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REDIMIENDO EL TIEMPO Sábado, 7 de agosto de 1999 (Segunda actividad) Austin, Texas, Estados Unidos

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REDIMIENDOEL TIEMPO

Sábado, 7 de agosto de 1999(Segunda actividad)

Austin, Texas, Estados Unidos

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Es nuestra intención hacer una transcripción fi el y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto, cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión, y no debe interpretarse como errores del Mensaje. El texto contenido en esta conferencia puede ser verifi cado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio hasta que sea publicado formalmente.

NOTA AL LECTOR

Notas

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Notas

REDIMIENDO EL TIEMPO

Dr. William Soto SantiagoSábado, 7 de agosto de 1999

(Segunda actividad)Austin, Texas, Estados Unidos

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Austin, Texas. Es para mí una

bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a este tiempo.

Para lo cual quiero leer la Escritura que Miguel leyó al principio, en Efesios, capítulo 5, versos 13 en adelante, donde dice:

“Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifi estas; porque la luz es lo que manifi esta todo.

Por lo cual dice:Despiértate, tú que duermes,Y levántate de los muertos,Y te alumbrará Cristo.

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,

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aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Que Dios bendiga nuestras almas y nos permita entender Su Palabra. En esta ocasión, continuando con lo que Miguel estaba hablando, sobre el tema “REDIMIENDO EL TIEMPO”, continuemos en esa línea de pensamiento: “REDIMIENDO EL TIEMPO”. Tanto San Pablo como San Pedro hablaron que los postreros días serían días peligrosos; y miren, ellos estaban hablando de los postreros días como aquellos días, porque los postreros días comenzaron en el tiempo de nuestro amado Señor Jesucristo. Y cuando Jesús tenía de 4 a 7 años de edad comenzaron los días postreros; porque comenzó el quinto milenio, que es el primero de los días postreros, y el segundo de los días postreros es el sexto milenio, y el tercero de los días postreros es el séptimo milenio (esto es de Adán hacia acá); y los postreros días son el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Ahora, esos días postreros, encontramos que son el tiempo que corresponde a la Dispensación de la Gracia, y luego el tiempo del séptimo milenio, que corresponde a la Dispensación del Reino.

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aprovechó bien; ahí está, en el libro de los Hechos, en la historia del ministerio de San Pablo. Y así de San Pedro y San Juan y los demás apóstoles. Así también el tiempo suyo, concedido por Dios para usted: ese tiempo que Dios le ha dado para usted vivir en la Tierra, vean ustedes, contará en la historia suya como un hijo o una hija de Dios; aprovéchelo, para que cuente como un tiempo bien aprovechado. Y cuando usted vea el tiempo que vivió en la Tierra, diga: “Este año trabajé en la Obra de Cristo. Este otro año, miren, trabajé también en la Obra de Cristo. Este otro año también, en esto y lo otro”. Que no se le pase ni un año en blanco, sin poder decir que estuvo trabajando en la Obra de Cristo y aprovechó bien el tiempo. “REDIMIENDO EL TIEMPO”, aprovechándolo bien, en este tiempo fi nal. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, compartiendo este tema que comenzó Miguel, y que he continuado, para así ver la bendición tan grande que tenemos de vivir en este tiempo fi nal, para poder aprovechar bien el tiempo. Muchas gracias por vuestra amable atención; y nos veremos mañana, Dios mediante, en la mañana, y después en la actividad de la tarde. Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos use grandemente en Su Obra en este tiempo fi nal. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. “REDIMIENDO EL TIEMPO”.

