Fin de siglo 10

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FindesiglC LAS MALVINAS EN EL HOSPICIO LA CULTURA: ESE VIEJO MALESTAR ARAFAT/MASTROIANNI/ TATO PAVLOSKY/OBISPO HESAYNE LA PELICULA DE HAROLDO ARTA UD/DYLAN THOMAS/ VIRGINIA WOOLF/PATTI SMITH WALSH: BAYER/VERBITSKY/PIGLIA ABORTO/VIDA DOSSSIER: PALESTINA EL IMPERIO AL

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Page 1: Fin de siglo 10

FindesiglC

LAS MALVINAS EN EL HOSPICIOLA CULTURA: ESE VIEJO MALESTAR

ARAFAT/MASTROIANNI/TATO PAVLOSKY/OBISPO HESAYNELA PELICULA DE HAROLDO

ARTA UD/DYLAN THOMAS/VIRGINIA WOOLF/PATTI SMITHWALSH: BAYER/VERBITSKY/PIGLIA

HISTORIAS DE ABORTO/VIDA DE UNA OBRERA TEXTIL

DOSSSIER: PALESTINA

EL IMPERIO AL

Page 2: Fin de siglo 10

La derechapor Ricardo Horvath 2 SUMARIO

El imperio al desnudopor Claudio Uriarte yRodolfo Mattarolb 3

La cultura, ese Viejo malestarpor Asunción Carballoopinan: David Vlñas, EduardoGrúner, Ale jandro Horowicz,Enrique Symns, Oscar Taffetani yDaniel Molina

Las en el hospiciopor Zito Lema

Entrevista apor Abed Escala

La balada de Haroldopor Oscar Taffetani

La colina de los helechosun poema de Dylan Thomas

6

12

16

20

23

ABRIL 1988

con Monseñor Hessaynepor Azucena Racosta

Dossier Palestinaproducción periodística de Carlos

Entrevista con Eduardo Pavlovskypor Susana Silvestre 24

La Cautivaproduccon periodística de MaríaMoreno

Versiones periodísticasLas rosarinas se las traenpor Noemí Chiarrotti

La sangre de las mujerespor Claudia SchvartzPatti, la peor de los Snith

26

27

31

34

AznárezLa terra, esa obstinadanecesidadLa victoria contra CaínEntrevista a Yasser Arafat

Habla Spiro, pacifista israelíLa últirm vez que vi a Arafatpor John Le CarréPoesía

Walsh

40

44

45

46

48

escriben: Osvaldo Bayer, HoracioVerbßky, Ricardo Piglia y VicenteZlto Lema 49

I look dd debpoema de Arturo Carrera 53

lh diálogo en el Pentélicotexto inédito de Virginia Woo If 54

Ocupación de tierraspor Jorge Muracciole 57

Al ladrón! Al la&ón!por Enrique Symns 60

John Calepor Alfredo Rosso 64

Taxipor Tom Lupo 67

Reirse de uno mismopor Andrea Rabolini 68

Una noche en San Francisco

Tranwaypor Vera Land 70

Zona Criticaproducción general de Daniel Molina

Mediomundo contra el bapn. Plástica:

Benedi, Suárez, Schugurensky. Todoen ETC. Libros, critican: Chitarroni,

Silvestre y Muschietti. Hernández

va a la feria. 71

Retab: El Balcónpor Eduardo Lus Duhalde 80

Page 3: Fin de siglo 10

La cultura,ese viejo

malestar

Hace cinco años, el ensayista

Eduardo Grúner escribió acerca de las

formas de (mal) estar en la cultura

argentina. Después —decía— de una

década de certezas, duras como piedras,

se descubría que supuestos "fascistas",

como Celine, Pound o Mishima, eran

más interesantes —en sus producciones

intelectuales— que gran parte de los

impolutos ídolos "progresistas". Se

aprendía que los grandes proyectos, las

ilusiones de un mundo feliz, felizmente

fracasaban en el mundo.

Cuando los intelectuales tuvieron que

enfrentarse con su pobreza —material,

social, espiritual—, empezó la

fluctuación. El péndulo osciló entre una

estética del desencanto y una ética del

compromiso. Esa oscilación, por cierto,

no abarca todo el campo, ni todos los

gatos son pardos. Pero la escena

principal se montó en torno a esos

conflictos de campanario.

Para intervenir en el debate, situarlo

en otros ejes, convocamos al citado

Grúner, a David Viñas, a Alejandro

Horowicz, a Enrique Symns, a Oscar

Taffetani y a Daniel Molina. El cuerpo

de la nota está a cargo de Asunción

Carballo. No son las únicas voces

posibles —menos en un campo en el que

todos quieren hablar—. Sin embargo,

ellas permiten encarar la discusión desde

la multiplicidad. Uno de los signos, no

desdeñables, de este tiempo.

"NO TODOS

RECULAN"

por Alejandro Horowicz

Transformar cl retroceso prolurio en •virtud, la

dcsonentación de la intelligenzia en orientación

fragmcntana y la nula fe en el estatuto de un nuevo

conocirruento, constituyen los ejes nodales del pro-

grama postrmderno. De norte a sur arrian los ga.

Ilardctes dc la ievolución con este argumento: las

cosas son lo que son y la Revolución que debía re-

hacer la histona, al no desenvolverse, puso fin a la

historia de la revolución.

Algo presta rrurco para que tan flRdiocres y ar-chivistas razones (más o menos similares a la de los

berstenianos a comienzos de siglo) tengan eco: elrefugio, el desame nwral y político del reformismo

socialista, la derota de las vanguardias revoluciona-

rias y el repliegue de las masas obreras que prcsen-

tando o sin presentar batalla soportan cl demoledor

castigo de la crisis general del sistenu capitalista

En París y en Buerws Aires, en Nueva York y

en Moscú, el desasosiego gana víctimas y exégetas.

