PAUTAS DISFUNCIONALES EN LAS FAMILIAS CON HIJOS...

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355 UNIVERSIDAD DEL VALLE DE ATEMAJAC 355 UNIVERSIDAD DEL VALLE DE ATEMAJAC Resumen. Con la llegada de los hijos a la adolescencia, la familia puede experimentar un desequilibrio en la organización de las pautas establecidas pues surgen demandas de reestructuración en las relaciones, si el sistema no cuenta con la flexibilidad para efectuar los cambios necesarios, se aferra a reglas que le fueron funcionales en otra etapa de su ciclo vital, manteniendo pautas que resultan disfuncionales y que provocan la aparición de tensión, malestar o sufrimiento; es común que los miembros de la familia individualicen en uno de ellos la localización del problema, el cual, para el Modelo Estructural Sistémico, es únicamente el portador del síntoma. El objetivo de esta investigación fue describir las pautas disfuncionales en las familias con hijos adolescentes consumidores de sustancias psicoactivas. Material y métodos. El estudio tuvo un diseño mixto de enfoque dominante cualitativo, es transversal y en su componente cualitativo es fenomenológico. La muestra no probabilística por conveniencia, estuvo integrada por cuatro adolescentes consumidores de sustancias psicoactivas que acuden a tratamiento a Centros de Integración Juvenil Zamora, A.C. y sus respectivas familias a quienes se entrevistó utilizando para ello el Instrumento de Evaluación Familiar de Emma Espejel. Los resultados para las cuatro familias fueron similares, todas obtuvieron un puntaje que indica disfuncionalidad, existen límites difusos al interior y al exterior del sistema, subversión de jerarquías, la madre es la figura central y el padre es una figura distante. PAUTAS DISFUNCIONALES EN LAS FAMILIAS CON HIJOS ADOLESCENTES CONSUMIDORES DE SUSTANCIAS ADICTIVAS. Mtra. Rosalina García Arroyo Lic. José Francisco Gil Cerda Mtra. Juana Camarena Arredondo

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Resumen. Con la llegada de los hijos a la adolescencia, la familia puede experimentar un desequilibrio en la organización de las pautas establecidas pues surgen demandas de reestructuración en las relaciones, si el sistema no cuenta con la flexibilidad para efectuar los cambios necesarios, se aferra a reglas que le fueron funcionales en otra etapa de su ciclo vital, manteniendo pautas que resultan disfuncionales y que provocan la aparición de tensión, malestar o sufrimiento; es común que los miembros de la familia individualicen en uno de ellos la localización del problema, el cual, para el Modelo Estructural Sistémico, es únicamente el portador del síntoma. El objetivo de esta investigación fue describir las pautas disfuncionales en las familias con hijos adolescentes consumidores de sustancias psicoactivas.

Material y métodos. El estudio tuvo un diseño mixto de enfoque dominante cualitativo, es transversal y en su componente cualitativo es fenomenológico. La muestra no probabilística por conveniencia, estuvo integrada por cuatro adolescentes consumidores de sustancias psicoactivas que acuden a tratamiento a Centros de Integración Juvenil Zamora, A.C. y sus respectivas familias a quienes se entrevistó utilizando para ello el Instrumento de Evaluación Familiar de Emma Espejel. Los resultados para las cuatro familias fueron similares, todas obtuvieron un puntaje que indica disfuncionalidad, existen límites difusos al interior y al exterior del sistema, subversión de jerarquías, la madre es la figura central y el padre es una figura distante.

PA U TA S D I S F U N C I O N A L E S E N L A S FA M I L I A S C O N H I J O S A D O L E S C E N T E S

C O N S U M I D O R E S D E S U S TA N C I A S A D I C T I VA S .

M t r a . R o s a l i n a G a r c í a A r r o y oL i c . J o s é F r a n c i s c o G i l C e r d a

M t r a . J u a n a C a m a r e n a A r r e d o n d o

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Palabras clave.Modelo Estructural sistémico, sustancias psicoactivas, adolescencia, pautas disfuncionales.

Introducción. El presente trabajo se llevó a cabo en el Centro de Integración Juvenil de Zamora, Michoacán. Centros de Integración Juvenil, A.C., es una asociación civil no lucrativa incorporada al sector salud fundada en 1969, con el objetivo de atender el consumo de drogas entre los jóvenes, que en aquel entonces era apenas incipiente problema de salud publica, CIJ cuenta con una experiencia de más de 40 años de institución de cobertura nacional, cuenta con 115 unidades operativas las cuales se encuentran distribuidas a lo largo y ancho de la república Mexicana.

Su objetivo es, contribuir en la disminución de la demanda de drogas con la participación de la comunidad a través de programas de prevención y tratamiento, basados en la evidencia para mejorar la calidad de vida de la población. Su Misión, proporcionar servicios de prevención y tratamiento para atender el consumo de drogas, basándose en el conocimiento científico y formar recursos humanos especializados.Su Visión, continuar otorgando servicios de calidad en prevención, tratamiento, investigación y capacitación en materia de adicciones a nivel nacional e internacional, en respuesta a las tendencias epidemiológicas existentes.

