Historia de Las Rondas Tradicionales

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  • Resumen

    En la transmisin oral del romancero, los nios tienen una especial partici-pacin a travs de rondas y canciones en las que cantan romances de temticainfantil; asimismo adoptan y adaptan temas del repertorio adulto. El ndice deromances de repertorio infantil hispanoamericano incluye 16 tipos tradicionales,ms 12 tipos incluyendo los religiosos, correspondientes a los de tradicionaliza-cin tarda o vulgar. En este artculo relaciono asimismo las frmulas, los moti-vos y la intertextualidad de los romances con textos de procedencia lrica y concoplas burlescas o lricas en versiones de Cuba, Argentina y Chile. El repertorioinfantil por su singularidad sera conveniente clasificarlo en subgnero roman-cstico.

    Abstract

    Children participate in the oral transmission of the romancero, in romancesof childrens themes introduced in their rondas and songs; also, they use andadapt romances from the adult repertory. The index of romances of a Spanish-American childrens repertory include 16 traditional types as well as 12 types,including the religious, that correspond to those of late or vulgar traditionaliza-tion. In this article I study the formulas, the motives, the intertextuality in roman-ces with texts of lyric origin and with burlesque or lyric coplas in versions fromCuba, Argentina and Chile. Due to its singularity, the childrens repertory maybe classed as a subgenre of the romance.

    Anales de Literatura Hispanoamericana ISSN: 0210-45472001, 30: 69-95

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    Romances del repertorio infantil en AmricaANA PELEGRN

    Universidad Politcnica de Madrid

  • Los estudiosos del Romancero de tradicin oral, siguiendo el canontrazado por el Seminario Menndez Pidal, consideran en las encuestas decampo tres niveles o estratos de transmisin. Un primer estrato, ejempli-ficado por el repertorio infantil y versiones vulgatas; un segundo estratode textos orales folklricos de difusin mayoritaria; un tercer estrato pro-fundo en el cual romanceadores excepcionales guardan la memoria de losrr. joyas de antiguo abolengo, como el r. Lanzarote y el ciervo de pieblanco, del ciclo carolingio; el r. El Cid pide parias al rey, de la historiade Espaa; el r. La infantina y el caballero burlado, novelesco, pertene-cientes a la historia del Romancero. Reunidos en el prodigio de su trans-misin cantaron los romanceadores estos poemas orales en un recienteencuentro internacional de investigadores de la Isla de La Gomera en elarchipilago Canario1.

    Si la historia se cuenta por sealados acontecimientos, por casos excep-cionales, la historia cotidiana encierra la pervivencia de la literatura oralromancstica. En los pequeos hechos que hacen el vivir diario de las comu-nidades inscribo el repertorio de juegos, canciones y romances que parasu entretenimiento guardaron los nios2. Varios temas de los romances secantan en corro de nias incorporados y adaptados de la tradicin adultacon temas poco apropiados a la edad de los cantores escribe Menn-dez Pidal pero donde se percibe en aquellos espritus infantiles el sen-timiento trgico de la vida3. El gran erudito en su viaje a Amrica del Suren 1905 recogi y promovi el inters hacia la bsqueda del romancero,anotando algunos del repertorio infantil en Montevideo y Argentina: Lasseas del esposo, Santa Elena, Las hijas del Merino. Los romances que secantan en corro eran poco mas o menos los mismos que se cantaban enMadrid: Mambr, La aparicin, Hilo de oro (Escogiendo novia), Santa Cata-lina, Santa Elena, La Virgen y el ciego4.

    Ana Pelegrn Romances del repertorio infantil en Amrica

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    1 Coloquio Internacional: El romancero de La Gomera y el romancero general a comien-zos del Tercer milenio. Universidad de La Gomera. 20-24 de Julio 2001.

    2 A. Pelegrn. Repertorio de antiguos juegos hispnicos de tradicin literaria y oral.Madrid. CSIC. 1998. A. Pelegrn, Romances en la tradicin oral infantil en La flor de lamaravilla, Madrid, Fundacin Germn Snchez Ruiprez, 1996, pgs. 229-280.

    3 R. Menndez Pidal. Romancero hispnico. Teora e Historia. Madrid. Espasa Calpe.1953. 1968, 2. edicin, T. II, pg 387.

    4 R. Menndez Pidal. Los romances tradicionales en Amrica y otros estudios. BuenosAires. Espasa-Calpe. Coleccin Austral 1939; 1972, 2. ed., pgs. 39-45.

  • En el primer tercio del siglo XX, ilustres profesores e investigadoresaportaron su documentacin a la historia del romancero de Hispanoam-rica, en cada una de sus colecciones dieron un sitio para el repertorio in-fantil: Julio Vicua Cifuentes (1912); Laval (1912); Ciro Bayo (1913);en el rea caribea Chacn y Calvo (1914); Carolina Poncet (1913); Sofade Crdova (1925-1926); Henrquez Urea (1913); Cadilla de Martnez(1930)5.

    Una importante iniciativa acometi el Consejo Nacional de Educa-cin de Argentina en 1921, ordenando una recopilacin de la literaturapopular en las escuelas pblicas del territorio nacional. Los envos de losmaestros de poblaciones y provincias formaron los legajos del archivoguardados en el Instituto de Literatura de la Facultad de Filosofa y Letrasdirigida por Ricardo Rojas. De este material de la Coleccin de Folklo-re se publicaron catlogos e ndices descriptivos de las 40.000 muestrasfolklricas de distintos gneros (leyendas, cuentos, poesa) recogidos porlos maestros6. Una comisin especial integrada, entre otros, por Berta Vidalde Battini, Juan Alfonso Carrizo, Leopoldo Marechal y Germn Berdia-les, llev adelante la tarea de seleccin para el proyecto de edicin de losmateriales.

    La primera publicacin del material recogido es la Antologa para lasescuelas primarias; en el prlogo se afirma que:

    Se ha estimado como folklore argentino producciones de noto-rio origen espaol, pero desde remoto tiempo asimilados por nues-tro pueblo, [...]. Este patrimonio intelectual es, por otra parte, com-partido con pases de habla hispana. Las producciones poticas,an con modismos incorrectos, se mantienen tal y como fueronodos7.

