R. FRADKIN y J. GELMAN. Recorridos y Desafios de Una Historiografia

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  • Esther de Miguel, que por los ms austeros de una nistoriografa que hoy est viviendo su etapa ms productiva.

    Esas voces reflejan desde luego algo ms que la desazn ante una indiferencia ms irreductible de lo que sin duda se haba imaginado al abrirse esa etapa. en ellas resuena tambin la nostalgia de un tiempo en que pareca obno que ms urgente que comprender la realidad es trans- formarla. Pero ese tiempo fue el de ayer y volver a ser quiz el de maa- na; no es el de hoy, y ello basta para privar a ese argumento nostlgico de Recorridos y desafos de una buena parte de SU relevancia. Y por aadidura aun quienes comparten historiografa. Escalas de observacion y esa nostalgia son lo suficientemente historiadores para sentir al mismo tiempo que averiguar cmo ocurri lo que ocurri justifica el esfuerzo fuentes en la historia rural rioplatense que ponen en ello.

    Ral Fradkin y Jorge Gelman

    La historia agraria rioplatense, en especial la referida al perodo colo- nial tardo y la primera mitad del siglo XIX, se ha renovado sustancial- mente desde la recuperacin de la democracia en Argentina. Esto ha sido analizado en algunos ensayos historiogrficos que trataron de dar cuenta de todo lo que se haba avanzado, as como de reflexionar sobre las cau- sas de dicha renovacin.'

    En este caGo, ) de acuerdo a las caractersticas del pedido que nos hiciera la compiladora de esta edicin, no se tratar de volver a describir la renovacin histrica en s, para lo cual el lector cuenta hoy con mu- chos escritos, sino de discutir sobre todo cules fueron los instrumentos conceptuales y metodolgicos que estuvieron en su base y la relacin con el estudio de cierto tipo de fuentes, a la vez que plantear hacia el final algunos de los nuevos desafos que esa renovacin ha planteado. En es- pecial los recorridos desde una historia que se inici enmarcada en el

    ' GARAVAGLIA, J. C. HisLoiiog-afia de la Izisto1,ia agi-aria colonial, en MW La Historiografia Ai&entina, 1958- 1988. Buenos Aires, CICH, 1990, pp. 53-64; FRADKIN, R. La Izisloria agraria y los estudios de establecii~iientos productivos en Hispanoari~frica colortial: uita mirada dcsde el Ro de la Plata, en FRADKIN, R. (comp.). La historia agraria del Rio de la Plata colonial: los establecimientos productivos. Buenos Aires, CEAL 1993, pp. 7-44; GARAVA- GLIA, J. C. y GELMAN, j. Rriral Hislory oof~hc Rio c/c la Plata, 1600-1850: rcsults o f a historio- graphical reiiaissaricc, en Latin American Research Review, 30,3, 1995, pp. 75- 105 y Mucha tierra y poca gcntc: un nuc\to balaiicc histol-iogrdfico de la historia rriral plater~se (1 750-1 8501, en Historia Agraria, 15, Murcia, 1998. pp 29-50; MIGUEZ, E. El capitalistl~o-Y la polilla. Avariccs cil los estudios de la ccoi~oma y sociedad rural panlpearia, 1 740-1850, en Boletfn Ravignani, 2 1, Buenos Aires, 2000, pp. 117-133.

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    periodo colonial y se centraba en los aspectos econ6micos y sociales del mundo rural rioplaiense, y ha abierto preguntas importantes sobre la historia agraria del siglo XIX, as como tambin ha permitido plantearse imporiantes cuestiones sobre la historia poltica del perodo que sigue a la revolucin de Mayo. Tambin discutireincs en que medida las formas de abordar esa historia agraria, pueden ser de alguna utilidad en la dis- cusin de la vida poltica y de la conflictividad de! perodo republicano.

    De las grandes estructuras a las agentes y a la historia regional. Cambios de paradigma y reduccin de la escala de observacin

    En un trabajo de balance publicado en 1995, se sealaba que u:;a de las razones que habian llevado a revisar la historia rural rioplatense colo- nial era un cuestionamiento radical del modo de interpretar el funciona- miento de la economa colonial, en donde reconocamos la importancia del modelo propuesto por Carlos Sempat Assadourian. Los planteos de este historiador obligaron a prestar especial atencin a los mercados inte- riores y al papel que ciertos polos econmicos del territorio americano habian jugado en la conformaciii de las economas regionales, relativi- zando el peso que la oferta y demanda externas tuvieron durante el pe- rodo colonial. De esta manera, y en nuestro caso para el Ro de la Plata, se haba puesto en evidencia por ejemplo la importancia del consumo de la carne en los mercados locales, y sobre todo del trigo y los productos de huerta. Esta atencin a los mercados locales permiti poner en cuestin una visin que desde tiempos coloniales prestaba nicamente importan- cia a las exportaciones de bienes pecuarios. Y cori ello apareci no sola- mente la produccin d e , cereales, hortalizas, carrie o forraje, sino tam- bill un mundo de productores muy heterogneo, que cuestion la ima- gen del predominio exclusivo de los grandes estancieros ganaderos y su contracara, el gaucho, poblador errante, vinculado temporalmente a una ganadera muy primitiva, depredadora. Con la atencin puesta en la pro- duccin para los mercados internos, y en parte tambin para los exter- nos, aparecieron las familias, los productores campesinos, as como los estancieros de carne y hueso, la mayor parte bastante humildes y traba- jandc al lado de sus pocos peones o sus esclavos, inmersos en un mundo de relaciones sociales mucho ms complejo de lo ilue suponamos.

    El cambio de paradigma para analizar el funcionamiento de la econo- ma colonial, tambin obligaba a buscar fuentes que permitieran estudiar y medir fenmenos antes descuidados. Si hasta entonces los historiado-

    Recorridos y desafos de una his~oriogral'a

    res interesados en la economa colonial se preocupaban esencia-lmente en bcscar los datos sobre el comercio exterior, ya que se supona que su evolucin er.3 un indicador suficiente del co~nportamiento del conjunto econmico regional, ahora se deban buscar otras fuentes que piidieran dar cuenia de fenmenos no necesariamente vinculados a la exporta- cin, pero s trascendentes para la economa y sociedad locales. '3e esta manera se abord el estudio de los diezmos, que se cobraban sobre la produccin agraria, fuera cual fuese su destino, y muy rpidamente se pudo dernos~rir que' a fines de la colonia haba una importantisinla acti- vidad ganadcra y agrcola, que no se haba estudiado y se vinculaba ins bien con las demandas locales y regionales que con el trfico portuario. Aunque hubo dudas y discusiones sobre la interpretacin de las cifras decimales, se hizo insoslayable la presencia de actividades econdmicas que antes, prcticamente, se haban de~conocido.~ Y junto a ellas apare- cieron ios nctores que las llevaban a cabo, que como dijimos eran inlti- ples y no se limitaban a grandes estancieros y gauchos.