CIJ nacional está constituido por una asamblea de Asociados que es la instancia superior, así mismo se constituye como una instancia superior el patronato nacional, la Comisión de Vigilancia y el Consejo Directivo conformado por la secretarías de Salud (SSA) y los representantes de los patronatos locales y de la Asamblea de Asociados.Para la prevención, CIJ cuenta con el programa permanente “Para vivir sin drogas” que contribuye a la creación de una cultura de prevención del consumo de drogas de manera autogestora en las comunidades. Está encaminado al fortalecimiento y/ o desarrollo de acciones especificas que protegen a las personas de llegar al consumo de drogas.

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Las actividades preventivas son intensas y tendientes a conformar redes sociales. El tratamiento está considerado en dos áreas, tratamiento por consulta externa e internamiento. CIJ llegó a Zamora en el año de 1998 siendo la primera unidad operativa en todo el estado de Michoacán, y fue con el objetivo de proporcionara una mayor información a la comunidad sobre el complejo problema de la adicciones, así como brindar la atención profesional en caso de requerir tratamiento.

Objetivo del estudio. El objetivo de esta investigación fue describir las pautas disfuncionales en las familias con hijos adolescentes consumidores de sustancias psicoactivas para generar una propuesta de abordaje estructural que propicie el cambio a pautas más funcionales.

Marco teoríco.La familia del adolescente consumidor de sustancias psicoactivas.Con la llegada de los hijos a la adolescencia, la familia puede experimentar un desequilibrio en la organización de las pautas establecidas pues surgen temas que inquietan y demandas de reestructuración en las relaciones. Stanton, Todd y colaboradores (2006) definen el abuso de drogas como un fenómeno familiar ya que parece depender de la relación entre los padres y el adolescente consumidor de sustancias psicoactivas (en adelante SPA), definición que se ve confirmada con los hallazgos en las investigaciones que indican que la influencia del grupo de pares es muy reducida cuando la familia es funcional.

Stanton y Todd (2006) afirman que el abuso y dependencia de drogas por el hijo adolescente ofrece a la familia una “resolución paradójica de su dilema de disolver a la familia, es decir de su permanencia o partida” (Stanton et al., 2006, p.32), en otras palabras el consumo de SPA reúne características adaptativas y funcionales ante el miedo a la separación que experimenta la familia del adolescente.

Entre las características que diversos investigadores han encontrado en las familias de adolescentes consumidores de SPA, destacan las que a continuación se describen:

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Mayor frecuencia de dependencia química multigeneracional.La mayor frecuencia de dependencia química intergeneracional se encuentra relacionada principalmente con la dependencia de alcohol. Es común encontrar que uno de los padres del adolescente consumidor presenta o tuvo dependencia de alcohol (Stanton et al., 2006).

Distanciamiento emocional entre padres e hijos.En los adolescentes consumidores de SPA, se presenta una tendencia mayor a refugiarse en relaciones con personas externas a la familia, aunque sea por cortos períodos, después de algún conflicto familiar. Esto lo atribuyen Cirillo y colaboradores (1999) al bajo nivel de cercanía emocional y de confianza entre padres e hijos, originado principalmente por la incapacidad de los padres de expresar adecuadamente sus propias emociones; también tienen la tendencia de criticar al hijo y de exigirle de manera contradictoria utilizando medidas de tipo hipoprotector.

Muerte prematura de alguna figura significativaEn la narrativa de estas familias se aprecia “un predominio de temas relacionados con la muerte y con muertes prematuras, inesperadas o repentinas” (Stanton et al., 2006, p.31) también presentan un alto índice de muertes tempranas en los abuelos paternos de los chicos adolescentes consumidores de sustancias psicoactivas; además se ha encontrado una relación entre el inicio del consumo y la muerte de una persona significativa para el adolescente. Coleman (citado por Stanton et al., 2006) considera que el consumidor representa de manera vicaria, la muerte temprana o no resuelta de algún familiar, generalmente abuelos.

Estas familias, como antes se citaba, presentan conflicto ante la separación, Stanton et al., (2006), informan que algunas familias han llegado a expresar de manera abierta que prefieren ver al consumidor de SPA muerto, a verlo con personas ajenas a la familia; por lo que parece existir un contrato en el que el rol del chico es el de morir o estar cerca de hacerlo, como si se sacrificara por mandato del sistema.

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Transmisión intergeneracional de la carencia.Cada uno de los padres del adolescente consumidor de SPA, experimentó en los vínculos con su familia de origen carencias relacionales y afectivas que transmiten a la siguiente generación (Cirillo et al., 1999).

