Misas de Reparación y por las Víctimas del Aborto

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EL PERDÓN, FACTOR CLAVE : Ahora, la madre podrá empezar a perdonarse a sí misma. Pero, como indica el Padrenuestro: “… Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. En el perdón está la clave para que seamos perdonados. Las madres que han abortado suelen experimentar mucha dificultad para perdonar a las personas que las indujeron, ayudaron u obligaron a matar a su hijo. Pero para reconciliarse con el Señor, es esencial que perdonen. Para obtener las fuerzas necesarias para ello, nada mejor que pedir ayuda al Señor. Oración de Perdón - En Tu Nombre, Señor Jesús, y por la potencia del Espíritu Santo, para gloria de Dios Tu Padre y nuestro Padre, Te pido, con toda la fe y sinceridad de mi corazón, la gracia de que vengas a ayudarme a perdonar. Por mi mismo, yo no puedo perdonar verdaderamente como Tú nos lo pides, porque sin ti no podemos hacer nada . (Jn 15.5) PERDÓN: En tu nombre, SEÑOR JESÚS: por la potencia del ESPÍRITU SANTO, para gloria del PADRE, como Tú mismo nos has enseñado, yo perdono a todas las personas conocidas o no conocidas que me han hecho algún mal, sea o no yo consciente de ello, y especialmente perdono a: …… (mencionar los nombres). Les perdono a todos todo el mal que me han ocasionado consciente o inconscientemente. LIBERACIÓN: En tu nombre, SEÑOR JESÚS: por la potencia del ESPÍRITU SANTO, para gloria del PADRE, todos sin excepción, sin condición alguna, sean liberados para siempre jamás de los efectos o consecuencias del mal que me han causado. BENDICIONES: Y yo Te ruego, SEÑOR JESÚS, que les colmes de Tu AMOR y de Tus BENDICIONES por toda la eternidad. Amén. Aleluya. ÚLTIMOS SÁBADOS en MARAVILLAS: El último sábado de mes en la Misa de 20.00 horas, en Nuestra Señora de las Maravillas (Calle Dos de Mayo, 2 – Metros: Bilbao y San Bernardo), en las preces y el Ofertorio, se realiza el acto de entregar los niños abortados, con un nombre, “confiándolos con esperanza al mismo Padre y a su misericordia”. Las madres que hayan sufrido un aborto por causas naturales también pueden participar y confiar - con un nombre - sus niños no-nacidos al Padre. Es frecuente que estas madres sufran como consecuencia una depresión que esa “entrega” espiritual al Padre ayuda a aliviar. Igualmente en los casos de niños nacidos muertos o los muertos posteriormente sin recibir el Bautismo, aunque para éstos últimos existen unas exequias propias. (TEXTO: A. BERTODANO - [email protected] ) Misas de Reparación y por las Víctimas del Aborto En la Iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas y Santos Justo y Pastor, (C/ Dos de Mayo, 2 – Madrid) se celebra una Misa por esta intención todos los sábados a las 10.30 h., excepto el ÚLTIMO SÁBADO DE MES, a las 20 h. ¿Qué oración hay más poderosa que la Eucaristía? ¿Por qué estas intenciones y quiénes somos nosotros para ? Se trata de un acto de Reparación al Padre por la abominación del

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EL PERDÓN, FACTOR CLAVE : Ahora, la madre podrá empezar a perdonarse a sí misma. Pero, como indica el Padrenuestro: “… Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. En el perdón está la clave para que seamos perdonados.

Las madres que han abortado suelen experimentar mucha dificultad para perdonar a las personas que las indujeron, ayudaron u obligaron a matar a su hijo. Pero para reconciliarse con el Señor, es esencial que perdonen.

Para obtener las fuerzas necesarias para ello, nada mejor que pedir ayuda al Señor.

Oración de Perdón - En Tu Nombre, Señor Jesús, y por la potencia del Espíritu Santo, para gloria de Dios Tu Padre y nuestro Padre, Te pido, con toda la fe y sinceridad de mi corazón, la gracia de que vengas a ayudarme a perdonar. Por mi mismo, yo no puedo perdonar verdaderamente como Tú nos lo pides, porque sin ti no podemos hacer nada. (Jn 15.5)

PERDÓN: En tu nombre, SEÑOR JESÚS: por la potencia del ESPÍRITU SANTO, para gloria del PADRE, como Tú mismo nos has enseñado, yo perdono a todas las personas conocidas o no conocidas que me han hecho algún mal, sea o no yo consciente de ello, y especialmente perdono a: …… (mencionar los nombres). Les perdono a todos todo el mal que me han ocasionado consciente o inconscientemente.

