Las Consecuencias Económicas

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P. 12 PANORAMA elCaribe, LUNES 5 DE ENERO DE 2015 Lenin y la corrupción de la moneda en los últimos dos años, pérdida que se ace- lerará en el 2015 al derrumbarse los pre- cios del petróleo, su principal producto de exportación. Al igual que Cuba, Venezuela tendrá más temprano que tarde que desmontar su sistema cambiario y moverse a un sis- tema de tasa de cambio única, con flota- ción manejada. Se requerirán fuertes de- valuaciones sucesivas de la moneda, acom- pañadas de una política monetaria restric- tiva posibilitada por un agresivo ajuste fiscal. Una vez las finanzas públicas se ha- yan fortalecido de manera permanente- mente, a Venezuela le convendría un tipo de cambio flexible que permita estimular el crecimiento de las exportaciones de bie- nes no petroleros y servicios. En Argentina hay un mercado oficial con una tasa de 4.84 pesos argentinos por dólar. Al Banco Central imponer en el 2011 restricciones para la compra de moneda extranjera en ese mercado, surgió un mer- cado negro, paralelo o “blue”, como se le llama eufemísticamente, donde el dólar se transa actualmente a 9.07 pesos argenti- nos. Al igual que en Cuba y Venezuela, una fuerte devaluación sería el paso previo pa- ra la unificación cambiaria en Argentina. Si las cuentas fiscales no se fortalecen, el poco acceso de Argentina al mercado glo- bal de capitales daría lugar a devaluacio- nes sucesivas. La magnitud de las devaluaciones que se requerirán en Cuba, Venezuela y Argen- tina en el marco de las reformas moneta- rias que tarde o temprano deberán acome- ter, generarían costos sociales y políticos considerables. En el caso de Cuba, se tie- ne la ventaja de un gobierno fuerte, con control absoluto, y la ausencia de partidos políticos que quieran tratar de obtener ren- tas políticas derivadas del ajuste macroeco- nómico requerido. Ojalá que el liderazgo político norteamericano tenga la sensatez necesaria para aceptar que al tránsito gra- dual de Cuba a un sistema de economía so- cial de mercado le favorecería contar con el respaldo de un gobierno capaz de con- trolar las diversas presiones sociales que surgirán en la medida en que la economía un sistema de tasa única de cambio que requerirá la devaluación (súbita o gradual por etapas) del peso cubano convertible-, debería ser la meta a alcanzar. La forma menos traumática de ejecutar este proce- so sería a través de la adopción transitoria de un sistema con dos mercados cambia- rios pero con la misma tasa, en la cual se establecería un recargo cambiario (im- puesto) a los que vendan sus dólares en el mercado oficial (peso convertible) y un subsidio cambiario a los que estén autori- zados a comprar a dólares en el mercado oficial. El recargo y el subsidio deberían reducirse gradualmente, preferiblemente en un período de 3 a 5 años, a fin de que el Gobierno de Cuba pueda ir construyendo un eficiente y sencillo sistema impositivo que garantice una recaudación adecuada mientras estimula la inversión privada en todos los sectores que el Estado cubano esté dispuesto a permitirla. El peso con- vertible desaparecería al final de la refor- ma, dejando al peso cubano como la única moneda nacional. En Venezuela, el sistema es igual de complicado y distorsionado. Existe una ta- sa de cambio de 6.30 bolívares por dólar en el mercado oficial (medicinas, alimen- tos, manutención estudiantes en el exte- rior); otra de 12.00 bolívares por dólar en el SICAD I (Sistema Complementario de Administración de Divisas) para ciertas áreas estratégicas de la economía, para cu- pos de viajeros y cupos electrónicos para proveedores extranjeros, vendidos -a tra- vés de subastas- por el Banco Central de Venezuela (BCV); y otra de 51.01 bolívares por dólar en el SICAD II (Sistema Cam- biario Alternativo de Divisas) que resulta de subastas mediante la oferta y demanda de dólares a través de los bancos bajo la di- rección del BCV. También existe la tasa li- bre del mercado paralelo y que el pasado 3 de enero era de 176.20 bolívares por dólar. En los últimos años Venezuela ha su- frido de un fuerte desabastecimiento de un conjunto de bienes de la canasta fami- liar y crecientes dificultades para el acce- so a las divisas extranjeras. El BCV ha per- dido US$7,830 millones de sus reservas ANDRÉS DAUHAJRE HIJO [email protected] E n Las Consecuencias Eco- nómicas de la Paz, Keynes atribuyó al líder bolchevique ruso Vladimir Lenin, proba- blemente de manera apócri- fa, haber dicho que “la mejor manera de destruir el sistema capitalista es corrom- piendo la moneda”. Muchos piensan que la corrupción de una moneda adopta únicamente el forma- to de la hiperdevaluación que acompaña a los procesos inflacionarios galopantes don- de el Banco Central emite dinero sin pa- rar para financiar el déficit fiscal. Hay otros formatos de corrupción monetaria que lle- van necesariamente al colapso de los sis- temas económicos. Uno de los más favo- recidos por gobiernos comunistas, socia- listas y populistas son los sistemas de ta- sas de