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Disponibilidad de Forraje y estacionalidad productiva en Aysén Christian Hepp K. / INIA Tamel Aike [email protected] FICHA TÉCNICA 07 praderas INSTITUTO DE INVESTIGACIONES AGROPECUARIAS INIA TAMEL AIKE Los diferentes climas fríos que dominan la región de Aysén determinan que el crecimiento vegetal sólo es posible durante algunos meses del año. La temperatura del suelo, que es fundamental en el funcionamiento de las raíces, permite que el crecimiento vegetal solamente ocurra entre los meses de septiembre/octubre a marzo/abril (variable según localidades). De esta forma, hay entre 5-7 meses o más, en que las plantas no crecen y por lo tanto no aportan forraje para el ganado, período que se conoce como receso vegetativo. Este receso es menor en las zonas más cercanas a la costa (climas más templados) y más prolongado en las zonas orientales de la región de Aysén (climas más fríos). Esta situación hace que la ganadería de Aysén sea muy estacional, lo que tiene consecuencias sobre la comercialización de sus productos. Dada esta situación, por un lado resulta fundamental que los ganaderos sean previsores y conserven suficiente forraje para su ganado, ya sea como heno o como ensilaje, de modo de alimentarlos durante el receso vegetativo. Por otro lado, se debe mejorar la base forrajera (alimento) de los sistemas ganaderos e incorporar tecnología. Si bien existen condiciones adecuadas para el crecimiento vegetal entre los meses señalados, las praderas en Aysén muchas veces no producen al nivel que debieran, debido a la baja fertilidad de los suelos (falta de nutrientes, especialmente azufre, fósforo y nitrógeno). De esta forma, la cantidad de forraje producida es muy baja y la situación se torna más crítica aún. Por ello, resulta importante mejorar la producción forrajera, ya sea recuperando la fertilidad del suelo y aumentando la producción de la pradera naturalizada, o bien estableciendo nuevas praderas, junto con una fertilización adecuada. Al aumentar la producción de forraje durante el período de primavera y verano, también será factible conservar forraje para el invierno. El INIA ha demostrado durante años que los aumentos de producción de forraje pueden llegar hasta 5-7 veces o más en praderas naturalizadas de la zona intermedia (ej. subir de 800 kg/ha a más de 5.000 kg/ha) y con un valor nutritivo muy superior en proteína y energía. El

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Disponibilidad de Forraje y estacionalidad productivaen AysénChristian Hepp K. / INIA Tamel [email protected]

FICHA TÉCNICA

07

prad

erasINSTITUTO DE INVESTIGACIONES AGROPECUARIAS INIA TAMEL AIKE

Los diferentes climas fríos que dominan la región de Aysén determinan que el crecimiento vegetal sólo es posible durante algunos meses del año. La temperatura del suelo, que es fundamental en el funcionamiento de las raíces, permite que el crecimiento vegetal solamente ocurra entre los meses de septiembre/octubre a marzo/abril (variable según localidades). De esta forma, hay entre 5-7 meses o más, en que las plantas no crecen y por lo tanto no aportan forraje para el ganado, período que se conoce como receso vegetativo. Este receso es menor en las zonas más cercanas a la costa (climas más templados) y más prolongado en las zonas orientales de la región de Aysén (climas más fríos). Esta situación hace que la ganadería de Aysén sea muy estacional, lo que tiene consecuencias sobre la comercialización de sus productos.

Dada esta situación, por un lado resulta fundamental que los ganaderos sean previsores y conserven suficiente forraje para su ganado, ya sea como heno o como ensilaje, de modo de alimentarlos durante el receso vegetativo. Por otro lado, se debe mejorar la base forrajera (alimento) de los sistemas ganaderos e incorporar tecnología.

Si bien existen condiciones adecuadas para el crecimiento vegetal entre los meses señalados, las praderas en Aysén muchas veces no producen al nivel que debieran, debido a la baja fertilidad de los suelos (falta de nutrientes, especialmente azufre,

fósforo y nitrógeno). De esta forma, la cantidad de forraje producida es muy baja y la situación se torna más crítica aún.

Por ello, resulta importante mejorar la producción forrajera, ya sea recuperando la fertilidad del suelo y aumentando la producción de la pradera naturalizada, o bien estableciendo nuevas praderas, junto con una fertilización adecuada. Al aumentar la producción de forraje durante el período de primavera y verano, también será factible conservar forraje para el invierno.

El INIA ha demostrado durante años que los aumentos de producción de forraje pueden llegar hasta 5-7 veces o más en praderas naturalizadas de la zona intermedia (ej. subir de 800 kg/ha a más de 5.000 kg/ha) y con un valor nutritivo muy superior en proteína y energía. El

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CNIC

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INIA más de 50 añosaportando al sector agroalimentario nacionalMás Informaciones:INIA TAMEL AIKE / Las Lengas 1450, Casilla 296 / Fono 067 2233366Coyhaique, Región de Aysén - Patagonia

praderas

establecimiento de praderas artificiales (ballica perenne, festuca, pasto ovillo, tréboles), donde sea posible, permite aumentar aún más la producción, llegando a 9.000 kg/ha o más (materia seca). Las praderas de estos niveles productivos también comienzan a crecer antes y crecen por más semanas durante la temporada.

La introducción de alfalfas de latencia invernal que inició el INIA en la década del 90 también permiten aumentar la cantidad y calidad de forraje, llegando hasta 12.000 kg/ha o más.

En suelos que permitan su labranza es posible incorporar cultivos, como los cereales (avena, cebada, trigo, triticale), que permiten conservar un volumen de forraje importante (heno o ensilaje), producir grano, e incluso ofrecer algunas alternativas de pastoreo estacional, según sea el caso. El INIA ha estudiado alternativas en ese sentido y más recientemente tiene experiencias en uso de cereales para pastoreo.

Figura 1. Curvas de crecimiento de diferentes praderas y cultivos forrajeros en Aysén Permiten manejar la estacionalidad productiva.

También se introdujeron por parte del INIA las brásicas forrajeras (nabos, raps, rutabagas, coles) hace algunos años en Aysén, las que ofrecen alternativas de pastoreo (de alto rendimiento y alta calidad) en épocas de otoño e incluso invierno, lo que da más flexibilidad al manejo ganadero.De esta forma, mediante la aplicación de tecnología en los predios, es posible aumentar la capacidad de producción de forraje y de contar con alimento en épocas en que no es habitual (Figura 1). Lo anterior permite avanzar hacia una producción menos estacional, lo que permitirá, por ejemplo, disponer de ganado apto para faena durante un período mucho más prolongado dentro del año.