Susana Villalba

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Susana Villalba, Matar un animal

Fotografa de Katarzyna Widmanska

Ests cayendo como si el mundo fuera de agua en el fondo una ballena en susueo mamfero. Una madre inmensa y movediza te traga sin decir esta boca es ma, esta es mi casa, con su voz de sal que se disuelve o se derrama en un reloj donde el arriba y el abajo se confunden. Ests cayendo muy alto. Un desmoronamiento en la piel de la culebra, hay historias que te pesan sin haberlas vivido. Ests lejos de tu casa que no es sta. Tratando de errar todo camino, llegar hasta un desierto donde escuchar tu corazn. Y an la luna te sostiene por un pelo. Ests flotando como si cayeras si el agua te soltara. El fondo es infinito, no hay cada que detenga la cada. Tiendo la mano pero ests cayendo en otro lado. Pero yo tambin estoy

cayendo. Tiendo mi corazn vaco de recuerdos y no es cierto que se pueda empezar como si nada hubiera sucedido. Como un animal mojado tiendo mi corazn al sol, llovi tanto que no s dnde ests. Pasan maderas, gatos muertos, carteles como restos de un mundo que finga estar en orden. No hay arriba ni abajo, vas como un sonmbulo que al tropezar camina por el borde de un sueo. So que el amor era sencillo, so que algo dejaba de moverse alguna vez por un minuto entero. Que haba un sitio para cada cosa que levanta una casa, las llaves, la silla est quemndose otra vez, otra vez estaba distrada, como siempre. Te ofrezco el corazn como un lugar donde pasar la noche. Pero la nieve es una tentacin, caer hasta que sea un manto el fro, hasta que no haya nada que perder. Tambin la nieve cambia, ests cayendo en la ilusin de redimir con cada paso el paso dado. Ests ante una puerta que golpea el viento. Llegan los restos de un naufragio que el agua trae hasta mi casa. Ests a la deriva y yo como muy lejos te grito cuando el agua tira hacia adentro hay que hacerse a un costado de la corriente. Te veo por momentos emerger y hasta te veo saludarme, como si fuera un juego de equilibrio. Es tu manera de que algo quede fijo, yo, por ejemplo, en el sitio de la espera. Te sumergs sabiendo en qu lugar est la playa como una madre de oros infinitos, como una leona en su mirada mansa pero atenta sostiene el universo. No me creas si no te pido nada. Ests cayendo y en silencio peds que no te tenga en cuenta, sera un peso ms. Tiendo mi mano y toco agua. Me tiendo, estoy cansada, la canilla pierde, prometiste arreglarla pero hablabas de una casa imaginaria que siempre est cayendo en tu memoria. Estoy cansada de palabras que no sirven para que me entiendas. Estoy cansada de tus silencios, yo tambin estoy triste a veces, yo tampoco s cmo salir. Tiendo la mano para no caer pero ests detrs de un vidrio, no escucho qu grits, a quin, el agua borra tus rasgos, no s quin sos.

Pero tiendo la mano y te reconozco como un ciego, como un perro reconoce su casa por el olor, por el vaco que la circunda. Porque tiendo la mano imantada encuentra tu mano, en la multitud me est buscando. Me est buscando all donde no estoy. Me tiendo en la cama, hace fro, yo tampoco tengo dinero, la gata pregunta por vos, le digo en cualquier momento cae, en cualquier momento cae por ac. Cas sobre m como un gato cae sobre su sombra sin saber si es una vbora o el viento agita el pasto. No s si hay cascabeles en este pas, no viv en el campo como vos, yo tampoco tengo todas las respuestas. Voy por la casa tendiendo la mano, tocando cosas, pero las cosas no me agarran ni responde su quietud por qu todo se mueve. Tiendo la mano hacia el telfono. Ests cayendo como si quisieras dominar el vaco. Como quien encuentra la cuerda de un funmbulo, a mitad de camino pregunta qu hago aqu. O cmo hasta ahora no ca o qu mano me solt de pronto. Estamos sujetos a la realidad por un hilo delgado, me sorprende, una opinin comn construye el mundo, me sorprende que exista todava si no nos entendemos vos y yo. Estoy cayendo otra vez en conjurar la ausencia con palabras. Estoy cayendo en la trampa que me tiende tu fuga, me vuelvo un cazador de imgenes y no quiero perder toda esperanza. Soy yo te acords? La que est cansada pero se levanta. La gata tambin se levanta, me sigue a todas partes como en mi casa no sabs dnde ponerte. Te ofrezco mi silla quemada, mi mquina de escribir. Pero no hay dnde recibir. En el corazn deshabitado nadie escucha, nadie escucha que estoy golpeando la puerta, dejame entrar, ests durmiendo en el suelo, ests soando y cres que ests cayendo. Dejame entrar, soy yo, la que tiene miedo de la ausencia.

