Sewell- Gallaro- E.P Thompson

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Fundacion Instituto de Historia Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Historia Social. http://www.jstor.org Cómo se forman las clases: reflexiones críticas en torno a la teoría de E. P. Thompson sobre la formación de la clase obrera Author(s): William H. Sewell, Jr. and M. Ferrandis Garrayo Source: Historia Social, No. 18, Especial E. P. Thompson (Winter, 1994), pp. 77-100 Published by: Fundacion Instituto de Historia Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40340360 Accessed: 13-04-2015 21:01 UTC Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. This content downloaded from 64.76.96.21 on Mon, 13 Apr 2015 21:01:04 UTC All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Texto que analiza el texto de E.P Thompson desde una mirada crítica

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Cómo se forman las clases: reflexiones críticas en torno a la teoría de E. P. Thompson sobre laformación de la clase obrera Author(s): William H. Sewell, Jr. and M. Ferrandis Garrayo Source: Historia Social, No. 18, Especial E. P. Thompson (Winter, 1994), pp. 77-100Published by: Fundacion Instituto de Historia SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/40340360Accessed: 13-04-2015 21:01 UTC

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COMO SE FORMAN LAS CLASES: REFLEXIONES CRITICAS EN TORNO

A LA TEORIA DE E. P. THOMPSON SOBRE LA FORMACION DE LA CLASE OBRERA

William H. Sewell, Jr.

El libro de E. P. Thompson La Formation de la Clase Obrera en Inglaterra es el punto de partida obligatorio en cualquier discusion sobre la historia de la formation de la clase obrera. La transformation general y el nuevo vigor que hallamos en la historia del trabajo durante las dos ultimas decadas puede interpretarse como un dialogo con Thompson; su libro marco sin duda la linea a seguir a toda una generation de historiadores del trabajo. l

Tanto es asi que merece la pena recordar hasta que punto enriquecio y amplio nuestra conception de la historia de la clase obrera. Durante las dos o tres decadas anteriores a su publication en 1963, los estudios de la clase obrera se habian mantenido confinados en cuatro generos bien establecidos: historias de los sindicatos y los partidos obreros, biogra- fias de los lideres obreros, historias de las doctrinas socialistas, e investigaciones sobre "la condition de los trabajadores", concebida esta casi exclusivamente como una cuestion de subida o descenso de los niveles materiales de vida. Mi primera lectura de esta obra, en 1964 cuando realizaba los estudios de postgrado en la Universidad de Berkeley, supuso para mi una especie de revelation. En aquella epoca yo me sentia insatisfecho con el enfo- que tan cerrado de la mayoria de la historia obrera existente y ya habia resuelto buscar algiin camino de acceso a una esfera mas amplia de experiencias de los trabajadores. Y a pesar de ello, me dejo asombrado la gran cantidad de detalles "etnograficos" sobre los obreros que Thompson habia acumulado. Su version de la historia de la clase obrera in- cluia no solo a los sindicatos, las doctrinas socialistas y los salarios reales, sino tradiciones populares tanto politicas como religiosas, rituales de taller, conspiraciones insurrecciona- rias en las trastiendas, baladas populares, predicas milenarias, amenazas en cartas anoni- mas, himnos metodistas, peleas de perros, fiestas de oficios, bailes campestres, listas de subscription a los fondos de subsistencia de las huelgas, trucos de mendigos, centros de reunion de los artesanos, la iconografia de los estandartes de oficios, los libros de cuentas de los agricultores, los huertos de los tejedores y un profuso e interminable etcetera. Para mi, y para toda una generation de historiadores jovenes, los horizontes de la historia de la

Publicado originariamente en Harvey J. Kaye y Keith McClelland (eds.), E. P. Thompson. Critical pers- pectives (1990). 1 Quisiera agradecerles a Ben-Baruch, Belinda Davis, Geoff Eley, Michael Kennedy, Howard Kimeldorf, Max Potter, Bill Reddy, Joan Scott y Mark Steinberg la ayuda que me han prestado al leer y comentar versiones anteriores de este documento.

Historia Social, n.° 1 8, invierno 1 994, pp. 77- 1 00. I 77

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clase obrera -y los de la historia en general- se ensancharon de pronto enormemente. Thompson nos lanzaba al mayor proyecto historiografico de los ultimos veinte aiios: a "la historia desde abajo". La revolucionaria ampliation de ese campo ha sido su hazana mas importante. 2

Salvo en el prefacio de la obra que comentamos, y aun asi de manera mas bien criti- ca, Thompson evita hacer explicita su teoria acerca de la constitucion de la clase. Era un momento en el que se hallaba en plena escapada del formalismo estalinista y no queria que sus lectores pudiesen reducir su libro a un conjunto de propuestas abstractas. 3 Su ar- gumento crucial consistia en que la aparicion de la clase obrera era producto de la expe- riencia compleja y contradictoria de los trabajadores en los turbulentos anos entre 1790 y 1832, y que no podia entenderse al margen de aquella experiencia. La genialidad de su na- rrativa: prolongada, laberintica, picaresca y dickensiana, ofrecio a sus lectores una imagen de la experiencia de los trabajadores, les hizo sentir en piel ajena el sufrimiento, el herois- mo, el tedio, la rabia, el sentido de perdida y de descubrimiento que constituyeron la for- mation de esta clase. El resultado es el mas grande tour deforce literario de la historiogra- fia reciente.

Aunque la presencia en la narration de nociones teoricas sobre la constitucion de la clase es innegable, la teoria esta normalmente implicada, entretejida en el rico tapiz de la experiencia obrera descrito por Thompson, del cual emerge en ocasiones. Su unica decla- ration teorica explicita en el libro -su prefacio- ha tenido una enorme influencia; puede que sea el prefacio mas frecuentemente citado desde el que Marx escribiera para A Contri- bution to the Critique of Political Economy. Se ha recurrido a el con acierto cuando se han querido validar los enfoques historicos de la clase y constituye siempre un ejemplo a mano en contra de cualquier determinismo economico ingenuo. Nos ha facilitado, ademas, una interpretation autorizada de las implicaciones teoricas de un libro cuya magnitud, comple- jidad, densidad y resuelta concretion hacen que sea dificil deducirlas sin su ayuda. Sin em- bargo, a pesar de la importancia del prefacio, mucho de lo que Thompson dice en el es o bien confuso o bien problematico desde el punto de vista teorico. Mas aiin, diria que el prefacio no constituye en modo alguno una justification teorica suficiente de lo que resul- ta ser su practica historica. Algunas de las innovaciones implicitas en La Formacion de la Clase Obrera en Inglaterra quedan completamente enmudecidas en el.

El objetivo de este articulo es exponer y evaluar la teoria de Thompson sobre la for- macion de la clase. Pretendo someter sus argumentaciones expresas, en su mayor parte tal y como las leemos en el prefacio, a una lectura minuciosa y a un analisis critico, y demos- trar su insuficiencia no solo como teoria sino tambien como justification de lo que el con- sigue llevar a cabo. Incluso tratare de sacar punta a algunas de las nociones teoricas impli- citas, situandolas fuera del contexto de su relato, y hare mis propias correcciones, criticas y reformulaciones. Vease en todo este ejercicio un esflxerzo por explicarme a mi mismo como y por que siempre he encontrado esta extraordinaria obra a la vez profundamente inspiradora y profundamente desconcertante.

2 Hay que tener en cuenta que Thompson no fue en modo alguno la unica ftiente de inspiration de todos aquellos de mi generation que abrazamos "la historia desde abajo". Historiadores como Albert Soboul, George Rude, Richard Cobb, Eric Hobsbawm, Charles Tilly y Stephen Thernstrom tambien causaron un impacto nota- ble. Solo que, a mi parecer, la influencia de Thompson ha sido la mas amplia, profunda y duradera.

3 Sobre la ruptura de Thompson con el Partido Comunista Britanico, vease B. D. Palmer, The Making of E. P. Thompson, Toronto, New Hogtown Press, 1981 . 78

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La teoria sobre la formaci6n de la clase en el prefacio de Thompson

Tratare de exponer de una manera breve y algo formal las propuestas teoricas mas importantes recogidas en el prefacio:

La clase es unfenomeno historico

Al contrario del formalismo deductivo de los estalinistas y las definiciones estaticas de los sociologos estructural-fimcionales, Thompson insiste en que la clase es esencial- mente historica.

No veo la clase como una "estructura", ni siquiera como una "categoria", sino como algo que de hecho ocurre (y puede demostrarse que ha ocurrido) en las relaciones humanas. 4

Si paramos la historia en un punto concreto, entonces, no hay clases sino simplemente una multitud de individuos con multitud de experiencias. Pero si observamos a estos hombres a lo largo de un periodo adecuado de cambio social, nos damos cuenta de que hay unos modelos en sus rela- ciones, en sus ideas, en sus instituciones. Los hombres definen la clase al vivir su propia historia y, al final, esta es la unica definicion posible. 5

La idea de clase entrana la idea de relacion historica. Como cualquier otra relacion, posee una fluidez que elude el analisis si intentamos pararla en seco en un momento dado para diseccionar su estructura. 6

Estos parrafos enuncian un concepto vigoroso de la historicidad esencial de la clase. Para Thompson la clase existe solamente en el tiempo y, en consecuencia, solo puede conocerse historicamente. Los enfoques de la clase no historicos distorsionan de manera irremedia- ble, quiza incluso borran por completo, su objeto de estudio.

La clase es el resultado de la experiencia

Thompson defiende con insistencia la primacia de la experiencia en la formacion de la clase por reaction en contra de las formulaciones estalinistas que tendian a ser extrema- damente abstractas y deductivas. Su caracterizacion del estalinismo es la siguiente:

Se asume que "ella", la clase obrera, tiene una existencia real que puede ser definida casi matemati- camente: todos aquellos hombres que se hallan en un tipo de relacion concreta con los medios de production. Una vez asumido esto, es posible deducir la conciencia de clase que "ella" deberia tener (pero que raras veces tiene) si fuera debidamente consciente de su propia position y de sus verdade- ros intereses. 7

Thompson tomo el rumbo contrario e insistio, como hemos visto, en que "los hom- bres definen la clase al vivir su propia historia y, al final, esta es la unica definicion posi- ble". En mi opinion, la "experiencia" es el concepto teorico central, y mas problematico, de esta obra, ademas de ser la clave de su estrategia narrativa. El mayor triunfo del libro

4 E. P. Thompson, The Making of the English Working Class, Londres, Victor Gollancz, 1963, p. 9. [La formacion de la clase obrera inglesa, Laia, Barcelona, 1977.]

