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LA COSECHADEL DÍA POSTRERO

Jueves, 3 de septiembre de 1998Ciudad de México, México

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NOTA AL LECTOR

Notas

Notas

LA COSECHA DEL DÍA POSTRERO

Dr. William Soto SantiagoJueves, 3 de septiembre de 1998

Ciudad de México, México

Muy buenos días, jóvenes aquí en Santa Martha, Distrito Federal, aquí en México. Es para mí una

bendición grande estar con ustedes, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este Día Postrero, en el cual nosotros estamos viviendo. Estamos viviendo en un tiempo paralelo a los días de Noé, a los días de Abraham, a los días de Moisés y a los días de Jesús. O sea, son días en los cuales allá en el pasado Dios envió un profeta dispensacional para hacer ese entrelace dispensacional, y ahora estamos viviendo en un entrelace dispensacional también; y por eso es que Jesús dijo que sería como en los días de Noé y como en los días de Lot1. Los días de Lot, hubo un entrelace dispensacional allí, pues Abraham era el profeta dispensacional allí. Y estamos viviendo también como en los días de Moisés, donde un tercer éxodo Cristo estaría llevando a cabo para llevar Su 1 San Lucas 17:26-30, San Mateo 24:37-39

Dr. William Soto Santiago4

Iglesia a la tierra prometida del nuevo cuerpo y a la tierra prometida del glorioso Reino Milenial. Y la señal de la tierra nueva, de la tierra prometida, es la manifestación del Hijo del Hombre; esa es la señal de la tierra nueva. Y ahora, entre los discípulos de Jesús, vean ustedes, hubo personas mayores, hubo también jóvenes y hubo también niños. San Juan era uno de los jóvenes; era el que recostaba su cabeza en el pecho del Señor2; era un jovencito que amaba al Señor. Su hermano Jacobo o Santiago también servía al Señor; era quizás un poco mayor que Juan, pero no sabemos cuántos años; a lo mejor los dos eran jóvenes. Pues miren, eran los que estaban pendientes a Jesús en muchas cosas, tales como cuando le fueron a preparar lugar en Samaria, cuando Jesús iba para Jerusalén pero que tenía que hacer una parada (quizás el día antes o días antes) para continuar después el viaje. No lo quisieron recibir en Samaria, en cierto sitio de Samaria; y entonces viene Juan y Jacobo, y le dicen3: “Señor, ¿quieres que mandemos a descender fuego del cielo, como lo hizo Elías?”. Eran muy jóvenes, y ya, en vez de dejar que Jesús sea el que decida y haga las cosas, ellos también ya querían hacer algo; y siempre estaban buscando…, o sea, ellos admiraban mucho el ministerio de Elías; y —mire— todo el mundo pues quería hacer como Elías. Y ahora, ellos quieren hacer como Elías, que mandó a descender fuego del cielo y los destruyó a todos, los que fueron a buscarlo preso (fue, ¿verdad?); por dos o tres ocasiones hizo eso4. 2 San Juan 13:23 y 253 San Lucas 9:51-544 2 Reyes 1:9-12

La CoseCha deL día Postrero 21

Es el tiempo en que, miren, cosas que no se podían entender cientos de años atrás, y aun algunos años atrás, ahora Dios ha abierto todas estas profecías que hasta los niños las pueden entender. Y antes ni los teólogos las podían comprender, y ahora hasta los niños las pueden comprender. Y ahora, ustedes, jóvenes, pueden comprender todas esas cosas; y les son de ayuda y bendición para trabajar más ampliamente en la Obra de Cristo y para ir a la segura trabajando en la Obra de Cristo, conscientes de la labor que están llevando a cabo. Y Dios confirmando Su labor produciendo fruto, y fruto en abundancia. Bueno, jóvenes, para mí ha sido un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, compartiendo estos momentos con ustedes. Que Dios les bendiga grandemente y les use grandemente en Su Obra en este Día Postrero; y que Dios levante más y más jóvenes en Su Obra para trabajar en la obra misionera, para que así pronto se complete el número de los escogidos de Dios; y seamos transformados juntamente con los muertos en Cristo que serán resucitados en cuerpos eternos, y vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Que Dios les bendiga, jóvenes, y les guarde; y dejo nuevamente a Miguel por aquí para continuar. Dios les guarde, les bendiga y les use grandemente en Su Obra. “LA COSECHA DEL DÍA POSTRERO”.