Mi corazn tambin fue abandonado, yo tambin abandon mi corazn alguna vez. Dejame salir, estoy encerrada en una cita, y soy la que tiene miedo del encierro, te acords? Llaman las amigas pero estoy cayendo en la trampa de la espera, ya no s qu quera yo. Porque soy yo todava, la que llega siempre a casa como despus de un largo viaje y encuentra que la casa se mueve como un barco. Pas la tarde, agazapada en su silencio, como vos, la gata ve las cosas de otra forma. Tiendo la mano hacia el reloj, ya no te espero, caigo en otra trampa. Te espero en un lugar que no existe. Soy yo la que no llega a comprender que se vaca lo lleno y viceversa. Cas como el cangrejo en un caracol vaco. Como cae un caballo celoso de su sombra, La luna estaba demasiado alta. La ballena suea con el hijo que pueda separar la tierra en dos cuando camina. Tiendo la mano y slo encuentro algas, minutos que se escurren lamentos del agua que es el alma del mundo.

Soy yo la que lleva un cartel de aqu se escucha y todo el que ha perdido el corazn, como si fuera un caracol que canta me lo tiende. Menos vos. Lo que une a dos personas ms tarde las separa. No me imagines quieta en un lugar, no me imagines, soy yo. No s si ests cayendo o ascendiendo en un camino en el que es necesario despojarse. Pero ests como arrancado del jardn de tu casa, trasplantado en m. Como si no tuvieras manos ni pies sino races. Pero en el agua. Soy yo, el fuego que no viste todava. Y nunca he visto un fuego sobre el agua.

Susana Villalba (Buenos Aires, Argentina, 1957)de Matar a un animal, 1995

Curandera Ediciones presenta: MATAR UN ANIMAL (Susana Villalba) Reedicin del libro + CD

La editorial Curandera invita este viernes a la presentacin de MATAR UN ANIMAL, reedicin de un texto de culto escrito en la dcada del 90 por la poeta SUSANA VILLALBA, referente de la poesa argentina y latinoamericana contempornea, reciente ganadora de la Beca Guggenheim en Poesa. El libro viene acompaado por un CD que incluye una entrevista a Susana Villalba y poemas del libro en su voz. Ella misma leer sus textos en vivo esa noche.Ser este viernes 2 de septiembre en Acevedo 1031, entre Jufr y Lerma, Palermo, Ciudad de Buenos Aires, a las 20 hs. Habr poesa, brindis y festejo.

Tiendo la mano hacia el reloj, ya no te espero, caigo en otra trampa. Te espero en un lugar que no existe. Soy yo la que no llega a comprender que se vaca

lo lleno y viceversa. Cas como el cangrejo en un caracol vaco. Como cae un caballo celoso de su sombra, La luna estaba demasiado alta. La ballena suea con el hijo que pueda separar la tierra en dos cuando camina. Tiendo la mano y slo encuentro algas, minutos que se escurren lamentos del agua que es el alma del mundo. Soy yo la que lleva un cartel de aqu se escucha y todo el que ha perdido el corazn, como si fuera un caracol que canta me lo tiende. Menos vos.Fragmento de Matar un animal, de Susana Villalba.

Presentacin de Matar un animal- Lectura de Susana Villalba_0001.wmvhttp://www.youtube.com/watch?v=PCzQTE2j-ds

martes 3 de mayo de 2011Susana Villalba, un poema

La pantera . Matar al animal requiere un animal sin sombra. Vas caminando por un monte o te parece, no sabs dnde ests; cres que lo sabas cuando llegaste. Ese negro bien puede ser una pantera o mujer, no te das cuenta. La mirada salvaje te gusta, no, te calienta. No, te mira como quien no comprende dnde est. Ya ests perdida, tendras que llevarla a tu casa pero sabs como termina: un animal herido siempre ataca. Tendras que matarla, ahora, antes de que sea tarde o por piedad. Pero esa mirada es una trampa, si es pantera sabe matar mejor que vos. Nadie sabe tu nombre

aqu y ahora l o mujer te da la espalda. Penss en un Remington liviano de distancia corta. Pero nadie escuchara, Red Hot los distrae, a vos tambin. Y no se mata por la espalda, lo viste en las pelculas o cres en eso. Matar es otra cosa. Ahora te mira y ya sabs, vas a llevarla a tu casa. Est tocada por la gracia, est a la vista o vos lo ves, no ests segura, o tiene algo que cres comprender. Y sin embargo sabs cmo termina: no sabs cmo te hiri si te quera. No quers acercarte, te mira como miran los gatos cerrando los ojos. Es un hombre por la manera de fumar, se apoya en la barra frente a vos, los dos estn perdidos. Penss en el Remington nunca tuviste uno. Matar es otra cosa. Nadie puede comprenderlo, el negro tampoco pero ve que tens un cigarrillo en la mano

