Ficciones nº 7 - Invierno 2011

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Publicación del Taller de escritura creativa - GES - IOC

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Este libro está escrito por alumnos y alumnas de Taller de escritura creativa

(inverno 2011) - GES Institut Obert de Catalunya

La ilustración de la portada es de Quint Buchholz.

Esta selección de trabajos fue realizada por los grupos formados en el Taller. Los trabajos seleccionados corresponden a compañeros del curso. Felicitaciones a

todos por vuestro trabajo.

Carlos Belmonte Andújar Almudena Almodovar Lozano (SR) Javier Beza Valcarcel (ML) Francisca Amador Ruíz (BE) Maria Teresa Castillo Aubanell (BCN) Guillermo Romo López (CM) Carlos García Mateo (BCN) José González García (RL) Manuel Luque Ordóñez (RL) Adrian Luis Badillo (MAV) Brebenel Elena Siria (BCN) César Santiago Santiago (LM) Montserrat Navarro García (BCN) Beatriz Reyes Rodríguez (ML) Isabel Sánchez García (ML) Antonio Vázquez Ortega (ML) Ana Cervantes Navarro (ML) Esmeralda Giron Gómez (EH) Brebenel Elena Siria (BCN) Mònica Martí Villanueva (MP) J Antonio Garcia Triguell (PIN) Jordi Garrido Torrubia (RL) Carlos Belmonte Andújar Cristina Caballero Caballero Manuel Almansa Garcia Marta Berenguer Bielsa Francisca Amador Ruíz Javier Beza Valcarcel (ML) Lluís Martínez Maza (CB) Ana M. Morales Rivas (CM) Carlos García Mateo (BCN) Yolanda Santos Díaz (MAV) Guadalupe Martínez Relova(MAV) María Isabel Chaparro (MAV) Raquel Ramos Fernández (MAV) Eric-Alfonso Pineda Matheu (LM) Susana Colominas Vallez,(BG) Rosana Gonzalez Torres (RL) Jordina Soler Canals (LC) Antonia Navarro Sánchez (EV) Enric Hernandez Torres (BCN) Sílvia Martínez Fernández (RL) Antonia Castro Luque (SR) Kevin García García (BCN)

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María José Galero Castillo (RL) Nadia Darkaoui Irhzar (LC) Miguel López Fernández (BCN) Roberto Hidalgo Moreno (VI) Ruben Ontanilla Zurita (EH) Gabriel Sans Benages (BE) OuardaDahmazi (ML) Amador Izquierdo Sotomayor (BCN) Juana Bautista Matos Castillo (IG) Mª del Carmen Vaquero Paniagua (LM) Joan Vilar Padrisa (MP) Araceli González (LC) Julián González (SO) Enric Sanz (EV) Antonio Gámez (BCN) Ester Cortés Luque (CM) Ana Luque Ordonéz (RL) Eva Costa Castells (IG) Daniel Mellinas Torra Denisa García Villalba (AM) Laura Soto Andreu (ML) Manuel Luque Ordoñez (ML) Pedro Pinsach Nieto-Marquez (LM)

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Sobre el firmamento -¿Comprende usted el significado que tiene el firmamento? -Sí, creo que lo comprendo. Pero sepa usted que fui yo quien lo hizo -dijo llorando-. Lloraba amargamente. Ese Dios nuestro que todo lo puede, lloraba. Había comprendido perfectamente lo que quería decir aquel jovenzuelo desgreñado y harapiento. Ese muchachuelo, que descansaba sobre el duro suelo de hormigón su cuerpo menudo y huesudo, había conseguido despertar en él tal emoción, que las lágrimas afloraban por sus rasgados ojos negros. -Ese firmamento que usted observa, construido a golpes de varita, como esta que porto en mi mano diestra, es la mejor creación que pude hacer. En él se puede perder el sentido de la necesidad, pues te da todo lo necesario; una pantalla inmensa, para proyectar tus sueños e ilusiones; un escenario espectacular, donde hacer danzar todos tus temores y así conseguir que se desvanezcan detrás de su negro telón… -Ese firmamento -le interrumpió el imberbe zagal-, que se cuaja de estrellas en sus noches más despejadas, para azotarnos con sus frías rachas de viento y hacernos tiritar, ese firmamento que se diluye en agua de tormenta torrencial, que nos castiga en esta maldita ciudad despiadada. Ese es mi duro significado de firmamento. -¿Cree que todo en el mundo ha de ser bueno y fácil? Todo esto le ha de enseñar a valorar lo bueno que tiene la vida, su firmamento, y así ser feliz con lo que tiene. Sólo ha de verlo con los mejores ojos posibles. Así lo veía él, con sus ojos llorosos, con sus lágrimas, que hacían que al mirar a través de ellas, el prisma fuera diferente y al mismo tiempo multiplicaba las benevolencias de su firmamento. Por eso lloraba.