Stanton y colaboradores (2006), consideran que la madre puede tener una conducta nutricia infantilizante debido a que presenta necesidades simbióticas mayores que otras madres y por ende se aferra a su hijo al “atascarse” en una edad más temprana de crianza, dispensándole un trato correspondiente a una persona menor de lo que es (Stanton et al., 2006).

Por su parte, Cirillo y colaboradores (1999), concluyeron que las madres, en un alto porcentaje, habían experimentado una relación muy tensa y conflictiva con su propia madre, la cual no tuvo la capacidad de satisfacer sus necesidades afectivas, “generando en ella necesidades de dependencia, de compensación afectiva y de reconocimiento” (Cirillo et al., 1999 p. 63). Esta niña, al convertirse en madre, renuncia muy pronto a sus funciones de crianza, delegando estas responsabilidades en su propia madre, con la cual mantiene durante los primeros años de vida de su hijo, una relación cargada de conflictos emocionales, que dificultan que la abuela brinde al niño los cuidados adecuados. En esta situación, el menor recibe un “cuidado remedado” caracterizado por el distanciamiento emocional y afectivo.

Cuando llega la adolescencia, la relación madre-hijo, puede tomar distintas modalidades, en la primera de ellas la madre, que brindó a su hijo un “cuidado remedado” no acepta que las necesidades de su hijo han cambiado, sin embargo su desempeño en las funciones maternales es validado por las personas cercanas y las autoridades escolares; el adolescente transforma en comportamientos sintomáticos la ira y la agresividad que no puede volcar contra su madre.

Otra posible modalidad de relación madre-hijo, sucede cuando la madre, durante la infancia de su hijo, es incapaz de reconocer sus necesidades debido a que los sentimientos contradictorios y ambivalentes hacia su cónyuge la impulsan a lo que Cirillo y colaboradores (1999) denominan “abandono desconocido”. En este

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último caso, se desarrolla una coalición de la madre y el hijo en contra del padre.

Una tercera modalidad, sucede en situaciones que pueden coincidir con las características de las familias multiproblemáticas, con grandes carencias en los rubros social y económico. La madre, incapaz de cuidar de su hijo, lo deja a cargo de los abuelos o de alguna institución por lo que el niño sufre un “abandono activo”. El paso a la adolescencia es prematuro, el chico busca figuras que asuman funciones familiares de manera sustitutiva. Esta seudoindividuación, puede generar una subversión de roles en la que el adolescente brinda protección a una madre débil, compensándola por el sufrimiento que ella experimenta en su relación de pareja (Cirillo et al., 1999).

Coleman (citado por Cirillo et al., 1999) realizó un estudio con familias de adolescentes consumidores de SPA y uno de sus hallazgos fue que, en un porcentaje significativo, el padre del adolescente consumidor de SPA también había experimentado durante su infancia o su adolescencia la pérdida o separación de figuras significativas, sin lograr la elaboración de dichos duelos. Constituyéndose esto en uno de los elementos que Cirillo y colaboradores (1999) han definido como “transmisión intergeneracional de la carencia”. En este mismo sentido, se explica la posición periférica del padre, que, en su historia de sufrimiento, también careció de la cercanía y apoyo de un padre en su infancia y adolescencia, razón por la cual, estos autores han puesto el acento en el alcance trigeneracional de las pautas que conducen a la presencia del síntoma.

El padre del adolescente consumidor de SPA es a menudo descrito por la madre de éste, como una figura ausente, autoritaria y emocionalmente distante del hijo; ante esto, Cirillo y colaboradores formularon la siguiente hipótesis: “el que hubieran experimentado una relación deficiente con sus propios padres, sin tener plena conciencia, no obstante, del daño recibido” (Cirillo et al., 1999, p. 65). Estos autores encontraron que los padres, durante su infancia, fueron empujados a “precoces adultizaciones”, asumiendo responsabilidades correspondientes a la figura paterna ausente o inadecuada. Esta experiencia de carencias, le impide reconocer la insatisfacción de las necesidades de su hijo, debido a que idealiza

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la relación con sus propios padres y reproduce el tipo de atención que de ellos recibió; es incapaz también de apreciar que la relación madre-hijo no satisface las necesidades afectivas primarias del niño.

Cirillo y colaboradores (1999) encontraron que cuando el hijo llega a la adolescencia y trata de acercarse a su padre buscando su respaldo ante su legítimo deseo de individuación obstaculizado por la madre; el padre no sabe responder a las demandas del adolescente de una forma adecuada y, en muchos casos, lo rechaza. Cuando, durante la infancia del hijo, las funciones maternas han sido bajo la modalidad de “abandono desconocido”, el padre responde a las demandas de apoyo del adolescente mostrándose indiferente ante sus necesidades emocionales.