y otro ardiendo en el cenicero; se acerca y lo fuma. Ests perdida, cres saber cmo termina y volvs a equivocarte, apaga el cigarrillo y se va. Ahora nadie se parece a tu deseo. Y es que no se pareca. Una pantera perdida en su memoria o forma de mirar o lo que fuera que no vas a saber. Toms un taxi pensando demasiada belleza no es el mvil, es la coartada. Para matar una pantera hay que cerrar los ojos. . . Susana Villalba (1957, Buenos Aires), de Matar a un animal. Libros publicados: Oficiantede sombras, 1982. Clnica de muecas, 1986. Susy, secretos del corazn, 1989. Matar a un animal, 1997. Plegarias, 2004.

Publicado por Agustina en 13:20http://elhuesodelapalabra.blogspot.com/2011/05/susana-villalba-un-poema.html

Madera - Susana Villalba

En la pasin el fro llega a ser fuego. Hay ese instinto fatal de amar en otro lo que se odia en uno: el otro que ha quedado como una sensacin de cometer distancia. No hay fuego sino ese solo fuego alimentado como lejos del propio corazn que cree en la pasin todo se funde. Lo que estaba separado se vuelve a separar, calado en lo calado a comprobar que se era de la alquimia la resaca.

El alcohol, las hojas secas no son, por devorados, una hoguera. Sin embargo la llama no enciende con todo lo que encuentra sino con lo que puede transmutar. Hace falta un lugar donde sentirse llegando. Se recorre un amor o se atraviesa. Se est y cada uno habla de lo que cree que le pasa. Y es que le pasa porque lo dice. O porque lo cree. Ese instinto de odiar en otro lo que se ama en uno: El fuego es animal que no se caza sino con el vaco.

Susana Villalba (Buenos Aires - Argentina 1957)

USANA VILLALBA (seleccin de poemas a cargo de Rita Kratsman)

No tengo rituales, horarios ni temperaturas determinadas, escribo a veces en computadora y otras a mano. Con ruido o sin, en mi casa o en un bar. Lo que s necesito es muchas horas por delante desde que empiezo, no salir de esa zona en la que entr, eso es bastante difcil si ests trabajando o vivs con alguien y muchas veces tengo que mantener una esquizofrenia, con la atencin puesta en dos lados a la vez. Algo da vueltas en mi cabeza durante mucho tiempo hasta que me doy cuenta de que es un tema, entonces a veces leo al respecto. Otras veces me doy cuenta de ese tema central despus de que ya tengo algunos poemas que, de pronto comprendo, constituyen una serie. Lo que nunca hago es escribir cuando no siento que viene algo ya con fuerza desde adentro, nunca me pongo porque tengo que escribir. Corrijo apenas termino de escribir un texto, lo leo una y otra vez y le voy haciendo correcciones hasta que siento que est, o sea que para m la correccin es en caliente, en el momento, y es parte de la escritura. Cuando estoy por publicar hago una nueva correccin y s, encuentro algunas cosas que corregir pero ya entonces son pequeos detalles. Por suerte no tengo reflexionado eso que no llamara vnculo, porque vnculo implica dos o ms. En el momento de la escritura para m hay una sola: escritura y yo, yo y escritura. Se podra decir: la poesa es justamente el momento de vnculo entre mi palabra propia y el lenguaje, con todo lo que contiene el lenguaje: pensamiento, creacin, estructura y ruptura, imaginacin, historia, etc. En m empieza con alguna frase y el tono que trae esa frase. Una manera que reconozco ma es la exploracin en el lenguaje, el cruce de gneros, el cruce de elementos muy trash con otros ms cultos. Susana Villalba SELECCIN DE POEMAS A CARGO DE RITA KRATSMAN