Carlos Belmonte Andújar EL BARQUERO -¿Comprende usted el significado que tiene el firmamento? -Sí, creo que lo comprendo. Pero sepa usted que fui yo quien lo hizo -dijo llorando-. La precaria y extraña embarcación, se acercaba lenta, pero, inexorablemente hacia ese firmamento oscuro, aún lejano. -Yo fui quien lo hizo- repitió de nuevo con un tono triste. -Ahora lo comprendo- musitó, y con la cara aún bañada por las lágrimas, se sentó, resignado, en la proa de la embarcación, aguardando resignado su destino. Por su mente pasaron multitud de recuerdos, en los que la compasión y la piedad, no eran los actos más numerosos, recordó con vergüenza, todas las ejecuciones que ordenó, sin siquiera escuchar a los reos, volvió a revivir los combates en los que avía participado, y pudo ver las caras de los guerreros que se rendían a sus pies, esperando un ápice de compasión, que nunca encontraron. Sí, recordó todos esos momentos y se estremeció.

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El golpe seco de la embarcación al tocar con las frías y oscuras rocas de la costa, le sacó de sus pensamientos, alzó la vista y palideció, al ver lo que le aguardaba. -Este es el firmamento que usted ha hecho señor- dijo el barquero. Todas sus víctimas le aguardaban, ahora transformadas en almas en pena que se dirigían hacia él, con los brazos extendidos y musitando palabras apenas ininteligibles. Finalmente, dieron alcance al reo que entre alaridos repetía una y otra vez: -Lo entiendo señor, yo he hecho este firmamento, lo entiendo, piedad señor, piedad. El barquero Caronte, hizo caso omiso, a las súplicas del condenado, volvió a surcar las oscuras aguas del río Estigio, y se encamino hacia la otra orilla, a recoger otro condenado, ese era su cometido a lo largo de los siglos, transportar las almas de los hombres, hacia el firmamento que cada uno, se labraba en vida.

David Blay Torralba La historia escrita por Carlos Belmonte Andújar "El firmamento", nos ha parecido muy interesante. Está muy bien narrada se ve que el autor le ha puesto mucho mimo a la narración. Está muy bien elaborada y el mensaje es claro. La idea es un poco obvia, ya que el principio dado para el ejercicio habla del firmamento e inconscientemente se asocia con un dios o las estrellas. La estructura se define en principio, nudo y desenlace. En la introducción nos dice, como un simple muchacho ha sido capaz de causarle remordimientos e inquietud a un dios por sus propios actos. En el nudo nos muestra la conversación que tienen los dos personajes y sus justificaciones acerca de su creación. Por último en el desenlace, hace una reflexión sobre las carencias de la vida, de que todo tiene algún lado positivo y hace apología del refrán “no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita”. Sobretodo nos ha gustado porque es muy rica en léxico, se expresa con palabras que hoy en día no se suelen utilizar de forma común, tiene gran cantidad de adjetivos y una de descripción muy detallista de uno de sus personajes, consigue que nos hagamos una idea de como es. No se aprecian faltas de ortografías, un acento solamente, se nota que el autor ha sido minucioso en su presentación. La historia de “El Barquero” de David Blay, creemos que no está tan bien estructurada. En la introducción, casi inexistente, nos describe el escenario y a los personajes del cuento. En el nudo es donde ocurre toda la acción del relato, en él nos explica por donde va la embarcación y a donde se dirige. También narra los pensamientos que tiene uno de los protagonistas acerca de su vida pasada, a la vez que el otro se la va recordando. En el desenlace nos explica como el barquero tiene que volver a recoger a otra alma, para continuar con su ocupación eterna.

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Por lo general nos ha gustado la historia, es una idea original, que se desarrolla en un mundo ficticio creado por su autor. Tiene un buen léxico y a pesar de ser breve es entretenida. Quizás se echa un poco en falta más de descripción de algunos elementos y sobretodo del protagonista, del cual dice muy poco. La historia es más compleja e intervienen más elementos, así que eso hace que sea menos amena de leer y más complicada para comprender, aunque al ser una historia fantasiosa esto se puede dejar un poco a la imaginación del lector. Tiene algunas faltas de ortografía, no demasiadas, pero sí significantes, como avía (había) o echo (hecho) y la omisión de acentos. Finalmente, encontramos similitud con el mito griego de "Hares" y el río de los muertos.

Almudena Almodovar Lozano (SR) Javier Beza Valcarcel (ML)

Francisca Amador Ruíz (BE) Maria Teresa Castillo Aubanell (BCN)