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Vean, ¿vieron cómo se redime el tiempo, cómo se aprovecha bien el tiempo?; para que así, cuando estemos con Cristo recibiendo los galardones y luego cuando estemos en el Reino Milenial, podamos decir: “Todas estas bendiciones que yo tengo acá en el Reino Milenial, vean ustedes, las tengo porque trabajé en la Obra de Cristo; son galardones que vienen por los trabajos que he realizado”. Y, mire, en la parábola de los talentos, el que no trabajó le fue quitado el talento9; porque Dios da los talentos para trabajar en Su Obra. Así que aprovechemos bien el tiempo. Estemos viviendo en este tiempo en el Cuerpo Místico de Cristo redimiendo el tiempo, haciéndolo de valor para nosotros en el Reino de Dios. No vaya a ser que alguno diga: “Mira, llegó tal persona de otro lugar, se puso a trabajar: a repartir folletos, y a pasar videos, y todas estas cosas, y a visitar los hogares y a llevar literatura, y miren cómo ha levantado una congregación”. —“¡Vino y se metió en el territorio mío!”. ¿Y por qué usted no lo hizo? Le tocaba a usted. Si estaba ahí y no hizo nada, tuvo Dios que enviar a otra persona que quisiera trabajar con amor divino en la Obra de Cristo. Usted no lo hizo porque no tuvo amor para trabajar en la Obra cuando tuvo la oportunidad. Ahora, podemos ver el privilegio que Dios nos da de vivir en este tiempo. Nos da tiempo; y ese tiempo hay que aprovecharlo bien, de modo que cuente para nosotros para toda la eternidad; y así quede en la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo como un tiempo que aprovechamos bien. Miren cómo ha quedado en la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo el tiempo de San Pablo, el cual él 9  San Mateo 25:14-30

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Ahora, podemos ver que son tiempos peligrosos; vean todas las cosas que han sucedido en estos dos mil años que han transcurrido, vean cómo a los cristianos los persiguieron y los mataron en muchas ocasiones. En el mismo tiempo de Jesús y los apóstoles: al mismo Jesús lo crucifi caron, lo mataron; a los apóstoles los persiguieron y los mataron a todos, excepto a San Juan el apóstol. Y así por el estilo podemos ver cómo a la Iglesia del Señor Jesucristo la han perseguido durante estos dos mil años que han transcurrido, pues los días han sido días malos físicamente, pero espiritualmente han sido días gloriosos para los hijos e hijas de Dios, porque han estado aprovechando bien el tiempo sirviendo a nuestro amado Señor Jesucristo. Hay que redimir el tiempo, esto es, aprovechar bien el tiempo, evitar que el tiempo se pierda, evitar que perdamos el tiempo. Evitar perder el tiempo, eso es redimir el tiempo; porque, vean ustedes, redimir es tomar lo que está perdido y salvarlo. Y nosotros salvamos nuestro tiempo (¿cómo?) aprovechándolo bien, para que nuestro tiempo vivido aquí en la Tierra cuente para el Milenio y para toda la eternidad, como tiempo que hemos aprovechado bien sirviendo a nuestro amado Señor Jesucristo con toda nuestra alma y con todo nuestro entendimiento. Ahora, tenemos nosotros que aprovechar nuestro tiempo, el cual nos ha tocado en el Programa Divino, el cual Dios nos ha dado para que le sirvamos, para que trabajemos en Su Obra y para que así llevemos el Mensaje por todos los lugares. Ese es el tiempo que cuenta, porque ese es el tiempo que usted ha salvado. Ahora, el tiempo de comer, trabajar y dormir, en cuanto a las cosas terrenales, es un tiempo que usamos, pero que

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es un tiempo que se usa para nuestro cuerpo terrenal; pero eso no signifi ca que por ese uso que usted le ha dado a ese tiempo para trabajar y obtener dinero para comprar comida y para comprar ropa, eso no signifi ca que usted tendrá un premio porque usted trabajó, compró comida y compró ropa para su cuerpo: eso fue para su propio benefi cio, y ya recibió el benefi cio de ese tiempo que usted usó para usted, trabajando para obtener benefi cios para usted y su familia. Pero el tiempo que usted ha usado para servir a Cristo, trabajar en Su Obra y agradarle con toda su alma, ese es un tiempo que no está perdido; y los benefi cios de ese tiempo usted los obtiene estando en esta vida, y después estando en el nuevo cuerpo, en el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo; porque “vuestro trabajo en el Señor no es en vano”, dice el apóstol San Pablo1. Vuestro trabajo en el Señor no es en vano, porque Él recompensará a cada uno conforme sea su obra: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”2. Y las obras de cada uno son las obras que ha realizado en el tiempo que Dios le ha dado para vivir en esta Tierra. Y si la persona perdió el tiempo en las cosas terrenales y no lo aprovechó para servir a Cristo, vean ustedes, ese tiempo lo perdió; lo perdió, porque no lo aprovechó en las cosas que son para toda la eternidad. Ahora vean, Apocalipsis, capítulo 22, verso 12, dice: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. (Apocalipsis, capítulo 22, verso 12).1  1 Corin os 15:582  San Mateo 16:27

