Misa Dominical - PARROQUIA DE CRISTO REY MURCIA

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CPl ©ditoricil Misa Dominical Centre de Pastero! Litúrgico 29 de julio; 5r 12 y 15 de agosto de 2018 oo o CN a D. 17 del tiempo ordinario/ B D. 18 del tiempo ordinario / B D. 19 del tiempo ordinario / B Asunción de María a Ordenación General del Misal Romano J/dice que «conviene que la homilía sea una explicación de algún aspecto de las lecturas de la Sagrada Escritu- ra, o de otro texto del ordinario, o del propio de la misa del día» (núm. 65). Por lo que se refiere a las lecturas, se pueden encontrar sobreabundancia de subsidios (notas exegéticas, proyectos de homilía, etc.), pero raramente se encuentran otros textos del ordina- rio y del propio. Habría que prestar t I i atención, de vez en cuando a los «otros textos», por ejemplo a las oraciones colecta, que son, además, escuela para la oración personal. Podemos ver en el salmo 84 la secuencia que las colectas proponen: «Señor, has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de Jacob» (v. 2). Antes de que quien reza hable de lo que lleva en el corazón, su mirada se dirige hacia lo que Dios ha hecho en el pasado. Después puede continuar la oración: «Restaúranos, Dios, salvador nuestro...,- muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (v. 5a y 8). Un par de ejemplos (22 y 23 del tiempo ordinario): «Dios todopoderoso, que posees toda perfección,- infunde en nuestros corazones...». «Oh, Dios, por ti nos ha venido la redención y se nos ofrece la adopciónfilial,-mira con bondad a los hijos de tu amor, para que cuantos creemos en Cristo...». Siempre, antes de la petición, de forma desarrollada o más concisa, está presente la «anamnesis» de lo que Dios ha hecho por su pueblo. LLUÍS PRAT

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CPl©ditoricil

Misa DominicalCentre de Pastero! Litúrgico

29 de julio; 5r 12 y 15 de agosto de 2018

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oCNa

D. 17 del tiempo ordinario / BD. 18 del tiempo ordinario / BD. 19 del tiempo ordinario / B

Asunción de Maríaa Ordenación General del Misal Romano

J — /dice que «conviene que la homilíasea una explicación de algún aspectode las lecturas de la Sagrada Escritu-ra, o de otro texto del ordinario, o delpropio de la misa del día» (núm. 65).Por lo que se refiere a las lecturas, sepueden encontrar sobreabundancia desubsidios (notas exegéticas, proyectosde homilía, etc.), pero raramente seencuentran otros textos del ordina-rio y del propio. Habría que prestar

t I i

atención, de vez en cuando a los «otros textos», por ejemplo a las oracionescolecta, que son, además, escuela para la oración personal. Podemos ver en elsalmo 84 la secuencia que las colectas proponen: «Señor, has sido bueno con tutierra, has restaurado la suerte de Jacob» (v. 2). Antes de que quien reza hablede lo que lleva en el corazón, su mirada se dirige hacia lo que Dios ha hecho enel pasado. Después puede continuar la oración: «Restaúranos, Dios, salvadornuestro...,- muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (v. 5a y 8).Un par de ejemplos (22 y 23 del tiempo ordinario): «Dios todopoderoso, queposees toda perfección,- infunde en nuestros corazones...». «Oh, Dios, por tinos ha venido la redención y se nos ofrece la adopción filial,- mira con bondad alos hijos de tu amor, para que cuantos creemos en Cristo...». Siempre, antes dela petición, de forma desarrollada o más concisa, está presente la «anamnesis»de lo que Dios ha hecho por su pueblo.

LLUÍS PRAT

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«GAUDETE ET EXSULTATE»Este es el título de la exhortaciónapostólica sobre la «llamada a la san-tidad en el mundo contemporáneo»que el papa Francisco firmó el día desan José de 2018: «Alegraos y rego-cijaos» (Mt 5,12). En 177 númerosdistribuidos en cinco capítulos, elSanto Padre nos recuerda que a cadauno de nosotros el Señor nos ha es-cogido «para que fuésemos santos»(Ef 1,4), y por esto pretende hacerresonar una vez más esta llamada a lasantidad procurando encarnarla en elcontexto actual.