    En esta primera etapa tambin hubo otra discusin que parti del viejo paradigma, el estudio sobre el carcter de la mano de obra en las estancias. Este tema se encontraba en el meollo de la tradicional inte~pre- tacin sobre el agro colonial rioplatense y haba servido de sustento para pensar los oi-genes de la historia pampeana, pero en este nuevo riomen- to historiogrfico se lo comenz a abordar recurriendo a metodologas ms novedosas, a nuevas fuentes y a un uso ms sistemtico de ellas. Si la pregunta inicial era por qu se .produjo un Lipo de poblador rural iden- iificado con la figura del gaucho -que Carlos Mayo con mucho lesn y astucia empez a estudiar a travs de fuentes contables de las estancias y luego, sobre todo, a travs de las fuentes judiciales que permitan avizo- rar la fornx? cn que las autoridades y .las elites ms en general vean a esos pobladores, pero tambin, indirectamente, los modos de comportamien- to de esos n~ismos actores subalternos- ese mismo estudio sistemtico de las fuentes de las estancias puso rpidamente en accin otros fenmenos y otrcJ actores. El estudio de esas fuentes pona en evidencia la lgica "empresaria" de unos estancieros antes tildados mayormente de arcaicos, tradicionales, rentistas, etc., y que aparecan como "einpresarios" bastan-

    \'er en esic scniido las intcrpi-ctaciones divergel-les sobrc los diezmos de GAP?\'AGLlA, J.C. Prnd~iccioi~ icixiller-aji 17l-oduici~igaiiadcr-a cil la iarnptza por.tciia, 1 700-1820, en GARAVA- C;LIA, J . C. y GELMAN, J . El mundo rural rioplatense a fines de la epoca colonial: c.:studios sobre produccin y mano de obra. Buenos Aires, Biblos, 1989, pp. 9-42, y de AMARAL, S y GHIC?, J . M . Dic:111osy /w~duci iSr i cigraria: B u o ~ o s Aii-es, 17.50-1800, en Revista de Historia Economica, 8,1, hladrid, 1990, pp. 619-647.

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    por una produccin diversificada y un mosaico social muy complejo. Lo misino ocurra en los pagos de Morn y Matanza en las cercanas de Buenos Aires, cuyos destinos agrcolas y ganaderos no se pueden expli- car por un inodelo que vincule a las regiones con los mercados, ni por la calidad de sus suelos, sino por historias peculiares que incluyen aquellos elen~entos, pero que tambin conocen coyuiituras especficas, luchas polticas, redes que actan de distintas maneras, estrategias de reproduc- cin familiar, y muchas otras variables que las pueden llevar por caminos muy diversos.

    Entonces la perspectiva regional o an microrregional se acompa con otro cambio de perspec~iva, que fue el pasaje desde una visin es- tructural de la historia o del funcionan~iento de la sociedad, a otra que comenz a poner de relieve una cierta libertad de accin de los actores colectivos e individuales que podan incidir, a veces de manera decisiva, en la conformacin general de la sociedad. Por: lo tanto slo los estudios detallados de las diferentes realidades histricas podan dar cuenta de las mismas, y los modelos slo tenan sentido como herramientas para abordar esos estudios ms especficos, pero no podan explicar esas mis- mas realidades, que se entendan como la combinacin original de una serie de factores y de acciones colectivas e individuales, que podan tener lgicas que se podan pensar desde ciertos modelos sociolgicos, econ- micos, antropolgicos, pero que se combinaban de maneras distintas e incluan principios de libertad limitada, que hacan poco predecibles y originales los resultados.

    Hagamos una rpida recorrida por los estudios sobre la mano de obra y la esclavitud rural rioplatense, para ver como operaron algunos de estos cambios.

    Los primeros estudios de "empresas" agrarias se reaiizaron sobre aquellas en general ms importantes, por ser las que ms fuentes documentales han de-jado en los archivos. Estos estudios pusieron de relieve que una parte significativa del trabajo regular de las niisinas recaa en una pobla- cin esclava. A sta se sumaban peones libres que permanecan en las estailcias a veces por perodos prolongados y muchos otros trabajadores, tambin libres, que entraban y salan del empleo a veces muy rpidamen- te. A su vez, como sucedi en los estudios agrarios dedicados a otras regiones americanas, se fue haciendo evidente que no todas las respues- tas podian provenir del estudio del funcionanliento interno de los esta- blecimientos productivos y que slo podan ser comprendidos si se los situaba en el contexto en que operaban; por ello, la investigacin comen- z a orientarse hacia las diferentes estructuras agrarias que configuraban

    Recorridos y desafos de una histor'ografa

    la regin.5 Eii prinier' lugar se podra decir que el abordaje de ciertas fuentes n~asi\~as, como los padrones, permiti 'medir algunos problemas, como el peso creciente, aunque minoritario, de la poblacin esclava en- tre la poblacin rural. srn lleg a ser, en su momento de mxima expan- sin, ce:ca de 9% de la poblacion rural alrededor de 1810 y estaba vincu- lada con la necesidad de cubrir .una demanda de mano de obra estable en las estancias y tambin en las grandes chacras de las zonas trigueras :ms ricas del norte de la ciudad de Buenos Aires, como San Isidro. La presencia abultada de trabajadores esclavos pona en evidencia la exis- tencia de una actividad agrcoldganadera capitalizada por un lado, y a la vez las dificultades que tenan estos sectores empresarios para oktener mano de obra barata entre la poblacin local que, sin embargo, creca vertiginosamente a fines del perodo colonial. Los estudios microrregio- nales y tanlbi~n los estudios de "empresas", as como el abordaje de fuen- tes corno los censos y padrones y las originadas en la justicia que permi- tan vislumbrar el cornportainiento de los actores subalternos, pusieron de relieve que la mayora de la poblacin rural poda encontrar la forma de subsistir al margen de la estancia o al menos al margen del empleo permanente en la estancia. Asi, por ejemplo, el estudio intensivo de las contabilidades de empresas agrarias, de todas las fuentes nominales dis- ponibles (padrones, diezmos, guas de aduana, etc.) o de las fuentes de origen administrativo, permitieron verificar en la regin de Colonia en la Banda Oriental, la existencia de una poblacin compuesta mayor'taria- mente por productores independientes, ya sea algunos propietarios de las tierras que trabajaban ). sobi-e todo ocupantes mas o menos informales de tierras realcilgas y ajenas, que no necesitaban emplearse en las grandes estancias de la zona para sobrevivir. O slo lo hacan temporalmente para complementar los ingresos familiares, en los casos de las familias ms liumildes o en etapas de sus vidas o coyunturas econmicas desfavora- bles. El estudio de las listas nominativas permiti en muchos casos ,cons- tatar lo que los modelos de funcionamiento econmico permitan ,supo- ner, como por ejemplo la presencia de pobladores instalados en los mr- genes de una gran estancia que producan independientemente algunos bienes agrarios y criaban aves, y aparecan temporalmente trabajando como asalariados en la gran estailcia. A la vez los estudios nominales sobre estas

