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I.ORÍGENES Y AMBIENTE. I.1. El Nombre. El mismo se vino a llamar a sí mismo Παῦλος (Paulos) en sus cartas escritas en griego koiné 1 ; nombre que aparece en los Hechos de los Apóstoles a partir de 9,13. Los versículos precedentes lo llaman con las formas griega Σαούλ (Saoul) o Σαῦλος (Saulos), y hebrea ללל ל לEn el hebreo antiguo correspondería al del primer rey del Antiguo Israel como se ve en 1Samuel 9,2.10,1, un benjamita igual que Pablo; nombre que significa «invocado», «llamado» o «pedido», de Dios o de Yahveh . Así mismo utiliza este nombre Σαῦλος (Saulos) en los relatos de su «conversión» Hch 9,4.17;22,7.13; 26,14. El libro de los Hechos observa además, el paso de «Saulo» a «Pablo» Hch 13,6 al emplear la expresión «Σαυλος, ο και Παυλος», «Saulo, también [llamado] Pablo» o «Saulo, [conocido] también [por] Pablo», lo que no significa un cambio de nombre 2 . En el judaísmo helenista, era relativamente frecuente portar un doble nombre: uno griego y otro hebreo. El nombre Paulos es la forma griega del conocido cognomen romano Paulus, utilizado por la gens Emilia 3 . Solo se puede deducir, intuir, respecto de la forma en que Pablo 1 S. VIDAL GARCÍA, Pablo. De Tarso a Roma, Santander 2007,36. 2 G. BORNKANMM, Pablo de Tarso, Barcelona 2002, 36; donde hace notar la ausencia de base para afirmar que Pablo haya adoptado este nombre «tras su conversión», lo que no puede deducirse ni de sus cartas ni del relato de los Hechos: «Es una opinión errónea, por extendida que esté, que Pablo tomó ese nombre a partir de su conversión». Al respecto se puede citar también: S. VIDAL GARCÍA, Idem., 36: «…era un fenómeno ordinario…»; E.R. Brown, Introducción al Nuevo Testamento, II, Cartas y otros escritos, Madrid 2002, 558: «Los judíos de esta época, especialmente en la Diáspora (es decir, fuera de Palestina), tenían dos nombres, uno griego o romano, y otro semítico». 3 J.A. FITZMAYER, «Vida de San Pablo- Las Epístolas del Nuevo Testamento-», en R.BROWN; J.A. FITZMAYER; R. MURPHY (eds.), Comentario Bíblico «San Jerónimo», III, Madrid 1972,548: «…forma griega del conocido cognomen o nombre de familia romano Paulus, usado por la gran gens Emilia».

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I.ORÍGENES Y AMBIENTE.

I.1. El Nombre.

El mismo se vino a llamar a sí mismo Παῦλος (Paulos) en sus cartas escritas en griego koiné1; nombre que aparece en los Hechos de los Apóstoles a partir de 9,13.

Los versículos precedentes lo llaman con las formas griega Σαούλ (Saoul) o Σαῦλος (Saulos), y hebrea אול .ש5 En el hebreo antiguo correspondería al del primer rey del Antiguo Israel como se ve en 1Samuel 9,2.10,1, un benjamita igual que Pablo; nombre que significa «invocado», «llamado» o «pedido», de Dios o de Yahveh. Así mismo utiliza este nombre Σαῦλος (Saulos) en los relatos de su «conversión» Hch 9,4.17;22,7.13; 26,14. El libro de los Hechos observa además, el paso de «Saulo» a «Pablo» Hch 13,6 al emplear la expresión «Σαυλος, ο και Παυλος», «Saulo, también [llamado] Pablo» o «Saulo, [conocido] también [por] Pablo», lo que no significa un cambio de nombre2. En el judaísmo helenista, era relativamente frecuente portar un doble nombre: uno griego y otro hebreo.

El nombre Paulos es la forma griega del conocido cognomen romano Paulus, utilizado por la gens Emilia3. Solo se puede deducir, intuir, respecto de la forma en que Pablo obtuvo este nombre romano. Es posible que tuviera relación con la ciudadanía romana, Hch 16,39; 22,27-28; 25,10, que su familia poseía por habitar en Tarso. También es posible que algún antepasado de Pablo adoptara ese nombre por ser el de un romano que lo liberó, lo manumitió o facilitó su emancipación. Si bien paulus significa en latín «pequeño» o «exiguo», no se relaciona con su contextura física o con su carácter4.

