Misa Dominical · 50 años de Misa Dominical, el Con- ... dar (pasar por el corazón) con...

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Misa Dominical Centre de Pastoral Litúrgica 14, 18, 25 de febrero; 4 de marzo de 2018 00 o 00 o CN a «t&AP Pt Miércoles de Ceniza Domingo 1 de Cuaresma / B Domingo 2 de Cuaresma / B Domingo 3 de Cuaresma / B U n buen amigo me hizo descubrir hace años las películas del director Woody Alien. Durante muchos años fuimos a verlas juntos y, ahora, cuando las distancias físicas nos han separado, intento ser fiel a la cita anual con la película que se estrena. Hace años fui a ver una que lleva por título Miá- n\g\)\ París. El protagonista tiene la expe- riencia de que, desde su hoy en los inicios del siglo XXI, puede participar activamente en la que él considera la «edad de oro», un tiempo maravilloso, idealizado, que le hu- biera gustado vivir en primera persona. Gra- cias a este hecho extraordinario puede frecuentar a los grandes nombres de la cultura, el arte, la literatura de aquella época. En aquel ayer que él considera extraordinario —a pesar de que no lo vivió—, el protagonista topa con una chica que lo contradice, ya que ella considera que este tiempo maravilloso a los ojos del muchacho no lo es ciertamente, porque la verdadera «edad de oro» a su parecer se produjo mucho antes, en un tiempo que la muchacha, a pesar de que no lo vivió, tiene magnificado y profundamente idealizado: ¡aquella sí que era la «edad de oro»! A veces, en las diversas dimensiones de la vida eclesial, parece que vivamos en continua añoranza de una considerada «edad de oro» que ciertamente nunca ha existido y posiblemente no existirá jamás. ¿No será que la verdade- ra «edad de oro» es nuestro hoy, a pesar de sus deficiencias y limitaciones? ENRIC TERMES

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Misa DominicalCentre de Pastoral Litúrgica

14, 18, 25 de febrero; 4 de marzo de 2018

00o

00

oCN

a

«t&AP Pt Miércoles de CenizaDomingo 1 de Cuaresma / BDomingo 2 de Cuaresma / BDomingo 3 de Cuaresma / BU n buen amigo me hizo descubrir hace

años las películas del director WoodyAlien. Durante muchos años fuimos a verlasjuntos y, ahora, cuando las distancias físicasnos han separado, intento ser fiel a la citaanual con la película que se estrena. Haceaños fui a ver una que lleva por título Miá-n\g\)\ París. El protagonista tiene la expe-riencia de que, desde su hoy en los iniciosdel siglo XXI, puede participar activamenteen la que él considera la «edad de oro», untiempo maravilloso, idealizado, que le hu-biera gustado vivir en primera persona. Gra-cias a este hecho extraordinario puede frecuentar a los grandes nombres de lacultura, el arte, la literatura de aquella época.

En aquel ayer que él considera extraordinario —a pesar de que no lo vivió—,el protagonista topa con una chica que lo contradice, ya que ella consideraque este tiempo maravilloso a los ojos del muchacho no lo es ciertamente,porque la verdadera «edad de oro» a su parecer se produjo mucho antes, enun tiempo que la muchacha, a pesar de que no lo vivió, tiene magnificado yprofundamente idealizado: ¡aquella sí que era la «edad de oro»!

A veces, en las diversas dimensiones de la vida eclesial, parece que vivamosen continua añoranza de una considerada «edad de oro» que ciertamentenunca ha existido y posiblemente no existirá jamás. ¿No será que la verdade-ra «edad de oro» es nuestro hoy, a pesar de sus deficiencias y limitaciones?

ENRIC TERMES

EL IV MEMORIAL PERE TENA,A UNA PARROQUIA

Este año, en el que se cumplen los50 años de Misa Dominical, el Con-sejo del CPL ha decidido otorgar el IVMemorial Pere Tena de Pastoral Litúr-gica a la parroquia de Santa Eulalia deVilapicina, de Barcelona, subscriptoradesde su primer número de nuestrarevista.