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obreros para trabajar y llevar el Mensaje; hasta niños está enviando Dios trabajando en la Obra de Cristo. Así que vean todos los instrumentos que Dios tiene en este tiempo fi nal: todos los que se dejen usar en Su Obra en este tiempo fi nal. Estamos en este tiempo, en nuestra edad, aprovechando bien el tiempo. Y si alguno no lo está aprovechando, tiene que despertar a la realidad del día que nos ha tocado vivir: “Despiértate tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo”; y aprovecha bien el tiempo que Dios te ha dado para vivir en la Tierra: no pases el tiempo que Dios te ha dado sin trabajar en la Obra de Cristo, que es lo único que tiene recompensa delante de Dios. El vivir en la Tierra no tiene recompensa: el vivir en la Tierra es un privilegio que Dios le ha dado a usted y a mí. Y ahora, trabajar en Su Obra, eso sí tiene recompensa. Es como cuando una persona va a una fi nca o a una fábrica: porque usted vaya a una fábrica o a una fi nca, no le van a decir: “Como viniste por aquí y caminaste por aquí, aquí tienes el salario del mes”. Si no hiciste nada, más bien lo que te dicen es: “Mira, mejor retírate, vete a otro lugar, porque aquí estás molestando”. Una persona que no trabaja en la Obra de Cristo más bien molesta. Una persona que se mete en una fábrica donde están la gente trabajando, y no está haciendo nada, lo que hace es: molesta, porque se pone a hablar con las personas, los interrumpe, y pierden el tiempo las personas, se les atrasa el trabajo. En la Obra de Cristo todos estamos llamados a estar aprovechando bien el tiempo trabajando en Su Obra. “REDIMIENDO EL TIEMPO”.

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raza humana; pero antes que caigan sobre la raza humana, la cosecha de los hijos de Dios, del trigo, se lleva a cabo8. Y nosotros estamos siendo enviados para cosechar lo que nosotros no sembramos; ese es el Programa Divino para este tiempo fi nal. Por eso vamos por todos los caminos latinoamericanos y caribeños, y también de otros continentes, llevando la Palabra que cosecha el trigo, que cosecha a los hijos e hijas de Dios, que llama y junta a los escogidos de Dios en este tiempo fi nal. Los junta ¿dónde? En el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de la Adopción, para ser preparados para ser transformados y raptados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en este tiempo fi nal. Ahora, no sabemos en qué año nos vamos; ¿pero saben ustedes una cosa? Que no nos iremos hasta que sea cosechado hasta el último de los hijos de Dios; hasta que sea cosechado hasta el último grano de trigo, no nos iremos de aquí. Y todos queremos irnos pronto; por lo tanto, trabajamos con ánimo y con gozo y con agradecimiento a Dios por la oportunidad y privilegio que nos ha dado de trabajar en Su Obra, cosechando en este tiempo fi nal. ¿A cuántos les gustaría saber si en un lugar (en el cual usted piensa) hay hijos de Dios, escogidos de Dios, para ser cosechados? Pues entonces vaya a ese lugar, lleve el Mensaje en folletos y en videos, y ahí usted sabrá si hay o no hay escogidos. Así es como ustedes fueron recogidos y así es como están siendo recogidos todos los escogidos de Dios en este tiempo fi nal: el Mensaje llegando hasta las personas; y alguien lo tiene que llevar. Y Dios está enviando más 8  San Mateo 13:24-30, 36-43