Un ideario privatista, liberal, manchesteriano, reco-

m el horizonte. La democracia pierde su contenido

de clase para vestirse de antiautoritarismo soso, e-dulcorado. donde los bienpcnsantes de turno Ic re-

cuerdan a los maestros, por ejemplo, que hay asala-

liados que ganan menos y se las aguantaru Bravo. a.hora los resignados militan en un partido novísimŒel de la desmvilización.

Ese partido no sólo hegemoniza la actividadcultural. sino el resto de las actividades. Para decir-lo en los términos de Ferdydurke: un nopodcrni-miento imposible de litios no es-criben y si se escriben no se leen y si se leen no irry

portam Las universidades legitiman um ignœaxiaeditada, traducida, por una cohorte de profesoreshambnentos de desmovilziación. Tienen, eso sí, urn

notable violencia capaz de arrasar cualquier síntortu

de crítica radical. La crítica radical, se sabe, atre la

nurcha de las diferencias radicales, las diferenus

conllevan a la militancia. a la lucha, y la lucha

—cómo olvidarlŒ— supcM1e la derrota. la muerte. Y

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Mishiadura

y almas muertasgana del Indio, la tribu prolifera y gana las casus.

Regalito del Proceso que, amén de haberse liberado

de algunos cuerpos de pluma fastidiosa, dejó un re-

guero de Estructuralistas, post o pre la-

cancanos o dcleuslanos sc atxxaron durante estos a-

nos a un objeto lavado de tala políuca. Si, corm se-

hala Jorge Warlcy, en los sesenta los críucos litera-

nos dialogaban con cl marxismo o, Intentaban dœ

losas yuntas teóncas, luego se trató de afilar las jer-

gas, cerrar los cotos, ruar suficientemente el nzo

como rura eliminar a los palurdos. El ghcto aisla,

protege, cuida un m«jcsto rrrrcado de elegidos. En

una mesa redonda realizada en el Ricardo Rojas scy

bre la nueva críuca literana. Maolde Sánchez pre-

guntaba al panel la ausencia de polémica, por e-

sos derrocarrucntos de sangre Imagtnanos que en

los sesenta pnvllegtaban la tona de Honda y Via-

monte. En esc debate. Alejandro Kau adjudicó esa

ausencia a la estructura misma de la críuca acadé-

nuca, Ilús Interesada por la legiumldad de las filia-

ciones. por ereglr un "sujeto supuesto de saber" que

por Interrogarse. En térrrunos [Vlíuco sociales Jorge

Warlcy. menos amable, habló de la hipocresía que

hoy campea en el campus donde se reemplaza la

crítica por cl comadreo y se tiñen las relaciones cn-

trc dc un huele conforms-

ia desapanaón de los mucrtos requiere la obcdicn-

cia debida. Semana Sanu y el sacrosanto horror a

que paren la puerta. los canccrbcros del orden al

servicio de Sataná'x Es decir, de las relaciones de

rroducción que el capital financiero constituyó cn

la sœledad argcnuna

Los escritores del miedo

No sólo se dejaron de leer libros que cn otro

tiempo fueron Instgruas la revolución. El conscr-

vaiunsmo es tan grande, la cautela tanta, que no se

Ice ni el Upa Leer es una acuvldad intranquilimdcy

ra Qucn Ice, algo quiere avcnguar. Sc trata dc no

avenguar Entonces, hay que pensar, actuar, cn-

frentar. combatir, levantar las banderas del clerrw•n-

ul y linyoso ú srecho a la Vida

A majo de síntorru se pucdcn realizar cncucn-

tros internacionales sobre algún pensador de iz-

quierda convenienterrrnte expurgado. Eso sí, de

Lenin m palabra. Hablar de Lenin, estudiarlo. es

"petardismo"i La razón, obvia: hace tiempo

Lukacs explicó que la obra de Lemn desenvuelve

un argunrnto único: la innrdiatez de la rev011Eión.

De ese modo Marx leyó a Fcuerbach (no se tru

interpretar el mundo Sino de transformado) y esto

sobresaltos de la críuca literana quizá debería agre-garse, en los aspectos personales, esa domesticación

de la violenoa y culto al bienestar de laspsicológicas y pseudonatunstas, el look Uno mis.

mo.Hay algo que de su peso, si el instrunrnto

crítico hoy es acépuco,no salir de la fratna rrrnosva a favorecer la discusión: "los hermanos sean uni-

dos porque esa es la ley pnrrrra". ¿Dónde quedaron

esas grandes refnegas que pcromzaban histérica-

mente a Scbrelli. o hacían que David Viñas —tradi-

ción oral— descargara una jarra sobre la de

Murena? ¿Ya no hay laicos hinchapclotxs corm Os-

car Massotta o Germán García? Ni hablar de losMartínez Estrada o los Scalabrini Ortiz a quienes

los desgarramientos Cucos daban una prosa des-

hollados Vivos. "¿Sc acabaron esas vidas trágicas,

dcslrchadas, suicidas, renunciadoras? Parece que a-

hora han tnunfado los Intelectuales de Instituto yLengua Básica Común, de MAIclo de Investigación

Controlado y Carrera de Invcsugador de Gabinete

de Asesoría y Comunidad Científica Establecida. Y

que no hay disputas con cl Príncipe. que bien los

acoge y los Ice" cscnbc Horacio González en El

Porteño. Hoy el crítico es un profesor, a quien le

conviene casarse para pagar cl alquiler Un

cobra, recobra, angusuosa realidad. Ante esa reali-

dad huyen despavondos los que no soportan la ten-

Sión que esa lucha impone.

Pues bcn, no todos reculan todo el tiempo en

todas panes. Los maestros, los que tienen todavía

algo quc enseñar, sc mvilizan en defensa de su sa-

lano. Vale decir, se tmvllvan en defensa de la cul-

tura toda. La mviliación cs cultura. Contra la bar-

bane, exigen lo obvio Dcsde el fondo del pozo nos

muestran que la voluntad cuando adquiere suficien-

tc númcro de adherentes no es voluntansnw; la lu-

cha. cuando sc libra con suficiente profundidad, es

sensatez; la estrategia, cuando merece esc nombre

cs inteligencia. Contra esa voluntad. esa lucha y csa

estrategia un jefe se eleva siniestro: Raúl Alfonsíru

Contra la corriente

Está de moda sostcncr: el discurso científico y

el ficcional no son radicalmcntc diferentes. Mc ca-

go en esa moda. Sin hesitar reivindico las certezas

dcl panfleto. Gcncrac:oncs de obreros orientaron

sus luchas con El Manifiesto Comunista En esa di-

rccclón y con csa fuerza dsbcrnos batirnos contra

tanto excremcnto vestido dc relativismo cultural.