Precisamente en el capítulo I, el Paparecuerda que esta llamada a la santi-dad es para todos, y que los testimo-nios que nos ayudan en este camino yque mantienen con nosotros desde lapresencia de Dios lazos de amor y decomunión no son solo los santos bea-tificados o canonizados: «Seréis san-tos, porque yo soy santo» (iPe 1,16).Todos somos llamados a ser santosviviendo con amor y ofreciendo el

propio testimonio en las ocupacionesde cada día, allí donde cada uno seencuentra, con los pequeños gestos.Necesitamos un espíritu de santidadque impregne tanto la soledad comoel servicio, tanto la intimidad comola tarea evangelizadora. No debemostener miedo de apuntar más alto eneste camino, porque la santidad nonos hace menos humanos, sino quees donde se encuentran la debilidadhumana con la fuerza de la gracia.

En el capítulo II el Papa llama la aten-ción sobre dos ideologías que pue-den falsificar el verdadero sentido dela santidad: el gnosticismo y el pela-gianismo, dos herejías de los primerossiglos del cristianismo que continúanteniendo actualidad. El gnosticismoconsiste en pensar que la medida deperfección de las personas está en elconocimiento, en la capacidad inte-lectual de comprender la profundi-dad de ciertas doctrinas,- en esto, laexperiencia cristiana se convierte

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en un conjunto de elucubracionesmentales que explica la realidad conun sistema cerrado pero desencar-nado, sin caridad y sin misterio. Porsu lado, el pelagianismo busca estaperfección en la voluntad humana, enel esfuerzo personal por seguir unasdeterminadas normas o un cierto es-tilo de vida cristiana, sin humildad ysin dejar espacio a la gracia de Dios.

Por esto, en el capítulo III el papaFrancisco explica qué es la verdaderasantidad a la luz del maestro, a partirde las enseñanzas de Jesús en las bien-aventuranzas (Mt 5,3-12), que así seconvierten en el carnet de identidaddel cristiano. De esta manera, la pala-bra «feliz» o «bienaventurado» pasaa ser sinónimo de «santo». Repasan-do los valores del texto evangélico, elPapa dice que la santidad es ser pobreen el corazón, reaccionar con humil-de mansedumbre, saber llorar con losdemás, buscar la justicia con hambre ysed, mirar y actuar con misericordia,mantener el corazón limpio de todolo que mancha al amor, sembrar paza nuestro alrededor, aceptar cada díael camino del Evangelio aunque nostraiga problemas. Por otro lado, elcapítulo 25 de san Mateo nos recuer-da que la gran regla de comporta-miento son las obras de misericordia,y que hay que vivir estas exigencias decompromiso social del Evangelio jun-to, complementariamente, con la rela-ción personal con el Señor: la oraciónes preciosa si alimenta una entrega co-tidiana de amor. Los santos nos dan eltestimonio de vivir las bienaventuran-zas y la regla de comportamiento deljuicio final.

En el capítulo IV el Papa nos recuer-da algunas notas que ha de tenerla santidad en el mundo actual/son cinco grandes manifestacionesdel amor a Dios y al prójimo parti-cularmente importantes. En primerlugar, el aguante, la paciencia y lamansedumbre: hay que mantenersecentrados, firmes en el Señor paraaguantar, soportar las contrariedadesy las humillaciones, también para es-tar atento a las propias inclinacionesagresivas y egocéntricas. En segundolugar, la alegría y el sentido del hu-mor: a pesar de los momentos durosy de cruz, el santo tiene una alegríaespiritual, una seguridad interior yuna serenidad esperanzada y positi-va. También la santidad es coraje yfervor: esto significa impulso evan-gelizador, entusiasmo apostólico,novedad sin miedo que supera lascostumbres cómodas y conformistas.Y todo esto en comunidad, porquees difícil luchar aislados: la santifica-ción es un camino comunitario, quepide compartir la Palabra y celebrarla Eucaristía, y preserva los pequeñosdetalles cotidianos del amor. Y tam-bién en oración constante, porquela santidad está hecha de una aperturahabitual al diálogo con Dios,- y estono es para unos pocos privilegiados,sino para todo el mundo.