Con todo, Pablo pudo dar otra acepción, otro significado, otra razón, al uso del nombre Paulos. Giorgio Agamben recuerda que cuando un señor romano dueño de esclavos compraba un nuevo siervo, le cambiaba el nombre como signo de su cambio de estado o de situación. El nombre de la persona aparecía en primer lugar; el nuevo nombre se señalaba al final; ambos nombres se unían por la fórmula «…qui et…», que significa «…el cual también (se llama)…». En el libro Hechos de los Apóstoles aparece la frase: «Σαυλος, ο και Παυλος», Saulo, también, llamado, Pablo, donde «…ο και…» es el equivalente griego de la expresión latina «…qui et…». Agamben propone que Saulo cambió su nombre por el de Pablo cuando mudó de estado, de libre a siervo o esclavo, siendo que se consideró servidor de Dios o de su mesías. En esa línea de

1 S. VIDAL GARCÍA, Pablo. De Tarso a Roma, Santander 2007,36.2 G. BORNKANMM, Pablo de Tarso, Barcelona 2002, 36; donde hace notar la ausencia de base para afirmar que Pablo haya adoptado este nombre «tras su conversión», lo que no puede deducirse ni de sus cartas ni del relato de los Hechos: «Es una opinión errónea, por extendida que esté, que Pablo tomó ese nombre a partir de su conversión». Al respecto se puede citar también: S. VIDAL GARCÍA, Idem., 36: «…era un fenómeno ordinario…»; E.R. Brown, Introducción al Nuevo Testamento, II, Cartas y otros escritos, Madrid 2002, 558: «Los judíos de esta época, especialmente en la Diáspora (es decir, fuera de Palestina), tenían dos nombres, uno griego o romano, y otro semítico».3 J.A. FITZMAYER, «Vida de San Pablo- Las Epístolas del Nuevo Testamento-», en R.BROWN; J.A. FITZMAYER; R. MURPHY (eds.), Comentario Bíblico «San Jerónimo», III, Madrid 1972,548: «…forma griega del conocido cognomen o nombre de familia romano Paulus, usado por la gran gens Emilia». 4 Cfr. J.A. FITZMAYER, o.c., 550.

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pensamiento, Pablo se habría considerado un instrumento humano pequeño (paulus-pequeño; san Agustín de Hipona señala lo mismo en el Comm. in Psalm. 72,4: «Paulum […] minimum est»), de poco valor, escogido sin embargo por Dios, su Señor, para desempeñar una misión.

I.2. La Ciudad Natal.

San Lucas, manifiesta que era originario de Tarso, Hch 9,11; 21,39; 22,3 ciudad ubicada en la provincia de Cilicia, un dato observado como fiable, aceptable5.

Además, se puede señalar que hay rasgos que pueden corroborar, indirectamente, el juicio antes propuesto: el griego que usa evita los semitismos fuertes, lo que significa que no era una lengua extranjera para él, y además, se ajusta de forma natural al estilo griego. Este estilo, esta forma de expresarse en griego, por Pablo es tan natural, espontáneo, normal que bien parece inviable, saber, por el lenguaje de su correspondencia, si hablaba arameo o hebreo. De esta forma, los Hechos de los Apóstoles, lo dan por supuesto (Hch 21,40; 22,2; 26,14). Es razonable, que de niño, se hubiera familiarizado con el griego corriente de la diáspora, como lingua franca, es decir, como idioma adoptado para un entendimiento común entre personas que no tienen la misma lengua materna. Al respecto cabe añadir, que el nivel de formación paulina, se concentra por un lado, en la versión griega de la Biblia judía (Pablo utiliza los Setenta) y la influencia de la cultura helenística general.

Se deduce pues, que Pablo, sólo visitó, prácticamente, como cristiano, ciudades helenístico-romanas; por lo que viene reflejar su socialización en un ambiente urbano helenístico. Con lo que se reafirma, que la ciudad helenística de Tarso, fue el lugar de su juventud.

En aquella época, la ciudad de Tarso era importante; como ciudad de la Anatolia suroriental, tenía una población, de unos 300.000 habitantes. Aparece junto al Mediterráneo, mediante el río Cidno. Suponía el encuentro del mundo oriental y occidental. Su popularidad, su prestigio, su reputación, era notoria, por la presencia de la famosa «escuela estoica local»6. Será en este lugar donde nacieron filósofos como Crisipo, Atenodoro o Néstor. Así, era una ciudad que se conocía, por ser centro de cultura, filosofía y enseñanza. También se debe indicar, que Tarso, tenía otorgada la ciudadanía romana por nacimiento, tal y como se indica en Hch 22,22-29. Este privilegio de ciudadanía romana para los oriundos de Tarso, viene a ser una explicación aceptable sobre la ciudadanía de Pablo pese a ser hijo de judíos.