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Inventamos sobre los demás El muro y la ciudad Will era un chico tímido, pero con las ideas claras: muy curioso a sus 31 años, estaba soltero y vivía solo con su perro Kimi. Buscaba el amor verdadero, pero su timidez le vencía y nunca pudo conocer a una chica con la que prometerse. Su idea era salir de la ciudad para empezar de nuevo. Will salió temprano de casa con su perro Kimi, era una mañana soleada y fue a dar un paseo por las afueras de la ciudad, por la parte oeste donde se encontraba el famoso muro de la ciudad vigilado por un anciano durante las 24 horas del día, para que nadie pudiese pasar al otro lado. Will, interesado en ese muro, siempre intentaba bajar la guardia del anciano para poder ver qué era lo que se encontraba tras él. Ese día tampoco consiguió pasarlo, pero vio algo tras él y le intrigó, ya que si el vigilante decía que no había nada tras él entonces ¿porqué vigilaba la única entrada? Al llegar a casa empezó a planear qué debía hacer para ver qué se encontraba tras ese muro que dividía la ciudad. Esa misma noche, cuando ya lo tenía todo bien planeado, fue hacía el muro en la parte donde el vigilante hacia su guardia y al llegar vio que el vigilante estaba durmiendo y vio la oportunidad que estaba esperando. Por fin pudo cruzar el muro, pero para su sorpresa no sucedió nada hasta que se levantó una tormenta de arena que lo engulló hacia las entrañas de la tierra. Cuando despertó vio que no se encontraba tras el muro, que estaba en otro lugar muy distinto: los verdes prados de las afueras de su ciudad ya no existían y todo estaba cubierto de arena como si de un desierto se tratase. Will caminó por esas dunas olvidadas hasta encontrar un pequeño oasis con un pequeño campamento construido con tiendas de campaña y lonas atadas a las palmeras que rodeaban el pequeño lago del oasis. Will se aproximó con cautela a ese campamento donde reinaba el silencio. Un anciano se aproximó por detrás, sobresaltando a Will, que cayó dentro de una vasija para el aceite que el anciano tenía en uno de los rincones de la tienda. Will, visiblemente asustado, pregunto quién fuera y donde estaba. El viejo, con una voz pausada y llena de armonía, le respondió que se encontraba en el país de los sueños. Después de una pausa para cobrar el aliento por el calor que hacía en la tienda, el anciano reveló su nombre: se llamaba Roland. Preguntó a Will qué hacía vagando por el desierto sólo y sin provisiones y Will, con una cara un tanto avergonzada por no haber sido más precavido, le respondió que había pasado el muro de su ciudad que une su mundo y el suyo. Al escuchar esas palabras, al viejo le cambió la cara de golpe y con una voz grave y que rebotaba por todas las dunas de aquel desierto, preguntó a Will qué si era el elegido, porque si no lo era tenía que atenerse a las consecuencias por haber violado la ley y haber cruzado tal muro sin ningún pase oficial. En ese momento Will, asustado, no sabía qué

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responder, pero antes de que pudiera decir palabra alguna el anciano dio la alarma y de pronto, de no haber nadie en el desierto aparecieron de la nada diez jinetes apuntando con lanzas al cuello de Will. Poco más tarde Will fue prisionero durante una semana en unas mazmorras de una ciudad del país de los sueños. En esa estancia le dio mucho que pensar, mientras esperaba su juicio por haber violado las leyes de ese país o mundo. Will tenía una duda en mente: porqué tenía tal nombre este país… Sus dudas fueron respondidas por un prisionero cercano a la celda donde él se alojaba: el prisionero, sin presentación alguna y como si se conocieran de toda la vida, le dijo que este país estaba reinado por los sueños, de ahí su nombre, y que ese sitio tenia tanta fuerza que cualquier sueño podía hacerse realidad… solo tenías que soñarlo y desarrollar ese sueño en la realidad; pero desde que el rey había muerto y había perdido su heredero, los sueños también habían perdido su fuerza: ya no se hacían realidad y el reino estaba condenado al caos. Esa noche Will soñó con todas sus fuerzas que quería salir de esa prisión, quería comenzar de nuevo con una vida mejor. Cuando amaneció Will se encontró con una sorpresa: estaba en un palacio y los guardias lo llevaban ante el juez para ser juzgado. Cuando el juicio empezó, el juez miró con cara extrañada a Will: era como si su cara le sonara de algo… miró a su alrededor buscando algún factor que pudiera asociar con su duda y obtener una respuesta y cuando menos se lo esperaba el gran cuadro del rey, que colgaba justo detrás del juez adornando la sala de juicios del palacio real, se dio cuenta de que tenían un gran parentesco… y su manera de expresarse, sus gestos... Antes de juzgarlo el juez le preguntó si tenía familia: Will respondió que no era de ese país, que su familia le abandonó. Entonces el juez se echó a reír y dijo que sabía quiénes eran sus padres. Will, asombrado, no podía creer lo que estaba oyendo: el juez le explicó que su padre era el rey de ese país y que una enfermedad devastadora, llevada por las arenas del desierto, acabó con toda la realeza dejando al país sin rey y sin herederos al trono. Will había pasado las arenas del desierto sin que esa enfermedad le afectara y por ello el juez dio la orden de dejarlo libre para que pudiese ejercer de rey en el país de los sueños.

Guillermo Romo López (CM)

30 corazones Era una noche fría de invierno, a las afueras de nueva Orleáns. El día había sido más duro de lo normal y el agente Fox se relajaba viendo su programa de televisión favorito. Fox trabaja como agente en la brigada de homicidios del distrito de French Quarter. Aquella noche interrumpieron su programa favorito para dar una noticia de última hora. En ese mismo instante sonó su teléfono móvil y Fox pensó que no debía de ser nada bueno. Y así fue.