Pero todas esas cosas han estado sucediendo; y es que Dios ya tiene preparados - los tiene preparados a todos, los que van a recibir el Mensaje; ha ido obrando con ellos y sigue obrando con ellos. Y llevamos el Mensaje. Y quizás algunas veces como que no, no se escucha nada de que sucedió nada; pero a lo mejor usted no le ha dado tiempo a que termine de leer el Mensaje. Deje que termine de leer el Mensaje y llévele el otro; y seguirá Dios obrando, porque Dios obra por medio de Su Palabra creadora; y eso es lo que Él nos ha dado en este tiempo. Es por medio de esa Palabra creadora que Dios está obrando en este tiempo. Por lo tanto Él va a obrar en el alma de todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Y miren, y tenemos la Palabra creadora en folletos, en videos, en cintas magnetofónicas: el Mensaje que crearía una nueva edad, la Edad de la Piedra Angular, y que crearía todo lo que tiene que ser creado en este tiempo final. Y los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos (eso es una Obra creadora), y nosotros los que vivimos seremos transformados (esa es una Obra creadora también), porque estamos en un ciclo divino de creación divina. ¿Y por consiguiente necesitamos qué? La Palabra creadora, que es la Palabra del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Verbo, que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas. Hemos llegado al tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos para los jóvenes, como también para los niños y los adultos. Este es el tiempo más glorioso de todos los tiempos para los jóvenes, para cada uno de ustedes y también para mí también.


Y ahora ya, pues, Juan y Jacobo (o sea, Santiago) quieren hacer lo mismo; estaban buscando el ministerio de Elías. Ese ministerio siempre ha sido buscado por muchas personas; pero Dios no se lo ha dado a todas las personas que lo han estado buscando, sino a aquellos que han sido predestinados por Dios para tener en ellos manifestado ese ministerio, el cual sería manifestado cinco veces. Y de esas cinco veces, encontramos que han sido hombres escogidos por Dios para ese propósito, en los cuales han sido manifestados esos ministerios; o sea que han sido ya profetas elegidos por Dios y enviados para llevar a cabo la Obra correspondiente al Día Postrero (o sea, Dios a través de ellos). Y ahora, Juan y Santiago querían esos ministerios: querían el ministerio de Elías. En otra ocasión pues querían el ministerio de Elías y de Moisés: cuando los vieron allá en el Monte de la Transfiguración, después bajaron, le contaron a la mamá todo; y entonces ya la mamá viene con ellos5… porque Cristo les está mostrando a ellos allá la Venida del Reino de Dios y el Hijo del Hombre viniendo en Su Reino; y cuando ven todo eso, ellos ya sabían que en la Venida del Reino de Dios, Moisés y Elías estarían presentes. Y como ellos veían que Jesús… Cuando le preguntaron: “¿Cuándo ha de venir el Reino de Dios?”, Él les dijo: “El Reino de Dios entre vosotros está”6; por lo tanto, Elías y Moisés tenían que estar también allí; pero aquello era una profecía para el Día Postrero. En Jesús estaban todos los ministerios, así que no solamente el de Elías sino el de Moisés y el de todos los 5 San Mateo 20:20-23, San Marcos 10:35-406 San Lucas 17:20-21