Este memorial, que se creó para man-tener viva la memoria del obispo PereTena (1928-2013), se ha entregadoen ediciones anteriores a la Abadíade Montserrat (2015), a Mons. JuliánLópez y al padre Juan M. Cañáis(2016), y el año pasado a Mons.Víctor Sánchez, arzobispo de Puebla,todos ellos de reconocido prestigioentre los estudiosos y los difusoresde la liturgia. Este año se ha conce-dido a una parroquia, en su conjunto.Y es que se ha querido valorar, en laparroquia de Santa Eulalia de Vilapi-cina, el trabajo bien hecho en esta yen muchas otras comunidades por loque respecta a la pastoral litúrgica,poniendo de relieve la importancia delos equipos de liturgia. Unos equiposen los que pastores y fieles trabajanjuntos al servicio de la comunidadpara que la liturgia sea verdaderoalimento de la vida cristiana de cadauno de sus miembros.

En la vida eclesial es capital el trabajode estudiar las fuentes litúrgicas, derevisar y redactar cuidadosamente los

textos de los misales y leccionariosde modo que respondan con pre-cisión y fidelidad a su objetivo. Peroes igualmente importante que estedon y este tesoro litúrgico se trans-mitan adecuadamente a todos losmiembros de la Iglesia en su diversi-dad y en su entorno, de modo quetodo el mundo pueda vivir a fondoesta fuente y esta cumbre de la vidacristiana. La imprescindible pastorallitúrgica cotidiana, no siempre sufi-cientemente valorada en su senci-llez, contribuye sin duda a desvelarel gusto por la liturgia, a mejorar laformación de los cristianos, a trans-mitir la fe, y a vivir en profundidad lossacramentos.

El acto de entrega del IV MemorialPere Tena de Pastoral Litúrgica tendrálugar el día 17 de febrero de 2018.

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DOM ALEXANDRE OLIVAR DAYDÍ,OSB, MONJE DE MONTSERRAT

UN GRAN ESTUDIOSO DE LA LITURGIA Y DE LOS PADRESDE LA IGLESIA, DOCTOR HONORIS CAUSA POR EL

ATENEO UNIVERSITARIO SANT PACÍA

Se le concedió esta distin-ción en un acto solemneel 18 de noviembre pasa-do en el Monasterio deMontserrat, acto presidi-do por el cardenal JuanJosé Omella, arzobispometropolitano de Barce-lona y Gran Canciller delAteneo Universitario SantPaciá.

El P. Alexandre Olivar es el monjede más edad del Monasterio, noven-ta y ocho años, próximo al siglo devida, cuenta ochenta y dos de vida demonje —desde la primera profesión— ysetenta y cinco de sacerdote.

Como sea que dirigió la Bibliotecadel Monasterio, publicó los diversoscatálogos de manuscritos, de incuna-bles y sobre todo de los manuscritoslitúrgicos. Publicó El Sacramentan deVic, y poco después El Sacramentan deRipoll. Con ello comenzaban los estu-dios que un buen número de sabios harealizado de la antigua liturgia cata-lanonarbonesa hasta hoy. La lecciónque impartió el P. Alexandre aquel díase tituló precisamente La liturgia en Ca-taluña hace mil años. Fue el responsablede la fundación de la Sociedad Cata-lana de Estudios Litúrgicos en el in-

terior del Instituí d'EstudisCaíalans.

Como secreíario y conse-jero del cardenal AnselmM. Albareda, vivió perso-nalmeníe la primera sesióndel Concilio Vaíicano II,que dio forma a la cons-titución Sacrosanctum Con-cilium sobre la liturgia. Yen 1965 fue organizador y

secreíario general del II Congreso Li-íúrgico de Moníserrat, que se propu-so esíudiar «la liíurgia del mañana».

Ha publicado la edición crítica delas obras de san Pedro Crisólogo,un obispo predicador de Rávena quemurió en el año 450. Además es in-íernacionalmeníe conocido por ser elmayor especialisía sobre la predica-ción crisíiana aníigua. Esíe es el íííulode su gran obra publicada en 1991.

Un reconocimiento, pues, que hacejusíicia a un gran sabio, a un investi-gador pacieníe que ha aportado luz ala historia de la liturgia catalana y a laobra de san Pedro Crisólogo,- ha expli-cado como nadie la predicación cris-tiana de los primeros siglos, y ha pues-to al alcance de todos los fondos de laBiblioteca moníserratina. Un recono-cimiento necesario: ¡enhorabuena!