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    5 Para la historia del romancero hispanoamericano, Vid. Ana Valenciano, Un caminopara la investigacin del romancero: la tradicin hispanoamericana en INCIPIT, XIX, 1999,pgs. 135-159.

    6 Por ejemplo en el Catlogo de Crdoba se citan, sin inclusin de textos en distintoslegajos los ttulos de: Mambr, Don gato, [Estaba el Seor don Gato]; Seas del esposo; Laaparicin; Santa Catalina; Hilo de oro; Marinero al agua; Las hijas de Medina; [A orilla delro] Marinero raptor; La monjita; Madre en la puerta hay un nio; El rastro divino. En totalsumo 12 tipos y 38 versiones de romances. Catlogo de la Coleccin de Folklore. Crdoba.Facultad de Filosofa y Letras. Buenos Aires. 1939.

    7 Consejo Nacional de Educacin. Antologa folklrica para las escuelas primarias. Bue-nos Aires. Edit. Kraft. 1940.

  • Ismael Moya, maestro e inspector nacional de escuelas, discpulo deRicardo Rojas, en los documentos del Archivo de la Coleccin de Folklo-re estudi los romances, publicados en 1941, con un extenso captulo desu repertorio infantil8. La paciente y constante tarea de Juan Alfonso Carri-zo de recogida de material oral en las provincias del norte y suroeste argen-tino comenzada en la dcada de los aos 20, posteriormente reunida enlos cancioneros populares de La Rioja, Catamarca, Jujuy, Salta, Tucu-mn, tuvo para el repertorio infantil un inters especial, anotando reta-hlas, canciones, romances. Su obra pstuma sobre Juegos y Rimas infan-tiles, editado en reciente impresin por investigadores de la Universidadde Tucumn, constituye una valiosa muestra para el estudio de la tradi-cin en la primera mitad del siglo XX9.

    Del repertorio infantil: romances

    Esparcidos en colecciones folklricas, libros de lecturas, cancionerosinfantiles, archivos, se rastrean los tipos de romances tradicionales, los detradicionalizacin y divulgacin tarda, los religiosos que conforman el reper-torio infantil. Incluyo a continuacin un ndice de esta rama del romance-ro de los textos recogidos durante el siglo XX10; sealo como de extremointers el proyecto de comprobar el estado actual de la transmisin en suce-sivas encuestas. Los rr. mas divulgados y reconocidos son: Hilo de oro,Conde nio, Don gato, Dnde vas Alfonso XII?, Las seas del esposo,

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    8 Ismael Moya. Romancero. Coleccin del folklore. Buenos Aires. Facultad de Filosofay Letras. Universidad de Buenos Aires. 1941 (2 tomos).

    9 Vid. Felix Coluccio. Folkloristas e instituciones folklricas del mundo. Buenos Aires.Librera el Ateneo. 1951 [fichas biogrficas de Ricardo Rojas; Ismael Moya; J. Alfonso Carri-zo; Vicua Cifuentes].

    10 En el ndice incluyo las siglas RI [Romancero Infantil]. Las cifras que preceden alos ttulos corresponden al cdigo del Seminario Menndez Pidal de la Universidad Com-plutense de Madrid. Los diferentes ttulos de los romances se detallan en Mercedes DazRoig. Romancero tradicional de Amrica. Mxico. Colegio de Mxico. 1990, pgs. 322-325.Para el RI de tradicin tarda o vulgar me guo por Flor Salazar; Diego Cataln. El roman-cero vulgar y nuevo. Madrid. Fundacin Menndez Pidal-Seminario Menndez Pidal. Univ.Complutense. 1999.

  • Mambr, Me cas mi madre, Marinero al agua, y los religiosos SantaCatalina, Virgen y ciego, en un primer bloque de alto porcentaje de difu-sin.

    Un segundo bloque lo conforman aquellos rr. que perviven escasa-mente en reas geogrficas determinadas, recogidos en ciertos pases yde restringida conservacin: Ricofranco (en Cuba); Delgadina; Albani-a (en repertorio de juegos en Argentina aos 30-40); Marinero raptor(tres pases: Argentina, Cuba, Puerto Rico). Algunas composiciones quea menudo se incluyen entre los romances infantiles, de versiones proce-dentes de ramas no castellanas, de la tradicin catalana, los incluyo enCanciones narrativas afines: Carab, La pastora, Tres alpinos [Trestambores].

    NDICE DE REPERTORIO INFANTIL DEL ROMANCERO EN AMRICA

    RR. TRADICIONALES / PATRIMONIALES

    R.I/0049 Conde nio R.I/0411 Marinero Raptor [Rey marinero]R.I/0234 Albania (fragmento) R.I/0212 Me cas mi madreR.I/0075 Delgadina R.I/0133 RicofrancoR.I/0168.1Dnde vas Alfonso XII? R.I/0126 Santa CatalinaR.I/168 La aparicin R.I/0173 Santa ElenaR.I/0224 Hilo de oro R.I/0113 Seas del esposoR.I/0178 Mambr R.I/0144 Don gato (burlesco)R.I/0180 Marinero al agua R.I/0226 Virgen y ciego (religioso)

    RR. DE TRADICIN TARDA O VULGAR

    R.I/0224 [4220] [A la quinta quinta] R.I/0612 Pregunt si haba cenaBuscando novia

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  • R.I/0826 Las hijas del Merino R.I/0137 Las tres cautivasR.I/0154 Muerte de Prim R.I (trov)/0101.1 No me entierren en

    sagradoR.I/0115 Polonia y Muerte del galn R.I (lrico)/0000101 Trtola del peral

    RR. RELIGIOSOS

    0542 A Beln llegar 0042 Rastro divino0179 Madre a la puerta hay un nio 0573 Santa Teresita nia

    Frecuentemente incluidos en la coleccin de romances, excluyo lossiguientes:

    CANCIONES NARRATIVAS AFINES

    R.I/0455 Pulga y piojo R.I/0569 La pastoraR.I/0696 Carab R.I/ Tres alpinos [Tres tambores]

    Los romances modernos impresos y memoria oral

    Buscando novia [A la quinta quinta]

    En varios libros de lectura, que los nios aprenden de memoria, figuraun romance cuyo ncipit es:

    A la quinta quinta de una seora de bienllega un lindo caballero corriendo a todo correr,

    o con esta leve variacin

    A las puertas del palacio de una seora de bienllega un lindo caballero corriendo a todo correr.