    En esle sentido lucron funclan~cn~ales los trabajos de 17AN YOUNG, E. sobre la regin de Guadalrijara y sobre la histoi-in ncraria de Mxico en ~ c n c r a l . Ver por cjei-iiplo su Mc'uicilil i-~11-al Iiisto~y sirlcc Chcvnliei.: ~lic histoi-iogrply i j thi: coloiiial hctcicnd(l, cn Latin American Research Review, 18,3, 1983, pp. 5-61.

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    , regiones permitieron constatar la presencia de pobladores llegados re- cientemente a la regin del litoral, procedentes de otras zonas menos favorecidas del interior del virreinato. Estos, sobre todo los varones jve: nes, se mostraban ms predispuestos a contratarse en las estancias como mano de obra relativamente estable, careciendo de las alternativas de

    ' independencia que los pobladores ms antiguos conocan y sin los recur- sos familiares que eran su condicin previa.

    Estos estudios mostraron tambin los procesos de niovilidad geogrfi- ca y social, de pobladores que podian iniciarse como migrantes que se contrataban en estancias, que circulaban y podan discutir las condicio- nes de trabajo con sus empleadores (y en ciertas coi,unturas con algunas posibilidades de xito), que podian desplegar estrategias iiia trimoniales e insertarse en redes de relaciones que les permitan comenzar una activi-

    .dad independiente y a veces lograr algn proceso de ac!imulacin hasta convertirse en productores pequeos o medianos e iiicluso en propieta- rios. Ms an, esta movilidad no slo fue un rasgo distintivo de la mano de obra sino tambin de buena parte de los productores autnomo^.^

    El estudio sistemtico de la poblacijn, de su composicin y su din- 'mica, tuvo otra importancia decisiva para modificar los modos de pensar nuestra historia rural y regional. Ante todo, la constatacin de una inten- .sa movilidad espacial, inter e intrarregional, corroa la imagen fuerte- mente esttica y rgida de esta sociedad y deriv tambin en el anlisis de algunos procesos de movilidad social. Luego, porque la historia rural del rea rioplatense primero y pampeana despus se haba construido sobre la base de la oposicin con las economas regionales de lo q,ie se llamaba *"el interior". y aunque las diferencias regionales no pueden ser soslaya- das, lo que se puso en evidencia es la fuerte articulacin entre las dife- rentes regiones y en especial el intenso proceso migratorio que las una y sustentaba la vitalidad del rea rioplatense. De la misma manera se hizo evidente la dificultad de pensar la historia del caiiipesinado del "inte- rior" sin esa relacin con el litoral, que a veces permita estrategias repro- ductivas que incluan las migraciones temporarias o permar.entes de una parte de la familia.

    En todo caso los estudios que pusieron de relieirc la movilidad geo- grfica y social de los sectores subalternos los mostraba cuestionando el

    FRADKIN, R. 'Labi-adoi-es del iiisianlc', 'arrcitdn[ai ios c\~cizlunlcs' El ( i r ncitdo rural cii Bucitos 41rcs aJint-s del sigloXVIZ1, en BJERG, M . y REGUERA, A. (cornps.1 Problemas de la historia agraria. Nuevos debates y perspectivas de investigacin. Tandtl, 1EHS. 1995. pp. 47-78

    lugar que se les tena reservado de origen, tanto a travs de formas sutiles o ms abiertas de resistencia o negociacin, como de estrategias que los ~ o d a conducir hacia una mavor inde~endencia econmica v social.

    Recorridos y desafos de una historibgralia

    , I

    Este tipo de aproximacin permiti revisar tambin la posicin de los esclavos en esta sociedad.

    La importancia que tuvieron los esclavos africanos para estabilizar la mano de obra en las empresas medianas y grandes, les llev a ocupar un lugar que a veces pona en discusin el estatus mismo de la esclavitud.

    Como muchos trabajos mostraron, siendo estos esclavos el ncleo de los trabajadores estables de las mayores empresas agrarias, entre ellos ter- minaba reclutndose una parte importante de los cargos jerrquicos o de mando en esas explotaciones. La mayora de los capataces de los puestos de una estancia y a veces, incluso, la direccin general de alguna gran explqtacin recaa en esta poblacin. Y estos esclavos capataces solan tener bajo su direccin no solo a trabajadores de su misma condicin jurdica, sino tambin a los peones libres que se contrataban temporal- mente. No es muy difcil imaginar las dificultades y las paradojas genera- das en esas relaciones, y a la vez la capacidad de accin que esta situacin favoreca entre ese sector de la poblacin esclava, hasta el punto de cues- tionar algunos aspectos de la sujecin jurdica propia de la esclavitud.

    Muchos esclavos conseguan de esta manera incentivos ms propios de trabajadores libres (salarios, el acceso a parcelas de tierra para uso propio, etc.), as como forzar lo que algunos autores llamaron las "lneas de colorni y de la esclavitud. Algunos de ellos contraan matrimonio con mujeres libres (las que les daban hijos libres) y a veces lograban procesos de acumulacin que les poda permitir comprar su propia libertad y sumarse a la poblacijn campesina mestizada de la regin.6

    Entonces, como puede verse, una aproximacin menos determinista y ms atenta a las realidades locales y a la accin de las personas 17 grupos, permiti revisar temas como el de la mano de obra y an en el caso de la esclavitud, verificar los espacios de negociacin y resistencia que ellos

    Ver por ejemplo SCOTT, R. Dcfiiting thc boundai-ics offrcedont ilt the ivor-ld ofcatzc: Cuba, Braal and Louisia~a cftcl- c~~tartc i~~at ion, en American Historical Review, 99,1, 1994, pp. 70- 102. V e r por ejemplo PERRI. G: Los csclaros o1 cl Bucnos Aires tcii-docololiinl. Lrna aproxirnacirjn a traves dc los cx~~cr l i c r i~~s judiciales, en AA\%! La fuente judicial en la construccin de la memoria. Euenos Ai:-es, UNMdP,' 1999. pp 103-1 19; MAYO, C. Patricio dc Bclf 11, nada merlos quc u11 capnlaz, en Hispanic American Historical Review, 77.4, 1997. pp 597-617 o GEL- MAN, J. Campesinos y Estancieros. Una regin del Rlo de la Plata a fines de la poca colonial. Buenos Aires, Ed . Los Libros del Riel, 1998. :

