,Michelena desembarca en las costas del Miguelete, o sea, cxtramuros de laplaza, y envía un oficio reservado al capitán de fragata Joaquín Ruiz Huidobro, a la sazón al frente del Apostadero. En dicho oficio apercibía a RuizHuidobro sobre la gravedad de la situación, reclamando el apoyo de la fuerzanaval y de la guarnición, en la creencia de que el ambiente en Montevideo no

era en absoluto favorable al francés Liniers.Al anochecer de ese día, Michelena penetró en la plaza, para dirigirse a

continuación a la casa del administrador de Aduanas, al que solicita que loacompañe al Fuerte donde se hallaba Elío, a lo que aquél se exeusó aduciendorazones de salud (9). Por lo tanto Miehelena hubo de encaminar sus pasos a laresidencia del volcánico coronel, cuyo prestigio entre la población montevideana era notorio. De este modo, no bien la noticia de su presencia se difundió,se hizo inevitable la aparición de las turbas, que le hicieron compañía en sutrayecto hacia el Fuerte al grito de «Viva Elfo » No se amilanó el marino poreste recibimiento e hizo su entrada en la residencia oficial, donde ¡acrónica deesta hora nos indica el ehoque inevitable entre estas dos personalidades, quediscurre por los caminos de la violencia, en un ambiente plenamente hostil alvenezolano, casi solo en el cumplimiento de su deber.

Los investigadores que estudiaron el tema en nada difieren de lo acontecido en aquel atardecer primaveral entre los pétreos muros del fuerte,hoy malamente desaparecido a causa de la «piqueta fatal del progreso».Martínez Montero recoge los apuntes de un hombre de época vinculado aElfo, el doctor Lucas Obes, quien hace un pormenorizado relato de estemomento:

 8) BLANcO ACEVEDO Pablo: El gobierno colonial en el Uruguay y los orígenes le laNacionalidad. Imp. Barreiro y Ramos. Montevideo. Uruguay. Capítulo XVIII. p. 221.

 9) M RTÍNEzMoNTERO Homero, capitán de fragata: El Apostadero de Montevideo,

1776-1814. Instituto Histórico de Marina. Madrid. España. Capítulo V. p. 112.

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ALEJANDRO BERTOCCHI MORÁN

«La aparición de Michelena en

Montevideo fue la señal de alarma

para que se desataran las pasiones delos que ya iban saliendo a la plaza

para dominarlo todo en un día.Michelena traía órdenes de que hizouso gradual, dirigiéndose primero al

Jefe de Marina, de quién fue reconocido como gobernador propietario; al

Cabildo o Municipalidad, que sesometió a seguir el ejemplo de la

Marina y luego al mismo gobernador

Elío, que sin negarse abiertamente a

entregarle el mando y pasar a Buenos

Aires como se le ordenaba, quisoEl coronel Francisco Javier de Elfo. goberna- hacer algunas observaciones en el

dor de Montevideo en 1808 acto;pero Michelena, que había

previsto el lance y dispuso sus movi

mientos para todas las ocurrencias probables, al tocar ésta tiró de la pistola yamenazó de tal modo al Sr. Elío, que éste se vio obligado a echársele encima a

brazo desnudo, de tal suerte que si no desarmó a su adversario, por lo menoslo sacó de su posición, haciéndole caer sobre una silla de su despacho. El

ruido de la escena atrajo a los ayudantes del gobernador, que hablaron con los

contendientes y pusieron a Michelena en libertad de regresar al Cabildo e

implorar el auxilio de su autoridad para hacerse reconocer» 10).»Maltrecho el nuevo gobernador nombrado por el virrey Liniers, aún hizo

un último esfuerzo para tomar posesión de su puesto. Del Fuerte, donde tuviera

una acogida tan poco cordial, dirigióse a la casa capitular, donde sabía que el

Cabildo se hallaba reunido. Más fácil le fue imponer su autoridad, aquí. Losregidores debieron permanecer ante el documento que exhibiera Michelena

firmado por el virrey, por el cual daba término al gobierno interino de Elío ynombraba a su sucesor. El acta se redactó así dejándose constancia de su reco

nocimiento y suscribiéndola el propio Michelena y los miembros del Cabildo.Pero si este acuerdo llegó a hacerse, los regidores permanecieron en el Cabildo

atentos a los sucesos que en esos mismos instantes se desarrollaban en la calle.

Un inmenso vocerío llegaba hasta el recinto. La resolución reconociendo aMichelena había trascendido y el pueblo tumultuado y conmovido concurría

hasta la casa Consistorial haciendo demostraciones de protesta ante puertas yventanas. Vacilante la autoridad civil sobre la actitud a asumir y permanecien

do aún en la sala de sesiones el capitán Michelena, algunos capitulares seasomaron al exterior para inquirir las causas de la pueblada. Allí oyeron lasvoces de la multitud dispuesta a empeñar cualquier tentativa antes que consentir en la deposición del gobernador Elío, al tiempo que pedían celebración de

 10) Ibídem. op. cit. Notas al Capítulo V. p. 148- 149.

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DON JUANÁNGELDE MICHELENAENEL RIO DE LA PL IA

Cabildo Abierto para deliberar sobre tan importante asunto. Los manifestantesya habían concurrido al Fuerte y vivado frenéticamente a Elío. Este había salido al patio de la casa de gobierno y respondiendo a las preguntas que se lehicieron de por qué debería ir a Buenos Aires, contestó: ignoro los motivospero, si tengo delito quiero que se me quite la cabeza en Montevideo; no quiero

ir a Buenos Aires. Entusiasmado el pueblo, el propósito de la celebración deCabildo Abierto surgió entre todos, aprobado también por Elío. Con esademanda, volvieron los manifestantes hasta el Cabildo y sus miembros prcsionados ante la magnitud del acontecimiento, aceptaron sin dilación la convocatoria de la asamblea para e día siguiente. Esa noche fue de agitación e intranquilidad. Grupos de exaltados recorrían las calles, victoreando a Elío: “jmueraMichelena muera el traidor muera Buenos Aires ¡Viva nuestro gobernador ” Eran los gritos que se escuchaban salidos de la multitud, que marchabaprecedida de la música de uno de los regimientos. En medio dc la algarada ylas vociferaciones, llegaron los manifestantes hasta el Fuerte, penetrando algu

nos de ellos al patio donde se encontraba el gobernador depuesto por Liniers.Mientras, el gentío aplaudía delirante y las protestas de adhesión a Elío sesucedían con las exclamaciones de que estaban dispuestos a derramar su sangreantes de permitir su salida, algunos oficiales levantaron a aquél en alto, comenzando a pasearlo triunfalmente. El alboroto fue apaciguado, como palabra deorden para el día siguiente, la celebración de Cabildo Abierto. Aún la columnarecorrería otros .sitios de la ciudad, llegando hasta la casa donde habitaraMichelena, pero éste, avisado del peligro que corría, pudo escapar del entusiasmado público y embarcarse en el puerto, primeramente para la Aguada,siguiendo luego de allí, en su huida a caballo, a Buenos Aires (II).