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  • El texto divulgado tambin oralmente se difunde por Espaa e His-panoamrica11. Vicua Cifuentes (1912) anota que no lo haba encontra-do en libros espaoles pero que en Chile, y quizs desde donde se divul-ga con el ttulo de Cuento infantil, se publica en la fenecida revistachilena El mensajero del pueblo (ao 1, pg. 326). El poema que comien-za A la quinta quinta procede de un escritor popular en Espaa en elsiglo XIX, Antonio Trueba, quien lo publica en varios peridicos infan-tiles12 para que sea cantado en corro de nios con la tonada del r. Hilode oro conocido en Madrid hacia 1850. Antonio Trueba compone sus Can-tos infantiles para que se adapten al tono de los que hoy existen paraque se conserve lo bueno, que es el tono, y desaparezca lo malo, que esla letra.

    La descripcin del caballero que llega apresurado a pedir en casamien-to a la pequea Rosala demuestra la procedencia de autor de este ro-mance:

    Como el oro es su cabello como la nieve su tez,sus ojos como dos soles y su voz como la miel.

    Con la misma tonada de Hilo de oro Ismael Moya lo escuchaba canta-do por su madre en la provincia de Buenos Aires en las primeras dcadasdel siglo XX:

    A las puertas de un palacio de una seora de bienllega un lindo caballero corriendo a todo corrercomo el oro su cabello, como la nieve su tez,como estrellas sus ojos y su voz como la miel.

    Dios os guarde, mi seora. Caballero a vos tambin13.

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    11 Espaa: Llorca (1914); E. Martnez Torner (1936; 19432 ed.). Hispanoamrica: Vid:Vicua Cifuentes (1912); Ciro Bayo (1913); Chacn y Calvo (1922, 2. ed.); Julio Arambu-ru (1939); Jijena Snchez (1940); Ismael Moya (1941); Henrquez Urea (1926); J. A. Carri-zo [1925]; Santullano (1955); Alzola (1961); Beatriz Mariscal (1996); Max Trapero (1997).Se reproduce en libros de lectura y colecciones de romances hispanos.

    12 Publicado en revistas y poemas infantiles: Educacin pintoresca (1856); Ilustracinde la Infancia (1876); incluido en la novela de Trueba Mari Santa (1876).

    13 Versin de Dolores, Provincia de Buenos Aires. En Ismael Moya, op. cit. Tomo I, pg. 239.

  • El r. inspirado en Hilo de oro presenta idntico argumento: la emba-jada para buscar y la eleccin entre las tres hermanas para llevarla a pala-cio a casarla con el rey. Los investigadores de romancero sealaron la pro-cedencia semi-culta del r. (Daz Roig, 1990; Atero, 1990), por esta raznla versin de Buscando novia, con el ttulo de la versin mexicana El caba-llero sediento, queda excluida de la compilacin panormica de MercedesDaz Roig del Romancero tradicional de Amrica14.

    Un caso parecido es el romance de Las tres cautivas:

    En el campo moro y en la verde olivadonde cautivaron tres hermosas nias.

    En el r. de Las tres cautivas, de procedencia libresca memorizada enlos libros de lecturas en transmisin dirigida en la escuela o aprendidaoralmente, guarda en cualquiera de estos modos de transmisin escassi-ma o nula variacin, en mi entender, plantea un caso anlogo a los impre-sos de cordel aunque con la diferencia de la dificultad de tradicionaliza-cin, como se ha comprobado hasta el presente.

    En Santo Domingo el r. era muy conocido hacia los aos 3040 porlos nios dominicanos que lo recitaban y lo representaban en las escue-las. Estaba impreso anota Edna Garrido en un libro de lectura perotambin circulaban versiones orales15. El texto de Las tres cautivas semantiene casi sin variaciones en las versiones incluidas por Santullanode Espaa, Argentina y Puerto Rico16, por Daz Roig, de Santo Domin-go, Chile y Puerto Rico, y por Trapero, de Chilo-Chile17, exceptuando

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    14 Introduccin Mercedes Daz Roig. Romancero tradicional de Amrica. Mxico. Cole-gio de Mxico. 1998, pg. 17. Vid. Atero, Romancero infantil, aproximacin a otros nivelesde la tradicin, en Draco 2, Cdiz 1990, pgs. 13-25.

    15 Edna Garrido de Boogs. Folklore infantil de Santo Domingo. Madrid. Cultura Hisp-nica. 1950, pg. 183.

    16 Vid. Luis Santullano. La poesa del pueblo. Romances y canciones de Espaa y Amrica.Buenos Aires. Hachette S.A. [1955], pgs. 314-317. [las versiones proceden de Schindler; I.Moya; Cadilla Martnez].

    17 Otras versiones en Daz Roig, op. cit. (1990); en Garrido (1955); Cadilla (1930); Dolz(1976); Trapero (1997), Chilo-Chile. Tres cautivas en la trad. andaluza, es motivo de estu-dio de Mara Jess Ruiz. El romancero tradicional de Jerez: Estudio de los personajes. Jerez.Caja de Ahorros. 1991.

  • en el desenlace con protagonismo del Rey moro que devuelve las niasal padre:

    Que la reina mora os vuelve a la vida.

