Revista Izquierda

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Conflicto y solución política Diálogos en La Habana: ¿Hacia una Asamblea Nacional Constituyente? · Alternativa ciudadana por la paz: Reflexiones en torno a los diálogos de La Habana· La política agraria: ¿Para quién? · Batalla de ideas El capitalismo del buen salvaje. Neoliberalismo con “inclusión” social · Elementos de materialismo histórico: una relectura de la teoría marxista Nuestra América Hugo Chávez y el socialismo · Paraguay después del golpe de Estado Capitalismo y destrucción Malí: Un desafío a la civilización que debemos rechazar In memoriam Guillermo Hoyos y las tareas del filósofo Editorial ¡Para la guerra y la violencia siempre habrá tiempo suficiente! Nº 30 FEBRERO / 2013 BOGOTÁ, COLOMBIA ISSN- 2215-8332

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Conflicto y solución política Diálogos en La Habana: ¿Hacia una

Asamblea Nacional Constituyente? · Alternativa ciudadana por

la paz: Reflexiones en torno a los diálogos de La Habana· La

política agraria: ¿Para quién? · Batalla de ideas El capitalismo del

buen salvaje. Neoliberalismo con “inclusión” social · Elementos

de materialismo histórico: una relectura de la teoría marxista

Nuestra América Hugo Chávez y el socialismo · Paraguay

después del golpe de Estado Capitalismo y destrucción Malí:

Un desafío a la civilización que debemos rechazar In memoriam Guillermo Hoyos y las tareas del filósofo Editorial ¡Para la guerra

y la violencia siempre habrá tiempo suficiente!

Nº 30 Febrero / 2013 bogotá, Colombia issN- 2215-8332

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Jairo Estrada Álvarez DirectorJesús Gualdrón Sandoval Jefe de redacción

Álvaro Vásquez del Real, Daniel Libreros Caicedo, César Giraldo Giraldo, Frank Molano Camargo, Jorge Gantiva Silva, María Teresa Cifuentes Traslaviña, Nelson Fajardo Marulanda, Patricia Ariza, Ricardo Sánchez Ángel, Sergio De Zubiría Samper, Víctor Manuel Moncayo Cruz Consejo editorial

Beatriz Stolowicz (México), Julio Gambina (Argentina), Ricardo Antunes (Brasil), Antonio Elías (Uruguay) Consejo asesor internacional

Las opiniones emitidas por los autores no comprometen al Consejo Editorial de la Revista.

Tatianna Castillo Reyes Diseño y diagramación

Espacio Crítico EdicionesPublicación auspiciada por Espacio Crítico Centro de Estudioswww.espaciocritico.com

ISSN-2215-8332Nº 30, Febrero de 2013. Bogotá, Colombia

Todo el contenido de esta publicación puede

reproducirse libremente, conservando sus créditos.

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Conflicto y solución política

4Diálogos en La Habana: ¿Hacia una Asamblea Nacional Constituyente?Jairo Estrada Álvarez

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Alternativa ciudadana por la paz: Reflexiones en torno a los diálogos de La HabanaOscar Andrés Espitia Lombo

16La política agraria: ¿Para quién? José Honorio Martínez

Batalla de ideas

22El capitalismo del buen salvaje. Neoliberalismo con “inclusión” social José Francisco Puello-Socarrás

28Elementos de materialismo histórico: una relectura de la teoría marxistaSantos Alonso Beltrán Beltrán

Nuestra América

34Hugo Chávez y el socialismoRicardo Sánchez Ángel

40Paraguay después del golpe de EstadoRichard Doughman

Capitalismo y destrucción

46Malí: Un desafío a la civilización que debemos rechazarToni Negri

In memoriam

50Guillermo Hoyos y las tareas del filósofoSergio De Zubiría Samper

Editorial

54¡Para la guerra y la violencia siempre habrá tiempo suficiente!Jesús Gualdrón

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A cerca de cuatro meses de la instalación formal de los diálogos entre el gobierno nacional y las FARC-EP en

Oslo y a tres del inicio de las conversaciones en La Habana se advierte la complejidad de un proceso que se adelanta en medio de la confron-tación bélica. A las dificultades propias de la búsqueda de un acuerdo político en la Mesa de diálogos entre partes que históricamente han sido antagonistas, se le adicionan las que provienen de la dinámica de la guerra. Como es obvio, imponiéndole una mayor fragilidad al proceso y haciéndolo peligrosamente vidrioso.

La cuestión se torna cuando menos preocupante si a ello se agrega, por una parte, que el campo de batalla se traslada de manera irrespon-sable a los medios masivos de comunicación y éstos se convierten en centros de operaciones desde los cuales se imparten órdenes marciales para definir el curso del proceso, y, por la otra, que la dinámica de la confrontación es utilizada para reposicionar proyectos militaristas y de ultraderecha en franca decadencia intelectual y política, o para reforzar la retórica gubernamental de mano dura.

Esa esquizofrenia del proceso, impuesta por el gobierno de Santos según se ha conocido, puede llevar a la paradoja de que eventuales avan-ces en las conversaciones se vean ensombrecidos por los impactos de la guerra, y que la posibilidad de un acuerdo se vaya deslegitimando por el descreimiento que produce en la población la persistencia o incluso una

Diálogos en La Habana: ¿Hacia una Asamblea Nacional Constituyente?

Jairo Estrada Álvarez

Profesor del Departamento de Ciencia PolíticaUniversidad Nacional de Colombia

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mayor intensidad de la confrontación, así como por la misma manipulación mediática.

La renuencia a un cese bilateral de fuegos repre-senta la carta con la que el gobierno de Santos aspira a producir definiciones a su favor en la Mesa de diá-logos. Golpes a las FARC-EP en el campo de batalla, incluida la posibilidad de un golpe a su máximo Co-mandante o a otros integrantes del Secretariado de esa organización, deberían –en esa lógica‒ propiciar un ablandamiento de sus posiciones en La Habana, más aún cuando la idea inicial de una paz exprés, basada en la rendición, ha tenido que ceder hacia una revaloración del enemigo ‒considerado como una banda terrorista devenida en cartel de narcotrafican-tes en búsqueda de una reinserción rápida a la vida civil‒ para reconocerle de facto un estatus político y discutir con él, por ejemplo en estos momentos, según indica la Agenda, “la política de desarrollo agrario integral”, y pactar mecanismos de participa-ción de la llamada sociedad civil, como el magnífico Foro agrario realizado del 17 al 19 de diciembre de 2012 en Bogotá.

La negativa a un acuerdo para la regularización de la guerra, que podría aliviar el sufrimiento y moderar los impactos de una guerra irregular y asimétrica sobre la población mientras se produce un eventual acuerdo, acompañada de la integración de la produc-ción de información y de comunicación dentro de la propia estrategia de guerra, deviene en poderosa arma de deslegitimación del accionar guerrillero y busca anticipar los eventuales efectos que tendría un hasta ahora incierto tránsito al pleno ejercicio de la política.

Sin duda, se trata de juegos peligrosos, pues si con ellos se pretende debilitar estructural y estratégica-mente al enemigo insurgente, manteniendo la tesis formulada por Santos de que “la paz es la victoria”, también es posible que esos mismos juegos alienten a las fuerzas contrarias a todo intento de solución política, como ocurriera tras los fallidos diálogos de El Caguán. Y, desde luego, tampoco debe dejarse de

Régimen político y discurso

1971 · Hugo Chávez Frías ingresó al Ejército Nacional de Venezuela donde desarrolló un interés por la política y fue cofundador en 1982 del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200) en medio de la crisis económica y social que atravesaba Venezuela.Tomado de: http://www.noticias24.com/fotos/noticia/4888/en-imagenes-la-infancia-y-juventud-del-lider-socialista-hugo-chavez/

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lado que las FARC-EP se esfuercen en hacer valer su capacidad militar, infringiendo golpes a las fuerzas militares del Estado o a la infraestructura económica. No debe olvidarse que la imposibilidad de una solu-ción militar es precisamente lo que tiene a las partes dialogando.

Por otra parte, debe considerarse el hecho de que el secretismo y la confidencialidad pactada en la Mesa están concebidos para que la dinámica de los diálogos alcance un nivel tan extremo de autonomía, que lo que ocurra en La Habana se vea como algo marginal a la política colombiana, como si el conflic-to social y armado no estuviese anclado en el corazón de la historia de las últimas seis décadas del país. Por ello, el cerco mediático. En tales condiciones, se po-dría producir una ruptura en la propia Mesa sin que la sociedad colombiana tuviese la oportunidad de establecer las verdaderas razones, pues no se conocen las posturas que se están discutiendo en La Habana. De floreros de Llorente está plagada nuestra historia.

Este aspecto, en todo caso, ha resultado poroso. Debe señalarse que la delegación guerrillera ha lo-grado con habilidad dar a conocer su visión sobre

“Así que fuimos creando una fuerza trans-formadora, una fuerza cívico-militar, poco a poco nos fuimos armando de una ideología, de una fuerza y una estrategia, que se hizo

concreta con una rebelión, el 4 de febrero de 1992…” (Chávez y la Revolución bolivariana,

Conversaciones con Luis Bilbao, 2002).Tomado de: http://www.noticias24.com/

fotos/noticia/4888/en-imagenes-la-infancia-y-juventud-del-lider-socialista-hugo-chavez/

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Un acuerdo de paz es al mismo tiempo un acuerdo de dignidad

y generosidad para abrirle

paso al pleno ejercicio de la política.

La definición de un marco normativo de refrendación

basado en el poder constituyente

a través de una Asamblea posee el mayor significado,pues lo dota con la legitimidad y la seguridad jurídica que demanda un

acto de esanaturaleza.

el primer punto de la Agenda a través de sucesivos comunicados que hoy se compilan en las diez pro-puestas de “Desarrollo rural para la democratización y la paz con justicia social de Colombia”. De la dele-gación gubernamental se esperaría algo similar para tener al menos una visión de los puntos de partida de las partes.

De todo lo anterior se deriva a mi juicio la necesi-dad de que los diálogos de La Habana sean apropia-dos socialmente. No son suficientes mecanismos de participación a través de foros, así estos conciten el mayor interés social, como es el caso del Foro agrario. Estos pueden terminar en mera formalidad y en un asunto de trámite, sobre todo cuando no se conoce el destino que tendrán las iniciativas allí formuladas.

Otro tanto ocurre con las propuestas de cese bilateral de fuegos o de regularización de la guerra. Ello no puede ser un asunto exclusivo de las partes comprometidas de manera directa en la contienda militar. Independientemente de que éstas hayan sido formuladas por la insurgencia, se trata de demandas y aspiraciones de gran calado y con un alto nivel de aceptación entre quienes viven inmersos en la coti-dianidad de la guerra. De hecho, desde hace años han sido múltiples las iniciativas que se han planteado en esa dirección por parte de diversas organizaciones. Desde luego que ello no puede ser comprendido por quienes han hecho de la guerra un espectáculo y desde cómodos escritorios o poltronas incitan a la prolongación del baño de sangre a que ha sido sometido el pueblo colombiano.

La verdadera posibilidad histórica para que los diálogos de La Habana sienten las bases de un acuerdo para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera dependen, en gran medida, de la construcción del más amplio movimiento social y popular a favor de ese noble propósito. En ese sentido, el momento político demanda la articulación de las luchas todavía dispersas en un gran torrente unitario, e impone el despliegue de la potencia y la creatividad del poder constituyente. Asimismo, exige rodear el proceso de diálogos para evitar que éste sea expropiado por el cálculo electoral que busca con afán su instrumentalización a favor de la reelección de Santos, o por quienes pretenden una prolongación indefinida de la guerra a través de una “solución final” que no llegará. El momento es de movimiento y de organización. Ello será posible a través de la movilización, de dinámicas de auto-reafirmación, de construcción de identidad y de poder propios, sin distraer esfuerzos en otro tipo de contiendas.

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Así como el inicio de los diálogos modi-ficó los contornos del debate político en el país al poner en el centro de la atención la cuestión de la solución política del conflicto social y armado, y el desarrollo de la Agenda ha traído al presente histórico la renovada discusión sobre la tierra y el territorio y, con ello, sobre el modelo económico –sin que todavía se conozcan avances‒, y pondrá al orden día otros temas, como la partici-pación política, es decir, la cuestión de la democracia o las víctimas del conflicto, entre otros, así mismo ha abierto el debate sobre los mecanismos de refrendación de eventuales acuerdos. El propio presidente de la República se pronunció a favor de una refrendación popular y sugirió, inclu-so, la figura del referendo. La guerrilla ha propuesto la realización de una Asamblea Nacional Constituyente.

Aunque ese debate pareciera prematuro, en sentido estricto no lo es, pues un even-tual acuerdo político pasa porque las partes

definan la manera de validarlo. Y si el pro-ceso de diálogos y la llave cierta de la paz están en manos del pueblo colombiano, no es sólo a aquellas a quienes corresponde de-finir la manera de hacerlo. Es precisamente de éste de donde debe desatarse la iniciativa.

Comparto la tesis acerca de la necesidad histórica de una Asamblea Nacional Cons-tituyente. Allí deben llegar los diálogos de La Habana. Un verdadero acuerdo de paz se concreta con un nuevo contrato social. El carácter inconcluso de la Constitución de 1991 consiste justamente en que ésta se selló con un acto de guerra, el ataque a Casa Verde, y excluyó a las dos más importan-tes organizaciones guerrilleras de nuestra historia: las FARC-EP y el ELN. Si bien la Carta de 1991 representó avances sustan-ciales en la definición normativa del corpus de derechos de la sociedad, también abrió compuertas para una gradual y sistemática constitucionalización del proyecto político-económico neoliberal, lo cual ha ocurrido

El Caracazo fue una serie de fuertes protestas populares contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez y las imposiciones del FMI, que comenzaron el 27 y terminaron el 28 de febrero de 1989. La represión militar y policial ordenada por el régimen produjo una masacre que costó la vida a cerca de 3.500 venezolanos, según datos extraoficiales.Tomado de: http://www.lapatilla.com/site/2012/02/26/el-caracazo-la-justicia-sigue-en-mora/

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de la mano de un ejercicio estructural de la violencia estatal y paramilitar.

Por ello es equivocado pensar que las aspiraciones de la sociedad colombiana se cierran con la defensa de una entre tanto muy maltrecha Constitución, fruto de sucesivas reformas constitucionales; o que un proceso constituyente conduciría al desmonte de los logros del 91 y fortalecería los sectores más retrógrados y de derecha. Sin duda, se trata de un pulso de fuerzas, cuya cuota inicial proviene de los eventuales acuerdos de La Habana. Lo demás puede y debe ser el resultado del poder desplegado por los de abajo para imponer aspiraciones aplazadas. La Asamblea podría ser el lugar de encuentro de trayectorias históricas de lucha. El reto que hoy impone la historia consiste en hacer realidad la posibilidad de quiebre de la correlación de fuerzas.