»A las doce de la noche apareció en las calles otra manifestación másimportante que la anterior. La encabezaban miembros del comercio conhachas encendidas, tras de los cuales iban oficiales de los cuerpos de guarnición. Una banda militar rompía la marcha tocando a paso de ataque. DeFuerte se dirigió la manifestación, en medio de exclamaciones y vivas, por eltrayecto que conducía a la casa de Oliver, donde era de dominio público queestaba alojado Michelena. Al distinguir la casa, redoblaron los gritos, mientras la banda militar repetía el paso de ataque. Entonces, el capitán donManuel Villamil, de la infantería ligera, propuso a los de igual clase de sucuerpo, Neifre y Ortega, y al del cuerpo del comandante Murgiondo, don

José Antonio Cano, segregarse de la manifestación para ir en busca deMichelena y avisarle de que su vida corría peligro. Así lo hicieron entrándose en casa de Oliver, donde el huésped esperaba tranquilamente su suerte.Costó algún trabajo decidirle a que los siguiera; pero las insinuaciones deellos, unidas a los ruegos de la señora de la casa, persuadieron a Michelena,quien se trasladó con sus oficiosos acompañantes a casa del capitán donPatricio Baufré. Allí estuvo alojado hasta las cuatro de la mañana. A esa

  II) BLANCOACEVEDOPablo. El gobierno colonial en el Uruguay y los orígenes deleNacionalidad Imp. Barreiroy Ramos. Montevideo. Uruguay. Capítulo XVIII. p. 221.

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ALEJANDRO BERTOCCH MORÁN

hora se embarcó hasta la Aguada,donde montó a caballo y sc puso a

salvo» 12).De más está decir que, a su llega

da a Buenos Aires, Michelena tuvoque enfrentarse con las acusaciones

de una pat-te de la oficialidad de sucuerpo, cosa que quedo zanjada ante

las declaraciones expresas de ésteante el Virrey. El relato que hace

Michelena y que transcribe MartínezMontero esclarece lo acaecido aquella noche tremenda, cuando se hallaba

claro la posibilidad de un acto criminal: “no accedió el enviado de

El asesor de Marina en Montevideo LucasObes en 808. Liniers,y a poco y por dos vcccsconsecutivas volvió a hacerse presen

te la turba, cada vez con mayor furor, por lo que, a la segunda vez, subieron

cuatro oficiales expresando a Michelena que les había costado mucho trabajocontcncr al pueblo y que si no aprovechaba los instantes de entregarse a ellos

para que lo salvaran, corría irremisiblemente peligro su vida. Como el matinono pareciese convencido, la mujer de Oliver se echó a sus pies llorando y le

pidió con empeño que mit-ase su vida que era la única prenda cara que teníansobre el suelo su mujer y sus hijos; conmovido con estas razones vino al fin el

Sr. Michelena a ponerse en mano de los oficiales quienes lo sacaron de la casa

hacia las tres de la mañana” 13).Todo este acontecimiento extremadamente importante para el devenir históri

co del Río de la Plata, tuvo un especial basamento:el extremado celo de losmontevideanos hacia Buenos Aires, la rivalidad y hasta el odio frente a los

«porteños»,eosa muy propia de la mentalidad colectiva de los pueblos ibéricos.En el caso puntual que señalamos, el enfrentamiento de Michelena con Elfo diopábulo a una infinidad de comentarios de los más variado fuera y dentro de los

muros de Montevideo. La pertinaz enemistad entre las fuerzas de la guarnición ylas de la marina, cosa también muy propia de un coto palToquial como Montevideo, tuvo su peso en este asunto, por lo que Miehelena se vio sometido, al menos

por poco tiempo, a los dimes y diretes propios de las mentalidades criollas 14).

 12) BAuzA Francisco: Hi.çto,-ia(lela Dominación españolaen el Uruguay BibliotecaArtigas. Colecciónde Clásicos Uruguayos. Montevideo. Uruguay. 1967. Libro Segundo. p. 207.

(13) MARTÍNEzMONTERo,Homero:op. cit,. Capítulo V., p. 112(14) Martínez Montero en su obra reseñada, en su nota 112, del capítulo V, da luz pública

a un folleto que circuló por las calles de Montevideo, luego del incidente ya señalado, que entreotras cosas expresaba en lenguaje castizo y en claro: «...pasage fue este para e cuitao Michelena que el miedo de la brebeza de Elfo le hizo temblar, y aún otra cosita peor que se meó en suscalzones; aún otro trabajo muy grande le sucedió también, que en medio de aquel gran aprietoen que se veya, no tubo abilidad para apretarel culo y se dejó salir por él la sustancia del corage

de los Marinos». (Sic).

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DON JUAN ÁNGEL DE MICHELENA EN EL RÍO DE LA PLATA

Tras todo esto, para don Juan Ángel de Michelena no habría tregua, pues elservicio de su carrera lo llevaría, al poco tiempo, a pasar una vez más aMontevideo y aun a militar bajo el mando de don Francisco Xavier de Elfo.Así fueron aquellos tiempos que despertaron esta América de sus tres.siglosde hispánica tranquilidad.

La junta bonaerense de 25 de mayo de 1810 supuso para el cuerpo demarina su plena integración en el apostadero de Montevideo, y, con esto, lalucha general por el control de las aguas platenses, único sostén para lacausa del Rey. Miehelena, en el mes de julio de este año, tuvo que enfrentarse a diversas situaciones propias de aquel momento; el desarme delRegimiento de voluntarios del Río de la Plata y el ataque a la Colonia delSacramento, que se hallaba en manos de los insurgentes. Luego pasó aEntre Ríos con una fuerza de caballería a pacificar el vasto territorio, hastaque regresó a Montevideo, solicitados sus servicios por el recientementenombrado virrey del Río de la Plata, su pasado antagonista Elfo, para que

operara con su fuerzas en la ciudad de Mercedes y en la propia Colonia delSacramento.

Además, Miehelena, ahora sí con una cubierta bajo sus pies, se transformóen una pieza indiscutible de la defensa de la causa de Montevideo, ya quetuvo que eneargarse del bloqueo naval de Buenos Aires, sobre el mes de Juniode este año de 1811, el primero de la larga lucha entablada que sólo finalizaráen 1814 con la desaparición del dominio hispánico del Plata.

«Por estos días del año 1811, en el estuario del Río de la Plata seguían lasoperaciones conducentes a dominar el movimiento de emancipación. En ellaslas de Marina tomaban pat-te muy importante: dos días antes, el capitán de

navío Juan Angel de Miehelena, con una división naval compuesta por elbergantín Belén dos balandras bombarderas, dos lanchas cañoneras., unasumaca y dos faluchos armados, había bombardeado el puerto y baterías deBuenos Aires, en manos de los patriotas insurgentes. Para ello tuvo que soportar el denso fuego de los fuertes. Michelena cumplió ese deber, a pesar detener en la plaza a su mujer y a sus hijos. Era un valeroso oficial de Marina,de los que más se distinguieron en América en esta lucha en defensa de laintegridad del imperio» 15).

Tras un breve intervalo en la Península, desde marzo de 18 12 hasta exactamente un año después, Michelena debe retornar a las tierras de sus desvelos,

pues, además, según consta en los archivos, su mujer e hijos permanecían enBuenos Aires, cosa tan infrecuente que las autoridades, no muy dadas a estetipo de licencias, dejan expresa constancia en las documentaciones de estedetalle tan especial.