LIBERACIÓN: En tu nombre, SEÑOR JESÚS: por la potencia del ESPÍRITU SANTO, para gloria del PADRE, todos sin excepción, sin condición alguna, sean liberados para siempre jamás de los efectos o consecuencias del mal que me han causado.

BENDICIONES: Y yo Te ruego, SEÑOR JESÚS, que les colmes de Tu AMOR y de Tus BENDICIONES por toda la eternidad. Amén. Aleluya.

ÚLTIMOS SÁBADOS en MARAVILLAS: El último sábado de mes en la Misa de 20.00 horas, en Nuestra Señora de las Maravillas (Calle Dos de Mayo, 2 – Metros: Bilbao y San Bernardo), en las preces y el Ofertorio, se realiza el acto de entregar los niños abortados, con un nombre, “confiándolos con esperanza al mismo Padre y a su misericordia”.

Las madres que hayan sufrido un aborto por causas naturales también pueden participar y confiar - con un nombre - sus niños no-nacidos al Padre. Es frecuente que estas madres sufran como consecuencia una depresión que esa “entrega” espiritual al Padre ayuda a aliviar. Igualmente en los casos de niños nacidos muertos o los muertos posteriormente sin recibir el Bautismo, aunque para éstos últimos existen unas exequias propias.

(TEXTO: A. BERTODANO - [email protected] )

Misas de Reparación y por las Víctimas del AbortoEn la Iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas

y Santos Justo y Pastor, (C/ Dos de Mayo, 2 – Madrid) se celebra una Misa por esta intención todos los sábados a las 10.30 h., excepto el ÚLTIMO SÁBADO DE MES, a las 20 h. ¿Qué oración hay más poderosa que la Eucaristía?

¿Por qué estas intenciones y quiénes somos nosotros para ? Se trata de un acto de Reparación al Padre por la abominación del aborto y una respuesta concreta a la petición de Juan Pablo II de que «…con iniciativas extraordinarias y la oración habitual, se eleve una súplica apasionada a Dios, Creador y

amante de la vida». Oramos para que el Señor «haga caer los muros del engaño y de la mentira, que esconden a los ojos de tantos hermanos y hermanas nuestros la naturaleza perversa de comportamientos y de leyes hostiles a la vida, y abra sus corazones a propósitos e intenciones inspirados en la civilización de la vida y del amor» (Evangelium Vitae n. 100)

¿QUIÉNES SON LAS VÍCTIMAS DEL ABORTO? Beata Teresa de Calcuta decía: “El aborto causa dos muertes: la del niño y la de la conciencia de la madre. Es una herida que se inflige a la conciencia”.

La primera víctima es el niño, porque no llega a nacer ni podrá recibir normalmente las aguas del Bautismo; y la segunda víctima es la madre. Hay otra víctima “colateral”: la propia sociedad actual que, para consentir leyes que permiten la proliferación del aborto, también ha ido matando su conciencia comunal, facilitando así que surjan en su seno nuevas expresiones de odio: violencia doméstica, terrorismo; y aberraciones y perversiones de todo tipo.

Existen, además, formas encubiertas de aborto. Por ejemplo, el uso de determinados fármacos (píldoras) o ingenios (DIU y similares), si impiden que un óvulo fecundado se implante en el útero materno.

EL SÍNDROME POST-ABORTO (SPA). En palabras de la psicóloga y psicoterapeuta Emilia Ros: “Es esencial comprender hasta qué punto son profundas las heridas que han sufrido las personas afectadas por el aborto. Es lo que se denomina clínicamente síndrome post-aborto. El aborto traumatiza a la mujer, por mucho que inicialmente ésta intente desautorizar y reprimir sus sentimientos y por mucho que la sociedad se obstine en silenciar hoy su gravedad. A una primera etapa de pena, tristeza, angustia o culpabilidad le suelen suceder tarde o temprano patologías más graves en forma de desórdenes alimentarios, ataques de pánico, ansiedad, depresión,

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adicciones a la droga o al alcohol o infertilidad. Junto con los tratamientos psicológicos que puedan recibir en un momento u otro de su vida, estas mujeres necesitan sobre todo curación espiritual. Necesitan reconciliarse con su hijo, consigo mismas y con Dios”.

El padre también puede sufrir un síndrome post-aborto propio, distinto del de la madre; no sólo cuando él ha sido participante activo, inductor o consentidor, en la decisión de abortar, sino incluso cuando ha sido excluido, conculcando su paternidad. Se separan muchas parejas (70%) a raíz de un aborto provocado.

