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9 "En el estado de Oaxaca se realizan a lo largo del año diversas fiestas populares: mayordomías, fies- tas patronales, la Guelaguetza, conmemoración de Todos los Santos y Fieles Difuntos, romerías popu- lares, etc. En las fiestas, el campesino, quien en su vida diaria se muestra tímido, se transforma en per- sonaje importante. Las fiestas patronales generan una congregación alegre, en donde la población masculina reforzará sus afectos (o rencores) a través del ritual del alcohol. Las prácticas tradicio- nales los arrastran a una fiesta diaria en la que el alcohol es uno de los invitados principales. "En los pueblos donde hay bajas temperaturas y la neblina apenas deja ver, los hombres y las mu- jeres acostumbran entrar en calor con bebidas alcohólicas, ya sea mezcal o pulque; en lugares de extrema pobreza se ve ingerir alcohol de 96°. No es sólo en las fiestas populares donde se consume alcohol, está en la vida cotidiana: los jóvenes se reúnen para este fin en tiendas o tendajones; la madre da mezcal al niño para que se duerma y deje de llorar de hambre. Lo más importante es que no hay estadísticas precisas del nivel de alco- holismo en los pueblos indígenas". I Situación presente Dip. María de las Nieves García Fernández*, Presidenta de la Subcomisión de Salud de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. * Tomado de la Ponencia titulada Oaxaca, Presencia, Ritual y Realidad Indígena, presentada en el Seminario Alcohol y Comunidades Indígenas: Ritual y Patología, el 12 de noviembre de 2001 en la Fundación para Investigaciones Sociales A.C. (FISAC). 1. Contexto indígena y adicciones en México, Siglo XXI Un par de testimonios Situación presente

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"En el estado de Oaxaca se realizan a lo largo delaño diversas fiestas populares: mayordomías, fies-tas patronales, la Guelaguetza, conmemoración deTodos los Santos y Fieles Difuntos, romerías popu-lares, etc. En las fiestas, el campesino, quien en suvida diaria se muestra tímido, se transforma en per-sonaje importante. Las fiestas patronales generanuna congregación alegre, en donde la poblaciónmasculina reforzará sus afectos (o rencores) através del ritual del alcohol. Las prácticas tradicio-nales los arrastran a una fiesta diaria en la que elalcohol es uno de los invitados principales.

"En los pueblos donde hay bajas temperaturasy la neblina apenas deja ver, los hombres y las mu-jeres acostumbran entrar en calor con bebidasalcohólicas, ya sea mezcal o pulque; en lugares deextrema pobreza se ve ingerir alcohol de 96°. No essólo en las fiestas populares donde se consumealcohol, está en la vida cotidiana: los jóvenes sereúnen para este fin en tiendas o tendajones; lamadre da mezcal al niño para que se duerma ydeje de llorar de hambre. Lo más importante esque no hay estadísticas precisas del nivel de alco-holismo en los pueblos indígenas".

I Situación presente

Dip. María de las Nieves García Fernández*, Presidenta de la Subcomisión de Salud de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.

* Tomado de la Ponencia titulada Oaxaca, Presencia, Ritual y Realidad Indígena, presentada en el Seminario Alcohol y Comunidades Indígenas:

Ritual y Patología, el 12 de noviembre de 2001 en la Fundación para Investigaciones Sociales A.C. (FISAC).

1. Contexto indígena y adicciones en México, Siglo XXIUn par de testimonios

Situación presente

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Retos para la atención del alcoholismo en pueblos indígenas

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“Yo crecí en el Valle del Mezquital, y la verdad es terri-ble vivir rodeado de tanto alcoholismo. Hubo unmomento en que mi papá y mis dos hermanos be-bían. Yo estuve a punto de ser abusada por uno demis hermanos en estado de ebriedad, una violenciafamiliar brutal, y de lo único que dan ganas es de irse.Yo lo único que quería era irme de Tepatepec. Allí sehicieron famosos los "hidalgos". Allí la gente suele al-coholizarse totalmente. Mucho de este patrón deconsumo de alcohol está ligado a la charrería, a lahombría, al machismo. Y yo, en mi triple condición demujer, de indígena y de haber sido víctima de las con-secuencias del alcohol, sí creo que hay que hacer al-

go. Sobre todo por los más vulnerables, que son lasmujeres y los niños.

Efectivamente, ante la falta de posibilidades y deoportunidades, el alcohol se vuelve un substituto, pero yoestoy convencida de que si creamos esas oportunidades,si creamos las condiciones para que los jóvenes encuen-tren actividades distintas, si creamos un desarrollo sus-tentable en esa región, seguramente el alcohol va a dejarde ser el escape que para muchos indígenas es el día dehoy. Sé que está asociado a la cultura, pero también séque se consume en gran parte debido al olvido y a lamarginación con que se trató a los indios durantemuchos siglos en este país".