Los intclcctuales posmodernos se han prostituído

un jefe de trabajos prácticos con dedicación simple

25 y un adjunto 30 (a este últim en Brasil le paga-

rían 800 dólares).

No mezclarse es achicar el espacio y la críticaliterana acadénuca poœ cara de sentir rrul olor anteel penodlsnv. ¿Cuarenta líneas sobre una reedición

Gide? ¿Ochenta sobre Demda? iQué perversión!Lk este mdo abandona un campo de lucha de re-gistro confŒmándose con otro, en el cual,

los popes como Noé Jitnk, Ana María Barrenechea

o Josefina Ludmer, no alcanzan, con sus obras, laventa de tres mil ejemplares.

En el teatro, arrúl de la denuncia de Cristina

Banegas qtr le adjudica un 80 % de lúmpenes, (la

rruyoría tratando de parecerse a Robert de Niro o

Meril Streep) la academa no tiene nada de real, pe-

ro sigtr siendo academia. "Cuando hicims una

ta sobre estudiantes de teatro —cuenta Warley—,

los pbes decían que lo que nús influía en la de

público era la nula capacidad del teatro actual

generar infracción, sorpresa. Ellos descnbían Si

querés ver payasos vas al Ricardo Rojas, si querees

ver punkies al Parakultural; psicobolchlsrno liberal

en el Teatro de la Campana; vanguardo-dark en Ce-

nrnto; corrección standariada, el San Martín. Lo

es que los detectaban los espacios

tanto que no creen siquera cn la Importanaa de sus

propias afirmaciones.

Tienen razón: no valen nada. Ni ellos, ni sus a-

firnuuoncs. Sus prácticas rerrrdant parodian. otras

practican. Sus Ilusiones, los fósiles de los que carv-

cen de ilusión alguna Su conocimiento. la rmrca de

la derrota en -un cuerpo rcndm La locomotora de

la histona (que no sicmpre es la de la Revolución)'

deshilo su pasión por saber, su deseo de compren-

der las ranncs de la alienación hurru-

na, su volunta.i de transformar un orden que niega

la cultura por negar la humanidad de los vínculos

sociales conueruéndolos en nexo entre cosas.

Más tarde o temprano el n»virriento estu-

dianul barrerá la Universidad de basura como en1918. Con los trabajadores a la cabeza. el movi-rrucnto social P(M1drá fin a los prograrms australes,

a los sourouilles, vnra regritar una vieja y encanta-

dora fórmula de Marx: "No nos presentamos ante el

mundo 0B)méndole doctnnariamcnte un principio

nuevo y diciéndole: 'Esta es la verdad arrodillate'.

Deducimos de los principios mismos del mundo

otros nuevos. No le dcctmos: 'Apártate de tus lu-

chas, que no tienen nosotros te darems la

verdadera consigna de lucha'. Sólo le mostramos

porqu€lucha, ya que la conciencia de esa lucha es

algo dc lo que se tiene que apropiar. quiéra o rn"

Page 5: Fin de siglo 10

culturales corm cotos cerrados, con sus propiasy Nanta público. Sobre ese a-

ctErü) hay posibilidai real de innovación, decí-sirnp•e y des& el varms Eademia".

En la plática prácnarrrnte el rœrcado es unSe ven&n ct»drtx de pntores mœr-

o extranjeros. Las revistas alternativas estanthorœdas pœ el paFl y son estálles pa-

ra encontrar nútodos publicitarios capaces de ha-

œrios quizá en parte por ese resabio

mántico que hace a la izquierda, al underground engeneral. incormdarse con los asuntos del nurke-ting. Sin embargo es difictl qœ no se rrendan a lacoyuntura, al modelo Gente o La Semæta a la hora

de Fnsar una tapa que debe sobresalir en el quiso-

ko coax) el de un papagayo. En eœ gntido

hay recienes que rozan el esåndalo: haœdas el serrunario El Penodista, en uru

interpretación del periodism ficción de Rodolfo

Walsh, ofreció en su contratapa uru historieta dot'E

de supone qiE Olnrdo cayó al vacío mientras se

encontraba buscando "el canuto" oculto en algún

lugar del balcón. La versión rw proviene de runguna

investigaaón policial, xriodísoca o de

dŒ espontáneo. Las pruebas no pasan del "dicen

qué" o "podría ser" con que inicia sus chismes la

Dona Rosa NetstadL Y d estilo no se difaencia

del "canero" con que se interrogaba al testigo (kl

caso Monzón, el señœ Baez, en una de ca-

2. Extraño estilo una izquierda que cuando se

haNa de cocaína pega un respingo rmrallsta, rœE

en la nisrru bolsa a consurrudœes y raficantes y se

pone codo con codo con rmnseðores y generales.

Walsh que produjo sosías qœ se miran, a la

hora de las contranpas y portxias, en el espejo

Gente y que es hormnajeado en donœ

el chantaje político Alarios nugrísirms y

hE1namientos ganaderos! Ni hablar de la izquieru

que se bajó del caballo para soplar .com diría

Horacio Gonúlez— palabras floridas en la oreja

del Príncipe.

El editor Eduardo Luis Duhalde opina que en u-

na sociedad que araviesa Ina crisis orgánica, con

síntomas disolwión nacional sería ilusŒio pen-

sar que una cultura nacional o de izquierda pudiera

tener un gran desarrollo.

