Wilfert - Villalba

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RESIDENCIA DE TRADUCCIÓN Traductorado en Francés - IES en Lenguas Vivas “Juan R. Fernández” Solicitante: Prof. Patricia Willson Cátedra: Traductología, Traductorado en Alemán (IESLV) Traductora residente: Gabriela Villalba Texto: “Cosmopolis et l’homme invisible. Les importateurs de littérature étrangère en France, 1885-1914”, Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Le Seuil, nº 144, 2002-2, pp. 33- 46 (disponible en línea: http://www.cairn.info/article.php? ID_REVUE= ARSS&ID_NUMPUBLIE=ARSS_144&ID_ARTICLE=ARSS_144_0033 ). 2007 Blaise Wilfert COSMÓPOLIS Y EL HOMBRE INVISIBLE Los importadores de literatura extranjera en Francia, 1885- 1914 “Había elegido la parte más ingrata, para quien sabe cuán mezquinamente la opinión recompensa el esfuerzo del traductor; pero para él era la mejor parte, si le permitía reaccionar contra el infranqueable prejuicio que hizo que se acusara de ‘internacionalismo’ a los mejores franceses, deseosos de no ver a su patria como la mónada de Leibniz, que no tiene ventana al exterior. Desde los tiempos del simbolismo, desde la introducción de Wagner, Ibsen, Nietzsche, incluso de la novela rusa, a estos se les dijeron muchas tonterías en honor de la ‘claridad francesa’, que los folletistas y los escritorzuelos rebajaban al débil resplandor de sus mentes pequeñas.” Camille Muclair, acerca de Robert d’Humières, prefacio del Livre de la beauté, París, Mercure de France, 1921, p. 54.

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sobre teorías traductológicas

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Blaise Wilfert

Residencia de traduccin

Traductorado en Francs - ies en Lenguas Vivas Juan R. Fernndez

Solicitante: Prof. Patricia Willson

Ctedra: Traductologa, Traductorado en Alemn (ieslv)

Traductora residente: Gabriela Villalba

Texto: Cosmopolis et lhomme invisible. Les importateurs de littrature trangre en France, 1885-1914, Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Le Seuil, n 144, 2002-2, pp. 33-46 (disponible en lnea: http://www.cairn.info/article.php?ID_REVUE= ARSS&ID_NUMPUBLIE=ARSS_144&ID_ARTICLE=ARSS_144_0033).

2007

Blaise WilfertCosmpolis y el hombre invisible Los importadores de literatura extranjera en Francia, 1885-1914

Haba elegido la parte ms ingrata, para quien sabe cun mezquinamente la opinin recompensa el esfuerzo del traductor; pero para l era la mejor parte, si le permita reaccionar contra el infranqueable prejuicio que hizo que se acusara de internacionalismo a los mejores franceses, deseosos de no ver a su patria como la mnada de Leibniz, que no tiene ventana al exterior. Desde los tiempos del simbolismo, desde la introduccin de Wagner, Ibsen, Nietzsche, incluso de la novela rusa, a estos se les dijeron muchas tonteras en honor de la claridad francesa, que los folletistas y los escritorzuelos rebajaban al dbil resplandor de sus mentes pequeas.Camille Muclair, acerca de Robert dHumires, prefacio del Livre de la beaut, Pars, Mercure de France, 1921, p. 54.

Las dcadas de 1890-1900 corresponden, en la historia intelectual francesa, al nacimiento conjunto de dos figuras antagnicas, la del intelectual y la del nacionalista. Ahora bien, durante los aos 1900-1910, el retroceso del dreyfusismo y la sistematizacin, por parte de los hombres de letras, de un neoconservadurismo nacional permitieron que los vencidos del Caso Dreyfus afirmaran su papel de idelogos nacionales escuchados. Varias generaciones de escritores federados pudieron erigirse entonces en verdaderos herederos del impulso nacionalizador de las primeras dcadas de la Tercera Repblica o de una tradicin de poder monrquico, que llamaba al orden a las elites polticas supuestamente dormidas en sus prebendas. De este modo, y con respecto a los aos 1860-1880, se asisti, a fines del siglo xix, a una violenta renacionalizacin de una parte del mundo literario. Pero tambin fue la poca en que, para muchos, habra concluido una etapa decisiva de la internacionalizacin literaria, por la que Francia, ms que los dems pases, se habra visto perjudicada o beneficiada, segn los autores: basta citar el Journal de los Goncourt o el de Jules Renard, que abundan en consideraciones melanclicas sobre la supuesta invasin de la literatura extranjera, o las memorias de Edmond Jaloux uno de los maestros de la crtica de los aos 1920, quien consideraba que su generacin haba abierto cientos de ventanas al dar a conocer las literaturas extranjeras, para comprender mejor hasta qu punto la literatura extranjera tuvo un lugar esencial en los lugares polmicos que articulaban lo literario y lo poltico, desde la publicacin del Roman russe de Eugne-Melchior de Vog hasta la promocin por parte de Jacques Rivire de la novela de aventuras inglesa. Desde los comienzos del simbolismo hasta la sentencia de muerte que le dictara el nuevo clasicismo gideano, desde Cosmopolis de Paul Bourget hasta la traduccin de Invisible Man de H. G. Wells, la importacin literaria coexisti con una profunda nacionalizacin de la vida intelectual, que asegur a Maurice Barrs, Charles Maurras o Lon Daudet un papel protagnico dentro del espacio pblico.Esta paradoja conlleva directamente una reflexin sobre el lugar de la traduccin en los procesos que construyen los campos literario e intelectual, nacionales e internacionales. Su papel no siempre es bien percibido, ni siquiera cuando las reflexiones traductolgicas abordan la cuestin de los etnocentrismos que operan en las modalidades de pasaje de una lengua a otra. A menudo, stas olvidan estudiar a los actores de la traduccin y ubicarlos en el mundo social que autoriza sus conformismos u originalidades. Estudiar como sociohistoriador el estatus de la traduccin en un momento tan crucial como los aos del boulangismo, el dreyfusismo y el nacionalismo puede ofrecer un nuevo enfoque, en especial si se procede a una biografa colectiva de sus actores. Para ello, es preciso no limitarse a los traductores en el sentido legal de aquellos que han sido autorizados por su esfuerzo de transcripcin lingstica a presentarse como coautores del texto en su forma traducida. Es sabido que toda traduccin tiene muchos otros responsables, entre ellos el editor, los directores de coleccin, los agentes literarios, pero tambin los pioneros que indicaron que la obra mereca ser traducida y aquellos que, por ltimo, defienden la causa de esa traduccin como crtico o como historiador literario, construyendo su valor en el espacio receptor. En la Francia de 1900, la coherencia de este conjunto de figuras puede verificarse empricamente: excepto los ocasionales, por otra parte mal conocidos, ningn traductor, cualquiera fuera su especialidad, limit su sacerdocio a la transcripcin de textos en lengua extranjera a la lengua nacional. Preguntarse sobre su identidad social implica, pues, considerar tambin su trabajo como prologuista, cronista, director de coleccin, analista erudito o simplemente de contacto entre autores extranjeros y editores o traductores nacionales. Es lo que proponemos reagrupar bajo el concepto de importacin literaria.El trmino importadores, tan poco usado en historia intelectual como en historia literaria, puede parecer sorprendente. Se suele preferir el de mediadores, facilitadores, o incluso cosmopolitas literarios. Por su carcter desencantado, creemos que permite hacer a un lado las mitologas retrospectivas y las representaciones legadas por los interesados mismos, preocupados por distinguirse del comn de los mortales literarios por sus redes internacionales, que pueden acarrear consigo otras designaciones no slo ms vagas, sino tambin ms nostlgicas, patticas o apologticas. El sentido material y econmico de importacin permite centrarse en el estudio de transferencias precisas transferencias de textos o de saberes sobre los textos en las que los actores comprometen una parte de su identidad social, al asociar su nombre a los objetos importados y erigirse, por lo tanto, en garantes de su inters (o de su ausencia de intereses, cuando se trata de oponerse a la transferencia). Los criterios de seleccin de estos actores de la importacin deben ser lo suficientemente estrictos como para evitar que carezcan de significado: una traduccin, un artculo, un prefacio no bastan para convertir a un escritor en importador. A partir de biografas, bibliografas detalladas, anlisis de prefacios, ndices de revistas o correspondencias, se ha podido aislar un conjunto siempre susceptible de ser completado, naturalmente de un centenar de nombres, para quienes la importacin en sus diversas formas tuvo, en un momento al menos, un papel esencial en su posicin en el campo intelectual y en su identidad social. Esta biografa colectiva de especialistas de lo extranjero literario, asociada a anlisis de trayectorias singulares ms intensivos, lleva a abordar la vida intelectual y sus implicaciones polticas a travs de un conjunto de posiciones poco estudiadas, que a menudo pasan inadvertidas en un universo dominado por la lgica de la distincin y la originalidad. Tambin viene a unirse al estudio de los hombres dobles, que en 1992 Christophe Charle consideraba necesario para comprender mejor los engranajes de la vida intelectual de la Europa de 1900. Tal biografa debe pasar por una descripcin de las formas concretas de la importacin y de las redes sociales que moviliza, capaz de mostrar hasta dnde la traduccin de alrededor de los aos 1900 es mucho ms un problema de historia social de la cultura que un problema textual, para retomar los trminos de Michel Espagne. Luego debe colaborar en determinar quin importaba literatura extranjera en Francia entre 1885 y 1914, en qu consista precisamente esa importacin y si poda garantizar la consagracin social o intelectual de su autor; debe echar luz sobre el sentido que otorgaba el importador a su actividad y, por ltimo, qu papel desempe la importacin en las transformaciones del campo intelectual y el campo del poder, en ese entonces marcadas por el proceso de nacionalizacin de las formas de la dominacin.La traduccin, un gnero secundarioLas trayectorias de importador que podemos reconstituir mediante fuentes primarias o secundarias permiten clasificar las formas que toma la importacin de lo extranjero en diversos regmenes de prcticas que muestran una imagen de la vida literaria sensiblemente diferente al mero contexto de produccin y recepcin de las obras nacionales. A primera vista, parecen de una gran variedad, ya que movilizan universos sociales y requieren de tipos de inversin muy diferentes. No obstante, dicha variedad se organiza alrededor de la traduccin, implcita o explcitamente central para cada una de ellas. Las conferencias sobre Ibsen pronunciadas en el Thtre de l'uvre, las crnicas de literatura portuguesa, yugoslava o griega moderna de Philas Lebesgue en el Mercure de France, la publicacin en la coleccin Le Cabinet Cosmopolite de novelas anglosajonas o el papel de consejera en literatura norteamericana que desempe Thrse Bentzon en los crculos acadmicos son algunos ejemplos de un continuum de prcticas, tan vasto que parece heterclito, pero que siempre supone, en un momento u otro, una traduccin de textos como verdadero ncleo del proceso de transferencia. El mayor o menor alejamiento con respecto a la operacin de traduccin podr servirnos como gua para comprender la articulacin de estas diversas prcticas y su jerarqua social implcita o explcita.Traducir: un trabajo sin gloria