    Este r. muy popular en Espaa aparece en cancioneros infantiles deprincipios de siglo, en Santiago Gadea (1910), Llorca, Lo que cantan losnios (1914), o en libros de textos como Umbral (1943), La rueda delespejo; tengo informaciones orales del aprendizaje de las aulas del r. Lastres cautivas, aunque tambin lo he recogido de transmisin oral en Anda-luca. No he podido localizar al autor ni la documentacin pertinente pero,si el profesor Sam Armistead cree que es obra de un poeta del siglo XIX,me aventuro en la posibilidad de asignar el romance a una autora cerca-na a Antonio Trueba, o a un imitador de su estilo popular. A la quintaquinta, remite al Hilo de oro, y en un procedimiento comparativo el r.Las tres cautivas remite al r. hexasilbico tradicional de La hermana cau-tiva.

    En recientes estudios Diego Cataln18 y Ana Valenciano19 excluyen alr. Las tres cautivas del romancero tradicional por su manifiesta congela-cin en la actividad recreadora de la poesa oral.

    El Romancero y la tradicin catalana en el repertorio infantil

    Rey Marinero / Marinero raptor / A la vora del mar

    Mercedes Daz Roig, incansable investigadora del romancero en Am-rica y con particular sensibilidad por la tradicin infantil, excluye este r.puesto que ha perdido la historia que se relata y solo quedan briznas enalgn caso; la autora cita el r. con el ttulo de La bordadora.

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    18 Diego Cataln. Arte potica del romancero oral. Parte I. Los textos abiertos de la cre-acin colectiva. Madrid. Siglo XXI. 1997, pg. 286.

    19 Ana Valenciano. Os romances tradicionais de Galicia. Catlogo exemplificado dosseus temas. Romanceiro Xeral de Galicia, I. Madrid - Santiago de Compostela. Centro RamnPieiro - Fundacin Ramn Menndez Pidal. 1998, pgs. 137-143.

  • En una primera lectura, sin tener la trascripcin del texto oral, noacertaba a precisar su referencia, enfrentada al problema de la inestablenomenclatura romancstica, y a la identificacin correcta en los diferentesttulos que reciben ste y otros rr. El ttulo de Rey marinero, Marineroraptor en el ndice del Instituto Seminario Menndez Pidal, en la tradi-cin catalana es conocido y persiste: A la vora del mar / A la orilla delmar20. Como en el ejemplo del Rey marinero / Marinero raptor la tradicin oral catalana es mediadora en la introduccin de baladas y can-ciones francesas: Mambr; La pastora; A la vora del mar21. La traduc-cin al castellano adquiere gran difusin desde el siglo XIX en la pe-nnsula en los corros de nios que lo cantan en versin reducida. MenndezPidal recordaba haber recogido el r. de varios nios en Montevideo en 190522.

    A la orilla del mar tres princesas bordaban vestidos; llega un mari-no mercader que ofrece sedas e hilos. En un ardid promete mostrarle sumercanca en el navo; al subir sorpresivamente comienza a navegar. Lania cae en un profundo sueo; al despertar se lamenta al considerar su situacin de prisionera / de pobre marinero. El marinero raptor revela su identidad como hijo del rey de Inglaterra, prometiendo casa-miento.

    El poema oral que adoptaron los nios en el que solo quedan briz-nas fragmentos del antiguo r., podemos considerarlo en el lmite delgnero romancstico, en la frontera por donde se desliza a la can-cin. En la traduccin catalana la versin se presenta con casi todas las secuencias narrativas. Las versiones de Argentina se refieren al rapto de la menor quedando explcito en el desenlace: se la llevaron le-jos de prisionera. La versin (octosilbica, heptasilbica) sin informan-

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    20 Rey marinero se trata de Marinero raptor en el ndice del Romancero del SeminarioMenndez Pidal. Otros ttulos: A la orilla del ri; A la orilla del ro; A la orilla del Ebro; Labordadora; La doncella. Los mismos ttulos en Espaa, y tambin El vestido de la reina; A laorilla del mar.

    21 Menndez Pidal, Catalua mediadora en la transmisin de canciones en Romance-ro Hispnico II, Madrid, Espasa Calpe, 1968, 2. ed., pg. 317. En versin de Santiago deCuba recogida por Menndez Pidal en el archivo Menndez Pidal. Reimpresa en Beatriz Maris-cal, op. cit., pg. 325.

    22 El texto, depositado en el SMP, procede del Archivo Lauro Ayestaran, de Montevi-deo, Uruguay; Menndez Pidal recogi, en 1905, versiones en un corro de nios en Monte-video de Rey marinero / Marinero raptor.

  • tes ni localizacin se public en la Antologa para las escuelas prima-rias23:

    A la orilla de un ro, una doncella2 bordaba paitos de oro para la reina.

    en lo mejor del bordado le falt seda.4 Pas un vendedor de seda: Quin compra seda?

    De qu color es la seda? Azul y blanca.6 A cmo vende la seda? A tres cincuenta.

    Mi padre es un pobre viejo no tiene nada,8 de tres hermanas mas, la mejor de ellas,

    se la llevaron lejos de prisionera.

    La Pastora y Tres tambores / Los tres alpinos

    De tradicin catalana incluida en nuestro ndice en Canciones narra-tivas afines, extensa divulgacin en Espaa e Hispanoamrica, La pasto-ra en corro de nios, Tres tambores en veladas escolares y excursiones, tie-nen idnticas coincidencias tonales y textuales. La pastora forma el repertoriocancioneril de las rondas francesas, publicndose en impresos infantiles amediados del siglo XIX. La versin francesa de Tres tambores la localizoen cancioneros bajo el ttulo de Trois cents soldats24.

    Trois cents soldats revenant de la guerreRan plan plan planLa fille du roi tant sa fentre.

    En el Romancerillo cataln Mil y Fontanals aporta esta versin:

    Se neren tres tambors venien de la guerrael mas petit de tots porta un pom de rosets.

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    23 Vid. Consejo Nacional de Educacin. Antologa folklrica para escuelas primarias.Buenos Aires. Imp. Kraft. 1940, pg. 170.

    24 Rondes et chansons populaires ilustres. Paris. A. La Hure, diteur. [1894].

  • Extensamente divulgado Los tres alpinos en Argentina, Uruguay y Chi-le es usual su dramatizacin en veladas escolares25:

    Eran tres alpinos que venan de la guerra (bis)a diad rataplnel ms chiquitn traa un ramo de floresa dada rataplnla hija del rey estaba en la ventana.

