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PSICOPATOLOGIA DEL PENSAMIENTO CAPITULO /y

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PSICOPATOLOGIA DEL PENSAMIENTO

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El Pensamiento vino a ser una de las supuestas «funciones^) psí­quicas nnás controvertidas, a partir de la dificultad de su conceptuali-zación, su discernimiento del mundo de la inteligencia, de las activi­dades intuitivas o imaginativas, de la actividad misma del lenguaje, en contraposición a otras funciones que se dejan precisar y reconocer más fácilmente: los procesos de la memoria, los de la percepción o los de! mundo emocional.

Mientras para los psicólogos, refiere G. Cohen (1983), "los estu­dios del pensamiento tienden a limitarse al razonamiento dirigido ha­cia metas, la solución de problemas y los procesos de categorización, con ello se excluyen muchos tipos de actividades mentales que tienen lugar sin entradas ni salidas identificables, tales como las creencias, la reflexión, la meditación y la imaginación". Más substantivo parece, como afirmara Craik (1943) que "la función del pensamiento es crear (y mantener) un modelo de realidad mediante el simbolismo interno".

En una psicología de funciones es aún motivo polémico la distin­ción entre Pensamiento e Inteligencia (Bash) o su identificación (Pia-get). Como también la separación o no entre Pensamiento y Lengua­je: para unos el lenguaje configura el pensamiento (Whorf), para otros, el uso del lenguaje presupone un desarrollo cognoscitivo (Pia-get), para otros pensamiento y lenguaje se desarrollan separadamen­te hasta un momento precoz de conexión y confluencia que inaugura el desarrollo de una función (Vigotsky). En cualquier caso, distingue al pensamiento su carácter de función asociativa, equidistante de as­pectos psíquicos que denominamos memoria, inteligencia y lengua­je, a los que se liga y a los que hace depender estrechamente de su propia actividad. Así suelen ofrecerse definiciones del Pensamiento como la de Littré: es «lo que la mente combina o imagina», o cual­quier otra que haga referencia a la asociación de representaciones y la consecuente elaboración de conceptos y juicios.

Cuando el trabajo de relación y asociación del pensamiento se efectúa con un fin más preciso y sobre materiales más objetivos, se

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está más cerca del Pensamiento Lógico; por contra, otras formas de Pensamiento (Mágico, Fantástico) se efectúan sobre otros principios estructurales y teleológicos o sobre otras categorías de representa­ciones, respectivamente. El llamado Pensamiento Mítico viene da­do en representaciones y formulaciones más primitivas, lo que no quiere decir "menos complejas". El llamado Pensamiento Onírico es aquel que tiene lugar estructurado en base a las imágenes de! en­sueño.

El mundo de los afectos y emociones siibyace inmediatamente a los procesos del pensamiento, condicionándolos estrechamente y orientándolos; podremos ver esto en las estructuras que llamaremos Deliroides v Sobrevaloradas.

ALTERACIONES FORMALES CUA.NTIT.ATIVAS DEL PENSAMIENTO

Podríamos de.scribir. en una gradación que fuese de menor a ma­yor productividad del pensamiento, un primer tipo de alteración que se denomina Pensamiento INHIBIDO, en el que puede observarse un déficit de las disponibilidades ideativas, como si una «resistencia» dificultase el proceso de su elaboración. Tan escaso material deter­mina una lenta ordenación asociativa, que tiene como e.xpresión fi­nal un pensamiento que cursa de forma lenta y trabajosa, con la sen­sación por parte del sujeto de «tener la mente en blanco». La inhibición puede ser tan intensa que bloquee totalmente la emisión de palabras (MUTISMO).

Mas el Mutismo no es siempre expresión de un extremo gra­do de inhibición; suele darse frecuentemente como actitud nega-tivista en la que el enfermo se opone a toda comunicación verbal.

Cuando el pensamiento se expresa de forma lenta y pausada sin que se ponga de manifiesto una dificultad en las asociaciones, en­tonces se habla mejor de Pensamiento LENTIHCADO. Ambas for­mas. Inhibición y Lentificación, son manifestaciones de un fenóme­no más general que se conoce con el nombre de BRADIPSIQUIA.

En el Pensamiento DIVAGATORIO, tras una aparente locuaci­dad, existe también una escasa productividad ideativa. El sujeto re-

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curre a «palabras vacías» o a términos sinónimos, utilizando esta de­mora para conseguir ideas útiles para su línea directriz. Este trastor­no puede ser expresivo de déficits intelectivos y, en general, de tras­tornos mnésicos.

Otra alteración del pensamiento que cursa con aparente sobrea­bundancia es el Pensamiento PROLIJO, donde el acento recae en la dificultad en la selección de las ideas, no rehusándose a lo accesorio en favor de lo fundamenta!, e.xpresándose iodo con el mismo énfasis. Resulta así un relato arborizado en detallci que obliga a! interlocutor a realizar una tarea de atención para extraer la esencia del discurso. Sería típico de algunos enfermos epilépticos formando parte del que clásicamente se ha tenido como carácter Viscoso. Se trataría en estos sujeios de «una prolijidad especiai que se traduce, por ejemplo, en ei uso de exageradas frases de salutación y cumplido, y en el carácter pedantesco y detallista de sus conversaciones», decía Bumke.

La asociación de una escasez ideativa junto a la repetición mo­nótona y machacona de los temas constituye el llamado Pensamien­to PERSEVERANTE, tendiendo el sujeto a permanecer fijado a unas cuantas ideas que se reiteran con imposibilidad de establecer un cur­so fluido.

No es la VERBIGER.A.CIÓN (Kahibaum), que -en el piano del lenguaje verbal- ha sido definida por algunos autores de for­ma similar al Pensamiento Perseverante. Lá Verbigeración es la repetición de sílabas y palabras en el intento de expresión de ciertos enfermos afásicos. De ahí que Verbigeración resulte sinó­nimo de Palilalia.

Para Vallejo Nágera. Verbigeración es la prevaíencia de la Logorrea sobre un curso ideativo de escasa productividad («Fu­ga de Ideas habladas»). De todo ello, que la Verbigeración sea un concepto confuso y escasamente utilizado.

Bajo el signo de una desbordada productividad se encuentra el Pensamiento IDEOFUGITIVO o «Fuga de Ideas», en el que destaca la sobreabundancia de palabras y giros (VERBORREA o LOGORREA). El sujeto habla sin cesar, estableciendo escasas pausas, sin parecer can­sarse y llegando en los casos más extremos a persistir en su afán de ha­blar a pesar de la consecuente disfonía. Es caractenstica de la Fuga de Ideas la extremada capacidad asociativa que produce un progresivo

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distanciamiento del tema inicial, saltándose de unos a ctros con sor­prendente facilidad, por lo que también se le ha llamado Pensamiento SALTÍGRADO, típico de la Manía. En Qsa. extrsma facilitación aso­ciativa, a veces, el solo sonido de una palabra provoca por asociación otra de fonética parecida: son las Asociaciones por ASONANCIA.