I.3. Ciudadanía Romana.

Respecto a la información, el testimonio, de la ciudadanía romana de Pablo, sólo es manifestada a través de los Hechos de los Apóstoles (Hch 16,37-38; 22,25-29; 23,27), y no en las cartas; aspecto que hoy es motivo de debate7. Vidal García, sostiene, por el 5 Cfr. S. VIDAL GARCÍA, o.c., 35; G. BORNKAMM, o.c., 33; J. BECKER, o.c., 54. En contraposición hay una tradición transmitida por S. Jerónimo, por la cual, Pablo habría nacido en Giscala, en Judea, trasladándose a Tarso cuando era adolescente; y así se expresa en De viris illustribus, V (PL 23, col. 646; también en el comentario a la epístola a Filemón se expresa esta concepción (PL 26, col.653). Si bien parece relacionarse con una tradición histórica de carácter privado, particular.6 G. BARBAGLIO, o.c., 33.7 Cfr. J.A. FITZMAYER, o.c., 551; G. BORNKAMM, o.c., 36; J. BECKER, o.c., 54.

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contrario, que un ciudadano romano no hubiera sido apaleado, como expresa en 2Cor 11,24-25 Pablo que le pasó a él, porque estaba prohibido8. Bornkamm, a favor, indica que el nombre Paulus, era romano9. Si no fuera romano, no hubiera sido trasladado a Roma al ser detenido en Jerusalén10. No obstante, los exégetas, indican que hay excepciones en ambos supuestos. Peter Van Minnen, como papirólogo especializado en documentos griegos del período helenístico y romano, apoyó la historicidad de la ciudadanía romana de Pablo, indicando que era descendiente de uno o más libertos, de los que heredó la ciudadanía11.

I.4. Procedencia, ascendencia o filiación Judía12.

Por lo que respecta a la familia de Pablo, era judía de naturaleza y de fiel observación, como se refleja en Hch 22,3. Se trata de un dato que expresa en diferentes alusiones en sus cartas: Rm 11,1; 2Cor 11,22; y Flp 3,5.

Ante ello, podemos advertir la satisfacción con la que Pablo habla de sus raíces judías, sin que sea un orgullo racial o nacionalista en sentido negativo, sino de «la conciencia lúcida de pertenecer, por nacimiento, al pueblo elegido por Dios para una historia de la salvación a favor de toda la humanidad»13. Igualmente se observa esta postura en Rom 9,3-5; Gál 1, 13-14 y Flp 3,5-6.

I.5. Cultura Religiosa.

El carácter, la condición farisea, de Pablo en su juventud se suele admitir, reconocer sin recelos, sin reservas por los muchos autores teniendo en cuenta las palabras del propio Apóstol en el libro de los Hechos en Hch 26,4-5: «Todos los judíos conocen mi vida desde mi juventud, desde cuando estuve en el seno de mi nación, en Jerusalén. Ellos me conocen de mucho tiempo atrás y si quieren pueden testificar que yo he vivido como fariseo conforme a la secta más estricta de nuestra religión». Esta característica se observa también en Flp 3,5-6. I.6. Educación, enseñanza o formación. El libro de los Hechos, además de advertir la filiación de Pablo con el fariseísmo, añade que Jerusalén fue su lugar de formación; en Hch 22,3 se indica una clara confesión, testimonio, declaración, manifestación autobiográfica sobre su condición, educación formación, expresada por él mismo: «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres; estaba lleno de celo por Dios, como lo estáis todos vosotros el día de hoy». Manifestación que expresa, que desde la infancia vivió en Jerusalén, donde desarrolló su educación familiar y sinagogal, donde prosiguió las enseñanzas, la educación rabínica, del célebre maestro, Gamaliel, citado en Hch 5,34. Otros autores no dan importancia a esta noticia, y consideran que Pablo nació en Tarso de Cilicia y allí pasó la vida hasta su juventud14; adoptan una postura escéptica ante la consideración del interés que muestra el autor por resaltar la estrecha relación de

8 Cfr. S. VIDAL GARCÍA, o.c., 33.9 Cfr. G. BORNKAMM, o.c., 36.10 Cfr. J. BECKER, o.c., 54.11 Cfr. P. VAN MINNEN, «Paul the Roman Citizen», en Journal for the Study of the New Testament 17 (56), (abril 1995), 43-52.12 Una visión generan sobre el judaísmo de comienzos de la era cristiana se puede observar en E.SCHÜRER, Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús 175 a.C.-135 d.C., Madrid 1985.13 G. BARBAGLIO, o.c., 35.