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Su jefe le indicaba que tenía que presentarse en comisaría lo antes posible, aunque fuera su día de fiesta. En el momento en que Fox entró por la puerta de comisaría notó que en el lugar se respiraba una tensión inusual; se dirigió al despacho de su superior, llamó a la puerta y entró. En el despacho habían instalado una pizarra y en ella aparecían las fotos de 30 personas, asesinadas en los últimos 30 días: todas tenían la misma extraña herida en el tórax, a la altura del corazón, pero en ninguna de las 30 víctimas había el corazón. En ese momento entró el comisario que le puso al día de las últimas novedades: se habían encontrado 30 víctimas, todas sin corazón de forma quirúrgica. La prensa ya estaba al corriente de lo sucedido, pero no se habían revelado todos los detalles. En uno de los cuerpos se hallaron trazas de ADN y este dato llevó a un nombre, por lo visto un veterinario de la zona con antecedentes por acoso sexual. Con esta información se organizaron para asaltar el domicilio del sospechoso. En la puerta del domicilio se colocaron tres coches patrulla y las fuerzas de asalto. Fox era el encargado de coordinar la entrada al domicilio. Se enfundó un chaleco antibalas y se dispuso a dar la orden de entrada. En ese momento los agentes de asalto echaron la puerta abajo y Fox entró tras ellos: comprobaron todas las habitaciones sin encontrar rastro de nadie. De repente, todos cayeron en cuenta que algo apestaba en el ambiente, parecido a una barbacoa. Fox se dejó llevar por su olfato y detectó que aquel olor salía de entre una pequeña rendija colocada encima de la nevera. Empujó la nevera y encontró una puerta, la empujó con suavidad y allí detrás se encontraron una camilla llena de sangre y en una estantería y dentro de la estantería 30 contenedores de vidrio, donde reposaban los 30 corazones de las víctimas. El agente avisó por radio a los forenses para que analizaran la escena, pero en ese mismo momento Fox notó la presencia de alguien. Hizo una señal disimulada a su equipo y empezó un tiroteo. El asesino cayó de su escondite. De su chaqueta cayó una hoja, la de la confesión del asesino: treinta corazones para luchar contra la soledad, como forma de quererse.

Carlos García Mateo (BCN)

Treinta Corazones Suena el teléfono. Medio adormilado, Carlos lo coge. Una extraña voz con tono dubitativo intenta decirle algo. Carlos se esfuerza por recobrar la conciencia, entender a quién pertenece esa voz y el porqué de su tristeza. - Perdona ¿quién dices que eres?- dijo aún medio dormido. - Paula López. Íbamos juntos al colegio. Nos vimos hace un par de años en la cena de ex alumnos, ¿recuerdas?

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- ¡¡Ah Sí, sí!!... Perdona me has pillado despistado. Dime, ¿estás organizando otra cena? - Pues verás, no se trata de eso. Mmmmmm… no sé si te acuerdas de la Srta. Moros, nuestra profesora de Historia y tutora en COU. - Mmmmmmm… ¡Sí claro! ¡Cómo olvidarla! - Pues llamaba para decirte que ha fallecido. - …… - Las encargadas de la Asociación de Antiguos Alumnos han pensando que quizá sus antiguos alumnos, sobre todo los de los últimos años, querrían saberlo. Así que han avisado a la delegada de clase, y nos hemos organizado unos cuantos para hacer cadena avisando a todos los de nuestro curso. - ¿Qué le ha pasado? No era tan mayor, ¿no? - Estaba enferma. Cáncer. - Siempre el cáncer… - Bien, Paula. Sólo pretendemos informaros de la noticia por si alguien quiere ir a su entierro. Será mañana a las 12:00 h en Barcelona. - Sí claro. Muchas gracias. Ha sido un detalle que me avisaras. Te lo agradezco. - No sé si todavía tienes contacto con Miriam ¿puedes avisarla? Tenías mucha amistad con ella. - Sí que lo tengo. No te preocupes, yo la llamo. Colgó aún desorientado. La Srta. Moros… esa mujer menuda de mal carácter que le hizo la vida imposible con sus clases de Historia y sus exámenes sorpresa. Desde que acabó el instituto no había vuelto a pensar en ella. Sin embargo, conocer esta noticia le había dejado con un gran pesar. Ahora, una lluvia de recuerdos caía sobre él, golpeando como un látigo en su memoria. Fue su profesora de Historia desde 1º de BUP. Aún recordaba lo mal que lo pasaron ese año, el gran esfuerzo que les exigía. Luego, poco a poco, se acostumbraron a su método. Aunque, a decir verdad, a esos exámenes de dos preguntas en que acababas escribiendo cinco folios no se acostumbró nunca. Y menos a esas cuestiones aleatorias que hacía cada día sobre lo estudiado el anterior, y que de forma implacable caían sobre uno u otro alumno. Lo malo de todo es que contaban como nota, como nota de evaluación ¡¡¡Cómo la temían!!! Sorprendentemente, más adelante, en la universidad, esos exámenes eternos de dos preguntas no resultaron tan traumáticos. De igual manera se sorprendió ante su capacidad de reacción delante de preguntas o exámenes sorpresa. Su cerebro había almacenado y desarrollado una serie de habilidades que él ni sabía que existían. Carlos, se daba cuenta ahora de que la universidad fue más liviana gracias a la Srta. Moros y a sus estrictas normas y exámenes. Si superabas sus clases, podías superar cualquier cosa. Sonrió triste al pensar en ello, pero la Srta. Moros ya no estaba. Ya no habría más adolescentes que aprendieran a desarrollar sus capacidades, a educar su mente con la excusa de sus clases de Historia. Eso era lo que más le entristecía.