ALTERACIONES FORMALES CUALITATIVAS DEL PENSAMIENTO

Se ha denominado Tono del Pensamiento a su capacidad de mos­trarse organizado y coherente. Las alteraciones de este Tono, que componen los trastornos que vamos a describir, tienen de común pa­ra e! interlocutor la dificultad de comprensión de ese pensamiento, por hallarse en él afectadas las funciones productivas, selectivas y asociativas del pensar.

Existen varios niveles de afectación, denominándose las formas más leves HIPOTONIA del Pensamiento: en ellas se evidencia la di­ficultad del enfermo para ordenar con vigor los materiales, realizan­do esfuerzos para lograr un grado de comunicabilidad que difícil­mente alcanza.

Las afectaciones más profundas reciben el nombre de Pensa­miento DISGREGADO (Bleuler), un pensamiento de contenidos in­comprensibles, bien porque aparecen fragmentos sin aparente rela­ción unos con otros (Pensamiento DISOCIADO), bien por una deformación sintáctica que contiene sólo una mezcla de palabras o sílabas (PARAGRAMATISMO o PARASINTAXIS), bien porque una buena construcción gramatical no comporta, sin embargo, la co­herencia de que dispone el sujeto sano. Este pensamiento compues­to por relaciones remotas y absurdas, de matices tanto lógicos como mágicos, representaría la máxima incomunicación.

Como dice Scharfetter, al Pensamiento Disgregado se puede unir cualquier forma de alteración cuantitativa.

Para algunos autores. Pensamiento Disgregado y Pensa­miento INCOHERENTE senan sinónimos. Para otros, el Pensa­miento Incoherente expresaría, por el contrario, una exhuberan-cia asociativa extrema, aunque su grado de comunicabilidad,

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como el Disgregado, fuese mínimo. En este sentido, de su míni­ma capacidad coniunicariva. el Pensamiento/Lenguaje muy de­sestructurados reciben en Psiquiatría el apelativo habitual de IN­COHERENCIA.

Pero en Psicopatología, ese llamado Pensamiento INCOHE­RENTE tiene aquellas acepciones diversas: el trastorno extremo del Tono, o bien el trastorno extremo de la Exhuberancia. Si se acepta esta segunda acepción, esa forma de pensamiento queda definida como un trastorno del mismo sentido, y más grave, que la Fuga de Ideas. El sujeto no tendría tiempo de expresar muchas de sus asociaciones, que quedan silenciadas: el discurso se entre­corta y las palabras y frases quedan sin conexión; los enfermos musitan frecuentemente. Está afectado el contacto con la reali­dad, hay desorientación; el trastorno se aplicó a las Psicosis Exó-genas, donde junto a la Agitación psicomotora daba lugar a la Amencia, entidad clínica hoy relegada. La confusión conceptual sobre el Pensamiento Incoherente parece que tienda asimismo a relegarlo de las descripciones psicopaiológicas.

El Pensamiento Disgiegacío puede verse salpicado en su curso de al­teraciones como los NEOLOGISMOS y los PARALOGISMOS. El Ne­ologismo es la invención de nuevos vocablos, generalmente por hibrida­ción. El Paralogismo es la confusión del concepto que expresa un vocablo. El enfermo tiene que producir nuevos vocablos para expresar vi­vencias completamente nuevas, no sirviendo palabras usuales para su no­minación. En el Lenguaje volveremos sobre esas figuras; allí, la extremar da disgregación del pensamiento que contiene la producción de Neologismos y Paralogismos recibirá el clásico nombre de Esquizoafasia.

LA P A T O L O G Í A DELIRANTE

El fondo o contenido del pensamiento se toma patológico o anor­mal cuando no se establece confirmación alguna entre el mismo y la realidad, interviniendo factores morbosos en esa divergencia: esto es lo que marca su diferencia con el simple error del juicio.

Mencionaremos en primer lugar los trastornos más fundamenta­les, complejos y graves de la Psicopatología del Pensamiento, y aun de toda la Psicopatología: las IDEAS DELIRANTES, que con sus di­versas formas de presentación y distintas caractensticas vivenciales componen la rica fenomenología de los DELIRIOS.

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ESTRUCTURAS DELIRANTES

Las Ideas Delirantes o Estructuras Delirantes o Síndrome Deli­rante o Delirio reciben también el apelativo de Síndrome Delusivo o Delusion para diferenciarlas del «Delirio» clásico (entidad clínica de la patología de la Conciencia).

La literatura recoge similitudes entre los conceptos de DE­LIRANTE y RARANOIDE. Lo Paranoide deriva de la clásica Paranoia y toma sus rasgos para adjetivar determinadas estructu­ras delirantes: éstas serían las que expresan contenidos: a) perse­cutorios, b) litigantes, c) autorreferentes. En Seva Díaz lo Deli­rante (el Síndrome Delirante) queda definido por el predominio de tales ideas, y lo Paranoide (el Síndrome Paranoide) por el sen­timiento de permanente alusión y autorreferencia. Así. lo Para­noide sería comúnmente Delirante, pero no todo lo Delirante se­ría Paranoide. Para otros autores, y en cierta medida para las fórmulas coloquiales de los psiquíatras, Paranoide y Delirante vienen dados como términos enteramente sinónimos (Scharfet-ter, Abeila Gibert).

Para que una idea pueda ser calificada como DELIRANTE debe cumplir las siguientes premisas:

I) Ser falsa. 2) Ser irrebatible a toda argumentación lógica. 3) Establecerse por vía patológica, diferenciándose así de las

creencias ancestrales, mágicas y religiosas, en las que priman los factores socioculturales.

4) No derivarse directamente de otras patológicas.

manifestaciones psico-

Algunos autores establecen la hipótesis de que lo primario (en la génesis de las Ideas Delirantes) sería un trastorno de la actividad del Yo que se reflejaría en la vida Afectiva, dando origen a estados es­peciales de ánimo. Así ha sido descrito el HUMOR DELIRANTE (Hagen) o TREMA (Conrad) o ESQUIZOFORIA (López Ibor), del que emergerían las Ideas o Estructuras Delirantes. De esa forma el' sujeto, bien por vivencias morbosas o por un sustrato orgánico alte­rado, padece una disfunción del Yo que determina la percepción di-

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tusa de los acontecimientos intra y extrapsíquicos, lo que le sumerse en un abismo desconcenante e irracional. Es en este estado de «De­sorientación interna» en el que emergen, como «tablas de salvación», las Ideas Delirantes, cuyos contenidos no vienen producidos por azar, sino que son respuestas universales a sentimientos y acontecimientos íntimos. He ahí el carácter defensivo (del Yo) de los síntomas. Es así como e! sujeto asido a estas «ideas salvadoras» encuentra un sentido en su existencia amenazada. En muchas ocasiones el delirio tiene un claro carácter sohrecompensador de una precariedad existencial.