Una vez más en el Plata, Miehelena partieipa en todos los pormenores quese viven en una plaza mantenida bajo el más riguroso sitio, hecho que solo esparcialmente amenguado cuando los buques del Rey penetran en el puerto conlos bastimentos necesarios para cambiar la vida de la población. Sobre este

 15) MARTÍNEz-VALvERDE Carlos, capitán de navío: Gloriosos Efemérides de la Marina

deuerra

española Madrid. España. 1968, p. 110.

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ALEJANDRO BERJVCCH/ MORAN

capítulo montevideano el análisis posee voluminosos estudios de referencia,

por lo que la plaza era, en esa hora, la última esperanza para la conservaciónde estos territorios para la causa del Rey.

En este tramo de su carrera. Michelena tuvo escasa protagonismo, pues lasacciones navales acontecidas que fueron decisivas, las acometieron sus cole

gas más directos: don Jacinto de Romarate, don Joaquín Primo de Rivera ydon Miguel de la Sierra. La nueva escuadra de Buenos Aires, al mando del

irlandés Guillermo Brown, en pocos meses consumó la derrota de las fuerzasnavales peninsulares, librando dos encuentros vitales: Marín García, del II al

15 de marzo de 1814, y Buceo, del 14 al 17 de mayo de este año.

El desenlace fue, inevitablemente, la capitulación de Montevideo, y junto aeste hecho, merced a lo poco digna conducta del general Carlos de Alvear, que

desconoció la firma de este documento, la prisión para la mayoría de losoficiales del cuerpo de Marina y de la guarnición 16). Y así, Michclcna fueconducido a Buenos Aires, sufriendo las penalidades propias de su condición

y las de ese momento histórico. Se había luchado por más de cuatro años, enuna contienda cuasi fratricida, donde todos habían dejado una huella heroica.

 <El 23 de junio de 1814 se rindió Montevideo por capitulación, la cual nofue cumplida por los insurgentes, y quedó Michelena, como todos los demás de

guarnición, prisionero, y por consiguiente fue conducido de Buenos Aires y deallí a varios destinos a cual más penoso, sufriendo todos los peligros, trabajos ymiserias propias de tan desgraciada condición; sufriendo hechos continuos yprolongadas marchas, hasta que por último lo destinaron al depósito de Los

Bruscos, en el que habiendo enfermado, consiguió a fuerza de representacionespasar al hospital de Buenos Aires, habiéndosele puesto, luego que entró en él,

una barra de grillos, la que se quitó bajo fianza. A pesar de las diligencias quepracticó para fugarse, no pudo conseguirlo hasta el 14 de abril de 1820, que

arrastrando los inconvenientes y peligros que ofrecía su situación, se trasladó aMontevideo, donde pasó al Janeiro y de allí a Gibraltar, en un bergantín inglés,

presentándose en su Departamento el 16 de marzo de 1822» 17).Hallándose aún en Gibraltar, Michelena envió dos largas cartas al secretario

de Marina en las que relataba los pormenores de su estancia en las prisiones de

Buenos Aires y hacía comentarios referentes a la situación que se vivía en elRío de la Plata es ese momento. La sola lectura de estas hojas nos sumerge enaquella hora histórica en que se hallaban inmersos los hombres de la Real

Armada. La capacidad de sacrificio personal, extensible a sus familias, la abnegación y la entrega constante al servicio, la notoria humildad de carácter de

estas gentes no siempre reconocida por los investigadores, hacen que debamosresaltar su talla moral, puesta de manifiesto en su comportamiento, en su servi

cio profesional y en el cumplimiento a todo trance de sus juramentos.

 16) El almirante Guillermo Brown, al recibir a bordo de su insignia al rendido Vigodetquedó horrorizado ante el comportamiento de Alvear, liberando al gobernador montevideano desus cargas, en caballeresca conducta señalada por la historia.

 17) PAvIA Francisco de Paula: Galería biográfica de los Generales de la Marina

Madrid. España. 1873, p. 34.

80 REVISTAOE HISTORIA NAVAL Núm 81

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L HISTORI VIVID

mparo SUÁREZ

La reina María Luisa y Trafalgar

La dilatada y numerosa correspondencia —muchas de cuyas cartas seconservan en el Archivo Histórico Nacional— que la reina María Luisa deParma, esposa de Carlos IV mantuvo con el favorito don Manuel Godoy hasido objeto de documentados análisis o estudios, como los realizados porCarlos Seco. La variopinta temática de estas misivas y el grado de íntimaconfianza entre los corresponsales que parece desprenderse de ellas les otorgan un especial valor historiográfico. Tras la batalla de Trafalgar, y cuando elpaís parece buscar un responsable directo de la catástrofe, la Reina expresa,por una parte, el noble entusiasmo patriótico suscitado por el glorioso combate y, por otra, el recelo por la acogida que en la opinión pública puedan hallarlas noticias del desastre.

María Luisa escribe a Godoy a lo largo de todo el mes de noviembre de1 805, cuando las críticas a la persona del favorito comienzan a destilar unaespecia hostilidad. La primera de estas cartas, fechada en San Lorenzo de ElEscorial el día 6, expresa la preocupación de la Reina por conocer el verdadero alcance de la tragedia:

«No te devuelvo el resumen de las listas de lo que se ha savido sic)

de los buques de las Esquadras y queremos saber con toda especificación cuando vengan las relaciones ciertas de todo y de todos, por ti,para que poroponiéndonos tú la recompensa a estos éroes sic) combatientes, pueda el Rey aprobarlo y saberlo todo, pues en eso soy curiosay ambiciosa de leer tus escritos, pues son dignos de ser impresos y noestraño sic) que tu respuesta en la Gaceta avrá sic) hecho variar aMadrid de opinión».

La letra —picuda, nerviosa, apresurada— denota la fuerte presión a la queMaría Luisa se ve sometida. El día 7 vuelve a escribir a Godoy:

«Esta noche nos la leído Gil [se refiere al secretario del Despacho deMarina, Gil de Taboada y Lemus] las cartas y noticias de Escaño; quánsensible nos es la muerte de tanta gente y la de tan buenos y valientesvasallos, con especialidad la de Churruca y Galiano que eran de los

buenos oficiales que teníamos; tú, Manuel, con tus aciertos y singularesprovidencias, tan atinadas y precisas, harás que en cuanto podamosqueden premiados el valor y la sangre tan eroicamente sic) derramada,así como e valor y honor sin exemplar, a que se han hecho acreedores».

Año 2 3 REvIsTADEHisl RIA NAvAl 85

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  MP RO SUÁREZ

Como puede verse la Reina sigue confiando ciegamente en Godoy apesar de que para éste empiecen a correr malos vientos. La frase «túManuel con tus aciertos y singulares providencias tan atinadas y precisas»

no deja lugar a dudas sobre el particular. Sin embargo la falta de noticiasoficiales hacen a María Luisa tomar la pluma nuevamente el día 8:

«Ya deseo ver la Gaceta para ver en ella la carta de Cisneros que medices y tus respuestas y por las noticias que nos van viniendo es unglorioso combate; sólo la pérdida de tanta gente y tan buena es lo sensible y vemos que los ingleses han padecido mucho lo que no suelentenerlo de costumbre y lo disfrazarán cuanto puedan; mucho deseo verel todo por menor».