    Rasgos caracterizadores del Romancero infantil

    En Amrica un nmero considerable de tipos y / o versiones de r.corresponde al repertorio infantil. Por ejemplo de los 33 tipos de r. dela muestra del Romancero tradicional de Amrica, veintids son parti-cularmente cantados por los nios; alguno de ellos, Albania, en frag-mento (Argentina). Esta rama del romancero oral se distingue por la moda-lidad ldica de los usuarios. La prctica y transmisin se realiza en loscorros y juegos infantiles como Delgadina, jugada en corro dramatiza-do segn el testimonio de Ismael Moya en Argentina26, al igual que Hilode oro; Mambr; Don gato; Monjita; Santa Catalina; Dnde vas Alfon-so XII?; Las hijas del Merino. En distintas recopilaciones dan noticiasdel r. Polonia y Muerte del galn; r. Ricofranco; r. Santa Elena, canta-dos en corro.

    Una de las versiones de Las seas del esposo he visto jugar en Bue-nos Aires entre dos nias con palmadas; ciertos temas religiosos se cantan como villancicos navideos: Madre a la puerta hay un nio; Lavirgen y el ciego. Sobre el carcter infantil urbano de esta modalidad

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    25 A. Pelegrn. Coleccin oral. (1970-2000). Indita, versin de Crdoba, Buenos Aires(Argentina) y Santiago de Chile; en Uruguay: Marita Fornaro; M. Olarte. Entre rondas y juegos. Montevideo. Universidad de Uruguay-Escuela Universitaria de Msica. 1998, pg. 17.

    26 Ismael Moya transcribe del Legajo 15 de la provincia de Mendoza (Argentina), unjuego infantil de ronda dramatizada con los diferentes personajes del r. Delgadina: El Rey,la madre, la hermana. Moya dice que es incorrecto por su ambiente moral, que este roman-ce se permitiera cantar a los nios, cmo puede haber maestros que toleren semejante jue-go en sus escuelas. Moya, I, op. cit. Tomo I, pgs. 433-444.

  • concuerdo con Ana Valenciano27 y con Beatriz Mariscal. Este modo detransmisin, pero no el nico, seala un rasgo caracterstico del reperto-rio infantil, que lleva a una ritualizacin del texto, a la prdida de la his-toria, o la adicin a veces inaudita de fusin con otros temas, como laversin cubana de Ricofranco28. La singularidad de la actividad ldica dela tradicin infantil lleva al gnero romance a un lmite fronterizo con lalrica exponiendo su arquitectura a una progresiva erosin textual, o auna desviacin narrativa, lo que sita al repertorio infantil en una posi-ble categora de subgnero, como el romancero religioso, segn la hip-tesis mantenida por Diego Cataln e investigadores del Instituto Semi-nario Menndez Pidal.

    En el romancero infantil, observando su especial modalidad funcional,creo razonable su inclusin en un subgnero romancstico, aunque seranecesario reconsiderar y enumerar sus rasgos y procedimiento caracteriza-dores, permitiendo centrar monogrficamente sus tipos y versiones en latradicin oral moderna de Hispanoamrica en el siglo XX. En el romance-ro infantil entre los procedimientos usuales en este subgnero del roman-cero tradicional anotamos:

    1. Uso del lenguaje potico del romancero oral moderno: frmulas,motivos.

    2. Inclusin de estribillos.

    3. Reduccin de la narracin; fragmentacin de la historia.

    4. Adiciones intertextuales, contaminacin con otros romances ocanciones narrativas.

    5. Adiciones intertextuales de estrofas lricas, burlescas o ldi-cas.

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    27 Ana Valenciano, op. cit., 1999, pg. 150; Beatriz Mariscal. Romancero general deCuba. Mxico. El Colegio de Mxico. 1995, pgs. 25-26.

    28 Sofa Crdova de Fernndez, Folklore del nio cubano en Revista de la Facultad de Filosofa y Letras, Univ. de la Habana, XXXV, Enero-Junio. Reimpreso en B. Mariscal.Op. cit.

  • Lenguaje potico

    En el romancero tradicional resalta un estilo inconfundible en su for-ma octosilbica, hexasilbica, en rima asonante, en la presencia de un voca-bulario potico, en frmulas compartidas que pertenecen a un lenguajepotico del romancero; por ejemplo:

    Para incluir un nuevo personaje: Estando en estas razones, Estaspalabras deca.

    Sealando un sitio de encuentro amoroso: Debajo de un laurel, Enun vergel.

    Situando al personaje en espera del encuentro: Estaba la nia lin-da, peinndose con peine de marfil.

    En transformaciones maravillosas: Ella se volvi paloma, l se vol-vi gaviln29.

    Estribillos

    El estribillo intercalado prolonga la duracin del canto, subrayando unaspecto lrico, meldico o burlesco, permitiendo la inclusin de varios can-tores. Por ejemplo en r. Me cas mi madre, el estribillo ay,ay,ay prolongael lamento de la nia obligada a un catastrfico casamiento:

    Me cas mi madre chiquita y bonita ay,ay,ay.

    O en melanclico estribillo de Santa Catalina:

    En Galicia hay una nia s,s, que Catalina se llama s,s.

    El estribillo subraya un tono burlesco en Mambr y Don gato:

    Ana Pelegrn Romances del repertorio infantil en Amrica

    Anales de Literatura Hispanoamericana 822001, 30: 69-95

    29 Para lo maravilloso en el romacero Vid: M. Daz Roig, Lo maravilloso y lo extraor-dinario en el romancero tradicional en Deslindes literarios, Mxico, El Colegio de Mxico,1982, pgs. 46-63. Vid. Michelle Debax, Lo maravilloso en el romancero tradicional enDRACO 3-4, Universidad de Cdiz, 1992, pgs. 145-165.

  • Mambr se fue a la guerra, qu dolor, qu dolor, qu pena. Mambr se fue a la guerra, merondn, merondn merondela. Estaba el seor don gato, ole pum, pum catapum. Estaba el seor don gato, muramiau, muramiau, miau.