Procede evocar aquí la noción del Automatismo Mental de G. G. de Clérambault, quien escribió en su tiempo: "Así como existen de­lirios enteramente interpretativos, deben existir delirios exclusiva­mente condicionados, al menos en su estado inicial, por el Automa­tismo Mental". El sentido de la expresión Automatismo Mental lo fijó G. G. de Clérambault, entre 1920 y 1930, designando una serie de fenómenos (robo del pensamiento, adivinación del pensamiento, eco del pensamiento, etc) en los cuales, sin nada estésico ni cons­cientemente significativo, el pensamiento del sujeto se emancipa de su control y este pierde su propiedad privada (Lanteri-Laura. 1994).

E. Minkowski ("El tiempo vivido", 1968) escribe que los traba­jos de Clérambault acerca del Automatismo Mental "ocupan por su originalidad un primer lugar en la psiquiatría contemporánea, en re­lación con el grupo de las psicosis sistematizadas ahicinatorias cró­nicas", las que describiera G. Ballet. Los trabajos de Clérambault "contribuyeron a modificar profundamente nuestras concepciones acerca de la patogenia de las psicosis, haciendo de ellas psicosis ba­sadas en ei automatismo". El automatismo psicológico (acciones convertidas en hábitos sin el control de la conciencia), escribe Min­kowski, "nada tiene que ver directamente con ei automatismo mental de Clérambault: este último automatismo es una noción puramente psiquiátrica, alude a fenómenos que la conciencia mórbida no logra referir a sí misma y que, en consecuencia, le parecen como si se de­sarrollasen independientemente de ella y, en ese sentido, de una for­ma automática; a fin de cuentas tiende a atribuirlas a causas exterio­res, llegándose así a fenómenos patológicos del tipo del eco o del rapto de la mente, de la enunciación de ios actos, de los diálogos in­teriores, de las alucinaciones motrices, de los sentimientos de in­fluencia, etc; tales son los síntomas más frecuentes que traducen el automatismo mental...". Es así que en la concepción de Clérambault

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la idea delirante no juega más que un papel secundario: "La ¡dea que domina no es la generadora..." En el grupo de psicosis que conforma el Síndrome de Clérambault pueden distinguirse dos órdenes de he­chos desde el punto de y'xstdi. patogénico: "a) el hecho primordial, que es el automatismo mental; b) la construcción intelectual secundaria que, ella sola, merece el norhbre de delirio".

Aquí halla su sentido la e.xpresión procedente de la clínica fran­cesa: '"cuando el delirio aparece, la psicosis es ya vieja".

Las modalidades de Vivencias o Ideas Delirantes PRIMARIAS (no derivables psicopatológicamente) son, para una mayoría de au­tores, éstas:

1) la PERCEPCIÓN DELIRAiNTE

2) la OCURRENCIA DELIRANTE

«La Percepción Delirante se da cuando sin motivo comprensible racional o emocional se atribuye un significado anormal a percep­ciones reales, casi siempre en el sentido de, la autorreferencia. Este significado es de especial naturaleza: casi siempre importante, insis­tente, personal en cierto modo, como un aviso, como un mensaje de otro mundo. Por no tratarse de una alteración de lo percibido, sino de su significado, no pertenecen las Percepciones Delirantes a los tras-tomos de la Percepción, sino a los del Pensamiento» (K. Schneider). Castilla del Pino habla aquí, justamente, de una «Patología de la Sig­nificación». Weitbrecht recuerda que Schneider llamó la atención re­petidas veces sobre esta forma delirante, no muy frecuente, pero de particular importancia en el diagnóstico de la Esquizofrenia, en don­de la Percepción Delirante prevalece notoriamente en el período de comienzo.

Un esquizofrénico, cuando ve en la calle pedir donativos pa­ra la Cruz Roja, nos dice: «Se están recogiendo fondos para ayu­dar a las victimas de la tercera guerra mundial que ha estallado ya», y añade: «Yo también moriré».

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En alguna literatura la Percepción Delirante circula con la de­nominación, impropia, de REVELACIÓN DELIRANTE. Más le conviene ese término a! trastorno que describimos a continua­ción.

La OCURRENCIA DELIRANTE, o Inspiración Delirante, o In­tuición Delirante, o Corazonada Delirante (Alonso Fernández): Se trata de una certeza súbita de carácter delirante, sin que medie per­cepción alguna.

Así, en el ejemplo anterior, si el enfermo tuviese aquella con­vicción sobre la guerra mundial súbitamente y sin el concurso de la percepción de la petición de donativos, entonces hablaríamos ahí de Ocurrencia Delirante.

La mayor frecuencia de las Ocurrencias Delirantes, sobre las Percepciones Delirantes, en la semiología esquizofrénica, ha po­dido ser comprobada (Huber, 1961, 1964; hospitalizados: Percep­ciones Delirantes en el 22 %, Ocurrencias Delirantes, en el 73 %: Alonso Fernández).

Siendo, para Kurt Schneider, la Ocurrencia un síntoma de «segundo orden», y la Percepción, un síntoma de «primer orden» para el diagnóstico de la esquizofrenia. Las Ocurrencias Deliran­tes son mucho más frecuentes que las Percepciones, pero tienen menos valor para el diagnóstico de la esquizofrenia que éstas.

Es importante aquí diferenciar las Ideas Delirantes de las IDEAS DELIROIDES o JUICIOS DELIROIDES, que no cumplen el cuarto requisito señalado antes para las Ideas Delirantes, ya que las Ideas Deliroides sí están relacionadas con otros fenómenos más primarios. Tal es el caso de! depresivo que cree condenarse, de la culpabilidad del masturbador que lo induce a sentirse observado, del traficante clandestino que huye de falsos perseguidores. Es por ello que las Ideas Deliroides mejoran al hacerlo las circunstancias o el fenómeno psicopatológico de que derivan, teniendo así un pronóstico más fa­vorable que las Ideas Delirantes.