Finalmente, el capítulo V nos recuer-da que la vida cristiana es combate,vigilancia y discernimiento. Nosolo lucha contra la mentalidad mun-dana o contra las propias debilidades,sino contra el mal que hay entre no-sotros y que nos asedia,- el desarrollodel bien, la maduración espiritual y

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el crecimiento del amor son el mejorcontrapeso. Hay que estar atentos ano caer en la tibieza que, a menudo,acaba en corrupción espiritual. Y elhábito del discernimiento, tan nece-sario en la vida actual que ofrece tan-tas posibilidades: para saber cuál es lavoluntad de Dios no solo en las gran-des decisiones, sino en las pequeñascosas, hay que hacer cada día examende conciencia y pedir este don en la

oración, en actitud de escucha. Por-que Dios lo pide todo de nosotros,pero también nos lo da todo.

El papa Francisco acaba invocandoa María, la santa entre los santos, lamás bendita, que nos enseña el cami-no de la santidad y nos acompaña. Ypide al Espíritu Santo que infundaen nosotros un intenso anhelo de sersantos, para compartir una felicidadque el mundo no nos podrá quitar.

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El Centro de Pastoral Litúrgica acabade publicar un cartel y una hojitaque expresan las grandes intuicionesde la Exhortación Apostólica delpapa Francisco sobre la santidady que pueden ser muy útiles paradifundir entre los fieles de parroquiasy comunidades.

Cartel: 2,00 €Paquetes de 200 hojitas: 7,00 €

Las sugerencias para los cantos de Misa Dominical,en internet al alcance de todosCon la sustitución del Bloc de MisaDominical por la revista Galilea A 53,

muchas personas se han dirigido anosotros pidiendo poder accederigualmente a las sugerencias para loscantos dominicales. Por este motivo,las hemos puesto a disposición denuestros lectores, en la página web deGalilea. 153 (http://galilea.153.cpl.es).Los cantos pueden encontrarse fácilmente en la columna de la derecha, clicandoen la fotografía que acompaña a esta nota.

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LA LITURGIA,UNA RELACIÓN CON

QUE NOS TRANSFORMANotas de la intervención de M. del Mar Alhajar, abadesa del monasterio de Sant Benet de

Montserrat, en el acto de presentación de la revista Galilea. 153 - 12 de abril de 2018

1. La liturgia es obra de Dios

No necesitamos hacer nada especial paraencontrar a Dios. Dios está en el corazónque palpita en toda realidad. Lo encontra-mos al levantarnos, cuando nos lavamoslos dientes, cuando desayunamos, cuandotomamos el metro, cuando me encuentrocon las primeras hermanas de la comuni-dad, en el trabajo, cuando voy a comprar,en cualquier situación, en cada gesto, encada latido de nuestra vida Dios está pre-sente. La liturgia es una forma de dejarespacio, de explicitar, de visibilizar lo invi-sible. La liturgia es el momento en que nosdetenemos para celebrar, para responder aesta dimensión de la realidad que está encada momento de nuestra vida, pero que

necesita un espacio especial para hacerserealidad.

Liturgia es -el origen griego de la palabralo indica- el trabajo del pueblo, pero sanBenito dice que es el trabajo de Dios. Enla liturgia dejamos un espacio en noso-tros para Dios, para lo trascendente, parael misterio, para lo que nos sobrepasa.Más que el resultado de lo que nosotroshacemos, más que el producto de nues-tros ritos, de nuestras buenas intenciones,de nuestras oraciones, se trata de poner-nos en presencia de una realidad que estásiempre y en todas partes.

Nosotras nos levantamos a las seis parair a maitines. Y nos sentamos en la igle-

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sia, en unos bancos que forman un ciertoángulo, mirando hacia delante. Delanteno hay nadie, pero actuamos como si lohubiera. Nos reunimos, nos sentimos con-vocadas para reunimos, porque en realidadAlguien nos convoca, una presencia que nosrecuerda que está en medio de nosotros.

Siempre empezamos la oración diciendo«Dios mío, ven en mi auxilio» recordandoque Dios está entre nosotros y abriendo asínuestra conciencia a esta realidad. Por esola tradición benedictina habla de la obra deDios, del opus Dei, del oficio divino, en lugardel trabajo humano. Con esta expresiónsubrayamos que la liturgia no es producto delo que nosotros hacemos sino que participa-mos en la liturgia para poder acoger a Aquelque ya estaba en ella.