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Ahora que lo pensaba, era una buena mujer y, aunque no se había dado cuenta hasta ahora, Carlos le debía parte de lo que era. -Mañana iré -dijo en voz alta -Mañana iré -pensó de nuevo- Quiero despedirme. Necesito despedirme de ella, aunque sólo sea para darle las gracias que nunca le di. Llamó a Miriam para darle la mala noticia, tal como había prometido. También a ella le afectó la noticia. Estuvieron hablando de ello un rato, recordando anécdotas y percatándose de que sus enseñanzas abarcaron más allá de sus clases de Historia. Luego colgó algo más sereno. A las 11:45 h, Carlos y Miriam estaban en la iglesia donde se iba a oficiar el entierro. Se sentían como unos intrusos. ¿Realmente tenían derecho de estar allí? Sólo habían sido un par de tantos alumnos que tuvo. Y de eso hacía ya 5 años. Al poco se dieron cuenta de que había mucha gente joven y, al fijarse en ellos, cayeron en la cuenta de que también eran ex alumnos - ¿Carlos Martín y Miriam Lahoz? - ¡Paco Gómez!! – dijo Miriam con sorpresa. - ¡También habéis venido!! ¡Vaya bajón!. La Srta. Moros… nunca pensé que moriría. - Sí, tienes razón. A mí también me ha dejado chafado la noticia. Cuesta creerla -dijo Carlos. - ¿Sabes? Creo que estamos todos – dijo Paco. Miriam y Carlos le miraron con cara de no acabar de entender -¡La clase digo! ¡Los de nuestra clase de COU!. Están allí. – dijo señalando hacía las escaleras de entrada a la iglesia. Se dirigieron hacia ellos. Tras los reencuentros, saludos, frases compungidas y anécdotas, entraros todos juntos en la iglesia. Y allí, entre un centenar de personas, se encontraban treinta corazones desolados por la que fue su maestra de la vida, sin que ellos lo hubieran sabido hasta ese momento. Y juntos, en su más profunda tristeza, le dieron las gracias que nunca habían sabido darle.

José González García (RL) Foto en negativo Mientras esperaba la llegada del autobús, Marga veía a la gente que pasaba a su lado y se entretenía imaginando la vida y los pensamientos de cada hombre y mujer que desfilaba delante de sus ojos. Era una especie de hobby, algo que la evadía de sus propias miserias. Marga era una mujer de mediana edad, con una profesión que no la satisfacía, con un matrimonio disuelto por mal avenido, con unos hijos que decidieron vivir su propia vida y con una familia inexistente. Con frecuencia, dejaba pasar el día sin pena ni gloria y estaba sumida en una gran soledad que la ahogaba. En su juventud fue una chica romanticona y dulce que creía en los amores para siempre y en que todas las personas eran buenas por naturaleza, pero la vida se encargó de abofetearla más de una vez para que

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despertara de su ensoñación, lo cual le hizo caer frecuentemente en depresiones. Ya estaba oscureciendo y el autobús se retrasaba. Así que se sentó, compartiendo banco con una señora mayor. Le llamó la atención por varios motivos: iba llena de una bisutería que parecía comprada en los chinos, se maquillaba escandalosamente y su forma de vestir era totalmente descoordinada. Marga se fijó en ella y le echó un vistazo a su indumentaria. Pensó que la edad le había hecho perder el sentido de la armonía o que quizás se vestía así porque le divertía. Sintió una mezcla de compasión y admiración por la señora. Desde joven, Marga había tenido el prejuicio del qué dirán y eso la obsesionó durante muchos años; siempre deseó ser más valiente para defender sus pensamientos y no dejarse guiar por las opiniones de los demás; ser más valiente a la hora de tomar sus propias decisiones y no dejarse abatir si salían mal. No obstante, todo le costaba: tomar las decisiones, empezar a vivir de nuevo sola, acostumbrarse a esa soledad y también dejar de pensar que la vida era de color de rosa. El precio que había pagado por todo ella la había llevado a convertirse en un ser gris y triste. La señora, al sentirse observada, también la miró de forma descarada y abierta, de arriba a abajo. Sus ojos se encontraron y se sonrieron cortésmente a modo de saludo. Marga aspiró aire para suspirar y en ese momento le llegó el olor que desprendía la mujer mezclado con el humo de los coches. ¡Qué curioso! -pensó Marga. La primera impresión que se había forjado de la señora se reafirmaba. El olor que desprendía era de humo de cigarrillo negro ahogado por un perfume demasiado fuerte. Al principio, Marga hizo un gesto de rechazo hacia atrás. Sintió asco pero, poco a poco, su olfato se fue acostumbrando. Un segundo vistazo a las manos de la mujer le confirmó que era una fumadora empedernida. Sus dedos estaban retorcidos a causa de la artrosis y amarillentos por la nicotina. -¿Cómo podía colocarse todos aquellos anillos de rodio? ¿Se los quitaría alguna vez? -pensaba Marga. Mientras seguían esperando el autobús, la mirada de Marga no podía evitar viajar sobre las vestiduras de la señora. Llevaba puesta una falda hippy desgastada por los lavados de color naranja que le llegaba hasta los tobillos, estaba llena de lamparones, posiblemente de café y también contaba con alguna quemadura de cigarrillo. Calzaba unos botines negros de tacón desgastado, color marrón oscuro y puntera desconchada. Llevaba además un suéter en color verde fluorescente, con manga tres cuartos y bordes deshilachados. Parecía que el suéter llevara semanas sin lavar porque el cuello y los puños tenían un color oscuro. Marga posó su mirada unos segundos en el gran bolso que la señora llevaba en su regazo; era una cesta de esparto, con flores secas en un lateral y repleta de papeles o documentos. -¿Qué llevará ahí dentro? ¿Nuestra vida se reduce a unos simples papeles?- eran las preguntas que Marga se hacía. La señora, que se estaba dando cuenta perfectamente de cómo estaba siendo observada, se dirigió a ella preguntándole la hora. Marga se sobresaltó ante la repentina pregunta, pero pronto reaccionó contestándola. Transcurridos unos minutos, la señora volvió a preguntar a