De PLEGARIAS Antes de que amanezca

Que diga azul y se alce como un potro un da de oro, esplndido que diga y sienta el corazn a pleno, al medioda arde por nada, porque el verano o sea que cuando diga sombra sea agua entre las piedras de otro pueblo. Que aun en ruinas se hace or por el silencio en que nos sume lo distinto, serpientes se escurren en el viento, la arena silbe como fue la eternidad alguna vez pintada con alhea indeleble. Sobre pueblos levantados sobre pueblos sobre cenizas de un volcn. El pasto crece ahora sobre cimientos de lo que fue una habitacin, se haca el amor del mismo modo? qu se deca antes? despus? Que diga ahora y haya ahora un cuerpo en m y que lo que quede en m comprenda que es slo una siesta lo que dura el armisticio, se enfrentan, se temen tanto como se fascinan. Detrs de su mirada cada uno sea arrebatado por eso que no es uno de los dos, algo tan fsico, palpable como lava diluye ese intangible saber de s que los separa. Que diga maana y sea maana cuando piense, cuando diga qu hacer con esa siesta que queme hasta dejar su marca. Piel de culebra ahora se funde con la arena, testigo de los cambios, pueblos que amaron sin pensar que dios fuera ms lejos que un dios, camino de la savia en el rbol no necesita una salida para andar. Que recorra una espalda sin leerla, que se queme al tocar y al despertar no haya cenizas, que encuentre ceniceros, vasos (dos) debajo de la cama y piense que todo ha sido un sueo. No un blockout, no por remordimiento ni por idea alguna sobre s o no o sea el amor un encabritamiento, una raza de sol en cruza con esplndido caballo y corazones de cenizas. Que vista de jaeces o desnude un ngulo de sombra en almenares, a travs de los vitraux, que ascienda eternamente sin llegar como pirmide que trunca es un remedo de infinito. Que cambie de lugar sin que se note, como el da. Como serpiente azul entre maleza vuelta azul de tanto verde. Que diga estoy como decir sin patas ni cabeza en otro sitio que la arena caliente, ese calor sienta detrs de la mirada, el sol bajo los prpados cerrados sea como si sombra fuera un remanente de la luz. Astillas de color en los brillitos de las piedras. Que sepa de pronto que no est donde supone. Que mire alrededor y se vea en pleno centro, en La Academia, en un invierno. Calor por el calor de las dicroicas, el humo, las estufas, los billares entrechocan como base percutiva en esa msica de voces, vasos, registradora y esa locomotora cada vez que hacen caf. Cada minuto. Al abrirse la puerta un tronar de colectivos y escapes de las motos, afuera es otra noche igual pero distinta. Que ahora diga noche, es de noche, es ahora. Se mira. Tiene un pulver Ruta 66 que no recuerda haber comprado, un hombre lo olvid en su casa, ella olvid al hombre, el cuerpo olvida el abrigo que lleva, ella le regal un reloj azul, l mira la hora que es ahora sin recordarla, el reloj tiene una lucecita como agua, como la hora bajo el agua, peces, destellos de color. Mi padre me regal una casa que no es mi padre, es mi casa. Ahora, crezco en esa habitacin que se levanta sobre el polvo que es l. Que confunda los ojos abiertos de los muertos con vidrios en la playa. Botellas, tazas, cigarrillos, la mesa crece, se suma gente, la noche crece, el color es estridente, rojo de La Continental, turquesa y fucsia de la tele, de pulveres. Que diga piel y ascienda olor a tilos, a durazno, morderlo sea en la boca decir verano como agua, como la fruta cae en el barro, brisa dulce a travs de la ventana, la luna como el cuerpo en su estado de agua quieta electrizada, fuego fro que es ninguno de los dos sino dos en espera de otra noche. Otro verano. Esa moto que se escucha ahora va hacia el mar. O no. El mar siempre est ah, yendo y viniendo. Que me sumerja y sea clido, peces de colores a travs del visor. El agua guarda las esencias, murmullos del naufragio, la culebra de mar entre platos de bronce, arcones, de las banderas queda el musgo, enredaderas de agua entre hilachas de jarcias, un pueblo que no lleg a la tierra prometida. Sumergido, uno mira su reloj, prende una lucecita que coloca sobre un libro, en otra mesa se juega a los dados, tantos hablan que no escucho a nadie. Miro como a travs de agua, afuera crece una bruma sin que se vea ro alguno que la exhale, enciendo el walkman. Una noche se intoxic y perdi todo menos la llave en el puo cerrado como piedra. Cuido mi casa como un centro de m que siempre est, yendo y viniendo. Ahora estoy aqu, en el caf. Ahora no estoy.