cambio múltiples con diferencias sustanciales en las tasas prevalecientes en los diferentes mercados cambiarios. En el caso de Cuba, por ejemplo, existe un sistema de tasas de cambio múltiples. Existe un mercado oficial para todas las transacciones de las empresas y organiza- ciones estatales donde la tasa de cambio es de un peso (peso convertible o CUC) por US$1.00. Existe un mercado extraoficial, manejado por las casas de cambio (CADE- CA), en el cual la población y los turistas canjean los dólares a la tasa de 25.00 pe- sos cubanos (CUP). Como se puede adver- tir, existe una diferencia de 2,400% entre la tasa de cambio en el mercado oficial y el extraoficial. Esta distorsión cambiaria im- plica en la práctica un subsidio exorbitan- te para los que adquieren dólares en el mer- cado oficial a la tasa de 1.00 CUC = US$1.00 y un impuesto confiscatorio para los que tienen que venderlos en ese mercado. Exis- ten otras tasas de cambio que aplican a di- versas transacciones. Los hoteles y restau- rantes estatales cuando transan con las cooperativas agrícolas lo hacen a la tasa de 10.00 CUP = US$1.00. Para empresas es- tatales seleccionadas aplica esta misma tasa cuando compran y venden en el Ban- co Central. Para la agroindustria cañera parece operar un variado menú de tasas: 12.00 CUP = US$1.00 para el registro de los ingresos de exportación, 7.00 CUP = US$1.00 para el registro de las importa- ciones y 4.00 CUP = US$1.00 para las im- portaciones de petróleo de Venezuela. En el marco de las reformas económi- cas que Cuba debería ejecutar en los próxi- mos años para acercarse gradualmente a un sistema de economía social de merca- do con el objetivo de atraer capitales que permitan a sus calificados recursos huma- nos elevar la productividad y competitivi- dad de la economía cubana, la reforma mo- netaria debe ser una de las más importan- tes. La unificación cambiaria-adopción de OPINIÓN cubana comience a depender más de un sistema de precios libres y transparentes, capaz de llevar a los agentes económicos, incluyendo al Estado cubano, las informa- ciones y señales que estos necesitan para tomar decisiones de consumo, ahorro e in- versión. Así como a la República Popular China y a la República Socialista de Viet- nam, caracterizadas ambas por sistemas políticos de partido único, este tipo de sis- tema le ha favorecido para la ejecución de sus reformas económicas, a Cuba le favo- recería ejecutar las suyas bajo un sistema político similar. Sería una insensatez po- lítica exigir a Cuba una secuencia de refor- mas a la inversa de la adoptada por China y Vietnam. Algo similar podría decirse en el caso de Venezuela. A la oposición política de Venezuela le favorecería muchísimo que los políticamente costosos ajustes fisca- les, monetarios y cambiarios que se requie- ren en ese país para reorientar la econo- mía, las ejecute el Gobierno del Partido So- cialista Unido de Venezuela. Así como a la oposición política chilena que luego llega- ría al Poder bajo la sombrilla de la Concer- tación, le convino que la dictadura militar ejecutase las dolorosas reformas econó- micas necesarias para eliminar las distor- siones heredadas del gobierno socialista de Allende y las creadas por los propios militares durante sus primeros años de go- bierno, a los jóvenes opositores venezola- nos les favorecería mucho que sea el Go- bierno del presidente Maduro el que asu- ma la responsabilidad de desmantelar el archipiélago de distorsiones cambiarias existente en Venezuela. No parece sensa- to arrebatarle la antorcha a Maduro para luego quemarse de arriba abajo con el fue- go de una serie de costosos y muy doloro- sos ajustes fiscales, monetarios y cambia- rios. La ambición política no debería nun- ca anteponerse a la sensatez política. Lo políticamente sensato es apoyar a Madu- ro y su equipo para que ejecuten el impos- tergable ajuste y saneamiento económico. Estoy convencido de que Lenin nunca hizo la afirmación que Keynes le atribuyó sobre la mejor forma de destruir el siste- ma capitalista. Lenin era lo suficientemen- te inteligente como para darse cuenta que cuando se corrompe la moneda de mane- ra permanente, todo sistema económico, sin importar si es capitalista, comunista, socialista o populista, tiende al colapso. Lo lamentable es que muchos de sus admira- dores que se encuentran gobernando hoy día en algunas geografías de nuestra re- gión, no hayan extrapolado una afirmación que Lenin pudo también haber apócrifa- mente atribuido a Keynes: “la mejor ma- nera de destruir el sistema comunista o socialista es corrompiendo la moneda”. Los chinos y los vietnamitas han sido los mas sensatos. El dólar en China y en Viet- nam tiene un solo precio, 6.16 yuanes chi- nos y 21.40 dong vietnamitas, respectiva- mente. La primera tiene casi 4 trillones de dólares de reservas y la segunda US$26,000 millones, seis veces más que las nuestras. Hace tiempo entendieron que la moneda solo puede tener un precio. Otros se pusie- ron a inventar y han producido unos Frankenstein cambiarios que están des- truyendo sus economías. l