Xóchitl Gálvez, Directora General de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas

En los pueblos indígenas mexicanos, el consumode bebidas alcohólicas está profundamente aso-ciado con sus prácticas tradicionales, con sus cos-tumbres religiosas, con sus modos de subsistenciay particularmente, con la marginación de la quehan sido objeto históricamente. Se sabe que lospatrones de consumo de alcohol son distintos alos del resto del país, que están ligados a costum-bres machistas, y que los niños y las mujeres sonlos grupos más vulnerables. Sin embargo, es unhecho que a la fecha no existen aún estadísticasprecisas, que informen sobre las características delconsumo de alcohol en las diversas comunidadesindígenas del país.

De acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo2001-2006, y con el Programa Nacional de Salud, elconsumo de alcohol está asociado a las principalescausas de muerte para población general: cirrosis he-

pática y accidentes. También está asociado con pro-blemas de ausentismo laboral y de violencia intrafa-miliar, panorama que puede esperarse también en elámbito indígena. Sin embargo, es necesario recono-cer que los recursos que se destinan actualmentepara la atención de la salud de los pueblos indígenasson todavía insuficientes. Aunado a ello, las oportu-nidades de empleo, educación, alimentación, vivien-da, agua potable y servicios básicos, tampoco sonsuficientes para los indígenas en México.

En materia de adicciones, se ha considerado laimportancia de favorecer acciones particularmentedirigidas a la atención del alcoholismo, por ser el tipode adicción que con mayor frecuencia se ha detecta-do en el medio indígena. Consideramos que la reduc-ción de las tasas de prevalencia de enfermedadesrelacionadas con el abuso en el consumo de alcoholy el alcoholismo, así como la modificación de los

2. La Prevención del Consumo de Alcohol y Alcoholismo en Pueblos IndígenasLic. José Castrejón Vacio, Director de Vinculación Sectorial del Consejo Nacional Contra las Adicciones

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patrones de consumo de alcohol en las comunidadesindígenas a través de acciones de prevención, lejos detrastocar su entorno tradicional, podrán favorecer eldesarrollo de estilos de vida más saludables que re-dunden en beneficio de la colectividad.

Al respecto, en el sector salud existen actualmentedos vertientes que si bien se complementan, cuentancomo base con dos puntos de partida: uno es la parti-cipación de las organizaciones de la sociedad civil, y otroes el de las instituciones de salud que tienen ya unaamplia experiencia en el desarrollo de modelos preven-tivos y de atención al enfermo alcohólico.

La vertiente que corresponde al Programa de Sa-lud y Nutrición para los Pueblos Indígenas, proponeimpulsar programas de prevención, control y rehabi-litación del alcoholismo, en estrecha coordinación conel Programa de Prevención del Abuso en el Consumo deBebidas Alcohólicas y Alcoholismo, la Comisión Nacio-nal para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, y lasorganizaciones locales de grupos de autoayuda.

Por su parte, el Programa contra el Alcoholismo yAbuso de Bebidas Alcohólicas estima que el abuso enel consumo y la dependencia del alcohol en losmedios rurales e indígenas, es equivalente al de laszonas urbanas, y considera que las tasas de mortali-dad por cirrosis hepática alcohólica y muertes violen-tas, son un indicador indirecto de la magnitud delproblema a nivel local y nacional. Asimismo, planteaque los retos son: que aún no existen acciones pre-ventivas ni servicios de tratamiento especialmentediseñados para atender a estos grupos vulnerables dela población, y que se desconoce el estado que guar-da el consumo de bebidas alcohólicas en el mediorural y en la población indígena.

Es por ello que el Programa contra el Alcoholismoy el Abuso de Bebidas Alcohólicas contempla entre

sus estrategias la elaboración de materiales educa-tivos para comunidades indígenas, considerando elenfoque de género, así como la realización de en-cuestas para generar información sobre patrones ytendencias de consumo en esta población.

1. Una primera aproximación se llevó a cabo enjunio de 2002, cuando el Secretario de Salud, Dr.Julio Frenk, presentó en el municipio de Amealcode Bonfil, Querétaro el Programa de Prevención delAbuso en el Consumo de Bebidas Alcohólicas yAlcoholismo en la Población Indígena, con el cual–por primera vez– se aplicaron recursos concretospara atender al sector indígena, en el mismo sitioen donde se está generando una demanda de ser-vicios en materia de prevención y tratamiento delabuso en el consumo de bebidas alcohólicas yalcoholismo.

Este primer Programa ha sido retomado yadaptado para su aplicación en algunas otrascomunidades del país. Entre ellas destacan las pro-puestas denominadas “Estrategias de IntervenciónPreventiva del Abuso de Bebidas Alcohólicas y elAlcoholismo en Población Indígena Wixarika de laZona Norte del Estado de Jalisco” y “Huasteca Sobria.Acciones de Prevención del Alcoholismo en PoblaciónIndígena”, que los Consejos Estatales contra lasAdicciones de Jalisco y San Luis Potosí, respectiva-mente, han puesto en práctica con alentadoresresultados que se muestran en esta edición.

Todas las contribuciones que aparecen en estapublicación pretenden generar un marco de referen-cia modesto pero sustantivo, para fundamentar eldiseño de nuevas propuestas de trabajo, que con-tribuyan de manera significativa al desarrollo de lascomunidades indígenas mexicanas, desde la perspec-tiva de la prevención de las adicciones.