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También encontramos que en otros lugares de la Escritura, y aun en el Antiguo Testamento3, se nos habla que Dios recompensará a cada uno según sean sus obras. Y ahora, hasta en el libro del Apocalipsis Dios nos da más luz acerca de cómo va a ser y quién es el que recompensará a cada uno: es Jesucristo nuestro amado Señor, el cual tiene un registro de todo el tiempo y lo que usted ha hecho en ese tiempo que Él le ha dado. Por eso no podemos perder el tiempo: tenemos que salvar el tiempo, aprovechándolo bien sirviendo a nuestro amado Señor Jesucristo. Ahora, eso no signifi ca que vamos a dejar de trabajar, no. Trabajamos normalmente; pero aprovechamos el tiempo en el mismo trabajo llevando el Mensaje: llevamos folletos y los repartimos a las personas. Este es tiempo de hambre, no hambre de pan y sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios4 correspondiente a este tiempo fi nal, correspondiente al fi n del tiempo; por lo tanto, tenemos esa Palabra, que es alimento espiritual para el alma, y agua espiritual para el alma de las personas. “Dadles vosotros de comer”5. Hay hambre en el alma de los seres humanos; y ahora: “Dadles vosotros de comer”, como dijo Cristo antes de multiplicar los panes y los peces; y cuando los multiplicó, allí estaba el alimento para todas las personas. Y Cristo multiplicando el alimento espiritual en este tiempo fi nal, ahí está el alimento espiritual para el alma de todos los seres humanos que viven en este planeta Tierra; y de ese alimento espiritual los seres humanos también estarán

3  Job 34:11, Salmo 62:12, Proverbios 24:12, Jeremías 17:104  Amós 8:115  San Mateo 14:16, San Marcos 6:37, San Lucas 9:13

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comiendo durante el glorioso Reino Milenial de Cristo. Ahora, nos ha tocado a nosotros redimir el tiempo, aprovechar bien el tiempo que Él nos ha dado. En todo lugar donde usted vaya puede aprovechar el tiempo trabajando en la Obra de Cristo, sin dejar de trabajar para obtener usted el sustento de usted y de su familia. Ahora, podemos ver cómo redimir el tiempo en el fi n del siglo, en el cual nosotros estamos viviendo. Este es el tiempo más glorioso de todos los tiempos, y, por consiguiente, es el tiempo predicho por Cristo, por los apóstoles y por los profetas del Antiguo Testamento; y a nosotros nos ha tocado vivir ese tiempo. Este es el tiempo de las grandes bendiciones de Cristo para Su Iglesia. Este es el tiempo en donde más podemos trabajar en la Obra de Cristo y en donde más facilidades hay para trabajar en la Obra de Cristo. Miren, en los tiempos de los apóstoles y del mismo Jesucristo, y también de los profetas del Antiguo Testamento, no se podía estar escuchando el Mensaje que ellos estaban predicando: no podían estar escuchándolo en otros lugares, excepto en el lugar donde ellos estaban personalmente. Pero en la actualidad pueden estar escuchándolo en cualquier país, en cualquier ciudad, por medio de los medios de comunicación. Y en los tiempos pasados, para tomar las palabras que habían hablado en sus predicaciones los profetas o los apóstoles o Jesús, no era fácil: tenían que tener una persona que supiera taquigrafía; y en aquel tiempo, pues, la taquigrafía que se usa en la actualidad no la tenían. No tenían las grabadoras tampoco ni las máquinas de tomar películas. Por lo tanto, ellos no tenían las facilidades que tenemos hoy en día para (el mismo mes o la misma semana