profetas, porque Él es el dueño de todos los ministerios. De Él proceden todos los ministerios y todos los espíritus de los profetas y todos los espíritus de todos los hijos de Dios. Ahora, Juan y Santiago le cuentan a su madre, vienen a donde Jesús con su mamá a pedirle esa posición en el Reino, a la derecha y a la izquierda del Señor en el Reino de Dios; y Jesús les dice que eso no está de Él darlo, sino a aquellos a quienes está preparado; o sea, no a quien quiere ni al que corre para alcanzar y pedir esa posición, sino para quien está ordenado por Dios. Esa promesa va juntamente con la de Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, que dice: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Esa posición de sentarse a la derecha y a la izquierda corresponde a esa posición de sentarse con Cristo en Su Trono. Y ahora, esa posición no es de Jesucristo darla a ellos, sino a quien está ordenada por Dios esa posición. Y para tener o ser colocado en esa posición, sentado en el Reino de Dios, en el Trono de Dios o en el Trono de Cristo, tiene entonces que tener esos ministerios de la derecha y de la izquierda; porque con esos ministerios de la derecha y de la izquierda (el de Moisés y Elías), con esos ministerios para la derecha: para la bendición (¿de quién?) de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Efraín espiritual; y para la bendición de la izquierda: para 144.000 hebreos, que corresponden a Manasés. ¿Ven? Pero esa posición ellos la querían. Y no está mal desear una buena posición en el Reino de Dios, pero hay que ser conscientes de que esos ministerios no son dados a aquellos que quieren tener un ministerio,


Así que, jóvenes, este es un tiempo muy importante, en donde…; así como en el tiempo de Jesús los niños, los jóvenes y los adultos, y aun los ancianos, tuvieron la oportunidad de trabajar en la Obra de Cristo, también en este tiempo niños, jóvenes, adultos y también los ancianos tienen la misma oportunidad; y tienen el Mensaje a su disposición: tienen folletos, tienen cassettes, pueden conseguir los videos también, pueden repartirle a sus vecinos, a sus familiares. ¿Ven? Y así también ir personalmente o en grupos, los jóvenes, a dar actividades públicas, tener cánticos y todas estas cosas; y entonces colocar los videos y repartirles literatura a todas las personas. Eso es una labor misionera, evangelística, muy efectiva en este tiempo final para que se complete el número de los escogidos de Dios, para que Dios llame a los que faltan por ser llamados y colocados en el Cuerpo Místico de Cristo. Algunas veces pensamos que no hay personas que crean en tal lugar. ¿Pero les llevó usted el Mensaje? ¿Ha repartido usted el Mensaje por esos lugares? No se sabe si hay o no hay simiente en un sitio, a menos que se les dé, se les lleve el Mensaje en folletos y en videos y así por el estilo; y entonces, el que es de Dios, oye la Voz de Dios y les dice: “Esto era lo que yo estaba esperando”. Hay casos en donde han contado que estaban esperando ver tal cosa y tal cosa; y cuando les llegaron con el Mensaje, les han dicho: “Yo estaba esperándolo. Yo sabía que usted venía”. Aun han dicho: “Yo sabía que había una persona así y así en la portada del librito, del folleto (les han dicho): ¡Yo la vi!” (No sé si en sueño o en visión).


Todavía faltan algunos, pero llegarán; y para que lleguen, pues les tiene que llegar a ellos la Palabra. (¿Cómo…?). Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión para salvación8. Y ahora, ¿cómo creerán si no hay quien les predique?, ¿y cómo predicarán si no son enviados? Por eso es que dice que son…: “¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian las buenas nuevas!”9, los pies de aquellos que sobre los montes (o sea, sobre los reinos, sobre las naciones, pueblos y lenguas) van llevando el Evangelio10, van calzados sus pies con el apresto del Evangelio11. Y ahora, con el Mensaje del Evangelio del Reino, el cual tenemos grabado y también impreso, con ese Mensaje siendo llevado a las personas, serán juntados, llamados y juntados los escogidos de Dios que faltan por ser llamados y juntados. No es con cualquier cosa que las personas digan, sino con el Mensaje que corresponde a este tiempo final. Por eso ha sido dado de parte de Dios en este tiempo; y ha quedado grabado para que así le llegue a la gente sin alteraciones; para que así nadie meta su propia idea, sino que le llegue tal y como ha sido dado por Dios a través de Su instrumento en el Día Postrero. Y así pues nadie podrá alterar el Mensaje; porque cuando se altera el Mensaje de una edad, el avivamiento muere en esa edad. No se puede alterar el Mensaje, sino darlo como está dado; y así Dios obra conforme a como Él ha prometido para nuestro tiempo.

