La poesía de Paul Engle - CORE

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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. La poesía de Paul Engle Escribe: FERNANDO ARBELAEZ Al emp ezar una exploración de la poes ía contemporánea de los E sta d os Unidos necesari a mente habr emos de encontrarno s con el nomb re de Paul En gle, quien ha sido el director del CTea- tive W1·iting PTogra?n de la Universidad de Iowa a lo lar go de muchos años. Por su cá te dr a pa s aron mu chos de los s f am o- sos poet as jóvenes de nues tro tiempo, recuerdo ahora a Mark Strand, a Robert Bly, a Donald Justice. Aun cuando la poesía de En gle se ha ceñido es trictamente a la s viejas tradiciones for- males, la joven poesía ha aprendido de él toda la libertad y la au da ci a que las nuevas creaciones requieren. Su primer libro de p oe mas, Wo rn E a1· th fue aceptado como su tesis de grado para su M ast er en art es en la Universidad de Iowa y fue tam- bién el P res s Pri ce en la Univers idad de Yale en 1932. Su se- gundo libro A merican Song que tuv e un inm enso éxito fue se- l eccionado por la revi sta "Poetry" como repres entativo en la "Chicago Centur y of Prog re s s". Po s teriorm ente ha publicado lo s siguient es volúmenes : B re ak the Hest 's A n ge·r (1936), Co rn (1938 ), W est of Midnig ht (1941), A merican Child (1946), Th e W o·rd of lo ve ( 1951). P a ul En gle diri ge ac tualmente el Int ernational Writin g Pr ogram de la Universidad de Iowa al cual as isten reconocidos esc ri t or es de diver sas na cionalidades y en el que se lleva a cabo un e xp erimento de extraordinarias proporciones sobre las posi- bili da des de int erc ambio de experiencias en el mundo de la cr ea- ción lit e raria. Los poemas que siguen, forman par te de su volumen A W oman (t ítulo un tanto difí cil de traducir y que - 63 - brought to you by CORE View metadata, citation and similar papers at core.ac.uk provided by Revistas y Boletines - Banco de la República

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La poesía de Paul Engle

Escribe: FERNANDO ARBELAEZ

Al empezar una exploración de la poesía contemporánea de los E stados Unidos necesariamente habremos de encontrarnos con el nombre de Paul Engle, quien ha sido el director del CTea­tive W1·iting PTogra?n de la Universidad de Iowa a lo largo de muchos años. Por su cátedra pasaron muchos de los más famo­sos poetas j óvenes de nuestro tiempo, r ecuerdo ahora a Mark St rand, a Robert Bly, a Donald Justice. Aun cuando la poesía de Engle se ha ceñido estrictamente a las viejas tradiciones for­males, la joven poesía ha aprendido de él toda la libertad y la audacia que las nuevas creaciones requieren. Su primer libro de poemas, Worn E a1·th fue aceptado como su tesis de grado par a su Master en artes en la Universidad de Iowa y fue tam­bién el Press Price en la Universidad de Yale en 1932. Su se­gundo libro A merican Song que tuve un inmenso éxito fue se­leccionado por la revista "Poetry" como representativo en la "Chicago Century of Progress". Posteriormente ha publicado los siguientes volúmenes : Break the Hest's A nge·r (1936), Corn (1938), W est of Midnight (1941), A merican Child (1946), The W o·rd of love ( 1951).

P aul Engle dirige act ualmente el International Writing Progr am de la Universidad de Iowa al cual asisten reconocidos escritores de diversas nacionalidades y en el que se lleva a cabo un experimento de extraordinarias proporciones sobre las posi­bilidades de intercambio de experiencias en el mundo de la crea­ción literaria.

Los poemas que siguen, forman parte de su volumen A W oman Unashan~ed (título un tanto difícil de traducir y que

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podría corresponder a Una mujer despreocupada) y han sido traducidos al español tratando de seguir de alguna manera las formas de inglés sin traicionar por esto el sent ido, lo cual ha aumentado unas cuantas dificultades al sencillo trabajo del tra­ductor en que he empleado últimamente los tiempos libres, en los cuales he querido hacer un recorrido a lo lar go del trabajo de los más nuevos poetas de Norteamérica. La lección que he recibido de esta experiencia es generosa y comprometedora. La obra de Paul Engle inicia por der echo propio esta serie.

ACUARELA

T1·aza el pintor dos delgadas líneas en este lado del papel, en el otro una sola línea ¡y la hierba comienza a crecer!