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Pablo con la ciudad santa y el judaísmo, y a la vez la afirmación expresa de que era desconocido por la iglesias de Judea, en Gál 1,22. Otros autores sí creen en su formación farisaica y rabínica en Jerusalén, durante su juventud, ya que la diáspora no ofrece las condiciones ambientales precisas para una fiel observancia de la ley de Moisés, especialmente los preceptos referentes a las comidas, personas y cosas que contaminan al hombre. I.7. Profesión, ocupación o actividad que desarrolla. En el libro de los Hechos, al inicio del capítulo 18, en Hch 18,3 se expresa que, apenas llegar a Corinto, Pablo entró como artesano en el taller de Aquila y Priscila. La cuestión es el término griego que aquí se emplea, (skenopoios σκηνοποιός es un adjetivo: «hacedor de tiendas», skene , tienda; poieo , hacer) que tiene dos posibles interpretaciones: ¿tejedor o trabajador del cuero? La apreciación más probable parece la segunda: «con la lanza y el cuchillo en la mano, Pablo trabajaba el cuero para confeccionar tiendas y otros objetos de cuero».15 Es normal pensar que aprendió este oficio, este trabajo de su padre, ya que la doctrina de los rabinos exigía al pater familias, a enseñar un oficio a sus hijos (Tos. Quidd. 1,11). Cabe señalar que Pablo, según las cartas trabajaba duramente 1 Tes 2,9; fatigándose 1 Cor 4,12; y combinando la acción misionera con su misión con su trabajo manual 1 Cor 9,15.18.

II. PERSEGUIDOR DE LA IGLESIA.

II.1. Conversión, transformación o cristianización. De acuerdo con el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 9,1-9), posteriormente al martirio de Esteban, Saulo se dirigió a Damasco, hecho que los exégetas suelen situar en el término del año siguiente a la lapidación de Esteban. En el relato que expresa esta nueva situación, no se señala que viera a Jesús en ninguno de los tres pasajes de los Hechos (Hch 9,3-7; 22,6-9; 26,13-18). Además, estos tres pasajes no coinciden en algunos detalles: si los acompañantes quedaron de pie sin poder hablar o si cayeron por tierra; si oyeron o no la voz; también, el hecho de que Jesús hablara a Pablo «en idioma hebreo», pero citando un proverbio griego (Hch 26,14). A pesar de estas observaciones, el núcleo central del relato coincide siempre: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?, ¿Quién eres tú, Señor?, Yo soy Jesús (de Nazaret), a quien tú persigues». Después del suceso vivido por Pablo, en el camino de Damasco, Ananías lo curó de su ceguera, imponiéndole las manos. Pablo fue bautizado y permaneció en Damasco «durante algunos días» (Hch 9,10-19).

II.2. Vocación, llamada o predisposición. Seguidamente a la curación de la ceguera por Ananías, Pablo vuelve a Jerusalén y en el templo, mientras estaba orando, cae en éxtasis, ve al Señor Jesús y escucha su mandato: «Habiendo vuelto a Jerusalén y estando en oración en el Templo, caí en éxtasis; y le vi a él que me decía: “Date prisa y marcha inmediatamente de Jerusalén, pues no recibirán tu testimonio acerca de mí.”Yo respondí: “Señor, ellos saben que yo andaba por las sinagogas encarcelando y azotando a los que creían en ti; y cuando se derramó la sangre de tu testigo Esteban, yo también me hallaba presente, y estaba de

14 Cfr. H.CONZELMANN, Le origini del cristianesimo, Torino 1976, 114 y H. KÖSTER, Introducción al Nuevo Testamento, Salamanca 1989.15 G. BARBAGLIO, o.c., 51.

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acuerdo con los que le mataban y guardaba sus vestidos.”Y me dijo: “Marcha, porque yo te enviaré lejos, a los gentiles”.» (Hch 22,17-21). Por voluntad expresa de Cristo el convertido se convierte en el misionero del mundo de los lejanos. El sentido, la razón última de la aparición, estriba, reside, en la tercera versión del capítulo 26 donde se refleja: «Pero levántate, y ponte en pie; pues me he aparecido a ti para constituirte servidor y testigo tanto de las cosas que de mí has visto como de las que te manifestaré. Yo te libraré de tu pueblo y de los gentiles, a los cuales yo te envío, para que les abras los ojos; para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios; y para que reciban el perdón de los pecados y una parte en la herencia entre los santificados, mediante la fe en mí.» (Hch 26,16-18). III. COMIENZOS DE LA MISIÓN. III.1. Descripción de los escenarios.