Desde el punto de vista de una historia social de la actividad literaria, la primera cuestin que se plantea sobre la obra traducida es la de su estatus controvertido respecto de la obra original, primer indicio relativo a la dignidad de la traduccin. Ahora bien, la Francia de aquel entonces no conoca ninguna definicin jurdica de la traduccin ni de los derechos del traductor. La reconoca de hecho como un caso de reproduccin de una obra original, aunque se haca en otra lengua, desde un fallo de la corte de Pars del 26 de enero de 1852. El fallo conceda al autor del texto extranjero los mismos derechos sobre su obra que en el caso de la reproduccin, situacin muy favorable pero que limitaba la facilidad para traducir. Implicaba, en especial, como en el caso de la adaptacin, que se respetaran los elementos de fondo de la obra, lo cual tericamente colocaba al traductor bajo el control del autor y haca de la traduccin una prctica controlada. El editor que adquira derechos poda ejercer su derecho de cesin en beneficio de un tercero sin necesidad del consentimiento del autor, pero, all tambin, la prctica judicial impona que la cesin no atentara en su contra. La firma de la convencin de Berna en 1886, y ms adelante de los acuerdos de Pars en 1896 y de Berln en 1908, asimil progresivamente la proteccin de las obras extranjeras a la de las nacionales, lo cual dificultaba la difusin de traducciones de mala calidad. Por otra parte, la jurisprudencia que se haba impuesto a lo largo del siglo, en el clima globalmente favorable al derecho de autor que conoca Francia, asimilaba el traductor al autor, lo que equivala a hacer que compartiera los derechos sobre la traduccin. Pero como la ley en Francia no fij sino muy tardamente el marco del contrato de edicin, en los aos 1920, casi no se conocen las condiciones de los contratos. Se sabe que no exista la prctica de la cesin completa al editor: el traductor gozaba, por lo tanto, de una proteccin de sus derechos en vida y los herederos cincuenta aos despus de su muerte. Pero como la Socit des Gens de Lettres nunca se haba procurado los medios para controlar verdaderamente las tiradas y las ediciones, es dudoso que regmenes tan informales hayan sido tiles para traductores contratados en condiciones difciles, por ejemplo, los extranjeros o jvenes que se iniciaban en el oficio de las letras. Georges Hrelle, el traductor de DAnnunzio en las columnas de la Revue des Deux Mondes y uno de los pocos traductores clebres de su tiempo, seguramente poda obtener contratos satisfactorios de una editorial rica y consagrada, que lo ponan en el mismo plano que el autor traducido. Se puede dudar, en cambio, de que las mismas condiciones hayan prevalecido en los casos, numerosos en aquella poca, en que la traduccin se pareca a una prctica cuasi industrial, basada en la subcontratacin.lie Halprine-Kaminski, quien dej su nombre en muchas traducciones de novelistas rusos y fue un artesano de la elaboracin de los convenios entre Francia y Rusia sobre el derecho de autor, era un empresario de las traducciones que se contentaba con verter el sentido literal del ruso y dejaba que sus colaboradores francfonos tradujeran al buen francs. De ese modo, Charles Morice, el terico del simbolismo, gan el pan trabajando para l en la traduccin al francs de Memorias del subsuelo [en fr.: Sous-Sol] de Dostoievski; as, habl de los mediocres trabajos de traduccin que le permitan pagar sus deudas, pero tambin le impedan escribir su propia obra. Vladimir Bienstock, otro inmigrante que contribuy a la traduccin de gran nmero de novelas rusas, evocaba, por su parte, una edad de oro, cuando alcanzaba con entregar la copia a algunos estudiantes famlicos de Lenguas Orientales, lanzando a pedido de los editores hasta cuatro novelas diferentes al mismo tiempo. Albert Savine tambin recurra a traductores de primera mano para completar sus hercleos trabajos de traduccin, que lo convirtieron en el colaborador cuasi exclusivo del Cabinet Cosmopolite.

Un ejemplo de un vnculo aparentemente ms cordial deja percibir el mismo tipo de relaciones de fuerza. douard Rod, el traductor del verismo, utilizaba en realidad a negros para traducir a sus amigos novelistas: su amiga Mademoiselle Vuille, que firmaba con el seudnimo de Galds, traduca en especial a Fogazzaro y luego Rod relea de cerca sus traducciones, corrigiendo el trabajo y cortando los pasajes que consideraba imposibles de ofrecer al pblico francs. Si bien admita que las traducciones aparecan con el nombre inconsistente, puesto que seudonmico de su colaboradora, saba que sus amigos italianos y los editores franceses finalmente le atribuiran las traducciones a l. En realidad, ese truco elegante le permita controlar una parte esencial de la traduccin de la novela italiana contempornea sin ensuciarse demasiado las manos. Adems, es revelador del papel a la vez esencial y completamente invisible de tantas mujeres en materia de traduccin.La traduccin no era, pues, una actividad demasiado protegida. La proteccin del derecho de autor se aplicaba mucho ms a la obra que a los fantasmas que la traducan. De un modo general, la relacin directa con el texto extranjero no era el aspecto ms valorado de la actividad de los importadores y es muy elocuente constatar que la mayora de los traductores mencionados en el Catalogue de la librairie gnral de Otto Lorenz eran desconocidos y casi no dejaron rastro de otra actividad intelectual. Salvo pocas excepciones, la mera traduccin no permita acceder al estatus de autor. La cuestin de la competencia lingstica del traductor, por lo tanto, no pareca central en la operacin de traduccin, de la que slo se valoraba la redaccin en francs. As, muchos traductores acudan a los servicios de un natural de la lengua, como el prolfico Ernest Jaubert, autor de obras de teatro y conservador del Muse Pdagogique de la Ciudad de Pars, que traduca un nmero importante de textos rusos, novelas de adultos o textos para nios, sin conocer una sola palabra de ruso, pero recurriendo a la ayuda de inmigrantes ignotos como Lon Golschmann o Victor Tseytline. Gide se aboc a las traducciones del ingls ya desde la dcada de 1910, cuando acababa de confesarle a Edmund Gosse que desconoca el ingls, la lengua de sus padres. De este modo, sus traducciones de Conrad o Shakespeare, vistas en retrospectiva, resultan discutibles, debido a su alejamiento con respecto al ritmo del texto inicial.Esta situacin era conocida en el extranjero: Ibsen slo le cedi los derechos de traduccin al francs al conde Prozor, un bltico diplomtico del zar pero casado con una noruega, pues estaba seguro de que l conoca la lengua en la que escriba. No quera, a ningn precio, que lo tradujeran del alemn o el ingls, y tema a los traductores franceses como a la peste, ya que los consideraba demasiado publicistas e incompetentes en el plano de la lengua. Tiempo despus, la simbolizacin intempestiva que hicieron Lugn-Poe y sus amigos de sus obras le dara la razn. La exigencia, pues, de la competencia lingstica, no en francs sino en la lengua traducida, slo pareca ser una evidencia para algunos traductores o tericos como Marcel Schwob, Francis de Miomandre o Remy de Gourmont, quienes compartan no slo un nivel escolar superior sino tambin, y sobre todo, preocupaciones filolgicas caractersticas de su pertenencia al simbolismo (ms adelante volveremos sobre este punto).Por este motivo, la traduccin directa todava era una actividad masiva muy sujeta a las modas editoriales. Las traducciones electivas, como las que hicieron Hrelle de DAnnunzio, Larbaud de Butler o ms adelante Alexandre Vialatte de Kafka, fueron pocas y lo ms comn era que se enfrentaran a dificultades editoriales cuasi insalvables. La modestia de las remuneraciones explica, en gran medida, el carcter industrial de muchas traducciones. Poco reconocidos y sujetos a la buena voluntad de los editores para determinar qu parte de los derechos les corresponda, los traductores cobraban por sus libros mucho menos que un autor francs. Ahora bien, en septiembre de 1899, en La Revue, Camille Mauclair, que conoca desde adentro la precariedad de los escritores polgrafos, afirmaba que un autor medio de su tiempo, que ganaba 40 centavos por ejemplar, rara vez cobraba ms de 400 francos por libro. Las cifras de autoras como Matilde Serao o Grazia Deledda, invocadas por Gaston Calmann-Lvy para explicarle a Georges Hrelle, su traductor, la modestia de sus ganancias, tampoco superaban los 2.000 ejemplares, varios aos despus de la publicacin, a pesar de la superficie comercial de la editorial y el apoyo de la Revue de Paris en la prepublicacin. Excepto algunos best-sellers rusos y Quo vadis?, que dio mucho que hablar a la prensa, hay que esperar la llegada de los aos 1900 y los xitos de la literatura inglesa para alcanzar cifras importantes, an muy lejos de los grandes xitos de los aos 1870-1880. Hrelle reciba la mitad de los derechos en promedio, pero l era mimado por su editor, y no es seguro que todos los traductores estuvieran en la misma situacin que este amigo de Paul Bourget que se haba impuesto en Pars. A 30 centavos por ejemplar, Hrelle poda ganar 500 francos por cada obra. Por lo tanto, haba que traducir (y publicar) cuatro novelas de ese tipo para aspirar a alcanzar el salario de un maestro de escuela. La prepublicacin en revistas, naturalmente, era mucho ms redituable: la Revue des Deux Mondes pag la traduccin de Triomphe de la Mort de DAnnunzio 50 francos la pgina, es decir, ms de 15.000 francos. Publicar en una revista importante era muy provechoso, pero slo publicaban adelantos de entre cuatro y seis novelas por ao, de las cuales menos de la mitad solan ser ttulos extranjeros. La remuneracin de los traductores, pues, era particularmente desigual, lo cual forzaba a la gran mayora de ellos a una produccin intensiva o a mantener la actividad como un pasatiempo. En ese contexto, la iniciativa de la traduccin se reparta entre editores y traductores. El fenmeno de la novela rusa o el fervor por Sienckiewicz, entre 1899 y 1902, muestran cmo una moda por un texto extranjero poda lanzar a todos los editores a la arena y ponerlos al acecho de traductores disponibles, que trabajaran rpido y poco observadores de los mtodos, y hasta qu punto podan complementarse un verdadero efecto de push producido por los traductores-importadores y el efecto de pull del mercado editorial. En efecto, la iniciativa de la publicacin de Quo vadis? en francs qued en manos del secretario polaco del conde de Chambrun, Kozakiewicz, que estaba muy integrado a la comunidad polaca de Pars e intentaba, desde haca varios aos, atraer la atencin sobre el libro, cuyo xito en Europa ya era fulgurante. Propuso una traduccin del manuscrito a Thade Natanson, el director y socio capitalista de la Revue Blanche, quien consider que el libro era bueno, pero la traduccin mala. Hizo que Sienckiewicz comprara los derechos exclusivos de traduccin, pero no pudo impedir que ste nombrara a Kozakiewicz como el nico traductor autorizado del texto. Se lo rode entonces de un equipo de traductores encargado de convertirlo en un producto aceptable para el pblico francs, procediendo a cortes que limitaban en particular la dimensin catlica del texto. Otro traductor de origen polaco, del que por otra parte no se sabe nada, retrabaj la traduccin y el crtico Flix Fnon la reley detalladamente, cuidando, como de costumbre, la redaccin en francs sin relacin directa con el texto en lengua extranjera.