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Retos para la atención del alcoholismo en pueblos indígenas

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Agradezco a los organizadores de esta reunión lainvitación que me formularon para presentar unaponencia sobre el alcoholismo entre los pueblos in-dios, problemática que asumo con honda preocu-pación en mi triple carácter de indígena oriunda delestado de Hidalgo, de Titular de la Oficina de Repre-sentación para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas,y de testigo involuntaria de situaciones en las que laalcoholización impone su sello destructor de sereshumanos, y de relaciones familiares y sociales.

Hace pocos días, un periódico de circulación na-cional destacaba en una larga nota: “Encabeza Hi-dalgo muertes por alcohol” (1), y ordenaba cifras,recogía el testimonio de especialistas y promotoresde programas de autoayuda, y señalaba el impac-to del alcoholismo en la mortalidad de la poblaciónadulta, en general, y de los pueblos ñahñu y nahua, enparticular. Quisiera detenerme a analizar algunos delos aspectos señalados en el reportaje, no tanto por laíndole de los datos (muchos de ellos desactualizados,aunque importantes), sino porque los salubristas e in-vestigadores entrevistados enfatizaban un aspectoque quisiera subrayar: me refiero a la asociación exis-tente entre un conjunto de causas de muerteocasionadas por el alcoholismo, y que frecuente-mente la estadística médica separa o disgrega. Elhecho es significativo porque la presentación de losdatos disgregados o desagregados, tiende a diluir laasociación entre las causas, produciendo como con-

* Esta ponencia fue presentada el 12 de octubre de 2001, en elCongreso Internacional de Salud Mental y Adicciones: del NivelMolecular al Social, en el Auditorio de la Escuela Médico Militar,cuando Xóchitl Gálvez Ruiz fungía como Titular de la Oficinade Representación para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, dela Presidencia de la República, ORDPI.

secuencia directa una atenuación cuantitativa delproblema alcoholismo y del proceso de alcoholi-zación, de su letalidad real y de la magnitud de susefectos negativos.

En la investigación denominada “Prevalencia,conocimiento, actitudes, información y legislación so-bre alcoholismo en el estado”, realizada por la Secre-taría de Desarrollo Social del estado de Hidalgo en1992 y considerada la más completa que se ha rea-lizado a la fecha en esa entidad, se anota que en 1991se presentaron 444 homicidios en el estado, de losque, por lo menos, un 50% tuvieron que ver de ma-nera directa o indirecta con el consumo de bebidasembriagantes. De las 177 violaciones denunciadas enlos distritos de Pachuca, Actopan y Tulancingo para elmismo 1991, en el 55% de los casos el agresor habíaingerido alcohol antes del hecho. En la misma en-cuesta el alcoholismo aparece estrechamente asocia-do al desempleo, la desnutrición, los accidentes detránsito, domésticos y laborales, la desintegración fa-miliar, y las riñas callejeras (2).

A las cifras ofrecidas por los investigadores hi-dalguenses (Cuadro 1) se puede añadir el dato re-cogido en los Reportes de Mortalidad por Causa, de laDirección de General de Epidemiología de la SSA,que señala que Puebla, Tlaxcala, Estado de México,Hidalgo y Querétaro (en ese orden) presentaron enel año 2000 las tasas más altas de mortalidad por ci-rrosis hepática.

3. El alcoholismo en las poblaciones indígenas de México*Xóchitl Gálvez Ruiz

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En efecto, cuando se analizan con cierto detalle losefectos producidos por las variables que intervienenen la configuración de este complejo socio-patológi-co, la conclusión forzosa es la de que el problema delalcoholismo en México presenta las características ydimensiones de lo que podría calificarse –sin exage-ración– como una auténtica tragedia nacional.

Para ejemplificar lo anterior tomemos el casode la mortalidad. A juicio de varios autores, los de-cesos asociados al alcoholismo constituyen laprimera causa de muerte en población econó-micamente activa. Como señalé, las estadísticasdel Sector Salud no ofrecen cuadros integrados dela patología vinculada al alcoholismo, en razónde los criterios con que son clasificadas (nacional einternacionalmente) las enfermedades o las causasde muerte. El examen de la información epidemio-lógica muestra –incluso a los ojos de los no especialis-tas, como es el caso de la autora de esta ponencia– unaclara fragmentación de las cifras relativas a fenóme-nos que en la realidad concreta son concurrentes.

En efecto, si se sumaran los datos de mortali-dad por: a) enfermedad alcohólica del hígado;b) síndrome de dependencia del alcohol; c) ho-micidios causados por un agresor alcoholizado; d)suicidios en los que la alcoholización fue determi-nante; y e) accidentes (de tránsito, de trabajo,domésticos) en cuya causalidad participa la alco-holización; los resultados mostrarían una panora-ma mucho más dramático del que se obtieneincluso con las cifras desagregadas. Aún presen-tando el registro del daño de la manera en que sehace habitualmente, vemos que los datos son su-mamente significativos, en especial entre lapoblación económicamente activa o en aquelsegmento que se ha llamado “población en edadproductiva”. Agrego, de paso, que en las comu-nidades indígenas la “población económica-mente activa” o “la población en edad productiva”puede identificársela a edades más tempranasque en el resto de la sociedad nacional. Obser-vemos el panorama en los siguientes cuadros:

Situación presente

Cuadro 1. Número de defunciones y tasa de mortalidad por cirrosis hepática en la RepúblicaMexicana y en el estado de Hidalgo.