También hay que diferenciar las Ideas Delirantes de las IDEAS SOBREVALORADAS, otro trastorno de los aspectos temáticos del pensamiento, dotado de menor fuste patológico que lo delirante. Ellas son ideas muy impregnadas afectivamente, que ocupando un lugar importante en la vida psíquica del sujeto, rigen gran parte desu acti-

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vidad en torno a sí; predominan aquí los temas del honor, !a afirma­ción social, la codicia, la venganza, etc.

Las Ideas Sobrevaloradas conducen a una convicción más timó-gena que racional, erigiéndose en móvil importante que orienta la conducta del sujeto en tomo a ellas. Bumke, tomando el concepto de WERNICKE, las definió como aquellas ideas. De acuerdo con lo cual, en modo alguno deben considerarse como patológicas todas las ¡deas sobrevaloradas.

IDEA DELIRANTE: Idea de carácter paioló ico no derivada directamente de otras manifestaciones psicopatokígicas, inaccesi­ble a la argumentación lógica.

IDEA DELIROIDE: Idea falsa de carácterpatolÓL'ico derivada directamente de otras manifestaciones pslcopatológicas, mostrán­dose más accesible a ser rebatida.

IDEA SOBREVALOR,-\DA: Idea muy impregnada afectiva­mente que rige gran parte de la actividad de! sujeto.

La e.xpresión PENSAMIENTOS DELIRANTES señala la e.xis-tencia de Percepciones y de Ocurrencias Delirantes. Dice Schneider: «Denominamos Pensamientos Delirantes a las opiniones fijadas a partir de Percepciones Delirantes, así COTTIO a las Ocurrencias Deli­rantes que han quedado asimismo fijas. Si son establecidas conexio­nes entre las diversas Percepciones Delircintes, Reacciones Paranoi­des, • Ocurrencias y Pensamientos Delirantes, se obtiene un SISTEMA DELIRANTE».

El SISTEMA DELIRANTE es la elciboración detenida de una trama de fenómenos delirantes que acabím formando una historia, una arborización, un conglomerado de datos en que unos se sostie­nen a otros dando consistencia a la cmp/ía estructura delirante. En esta sistematización puede comprobarse (iómo el enfermo ha orde­nado sus vivencias (también sus vivencias sanas) y su vida toda al­rededor ác los mídeos delirantes; haciendo así más difícil su disolu­ción.

Ingresa en el Hospital un enfermo tras haber dado muerte a dos personas de una pequeña localidad al tener la convicción de que ellas influyeron en el médico pcira que le prescribiese un tra-

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tamiento de inyectables que le ocasionaría una larga enfermedad, como forma de castigarlo por una violación que el no había co­metido. En su relato detalla todos los extremos que le inducen a sus firmes certezas encadenadas.

Junto a estos fenómenos delirantes de primera magnitud circulan otros por los textos psicopatológicos que tienen menor entidad o son menos precisos, o quedan claramente mal definidos. No es éste el ca­so de! llamado HUMOR DELIRANTE (Hagen; o Humor Predeliran-te} o TREMA (Conrad) o ESQUIZOFORLMLópez Iborj, el cual, pa­ra Gruhle, López Ibor, Cabaleiro, Alonso Fernández y otros tiene ia categoría de una Vivencia Delirante Primaria, no así para Jaspers ni para Kurt Schneider.

El HUMOR DELIRANTE es no más que un «especial estado de ánimo», tenso, como suspicaz, como de quien está en espera de algo de­cisivo; Conrad lo describe como el ánimo que embarga al actor antes de salir a escena. Algo de extraordinario hay siempre en ese estado de áni­mo; no es nada similar al ánimo del angustiado que «espera como una mala noticia» en su situación de sobresalto. Aquí la vivencia es más ino­cente y más total, como más numinosa y más abierta a lo que pueda ocu­rrir. Ese, que también ha recibido el nombre de TEMPLE DELIRAN­TE, es el ánimo sobre el que, para López Ibor y Alonso Fernández, surgen las Percepciones y las Ocurrencias Delirantes. Dice Schneider:

Así piensa Alonso Fernández que se obtiene una ordenación jerárquica de la trilogía fenomenclogica que integra el DELIRIO PRIMARIO: en la base de esta ordenación se halla la estruciura fundamental que es el Humor Delirante o Humor Predelirante, sobre el cual se montan dos especies de superestructuras: la Per­cepción Delirante y la Ocurrencia Delirante.

El Humor Delirante se acompaña de la «conciencia de vaga significación» y la «vivencia de lo puesto» (todo está puesto o preparado para él), siendo sus elementos las «oscuras sospechas» y los «presentimientos» (Alonso Fernández).

Pueden así decir, Alonso Fernández y López Ibor, siguiendo a Clérambault, que «en el momento en que aparece el Delirio, la psicosis es ya vieja».

Con e! nombre de REPRESENTACIÓN DELIRANTE (Jaspers), o Recuerdos Delirantes (Weitbrecht), se conoce el dar significación

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nueva a un recuerdo, de forma que e! enf- no interpreta ei pasado mediante una configuración delirante. Val; o Nágera parece exigir algo más: «Los engramas, los recuerdos ^ anciaies, se presentan con nuevos coloridos y con nuevas interpre xiones, a condición de que la presentación sea brusca o inmotivada •. Este trabajo deliran­te sobre temas del pasado, sobre materiales nnésicos, creemo.s que está nombrado con cierta confusión con el :alificativo de «Repre­sentación», por las características perceptiva^ a que alude. Si quere­mos prescindir de los caracteres de las imágenes utilizadas, el fenóme­no puede ser denominado como ACTUALIZACIÓN DELIRANTE.

Jaspers !o tenía como Vivencia Delirante Primaria, pero no ha sido luego considerado así por otros autores (K. Schneider, Gruhie, etc). •

Con el nombre de COGNICIÓN DELIRANTE describió Jaspers ia significación anormal que se adscribe, sin motivo, a una cogni­ción.. Kurt Schneider ha criticado la ambigüedad de este concepto, poco utilizado luego.

Por último, señalemos que con ei nombre de INTERPRETACIÓN DELIRANTE se han referido distintos autores a la valoración errónea (delirante) de hechos, ideas, actuaciones u otros fenómenos psíquicos co­rrectos, hablándose, cuando ese trabajo tiene lugar sobre Fabulaciones o recuerdos falseados, de RABULACION DELIRAiNTE (Abeilá Gibert).

Así, la significación anómala puede adscribirse a cualquiera de los modos cómo es represéntalo un objeto y, por tanto, tendremos percepciones delirantes; representaciones delirantes y cogniciones delirantes. Estos tres modos de vivencia delirante primaria tienen de común que en ellos se adscribe una significación, sin motivo ade­cuado, a un contenido representativo, bien sea este actual como per­cibido, como representado a partir del recuerdo o del trabajo imagi-nal, o finalmente apenas objetivable bajo la forma de cognición, donde se da un conocimiento oscuro en que no llega a haber repre­sentación de objeto (Martín-Santos, 1955).