El consumo como seudoindividuaciónEl síntoma del consumo de sustancias psicoactivas constituye una forma de “seudoindividuación”, ya que aparentemente, el adolescente se distancia de los padres, cuando en realidad el vínculo con la familia se hace más cercano debido a que su dependencia en términos de dinero y atenciones aumenta (Stanton et al.,2006) El adolescente consumidor de SPA es atrapado en un dilema, ya que es sometido a grandes presiones para mantenerse unido a la familia que podría colapsar sin él, y por otro lado, las fuerzas socioculturales y biológicas lo impulsan al establecimiento de relaciones íntimas con personas ajenas a la familia (Cirillo et al., 1999). Si el hijo fracasa en su tarea de separación y se vuelve incompetente, el sistema familiar se estabiliza como si no se hubiera distanciado, esta estabilidad permanece mientras el adolescente presente una conducta disruptiva (Stanton et al., 2006).

El consumo como función protectora.La conducta de consumo por parte del adolescente cumple una función protectora y ayuda a mantener el equilibrio del sistema familiar (Cirillo et al., 1999). Cuando los padres del adolescente, no son capaces de relacionarse entre sí de manera satisfactoria y la tensión aumenta, el hijo desvía la atención presentando un síntoma que demanda que los padres asuman sus responsabilidades parentales,

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se unen en el sufrimiento y concentran su atención en el hijo. Jay Haley (1985), señala que la tensión de dos se transforma, en consecuencia, en una tríada que opera de manera más estable.

El sistema triádico puede tener otras configuraciones, por ejemplo, desacuerdos encubiertos entre madre y ex esposo o entre madre y abuela; de manera tal que “al menos dos adultos suelen estar involucrados en el problema de un hijo” (Haley, citado por Stanton et al., 1999, p.38). Stanton (2006) indica que en el triángulo formado, dos adultos se comunican a través del adolescente y si éste no está presente, surge un conflicto

Subversión de jerarquías.De acuerdo con Madanes (citada por Cirillo et al., 1999), en estas familias es común encontrar una subversión de las jerarquías tradicionales que se debilitan ante las coaliciones establecidas entre miembros de diversas generaciones. Los límites del subsistema parental son muy porosos y el adolescente y uno de los padres están demasiado apegados. Stanton y colaboradores (2006) han encontrado que uno o ambos padres llegan a apoyar el consumo del hijo. Además el adolescente llega a asumir una posición paterna aunque el padre esté presente en el sistema. En estas familias, la confusión de jerarquías imposibilita que los padres tomen las decisiones relativas a las normas y reglas del hogar (Stanton et al., 2006), es común que el padre delegue en terceras personas el poder para la toma de decisiones.

El adolescente en crisis y el consumo de sustancias adictivas.La adolescencia es un período de psicosis normal. En ninguna época de la vida del individuo se tiene tanta conciencia de la crisis y el cambio. Los adultos le darán un matiz romántico, recordándolo afectuosamente como un tiempo de identificaciones embelesadas, placeres, logros heroicos e intimidad con los pares, cuyos epítomes fueron el baile de gala de los egresados o el gran partido. Para unos pocos adolescentes, la escuela secundaria es el apogeo de la vida; para la mayoría, es el infierno. Hay una cohibición intensa, una pasión constante por la posición que se ocupa entre los pares. Los adolescentes sienten demasiado.

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Cambian de talante con rapidez e intensidad del relámpago. Cada momento, cada estado de animo, parecen eternos. Son pocos capaces de actuar contrariamente a los impulsos o talante, ni aun por su propia supervivencia y todavía menos en bien de su futuro.

Los padres parecen inútiles; quizás, hasta parezcan ser el enemigo. Les resulta imposible aceptar los estilos de moda y la inestabilidad social. Más aun: no pueden seguir las oscilaciones del talante; en el menor de los casos, siempre llevan una o dos variaciones de retraso en sus respuestas. Tampoco les es fácil comprender las prioridades que rigen la vida de los adolescentes. Para los adultos, la tarea del adolescente es prepararse para la edad adulta (y reforzar el orgullo de los padres) desempeñándose bien en las habilidades aprobadas por ellos; para el adolescente, su tarea es sobrevivir un día más recogiendo suficiente apoyo emocional de los pares o de cualquier otra persona capaz de mitigar las punzadas de la humillación social.

Los padres son incapaces de aportar su pericia en cuestiones de estilo juvenil, porque lo que es social y estilísticamente aceptable o inaceptable para una generación puede no serlo para la siguiente. Tratarán de seguir las tendencias y comprender los gustos de sus hijos en materia de música, vestimenta y reglas de cortesía, pero es improbable que los capten bien e menos que estén dispuestos, como sus hijos, a convertirlos en su preocupación constante. Si lo hiciesen, éstos acabarían por considerarlos unos tontos. Los padres deben dejar que sus hijos sean los peritos en cuestiones de estilo; podrán notar las diferencias y comentarlas, pero sin juzgarlas esenciales.