Año

198019811982198319841985

Número demuertes

14,82614,82016,08816,77516,66617,410

Tasa

21.421.822.022.422.022.3

Número demuertes

770805891

1,0911,032827

Tasa

49.351.055.066.060.047.3

Fuente: Instituto Nacional de Neurología. Tasa por 100 mil habitantes.

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Retos para la atención del alcoholismo en pueblos indígenas

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En su informe sobre los resultados de la EncuestaNacional de Adicciones 1998, el propio Consejo Na-cional para el Control de las Adicciones (CONADIC)produjo una integración de los datos que muestranla participación del alcohol en la génesis de numero-sas patologías que conducen a la muerte, en un altoporcentaje de los accidentes y las agresiones, en lapérdida de años de vida saludable, en la desinte-gración familiar y en el ausentismo laboral. Entre otrasinformaciones importantes, el CONADIC señala queen comparación con países desarrollados de Europa yAsia, y con los latinoamericanos, México ocupa elsegundo lugar en mortalidad de hombres –sólo su-perado por Hungría– y el tercero en mujeres por ci-rrosis hepática (3).

El hecho de que me haya detenido a considerar laforma en que se presentan los datos en la estadísticaepidemiológica tiene una gran importancia para mitema, pues como veremos enseguida, los registros demorbilidad y mortalidad específicos para poblaciónindígena constituyen un serio obstáculo para apreciarla magnitud real de los fenómenos. Lamentable-mente, las soluciones prácticas para sortearlo aún nose instrumentan o sólo aparecen registrados en estu-dios especiales.

Al señalar que el alcoholismo constituye un granproblema de salud pública en México y en el mundo,no estoy diciendo nada nuevo. Sin embargo, la ne-cesidad de enfatizarlo se relaciona directamente conun fenómeno de nuestra sociedad, en general, y de

Cuadro 2. Causas de muerte relacionadas con el consumo de alcohol en la República Mexicana, 1999.

Mortalidad general

4a. Accidentes5a. Enfermedad alcohólica del hígado9a. Agresiones (Homicidios)18a. Lesiones autoinfligidas (Suicidio)

Mortalidad de población en edad productiva

2a. Accidentes4a. Enfermedad alcohólica del hígado6a. Agresiones (Homicidios)9a. Suicidios12a. Síndrome de dependencia del alcohol

Cuadro 3. Causas de mortalidad por grupos de edad, 1999.

Población de 25/34 años

1a. Accidentes2a. Agresiones (Homicidios)5a. Enfermedad alcohólica

del hígado7a. Suicidios15a. Síndrome de depen-

dencia del alcohol

Población de 35/44 años

1a. Accidentes2a. Enfermedad alcohólica

del hígado4a. Agresiones (Homicidios)9a. Síndrome de dependen-

cia del alcohol

Población de 45/54 años

2a. Enfermedad alcohólica del hígado

5a. Accidentes7a. Agresiones (Homicidios)8a. Síndrome de dependen-

cia del alcohol

Fuente: SSA, Estadísticas Básicas, Mortalidad, 1999. (Extraído de: www.ssa.gob.mx).

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las sociedades indígenas en particular. Me refiero a lacarga ideológica que está implícita en la valora-ción social del proceso de alcoholización, no sólo engran parte de la población, no sólo en amplios sectoresde las comunidades indígenas, sino también en nu-merosos estudios, en el propio cuerpo médico, en ladiscriminación sexista (de la que el machismo es sólouna de sus formas perversas), en la publicidad y en lasmúltiples formas que adoptan las opiniones sobre laingesta alcohólica, y que llevan a minimizar el proble-ma, a disimularlo en las cifras de la estadística y a for-jar una mitología que nos hace creer que “bebersocialmente”es un acto esencial de integración social.

Al igual que numerosos autores, me inclino a con-siderar el problema del alcoholismo como un grancomplejo cultural, económico-social, médico y psico-lógico. Sus repercusiones y la diversidad de escenariosen los que se expresa, así lo confirman. El abuso en elconsumo de bebidas alcohólicas y el alcoholismo–dice con razón el CONADIC–, “vulneran la salud y elbienestar no tan sólo del bebedor, sino de la sociedaden su conjunto, pues presenta un elevado costo para elpaís debido, entre otros factores, a su contribución enla mortalidad prematura, resultante de las enfer-medades asociadas, los accidentes y la violencia; a laspérdidas significativas en la productividad, así como ala inversión en la procuración de justicia. (...) Se ha esti-mado que el abuso de alcohol, por sí solo, representael 9% del peso total de la enfermedad en México. Lospadecimientos asociados con éste que provocan unamayor pérdida de días de vida saludable son: cirrosishepática (39%), la dependencia alcohólica (18%), laslesiones por accidentes de vehículos de motor (15%)y los homicidios (10%)” (4).