5 Ibid., p. 11. 6 Ibid., p. 9. 7 TZhY/., p. 10. 79

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estriba en la habilidad del autor para descubrir y vislumbrar la experiencia de la clase obrera, para seguirle el rastro hasta llegar a conocer, interpretar y reflejar las texturas y los significados de sus vidas.

Los trabaj adores participan activa y conscientemente en la formation de la clase

La formation de la clase obrera en Inglaterra es, en palabras de Thompson, "el estu- dio de un proceso activo que es deudor tanto de la existencia de unos agentes como de unas circunstancias concretas. La clase obrera no surgio como el sol, a una hora fija. Estu- vo presente en su propia formation". 8 El hecho de que esto parezca evidente ahora es indi- cativo de la influencia de esta obra. En el momento en que fue escrita, la mayor parte de las teorias marxistas al respecto eran muy deterministas: las fabricas producian el proleta- riado casi de manera tan mecanica como producian tela o railes. Incluso los historiadores del trabajo que no eran estalinistas mostraban poca curiosidad sobre lo que los trabajado- res habian sentido, habian dicho, habian escrito y habian hecho en realidad. Las formas convencionales de la historiografia les permitian escribir biografias de Fergus O'Connor o Jean Jaures, o historias institucionales de los sindicatos o del Partido Laborista Indepen- diente, pero nadie, antes que Thompson, supo como escribir la historia de una clase. Una

8 Ibid., p. 9. 80 I

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de sus indelebles contribuciones a la historiografla fixe mostrar que los trabajadores podian tener voz y voluntad, que podian constituir el agente colectivo de una narration historica. 9

La clase se define por la conciencia

La "clase", escribe Thompson, toma realidad cuando algunos hombres, a consecuencia de unas ex- periencias comunes (heredadas o compartidas), perciben una identidad de intereses y la articulan entre ellos, y en contra de otros hombres cuyos intereses son distintos (y generalmente opuestos) a los suyos. 10

No es la identidad "objetiva" de intereses lo que conforma una clase sino mas bien el hecho de percibir y articular tal identidad. Si no hay conciencia, no hay clase. Este punto forma parte, una vez mas, de su polemica con el estalinismo, el cual -nos dice- definia la clase "matematicamente" como "todos aquellos hombres que mantienen un tipo de rela- tion concreto con los medios de production" y despues deducia la conciencia de clase de dicha definition. n Al negar que la clase exista al margen de la conciencia de la gente real, del reconocimiento de sus intereses comunes, Thompson dio un giro radical al problema de su formation ya que puso sobre el tapete la cuestion de como se llegaba historicamente a tal conocimiento. La conciencia de clase dejaba de ser un corolario deducible de la exis- tencia (economica) real de la clase para convertirse en una consecution historica de los trabajadores que reflexionaban sobre sus experiencias, y que construian (con la colabora- cion de intelectuales afines) un vocabulario y un marco conceptual con los cuales podia concebirse y hacerse realidad su identidad como clase.

CRITICA A LA TEORIA DE THOMPSON

Estos cuatro planteamientos constituyen la esencia de la teoria de Thompson. Vistos en su conjunto, suponen una revision importante de las argumentations en torno a la for- mation de la clase, una revision que tiene, por encima de todo, un valor indiscutible como estimulo para la investigation y como correctivo de los enfoques pre-existentes. Y sin em- bargo, lo que su prefacio nos ofrece es, mas que una alternativa teorica sistematica, un conjunto de admoniciones cuyo valor esta en gran medida determinado por hallarse dentro de una polemica concreta. Nos advierte que evitemos los formalismos esteriles y seamos conscientes en todo momento de que la "formation" de la clase obrera fue un proceso hu- mano temporal, encarnado en las experiencias de hombres y mujeres reales. Pero nos dice muy poco sobre un posible modo de estructurar una explication teorica de ese proceso, o, ciertamente, sobre como lo ha estructurado el mismo. De hecho, y lo argumentare seguida- mente, asume de manera implicita la correction esencial de la teoria que precisamente pa-

9 Una vez mas, conviene senalar que en este logro historiografico Thompson no se encontro solo. Habia otros historiadores buscando simultaneamente los medios de devolverle al pueblo llano su voluntad y su voz, entre ellos: Eric J. Hobsbawm, Primitive Rebels: Studies in Archaic Forms of Social Movement in the Ninete- enth and Twentieth Centuries, Nueva York, W. W. Norton, 1959 [Rebeldes Primitivos, Ariel, Barcelona, 1974]; George Rude, The Crowd in the French Revolution, Londres, Oxford University Press, 1959 ; Richard Cobb, Les Armees revolutionaires: instrument de la Terreur dans les departements, avril 1793-floreal an II, 2 vols., Paris, Mouton, 1961-63; y Albert Soboul, Les Sans-Culottes parisiens en Van II: mouvement populaire etgou- vernement revolutionnaire, 2juin 1793-9 thermidor an II, Paris, Librairie Clavreuil, 1962.

10 E. P. Thompson, The Making, p. 9, el subrayado es mio. 11 Ibid, p. 10. I 81

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rece estar negando. Las reflexiones teoricas que el hace explicitas estan tan centradas en su oponente polemico que deja sin articular su propia forma de superar el marxismo clasico.

La determination

Pero en ningiin otro sitio queda tan claro hasta que punto se halla enredado con su oponente polemico como en sus afirmaciones sobre la determinacion. Su defensa de la ca- pacidad de action de la clase obrera y su negativa a aceptar la metafora marxista clasica de una base economica determinante y una superestructura politica y cultural determinada ha contribuido en gran medida a liberar a la historia del trabajo de las cadenas de un rigido determinismo economico. A pesar de todo, su propia teoria sobre como se determina la formation de la clase resulta muy ambigua. En el prefacio encontramos su formulation mas general:

La clase toma realidad cuando algunos hombres, a consecuencia de unas experiencias comunes (he- redadas o compartidas), perciben una identidad de intereses y la articulan entre ellos, y en contra de otros hombres cuyos intereses son distintos (y generalmente opuestos) a los suyos. Esta experiencia de clase esta en gran parte determinada por las relaciones de produccion en que los hombres se ven inmersos al nacer -o en las cuales entran de manera involuntaria. La conciencia de clase es el modo en que se abordan estas experiencias en terminos culturales: plasmadas en las tradiciones, en los sis- temas de valores, en las ideas y las formas institucionales. Si bien la experiencia se nos presenta de- terminada, la conciencia de clase no lo esta. Podemos ver una logica en las respuestas de grupos ocupacionales parecidos que pasan por experiencias similares, pero no podemos formular ninguna ley. La conciencia de clase surge del mismo modo en momentos y lugares distintos, pero nunca exactamente de la misma forma. 12

Por el enfasis que pone en determinados momentos, este pasaje parece estar expo- niendo una teoria de la determinacion de tipo claramente marxista. Las relaciones econo- micas (o la clase en si) dan lugar a un conjunto de experiencias de clase, y estas experien- cias generan la conciencia de clase (o la clase para si). En lineas generales, esto se halla muy cerca de la formulacion marxista clasica -pongamos por caso el Manifiesto Comunis- ta- donde las relaciones economicas de explotacion del capitalismo originan las luchas de clase por medio de las cuales el proletariado toma conciencia de si mismo como una clase destinada historicamente a abolir la explotacion del hombre por el hombre. Pero hay dife- rencias importantes.

Para Thompson, la experiencia de clase es la que establece la mediation historica entre relaciones de produccion y conciencia de clase, mientras que para el marxismo clasi- co es la lucha de clases. Esta -los movimientos politicos, la organization sindical, los con- flictos en los talleres, las huelgas y los boicoteos- no es para el sino una forma de expe- riencia de clase con una importancia crucial. Pero su notion de experiencia es muchisimo mas amplia, incluye todo el conjunto de respuestas subjetivas que los trabajadores dan a su explotacion no solo en los movimientos de lucha sino en el ambito de sus familias y comu- nidades, en sus actividades recreativas, en sus practicas y creencias religiosas, en sus talle- res y tejedurias, etc. Entre la dura realidad de las relaciones productivas y el descubrimien- to de la conciencia de clase se encuentra el vasto, multiple y contradictorio reino de la experiencia, no el proceso puro y unidireccional consistente en aprender la verdad a traves de la lucha postulado por el marxismo clasico.

82 I 12 Ibid., pp. 9-10.

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La segunda diferencia, poco sorprendente dado el caracter amorfo de lo que para el constituye el factor mediador, es una teoria de la determination mucho mas vaga. El pro- ceso de formation de la clase no esta impulsado por leyes inexorables de la historia. La experiencia de clase, afirma, esta determinada por las relaciones de production en que los hombres se ven inmersos al nacer o en las cuales entran de manera involuntaria, si bien el califica esta determination con las expresiones "en gran parte" o "se nos presenta". Toda- via es mucho menos preciso respecto a la forma en que "se abordan estas experiencias en terminos culturales". Parece que es en la concretion cultural de la experiencia de clase donde la action humana entra en escena de manera decisiva -con el resultado de que no podemos formular ninguna "ley" del desarrollo de la conciencia de clase. Se conserva, no obstante, una forma mas suave de determination: hay en el desarrollo de la conciencia de clase una cierta "logica" paralela en funcionamiento aunque no exista "ley" alguna. Thompson mantiene la linea de argumentation del marxismo clasico: la causalidad va de las relaciones economicas a la conciencia pasando por la experiencia social. Solo que la determination es mucho mas laxa: las relaciones de production determinan la experiencia en gran medida, pero cabe presumir que no del todo, y la experiencia de clase determina la conciencia de manera mas debil todavia. Su argumento deja un amplio espacio, dentro de unos limites extensamente definidos, para el ejercicio de la action y los caprichos de la experiencia humana.