8 Romanos 10:109 Romanos 10:14-1510 Isaías 52:711 Efesios 6:15


sino a quienes está ordenado por Dios desde antes de la fundación del mundo. Dios no envía un profeta porque ese profeta dice: “Yo quiero ser un profeta”, sino porque Dios lo ordenó desde antes de la fundación del mundo, y le colocó las dos consciencias juntas, y coloca en él un espíritu de profeta para operar en él; y así pues viene con las dos consciencias juntas. Y él no tiene que hacer nada: no tiene que estudiar para aprender a que le funcionen las dos consciencias juntas, no tiene que ir a aprender para saber cómo es que puede oír la Voz de Dios; ya eso, él viene con el equipo por dentro, y nada puede hacer para evitar oír de Dios. La cosa no es tratar de oír de Dios, sino que no puede evitar oír de Dios; es inevitable. Y no puede dejar de hablar lo que Dios ponga en su boca; eso es inevitable. Y no puede hablarlo de otra forma, porque no sabe hablarlo de otra forma; como lo recibe, así lo tiene que dar. Ahora, de edad en edad, vean ustedes, Dios ha enviado Sus mensajeros. Para la Dispensación de la Ley allá, los profetas por medio de los cuales Dios habló; y también envió al profeta Moisés, el profeta para toda la dispensación; y luego envió a Juan el Bautista, al final, en la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley; y después apareció Jesús en la Edad de la Piedra Angular; una edad, la Edad de la Piedra Angular, edad eterna, donde se entrelaza la Dispensación de la Gracia con la Dispensación de la Ley, y en donde los muertos del Antiguo Testamento resucitaron con Cristo. Toda la Obra de Dios para ese tiempo era en la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Venida del Hijo del Hombre, la Edad de la Venida de la Piedra no cortada de


manos. Y así es para nuestro tiempo, en el cual nosotros vivimos. Estamos viviendo en la Edad de la Piedra Angular; ya Dios envió Su precursor, el mensajero precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham, con el espíritu y virtud de Elías; y ahora nosotros estamos disfrutando la Edad de la Piedra Angular, y escuchando la Voz de Cristo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto y dándonos testimonio de que todas estas cosas que están escritas tienen que ser cumplidas. Y las que están escritas del Hijo del Hombre para Su Venida en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, todas tienen que ser cumplidas; porque toda Escritura tiene que ser cumplida en la Venida del Hijo del Hombre, todas las Escrituras del Día Postrero, porque están ligadas a la Venida del Hijo del Hombre. Ahora, vean, así como Cristo dijo que lo que estaba escrito de Él cumplimiento tenía, también Él en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dijo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Y todo lo que está escrito del Ángel de Jesucristo, cumplimiento tiene para este tiempo final. Tiene que ser cumplido todo lo que está escrito de Su Ángel, porque por medio de Su Ángel es que Jesucristo estará obrando en este tiempo final, estará hablándole a Su Iglesia y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y así se estará revelando a Su Iglesia por medio de Su Ángel Mensajero, como se reveló en cada edad por medio de cada ángel mensajero de las siete edades de la Iglesia gentil. Y ahora, lo que estaba escrito de cada mensajero


el cual nos trae las bendiciones del Lugar Santísimo del Templo de Dios, para materializarlas en Su Iglesia en este tiempo final. Así como obró en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, pero ellas corresponden al Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo, y por consiguiente corresponden al Lugar Santo del Templo de Dios del Cielo. Pero ahora todo lo que Él hace en la Edad de la Piedra Angular corresponde al Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, y por consiguiente al Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo. Y la conexión con el Templo de Dios en el Cielo, con el Lugar Santísimo del Templo de Dios en el Cielo, está en la Iglesia de Jesucristo ¿dónde? En el Lugar Santísimo de la Iglesia de Jesucristo, o sea, en la Edad de la Piedra Angular. Por eso es que la Voz de Dios desde el Cielo, desde Su Trono, es transmitida a través de Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular y a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular. Y por eso es que en la Edad de la Piedra Angular, para el Día Postrero estaría el ministerio que ministraría directamente desde el Trono de Dios. Las cosas que corresponden al Lugar Santísimo del Templo de Dios serían ministradas en la Iglesia de Jesucristo en la Edad del Lugar Santísimo y materializadas en la Iglesia del Señor Jesucristo en seres humanos. Por eso es que para este tiempo el llamado de la Gran Voz de Trompeta llamando y juntando a los escogidos de Dios, está recogiendo a todos los escogidos; y se está completando el número de los escogidos de Dios, el número de la Iglesia de Jesucristo; y vean ustedes, se está completando con latinoamericanos y caribeños.