FUNSALUD, al analizar el “peso económico y socialde la enfermedad en México”, anota: “Cabe destacarque ocho de las 10 entidades nosológicas más im-portantes en los adultos jóvenes varones, están rela-cionadas en mayor o menor grado con el mismofactor de riesgo: el alcohol” (5).

Podría extenderme en la evocación de ideas y enel recuento de problemas que conforman al alco-

holismo y al proceso de alcoholización, como fenó-meno socio-psico-patológico en nuestro país. Creono haber sido, ni muchos menos, redundante. El pro-blema es de tal magnitud que toda insistencia no sólose justifica plenamente, sino que parece módicafrente a las consecuencias del alcoholismo en la so-ciedad mexicana. Valga, entonces, lo anterior comoprólogo a mi tema.

Es un asunto conocido el problema que presentala obtención de datos específicos sobre la poblaciónindígena. Varios factores concurren para que esto seaefectivamente así. En primer lugar, la distribuciónmisma de la población indígena: como ha señaladoun especialista en el tema: “Las comunidades indíge-nas se asocian en grupos que no preservan las divi-siones políticas ni administrativas. Por su dispersión ymovimiento los grupos etnolingüísticos ocupanespacios diferentes y disímbolos, por lo que no resul-ta muy útil manejar los datos indígenas como un con-junto compacto y perder de vista que la composiciónespacial y socioeconómica, de los distintos niveles ylugares donde de encuentran asentados, participa enla determinación de sus condiciones” (6).

Así las cosas, el universo de localidades que segúnel Conteo de Población y Vivienda 1995 del INEGItenía al menos un hablante de lengua indígena, erade 52,076, lo que implica no sólo un extenso universoque dificulta cualquier análisis, sino, sobre todo el he-cho de que el monto de los indígenas por localidadvaría significativamente, ya que en las localidades conpresencia indígena las magnitudes van “desde unohasta 90,569 hablantes” (7). La dispersión aparececorroborada por el hecho de que el 73.4% de losindígenas habita en localidades de menos de 2,500habitantes; en contraste, las localidades con 5,000 omás indígenas son sólo 93.

De lo anterior puede deducirse fácilmente laheterogeneidad que presenta este cuadro pobla-cional y los diversos problemas que de allí se de-rivan para la planificación, especialmente cuandose opta por promover la atención focalizada de losindígenas en virtud del reconocimiento de sus

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carencias y de sus particularidades socio-econó-micas y culturales.

A la dispersión se suma la marginación, sobre laque no me detendré salvo para señalar el hechode que si la falta de servicios es un rasgo característi-co de aquélla, las posibilidades de un registro epidemioló-gico exhaustivo se ven claramente limitadas por lainexistencia, en muchas localidades indígenas, de cen-tros de salud o de unidades médicas rurales, y sobretodo de unidades de segundo nivel donde podríanrealizarse diagnósticos más confiables del complejoproblema del alcoholismo, es decir, unidades dondefuera posible identificar cabalmente los indicadoresfísicos y orgánicos, los indicadores psíquico-psi-quiátricos y los indicadores sociales de él.

No obstante los progresos que se han hecho enmateria de registro epidemiológico (avance que per-mitió, por ejemplo, mostrar el impacto de la diabetesen las poblaciones rurales), es bien conocido el hechode que las tasas de subregistro pueden ser estadística-mente relevantes. Valga como ejemplo de lo anterior,esta información sobre la mortalidad materna en 17municipios de los Altos de Chiapas, recogida por Gra-ciela Freyermuth. Esta autora mostró que para el pe-riodo 1988-1992, Mitontic y Chalchihuitán presentaronlas tasas más bajas de mortalidad materna (incidenciade 0), en contraste con Oxchuc, que mostró una in-cidencia de 31/10,000. La razón –dice la autora– esque, en municipios como “Chalchihuitán, práctica-mente no existe la certificación de muertes para eseperiodo (...), en cambio, Oxchuc cuenta con una mayororganización alrededor de la salud, basada en una redde promotores capacitados mayormente por gruposreligiosos”(8). Lo anterior corrobora que el avance enel registro epidemiológico marcha, en general, en con-cordancia con la existencia de mejores servicios.

Un tercer problema resulta de algo que se haseñalado, con insistencia, a propósito de la salud delas poblaciones indígenas. Me refiero al hecho de queno se posee una epidemiología específica e integradaque resulte de haber identificado en la consulta quiénes indígena y quién no lo es. Es preciso reconocer los

esfuerzos recientes del Programa IMSS-OPORTUNI-DADES para distinguir en la estadística médica a lapoblación indígena que acude al servicio, pero en ge-neral se trata de una carencia que obstaculiza cualquieranálisis, incluido, por supuesto, el del alcoholismo.

Un cuarto problema se asocia directamente a lamigración. Desde la década de los 50, pero sobre todoen los últimos 20 años, la movilidad territorial de lapoblación indígena constituye uno de los hechosmás relevantes en la vida social de estas comuni-dades. Retengo de este fenómeno solamente susimplicaciones en materia de información epidemio-lógica, ya que, como han señalado algunos autores, esposible ver alteraciones muy importantes de la infor-mación sobre morbilidad de las poblaciones expulso-ras, dependiendo de la época del año elegida para ellevantamiento de los datos.