Pero a pesar de su rechazo hacia un modelo de sociedad cifrado en la dualidad base- superestructura, el no ofrece, de hecho, ninguna alternativa a una teoria de la formation de la clase economicamente determinista. Aunque asigna un papel importante a la action y la experiencia humanas, con ello no hace mas que aflojar los vinculos causales reduciendolos a leyes probabilisticas en lugar de "leyes de hierro" absolutas; no introduce ninguna causa no economica de la aparicion de la conciencia de clase, simplemente ofrece una variation al decir que la conciencia surge en momentos y lugares distintos. Es mas, en su bosquejo del proceso de formation de la clase, afirma de manera implicita lo que niega en otros es- critos: que la clase esta, en realidad, presente en la estructura economica, independiente- mente de la conciencia o la falta de conciencia de clase de los trabajadores. Si las expe- riencias de los trabajadores producen conciencia de clase, mas que cualquier otro tipo de conciencia, ello es debido a que sus experiencias son experiencias de clase. Y si estas estan determinadas, como dice Thompson, por las relaciones de production, entonces quiere esto decir que tales relaciones de production deben ser relaciones de production de clase, anteriores, naturalmente, a las experiencias de clase que generan. Y si la conciencia de clase que surge de la misma forma en momentos y lugares diferentes responde a una lo- gica unica, ello implica que las experiencias de clase, y por ende las relaciones de produc- tion de clase que las determinan, deben responder a una logica unica mas unitaria incluso. En resumen, llegamos al capitalismo tal como lo concibio Marx: un sistema de relaciones productivas con una logica unitaria dondequiera que aparezca. Esto, que seria perfecta- mente aceptable en un trabajo marxista, pone a Thompson en una situation muy compro- metida desde el punto de vista conceptual. Si se propone justificar de este modo la forma- tion de la clase, ̂como puede negar que la clase este presente en laspropias relaciones de production? Parece tremendamente metafisico y arbitrario negar su presencia en las rela- ciones de production y defenderla en cambio en las experiencias y la conciencia que di- chas relaciones generan.

Asi pues, su explication de la formation de la clase viene a contradecir de manera implicita algunas de sus propuestas teoricas mas importantes. En el prefacio trata de des- I cribir a grandes rasgos un enfoque innovador que asigna un papel mucho mas importante I de lo normal a la experiencia, la action humana y la conciencia, y que abandona el modelo I deductivo de base-superestructura de sus predecesores estalinista-marxistas. Pero tambien I 83

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el, en el pasaje que estoy analizando aqui, adopta el viejo modelo determinista incluso cuando intenta superarlo. El esquema clasico del marxismo que descansa en la dualidad base-superestructura y en el transito de la clase en si a la clase para si, subyace y estructu- ra su description de la experiencia, la action y la conciencia de la clase obrera, aunque esto no se admita ni se examine. Este problema se nos presenta en La Formation de la Clase Obrera en Inglaterra tanto a nivel narrativo y empirico como teorico. A pesar de que el rechaza explicitamente el determinismo economico, lo asume tambien en una espe- cie de inconsciente telon de fondo retorico contra el cual se dibujan y adquieren relieve los relatos empiricos concretos que ilustran esos tres factores. O, por utilizar otra metafora, el determinismo economico actiia como una especie de dinamo oculta que, desconocida por los actores y sentida mas que vista por el autor y el lector, impulsa el relato en una direc- tion concreta. Al suprimir pero al mismo tiempo conservar inconscientemente el determi- nismo economico, Thompson despejo un amplio espacio narrativo que podia ser ocupado casi exclusivamente por los relatos particulares de la experiencia, la action y la conciencia de la clase obrera, inalterables en apariencia, y sin embargo modeladas globalmente por el ritmo de fondo de un movimiento clasico marxista: el de la conciencia en si a la concien- cia para si. El resultado es una description de la formation de la clase que, pese a su ri- queza empirica y su poder persuasivo, contimia siendo esquiva y desconcertante.

Diacronia y Sincronia

Las afirmaciones de Thompson sobre la historicidad de la clase son, en muchos aspec- tos, equivalentes a las que se refieren a la determination; de nuevo, su celo polemico le lleva a negar en su teoria lo que no es capaz de negar en la practica. Su afirmacion de la historici- dad esencial de la clase supone una postura ontologica y epistemologica extremadamente ra- dical -y en mi opinion bastante insostenible. Parece decir que la clase no solo cobra existen- cia a lo largo de un proceso historico, sino incluso que unicamente existe en el transcurso del tiempo ("si detenemos la historia en un momento dado no hay clases..?). Como compro- miso ontologico esto puede ser aceptable, en cierto sentido nada existe salvo en el tiempo. Pero da la impresion de querer sacar de aqui la dudosa conclusion epistemologica segun la cual ningiin andlisis sincronico de la clase puede ser valido. (La clase "elude el analisis si intentamos pararla en seco en un momento dado para diseccionar su estructura".)

En mi opinion, esto es un error. Aun cuando la clase existe en el tiempo, es necesario, al igual que ocurre en algun momento dado en el transcurso de un adecuado analisis histo- rico en torno a ella, detener ese tiempo, abrir un parentesis en el, y examinar la clase como un conjunto de relaciones sincronicas: entre individuos, entre grupos diversos de trabaja- dores, entre trabajadores y patronos, entre trabajadores y medios de production, entre tra- bajadores y las ideologias al alcance, etc... Al contrario que Thompson, yo diria que el concepto de relation, que para el implica fluidez, es en realidad profundamente sincroni- co. Llamar relation a la clase supone que no podemos aprehenderla a traves de una narra- tion puramente diacronica de los hechos, sino que debemos hacer una pausa de cuando en cuando para describirla en cuanto estructura -estructura que, sin duda, cristaliza con los acontecimientos y es transformada posteriormente por ellos. En su polemica contra las concepciones ahistoricas del estalinismo y del funcionalismo estructural, parece haber so-

la sensata postura de insistir en que toda argumentation sobre la clase debe mantener una dialectica entre los enfoques sincronicos y diacronicos para abrazar la dia-

Ibrepasado

cronia pura. Si pensamos por un momento en el texto de La Formation, salta a la vista que la

practica historica de Thompson dista mucho de la diacronia pura. Para empezar, su estilo

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dickensiano, con un narrador omnisciente haciendo deliberados comentarios sobre los su- cesos, se adapta con bastante dificultad a la diacronia pura. Su postura teorica, si la toma- mos con seriedad, estaria mas acorde con un estilo narrativo a lo Virginia Woolf o a lo Robbe-Grillet. 13 Aun diria mas, en realidad su texto esta apretadamente entretejido de ana- lisis sincronicos. Lo cual no significa que "pare el tiempo" en un sentido literal. Cuando decimos que un historiador "para el tiempo" nos referimos a que momentaneamente lo deja en suspenso al abstraer un modelo, una estructura o relacion, del fluir de los aconteci- mientos a fin de contemplarlo, clasificarlo, diseccionarlo o desarrollarlo mentalmente y reflejarlo en un texto. Este modelo, estructura o relacion se constraint normalmente a par- tir de retazos de testimonios cuya creation no fue simultanea en un sentido estricto pero que en cierto modo se acoplan y constituyen un todo. No cabe duda de que esto es lo que el hace en su brillante analisis de los artesanos londinenses cuando utiliza las observacio- nes hechas por Mayhew en 1849 y 1850 como prueba de la distincion entre oficios hono- rables y deshonrosos en la primera y segunda decada del siglo. 14 Y ello es legitimo solo porque Thompson esta perfilando el retrato sincronico de una estructura que segiin el per- duro, al menos en lo esencial, varias decadas. Para resumir, a pesar de las declaraciones teoricas de su autor en favor de una diacronia pura, este texto historico esta salpicado, mas que muchos otros, de analisis sincronicos.

Podria objetarse que Thompson no es ningiin filosofo, y que posiblemente no preten- de excluir el tipo de practica dialectica entre sincronia y diacronia que caracteriza su pro- pio escrito. ^Por que razon habriamos de exigirle fidelidad al sentido literal de las conside- raciones que hace en el prefacio? Pero el prefacio es solo un ejemplo mas de un tema constante en sus escritos, de su energica oposicion a la teoria deductiva, cuya expresion mas elocuente (y brutal) la hallamos en el ataque que hace a Althusser en The Poverty of Theory. 15 Sea cual sea la opinion que uno tenga sobre los meritos relativos de ambos auto- res (si me obligaran a elegir yo no dudaria en quedarme con Thompson), es preciso adver- tir que la postura de este ultimo tiende constantemente a tachar de ilegitimas y ahistoricas las teorizaciones sincronicas expresas, al mismo tiempo que se niega a reconocer el carac- ter no menos sincronico de las teorizaciones tacitas de sus propias narraciones. Por consi- guiente, descarta la posibilidad de una confrontation entre sus teorias y las de sus oponen- tes, excluyendolas en realidad por cuestiones de procedimiento. Su apasionada defensa de una diacronia radical es tan desorientadora como su incumplida renuncia al modelo de de- termination fiindado en la dualidad base-superestructura.