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Marga qué línea pasaba por esa parada. Marga contestó amablemente dándole la información que pedía. Ese fue el inicio de la conversación. Marga fue haciendo más y más preguntas a la señora, algunas referidas a la zona a la que quería ir, otras a si estaba jubilada, si vivía sola, etc. La señora, que estaba comunicativa, iba contestando sin problemas a Marga, intercalando las respuestas con algunos relatos de anécdotas que le habían ocurrido al entablar conversación con otras personas. Se lamentaba de que la gente hacía juicios de valor por la forma de vestir de los demás. -Cuando no se tiene nada en la vida, cuando toda tu existencia se reduce a unos papeles para poder comer o para identificarte en el albergue en el que duermes, es fácil caer en la rutina y en la desidia. Ya no te importa lo que piensen los demás, sólo esperas y sabes lo que te espera -dijo la señora a Marga. La señora le contó a Marga un resumen de su azarosa vida. Tras quedarse viuda quince años atrás, sin haber realizado otro trabajo que ser ama de casa, se vio sola de la noche a la mañana. Sin un trabajo y sin ninguna prestación económica porque su marido fue agricultor y nunca cotizó a la seguridad social. Por medio de las asistencias sociales consiguió entrar en un piso tutelado. Allí estuvo hasta hacía un año, cuando perdió lo poco que había conseguido trabajando en un incendio que se produjo en el piso. Se quedó sin nada y fue a parar al albergue, donde aprendió lo que es la supervivencia del día a día. Hacía dos meses que le habían robado las pocas pertenencias que tenía, todas menos una foto en la que estaba con su marido y unos negativos que guardaba celosamente. Decidió no volver allí, prefería malvivir en la calle antes de que pudieran quitarle lo único que le quedaba: su foto en negativo. Marga se avergonzó por los pensamientos que había tenido acerca de ella. Había caído, como casi todo el mundo, en los prejuicios, en emitir juicios de valor ante una primera impresión. -La fachada no nos dice como tenemos el interior de nuestras casas –pensó Marga.

Manuel Luque Ordóñez (RL) Los cuentos que hemos elegido han sido “30 corazones” de Carlos García Mateo (BCN) y “El muro y la ciudad” de Guillermo Romo López. Los dos presentan todas las características necesarias para que un cuento pueda definirse como tal: respetan la división de introducción, nudo y desenlace; presentan descripciones de los personajes que aportan ideas originales y vivas a la historia y, además, captan la atención del lector desde el principio y mantienen la suspense hasta el final ; la trama es ágil en su desarrollo y el lenguaje es sencillo, de fácil y rápida comprensión para cualquier lector, lo cual está muy bien porque esto permite que un mayor publico se acerque a la lectura. “El Muro y la ciudad” es la historia de Will, un verdadero cuento de hadas que nos invita a creer en los sueños: no hay nada tan fuerte como puede

