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Desde Hacienda Barú From Hacienda Barú Jack Ewing Ley y Orden en las Zonas Rurales Previo a los años 80, la península de Osa era un lugar salvaje y sin ley, una tierra de exilados. Cualquier criminal desean- do escaparse de la autoridad y dispues- to a enfrentar las dificultades de la selva huía a la Osa. La mayor parte sacaba oro para vivir. Ganaban suficiente para comprar alimentación, bastante guaro y para llevar a cabo la rutina cotidiana, pero ninguno se hizo rico. Visité la península de Osa por primera vez en 1972. Aterrizamos en un campo de aterrizaje pequeño en una avioneta de un motor. Nos esperaba un señor lla- mado Santiago. Pasando por Puerto Ji- ménez noté varios bares, una ferretería pequeña y hasta una gasolinera, pero ningún puesto de policía. Pasamos por una pulpería para comprar unas galletas y refrescos. Desde ahí manejamos sobre un camino feo para ver una finca. Un par de horas después regresamos a Puerto Jiménez donde nos montamos en la lancha de pasajeros para Golfito. Fui- mos apenas cinco pasajeros esa tarde y a Ignacio el capitán le gustaba hablar. Nos explicó que aproximadamente 90% de los habitantes de la península eran buscados por la autoridad por algún cri- men. Mientras se quedaban en la Osa no había ninguna preocupación, pero se engañaban pensando que la policía los habían olvidado. Se montarían en una de las dos lanchas de pasajeros que via- jaban regularmente a Golfito con la idea de volver a integrarse a la sociedad sin que nadie los notara. Lo que no sabían es que la policía tenía una lista casi com- pleta con fotos y descripciones de cada uno de los criminales que vivía en la Osa. Dos o tres policías esperaban cada lan- cha y detenían a cada persona buscada que llegara. Mi amigo Patrick vivía en la Osa durante 26 años desde principios de los años 60 hasta finales de los 80. Caminaba sobre la totalidad de la península con una ro- manita fina en la mochila y un gran rollo de efectivo en la bolsa, y compraba oro a los oreros. Siempre pagaba un precio justo para el oro y nunca trataba de en- gañar a nadie. “Nadie me molestaba nunca,” me dijo. “Empecé a comprar en el momento que el precio de oro venia en alza, y todos pensaron que yo fui el responsable para el alza. No querían que nada me pasara a mi por temor de que el precio volviera a caer.” Cuando Patrick comenzó a comprar oro el pre- cio rondaba los $100 por onza y cuando salió de la Osa estaba alrededor de $800 la onza. Según Patrick ningún acontecimiento era tan grave como para traer la policía a la Osa. En dos ocasiones él fue testigo de la muerte de un hombre en una riña en un bar. Simplemente jalaron el muer- to para afuera y volvieron a la borrache- ra. El día siguiente alguna persona lo enterrara. Todo el mundo portaba arma de fuego. Era un ambiente más o menos parecido como de las películas del oeste de Estados Unidos. Los años 80 trajeron caminos a la península y con caminos vino la policía. El área es siempre lejos de ser un gran ejemplo de ley y orden, pero por lo menos nadie escapa de la ley después de matar a otro hombre en un bar público. Antes de 1940 el área alrededor de Do- minical también era un lugar sin ley y orden. El puesto de policía más cerca era San Isidro de El General y se llamaba la Agencia Principal de Policía. El jefe se llamaba el Agente Principal de Policía. Creo que el primer agente principal en San Isidro fue Don Juvenal Venegas Gar- cía. Tenía el puesto desde 1914 hasta su muerte en 1928. Luego su yerno, Trino Montero Rodriguez ocupo el puesto. A pesar de que no había ninguna presen- cia policial en Dominical o Uvita la gente que vivía aquí por lo general eran agri- cultores y ganaderos acostumbrados a trabajar duro, muy distinto a los residen- tes de la península de Osa. Historiadores han comentado que el problema más importante era el licor clandestino, pero difícilmente esto era un problema para la gente que vivía aquí, sino solamente para el gobierno que no podría cobrar los impuestos sobre el licor proveniente de sacas caseras. Esto no quiere decir que no había robos, disputas entre ve- cinos y hasta homicidios, porque defini- tivamente sucedieron esas cosas. Pero esta área no mostraba el ambiente del oeste salvaje tan típico de la Osa. Emilio Vargas, quien era destinado a ser el policía más memorable de Dominical, nació en 1930 en San Isidro de El Ge- neral. Cuando tenía apenas seis años acompañó a su tío en un viaje a Domi- nicalito para traer a caballo una merca- dería que estaba guardada ahí en una bodega. Lanchas largas llamado bon- gos transportaban productos como arroz, frijoles y maíz al mercado en Puntarenas y regresaron con las cosas que no se conseguían en el área, tales como herramientas, tela, sal, y medici- nas. Productores de San Isidro llevaban café, azúcar y tabaco a Dominicalito y Uvita a caballo o en carreta. La dejaron con un hombre conocido como Chucu- yo y otros que tomaban responsabili- dad de la mercadería y la cargaron en el próximo bongo que pasaba. Ch ucuyo también daba los pedidos al capitán del bongo para los artículos a comprar en Puntarenas y traer de vuelta. El propó- sito de la visita de Emilio a Dominicalito era ayudar a su tío con la mercadería que habían pedido del puerto. En ese tiempo no había ningún policía en el área. No fue hasta 1940 cuando Emilio tenía diez años, un hombre llamado Gonzalo Gutiérrez fue nombrado el primer Agente Principal de Policía en Dominical. Luego fue reemplazado por Pepe Morales. Durante la breve pero sangrienta gue- rra civil de 1948, los agentes de policía se unieron a alguno de los dos lados del conflicto. Las tropas revolucionarias de José Figueres Ferrer, conocido como Don Pepe, vino a San Isidro por el Cerro de la Muerte y tomó la ciudad. El día 16 de Marzo de 1948, tropas del gobierno bajo el mando del General Tijerino lle- garon por mar y desembarcaron en Do- minicalito. Marcharon hasta San Isidro donde chocaron con los revoluciona- rios en una feroz batalla de 36 horas de duración. El General Tijerino fue derro Dominical Days 3

