Contra anarquia, obediencia

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  • En portada:

    Jess en el Huerto de los Olivos.

    Montaje sobre la una talla annima del siglo XVII propiedad de la Cofrada de la Oracin en el Huerto

    de los Olivos de Salamanca

    Derechos de autor registrados

    2017 Antonio Garca Mega y Mara Dolores Mira y Gmez de Mercado. Congregacin de Esclavas de la Inmaculada Nia

    Contra anarqua, obediencia. Federico Salvador Ramn Edicin actualizada

    Angarmegia: Ciencia, Cultura y Educacin. Portal de Investigacin y Docencia

    Edicin preparada con ocasin del proceso de beatificacin del Padre Fundador de las Esclavas de La

    Inmaculada Nia.

    http://angarmegia.com - [email protected]

    http://angarmegia.com/mailto:[email protected]

  • Federico Salvador Ramn Artculo publicado en la revista mariana Esclava y Reina

    Marzo/Abril de 1928 Guadix Granada - Espaa

    Edicin actualizada por

    Mara Dolores Mira Gmez de Mercado

    Antonio Garca Mega

  • Contra anarqua, obediencia

    Federico Salvador Ramn.

    Revista mariana Esclava y Reina. Marzo/Abril, 1928.

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    A pesar de la .astucia que envuelve tantas doctrinas sociales como hoy pululan en

    todos los campos de accin, es imposible ocultar que son dos las tendencias que dividen

    a los hombres todos: o la subordinacin al orden, la obediencia regularizada de todos los

    individuos y familias y pueblos a Dios y a todos los que representan algo de la autoridad

    divina o la insubordinacin, el desorden, la desobediencia a Dios y a todos los que

    representan algo de la autoridad divina.

    Estas dos tendencias son de todos los tiempos. Es anterior a la prevaricacin

    paradisiaca y habr terminado con el Juicio Final. La accin de la humanidad sobre la

    tierra, a lo menos en la forma que hoy vivimos, y el non serviam seguir repitindose sin

    fin, y el quis ut Deus, resonar igualmente en todos los siglos.

    Es evidente que hay pocas de la Historia Universal en las cuales el espritu de

    rebelin se acenta ms por la extensin total que alcanza y por la intensidad con que

    domina a las masas.

    El Protestantismo fue como el grito de rebelda ms amplio y fuerte que haba

    resonado en el mundo desde que el gran Constantino dio la paz a la Iglesia de los Mrtires,

    pero el mismo Lutero se hubiera espantado de las consecuencias de su loca soberbia si

    hubiera alcanzado a prever que, su desobediencia al Papa, haba de acarrear a las naciones

    el estado anrquico en que hoy viven.

    Y cuantos contribuyeron a que el pueblo sin Dios llegara a las prcticas

    bolcheviques en Francia, en Alemania y en Inglaterra principalmente, cmo no se

    espantaran de la obra de reversin a la barbarie por ellos realizada? Lenin, con todo el

    bolcheviquismo, no es ms que una consecuencia fatal para todo el mundo, pero

    irresistible y, por lo pronto, irremediable.

    Es la tempestad engendrada por los vientos de las revoluciones morales,

    intelectuales y polticas de los tres ltimos siglos.

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    Revista mariana Esclava y Reina. Marzo/Abril, 1928.

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    Enciclopedistas y filsofos soadores, asociaciones sin caridad con el flamante

    manto de benficos y revolucionarios polticos, faltos de noble fin y sobrados de

    ambicin, fueron parte a conducirnos a este estado social de hoy en el que reina la

    confusin ms espantable y en el cual es difcil estar en el camino de Dios hasta a los

    mismos hijos de la luz.

    Y bien demuestra esta afirmacin bblica la repeticin con que vemos realizarse

    que hasta sacerdotes, sin duda bien intencionados en su mayora, hyanse complicados

    en empresas que nuestra santa Madre la Iglesia Catlica, Apostlica y Romana, reprueba

    y condena.

    Y es que, para ms fcilmente burlar la obediencia a toda ley, se ha creado, en la

    prctica, un Dios ilusorio, y al Cristo de Dios, aunque se le ensalce, nunca se reconoce en

    l al Hijo de Dios vivo y, por consiguiente, no se tiene a la Iglesia fundada por Cristo

    ms consideracin que la que se debe a una humana institucin cualquiera. Y todava nos

    parece haber dicho mucho, porque siendo propio de la Iglesia Catlica ensear los

    caminos del cielo, aunque para seguirlo haya que sacrificar las ilcitas ventajas y delicias

    de la tierra, es muy propio tambin de cuantos no aman a Dios ni a su Cristo, ni esperan

    vivir en el eterno reino de la glora, luchar contra la santa Madre Iglesia para desasirse

    cada da ms de sus santas enseanzas y de sus santos consejos.

    Y sin Dios, y sin Cristo, y sin vida de fe divina, se sacude todo yugo y se ama toda

    rebelin con tal que nos haya de atraer tarde o temprano, alguna humana utilidad.