La traduccin de una obra extranjera slo escasas veces prescinda de la iniciativa de un traductor. Ese es siempre el caso cuando se evoca a los traductores ms artistas y menos fieles a un autor: Larbaud forz a Gallimard a traducir a Butler; Louis Fabulet propuso a d'Humires la traduccin de Kipling, luego de una cena con Wilde, quien le recomendaba su lectura; Marcel Schwob descubri a Stevenson en los bancos del liceo Louis-le-Grand y se hizo cargo a la vez de un artculo de presentacin del autor y un pedido expreso a ediciones Chatto and Windus para vender los derechos de Black Arrow para permitir su traduccin. Ese joven de 18 aos sin ninguna notoriedad logr que el editor britnico le cediera los derechos de traduccin por 20 libras, es decir, slo 500 francos, quedando a su cargo la tarea de encontrar un editor.

Este ejemplo es doblemente revelador. Por un lado, muestra el carcter informal y poco institucionalizado de la traduccin. Encuentros al azar, la tenacidad de un alumno brillante, la presencia de determinada comunidad extranjera que provea mano de obra potencial, relaciones personales Donatella Cross, traductora de DAnnunzio en Francia e Inglaterrra, era su amante podan determinar el futuro de la recepcin de un autor: las traducciones de Albert Savine, escritas a granel para saldar deudas, se impusieron hasta la dcada de 1970, al igual que las que hizo Kozakiewicz de Wells, regularmente reeditadas hasta los aos 1990. Ningn agente literario ni agencia de traduccin parece haber organizado los flujos de textos extranjeros, y los rastros de profesionalizacin de la traduccin o de la importacin literaria son bastante escasos en aquella poca. Por el contrario, los traductores e importadores ms dotados no dejaban de quejarse por la pobre calidad de los trabajos ajenos, buscando con todas sus fuerzas desolidarizarse, al afirmar, contra toda norma profesional independiente, que un buen traductor deba primero ser un buen escritor francs. En muchos casos, la traduccin segua siendo una actividad indiferenciada: los traductores de dos o tres lenguas no eran pocos, incluso de mbitos lingsticos muy diferentes. Thodore de Wyzewa traduca de todas las lenguas europeas, Jean Chuzeville traduca tanto del alemn como del italiano, sin hablar de los numerosos casos de doble competencia en literatura inglesa y literatura rusa. Las colecciones de literatura extranjera, que luego pudieron, a partir de los aos 1920, dar una estructura simblica a estas importaciones y regularizar sus condiciones de publicacin, an estaban en paales: la coleccin de novelas extranjeras del Mercure, dirigida por Henry Davray, apenas comenzaba sus actividades en 1904 y slo debi su nacimiento a un azar familiar, mientras que el Cabinet Cosmopolite se resuma a las traducciones a granel de Savine.La importacin literaria, rostro noble de una actividad indignaLa segunda enseanza del ejemplo de Marcel Schwob permite extender la descripcin de las formas que adopta la importacin literaria articulndolas estrechamente con la traduccin. Para convencer a Stevenson de dejarse traducir y encontrar un editor, Schwob escribi rpidamente un estudio en el que defenda la causa del autor, presentndolo como el futuro de la novela en Francia. Ese texto superaba por sus desafos el papel del traductor, pero al mismo tiempo lo implicaba. Indica cmo todos los traductores un poco talentosos o reconocidos prosiguieron o evitaron el esfuerzo de traducir por otros medios: en los peridicos con las notas informativas, la recensin crtica o la presentacin sinttica y erudita; en los libros en forma de introducciones, prefacios a los textos originales o sntesis eruditas de esttica o historia literaria; finalmente, en redes de sociabilidad, nacionales o internacionales, que servan como canales de informacin, como engranajes que autorizaban los contactos o incluso, invirtiendo su papel, como exportadores de los valores literarios nacionales.

En efecto, la participacin en las revistas, en forma de crnicas, notas, presentaciones de un autor, una corriente o una poca fue una prctica esencial para la importacin literaria. A menudo inclua fragmentos de traducciones, a veces serva para preparar campaas o las volva inevitables los artculos de Eugne-Melchior de Vog sobre los novelistas rusos en la Revue des Deux Mondes preludiaron la explosin de las traducciones de mediados de los aos 1880 o resuma a los autores para, en cierta manera, volver intil su traduccin. Desde un punto de vista econmico, era una prctica ms redituable que la traduccin directa: cuando en septiembre de 1893 se convoc a Thodore de Wyzewa para encabezar una seccin de literaturas extranjeras en la Revue des Deux Mondes, encontr una estabilizacin definitiva. Un cronista de revista acadmica, que cobraba entre 1.200 y 2.000 francos por mes, pese a tener una tarea pesada, se ganaba cmodamente la vida y poda llevar una vida burguesa de autor parisino, sin contar los ingresos de la publicacin en volumen de sus crnicas. En algunos casos, como el de Arvde Barine, cuya reputacin superaba de lejos la esfera parisina, la publicacin de un artculo crtico en las columnas de la revista internacional Cosmopolis poda pagarse 920 francos por diez pginas de texto. Esos autores, adems, podan sacar provecho de la multiplicidad de revistas para publicar sus textos varias veces, puesto que los grandes rivales se esforzaban por adoptar lneas editoriales tan prximas entre s como fuera posible: Barine escriba a la vez en la Revue des Deux Mondes, la Revue Bleue, el Journal des dbats, la Nouvelle Revue, Le Figaro y la Revue de Paris, a un ritmo tal que no poda tratarse sino de reciclaje. Por fuera de la esfera acadmica, poda darse la misma circulacin, lo cual daba a Remy de Gourmont la posibilidad de ocuparse de la crnica inglesa del Mercure de France, mencionar a Emerson, Harte, Whitman en la Revue contemporaine o la Revue Blanche y luego publicarlos en sus Promenades littraires.