    O cambiando a tono desenfadado:

    Santa Catalina, borombn, borombn, borombm.

    Fragmentacin, prdida de narratividad

    He anotado el ejemplo del r. Marinero raptor, otro caso es el de Alba-nia; los nios del norte argentino cantan esta versin en donde se ha per-dido lo narrativo, quedando reducido a estrofas lricas:

    Estaba la nia linda estaba la blanca florsentada en su ventanita bordando en su bastidor.Entonces pas pas Carlos hijo del Emperadortocando su guitarrita cantando versos de amor.

    (Salta, Argentina)30

    Intertextualidad

    Una muestra de contaminacin con otras versiones es el r. Santa Cata-lina + Marinero al agua en la tradicin infantil americana, que se distin-gue en este rasgo de la espaola, por la escassima contaminacin con otrosromances. Pareciera ms usual en la tradicin infantil el procedimiento inter-genrico de adicin con la lrica, en el r. Monja a la fuerza que finalizacon estrofas de la cancin Vinieron mis padres, en versiones de Uruguay,Argentina y Chile. En el desenlace del r. se aaden versos de la cancinVinieron mis padres:

    Ana Pelegrn Romances del repertorio infantil en Amrica

    83 Anales de Literatura Hispanoamericana2001, 30: 69-95

    30 J. A. Carrizo. Cancionero popular de Salta. Universidad de Tucumn. 1933. Reim-preso en Jijena Snchez. Hilo de oro, Hilo de plata. Buenos Aires. Ediciones Buenos Aires.1940, pg. 44.

  • 14 me sacaron mis pendientes, pendientes de mis orejasme sacaron mi anillito, anillito de mi dedo.

    16 Vinieron mis padres, con mucho rigorme pusieron el manto, de la Concepcin...

    (Uruguay)31

    El texto del romance tiene un aadido desconectado de la historia, posi-blemente el canto en el corro aade esta copla, de procedencia lrica, quea principios del siglo XX en la pennsula se cantaba en corro.

    En el r. Ricofranco de versin cubana, la adicin intertextual con lacopla procede de un juego de corro; en el desenlace, la nia pide a su rap-tor un pual de oro:

    para partir una pera que vengo muerta de sed.12 Cortinas de cinta blanca cortinas de cinta azul;

    y entre cortina y cortina se pasea un andaluz.

    Las hijas del Merino

    Este poema oral del repertorio infantil hispanoamericano (Daz Roig;Beatriz Mariscal), ha sido objeto de mi atencin en sus versiones hisp-nicas32.

    La primera noticia es la de Madrid en cita de Jos Grimaud, en 1865en un cancionero infantil: Las hijas del Ceferino / se fueron a pasear.

    Posteriormente aparecen en varias recolecciones del siglo XIX y XX,en la pennsula. La constatacin de su trasplante a Sudamrica la realizRamn Menndez Pidal en Montevideo en 1905, al recoger:

    Las hijas del Solferino salieron a pasear.Se perdi la mas bonita su pap la fue a buscarla encontr en una esquina hablando con su galn32 bis.

    Ana Pelegrn Romances del repertorio infantil en Amrica

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    31 M. Daz Roig, op. cit. pgs. 205-207.32 A. Pelegrn, Retahlas, romances en la tradicin oral infantil en El Romancero y la

    copla; formas de oralidad entre dos mundos Espaa-Argentina. Ed. Virtudes Atero, Cdiz,Universidad de la Rbida; Univ. de Cdiz, 1996, pgs. 69-87. A. Pelegrn, El romanceroinfantil en la tradicin oral canaria en Coloquio Internacional citado en n. 1. (En prensa).

    32 bis R. Menndez Pidal, op. cit., 1972, pg. 44.

  • Analizo las versiones de este r. procedentes de extensas zonas de lageografa hispanoamericana:

    a) Zona insular caribea: Cuba y Puerto Rico.b) Sudamrica meridional y andina: Argentina y Chile.

    En el r. observo los procedimientos caracterizadores del repertorio infan-til: lenguaje formulstico y motivos del r.; fragmentacin, narracin trun-ca, combinacin intertextual con la lrica y / o cancin burlesca.

    El r. Las hijas del Merino trae un programa formulario:

    ausencia; movilidad de los personajes; salida de la casa paterna:quiere que vaya un rato a la alameda; fui a pasear; sali la madre;calle abajo, calle arriba.

    aproximacin a las acciones, sucesos que siguen: el galn que ledeca; estas palabras deca.

    lugar inapropiado: casa vaca; portal oscuro; quicio de unapuerta.

    afirmacin de honra y juramento: aunque me cueste la vida.

    El hemistiquio formulaico aunque me cueste la vida, de larga vidatradicional, puede considerarse una frmula compartida al insertarse envarios rr. del archivo memorial hispano; su significado se extiende a jura-mento exento de falsedad, a lealtad y honor: es precisamente en la frmu-la donde se reitera el final trunco. Las hijas del Merino tiene una extre-mada concentracin narrativa en su versin trunca, sin embargo consigueuna inquietante sugerencia en su desenlace abierto:

    Contigo me he de casar aunque me cueste la vida.(Cuba-Puerto Rico)

    Esta detencin produce en la recepcin de la historia un misterio, unahistoria secreta. Al silenciarse se expande la imagen potica, precisamen-te por lo que se calla, por el silencio. Los intrpretes del romancero re-crean un final aadiendo un tema lrico, La trtola del peral, posiblemen-te por necesidad de concluir la historia; sugiero que este r. al ser adaptado

    Ana Pelegrn Romances del repertorio infantil en Amrica

    85 Anales de Literatura Hispanoamericana2001, 30: 69-95

  • por los nios se convierte en una versin intergenrica con otra lectura dela fbula.

    M. Carmen Garca Antn, una exiliada del 39 en Argentina33, al recor-dar su infancia madrilea de las primeras dcadas del siglo XX, le parecaabsurdo (no en su niez) que aquel dramtico:

    Me casar contigo aunque me cueste la vida.

    se continuar con las estrofas que comienzan:

    Mi abuelo tiene un peral cargado de peras finas.