«…LA MISERICORDIA DEL SEÑOR NO TERMINA» - En las exequias de los niños no bautizados, la Iglesia utiliza como Segunda Lectura un pasaje del Libro de las Lamentaciones (Lm 3,17-26) que dice así:

«Me han arrancado la paz / y ni me acuerdo de la dicha; / me digo: se me acabaron las fuerzas / y mi esperanza en el Señor.

Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, / en la hiel que me envenena; / no hago más que pensar en ello / y estoy abatido.

Pero hay algo que traigo a la memoria / y me da esperanza: / Que la misericordia del Señor no termina / y no se acaba su compasión;/ antes bien se renuevan cada mañana. ¡Qué grande es tu fidelidad!».

Estos versículos (¡escritos hace 2.700 años!) describen bien el ánimo deprimido e inconsolable de la madre que ha perdido su hijo no-nacido: …falta de paz y de felicidad; falta de fuerzas, desesperanza… aflicción y amargura; hiel que envenena; no se piensa en otra cosa, abatimiento… Pero, sobre todo, nos recuerda que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión… se renuevan cada mañana.

LA IGLESIA: JUAN PABLO II trataba de acercarse a estas mujeres que tanto sufren:

“Una reflexión especial quisiera tener para vosotras, mujeres que habéis recurrido al aborto. La Iglesia sabe cuántos condicionamientos pueden haber influido en vuestra decisión, y no duda de que en muchos casos se ha tratado de una decisión dolorosa e incluso dramática. Probablemente la herida aún no ha cicatrizado en vuestro interior. Es verdad que lo sucedido fue y sigue siendo profundamente injusto. Sin embargo, no os dejéis vencer por el desánimo y no abandonéis la esperanza. Antes bien, comprended lo ocurrido e interpretadlo en su verdad. Si aún no lo habéis hecho, abríos con humildad y confianza al arrepentimiento: el Padre de toda misericordia os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la Reconciliación. Podéis confiar con esperanza a vuestro hijo a este mismo Padre y a su misericordia. (Evangelium Vitae, n. 99)

Nuestras Misas se ofrecen por las madres-víctimas del aborto, para que no se dejen vencer por el desánimo, que no abandonen la esperanza; que todas y cada una de ellas se den cuenta de que el Padre les espera con los brazos abiertos… que la Iglesia las quiere y todos deseamos ayudarlas.

Con respecto a los niños-víctimas, queda así de claro. Juan Pablo II no aconseja encogernos de hombros y no hacer nada con respecto a los niños no-nacidos porque son inocentes; invita a las madres - y a todos nosotros - a realizar un acto positivo de entrega: confiarlos al Padre.

Estas Misas semanales, además de hacer reparación por todos los abortos y por todas las víctimas (y por las personas que promocionan, inducen y cooperan en el aborto, cuya conversión se pide), quieren proporcionar a toda madre arrepentida esa oportunidad de “confiar con esperanza su hijo al Padre y a Su Misericordia”. Hacerlo, reconciliándose con Dios, supone un acto de reparación de la madre para con el propio niño no-nacido, al que pide perdón por lo que le hizo. Y se hace en la mejor Oración: una Eucaristía.

RECONCILIACIÓN DE LA MADRE CON SU NIÑO NO-NACIDO : Para su curación espiritual la madre debe reparar en lo posible el mal

causado haciendo ahora lo que no hizo entonces. El niño no-nacido tenía cuerpo y alma; ella mató el cuerpo pero el alma es inmortal: existe... vive. Luego, ella puede y debe remediar espiritualmente el mal cometido con respecto al alma: o sea, devolver ahora al alma del niño abortado su dignidad humana, de la que lo privó en su momento. Se trata de que le “re-personalice”: empezar a tratar como una persona a quien, en su seno, sólo trató como un objeto,

privándole de su dignidad y su carácter de criatura hecha a imagen y semejanza de Dios. Poco a poco, casi sin darse cuenta, la madre irá recuperando su autoestima con ayuda de su “niño”.

Empieza a “tratar” su alma activamente: invocar su Ángel de la guarda; en su interior hablar con él; ponerle (incluso “proponerle”) un nombre, y luego celebrar su santo; recordar/fijar como su “cumpleaños” la fecha en que probablemente hubiera nacido; rezar por y con él por la noche; hacer pequeños sacrificios por él; hablar de sus cosas con él; pedirle perdón con insistencia por lo que le hizo; decirle que, a pesar de lo que sucedió, ahora sí le quiere; pedirle favores, que interceda por ella con su ángel de la guarda, etc.