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P.12 PANORAMAelCaribe, LUNES 5 DE ENERO DE 2015

Lenin y la corrupción de la moneda

en los últimos dos años, pérdida que se ace-lerará en el 2015 al derrumbarse los pre-cios del petróleo, su principal producto de exportación.

Al igual que Cuba, Venezuela tendrá más temprano que tarde que desmontar su sistema cambiario y moverse a un sis-tema de tasa de cambio única, con flota-ción manejada. Se requerirán fuertes de-valuaciones sucesivas de la moneda, acom-pañadas de una política monetaria restric-tiva posibilitada por un agresivo ajuste fiscal. Una vez las finanzas públicas se ha-yan fortalecido de manera permanente-mente, a Venezuela le convendría un tipo de cambio flexible que permita estimular el crecimiento de las exportaciones de bie-nes no petroleros y servicios.

En Argentina hay un mercado oficial con una tasa de 4.84 pesos argentinos por dólar. Al Banco Central imponer en el 2011 restricciones para la compra de moneda extranjera en ese mercado, surgió un mer-cado negro, paralelo o “blue”, como se le llama eufemísticamente, donde el dólar se transa actualmente a 9.07 pesos argenti-nos. Al igual que en Cuba y Venezuela, una fuerte devaluación sería el paso previo pa-ra la unificación cambiaria en Argentina. Si las cuentas fiscales no se fortalecen, el poco acceso de Argentina al mercado glo-bal de capitales daría lugar a devaluacio-nes sucesivas.