Las fases que Conrad atribuye al Proceso Delirante encuentran cierta correlación con fenómenos descritos aquí: la fase de Trema se-n'a equiparable como señalamos al Humor o Temple Delirante y la vivencia Apofánica traduciria la Percepción Delirante.

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Toda ésta es una patología de adultos. «Desde Lutz, la mayoría de autores admiten que las ideas propiamente delirantes sólo apare­cen en el niño mayor de 6 años» (Ajuriaguerra).

Procede aquí, a modo de resumen, significar ias diferencias substanciales entre:

HUMOR DELIRANTE; Estado especial de ánimo caracteriza­do por la actitud autorreíerencial, la suspicacia y el temor, en el que parecen gestarse las Percepciones y las Ocurrencias Delirantes y, en suma, los Pensamientos Delirantes.

PERCEPCIÓN DELIRANTE: Atribución de un significado anormal a percepciones reales, casi siempre en el sentido de la au-torrcferencia.

OCURRENCIA DELIRANTE: Certeza súbita de carácter deli­rante.

SISTEMA DELIRANTE: Elaboración detenida de una trama delirante, en la que los juicios quedan relacionados formando una estructura delirante.

TEMÁTICAS DELIRAxNTES

Si atendemos a los distimos contenidos delirantes podemos hallar en la literatura amplias clasificaciones. En función de una óptica di­dáctica haremos mención aquí de las modalidades más frecuentes o importantes.

A) AüTORREFERENTES: El enfermo refiere hacia sí hechos circunstanciales o actitudes de otras personas, ajenos unos y otros al sujeto. «La gente murmura cosas mías cuando paso por su lado... La gente se ríe de mí, me miran con malos ojos, me ponen mala cara y hasta hablan de mí». Este tipo de material aparece en los textos bajo e! nombre de DELIRIO DE ALUSIÓN.

B) DE PERJUICIO: El enfermo manifiesta temáticas que conllevan en primer piano el sentirse acosado, perseguido, perjudicado, incluso sintiendo su vida en peligro. Dice un enfermo: «Me quieren envenenar mis mismos padres. Ayer mismo en la comida noté un síüjor muy dis­tinto, era como a..., bueno, el caso es que me quieren envenenar». Exis­ten ahí concluyentes relaciones entre las elaboraciones delirantes y las

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experiencias alucinatorias gustativas. O con alucinaciones visuales, co­mo en este caso: «Hombres con pistolas me perseguían para matarme. Por eso cada vez que volvía la cabeza y los veía, corría más».

C) DE INFLUENCIA: El paciente es objeto de la acción inten­cionada de otros que se la hacen vivir sensorialmente como influen­cia dañina, posesión, control, etc. Como dice un enfermo nuestro: «Tengo que echar de mi cuerpo algunas cosas que no son mías, pues mi cuerpo y mi pensamiento han sido influenciados por las radiacio­nes que emiten los cuadros que tengo en mi casa»,

D) DE SIGNIFICACIÓN: El sujeto encuentra significados espe­ciales en ios hechos, recibe informaciones a través de ellos que sólo él puede descifrar, siendo con frecuencia tales hechos vividos como «pruebas» preparadas especialmente para él.

Hasta aquí, las citadas modalidades se corresponden, por lo ge­neral, con actividades delirantes más estrictamente persecutorias. como formando parte genéricamente de los llamados DELIRIOS DE PERSECUCIÓN.

E) DE DOBLES: El sujeto experimenta delirantemente la exis­tencia de dobles. Al tratar de la Psicopatología de la Percepción des­cribiremos en la Heautoscopia la experiencia alucinatoria deJ doble de uno mismo. En otros casos se trata de dobles de otras personas, como, por ejemplo, en el Síndrome de Capgras, que en palabras de Alonso Fernández (1968) consiste comúnmente en otorgar una exis­tencia de doble a una persona conocida, siendo más raro el adscribir a una persona desconocida una falsa identidad consistente en la del doble o cógemelo de una persona conocida.

Con una curiosa particularidad: el Síndrome de Capgras o Delirio de Sosias aparece preferentemente en mujeres, mientras la Heautoscopia (o experiencia de la presencia del doble de uno mismo) lo hace en hombres.

La primitiva Ilusión de Sosias o Síndrome de Capgras (1923) es un síndrome de Falsa Identificación en que el sujeto desarrolla una creencia delirante en dobles: los casos publicados han descrito el cuadro tanto en enfermedades orgánicas como funcionales, de forma que es posible que el Síndrome de Capgras sea un fenómeno multideterminado en que una desestnicturación de los procesos de pensamiento, probablemente de base orgáni-

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ca, y modelada por factores psicodinámicos, conduzca a la creen­cia delirante en el doble (L. Caballero y col., 1995).

Una serie de autores han subrayado que el Síndrome de Cap-gras pertenece nosológicameme a la esquizofrenia paranoide o a los síndromes paranoides: Alonso Fernández entiende que la estructura fenomenológica del Delirio de Sosias corresponde a la de la Per­cepción Delirante, aunque, en última instancia, no representa una entidad nosológica sino una fábula delirante que puede presentarse en las formas paranoides de los procesos esquizofrénicos, en los de­sarrollos, c incluso en las reacciones vivenciales.

F) CELOTÍPICAS: Convicción de infidelidad de la pareja, esta­blecida de forma patológica. Nos dice un delirante celotípico: «Lo tínico que pasa es que yo estaba en mi casa todo el día y mi mujer en Granada, y esto no puede ser así. Ya estoy cabreado y no puedo aguantar más. Si ella es mi mujer, con quien tiene que estares con­migo y no con otros tíos, porque he puesto la radio y... lo sé porque lo sé y ya está».

G) EROTOMANIAC AS: Propias del delirio pasional crónico, centrado en la delusion de ser amado por una persona (de ordina­rio inaccesible por su posición social, riqueza o belleza), siendo mucho más frecuente en mujeres que en varones (G. Vidal). Clé-rambault es quien describe originariamente (1922) el Síndrome Erotomaníaco, de! que creyó poder describir una secuencia tipo: esperanza-despecho-rencor, al mismo tiempo que forjaba la cate­goría nosográfica de las Psicosis Pasionales, donde la Erotomania se colocaba al lado de los Delirios de Celos y de Reivindicación (F. Leguil, 1995).