En todos los casos se trataba de una mezcla de noticias y de crtica, que se iniciaba directamente con la publicacin de sntesis cuya difusin era garantizada por editoriales consagradas. Bajo esta forma, la importacin literaria permita acceder al estatus de autor, en un contexto donde el discurso cultural sobre lo extranjero an estaba poco influenciado por la especializacin universitaria: las revistas eruditas eran recientes o estaban en vas de constitucin y apenas se esbozaba la diferenciacin de las ctedras en especialidades lingsticas o culturales, incluso para los mbitos ms centrales. De ese modo, muchos profesores, sobre todo del nivel secundario, ms numerosos debido a las reformas de la enseanza de lenguas modernas en los colegios, participaban de esa importacin integrada al universo de las bellas letras. Louis Cazamian, el futuro pilar de los estudios ingleses y de la Revue de littrature compare, se codeaba en ese entonces con Jean Dornis, novelista y poetisa pero tambin crtica en la Revue des Deux Mondes y la Revue de Paris, autora de imponentes ensayos sobre la poesa, la novela y el teatro italianos. Las ms de las veces, los importadores ensayistas ms publicados luego accedan a la dignidad de prologuista, reservada para las figuras reconocidas de la creacin literaria nacional, en la medida en que se trataba esencialmente de un padrinazgo: podan convertirse en referentes intelectuales, en garantes dentro de la jungla de los valores estticos. Pero esta forma de participacin en la importacin, probablemente una de las ms prestigiosas, se encontraba cada vez ms alejada de la traduccin misma: el prologuista casi siempre difera del traductor y, si bien cumpla con el inevitable halago de rigor sobre la calidad del trabajo del destajista, se reservaba el discurso general sobre la obra, la mayora de las veces sin haber tenido contacto directo con ella. De este modo, el trabajo sobre el texto ceda cada vez ms ante la manipulacin elegante. Por ltimo, la importacin literaria a menudo consista en la animacin ms o menos concertada de una red de contactos internacionales favorables a la circulacin de los textos y a la sociabilidad de los escritores. Este aspecto de la importacin literaria fue el que ms afect a los intelectuales desde entonces y suscit las imagineras ms encantadas sobre la Europa intelectual, los crculos elegantes y benevolentes de la literatura europea en la poca del furor de los nacionalismos. Las dcadas de Pontigny y su representante obligado de cada nacin dominante, el cosmopolitismo elegante de Florencia, Venecia, Pars, de los Kursaal de Europa, las giras de las estrellas culturales francesas y europeas por las capitales del mundo occidental se sumaron a las representaciones aristocrticas del Grand Tour y de la internacional de las cabezas coronadas para constituir un cuadro brillante pero en realidad inconsistente de las redes literarias internacionales. Una imaginera equivalente constituye al simbolismo europeo alrededor de 1900 en una internacional de la vanguardia liberada de todo lmite nacional: aunque resulte exagerada y se superponga en parte a la precedente, designa redes ms significativas cuyas formas y resortes es posible esbozar.Si partimos de las formas de contactos internacionales entablados por los importadores franceses, el cuadro de hecho parece bastante prosaico. Si bien la brillante sociabilidad de lEngandine permiti que Robert de Montesquiou anudara contactos con Matilde Serao, la novelista napolitana traducida ms adelante en las pginas de la Revue de Paris, y conquistara su estima, manifestada en las pginas del Mattino de Npoles, luego tuvo que rendirse ante la evidencia, ya desde los aos 1900, de que la novelista recurra cada vez menos a sus servicios para contactarse con sus editores parisinos, puesto que sus viajes a la capital consistan esencialmente en ir a colocar sus ltimas obras. Por otra parte, es difcil saber cul poda ser el contenido concreto de los encuentros mundanos relatados por una prensa propensa en aquel tiempo a tratar a los autores consagrados como a nuestras estrellas televisivas. La internacional acadmica se enloqueca con los costosos viajes de los ensayistas consagrados. El ejemplo del viaje literario de douard Rod a Gran Bretaa en marzo de 1898 es esclarecedor: ste deba pronunciar una conferencia sobre la novela francesa contempornea, mientras que haca traducir novelas italianas y escriba algunas de inspiracin suiza; recibi 98 libras por esa nica conferencia, es decir, cerca de 2.500 francos en una sola noche; all pudo conocer a Mrs. Asquith y la duquesa de Sutherland, pero tambin a Edmund Gosse y Henry James, quienes por un buen tiempo siguieron siendo desconocidos en Francia, a pesar de estos contactos. Qu puede deducirse, de manera general, de la larga teora de los encuentros internacionales entre letrados? Lo cierto es que tales conferencias, tan redituables, no constituan el eje de la Europa intelectual activa. El ejemplo de Robert dHumires, inserto en los crculos aristocrticos, al mismo tiempo traductor de Kipling para el Mercure de France y director del muy vanguardista Teatro de las Artes en los aos 1900, tambin es un ejemplo de los lmites de la imaginera del mundo de ayer: adinerado y esteta, sufra cruelmente por no ser tomado en serio por los artistas exigentes, de quienes se senta cercano, ni ser comprendido por esa casta que lo consideraba extravagante.

Los motores de esas redes fueron principalmente, tanto para la internacional acadmica como para los vanguardistas simbolistas, un sistema de intercambios de informaciones, recomendaciones, servicios y contactos socialmente provechosos. En el caso de los simbolistas, el sentimiento de aislamiento y la estrechez del pblico lector nacional explican la presencia de informacin sobre las pequeas revistas y editoriales extranjeras, por ejemplo, en la revista del mes del Mercure de France. Asimismo, cuando Savine reuna a los catalanes independentistas como Narcis Oller y a los nihilistas rusos, favoreca determinadas circulaciones de textos, permita participaciones cruzadas en revistas y ayudaba a la puesta en comn de recursos escasos para grupos marginales que a veces se encontraban en situacin de pura y simple ruptura. La cuasi fusin de los crculos simbolistas franceses y estetas britnicos durante el perodo 1885-1895 ofreca a Mallarm, Swinburne, Oscar Wilde, Arthur Symons y Marcel Schwob soluciones de recambio frente a los avatares del destino o las oposiciones violentas de los dominantes nacionales. En ese caso, la sociabilidad internacional y los viajes se potenciaban con participaciones cruzadas, traducciones y reseas regulares; las redes de Henry Davray ayudaban a la traduccin realizada por Schwob de Stevenson o Defoe, mientras Wilde encontraba asilo en Pars luego de haber sido marginado de la Inglaterra letrada.

Luego de esta descripcin lo ms emprica posible de las prcticas de la importacin literaria, podemos sealar claramente dos rasgos sobresalientes, entrevistos por Louis Gillet: la importacin literaria, presente en todas las posiciones del campo, movilizadora de un conjunto de actores e instituciones de primer plano y organizada alrededor de la traduccin, pero ms amplia que la traduccin, era esencial para la vida literaria francesa. Pero no se la reconoca plenamente como una actividad noble, puesto que sus formas ms consagradas y rentables eran las que ms se alejaban de su ncleo lgico y prctico: la traduccin de textos extranjeros. La traduccin segua siendo, salvo raras excepciones, menos que un gnero secundario, una actividad ancilar que haba que superar para consagrarse al comentario despojado y a la sntesis elegante. La traduccin era esencial para la vida literaria nacional, puesto que buena parte de los grandes debates intelectuales de la poca giraban en torno a textos traducidos los dramas de Ibsen, los tratados y las prosas poticas de Nietzsche, la novela rusa, el esteticismo ingls, el realismo idealista de los italianos, pero el traductor segua siendo un hombre invisible y el importador slo poda ascender de categora si abandonaba la actividad de traductor.Las estrategias colectivas de la importacin

Pasar de una presentacin descriptiva de la importacin literaria a una biografa colectiva de los importadores implica precisar la relacin lgica que entendemos se establece entre estos dos mtodos de comprensin sensiblemente diferentes e incluso aparentemente contradictorios. Sin embargo, utilizar ambos mtodos, cruzando el anlisis micro-histrico-social y el anlisis morfolgico del campo literario, a travs de las categoras elaboradas por Pierre Bourdieu y Christophe Charle, puede permitirnos delimitar mejor los procesos que intervinieron en el recrudecimiento de los conflictos simblicos que marcaron la vida intelectual del cambio de siglo. Entre el estatus de la traduccin y el estatus social de sus actores, ya sea que se lo considere al comienzo de la carrera o despus de varios aos de actividad, se ejerce a priori una causalidad circular, ya que las disposiciones heredadas que los orientan hacia tal posicin del campo se encuentran reforzadas por las tomas de posicin que asumen en funcin de sus posibilidades estratgicas y de sus recursos. As, esta armona preestablecida entre el habitus de los importadores y el reconocimiento social de su actividad, reforzada por el ejercicio de la importacin misma, actuara como un doble vnculo: la calidad social de los actores de la importacin se vera a la vez exigida por su papel en el campo literario y reforzada por la creciente adecuacin de las disposiciones de los actores a la naturaleza de su posicin. Pero el efecto de exhaustividad, horizonte regulador de la biografa colectiva, debe permitir confrontar esta circularidad fcilmente demostrable en casos tpicos-ideales con el gran nmero de distorsiones que pueden falsear esta armona: la superposicin de las generaciones, cada una con una historia parcialmente diferente, las modalidades complejas de articulacin del campo literario con el campo del poder y la mayor o menor capacidad de los actores para utilizar los mrgenes de indeterminacin.

