Revista Pelotazo 21

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PIPI SPÓSITO - BAERT - CAIO - CHESTER - DECUR - GILLIG - NATALIA – JORGE - JUAMPA - LLANSÓ - LUBRIO - LUCERO - MONTAG - NIAMH - BRUNO - FIX - ¡Qué aburrido es aburrise!

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Nuevo número

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PIPI SPÓSITO - BAERT - CAIO - CHESTER - DECUR - GILLIG - NATALIA – JORGE -

JUAMPA - LLANSÓ - LUBRIO - LUCERO - MONTAG - NIAMH - BRUNO - FIX -

¡Qué aburrido es aburrise!

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-Pipi Spósotp- Montag- Lubrio- Decur- Llansó- Rofe - Chester Greenbag- Caio di Lorenzo - Baert - Bruno Panzarasa - Natalia Medrano

- Furnier- Fix- Niahm- Bruno Palero- Gillig- Gustavo Lucero

Portada - Diego Parpa / Pañuelo - Pipi Spósito / Zoila Zombie - Lubrio / Lara - Rofe / Estar Guars - Montag y Bruno Panzarasa / El parque de la vida - Furnier / Yiyi - Caio y Baert / Pipi Strella - Fix y Niahm / Cosas que pasan en un pueblo / Lauri Fernandez / Catitos - Gustavo Lucero / Arriba y Abajo - J.G. Palomera y Natalia Medrano / La casa del amor - Decur / Animala-das - Diego LLansó / Los Si y Los No - J.G. Palomera y Chester Greenbag / Astronautas - Bruno Palero /

Perro de plaza - Leandro Gillig / Chiste Final - Juampa

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No me gusta estar aburrido. No me gusta que haga tanto calor. No me gustan los mosquitos ni los helados que se me derriten en la mano. No me gusta que falte poco para que empiecen las clases ni que me manden a dormir temprano.Si me gusta que este número de pelotazo empiece con una tapa genial de Parpa y debajo de este editorial haya un chiste asquer-oso de Pipi. Que aparezcan Lara, la nena de Rofe; los conejitos de Furnier y que vuelva Palero.Me gustan mucho las pavadas que hacen la Zoila de Lubrio y la nena de Lauri. Pipi Strella, la vampira, de Fix y Niamh y como intenta conseguir trabajo el marcianito de Chester y Jorge.Ufff, me canso de nombrarlos a todos. Pero me gusta leer el

chiste de Juampa y los Catitos de Lucero y los animales de Lla-nsó. El perro loco de Gillig, el cuento de Jorge y Natalia. Todo eso me gusta muchísimo. Tanto como las aventuras de Montag y Panzarasa y los prob-lemas de Yiyi de Caio y Baert.Pero todavía me gusta mas es-perar ansioso al próximo núme-ro de Pelotazo sin saber que traerá. Yo la voy a buscar en www.revistapelotazo.com y es-pero que vos también.

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Había una vez, un lugar que era como una caja de zapatos larguísima. Algunos decían que se parecía también a una obra de tea-tro.En ese lugar vivía mucha gente. Familias, animales y plantas.Una de esas familias eran los Ragalba. Eran tres y una mascota. Mamá Graciela y Papá Ernesto. El nene se llamaba Julián y la mascota era un perro llamado Julio.Julián tenía doce años y Julio tres.Las casas en ese lugar no tenían techos ni habitaciones, porque como el mundo era rectangular no hacía falta. El mundo ya venía con techito. Nadie había visto jamás el cielo ni las estrellas.Nadie sabía lo que era la Luna ni el Sol. Por eso mismo, nunca se habían inventado las ventanas.El pasatiempo favorito de Ernesto Ragal-