Finalmente, y éste quizás sea el dato más impor-tante, y a la vez paradójico: por los menos desde ladécada de los 30 México es, posiblemente, el paísque dispone de los mejores estudios sobre elproblema del alcoholismo y del proceso de alco-holización como un complejo socio-cultural en laspoblaciones indígenas. Obra de antropólogos na-cionales y extranjeros (e, incluso, de destacados psi-cólogos como Erich Fromm), el interés por el tema haproducido una extensa bibliografía y ha forjado unanotable tradición de investigaciones. Estas investi-gaciones establecen un parentesco con otros trabajoshistóricos, etnohistóricos (incluidos estudios de histo-ria económica sobre la producción alcoholera enMéxico), que nos ayudan a comprender mejor el com-plejo proceso de la alcoholización.

Con frecuencia se ha señalado la presencia cons-tante del alcohol en las sociedades indígenas, desdetiempos remotos hasta el presente. Creo que estedato evidente se ha usado tanto para señalar una ca-racterística común a todas las sociedades de la Tierra,como para sugerir (y a veces muchos más que eso)que la alcoholización es un rasgo inherente a la vida ya la “condición”indígena. El consumo prehispánico debebidas fermentadas (particularmente de pulque)

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probaría la “predisposición de los indígenas” a las bo-rracheras, ya sean logradas en el marco ritual, festivo oen el beber solitario. No me extenderé en el tema,pero quiero anotar que en realidad se dispone demuy poca información sobre esta práctica en épocasanteriores a la conquista.

Los textos coloniales del siglo XVI que se refieren altema fueron escritos –sin excepción– cuando la es-pectacular caída demográfica de la Nueva España erauna realidad irreversible y dramática, cuando la mayorparte de las estructuras sociales prehispánicas habíansido pulverizadas por la conquista y la dominaciónespañolas, cuando se comenzaban a conocer los pro-cesos de destilación que formaban parte de la tec-nología europea y cuando las religiones prehispánicaseran fuertemente combatidas con el propósito deimplantar la religión de la Iglesia y del imperio.

Señalo este hecho por dos razones: la primera,porque los pocos testimonios que nos hablan de “có-mo eran las costumbres de los antiguos” muestran–como en el caso de los informantes nahuas de Sa-hagún– una actitud fuertemente crítica hacia la em-briaguez. Los textos insisten en las fuertes restriccionesimpuestas al consumo del pulque, permitido en oca-siones especiales sólo a ciertos sectores sociales o aquienes ya había alcanzado la madurez o la vejez, y losseveros castigos ante la violación de las normas. La se-gunda razón tiene que ver con el proceso de estigma-tización de los indígenas, visible hasta hoy en el temaespecífico del alcoholismo, cuando hasta el propio sec-tor médico asocia el consumo excesivo de alcohol conla pobreza, la marginación y la etnicidad, como lo prue-ban estudios realizados con médicos y pasantes en ser-vicio social de la SSA y del ISSSTE (9).

Este prejuicio ha llevado a enfatizar el compo-nente negativo de la ingesta, e incluso a suponer unfactor genético en los indígenas que los predispon-dría a beber, y a sufrir un daño mayor que el que laalcoholización produce en otros grupos “raciales”. Unespecialista en el tema, Eduardo Menéndez, señalaque “No cabe duda de que en el pasado –y aún en elpresente– el alcoholismo desempeñó un importante

papel en la estigmatización de los grupos indíge-nas. No sólo la teoría de la degeneración todavíavigente en la década de los cuarenta, que reapare-ció fuertemente en los setenta a través de pro-puestas genéticas específicamente referida a losindios americanos, y en los ochenta a través delsíndrome de alcoholismo fetal, sino toda una seriede estereotipos antiindígenas se basaron en la su-puesta existencia de un alcoholismo inveterado,incontrolable, violento, depauperante” (10).

Esta tradición de estudios antropológicos sobreel alcoholismo en los pueblos indígenas de Méxicoha permitido disponer de una importante informa-ción que muestra las fuertes diferencias que asumeel proceso de alcoholización en los también dife-rentes grupos étnicos y, sobre todo, mostrar quedicho proceso es socialmente muy complejo, queel proceso de alcoholización es una construc-ción cultural en cualquier sociedad, y no sola-mente entre los pueblos indígenas.

El aporte de los estudios antropológicos deberíaser tomado mucho más en cuenta en los programasde salud, especialmente porque permite distinguirentre el alcoholismo y el proceso de alcoholiza-ción. El primero es “un concepto que se refiereexplícita o implícitamente a las consecuencias pa-tológicas generadas por el consumo de alcohol”,mientras que el segundo “es un término que colocala ingesta dentro de un proceso que la instituye y leda funcionalidades específicas dentro del juego derelaciones dominantes en una sociedad o culturadeterminada” (11).