2. La liturgia es obra del puebloLa liturgia es obra de Dios y, al mismotiempo, es el trabajo del pueblo. Que sea eltrabajo del pueblo significa que la liturgianunca es individual. Puede ocurrir que ala liturgia lleguemos como individuos. Ycuando digo individuos me refiero a cuandoestamos encerrados en nosotros mismos,a cuando nos peleamos con la vida, con losdemás, a cuando estoy preocupada con misproyectos. Y somos personas, en cambio,cuando nos abrimos a los demás.

Podemos llegar a la liturgia con nuestrosproblemas, con nuestras preocupaciones, ypodemos llegar solos, con la sensación deestar solos en la vida, de estar aislados. Perola liturgia siempre es encuentro: quien cele-bra es la comunidad, es el pueblo. La liturgiasiempre es un encuentro de personas. Y de la

liturgia salen personas enviadas a construircomunidad.

La liturgia nos une... y nos envía a crearcomunidad, a abrir lazos, a encontrarnoscon el otro. Hay un teólogo norteamericano,un liturgista llamado Nathan Mitchel, queexplica que la legitimidad de nuestra liturgiaeclesial se mide por la liturgia de la vecindad.Nuestra liturgia es válida en la medida en laque crea vecindad, relaciones, comunidadmás allá de la asamblea que celebra.

Pero también hay que recordar que Diosmismo se hace presente en la asamblea. Noes una persona quien celebra la liturgia, esla comunidad quien la celebra. Lo expresanmuy bien unos textos preciosos de la Sacro-sanctum Concilium:

Cristo está siempre presente en su Iglesia,sobre todo en la acción litúrgica... Cristo estápresente cuando la Iglesia suplica y cantasalmos, el mismo que prometió: «Dondeestán dos o tres congregados en mi nombre,allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20)

(SC 7).

La santa madre Iglesia desea ardientementeque se lleve a todos los fieles a aquella partici-pación plena, consciente y activa en las cele-braciones litúrgicas que exige la naturalezade la liturgia misma y a la cual tiene derecho yobligación, en virtud del bautismo, el pueblocristiano, «linaje escogido sacerdocio real[todos somos sacerdotes, sacerdotisas, enla liturgia, en la plegaria], nación santa,pueblo adquirido». Al reformar y fomen-tar la sagrada liturgia hay que tener muy encuenta esta plena y activa participación detodo el pueblo, porque es la fuente primaria ynecesaria de donde han de beber los fieles elespíritu verdaderamente cristiano (SC 14).

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Si es la comunidad quien celebra, si Cristose hace presente en ella, esta comunidaddebe ser reflejo de Cristo. Entonces debe-remos preguntarnos cómo nos tratamosentre nosotros. La comunidad tambiénforma parte de la liturgia. La liturgia no essolo el rito, la celebración, sino cómo nosacogemos mutuamente, cómo nos trata-mos unos a otros, cómo nos perdonamos.

Lo sagrado en otras religiones puede estarrelacionado con otros conceptos, pero losagrado en cristiano tiene que ver con amar,si no, no es sagrado. La liturgia no puedeser sagrada si estamos dejando de amar aalguien de los que están en la celebración, ode los que llevamos a nuestra oración.

3. Necesidad de la dimensióncelebrativa

La liturgia, como también dice el Concilio(Constitución sobre la Iglesia), es «fuente ycumbre de toda la vida cristiana» (LG 11).Por tanto, la liturgia es fuente de dondesurge y hacia dónde va la vida, está conec-tada con la vida.

Todo ser humano tiene una dimensióncelebrativa incorporada, natural, antropo-lógica. Necesitamos celebrar y acompañarlos distintos momentos de la vida, desdeque nacemos hasta que morimos. Y nues-tra liturgia es esta celebración, esta manerade poner nuestra vida humana en manos deesta presencia.

loannis Zizioulas, un teólogo ortodoxo, nosayuda a entender la relación de la vida con laliturgia. Nos habla de dos clases de existen-cia: la biológica y la eclesial. La biológica nosconduce a protegernos, a cuidar de nuestrasalud, a procurar por nuestra vejez...