La Experiencia

Si bien la riqueza narrativa con que retrata la experiencia de la clase obrera constituye el gran triunfo de la obra que nos ocupa, la pesada carga explicativa que confiere a dicho

13 Al que piense que un estilo literario "modernista" como este es incompatible con el relato historico so- cial le aconsejo que dedique algo de atencion a la obra de Carlo Ginsburgh The Night Battles: Witchcraft and Agrarian Cults in the Sixteenth and Seventeenth Centuries, traduccion de John y Anne Tedeschi, Nueva York, Penguin Books, 1983. Aunque este libro no constituye un buen ejemplo de la diacronia pura, sus pasajes narra- tivos estan escritos, con una deliberada austeridad modernista, desde la perspectiva de un historiador que "acier- ta a oir" los interrogatorios inquisitoriales. Las propias intervenciones de Ginsburg se deslindan con toda nitidez de la narration, mucho mas nitidamente que en el caso de The Making, donde la voz distanciadora, moralizante, - generalizadora y (no lo olvidemos) sincronizadora del narrador esta presente incluso en la aparentemente mas I pura exposition de los hechos. I

14 E. P. Thompson, The Making, pp. 249-60. I 15 Ibid., "The Poverty of Theory or an Orrery of Errors" en The Poverty of Theory and Other Essays, I

Nueva York, Monthly Review Press, 1978, pp. 1-210. [Miseria de la teoria, Critica, Barcelona, 1981.] ■ 85

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concepto es, en mi opinion, su defecto cardinal. 16 El significado del termino "experiencia" es en si mismo tan amorfo que resulta dificil asignarle un papel delimitado en la teoria de la formation de la clase, y Thompson todavia lo complica mas al utilizarlo de una manera inconsistente y confusa. En su ensayo "Folclore, Antropologia e Historia Social" y, al menos implicitamente, en el mencionado prefacio, nos la presenta como el factor media- dor entre las relaciones de production y la conciencia de clase, o entre "el ser social" y "la conciencia social". 17 El problema de esta formulation es que la experiencia parece abarcar los dos terminos entre los cuales se supone que actiia como mediadora. ^Existen las "rela- ciones de production" o el "ser social" o la "conciencia" fuera de la experiencia? Cual- quier "ser social" que exista fuera de ella habria de ser uno de esos tipos de estructura sin- cronica que Thompson niega de un modo expreso. Y la conciencia que exista fuera de ella deberia ser esa conciencia inferida que los estalinistas habian atribuido a la clase obrera. Una de las mayores victorias del relato de la formation de la clase es que retrata las rela- ciones de production no como una abstraction sino como las experiencias de hombres y mujeres de carne y hueso. Este es, a mi parecer, el logro principal de la segunda parte ("La maldicion de Adan"). Asimismo, la "conciencia de clase" descrita en el capitulo final no es un conjunto de doctrinas abstractas y logicas que los trabajadores deberian haber abra- zado, sino la experiencia concreta de los radicales, los periodistas, los obreros autodidactas y los owenistas que escribieron y leyeron tratados, folletos y articulos de periodicos o hi- cieron discursos en el contexto de su propias luchas politicas y sociales y que practicaron la conciencia de clase en sus vidas mismas. En otras palabras, a pesar de que el declara lo contrario, la experiencia no puede cumplir un papel "mediador" en la formation de la clase obrera en Inglaterra porque, para el, la formation de la clase no es sino experiencia.

Si en La Formation la experiencia es un medium, lo es no en el sentido de "una subs- tancia mediante la cual actiia una fuerza o se transmite un efecto" (esta definition, la se- gunda que nos da el diccionario de Webster, incluiria la mediation entre el ser y la con- ciencia) sino en el de "aquello a traves de lo cual o por medio de lo cual se logra algo" (tercer significado del mismo diccionario). 18 Mas que mediadora entre el ser social y la conciencia, da la impresion de que la experiencia es el medium en el cual toman realidad las estructuras teoricas (aunque Thompson niegue oficialmente la existencia de dichas es- tructuras). Las relaciones de clase, que de manera no expresa se suponen presentes en la base material, se realizan en el medium de la experiencia humana: la experiencia de las re- laciones de production, de las luchas y de la conciencia. Asi, una estructura sincronica ta- citamente presupuesta acaba tomando cuerpo en las vidas reales, historicas y concretas de los actores humanos.

Cierto pasaje de The Poverty of Theory, en el cual Thompson reflexiona sobre los lo- gros de los historiadores marxistas ingleses (y por antonomasia, como es logico, de La

16 El concepto de experiencia en Thompson ha sido objeto de alguna controversia. Entre sus detractores se incluyen Perry Anderson, Arguments Within English Marxism, Londres, Verso, 1980, pp. 25-9; Richard John- son, "Edward Thompson, Eugene Genovese, and Socialist-Humanist History" en History Workshop 6, Otofio 1978, pp. 79-100 [Hacia una historia socialista, Serbal, Barcelona, 1983]; y Sande Cohen, Historical Culture: On the Recoding of an Academic Discipline, Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1986, pp. 199-204. Entre sus defensores se hallan Harvey J. Kaye, The British Marxist Historians, Cambridge, Polity Press, 1984 [Los historiadores marxistas britdnicos, Universidad de Zaragoza, 1989]; y Ellen Meiksins Wood, "The Politics of Theory and the Concept of Class: E. P. Thompson and His Critics" en Studies in Political Eco- nomy, n.° 9, Otofio 1982. ,

17 E. P. Thompson, "Folklore, Anthropology and Social History en Indian Historical Review, n. 3, enero 1977, pp. 247-66 ["Folklore, Antropologia e Historia Social", Historia Social, n.° 3, Valencia, 1989]; The Ma-

king, pp. 9-10. 18 Webster s New International Dictionary oj the English Language, segunda edicion en version Integra,

Springfield, Massachusetts, C. C. Merriam, 1959, p. 1528. I 87

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Formation), parece autorizar esta interpretation de la experiencia como medium. "Explo- ramos", dice, "esos conceptos conectivos (tales como 'necesidad', 'clase' y 'determinar') por los cuales, a traves del desaparecido termino 'experiencia', la estructura se transmuta en proceso, y el sujeto vuelve a entrar en la historia". 19 Aqui, puede decirse que sin ambi- giiedad alguna, la experiencia es el medium a traves del cual la estructura cobra existencia en los sujetos historicos, humanos y reales.

Lo que no queda claro en la frase es la naturaleza exacta de la "estructura", ni de que forma se traduce esta en la experiencia. No obstante, estas cuestiones se retoman mas ade- lante en un pasaje complejo y oscuro parte del cual debemos citar.

Y en relation a la "experiencia" nosotros [es decir, los historiadores marxistas ingleses] nos vimos obligados a reeXaminar todos aquellos sistemas, densos, complejos y elaborados, por los cuales se estructura la vida familiar y social, y se realiza y expresa la conciencia social (sistemas que, por el mismo rigor de su disciplina, estan condenados a la exclusion en Ricardo y en el Marx de El Capi- tal): parentesco, costumbre, normas visibles e invisibles de la regulation social, hegemonia y defe- rencia, formas simbolicas de domination y de resistencia, fe religiosa e impulsos milenaristas, mo- dales, leyes, instituciones e ideologias -todos los cuales, en su conjunto, constituyen la "genetica" del proceso historico completo, unidos todos ellos, en un momento dado, en la experiencia comun del ser humano la cual (al igual que las distintivas experiencias de clase) hace sentir su influencia sobre la totalidad. 20

La imprecision y las contradicciones de este parrafo son reveladoras. Al principio, el autor parece estar diciendonos que esos "sistemas densos, complejos y elaborados", impo- sibles de comprender dentro del marco marxista traditional, constituian en si mismos unas estructuras, mas o menos paralelas a las estructuras (es decir, a los modos de production) que podian ser entendidas en terminos marxistas. Al menos en la description que de ellos hace tienen capacidad para estructurar la vida social y toman cuerpo en la conciencia so- cial. A continuation parece decir que estas estructuras deben ser entendidas unicamente bajo la categoria de experiencia. Estan, al menos, todas "unidas... en la experiencia comun del ser humano". Y despues equipara esta experiencia comun del ser humano (conforma- da, no lo olvidemos, por esa larga retahila de "sistemas" que empieza por el "parentesco" y termina con la "ideologia") con "las distintivas experiencias de clase". En otras palabras, los historiadores marxistas, que persiguen un analisis centrado en el modo de production, se encuentran en su biisqueda con una serie de sistemas que no son reducibles a tales modos. Pero estos sistemas, que juntos constituyen una esfera de la "experiencia", resultan tener un factor en comun: todos son experiencias de clase. Y puesto que la clase al fin y al cabo esta determinada por el modo de production, ello implica que sistemas que no son reducibles a el, puedan, sin embargo, serle atribuidos en cierto sentido. En resumen, el pa- saje es sumamente contradictorio.

Una imagen mas clara aunque no menos inquietante se vislumbra en el parrafo si- guiente:

Pero, en mi opinion, nosotros no descubrimos otros sistemas diversos, y coexistentes, equivalentes en rango y coherencia al sistema de Economia (anti-) Politica, los cuales ejercerian influencias co- iguales: el Modo de Parentesco, el Modo Simbolico, el Modo Ideologico, etc. En ultimo caso, la "Experiencia" se ha generado (hemos podido observarlo) en la "vida material", se ha estructurado en formas de clase, y de ahi que el "ser social" haya determinado la "conciencia social". La Structu- re sigue dominando a la experiencia pero desde esa perspectiva su influencia concreta es debil. Para

19 E. P. Thompson, Poverty of Theory, p. 170, el subrayado es mio. 20 Ibid. Idem, pp. 171-2, subrayado en el original. 88

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cualquier generation viviente, en cualquier "ahora", los modos que tiene de "manejar" la experien- cia son impredecibles y eluden toda definition estricta de la determination. 21

Aqui Thompson parece decir que los sistemas que constituyen el ambito de la "expe- riencia" (es decir, el parentesco, la costumbre, etc..) no son sistemas despues de todo, al menos no de un tipo parangonable a los modos de production. Ahora nos describe estos cripto-sistemas diversos sin la "coherencia" ni las "fiierzas determinantes" que atribuye al "sistema de Economia (anti-) Politica -o, lo que es lo mismo, a la ciencia materialista de Marx del modo de production. Afirma que los historiadores marxistas ingleses han "podi- do observar" en sus investigaciones que la experiencia (que incluye, recuerdese, el paren- tesco, la costumbre, etc.) en ultimo caso "se ha generado en la 'vida material' " y "se ha estructurado en formas de clase". Se ha visto que aparentemente estos cripto-sistemas no tienen una dinamica causal independiente; por lo tanto puede decirse que en el fondo se experimentan por medio de la clase, de donde fluye toda la fuerza causal. Los cripto-siste- mas que componen la "experiencia" son en si mismos un medium inerte; su vida dimana por completo de la dinamica del modo de production.