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de sacas caseras. Esto no quiere decir que no había robos, disputas entre ve- cinos y hasta homicidios, porque defini- tivamente sucedieron esas cosas. Pero esta área no mostraba el ambiente del oeste salvaje tan típico de la Osa. Dominical Days 3

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La química del alcohol le permite afec-tar a casi todo tipo de célula en el cuer-po, incluyendo aquellas en el sistema nervioso central; en el cerebro interac-túa con centros responsables del pla-cer y de otras sensaciones deseables; después de una exposición prolongada al alcohol, el cerebro se adapta a los cambios que este produce y se vuelve dependiente de él.A continuación mencionaré brevemen-te algunos datos y problemas que causa el alcohol:

Cerca de 200.000 muertes al año pue-den ser completamente o parcialmente atribuidas al beber, reduce la esperanza de vida en 10 a 12 años, puede además presentarse sobredosis (con conse-cuencias hasta mortales), accidentes, violencia, problemas cardíacos y de presión arterial, trastornos mentales y neurológicos irreversibles, problemas y daños al hígado(entre ellos cirrosis, en-fermedad irreversible que “destruye” el mismo) , úlcera gástrica o duodenal, pancreatitis (infección grave del pán-creas), diarrea, hemorroides, osteopo-rosis, dolor e hinchazón de músculos, disminución de las defensas (mayor susceptibilidad a infecciones), impo-tencia sexual, disminución del azúcar en la sangre (peligroso en diabéticos), mal nutrición, anemia, interacciones con medicamentos (quita o aumenta

Existen reportes escritos del uso de cer-veza, vinos y otras bebidas alcohólicas desde 3000 años antes de Cristo. Pero el proceso de destilación aplicado a las bebidas fermentadas se remonta alre-dedor del año 800 después de Cristo. Este proceso ha permitido la prepara-ción de licores altamente potentes que se consumen actualmente. La influen-cia del alcohol en la sociedad ha tenido gran peso como factor problemático en la conformación y funcionamiento de la familia, individuo y por ende la sociedad. El alcohol es una de las drogas que por su fácil acceso y poderosa propaganda que recibe, se ha convertido en un ver-dadero problema social en casi todos los países del mundo y en todas las eda-des a partir de la adolescencia, además de ser la más usada. El alcoholismo es una enfermedad crónica progresiva y a menudo mortal; es un trastorno prima-rio y no un síntoma de otras enfermeda-des o problemas emocionales. La OMS define el alcoholismo como la ingestión diaria de alcohol superior a 50 gramos en la mujer y 70 gramos en el hombre (una copa de licor o un combinado tie-ne aproximadamente 40 gramos, un cuarto de litro de vino 30 gramos y un cuarto de litro de cerveza 15 gramos). El alcoholismo parece ser producido por la combinación de diversos factores s fisiológicos, psicológicos y genéticos; se caracteriza por una dependencia emocional y a veces orgánica, produce daño cerebral progresivo y finalmente la muerte.