Creo importante detenerme un momento acomentar más ampliamente esta distinción entrealcoholismo y proceso de alcoholización. En términosgenerales, estos estudios tienen el mérito indudablede haber mostrado la función de la ingesta de alcoholen las poblaciones indígenas. Gracias a ellos po-seemos muy buenos datos acerca de cómo unadependencia es construida socialmente, pues ha sidoestablecida como un elemento integrador de las rela-ciones, sean estas positivas o negativas.

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El proceso de alcoholización muestra que el alcoholpuede estar más o menos jerarquizado, y que puedeser percibido por distintos actores sociales como unelemento esencial de las patologías o como un factorde funcionalidad positiva. Juan Luis Sariego, al investi-gar los modelos de trabajo indigenista en la Tara-humara, ha señalado que el patrón de dispersión de laspoblaciones no permite hablar de “comunidades”rará-muris propiamente dichas, y que uno de los pocosmecanismos que vinculan a los pobladores de es-tos ranchos o caseríos muy distantes unos de otroses lo que él llama “la red del tesgüino”, es decir, el sis-tema de asociación para las fiestas en las que la bebidaobtenida del maíz fermentado cumple una notablefunción ritual, parental, mercantil, religiosa y social.

Esta literatura nos permite reconocer que variasde esas “funciones”del alcohol han sido impuestas enun proceso histórico de dominación, sea ésta extra ointra-comunitaria. El uso del alcohol como factor de“enganche” laboral es ejemplo del primer caso; laobligación de costear el alcohol en muchos de los sis-temas de mayordomías, por parte del mayordomodesignado, es un ejemplo de lo segundo.

Esta conformación histórica del proceso dealcoholización, resulta esencial para comprendermuchos de los comportamientos de los grupos indí-genas de hoy. En su clásico estudio sobre el alcoholis-mo en Chamula, Chiapas, Julio de la Fuente señalaba:“La producción, distribución y consumo de bebidasalcohólicas fueron entre los mayas actos de natu-raleza curativa, sacra y ceremonial, aun cuandoexistiese también consumo de tipo secular. En con-siderable medida estas características persisten entreestos grupos, pero cada vez más secularizadas. La se-cularización puede ser atribuida a la introducción delaguardiente; éste se producía y consumía en la regióndesde el siglo XVII, y sus efectos destructivos fue-ron tempranamente reconocidos tanto por los indioscomo por los españoles.

Pese a los efectos negativos, el uso del aguar-diente se integró rápidamente en las culturas indíge-nas. El carácter sagrado del consumo de alcohol, la

notable integración cultural del mismo, su función enla integración del grupo y al mismo tiempo sus efec-tos negativos constituirán una guía para analizar el roldel consumo del alcohol en estas culturas, así comopara poder explicar las dificultades que se oponen asu eliminación o a la modificación de las pautas deconsumo”(12).

El alcohol juega un papel esencial en la sociabili-dad de las fiestas del santo patrono, en la concer-tación de matrimonios, en la reciprocidad del com-padrazgo, en las ceremonias agrícolas, en numerososritos de paso, en diversas curaciones de la medicinatradicional y en el pago de estas mismas curaciones.Pero junto a estas funciones armonizadoras de la so-ciabilidad, no es posible disimular sus repercusionesnegativas:

1. El gasto en alcohol (que en ciertos grupos su-pera al invertido en alimentos) contribuye a perpe-tuar la pobreza resultante de los bajos ingresos;

2. El consumo de alcoholes adulterados o de pési-ma calidad que afectan drásticamente al organismo;

3. La vinculación de la alcoholización al delito (y nosólo como motor de la violencia, sino por la asociacióndelictuosa ligada a la producción clandestina, al contra-bando o a la venta de productos adulterados);

4. El daño físico en organismos que han sufridoprocesos crónicos de desnutrición y parasitosis, pro-vocando un proceso diferencial de mortalidad muysuperior a la de otros sectores sociales mejor nutridosque, incluso, pueden consumir mayores cantidades dealcohol absoluto o de mejores calidades;

5. Las relaciones de dominación por depen-dencia alcohólica (por ejemplo, por deudas o “fa-vores” de la reciprocidad);

6. El predominio claro de una patología individualy grupal que se traduce en altas tasas de homicidios,suicidios, cirrosis, síndrome de dependencia del alco-hol, padecimientos cardiovasculares, etcétera.

En esta literatura antropológica sobre el alcoholis-mo en los pueblos indígenas hay diferencias de en-foque. Son numerosos los autores que subrayan lafunción social positiva del consumo de alcohol, pero

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conceden mucha menos importancia a los daños;otros –especialmente autores mexicanos como Ricar-do Pozas o Julio de la Fuente, y norteamericanos comoRuth Bunzel– han producido obras que equilibran lavisión entre la capacidad integradora, armonizadora eidentitaria del proceso de alcoholización y el análisis delos daños, la dependencia, el control social y la pobreza,el delito, la enfermedad y la muerte.

Un elemento que sólo en los últimos años hasido subrayado es la función del alcoholismo en lasrelaciones hombre-mujer, y las formas sutiles o bru-tales que esa relación adquiere. Al mismo tiempo, yseguramente como resultado de mecanismos com-plejos poco conocidos, es notable el incremento delconsumo femenino de bebidas alcohólicas, tanto enlas sociedades indígenas como en el conjunto de lapoblación mexicana. Este incremento en muchoscasos no ha hecho sino incrementar la dominaciónmasculina.