La Reina no hace alusión alguna a la muerte de Nelson. Tal vez porque laignora o por hacer buena la frase «y lo disfrazarán cuanto puedan». El quemuestre su ferviente deseo de conocerlo todo «por menor» puede ser indiciode que María Luisa empieza a barruntar la magnitud del desastre si biennunca perderá la fe en el favorito.

Nuevamente las noticias que va ofreciendo Gil de Taboada suponen un

acicate para el desahogo epistolar de María Luisa. El día 16 vuelve a dirigirsea Godoy:

«Gil nos ha leído un estado o relación de la Esquadra inglesa copia

da de la original en Gibraltar por un prisionero nuestro oficial o qué séyo si es marino; él te la remite como le hemos dicho el Rey y yo; veráscómo resultan muy maltratados los tales ingleses y que han tenido unos

ocho mil muertos y con orden estrecha en Gibraltar no se hable ni enbien ni en mal del combate o pérdidas. ¿Te parecería convenienteManuel se pusiesen en la Gaceta estas noticias? O en capítulo deGibraltar o como quieras; dice el Rey hagas lo que te parezca. A mí meparecía conveniente supiesen los nuestros y todos sus descalabros perotú sabrás lo que sea más del caso».

La dejación e indolencia de Carlos IV y su abandono a los manejos delfavorito con su cónyuge es de una irresponsabilidad consciente: «Dice el Reyhagas lo que te parezca». Y de inmediato María Luisa expresa una opiniónaunque como siempre sometida al criterio de Godoy. No quedará con ellointerrumpida la correspondencia pues el día 19 vuelve a escribir al favorito:

«Mucho nos debe consolar y animar a todos la bizarría de nuestraoficialidad y tropa dicho por los mismos ingleses que no son lisonjeadores para con sus enemigos y saven sic) ocultar sus faltas y desgracias. Ha buelto sic) a renacer en nuestros Españoles su valor y esto te

lo debemos a ti amigo Manuel el que tú les infundistes entusiasmándolos y con ese ánimo continuarán».

86 REvIsTDEHIsTORI N V L Núm 8

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LA HISTORIA VIVIDA

En este párrafo la subjetividad de la Reina rebasa todo límite. Atribuir aGodoy el renacer del valor de los españoles es una absoluta falta de delicadeza y tal disparate sólo puede surgir de una mente alucinada totalmente obnu

bilada por las supuestas cualidades del favorito entre las cuales por cierto noserá la del valor la más destacada como habrá de evidenciarlo después elmotín de Aranjuez cuando Godoy sea apresado... escondido debajo de unaalfombra.

Finalmente el 22 del mismo mes de noviembre la Reina vuelve a dirigirsea Godoy con propuestas concretas como mensajera del Rey:

«De cuanta complacencia y ternura nos sirve el contento que nosdices demuestran los agraciados de estos últimos combates y la bizarríade estos dos oficiales [sin especificar] la que sólo se halla en el corazón

español y dice el Rey que según embíes sic) las listas y propuestas paraagraciar a los que tan justamente propones lo hará muy gustoso».

María Luisa de Parma reina de España por su matrimonio con Carlos Vha tenido numerosos biógrafos la mayor parte de ellos severamente críticos.No es nuestra misión analizar las influencias que Godoy pudo ejercer sobreella pero sí esbozar a través dé estos párrafos espigados el servilismo ysumisión coyuntural ante un trágico acontecimiento que conmovió a toda unanación.

Año 2 3 REvIsT DEHISTORI N V L 8

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NOT P R NUESTROS SUSCRIPTORES

La REVISTADE HIsToRIA NAVALrealiza periódicamente la actuali

zación de la lista de suscriptores que comprende, entre otras cosas, lacomprobación y depuración de datos de nuestro archivo. Con este

motivo solicitamos de la amabilidad de nuestros suscriptores que nos

comuniquen cualquier anomalía que hayan observado en su recep

ción, ya porque estén en cursos de larga duración, ya porque hayan

cambiado de situación o porque tengan un nuevo domicilio. Hacemos

notar que cuando la dirección sea de un organismo o dependencia

oficial de gran tamaño, conviene precisar no sólo la Subdirección,

sino la misma Sección, piso o planta para evitar pérdidas por interpre

tación errónea de su destino final.Por otro lado recordamos que tanto la REVIST como los Cuader

nos Monográficos del Instituto de Historia y Cultura Naval están a laventa en el Museo Naval y en el Servicio de Publicaciones de la

Armada, ci. Montalbán, 2.— 28071 Madrid, al mismo precio ambas

de 3,91 euros el número.La dirección postal de la REVIST DE HIsToRI N V Les:

Instituto de Historia y Cultura Naval.

C/ Juan de Mena, 1, l.°28071 Madrid.Teléfono: 91)3795050. Fax: 91)3795945.

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La REVIST DE HISTORI N V L es una publicación periódica trimestral del Ministerio de Defensa publicada por el Instituto de Historia yCultura Naval centro radicado en el Cuartel General de la Armada enMadrid cuyo primer número salió en el mes de julio de 1983. Recogey difunde principalmente los trabajos promovidos por el Instituto yrealizados para él procediendo a su difusión por círculos concéntricosque abarcan todo el ámbito de la Armada de otras armadas extranjerasde la Universidad y de otras instituciones culturales y científicasnacionales y extranjeras. Los autores provienen de la misma Armada

de las cátedras de especialidades técnicas y de las ciencias más heterogéneas.

La REvIsT DE HISTORI N V L nació pues de una necesidad que

justificaba de algún modo la misión del Instituto. Y con unos objetivosmuy claros ser «el instrumento para en el seno de la Armada fomentar la conciencia marítima nacional y el culto a nuestras tradiciones».Por ello el Instituto tiene el doble carácter de centro de estudios documentales y de investigación histórica y de servicio de difusión cultural.

El Instituto pretende cuidar con el mayor empeño la difusión denuestra historia militar especialmente la naval —marítima si se quieredar mayor amplitud al término— en los aspectos que convenga para elmejor conocimiento de la Armada y de cuantas disciplinas teóricas yprácticas conforman el arte militar.

Consecuentemente la REVIST acoge no solamente a todo el personal de la Armada española militar y civil sino también al de las otrasMarinas mercante pesquera y deportiva. Asimismo recoge trabajos deestudiosos militares y civiles nacionales y extranjeros.

Con este propósito se invita a colaborar a cuantos escritores españoles y extranjeros civiles y militares gusten por profesión o aficióntratar sobre temas de historia militar en la seguridad de que serán muygustosamente recibidos siempre que reúnan unos requisitos mínimos decorrección literaria erudición y originalidad fundamentados en reconocidas fuentes documentales o bibliográficas.

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L HISTORI M RÍTIMEN EL MUNDO

  osé ntonio OCAM PO

La batalla de Trafalgar: síntesis bibliográfica IX)

En francés, continuación.

Archivos Nacionales de Francia. 60 rue des Franes Bourgeois. 75004

París.

TiiIRY. Jean: Napoleón Bonaparte: U/ni Trufo/go : Auster/itz..—Ed. Berger—

Levault, 1962, 392 pp. 8°, Pl.. Map.. Jlust. NS. 29149. En las páginas 374y 375 contiene:

TraflulgarBP BB4 235 p. 2. Evénementsgénéraux; lignes de bateaux. Posi

tión des arrnées.Rapports d’ensemhle.p. 132. Etat des tués et hlessés.