Un acuerdo de paz es al mismo tiempo un acuerdo de dignidad y generosidad para abrirle paso al pleno ejercicio de la política.

La definición de un marco normativo de re-frendación basado en el poder constituyente a través de una Asamblea posee el mayor significado, pues lo dota con la legitimidad y la seguridad jurídica que demanda un acto de esa naturaleza. Ello no puede estar sujeto al vaivén de la coyuntura política y de los intereses que en ella se juegan.

Desde luego que se trataría de la defini-ción de un nuevo marco normativo que en sí mismo no resuelve las aspiraciones de paz con justicia social. Las luchas no pueden ser reducidas a la ilusión constitucional. Así lo enseña la muy rica experiencia reciente de Nuestra América. Una Asamblea Nacional Constituyente es una expresión del momen-to de la correlación de fuerzas. El verdadero poder se encuentra en las posibilidades culturales de materialización de la cotidia-nidad del movimiento.

Chávez: “El Caracazo fue la chispa que encendió el motor de la Revolución Bolivariana”… La burguesía no debe olvidar que una de las causas del estallido popular del 27 y 28 de febrero de 1989 fue “el incre-mento de la pobreza (…) producto del neoliberalismo que anda aspirando volver a Venezuela.Tomado de: http://www.correodelorinoco.gob.ve/inicio/presidente-chavez-” http://www.correodelorinoco.gob.ve/inicio/presidente-chavez-/

Nº 30, Febrero de 2013 · Bogotá, Colombia Régimen político y discurso Contenido

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Crece la audiencia y el optimismo en torno a los diálogos

Avanzan los diálogos entre Gobierno y FARC en La Habana por “la terminación del conflicto y la construcción de una

paz estable y duradera”. La discusión de la agenda acordada se desarrolla en la órbita del Gobierno y la insurgencia, abordado hasta ahora el punto sobre Política de Desarrollo Rural Integral, con enfoque territorial.

En medio del hermetismo en que se han desarrollado las deliberacio-nes, es buena señal el comunicado conjunto del 24 de enero, donde las delegaciones de Gobierno y FARC aseguran haber logrado “aproxima-ciones […] en lo que tiene que ver con erradicar la pobreza rural y lograr una transformación de la realidad del campo a través de programas integrales que democraticen el acceso a la tierra, que sean sostenibles, que regularicen y den seguridad jurídica a la propiedad y que aseguren bienestar al mayor número de campesinos y población rural”.

En el mismo sentido se lee la misiva enviada por las FARC el 22 de enero a Milenko Skoknic, delegado del gobierno de Chile como acompañante de la mesa de diálogos, donde la insurgencia manifiesta haber encontrado “afortunadas coincidencias con el Gobierno” sobre el tema agrario.

Valga destacar la realización del Foro Agrario el pasado diciembre, con la nutrida y entusiasta participación de sectores organizados de

Alternativa ciudadana por la paz:Reflexiones en torno a los diálogos de La Habana

Oscar Andrés Espitia Lombo

EconomistaProfesor Universitario

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campesinos, afros e indígenas, también de académi-cos, gremios del sector como la Sociedad de Agricul-tores de Colombia (SAC) y partidos políticos, con la notoria ausencia de FEDEGAN. Un espacio de deli-beración y construcción, desde abajo, de alternativas de desarrollo para el campo colombiano, que arrojó 11 folios de propuestas dirigidos a la mesa de diálogo, con el ánimo de enriquecer las deliberaciones y los posibles acuerdos entre Gobierno e insurgencia.

Asimismo, las Diez propuestas para una política de desarrollo rural y agrario integral con enfoque territorial de las FARC, empiezan a ser objeto de deliberación pública por parte de académicos, orga-nizaciones sociales, medios de comunicación y de la ciudadanía informada, teniendo como referente la política agraria del Gobierno establecida en el Plan de Desarrollo 2010-2014, la Ley de Víctimas y Res-titución de Tierras y lo que se conoce de la Ley de Desarrollo Rural.

Han suscitado especial interés aspectos como la “realización de una reforma rural y agraria integral, socioambiental, democrática y participativa” (punto 1); el fondo de tierras, que estaría conformado por predios provenientes de latifundios improductivos, ociosos o inadecuadamente explotados, baldíos, tierras apropiadas mediante el uso de la violencia y el despojo y las incautadas al narcotráfico (punto 5); y la pro-puesta de tránsito hacia las producciones alternativas o de sustitución, o para la legalización de cultivos ilícitos con fines medicinales y terapéuticos o por razones culturales (punto 4).

Todo ello genera expectativas sobre la posibilidad de que se logre un acuerdo entre Gobierno y FARC en lo que corresponde al desarrollo rural integral, asunto álgido, considerando la confrontación ideológica que encarna. También sobre el resto de los puntos que componen la agenda de los diálogos. Hay motivos para ser optimistas.

Régimen político y discurso

4 de febrero de 1992: Levantamiento militar revolucionario contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Chávez: “…no fue un golpe de Estado, fue una revolución de la juventud militar.” “Esa rebelión desató una fuerza extraor-dinaria sobre todo en las clases populares. Esa fuerza es la que sigue empujando este proceso.”Tomado de: http://www.correodelorinoco.gob.ve/wp-content/uploads/2012/02/Tte.-Ricardo-Torres-toma-Aeropuerto-de-Valencia.jpg · http://ideasdebabel.files.wordpress.com/2012/02/4-de-febrero-de-1992-11.jpg

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El uribismo como amenazaEl ex presidente Uribe apuesta su futuro

político al fracaso de los diálogos y al sur-gimiento de una reacción ciudadana simi-lar a la que suscitó el fracaso del Caguán, azuzando el pesimismo y la desconfianza dentro de la población que milita en el es-cepticismo, que es la mayoría.

En declaración expedida el 20 de enero, Uribe y su nomenclatura de refritos del “Centro Democrático” anunciaron para el 31 de ese mismo mes el lanzamiento de su plataforma política, con miras a las eleccio-nes a Congreso y presidencia, y a la confor-mación de “una organización permanente y decisiva en la política colombiana”. Asimis-mo, rodearon al presidente de FEDEGAN, José Félix Lafaurie, a propósito de sus ase-veraciones en el periódico El Tiempo (20 de

enero de 2013), con las que se declaró en contra del actual proceso de diálogo entre Gobierno y FARC y a favor de la prolon-gación de la guerra, bajo el eufemismo del imperio de la ley. También desestimó la cuestión de la propiedad rural como uno de los motores del conflicto.

Es claro que el despliegue de las con-tradicciones al interior del bloque social dominante se ha exacerbado a la sazón de los diálogos, al igual que se observa en la cuestión del estilo de gobierno y en el manejo de la política internacional. En la dialéctica de continuidad y ruptura entre los gobiernos de Uribe y Santos, el proyecto económico y político del establecimiento exhibe fisuras, propiciando una dinámica constante de alineamientos y reacomodos

Tras el fracaso del levantamiento, el co-mandante Hugo Chávez es arrestado.Tomado de: http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/200913/en-video-y-fotos-el-4-de-febrero-fecha-clave-del-proceso-historico-venezolano/ · AP Photo / Andres Leighton

Hugo Chávez pronuncia su famoso “por ahora” al rendirse y asumir la responsabilidad por el alzamiento militar revolucionario. Tomado de: http://www.ultimasnoticias.com.ve/la-propia-foto/imagenes-de-un-perfil--hugo-chavez-frias.aspx · Archivo Cadena Capriles

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de los de arriba. Es así que la confrontación entre el ex presidente Uribe y el gobierno de Santos continúa agudizándose.

Uribe, que no está liquidado y promete dar pelea, apuntala su proyecto político en la oligarquía terrateniente, particularmente en el gremio ganadero –FEDEGAN‒, y en los sectores adeptos al conservadurismo autoritario, movilizándolos por la prolongación de la guerra y la radicalización de la política de seguridad, con el militarismo como ideología dentro y fuera de las fuerzas militares, en lo doméstico e internacional.

Movilización ciudadana por la pazEl hecho de que se haya privilegiado la perspectiva del diálogo y negociación política es

producto de la larga lucha de los movimientos de víctimas, campesinos, indígenas y afros, que han resistido el prolongado ciclo de la violencia. Al igual que por la acción de juris-tas, periodistas, académicos, estudiantes, mujeres, trabajadores y defensores de derechos humanos, que hemos hecho nuestras las banderas de la solución negociada, el rechazo a la violencia como método de acción política y como praxis de la élite dominante para la consolidación de su inveterado poder.

En el contexto internacional, los movimientos de Derechos Humanos, gobiernos e instituciones han estado demandando el fin de la larga guerra. En ese sentido, los gobiernos de Venezuela, Cuba, Chile y Noruega, al igual que los del resto de países de Amé-rica Latina e incluso de Estados Unidos, han rodeado con su solidaridad el proceso, unos más que otros.

Por parte del Gobierno, la voluntad de sentarse a dialogar con la insurgencia con perspectivas de paz pasa también por cálculos de rentabilidad y conve-niencia para los grandes negocios de agrocombusti-bles, forestales, de extracción petrolera, aurífera y de otros minerales, usufructuados principalmente por multinacionales.

Es seguro que, luego de un posible acuerdo, va-rios de los costos derivados del conflicto pasaran del debe al haber en los balances de dichos negocios. No obstante, resulta evidente que quienes más se han beneficiado del teatro de la guerra en Colombia son tales conglomerados económicos. La guerra entre el Estado y las guerrillas les ha permitido, entre otros, echar a andar mecanismos de acumulación respalda-dos en el uso de la violencia ‒con su cortejo de muerte y desplazamiento forzado‒ y asegurarse contratos de

El factor principal que determina el desenlace de la

mesa de diálogos, en uno u otro sentido, está en la dinámica

del movimiento ciudadano y de

opinión, aquí y en el exterior. Puede

construirse la ecuación de que a

mayor y más fuerte movilización y

presencia colectiva de ideas, aumenta

la posibilidad de una paz que

tenga contenidos sociales. Y a menor

presencia, disminuye tal posibilidad.

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seguridad jurídica, con costosas exenciones y exoneraciones tributarias para el erario público.

Ahora bien, la tarea de la paz en Co-lombia no solo es necesaria y posible, tam-bién resulta urgente, para avanzar hacia la construcción de una democracia robusta y plena. Esto, considerando que el desarrollo de la lucha de clases hasta nuestros días ha situado la movilización democrática en el centro de las expresiones política de los de abajo, tal como lo refleja la dinámica de las multitudes europeas, de la Primavera Árabe y de Nuestra América, contra el neolibera-lismo y por la superación del capitalismo, con destacado protagonismo de los traba-jadores.

Debe crecer la apropiación social de la causa de la paz, la más alta aspiración moral de nuestro tiempo en Colombia, que propi-cie una amplia deliberación y movilización ciudadana y que exija a la insurgencia y al Gobierno llegar a un acuerdo definitivo, realista y posible.

Hay que tener claro que el Gobierno y la insurgencia son los encargados de fijar, en última instancia, la dimensión de dichos acuerdos. Pero el factor principal que deter-mina el desenlace de la mesa de diálogos, en uno u otro sentido, está en la dinámica del movimiento ciudadano y de opinión, aquí y en el exterior. Puede construirse la ecuación de que a mayor y más fuerte movilización y presencia colectiva de ideas, aumenta la po-sibilidad de una paz que tenga contenidos sociales. Y a menor presencia, disminuye tal posibilidad.

Solo el desenvolvimiento de la lucha de clases, actualmente bloqueada por el desa-rrollo de las guerras en curso desde hace

varias décadas en Colombia, posibilitará la necesaria apertura democrática que re-quiere el país y los cambios de fondo que demandan las mayorías nacionales, como la reforma a los medios de comunicación, la reestructuración de la política de segu-ridad y el papel de las fuerzas militares en la democracia, la urgente reforma agraria integral, campesina, indígena y afro, del sistema educativo y del modelo económico, así como los distintos puntos que la agenda colectiva de las organizaciones sociales de base vienen construyendo.

Hay que repetirlo: en esta coyuntura de diálogos, solo la más amplia y entusiasta movilización ciudadana propiciará el mejor desenlace posible. En ella reside la clave de la paz.

Noviembre 27 y 28 de 1992: Segundo alzamiento militar fallido, inspirado en el movimiento del 4 de febrero.Tomado de: http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/200913/en-vi-deo-y-fotos-el-4-de-febrero-fecha-clave-del-proceso-historico-venezolano/

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Régimen político y discurso

La insurrección del 27 de noviembre de 1992 fue controlada por el gobierno el mismo día, provocando la rendición de los involucrados y la huida y posterior asilo en Perú de cerca de un centenar de los mismos. | Créditos: Archivo Cadena CaprilesTomado de: http://www.ultimasnoticias.com.ve/la-propia-foto/golpe-de-estado-del-27-de-noviembre-de-1992.aspx

Nº 30, Febrero de 2013 · Bogotá, Colombia Contenido

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Los diálogos de paz de La Habana entre el Gobierno colom-biano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia

(FARC) han puesto nuevamente en un lugar central de la agenda públi-ca la discusión sobre el problema de la tierra y la cuestión agraria. Para la insurgencia ambos temas han sido cruciales desde sus orígenes1; para el gobierno se trata de temas que han conquistado especial atención debido a la importancia que hoy ha adquirido el territorio como fuente dina-mizadora del proceso de acumulación en la actual fase del capitalismo.

En las líneas que siguen se problematizará la política agraria santista y se propondrá, a modo de hipótesis, que tal política recoge la búsqueda de una facción de la clase dominante por reformular las condiciones en las que ejerce su dominio sobre el aparato de Estado. Dicha reformu-lación implica una seria reconsideración del modo en que la economía colombiana se articula al sistema mundial.

El mandato sistémico y la necesidad de una nueva estrategia

Uno de los mecanismos para sortear la colosal crisis en la que se debate el sistema mundo capitalista es la expansión de la territoriali-zación del capital, su ingreso a nuevos espacios, la mercantilización de

1 Ver: Programa Agrario de los guerrilleros. Disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id=4021

La política agraria: ¿Para quién?