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ser la voluntad de uno mismo. Se dice que “Querer es poder” y esta nos parece ser la enseñanza que nos quiere transmitir el autor de ese cuento: jamás hay que perder la esperanza, aunque las cosas nos parezcan tener un color gris. Cuando Will se encuentra encerrado, en ningún momento se desespera, sino que aprovecha de esos momentos para pensar… y el pensamiento, la libertad que tenemos en nuestra cabeza… ese es el instrumento más poderoso que tiene el hombre. Por ello, Will no se pierde de ánimo y se acuerda que está en el país de los sueños, un lugar donde todo es posible:su única vía de fuga es el pensamiento y gracias a su fuerza de voluntad, que le permite soñar de escaparse de ahí, y también al destino, Will es libre. Y nos invita a pensar, a no rendirnos delante de las dificultades… cuando dejemos de ser libres en nuestras cabezas, entonces seremos prisioneros de verdad. De manera diferente en “30 corazones”, el agente Fox nos enseña una extraña forma de amar: la de un asesino. El amor tiene muchas formas de manifestarse, lo sabemos bien, pero el agente Fox ha conocido una muy peculiar: un asesino que se queda con los corazones de sus víctimas. ¿Porqué hace eso? La tortura a la que ha sumetido sus víctimas ¿es una forma de amar de amar? O quizás sólo una venganza…sí, pero ¿porqué matar a treinta personas? ¿Qué nos quiere decir el asesino con ese gesto? Quizás el asesino no quiera decirnos nada, o quizás quiera pedir ayuda… puede también que no haya ningún mensaje escondido en este cuento o quizás simplemente nos quiera llamar la atención sobre el mundo en que vivimos: un mundo en que los sentimiento son artificiales y el amor “verdadero” corre en la red de internet; todos vamos corriendo, todos tenemos prisa de ir no sabemos dónde, pero tenemos prisa y demasiado a menudo nos olvidamos de las cosas sencillas, que nos parecen ser sin importancia. En este mundo tan frenético, el asesino se siente sólo, nadie tiene tiempo para él, quizás él tampoco tenga tiempo para enamorarse… pero sí para matar. Un gesto macabro que le regalará el amor eterno, él que nadie quiso darle.

Adrian Luis Badillo (MAV)

Brebenel Elena Siria (BCN) César Santiago Santiago (LM)

Montserrat Navarro García (BCN) TREINTA CORAZONES La narración que lleva por título “Treinta corazones” de José González García (RL) se puede dividir en tres partes, que son necesarias para estructurar un cuento: Introducción: la llamada de teléfono a Carlos para darle la mala noticia. Nudo: la idea de hacer una cadena para avisar a los antiguos alumnos y todos los recuerdos que llegan a la mente del chico sobre su profesora y la forma que tenía de enseñar.

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Desenlace: el entierro, la emoción del momento y el reencuentro con los antiguos compañeros. Creemos que José González García ha elaborado una historia muy bonita, a la vez que sencilla. Uno de los motivos por los que la hemos escogido ha sido es porque se lee muy fácilmente, es muy ágil y rápida, tal vez porque tiene mucho diálogo y eso facilita el entendimiento y la velocidad del lector. La historia no es ni sorprendente, ni muy original, pero está contada de una manera especial. Los saltos del presente al pasado están muy bien hechos y José, sin duda, es un buen escritor que domina la técnica. Finalmente añadir que el cuento es un homenaje a la profesión de maestro, de enseñante. Hoy día está un tanto devaluada y no se le da la importancia que tiene. Pensamos que los maestros que hemos tenido a lo largo de nuestra vida han marcado nuestro carácter, nuestras asignaturas preferidas, nuestra forma de trabajar y de aprender. A veces, un maestro muy exigente te ayuda mucho en tu formación, te enseña a no rendirte, a superar las metas establecidas. FOTO EN NEGATIVO Las tres partes que observamos en el cuento de Manuel Luque Ordóñez (RL) son: Introducción: Marga espera el autobús mientras se entretiene observando a la gente que pasa y piensa en su pasado, en su desgraciada vida. Nudo: Todo lo que sucede mientras llega el autobús, su contacto con la mendiga y su charla con ella. Desenlace: La confesión de la mendiga y la reflexión final de Marga. Desde nuestro punto de vista, Manuel ha elaborado una historia muy humana que te emocionas al leer, pero pensamos que la calidad del escrito es un poco menor que la del primero. Algunas expresiones no eran demasiado correctas y quizás resultaban un poco enrevesadas, de ahí los cambios que hemos realizado. En contrapartida, hace unas descripciones muy buenas, muy reales que te hacen imaginarte perfectamente a la señora. El gran valor del relato es, sin duda, su moraleja y su capacidad de hacerte reflexionar. Creemos que a todos nos ha pasado alguna vez lo mismo que a Marga. Inevitablemente nos fijamos primero en el aspecto de una persona y elaboramos juicios que, muchas veces, resultan erróneos. No obstante, como bien desarrolla Manuel en el cuento, no hemos de cerrarnos en banda, sino abrirnos, dar una oportunidad y conocer el interior de un ser humano para poder descubrir realmente cómo es. Vivimos en el mundo de la imagen y eso nos condiciona peligrosamente, haciéndonos juzgar precipitadamente. La señora no había tenido la culpa de su desgraciada vida y ya había perdido toda esperanza, por eso su aspecto le daba igual. Es el resto del mundo el que piensa lo descuidada que es y el aspecto tan desagradable que tiene, pero ¿no nos podría pasar eso a todos?

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Resumiendo, hemos elegido dos historias que tienen un denominador común: la exaltación de la capacidad de reflexión del hombre, la fe en los sentimientos y la esperanza de que algún día todos nos volvamos más humanos.