los de Efraín. O sea, es un grupo mayor, porque son los escogidos de todas las siete edades de la Iglesia gentil, y parte del - y los del grupo de San Pedro y los demás apóstoles allá, y los de nuestra edad, de la Edad de la Piedra Angular, con los cuales se completará el número de esos que fueron representados en esos millares de Efraín. Ahora podemos ver que en Efraín estamos representados nosotros; y por eso la bendición de la diestra vino sobre Efraín; y por eso la bendición de la diestra, que está en la diestra de Dios teniendo el Libro, el Título de Propiedad en Su mano, pasa de la diestra de Dios a Jesucristo, el cual lo toma, lo abre en el Cielo y después lo trae ¿a dónde? A Su Iglesia, que está representada en Efraín; y por eso la bendición de la mano derecha de Dios pasa a Su Iglesia. Y en este tiempo final, toda bendición de parte de Dios del Cielo, que Él tiene en Su diestra, pasa a Su Iglesia; y por eso todo lo que está en el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo pasa a Su Iglesia en este tiempo final, se materializa en Su Iglesia. Por eso el Librito pasa a Su Iglesia; y pasa a Su Iglesia toda las bendiciones del Lugar Santísimo en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular, en este entrelace de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia. Ahí hay muchas cosas muy importantes. Todo el misterio del Programa de Dios está ahí, en el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo, para manifestarse en el Lugar Santísimo de Su Iglesia, que es la Edad de la Piedra Angular. Por eso todo, todo lo que hará que Su Iglesia, Sus escogidos reciban la fe, la revelación para ser transformados y raptados, todo está bajo el misterio, el secreto del Séptimo Sello, de la Segunda Venida de Cristo,


y estaba en la mente de Dios, tenía que ser cumplido; cumplimiento tendría en la edad en que Dios envió a cada mensajero. Y ahora, para nuestro tiempo, pues cumplimiento tiene todo lo que ha sido hablado del Ángel del Señor Jesucristo, para así cumplirse todo el Programa Divino correspondiente a este tiempo final. Y siendo que estamos en el tiempo de la cosecha, del recogimiento de los escogidos del Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, nosotros —juntamente con el Ángel del Señor Jesucristo— estaríamos trabajando en la Obra de Cristo. Vean cómo Cristo allá con Sus discípulos, hablando en el capítulo 4, verso 34 en adelante, de San Juan, les dice: “Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores. Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho”. Ahora vean cómo Cristo nos dice que allí, en el tiempo de Sus discípulos, Él los enviaba a segar, o sea, a cosechar; y ellos vinieron cosechando todo lo que había


sembrado Moisés y los profetas en el Antiguo Testamento, bajo la Dispensación de la Ley. Ahora viene Jesús con Sus apóstoles y los envía a cosechar, a recoger; y comenzaron a recoger de la Dispensación de la Ley y a colocarlos dentro de la Dispensación de la Gracia, que estaba siendo introducida. Vean cómo fueron llevando a cabo ese recogido de fruto. Y ahora para este tiempo final se lleva a cabo el recogido del fruto de la Dispensación de la Gracia y se coloca (¿dónde?) en la Dispensación del Reino, en la Edad de la Piedra Angular. Y ahora vean cómo dice que el que recoge, o sea, el que siega, el que cosecha, dice: “Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna…”. Tanto el fruto, los hijos e hijas de Dios, que son llamados y juntados, recogidos, es para vida eterna…: serán transformados los que estamos vivos; si alguno parte, no hay ningún problema: resucitará en el cuerpo nuevo. Y vean ustedes, ese fruto que está siendo recogido es para vida eterna, para ser transformados y entrar a vida eterna física también. Y vean ustedes cómo el fruto que recogían los apóstoles también es para vida eterna, porque recibirían a Cristo como su Salvador, lavarían sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibirían el Espíritu Santo y así recibirían vida eterna. Y también el salario que se recibe no se queda perdido acá en la Tierra cuando nos vayamos, sino que es también para vida eterna, porque es la recompensa que Cristo nos dará allá en la Cena de las Bodas del Cordero, la cual tiene que ver con la parte de la herencia que a cada uno de


Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; Ellos son los diez millares de Efraín, Y ellos son los millares de Manasés”. Y ahora vean cómo luego todo eso corresponde a la Iglesia del Señor Jesucristo y a los 144.000 hebreos, que son ¿cuánto? 144.000 millares (¿diríamos?). — [Hno. Miguel: 144.000… 144.000] — 144 millares. — [Sí, porque son 144.000, entonces son… 144.000. Son 144 millares. Si tú agarras 144 y lo multiplicas por 1000, te da 144.000] — Pues, ¿144.000 millares? — [144 millares. Que al tú multiplicar 144 × 1000, pues te dan 144.000: 144.000 personas, individuos, ¿verdad?] — Ajá, son 144 millares. — [Son 144 millares] —144 miles — [144 millares]O sea, 144 montoncitos de mil. — [¡Eso!] Tuvimos que bajarlo a la etapa de los niñitos y… O como algunas veces uno cuenta el dinero: pone un paquetito de 1000, y si hace 144 paquetitos de 1000, ¿cuánto tiene? — [Ah, pues tendría 144.000] — Ah, pues… ¿Ve? Ahí ya… — [Es más fácil] Sí, ya… Así lo entendemos mejor. Bueno, podemos ver que aquí tenemos esos 144.000 correspondientes a Manasés; y ahora tenemos los millares,


Y ahora, Dios sentado sobre Su Trono, ¿qué tiene en Su mano derecha? El Libro, el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos. Y los nombres de los escogidos de Dios, ¿dónde están escritos? En ese Libro; porque ese es el Libro de la Vida del Cordero, ese es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra. Y ahora vean ustedes cómo Él tiene en Su diestra, en Su mano, ahí en Su mano tiene a “todos los consagrados a Él”. A todos los miembros de Su Iglesia los tiene ahí en Su mano, pues están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, en ese Libro de los Siete Sellos que Él tiene en Su mano. Y ahora pasamos a la bendición que le echó a José, que fue la más larga y la más… la más - bendición que tenía. En el mismo capítulo 33, verso 13 al 17, dice: “A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, Con lo mejor de los cielos, con el rocío, Y con el abismo que está abajo. Con los más escogidos frutos del sol, Con el rico producto de la luna, Con el fruto más fino de los montes antiguos, Con la abundancia de los collados eternos, Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza (o sea, la gracia del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto) Venga sobre la cabeza de José, Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos. Como el primogénito de su toro es su gloria, Y sus astas como astas de búfalo;


nosotros nos tocará como individuos. Por eso es que Cristo habla en algunos lugares y dice que algunos van a ser pequeños y otros van a ser más grandes; no en cuanto a estatura, sino que está hablando en cuanto a la posición que van a tener allá. Por eso dice que unos serán personas que tendrán una recompensa mayor que las que otros tendrán. Vean, el que recibió cinco talentos y ganó cinco más, vean ustedes, después se le añadió otro talento más; porque al que tiene, se le dará ¿qué? Más y tendrá más7. Ahora vean, en el Reino de Cristo habrá diferentes posiciones importantes. Así como en un reino encontramos que hay diferentes posiciones, igual ustedes leen en la Escritura y encuentran que en el Cielo hay diferentes posiciones. Por ejemplo, hay ángeles, pero también hay arcángeles, que son mayores; y los ángeles están bajo la dirección de estos Arcángeles Gabriel y Miguel, ¿ven?, porque tienen un rango o posición más alta. Y así también encontramos en todo el Programa Divino que hay diferentes posiciones. Y toda persona que trabaja en la Obra de Cristo, de acuerdo a como haya trabajado será la recompensa que recibirá; y de eso también tendrá que ver la posición y bendiciones que tendrá en el Reino Milenial y luego por toda la eternidad. Ahora, podemos ver… Miren, el pueblo hebreo cuando entró a la tierra prometida… (Pueden tomar asiento. ¡Je! Como yo estoy de pie, pues, se me había olvidado que ustedes, pues, no necesariamente tienen que estar de pie, sino que pueden estar sentados). El pueblo hebreo cuando entró a la tierra prometida, y Josué les repartió la tierra, miren ustedes cómo obtuvieron 7 San Mateo 25:14-30