José Honorio Martínez

ProfesorUniversidad Nacional de Colombia

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nuevas relaciones y la extensión absoluta del valor de cambio. Harvey utiliza al término “solución espacial”2 para referirse a este fenómeno que ha tenido en la “acu-mulación por despojo” uno de sus métodos predilectos. Esta conceptualización se aplica perfectamente al caso colombiano y latinoamericano, pues a lo largo y ancho del continente se viene produciendo un vasto posicionamiento del capital sobre el territorio y los recursos naturales. Pueden distinguirse en términos generales tres formas mediante las cuales procede esta in-tervención: 1. La penetración creciente del agronegocio (en Latinoamérica sobresalen la soja transgénica y los agrocombustibles3), 2. la financiarización de la producción agra-ria o minero-energética futura mediante los commodities4, y 3. el ingreso de los predios rurales en el juego inmobiliario especulati-vo. Mediante las tres formas se fortalece un nuevo ciclo de acumulación que revitaliza al capitalismo.

El mandato sistémico para la clase do-minante en Colombia consiste en viabilizar el nuevo patrón de acumulación. Por ello,

2 Ver: Espacios del capital hacia una geografía críti-ca, Akal, 2007.

3 En estos momentos en Colombia los cultivos de agrocombustibles (caña y palma) cobijan una extensión casi proporcional a la que tiene el cultivo de café. Ello resulta bastante signi-ficativo si se tiene en cuenta que el café ha predominado durante más de un siglo, mientras que el auge de los agrocombustibles es el re-sultado de la reconfiguración capitalista frente a la crisis.

4 Ver: Blanca Rubio, La crisis alimentaria y el nuevo orden agroalimentario financiero energético mun-dial, 2008.

el presidente Santos habla en su plan de go-bierno de locomotoras, de seguridad jurídica y de confianza inversionista. Las corpora-ciones mandan y el gobierno obedece. Las corporaciones y la banca de inversión vienen por los recursos minero-energéticos y a sembrar agrocombustibles. Durante más de diez años la apuesta estatal para disponer del territorio pasó por la aplicación del terroris-mo de Estado, paramilitarismo, matanzas, desapariciones, ejecuciones extrajudiciales, etc. A pesar de la violencia desatada contra la gente del campo (campesinos, indígenas, afrodescendientes, trabajadores rurales) la

1994 · Chávez al salir de la cárcel como parte de un acuerdo político entre sectores de izquierda y el gobierno de Rafael Caldera.Tomado de: http://radiomundial.com.ve/sites/default/files/op_imgbox/RODANDO.jpg

Nº 30, Febrero de 2013 · Bogotá, Colombia Régimen político y discurso Contenido

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resistencia se mantuvo en pie e incluso puede afirmarse que el movimiento social agrario se robusteció en medio de la adversidad.

El proceso de despojo de tierras llevado a cabo hasta el presente es sólo la primera parte de una estrategia que hoy se complementa con planes militares de consolidación territorial en vastas regiones del país. Los proyectos corporativos avanzan, pero no al ritmo esperado porque se mantienen las luchas agrarias. Ha sido la resistencia de la gente del campo la que ha llevado a la clase dominante a reformular su estrategia. Lo que está jugando el Gobierno con la nueva política agraria es la puesta en marcha de una estrategia que neutralice y contenga la inconformidad de la gente del campo.

El desarrollo rural santista: ¿sembrar la palma sin sangre?El Ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, divulgó en agosto de 2010 una

propuesta en la que se promete acceso a tierras, formalización de la propiedad rural, apoyo a la economía campesina, reconocimiento de las zonas de reserva campesina, extinción de dominio a las propiedades rurales de las mafias, modernización predial, restitución de tierras a las víctimas, entre otras cosas. Todo ello englobado dentro del término “desarrollo rural”5.

¿De qué se trata esta propuesta? A primera vista podría pensarse en un nuevo esfuerzo moderniza-dor; sin embargo, la misma no se articula a ninguna iniciativa industrializadora del país ni hace mención alguna a la formalización del trabajo rural.

La propuesta gubernamental quizá debe entender-se como una forma habilidosa de conciliar intereses diversos y contrapuestos. Son estos los de las corpora-ciones, los del latifundio y los de la gente del campo. ¿Cómo sacar adelante una política que los satisfaga a todos? Las corporaciones ya cuentan con un Trata-do de Libre Comercio (TLC) que les garantizará el control total del mercado agroalimentario; pero aún falta: las concesiones minero-energéticas requieren seguridad jurídica y los inversionistas reclaman blin-dajes que les aseguren ganancias. Los latifundistas disponen de vastas extensiones de territorio, su sueño es seguir siendo señores feudales que cuentan con subsidios, como el Agro Ingreso Seguro, ejércitos privados y socios financiadores de sus campañas electorales. Frente a ellos, el gobierno viene ejerciendo una labor persuasiva para convencerlos de que el contexto mundial les obliga a transformarse en socios menores de las

5 Ver: Juan Camilo Restrepo, Una política integral de tierras para Colombia, Minagricultura, agosto de 2010.

En su conjunto, la política agraria

santista se muestra más como una

iniciativa mitigadora del desastre que

está por venir con la implementación del TLC, que como

una iniciativa consistente para

alterar radicalmente el rumbo del sector agrario en favor de la gente del campo.

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corporaciones agroalimentarias, mineras y agroener-géticas. Los latifundistas no se oponen a viabilizar el modelo, más bien les preocupan las consecuencias que vendrían para la conservación de su poder políti-co. Las coincidencias del latifundismo con la política gubernamental son notorias en aspectos como la flexibilización de las Unidades Agrícolas Familiares (UAF), la legislación del derecho de superficie, la pro-moción de los agrocombustibles, el mantenimiento de las cooperativas de trabajo asociado y la creación de las Zonas de Desarrollo Empresarial6. La cuestión que genera desencanto entre los latifundistas por la política gubernamental es el resultado al que pueda conducir el nuevo modelo en el ámbito de la política regional y local.

El “desarrollo rural” santista es percibido por las dinastías regionales como una avanzada hacia la mo-dernización de la política y, en consecuencia, como amenaza para su monopolio de poder político local y regional. Ceder la tierra, así sea a poderes corpo-rativos, no pasa por sus cuentas, pues toda pérdida de tierra se traduce en una virtual pérdida de poder político regional. Es la posible pérdida del control de la población rural, los votos y la maquinaria estatal local y regional con sus puestos, contratos y licita-ciones lo que se pone en juego cuando se habla de tocar la estructura de tenencia y explotación de la tierra. Por ello, representantes natos del latifundio como José Félix Lafaurie se atraviesan como “vacas muertas” en el camino de la política gubernamental.

Por su parte, la gente del campo lo que ha recibi-do del gobierno son promesas, promesas que resultan incompatibles con el cuadro general de la política agraria, puesto que cuestiones como la entrada en vigor del TLC, la disposición de casi todo el territo-rio nacional para la locomotora minero-energética,

6 Rafael Mejía López, La agricultura colombiana prospera, el camino para la paz, Ponencia de la Sociedad de Agricultores de Colombia SAC, al Foro “Política de desarrollo agrario in-tegral”, diciembre de 2012.

Régimen político y discurso

1995 - 1997 · Chávez recorrió el país promocionando su proyecto político y proponiendo una Asamblea Nacional Constituyente para lograrlo.Tomado de: http://radiomundial.com.ve/sites/default/files/op_imgbox/RODANDO.jpg

Nº 30, Febrero de 2013 · Bogotá, Colombia Contenido

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la pretensión de reformular la Unidad Agrí-cola Familiar (UAF) y la iniciativa de legislar el derecho de superficie van en contravía de los anhelos de la gente del campo por subsis-tir dignamente. Lo que se revela al contrastar las promesas gubernamentales con los acon-tecimientos es la profunda inconsistencia y contradicción en la política oficial. En el marco del TLC es imposible la supervivencia de la economía campesina, ello ha quedado ampliamente demostrado en el caso mexi-cano. Allí el Tratado de Libre Comercio de América del Norte aniquiló en una década al campesinado, obligándolo a huir al paraíso norteamericano de la desesperación o a vin-cularse a las redes mafiosas en auge.

La economía campesina no tiene ningu-na posibilidad de salir avante en el marco del neodesarrollismo7 rural con el que está comprometido el gobierno. Para que la vía campesina sea viable se requieren profundas transformaciones antisistémicas. Las zonas de reserva campesina fungen en la política gubernamental como una pequeña concesión que busca legitimar, y a la larga, expandir y consolidar, los proyectos corporativos. Desde una perspectiva histórica, los territorios delimitados a las zonas de reserva campesina constituyen el necesario reconocimiento y la formalización de viejos procesos de colonización, lo que representa un valioso triunfo político para el movimiento campesino; sin embargo, su viabi-lidad económica y ecológica, en los marcos del capitalismo de enclave, no resulta sostenible.

El eslabonamiento y la compatibilización de la pequeña y la mediana producción agrí-cola con la gran producción en “ordenamientos multimodales”, a pesar de ser una pro-puesta prometedora, resulta bastante ingenua. ¿Por qué el gran capital y los monopolios agroalimentarios habrían de respetar a la pequeña y la mediada producción agrícola? ¿Qué tratos justos caben entre grandes y pequeños, o mejor, desde cuándo en el capitalismo se acogen y respetan reglas de coexistencia entre competidores abismalmente desiguales?

7 El paradigma desarrollista luego de regir la economía mundial durante más de medio siglo no ofrece resul-tados satisfactorios. El desarrollismo, si bien permitió incrementar notablemente la productividad, fue a la vez el signo de la descomposición de los pueblos originarios, del hambre en el Sur, de la desertificación de los suelos y el arrasamiento de los bosques y de la monopolización agroalimentaria. Así, el balance de las políticas agrarias montadas bajo el paradigma desarrollista es altamente negativo. Ver al respecto: Víctor Bretón de Solo, Los límites del desarrollo: Modelos “rotos” y modelos “por construir” en América Latina y África, Icaria 1999.

Lo que se aprecia con claridad en la apuesta gubernamental es su

voluntad de potenciar las condiciones para la intensa

penetración del agronegocio en el campo colombiano en una dirección similar a la que han tomado países como Brasil y Argentina,

convertidos en despensas agrícolas del mundo, pero

donde el hambre y la desigualdad dictan su ley

en campos y ciudades.

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Lo que se aprecia con claridad en la apuesta gubernamental es su voluntad de potenciar las condiciones para la intensa penetración del agronegocio en el campo colombiano en una dirección similar a la que han tomado países como Brasil y Argentina, convertidos en despensas agrícolas del mun-do, pero donde el hambre y la desigualdad dictan su ley en campos y ciudades.

ConclusiónEn su conjunto, la política agraria san-

tista se muestra más como una iniciativa mitigadora del desastre que está por venir con la implementación del TLC, que como una iniciativa consistente para alterar ra-dicalmente el rumbo del sector agrario en favor de la gente del campo.

El problema agrario es uno de los gran-des problemas del país que debe ser discu-tido ampliamente con todas sus implicacio-nes. ¿Cómo debatir el “desarrollo rural” sin tratar su articulación con el modelo global de desarrollo? La insistencia oficial por re-ducir la discusión al plano técnico denota los temores del gobierno para reconocer que su política mantiene compromisos inamo-vibles con el capital corporativo y que, en esa medida, no se encamina en función de los intereses de la gente del campo.

Finalmente, cabe insistir que una perspectiva de intervención estatal com-prometida con quienes han sobrevivido y resistido a la miserabilización y la represión en el campo debe dirigirse en un sentido muy distinto del que impone el anacrónico modelo desarrollista.

1998 · El MBR-200 se convirtió en el Movimiento Quinta República (MVR), que ganó la presidencia en 1998 en coalición con los principales partidos de izquierda.Tomado de: http://www.chavezcode.com/

Nº 30, Febrero de 2013 · Bogotá, Colombia Régimen político y discurso Contenido

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La gran mayoría de encuestas realizadas recientemente en los Estados Unidos, axis mundi del capitalismo contemporáneo,

continúan registrando un descontento in crescendo, alto y generalizado frente al sistema, al punto que han llamado a reconstruir su “machacada imagen” (http://bit.ly/TIpIpp). Una situación que ya había sido contun-dentemente resumida bajo el slogan: “Somos el 99%, ellos el 1%”.

"Las élites hegemónicas siguen por lo tanto muy de cerca y con disimulada pero sostenida

preocupación la evolución de todos estos acontecimientos.Especialmente los efectos

laterales y colaterales fruto de la creciente oleada antineoliberal que viene desarrollándose desde

hace un par de años en el Sur Global”.1

A la fecha, el antineoliberalismo muestra un calidoscopio bastante acabado e interesante forjado de variadas formas de protestas y nove-dosos repertorios de resistencias alrededor del mundo. Una cronología

1 Nos referimos al Sur Global tanto en el sentido geográfico como social (y epistémico) del término, subrayando la función periférica que cumplen determinados territorios, espacios, lugares (y desde luego: relaciones sociales y sujetos involucrados) en las lógicas del capitalismo contemporáneo.

El capitalismo del buen salvaje Neoliberalismo con “inclusión” social

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José Francisco Puello-Socarrás

Docente Universidad Nacional de San Martín. Buenos Aires (Argentina)

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aún superficial pero representativa recorre –entre una diversidad de episodios‒ desde los levantamientos neozapatistas en México a mediados de los 1990 hasta el contempo-ráneo Ocupa Wall Street yanqui, pasando por supuesto a través de distintos eventos suramericanos, como las Guerras del Agua y el Gas en Bolivia, los cacerolazos y los mo-vimientos piqueteros en Argentina y, más recientemente, las movilizaciones contra la profundización de la mercantilización de la educación pública con participación de vas-tos sectores populares animados por el des-pertar del movimiento estudiantil en países ‘modelos’ del neoliberalismo en el siglo XXI como Chile (donde, al parecer ahora, las manifestaciones también han derivado en contenciosos populares versus el sector financiero extranjerizado) y Colombia. La Primavera Árabe, junto con la Indignación europea y también varios sucesos en Asia, aunque menos publicitados en Occidente, completa el cuadro.

En su conjunto, las luchas más recientes siguen desprovistas y tras la búsqueda de una síntesis política que les permita trascen-der hacia un proyecto abarcador más allá de la espontaneidad original que ha animado sus movimientos. No es menos cierto, sin embargo, que, poco a poco, se acumulan experiencias inspiradoras claves para otros escenarios sobrevinientes y que fortalecen el panorama global hacia el futuro en núme-ro, compromiso, conciencia y frecuencias. Aquí vale la pena seguir subrayando el componente antineoliberal que inspira la más reciente tradición de los oprimidos (fra-se de Walter Benjamin) como un elemento

Chávez: “Éste es uno de los más grandes logros nuestros. Una constituyente, un debate infinito y muchos proyectos constitucionales y aquí está la Constitución. Y luego la relegitimación de poderes y el nacimiento de un nuevo Estado, una nueva República, que está ahí pujando por levantarse y fortalecerse.” (Chávez y la Revolución bolivariana, Conversaciones con Luis Bilbao, 2002).Tomado de: http://contraloriasocialdecabimas.blogspot.com/2010/05/contraloria-socialpoder-para-el-pueblo.html

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crucial a la hora de realizar diagnósticos y pronósticos pero también tácticas y estrategias que unifiquen criterios y luchas.