BB4 236 p. 4. Convocatión du Conseil d’enqu6te Dunianoir).p. 40. Procés-membres du Conseil. Procés-verbaux

des séances 14 sept.-29 dcc. 1810).

p. 102. Rapport á l’Empereur.p. 113. Etats des officiers embarqués.p. 135. Rapport i l’Empereur 9 janvier 1810).p. 139. Décret de convocation tu Conseil de guerre

pour juger Dumanoir.p. 148. Affaire du cap Ortegal. Défense de Dumanoir.p. 157. Jugement.p. 167. Extraits dejournaux 1805-1810.p. 174. Résultatsde l’enquéte 5 janvier 1010).

BB4 237 p. 12. Lettrcs de l’amiral Villenueve 15 novembre

1805-6 janvier 1806).Copie d’une autre sansdate.

p. 34. 4 piéces du contra-amiral Dumanoire 25brumaire an XIV). Plan lO piéces). Rapports30 septembre 1809.

p. 72. Lettres du ministre de la Marine It Dunianoire.Rapports des capitaines de vaisseaux:

p. 76. l3ucentaure cap. Magendic.p. lO1  Neptune, cap. Maistralp. 109. Fonnidable cap. Le Tellier.

p. liS Intrépide. cap. Infernet.

Año 2003 REvisTAOF HIsTORI N sv si. 0

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LA HISTORIAMARÍTIMAEN ELMUNDO

THOMAzY, A : Trafó/gai: Payot,París,1932.8.°,N. S.20080.FUGIER A.: Napoleón e l’Espagne, 1779-1801. Dos tomos, Alcan, París,

1930. 8.0,N. 5. 18615.GEIFRR0Y DE GRANDMAI50N C. A.: L’Espagne el Napo/eo;i, tomo 1, 1804-

1809; tomo II, 1809-1811,tomo III, 1812-1814;Plon, París, 1908-1925.8°, N. 5. 9085.2.0ex N. 5. 16760.

Archivos de la Guerra

Palais de la Reine,Cháteaude Vincennes.

CI Del a35.C2 8,9, 13, ¡4, 15, 17,221, 222,240,279, 384, 633,641,72-313.

C2 Situacióny registrosdiversosCl’7 50.

Otras fuentes

C}-iAussolS,R.: «Les grandesbatailles navalesde l’Histoire». en Historania,ed. especial,número7.

DESBRIRE E.: Le blocus de Brest de 1793 1 /805. 1 vol., 4.°hol., París,1902.BCM 2992.

DE5DEvIsES Dii DESERT G.: «La Marine espagnolapendantla campagnede

Trafalgar», en Revue des Pyrénées, tomo X, Toulouse,1889.LAcHEzE Henri: «Trafalgar», en La Revue Mariti,ne, núm. 460, de 2001,

pp. 107-115.Se trata de una conferenciadada por Henri Lachze en larama aquitanade la RealAsociaciónNaval,el 18de octubrede 2000.

GuERIN León: Histoire Maríti,ne de France. 6 vol., 4°, hol., París, 1852.BMC 5289-94.

NicoLÁs, L.: La puissance navale dans l’histoire, por L. Nicolás, R. Belot,André Reussner.Editions Maritimes et Coloniales, 3 vol., 24 cm, map.París, 1958-1963.Tieneun prefaciode M. André Reussnerde la Academiede Marine.En el tomo 1, Du MoyenAge a 1815,el capítuloII trata sobre

< Napoleóny la Marina», y dedica las páginas339-350 al combate deTrafalgar, con un gráfico de la derrotaseguiday un esquemadel combate.Esta obrafue distinguidapor la Academiade CienciasMoralesy Políticas Premio Josephdu Teil, 1964).BMN-8353-8355.

NAvARIN: Histoire des combats d’Aboukin de Trafalgai de Lissa, du cab Finisterre e de plusieurs otres batailles navales depuis /79... jusqu’en 1813,suivie de la relalion dii combat de..., 1 vol., 4°, hol. París1829.BMN 7287.

Victoires, conquéles, revers el guerres civiles des Français de 1792 a 18/5.27 tomos, Ed. en París, 1821.BMC-BC. 6844-6851.De los 27 vol., laBiblioteca Central de Marina,solo tiene ocho l-II-V-XII1-XV-XVI-XVII-

XVIII .

Año 2003 REvIST DE HISTORI N V L 05

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ÍN I ESDE LA REVISTA DE HISTORIA NAVAL

  Están a la venta los ÍNDICES de  los cincuenta primeros númerosde la REVISTA DE HISTORIA

NAVAt cuyo contenido es el quesigue:

• Introducción estudio históricoy estadístico).

Currículos de autores.  • Indices de los números 1 al 5• Artículos clasificados por

orden alfabéticos.

• Indice de materias.• Indice de la sección La histo

ria vivida

• Indice de la sección Docu

mentas

• Indice de la sección La Histó

ria Marítima en el mundo• Indice de la sección Recen

  siones• Índice de ilustraciones.

Un volumen extraordinario de 296 páginas, del mismo formato que laREVISTA,se vende al precio de 6 euros IVA incluido) más gastos de envíosi se pide por correo.Se puede adquirir en los siguientes puntos de venta:

Instituto de Historia y Cultura Naval

Juan de Meha, 1, l.°. 28071 MADRID. Fax: 91 3795945

Servicio de Publicaciones de la Armada

Montalbán, 2. 28071 MADRID. Fax: 91 3795041

Museo Naval

Juan de Mena, 1, 28071 MADRID. Fax: 91 3795056. Venta directa.

 REVISTA

DEHISTORIA NAVAL

ÍNDICESDELOSCINCUENTAPRIMEROSNÚ ROS

 ÑO XIV 199’ Nsero  xirs

1}JSITIVTO DE HISTORIA Y CVLT JRANAVALARMADA ESPAÑOLA

 

NÚMERO exTaAoRoINARzo

INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL

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NOTICI S GENER LES

XX XCongreso Internacional de Historia Militar. Bucarest Rumanía

Organizado por el Instituto de Estudios Políticos de Defensa e HistoriaMilitar, que dirige el brigadier general Mihail E. lonescu, y por la ComisiónRumana de Historia Militai; presidida por el coronel Petre Otu, durante losdías lO al 16 del próximo mes de agosto de 2003 se celebrará en Bucarest elXXIX Congreso Internacional de Historia Militar cuyo tema central será«Guerra, Milicia y Media desde Gutenberg hasta hoy». l debate contemplarálas relaciones entre el factor militar y los media durante los últimos cinco días.

Se han cursado invitaciones para proponer temas a todos los sectores de lacomunidad de estudiosos internacional. Los organizadores esperan que los

editores rumanos de libros puedan ofrecer su producción más reciente y representativa libros, colecciones de documentos, revistas...) en beneficio de losparticipantes. Asimismo se sugiere que los delegados de las comisiones nacionales lleven consigo las obras más representativas de Historia Militar libros,colecciones de documentos, álbumes...) publicadas en sus respectivos países.Los organizadoes tratarán de exponerlas durante el congreso.