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    mismos utilizaron para discutir sus condiciones de vida y la rigidez de un status jurdico que los condenaba a ser considerados como objetos. Algunos estudios intentaron detectar tambin las expectativas sociales o individuales de algunos esclavos y sus esfuerzos cotidianos por mejorar su situacin. Sin duda hoy somos conscientes que la sumatoria de estas acciones jug un papel destacado en el fin de la esclavitud rioplatense que, si bien estuvo influida tambin por movimientos internacionales centra 13 trata y por corrientes ideolgicas ms generales que influyeron sobre ciertos sectores de las elites letradas, tuvo como actores centrales a las realidades iocales, las coyunturas polticas y ~ambin la intervencin de los propios c;rlavos que pudieron interpretar esos signos ins genera- les para actuar en ~onsecuencia.~

    Algo parecido si> pudo observar sobre la evolucin de los sistemas de trabajo coerciti-7; cles?us de la revolucin. Los modelos maci-oeconmi- cos hacan prever un reforzamiento o recreacin de los sistemas de traba- jo coactivo, por la combinacin de abundancia de tierra frtil, escasez de trabajadores y la existencia de una demanda internacional para la pro- duccin agraria regional. Si Este modelo se verifica en la voluntad de los grandes empresarios de la primera mitad del s i g l ~ XIX en Buenos Aires por recrear sistemas coactivos que reemplacen a la esclavitud africana, niuy debilitada por las dificultades de la trata y cuestionadas por las ideologas predominantes, sin embargo estos intentos fracasan con gran rapidez, en parte por el accionar de los propios sujetos coaccionados que sul:.ieron aprovechar las. brechas que las propias crisis polticas provoca- ban y iaxondiciones de mercado favorecan, y les permitieron en gene- ral eludir esa sit~t,ci+n y asimilarse al conjunto de la poblacin de traba- jadores libres. '"

    Pero adems de esta diferencia en la forma ae I;:xdar el objeto de estudio, aparecan diferencias importantes al estudiadas en diferentes regiones del espacio rioplatense. .La combinacin de disrintos factores en realidades micro, tambin haca que sujetos parecidos iuvieran mayores o menores posibilidade; c!e intri-ron:: yni-.i i,,jAlCicar esa realidad. Por ejemplo, algo que los estudios pioneros sobre las nianurnision~s de escla- w ~ s en Buenos Aires mostraba, era un predominio de esclavos urbanos

    " Un ejetnplo i.cciei-iie e11 estc sentido es el esiudio sobre el Pc: de AGUIRRE, C. Agentes de su propia libertad. Los esclavos de Lima y la desintegracin de la esclavitud. 1821- 1854. Liina, PUCP, Fondo Edi~orial, 1995. '" GELMXNJ. El .fr.acaso dc los sistcrnas coacti\los de ti-abajo I - LL I -U~ ci7 Bucios Aires bajo cl t.osisn~u. Revista de Indias, LlX, 215. Madrid, 1999, pp. 123-l-tl .

    Recorridos y desafos de una 11istorio~;ala

    obre los rurales entre quienes accedan a la libertad, as como entre los cidos en cautiverio en el Ro de la Plata en detrimento de los nacidos

    frica. Las explicaciones que se pueden otorgar a estos datos estads- S se vinculan a las distintas condiciones de vida y trabajo en la ciudad

    1 campo (la mayor cercana cultural en el primer caso con el mundo los blancos, la naturaleza "estipendiaria" de la esclavitud urbana que

    torgaba mayores mrgenes de independencia a estos esclavos que, en ena parte, realizaban actividades autnomas y rendan una parte de S ingresos al amo'l, etc.) y en el caso de los nacidos en la regir~ tam- n les signiiicaba una mayor capacidad de interpretacin de las posibi- ades de accin, adems de una posible mayor cercana cultural al ndo de los dominadores.

    o ejeniplo que vale la pena resear, para observar las posibilidades tas nuevas vas de aproximacin tuvieron, es el de las formas com-

    as y- diversas de establecerse las relaciones sociales en los pagos de la pana. Uno de los ms interesantes aportes en este sentido comenz

    como un trabajo rnicrorregional sobre el partido de Lobos, que tena la particularidad de mostrar una clara propensin a la agricultura a inicios del XIX, a pesar de encontrarse relativamente alejado de la ciudad de Buenos Aires y de que la inmensa mayora de su poblacin de labradores eran migrantes de las provincias interiores. Jos Mateo12 se propusc estu- diar en* detalle este universo de agricultores de la frontera, haciendo un uso intensivo y muy inteligente de una multitud de fuentes que por separado eran de difcil aprovechamiento. Por un lado utiliz las herra- mientas m35 c1sic;ls de la demografa histrica para estudiar esa pobla- cin, sus principales datos vitales, adaptando las mismas para logiar es- tudiar tambieil los ritmos de la inmigracin a travs del establecimiento de los lazos riiatrimoniales en los distintos lugares por donde psaron esos migrantes, as como el lugar del nacimiento de sus hijos antes de llegar a Lobos. Estudi tambin las estructuras econmicas, las formas de explotacin de la tierra y, finalmente, hizo un uso original de los regis- tros parroquiales que haba empleado para el tradicional estudio de las variables vitales (natalidad, nupcialidad y mortalidad), para entencier el uso del compadrazgo como forma de establecer alianzas o forjar liderazgos.

    J I Sobre esto ul~ii-i-io ver SAGUIER, E. Lcc nntui.alc-za estipcndiana de la escla\~ilud ur-batia colorial. EI caso Buci~os Air-es cti el srglo XLfl l l Revista Paraguaya de Sociologia, 26,74, 1965, pp 45-5-t l 2 MATEO, J Poblacin, parentesco y red social en la frontera. Lobos en el siglo XIX. Mar del Plata, GIHIIR. UNMdP, 2001.