    Qu raro es pensndolo bien! deca. Quizs la tonada de la canciny el rito de la rueda del corro explicaran la conexin. Despus del brus-co corte, la adicin de La trtola del peral queda sin aparente trabazncomo enlace textual, es una inconexin manifiesta, una pausa en el dis-curso temporal espacial. La recreacin en la tradicin oral no est exen-ta de ciertas omisiones; la coherencia de la continuidad narrativa injer-tada de fragmentos de otros textos, a veces, tiene elipsis insalvables ysuele combinarse por asociaciones de imgenes o de conexiones de fr-mulas del archivo memorial. As es posible interpretar la fusin conlos hemistiquios formulaicos del lugar deleitoso: En el vergel del rey;En la huerta de mi padre; Mi padre tena un peral; En mi casa hayun peral.

    En el texto de La trtola del peral se insertan motivos tradicionales:lugar deleitoso; pjaro hablador que trae nuevas; pjaro transformado endoble de la protagonista; ciega confianza del enamorado. Al igual que enlas versiones peninsulares en la tradicin infantil hispanoamericana serecoge La trtola del peral como texto autnomo34

    Motivos

    Una singular potencialidad potica se encuentra en los motivos, esasunidades mnimas y simblicas que expanden su significacin en el ima-

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    33 Entrevista realizada por A. Pelegrn. Mayo 2000, en Buenos Aires. Argentina.34 J. A. Carrizo. Rimas y juegos de nios. [Indito en 1950]. Tucumn. Ed. Universidad

    de Tucumn. 1995, pg. 495. Otras versiones en Moya, op. cit., pgs. 261-262.

  • ginario colectivo. En Las hijas del Merino + La trtola del peral juegandos motivos tradicionales: la bsqueda del nio perdido y el motivo de latrtola herida, del pjaro mensajero, convirtiendo a este r. en un ejemplode condensacin potica.

    El nio perdido que recreara Lope de Vega, amor nio Cupido extra-viado, se traslada a la contrafactum del romancero religioso de la penn-sula. El motivo del nio perdido aparece en el villancico que se cantaba encasa de la abuela materna:

    1 San Jos y La Virgen y Santa Isabelandan por las calles de Jerusaln.Preguntando a todos del nio Jess.todos le responden que ha muerto en la cruz.

    (Jujuy Argentina)35

    2 Jess nio se ha perdido la Virgen lo anda buscando.Quin ha visto por aqu una luz que anda alumbrando?

    (Santiago del Estero Argentina)36

    3 Jesucristo se ha perdido la Virgen lo va a buscar,lo busca de da en da en el templo, en el altar.

    (Nuevo Mxico Espinosa)37

    En el r. Las hijas del Merino, un conflicto clave es la prdida de la niay la bsqueda de la madre que en la imagen argentina aparece desespera-da y enloquecida de dolor:

    Sali la madre a buscarla como una loca perdida.

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    35 Versin de Jujuy (Argentina) cantada por Irene Toledo de Sandoval; recogida en Cr-doba, en 1950 por A. Pelegrn; versin de Salta: J. A. Carrizo. Rimas y juegos infantiles. Tucu-mn. Universidad. 1995, n. 373, pg.559.

    36 Versin de Santiago del Estero; informante Mateo Pereyra, en Orestes Di Lullo. Can-cionero popular de Santiago del Estero. Universidad de Tucumn. Buenos Aires. Imp. Baioc-co, 1940, pg.238.

    37 A. M Espinosa, Romances y juegos infantiles que recitan los nios en Nuevo M-xico, apud. Jijena Snchez. La luna y el sol. Buenos Aires. Edicin Buenos Aires. 1940, pg. 40.

  • Comparo las versiones de Cuba y Puerto Rico que tienen casi nulasvariaciones con el modelo hispnico; en los versos truncos as como en loscontaminados con las estrofas de La trtola del peral:

    Las hijas del Merino se fueron a pasear,2 calle arriba, calle abajo, calle de Santo Toms;

    se perdi la ms pequea, su padre la fue a buscar4 y la encontr en una casa hablando con su galn

    dicindole: prenda ma contigo me he de casar6 aunque me cueste la vida.

    Mi abuelo tena un peral que cra las peras finas8 y en la ramita mas alta hay una trtola herida

    que por el pico echa sangre y por las alas deca:10 Malhaya sean las mujeres que de los hombres se fan;

    y no agarran un garrote y les rompen las costillas.(La Habana Cuba)38

    A esta versin del r. Las hijas del Merino (v.1-6) que mantiene el nciptdocumentado en la pennsula en el ao 1865, le sigue el tema autnomo deLa trtola del peral (v. 7-10) finalizando con dos hemistiquios de tipo bur-lesco (v. 10-11). La adicin opera como un postscriptum porque es la visua-lizacin del regreso de la nia transformada en trtola al espacio familiar,huerta, vergel; dejando en suspenso la incgnita del comportamiento delgaln. Pero, al convertir en imagen potica a la nia como una trtola heri-da, explica metafricamente lo sucedido y silenciado. La trtola con lasalas ensangrentadas convierte al poema oral en lamento y maldicin a lasmujeres que en confianza ciega se entregan al engao del hombre trai-dor, y, en sentencia inapelable:

    v. 10 Malhaya sean las mujeres que de los hombres se fan.

    Pero los nios desbaratan el tono trgico de la sentencia, con una nue-va adicin burlesca, en una copla jocosa:

    y no agarran un garrote y le rompen las costillas.

    Ana Pelegrn Romances del repertorio infantil en Amrica

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    38 Versin recogida por Carolina Puncet en La Habana, Cuba; reproducida en BeatrizMariscal, op. cit., pg. 116.

  • A puetazos, garrotazos, cocotazos advierten en las coplas serncumplimentados los hombres mudables, engaadores.