Durante la adolescencia las oportunidades para el abuso de sustancias se incrementan de manera importante. En esta etapa un alto porcentaje de la población ha tenido contacto con las drogas. Los contextos sociales que favorecen el abuso de estas sustancias incluyen la influencia de compañeros mayores o coetáneos, quienes pueden ser consumidores habituales y la participación en actividades grupales durante las que se consumen alcohol y otras drogas.

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La falta de supervisión por parte de los padres y tener un trabajo remunerado incrementa el riesgo para el abuso. Los adolescentes, entonces, adoptan actitudes, conductas y valores que son acordes con los de su grupo. Las conductas que violan las normas sociales son toleradas y utilizadas como medios para lograr la identidad grupal. Debido a que las normas no siempre son explicitas los jóvenes se involucran en conductas antisociales con la idea de que éstas son normales en el grupo. Por ejemplo, si el adolescente cree que el abuso de sustancias entre sus amigos es más frecuente de lo que sucede en realidad, esto favorecería la inclinación hacia el uso y abuso de sustancias.

Planteamiento del problema. La adolescencia es considerada en la mayor parte de las culturas como una etapa de transición cuyos límites son ubicados por la Organización Mundial de la Salud entre los 10 y los 19 años, sin embargo, en el contexto actual, los grandes cambios en las estructuras familiares y en las condiciones económicas y laborales que exigen un mayor nivel de preparación, propician una demora para concretar el conjunto de logros evolutivos propios de esta etapa, por lo que se habla de una adolescencia prolongada en la que los hijos dependen de sus padres hasta una edad mayor a la indicada por dicha organización.

Métodología.La metodología de la investigación cualitativa aporta herramientas para la profundización, y la comprensión de las pautas de la dinámica de la familia y del comportamiento relacional de sus miembros, el haber agregado un componente cuantitativo permitió enriquecer tanto la recolección como el análisis de los datos; de tal manera que el presente trabajo es un estudio mixto de enfoque dominante. En el presente capítulo se detallan las razones de la elección de dicho modelo y del método de investigación y de sus alcances.

Tipo de estudio. Este estudio es fenomenológico porque busca describir las pautas disfuncionales desde el punto de vista y experiencia de cada familia entrevistada; el investigador se reconoce como parte del proceso de investigación, admite que puede influir en

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el proceso (Vázquez, 2006) y adopta una postura reflexiva para que sus creencias y experiencias de vida asociadas con el problema de estudio no interfieran con la recolección de datos obteniendo de las personas la información tal como ellos la revelan (Hernández Sampieri,2006)

Universo de trabajo de la unidad de análisis. En este estudio la unidad de análisis la constituye la familia de los pacientes adolescentes que acuden a tratamiento a Centros de Integración Juvenil de Zamora. Se aplicará la Escala de Evaluación de Funcionamiento Familiar cuando el paciente acuda acompañado de su familia o por lo menos de uno de los padres. El universo de trabajo o población está formado por todos los adolescentes que se encuentren en tratamiento durante el periodo comprendido entre los meses de mayo y septiembre en Centros de Integración Juvenil de Zamora y los integrantes de sus respectivas familias nucleares que los acompañan cuando asisten a sus citas.

Muestra Poblacional. El muestreo para esta investigación es no probabilístico por conveniencia ya que se limitará a los casos disponibles, pacientes adolescentes y sus familias, a los que se tiene acceso para la realización de las entrevistas, durante los meses de mayo y junio. Hernández Sampieri (2006) sugiere que antes de elegir la muestra se identifiquen los ambientes propicios, a continuación los grupos y finalmente los individuos más idóneos; siguiendo dicha recomendación, se decidió que el lugar idóneo es el Centro de Integración Juvenil de Zamora, debido a que es el sitio de trabajo de los dos autores de este trabajo y de que se tiene la posibilidad de que el Comité de Investigación Científica de la Institución otorgue el dictamen de autorización para la realización de las entrevistas.

Para la identificación de las familias idóneas se han definido los siguientes criterios:

•Criterios de Inclusión:

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a) Pacientes adolescentes de entre 10 y 20 años que acudan durante los meses de mayo y junio de 2012 y que vivan por lo menos con alguno de sus padres. b) Que los padres otorguen el consentimiento informado para la realización de la entrevista.

•Criterios de exclusión:

No podrán formar parte de la muestra las familias de los adolescentes que no hayan finalizado la fase diagnóstica del tratamiento la cual está integrada por la entrevista inicial, la historia clínica médica, la historia clínica psicológica y el estudio socioeconómico.

•Criterios de eliminación:Familias que firmaron el consentimiento y no se presentaron a la cita para la realización de la entrevista.