Mujeres, jvenes y diplomticos

Los datos biogrficos sobre los importadores son difciles de recolectar: incluso seleccionando a aquellos que conocieron algn tipo de xito, es imposible reconstituir con precisin ms de treinta trayectorias en la totalidad del perodo. En la gran mayora de los casos, las referencias disponibles son incompletas, poco detalladas o difciles de interpretar, a pesar de recurrir a un amplio abanico de fuentes. Pero la tasa de respuesta habra sido an ms modesta si hubisemos intentado reunirlas dentro del conjunto de los traductores repertoriados, an menos conocidos en la gran mayora de los casos. Es preciso entonces tener en cuenta ese punto de vista, impuesto por una fuerte seleccin inicial y una elevada tasa de no respuesta.

Entre el centenar de importadores sobre los que pudimos reunir elementos significativos, pueden contarse nueve mujeres, de las cuales siete firmaban con nombre de hombre, el de su marido o un seudnimo. Nuestra seleccin reduce claramente esta proporcin, pues el porcentaje para el conjunto de los traductores parece ser al menos de entre el 15% y el 20% (cuando es posible encontrar los seudnimos): la sobrerrepresentacin de las mujeres es significativa, sobre todo si se desciende en la escala de consagracin, al punto de que se alcanza la tasa britnica de presencia femenina en la vida literaria, la ms elevada de Europa. Traducir a un hombre, a menudo adoptando el nombre de un hombre, era una va de acceso tolerable tanto para los hombres como para las mujeres que haban interiorizado las ataduras de la dominacin masculina al mundo masculino de la literatura, una postura modesta de cuasi-invisibilidad ampliamente compartida entre las mujeres de la burguesa francesa tentadas por la actividad intelectual.

Entre los importadores, es fuerte la proporcin de jvenes en posicin de ingresante en el campo literario: en cuarenta y tres casos, la importacin literaria se incluye dentro de las primeras formas de aparicin en el campo, a una edad donde es difcil hacerse publicar, en volumen o en la prensa y en la mayora de los casos la participacin en la importacin decrece con la vejez, en provecho de temas nacionales o textos originales. Para una parte significativa de los importadores, la literatura extranjera pudo servir como trampoln, para aquellos que lo lograron, y como va de acceso indirecta al campo literario, para aquellos que permanecieron confinados a la importacin. Habra que agregar a estos ingresantes los casos en los que la importacin se correspondi con una situacin econmica difcil, incluso desastrosa: sabemos de al menos cinco casos, que durante sus estudios secundarios padecieron, como Charles Grolleau, o ms adelante, como Savine, Maurice Weyer o Philas Lebesgue, situaciones econmicas desastrosas que los obligaron a recurrir a la traduccin industrial para sobrevivir. Es probable, adems, que muchos extranjeros de nuestra biografa colectiva, y sobre todo los rusos o los polacos (es decir, doce casos), conocieran situaciones similares ligadas a su posicin de inmigrantes o estudiantes pobres (son los ms representados entre los traductores en serie). La biografa colectiva, pues, confirma en gran medida lo que apareca en el anlisis de las actividades del importador: la introduccin de las literaturas extranjeras llevada a cabo ampliamente por actores poco o mal integrados en la vida literaria, que disponan de un capital social o econmico modesto. La proporcin de extranjeros merece alguna reflexin. Thodore de Wyzewa, era extranjero? Si bien era hijo de un inmigrante polaco, siempre haba vivido en Francia y su lengua materna era el francs. Por lo tanto, nada lo predispona a priori a importar abundante literatura inglesa. Hay que considerar a Roland de Mars, Charles Morice y Andr Fontainas como extranjeros porque haban nacido en Blgica?, o a douard Rod y Louis Dumur porque eran de Ginebra o de Lausana? Aunque era francs, Savine dispona, debido a su condicin de languedociano cercano a Catalua, de mltiples recursos extranjeros a su disposicin, y muchos parisinos contaban en su familia con parientes de origen ingls que les otorgaban el mismo tipo de ventajas. Por ltimo, cmo catalogar a los muchos alsacianos o loreneses (ocho en nuestra muestra) tan decisivos para la importacin de la literatura alemana, pero tambin inglesa? Mucho ms que la nacionalidad, el factor decisivo para entrar en la importacin literaria era el origen perifrico respecto del centro parisino, por lo que estas posiciones podan ofrecer en cuanto a recursos lingsticos, como en el caso de los alsacianos, o a redes plurinacionales, como en el de los suizos, los belgas, los catalanes, o incluso los aristcratas como Montesquiou, dHumires o Colleville, socialmente insertos en el universo del cosmopolitismo mundano, pero poco integrados al mundo de las letras parisino. Desde esta perspectiva, al menos el 50% del total de nuestros importadores disponen, por un azar biogrfico, de un vnculo personal con un recurso extranjero, lingstico o relacional y el porcentaje de los extranjeros en el sentido a la vez jurdico y lingstico slo es significativo para las lenguas eslavas, el caso ms marcado por la traduccin industrial pero tambin aquel donde el plurilingismo es ms claro, aunque esta vez en favor del francs. La idea segn la cual la fuerte participacin de extranjeros en la literatura joven era la que daba cuenta de su orientacin internacional es, pues, ampliamente sesgada, en la medida en que retoma inconscientemente los esquemas de clasificacin nacionales operados por sus adversarios nacionalistas. Desde el punto de vista profesional, encontramos proporciones cercanas a las que estableca Christophe Charle a partir del Catalogue Gnral de la Librairie Franaise de Otto Lorenz para los autores franceses no ocasionales repartidos por gnero (novela, poesa y teatro), con 59 hombres o mujeres de letras, 6 aristcratas sin profesin, 14 profesores del nivel secundario o superior (con frecuencia ambos sucesivamente), dos funcionarios, un campesino y dos comerciantes. La importacin literaria se inscribe, pues, en la morfologa social del campo literario, reproduciendo su carcter heterclito, pero, sobre todo, en el caso del grupo central de los hombres de letras, acentuando la proporcin de ingresantes y dominados en situacin de fragilidad o anonimato.

Lo cierto es que al menos ocho de nuestros importadores conocieron la consagracin acadmica (cuatro se convirtieron en acadmicos, cuatro obtuvieron un premio de la Academia), trece fueron titulares de un doctorado, principalmente en el campo literario extranjero, y seis tuvieron una funcin diplomtica (entre ellos tres diplomticos de alto rango, en especial, Jean-Jules Jusserand): estas proporciones, esta vez muy elevadas, muestran, aunque la poblacin es muy modesta desde un punto de vista estadstico, que la importacin literaria poda ser al mismo tiempo una prctica regular de actores socialmente dotados del campo intelectual, compatible con una consagracin acadmica y posiciones de poder nada despreciables, incluso una reputacin mundana internacional.

Importacin simbolista e importacin acadmicaLa sntesis de estos elementos permite esbozar una imagen global de las posiciones sostenidas por los importadores de literatura extranjera, que se organiza en dos grupos diferentes, a los que se les pueden atribuir estrategias colectivas, y una serie de posiciones intermedias que se asemejan a un pantano. Los dos grupos comprenden, por un lado, a todos los importadores simbolistas, por otro, a los acadmicos. Los simbolistas inscriben su actividad de traductor, de crtico, de pionero de las literaturas extranjeras en la esfera de influencia de la literatura de jvenes, editados principalmente por las revistas pequeas y que se erigieron a partir de 1885 en adversarios de la literatura de las academias y del naturalismo. En efecto, la etiqueta de simbolismo, propuesta por los propios actores y los contemporneos ya desde 1886, pero siempre cuestionada, casi no tuvo coherencia esttica o filosfica y, por otra parte, la lgica de distincin empujaba a los turiferarios de ayer a distinguirse en cuanto ello pareca necesario. Pero si se toma en cuenta el narcisismo de las pequeas diferencias favorecido por la autorrepresentacin permanente del campo literario en los aos 1890-1910, estas diferenciaciones internas podrn parecer secundarias respecto de los fuertes rasgos sociales compartidos, la juventud y el estatus de ingresante en el campo, la preocupacin por distinguirse del naturalismo, el nivel escolar elevado, el reagrupamiento, en Pars, de autores provenientes tanto del interior como de pases extranjeros, por ltimo, y sobre todo, una organizacin alrededor de pequeas revistas y editoriales independientes, basadas mayoritariamente en la negacin de lo econmico, que permitan una entrada en la carrera de las letras lo ms independiente posible de la prensa de gran tirada y de la esfera acadmica.

El papel de los importadores literarios en este movimiento parece decisivo, segn nuestra biografa colectiva, lo cual viene a unirse a la impresin que da la efemride literaria de la poca, que asoci el simbolismo con el ardiente wagnerismo de fines de los aos 1880 y luego la ola del teatro escandinavo, pero completando claramente el escenario habitual: la importacin de la literatura rusa, la ola nietzscheana, y sobre todo la considerable importacin del esteticismo luego de la nueva ola novelstica inglesa tambin fueron campaas de los simbolistas, hasta sus retractaciones de los aos 1900. Pierre Quillard, Andr Ferdinand Hrold, Henri Albert, Henry Davray, Remy de Gourmont, Gabriel Sarrazin, Charles Morice, Philas Lebesgue, Andr Fointainas, Francis Viell-Griffin, Thodore de Wyzewa, Tho Varlet, Lugn-Poe, Louis Dumur, Marcel Schwob, Francis de Miomandre, Charles Grolleau, Guy-Charles Cros, Lon Bazalgette, mile Hennequin, Jean Thorel, Andr Gide, Louis Charles du Bos, Henri Guilbeaux, fueron algunos de esos simbolistas que combinaron su importacin de literatura extranjera con un proyecto global de subversin de las normas literarias y liberacin de la lengua.