Los primeros síntomas del alcoholismo son muy sutiles, entre los cuales inclu-yen la preocupación por la disponibi-lidad de alcohol, lo que influye fuerte-mente en la elección de las amistades o actividades y muy comúnmente encon-tramos cambios en el estado de ánimo.

los efectos de los fármacos ingeridos al mismo tiempo con alcohol o produce efectos secundarios indeseados), da-ños al feto en el embarazo, problemas económicos, traumas psicológicos a la familia y un sin número de problemas en todos los campos.Existen muchos tratamientos para “ayudar” al alcohólico sin embargo es-tos solo ayudan con los síntomas, an-siedad, síndrome de abstinencia, déficit de vitaminas y prevención de un dete-rioro grave del estado físico y mental, pero realmente lo único que funciona de verdad es la abstinencia voluntaria determinada por un autocontrol eficaz, constancia y muy importante el apoyo psicológico por parte de familiares, se-res queridos o grupos de autoayuda.

AlcoholismThere exist reports about the consump-tion of alcoholic beverages, such as beer, wines, and others since about 3,000 years before Christ. But the process of distillation applied to fermenting bever-ages is traced back to about 800 years after Christ. This process has made possi-ble by the highly potent liquors which we consume these days. The influence of al-cohol has attained a tremendous weight in terms of a problem factor in the way families, individuals, and societies as a whole are functioning. Alcohol is one of these drugs which are easily accessible and are marketed compellingly in almost all the countries of the world and to all age groups, starting with adolescents, and subsequently, are widely consumed. Alcoholism is a chronic progressive dis-ease, and quite often, a mortal one; it is primarily a disorder and not a symptom of other diseases or emotional problems. The WHO defines alcoholism as the daily intake of alcohol of more than 50 grams for woman and 70 for man (a glass of liq

Su SaludYour Health Dr Mauricio Esquivel Gamboa

Alcoholismo

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Ley y Orden en las Zonas Rurales

Previo a los años 80, la península de Osa era un lugar salvaje y sin ley, una tierra de exilados. Cualquier criminal desean-do escaparse de la autoridad y dispues-to a enfrentar las dificultades de la selva huía a la Osa. La mayor parte sacaba oro para vivir. Ganaban suficiente para comprar alimentación, bastante guaro y para llevar a cabo la rutina cotidiana, pero ninguno se hizo rico.

Visité la península de Osa por primera vez en 1972. Aterrizamos en un campo de aterrizaje pequeño en una avioneta de un motor. Nos esperaba un señor lla-mado Santiago. Pasando por Puerto Ji-ménez noté varios bares, una ferretería pequeña y hasta una gasolinera, pero ningún puesto de policía. Pasamos por una pulpería para comprar unas galletas y refrescos. Desde ahí manejamos sobre un camino feo para ver una finca. Un par de horas después regresamos a Puerto Jiménez donde nos montamos en la lancha de pasajeros para Golfito. Fui-mos apenas cinco pasajeros esa tarde y a Ignacio el capitán le gustaba hablar. Nos explicó que aproximadamente 90% de los habitantes de la península eran buscados por la autoridad por algún cri-men. Mientras se quedaban en la Osa no había ninguna preocupación, pero se engañaban pensando que la policía los habían olvidado. Se montarían en una de las dos lanchas de pasajeros que via-jaban regularmente a Golfito con la idea de volver a integrarse a la sociedad sin que nadie los notara. Lo que no sabían es que la policía tenía una lista casi com-pleta con fotos y descripciones de cada uno de los criminales que vivía en la Osa. Dos o tres policías esperaban cada lan-cha y detenían a cada persona buscada que llegara.Mi amigo Patrick vivía en la Osa durante 26 años desde principios de los años 60 hasta finales de los 80. Caminaba sobre la totalidad de la península con una ro-manita fina en la mochila y un gran rollo