Técnicas e instrumentos. La Escala de Funcionamiento Familiar de Emma Espejel (1995), se utiliza en el presente estudio como instrumento de evaluación de la funcionalidad de las familias entrevistadas, lo cual constituye el componente cuantitativo; además cumple la función de guía estructurada para entrevista a profundidad la cual es una técnica de investigación cualitativa. La Escala tiene un fundamento conceptual apoyado por el modelo sistémico. Este instrumento ha sido aplicado en la realización de estudios con población mexicana y latinoamericana. Ha sido validado como un instrumento cuanti-cualitativo por jueces de la UNAM (1987); aprobado en 1997 por el IFAC (Instituto de la Familia) y por la Universidad de Tlaxcala y aceptado por La Federación Mexicana de Salud Mental.

Análisis de los datos Debido a que este estudio es fenomenológico se consideró pertinente, en su parte cualitativa, realizar el análisis de contenido, para lo cual se procedió, en primer término, a la organización de los datos.

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•La primera es el componente cuantitativo, la calificación del instrumento que permite obtener gráficos y puntuaciones. •La segunda etapa está constituida por la información que proporcionan: la observación de las interacciones, los familiogramas y el análisis de las citas textuales de los entrevistados.

Interpretación de los datos. Vázquez y colaboradoras (2006), afirman que el análisis de los datos cualitativos es un proceso creativo, cargado de subjetividad, por lo tanto la interpretación realizada, podría diferir de la conseguida por otros investigadores, pues cada cual tendrá su propia perspectiva; es un proceso ecléctico, en el que el investigador analiza cada dato, deduce similitudes y diferencias con otros datos, estableciendo, además, relaciones entre categorías.

Resultados.Para dar respuesta a la pregunta de investigación sobre las pautas disfuncionales en las familias de los adolescentes consumidores de sustancias psicoactivas que acuden a tratamiento a CIJ Zamora, se presentan en primer lugar las características sociodemográficas de la muestra, algunos de los datos que se utilizaron para este fin proceden de los familiogramas que se anexan en este trabajo. Posteriormente se presentan las gráficas de los resultados numéricos obtenidos durante la aplicación de la Escala de Evaluación de Ema Espejel y, finalmente un análisis de las respuestas emitidas por los asistentes a las entrevistas; dicho análisis se efectuó mediante un proceso de codificación y categorización que se detalla en el capítulo de metodología.

Gráfica 6.1

12

18 20

15

0

5

10

15

20

25

Familia 1 Familia 2 Familia 3 Familia 4

Edad del adolescente

Gráfica 6.1

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Se aplicó la Escala de Funcionamiento Familiar a cuatro familias debido a que en el tiempo programado en el presente estudio para la recolección de datos, solo esos sistemas cumplieron con los requisitos de inclusión planteados, el primero de los cuales se refiere a que el paciente identificado se encuentre en la etapa de la adolescencia. Como se aprecia en el gráfico 6.1, uno de los chicos tiene ya veinte años, pero se consideró pertinente su inclusión debido a que, como ya se indicó en el apartado de este trabajo correspondiente al planteamiento del problema, en la actualidad es común que en algunas familias, los hijos vivan una adolescencia prolongada ante la demora en la consecución de los logros evolutivos que corresponden a esta etapa de la vida.

Gráfico 6.2

Tipo de Familia

Familia nuclearprimaria

Familiareestructuradaextensa

Gráfico 6.2

Se trata de tres familias nucleares primarias y una familia reestructurada extensa, de acuerdo con la tipología sugerida por Ema Espejel Acco y Colaboradores (1997). Los tiempos de unión de los padres fluctúan entre los 16 y los 22 años, por lo que la etapa del ciclo vital en el que se encuentran es la que Salvador Minuchin denomina “Familia con hijos en edad escolar o adolescentes”.

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Nivel socioeconómico

Medio … Bajo

Gráfica 6.3

Dos de las familias tienen un nivel socioeconómico medio bajo y dos un nivel bajo; esto fue determinado en el estudio socioeconómico que se realiza a todos los pacientes de CIJ Zamora.

Sexo del adolescente

Mujeres Hombres

Gráfica 6.4

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En tres de las familias el adolescente que consume alguna sustancia psicoactiva es hombre y en una de ellas, mujer.

Orden de nacimiento del paciente identificado

Primer hijo

Segundohijo

Gráfica 6.5

Se decidió considerar el rubro de esta gráfica debido a la importancia que autores como Mc Goldrick (2000), consultado para la elaboración del marco teórico del presente trabajo, atribuyen al orden de nacimiento de los hijos, tanto desde el punto de vista de posición emocional como de las expectativas que en ellos depositan los padres. En la muestra de estudio, tres de los pacientes ocupan el primer sitio en orden de nacimiento y sólo uno de ellos el segundo lugar.

Pérdida o separación en la infancia de los padres, de alguna figura

significativa.