Que diga azul y sea ese momento de la tarde casi noche, el ladrido de los perros, el olor de una humedad que ser bruma en la maana, las puertas que comienzan a cerrarse, un alboroto de pjaros antes de acurrucarse y ceder a signos de la noche. Ahora es Clapton, ahora abro la puerta, camino entre la bruma, necesito creer que existe un ro, en realidad existe, una cpula iluminada se levanta sobre una ciudad difuminada y casi a oscuras. Ese hombre, otro, le dijo vuelvo de Pars. Ella llam a Pars para saber a qu hora de Buenos Aires. El le regal una medalla de Notre Dame que ella olvid despus junto al reloj azul de otro, el del pulver Ruta 66 se la devolvi para que otra no la encontrara en su mesa de luz. Una sola rama, desnuda, asoma sobre un farol, iluminada parece que saliera del vaco, como un rayo. Escribe un mail a Espaa y le dicen que aqu es ahora verano ta. Escribe a Mendoza y le dicen que estn bloqueados por la nieve. Llam a Pars pero l estaba en Notre Dame y no permitan celulares. Ahora, ms tarde, no hay el estruendo de colectivos ni colectivos ni taxis ni persona alguna en la niebla, da vueltas como pantera atrapada en un claro demasiado extenso, como un loco que creyera vivir en una gran ciudad espera un auto en medio de la nada. Quiere fumar, quiere ver el vapor a travs de su ventana. Despus, antes, el de Pars ya estaba en Buenos Aires, los dos se recuerdan pero no se acuerdan, o viceversa?, se olvidan de llamarse. De noche parece grave, de da no. Pero es el amanecer, es el aire, la bruma es violeta, nubes bajas parecen edificios reflejos de otros de concreto. En todas partes amanece aunque no ahora, cuando el cuerpo se levanta, cuando la voz se acomoda a un lenguaje que es distinto hasta en el sueo. Aunque no haya dormido une las manos en la frente. Que en su saludo al sol se alce un verano azul, que brille la arena como un oro animal, sea la piel de piedra molida y de calor, el mar surja de pronto como un da que hasta ahora no haba sido y siempre es. Que pase lo que pase el viento y sea el sol que gire en torno, es decir sombra sea entrar en el mar. Con un snorkel, la msica del fondo tiene un tiempo diferente, el tiempo de los cuerpos en la siesta, en la penumbra de un hotel de verano. De noche se est en una o en el otro. De da, en la arena se est fuera de s porque es afuera donde siente. Pensamiento que la astilla, destellos en las piedras. Que sea como distancia un da del siguiente. Que si dos cuerpos, se separen como el da se levanta de la noche. Que se encuentren como una noche que no ha sido todava. Que diga calor y en el calor no encuentre qu decir. Ni qu callar. Bar La Academia, Callao entre Corrientes y Sarmiento De MATAR UN ANIMAL LA NOCHE DE TANABATA Es la noche de Tanabata pero yo no s dnde est la orilla del ro del cielo. Ni el cielo lo dice. No s cul es el puente que nos une y nos separa.

Yo no s qu pas, la vida no es un lugar seguro. No hay ceremonias, los amantes unidos por un hilo de plata. Sueo con calles en las que ests caminando mientras sueo, al despertar es tarde. Yo no s qu hacer, el amor es animal. El camino terminaba en un acantilado. Iba un loco en un coche policial, feliz de andar en auto, sent miedo del dolor, de la qumica, de las palabras que se quiebran de pronto. Fuera de m, fuera de mi casa, fuera de todo lo que te ofrec voy. Pero vuelvo, no creas que peda ms que la intensidad del azul ante el naranja. Yo no s qu pensar, para qu si no quiero entender, si no hay razones a veces. No s si creer otra vez en signos que no s leer en el ro del cielo. No s si buscar el puente, quiz nunca lo hubo. No s qu decir, acaso te convoco sin saber adnde. No importa, har una ceremonia incorrecta mirando la luna. Pregunto a tu parte oscura si es cierto que desayunamos juntos. El tiempo pasa, no hay aniversarios.

La vida gira bruscamente, yo no vi la seal. Ya no s si es mejor perder lo que se debe para encontrar, antes me dije estas cosas pero estoy cansada. No hay nada que decir? No hay nada que hacer para desanudar las almas que se aferran a otras almas anudadas a otras almas. No hay parte en el amor que guarde algn recuerdo? de la luz sobre la contingencia. Acaso es un torrente continuo y precisamente por eso. Ya no s quin sos. No pudimos despedirnos de los muertos. As sin inhumar el cuerpo de este amor enterrar el prximo amor. Como fui yo el cordero bajo el mismo pual que habas recibido. Ahora soy quien pregunta al ro: el amor es un torrente continuo pero estamos fijos en el horror de no permanecer. Hasta el fuego necesita adherencia, slo la noche existe aunque nadie la mire. Acaso el puente para dejar en claro: cada uno ocupa un sitio diferente. No era necesario, siempre estamos solos, siempre est a la vista. No te peda el alma por un pacto, ya no hay pactos,

es la estrategia del demonio hacer creer que ya no existe. Ya no s si creer en las palabras, es la noche de Tanabata y no lo sabs, no lemos los mismos libros. No s el lugar que no conozco, no hay corazn tan sabio ni vocacin de tenerlo ni quien indique el camino. No hay caminos, es el momento para inventar liturgias, construir un gesto, un filme o un ro para los separados eternamente. Eternamente despidindose de s mismos. Reconstruirse en el dolor es otro dolor: que lo desee no har que exista. Preparo caf, ya no puedo sentir ms fro por hoy, por este ao. Todo ha sido una actuacin en el vaco, algo se quiebra para instaurar. En todo viaje, la ausencia o volver, se mueve el paisaje. De todos modos el ro est cegado aqu, tiene una sola orilla y cada vez se es ms inteligente. Quiero decir ms triste. Ahora s que est cayendo la noche de Tanabata como una noche ms.