Teniendo cuenta las temporalidades y las espacialidades que exhibe el capitalismo de época, es decir, el capitalismo salvaje o más comúnmente llamado neoliberalismo, y con base en sus trayectorias históricas en la periferia latinoamericana desde la década de 1970, o las más recientes en países centrales europeos y los Estados Unidos, se podría generalizar que la dinámica esencial del sistema capitalista, la producción y reproducción constante de las desigualdades sociales mediante la explotación económica que se refuerza con la dominación política y la opresión social en sus diferentes versiones, intenta evitar la exaspe-ración de sus propios límites sin poner en riesgo su misma existencia, acudiendo, entre otras fórmulas, a la inclusión social. Es más, ésta es una de las maniobras ensayadas más fértiles para consolidar sus conquistas sin que se desvanezcan y se pongan en cuestionamiento –al contrario, se materialicen– aceleradamente.

El Capitalismo del Buen SalvajeLo anterior debe llamar poderosamente la atención. Desde un principio el objetivo del discurso me-

diático en medio del agravamiento de esta crisis, sin lugar a dudas una de las más espectaculares en la his-toria del capitalismo, ha sido operar el ocultamiento sistemático de la magnitud real de los hechos. Ante la evidencia irresistible de los acontecimientos y la his-toria efectiva, empero, las voces más convencionales se han visto obligadas a reconocer que esta crisis del capitalismo va muy en serio.

Los constantes llamamientos para tomar cons-ciencia de lo anterior por parte de las élites domi-nantes están en todo caso limitados a insistir en que la salida debe tramitarse sin desbordar el statu quo.

Varias de estas propuestas han popularizado cada vez con mayor énfasis el lema de construir un “ca-pitalismo en serio”, fraseología que gran parte de la comunidad académica, particularmente en América Latina y especialmente en Suramérica, ha venido acogiendo, traducida en sus propios términos, como modelo neodesarrollista (una especie de neokeynesia-nismo tropical) con el cual algunos se atreven a verifi-car una época postneoliberal, y que varios convocan e invocan como el nuevo progresismo, etc. Todas estas tramas, por más (falsa) sofisticación que les quieran

La nueva Constitución se ha convertido en el instrumento para la implementación del proyecto de la Revolución Bolivariana que apunta a generar un cambio social en favor del pueblo venezolano.Tomado de: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2012/10/08/hugo-chavez-gana-elecciones-presidenciales-venezuela-5442-votos/00031349672991284858310.htm

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atribuir, son vacías e insostenibles, epistemológica y políticamente. Su misión reside en desintegrar, sobre todo en lo ideológico, la gran fuerza popular antineoliberal que la vida real ha venido reportando los últimos años, subestimando la actualidad de este acumulado de luchas al tildarlas de anacrónicas, imposibles o inútiles –ya que los neodesarrollistas postneoliberales “progres” consideran al neoliberalismo como “una cuestión del pasado”‒, y descalificando folklórica y sistemáticamente varios llamamientos decididos (en este caso sí de manera auténtica) a destituirlo, tanto al viejo neoliberalismo de antes como al nuevo neoliberalismo de ahora, pues la fantasía difundida sobre su final afortunadamente aquí no tiene cabida.

La cuestión en diferentes latitudes posee variantes. Pero, en todos los casos ‒sea Centro, sea Periferia– el denominador común parece sugerir: neoliberalismo con (algo de) “inclu-

sión social”.En Europa y en los Estados Unidos la tentativa se

sigue “hacia la baja”, pues el camino es destruir lo que queda del Estado de Bienestar y de la Seguridad So-cial (idea del capitalismo que, incluso en sus propios límites, hoy desborda la semántica neoliberal y por lo tanto resulta “peligrosa”, “incómoda” e “inconve-niente”) para entonces restituirla ideológicamente y en las políticas públicas bajo el tópico de la inclusi-vidad, una cuestión que se intenta presentar como un análogo sustituto pero que, de lejos, resulta bien diferente y definitivamente regresiva. En la periférica América Latina y el Caribe, por ejemplo, se trata de seguir aprovechando la devastada situación social, histórica y actual –y que el mismo neoliberalismo ha profundizado a niveles innombrables desde hace décadas– para “elevar” entonces a concepto político y objeto de las políticas, las impúdicas y más aberrantes condiciones de pobreza, miseria, desigualdad, etc., aunque sólo y exclusivamente en sus límites, en sus extremos (pobreza extrema, desigualdad extrema), desentendiéndose así de la problemática estructural de fondo y, de paso, desactivando gran parte de las resistencias que precisamente son el resultado de ese escenario. Aún más allá: se pretende adminis-trar y gestionar esas condiciones directamente re-produciéndolas, volviéndolas a producir, ahora bajo otras formas. En algún punto, y estrangulando los relativismos pero teniendo en cuenta los ampulosos

NuestrAmérica resulta ser la región donde

varias resistencias antineoliberales –consideradas

herejes al retomar la tradición de los

oprimidos– finalmente vienen transitando

hacia fuertes organizaciones sociopolíticas y con voluntad de

poder popular que trascienden política y económicamente hacia perspectivas

no sólo contraneoliberales sino incluso y más

importante aún anticapitalistas;

desde luego, una blasfemia para los

intereses dominantes

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contextos que se enuncian desde las periferias, estas situaciones podrían considerarse como necesarios hechos progresistas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el punto de partida aquí es el subsuelo del infierno y si no se propone alguna escalera al cielo “lo progresista” no tendría ningún sentido y se desvane-cería en y por sí mismo.

Al nivel de lo político e ideológico, el Capitalismo ‘en serio’ (mote insistente desde el shock de 2007-2008 en los discursos de Barack Obama en Usamérica, Gor-don Brown en el Reino Unido (http://bit.ly/W09b1G) o de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina y Luiz Inácio Lula Da Silva y Dilma Rousseff en Brasil ‒¡estos últimos dos países paradigmáticos del autopro-clamado modelo neodesarrollista que avanza en estas latitudes!‒ no significa otra cosa que el continuismo neoliberal, el capitalismo salvaje, aunque en una for-ma menos extremista, digamos menos cavernícola. Insistimos: un continuismo, o supuesta “ruptura”, que igual siempre se cierne en el límite de sus extremos. Tal operación no lo exime ni quiere eximirlo de su salvajismo innato. La propuesta es por lo tanto “civili-zar” al neoliberalismo un poco, “un tantito” digamos, convocando una especie de buen salvaje, el cual, por más bondad que quieran adjudicarle, es salvaje al final, de cabo a rabo. Al nivel de las políticas nuevamente se trata del eufemismo de la “inclusión social”. Una cues-tión que si se la analiza de cerca, de entrada, rechaza cualquier avance real concreto en el mejoramiento de las condiciones de vida (no solo referido a las situacio-nes particulares) de las mayorías empobrecidas.

Las experiencias en América Latina y el Caribe, el Sudeste asiático y en el continente africano, lugares donde se ha practicado sin reservas de ningún tipo la ortodoxia neoliberal, son ilustrativas al respecto y, sobre todo, han sido poderosamente pro-ductivas, políticamente hablando. Son aleccionadoras para las dirigencias dominantes ya que con base en ellas se ha podido adquirir plena conciencia en torno a que la continuidad del neoliberalismo, después de su fase ortodoxa (fundamentalismo de mercado y las cono-cidas políticas de ajuste estructural, empezando por el relato de la austeridad que hoy final-mente se globaliza), depende en gran medida de su autorenovación. La llamada inclusión

Las Misiones Bolivarianas son una serie de programas sociales implementados durante el gobierno de Hugo Chávez que cubren separadamente aspectos educativos, alimentarios y de salud, así como la mejora de las condiciones de las etnias minoritarias y marginadas.Tomado de: http://www.chavezcode.com/

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social como técnica –se sabe‒ antes que contradecir el núcleo esencial del neoliberalismo lo complementa, al gestionar quirúrgicamente (regu-lando) los resultados exacerbados de la “desaglutinación social” que él mismo naturalmente produce y –por paradójico que parezca‒ a la vez obstruye sus lógicas de acumulación neoliberal (http://bit.ly/13nGbo7).

Para el momento, esta realidad es imposible de desdecir. Máxime cuando se observan las tendencias ‒cada vez más obscenas– en materia de los indicadores sociales en sentido amplio, es decir, tomando en cuenta aspectos socioecológicos, sociobiológicos, etc., y las demás encrucijadas contemporáneas del sistema global, regional y localmente hablando2.

¿Seguir-con ó Con-seguir?América Latina y el Caribe, aunque más específicamente Suraméri-

ca, resulta ser, por antonomasia, el territorio de la traición a los oprimi-dos. Allí se lograron “neutralizar” (desconocer, desvanecer y deformar por parte de la hegemonía dominante) varias resistencias (demandas, expectativas y esperanzas construidas) desde la naciente oleada anti-neoliberal, evitando el avance de proyectos políticos y programas eco-nómicos potencialmente favorables a las masas populares y claramente contrarios al neoliberalismo. Ante ello, el proyecto hegemónico ajustado a las nuevas condiciones continuó su marcha sin cambios sustanciales ni mayores tropiezos, aunque ahora agazapado bajo otros nombres y reinventado bajo novedosas formas del capitalismo del buen salvaje. Pero, al mismo tiempo, afortunadamente, NuestrAmérica resulta ser también la región donde varias resistencias antineoliberales –considera-das herejes al retomar la tradición de los oprimidos‒ finalmente vienen transitando hacia fuertes organizaciones sociopolíticas y con voluntad de poder popular que trascienden política y económicamente hacia perspectivas no sólo contraneoliberales sino incluso ‒y más importante aún‒ anticapitalistas; desde luego, una blasfemia para los intereses do-minantes (http://bit.ly/VJzLwg).

Seguir-con la traición o Con-seguir la tradición es uno de los gran-des dilemas que nos plantean nuestros tiempos.

2 El escenario latinoamericano es, sin dudas, uno de los ejemplos más típicos de la (mal) llamada “política social” del neoliberalismo. Los Programas de Transferencia Monetaria Condicionada (PTMC) desplegados a lo largo y ancho del subcontinente y bajo diferentes denominaciones son “plantillas” desde las cuales se ha diseñado globalmente el conocido “salvataje de los más pobres” (poorest’s bail-out) (http://bit.ly/VRaPDb), el cual –es ingenuo sospecharlo contrasta con aquel reservado al capital financiero y que ha volatilizado aún más el estatus crítico del capitalismo financiero y crediticio.

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El materialismo histórico, como explicación de la sociedad actual, es aún una herramienta adecuada de análisis para di-

lucidar las formas que permiten que el capitalismo contemporáneo siga siendo un sistema inequitativo, basado en la desposesión de los mínimos de vida independiente para la mayoría de la población y, como correlato, garante de la acumulación de grandes sumas de capital, en todas su formas, en manos de minorías dominantes. La crítica del capitalismo solo puede hacerse desde una perspectiva científica, holística, crítica y políticamente orientada. La teoría marxista reúne estas características: es científica en tanto método ajustado a observaciones comprobables de la realidad concreta; es una mirada de totalidad de la realidad social del capitalismo; es crítica, y fundamentalmente dialéctica, percibiendo las contradicciones al interior de las manifestaciones de la vida social del capitalismo como sistema de producción, y, políticamente, es una herramienta que en manos de las clases ‒y sectores de clase‒ dominadas puede ayudar a identificar los objetivos a perseguir en el marco de la lucha por la hegemonía.

El presente escrito busca presentar una reflexión sobre los elementos fundamentales del materialismo histórico desde una lectura que bebe directamente de los textos clásicos. En la construcción de este texto es notoria la deuda con un texto considerado una especie de micrología por la tradición marxista, Prologo a la contribución a la crítica de la

Elementos de materialismo histórico: una relectura de la teoría marxista

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Santos Alonso Beltrán Beltrán

Politólogo. Administrador Público. Ingeniero IndustrialMagíster en Estudios Políticos. Candidato a Doctor en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales

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economía política, pero es también una lectura de las bases de la teoría marxista en otros textos clásicos.

Naturaleza y capitalismo: de la transformación de la naturaleza al desarrollo de las fuerzas productivas

El capitalismo puede definirse como la forma social contemporánea que adopta la producción de bienes y servicios, donde la propiedad privada de los medios de pro-ducción es una condición tan necesaria como la incorporación de trabajo humano a través de la dinámica del trabajo asalariado. El capitalismo es entonces un momento histórico-concreto de la relación capital-tra-bajo: el capitalismo convierte la producción social en un ejercicio de transformación de la naturaleza con el único objetivo de acrecentar la ganancia del poseedor de los medios de producción. La relación capital-trabajo adopta así la forma de extracción de valor del trabajo vivo ‒la fuerza de trabajo‒ por parte del poseedor de trabajo muerto acumulado ‒medios de producción‒, me-diante la explotación de la capacidad vital del trabajador ‒su energía física vital‒. El trabajo asalariado se convierte en la forma generalizada que adopta el trabajo humano, y la propiedad privada de los medios de producción resulta luego causa de la propie-dad privada de los productos del trabajo. El carácter social del proceso de producción es eliminado con la apropiación privada de las mercancías producidas.

El proceso de producción que arran-ca desde la transformación social de la naturaleza termina como un ejercicio de exacción de valor y apropiación privada del

A partir de 2005, la Revolución Bolivariana comenzó la implementación de la Ley de Tierra, la cual prevé la expropiacion de latifundios improductuvos y la entrega de tierras a los campesinos que las trabajan.Tomado de: http://diario.latercera.com/2011/01/27/01/contenido/mundo/8-57452-9-chavez-llama-por-tv-a-presidente-de-banco-y-amenaza-con-expropiarlo.shtml // http://elmundodelanoticia.com/?p=10237

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excedente por parte de los poseedores de capital. En principio, la naturaleza no es más que la extensión orgánica del hombre, el hombre es parte integrante del mundo natural y de ninguna manera podría consi-derársele como producto de proceso alguno por fuera del orden natural. En tanto ser vivo, el impulso inicial del ser humano es mantenerse con vida mediante la transfor-mación de la naturaleza para convertirla en artículos, objetos y bienes que le permitan garantizar su propia vida. En este sentido, la relación del hombre con la naturaleza es fundamentalmente dialéctica: el hombre en tanto ser vivo es naturaleza devenida, los seres humanos existimos en el marco del mundo natural del que hacemos parte; pero, a su vez, la naturaleza se nos presenta como un límite real a nuestra posibilidad de existencia: en tanto que debemos resol-ver nuestra necesidad de alimento, vestido, vivienda y las demás condiciones materiales de existencia, nos es necesario alterar la naturaleza que nos rodea. La naturaleza a la vez que afirmación de nuestra propia vida natural es también un limitante de nuestra vida humana, una negación de nuestro ser en sí mismo. La contradicción se salva, o supera, a partir del desarrollo de las formas

de producción que permiten transformar esa naturaleza en artículos útiles para la vida humana. Así la contradicción hombre- naturaleza es la fuerza motriz que inicia el proceso de producción de mercancías y, con ello, de las transformaciones sociales que van desarrollando a la especie humana como un conjunto social en el que el trabajo es la actividad fundamental para su existen-cia.