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Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores”. Los profetas del Antiguo Testamento labraron, trabajaron, sembraron, y ahora viene Jesucristo con Sus apóstoles para cosechar. Cosecharon…: lo que fue sembrado en la Dispensación de la Ley, lo cosecharon allí al comienzo de la Dispensación de la Gracia. Y ahora, en este tiempo fi nal, siendo un tiempo de cosecha, todo lo que ha sido sembrado en edades pasadas, durante las siete edades de la Iglesia y durante el tiempo de los apóstoles, todo lo que ha sido sembrado durante la Dispensación de la Gracia, en este tiempo fi nal se cosecha; porque este es el tiempo para cosechar. Y ahora nosotros hemos entrado a las labores del Reino de Cristo, del Reino de los Cielos, para cosechar lo que nosotros no sembramos; pero en esto es verdadero el dicho: “Otros sembraron, y ahora nosotros cosechamos. Uno es el que siembra, y otro es el que cosecha”. Y ahora, los siete ángeles mensajeros sembraron en cada edad; y ahora nosotros, en la Edad de la Piedra Angular, cosechamos. Por eso la promesa es que para el tiempo fi nal se llevará a cabo la cosecha del trigo, de los hijos e hijas de Dios; y también la cizaña será recogida, será atada en manojos, para ser echada en el horno de fuego, donde será el lloro y el crujir de dientes, donde será quemada la cizaña (o sea, los hijos del malo) durante la gran tribulación, donde los juicios divinos caerán sobre la

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personas nuevas que llegaron a esa congregación, el grupo de personas nuevas en la congregación de Monterrey de (¿Roberto era?) Roberto Monsibáez; durante un año fue mayor el grupo de personas nuevas que entró al Mensaje, fue mayor el grupo que vino por medio de los niños que el que vino por medio de los jóvenes; y los jóvenes eran los que tenían el récord. Aquí Miguel no menciona a los adultos ni a los ancianos, porque no quedaron ni segundos, ¿verdad? No quedaron ni segundos; quedaron fuera de carrera, casi. Así que… Bueno, “casi”, eso es una vergüenza para los adultos, los ancianos y los jóvenes: que los niños se les hayan ido adelante trabajando y aprovechando bien el tiempo en la Obra de Cristo. Yo siempre he dicho que si los jóvenes y los adultos se descuidan, los niños se les van adelante. Así que adelante redimiendo bien el tiempo, aprovechando bien el tiempo, trabajando en la Obra de nuestro amado Señor Jesucristo. Miren, ya para fi nalizar, miren lo que Cristo dijo en San Juan, capítulo 4, verso 34 en adelante; dice: “Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. También nosotros tenemos una labor para hacer: la Obra de Cristo; hacer la voluntad de Cristo y terminar la Obra que Él nos ha dado para hacer; a todos nosotros como individuos y también a nosotros como Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega (o sea, la cosecha)? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega (o sea, para la cosecha).

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y aun hasta el mismo día) poder decir: “Aquí está escrito lo que fue predicado”. Hoy tenemos esas facilidades; por lo tanto, podemos trabajar más ampliamente en la Obra de Cristo; y podemos así aprovechar bien el tiempo, mejor que lo que se podía aprovechar en otras ocasiones. Ahora, podemos ver en este tiempo cómo podemos hacer llegar el Mensaje tal y como viene: por medio de los videos, de las cintas magnetofónicas y también por medio de los folletos impresos; y así todos obtener el alimento espiritual para el alma, porque “no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”6, toda Palabra que sale de la boca de Dios para el tiempo en que la persona está viviendo. Esa Palabra que sale de la boca de Dios para ese tiempo, para esa edad y dispensación, es el alimento espiritual para el alma de los seres humanos. Y nosotros tomamos ese Mensaje, y alimentamos nuestra alma, y lo compartimos también con otras personas; porque amamos a Cristo y a todas las personas; por lo tanto compartimos lo que Él nos da a nosotros. Ahora, podemos redimir el tiempo, aprovecharlo bien, y así hacer que el tiempo que Dios nos ha dado cuente para toda la eternidad; porque ha sido usado bien, correctamente, sirviendo a Cristo, trabajando en Su Obra. Y nuestro trabajo en el Señor no es en vano; por lo tanto, el tiempo no fue en vano para nosotros, no nos pasó el tiempo sin hacer la Obra de Cristo. Estamos en el tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos, el tiempo que desearon vivir los profetas del Antiguo Testamento y los apóstoles también; porque ellos, aunque desearon vivir en la Primera Venida de Cristo, en 6  San Mateo 4:4, San Lucas 4:4, Deuteronomio 8:3