Haciendo merrwria. Duhalde dice que Alfonsín

despertó expectativas en la izquierda cultural, gene-

rando dos actitudes 1) los que se acercaron, pero sin

establecer un compromiso ideológico y 2) los que

lo hiaeron a partir de una reelaboraciúi de su pro-

pio pensamiento (los posibilistas, post-nurxistas,

Portantiero, Terragno, etc.). Hoy cree que hay dos

o el nrntaio "desencanto" o la renova-

ción de esas expectativas en torno al peronism

nós ermtiva que racionalnrnte. Opina que estos

virajes son propios los que tienen una concep

ción oportunista del papel del intelectual, subordi-

nan su propo rol en función de la relación que pue-

den esciblecer wn el poder. y suelen œr muy crue-

les su propio pasado, eso sería

va de la lógica del converso. "Alguna vez

—agrega— qœ Giussani sería un crítico ferœ

qœ sao tubía que dade tiempo».

Muchos de esos soploœs del prínci1E ya esun

acallando sus entusiasms y se linónn a "apoyos

puntuales"

Shangay, un producto

made en Taiwan

Literatura autorreferencial, a rœnudo jodona

—el significante se usa corm un sonajao—,

populista, antirrealista, golosa de sí rrûsrm. tECha

por un sujeto cuyo cuerpo se encuentra de la

un alquiniapoa) al

sesgo, ya sea a través de la o

intertextual; haNa en un churrete erudito y se

comprŒniso samano pero, con un gesto no

de psicobolchisrm, critica a los

dáveres. ¿Sería algo de esto lo que recorraía la ui-

tología cultural de los ochenta?

Nada de flErmrialistas a la

de violencias sensualistas a la Nailer, o nós

gauchescas prepotentes a la Brianœ o sensmisms

psicodélicos a la Satz- Corm si la desaçnncióa de

ciertos cuerpos en el campo social hubiera

desaparecer el cuerpo del campo de la lieratura

Nada de afirmaciones solemnes, de "posiciones",

Actores argentinos y Politikón Por David ViñasHasta aquí las alternativas de

Quejarse de la situxióa econó-

nica en la Argentita de hoy resulta

una obviedad: lo previo, derrasado

evi&nœ y corro punu)

cualquer conversación trivial. Algo

así cónw larrrntarse del calœ en el

verano porteño. De ahí que lo que

correspon& no incumr en ple-

orwtms es empezar a las

estntegias corw•rea.s pan la

rrusha (o el calœ).

El terna dijo María More

no— es 'Þoletarizxión y

w". Okéi. Y aquel y esta de-

runda Uúculan. algo

mo vetiginosamente, al repasar las

estimulantes declaraciones qtg aca-

ban de hEer varios actores: en El

Periodista, Carlos Carelia, Mina Is-

tael, Mario Pasik y otros y Crisuru

Banegas en Página12. Y la síntås,

alarrmnte, Ener un par

ejes: el snrtrro, la denegación los

de oela

couaana que viven

la franja actŒal: "El por ciento

"estágranio ø —oœ infœrrun—

Se sabe: desde griegos lo

pÆ1erm en circulaciúl el teatro tie-

ne un pvote inamovible. diría. el

transhistórico lo dramatico

rús allá, luego, de las varia.

aones coyunturala de xuerdo a ca-

sitio y a circunstancia

cas a la vez, su cmtim» ra a través

Jel tiempo y lo que podría ser llanu-

da la crisis permanente del teatro.

•ero decir, d fená•rtD0 teatral

condensación de lo

curre en la ciudad: la rœtáfœa que,

undoœ encinu escenario y

diante el cuerpo de los actores en

virtud de un texto ante

un auditorio, sintetin a la comuni-

dad globaL El teatro, si se prefiere,

aleph (o "tango esencial", se-

gón diría Borges) de la colección

completa de tangos que se enuncia en

la sene íntegra de El alma que can-

n O con palabras rrús suntuoAs: te-

atro/ comunidad dos concavidades

enfrentadas y complerTEntarias.

De ahí que aludir a la crisis del

œatro no sólo es redundante resrr.cto

del conflicto sino que la única

nurrra de entenderlos se da a partir

del análisis —cn vaivén— desde lo

drarratúrgio y escémco hasta las ca-

Iles y la plaza. Decir público, por lo

tanto, es designar con una palabra

nú resuingida o traficional a los ha-

titantes de la urbe. En este caso, y

por ah«a, Buenos Aires y sus

res; usted, yo y los demás, De

rrunera correlativa, el hecho de que

esa serie actores a los que aludía

(y qtE, a su vez, no hacen sino ante-

tizar a su grenuo) no se limiten a en-

tonar una palinodia o requiem y a

desgarrarse las vestiduras, resulta

excelente. "Ten points", corm sele

decir una anga que merodea por esa

Inrroquía, en Carelia y su grupo de

rujio tratando de recuperar un espa-

cio (Esdeñado por el vedetismo tra-

dicional o que Mûtha Israel asunu

"el pasar la gorra" en alguna plaza

nós o nrnos anrna,

recen desafíos positivos. "Inéditos,

saludables y hacen punta"

Y sigamos palante: esos actores

"tienen pelos en la lengua": no se

limitan a denunciar el que

va de los 6.500 actores resgstrados a

los 900 que pueden conseguir con-

chabo, gracigrœn. Y en la

cota a las obscenas traducciones qœ

en materia (Naje (y

lo qœ podría significar fualte

trabap el trcho de qœ ese dobla-

je se hiciera aquí).

La no se (Etieœ en la boca

los xtores: derrundan la nn traí-

da y llevada ley de cine, la eventual

ley utro y. a la vez, critican la

ley de racfio-difusi&l,• y no sólo cues-

el rmterial argentino no alcanza ni al

12 por ciento de lo qw se pasa por

los canales, sino que denuncian, ca-

teg&icarrrnte, a los programs estu-

pidizanes que dan la tónica a la tele-

visión de nœstro país.