La necesidad de transformar la natura-leza impele al hombre a desarrollar objetos, instrumentos y herramientas de produc-ción, y, a su vez, el uso de nuevos instru-mentos de trabajo amplía la posibilidad de utilizar nuevos y diversos materiales, insu-mos u objetos de trabajo. El desarrollo de las capacidades de producción, que incluyen el uso de nuevos instrumentos de trabajo así como la transformación de nuevos materia-les en objetos susceptibles de modificación y uso en la producción, no es otra cosa que el desarrollo de las fuerzas productivas. La transformación de la naturaleza a través de las fuerzas productivas es imposible de realizar si no es en el marco de relaciones sociales entre los hombres. La producción es un acto social.

Los enemigos de la Revolución Bolivariana manifiestan públicamente su oposición.Tomado de: http://contraloriasocialdecabimas.blogspot.com/2010/05/contraloria-socialpoder-para-el-pueblo.html

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Capitalismo y clases sociales: la dialéctica de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción

En tanto que la esencia misma de la humanidad es la posibilidad de vivir en comunidad, es más, en tanto que lo humano solo puede definirse en el proceso de socialización que complejiza las relaciones entre los individuos proyectándolas más allá de la mera aso-ciatividad con miras a la subsistencia, la producción como acto de transformación de la naturaleza para hacerla útil a la vida humana solo puede entenderse como una acción social en la que todos los individuos de la especie continúan su proceso de humanización en la construcción de un mundo propio que genera la vida en sociedad articulada por el carácter social del trabajo humano. En este sentido a cada momento especifico del desarrollo de las fuerzas productivas corresponde un momento especifico de las relaciones sociales de producción. Las condiciones materiales de existencia de los hombres determinan, y la vez son determinadas, por las formas sociales que se adoptan para organizar la producción. Así, la forma de la pro-piedad sobre los bienes de producción y los productos del trabajo, el papel de los actores sociales en la trans-formación de la naturaleza, la forma que asume la extracción del excedente de producción y la matriz social que adopta su distribución, corresponden a las relaciones sociales que rigen la producción como acto humano de transformación de la naturaleza. Pero la relación entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción no es en lo absoluto ni unili-neal ni mecánica: las fuerzas productivas determinan y son determinadas por las relaciones sociales de pro-ducción, y estas a su vez son tanto producto como ar-tífices de los adelantos en las técnicas de producción.

La unidad dialéctica entre las fuerzas productivas y relaciones sociales de producción conforma el se-gundo momento de las contradicciones sociales que rigen la vida humana. Recordemos que la primera manifestación dialéctica esta en la contradicción

11 de abril de 2002. Manifestación antichavista en el marco del fallido golpe de

Estado contra la Revolución Bolivariana.Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/

Refer%C3%A9ndum_presidencial_de_Venezuela_de_2004

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hombre-naturaleza: el hombre es afirmación de la naturaleza como parte integrante de ella, pero a su vez la naturaleza es su limitante como negación de su propia po-sibilidad de vida. El desarrollo de las fuerzas productivas permite que la contradicción sea superada momentáneamente para manifes-tarse nuevamente en la necesidad de desarrollar nuevas formas de producción que permitan la ex-tensión y la continuidad de la vida social humana.

En el mismo sentido, las fuerzas productivas, que son la afirmación de un momento determinado de la capacidad productiva social de los hombres, se ven limitadas por las formas sociales que han creado en el proceso de transformación de la naturaleza. Las relaciones sociales de producción pasan así de dina-mizadoras de la transformación de la naturaleza ‒con el objetivo de garantizar la vida social humana‒ a contenedores y limitantes del desarrollo productivo y, con ello, a erigirse en diques de la transformación de la vida social. La contradicción entre fuerzas productivas y relaciones sociales de producción se resuelve en un nuevo momento de la vida social de los hombres, nuevo momento que transforma las instituciones que antes cristalizaban una determinada forma de producción y de apropiación del excedente. En este sentido, la tercera contradicción se manifiesta como la tensión entre la base, o estructura económica de la vida social humana, con las instituciones que la gestionan y permiten su existencia articulada como un todo: un conjunto formado por la base y las dinámicas superestructurales que soporta. La base, al transformarse, se lleva consigo las practicas sociales y las instituciones que antes regentaban la vida social, replanteando la relación entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción.

La lucha por la hegemonía: acción política y transformación ideológica El movimiento descrito anteriormente no es en lo absoluto un proceso lineal o evolutivo,

sino una dinámica dialéctica que se desenvuelve en el marco de contradicciones manifiestas

El golpe de Estado del 11 de abril de 2002 fue un intento de derrocamiento del presidente venezolano Hugo Chávez. quien fue detenido y trasladado inicialmente al Fuerte Tiuna, ubicado en el sur de Caracas. Ese mismo día se autojuramentó Pedro Carmona como presidente interino, al margen de lo establecido en la Constitución. Dos días después se reinstauró el gobierno legítimo de la Revolución Bolivariana.Tomado de: http://amerika21.de/fotos/50882/putschisten-venezuela-2002

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entre los elementos que componente la vida social de los hombres; vida social que solo puede ser entendida como la forma en la que la sociedad humana resuelve el problema de la existencia colectiva a través de la transformación de la naturaleza. El proceso no es lineal o mecánico, es decir, no es un proceso en el que cada etapa se sucede en una continuidad o secuencia cercana a la armonía temporal entre los cambios, sino un proceso de lucha en el que el sujeto activo de las transformaciones son las clases sociales. La lucha de clases es la causa activa de las transformaciones en la base, y a su vez en la superestructura, pero tanto la capacidad de lucha de los sectores dominados como la organización y capacidad de resistencia de los sectores dominantes pueden hacer que los cambios se aceleren o pospongan. La acción política consiste justamente en la capacidad de las clases para hacer que sus objetivos como sujeto colectivo sean impresos en las dinámicas productivas y, en su lugar, en la institucionalidad que acompaña el momento histórico-concreto del enfren-tamiento entre dominantes y dominados. La lucha de clases debe ser entendida como un enfrentamiento entre las clases y sectores de clase dominantes ‒posee-doras de los medios de producción, acaparadoras del excedente de producto social‒ y con ello constructoras de las dinámicas de legitimación que les permite man-tener su posición social como dominantes frente a las clases ‒y sectores de clase‒ dominadas, cuyo papel en la producción es la venta de la fuerza de trabajo en una relación de explotación de su capacidad productiva, sin posibilidades de propiedad real sobre los medios de producción, fragmentadas en el marco de la lucha social y subordinadas a los criterios de legitimación e ideologización de los dominantes. La capacidad política de una clase, o sector de clase, se manifiesta

en la posibilidad de aunar esfuerzos para concretar sus intereses de clase y en ello la acción organizativa y la violencia juegan un papel primordial, pero sin desconocer los limitantes históricos que subyacen a su capacidad reivindicativa: todos somos hijos de nuestro tiempo; nadie puede saltar sobre su propia sombra.

La teoría marxista reúne estas

características: es científica en tanto método ajustado a observaciones

comprobables de la realidad concreta; es una mirada de

totalidad de la realidad social del

capitalismo; es crítica, y fundamentalmente

dialéctica, percibiendo las contradicciones al interior de las manifestaciones de la vida social del capitalismo

como sistema de producción, y,

políticamente, es una herramienta que en manos de las clases

–y sectores de clase– dominadas puede

ayudar a identificar los objetivos a perseguir en el

marco de la lucha por la hegemonía.

Nº 30, Febrero de 2013 · Bogotá, Colombia Batalla de ideas Contenido

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En la actualidad, Hugo Chávez está librando la más dura ba-talla de su meritoria carrera política: la lucha por la vida. Ella

está mereciendo una cadena de solidaridad en Nuestra América y en el mundo entero por parte de los trabajadores de toda condición religiosa, social y política.

Su personalidad ha alcanzado una estatura internacional que per-mite ubicarlo entre los grandes hombres de que hablara Carlos Marx a propósito de Abraham Lincoln.

Uno de sus méritos es el de haber reabierto, de manera creativa, la discusión de lo que se denomina Socialismo del siglo XXI, que incluye democracia, independencia del imperio, abolición del capitalismo, plu-ralismo religioso-político y un concepto de transición hacia el socialismo que está en el centro del debate intelectual y político en el continente. A su vez, el balance de la revolución bolivariana está al orden del día, con sus logros y perspectivas, errores y retrocesos1.

Con la finalidad de contribuir a esta discusión sobre el socialismo, presento las siguientes reflexiones, con los buenos deseos por la recu-peración de Hugo Chávez.

1 Ver: Sánchez Ángel, Ricardo. Revolución y contrarrevolución en Venezuela. Revista Espacio Crítico No. 10. enero – junio de 2009. pp. 80-99. (http://www.espaciocriti-co.com/sites/all/files/revista/recrt10/n10_a05.pdf).

Hugo Chávez y el socialismo

Ricardo Sánchez Ángel

Doctor en Historia. Profesor Universidad Nacional de Colombia.

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IEl socialismo se define por la apropiación de los

trabajadores de los medios de producción, la conver-sión de la propiedad privada en propiedad social en forma colectiva, el manejo democrático de las ciuda-des, sociedades, el ejercicio de la planeación de abajo hacia arriba y de la región al centro e integrada a la federación y bloques de países y continentes. En la planeación, los técnicos y funcionarios deben estar al servicio de los trabajadores y sus órganos de decisión y ejecución, y no al revés, evitando la burocratiza-ción y la corrupción. Los objetivos inmediatos son: mantener las energías creadoras en toda la sociedad, dinamizar la cultura, las ciencias y las artes en un despliegue de internacionalismo y libertad completa.

La fórmula actualizada de nuestro movimiento y programa es el del socialismo ecofeminista, porque enriquece la comprensión de las nuevas realidades y aspiraciones liberadoras. La dimensión ecofeminis-ta del socialismo se corresponde con la naturaleza de la nueva época que vivimos ‒en la que las crisis económica, social y ambiental están interrelacio-nadas en forma tal, que es toda la vida planetaria y la existencia de la sociedad humana lo que está en cuestión‒ y expresa el reconocimiento del despertar, tanto en la conciencia como en las luchas, del enorme protagonismo de los movimientos de las mujeres, de sus resistencias y su papel en la vida sociocultural. La emancipación de la mujer es el primer punto del socialismo. Este es un principio rector de nuestro programa, lo que involucra la dignidad como esencial en el quehacer, en la praxis socialista. El socialismo es un movimiento de la sociedad y la cultura, que asume la clase trabajadora en femenino y masculino.

IILa actualidad del capitalismo no elimina sino que

reproduce todas las formas de la historia del trabajo y las engloba en los patrones de explotación y domina-ción neocapitalista y neocolonial. Exacerba el sexismo,

El 15 de agosto de 2004, mediante un referendum revocatorio el pueblo venezolano ratificó a Hugo Chávez en la jefatura del Estado y la Revolución Bolivariana. Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Refer%C3%A9ndum_de_Venezuela,_2004

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el tráfico y la esclavitud de mujeres y niños, el racismo camaleónico, la servidumbre inducida o voluntaria y la explotación. El moderno capitalismo tardío reinstala la barbarie con las guerras, masacres, éxodos, hambrunas, despotismos… La explotación de la fuerza de trabajo global se puede y debe eliminar, acudiendo a la colectivización de la economía productiva.

La economía debe subordinarse a la sociedad y no continuar bajo la dictadura del mercado y las finanzas. Debe entonces eliminarse la banca privada, el gran comercio y transporte, reemplazándolos por sistemas públicos. En los países neocoloniales, donde existe un agudo problema agrario sin resolver, como Colombia y los de América Latina, el logro de una reforma agraria campesina, indígena y afro, de tipo democrático e integral, adquiere preponderancia.

La ciudad contemporánea actual está globalizada como espacialidad del capital, las comunicaciones y las culturas. La globalización financiera, comercial y telemática deter-mina el comportamiento de las pautas urbanas y culturales. Es la ciudad y la arquitectura posmodernas, el triunfo de la mercantilización en todas las esferas de la sociedad, la vida y la naturaleza. El reconocimiento pleno hay que asumirlo, el capitalismo se impuso como civilización a escala planetaria. Se trata de una fase más pura del sistema, en que lo que queda de naturaleza está también incorporado a su dinámica. El espacio urbano ha mutado hacia un nuevo hiperespacio con su predominio sobre el tiempo. La perspectiva es la ciudad internacional, arraigada a las realidades geográficas y ambientales, con sus tradiciones regionales, de estirpe democrática y ambiental, como verdadera obra de arte para el disfrute colectivo.

La educación y la cultura de transición están interrelacionadas, aplicando el querer de que la educación sea cultura y la cultura sea educativa. La sociedad entera educa y todos en forma

Tomado de: http://radiomundial.com.ve/sites/default/files/op_imgbox/chavez%20no%20se%20va.png // http://radiomundial.com.ve/article/semblanzas-de-un-comandante

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permanente se educan. Las raíces regionales le dan su forma a la educultura y a su vez estas se integran al legado y praxis internacional de los saberes y las creaciones artísticas.

La radio, la televisión y la gran prensa deben ser públicas en sus distintos momentos: en la propiedad, en la producción y en el servicio. Deben transformarse en medios reales de información y análisis, integración continental y planetaria. Su regla de oro debe ser el pluralismo, las libertades de opinión, crítica y fomento cultural educativo, superando el ser generador y reciclador de la sociedad del espectáculo.

El socialismo se apoya en las conquistas científicas, culturales y lo que resulte provechoso de la era de la modernidad capitalista; su protagonista principal es la clase trabajadora inter-nacional. La técnica y los logros de la revolución científico-tecnológica deben reorientarse en su sentido y relación ambiental en provecho de las nuevas relaciones sociales. Para América Latina, la planeación, los modos de producción, los modelos y estilos económicos deben recrearse de acuerdo con las realidades geohistóricas y socioambientales, de lo holístico y te-lúrico de que está dotado el continente. Estas medidas y otras más se ubican en la integración de las distintas sociedades con métodos de cooperación y federación internacional.