El programa contempla tres amplios aspectos del tema general:

«La guerra y los media»

Las guerras y susmedia de apoyo instituciones, medios...).  Los media y la preparación de la guerra motivación del personal civil

y de la opinión pública en cuanto a los objetivos perseguidos).  El papel de losmedia en la conducción de la guerra:

  La propaganda de guerra blanco contra negro.  Los corresponsales de guerra.  La censura de gueçra.

  Las consecuencias de la guerra y de los media

Los media y las lecciones aprendidas de la guerra.  La guerra en la Literatura, las Artes y el Cine.

«Los media y el desarrollo del factor militar»:

  El papel de los media en la promoción de las ideas de guerra en lasociedad.

  Los media y las revoluciones en el ámbito militar.  Los media y las relaciones civil-militar.

  Los media y las operaciones distintas de la guerra.

Año 2 3 RIvI5TA )I HISTORIA NAVA . 1 7

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NOTICI S GENER LES

A la Edad Moderna se le decicarán dos conferencias:

  Luis Ribot, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid, «Tocará sentimientos y conceptos no jurídicos».

  «Derecho, Estado y Patria en la España moderna», por José ManuelPérez Prendes, catedrático de Historia del Derecho y director del Instituto de Metodología de la Facultad de Derecho de la UniversidadComplutense de Madrid.

A la Edad Contemporánea se le dedican cuatro conferencias:

  «La mentalidad patriótica militar del español contemporáneo», porMiguel Alonso Baquer, general de Infantería, doctor en Historia, AsesorHistórico del Instituto Español de Estudios Estratégicos.

  «Ejércitos y Sociedad; interrelaciones e influencias siglos XIX y xx)»,

por José Luis Abellán-García González, catedrático de Hermenéutica yFilosofía de la Historia de la Facultad de Filosofía de la UniversidadComplutense de Madrid. Presidente del Ateneo de Madrid.

  «Estado, Nación y Patria en el lenguaje jurídico político del xix», porFrancisco Javier Fernández Sebastián, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Pública Vasca.

  «Nacionalismo y patriotismo en la España del xx», por Benigno PendásGarcía, letrado de la Cortes y Profesor de Historia de las Ideas de laFacultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense deMadrid.

Esta es toda la información de que disponemos a la hora de enviar estenúmero a la imprenta.

Para más información, dirigirse a:

Instituto de Historia y Cultura Militar.Mártires de Alcalá, 928015 Madrid.Teléfono: 91 5470300/08709. Fax: 91 5594 7

El proyecto europeo «La navegación del saber» Navsav)

La Unión Europea, a través del programa EuroMed Heritagell, ha adoptado el proyecto europeo «La Navegación del Saber» NavSav) que dirige elInstituto Mediterráneo de la Universidad de Malta y coordina la UNESCO.Han firmado el contrato la Comisión europea y el socio principal. Así que elproyecto está en vigor desde el 2 de abril de 2002 y tendrá una duración detres años.

El proyecto tiene como objetivo principal la elaboración de una relación de

astilleros históricos del Mediterráneo para convertir este patrimonio en un

Año 2 3 REvIST DE HISTORI N V L 1 9

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NOTICI S GENER LES

espacio de diálogo y de paz. El Museo Marítimo de Barcelona coordinará unode los seis subproyectos que forman el «Navsav> . Se trata de la organización

de cursos de formación sobre la restauración de naves que se darán en Barcelona Villefranche-sur-Mer Alger Cartago La Valetta y Chipre.

Paralelamente el Museo Marítimo de Barcelona participará también en lacreación de una base de datos referentes a la construcción naval para reforzar

algunos de los otros proyectos basada en la constitución de un servicio de información multimedia que permita el intercambio de conocimientos en este campo.

Recogemos la noticia de la publicación «Aspectes del Museu Marítim

núm. 8 de junio-septiembre de 2002 por considerarla interesante para losinvestigadores navales y también para los estudiosos y aficionados a las

cosas de la mar.

Protección del patrimonio cultural subacuático. UNESCO

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar celebrada en Montego Bay en 1982, no garantizaba adecuadamente la protección delpatrimonio cultural subacuático. Por eso, la 31  Conferencia General de laUNESCO, en su sesión plenaria del 2 de noviembre de 2002, aprobó laConvención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático Doc. 31CC124 , para garantizar y fortalecer la protección de este patrimonio, entendiénsose por tal «todos los rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico y que hayan estado bajo el agua,parcial o totalmente, de forma periódica o continuada, por lo menos durante

lOO años. En el año 2002 se celebró en Año de las Naciones Unidas del Patrimonio Cultural.

La situación real de este patrimonio subacuático, elemento significativo dela historia y parte integrante del patrimonio común de la humanidad, es quecada vez corre más peligro con la intensificación de las excavaciones ilícitas ydel pillaje de los sitios arqueológicos marinos por parte de los cazadores detesoros. Además está el constante deterioro de materiales de inapreciable valorpara el estudio de los orígenes de las civilizaciones y de su historia. Por esonecesario adoptar un instrumento jurídico universal para preservar un patrimonio cultural subacuático del que damos a continuación algunos ejemplos:

  Se calcula que en los fondos oceánicos se hallan diseminados más detres millones de buques naufragados sin localizar.

  Se estima que desde el año 1500 se han hundido más de 65.000 barcosfrente a las costas de América del Norte.

  Los especialistas calculan que en la zona de las islas Azores hay unos850 buques hundidos, entre los que se encuentran 90 galeones españoles y 40 navíos portugueses.

  En el Dictionary of disasters a sea se recogen los naufragios de12.542 buques mercantes de pasaje y de guerra ocurridos entre 1824

y 1962.

11 REVISTADE HISTORIA NAVAl Núm

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CUADERNOS MONOGRÁ PiCOS DEL INSTITUTODE HISTORIA Y CULTURA NAVAL

I.—I JORNADAS DE HISTORIA MARÍTIMA Agotado)ESPANA Y EL ULTRAMAR HISPANICO

HASTA L4 ¡LUSTRACIÓN2 —II JORNADAS DE HISTORIA MARÍTIMA AgotadoLA MARINA DE L4 ILUSTRACiÓN

3.—SIMPOSIO HISPANO-BRITÁNICO Agotado)1 4 GR N RM D

4—111 JORNADAS DE HISTORIA MARÍTIMA Agotado)LA ESPANA MARÍTIMA DEL SIGLOXIX 1)

5 —tv JORNADASDE HISTORIA MARÍTIMA Agotado)LA ESPANA MARITIMA DEL SIGLOXIX II)

6.—FERNANDEZ DURO Agotado)7.—ANTEQUERA Y BOBADILLA Agolado)8 —V JORNADAS DE HISTORIAMARÍTIMA

LA MARINA ANTE EL 98.-ANTECEDENTES DE UN CONFLICTO

9—1 JORNADASDE POLÍTICAMARÍTIMALA POLÍTICA MARÍTIMA ESPAÑOLA YSUS PROBLEMAS ACTUALES

10.—LA REVISTA GENERAL DE MARINA Y SUPROYECCIÓN HISTÓRICA

11.—VI JORNADASDE HISTORIAMARÍTIMALA MARINA ANTE EL 98.-GÉNESIS YDESARROLLO DEL CONFLICTO

12.—MAQUINISTAS DE LA ARMADA 1850-1990)13—1 JORNADASDE HISTORIOGRAFÍA

CASTILLA Y AMÉRICA EN LAS PUBLICACIONES DE LA ARMADA 1)

14.—II JORNADASDE HISTORIOGRAFÍACASTILLA Y AMÉRICA EN LAS PUBLICA.ClONES DE LA ARMADA II)

15.—VII JORNADASDE HISTORIAMARÍTIMAPOLÍTICA ESPAÑOLA Y POLÍTICANAVAL TRAS EL DESASTRE 1900-1914)

16.—EL BRIGADIER GONZÁLEZ HONTORIA17.—VIIIJORNADASDE HISTORIAMARÍTIMA

EL ALMIRANTE LOBO. DIMENSIÓNHUMANA Y PROYECCIÓN HISTÓRICA

18.—EL MUSEO NAVAL EN SU BICENTENARIO, 1992 Agotado)

19.—EL CASTILLO DE SAN LORENZO DELPUNTAL-LA MARINA EN LA HISTORIADE CÁDIZ

20.—IX JORNADASDE HISTORIAMARÍTIMADESPUÉS DE LA GRAN ARMADA-LAHISTORIA DESCONOCIDA 1588-16..)