Y dos frases que pegan en elblanco: la que se refiere a la angus-

tia labora de los actores que "se la

juegan en Mar (kl Hata y, todo

la segunda que suena a emblema:"Hay que desenmascarar el Holly-

wood del subdesarrollo. QIX lo sepa

el pueblo: nosotros no nos compra-

tores famosos vuelven a quedar sin

trabajo",

trabajo y los cuestionamientos de

línea de que va rtús allá

quedarse como congelados en la

mishia o con la boca apoyada en la

lona. Más bien todo lo contrario:

despegarse (conjuratorianEne si

quiere) de la nishia y golpear con

fuerza la Ima; rnS abajo no hay na-

da. "Otro infierno no existe". Y des-

de ahí pegar el salto Incluso, sí da el

cuero. trascetder las par-

ciales y las denuncias fragrœntarias.

Qué. Recuperar

esa dinmsión inherente a lo catral:

la glúlidad de la urbe. Delo cil.Aa-

dano. O si se es Ilús ambiciow

país Tratando de descifrar ecua•

ci&l que sí a los acures los &sgzra

no se resuelve únicarrrnte en lo ac•

toral. En lo corporativo o gremial,

quí no estoy de melonar

la gente o de solicitarle la lititta d'

enrolarriento. Más bien. ya que

dirms de paso—al œigen del

entre los griegœ.• uno de dlœ e-

nunció algo muy concreto: "d

es un anirml político". Pero i

la borra o mutila lo g

queda en "anirml".

Subraya que tengo el

miento de que glúlimr la

del teatro y de loa ineludi-

Nerrrnte pasarms a lo Nftico.

na a mraleja Y, la p

la nuta: ni NidS*

Page 6: Fin de siglo 10

nús bien una irritante ironía, una risa perpetua (co-

mo si la producción de humor tuviera que verFreud— con la sublimEión de un ge-

nocidio). Nada que ver con los mitos del sesentxDe esa década Ricardo Piglia alguna vez dijo "noson una élx»ca smo una posición. La circulación de

los estilos —agregaba— el combate, la ytmapœi-ción, las vanantes, cambiar de género y de tmos,manejar colocaciones núltiples. Las estrategi8 delas citas y de las consignas. Un ejemplo que diceclarísirm de ese espíritu es Oscar Massotta otros

pueden los libros de Manuel Puig. También

dolfo Walsh, Zafarse de los lugares fijos, mezclar el

penodismo y la ficción, el y la novela, lahistoneta cm Roberto Arlt, la política con el arte.Frente a la uniformidad liberal de la voz rropia, laproliferEión, el cambio.„ Yo reconozco en esaefervescencia que hoy sólo se enctrntra en ciertos

marginalest

Que un eche a rujar con solo ponerle unnombre supore que estaba hxierdo falta Una noua Ole página por El Peruast'4 unaluma en Págma' 12. hablú de Shangay. un grupo

de izquierda" entre los cuales se enccn-Martín Caparrós. Jœge Dorio, Daniel GIE-

Luis Chitarom, Alan Pauls, Ricardo Ibarll£ía.

es un in —ja-ranea Jorge DŒio—. Este reloj puede parecer unCamer y hEe suvxner que su dueño tiene un Ci-

del ano '38, gns Fila, pero en cuesta20 dólares. políucos en ate país son bastanteigrorantes de 18 cienaas puru las matenún-cas Si no sorros de izquierda es vcums en

postn»dcrnos o dandys de izqueru.Io cual es un oxírmron impacucable Se nos acusade no corworriso, una inqstenœ referetEiación

cultural. Pero esto se puede pensar corm unanugmficación del campo cultural, sino con» unareducción trúsrm. Las especificaciones de los

flE Io que provocó el agluunarruento de las

a los segnta. alredórde esu frag de Don Pío Buoja: "En literatura lasarve sólo sirve paa mrcillu". cual rws

ha cada uno de nosotros tenga undiferente con la militancia. el 90rte,

el amr o lo que carajo sa sin andar nrzclando los

unos. Vivir a cœullas de ese "convroniso" es la

gran esufa la que sigt* viviendo la generxtónabos unta"

"Al referencia, al haca chistes, bah al escribir

—«rea Caparrós—, g funama del lado la cul-

tura. pao se tiene qtr grasar qué hay qiE hacer

pan evitar un nuevo golpe nilitar DO se hxe en ér-

nums sim firrru.rdo numfiesws. u-

liendo a la calle, rrruérøog en los miios."

Shangay recibió acusaciones de frivolidad,

eleando por las expensas"No vivirnos cn el culo del mundo, numos cn

las herrmoides". Síntortu Una geografía dc lágri-

mas, un (kstino de carnElitas descalzas. Gran par-te los tratnjadŒes intelectuales —está de moda

sindicalizar la soledad— sc en barOs.En uno dc ellos, están los que con un juego de pala-

bras tapar el agujero. Las Inlabras: hipo-cresía, traici&t, cdíbrœü)nism (Eusacioro. Elhueco, lo que no dice es la P(hreza No es que nose la nEnte (todos los días surge una catarata dellanto rodean(k) su rx)rntxe), sino que se la

parece deshonroso preocuparse p« la propia situa-ción económica cuando hay tantos en la miserianús indigna Mitologías del cornlnmiso.

No hace mucho cuando se escamea-ron los cuerpos y se a las ilusi01Es, se tratóel cuerpo de la única ilusión concreta: el dinero.Gran pane los qw se dedican a la "cultura" está

en la lona Hasta lo dicen en los rrrdios de comuni-

cación rmsiva Hay frustración, da pena.

otros, los pocos que tienen un padre. unamadre. un tío o tna beca qiE les arrinó un departa-mento (un ambiente con kitchirrtte alcanza), sonrí-en. Si logran. aderrú. equcio la radio —nihablar rmstarse por TV—. se convierten en au-

zados del pœibilisrm Un discum de señora gorda

que darwinism social —sólo los rxjoressobreviven— con un cultivado desprecio por losque quedarü) en el los que se adap-tan a los nuevos tiempœ, los qœ saben aprove-char las oportunidades. El realism ya

glaðo —con justicia— en el ute. se cuela la i.deología Son. con nulalcs a)rtegs y sutiles ironí-as, la otra cara de la mateú lukacsiana

Si se las interrœdiaciones del dirrro no

se puede entender qué pasa en ese lugar que la scy

ciología prefiere enunciar como "campo cultural".