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    Una de las problemticas que ms esfuerzos ha concentrado es el es- tudio sistemtico del eiercicio de la justicia en el mundo rural." Ello ha significado el abordaje sistemtico de un conjunto de fuentes docuinen- tales que hasta ahora slo haban sido interrogadas de modo fragmenta- rio y ocasional. Entre los priinerds resultados de este esfuerzo no puede ' dejar de resaltarse que se han podido obtener las primeras series confia- bles tanto sobre la criminalidad rural como de la composicin, del perso- nal judicial rural." Las primeras han afirmado la impresin de que un eje central de los conflictos -sino directamente el decisivo- era el que se fue estructurando entre el estado en formacin y la sociedad rural (y, en particular, con sus grupos subalternos) especialmente por la demanda creciente de hombres y recursos que dicho estado consuma. Las segun- das han permitido corregir imgenes rgidas sobre las bases sociales de sustentacin de dicho estado en el mundo rural y revelar el rol centrul de 1 ~ s sectores sociales intermedios. Hasta hace poco, esta cuestin era di- rectamente impensable y no ,poda siquiera ser teniatizada. Ahora, estas aproximaciones permiten comenzar a registrar algunas de las irnplican- cias sociopolticas de las novedades que trajeron los estudios socioecon- micos. En conjunto, unas )7 otras, invitan a repensar las bases mismas del consenso que lleg a obtener el rosismo y a inscribir la historia poltica dcl perodo en un anclaje social mucho ms firme.

    Todo un haz de preguntas y problemas surgen de esLe modo, pero lo que llama la atencin es que sea en el mismo momento historiogrfico que esta perspectiva "serial" es acompaada por in~entos de realizar lec- turas en profundidad de este tipo de documeiitacin, ton~nnclo en cuen- ta las condiciones de produccin de 'dichas fuentes, las intervenciones de los actores y las representaciones que ellos comparten. Al plantearse as el problema, se abrieron a la indagacin oLras dimensiones y proble- mas referidos a la configuracin de la cultura politica y ju,rdica rural.?'

    Recorridos y desafos de una historiograla

    En estas condiciones, esta historia rural ha comenzado a poner en el centro de sus preocupaciones un estudio sistemlico de la construccin del poder estatal en el mundo rural y apel para ello a formas de hacer historia que provienen de distintos momentos de desarrollo de la histo- riografa, ensaya~do combinaciones metodolgicas que en otros terrenos se presentaron coino alternativas.

    Pero esta 'mirada sobre las formas estatales realmente existentes en el mundo rural rioplatense de la primera mitad del siglo XIX est teniendo otra derivacin: el intento de aproximarse a develar las formas de la vida poltica en los pueblos rurales. Esta focalizacin significa una innova- cin fuerte en al menos dos sentidos. Por un lado, implica el reconoci- miento de un nuevo mbito de estudio que todava est en sus comien-

    i

    zos: el de los pueblos rurales. Su atciicicn slo fue posible por el desa-

    20 ,C -oil-io antes dijimos el pionero en este sentido 113 sido Carlos Mayo. Cf. Estancia y sociedad en la pampa, 1740-1820. Buenos Aii-es, Biblos, 1995. 2 ' (?ARA\'AGLiA, J.C. Przz, oidciiy trabajo en la curnl?ana: Iri~i:isticicr rtri-aly l o s j u q a d o s dc 17n: en Bucnos Air-cs, 183C-1852, cn Poder, conflicto y relaciones sociales. El Rfo de la Plata, XVIII-XIX. Rosaiio, Horno Sapicns, 1999, pp. 57-88; SAL\IATORE, R. Los cr-i~eiies de los paisarios: urin apl-ci~iil~acicir~ csladsticn, en Anuario del I.E.H.S., 12. Tandil, 1997, pp. 91 - 103; GELMAN, J . Justicc, Etai ct SocietC. Le i . c t n b l i s s ~ ~ ~ ~ t l i l dc 1'oi.dr-c n BUCIIOS Ai1.c~ aprL's l'iridcpcr~daricc, en tudes Rurales. 149/150, Paris, EHESS. 1999, pp. 11 1-124. " FRADKIN, R. Scgtii la costui~ihrt. del 1791s': air.icndoy coslur~il71-e cri B~iciios Aii-(-S dcl siglo X\:III, en Boletfn del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 11, 1995, pp. 39-64; Erilr-c lci l c j ~ y la pr-cictica: la costumbt-c c11 la iarnl7ain bonncr-~rzs(rt~dc la pi-iiricr-a

    rrollo previo de los estudios sistcm:iticos dc las estructuras demogrficas, sociales y econinicas rurales si11 los ciinlcs la vida pueblerina no podra haber sido siquiera tematizada, dada 1ir i . i tradicin cultural e historio- grfica que vea a la pampa como un;i !tiera aglomeracin de grandes estancias. Y aunque todava es mucho lo que falta saber sobre estos pue- blos, se-apunta hacia una indagacin de las formas de hacer poltica en ellos. Sin duda, ello no se separa de los renovados estudios de historia poltica del perodo.23 Sin embargo, cabe advertir que al plantearse el problema de este modo se est introduciendo una novedad susrancial en los enfoques de historia poltica al ampliar los mbitos socioespaciales a los quc se atiende, y ello puede permitir develar modos de accin distin- tos y diferentes de los que empleaban las facciones elitistas que concen- tran su accin en la ciudad y hasta comprenderlas mejor. Esla amplia- cin del campo de indagacin de la historia poltica tiende a devolver una imagen mucho menos siinple del comportamiento poltico de la so-

    mitad dcl siglo XIX, en Anuario IEHS, 12, 1997, pp. 141-156; Rcprscntalio~is dc lirjusticc daiis In calnpagric de Bucl-ios Aiics (1 800-1 83@, cn tudes Rurales, 149/150, 1999, Paiis, EHESS, pp. 125-146. " Cf., entre otros, CANSANELLO, O.C. Dc subditos n ciudadcirios. Los poblador-cs rur-aics boriacr-ciiscs e~ilr-e cl Aiiliguu Rtgiilicrz jl la Alodci-liidad, en BoletIn del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 1 1,1995, pp. 1 13- 139; CHIARAhlONTE, J .C. Vicja y Nucva Reprcscntncii~: los pt-occsos clcctoralt's el1 Buctos Aircs, 181 0-1 820, en ANNlNO, A. (coinp.) Historia de las elecciones en Iberoamerica, siglo XIX. Guenos Aii-es, FCE. 1995, pp. 19-04; HERRERO,, E Federalistas de Buenos Aires. Una mirada sobre la politica posre- volucionaria, 1810-1820. Tesis dc Dociorado, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aii-es, 2OOCs: TERNAVASIO, Al. Hacia t t i i r.tgimcn de ~inanimidnd. Pollicuj~ clccciorics cri Bucrios Aias. 1828-1 850, en SBATO, H. (coii~p), Ciudadana poltica y formacin de las naciones. Perspectivas histricas de America Latina. FCE, Mxico, 1999, pp. 1 19- 141.