Su centro de gravedad se situaba entre la Revue Blanche y el Mercure de France, principales precursores de la literatura del extranjero en las vanguardias, y el papel decisivo que desempearon en el movimiento literario permite completar la imagen que se ha dado tradicionalmente del simbolismo, volviendo a colocar en el centro la cuestin de la relacin con el extranjero. No se trata solamente de la fuerte proporcin de extranjeros en su seno: hemos visto que esta denominacin no era evidente aunque, en efecto, el origen complejo de muchos de sus miembros es significativo. Se trata sobre todo del vnculo ntimo que se estableci entonces entre la postura de autonoma y la referencia a lo extranjero. Utilizar a Wagner, Nietzsche, Pater o los prerrafaelistas permita ante todo cuestionar a las autoridades del campo literario oponindoles referencias a veces vagas o sesgadas, pero que gozaban de una su consagracin extranjera, incluso internacional: de este modo, el impacto de la novedad se vea potenciado por el exotismo del nombre y la ausencia de un control posible sobre informaciones escasas. As, La littrature de tout lheure, de Charles Morice, manifiesto tcito del Mercure, pretenda fundar el simbolismo sobre algunos titanes extranjeros, de Goethe a Wagner. Los simbolistas recurrieron a Wagner, Ibsen, Hauptmann, el esteticismo ingls y los dramaturgos antiguos para apoyar lo que pretendan fuera su revolucin esttica, golpe de fuerza fundamental para imponerse en el debate literario sin retomar las lneas de divisin preconstruidas. Pero hay que ir ms lejos: la liberacin de la lengua potica, el preciosismo decadente, la invencin lingstica y el plurilingismo potico tambin constituyeron programas de liberacin frente al estatus social y nacional de la lengua, y la importacin literaria desempe all un papel central.

La referencia al extranjero constitua el gesto de secesin por excelencia, en un contexto cuya presin nacionalizadora se ha subestimado, no es sorprendente que Remy de Gourmont, el autor del manifiesto ms hostil a la instrumentacin poltica del arte, el Joujou patriotisme, haya sido un importador y un terico de la supranacionalidad de la literatura. Para estos escritores tildados de decadentes, el hecho de recurrir a lo extranjero, en un clima de nacionalizacin de la sociedad, manifestaba la ruptura superlativa con la literatura respetable de los acadmicos y el compromiso republicano de los naturalistas. Es as como puede comprenderse la presencia de militantes anarquistas entre los importadores de literatura extranjera: Victor Barrucand, cronista de literatura italiana, Augustin Hamon, el traductor de Shaw, Alexandre Cohen fueron, por diversas razones, promotores de lo extranjero literario al mismo tiempo que militantes anarquistas, que encontraron en este terreno una forma ideal de conciliacin entre la autonoma literaria y los principios libertarios. Esa es la principal explicacin de este acercamiento extrao pero frecuentemente evocado por los vanguardistas del simbolismo y los militantes de la autonoma obrera. La oposicin a la nacionalizacin del arte manifestada por una importacin explcitamente antinacional estuvo en el centro del simbolismo y le dio sus elementos de coherencia ms fuertes, a partir de 1885 y hasta 1910, momento en que la creacin de la NRF sell su muerte. No es que la importacin en estos autores haya estado desligada de toda dimensin alimentaria: los primeros trabajos de Remy de Gourmont, en los aos 1880, y las crnicas de Thodore de Wyzewa dan testimonio del hecho de que estos ingresantes del campo literario tambin se servan de las modas extranjeras para asegurar su supervivencia o imponerse poco a poco en las revistas. Pero todos tuvieron, ms adelante o al mismo tiempo, los medios para convertirlas en una toma de posicin sistemtica, relacionada con pertenencias de grupo y elecciones estticas, ticas y polticas.

El otro polo central de la importacin literaria tambin es muy conocido pero, una vez ms, se lo ha estudiado poco desde este ngulo. La nebulosa acadmica constituida por salones aristocrticos o de la gran burguesa, revistas poderosas, consagradas gracias al contacto con las elites gubernamentales, como la Revue des Deux Mondes, la Revue Bleue o la Revue de Paris y apoyadas por editoriales como Plon, Perrin o Calmann-Lvy, o grandes peridicos parisinos, y la Academia misma, que era su arepago contribuy mucho a la importacin literaria entre 1885 y 1914, y ms adelante tambin. El perfil de los importadores situados en este polo es claro: se trata de mujeres, que casi siempre firman con nombres de hombre, de letrados polgrafos representantes del tipo antiguo del hombre de letras, de diplomticos a menudo muy conocedores de la literatura del o los pases en los que haban ejercido, de una parte consecuente de profesores de enseanza media o superior y, por ltimo, de algunos altos funcionarios.

Podra pensarse que no haba all nada nuevo bajo el sol. Si se toma como ejemplo del mundo acadmico a su ms antiguo y slido pilar, la Revue des Deux Mondes, se sabe que la atencin que se prestaba a las literaturas extranjeras era una actitud de larga data. As, Philippe Rgnier pudo demostrar que entre 1829 y 1870 la Revue haba constituido un centro de confluencia de la importacin literaria, proponindose como tarea implcita la de conceder, desde el lugar de faro que ostentaba la literatura francesa universal por naturaleza cartas de nacionalidad a las diferentes literaturas europeas, y a las naciones mismas, segn el principio de que un pas se converta en una nacin determinada cuando haba adquirido una literatura nacional. Sin embargo, invocar ese pasado no resuelve nada: en s misma, la traduccin no explica nada. Supone siempre que se explique por qu una prctica antigua es retomada en un contexto nuevo, con un sentido nuevo y nuevos actores. La atencin de los romnticos moderados del Faubourg Saint-Germain ya casi no poda explicar que en 1900 se mantuviera el inters por la literatura extranjera, puesto que la geopoltica literaria de las naciones haba cambiado y el romanticismo haba declinado. No era evidente que la tradicin acadmica se perpetuara sin tropiezos en la poca de la renovacin universitaria, que incluso se vea beneficiada por el aumento del nmero de doctores y con las nuevas exigencias de erudicin en materia de cultura literaria. Esta combinacin de intelectuales libres, diplomticos y funcionarios titulados, tpica de la esfera acadmica, daba muestras, en especial para todo lo que concerna al estudio de los pueblos extranjeros, de la lentitud de la profesionalizacin universitaria. El movimiento de especializacin en los diferentes mbitos extranjeros, segn las grandes reas de civilizacin la oposicin entre filologa y civilizacin apenas estaba en sus comienzos, y prenda ampliamente en las filas de los profesores de secundario; ms titulados y ms formados desde el aumento de las promociones de agregacin y el refuerzo de las exigencias durante los concursos. Muchos de estos importadores, pues, haban defendido una tesis de doctorado y se encontraban en posicin de espera, pues el nmero de puestos creados en las universidades no era consecuente con el aumento del nmero de profesores de lenguas modernas: en esta esfera acadmica fue donde su ambicin encontr cmo expresarse, y el discurso sobre el extranjero, organizado principalmente alrededor de la cultura literaria, sirvi como puente entre estas diferentes elites.

La importacin literaria acadmica, con sus amplias sntesis, con la traduccin a granel de novelas extranjeras exitosas y la profusin de literatura de viaje a menudo poco alejada del reportaje, que en ese entonces se abri camino incluso en las pginas de venerables revistas, responda al deseo de un pblico burgus de hacerse una idea del vasto mundo en el momento en que se terminaba su conquista, naca el turismo y se multiplicaban las tensiones entre las potencias europeas. Era tambin la razn que haca que en esas revistas, esos salones y esas editoriales se codearan polgrafos y diplomticos: garantizaban la formacin de una elite de pretensiones internacionales, que encontraba all tambin materia de distincin respecto de aquellos que slo tenan como perspectiva el horizonte nacional. As, en Jusserand, Chevrillon, Chevalley, Vogu, Barine, Gebhart, Bellessort y otros, el discurso sobre las literaturas extranjeras consista en gran parte en una forma de etnologa literaria emprica, en la que la literatura constitua la fuente primera y el ms autntico testimonio del espritu de los pueblos. Esta seudociencia, surgida de una mezcla de psicologa fisiolgica o histrica, de sociologa precientfica y de crtica literaria de pretensin totalizante, cercana de la Kulturkritik, permita unificar la cultura de las elites burguesas francesas, fuertemente literaria pero conminada a generar un nuevo espacio para una geopoltica de las culturas nacionales.