ellos la tierra: de acuerdo a las bendiciones que Jacob había echado sobre sus hijos. Y ahora, vean ustedes cómo hubo uno que tuvo dos tribus. ¿Quién fue? José tuvo dos tribus. ¿Por qué? Por causa de que la Bendición de la Primogenitura le tocó a José, y la Bendición de la Primogenitura tiene una doble bendición. Y ahora, vean cómo tiene dos tribus: la tribu de Manasés y la tribu de Efraín. Y ahora, Cristo con la Bendición de la Primogenitura tiene Su Iglesia gentil (el Efraín espiritual) y el pueblo hebreo. Así que con esa Bendición de la Primogenitura, miren, nuestro José imparte o recibe esa bendición para Su Iglesia (la parte más importante) y luego para el pueblo hebreo. El que repartió la tierra prometida al pueblo hebreo, ¿quién fue? ¿Y de qué tribu era Josué? De la tribu de José por medio (¿de quién?) de Efraín. Y Josué representa a Jesús, es Jesús. Josué significa ‘Salvador’, ‘Redentor’, y Jesús significa ‘Salvador’, ‘Redentor’. Y Josué y Jesús se escribe en hebreo en la misma forma: es Yoshua o Josué. Y ahora, vean cómo esa Bendición de la Primogenitura que viene por José pasando a Efraín… Vean ustedes, por causa de esa Bendición de la Primogenitura, el que le reparte la tierra prometida al pueblo hebreo viene del que recibió la Bendición de la Primogenitura: de José a través de Efraín. Y a través de un hijo de Efraín, o sea, un hijo de la tribu de Efraín, es que viene el ministerio para la entrada a la tierra prometida del pueblo hebreo y para la repartición de la tierra prometida. Y Josué representa también al líder final de la Iglesia de Jesucristo; y representa al Espíritu Santo.


Y es el Espíritu Santo en el Día Postrero el que pasará a la Iglesia a la tierra prometida y le repartirá la tierra prometida. Y el Espíritu Santo, por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, estará llevando a cabo la Obra correspondiente al Día Postrero para pasarnos a la tierra prometida del nuevo cuerpo y a la tierra prometida del glorioso Reino Milenial. Vean por dónde viene esa bendición: por Efraín; y Efraín representa la Iglesia del Señor Jesucristo. Para llevar a la tierra prometida del nuevo cuerpo y a la tierra prometida del Reino Milenial, el instrumento que el Espíritu Santo —nuestro Josué— tendrá, tiene que ser de Su Iglesia; porque está representada Su Iglesia en la tribu de Efraín, en Efraín y esa tribu de Efraín. Por eso es que cuando habla de los diez millares, vean ustedes a quién se refiere. Eso está por ahí por Deuteronomio, capítulo…, el penúltimo capítulo parece que es… En el cántico de Moisés, por ahí, tiene que estar… En el penúltimo capítulo dice, verso 1 en adelante dice [capítulo 33]: “Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese. Dijo: Jehová vino de Sinaí, Y de Seir les esclareció; Resplandeció desde el monte de Parán, Y vino de entre diez millares de santos, Con la ley de fuego a su mano derecha. Aun amó a su pueblo; Todos los consagrados a él estaban (¿dónde?) en su mano…”. ¿Y dónde tenía la Ley de Fuego? En Su mano también.

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