  • Ral Fradkin y Jorge Gclman

    ciedad rural y busca encontrar los puntos de anclaje ms firmes de la accin politica en la vida s< i~ ia l .~+ Como anies dijimos, la contribucin de Jos Mateo para develar la composicin y los mecanismos de articula- cin de las facciones del pueblo de Lobos fue decisiva y hubiera sido imposible siii el cuidadoso estudio previo del proceso colonizador en el rea y la reconstruccin minuciosa de los vnc~los sociales. Una peculiar notabilidad pueblerina, as como las redes sociales en que se apoya, han podido as ser obsei-vados en un contexto microrregional fronterizo don- de predominaban netamente los labradores. Posteriormente, Juan C. Garavaglia2j -luego de un persistente esfuerzo por conocer el contexto demogrfico, social y productivo de San Antonio de Areco a lo largo de ms de un siglo- pudo poner en evidencia 1ss formas especificas de la lucha poltica en este pueblo. Con ello, el mundo opaco de la sociabili- 9 dad politica pueblerina comienza a aparecer y poner en evidencia el rol decisivo que en el orden social y politico local tenan esos notables de los pueblos. De esta forma, las contribuciones de Mateo y Garavaglia nos ayudan a enfocar las bases y los mecanismos empleados para la construc- cin de ese orden postrrevolucionario rural. A su vez, ayudan'a rebatii- imgenes del alineamiento politico postuladas como productos autom- ticos de lazos sociales preexistentes.

    La dinmica fronteriza ha sido otro tema que no slo ha crecido en consistencia sino que va integrndose cada vez ms al anlisis de la socie- dad rural. Quebrado el paradign~a de la pampa exclusi\7amente ganade- ra. los estudios localniente focalizados han permitido comenzar a re- construir los inovimientos de la frontera agrcola y el activo protagonismo de los labradores en la expansin fronteriza. Ms aun, el desarrollo de estudios sobre otras jurisdicciones -especialmente sobre la seccin su- doeste de la Banda Oriental y sobre los procesos de colonizacin de las tierras ribereas de los ros Paran y Uruguay26- han permitido advertir

    " Sin duda un pionero trabajo en este sentido fue el de-GONZLEZ BERNALDO, P El Ici~aiitaniicnio de 1829: cl iiiiagiiiano social y iiis iinplicuiiciar liolilirac cii uii coi$icto r - r i i u l , en Anuario IEHS, 2, Tandil, 1967, pp. 135-116 2 j GARAVAGLIA, J.C. Escciias de la vida polilica eii la canipaiia: Son Aiitonio dc Arcco eii una crisis dcl iusismo (183911840) g Los Marinez: la complejirlad dc las lrallades poliiicns dc uiia rcd faiiiiliai- cii cl AI.PCU I-osista, en Poder, conflicto y relaciones sociales. El Rfo de la Plata, XVIII-XIX. Rosario, Horno Sapiens, 1999, pp. 157-202. '* GELhUN, J. Campesinos y estancieros. Una regi6n del Rfo de la Plata a fines de la epoca colonial. Bueiios Aires. Ediiorial Los Libros del R~el, 1998, SCHMIT,R. Fmiiiei-m i-iolilnicii- scs. Ocupiicinil dc? cqacioy csii-ilciura socio-ocupacional cn ci 01-iclitc fiiirci-riano (1820-1 8.50) , eii GELMAN. J , GARAVAGLIA, J. C. y ZEBERIO. B. (coinps) Expansi6n capitalista y transfor-

    Recorridos y desafos de una his~oliognfia

    diferencias sustanciales de los procesos de colonizacin fronteriza que dib~ljan sociedades con perfiles muy diferentes. Para ello se ha buscado una apoyatura documental diversa y heterognea en la que sobresale el anlisis sistemtico de fuentes seriales de muy diverso origen que pese a sus limitaciones han permitido mensurar ciertos fenmenos. De modo con~plementario, esta histoi-iografa rural tiende a comunicarse mis flui- d a m e ~ t e y converger con otra lnea de investigacin que ha crecido sus- tancialmente en estas ltiilias dcadas: los estudios cobre las sociedades indigenas. Con un enfoque que combina la lectura de fuentes hisrricas con una inspiracin aiitropolgica, estos estudios han develado un pi-o- tagonismo liasta hace poco impensado de estas comunidades en ja vida de las sociedades criollas. Dicho protagonismo, ha quedado ya en claro, no se limitaba slo al enfrentamiento sino que habilitaba una densa tra- ma de in~eracciones. Aunque todava parcial, esta convergencia de cam- pos historiogrficos parece anunciar una verdadera ruptura con rradicio- nes firmemente arraigadas en la medida que se empieza a enfocar a las parcialidades indigenas de las pampas como parte sustantiva de la vida social ruial y como actores decisivos de las disputas polticas ci-iclla~.'~

    Si S: inira en conjunto la produccin reciente sobre estos desarrollos temticos, pueden identificarse tambin algunas limitaciones. Una de ellas es, si11 duda, el desarrollo desigual del conocimiento sobre el con- junto del espacio que conformaba el rea rural rioplatense. Todava la mayor parLe de la produccin sigue concentrada sobre la campaa bo- naerense aunque se han dado pasos decisivos para revisar las formas de

    maciones regionales. Relaciones sociales y empresas agrarias en la Argentina del siglo XIX. Bueno; Aire;, La Colmena-UNICEN, 1999, pp. 45-73; DJENDEREDJIAN, J . , Economla y sociedad en la Arcadia criolla. Formacin y desarrollo de una sociedad de frontera en Entre Rios, '1 750-1820, Tesis doc~oral, UBA, 2004. '/ Por ejemplo: BECHIS,M. Fuct-zas ii~dgciim cri lapolitica criolla del siglo XIX, en GOLDMAN. N y SALVATORE, R (comps.) Caudillismos rioplatenses. Nuevas miradas de un viejo pro- blema. Buenos Aires, EUDEBA, 1998. pp. 293-318; MANDRINI, R. Las froiilcrns y la socicdad iniligciia C I I cl anibito pcitii/>eaiio, en Anuario IEHS, Tandil, 1997, pp. 23-34; IWSTO, S. Rclacioi~es iiito-tinicas eti el SUI- boizaei-ctisc, 181 0-1530. Indgeilas y criollos eli la coi?fo/lnacin drl cspacioJ~aii~ci-izo, en VILLAR, D. (editor) Relaciones inter-tnicas en el Sur bonaerense 1810-1830. Gaha Blanca, Departainento de Humanidades, Universidad Naciona! del Sur/ IEHS, Vniversidad Nacional del Cen~ro de la Provincia de Buenos Aires, 1998, pp. 19-46; VILWR, D. Yo rnaiido e11 cstc campo. Co~flictos inter-lribalcs cn los Andcs nictidionalcsy Pa~iipas, du~zitiic los unos de la G~1eri.a a Mucric, e11 BANDlERI, S. 0. (Coord.). Cruzando la Cordillera ...

    c i ie Publicaciones, La frontera argentino-chilena como espacio social. Siglos XIX y XX. S , - CEHI.R, Facullad de Humanidades de la Universidad Nacional del Coinahue, Ano 1, Nme- ro 1, Neuqucn, 2001, pp. 101-1 16.