La existencia eclesial, que surge del bau-tismo, va más allá de la existencia biológicay la proyecta hacia el encuentro con el otro,hacia el Reino.

En cada celebración litúrgica, aportamosnuestra existencia biológica, para que laliturgia la vaya transformando en existen-cia para los demás, esta existencia que noslibera de nuestros miedos, de nuestroslímites, para vivir desde la locura y desde lalibertad por una ilusión más grande y másallá de nuestra propia seguridad. En la litur-gia, pues, nuestra vida tiene la oportunidadde nacer de nuevo.

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4. Los lenguajes de la liturgia

La liturgia es una relación con Dios quenos transforma, porque toda relación conDios, toda relación con los textos bíblicos,toda relación con el misterio de Cristo esuna posibilidad para nosotros de entrar en

esta vida de Dios. Todos los textos bíbli-cos, dice la Dei Verbum, son para nues-tra salvación. Y cuando digo salvación,cuando hablo de transformación, no merefiero al perdón de alguna transgresión,de algún error, sino a la posibilidad devivir de otra forma, de ser más feliz, máslibre, más de acuerdo con quien soy real-mente y abierta a los demás.

Si la liturgia es encuentro transforma-dor para la asamblea, debemos tener encuenta que comprende lenguajes muydiversos: los gestos, el espacio, nuestraforma de vestir y el lenguaje verbal. Hayque ir con cuidado, porque algunos len-guajes pueden ser discriminatorios. Unateóloga liturgista norteamericana, Marjo-rie Procter- Smith, habla de la importanciade los relatos para las personas. Y la litur-gia está repleta de relatos, porque es unode los lenguajes bíblicos.

Según los relatos que nos llegan -y segúnlos que no nos llegan- configuramosnuestra identidad. Por ejemplo, existe unagran tradición según la cual la primeraque vio a Jesús resucitado fue María Mag-dalena. Es una tradición muy importanteque si no tuviera algún grado de veraci-dad no estaría en los textos, y en cambioen los domingos de Pascua nunca se leeeste evangelio. También en el tiempode Pascua, en tercia se lee un versículo

que dice: Verdaderamente ha resucitado elSeñor, con la respuesta: Y se ha aparecidoa Simón. Y está muy bien, porque se apa-reció a Simón Pedro. Pero, ¿solo se apare-ció a Simón? ¡Y lo leemos 50 días! Y nosale nadie más que Simón. Y, claro, esto teva configurando, tanto por lo que se dicecomo por lo que no se dice.

Igualmente por lo que respecta a los jóve-nes. Habría que preguntarles qué entien-den de lo que se dice en las iglesias... Escierto que hay que hacer el esfuerzo deentender un lenguaje que tiene una tradi-ción antigua como es el lenguaje litúrgico,igual que si eres abogado también debeshacer el esfuerzo de entrar en el lenguajelegal. Pero eso no es excusa para no hacermás inteligible nuestro lenguaje.

La liturgia como relación transformadoraes aquel espacio donde llevamos la vidatal como es, donde podemos ser nosotrosmismos, sin disfraces, para poder abrir-nos a esta vida de Dios, donde yo puedoser cada vez más quién soy realmente, ymás entregada a los demás, con menosmiedos, menos necesidad de protegerme,y con más confianza en Cristo que nosconvoca y nos reúne.

Centre de Pastoral Litúrgica Hoja verde

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(Del plan pastoral de la archidiócesis de Barcelona: «¡Salgamos!», Pascua de 2018)

EL ENCUENTRO Y EL ANUNCIODE JESUCRISTO

Jesucristo es nuestra sabiduría ynuestra fuerza (cf. 1 Corintios 1,17-31). Nuestro mensaje y nuestraaportación es Jesucristo, muerto yresucitado (cf. 1 Corintios 1,22).

Esta ha sido una de las propues-tas más repetidas en los diferentesgrupos: renovar nuestra adhesiónpersonal a Cristo, anunciarlo demanera nueva, promover el primeranuncio en ambientes donde la fecristiana aún no ha arraigado o seha extinguido. Ello nos exige ora-ción personal y comunitaria y cuidarlas celebraciones de la Eucaristíatratando de vivirlas de una maneramás intensa y renovada. La primeraforma de ser misioneros es el testi-monio de la Encarnación del Hijo deDios (cf. Le 24,48) por hacernos par-tícipes de la naturaleza divina y de suMuerte y Resurrección para redimir-nos, es decir, el misterio pascual, queconstituye el centro de todo el añolitúrgico y de la fe cristiana.