LA PANTERA Matar al animal requiere un animal sin sombra. Vas caminando por un monte o te parece, no sabs dnde ests; cres que lo sabas cuando llegaste. Ese negro bien puede ser una pantera o mujer, no te das cuenta. La mirada salvaje te gusta, no, te calienta. No, te mira como quien no comprende dnde est. Ya ests perdida, tendras que llevarla a tu casa pero sabs cmo termina: un animal herido siempre ataca. Tendras que matarla, ahora, antes de que sea tarde o por piedad. Pero esa mirada es una trampa, si es pantera sabe matar mejor que vos. Nadie sabe tu nombre aqu y ahora l o mujer te da la espalda. Penss en un Remington liviano de distancia corta. Pero nadie escuchara, Red Hot los distrae, a vos tambin. Y no se mata por la espalda, lo viste en las pelculas o cres en eso. Matar es otra cosa. Ahora te mira y ya sabs, vas a llevarla a tu casa. Est tocado por la gracia, est a la vista

o vos lo ves, no ests segura, o tiene algo que cres comprender. Y sin embargo sabs cmo termina: no sabs cmo te hiri si te quera. No quers acercarte, te mira como miran los gatos cerrando los ojos. Se apoya en la barra frente a vos, los dos estn perdidos. Penss en el Remington, nunca tuviste uno. Matar es otra cosa. Nadie parece comprenderlo, el negro tampoco pero ve que tens un cigarrillo en la mano y otro ardiendo en el cenicero; se acerca y lo fuma. Ests perdida, cres saber cmo termina y volvs a equivocarte, apaga el cigarrillo y se va. Ahora nadie se parece a tu deseo. Y es que no se pareca. Una pantera perdida en su memoria o forma de mirar o lo que fuera que no vas a saber. Toms un taxi pensando demasiada belleza no es el mvil, es la coartada. Para matar a una pantera hay que cerrar los ojos. TAXI BOY Prefers la clsica Red Ryder, es necesario que no queden restos, que el disparo suene a la palabra Winchester,

con eco en una piedra. O a Chinatown, el opio de soltar el arma como si el muerto fuese quien gatilla contra su ltimo objetivo. No es la muerte necesaria sino el disparo, ahora lo sabs. Y no es el caso un francotirador sino el que sale a disparar o entra en un bar quitando la espoleta a una granada. Lo que concluye con puntos suspensivos, ahora sospechs, tuvo otra trama, ese silencio presagia una verdad como zarpazo, la historia que creste se defiende como un animal contra una sombra. El taxi-boy asesino, quien crea desear es finalmente presa de quien tampoco sabe a quin quera matar hasta que lo reclaman. Lo que elegs es un arma, al menos la Ryder tiene algo de vaquero, diseo personal con arabescos en la culata de madera. Quisieras una mira para matar lo que no existe o no sabs qu es que te mantiene todava a la espera de un roce entre las hojas de tu libro abandonado. Perdiste el hilo, ests mirando por la ventana, llueve ahora como debiera llover en una selva, desde un piso no ves sino que cae la lluvia y en esa condicin irreparable de caer existe. Caer en amor, quin habr traducido esa novela, aqu es como enredarse o empaparse.

Qu hara un animal cercado por el agua. O por el fuego. Quiz lo har salir la lluvia, debajo de una piedra se hace el muerto como engaa la tortuga a presa y cazadores por igual y ya no sabe distinguir la muerte verdadera. Pero perdiste el hilo, estabas leyendo ese catlogo y habas elegido la Red, precisamente para una muerte distinguida desde lejos, desde el momento de apoyarla en tu hombro y ya ese acto tiene la contundencia de palabras como shot. Chau debiste despedirte, despus lo encontrs en una fiesta, como en el libro, decs Ciao, cmo va todo, caro, el personaje sufre un ataque de risa, se cae, somos tan torpes, cmo va todo. Todo no sabs, disparar por ejemplo un rifle te hizo caer y el partido te dio una Beretta, nunca se sabe y no la quisiste, adems no entendiste que era en serio. Te gusta la Red porque es atemporal, el modus operandi determina la vctima. O el Red, rifle, escopeta, no sabs si es una diferencia de palabras, como todo. Red Hot, Roy Ryder, suena a comedia justiciera, Annie Oakley, como vos, una chica que toma las riendas de la nada en medio de un desierto de maqueta. Perdiste el hilo otra vez. Perdiste el momento del disparo como el viejo cazador que vive relatando cuando hubiese