Hay excepciones —y no son pero gran

parte del detnte se redujo a por d pago de

las expensas. Por ahora. peleas de consorcio No es

para nmos, hay muchas facturas

Entonces, tanto los que no logran sobrevivir de

sus núserables salarios en el trújo intelectual, co-

los que se gastan los dós enjabonando escale-

ras para la rmdesta gloria de salir en la foto, ¿porqué se emperran en seguir? Qua urR de las razo-nes sea que "ser significa una gratifica-

ción que no tiene pecio y se paga muy cara. De esa

mezcla de narcisism de segundamano y pobrezamaterial surge una IT0dtrción berreta.

Hay cosas obvias fuera de Argentina, pero que

acá hay que explicarlas. Sin los dólaresque consigtió Bertolucci no puede filnur El úl-timo emperaåy. Es cierto que no alcanza sólo con

el dinero. Antin o Puenzo, con esa misrración, hubieran hecho cualquier engendro. Por elcontrario, Solanas filnó los hijos de Fierro, contres rmngos y sin llorar. En ese ejemplo, tal vez,esté ora clave: no un voluntaristll) idealista. sino u-

na capaci(hd y unu ganu allá de todo presu-puesto. Y sin caer en el aburcb de pedir gr solven-

tado para pensar en contra Y sin ener que afavor para cmseguir um Biblicidad la Secretaríade Cultura No hay, ax el ford), necesidad dc ven-derse un baran Al baran

¿Es una opinión parcial? Sí, com todas. ¿Esdura? Quiú Peto, com escribió Qtrvedo: garroJarla vale, que el espejo no hay por qué".

La mafia de los intelectuales

A los 17 anœ lo tenía muy claro. Corm Lijoauéntico pendeyo yo era un lumpen y sentá un odiocompulsivo a todos los intelectuales que en aquel

el de sino del pensanuen-to y la espiritualidad en este país

Satía que no me rqzesentaban, que ccnpartíanun código de un juego desconocido que a vecesinvitaban a compartir, com un gurú que le proponeal adepto los secretœ su enseñanza. Por eso uno(y com sacaba la cateta afuera para a.rrur y delirar con los seres reales que en cualquierpart hablatun de nosotros. Trunun Capote, HenryMiller, Charles Bukowsky. Jean Luc Godard, Fran-cis C0M»ola y tantos otros, que desde cualquier pun-

to del globo nos lo que nos pasaba a noso-tros allí donde cstuvtéramos

Uno anuba a Arlt, a Quiroga y casi todo lo de.nús cra basura

Hoy (que por uno de esos desatinos la vidaque tanto me divierten he cmvertido en alguienque puede firmar una columna como ésta) siento

las wsas han ernpcoruk) y que lo que ayer qui-ú fue injusto fanatism, ahora es refererwia real

El banquete apesta Una banda de mediocrescon titulo de periodista (muchos dc elliödos en las úlumas que sangraron esta tie-

Por Enrique Symns

qœ le llarrun a ese que ar-maron su propia cmveniencia. Empleadillosque son obreros la ctnndo se trata debrar el sueldo y rrúrtires de las ideas cuando tradc recoger el lauro; serán los pirreros en tomarseun avión en cuanto ladre un sargento primero yambién los prinrros en vender sus palabras a unpecio convenienc que les nrjorar la cali-

de la anestesia con que duerrrrn sus vidas,

Escritores que escriben libros que son cartasque se escriben entre ellos; críticcs que sdazanhablando en austrobelga sobre cosas que, su ta-nrnte, nos a todos, psicoanalistas saosque todo lo convierten en objeto de susnes interpretativas; expertillos todo tipo que serepancn el mundo de las convirtiéndose en te-rratenientes de ntrstro

Este arte y esœ persamiento del que hatian noexise. Nada de esto rK)S conmueve.

Pero fuera de esa nufia, en el mundo en serio—formado por barrios, por barras, pœ vagabuOs

que atujan sinoetxio—, existe una connyción y ora clase de intelectuales sm esos tiposvergcmzaios que parasitan la crisis. Y de los que yohablo. los que están sufriendo en prirtEra fila losefectcs de esta simestra conspraci&l que se cierne

9

Page 7: Fin de siglo 10

Una receta contra el malestar

Duranœ un etEuentro de esaitores latinoanrri-

canos realizado Guayaquil, en 1975, los invita-

dos extranjeros tuviaon la de

tarse y saluiar al ectntoriano. Uno dijo:

"Gabriel García Márquez, de Colomtia". Otro dijo:

Vargas Llosa, del Perú". Un tercero, muy

serio, extendió la mano y dijo: "Haroldo pêdro

Cmti, de

Aquel Haroldo de 1975, que conocía Buenos

Aires, vivía allí y hatía escrito sobre la ciudad; a-

quel Harto qi.r había recorrido minuciosanrnte

el Iklta y la atlántica uruguaya, y qœ tarrybién había sobre eso. no podía prescindir de

una referencia a su pueNo. Dijo "Chacabuco", pero

podría haber dicho, con nuyor precisión, "vengo

del álam caoliru, del álam qx esú en la chacrita

de Maruca".

Las explicaciones las había dado algunos años

anœs: "Buenœ captal de la

Argentina pero ésu otra abstrEción.

Btmos Aires es en realidad otro luís. El pús de la

soledaŒ Yo qœ vivo alú, é que entre sus seis

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viernes, de 11 a 15 0 por Tel. al981-3446

llones de tubitantes hayo tipo que llana Jorge

Luis Bœges, pero jarrás lo visto.." (Cßa de

Artúricas, 1971). Y algo que hace al Lena

de nota "No es importante vivir corro escritor,

sino escribir corm tal..." (Charla a estudiantes de

periodism 1968).¿Qué era para Haroldo el suplerœnto literario

de La Naciúl, las mniones sociales la haute

liuératve y hasta aquella intelligents¼ de

orne" y núcleos? Amtitos extraños, descono-

cidœ, recelados. ¿Se podía vivir sin ellos? Si y no.