IIINo es ilusorio visualizar una Europa socialista al igual que una Norteamérica socialista

y con las transiciones necesarias en bloques regio-nales, una América Afro-Indoamericana socialista, igual que en África, Oceanía y Oriente Medio, en China y los países asiáticos como Japón, las Coreas, Vietnam e Indochina. Todos pueden marchar hacia la integración de sus economías y sociedades con criterios pluralistas.

El derrumbe de la Unión Soviética fue el del burocratismo de gran potencia. Su inserción en las dinámicas del capitalismo internacional, mantuvo en la subalternidad a las naciones que formaban parte de la federación. Al igual que los países del socialismo realmente existente en la Europa Oriental, que fueron satélites a través del Pacto de Varsovia de la URSS, se atomizaron.

Alemania Oriental fue anexada bajo el eufemismo de la unidad a la República Federal, en el retorno al gran Estado capitalista en Europa. La Federación Yu-goslava se balcanizó, en una especie de eterno retorno de esta zona histórica, convertida en un espacio de disputa bélica, de intereses económicos, de poder,

Uno de los méritos de Hugo Chávez es el de haber reabierto, de manera creativa, la

discusión de lo que se denomina Socialismo

del siglo XXI, que incluye democracia, independencia del imperio, abolición del capitalismo,

pluralismo religioso-político y un concepto

de transición hacia el socialismo que

está en el centro del debate intelectual

y político en el continente.

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con las envolturas religiosas y racistas y la manipula-ción de las grandes potencias.

El capítulo del colapso del socialismo burocráti-co con su enorme tragedia a cuestas, clarifica que el socialismo en su dimensión internacional debe ser horizontalmente democrático en las relaciones entre distintos países, naciones, culturas, pueblos, religiones y tradiciones. Y sobre la fuerza de la diversidad encon-trar las complementariedades y cooperación necesaria.

José Carlos Mariátegui concibió el internacionalis-mo como expresión de la revolución de nuestro tiempo y abogó desde Indoamérica por la unidad con el socia-lismo europeo y la revolución rusa. Con el horizonte de ser creación nuestra, y no calco y copia.

IVConviene recuperar para nuestras reflexiones el

concepto de programa de transición, como correlato de las leyes históricas del desarrollo desigual y combinado. El concepto de programa de transición puede darle sentido vivo a la teoría de la revolución permanente, tal como Marx la formuló en 1848-1850, en el Manifiesto y otros textos; Trotsky en Resultados y perspectivas en 1905; Luxemburgo en Huelga de masas en 1906 y Lenin en Las tesis de abril en 1917. Esta teoría se enriqueció con las experiencias de la revolución China en 1949, la cubana en 1959 y el proceso contempo-ráneo de Venezuela y de otros países del continente, junto con el marxismo de Mariátegui y en las grandes luchas de clases en todo el planeta en lo que va del nuevo siglo.

Lenin formuló: sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario, pero agregó que sin el segundo la teoría es limitada y se marchita. Antonio Gramsci construyó su concep-to de praxis, buscando la relación del mundo intelectual y científico con las gentes sencillas y le dio significado a la teoría marxista en un campo sociocultural histórico sostenido.

La reforma y la revolución son un movimiento en curso por mejorar o transformar las condiciones de sociedad y vida. La lucha por el socialismo y la revolución como movimientos debe buscarse articulando ambas dinámicas. Es el papel del programa, la política, las orga-nizaciones y partidos a escala internacional, donde el socialismo en Nuestra América forma parte de los socialismos del planeta.

La transición al socialismo es el comienzo de la superación radical del capitalismo y sus formas de sociedad y del Estado espectáculo. Es un proyecto no solo anticapitalista sino postcapitalista y postliberal. El socialismo sintetiza las experiencias y herencias en común de la clase trabajadora, ya que este legado es parte integral de los saberes populares, de la teoría materialista de la historia. Lo hace al mismo tiempo que se corrige, se autocritica, se recupera y, por ende, se libera. Las tradiciones de las luchas del pasado libradas por los

El socialismo sintetiza las experiencias y herencias en

común de la clase trabajadora, ya que este legado es parte

integral de los saberes populares, de la teoría

materialista de la historia. Lo hace al

mismo tiempo que se corrige, se autocritica,

se recupera y, por ende, se libera.

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utilizados en la industria armamentista, las guerras y los consumos suntuarios.

Este tipo de reflexiones suelen ser califi-cadas de utópicas, de irrealizables, sacadas del magín, como contraparte se ofrece los edulcorados programas de la Socialdemo-cracia y la Tercera Vía, que no han dado respuesta a la gran depresión en que está su-mida la sociedad humana, con su correlato de destrucción ambiental. Precisamente este programa de transición es el más adecuado para dar respuesta a la barbarie instalada por el capitalismo con su pensamiento único que reproduce por doquier: guerras, ham-brunas, desigualdades, desempleo, opresión, humillación, alienación consumista, con aumento de la explotación femenina y de la niñez. El verdadero rostro hoy del sistema imperante es el del capitalismo neocolonial, salvaje y destructor. Hay que recordar el principio de Rosa Luxemburgo: Socialismo o barbarie.

Lo que viene luego hay que soñarlo, desearlo y buscarlo.

explotados, oprimidos y humillados que se mantienen ocultas, desconocidas, borradas por la historia de los dominadores hay que recuperarlas para la memoria, la historia y la política del presente, dotándolas de sentido, enlazadas en el porvenir para superar su dispersión y discontinuidad. Radicalmente todas las luchas del pasado forman parte de las nuevas luchas del presente y el porvenir.

Al mismo tiempo el socialismo descansa, elabora y proyecta los aportes de las ciencias sociales y naturales, realiza las críticas a la economía de los capitalistas, a la tecnobu-rocracia y a la idea religiosa según la cual el capitalismo es lo naturalmente existente, inevitable y necesario. Precisamente es el pensamiento social complejo el que permite refutar que lo existente es lo mejor y si acaso mejorable sin alterar su orden lógico esencial. Es posible erradicar en breve tiempo la mise-ria, el hambre, el abandono, las enfermedades sociales, reorientando el uso de los recursos

Nuestra América

Chávez, bajo la consigna de “Patria, Socialismo o Muerte”, asumió el 10 de enero de 2007 en el Capitolio Federal como Presidente reelecto del país para el período 2007-2013, anunciando ante la Asamblea Nacional que llevaría a Venezuela hacía el socialismo del siglo XXI.Tomado de: http://diario.latercera.com/2012/10/07/01/contenido/mundo/8-120048-9-chavez-enfrenta-hoy-su-eleccion-presidencial-mas-renida-en-14-anos.shtml

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El 22 de enero cumplió siete meses el golpe parlamentario que destituyó al presidente constitucional paraguayo Fernando

Lugo Méndez; en este tiempo, el país ha sido el escenario de nuevos avances para el capital transnacional, a la vez que los poderes fácticos han reafirmado su control sobre el aparato estatal. El gobierno de facto, encabezado por el ex vicepresidente Federico Franco, no ha dudado en el momento de violar la ley a favor de las empresas extranjeras ni en crimi-nalizar al movimiento campesino. Mientras tanto, siguen sin esclarecerse los turbios sucesos detrás de la masacre de Curuguaty del 15 de junio pasado, enfrentamiento que dejó un saldo de 17 muertos entre policías y campesinos y detonó el juicio político inconstitucional llevado en contra de Lugo. Las ejecuciones extrajudiciales, torturas y detenciones arbitra-rias perpetradas por la policía ese día siguen impunes y sin investigar. Frente a este trasfondo antidemocrático, las campañas presidenciales para las elecciones de 2013 están en plena marcha y se perfila un ámbito de creciente conflictividad política y social para el año entrante.

El contexto del golpe parlamentarioEn abril de 2008, el ex obispo Fernando Lugo fue electo presidente

del Paraguay respaldado por una débil y variada coalición electoral que unía partidos de la izquierda y la centroderecha con el Partido Liberal, partido tradicional que representa una parte de la antigua oligarquía terrateniente. Con un 40% del voto, la elección de Lugo puso fin a un

Paraguay después del golpe de Estado

Richard Doughman

Investigador social estadounidense Base Investigaciones Sociales (Base IS) Paraguay

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Page 41: Revista Izquierda

periodo de sesenta años con el Partido Colorado en el poder, 35 de ellos bajo el dictador general Alfredo Stroessner.

Sin embargo, rápidamente se desvanecieron las ilusiones de un cambio sustantivo. Si bien Lugo ocupaba el ejecutivo, los intereses del poder real en el país ‒la oligarquía terrateniente, el empresariado corrupto, los agro-ganaderos, los narcotraficantes y las transnacionales‒ estaban bien resguardados por los otros poderes: los Colorados mante-nían una mayoría en las dos cámaras, y el Poder Judicial seguía siendo el feudo del partido de Stroessner. Las reiteradas amenazas de un juicio político desde el Parlamento fueron amplificadas por la prensa empresarial, y se restringía aún más a un presidente ya centrista y políticamente torpe.

Los logros de Lugo en su promesa de una reforma agraria eran casi nulos, y la crimi-nalización del movimiento campesino se agudizó durante su mandato. La conflictividad en el campo escalaba en 2011 y 2012; organizaciones campesinas reclamaron y ocuparon las “tierras mal habidas”, unos 8 millones hectáreas de tierras estatales que pasaron ile-galmente a altos mandos militares y oficiales del Partido Colorado bajo la dictadura para ser posteriormente vendidas a extranjeros. Su recuperación ha sido una reivindicación central de las organizaciones campesinas del país, que buscan revertir una de las tazas de concentración de la propiedad rural más altas del mundo.

Si bien el gobierno de Lugo no representaba una amenaza real para el bloque dominan-te, el freno que puso al ingreso de nuevos cultivos transgénicos y su disposición a negociar con campesinos “invasores de propiedad” resultaban molestos a una clase política poco acostumbrada a tener su poder y sus privilegios cuestionados. El golpe de Estado disfraza-do como juicio político representaba una salida conveniente.

Nuestra América

Los brasileros manifiestan su solidaridad con la Revolución Bolivariana.Tomado de: http://brasilcomchavez.files.wordpress.com/2012/07/ljt_0530-12072012_ato-apoio-chavez_foto-leandro-taques1.jpg

Nº 30, Febrero de 2013 · Bogotá, Colombia Contenido

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¿Qué pasó en Curuguaty?El 15 de junio de 2012 dos fiscales y

más de 320 efectivos de la policía ‒algunos armados con rifles automáticos‒ entraron en el predio de Marina Kue para desalojar a unos 60 campesinos sin tierras de la zona, entre ellos mujeres, niños y niñas, quienes reclamaban las tierras para la reforma agra-ria. Las tierras disputadas pertenecían a la fuerza naval paraguaya, pero en años recien-tes habían sido anexados ilegalmente por la estancia Campos Morombí, una propiedad de cerca de 50 mil hectáreas perteneciente al ex senador y ex presidente del Partido Colorado, Blas N. Riquelme, quien pidió el desalojo. En el tiroteo que siguió fallecieron 17 personas entre policías y campesinos. Existen versiones contradictorias sobre el desenlace de los hechos y muchas preguntas sin respuesta, pero desde los inicios se ha especulado sobre la presencia de un tercer grupo armado infiltrado y de un complot diseñado para generar una crisis política.

Hay poca iniciativa oficial para esclarecer lo que pasó en Marina Kue; el gobierno de facto desactivó una investigación independiente de los eventos iniciada por Lugo. La investigación del Ministerio Público, a cargo del fiscal Jalil Rachid, hijo del ex presidente del Partido Colorado, se ha mostrado parcial y está plagada de irregularidades procesales y omisiones de evidencia. Solo aborda las muertes de la policía, sin indagar más en los reportes de ejecuciones extrajudiciales, torturas y detenciones arbitrarias por parte de la policía. La imputación arbitraria de más de 40 campesinos y campesinas ha servido como una estrategia para callar testimonios de estos abusos.

A esta situación se suma el asesinato por sicarios del dirigente campesino Vidal Vega el 1 de diciembre pasado. Considerado un testigo clave para la defensa de los campesinos acusados, Vega tenía amplios conocimientos sobre la historia de las tierras disputadas en Marina Kue y estaba apoyando las investigaciones independientes sobre la masacre realiza-da por parte de la sociedad civil. Éstas han puesto en cuestión la narrativa sostenida por la prensa empresarial y la fiscalía ‒que la masacre resultó de una emboscada minuciosamente planificada por campesinos radicalizados y armados con escopetas‒ y comunican relatos detallados de personas presentes ese día quienes fueron testigos y víctimas de los abusos de la fuerza pública.

Argentinos solidarios con la revolución venezolana.Tomado de: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/83243-manifestacion-buenos-aires-salud-chavez

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Las 15 personas detenidas en el caso llevaban más de seis meses sin ser formalmente acusadas. Cuatro de ellos lograron prisión domiciliaria como medida sustitutiva después de una huelga de hambre que duró 59 días. Recién el 16 del diciembre pasado, 14 de los detenidos y detenidas incluyendo dos menores de edad fueron acusados con cargos que van desde invasión de inmueble ajeno y asociación criminal hasta homicidio doloso. La acusación en ningún momento específica qué hechos concretos vinculan individualmente a los acusados con la masacre.

La resistencia al golpe sigueLas protestas han disminuido desde junio pasado, cuando manifestantes marcharon

frente al Congreso defendiendo el canal de televisión pública ‒posteriormente cerrado por Franco‒, pero la resistencia sigue movilizándose en torno a las víctimas y los acusados de la masacre de Curuguaty, alentada por un resurgimiento entre los sectores urbanos de Asun-ción. El 22 de noviembre pasado, después de un simbólico juicio ético contra el Congreso convocado por organizaciones sociales, hubo enfrentamientos frente al Ministerio Público entre fuerzas policiales y manifestantes solidarizando con los detenidos en huelga de hambre. El 10 de diciembre pasado la marcha por los derechos humanos exigía justicia para las vícti-mas y los acusados y el esclarecimiento de los eventos. Además de los históricamente fuertes movimientos campesinos, el poder de convocatorio de actores urbanos ha sido determinan-te. Conformados por estudiantes, sindicatos y una clase media asunceña prodemocrática, las movilizaciones urbanas han estigmati-zado el gobierno de facto y el parlamento, contribuyendo al desgaste general sufrido por el orden político dominante como resul-tado del quiebre institucional.