La magnitud de las devaluaciones que se requerirán en Cuba, Venezuela y Argen-tina en el marco de las reformas moneta-rias que tarde o temprano deberán acome-ter, generarían costos sociales y políticos considerables. En el caso de Cuba, se tie-ne la ventaja de un gobierno fuerte, con control absoluto, y la ausencia de partidos políticos que quieran tratar de obtener ren-tas políticas derivadas del ajuste macroeco-nómico requerido. Ojalá que el liderazgo político norteamericano tenga la sensatez necesaria para aceptar que al tránsito gra-dual de Cuba a un sistema de economía so-cial de mercado le favorecería contar con el respaldo de un gobierno capaz de con-trolar las diversas presiones sociales que surgirán en la medida en que la economía

un sistema de tasa única de cambio que requerirá la devaluación (súbita o gradual por etapas) del peso cubano convertible-, debería ser la meta a alcanzar. La forma menos traumática de ejecutar este proce-so sería a través de la adopción transitoria de un sistema con dos mercados cambia-rios pero con la misma tasa, en la cual se establecería un recargo cambiario (im-puesto) a los que vendan sus dólares en el mercado oficial (peso convertible) y un subsidio cambiario a los que estén autori-zados a comprar a dólares en el mercado oficial. El recargo y el subsidio deberían reducirse gradualmente, preferiblemente en un período de 3 a 5 años, a fin de que el Gobierno de Cuba pueda ir construyendo un eficiente y sencillo sistema impositivo que garantice una recaudación adecuada mientras estimula la inversión privada en todos los sectores que el Estado cubano esté dispuesto a permitirla. El peso con-vertible desaparecería al final de la refor-ma, dejando al peso cubano como la única moneda nacional.

En Venezuela, el sistema es igual de complicado y distorsionado. Existe una ta-sa de cambio de 6.30 bolívares por dólar en el mercado oficial (medicinas, alimen-tos, manutención estudiantes en el exte-rior); otra de 12.00 bolívares por dólar en el SICAD I (Sistema Complementario de Administración de Divisas) para ciertas áreas estratégicas de la economía, para cu-pos de viajeros y cupos electrónicos para proveedores extranjeros, vendidos -a tra-vés de subastas- por el Banco Central de Venezuela (BCV); y otra de 51.01 bolívares por dólar en el SICAD II (Sistema Cam-biario Alternativo de Divisas) que resulta de subastas mediante la oferta y demanda de dólares a través de los bancos bajo la di-rección del BCV. También existe la tasa li-bre del mercado paralelo y que el pasado 3 de enero era de 176.20 bolívares por dólar.

En los últimos años Venezuela ha su-frido de un fuerte desabastecimiento de un conjunto de bienes de la canasta fami-liar y crecientes dificultades para el acce-so a las divisas extranjeras. El BCV ha per-dido US$7,830 millones de sus reservas

ANDRÉS DAUHAJRE [email protected]

En Las Consecuencias Eco-nómicas de la Paz, Keynes atribuyó al líder bolchevique ruso Vladimir Lenin, proba-blemente de manera apócri-

fa, haber dicho que “la mejor manera de destruir el sistema capitalista es corrom-piendo la moneda”.

Muchos piensan que la corrupción de una moneda adopta únicamente el forma-to de la hiperdevaluación que acompaña a los procesos inflacionarios galopantes don-de el Banco Central emite dinero sin pa-rar para financiar el déficit fiscal. Hay otros formatos de corrupción monetaria que lle-van necesariamente al colapso de los sis-temas económicos. Uno de los más favo-recidos por gobiernos comunistas, socia-listas y populistas son los sistemas de ta-sas de cambio múltiples con diferencias sustanciales en las tasas prevalecientes en los diferentes mercados cambiarios.

En el caso de Cuba, por ejemplo, existe un sistema de tasas de cambio múltiples. Existe un mercado oficial para todas las transacciones de las empresas y organiza-ciones estatales donde la tasa de cambio es de un peso (peso convertible o CUC) por US$1.00. Existe un mercado extraoficial, manejado por las casas de cambio (CADE-CA), en el cual la población y los turistas canjean los dólares a la tasa de 25.00 pe-sos cubanos (CUP). Como se puede adver-tir, existe una diferencia de 2,400% entre la tasa de cambio en el mercado oficial y el extraoficial. Esta distorsión cambiaria im-plica en la práctica un subsidio exorbitan-te para los que adquieren dólares en el mer-cado oficial a la tasa de 1.00 CUC = US$1.00 y un impuesto confiscatorio para los que tienen que venderlos en ese mercado. Exis-ten otras tasas de cambio que aplican a di-versas transacciones. Los hoteles y restau-rantes estatales cuando transan con las cooperativas agrícolas lo hacen a la tasa de 10.00 CUP = US$1.00. Para empresas es-tatales seleccionadas aplica esta misma tasa cuando compran y venden en el Ban-co Central. Para la agroindustria cañera parece operar un variado menú de tasas: 12.00 CUP = US$1.00 para el registro de los ingresos de exportación, 7.00 CUP = US$1.00 para el registro de las importa-ciones y 4.00 CUP = US$1.00 para las im-portaciones de petróleo de Venezuela.