    Y s no se obedece a Dios ni a la Iglesia por el Hombre Dios, a quin se

    obedecer?

    Al hombre por ser hombre?

    Todos somos iguales, y si el hombre que manda me estorba para ms y ms lucrar

    en este mundo, yo buscar el modo de deshacerme de l por cuantos medos me

    proporcione la traicin y la astucia, y de este modo mostrar al hombre que sin el amor

    de Dios slo hay en el mundo odio de muerte de unos hombres para otros, que este es, en

    ltimo extremo, el resultado de todo espritu de rebelin, una declaracin de guerra a

    muerte a todo aqul que no piensa igual que pienso yo, sin que podamos decir que sea

    otro el estado actual de las naciones desgraciadamente.

    Y, entre tanto, los que creemos en un Dios creador, conservador y juzgador de los

    hombres, qu haremos?

    No acabaremos, por fin, con nosotros mismos y nos dispondremos a dar al mundo

    el ejemplo de la ms alta sumisin obedeciendo la ley divina, segn nos la ha enseado

    nuestro Buen Pastor y nos propone nuestra santa madre la Iglesia Catlica, Apostlica y

    Romana y las necesidades de los tiempos exigen?

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    Nos pondremos todava a discutir si hemos, o no, de acatar las disposiciones de

    nuestros legtimos superiores, que estn en conformidad con la ley divina, porque a

    nosotros nos convenga, o no, lo mandado?

    En una palabra, seremos esclavos de la ley de Dios y de la Iglesia, y de nuestras

    obligaciones particulares, o seguiremos siendo esclavos de nuestras pasiones con todos

    sus caprichos y veleidades, dando a nuestros convecinos el mal ejemplo de ser nosotros

    los primeros en murmurar hasta las ms indiferentes acciones del superior alto o bajo,

    ms o menos sabio, o mejor o peor intencionado, porque hasta ah penetra nuestra lengua

    indiscreta.

    Si queremos de veras oponernos a la invasin universal de la anarqua reinante,

    pensemos nosotros que debemos tener cabeza y que sta primero es Dios y su Cristo, y la

    Iglesia fundada por Este, y convencidos de que el Papa es la Cabeza visible de la Iglesia

    regada con la sangre de los Apstoles y de todos los Papas de los tres primeros siglos del

    Cristianismo, obedezcamos al Vicario de Jesucristo con toda nuestra alma.

    Y porque los Obispos son sucesores de los Apstoles y Cabezas en sus respectivas

    dicesis con sujecin al Papa, obedezcamos a stos con fidelsimo y sencillo corazn,

    sirvindoles como a Padres que son la Via del Seor.

    Y como es bien cierto que cada Prroco, en su Parroquia, es la persona del Prelado,

    obediencia, respeto y amor le debemos, y en seguir sus mandatos y consejos ha de poner

    todo buen catlico la seguridad de su fe y el xito de todas sus empresas, especialmente

    en el orden religioso y en el moral.

    Y porque hoy no se tiene en consideracin a los Prrocos, tampoco se tiene a los

    Obispos y se discuten y regatean las disposiciones pontificias, como si fueran las de un

    hombre cualquiera que cuenta con slo su talento, ms o menos esclarecido, o buscara

    intereses de partidos y no doctrinas puras de la revelacin que son universales y de las

    cuales l solo es el maestro infalible.

    Qu cercan estn de la hereja o del cisma o de no ser catlicos los que as obran!

    Nuestra fe no ha de ser fingida y, si hemos de ser sinceros, todos hemos de

    obedecer sin discusiones ni regateos los mandatos del Papa, de los Obispos y de los

    Prrocos en el orden de la fe y de las cosas que a la fe se refieren y, por desgracia, este

    proceder no es el del pueblo catlico de nuestros das.

    Pero la Iglesia no desmaya. Firme siempre sobre la indefectible roca de la luz y

    de la fortaleza divina espera que en su propio seno se haga la reaccin que ha de destruir

    los vicios que se oponen a la verdad divina y, por esta solidsima razn, espera hoy, con

    verdadera ansia, el ejemplar perfecto de los hombres obedientes a sus propios prrocos

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    para que los pueblos reaccionen con tales ejemplos y obedezcan a los encargados de

    cuidar sus almas.

    Y cuando los Prrocos sean obedecidos como representantes de Cristo, el pueblo

    dignificado con esta sumisin de origen divino, obedecer, y reverenciar, y amar a los

    Obispos y a los Romanos Pontfices, y as aprendern a subordinarse ante las autoridades

    civiles como quien ve a Dios en ellas, y entonces renacer al orden y, con l, la paz tan

    suspirada.

    Hacen falta obedientes sin discusin en el entendimiento y sin regateos en la

    voluntad.

    No queris obedecer as?

    Sern esos acasos los verdaderos esclavos de la verdadera y perfectsima Esclava

    del Seor?

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    2017 Antonio Garca Mega y Mara Dolores Mira y Gmez de Mercado. Congregacin de Esclavas de la Inmaculada Nia

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    Inmaculada Nia.

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