Pero £en que sentido han "podido observar" los historiadores marxistas ingleses que esto es asi? Desde luego no en el sentido empirico en el que la ciencia del modo de pro- duction ha explicado normalmente la mayor parte del comportamiento historico estudia- do. De hecho, el descubrimiento empirico que Thompson proclama a bombo y platillos es justamente el contrario: que la influencia concreta de La structure es debil. La forma en que cualquier generation viviente orienta la experiencia "es impredecible y elude toda de- finition estricta de la determination". Extrano argumento este para un ferviente defensor de la investigation empirica y un enemigo declarado del dogmatismo de las teorizaciones a priori. La fragilidad de esta premisa deberia haberle hecho plantearse que tal surtido de cripto-estructuras, parentesco, ley, ideologia, etc., podria, como el sugirio en un principio, tener cierto poder explicativo independiente. En cambio lo desecha sobre una base que ob- viamente no es empirica y que, por consiguiente, debe ser teorica a priori. Al encontrarse, siguiendo su propio analisis, sin otra cosa que esa debil determination, saca en definitiva, no que tambien sean posibles otros sistemas de determination, sino que, en tanto en cuan- to solo el modo de production puede considerarse determinante, todo aquello que este no pueda explicar debe ser atribuido a los caprichos de la experiencia: a las profundas com- plejidades de la existencia humana y a la intervention impredecible de la action humana. No deja de ser ironico que Althusser, con su insistencia en la "autonomia relativa" de los distintos niveles de una formation social y su concepto de la "sobredeterminacion", resul- te ser a este respecto mas flexible y menos categorico que el, paladin antidogmatico del conocimiento empirico.

Nos encontramos de nuevo ante algo engafioso, en el fondo lo mismo que cuando descarta, y a pesar de todo asume, la determination de la superestructura por la base, o cuando suprime por principio, pero no puede suprimir de hecho, la importancia de la sin- cronia en el analisis historico. En su esfuerzo por especificar la naturaleza y el papel de la experiencia, Thompson retorna derecho a la realmente inexcusable, aunque teoricamente excluida, estructura sincronica a priori par excellence del marxismo: el modo de produc- tion. Los vastos dominios de la historia que no pueden ser explicados de acuerdo con la dinamica del modo de production quedan relegados a la categoria residual de "la expe- riencia", que no tiene definition posible o, al menos, no en unos terminos establecidos. Todo tipo de sistema aparentemente susceptible de ser descubierto en las sociedades hu-

21 Ibid.. Idem, p. 172, subrayado en el original. I 89

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manas no es realmente un sistema sino parte del medium oscuro y complejo de "la expe- riencia": esa cosa humana, escurridiza, efervescente, erratica, resistente e independiente en la cual el modo de produccion determina la historia de manera muy incompleta.

Es obvio que su teoria, una vez mas, no concuerda con lo que ha sido su practica tanto en La Formation de la clase obrera en Inglaterra como en otros escritos. En sus obras, las diversas cripto-estructuras adquieren un aspecto que es todo menos inerte, con dinamicas propias que es posible definir y con sus influencias particulares e inconfundi- bles. Esto se pone quiza mas de manifiesto en Whigs and Hunters, donde la elocuencia con que Thompson encomia el "imperio de la ley" viene justamente a confirmar que la ley tiene su propio peso causal en la historia. 22 Pero la misma observation se puede hacer sobre La Formation. "Sistemas" tales como la tradition que arranca de Paine, el metodis- mo o las instituciones de solidaridad de oficio no son simples medios de transmision de las dinamicas que se originan en el modo de produccion, sino fuerzas causales por derecho propio. Al etiquetarlos como "experiencia", se esta ocultando a si mismo hasta que punto su obra asume implicitamente no solo que la base de las relaciones de produccion es deter- minante en ultimo caso, sino tambien que toda una serie de sistemas culturales, institucio- nales y politicos relativamente autonomos son sobredeterminantes. En este sentido, su mo- delo tacito de la tectonica social se halla en realidad muy cercano al de Althusser.

Desenmaranar la Experiencia

Las afirmaciones de Thompson sobre la experiencia como categoria teorica son tan incoherentes que uno se siente tentado a descartar el termino por completo. Pero con todo, "experiencia" parece una etiqueta adecuada para lo que el ha captado tan magnificamente en el relato de La Formation. Creo que merece la pena por lo tanto, en lugar de vaciar de significado el concepto, clarificarlo y despojarlo de todas las consideraciones filosoficas, por otra parte insostenibles, que el le atribuye. Una vez restablecido un significado mas acorde con el uso ordinario de la lengua, la experiencia ocupa un lugar en la teoria de la formation de la clase -y de manera mas general en la teoria del cambio historico.

El primer paso es desligar dicho concepto de lo que constituye un problema bastante distinto: la causalidad multiple. Las desviaciones que sufren los sucesos historicos del mo- delo determinista estrictamente economico no deben ser atribuidas de forma automatica a la "experiencia", dando lugar con ello a la explication implicita de que son consecuencias de una "action" humana esencialmente misteriosa. Gran parte de esa desviacion puede justificarse con relativa claridad como el resultado de interacciones causales entre una di- versidad de estructuras o sistemas mas o menos autonomos. El termino experiencia debe- ria aplicarse, de acuerdo con la definition del diccionario Webster, en el sentido mucho mas riguroso de "la forma concreta en que se vive una situacion o unos sucesos...; el hecho de sentir placer o sufrimiento; y de ahi, el efecto que producen en nuestro juicio o nuestros sentimientos impresiones personales y directas...: como en 'saber por experien- cia' ". 23 Aunque pueda estar referido simplemente a "la forma concreta de vivir unos suce- sos", normalmente denota "efecto sobre nuestro juicio o sentimientos", con el resultado de un conocimiento. Cuando llamamos experiencia a una situacion, lo que normalmente que- remos decir es que la persona que ha disfrutado o sufrido dicha situacion ha reflexionado sobre ella. La experiencia, como dice Clifford Geertz, es algo "interpretado". 24 El mismo

22 Ibid., Whigs and Hunters: The Origin of the Black Act, Nueva York, Pantheon Books, 1975, pp. 258-69. 23 Webster's New International Dictionary, p. 896. 24 Clifford Geertz, The Interpretation of Cultures, Nueva York, Basic Books, 1973, p. 405. 90 I

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Thompson, llegado a cierto punto en The Poverty of Theory -y antes de inflar y confundir este concepto con sus argumentos de la mediation entre el ser y la conciencia social-, da una definition muy parecida a la de Webster. "La experiencia", dice, "comprende la res- puesta mental y emocional, bien de un individuo o de un grupo social, a muchas situacio- nes interrelacionadas o a numerosas repeticiones del mismo tipo de situaciones". 25 Esta definition es bastante clara y explicita. Viene a deck algo importante pero no muy com- plicado: que las personas responden mental y emocionalmente, sea como individuos o en grupos, a lo que les sucede.

Esto es ademas coherente con su practica en la obra que estamos tratando. Su narra- tion reconstruye no tanto los hechos reales por los que la gente paso cuanto su modo de interpretar las situaciones que estaban viviendo. Con su paciente compilation de los textos que han sobrevivido y su atencion escrupulosa a los juicios y sentimientos expresados en ellos, ha logrado traducir los acontecimientos cotidianos de la historia inglesa del siglo diecinueve (Peterloo, la revolution industrial, la suspension del habeas corpus, el ludismo) como experiencias de la gente ordinaria. Lo que distingue su relato de otros anteriores lle- vados a cabo por historiadores del trabajo es que el nos permite ver los acontecimientos -o quiza deberiamos decir, nos crea la ilusion narrativa de que podemos verlos- desde la perspectiva de aquellos que los vivieron. Nos cuenta de donde proceden las personas; nos presenta invariablemente su experiencia (es decir, su respuesta mental y emocional a lo que sucede) como algo estructurado, por las relaciones de production, por las institucio- nes politicas, por las costumbres, las tradiciones y los valores. Lo que le da a su retrato de la experiencia tanta fuerza persuasiva es que parte de una idea estructurada y explicable de la action, no meramente voluntarista y misteriosa.

Esta en lo cierto cuando afirma que la diferencia entre el y Althusser es profunda, solo que su larga disertacion en The Poverty of Theory no hace mas que oscurecer este hecho en lugar de clarificarlo. La diferencia esencial reside en sus teorias sobre el suje- to. Para Althusser los individuos carecen de capacidad agente: son reproducidos de una manera determinada y rigida por los mecanismos de la education, la familia, la religion y otros de los llamados aparatos ideologicos del estado. 26 Como sefiala Goran Therborn, presenta unos sujetos tan completamente sometidos por la fuerza de la ideologia de la clase dominante que les estaria negada la capacidad de resistir o de luchar. 27 Thompson, en cambio, no desarrolla una teoria elaborada sobre el tema pero dedica gran parte de su tiempo a crear los sujetos de su relato, y son unos sujetos completamente distintos. Estan provistos de action -no del "libre albedrio" del individualista ingenuo sino de la action estructurada. Son lo que son por los sistemas o estructuras diversos que constitu- yen su espacio de vida historico; lo que puedan pensar, sentir o hacer esta determinado por el hecho de ser metodistas, "ingleses nacidos libres", artesanos de un oficio degra- dado, londinenses, etc. Ahora bien, esta determination no es mecanica, pues sus sujetos son lo que Anthony Giddens denomina "entendidos". Son seres humanos, inteligentes y con una voluntad propia que reflexionan sobre las circunstancias por las que pasan (es decir, tienen experiencias) y que son capaces de actuar con un proposito y de un modo racional fundandose en sus experiencias, dentro de los limites impuestos por las estruc-

25 E. P. Thompson, Poverty of Theory, p. 7, subrayado en el original. 26 Louis Althusser, "Ideology and Ideological State Apparatuses (Notes towards an Investigation) en I

Lenin and Philosophy, Nueva York, Monthly Review Press, 1971, pp. 127-86. [Escritos 1968-1970, Laia, Bar- celona, 1975.]

27 Goran Therborn, The Ideology of Power and the Power of Ideology, Londres, Verso Editions, 1980, I

pp. 8-10. [La ideologia delpodery elpoder de la ideologia, Siglo XXI, Madrid, 1987.] I 91

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turas que constituyen su subjetividad y su entorno, asi como de las posibilidades abiertas por ellas. 28

Si al exponer la teoria del sujeto implicita en Thompson, me he expresado en los ter- minos teoricos de Giddens, es porque creo que su idea de la accion y la estructura nos fa- cilita un eje teorico mas adecuado que el concepto amorfo de experiencia del propio Thompson para entender su conception de la formacion de la clase. Giddens incluye lo que la "experiencia" tiene de litil en Thompson: insiste en que los seres humanos se hallan constantemente ocupados en la "observacion reflexiva" de la actuation propia y ajena, y en que su forma de organizar y de comprender la vida social se desprende de esa observa- cion reflexiva. 29 Solo que su teoria tiene en cuenta la experiencia sin enmaranar la relacion entre accion y estructura.