Sí porqœ Haroldo en Buenos Aires de

diversas y no porque en algun nunen-

to detió, sin duda. relacionarse en el plano "cultu-

ral". Ahora bien, cuarü) lo hizo, wtó. Le dijo no a

la Fundación Guggenheim, que le había otorgado u-

na jugosa beca en dólares y le dijo sí a la gente de

"Contorno" (David Viñas) y a la Casa las Arréri-

cas, que en el '70 era todo un símbolo.

Hoy, han cambiado un poco las cosas. En la Ar-

gentina de 1988. según sostiene Cl estructurado yo

colectivo, el que no acepta una beca Guggenheim es

un boludo, porque la reversión de las consignas,

yoritarios para crear una campaña contra el oesen-

"La izquierda ha reaccionado como una\novia

abandonada —agrega Dorio-—. El naturalism veía

los fen&ncnos de la naturaleza de una manera di-

recta y a la forrru en que habían fun-cionado hasta entonces las ciencias del hombre.Cuando se veía a una nudre aligatœ poniéndose loships en la boca se suponía que se comía los hijos.

La etología cambió esta visión. Si se ve un poquitorrrjor, se comprueba que les está enseÏando a na-dar. Bien, rws(ms, corm bajo la lulli del naturalis-

ta, saberrx»s que caja cosa que hagamos será inter-pretada exactarTEme al revés".

por Oscar Taffetani

porqtE el nuevo balance de la hegemnfa

las cosas.

o

El pœqt*

granala guita. Han cambiado un poco

Deseo de la gercración argentina de los '60 del

interiœ y de Buenos Aires— fue reprimido y cohi-

bido (nás que e inhibido). Freud es.

cribi6 en El mzlestv„. que el hombre contrarresta

la desgracia con la diversiúl, la sustitución —des.

plazamiento de la libido— y la intoxicEión allf

que el malestar en la cultura pœde entenderse

la indigestión en la cultura). El hombre también

contrarresta su diciendo algurK)S no, unos

cuantos no —cŒTW HaroldŒ—; sublimando (qué

tro remedio le queda) tratX1jando para cambiar el

adverso las cosas.

Como rmdesto aporte de un nacido y en

Bahía Blanca y súeviviente —hoy pcr hoy— en

Buenos Aires, propongo decir no, en este mnrnto

a un reavivarriento de la antinona Interior-Buenos

Aires y si a proyectos nás sdidos y ccncre-

tos, como la del cultivo la cultura—

del álarm carolina.

Destellos.

Dicen que los formalistas rusos arrojaban laspáginas del libro que estaban leyendo al fuego conque se protegían del frío. Hemingway usaba suhambre para vigorizar su llosa La mishiadura y eldesánim no evitan la elabœación de nuevas esn-tegias para seguir produciendo cultura y no siemprefracasan. Ahí está la editorial Contrapunto, con sus40 títulos publicados a lo largo de dos anos y su in-tención de difundir, según Eduardo Luis Duhalde,los trabajos de aquellos que se nunifiesten cultralos valores del sistema dentro del campo nacional ypop.llar o de izquierda Contra el escepticismo ge-neral, lleva vendidos I I ediciones de Ezeiza y 7 deLa noche de los lápices. "La tarea ideológica esfundarrrnnl —dice Duhalde— teniendo como hŒi•zonte uru futura recomposiciúl del

Page 8: Fin de siglo 10

El síndrome de Montecristo por Eduardo Grúner

predica la renuncia mun-

do y el rechazo del compromiso:

cosas que se encuentran en mi

navaleza Pero œurre que hay en

mí gn &seo irresistible de contra-

decir mi naturaleza

Quizá acierte Gramsci cuando

sugiere que el superhombr nietzche-

ano no es tanto Zaratustra como el

conde de Montecristo: un personaje

folletinesco, ridículo, cuya única

grau}eza saber espaar. ¿Ese per-

somje sa el Indectual

uno boy? Y en ese caso• ¿qué es

lo qœ espera? Tal vez DO sin

desesperar, lo único esperable en su

Fesente estado de decadencix que

el (algún) Po&r le su "rol".

Lo ctnl no ni ni bien: dc-

pende eg equilibrio cn-

tre la la convicción y la ética

de la resvmsabilidad que rEuroåza-

a Max Weber. ¿Dijin»s.

rœnte, "decadencia"? ¿Pero desde

dónde, des& cuándo? T. bblnu si-

uñ esa decaœncia en

d Ret*irniento. rrús ex-

peditivo, la fecha.„ en Platón. Lo

que tietE su lógica: después

la cm.saua una mutua im-

entre Saber y Poder. Para

qué se ese rruri(hje, es harin de

muy difícil de definir. Sí se

sabe, en camo, qtt la nrra andi-

dón de intelectual no es garantía de

anwr a las causas justas. Se puede

recurrir a ejemplos extrcms: si espí-

ntus exquisitos como Célire, Pound

o Heidegger (o Dannunzio, Jünger,

Mariœtti, Latnz) cel&ar,por distintas razone el fascismo; si

ex-izquierdistas de genio comoBeminsky o Bell puien

soru exacciones rugan&rica; sianisas de la alla Siqœiros o Ne-

ruda pEdea nuquillar coa ditiram-

bos ided6gia» su el

asainan de Trotski,

argentinos DO tenerms boy —por

suerte— muchas de

incurrir en rrxùu.