  • Ral Fradkin y Jorge Gelinan Recorridos y desafos de una his t~rio~rafa

    la vida rural en las campaas litorales, y comienzan a hacerse esfuerzos sus intereses, siendo mucho ms rurales que antes, nunca dejaron de ser

    sisiemticos para producir un intercambio fructfero entre los investiga- tambin urbanos.32 dores que se ocupan de la gran regin p la~ense .~We la misma manera es Por ltimo, una historia ms atenta a la diversidad de los comporta- fundamental establecer un dilogo ms sisten~tico con los estudios del

    mientos sociales y a su incidencia en la configuracin de las estructuras agro de las regiones interiores.,.No slo por la imposibilidad de entender

    sociales rurales debe an afrontar un estudio ms pormenorizado de la estas historias de manera separada, sino porque a veces esas historias se

    cultura popular. En este mbito ha habido avances sustanciales en el asemejan ms que lo que cierta tradicin quiere a~eptar .~ ' Ahora ello es

    conocimiento de las familias y aun de la infancia3', tambin han comen- mucho ms factible en la medida que se han producido slidas mono-

    zado a indagarse en profundidad sus formas de religiosidad3'. Sin em- grafas regionales que tienden a destacar la extrema variedad de situacio- bargo, todava es mucho lo que falta avanzar en esta direccin. nes. 31'

    De esta manera, entre sus tendencias ms recientes, ~ u e d e observarse En segundo trmino, es cada vez ms evidente que el desplazamiento

    cmo los enfoques iienden a privilegiar la reconstruccin y la indagacin . de la historia rural rioplatense de su matriz colonial a la primera mitad de los entramados sociales a nivel local, a partir de un slido conoci- del siglo XIX no slo erosiona coniicciones anreiiores sino que debera

    miento de sus dimensiones demogrficas y econmicas. En cierto senti- permitir el replanteo de temas y problemas en una perspectiva temporal do, el desafo abierto pareciera ser el de recuperar para el anlisis hist- ms amplia y articularse mejor con la historia de la gran expansidn pam-

    rico poltico y cultural toda la complejidad y variedad que se ha recono- peana posterior a 1860/70. cido para la economa y la sociedad. La indagacin sobre los pueblos es

    En tercer lugar, comienza a ser claro que esta historia ha sido, si se slo una de sus posibles consecuencias y no es poco para una historia (y

    quiere, demasiado "rural" y con ello se ha operado un desgajamiento no para toda una tradicin de pensamiento) pensada en torno a la dicoto- buscado ni deseado pero evidente con la historia urbana, cuyo conoci-

    ma ciudad/campo. ;miento es hoy en da mucho menos abundante y sofisticr-do. Los estudios -Pero no es la nica derivacin que puede registrarse. Tambin se ob-

    sobre el mundo de la periferia urbana3' han puesto en evidencia la impe- serva que comienza a precisarse una suerte de geografa histrica de la

    riosa necesidad de articular e integrar ambos campos en un solo progra- conflictividad social y poltica. Se ha hecho evidente que ya no alcanza

    : ma de investigacin. De la misma manera los estudios sobre las elites del con referirse a la ruralizacin de las bases del poder sino que es preciso

    siglo XIX obligan a ampliar esa mirada ms all dei mundo rural. ya que interrogarla con mayor profundidad y atender al fenmeno complejo de la construccin y ejercicio del poder en el medio rural. Si fuera imperio- so definir de algn nodo esta nueva modulacin que ha ido adoptando

    Por ejemplo el simposio Gaucliosy Gaickos. Uita apiasiniacidli a su historia ccolii~iica dcsdc la campaa dc BUCIIOS Aircs a la dc Rio Gmiidc do Sul. siglos XVIII-XY. en el XIII Congreso

    c Internacional de Historia Econbrnica. Buenos Aires, julio de 2002. 12 por ejeniplo G A ~ V A G L ~ A , J . C, patrones de i~isci~siii y 'cliic ciciiii~iiia doniinoiiic': los

    En este sentido la his~oria agraria del entorno dc San Miguel de Tucumn, antes del ci71prcsnlios I-Ltiuics ~ 1 1 la palnpci Lloila~i~ilsc a mrdiados del siglo XIX, en GELMAN. J., GARAVA- azcar, parece tener importantes puntos de comparacin con ciertos fenc:enos del litoral. GLIA, J. C. ZEBERIO. B. (comp:) Expansic511 capitalista y transformaciones regionales. A veces mayores que con sus vecinos salterios o de Catamarca. Igualii-tente en Salta, como Relaciones sociales y empresas agrarias en la Argentina del siglo XIX. La Colmena/IEHS1 ha mostrado S. Mata, ciertas regiones agrarias son fcilnienle coniparables con r e ~ i o n e s Buenos Aires, 1999, PF 121-143 u HORA, R., La elite social ai-gcittiiia del siglo XIX'. Algullas andinas centrales, mientras que otras se pai-ccen riiucho a las del litoral. Ver nota siguiente. i-c\lcxioilcs a partir- de la/amilia Sciiillosa, Anuario IEHS, 17. 2002, pp. 291-323 '"Ver espectalmente MATA DE LPEz, S Tierra y poder en SaIta El noroeste argentino en visperas de la independencia. Diputacin de Sevilla, Sc\.illa, 2000, S A N T ~ ~ ~ I A R I A , D J Memorias del Jujuy colonial y del Marquesado de Tojo. Desarrollo integrado de una secuencia territorial multiktnica, srglos XVI-XVIII. I-iuelva. UIAR4, 2001 J . LOPEZ DE ALBORNOZ, C . Los dueos de la tierra. Economa, sociedad y poder en Tucumn (1770- 1820), UNT, Tucumfin, 2003 " CILIBERT0.V La agr-icirltui-a a las ~i~ter tas dc la ciudad: nr-rc.rrcaiar~r

  • Ral Fradkin 11 Jorge Gelman

    la historia rural podra decirse que es marcadamente contextual, en la medida que para indagar los sentidos de las acciones de los sujetos se busca inscribirlos en el contexto social en que vivieron. En este punto cabe interrogarse si no estamos asistiendo a la configuracin de una nue- va forma de historia poltica o, mas precisamente, a una nue\.a historia del poder en el mbito rural. Una cuestin centra! ha quedado abierta al debate: en la niedida que se ha hecho por dems evidente que la gran propiedad no estaba en condiciones de contener a toda la poblacin rural y ni siquiera a su mayor parte, y que la proporcin de productores independientes y autnon~os formaba una parte decisiva de esta pobla- cin, es claro que ya no puede seguir sostenindose que las bases dcl poder terrateniente derivaban directa y automticamente de la vida inter- na de la estancia. Debe afrontarse en consecuencia el desafo de com- prender y explicar cmo ese poder pudo ser construido en estas condi- ciones histricas.