Avances de las transnacionalesLa reconsolidación del bloque hegemó-

nico a través del golpe ha favorecido los in-tereses del capital transnacional y la econo-mía extractivista en el país. En sus primeros cuatro meses en el poder, Franco liberó por decreto seis nuevos cultivos transgénicos en el país, pisoteando los procedimientos establecidos por ley al no realizar los estu-dios ambientales y de salud requeridos. Los principales beneficiarios de la política agra-ria golpista han sido las multinacionales Monsanto, Syngenta y Dow Agrosciences,

Nuestra América

Manifestaciones en Montevideo para solidarizarse con el presidente Hugo Chávez, revindicar su figura y alertar frente a los intereses desestabilizadores, tanto dentro como fuera de Venezuela.Tomado de: http://www.noticias24.com/fotos/noticia/5013/en-fotos-chamanes-ecuatorianos-ofrecen-ritual-por-sanacion-de-chavez/ · Rodrigo Buendía / AFP

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ya que el ingreso de sus semillas se había trabado durante el mandato de Lugo.

Por otro lado, Franco firmó en diciem-bre un preacuerdo con la multinacional Rio Tinto-Alcan que busca instalar una planta procesadora de aluminio, al modelo maqui-la, en las afueras de Ciudad del Este en el límite internacional con Brasil. Aunque los detalles del pacto se mantienen en secreto, la empresa buscará garantías de energía eléctrica subsidiada por el Estado paragua-yo a largo plazo. También en diciembre, Franco se reunió en Miami con la empresa norteamericana President Energy para ne-gociar un proyecto de exploración petrolera en el Chaco paraguayo, prometiendo con-vertir el Paraguay en el país petrolero más rico del continente.

El gobierno de facto también ha mos-trado su disposición de pactar con la banca internacional, colocando bonos soberanos del país en los mercados financieros del mundo por un monto de hasta US$ 500 millones. El flujo de fondos al Estado ‒y la poca supervisión que acompaña su eje-cución‒ podría convertirlos en un recurso útil para las campañas electorales de los partidos en el poder.

Panorama electoral 2013Las elecciones de abril del presente año

determinarán si el bloque dominante sigue en el poder, o si el rechazo a la clase política tradicional es suficiente para provocar un cambio. El candidato Colorado, Horacio Cartes, goza de ventajas significativas al contar con la maquinaria electoral del par-tido e importantes recursos económicos. Dueño del club de fútbol Libertad, un conglomerado de empresas tabacaleras, de bebidas y otros rubros, más negocios en el tráfico ilegal, Cartes está entre los hombres más ricos del país; además se especula con que su campaña recibe fondos de sectores de la derecha brasileña, a quienes les con-vendría retener Paraguay como una zona liberada transfronteriza. Cartes, con su fortuna, se posicionó rápidamente al frente del coloradismo, logrando la candidatura presidencial con un sólo año de membresía en el partido; aparte de un discurso general-mente neoliberal, su plataforma no destaca políticas concretas.

Por el Partido Liberal figura Efraín Alegre, ex ministro de Obras Públicas de Lugo, quien lideraba las campañas de la privatización de la infraestructura del país. Su vicepresidente sería Rafael Filizzola del Partido Democrático Progresista y ex mi-nistro del Interior de Lugo, quien avanzaba políticas de mano dura contra los movi-mientos sociales mientras encabezaba la lucha contra el Ejército Popular Paraguayo (EPP). Aunque no cuenten con los fondos del los colorados, los liberales podrían verse beneficiados por el prebendismo permitido por el control del aparato estatal durante un año electoral.

Bolivianos manifiestan su apoyo a Hugo Chávez.Tomado de: http://www.noticias24.com/fotos/noticia/5013/en-fotos-chamanes-ecuatorianos-ofrecen-ritual-por-sanacion-de-chavez/ · Rodrigo Buendía / AFP

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Si bien la imagen de los partidos tradi-cionales ha sufrido por la forma burda en que destituyeron a Lugo y las descaradas políticas a favor de intereses multinacio-nales, la fragmentación de la izquierda paraguaya pone en duda su capacidad de aprovechar la coyuntura. Actualmente, los partidos de izquierda ‒por desacuerdos en la conformación de listas de candidatos‒ están divididos entre tres candidaturas. Mientras la posibilidad de acuerdos y alian-zas sigue vigente, difícilmente un candidato o candidata progresista superará los recur-sos y estructuras electorales de los partidos tradicionales.

Los resultados electorales también reper-cutirán en la región. En términos geopolíti-cos, Paraguay figura como un territorio clave actualmente disputado por EE.UU. y Brasil. Durante años, EE.UU. ha utilizado el país como plataforma de operaciones en el Cono Sur, y su influencia ha servido para obsta-culizar el proceso de integración regional

dirigido por Brasil, más notablemente, frenando la entrada de Venezuela al MERCOSUR. Sin embargo, en décadas recientes el país ha sido crecientemente el objeto de una integración subordinada a la economía brasilera; actualmente, se estima que casi 5 millones de hectáreas del país (12% del territorio nacional) están en manos de brasileros. Con la suspensión de Pa-raguay del MERCOSUR y la subsecuente incorporación de Venezuela al ente, los intereses norteamericanos sufrieron un revés. La esperada ‒aunque no garantizada‒ reincorporación de Paraguay al bloque económico con las elecciones democráticas presentará al nuevo man-datario con una decisión importante en cuanto al rol que el país ha de asumir en la región. Mientras tanto, el aislamiento del gobierno actual ha sido una manera efectiva de presionar el gobierno de Franco y asegurar cierto espacio de maniobra a la oposición.

Con la probable victoria electoral del candidato de un partido tradicional en abril, se perfila un periodo de creciente conflictividad en el país. Ni Cartes, por su asociaciones con el narco-poder del país, ni Alegre, por ser un senador participe en el golpe, pueden repre-sentar un nuevo rumbo para el país. La continuidad del desprestigiado bloque dominante en el poder y el aumento del descontento entre los sectores populares con los modelos político y económico vigentes podrían producir una mayor movilización social bajo un gobierno con rasgos autoritarios y muy dispuesto a reprimir la oposición.

La reconsolidación del bloque hegemónico a través

del golpe ha favorecido los intereses del capital

transnacional y la economía extractivista en el país. En sus primeros cuatro meses en el poder, Franco liberó por decreto seis nuevos cultivos transgénicos en el país, pisoteando los

procedimientos establecidos por ley al no realizar los estudios ambientales y

de salud requeridos. Los principales beneficiarios de la política agraria golpista

han sido las multinacionales Monsanto, Syngenta y

Dow Agrosciences.

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Malí:Un desafío a la civilización que debemos rechazar

Toni Negri

Sociólogo y filósofo italiano

La intervención francesa en Malí refleja una crisis política que tiende a generalizarse en el África sahariana y subsahariana

luego de la “Primavera Árabe” del Magreb. “Se ha puesto de manifiesto el lado peligroso de la Primavera Árabe”, titula el New York Times, y agrega: “tenía razón el coronel Gadafi cuando preveía que si él caía la gente de Bin Laden llegaría por tierra y por mar a ocupar las orillas del Mediterráneo”.

Pero, ¿es realmente esto lo que impulsa a rebelarse a los nuevos gue-rrilleros en los desiertos del Norte de África, o es más bien una pobreza cada vez más feroz y la siempre destructiva lógica de los gobiernos de la ex Francáfrica? Las zonas rurales de los países del Sahel han permaneci-do a su pesar en los últimos años en una profunda situación de miseria, lo que nutre el éxodo poblacional y la desestabilización de las grandes ciudades. Frente a esto las estadísticas macroeconómicas muestran la existencia de un “falso” desarrollo vinculado a la actual carrera por el extractivismo minero hacia aquellos territorios ricos en tales recursos: Malí, por ejemplo, es el tercer productor mundial de oro, rico en uranio y se prevé que muy rico en hidrocarburos. El yihadismo entra en esos territorios no en razón de su fanatismo y nos los somete sobre la base de la “barbarie terrorista” (como cuentan a la opinión pública occidental)

Traducido para Rebelión por Susana MerinoFuente: http://www.uninomade.org/mali-una-sfida-di-civilta-da-rifiutare/

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sino porque en esos países continúan di-solviéndose las instituciones, debido a su fragilidad económica y civil. Por tal motivo el éxito de los “invasores” que no son tales está casi asegurado.

Malí no es más que otro país del Sahel –los demás también se hallan en parecidas situaciones críticas‒, la duda sobre la pro-fundización de la crisis en cada uno de ellos solo depende de algunos elementos casuales que aún contiene el “dominó” recientemen-te iniciado. En Malí, en una época “esca-parate de la democracia”, el gobierno se ha-llaba desde hacía tiempo en crisis, asfixiado por la corrupción, los repetidos golpes de Estado y la rebelión popular tuareg en el norte. Los tuaregs quieren la independencia de Azawad (vasta región desértica del norte de Malí). Esta revuelta ha encontrado la oportunidad de triunfar porque con la caí-da del régimen del coronel Gadafi, muchos mercenarios tuaregs han regresado a su país con armas (en grande y sofisticada cantidad)

y equipajes (logísticas regionales y alianzas con parte del ejército maliense) tomados. Hay que tener presente que la intervención francesa (y de la OTAN) en Libia produjo en aquel país la implosión de un millar de fracciones locales, ideológicas, étnicas y que después de Gadafi no ha habido ninguna autoridad capaz de ostentar legítima fuerza.

La rebelión armada tuareg ha encontra-do además un fuerte y probablemente deci-sivo apoyo en grupos salafistas y yihadistas que ya en 2002, al terminar la guerra civil argelina, habían instalado las bases de Al Qaida en el Magreb. Desde hace alrededor de diez años estos grupos han venido cons-truyendo (aprovechando la “industria de los secuestros” y del apoyo a los “traficantes” ilegales de ese amplio territorio) bases y redes de apoyo a la guerrilla. El peligro era evidente. Desde hace unos tres o cuatro años está en marcha una cooperación bila-teral Francia-EE.UU. para combatir lo que algunos llamaban el “eje Kandahar-Dakar”.

Tomado de: http://dailymessenger.com.pk/wp-content/uploads/2013/01/10-Venezuela-delays-Chavez.jpg

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Recientemente el New York Times ha revelado que el Departamento de Estado había invertido cerca de 500 millones de dólares en esa región en esa estrategia antiterrorista. Ya a comienzos de 2012, el comando estadounidense AFRICOM debió comprobar que una buena parte de las adiestradas tropas malienses se habían unido a la revolución en el norte del país.

Ahora hemos asistido a la intervención francesa en respuesta al urgente pedido del gobierno de Bamako (mejor dicho de lo que queda) formalmente apoyado por una extensa coalición de países africanos y de gobiernos europeos. Pero la guerra francesa parece que ya puede extenderse como una mancha de aceite a una gran cantidad de países vecinos. Los sucesos argelinos de la última semana, en los que la delicadeza de las intervenciones de aquel go-bierno y de su ejército han producido centenares de asesinatos, solo constituye el principio de este amargo desarrollo.

Por ahora, se consuelan la prensa y la opinión pública francesa, no se trata aún de una guerra de usura (como la iraquí o la afgana) cuyos protagonistas se mueven “en medio de las poblaciones“ sino más bien de una guerra clásica en el puro desierto, de posiciones y de movimientos. No tardarán mucho en cambiar las cosas. Podrá resultar fácil a los franceses, junto a las tropas de otros países africanos (que permanecerán bajo el comando francés mientras se mantenga la reticencia estadounidense a tomar parte en el cambio), lograr la victoria en el terreno. Pero luego, ¿cómo gobernar en el desierto una paz que no será tal, frente a una “guerra nómada” que está comenzando, a una histeria frente a eventuales ata-ques terroristas en la Francia continental y sobre todo frente a la memoria de la vergüenza colonial y del despotismo postcolonial mantenido por la potencia francesa? Pero sobre todo, ¿cómo tener en cuenta –en la situación actual y en la postbélica– aquellos aspectos que nos permitimos llamar “aspectos buenos” de la Primavera Árabe, o mejor dicho, de aquella “Primavera Africana” que parecía que comenzaba a apuntar también en el Sahel? Es inútil –y lo decimos por segunda vez– culpar al extremismo de un islamismo salafista radical cuando se está sofocando la única alternativa verdadera que actualmente podría concretarse: la maduración –ya iniciada en esos territorios– de élites jóvenes, democráticas, anticapitalistas. Es necesario atacar las causas socioeconómicas de esta crisis.

Si se escucha a los expertos, estos dicen que para desarrollar un programa de reconstruc-ción y de desarrollo sería necesario intervenir en estos territorios en los sectores agrícolas, de reforestación, de cría de animales, en el mejoramiento de las rutas y del transporte, el acceso al agua, la promoción de la energía solar y eólica, etc. Y luego habría que relanzar los progra-mas de producción de algodón y de cereales en esas regiones… En síntesis todo, en verdad todo. Finalmente y especialmente “las poblaciones deberían beneficiarse de los ingresos de

“Lo que está en juego en Malí es un desafío

a la civilización en la época de la globalización. El

Sahel es al mismo tiempo la víctima por excelencia y el lugar

de la incandescencia”.

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los réditos procedentes de la minería, como son los del oro, primer producto de exportación”.

¿No les parece cómica esta conclusión? Y en la risa no es evidente el cinismo, mínimamente hipócrita, que se desprende de la insistencia en la misma execra-ble sed de dinero que conduce a nuestros gobiernos liberales a combatir a los terroristas en las despiada-das tierras desérticas del Sahara y del Sahel como bienes a distribuir entre los enemigos (porque resulta bien difícil diferenciarlos de los pobres campesinos o de los proletarios metropolitanos ahora sublevados). Y todavía más, ¿no les parecen lágrimas de cocodri-lo ‒y en Italia todos las confunden‒ las que lloran nuestros demócratas? ¡Es el pesado fardo de nuestra civilización el que nos empuja a intervenir! ¡Es sacra obligación de la soberanía, ejercida ahora en nombre de Europa! ¡Manténgase atentos a estas estupideces, hasta los EE.UU. han dejado de repetirlas luego de las terribles derrotas en Medio Oriente! Reconozca-mos más bien que solo modificando radicalmente nuestra conciencia política, rompiendo radicalmente con formas de gobierno funcionales al capital, po-dremos volver a orientarnos correctamente. En el marco de la globalización no se puede razonar como lo hacen los Parlamentos de los países de Europa y el Parlamento Europeo, votando hombres y medios a favor de la intervención francesa (y particularmente odiosa ha sido en Estrasburgo la actitud belicosa de los Verdes europeos).

Gilles Keeper ‒tal vez el mayor experto en temas árabes conocido en Occidente‒ destaca que “lo que está en juego en Malí es un desafío a la civilización en la época de la globalización. El Sahel es al mismo tiempo la víctima por excelencia y el lugar de la in-candescencia”. Añadimos: la resistencia y la guerrilla antiimperialista en aquel desesperado lugar desposeí-do y devastado constituyen luchas anticapitalistas y no quisiéramos vernos obligados a reconocer que los islámicos tienen razón.