Pero, es preciso subrayar, la función del alcoholdebe ser una vez más comprendida en un contextomás amplio, ya que no es sino una manifestaciónde una estructura del machismo y de la formación deuna ideología dominante e irresponsable. En las rela-ciones hombre-mujer, “en numerosos grupos indí-genas el alcohol sería el principal instrumento de laviolencia contra las mujeres. Pero, para nosotros, di-cha violencia es sólo la expresión más dramática delproceso global de la subordinación de la mujer alvarón, proceso que es marcado simbólicamente porel alcohol a través de todo el ciclo de vida familiar, queva desde el contrato y las ceremonias matrimoniales,pasando por el ciclo de vida en común a nivel de lafamilia extensa hasta llegar a la muerte. Separar la vio-lencia alcoholizada contra la mujer de todos los cere-moniales alcoholizados que operan en la relaciónhombre/mujer en el contexto de la comunidad, limitaobservar y comprender la complejidad y profundidadde este sistema de subordinación marcado en casitodos sus pasos por el alcohol” (13).

La idea de que la irresponsabilidad bajo los efectosde la alcoholización, es decir, la aceptación social de

que la conducta del “borracho” (del “bolo”, como sedice en los Altos de Chiapas) no es una conductapunible, es característico de muchos estratos socialesy, entre ellos, de diversos grupos indígenas. Bajo losefectos del alcohol “se dicen verdades” contra la au-toridad, se revelan comportamientos que en otrasocasiones son objeto incluso de severo control. Bajolos efectos del alcohol, se muestran tanto las pa-tologías sociales como las patologías orgánicas.

Como en otros aspectos de la vida ciudadana,asistimos en el México de hoy a una revisión de laspolíticas, los programas y las intervenciones del Es-tado. Dentro de estas tareas, el enfoque de los pro-gramas para el control de las adicciones y de ladependencia al alcohol debe ser objeto de un traba-jo sin prejuicios, eficaz y valiente. Debemos estar cons-cientes que al tratar de manera integral el problema delalcoholismo y del proceso de alcoholización, nos en-frentamos a enormes prejuicios, a inercias, a poderososintereses y a la existencia de modelos que han permiti-do que el problema adquiera proporciones alarmantes.La tarea es, en buena medida, educativa: desde los con-tenidos de la escuela primaria hasta los programas deformación de médicos y personal auxiliar de salud. Perotambién deben recuperarse las experiencias de au-toayuda y las enseñanzas de las investigaciones de lasciencias sociales dedicadas al tema, material que mu-chas veces es ignorado en la cátedra universitaria o enla planeación en salud.

Debemos contar con una mejor legislación y connormas actualizadas para regular las actividades delos diferentes sectores involucrados, sean estos sa-nitarios, industriales, comerciales, educativos o publi-citarios. Y, para el caso específico de las poblacionesindígenas, contar con mejores sistemas de registro,con una comprensión de los mecanismos culturalesprofundos que están contribuyendo al daño, con pro-fesionistas o agentes comunitarios formados específi-camente en el tema, con la ayuda de otros programasque permitan un desarrollo pleno de las comu-nidades, con políticas sistemáticamente aplicadasque revaloren el papel de la mujer y combatan las si-

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tuaciones de dominación y discriminación. Esta es-trategia hacia los pueblos indígenas no puede ignorarlo que muchos estudios han probado desde hace

1. Reforma, México, 9 de septiembre de 2001, p. 24.

2. Idem.3. SSA, Consejo Nacional Contra las Adicciones

(CONADIC). “Programa contra el alcoholismo y abuso de bebidas alcohólicas” en Encuesta Nacionalde Adicciones 1998, México, SSA, 1999, p. 21.

4. Ibíd., p. 2.5. Lozano, R. et al. “El peso de la enfermedad en México:

un doble reto”, México, FUNSALUD, 1994, p. 51.6. De la Vega, S. “Índice de desarrollo social de los pue-

blos indígenas”, México, INI (en prensa).7. Ibíd.8. Freyermuth, G. “Muerte materna en los Altos de

Chiapas”, en INI-PNUD, Estado del desarrollo

años: que el alcoholismo daña mucho más a aquellosque ya de por sí son física, social y psicológicamentemás vulnerables.

económico y social de los pueblos indígenas de México. Primer informe, México, INI-PNUD, 2000, Vol. I, p. 59.

9. Véase el minucioso trabajo de E. Menéndez y R. Di Pardo, De algunos alcoholismos y algunos saberes. Atención primaria y proceso de alcoholización, México, CIESAS, 1996.

10. Menéndez, E. “Alcoholismo, alcoholización y grupos étnicos: algunas reflexiones”, en INI-PNUD, op. cit., p.274.

11. Menéndez, E. “Antropología del alcoholismo en México”, México, CIESAS, 1991.

12. De la Fuente, J. “Alcoholismo y sociedad” en: Menéndez, E., op. cit., 1991, p. 176.

13. Menéndez, E. “Alcoholismo...”, op. cit., 274.

Referencias