En el marco de las reformas económi-cas que Cuba debería ejecutar en los próxi-mos años para acercarse gradualmente a un sistema de economía social de merca-do con el objetivo de atraer capitales que permitan a sus calificados recursos huma-nos elevar la productividad y competitivi-dad de la economía cubana, la reforma mo-netaria debe ser una de las más importan-tes. La unificación cambiaria-adopción de

OPINIÓN

cubana comience a depender más de un sistema de precios libres y transparentes, capaz de llevar a los agentes económicos, incluyendo al Estado cubano, las informa-ciones y señales que estos necesitan para tomar decisiones de consumo, ahorro e in-versión. Así como a la República Popular China y a la República Socialista de Viet-nam, caracterizadas ambas por sistemas políticos de partido único, este tipo de sis-tema le ha favorecido para la ejecución de sus reformas económicas, a Cuba le favo-recería ejecutar las suyas bajo un sistema político similar. Sería una insensatez po-lítica exigir a Cuba una secuencia de refor-mas a la inversa de la adoptada por China y Vietnam.

Algo similar podría decirse en el caso de Venezuela. A la oposición política de Venezuela le favorecería muchísimo que los políticamente costosos ajustes fisca-les, monetarios y cambiarios que se requie-ren en ese país para reorientar la econo-mía, las ejecute el Gobierno del Partido So-cialista Unido de Venezuela. Así como a la oposición política chilena que luego llega-ría al Poder bajo la sombrilla de la Concer-tación, le convino que la dictadura militar ejecutase las dolorosas reformas econó-micas necesarias para eliminar las distor-siones heredadas del gobierno socialista de Allende y las creadas por los propios militares durante sus primeros años de go-bierno, a los jóvenes opositores venezola-nos les favorecería mucho que sea el Go-bierno del presidente Maduro el que asu-ma la responsabilidad de desmantelar el archipiélago de distorsiones cambiarias existente en Venezuela. No parece sensa-to arrebatarle la antorcha a Maduro para luego quemarse de arriba abajo con el fue-go de una serie de costosos y muy doloro-sos ajustes fiscales, monetarios y cambia-rios. La ambición política no debería nun-ca anteponerse a la sensatez política. Lo políticamente sensato es apoyar a Madu-ro y su equipo para que ejecuten el impos-tergable ajuste y saneamiento económico.

Estoy convencido de que Lenin nunca hizo la afirmación que Keynes le atribuyó sobre la mejor forma de destruir el siste-ma capitalista. Lenin era lo suficientemen-te inteligente como para darse cuenta que cuando se corrompe la moneda de mane-ra permanente, todo sistema económico, sin importar si es capitalista, comunista, socialista o populista, tiende al colapso. Lo lamentable es que muchos de sus admira-dores que se encuentran gobernando hoy día en algunas geografías de nuestra re-gión, no hayan extrapolado una afirmación que Lenin pudo también haber apócrifa-mente atribuido a Keynes: “la mejor ma-nera de destruir el sistema comunista o socialista es corrompiendo la moneda”. Los chinos y los vietnamitas han sido los mas sensatos. El dólar en China y en Viet-nam tiene un solo precio, 6.16 yuanes chi-nos y 21.40 dong vietnamitas, respectiva-mente. La primera tiene casi 4 trillones de dólares de reservas y la segunda US$26,000 millones, seis veces más que las nuestras. Hace tiempo entendieron que la moneda solo puede tener un precio. Otros se pusie-ron a inventar y han producido unos Frankenstein cambiarios que están des-truyendo sus economías. l