Por ltimo, es posible hablar, entre estos dos bloques de importadores, de la existencia de un pantano de la importacin modesta o venal, que reagrupaba a la gran mayora de aquellos que slo pocas veces haban tenido acceso al discurso crtico y aseguraban la mayor parte del trabajo de fondo, y que multiplicaba las traducciones, por lo general mal pagadas y hechas en poco tiempo. Se encuentran all los importadores prolficos, la mayora extranjeros que, a excepcin de los suizos y los belgas, no tenan acceso sino a funciones subalternas, la tropa de los sin-nombre, de quienes slo nos queda el seudnimo, y todos aquellos con un recorrido ms atpico, como el cazador Maurice Weyer, durante un tiempo trampero en Canad, quien se aboc luego a la traduccin de novelas anglfonas para pagar sus deudas. Tambin habra que citar a Maurice Bixio, traductor de Blasco Ibez y Prez Galds en los aos 1900 y administrador de una empresa de automviles. Esta infantera de la traduccin no acceda a las tareas nobles de la importacin sino en contadas excepciones, poda ser empleada por uno u otro de los grandes grupos de importadores anteriormente descritos, sirviendo en las batallas de unos y otros y al mismo tiempo suscitando con frecuencia su ira en virtud de la supuesta mediocridad de su trabajo.

Los importadores constructores de fronteras: xenofobia corts y proteccionistaEsta geografa social de la importacin no permite llegar a la conclusin de que existiera algo as como un campo de la importacin literaria. Es posible que se produjeran efectos de polarizacin, pero permanecieron modestos y circunscritos a un corto perodo, entre 1885 y 1895, en pleno enfrentamiento entre el simbolismo y las elites poltico-literarias de la capital en va de fusin alrededor del proyecto de repblica conservadora y nacional. En su gran mayora, las diferencias que estructuraban la importacin literaria eran especificaciones de las lneas de enfrentamiento que organizaban el campo literario en su conjunto. Por esta razn, los importadores fueron los peones de los grandes debates, en los que la relacin con el extranjero era central: contribuyeron mucho a reforzar la polarizacin entre los jvenes del simbolismo y los partidarios de la literatura moderada que representaba el polo acadmico. La importacin era una funcin secundaria, presente en cada polo del campo y asumida por escritores que casi siempre representaban papeles secundarios. As, todos los grandes debates que surgieron sobre las literaturas extranjeras fueron lanzados por importadores pero, apenas se convertan en un problema central, eran retomados y encabezados por figuras dominantes que no haban formado parte de la importacin propiamente dicha.

Alrededor de 1895, el movimiento de inters por la literatura extranjera volvi a encontrar una oposicin cada vez ms fuerte, cuyo eje era la hostilidad a la influencia de lo extranjero y a la desnacionalizacin de la literatura francesa. Sobre ese tema se construy la corriente del nacionalismo maurrasiano, que a partir de entonces se volvi predominante en el campo literario, alrededor de Bourget, Barrs, Mourras y Lemaitre, en pleno conflicto sobre Wagner, el teatro escandinavo y el esteticismo ingls. Esta hostilidad, proveniente de las filas mismas de los jvenes escritores, de personalidades acadmicas y crticos de la prensa masiva, no suscit, por ello, la desaparicin de la importacin literaria, pero cambi su sentido. Importadores como Pierre Lasserre, especialista en Nietzsche y Goethe, Henri Albert, el especialista en la literatura alemana del Mercure de France, Wyzewa, Bellessort, traductor de Selma Lagerlf, hasta Gide, inicialmente germanfilo, se hicieron defensores de una literatura francesa amenazada por el romanticismo inspirado en Alemania, por la melancola oriental de los eslavos, etc. y los crticos de la importacin desenfrenada. Simbolistas como Lebesgue o Morice escribieron en los aos 1900 apologas de la literatura francesa como gran esfuerzo nacional, y Lon Daudet, que en su juventud haba sido un admirador de Wagner e Ibsen, comenz a imponerse como un partidario del proteccionismo literario. Esta postura de desconfianza refractaria tambin fue asumida por un importador de primer plano, Eugne-Melchior de Vog, quien en 1898 dio a conocer su preocupacin frente a la invasin de las literaturas del Norte, en la Revue des Deux Mondes.

Si entonces se analiza la biografa colectiva ya no solamente desde un punto de vista sincrnico sino prestando atencin a las reclasificaciones internas y a los recorridos errticos, puede verse que la importacin literaria tambin estaba estructurada como un cursus honorum, que parta de la subversin esttica para llegar, en algunos casos, a la consagracin acadmica. Numerosos profesores de secundario no tuvieron un recorrido acadmico sino desde un punto de vista retrospectivo, si uno se sita en las dcadas de 1900 y 1910. Como ms adelante para el caso de Louis Gillet, la entrada en la vida literaria se haba hecho en los crculos de la literatura inquieta, para Angellier, Bellessort y Lasserre, y la consagracin habra podido no pasar por las redes de la Revue des Deux Mondes o la Revue Bleue. A mediados de los aos 1890 se produjo una verdadera crisis para los importadores, cuando los ataques de los defensores de la literatura acadmica se conjugaron con el giro nacionalizador de una parte de la generacin simbolista. La situacin socialmente frgil de los importadores y su posicin de ingresantes en un campo literario donde se modificaban las reglas del juego limitaron a parte de ellos con fuertes ajustes, pero en el marco de su actividad de importadores. Este repliegue se dio en las posiciones de la importacin acadmica, en la mayora de los casos, y sobre las del nacionalismo proteccionista en otros: ya casi no hubo diferencia, por lo tanto, entre la importacin de la literatura alemana segn Henri Albert, que se libraba a una verdadera etnologa literaria del enemigo, la de Flix Bertaux en la NRF, quien afirmaba que esta literatura no podra existir sino ennoblecindose mediante la imitacin del francs, y la de Wyzewa en la Revue des Deux Mondes, que despreciaba toda la cultura alemana luego de haber sido un wagneriano ferviente y haca apologa de la cultura inglesa. La parte ms inquieta de la generacin simbolista haba sido domada.

Lo esencial de la importacin literaria en Francia entre 1895 y 1914, una vez que haba pasado el corto perodo del antinacionalismo simbolista, consisti en consecuencia, en su contenido, en una importacin nacionalizadora, en el sentido en que los importadores contribuyeron colectivamente a la construccin de una geopoltica de las literaturas nacionales en la que participaron los profesores de lengua y literatura extranjera en vas de consagracin, diplomticos letrados y una generacin de escritores que haban vivido en sus primeros aos literarios la plurinacionalidad de las redes simbolistas o la internacional del esnobismo. Importar significaba, fundamentalmente, valorar en el otro la expresin de su nacionalidad, hacer de l un modelo para una literatura francesa que olvidaba sus races, o reforzar las relaciones de las elites francesas con las elites aliadas: la importacin de literatura inglesa conoci as una recuperacin considerable precisamente en el momento de la Entente Cordial, alrededor del imperialista y francfilo Kipling. Desde el punto de vista crtico, esta postura correspondi a un tono distante, incluso para los aliados en algunos casos, que se podra calificar como xenofobia corts, a tal punto se esforzaba por afirmar la diferencia radical entre las literaturas nacionales, sin dejar de fingir una tolerancia de buena compaa, en el cruce de la urbanidad de la gran burguesa y la amplitud de miras liberal.

De este modo, la reversibilidad de la actitud frente a lo nacional constituye un aspecto esencial de la importacin literaria y la traduccin alrededor del 1900. Incluso figuras tan claramente cosmopolitas como Henry Davray, un pilar del Mercure, pudieron ser llevados por las lgicas sociales que operaban en el proceso de importacin a ocupar de hecho una posicin cuasi oficial: su consagracin como especialista de las relaciones franco-inglesas y sus redes de allende la Mancha le ofrecieron la posibilidad de cofundar, junto con entre otros Edmund Gosse, un importador de literatura francesa en Inglaterra, asociaciones de entendimiento cordial que desembocaron, en 1917, en la prestigiosa Anglo-French Society. La presencia significativa de diplomticos entre los importadores y el estatus de cuasi importadores de Davray, de Fernand Baldensperger muestran hasta qu punto los importadores de literatura extranjera, esos productores de ciencia de las naciones, podan verse beneficiados con la nacionalizacin cultural entonces en curso en Francia para adquirir un estatus casi oficial, a semejanza de escritores nacionales como Barrs o Kipling, llamados durante la Gran Guerra a convertirse en los ruiseores de la masacre.

La Francia literaria de la generacin simbolista, pues, conoci a la vez grandes olas de importacin y una profunda nacionalizacin de su vida intelectual y esa paradoja no se explica principalmente por la simple idea de reaccin proteccionista frente a una invasin del extranjero. La intrincacin de la traduccin y la importacin literarias con la nacionalizacin del campo intelectual es mucho ms ntima: la principal consecuencia de la actividad de los importadores entre 1885 y 1914 fue constituir una geopoltica literaria organizada en naciones culturales esencialmente diferentes, incluso enfrentadas, cuyas obras traducidas o comentadas deban manifestar la insuperable alteridad. Ese sistema de representaciones, de posturas crticas y tericas fue central en la constitucin de la legitimidad de los intelectuales nacionales que dominaron la vida literaria y colonizaron el espacio pblico a partir de 1905. Los traductores, esos importadores de literatura extranjera peones del debate intelectual, fueron al mismo tiempo, a menudo por principio y a veces por estrategia, constructores de fronteras nacionales. As pudieron salir de situaciones mediocres o difciles convirtindose, en el caso de los ms afortunados o los ms talentosos, en especialistas reconocidos por los intelectuales nacionales, en pleno recrudecimiento cultural de los antagonismos polticos internacionales. La importacin fue una modalidad crucial de la nacionalizacin de la vida intelectual. Les Essences, Plon, 1952, en especial, p. 217: Hace cincuenta aos, las perspectivas del conocimiento estaban muy poco extendidas. [...] Salvo unos pocos eruditos, nadie saba nada ms de las literaturas extranjeras. [...] Aquel trabajo se lo debemos a nuestra generacin; nosotros abrimos cientos de ventanas; tenemos derecho a estar orgullosos de ello.