el asta ms hermosa; no quera cazar sino contar la historia puliendo las palabras cada vez como quien saca brillo a un Winchester. Perdiste el tiempo, tenas que salir aunque lloviera pero volvs a la novela, al catlogo, a mirar por la ventana. No apunts a matar sino a encontrarte con sus ojos. Una mirada que se fuga te vuelve un animal desconocido. Perdiste el hilo de tu historia y cres disparar es retomarla. Pero no importa lo ocurrido sino lo que relates. SEAS PARTICULARES NINGUNA Acrquese, s, usted, no tanto, sintese junto a la ventana, encontramos cenizas en ese silln, usted fuma. Se acercar despus, observe la posicin, la ropa quemada por la distancia corta y no hay huellas de arrastre. En el cuerpo de la vctima se encuentra a su asesino, cuando se ilumina la carne, bajo la corrupcin se revela el verbo. Si encontramos veneno, 99 en 100 lo suministra una mujer, con menos frecuencia elige arma blanca; con arma de fuego nunca dispara a la cabeza. 7 de cada 9 tienen coartada aun sin estrategia, la mujer vive para la salvacin.

Su rencor es minucioso y lento, su percepcin de los detalles asombrosa. Observemos la escena, no tropieza, no deja nada fuera de lugar y si rompe todo analicemos qu testigos muertos. No, no mire por la ventana, ella esper con la paciencia de quien no espera nada. Recorre el lugar, busca pruebas de amor propio que la alejen de aqu; slo la retiene saber que si se fuera volvera. Tenemos que acabar, acrquese. Tranquilcese, tenemos tiempo. Escribi una carta, las mujeres creen en las palabras a tal punto que siempre falta otra palabra. Por eso rompe el papel, no, as no, guard los pedazos en su cartera, recuerde que no encontramos cartas. Est nerviosa? Cualquier cosa que haga ser irreparable. Ya lo ha sido. Por qu no va a su casa y duerme un poco? Ya no podra dormir, imaginara una y otra vez una pequea correccin. Y quin sabe, despus de un sueo nos traera la solucin. Las mujeres an creen en Cristo como en alguien que venga y no que ha sido, alguien que convierta el vino del sacrificio en un gesto.

Querida, nos perdimos, dnde guardara un hombre el whisky? junto a los compacts, cerca del silln. Cmo viva es importante en relacin con el momento de la muerte pero el vehculo de informacin no es el contenido. Bebiendo se encontraran en un lugar neutral de la pasin. El alcohol, en realidad, enfra, todo es igualmente estpido. S, en ese momento dijo estpido, sentada en el piso mirando discos. Si nunca compartieron esa msica ni tantas otras cosas. Corazn, no le pido que se emborrache, yo no le pido nada. Pero usted puede entenderla est furiosa? de acuerdo, confundida. Y ahora? Suena el telfono? Ella no atiende pero escucha a travs del contestador, alguien cuelga. No, no se ra, tenemos registrados los ltimos mensajes, la realidad siempre es ms tonta de lo que se cree. Por eso rompi el vaso? Por qu no recogi los vidrios? Suena la llave en la cerradura, yo entro, le pregunto: cmo entraste? hay que interrogar al portero tomaron nota de todo? Ella se arrepiente de haber roto la carta no? tiene razn, ahora estn frente a frente.

Mreme, faltan diez minutos qu podemos hacer? Me sirvo un whisky, pongo un tema como si viniera pensndolo antes de entrar. Ahora s, saque el arma, diga: un ltimo mensaje duda? apnteme. No, as no. Como si el mundo fuese opaco y a la vez demasiado estridente, se siente anestesiada y ansiosa al mismo tiempo. Pero usted espera algo. Y yo cometo un error, un gesto de? desproporcin. Acrquese, yo arqueo las cejas, usted dice - siempre dicen algo que el malentendido nos una, es lo nico que tenemos. Siempre se espera un poco, faltan... se fue el gesto, dice usted? Ahora apunte como para disparar aqu. No, as no, recuerde: usted me ama y de todas maneras me pierde. Dispare. No importa que usted lo sepa, ella tambin, de otro modo, siempre se sabe: el cadver tendr la ltima palabra.