H) HIPOCONDRÍACAS: Dirigidas hacia el propio cuerpo, con elaboración de juicios sobre enfermedades que no se padecen, apo­yados en trastornos cenestésicos y sobre una actitud (hipocondríaca) de atención focalizada hacia el funcionalismo corporal.

I) NIHILISTAS: Ideas también referentes al cuerpo, caracteriza­das por contenidos de negación o inexistencia. El enfermo no se sien­te vivir, está vacío, no tiene visceras, etc. Conformando así el llamado SÍNDROME DE COTARD, propio de algunos síndromes psicóticos depresivos. Serían las formas más psicóticas de los delirios hipocon­dríacos.

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80 COMPENDIO DE PSICOPATOLOGÍA

J) TRANSITIVISTAS (Wernicke) o Ideas de TRANSFOR­MACIÓN o Vivencias de CAMBIO: Expresan el sentirse transfor­mado, diferente, cambiado, siendo múltiples sus contenidos.

K) EXPANSIVAS: Sus contenidos expresan en este caso capaci­dades, bienes o poderes inusitados, generalmente teñidos de un ánimo maniforme. Cuando es resaltable el carácter desbordado de estas des­proporciones se suele hablar de DELIRIO MEGALOMAxNÍACÓ, co­mo en este caso: «Tengo doscientos millones en el banco, todas las te­levisiones del mundo son mías y gobierno España».

L) MESIÁNICAS: Delirando con cumplir misiones redentoras designadas por divinidades, asumiéndose liderazgos universales, sin­tiéndose propiamente dioses, etc.

M) FANTÁSTICAS: Caracterizadas por el gran despliegue de fantasía en las temáticas delirantes, tal y como sería el caso de los Delirios Parafrénicos. Veámoslo en un ejemplo:

El enfermo F. B. relata con lujo de detalles la parasitación de cada persona por un animal (que denomina «¡ntermitario») que la une a un astro. Cuando una persona no está parasitada por el «intermitario» que le corresponde o su unión astral no es la ade­cuada, da en la locura. El habla dos idiomas, lo que achaca al he­cho de estar parasitado (y consecuentemente loco) por un «inter­mitario» extranjero.

El Delirio, tenido como totalidad de sentido y como explicación del mundo para el paciente, ha sido propuesto desde distintas ópticas. Así, por la Analítica Existencial. Entre nosotros, por un autor como R. Sarro, que elude entenderlo como material biográfico y lo ve co­mo articulado en forma de mito, siendo susceptible de un análisis mi-tologemático.

Se dice que el Mito es la única fuente que ha servido al hombre primitivo para pensar, tratándose de un conjunto de narraciones que conservan en la conciencia colectiva de los pueblos determinados

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PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO 81

contenidos doctrinales acerca del mundo, de los hombres y de los dioses. Han sido creados por el pueblo mismo, como una forma de explicación total de las cosas. Son la expresión de lo que toda una co­lectividad piensa. Hay en los mitos un claro predominio de elemen­tos imaginativos sobre los propiamente racionales; son, pues, más un producto de la imaginación. Los mitos revelaban la existencia de lo sagrado. Ofrecen una inmensa variedad de contenidos. Esta forma concreta de pensar cuenta, entre sus caracteres, la personificación de las fuerzas naturales, laá atribuciones causales a seres extranaturales y una inevitable carga de arbitrariedad (J. M. Atencia y cois., 1993). .A partir de la consideración de esa forma concreta de pensar que es el Pensamiento Mítico, puede entenderse la aportación de R. Sarro a la Psicopatología en el tema de los Delirios. Su concepción, que in­tenta ser unitaria, podría denominarse Teo-cosmo-antropológica y sus puntos principales pueden resumirse como sigue (Villegas Beso-ra, 1987):

—La temática de los delirios endógenos es uniforme, y sólo pa-topldsticamente modificada por factores sociales y personales.

—La temática predominante del delirio no es eródca, sino mí-tico-religiosa.

— Los temas delirantes pueden clasificarse en unidades desig­nadas como mitologenias.

—El deürio no es infantil, sino plenamente adulto: es una des­viación de la psique adulto.

—El delirio na expresa una situación conflictiva biográfica aunque ella haya alcanzado anteriormente una densidad dramática.

—Las fases del proceso delirante permiten una hermenéutica existenciaL

Como es sabido, los mitologemas componen una larga serie. Los primeros, por más frecuentes, son ios de Hostilidad Universal (y ahí, ios delirios de persecución), ios del Fin del Mundo, etc.

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82 COMPENDIO DE PSICOrATOLOGI \

FENÓMEiMOS DEL PENSAMIENTO EXTRAÑOS AL YO

Estos que veremos aquí son aquellos trastornos dei pensamiento más singularmente severos, dependientes por lo general de la pato­logía esquizofrénica.

La alteración reside aquí en el sentimiento de la propiedad del pensamiento, aquella peculiar connotación de intimidad que nos ha­ce reconocerlo como un material perteneciente al propio Yo, que emerge exclusivamente de nuestro mundo interno.

La afectación de este sentimiento y esta cognición se pone de manifiesto en estos trastornos, para los que se emplea consecuente­mente el calificativo de INTERVENCIÓN del Pensamiento.

Hablamos de DIVULGACIÓN del Pensamiento cuando el en­fermo vivencia que los demás conocen lo que él piensa, lo cual se explica a sí mismo (y a los demás) por medio de la supuesta exis­tencia de procedimientos telepáticos, máquinas especiales, etc. A veces el fenómeno es consecuente al ECO del Pensamiento o SO­NORIZACIÓN del Pensamiento, en el que el propio pensamiento es repetido por los fonemas (las voces) y es percibido así de forma sonorizada; tal percepción le induce a pensar al sujeto que otros también pueden escucharlo, de donde la convicción de su divulga­ción.

El ROBO del Pensamiento (con frecuencia unido al fenómeno de INTERCEPTACIÓN del Pensamiento) traduce la vivencia de que las ideas le han desaparecido porque le han sido robadas: por los más distintos procedimientos, con las intenciones más dispares, sobresa­liendo, naturalmente, las que incluyen una actitud persecutoria hacia el enfermo.

La INTERCEPTACIÓN puede elaborarse como Robo del Pensamiento. Mas en sí sólo describe un momento peculiar de graves desconexiones asociativas correspondientes a las Altera­ciones Formales Cualitativas del Pensamiento. El enfermo, per­dido en titubeos, vive como una incomunicación que, a veces, se expresa bruscamente por medio de una detención súbita del cur­so asociativo. Tal es la Interceptación.