En gran medida esto se debe a que Giddens desarrolla una alternativa al cosificado concepto estalinista o althusseriano (o funcionalista estructural) de la estructura como algo material. Thompson, en cambio, lo rechaza pero no propone una option; para el, la experiencia y la estructura son principios antagonicos porque sigue concibiendo esta ulti- ma en terminos suprahumanos reificados, mientras que la primera juega el papel en su analisis teorico de frustrar y mellar la determination estructural. Giddens, por el contra- rio, descosifica la estructura y la convierte en algo no menos humano que la accion; en lugar de ser antagonistas, para el van indisolublemente unidas: la accion y la estructura "presuponen la una a la otra". 30 Segun el, las estructuras son, al mismo tiempo, el me- dium y el resultado de las interacciones humanas. Son transformadas pero tambien repro- ducidas por los agentes. No solo determinan o limitan, sino que ademas posibilitan: los agentes no podrian existir sin las estructuras que establecen sus limitaciones y posibilida- des, y las estructuras no podrian existir sin los agentes que las materializan y/o las trans- forman. Este concepto de la estructura y de su relacion con la accion no precisa recurrir a ningiin tipo de ambigiiedad para justificar los efectos transformadores de la experiencia. Si vemos las estructuras en primer lugar como el producto constante de la observacion reflexiva, es logico pensar que los cambios producidos en ellas surgen de ese mismo pro- ceso reflexivo.

Sin embargo, por el simple hecho de invocar a Giddens no quedan resueltos todos los problemas teoricos que Thompson plantea en torno a la formacion de la clase obrera en Inglaterra. No se nos clarifica cuando debemos ser abstractos y cuando concretos, como reconocer o describir las estructuras, o como personificar de manera apropiada en nuestras narraciones a los agentes entendidos. Pero creo que nos proporciona un vocabulario teori- co capaz de explicar lo que el autor de La Formacion consigue en su texto: un retrato de los trabaj adores ingleses como agentes estructuralmente coartados y dotados de capacida- des, cuya experiencia y manera "entendida" de actuar producian, en interaction con otros agentes que operaban diferentemente dotados bajo distintas coartaciones estructurales, una clase obrera con conciencia de si misma. 31

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28 Anthony Giddens, Central Problems in Social Theory: Action, Structure and Contradiction in Social Analysis, Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1979; A Contemporary Critique of Historical Materialism, Londres, Macmillan, 1981; y The Constitution of Society: Outline of the Theory of Structuration, Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1984.

29 Ibid, Central Problems, pp. 53-9; y The Constitution of Society, pp. 5-14. 30 Ibid., Central Problems, p. 53. Subrayado en el original. I 31 El propio Marx avala tal planteamiento. Recordemos su aforismo: "Los hombres hacen su propia histo- I ria, pero no la hacen a su albedrio; en las circunstancias que ellos mismos eligen, sino bajo aquellas circunstan- I cias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas del pasado". Karl Marx, The Eigh- I teenth Brumaire of Louis Bonaparte, Nueva York, International Publishers, sin fecha, p. 13. [El 18 de Brumario I de Luis Bonaparte, Ariel, Barcelona, 1968.]

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La ventaja de esta teorizacion de la historia de Thompson, como description de unos agentes constituidos estructuralmente que materializan y/o transforman unas estructuras, es que resuelve un punto debil de La Formation generalmente reconocido: su resistencia a abordar de manera expresa el papel de las estructuras en la formation de la clase. Thomp- son elude las estructuras porque no desea introducir en su relato ninguna fuerza extrahu- mana; y sus criticos contestan que al concentrarse en las fuerzas "subjetivas", se olvida de las fuerzas "objetivas", que juegan de hecho un papel primordial en la formation de la clase. Lo cierto es que uno y otros caen en el error de creer que las estructuras son "objeti- vas" y que, por lo tanto, no estan al mismo nivel ontologico que los agentes. Si aceptamos la postura de Giddens sobre las estructuras, todo contraste entre lo "subjetivo" y lo "objeti- vo" se convierte en una cuestion puramente metodologica. La abstraction llega a ser algo momentaneo en el analisis: un movimiento estrategico necesario en cualquier argumenta- tion historica que envuelva alguna complejidad. Podemos introducir las estructuras sin dejar de ser humanistas ontologicos, y podemos reconocer la eficacia de la "experiencia" sin descartar un razonamiento estructural.

iCulturalismo o Experimentalismo?

Cuando los criticos marxistas han acusado a Thompson de prestar insuficiente aten- cion a los determinantes estructurales, han tenido casi siempre en mente los "economi- cos". Aunque no de una forma explicita, la mayoria de los marxistas equiparan la estructu- ra a las explicaciones economicas y la action a las ideologicas o culturales. De ahi lo facil que le resulta a Richard Johnson pasar de un convincente ataque a su "enfasis preponde- rante en la 'experiencia', a la acusacion equivocada de 'culturalista'". 32 Mientras que es cierto, como argumentan Johnson y Perry Anderson entre otros, que Thompson sacrifica la penetration analitica al negarse a incluir un enfoque mas estructural en la historia de las relaciones de production capitalistas, no es verdad, en cambio, que haya relegado a un se- gundo termino las relaciones economicas o productivas, como el concepto "culturalismo" pareceria indicar. Hemos visto que, a pesar de expresar ocasionalmente un rechazo al de- terminismo economico, sus razonamientos teoricos presuponen que el modo de produc- tion capitalista es la causa subyacente fundamental de la formation de la clase obrera. Tampoco ha negado Thompson las relaciones de production en su analisis empirico; los capitulos del 6 al 10 ("Explotacion", "Braceros del agro", "Artesanos y otros", "Los teje- dores" y "Niveles de vida y experiencias") junto a partes importantes de su description del ludismo en el capitulo 14 estan cuajados de brillantes analisis de la vida economica y las relaciones productivas de los obreros ingleses. Lo que distingue dichos analisis no es tanto su acento en la cultura -aunque insiste con bastante razon en la interpenetracion insepara- ble de la cultura y las relaciones de production- como el hincapie que pone en retratar estas relaciones a modo de experiencias humanas vividas en lugar de estructuras abstrac- tas. En este capitulo y a lo largo de todo el libro se resiste a la abstraction y pone gran em- peiio en referir todos los aspectos de la "formation" de la clase obrera en Inglaterra, sean economicos, culturales, politicos, religiosos o sociales, desde la perspectiva exclusiva de las experiencias historicas concretas. Mas que ser un "culturalista" -lo cual implicaria dar prioridad a las explicaciones culturales sobre cualesquiera otras- es un "experiencialista" cuya perspectiva narrativa destaca el punto de vista de los agentes historicos particulares sobre el del analista consciente de la teoria.

32 Johnson, "Socialist-Humanist History", p. 97. I 93

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Un indice de que la etiqueta de "experiencialismo" es mas adecuada que la de "cultu- ralismo" para describir la perspectiva de nuestro historiador es que su forma de explicar el surgimiento de la conciencia de clase -un cambio cultural despues de todo- adolece de la misma vaguedad teorica que su explication de los cambios en las relaciones de produc- tion. Al final del libro, tenemos la sensation de que la presencia de la conciencia de clase en las formas de concebir la sociedad y en los movimientos de protesta es el resultado de la historia que Thompson ha relatado, pero no es facil concretar con claridad el como y el por que. Las ideologias elaboradas desde una conciencia de clase incluian evidentemente esa reflexion sobre la experiencia de la explotacion que la segunda parte de La Formation narra de manera tan convincente, pero, desde luego, no eran meros "reflejos" de esa expe- riencia. Es obvio que estaban, tambien, fuertemente influidas por las tradiciones politicas descritas en la primera parte ("El Arbol de la libertad") y por las luchas politicas relatadas en la tercera parte ("La presencia de la clase obrera"). No obstante, continiia sin estar claro de que forma tales influencias y fuerzas dieron lugar a una transformation cultural concre- ta: la aparicion de la conciencia de clase. Esta, en cambio, se nos presenta a principios de la decada de 1830 como el resultado de una "experiencia" tumultuosa e iluminadora pero conceptualmente turbia.

Reformulando su tesis

No pretendo aqui, al reformular la tesis de Thompson, indicar de que manera un en- foque mas estructural de las dinamicas del capitalismo podria mejorar la obra que estamos

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tratando; otros ya lo han hecho antes que yo. 33 En lugar de ello, intentare aportar lo que criticas anteriores han dejado a un lado: una interpretation estructural de la aparicion de la conciencia de la clase obrera, interpretation que es compatible con su relato, al mismo tiempo que clarifica sus fundamentos conceptuales y su signification teorica. Me apoyare ademas en lo que yo mismo he estudiado sobre Francia, donde considero que el surgimien- to de la conciencia de clase tiene lugar en los mismos anos que en Inglaterra y a traves de un proceso extraordinariamente similar. 34

Parece conveniente centrar esta reformulation en una de las afirmaciones mas con- trovertidas de su libro: que la clase obrera ya se habia "formado" a principios de la decada de 1830. La actividad febril de la clase obrera en los anos inmediatamente posteriores a la Ley de Reforma y la preponderancia cartista en la politica popular en Inglaterra entre me- diados de 1830 y finales de los anos 1840 hacen plausible esta suposicion. Sin embargo queda la duda de en que medida era definitiva esta "formation". Aunque el cartismo cons- tituia un movimiento de masas obrero, su programa y su discurso reflejaban muy parcial- mente una conciencia de clase. Por una parte, concentraba su interes en la reforma electo- ral y, por la otra, sus ataques al monopolio y la corruption eran mas despiadados que los que dirigia a las relaciones de propiedad. Tras el colapso final del cartismo en 1848, los obreros ingleses cayeron en un largo periodo de conservadurismo, apatia o adoptaron una estrecha "conciencia sindical". Mas que hablar de una "formation" firme a principios de 1830, podriamos decir que la historia de la clase obrera inglesa es una historia de forma- ciones, "des-formaciones" y "re-formaciones" sucesivas. 35 Desde esta perspectiva, los lo- gros del periodo comprendido entre 1790 y 1832 no fueron tan impresionantes despues de todo; lejos de ser definitivos, eran reversibles. Y con todo, creo que esa primera formation tuvo algo especial que le imprimio un caracter mas fundamental que el que tuviera cual- quiera de las otras formaciones, "des-formaciones" y "re-formaciones" subsiguientes. Para descubrir la razon de esto tenemos que entrar en distinciones teoricas que nos sacan del te- rreno puramente experiential de la propia narration de Thompson.