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CUARESMA, TIEMPO DE PERDÓNCARTELES Y HOJITAS

Todos sabemos que el tiempo de Cua-resma nos invita a vivir el perdón, lareconciliación... con Dios y con loshermanos, tiempo también para cele-brar especialmente el sacramento dela penitencia. Por ello queremos po-ner de relieve los materiales que he-mos editado recientemente y que nospueden ofrecer un buen servicio eneste trabajo espiritual ypastoral.

En primer lugar, los doscarteles. Uno es de laserie «Vida cristiana»,y lleva por título RE-CONCILIÉMONOS.Acompañan a una ima-gen significativa lascitas evangélicas «Per-dona nuestras ofensas,como también nosotrosperdonamos» (Mt 6,12),una de las peticiones delPadrenuestro, y «Setentaveces siete» (Mt 18,22),la respuesta de Jesús a lapregunta sobre cuántasveces debemos perdonar al hermanoel mal que me ha hecho. Este puedeser un muy útil cartel para promoverel valor del perdón y la reconciliación,por ejemplo en la catcquesis o en otrosámbitos de la vida pastoral de las co-munidades cristianas.

El otro cartel es de la serie «SACRA-MENTOS» y corresponde al sacra-mento de la Penitencia. En este caso,

la imagen se acompaña de dos textoslitúrgicos del ritual, las palabras quedice el celebrante al penitente: «Yo teabsuelvo de tus pecados» y «El Señorte ha perdonado, vete en paz». Saltaa la vista que este cartel contribuye apromover la pastoral del sacramentodel Perdón, especialmente duranteeste tiempo de Cuaresma.

fggf Precisamente la imagen deeste último cartel sobre el sa-

cramento de laPenitencia seha editado tam-bién en forma dehojita, con unaoración de ac-ción de graciasdetrás. Este tex-to se ha extraídodel Ritual de laPenitencia. Es laacción de graciasque se propone

en el rito para la Reconciliaciónde diversos penitentes con con-fesión y absolución individual

(capítulo II). Por lo tanto, además depoder ser repartido entre los fielesen diversas ocasiones, puede ser ade-cuado como oración final para rezartodos juntos en las celebraciones co-munitarias del perdón, para dar a losfieles después de recibir el sacramentode la Penitencia... Esperemos, pues,que estos materiales sean útiles en estaCuaresma.

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DESPERTAR LA ATENCIÓNNos cuesta mucho, a la mayoría, estaratentos a lo que nos rodea. Vivimospendientes de muchos estímulos y nosestamos habituando, cada vez más, ala inmediatez y a estar activos en di-versos lugares en un mismo momento.Resulta difícil, pues, captar la atenciónde los miembros de la comunidad.

Las diversas secuencias litúrgicas estánpensadas para hacernos vivir y re-cor-dar (pasar por el corazón) con intensi-dad los momentos clave de lo que lla-mamos «historia de la salvación». Paraalcanzar este objetivo, juegan elemen-tos que se dan durante las celebracio-nes, y otros fuera, en la vida cotidiana.En Cuaresma sería deseable:

- En primer lugar crear el vacío deforma perceptible: silencio, su-presión del aleluya y de la músicainstrumental festiva, sencillez en ladecoración floral y en las proyec-ciones allí donde se utilizan tec-nologías audiovisuales, dejando enel presbiterio solo los elementosbásicos, para que puedan destacar.La cruz, austera, debe situarse enun lugar relevante. Se trata de crearel vacío no para castigarnos, sinopara despojarnos de lo accesoriopara dejar espacio físico, mental ycordial a lo que queremos experi-mentar.

— En segundo lugar, despertar a laescucha, lo que es más fácil si real-mente se ha conseguido el silencioprevio. Escucha atenta de las lectu-ras del Antiguo y del Nuevo Tes-tamento, tan significativas y bien

escogidas,- pero escucha tambiénde la elección cuidada por partedel celebrante del acto penitencial(más participado y solemne), delas plegarias eucarísticas y de losformularios que presenta el misal,cuyos cambios deberían ser percep-tibles para la audiencia.