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PSICOI'ATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO 31

Como IMPOSICIÓN del Pensamienro se describe la convicción de falsedad sobre el propio pensamiento, que se tiene como impues­to, de forma que se está pensando lo que no se desea, lo que otros quieren.

La Divulgación, la Sonorización, el Robo, la Imposición del Pen­samiento son trastornos que afectan nuclearmente, como se entiende, a la actividad del Yo, y su presencia debe hacer pensar en primer lu­gar en un proceso esquizofrénico.

Es un esquizofrénico quien nos dice: «Las Cámaras de Co­mercio cogen'mi pensamiento y el hombre que esia en el control lo conoce».

Otro esquizofrénico escribe a uno de nosotros: «Otro cálculo científico es que no se quiere insistir en quitárseme las ideas de la cabeza para que yo piense».

Otro esquizofrénico nos ha confiado: «Yo no sé qué método tomarán para escribirme las cosas en la cabeza, de una forma que yo no me doy cuenta».

El fenómeno descrito como ALTOMATIZACIÓN del Pensamien­to o MENnSMO (Chaslm) circula por la literatura con no escasa car­ga de confusión. En una mayoría de autores no es tenido en cuenta. En otros se reclama de aspectos similares a los trastornos de la propiedad del pensamiento: es un pensamiento automatizado, que no se vivencia como propio, sino que resulta forzado o impuesto involuntariamente al sujeto desde fuera. Tiene carácter de extraño al Yo, no podemos in­fluirlo y, en consecuencia, organiza a sus expensas cualquier trama de­lirante como las descritas en los Fenómenos Extraños al Yo.

En otros autores, ese Automatismo o Mentismo es equipara­do sin más con la «Rumiación Mental», adscribiéndose a la feno­menología del Pensamiento Obsesivo.

Para otros, esa Automatización sólo describe el carácter au­tónomo y mecánico, ajeno al Yo, pero sin comprometerle, de al­guna forma de pensamiento que se presenta en sujetos extenua­dos, fatigados, intoxicados, próximos al sueño, que viven sin gran angustia esa cinta que se les «proyecta» en su pensamiento, de ia que son espectadores no comprometidos, sin que la íntima activi­dad de su propio pensar se vea severamente afectada por ello. .

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84 COMPENDIO DE PSICOPATOLOGÍA

EVOLUCIONES DELIRANTES

¿Cuál es la evolución de estas estructuras delirantes vistas hasta aquí? Vamos a describir y comentar tres posibles órdenes de evolu­ción.

1.°) El delirio persiste en toda su riqueza a lo largo del tiempo. En este caso, sobre la influencia que el delirio tiene en la conducta del sujeto, cabe establecer que a medida que el estado Delirante se va encronificando, la fuerza operante del delirio sobre la conducta va disminuyendo.

1°) El delirio se aisla de alguna forma (se «encapsula»), permi­tiendo una actividad del pensamiento y de la conducta poco o nada contaminadas por la influencia del mismo, que, sin embargo, persis­te.

3.°) El delirio se degrada hasta su disolución, lo que constituye la curación de la persona delirante. El «proceso de degradación de las estructuras delirantes», observado en casos bajo la acción de los neurolépticos, fue descrito así por Castilla del Pino (1957): gradati-vamente se iría dando una disminución de la certidumbre del delirio, una laxitud de la referencia ai Yo, Percepciones y Ocurrencias em­piezan a aparecer como RECUERDOS DELIRANTES (el enfermo aún no acepta la falsedad de los contenidos morbosos pretéritos), los contenidos se vivencian como externos al Yo, y, finalmente, en los mejores casos, la estructura delirante desaparece quedando tan sólo un RECUERDO DEL DELIRIO (recordándose la temática del deli­rio se es capaz de apreciar su falsedad).

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PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO 35

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36 COMPENDIO DE PSICOPATÜLOGIA

LA PATOLOGÍA OBSESIVA

Son IDEAS OBSESIVAS los contenidos del pensamiento que aparecen reiteradamente, de carácter frecuentemente molesto y pre­ocupante, que escapan al-control del Yo y determinan que el enfer­mo establezca una serie de estrategias (rituales) para luchar contra ellas, sin éxito, ya que una y otra vez le torturan con su presencia.

Una paciente nos describe: «Me atormenta la idea de haber cometido un acto sacrilego cada ve?, que piso la cruz que forman las intersecciones de las baldosas. He tenido que enmoquetar mi piso y procuro aprenderme itinerarios especiales por ciertas ca­lles. Comprendo que Dios no se puede enfadar por esto, pero no puedo evitar la angustia que me produce».

Las Ideas Obsesivas se distinguen de las Ideas Sobrevaloradas en que en estas tíltimas el sujeto no lucha contra ellas, sino que, por el contrario, se apega a ellas. De las Ideas Delirantes en que, a pesar de su insistencia, el sujeto comprende el carácter absurdo e irracional de su ideación obsesiva.

Estas Ideas Obsesivas o COMPULSIVAS o AN.'\NCÁSTICAS se expresan en forma de dudas, vacilaciones, escrúpulos, representa­ciones o temores irracionales, a veces lindando con las Fobias, que el enfermo entiende bien como irracionales, absurdas e inconvenien­tes, pero que no puede hacer nada por evitar.

Cabaleiro describe en cinco puntos esos sus caracteres:

a) son ideas erróneas

b) ei sujeto lo sabe c) pero se siente obligado a pensarlas d) se acompañan de gran angustia

e) y son repetitivas.

Costa Molinari distingue en los fenómenos obsesivos:

— Ideas obsesivas, — temores obsesivos (fobias).

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PSICOPATOLOGIA DEL PENSAMIENTO 37

— un estado de Animo fundamental donde no falta la tristeza, — y Actos obsesivos (compulsiones).

La COMPULSIÓN, que da nombre igualmente al síndrome, es la tendencia incoercible u obligación y apremio interiores a ejecutar un acto a pesar de uno mismo. De forma que las Compulsiones son ha­cia ei plano de la acción lo que las Obsesiones o Ideas Obsesivas ha­cia el plano del pensamiento. Son, como dicen Claude y Micoud, «la e.Kteriorización de las obsesiones». Muchas veces se inician y perma­necen bajo el modelo de los Temores obsesivos. Una enferma nuestra sufre con esta ideación: «¿Seré yo capaz de beber mucho y matar a mi madre?»..

K. Schneider lo explica así: por las vivencias obsesivas se co­meten omisiones, se habla de omisiones obsesivas o Fobias... Si por las vivencias obsesivas se originan acciones, se llaman éstas Acciones obsesivas (ceremoniales, actos obsesivos).