    Una nueva ptica tienen las versiones de la zona andina sudamericana(Norte Argentino y Centro de Chile). La versin octosilbica (ia), con finaltrunco, mantiene las secuencias conocidas y el desenlace con el juramen-to de lealtad del joven: aunque me cueste la vida39.

    La versin argentina de Las hijas del Merino ofrece un cambio en laintertextualidad; precede a La trtola del peral, cuyo texto autnomo per-vive en la zona central de Chile y el norte de Argentina. En plena activi-dad recreadora surge un texto intergenrico, un desenlace lrico intensifi-cado en los cuatro hemistiquios finales (v. 11-12):

    En mi casa hay un peral cubierto de perlas finas,2 en el gajo ms cargado se sienta una golondrina,

    por el pico echaba sangre con las alas se bata,4 [Malhaya sean las mujeres que de los hombres se fan]

    Se perdi la mejor nia al punto del medioda.6 Sali la madre a buscarla como una loca perdida;

    y fue la hall en un palmar que en las palmas se meca,8 y a un nio de quince aos estas palabras deca:

    Nos casaremos los dos, nos casemos vida ma,10 aunque perdamos los padres, aunque perdamos la vida.

    La vida no te la ofrezco porque esa prenda no es ma12 y puede ser que maana venga el dueo y me la pida.

    (Sanagasta. La Rioja Argentina)40

    Precedida de La trtola en el peral, la versin contiene frmulas y moti-vos de honda persistencia. A igual que en un romance lrico se impregnade una atmsfera irreal, dejando un estilo enigmtico cruzado de rfagaspremonitoras. El peral se convierte en un rbol mgico; a igual que en otrostextos orales en versos vuelta a lo divino, el lugar se traslada a lo alto, cre-ce en el cielo:

    Ana Pelegrn Romances del repertorio infantil en Amrica

    89 Anales de Literatura Hispanoamericana2001, 30: 69-95

    39 Versin de Cdega, provincia de OHiggins (Centro de Chile), en Vicua Cifuentes.Romances populares y vulgares. Santiago. Imp. Barcelona. 1912, pg. 169.

    40 J. A. Carrizo. Cancionero popular de La Rioja. Buenos Aires. Espasa Calpe. 1942; elr. es reproducido en Mercedes Daz Roig, op. cit., pg. 159. Intercalo la sentencia del textoautnomo [malhaya sean las mujeres / que de los hombres se fan].

  • En el cielo hay un peral cargado de pedreras8 Jesucristo las form para la Virgen Mara.

    (ChiloChile)41

    El peral con ramas convertidas en asombrosa pedrera crece en el patiode la casa transformado en sitio maravilloso, donde ya es posible el pro-digio:

    En mi casa hay un peral cubierto de perlas finas.En la ramita mas alta se asent una golondrina.

    En el motivo tradicional el pjaro es el protagonista femenino, basterecordar la trtola del r. Fonte Frida. En la versin argentina de La Riojacomo una trtola descansa la nia:

    v. 6 en un palmar que las palmas se meca.

    El peral maravilloso y la trtola sangrante doble de la protagonista heri-da del amor del malo falso engaador, como la trtola del viejo r. Fon-te Frida arrastra a una atmsfera inesperada y de prodigio a la historia dela nia perdida:

    en el pimpollo ms alto se sent una golondrina.

    Del archivo memorial de la tradicin hispnica, surge la potente ima-gen de percepcin potica, sorprendida por las rfagas de lo maravillosoen la historia de otro romance:

    en el cogollo ms alto estaba una nia dormida.

    Es la historia de un caballero en busca de caza transitando por un pai-saje encantado fronterizo donde encuentra a una misteriosa doncella en lasramas de un rbol; la nia explica:

    Ana Pelegrn Romances del repertorio infantil en Amrica

    Anales de Literatura Hispanoamericana 902001, 30: 69-95

    41 Vid. Max Trapero. Romancero general de Chilo. Frankfurt-Madrid. Iberoamericana.1997, pg. 150 [corresponde a Las almenas de Toro a lo divino].

  • Siete aos tengo, seor de estar por aqu perdida42.

    En la versin argentina de Las hijas del Merino, no hay maravilla, perosi el hechizo de una historia de amor: el caballero es un joven adolescen-te, un nio de quince aos, que apasionadamente jura a la mejor niasu promesa amorosa aunque perdamos [nos cueste] la vida. Agona delenamorado que entrega su corazn es la lrica estrofa aadida por la can-tora portea a este texto de La Rioja (vv. 11-12). El alma-vida no puededrsela porque an no ha llegado el momento en que el dueo y seor man-de la hora, demande lo que le pertenece.

    El alma no te la ofrezco porque esa no es prenda ma,y puede ser que maana venga el dueo y me la pida.

    Una versin que contrasta por su clima de amor trgico con los textostradicionales cubanos, los que se cantan fragmentados, truncos, o aque-llos en los que concluyen con maldicin y coplas de gnero burlesco.

    Esta es la maravilla: que distintos cantores panhispnicos recrean di-ferentes desenlaces de la fbula. Unas veces los nios por el gozo de laspalabras y del canto fusionan distintos romances, aaden fragmentos de canciones, coplas burlescas. Otras la propia inercia de la meloda yel tono lleva a la prdida de la historia, a combinaciones fortuitas e il-gicas.

    Me pregunto cmo considerar la trascripcin de las versiones cuandose componen de hiladas de textoses tarea del estudioso transcribir esasversiones continuas, o es quizs preciso intervenir separando los lmitesde los tipos que fortuitamente se aaden? Quizs es en el repertorio infan-til donde se presentan casos desconcertantes para comprobar la proce-dencia intertextual por los aadidos de canciones y juegos, como se ejem-plifica en La monjita; Ricofranco y Las hijas del Merino.

    El repertorio infantil ofrece una modalidad singular para los estudiosdel romancero en Hispanoamrica.

    Ana Pelegrn Romances del repertorio infantil en Amrica

    91 Anales de Literatura Hispanoamericana2001, 30: 69-95

    42 Vid. En Mercedes Roig, op. cit., pg. 154 [corresponde al tema del r. La Infantina /El caballero burlado, en su versin venezolana].

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