Entre las dos un trazo ondeante ¡y ahora es agua navegante!

ll1iran hacia mí tus dos ojos y tienes la mano levantada.

G-rece hacia ti mi corazón de repente y, de repente, a tus brazos me muevo.

LAS COSAS SON ESTAS

Son éstas las cosas que ve1nos: las alas de marchitas mariposas en la lluvia, líquines grises pegados a las piedras, amarillas flores t1·istes en el camino.

Son éstas las cosas que oímos: zumbidos de abejas en malva locas pu'rpurinas cue1·vos sob1·e los sauces y susurros del viento en los maizales tupidos.

Son éstas las cosas que tocamos: pulida lana de gastadas escalas, polvo suave que conduce el camino, alambradas de un royente orín lento erizadas.

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Aho1·a recordarás todo esto cuando ha pasado el verano y se hiela el viento, tan largamente como se mecen los anillos de argento desde la piedra caída en un pozo de silencio.

ENCUENTRO

Inesperadamente encontrarse en tal cuarto fue más de lo que puede la simple enamorada: como si en deslumbrante medio día de verano la nieve me cayera en la mano asombrada.

POR AMOR CRECEMOS

Por amo1· nos hacenws tie1·nos y austeros con su lección de dolor y placer, por el ma1·tillo que lo hunde en el leño el clavo agudo descubre su bien.

NOTAS

Tiembla la mariposa con el soplo del viento. Caminas muy cerca de mí.

El perro ladra a la luna alta. Cuando hacia mí te llegas mi hablar es tan quedo, tan quedo que los dos nos volvemos silencio.

P ot· doscientos años enseñaron al pino a crecer en los flancos. Tan solo una semana te he conocido 7Je1·o ya, cuando vas a mi lado, me inclino.

Este vaso de iris silencioso y azul cual tus ojos vuelve tíntido el grito de mis voces.

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DE LA MAÑANA A LA MEDIA NOCHE

El amanecer de la luz me sostiene como tus manos, al medio día el sol mira hacia mí como tu rostro, t~t voz es el fulgor del atardecer tembloroso y a media noche la luna me 'devuelve otTa vez a tus 'manos.

JUNTOS

Como juntos todo hacemos lo que hacemos mejoran todas las cosas hasta el tiempo.

Nuestra comida mejor sabe y el pan mejor parece la lluvia se hace más suave y el á'tbol 'teve1·dece.

TE EQUIVOCAS

Dijiste que te iba a olvidar, olvidar tu delgado cuerpo que empujaba las negras aguas nocturnas, alzado en la altiva ola golpeada por tu pie firme; olvidarte, oscura ribera de blando granito rodante en la dura marejada arenosa y olvidar la senda del río con nuestros remos que combatían los salvajes destellos del claro de luna.

Te equivocas, hasta nunca te veo ahora, nadando siempre con tu esbelto cuert>O ágil como la nutria agitando el despe1·tar de una pálida espuma- en el desgarramiento y en los quietos estuarios de mi mente donde el tímido pez de la me1noria salta y rompe el agua quieta para que resplandezcan sus morenas escamas.

EL A VE NO ES SOLO PLUMAJE

N o es solo el ave hueso de luz y pluma sino pensamiento de vuelo en furia. No eres solo tu mano sobre la frente alzada sino la idea del amor descabellada.

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VIENES DE SDE EL OCEANO CON SABOR DE LAGRIMAS

Vienes desde el océano con el salado sabor de las lágrimas por nuestt·a querella

como creattwa nueva que surge del mar primordial lóbrego de monsttouos en el

que poT angustiadas centu1'ias de la búsqueda de tí misma lograste el pulmón

y el hueso y el oio. N o supe quién eras hasta que pronunciaste mi nombre

corno un son que tiene el sentido del amor, la primera palabra que has

aprendido en un inaudito lenguaie.

RELAMPAGO

Baio el sauce en la noche de tormenta iuntos nos encont1·amos (por 1J'rotección diiiste y son1·eí en lo oscuro). Nuestras espaldas chon·eantes de agua. _ Negra era la lluvia. Donde se iuntaban los cue1·pos estábamos secos y tibios.

Después, el golpe de un relámpago que huyó al instante, me hizo mirar a ti que te aleiabas un poco. Alarmado grité lleno de furia: ¡Cuánta luz! ¡Cuánta luz!

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