En 2011 Chávez anunció que padece de cáncer, lo que no le impidió ser reelecto

presidente por tercera vez consecutiva para el período 2013-2019. Desde

entonces, lucha incansablemente por superar la enfermedad para continuar

desarrollando las tareas propias del proceso revolucionario en Venezuela.

Tomado de: http://coquivacoatelevision.com.ve/wp-content/uploads/2012/07/chavezs.jpg

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Guillermo Hoyos y las tareas del filósofo

Sergio De Zubiría Samper

Profesor Asociado Departamento de Filosofía Universidad de los Andes

El legado intelectual y vital de Guillermo Hoyos es inmenso. Su fallecimiento en la ciudad de Bogotá, el 5 de enero de

2013, ha causado gran conmoción en los sectores académicos y sociales. Las distintas notas necrológicas han destacado su condición de ser el pensador colombiano más importante en los últimos cincuenta años y su invaluable aporte a la formación de varias generaciones de filósofos. Quienes fuimos sus discípulos, tenemos la difícil responsabilidad de perpetuar su defensa permanente del papel crítico de la filosofía en Co-lombia y discutir sus aportes al pensar contemporáneo.

En la evaluación de su legado ya empiezan a aparecer interpretaciones que lo ligan exclusivamente a la tradición liberal (Santiago Montenegro) y otras mucho más serenas que reconocen su diálogo crítico con el libe-ralismo contemporáneo (Oscar Mejía). En estos momentos de duelo me parece escuchar su rígida voz convocándonos a debatir sobre sus textos, conferencias y entrevistas. Era un filósofo que amaba la polémica, los argumentos, el encuentro de diversas tradiciones filosóficas y la comuni-cación colectiva. Nuestro último encuentro fue en 2012, convocados a un homenaje a su legado por el Departamento de Filosofía de la Universidad de Cartagena, donde presentó una profunda reflexión sobre la universidad latinoamericana. Como siempre, hizo patente su pasión por la educación y el movimiento estudiantil; como siempre, terminamos discutiendo sobre diferentes visiones de la democracia. Una democracia más allá de la liberal clásica: era otra de sus grandes pasiones reflexivas y prácticas.

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Diálogo de tradicionesSiempre fomentó tanto en su vida personal como

en la formación la necesidad de confrontar tradi-ciones y autores. Para combatir el dogmatismo, tan extendido en nuestro medio educativo y político, nos retaba a cumplir dos propósitos difíciles en el queha-cer filosófico: el primero, atreverse a leer y pensar por cuenta propia (el sapere aude kantiano); el segundo, evitar refugiarse dogmáticamente en una exclusiva tradición filosófica. Desde sus orígenes griegos, la filosofía ha vivido de la polémica y la liberación reflexiva. Heráclito contra Parménides; Sócrates, Pla-tón y Aristóteles tomando distancia de sus maestros. Tomaba muy en serio la enigmática afirmación de su maestro Habermas: “pensar con y contra Heidegger”. Pero lo más importante es que lo aplicaba siempre al cuidado de sí mismo. En medio de sus “improntas filosóficas” estaba abierto a dialogar con la filosofía analítica, con la post-modernidad, con la filosofía francesa, la filosofía latinoamericana, etc. Lo escuchamos en sus cursos y conferencias citar con pasión crítica a autores que nos sorprendían por la lejanía con sus “improntas”, como Sartre, Foucault, Vattimo, Deleuze, Derrida, Lipovetsky, Wittgenstein, Putnam, Tugendhat, entre muchos otros.

Tres son sus improntas indelebles, como lo ha subrayado de forma aguda su discípula y colega de múltiples proyectos, Ángela Calvo. La presencia de Kant, Husserl y Habermas, en la tarea de su pensar filosófico es incuestionable. No basta informar que estos filósofos fueron leídos con rigor por el filósofo colombiano. El desafío de las generaciones formadas por el maestro Guillermo Hoyos Vásquez hasta ahora comienza, porque consiste en desci-frar interrogantes bastante complejos: ¿Qué relaciones y qué diferencias existen entre estas tres tradiciones de la filosofía moderna? ¿Qué motivo profundo llevó al profesor Hoyos a realizar una síntesis de estas tres perspectivas: el criticismo kantiano, la fenomenología y la teoría de la acción comunicativa? ¿Cuál fue su aporte fundamental en esta síntesis para comprender la filosofía contemporánea y nuestra época?

En el prólogo a su libro, publicado por la Universidad Nacional de Colombia, Los intereses de la vida cotidiana y las ciencias (1986), donde recorre con rigor cada una de estas improntas filosóficas (Kant, Husserl, Habermas), sostiene tesis y reflexiones impor-tantes que nos indican el verdadero desafío de su legado. Llama la atención la complejidad de sus palabras y pensamientos: “se podría decir que en términos generales el proyecto fenomenológico de Husserl no supera el proyecto crítico de Kant”; “nuestro interés por destacar en la fenomenología la temática de la cotidianidad, como la desarrolla Husserl, radica en la posibilidad de relacionar desde ella el sentido de la crítica al positivismo

Tomado de: http://lastana.com/index.php?option=com_content&view=article&id=85:cp2&catid=7:et&Itemid=8

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científico en la fenomenología y en el pensamiento de Habermas”; “tanto para Husserl como para Habermas el positivismo científico consiste en la negación de la reflexión”; “se puede mostrar cómo la reflexión epistemológica conduce necesariamente al campo de la filosofía práctica”; “pero Husserl afirma que la fenomenología logra develar presupuestos ocultos del pensamiento de Kant”; “intentaremos finalmente mostrar cómo la propuesta de Habermas acerca de la mediación trascendental de los intereses con respecto a las ciencias, puede ser mejor comprendida a partir del desarrollo de la lógica trascendental husserliana, como lógica de la experiencia”.

Estas afirmaciones nos muestran que el propósito de Hoyos Vásquez no es recorrer los filósofos o extraer de ellos ciertas ideas, porque en el horizonte de su reflexión inquietan problemas profundos de nuestra época: la relación entre teoría y praxis; el predominio de la filosofía práctica; la tematización de la subjetividad como cotidianidad; la pérdida de la reflexión por el predominio del positivismo científico; la certeza que en ciertas ocasiones la “racionalidad” de las ciencias es una racionalidad sin razón y sin sujeto; la recuperación contemporánea del papel de la filosofía en épocas de crisis; la convicción radical de que la política y la economía nunca pueden reemplazar las tareas críticas de las filosofías en plural.

Tareas del filósofo El profesor Guillermo Hoyos tenía una nítida y reflexiva concepción del filósofo, que

practicó con inmensa coherencia en su tránsito vital. A partir de la metáfora de su maestro Edmund Husserl, el filósofo como “funcionario de la humanidad”, extrajo unas conse-cuencias fundamentales para la figura cotidiana del filósofo y las tareas de la filosofía. La primera, en cuanto funcionario de la humanidad, el filósofo tiene como tarea vigilar que la dimensión subjetiva cultive siempre la reflexión crítica y la responsabilidad. Luego su otro maestro, Jürgen Habermas, denomina la filosofía como vigilante e intérprete. El filósofo cuida con esmero y sin bajar nunca la guardia la promoción del pensamiento crítico y la responsabilidad. En sus palabras: “la función de la filosofía es rescatar el auténtico sentido de la verdad como algo que tiene que ver con la subjetividad olvidada en las ciencias”.

La segunda consecuencia que extrae el profesor Hoyos es que esa tarea de vigilancia le otorga a la filosofía un verdadero potencial transformador. En una sociedad en la que predomine la reflexión crítica y la responsabilidad, los seres humanos están preparados para enfrentar con lucidez y sabiduría los problemas que los aquejan. Tenemos que otorgar a la filosofía esa inmensa capacidad transformadora de la sociedad. Y para radicalizar esa función emancipatoria de la filosofía, nos recordaba: “pensamos más bien, con otra tradición del materialismo histórico, que el imperativo planteado por Marx, según el cual los filósofos han de ayudar a transformar la realidad es un reto a la filosofía misma”.

La tercera consecuencia exige que esa reflexión crítica y responsable remita a la misma época y circunstancias del sujeto, si no sería vacía y abstracta. El filósofo debe conocer y analizar la situación histórica concreta de su tiempo, estudiar su país y cotidianidad. Tenía plena conciencia de “que la pregunta fundamental por las posibilidades de reflexión crítica

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y de responsabilidad, propia de la filosofía, sería vacía y doblemente abstracta si no se refiriera al mismo tiempo al sujeto en el mundo, en la producción, en la cultura, la política”. Y por ello también mantuvo un diálogo intenso con Marx, postuló una creativa síntesis entre la fenomenología y el materialismo histórico. Un marxismo que para el filósofo colombiano tiene que recu-perar la rica tradición de Sartre, Marcuse, Merleau-Ponty y Kosik ‒y, reiteraba‒, “en-tre muchos otros”. Su impronta no termina en Kant, Husserl y Habermas, porque para enfrentar la complejidad de sus preguntas también hay que replantear las relaciones entre fenomenología y materialismo histó-rico. “Si el esfuerzo de la fenomenología es descubrir las estructuras y funciones tras-cendentales de la subjetividad, el empeño del materialismo histórico es determinar tales funciones en su concreción histórica. El complemento necesario de la fenomeno-logía es un análisis crítico de las determina-ciones concretas del sujeto”.

El filósofo Guillermo Hoyos estuvo siempre ligado a nuestra problemática social,

política y humana; tal vez, por eso, nuestro último encuentro fue en el Caribe colom-biano. Acostumbraba a visitar las universi-dades regionales para aportar decididamen-te a la formación de jóvenes filósofos con actitud crítica y sentido social. Era su forma existencial de realizar las tres tareas de su concepción del filósofo, que, sin perder nunca su horizonte cosmopolita, fomenta la reflexión crítica y la responsabilidad en el “mundo de la vida” cotidiano de nues-tro país desde las regiones, construyendo la democracia con todos y todas desde abajo. Hablar filosóficamente con y desde las regiones tenía, tal vez, dos significados profundos para el maestro Guillermo. El primero de raíz existencial, implicaba reme-morar sus raíces familiares de la provincia antioqueña y el invaluable aporte que han hecho las regiones a la “normalización” de la filosofía en Colombia. El segundo de raíz fenomenológica, subrayar que las regiones muestran las dimensiones de la subjetividad en sus estructuras más profundas: la inten-cionalidad, la temporalidad, la intersubjeti-vidad, la corporeidad y la cotidianeidad.

Tomado de: http://comunidadetnor.ning.com/profiles/blogs/en-memoria-de-guillermos-hoyos

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¡Para la guerra y la violencia siempre habrá tiempo suficiente!

Jesús Gualdrón

Los recientes acontecimientos relacionados con el conflicto in-terno muestran nuevamente cuán equivocado está el gobierno

de Santos al insistir en la realización de diálogos de paz en medio de la confrontación y negar la importancia de la iniciativa de las FARC de llegar a un cese bilateral de fuegos. La tregua unilateral de dos meses decidida por esa guerrilla hasta el 20 de enero pasado no sólo fue desco-nocida por el establecimiento, que efectuó múltiples bombardeos sobre campamentos guerrilleros con elevados saldos de víctimas, sino que ha sido presentada de manera perversa como un intento de engaño por parte de sus auspiciadores. La tregua unilateral, sin embargo, amén de amino-rar la intensidad del conflicto, demostró la unidad política y de mando de la organización guerrillera, desmintiendo en la práctica especulaciones sobre posibles fisuras a su interior, y constituyó, además, un indicador del compromiso de esa organización con la búsqueda de una salida política.

El gobierno de Santos, por su parte, demuestra en este sentido una gran inconsistencia, manifiesta en las declaraciones recientes del señor De la Calle, jefe de su comisión negociadora. Si el Gobierno insiste en continuar y profundizar el enfrentamiento bélico, no puede menos que aceptar que éste produzca víctimas. Pero, además, no puede utilizar la mesa de negociaciones como un instrumento para demostrar “fortaleza y decisión” en vista del innegable fracaso gubernamental en la gestión de asuntos sociales trascendentales para los colombianos y la profundi-zación de los conflictos del bloque de poder dominante, aspectos que ponen en peligro la anunciada reelección del presidente Santos, que se consideraba indiscutible.

En realidad, los diálogos en La Habana no son una graciosa conce-sión del establecimiento ni un as bajo la manga en el juego de intereses

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políticos de la gran oligarquía. Ellos responden al clamor nacional a favor de la paz, a la masiva movi-lización y reclamo de los colombianos y colombianas que, hastiados de la guerra y la violencia, avizoran en un acuerdo una posibilidad real de transformaciones democráticas en el país, y a la presencia y solidaridad de gobiernos y pueblos latinoamericanos y del mundo que sufren como propio el dolor causado por la trage-dia colombiana.

Ni el señor Santos ni el señor De la Calle pueden arrogarse la atribución de decidir unilateralmente so-bre un derecho que asiste a los colombianos inclusive constitucionalmente: el derecho a la paz. Su actitud revela su talante aristocrático y autoritario, de una parte, y, de otra, la profunda convicción de que, a la larga, para ellos sólo es aceptable la derrota militar de la guerrilla y su desmovilización incondicional como condiciones para el logro de la “paz”. Por ello es que también ven con tanta reticencia la posibilidad de la presencia en los diálogos de los sectores sociales intere-sados directamente en su avance, como, por ejemplo, las víctimas del desplazamiento y del despojo.

Siguiendo de una manera positiva la recomenda-ción de Humberto de la Calle, a las cosas hay que llamarlas por su nombre. A un diálogo de paz, a los diálogos para la cesación de un conflicto, asisten con-trincantes, es decir, actores enfrentados. No pueden pretender los representantes del régimen establecido que sus oponentes políticos y militares renuncien a su visión e interpretación de la realidad colombiana por el hecho de sentarse a una mesa de diálogos. A ella han llegado precisamente a conversar y a buscar salidas civilizadas y civilistas a la guerra interna, te-niendo en cuenta sus profundas raíces asentadas en las características del obsoleto régimen oligárquico que impera en Colombia. Un marco de confianza sería enormemente positivo. De ahí la necesidad del cese al fuego. ¡Para la guerra y la violencia siempre habrá tiempo suficiente!

Todos los números de la publicación se pueden consultar en

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DATOS IMÁGENES Las imágenes presentadas en este número fueron tomadas de las fuentes indicadas en cada pie de foto.

*En portada: http://www.6topoder.com/

*En bandera y contenido:http://www.aporrea.org/poderpopular/n221223.html

*Página actual:http://ep01.epimg.net/especiales/2012/resumen-anual/img/internacional/05.jpg // http://www.elpais.com/especial/resumen-anual/internacional/

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Nº 30 Febrero / 2013 bogotá, Colombia issN- 2215-8332