21.—CICLO DE CONFERENCIAS Agolado)LA ESCUELA NAVAL MILITAR EN ELCINCUENTENARIO DE SU TRASLADO

22.—CICLO DE CONFERENCIAS Agolado)MÉNDEZ NÚÑEZ Y SU PROYECCIÓNHISTÓRICA

23 —CICLO DE CONFERENCIASLA ORDEN DE MALTA LA MAR YLAARMADA ESPAÑOLA

24 —XI JORNADAS DE HISTORIAMARÍTIMAMARTIN FERNÁNDEZ DE NAVARRETE,EL MARINO HISTORIADOR 1765-1844)

25.—XII JORNADASDE HISTORIAMARÍTIMADON ANTONIO DE ULLOA, MARINO YCIENTÍFICO

26 —XIIIJORNADAS DE HISTORIAMARÍTIMA

ÁLVARODEMENDAÑA: EL PACÍFICO YSU DIMENSIÓN HISTÓRICA

27.—CURSOS DE VERANODELA UNIVERSIDAD COMPLUTENSEDE MADRID Agotado)MEDIDAS DE LOS NA VIOSDE LAJORNADA DE INGLATERRA

28 —XIV JORNADAS DE HISTORIAMARÍTIMAD. JUANjosÉ NAVARRq, MARQUÉSDELAVICTORIA, ENLA ESPANADE SU TIEMPO

29.—XV JORNADASDE HISTORIAMARÍTIMAFERROL EN LA ESTRATEGIA MARÍTIMADEL SIGLO XIX

30.—XVI JORNADASDE HISTORIAMARÍTIMAASPECTOS NAVALES EN RELACiÓN CONLA CRISIS DE CUBA 1895-1898)

31.—CICLO DE CONFERENCIAS-MAYO1998LA CRISIS ESPAÑOLA DEL 98:ASPECTOSNAVALES Y SOCIOLÓGICOS

32.-CICLO DECONFERENCIAS-OCTUBRE1998VISIONES DE ULTRAMAR: EL FRACASODEL 98

33.—LA CARPINTERÍA Y LA INDUSTRIANAVAL EN EL SIGLO XVIII

34 —XIX JORNADAS DE HISTORIAMARÍTIMA Agotado)HOMBRES Y ARMA DAS EN EL REINADODE CARLOS 1

35.—XX JORNADASDEHISTORIAMARÍTIMA Agolado)JUANDELA COSA

36.—LA ESCUADRA RUSA VENDIDA PORALEJANDRO lA FERNANDO VII EN 1817

37 — LAORDEN DE MALTA, LA MAR YLA AR

MADA38.—TRAFALGAR39.—LA CASA DE CONTRATACIÓN DE SE VI

LLA. APROXIMACIÓN A UN CENTENARIO 1503—2003)

40.—LOS VIRREYES MARINOS DE LA AMÉ Rl.CA HISPANA

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R NSION S

TF:uElRo Juan Manuel; DOMÍNGUEZJuan Carlos; GARCÍADEPARADAIgnacio;

HuERTA Justo; MÉRIDA Carmen; PÉREZ Carlos y PuEL Fernando: Lahacienda militar: 500 años de interven ión en las frerzas armadas —Obraen dos volúmenes. Ministerio de Defensa. Madrid 2002 ¡ 085 páginasilustraciones. CD-ROM.

Los Cuerpos de Intervención Militar han pasadopor muy diversas vicisitudes a lo largo de su experiencia histórica. Distintas épocas y diferentes planteamientos conformaron su espíritu y marcaron su dinámica con muy acusadas fluctuaciones. Sin embargo la misión controladora del gasto militar y lahonestidad y rigor de quienes la llevaron a cabo constituye una constante de

la que puede valorarse el testimonio de una obra bien hecha.Así este libro rico en páginas pero también en contenido fruto del esfuerzo tenaz y la investigación rigurosa de un destacadogrupo de historiadores einvestigadores militares y civiles excelentemente coordinados por la autoridad del general Teijeiro actual interventor general del Ministerio de Defensaconstituye como expresa el subsecretario del Departamento Víctor Torre deSilva un canto a la continuidad de cinco siglos realizando una función —yañadimos por nuestra parte trascendente—en las FuerzasArmada.

Con la simple lectura del índice el lector profano o no puede darsc cuentadel auténtico valor de la obra en la que no se deja ningún cabo suelto ni seescamotean contratiempos o dificultades surgidas de su propia trascendencia.Lógicamente en un análisis de contados renglones no puede darse una visiónprofunda de la magnitud del trabajo pero si queremos centrar la atención ensus aspectos navales la admirable parcela a cargo de Carmen Mérida y JustoA. Huerta que al estudiar con precisión y minuciosidad el control económicofinanciero de la Armada desde los años 1800 hasta 1931 en el que el advenimiento de la segunda República modificó a fondo las estructuras realizan unauténtico ejercicio de capacidad creativa perfectamente ensamblado y ajustado a la realidad orgánica con un especial cuidado en los gráficos e ilustraciones que enriquecen el texto y lo complementan acertadamente.

No siempre los interventores militares tuvieron «buena prensa» sobre todocuando los imperativos del deber le llevaban a la aplicación de unas normaspara muchos antipáticas pero quien se adentre en la lectura de este librocomprenderá de inmediato que nunca fue tarea fácil ni grata superar enfrentamientos sobre todo los surgidos en la pugna entre «la espada»y «la pluma» ymoderar tensionesen situaciones de muy difícil adecuación.

El libro en sus dos tomos instruye ilustra y sobre todo sorprende en lacalidad de su presentación y la riqueza de sus ilustraciones. Las fuentes utilizadas todas de primera mano y muchas de ellas inéditas expresan la seriedady solvencia del trabajo pero tampoco la amenidad está reñida a lo largo de losocho bloques que integran las páginas de los dos volúmenes. Estamos por

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RE ENSIONES

tanto firmemente convencidos que todo ese esfuerzo excepcional tendrá surecompensa tan nierecicla como necesaria por cuanto aporta.

Debe destacarse también. y cje modo muy especia , ja extraordinaria laborclivulgativa contenida ej cd—rom adjunto al libro, que con más de seis milregistros constituye ya cje por si un tercer tomo en toda su extensión y alcance.