ba era pescar pececitos de juguete en una pileta pelopincho. Su hijo y el perrito se metían en la pileta y nadaban y jugaban durante horas.De vez en cuando, si veía a su padre dor-mido se sumergía lo mas hondo posible y despacito le enganchaba a la caña de pes-car algún juguete, alguna zapatilla o algún pez de plástico. Entonces salía de la pileta y Julio iba corriendo y ladraba hasta des-pertar al hombre. Este muy emocionado tiraba de la caña y festejaban lo que hubieran pescado. ¡Es un oso de peluche todo mojado! - decía muy feliz o - ¡Pesqué un pececito de vidrio! Y todos se reían mucho mientras tomaban mate y así pasaban los días.El pueblo en si era todo rectangular. Como un simple camino o como pasa en un shop-ping. Todas las familias vivían una al lado de la otra con pequeñas parecitas que los sep-araban. Pero estas paredes no eran muy altas y no llegaban hasta el techo por eso los vecinos se podían pasar el mate o unas empanadas sin mucho lío.A la hora de dormir se complicaba porque como no había día ni noche uno nunca sa-bía muy bien si era la hora de tomar el de-sayuno, cenar o dormir la siesta. Por eso la gente hacía lo que tenía ganas. Si querían se tomaban un vaso de leche chocolatada o se comían un asado o se tiraban el sillón a dormir un par de horitas.Y en las vacaciones, las familias solo re-corrían lugares que no conocían de esa larga caja de zapatos. Lugares con arena o piedritas y la gente que ya vivía en esos lugares con arena o piedritas visitaba los suyos y así sucesi-vamente todos se visitaban, como un en-roque del ajedrez.Y fue de vacaciones cuando a Julián le pasó lo más maravilloso del mundo.Les tocó irse de vacaciones a un lugar don-de la gente vivía en el techo.

Escrito por Jorge Palomera Dibujado por Natalia Medrano

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¡Que locura! Eran iguales que ellos y hacían lo mismo. Tenían casitas con paredes baji-tas y había familias y mascotas pero nadie se caía al suelo. Que para ellos era el techo y que para Julián era el suelo... ¡Uff que lío!Y en ese lugar no solo le podías pedir una medialuna a tu vecino de al lado sino que también se lo podías pedir a tu vecino que vivía patas para arriba en tu techito.El problema que había en este lugar era que no se llevaba bien la gente que vivía patas para arriba con los que vivían patas para abajo. Vivian sin prestarse atención. Entonces un día, mientras Juli estaba de vacaciones sentado en una silla de mimbre, vio a una chica caminando por arriba y se la quedó mirando.Vio que hacia mandados, que iba a la es-cuela y que después de hacer los deberes se ponía a pintar. Era de su altura, de ojos grandes y con la cara llena de pecas. Seguramente tenía su edad y le gustaba mucho leer. Le pareció tan linda y tan buena que se enamoró en ese mismo instante.Y ahí surgió su primer problema ¿Cómo hacía para hablarle?Porque el inconveniente era que no habían escaleras. Nadie las había inventado porque a ninguno le interesaba subirse a ningún lado.Pensó en tirarle piedras con papeles en-vueltos, flechas con notitas o gritarle co-sas, pero como no sabía su nombre, todo era inútil.Se le ocurrió subirse a una parecita y lla-marla desde allí. Pero no pasó nada.Hasta que un día consiguió una linterna y con ella le apunto y la seguía con la luz todo el tiempo.Y la molestaba cuando hacía las compras, iba a la escuela o pintaba.Entonces un día de esos a ella se le ocurrió mirar hacia el techo (que era el suelo de Juli) y entendió lo que pasaba. En vez de enojarse le causó mucha risa y de a poco empezaron a hacerse amigos.Ella dibujaba cosas y se las tiraba en for-ma de avioncitos. Él compraba unos cara-melos y se los tiraba para arriba. Pero el pasatiempo favorito de ambos era jugar al veo veo especialmente modificados para

ellos. Siempre empezaba: “¡Veo, veo! ¿Que ves? Una cosa ¿Que cosa? Maravillosa ¿Arriba o aba-jo? ¿De que color?”. Hasta que llego un día, cuando estaban por termi-narse las vacaciones en que se dieron cuenta que se querían tanto pero tanto que estaban enamo-rados y necesitaban estar mas cerca uno del otro.Entonces buscaron sillas y parecitas y con mu-cho cuidado cada uno se subió y desde ahí, uno al revés del otro, uno de cabeza al otro, se dieron su primer beso.E hicieron eso durante muchos veranos de cada año pero cuando crecieron se dieron cuenta que eso ya no les alcanzaba mas.¿Entonces que hicieron? Como era muy incómodo darse abrazos dados vuelta encontraron que si hacían una torre de muchos libros y allí cada uno se acostaba queda-ban igual.Así que ahora los dos, pasan sus días en sus ca-sas, trabajando, estudiando y con sus familiares y amigos. Pero a la noche y los fines de semana suben a la torre de libros y se turnan para con-tarse cuentos y mirarse a los ojos como siempre quisieron.

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