Los RITL^ALES o CEREMONIALES OBSESIVOS que siguen a muchas Ideas Obsesivas son de naturaleza y expresión muy varia­da, desde el lavado de manos hasta la ejecución de actos muy com­plejos y ceremoniosos (complicados, rimalizados).

Pero todos estos apuntes estructurales amenazan con trasladar al lector una concepción fría y mecanicista de los fenómenos obsesi­vos. Debemos decir que ellos no toman a su cargo las grandes cues­tiones que ¿ararterizan a los fenómenos delirantes (la persecución, la trascendencia, el poder) sino que se agotan en un horizonte de mi­nucias cotidianas, las que cobran una relevancia inusual y particu­larmente extraordinaria. Gebsattel lo resumió así: «A diferencia del individuo sano, el anancasta transforma precisamente lo insignifi­cante y lo no importante en objeto de su voluntad de precisión». Configurando así el mundo que le es propio y del que no puede des­prenderse.

En Psiquiatría clínica, el SÍNDROME OBSESIVO ha reci­bido también otras denominaciones, tales como LOCURA DE DUDA (Legrand du Saule), PSICASTENIA (Janet). PARAPA-TTA ANANCÁSTICA. NEUROSIS COMPULSIVA, y el más habitual y no siempre el más afortunado de NEUROSIS OB­SESIVA.

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88 COMPENDIO DE PSICOPATOLOGÍA

Algunos autores han propuesto, desde distintas escuelas, ha­ce tiempo, el término de PSICOSIS OBSESIVAS para los casos más graves.

La cercanía clínico-fenomenológica enü-e los materiales Ob­sesivos y Fóticos induce a algunos autores a hablar en muchas ocasiones de NEUROSIS OBSESIVO-FÓBICAS.

El fondo de! que surge la actividad obsesiva fue denominado (P. Janet) con e! nombre de Psicastenia. Veamos su descripción en pa­labras de P. Juqueüer (1924):

"A Janet corresponde el mérito de demostrar que la obsesión no es por regia general mas que el síntoma más aparente de un estado psi-copatológico especial llamado por él Psicastenia... Se ha dicho que el estado de Psicastenia es la consecuencia de la insuficiencia del dina­mismo mental... Desde el punto de vista etiológico, el factor esencial de la Psicastenia es la herencia (una aptitud o disposición constitucio­nal al estado de desfallecimiento psíquico)... Lo que favorece el desa­rrollo de la afección no es especialmente la abulia, no es la duda, no es tampoco este estado afectivo especial de inquietud permanente, de in­seguridad; es todo esto a la vez, lo cual es difícil de expresar por una fórmula general, es el dinamismo mental por entero el que está tras-tomado. De aquí las expresiones de sentimiento de incompletud (Ja­net), de sentimiento" de despersonalización (Dugas), de pérdida de la fimción de lo real (Janet), pero qne-no designan desgraciadameme mas que uno de los aspectos de esta debilidad particular... Para tal sujeto, decidir y obrar son torturas. En el dominio de la determinación y de la actividad voluntaria se manifiesta la abulia, h. impotencia de querer, que a ojos de algunos autores constituiría el fenómeno primordial... Inseguridad, incertidumbre e irresolución van a la par..."

La cercanía clínico-fenomenológica entre la Angustia y la Obse­sión no es menos estrecha. Hay veces en que la experiencia de la an­gustia, meridiana en la Crisis de Angustia, se toma obsesivo-angus­tiosa en algún tipo de fenómenos donde se advierte la presencia de la angustia misma acompañada de rudimentos de lo que, con su elabo­ración, llamamos obsesión.

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PSICOPATOLOGIA DEL PENSAMIENTO gq

Este es un enfermo de 42 años que padece una Neurosis Ob­sesiva con manifestaciones clínicas desde niño. Junto a la florida sintomatología que presenta de antiguo, hace un año que viene padeciendo unas crisis que describimos a continuación.

En ellas se siente literalmente «asaltado» por la angustia, vi­viendo «un agolpamiento de imágenes» en la cabeza que lo con­turban profundamente. «Son imágenes, son cosas -dice-, temien­do como si fuese a explotar por algún sitio o algo así»..Tiene miedo entonces, pensando si alguna vez esa situación «será irre­versible» (Delirofobia).

Si sufre acostado ese estado de agobio del Yo, a veces le ha bastado encender la luz «para tomar más conciencia de la reali­dad y parece como si me situara y consigo dominar esa situa­ción». Pero la riqueza conturbatoria de imágenes le sucede tam­bién, y con mayor frecuencia, con ojos abiertos. Las imágenes «se quedan dentro de mi cerebro». Son representaciones que le asustan extraordinariamente.

Las crisis pueden durar 5 ó 10 minutos. La cabeza la siente, durante ellas, «como una caja vacía»... «Y me acosan pensamien­tos, ideas rarísimas». La descripción de esos contenidos le resulta «diñcilísimo»: «No es la cabeza cargada; en sí no son ideas, son imágenes revueltas», que acontecen en forma de «asalto».

«Es que eso me es impasible totalmente expiicario. Es cna sensación de inseguridad, de que va a saltar algo dentro de mí, en mi actitud, en mi conducta»... Es la sensación de un «impulso» que no podrá contener. (¿Las imágenes?) «Eso no se puede llamar una imagen; no sé manifestarlo»... No son imágenes claramente visuales, son representaciones de «cosas irtformes, movibles, un árbol deforme, una especie de masa deforme», paralelas al senti­miento torturante de la angustia.

La movilidad de esas imágenes es rapidísima. (¿Y su volun­tad?) «¡No tiene nada que ver!». Él no puede reprimir el venda­val, aunque quiera: «Me asaltan, está por encima de mí». Esta es­pecie de vértigo automático quizá pueda eludirlo «un segundo», no más. Si lucha contra eso, no puede vencerio; si consigue dis­traerse, entonces el fenómeno amaina (la distracción, no la lucha, como buen material obsesivo).

Es una estructura obsesiva en germen, aún dominada por la fenomenología angustiosa.

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W COMPENDIO DE PSiCOPATOLOGIA

Estas crisis le son mas frecuentes en la ducha y afeitándose. Él acaba de afeitarse en medio de la situación; luego procura zambullirse en tareas que le distraigan.

Su E. E. G. es normal.

El fenómeno tiene todavía los caracteres de la experiencia pura y simple de la angustia, como una eclosión displacentera que inunda desde dentro la actividad mental; y tiene ya, también, los caracteres de la ideación obsesiva (imposición, repecitividad, lucha inútil, conciencia de la situación, compatibilidad con el contacto con la realidad y aun la realización de tareas eficaces). He ahí un fenómeno intermedio entre la Angustia y la Obsesión.