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la cual vivieron, también ellos desearon vivir en el tiempo de la Segunda Venida de Cristo; y el tiempo de la Segunda Venida de Cristo es este tiempo fi nal, en donde Él cumplirá todas las promesas de Su Segunda Venida. Ahora, nosotros tenemos el privilegio de vivir en el tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos; y este es un tiempo que tenemos que redimir, que tenemos que aprovechar, para que cuente en nuestro récord, en nuestra historia, para que cuente en la historia de nuestra vida terrenal, cuente este tiempo como un tiempo bien aprovechado. Así que adelante, amados amigos y hermanos, REDIMIENDO EL TIEMPO. ¿Redimiéndolo cómo? Bien: aprovechando bien el tiempo. Mañana estaremos nuevamente reunidos en el lugar que está anunciado… (No sé cuál es el lugar, pero… ¿Ya?). La Arena Coliseo. ¿Cuántos saben dónde es? Así que casi todos ustedes saben, menos dos o tres de ustedes y Miguel y yo. Así que los que saben nos van a llevar, para estar con ustedes allá aprovechando bien el tiempo. Miren, si —en cuanto al tiempo— nosotros queremos darle las 24 horas del día a Cristo…, ahora, lo hacemos en cierta forma. Pero miren, si solamente le diéramos el diezmo del tiempo que Él nos da para vivir (y a todos nos da el mismo tiempo: 24 horas al día; todos tienen el mismo tiempo)… Si le dieran, para servir a Cristo (cantarle, adorarle y estar escuchando Su Palabra), si le dieran el 10% [Algunos de los presentes responden: 2 horas 40 minutos], serían 2 horas con… Un poquito, vamos a ver… un poquito menos de los 40 minutos; porque 10 horas, el diezmo es 1 hora; 20 horas son 2 horas; y si fueran 25 horas, serían 2 horas

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y media; por lo tanto, son (vamos a decir) de 2 horas 20 (2:20) a 2 horas 25 minutos (2:25). O sea que tendríamos una actividad diaria de 2 horas y media. Pero ahora, coloquemos también la ofrenda, y ya ahí aumentamos lo que damos para Dios. Así que diezmamos y ofrendamos tiempo para Dios; y es usado en el trabajo, en la forma que les dije: trabajando en un sitio y en otro, a cualquier hora del día y aun de la noche. Esos son momentos que ofrendamos para Dios, los cuales cuentan delante de Dios; y tiempo que diezmamos para Dios, también, como el tiempo ya asignado para los cultos ya establecidos; y aun con los cultos ya establecidos, si sacamos la cuenta al mes, todavía le debemos a Dios. Pero queremos hacer lo mejor para Cristo, y queremos que Él nos ayude en todo, porque queremos redimir el tiempo, queremos aprovechar bien el tiempo que Él nos ha dado. “La mies es mucha y pocos son los obreros”. Cristo dijo en una ocasión, vean ustedes, en la Edad de la Piedra Angular de aquel tiempo, Él dijo que la mies era mucha y los obreros eran pocos; y dijo que oraran al Padre de la mies, al Señor de la mies, para que enviara más obreros a Su Viña7. Y en este tiempo también sucede, pues tenemos toda la América Latina y el Caribe y el mundo entero para trabajar; y los obreros son pocos, comparados con los millones de seres humanos que hay en la América Latina y el Caribe y en el mundo entero; pero pedimos que Él envíe más obreros a Su Obra: envíe jóvenes, envíe niños también (trabajan muy bien)… Me contaba Miguel en una ocasión (¿en qué sitio fue que te contaron, Miguel?), en Monterrey; que el grupo de 7  San Mateo 9:37-38, San Lucas 10:2