Entre muchas reflexiones traductolgicas, de inspiracin filosfica o lingstica, que dejan perplejo al historiador, el libro de Lawrence Venuti, The Translators Invisibility. A History of Translation (Londres Routledge, 1995), del cual es deudor el ttulo de este artculo, es de singular contraste por la atencin que presta al estatus de los textos traducidos, a la dimensin histrica del sentido otorgado a la traduccin y a sus resonancias polticas. Sin embargo, no deja de estar organizado como una sucesin de retratos de grandes traductores.

Charle, Christophe, Le Temps des hommes doubles, Revue dhistoire moderne et contemporaine, enero-marzo de 1992.

La fonction de la traductin dans les transfers franco-allemands, Revue dhistoire littraire de la France, nmero especial, Les traductions dans le patrimoine franais, mayo-junio de 1997, p. 427: la traduccin alrededor de 1800 no es el nico, ni siquiera el principal, problema textual. Muy al contrario, su significacin se agota en las condiciones de su emergencia: perspectiva del traductor, evaluacin del contexto de recepcin, perspectivas del contexto de partida, reformulacin del sentido inicial, ejecucin material del libro tienen que ver con una historia de la cultura.

Habra, pues, que dejar de considerar la traduccin, rgano esencial de la vida literaria, como un gnero secundario, escriba Louis Gillet, l mismo traductor del ingls y cronista de la Revue des Deux Mondes, en su artculo La traduction en el tomo xviii, La civilisation crite, de la Grande Encyclopdie, Comit de l'Encyclopdie Franaise diteur, Pars, 1936, 18 30 8-11.

Para todo esto, vanse los tratados de derecho contemporneos, por ejemplo, Olagnier, Paul, Le Droit d'auteur, Pars, lgdj, 1934, cap. vi, punto 4, La traduction, y Nicola Stolfi, Trait de la proprit intelectuelle et artistique i, traducido en 1916 para Giard et Brire, en Pars.

A modo de ejemplo, era uno de los nicos dos traductores citados por Gillet en la Grande Encyclopdie, que hablaba, respecto de D'Annunzio de la famosa traduccin Hrelle, op. cit., 18 30-7.

Carta a Franois Coppe de principios de 1889, citada por Paul Delsemme, Un thoricien du symbolisme, Charles Morice, Pars, Nizet, 1958, pp. 42 y 45.

Vase sobre este punto el estudio preliminar de Pierre Pascal a Eugne-Melchior de Vog, Le Roman russe, Laussane, Lge dhomme, 1971.

Bruneau, Christiane, Albert Savine et lEspagne, Tesis de literatura comparada de la universidad Pars iv, Pars, 1977, p. 435.

Lerner, Wolfang, douard Rod, a Portrait of the Novelist and his Times, Pars-La Haya, Mouton, 1975.

Se trata de Turgueniev, Pushkin, Gogol, Tolstoi y Korolenko.

Vase sobre este punto la correspondencia con Gosse editada por Linette Brugmans, Correspondance Andr Gide-Arnold Bennett. Vingt ans damiti littraire. Pars, Minard, 1964.

Correspondencia de Georges Hrelle, Biblioteca Municipal de Troyes, ms 3171, carta de Gaston Calmann-Lvy a Hrelle del 5 de marzo de 1906. Hrelle se haca eco de las exigencias del autor italiano, que esperaba una tirada de 3.000 ejemplares para su prxima traduccin.

dem, ms 3131, carta de Ferdinand Brunetire a Georges Hrelle, 10 de marzo de 1894.

Vase Kosko, Mara, Un best-seller 1900: Quo vadis?, Pars, Jos Corti, 1960.

Gurin, Yves, Une uvre anglo-indienne et ses visages franais, Pars, Publicaciones de la Sorbona, Didier, 1971, p. 52.

Champion, Pierre, Marcel Schwob et son temps, Pars, Grasset, 1927, en especial, pp. 65-68.

La profesionalizacin de la traduccin literaria sigue siendo hoy muy rudimentaria, y esto en parte es una herencia de las dificultades de los perodos precedentes. Vase sobre este tema Heinich, Nathalie, Los traductores literarios, el arte y la profesin, Revue Franaise de Sociologie, 1984, vol. 25-2.

Vase por ejemplo Henry Davray, el especialista de literatura anglfona del Mercure de France, en su crnica del 15 de abril de 1931 sobre la importancia de la traduccin, que pretenda sacar conclusiones de dos dcadas de ejercicio de la traduccin. Hilaire Belloc en Gran Bretaa, especialista en literatura francesa, se entregaba, en su ensayo de 1931, On translation (Oxford Clarendon Press) a consideraciones exactamente anlogas.

Henry Davray recibi la herencia de una ta y as pudo avanzar los fondos de una empresa que Valette recusaba, sin creer en su valor comercial.

Se trata de Thrse de Solms-Blanc, crtica en el Journal des dbats, la Revue politique et littraire y, sobre todo, en la Revue des Deux Mondes.

Biblioteca Nacional, Departamento de Manuscritos, Nuevas Adquisiciones Francesas, naf 18340, carta del secretario de la revista del 21 de diciembre de 1897.

Vanse en este campo los trabajos de Michel Espagne, en especial Le Paradigme de l'tranger. Les chaires de littrature trangre en France au xixe sicle, Pars, Le Cerf, 1993.

Se trataba de Elena Goldschmidt, esposa de Guillaume y luego de Alfred Droin, quien haba sido pupila de Edouard Rod.

En el caso de los campos lingsticos de difcil acceso as como el de las lenguas escandinavas, los ensayistas y eruditos que aspiraban a la sntesis a menudo eran tambin traductores: Marc Hlys, Mme. Bernardini, Jacques de Coussange y el clebre Andr Bellessort eran de esos pocos casos alrededor de 1900. Ante ausencia de una inmigracin escandinava en la que apoyarse, la necesidad se impona. Vase sobre este tema Fournier, Vincent, LUtopie ambigu. La Sude et la Norvge chez les voyageurs et essayistes franais, 1882-1914, Clermont-Ferrand, Adosa, 1989.

Tosi, Guy de y Pierre de Montera, Gabriele dAnnunzio, Robert de Montesquiou et Matilde Serao, Quaderni di cultura francese, Roma, 1972, p. 73.

Lerner, Wolfgang, douard Rod, a portrait of the novelist and his times, Pars-La Haya, Mouton, 1975, p. 76.

Vase sobre este tema el prefacio de Camille Mauclair al Livre de la beaut de dHumires, publicado en 1921 en el Mercure de France, que constitua un homenaje pstumo al traductor y amigo.

Charle, Christophe, Les intellectuels en Europe, essai dhistoire compare, Pars, Le Seuil, 1996, p. 229.

Vase Hoock-Demarle, Marie-Claire, La Rage dcrire. Femmes-crivains en Allemagne de 1790 1815, Alina, Aix-en-Provence, 1990, comparable en lo esencial al caso francs alrededor del 1900.

Charle, Christophe, Naissance des intellectuels, Pars, Minuit, 1990, cuadro 1.4, p. 240.

Vase al respecto el muy detallado anlisis de Dcaudin, Michel, La Crisis des valeurs symbolistes. Vingt ans de posie franaise, Toulouse, Privat, 1960, muy difcil de utilizar para un historiador, a tal punto el autor personaliza e intelectualiza los debates.

Vanse los trabajos de Christophe Charle, principalmente Naissance des intelectuels, op. cit., y Paris fin de sicle. Culture et politique, Pars, Le Seuil, 1998.

Citemos este embate de Camille Mauclair en su resea sobre Solness le constructeur, en el Mercure de France de septiembre de 1893: S, negamos el espritu nacional. Todos nuestros padres espirituales, los que acabo de nombrar, Carlyle, Hegel y Fichte, toda la msica de Bach a Wagner, de Schumann a Borodine, todos son extranjeros: Rossetti y Swinburne tambin Nietzsche y todos!.

Rgnier, Philippe, Littrature trangre et littrature nationale au xixe sicle: la fonction de la Revue des Deux Mondes, 1829-1870, en M. Espagne y M. Werner (dirs.), Philologiques iii. Quest-ce quune littrature nationale?, Pars, ditions de la Maison des Sciences de lHomme, 1994.

Gmez Carrillo cuenta as, en sus Sensaciones de Pars y de Madrid, Pars, Garnier, 1899: Tom el aperitivo en la mesa que Catulle Mends durante meses enteros; habl con l de Gngora y Cervantes; termin por creerme su amigo; pero luego comprend que para ser alguien en Pars es necesario ser francs.

Este germanista de origen lorens, decisivo a partir de entonces para la germanstica y el desarrollo de la literatura comparada, multiplic las conferencias en Estados Unidos y, puesto que conceba sus viajes como misiones nacionales de lucha contra la influencia alemana, fue recibido como representante oficial de la cultura francesa. Tambin fue miembro de la delegacin del Six Power Loan en China. Vanse sus memorias, Une vie parmi dautres, Pars, Conard, 1940.