^Que quiere decir realmente cuando afirma que la clase obrera se habia "formado" a principios de los anos 1830? En primer lugar, esta se habia definido como clase y se habia separado conceptualmente de la burguesia. Al hacerlo, habia desarrollado una critica con- creta de la sociedad capitalista y las relaciones de propiedad. En pocas palabras, habia es- tablecido un discurso de clase. Al mismo tiempo, habia puesto en marcha un movimiento obrero. Un movimiento que contaba con instituciones diferenciadas (sindicatos y confede- raciones sindicales, periodicos, clubs y embriones de partidos politicos como la Union Na- tional de la Clase Obrera). Dentro y en torno a dichas instituciones cientos de miles de trabajadores se movilizaban y luchaban conscientemente en favor de sus objetivos de clase. El discurso y el movimiento estaban intimamente unidos: fue dentro de las institu- ciones del movimiento de clase obrero donde los militantes desarrollaron y diseminaron un discurso de clase; y fueron las nociones contenidas en dicho discurso las que moldea- ron e inspiraron el movimiento. Aqui y alia, dispersa en ese relato de la aparicion del mo-

33 Vease p. ej.: Johnson, "Socialist-Humanist History" y Anderson, Arguments Within English Marxism. 34 William H. Sewell, Jr., Work and Revolution in France: The Language of Labor from the Old Regime

to the French Revolution, Cambridge, Cambridge University Press, 1980. [Trabajo y revolucion en Francia, Taurus, Madrid, 1992.]

35 Sobre este punto Thompson ha recibido criticas convincentes de Tom Nairn, "The English Working Class" en New Left Review, marzo-abril 1964; Anderson, Arguments Within English Marxism, pp. 43-9; Ga- reth Stedman Jones, "Rethinking Chartism" en Languages of Class: Studies in English Working Class History, 1832-1928, Cambridge, Cambridge University Press, 1983, pp. 90-178 [Lenguajes de clase, Siglo XXI, Ma- drid, 1989]; y, aunque mas suave, de Eric J. Hobsbawm, Workers: Worlds of Labor, Nueva York, Pantheon Books, 1984, pp. 194-213. [Trabajadores, Critica, Barcelona, 1979.] 95

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vimiento obrero en el que Thompson hace cobrar a la experiencia una entidad tan palpa- ble, hallamos una description paralela del discurso de clase emergente. Description que, a mi parecer, requiere una formulation teorica mas explicita.

^,Cual es su teoria implicita sobre el surgimiento del discurso obrero? Antes que nada, el discurso obrero es una transformation de los discursos preexistentes. Esto parece deri- varse de la propia organization del libro. El discurso de clase no surge, segiin cabria supo- ner por el prefacio, como una reflexion de, y acerca de, la explotacion de los trabajadores en las relaciones de production capitalistas. Si este fuera el caso, careceria de sentido el largo y apasionado analisis de las tradiciones politicas populares anteriores al siglo dieci- nueve que nos ofrece en los cinco primeros capitulos. Tales tradiciones eran importantes porque encerraban nociones que serian transformadas en un nuevo discurso de clase alre- dedor de 1830. Dicho de otro modo, las tradiciones politicas y religiosas descritas en la primera parte del libro, una vez sometidas a la experiencia de la explotacion referida en la segunda parte, se convertirian, por medio de las agitaciones politicas relatadas en la terce- ra parte, en la "conciencia de clase" a la que dedica el capitulo final. El hecho de que el discurso de clase sea una transformation de un discurso anterior tiene una implication teorica importante: significa que para poder explicar su aparicion, debemos comprender la naturaleza, la estructura y las posibles contradicciones de los discursos previamente exis- tentes de los cuales el es una mutation.

Aunque entender la genesis del discurso de clase exige abarcar una amplia extension cronologica, el verdadero surgimiento de la conciencia de clase tuvo lugar por una ruptura conceptual relativamente siibita durante un periodo de intensa lucha politica. La brusque- dad de esa ruptura es en gran medida una consecuencia de la estructura formal del propio cambio conceptual: la aparicion de la conciencia de clase requeria la transformation si- multdnea de dos discursos previos bastante distintos.

Tanto en Inglaterra como en Francia la conciencia de clase hizo su primer acto de presencia casi exactamente en el mismo periodo (comienzos de la decada de 1830), broto de agitaciones politicas analogas (la crisis de la Ley de Reforma y la Revolution de Julio) y de cambios conceptuales estrictamente paralelos. 36 En los dos paises, el nacimiento de un discurso obrero fue el resultado del fracaso de las alianzas politicas entre los trabajado- res y la burguesia subsiguiente a los logros de las luchas contra los regimenes dominados por la aristocracia terrateniente. En ambos casos, los trabajadores tenian razon de sobra para sentir que, habiendo cargado con la mayor parte de la lucha contra lo que ellos consi- deraban el enemigo comun de la aristocracia, eran abandonados por la burguesia (o la clase media, por utilizar el termino ingles), la cual se quedaba con todo el botin de la vic- toria para ella sola. En ambas circunstancias, se dejaba a los trabajadores fuera del Estado al negarseles el derecho al voto por no cumplir unos estrictos requisitos de propiedad, y veian sus objetivos colectivistas o mutualistas pulverizados por el individualismo paterna- lista e intransigente de la burguesia ahora dominante. El golpe asestado por esta traicion les produjo un enorme desencanto, y les llevo a hacer un esfiierzo por repensar y replan- tear el motivo de sus males.

El resultado fue una transformation dual de los discursos existentes. Para empezar, el colectivismo obrero que habia brotado del discurso traditional de solidaridad en el oficio y en la comunidad se universalizo a fin de incluir a todos los obreros. Puesto que la solida- ridad tradicional de los trabajadores se habia cefiido hasta el momento a esos dos ambitos exclusivos, esto significo la creation de un nuevo vocabulario que enfatizaba en cambio la hermandad de todos los obreros. La fuente logica de dicho vocabulario fue el discurso de

36 Las afirmaciones sobre Francia estan argumentadas y documentadas con mayor detalle en mi Work and Revolution in France, concretamente en el capitulo 10. 96

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los derechos individuales y la participation democratica en cuyos terminos se habia libra- do recientemente la lucha comiin contra la aristocracia terrateniente. Ahora bien, aqui se presentaba un problema: tanto en la variante inglesa como en la francesa, se trataba de un discurso tan profimdamente individualista que no autorizaba el tipo de reivindicaciones colectivistas que intentaban formular.

La universalizacion de la solidaridad tradicional en el oficio y la comunidad se baso en una segunda transformation: la herencia radical y republicana se hizo compatible con las demandas colectivistas. Una cierta notion del control colectivo venia a desafiar y a re- emplazar el caracter central del concepto de propiedad privada en la tradition radical. Tanto en Inglaterra como en Francia, esto se llevo a cabo de manera simultanea desde dos angulos distintos. En primer lugar, se invoco el derecho de los individuos a asociarse libre- mente en busca de unos objetivos comunes para justificar asi los limites que la organiza- tion colectiva debia poner a los efectos destructivos del individualismo competitivo. Los ingleses lo hicieron bajo la ensena de "la cooperation", los franceses bajo la bandera de "la asociacion". En segundo lugar, se reinterprete la teoria de Locke sobre la propiedad de modo que los derechos politicos no debian ser conferidos a la propiedad, considerada en la tradition lockeana como producto del trabajo, sino al trabajo mismo. Desde esta perspecti- va, la propiedad se convertia en un privilegio abusivo que eximia a sus ociosos dueiios del trabajo al tiempo que (bajo las leyes de sufragio existentes) les daba el monopolio del poder politico. Este entrelazado logico de transformaciones estructurales creo un discurso obrero que establecia la solidaridad entre los trabajadores de todos los oficios, les autori- zaba a hacer demandas colectivas sobre el caracter y los productos de las actividades de production, les reconocia el derecho moral al poder politico, e imprimia a los propietarios ricos el estigma del monopolista privilegiado y codicioso.

Una vez los trabajadores ingleses y franceses de los afios 1830 lo hubieron consegui- do, este cambio discursivo fue notablemente duradero. Las instituciones de clase podian desintegrarse o atrofiarse, y los movimientos obreros de masas podian ser aplastados o caer en la apatia, pero no es tan facil invertir las transformaciones conceptuales o discursi- vas. Estas son mucho menos vulnerables a la represion que las instituciones de clase por- que un pequeno cuadro de militantes puede mantenerlas intactas, o impresas en papel, o en la memoria de las grandes masas de trabajadores. Y preservadas de este modo, en seguida estan al alcance cuando una coyuntura mas adecuada se presenta. Las instituciones deben reconstruirse a fuerza de penalidades, las masas deben ser movilizadas de nuevo, pero las ideas no tienen que ser reinventadas. Y asi resulto que, una vez descubierto, era muy difi- cil volver a meter en la botella al genio del discurso de clase. En este sentido, Thompson tenia razon cuando aseguraba que la clase obrera inglesa estaba "formada" en un aspecto importante hacia principios de la decada de 1830, a pesar de que posteriormente fuera "deshecha" y "rehecha" en el piano institutional. Pero, para comprobar que esto es verdad, es preciso llevar su relato a un piano teorico y razonarlo de modo que puedan distinguirse esos diferentes pianos de la "formation".

CONCLUSIONES

Estas escasas lineas no pretenden ser otra cosa que una reformulation precaria de La Formation de la clase obrera en Inglaterra. No obstante, creo que indican el camino que habra de tomar una teoria adecuada sobre el tema. I

El analisis teorico de la formation de la clase obrera no puede quedarse en un nivel I puramente diacronico y experiential. Numerosos criticos han senalado que una compren- I sion clara de este proceso exige que se expliquen las dinamicas estructurales del capitalis- I 97

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mo industrial primitive Por las mismas razones, para entender como surge el discurso de clase en Inglaterra y Francia a principios de los aiios 1830 es necesario abstraer, de las ex- periencias y las secuencias temporales en las cuales existieron, tanto la estructura del dis- curso de clase como las estructuras de los discursos preexistentes. Requiere, asimismo, la elaboration de un modelo transformacional sincronico de la logica subyacente que se da por supuesta en la aparicion del discurso de clase. Me atreveria a decir que, solo mediante este proceso de abstraction sincronica y estructural, puede comprenderse la verdadera na- turaleza de la historia experimentada. En especial, el surgimiento imprevisto y simultaneo -mas que gradual y fragmentado- de la conciencia de clase es una consecuencia del carac- ter logicamente interconectado de los cambios conceptuales. Una teoria satisfactoria de la formation de la clase debe incluir la dialectica entre lo estructural y lo experiencial asi como entre los momentos sincronicos y diacronicos.