de efectivo en la bolsa, y compraba oro a los oreros. Siempre pagaba un precio justo para el oro y nunca trataba de en-gañar a nadie. “Nadie me molestaba nunca,” me dijo. “Empecé a comprar en el momento que el precio de oro venia en alza, y todos pensaron que yo fui el responsable para el alza. No querían que nada me pasara a mi por temor de que el precio volviera a caer.” Cuando Patrick comenzó a comprar oro el pre-cio rondaba los $100 por onza y cuando salió de la Osa estaba alrededor de $800 la onza.Según Patrick ningún acontecimiento era tan grave como para traer la policía a la Osa. En dos ocasiones él fue testigo de la muerte de un hombre en una riña en un bar. Simplemente jalaron el muer-to para afuera y volvieron a la borrache-ra. El día siguiente alguna persona lo enterrara. Todo el mundo portaba arma de fuego. Era un ambiente más o menos parecido como de las películas del oeste de Estados Unidos. Los años 80 trajeron caminos a la península y con caminos vino la policía. El área es siempre lejos de ser un gran ejemplo de ley y orden, pero por lo menos nadie escapa de la ley después de matar a otro hombre en un bar público.

Antes de 1940 el área alrededor de Do-minical también era un lugar sin ley y orden. El puesto de policía más cerca era San Isidro de El General y se llamaba la Agencia Principal de Policía. El jefe se llamaba el Agente Principal de Policía. Creo que el primer agente principal en San Isidro fue Don Juvenal Venegas Gar-cía. Tenía el puesto desde 1914 hasta su muerte en 1928. Luego su yerno, Trino Montero Rodriguez ocupo el puesto.A pesar de que no había ninguna presen-cia policial en Dominical o Uvita la gente que vivía aquí por lo general eran agri-cultores y ganaderos acostumbrados a trabajar duro, muy distinto a los residen-tes de la península de Osa. Historiadores han comentado que el problema más importante era el licor clandestino, pero difícilmente esto era un problema para la gente que vivía aquí, sino solamente para el gobierno que no podría cobrar los impuestos sobre el licor proveniente

de sacas caseras. Esto no quiere decir que no había robos, disputas entre ve-cinos y hasta homicidios, porque defini-tivamente sucedieron esas cosas. Pero esta área no mostraba el ambiente del oeste salvaje tan típico de la Osa.

Emilio Vargas, quien era destinado a ser el policía más memorable de Dominical, nació en 1930 en San Isidro de El Ge-neral. Cuando tenía apenas seis años acompañó a su tío en un viaje a Domi-nicalito para traer a caballo una merca-dería que estaba guardada ahí en una bodega. Lanchas largas llamado bon-gos transportaban productos como arroz, frijoles y maíz al mercado en Puntarenas y regresaron con las cosas que no se conseguían en el área, tales como herramientas, tela, sal, y medici-nas. Productores de San Isidro llevaban café, azúcar y tabaco a Dominicalito y Uvita a caballo o en carreta. La dejaron con un hombre conocido como Chucu-yo y otros que tomaban responsabili-dad de la mercadería y la cargaron en el próximo bongo que pasaba. Ch ucuyo también daba los pedidos al capitán del bongo para los artículos a comprar en Puntarenas y traer de vuelta. El propó-sito de la visita de Emilio a Dominicalito era ayudar a su tío con la mercadería que habían pedido del puerto. En ese tiempo no había ningún policía en el área. No fue hasta 1940 cuando Emilio tenía diez años, un hombre llamado Gonzalo Gutiérrez fue nombrado el primer Agente Principal de Policía en Dominical. Luego fue reemplazado por Pepe Morales.

Durante la breve pero sangrienta gue-rra civil de 1948, los agentes de policía se unieron a alguno de los dos lados del conflicto. Las tropas revolucionarias de José Figueres Ferrer, conocido como Don Pepe, vino a San Isidro por el Cerro de la Muerte y tomó la ciudad. El día 16 de Marzo de 1948, tropas del gobierno bajo el mando del General Tijerino lle-garon por mar y desembarcaron en Do-minicalito. Marcharon hasta San Isidro donde chocaron con los revoluciona-rios en una feroz batalla de 36 horas de duración. El General Tijerino fue derro

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