Tiene una importancia capital recrearnuestro lenguaje, el lenguaje oral y ellenguaje simbólico y cultural. Y debetenerse muy presente que nuestradecisión de renovar la experienciadel encuentro con Jesucristo y deanunciarlo creativamente al mundoactual es la opción que debe inspirar

e informar todas las determinacionesde los capítulos siguientes.

Propuestas:

1.3. Eucaristía, y en especial la Euca-ristía dominical: ayudar a experimen-tar la vivencia de la fe como adhesiónpersonal a Jesucristo, con unadimensión comunitaria y misionera;cuidar especialmente el lenguajeempleado; realizar las homilías con lasimplicidad de Jesús; dar importan-cia a la música y al canto litúrgicos,en sintonía con los buenos estilosmusicales; combinar el buen gustoestético con la sencillez de ornamen-tos y de ornamentación; todo elloteniendo en cuenta las orientacionesde la delegación diocesana de Pasto-ral Sacramental y Liturgia

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Para los presbíteros y para los equipos de liturgiaEmpiezo expresando miagradecimiento a Misa Dominical portodo lo que me ha ayudado durantemi vida pastoral, en la preparación ycelebración de la Eucaristía, de unamanera especial, las Eucaristías de lascomunidades parroquiales en las quehe estado.

Ahora me vienen a la memoriaaquellos primeros intentos que tenía,en mi etapa de seminario, y de misprimeros años de presbítero, porhacer las misas más comprensiblesy vividas. Siendo seminarista, en laparroquia, había conseguido leeren catalán el evangelio después desu lectura en latín, leía monicionesexplicativas de los momentosimportantes de la misa (recuerdoque, a veces, eran más largas que lalectura bíblica), plegarias, etc.

Cuando volví de mi estancia de 10años en Chile, en Calama, en plenodesierto de Atacama en el año 1973,fui a dos parroquias de Nou Barris,y me encontré en las manos Misadominical. Me fue de gran ayuda,no solo por la hoja de monicionessino también para prepararme lashomilías.

Cuando tuve que hacer las primerashomilías las piernas me temblaban,-las escribía, pero, a la hora deleerlas, no veía nada. Poco a pocofui dejando de escribirlas. Paraprepararlas hacía un pequeñoesquema, normalmente de tres

puntos, y fui perdiendo el miedo yadquiriendo una cierta facilidad depalabra. Desde un principio siemprehe leído los textos bíblicos y loshe hecho pasar por mi corazón.Después he buscado los tres puntosy he pensado un comentariocomprensible y que también llegaseal corazón de los oyentes. Me hanayudado algunos libros de homilías,especialmente el del Dr. IsidroGoma, a quien tuve de profesor.

Misa Dominical, con las orientaciones,las notas exegéticas y los proyectosde homilía, ha sido la base de mipreparación de homilías. Reconozcoque las notas exegéticas y lasorientaciones me han ayudadomucho, más que los proyectos

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de homilía. He de reconocer quesiempre miro los autores de estosescritos. Hay con quien conectomuy bien con su escrito y otrosque me cuestan más. La hoja demoniciones es de muy buena ayudapara los monitores. Debe ser leídocon mucho cuidado, sin que se notedemasiado que se lee y sabiendoque ha de despertar el interés porescuchar y vivir lo que se celebra.Cuando no hay monitor procurono leer las moniciones sino decirlasyo mismo. La palabra viva es más

cautivadora que la palabra leída, ylos monitores deberían aprendera hacerlo así. Ya sé que hay pocoespacio, pero en la OraciónUniversal habría que dejar espaciopara las plegarias que preparela comunidad. Las sugerenciaspara los cantos son otro aciertode Misa Dominical para prepararlas celebraciones. Las primeras yúltimas páginas de Misa Dominical soninteresantes y con temas variadospara nosotros los presbíteros y paralos grupos parroquiales de liturgia.