Sigue siendo cierto. por supuesto,

qiE a la pregunta: ¿a van lœ

sao le ube anapœsta: la indusria cultural

(empúecida), el cortEEio de las

(árrélko) o, el

der (difuso) se lo indiquen. Claro

que, cm los a-

niba aludidœ, se trata "agacha.

das" uno ser

ecooónûco

tinacional. semiólogo en alguna a-

gencia de publicidad, algu-

ru algu-

na fundación científica, escribiente

Jgún o catedráóco u-

niversitario en huelgx Algunas de

lx cudes prácticas el firnunte

ta nou confiesa haber conttido: de

algo tiene que vivir, se entiende.

ya siettlre queda el recurso a

la armrgmalidad". a la nitificación

del intelectual

girup cortK) paradigma del intelec-

tual tout-court, "mrginados" que

ejemNifican, exageración

criolla, archiccmcida paradoja del

es tanto su terror a ser traga-

dos el "sisterm", que Erminan

por no abrir su bou en ningún lugar

audiE Que es, preasanrnœ, lo que

rrús le conviene al "sisean. Bo sin

ntxioaz que d "sisterru» es, en la

hoy, um parodia patéti-

a. Qœ uu gran pane

nes Poder y Saber son yu rmr-

gimies, bajo la fignposumiernísi-

de la "ecormú infoaml". Por

cierw; el muchos

inelectules (y úeros, y estudian-

es. y en general) los

coújo a hogtrrx Esb no Bjede

ser Pero mucho antes (y

rrús) ser que

por ser intelectuales. De todos

dos, el —esta vez en

un gatido pscoarul.ítico, no sartrea-

attre la sunsión culpaNc y la

nurginalidad inoperante partce en-

comrse boy alrededor de

revistas. fœos y/o clubes que permi-

tan rondar, aconsejar, cosrϜzar y

unbién cuestionar,

a los poderes actuales o poenciales

sin eso perder uru por definición

autorx)rníx

No es el lugx para especu-

lar S(Ye la histŒia hace síntcžlu

en los rmlcstzes de la cultura

tina enurrr.rados hasta el cansancio

ouas voces y en otros ámbitœ•.

anaesia del espíritu aítico. irmpa-

cidad para una auténtica polémica,

metafotización alegre de la política

por la ficción (con el consecuente

efecto de trivialiar una y otra), ex-

trenisrm antiutopista con dosis va-

riables de "realism o adaptativo. Et

caetera.

Pero este superávit en el ba-

lu)ce.• hoy sabetms que nunca sup-

ms qü es, exactarœnte, un inteWnnl. cuál su "diferencia espedfi.

el rtEro desgarra-

dudas nrtafisias

contra. fuaa, enre o bajo el "iste-

sdvo que, casualrœntc, es-

cribe (pirga/ filnu/ invesd-

ga), Fro siempt sin responder a la

ya canónica pregunta de Sartre:

-¿Por precisamente escribir?".

Pero, justatœne•. es saber

cpé, lo debería &.sper-

el es el &seo ncm

pœe Imsrm Pasdini de cm-tradecir lá naturaleza. lo que

tan apagoaanœ, *tT1'lo, el

esteticism aumtario de Lugones

corro la barbarie liberal Sumien-

to. aaro quemo cœstión de unaética nrdiocre del "quiübrio justo".

Ni de resigurse a la espera

del pobre Montecrim Pero sí,

vez, de buscar el sitio que

venga al estilo de duda singular de

cada cual. y de empezar inrœdiata•

nrnte a Ficar contra ese si-

tio. de corm (fría el i-

nefable Ernst Bloch, lo bueno que

tienen las Iglesias es que inevitabk-

rrrnœ producen trrejes.

revauciomrio en el país Para eso es el varse. tonos, líneu de reflexión. Mientra tanto los ine-resaœ pernunente de la rrrrrma histórica, resta-

los prntes rotos de ésta con la lústoria inrrr-

diata. El análisis histórico hoy está casi ausente,qusiera trabajar en esta tra-

urdo de sœtear peligros qœ suela) enfernur a

la izquerda —d dogrrunsrrx) y el sectansm". Du-

halde editará muy pronto una tnstona de la literatu-

ra argennru en vaios y cuya direcciúl está a

cago de David Viñas.

Mialtras se sigœ X)bre la crisis

del y la gtEuaaón del en

peqœnas parcelas corx»ceúxes, se atre oro cs-

pacto para la ópera bufa, la la trunca

el uncing y la expennrntación plástia. Se llanu

Mediomundo Varieté y su dœåos confœman una

coq»erativa úigida pœ Dalila y los Conrta Brass

(va de Zona Crítica).

La elevisiúl tambén vieœ con de

Según Jorge Dorio, este aho el de Ba-

día pegó un uraje lucia lo periodístico cultural, in-

corporando a personajes de cierta marginalidaddentro de la cultura masiva com Alan Pauls. Tarrh

bén integrará al público: de interrogarlo

des& 114ar que evite los lugues corrumes,

venienœs de esa pregnanaa del discurso de IŒ nr-

dios qœ b«nbardea la caben la gente

Un feminismo tímido, avivado por el caso

Monzón. algunos recursos soft en el de

Peraava.le y de Grxiela Jœges deliœan un œles-

pectad(X qœ ya digiae no los bichos de Sofo-

vich ni el trenrndtsmo naive de nuevediuio.

En el campo específicamente cultural Jorge

Warlc rescata la continuidad de las revistas como

espacios de debate, creación y disputx Toda una

cultura viva úe puo con escasínrms nrdios y

a través de entrecrunrnientos salvaje

lectuales se praetanzan, pero no sin violencia

año hubo hitlga de docenta universinrios,

era la pnrrrra vez en la de la UBA que elgremialism llegaba al claum en foam rmsiva.Ahœa lœ riEstros (por qué &cir las

ya que sm nuyoría). Um sostenida

ta ha radicalizado hasta aquellas sar-genmas, rœzcla de ingentns y rexcionzias. quesin saber nú de llenzon nuesncia de tinta roja y afonsrms Ni en

ni desencanto rmsivo, sm Fqtøos despla-amientos, reajustes. Brillos no, pero sí desœllœ.La cultura debería tener hoy con» lena una fraseque dijo Héctœ Schmuckla duranœ ladel libro de Tonús Abraham Pensadores bajos—todavía queun editonaks que corm Caálogosse juegan a la filosofia—: pasión no es un

yecto futuro".