Pérdida por muerte o separaciòn

Sin experiencia de pérdida

Gráfica 6.6

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Tres de los cuatro padres sufrieron una pérdida de una relación significativa: los padres del padre de la familia 1, se divorciaron cuando él tenía diez años, el padre de la familia 2 quedó huérfano de padre cuando tenía cuatro años su madre murió cuando tenía siete años. El padre de la familia 3, no experimentó en su infancia la pérdida de una figura significativa. La chica que forma parte de esta muestra no conoce a su padre.

Familia 1 Familia 2 Familia 3 Familia 40

0.5

1

1.5

2

2.5

Dependencia química multigeneracional (padre y abuelo alcohólicos)

Gráfica 6.7

En las cuatro familias de la muestra existe “dependencia química multigeneracional” (Stanton, 2006), debido a que en ellas, los cuatro padres han sido dependientes de alcohol y uno continúa siéndolo; además en los cuatro casos el abuelo paterno también ha sido alcohólico y, por último, los cuatro padres tienen algún hermano con un problema de adicción a alguna sustancia psicoactiva.

Los niveles de funcionamiento familiar encontrados en las familias entrevistadas se representan en los siguientes gráficos:

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Resultados Evaluación Familiar

Resultados Evaluación Familiar

Gráfica 6.7

En esta gráfica, que permite comparar los perfiles obtenidos por las cuatro familias entrevistadas, se puede observar que en la puntuación T, que indica el puntaje global obtenido en el instrumento de evaluación, las cuatro familias presentan disfuncionalidad, encontrándose los mayores conflictos en las áreas de comunicación y conducta disruptiva. También se puede observar que las puntuaciones que obtuvieron las cuatro familias son muy similares en la dimensión de afecto negativo, es un puntaje bajo que indica disfuncionalidad en la expresión de sentimientos y emociones de malestar dentro de la familia.

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Resultados Evaluación Familiar.1

Resultados Evaluación Familiar.1

Gráfica 6.8

Esta gráfica permite visualizar que las áreas de mayor funcionalidad para las familias entrevistadas, son las de supervisión y apoyo. La relación entre ambas categorías es analizada en la discusión. En el rubro de supervisión, la familia 2 presenta una puntuación muy alta, lo cual se explica debido a que en ese sistema la figura central es el padre, quien se desempeña como policía municipal y tiene formación militar.

En la parte cualitativa de este estudio, se llevó a cabo un análisis que implicó una primera fase de organización, procesamiento y análisis de los datos para, posteriormente trabajar en la abstracción e interpretación de los mismos. Los resultados obtenidos se detallan a continuación.

En la dimensión de los roles, en una de las familias, que por sus características puede ser considerada como multiproblemática, la madre es la principal responsable de todas las funciones, con escaso apoyo del padre, incluso en su papel como proveedor. En dos familias, los padres cumplen con los roles de

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género socialmente aceptados: el padre como principal proveedor y la madre sobrecargada de trabajo, cumpliendo con funciones domésticas y supervisión de los hijos. En la cuarta familia, no se cumplen los roles tradicionales de género pues la madre es la principal proveedora y administradora de los ingresos de la familia y el resto de los miembros de la familia, incluyendo al padre, se hacen cargo de labores de limpieza y preparación de los alimentos.

Jerarquía. En las cuatro familias la madre es reconocida como la figura central, percibida como la persona más trabajadora y con mayor número de obligaciones. Sólo en una de las familias, el padre es visto como la figura de mayor jerarquía; en dos de las familias, la relevancia del padre es reconocida por las hermanas del hijo consumidor, pero no por éste. Es posible apreciar la subversión de las jerarquías tradicionales en dos de las familias, debido a que se vieron debilitadas por las coaliciones de diversas generaciones donde el hijo consumidor no reconoce la autoridad del sistema parental y más específicamente la autoridad del padre. La subversión de las jerarquías, antes mencionada, incluye la intervención de uno de los hijos en la solución de problemas graves, en la toma de decisiones y su involucramiento en las discusiones de los padres. En una de las familias, la abuela materna es la figura de mayor jerarquía.

Límites. En las cuatro familias es posible apreciar la existencia de fronteras difusas entre el subsistema conyugal y parental y el subsistema de los hijos. En dos de los sistemas familiares es posible apreciar la triangulación del hijo en el subsistema parental con la probable formación de una coalición de madre e hijo que excluye al padre. La autoridad que ejerce la madre, es compartida con el hijo; hay inconsistencia en el ejercicio de la autoridad debido a las intromisiones de los padres, cuando anulan los castigos impuestos por el otro. En la familia reestructurada extensa, existe una coalición de la abuela y la hija en contra de la madre; además la chica se encuentra coaligada con la abuela en contra de la pareja de su madre.

Control. En las cuatro familias, el padre y la madre comparten la autoridad en las funciones de protección y normativas, sin embargo no existe cohesión para

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lograr el cumplimiento de las reglas y no hay consistencia en el cumplimiento de promesas acerca de premios y castigos. En dos familias, la interferencia de figuras de la familia extensa de la madre, dificulta la acomodación complementaria de los padres para el ejercicio de la autoridad. En tres de las familias es posible observar una relación complementaria entre los padres y en una de ellas una relación simétrica. Dos de los padres ejercen un control restrictivo sobre la conducta de los hijos y las madres de éstos son indulgentes y sobreprotectoras.