Oriol Carreta i TornarSacerdote de la diócesis de Barcelona

LA PROCESIÓN DELAS OFRENDAS

Decíamos en otro hagámoslo bien -el número 8 de este año- queen el momento de la presentación de las ofrendas, «es muy sig-nificativo que las lleven al altar los mismos fieles» (IGMR 73,140),

junto con otras ofrendas para ayudar a lasnecesidades de los pobres o de la Iglesia.Ahora bien, se suele hacer pocas veces. Lamayoría de días, haya o no colecta, el pany el vino se hallan en la credencia. Efectiva-mente, allí encontraremos «el cáliz, el corpo-ral, el purificador, y según las circunstancias,la palia; la patena y los copones... el panpara la Comunión... las vinajeras con el vinoy el agua...» (IGMR 118). En el momento del

ofertorio el diácono, el acólito u otro ministro laico llevan las ofren-das al altar. Aunque sea de forma sencilla, este signo expresa laidea de la procesión de las ofrendas. Lo que hay que evitar es queel pan y el vino estén ya sobre el altar desde el principio de la misa.

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Última página«VttftP A fitSCAKSAI^Vtf fOCO»

El verano es un tiempo de reposo donde,normalmente, se reducen mucho loscompromisos y las actividades laboralesque ritman los días del resto del año.Con el tiempo libre, la vacación y latranquilidad, se nos da la posibilidad deregenerar y reforzar todos los vínculosy relaciones humanas que formanparte de nuestra vida, revalorizándolosmediante una atención más auténtica,positiva y serena.

Un día Jesús dijo a sus apóstoles: «Venidvosotros a solas a un lugar desiertoa descansar un poco» (Me 6,31). Noforzamos el texto si tratamos de ver eneste texto de Jesús una indicación sobreel sentido cristiano de las vacacioneso sobre lo que signifique «descansar»o «pararse». Podemos entrever, apartir de este pasaje evangélico, algunasugerencia para este tiempo vacacionalque cada año se nos presenta. Ser buenoscristianos en vacaciones significa liberarel corazón de los muchos obstáculosque nos dificultan gustar la oración,gozar cuando nos encontramos conDios o servirlo generosamente en loshermanos.

El descanso cristiano no es la ausenciatotal de compromisos o el simple rechazode pensar en los varios problemas dela vida. ¡Todo lo contrario! Es más,necesitamos de un tiempo de calma ytranquilidad para recuperar la belleza delas relaciones y de los vínculos con los

demás, y el estar juntos -especialmentesi es el «santuario de la naturaleza»-permite siempre una agradablecomunión entre las personas.

«El tiempo de las vacaciones -subrayóBenedicto XVI- ofrece oportunidadesúnicas para detenernos ante lossugerentes espectáculos de la naturaleza,maravilloso "libro" al alcance de todos,grandes y pequeños. En contacto conla naturaleza, la persona recupera sujusta dimensión, se redescubre criatura,pequeñay al mismo tiempo única, "capazde Dios" por estar abierta interiormenteal infinito». Verano, tiempo de paseospor el campo o por la orilla del mar... Esparadójico, pero sucede a menudo que,en las horas donde más resplandece elsol, parece que nos invade una extrañamelancolía, esa que nos pide unareelaboración de nuestras experienciascotidianas, reorganización que nos déla fuerza necesaria para afrontar nuevosretos.

Un tiempo, pues, para que cada unopueda recuperar instantes preciosos enlos que pueda mirarse a sí mismo y a losotros, redescubriendo a Jesucristo comocamino de salvación, y experimentarmás vivamente el sentido de estar conla propia familia, o con los amigos,sobre todo cuando se viven situacionesde fragilidad o falta de diálogo. ¡Felizdescanso, pues!

LINO EMILIO DfEZ VALLADARES

Centre de Pastoral LitúrgicaH Nápols 346, 1 - 08025 Barcelona® 933 022 235 ̂ [email protected] - uuuuuu.cpl.esuuaól9741 047

Director de la publicación: Xavier Aymerich

Año L

Subscripción anual: 76,50 €Precio de cada ejemplar: 5,00 €

Imprenta: AgpografISSN 1 887-8202 / D.L: B.l 8.369-1975