Elaborar una teoria de la aparicion del discurso obrero nos ayuda claramente a deter- minarpor que "la conciencia de clase surge del mismo modo en momentos y lugares dis- tintos pero no exactamente de la misma forma". 37 Si el discurso de clase es una transfor- mation de los discursos preexistentes, entonces no hay razon para atribuir los contrastes nacionales que se dan en las formas y el contenido de dicha conciencia simplemente a los caprichos de la action, ni exclusivamente a los distintos modelos de acumulacion del capi- tal, sino tambien a las diferencias en la naturaleza de los discursos que fueron transforma- dos en conciencia de clase. Por lo tanto, el hecho de que la clase obrera francesa muestre una conciencia con un caracter socialista mucho mas pronunciado que el de la britanica posiblemente sea en gran medida el resultado de una desigualdad entre sus respectivas tra- diciones radicales. La importancia de la propiedad privada como piedra angular de la li- bertad individual en la ideologia de la Revolution Francesa hizo que la critica a la propie- dad fuera el centro del discurso obrero frances, y la ecuacion revolucionaria: trabajo productivo igual a "soberania del pueblo", y desocupacion igual a "aristocracia" contrarre- volucionaria, casi invitaba a los trabajadores a definir a los poseedores de bienes como aristocratas y enemigos del pueblo. 38 El radicalismo britanico, por otra parte, con su he- rencia del "partido rural" y su tremendo odio hacia la corruption y el monopolio dio lugar, como Gareth Stedman Jones ha demostrado, a una constelacion de conciencias politicas obreras bastante distinta. 39

Es ademas fundamental reconocer que el discurso de clase no es mas que uno de los varios discursos de que disponian los trabajadores para racionalizar y traducir su lugar en la sociedad y el Estado. Incluso los trabajadores involucrados en instituciones de clase son interpelados (por utilizar el termino althusseriano) por otros discursos diversos: democracia radical no reconstituida, meliorismo reformista, autoayuda, torismo, nacionalismo, ideolo- gias religiosas, consumismo, etc. Estos discursos rivales podian coexistir no solo dentro de la misma clase, sino en la misma mente; el discurso de clase, una vez inventado, no siem- pre es necesariamente el discurso favorito de los trabajadores. La primacia de un discurso dependera de la coyuntura politica, economica y social por la que se pase. Y si bien la in- vention de un discurso politico concreto no puede ser invertida, todos ellos se transforman en el transcurso de la experiencia historica. En algunos casos extremos, el de los Estados

98 I

37 E. P. Thompson, The Making, p. 10. 38 Sobre el tema de la propiedad y el socialismo frances vease: William H. Sewell, Jr., "Property Labor

and the Emergence of Socialism in France, 1789-1848" en Consciousness and Class Experience in Nineteenth- Century Europe, John M. Merriman ed., Nueva York, Holmes and Meier, 1979, pp. 45-63. Sobre la idea de pueblo-productor/aristocrata-holgazan, consultese William H. Sewell, Jr., "The Abbe Sieyes and the Rhetoric of Revolution" en Consortium on Revolutionary Europe Proceedings, Harold T. Parker, Louise Salley Parker y William M. Reddy eds., Durham, Carolina del Norte, Duke University Press, 1986, pp. 1-14.

I 39 Gareth Stedman Jones, "Rethinking Chartism".

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Unidos tras la Segunda Guerra Mundial es un ejemplo, el discurso de clase puede ser mar- ginado hasta tal punto que virtualmente desaparezca. Aunque, por lo general, a lo largo del siglo diecinueve ha sido mas duradero que las instituciones, en el siglo veinte, en cambio, los movimientos de clase a veces le han sobrevivido.

A modo de conclusion final podriamos decir que: el proceso de formation de la clase, o cualquier otro proceso historico, debe ser concebido como el resultado de unas coincidencias temporales entre multiples estructuras causales. La hipotesis implicitamente defendida por Thompson de que solo las relaciones de production tienen un verdadero poder causal, mientras que otros sistemas aparentes deben ser asimilados a la categoria de experiencia, no lleva mas que a la perplejidad y a la confusion. El hecho de que uno acepte la formulation althusseriana de una multitud de niveles o sistemas relativamente autono- mos, determinados en ultimo lugar por la base economica, o se incline por la formulation mas agnostica que rechaza cualquier notion de causalidad final, carece de importancia, es un problema mas metafisico que de metodo. Lo que importa es que uno reconozca la dina- mica y la estructura interna, y por consiguiente la fuerza causal autonoma, de cada sistema en cuestion y, evidentemente, su influencia mutua y sus interrelaciones sistematicas. Hasta que no se reconozca y racionalice la existencia de determinantes sistematicos y autonomos al margen del modo de production, todo intento de transcender el modelo base-superes- tructura sera ilusorio.

En el caso de la formation de la clase obrera inglesa y francesa, el surgimiento de la conciencia debe verse como el resultado de una conjuncion temporal de al menos dos sis- temas: un sistema de relaciones de production capitalistas en el que el trabajo de los ofi- cios artesanos sufre una inexorable subsuncion formal al capital; y un sistema ideologico en el que la solidaridad de oficio y las ideas radicales de los derechos individuales sufren una transformation mutua y dan lugar a un nuevo discurso de clase. Cada uno de dichos sistemas tiene un poder causal independiente, y su concatenation es necesaria para expli- car la aparicion historica de la conciencia de clase. Pero, de hecho, pretender que esta ulti- ma es la resultante de la conjuncion de linicamente dos sistemas, el economico y el ideolo- gico, constituiria una simplification tremenda. Sin ir mas lejos, mi breve description de los acontecimientos en Inglaterra y Francia sefiala la importancia de otro sistema: el de las alianzas politicas entre clases. En ambos paises, el surgimiento de la conciencia fue prece- dido por una lucha de la clase obrera y la burguesia unidas contra la aristocracia terrate- niente, a lo largo de la cual los trabajadores participaron en instituciones e ideologias de lucha que pudieron convertirse en un arma de la clase obrera cuando esta se enfrento a la burguesia al romperse la coalition entre ellas. Una vez mas, la estructura y la dinamica de la alianza de clases tenian una fuerza causal independiente que no puede ser reducida a un reflejo de la ideologia o de la economia. La importancia que la ruptura de una coalition politica interclasista tuvo para el desarrollo de la conciencia obrera aparece tambien en el estudio de Sean Wilentz sobre la ciudad de Nueva York en el mismo periodo, donde los paralelismos con Inglaterra y Francia eran notables. 40

El caso americano, ademas, hace pensar en otros sistemas incluso con una influencia notable en la formation de la clase. La naturaleza de la conciencia de clase en dicha ciu- dad, donde los trabajadores hacia ya tiempo que habian ganado el derecho al sufragio, era distinta de la que hallamos en dos paises en los cuales seguia negandoseles el voto; y mientras que la creation de un discurso y un movimiento obrero en Londres o Paris garan- tizaba una presencia politica de la clase obrera con mas o menos signification nacional,

40 Sean Wilentz, Chants Democratic: New York City and the Rise of the American Working Class, Nueva York, Oxford University Press, 1984. I 99

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esto distaba mucho de ser cierto en los Estados Unidos cuyo sistema politico- federal, enor- memente regionalizado, hacia que los cambios experimentados en la ciudad principal no tuvieran necesariamente que extenderse al resto del pais. Para abreviar, una simple ojeada nos descubre la importancia de la estructura del Estado como determinante autonomo de la formacion de la clase obrera americana. Y la historia posterior de esta ultima nos mues- tra tambien el gran peso de las estructuras demograficas: en un pais donde la fuerza de tra- bajo crecia con mucha mayor rapidez que el aumento natural de la poblacion, las clases trabajadoras engrosaban con las continuas riadas de inmigrantes europeos. En estas cir- cunstancias, intentar mantener un movimiento con conciencia de clase era algo completa- mente distinto a hacerlo en Inglaterra, donde el crecimiento de la poblacion era mas rapido que el de la fuerza de trabajo, o en Francia cuya fuerza de trabajo industrial solo aumenta- ba de manera relativamente lenta. Explicar los modelos de este mismo proceso en los di- versos paises que experimentaron el desarrollo capitalista durante el siglo xix exigira un marco teorico capaz de integrar al mismo tiempo multiples sistemas causales relativamen- te autonomos.

Pero el objeto de toda esta teorizacion no es enumerar los variados sistemas causales que se combinan en dicho proceso, ni mostrar como las diversas variaciones de sus rasgos formales nos daran los diferentes tipos de ideologias y movimientos obreros que hallamos en los distintos paises europeos y norteamericanos. Esto significaria una retirada precisa- mente hacia esa clase de formalismo fosilizado que Thompson ahuyento cuando publico La Formacion de la Clase Obrera en Inglaterra. De lo que se trata es de posibilitar la es- critura de historias de la clase obrera mas complejas y satisfactorias, historias que abracen la vision que Thompson nos ofrece de la experiencia, la diacronia y la action en el proceso historico, pero que desarrollen la experiencia diacronica en una dialectica constante y abierta con las estructuras sincronicas de determination. Pues no podemos decir que cono- cemos dichas estructuras si en nuestros escritos concretos no somos capaces de ensenar como estas modelan las acciones reales, vividas por los sujetos historicos en el transcurso del tiempo, y como son modeladas reciprocamente por ellas. Creer que las generalizacio- nes teoricas y abstractas constituyen el punto final de nuestra empresa significaria unir nuestra suerte a la del mismo fantasma estalinista y esclerotico que Thompson puso en fuga hace dos decadas, cuando La Formacion de la Clase Obrera en Inglaterra saco a la historia obrera de las profundidades de un largo sueno dogmatico.

Traduccion de M. Ferrandis Garrayo

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