En tres familias, el padre es una figura periférica, emocionalmente distante del hijo, pero atento a las necesidades emocionales de las hijas; en los tres casos se aprecia una alianza con alguna de las hijas; también en dos familias la hermana de mayor edad del paciente identificado ocupa un rol de hija parentalizada experimentando una sobrecarga de trabajo y responsabilidades. En dos familias existen alteraciones de la alianza conyugal, con aparente ausencia de reciprocidad.

En el rubro de los afectos, en las cuatro familias algunos de los miembros presentan dificultad para la expresión de afectos; en dos de ellas la madre es cálida, emocionalmente cercana a los hijos mientras que el padre es distante emocionalmente, con escasa capacidad para la expresión de sentimientos. Una de las madres mantiene con el hijo consumidor una expresión de afectos infantilizante, en una relación aglutinada que mantiene al padre en una posición periférica. A tres de los sistemas, algunos de sus miembros los describen como familias en las que nadie sabe escuchar; no tienen la capacidad de solicitar ayuda cuando se sienten tristes y por lo tanto experimentan una marcada soledad. En dos familias, los hijos buscan el apoyo que no encuentran en casa en figuras significativas que no pertenecen a la familia.

El rubro de conductas disruptivas es el de mayor conflicto para tres de las cuatro familias, refiriendo los siguientes problemas: en las cuatro familias, los padres y los abuelos del adolescente consumidor han sido dependientes del alcohol, en las cuatro existen problemas con el control de los impulsos, episodios de violencia, problemas emocionales y aislamiento en todos los miembros de la familia, con lo que queda claro que los cuatro pacientes identificados, no son los únicos que

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presentan patología, sino que existe alteración en la familia entera de cada uno de ellos. Además, uno de los chicos se autolesionó durante varios meses y uno más fue víctima de abuso sexual.

El área de comunicación también es de las que presentan mayores conflictos en estas cuatro familias. Existe una gran dificultad para establecer acuerdos, comunicación intrafamiliar casi inexistente debido a que algunos de los miembros permanecen excluidos durante las interacciones, muy baja capacidad para escuchar. También se aprecia que hay más comunicación de los hijos con la madre que con el padre.

En el rubro de los recursos con los que cuentan las familias sobresale el interés de los padres por brindar protección y apoyo a sus hijos. En dos familias, se confiere mucha importancia al desarrollo de habilidades y aptitudes, en las cuatro familias, aunque exista conflicto en la relación conyugal, los padres se brindan apoyo en momentos de crisis. En tres de las familias, todos sus miembros se involucran en el mantenimiento del hogar.

Conclusiones.Al efectuar una lectura del capítulo de discusión, resaltan las similitudes encontradas en las puntuaciones obtenidas por las cuatro familias en varios de los rubros, también resultó significativa la concordancia de los hallazgos con los referentes teóricos consultados, sobre todo en lo que Cirillo y colaboradores (1999) definen como “transmisión intergeneracional de la carencia”.

Durante la entrevista con la cuarta familia correspondiente a la única mujer de la muestra, se evidenció la gran semejanza de sus características con la tipología de familias mutiproblemáticas; pero también fue posible observar que es un sistema que ante las múltiples carencias, es capaz de poner en marcha procesos tales como el relevo en las funciones de parentalidad que no suceden en otras familias disfuncionales. Algo que llama la atención en esta familia en particular es el hecho de que la madre y la abuela de la paciente identificada parecen estar en pugna permanente, sin embargo en momentos de crisis, existe reciprocidad y

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apoyo entre ambas.

Debido a que en el tiempo programado para la recolección de datos, hubo pocos ingresos de adolescentes a tratamiento y de éstos, no todas las familias estuvieron de acuerdo en participar en este estudio, el tamaño de la muestra resultó pequeño, por lo que se recomienda dar continuidad a este estudio de manera tal que se incluyan en la siguiente etapa todos los adolescentes que ingresen a tratamiento a CIJ Zamora en el 2013 y que sus familias estén dispuestas a participar.

Lo sugerido en el párrafo anterior, permitirá realizar abordajes terapéuticos más acordes con las características de las familias que acuden al CIJ Zamora.

La aplicación del instrumento de Evaluación familiar de Ema Espejel, con sus preguntas circulares, se convirtió para los integrantes de las familias, en una herramienta para apreciar los recursos con los que cuentan como sistema; también fue posible observar en una de las familias; que los hijos, en coalición con la madre, percibieron la soledad y la posición de desventaja del padre y se mostraron más solícitos y comprensivos con él a partir de ese momento.

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