GoxzÁijz DI C,Ai.rs. Fernando: Retratos de buques t’ista paisajes hode

ync y pintura religiosa e;r la Junsdu’ción Central cte Marina—Tomo Vdel Catálogo de Pintuias del Museo Naval. Ministerio de Defensa. MuseoNaval. Madrid. 2002. 362 páginas.

Al trepidante ritmo a cjue nos tiene acostumbrado, y que es el más cualificaclo exponente cje una labor continuada y sólida. el capitán de navío González de Canales nos ofrece ahora su tomo V de la meritoria serie, comprensivo

en esta ocasión de los retratos de buques. paisajes. bodegones y pintura religiosa en la Jurisdicción Central de Marina; es decir, un amplio y variado arcopictórico que a más de ilustrar sobre aspectos poco conocidos, distrae y relajacii su conteni p lac ión.

Si atrayentes en extremo resultaron los tomos anteriores dedicados a losoficiales generales y particulares de los distintos Cuerpos de la Armada con suconiplemerito biográfico y la noticia cje los pintores, siempre realista y objetiVO 11 menos sugestivo resulta esta nueva entrega en la que su autor ha reali—zadlc) un acoplamiento racional de la pinturas catalogadas a través de tanamplia temática y con la que pone fin a un intenso y extenso recorrido por la

espléndida pinocoteca del Museo Naval en los establecimientos y despachoscje la J uiisclicci ón Ccii Ira 1de Marina.

La variedad de tenias seleccionados constituye un regalo visual y el lectorpuede quedar prendido en un auténtico derroche cje rasgos y colores al que esdifícil sustraerse. En su introducción, esta vez verdaderamente necesaria, seexplica el plan ti-azaclo y se concretan las constantes cte su desarrollo, que ellector debe agradecer en la medida cje lo que vale.

En próximas entregas González cje Canales escudriñará, cori su acreditada

peicia óptica. los fondos pictóricos cje los Departamentos marítimos y arsenales cje la periferia, y estamos seguro de que su investigación y posterior apor

tación será el broche de oro cje esta inigualable colección para gozo y disfrutede propios y extraños.

MARQUÉS E V EI AMAZÁN: 1)0;? Pedro Go;;zález cíe Castelón y Salaza;:

illa;’ciiés le González de Castejón. Ministro de Marina de Carlos 111.—Centro cje Estudios Borjanos. 2002. 134 páginas, ilustraciones.

La figura de clon Pedro González de Castejón y Salazar no ha sido demasiado estudiada en el ámbito naval, no obstante tratarse del primer al mirante

114 RLVISIADE I-iIsrORI NAvAL. Núm Hl

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RECENSIONES

que salé cje la Real Compañía de Guardias Marinas fundada por Patiño. loque le por sí debería haber atraído la atención de los historiadores. De aquíque el libro del actual marqués de Velamazán.descendientedirecto del personaje. venga a llenar necesariay merecidamenteeste hueco. IX siempre adver—ido de la historiogral ía naval.

El relato de don José Francisco González le Castejón y Hernández. seajusta al discurrir biográfico del personajecon un hilo conductor bien trazadoy mantenido a lo largo de todas sus páginas. Desde que como marino embar—caclo partieipa en las guerras contra Italia e Inglaterra. el glorioso combate delcabo Sicié y la expedición a Argel. hasta su llegada a la secretaría de Estado yde Despacho Universal de Marina, en la que como ministro y hombre deconfianza de Cai-los III realiza una trascendentelabor, con directas referenciasa su actuación en arsenales,espionaje industrial e investigación académica.

No quedan tampoco marginadas las actividades belicas de la agitada epocaque le tocó vivir y que se concretan esencialmente en la expedición a Brasil

1 776), el intento de invasión de Inglaterra 1779), el bloqueo de Gibraltar enel mismo año: la toma de Menorca 1 782), la nueva ofensiva en Gibraltar 1782) y las acciones bélicas en América 1779-17829). Como puede verse.un amplio marco de actividades que el autor del libro aborda con objetividady solvencia, y que constituye uno de los valores más estimables de la edición.

Cabe destacar también el buen etisamblamiento entre erudición y ameni—dad, que hacen de su lectura una tarea agradable que instruye e i 1ustra a unmi siiio tiempo.

Un libro interesante en suma, prologado con su habitual acierto porManuel Gracia de Rivas, presidente del Centro de Estudios Borjanos. editor

cte esta obra, que a buen seguro contribuirá a un mayor y mejor conocimientode una de las figuras más preclaras y sugesti vas de la por tantas razones11amada «1a M ari mt de la II ustraeion».

Dii.G,Do BAÑÓN.Luis: La galera Santa Bárbara: ii;ia vaga¡harinera eS xi o—

la).—Editorial Aglaya. Cartagena. 2002. 262 páginas.

El extraordinario éxito que Luis l)elgaclo Bañón —marinero, historiador ynovelista—, ha obtenido con sus últimos títulos El 1janianle del /11 Reich y

  peración 2001: Gibraltar español, y su profundo conocimiento de la historia naval, le han i mpulsacloa la ambiciosa tarea de novelar una saga marineraen barcos y hombres a los que a buen seguro no ha de faltarles honra y méritopara convertirla en todo un éxito eclitonal.

El primero de la serie La galera Santa árbara recrea en buena parte tinode sus éxitos anteriores, Aventajas des veijítiras de aii galeote y el propioautor lo explica razonahiemene en su prólogo a la colección, pero esta revisión ampliada y enriquecida en páginas y conceptos, al adquirir mayoresalcances, cumple perfectamente su objetivo de ajustado pórtico y puesta ensituación de las que seguirán, dejando totalmente en franquicia para deleite

Año 2003 REVIstADE1 IlSIoRIANAVAl.

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R NSION S

del lector las inmediatas singladuras que Delgado Bañón desde su probadasolvencia se dispone a acometer.

Engarzar toda una trama histórica con el protagonismo esencial de la

Armada española que arranque de la segunda mitad del siglo xviii cénit denuestro poder marítimo hasta la última guerra naval española de 1936-1939

es algo más que echarle un pulso al comportamiento histórico de una institución en la que hubo más de luces que de sombras aunque éstas tampoco falta

sen en los dos siglos y medio de andadura. Sólamente la riqueza expresiva deun Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales que por cierto arrancan con untema totalmente marinero como Trafalgar ha sido capaz de mantener el hiloconductor de la historia patria en su aspecto narrativo. No diré que Luis

Delgado vaya a alcanzar tan altas cotas como el maestro canario pero sí quesigue directamente su modelo no sólo en lo que realiza sino también en lo

que promete y por eso su segunda novela La cañonera 23 que rompió el

fuego antes que la galera Saira Bárbara nos sitúa plenamente en el punto departida de cuanto el autor ha planificado con rigor histórico y amenidaddescriptiva como novelas de aventuras pero también como fehaciente testi¡nonio de esa historia «vivida» que desde la fantasía a la realidad recorre un

camino inexorable y cierto.No es de extrañar por tanto que los numerosos admiradores de Luis

Delgado esperen con impaciencia su próxima entrega con las aventuras y

desventuras marineras de los Leñanzas circunstancia ésta que también aguar

da el crítico en la seguridad de que no saldrá defraudado.

J.C. E

  6 RrvISTAnr HISTORIANAvAl Núm 81

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