— También los sentidos tienen unpapel: el color de los ornamentos,el olor del incienso o de las plan-tas, la disposición del espacio... Noestamos acostumbrados: nuestrasociedad prima la razón por encimade la experiencia corporal. Colo-res y símbolos en el camino haciaPascua son muy elocuentes, aun-que corresponden a una cultura enla que seguramente resultaban mássignificativos: desde la ceniza cua-resmal al aceite crismal o al agua yla luz pascuales. Vivir estos símbo-los con fuerza sin duda ayuda.

Este desprendimiento, este vacío, laactitud de escucha, y esta percepciónextraordinaria del momento son loque los cristianos durante la Cuaresmadebemos trasladar a la vida cotidia-na: despojo de lo que no es esencialen nuestras vidas/ escucha de la genteque nos rodea, especialmente de losmás pobres,- búsqueda de las huellasde Dios, tan cerca de nosotros. Dehecho, son las actitudes que han reci-bido el nombre de ayuno, limosna yoración. Nuestras celebraciones tam-bién pasan por ese proceso y resultanpedagógicas.

MERCÉ SOLÉ

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años MD,16 testimonios

«Misa Dominical»: para ayudarnos a sertestimonios de esperanza y de comunión eclesial

Misa Dominical ha sido una escuelasemanal de pastoral litúrgicapara muchas generaciones desacerdotes y diáconos, y para susequipos de colaboradores en laliturgia, que encuentran en MDaquellos subsidios, introduccionesactualizadores, notas exegéticas yhomilías de contenido y duraciónequilibrados, aplicaciones delas rúbricas, notas de atención,sugerencias para los cantos, conun largo etcétera, que aquellosprimeros folletos de colores hace 50años no podían ni sospechar. Nacióhumilde, como un subsidio, y se hamantenido útil y amada por sussubscriptores.Sigo creyendo que los celebrantesnecesitamos confrontar nuestraspersonales propuestas u opcionespara la celebración con las de otrosequipos que han reflexionadosobre ellas, que aportan nuevasideas, que saben escoger opcionescelebrativas que, siendo fieles a loslibros litúrgicos y al misal, ayuden alars celebrativo y a la vez promuevanuna mejor participación de laasamblea. Como toda selección, nosiempre se adapta a lo que todos loscelebrantes desearían, pero si somoshumildes, debemos aceptar quesiempre es mejor que mis propiostics o preferencias. Dejémonosayudar sin dejarnos llevar por la

pereza y simplemente leer lo queya nos dan hecho. Siempre seránecesaria una cierta adaptación.El centro de Misa Dominical debeser favorecer el culto divino queJesucristo con nosotros ofrece alPadre por el Espíritu. Enviar haciael misterio que la liturgia revela yvela, porque debe hacer posible elencuentro con Cristo, con su Palabray con su Persona, que nos alimenta ynos envía a la misión.Verticalidad litúrgica aseguradapero también celebración delPueblo de Dios, para que el Pueblotenga vida y vida abundante, y paraque se pueda visibilizar que enaquella comunidad o parroquia sereúne la Iglesia santa, la Católica, nosimplemente la de un grupo.Misa Dominical debe hacer amar laliturgia, debe conducir a los textosdel Misal y de los leccionarios,no ha de ahorrar la oración ni eltrabajo de preparación. Para que la

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- •!celebración vibre de autenticidad yde sensibilidad, de fuego ardiente.Debe ser conveniente evitar lasnovedades por las novedades, unacreatividad que acaba cansando.Alternar sabiamente la repeticiónque lleva a la alegría de lo nuevodentro de lo que parecía ya trillado,y a su vez sugerir algún acento,alguna nueva focalización que loilumina mejor, o que incluso sitúa

la novedad espiritual en lugaresinesperados.Y promover más la unción, elsilencio, la sobriedad. Y tambiénla comunión universal con lasrestantes Iglesias del mundo, susesperanzas y sus sufrimientos. UnaMisa Dominical que nos ayude aser testimonios de esperanza y decomunión eclesial.