LA OCCISA Si pudiera volver

la cabeza. Los ojos, s los ojos permanecen pero yo permanezco inmvil como siempre y sin embargo ya no importa. Existe un paraso del cuerpo prometan los ojos, infierno de saliva arrasando palabras, pensamiento, ser desde adentro hacia afuera un fuego lquido y afuera slo tacto de m. Y ahora que la bala penetra una real calcinacin, me atraviesa: esa mirada es una trampa y ya no importa, fluye, el deseo es un ro, le dije, no detengas su curso. Todo es lquido, el aire como bruma pegajosa en la garganta, los sonidos, no veo, me derramo hacia adentro, agua estancada lo que fue plvora viva, volumen sanguneo en las vsceras conscientes ahora de sus ritmos ralentados, humores venenosos del alma que tambin es un cuerpo elctrico. Un fluido que al mirar capturaba en un punto de impacto. Nunca fui el cazador siendo rapaz como el deseo es como el viento que no sabe qu arrastra, qu doblega, por qu aleja al acercarse,

por qu le da una direccin lo que resiste. Algo, una baba, una pluma venida del espacio toma forma, toma desde dentro un cuerpo que pueda tomar cuerpos, una ciudad de posedos. El verdadero horror en las pelculas es que siempre comienza la misma situacin, cuando cierra la puerta y suspira se rompe la ventana y vuelve a correr. Slo hay dos en esa cinta de Moebius y ya no sabe quin persegua a quin. No importa, ya no puedo moverme y hemos vencido los dos. Hemos perdido lo spero, los vientres pegados de sudor, la radio, una lmpara en invierno, acariciar los libros, las manos se deshacen como papel viejo, he perdido la textura de tu espalda, el rbol, cicatrices. Sin embargo siento el agua alrededor, me estoy hundiendo suavemente. Acaso imagino una lluvia que no llega a mi odo, no es que caigo, voy perdiendo sentido. Ya no ver el acero, el mar ni una estacin de tren abandonada. Me condenaste al tedio, a la nostalgia monocorde por alguien que no est: mi propio cuerpo.

Solitaria eternamente sabindome invisible aun para m misma. No importa, ya no puedo pensar ni imaginar lo que no s cmo ser y cuando suceda, como siempre, ya no tendr importancia entender. Es un ro, dejmonos llevar, le dije, a donde sea. Fue un error, como un viento diciendo soy un viento, un giro repentino de nosotros. La oscuridad como una piedra me toma desde dentro, mi cuerpo es la sombra de una piedra y todava tiembla un centro como lava, una bala que busca salida y ya no importa, interesada en el esfago, un reguero, una pelcula en que todo estalla es una bella imagen que ya no podr ver. Instantes de oro y aos de polvo ser, como la vida, la muerte. Dnde est la luz cuando se apaga. Voraz como el deseo como el fuego no quiere devorar sino encenderse, nunca fui el cazador. Pero que sea yo la vctima tambin es un error o un accidente. Si despert pasin no tuve el mrito del clculo, si arrebat lo ajeno no tuve el usufructo,

si fui el testigo no supe con lo visto ms que dar testimonio. Quiz como el amor, la muerte como la vida no sea para siempre. Ser una travesa, si miro hacia atrs sus ojos podran retenerme. Sin embargo dispara contra el viento como un ciego. Un individuo en posicin decbito, aspecto de masa cenicienta, alojada en el canal la bala ahora es lo que queda vivo y este fluir del pensamiento acaso ser siempre una cmara lenta del disparo. Un trueno primero, despus el relmpago reabsorben en una sensacin fulminante de silencio. Tambin hay una muerte esplndida que tampoco me tocar en suerte. No importa Susana Villalba Susana Villaba, estudi teatro, curs la carrera de dramaturgia en la E.A.D. Curs tambin Direccin y Puesta en escena con Rubn Szuchmacher en el Centro Cultural Ricardo Rojas. El presente texto fue seleccionado en el concurso Historia (s) del Centro Cultural Ricardo Rojas. En el marco de las intervenciones convocadas por el Centro Cultural de Espaa sobre dramaturgos espaoles clsicos, realiz la obra-intervencin sobre Jacinto Benavente. En POESIA, pertenece al Consejo editor de la revista y editorial Ultimo Reino, tiene seis libros de poesa publicados, uno reeditado en Venezuela y otro reeditado en Nueva York. Cre y dirigi la Casa de la Poesa portea y la Casa Nacional de la Poesa y los Festivales Internacionales de Poesa del Gobierno de la Ciudad y del Gobierno de la Nacin. Dict talleres literarios en la Facultad de Letras de la U.B.A. Particip de numerosos congresos. Disea y conduce un programa de Poesa y Msica de la Biblioteca Nacional en Radio Clsica de Radio Nacional, junto a la actriz Ingrid Pelicori. En PERIODISMO, colabora en el suplemento de espectculos del diario Clarn y de la Revista , anteriormente colabor en diversos matutinos y revistas. OTROS, dict talleres de cine y literatura con el crtico de cine Alejandro Ricagno. Curs diversos seminarios de cine. Dict talleres de fotografa y poesa junto al fotgrafo Marcos Adandia.