    Un vie~o problema cobra as inesperada vigencia historiogrfica e in- vita a nuevos abordajes y perspecti~as.'~ Pero ello implica, abordar cen- ira1 y crucialmente las bases mismas de construccin de poder y las mo- dalidades especificas de conflictividad social. Visto de este modo el desa- i-rollo de este campo hisioriografico, puede obsen'arse que lo que hemos definido como un desbordamiento ha imp1;cado hasta ahora una ero- sin de sus "limites" espaciales y temporales y una ampliacin y redefini- cin de objetos y territorios. Con ello se han abierto posibilidades de dilogo y convergencia con otras lneas y campos de in~~estigacin. As, la historia rural ms que diluirse parece estar en condiciones de cobrar un nuevo sentido. Una historia agraria -o ms precisamente rural- desbor- dada de sus limites y demarcaciones de origen parece estar en-condicio- nes ahora de plantear n~ejor un ieina clsico: las relaciones entre la es- tructura agraria y el caud i l l i smo.3~s evidente que ste no puede ya de- rivarse directa y simplemente de las estructuras econmicas y menos aln del funcionamieilto interno de la gran propiedad agraria. Los estudios efectuados sobre los pi-oblemas que el propio Rosas debia enfrentar en sus estancias para asegurar la mano de obra y el control de los recursos

    - -

    3i Cf GOLDLI.IN, N Y SALVATORE. R (conips 1 Caudillismos rioplatense~. Nuevas mira- das a un viejo problema. Buenos A~ies. EUDEBA. 1993 Sin embargo. en algunos de eslos ii;iliajos pitede verse b iendencia iodaria irigentc de analizar e1 iems de niodo niuy iiidc- ~>~andieiire de la csiructura social agiaiia y regional "' \'el- FREGA. ANA. Caulillos y nioiiloncros cii la re\solucinir indica1 niliguistn y MATA DE 1LOl'E.Z. S Lagurira d i iiidc~1~1ldci7ci0 cn Salrajl la cmcigciicio

  • Ahora bien, lealtades y disidencias parecen tambin reconocer una 'suerte de geografa Y aunque no responden a una regla nica, es evidente que Parecen indiferentes a 10s rasgos diferenciales de las estructuras sociales agrarias locdes. Se trata de un complejo fenmeno politico, pero* que espera una explicacin ms enraizada en los entramados sociales y sus conflictividades. En estas condicione;, de modo ms re- ciente, la conflictividad social y poltica (SUS diferencias y sus vinculacio- nes) se ha ido abriendo COlriO problema central de indagacin En esre Conceptos, herramientas y resultados sentido, el anlisis pormenorizado de situaciones criticas se ha mostrado recientes sobre la historia econmica 'Om0 un modo de abordaje. capaz de poner en evidencia el entrelaza- .mien~o de la conflictividad social y la poltica, entre las estructuras socia- rioplatense de la primera mitad del les y las forlnas de accin, entre los rasgos centrales de los procesos de Jcu~acin de la tierra y apropiacin de los recursos y los lazos sociales que estructuran las facciones hasta la misma base si!balterna de la sacie- dad rural- Dos son las que hasta ahora han concentrado la atencin, la que Se estructura en Lomo a la guerra con Brasil y la que configura la gran crisis del sistema l-osista hacia 1839-40.3"ero, es evidente que este inten- to de analizar situaciones conflicti\~as apelando a un conjunto de fuentes y escalas de observacin puede contribuir decididamente a inda- I. Introduccin gar mejor las complejas relaciones entre economa, sociedad, y Desde hace tres dcadas asistimos a una significativa critica y redefi- l?oltica. Relaciones que evidentemente no pueden pensarse ms en ter- nicin sobre la hegemona indiscutida que tuvier0.n por aquel entonces minos de dependencia 0 de manera determinista, pero que tampoco de- la historia econmica serial Irancesa y 10s eilfoques estructurales de beran analizarse separadamente, como per[enecientes a universos que socioeconmica, ya sean 10s que provenan desde el marxismo o del (un- no se tocan. cionalismo Ciertamente todas aquellas tradiciones -que Procura-

    ban encontrar y aprender [as regularidades obser\~ables, para con ellas luego constyuir sus esquemas tericos generales-, dejaron afuera o des- cuidaron en sus explicaciones buena parte de 10s comportamientos Y de las experiencias iiIdividuales y colectivas de 10s actores sociales. Por tanto aquellos estudios, veces m5s preocupados en encontrar rpidxs Y contundentes interpretativas que en a h l z a r conceptos ade- cuados para el anlisis y slidas bases empricas sobre las cuales sostener- se, no dieron cuenta finalmente de las con~ple]as dinmicas econmicas y las mltiples interacciones sociales. De manera que 10s di"erso5 niveles de conflictcs y que caracterizan a 1% soc~edades quedaron muchas veces ocultos u otras totalmente simplificados, tras el presupues- to dc un permanente de regularidad y rigidez en el funcionamiento

    39 e.iemplo el trabnio de FWDKIN. R. Asnfiai- los rucbior. L ~ , ,ii(iilioileya

    ~ i p ~ i ~ ~ ~ ~ ~ J7 en la dinmica de la sociedad. Briiiiiz coi1ti.a Na\~ai-i-o Lu+~~I C I I dicicriibir 'ir 1826 l o colifljctiiri&d

    cii l u c~il i ,pail~i L~~ criiicas y revisiones efectuadas sobre aquella historiografa e s ~ u c - hoi7flcrc11sc7 en Anuario IEHS. 18, Tandil. 2003, pp. 87-122. o el dc G E L M ~ \ N . J. iu i c ~ C ~ ~ u l l di- ~ o s c ~ t a i 1 c i c l ~ ~ coi1tiii Rosas. A/gnnns ic/ic\,oircs cii ~ O I I I O a los Libiis 'ir./ s.,., e,, E ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ , . J ~ ~ , turalista o funcionalista, que aun hoy contina. han generado nuevas 22, Buenos Aires, 2002. pp. 1 1 3-144. iradiciones y tipos de abordales \~istricos. Pero la emergencia de

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