+Joan-Enric Vives SiciliaArzobispo de Urgel

EL INCIENSO EN LAMISA (I)

El incienso en la liturgia tiene un doble significado: por una parte,indica reverencia y veneración hacia lo que se inciensa; por otra,simboliza la oración: «Suba mi oración como incienso en tu pre-sencia» (SI 140,2). En la misa puede utilizarse en cuatro momentos(IGMR, núm. 276): en la procesión de entrada y al comienzo dela celebración (se inciensan la cruz y el altar); antes de la procla-mación del evangelio (evangeliario); durante la procesión de lasofrendas (el pan y el vino, la cruz, el altar, y también al celebrante yal pueblo); y después de la consagración (la hostia y el cáliz durantela elevación). El misal, sin embargo, dice que el incienso «puedelibremente usarse» (por lo tanto, es optativo). Se requiere, pues, uncriterio lógico y homogéneo y utilizarlo en las misas más solemnes.Tampoco es necesario usarlo en los cuatro momentos, sino quepuede haber una gradación según los casos. Sin duda, los momen-tos más significativos son los previos a la proclamación del evan-gelio y a la plegaria eucarística, es decir, los momentos centrales:la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía.

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Última páginatucAKJsríA peí*

En el origen y primeros desarrollos dela Eucaristía, según la investigación ac-tual, tres raíces son fácilmente reconoci-bles: la Eucaristía es continuación de lacomensalidad pre-pascual de Jesús consus discípulos; es, además y sobre todo,repetición litúrgica de la última Cena;que, luego, se funde y adquiere unaplusvalía simbólica como comunióncon Cristo resucitado. En otra ocasiónhablamos ya aquí de esa «Eucaristíadel Resucitado»; hoy presentamos unaspecto complementario de la mismarealidad.

La cena de despedida, ante la inminen-cia de su muerte, tiene un significadoparticularmente denso en la vida de Je-sús; pero debe ser entendida en el con-texto de su comensalidad «abierta» deese hábito que él tenía de compartir sumesa no solo con sus discípulos, sinocon personas de cualquier procedenciao condición. Esa comensalidad de Jesúscon los pecadores muestra el carácteranticipador, gratuito y sorprendente delamor de Dios; significa la acogida y elperdón de Dios. Así también el hechode que el Señor resucitado comparta lamesa con los discípulos, que antes le ha-bían abandonado, debe ser leído comoun signo visible de perdón.

Muchas generaciones cristianas, comola de los grandes Padres de la Iglesia

(Basilio, Ambrosio, Agustín, Crisósto-mo) jamás se sirvieron del sacramentoespecífico de la penitencia; vivieron lareconciliación cristiana a través de susacramento primigenio y fundamental,la Eucaristía, sacramento del perdón.Como dice Ambrosio: «Cada vez quele recibimos, anunciamos la muertedel Señor y la remisión de los pecados.Tengo que recibirle siempre, para quesiempre perdone mis pecados» (De sa-cramentis IV, 6, 28).

En nuestros días, podría darse un re-encuentro con esa tradición primitiva,descubriendo de nuevo en la Eucaristíala acogida inmerecida, incondicional ygratuita de Dios que perdona los peca-dos, y el encuentro con el Señor resu-citado que «sigue comiendo con peca-dores»: filón temático que, a mi juicio,no ha recibido la debida atención ennuestra teología. Si la Iglesia, presen-cia de Cristo en el mundo, es continua-ción del ingreso de Dios en la miseriahumana; y la Eucaristía, en esa mismalógica, es el sacramento de la ternurade Dios para todos los marginados yexcluidos, hay lugar para una reflexiónrenovada acerca de las personas en «si-tuación irregular» dentro de la Iglesia,y sobre sus posibilidades de acceso a lacomunión Eucarística.

XABIER BASURKO

Centre de Pastoral LitúrgicaH Nápols 346, 1 - 08025 Barcelona•g 933 022 235 ̂ [email protected] - uuuuuu.cpl.es

Director de la publicación: Xavier Aymerich

Año LSubscripción anual: 76,50 €

Precio de cada ejemplar: 5,00 €Imprenta: Agpograf

ISSN 1 887-8202 / D.L: B.l 8.369-1975