Beatriz Reyes Rodríguez (ML) Isabel Sánchez García (ML)

Antonio Vázquez Ortega (ML) Ana Cervantes Navarro (ML)

JULIA Y SU SUEÑO Desde que nació, Julia es una enamorada de los animales y sobretodo de los perros y los delfines. Cuando llego el momento de decidir que carrera estudiar, Julia por supuesto, escogió veterinaria. Ahora Julia tiene 31 años y pesa 41 kg, ya lleva trabajando desde los 26 años de veterinaria. En la universidad tuvo que hacer un viaje a las islas caribeñas para hacer un estudio sobre los delfines. Fue un viaje inolvidable, nunca olvidará ese cariño que le transmitían los delfines. Para llevarlos siempre en su corazón, decidió tatuarse un delfín en el pecho. Desde aquel viaje Julia siempre viaja con su inseparable almohada, dice que le recuerda a aquel viaje tan inolvidable y siempre que viaja se la tiene que llevar consigo. Julia tiene una gran afición que es ayudar a los animales, pero también le encanta cambiarse el color del pelo cada dos por tres, escuchar boleros y acoger perros de la calle para buscarles una familia. El gran sueño de Julia es crear una protectora de animales y poder salvar la vida a tantísimos animales que están en la calle o en casas donde no los cuidan. Es una tarea difícil, ya que necesita grandes terrenos y bastante dinero para comenzar. Ahora esta viviendo en un piso pequeño de Barcelona y trabajando casi día y noche en una clínica veterinaria. Ella solo quiere que ahorrar y ahorrar para poder cumplir sus sueños y eso a veces le complica un poco su vida social. No tiene muchos amigos y de momento está soltera, pero eso a ella no la preocupa, con el cariño que le trasmiten sus adorables animales ya tiene suficiente. Cada vez que ve un perro sólo por la calle, lo intenta ayudar. Mira que tenga chip y sí es así lo lleva con su familia, de lo contrario si esta abandonado Julia se lo lleva para casa para cuidarlo y buscarle una bonita familia que lo adopte. Su piso es muy pequeño y no tiene suficiente espacio para acoger a tantos perros que ella quiere ayudar. A veces consigue tenerlos en la clínica donde trabaja hasta que les encuentra adopción. Ella tiene una perrita, llamada Linda a la que quiere con locura y a la que siempre le habla y le cuenta sus cosas.

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En una de las visitas que recibe en la clínica Julia sintió algo especial, vino un chico con un perrito que había encontrado mal herido en la calle para ver si lo podían curar. Mientras lo curaba estuvieron hablando: Pobre perrito lo encontré en la calle y me supo fatal. - dijo el chico. Creo que has sido su ángel de la guarda, porque estaba bastante mal, pero lo curaremos.- dijo Julia. Por cierto, ¿cómo te llamas? - le preguntó Julia. Me llamo Antonio. - contestó el chico. Antonio, ¿de qué trabajas? - le preguntó Julia. Ahora mismo estoy en un proyecto, quiero montar una protectora de animales donde todos puedan vivir felices aunque ninguna familia los quiera. ¡¡¡No me lo puedo creer!!! - exclamo Julia. El ¿qué no te puedes creer? - pregunto Antonio. Es mi sueño, construir una protectora espectacular, adecuada para todos los animales. - comento Julia con cara sonriente. Pues creo que serías mi mejor veterinaria, déjame tu teléfono y te llamaré para enseñártelo todo. - dijo Antonio, muy contento. ¡Oh mira! Ya despierta, lo hemos conseguido, se ha recuperado. – exclamó Julia. Perfecto, pues me lo llevaré para casa, haber que tal lo acogen mis otros perros. - dijo Antonio. En unos días tráelo para ver que tal va su recuperación. - dijo Julia. Al llegar a casa Julia le mostró su felicidad a Linda, su perrita y le explicó todo lo que le había pasado. Julia estaba muy ilusionada, por fin se iba a cumplir su sueño. Al cabo de unos días Antonio la llamó y la invitó a cenar para enseñarle su proyecto. Julia se quedo boquiabierta, era todo perfecto, la protectora era tal y como ella soñaba, y el chico era su chico de los sueños, con todas sus mismas aficiones. Al cabo de un mes abrieron las puertas de la protectora y consiguieron cumplir sus sueños, poder ayudar a los animales y darles un cobijo. Julia y Antonio empezaron una relación y con el paso del tiempo se casaron.

Esmeralda Giron Gómez (EH) La Salvadora El Sol aparece desde el océano Atlántico cada mañana a las 6.30, ilumina poco a poco las olas que estallan en las sombras de la noche, que se retiran lentamente, dejando atrás una fresca niebla. El golfo Bariera es como la herradura acostada de un caballo gigante en la costa del mar, y el lugar donde ha pisado se ha llenado de agua y detrás se ha formado el agujero donde empieza el océano. Por esto, a este lugar lo han llamado Bariera Beach. A las afueras de esta barrera, hacia la parte interior, donde las olas y los vientos fuertes no llegan, hay un flotador rectangular de casi

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un metro de anchura que cubre casi la mitad de esta laguna. En la orilla hay una construcción de cristal y acero. Es donde se hacen las investigaciones oceanográficas del estado de Florida. Dentro del edificio ya se puede ver alguna luz encendida, y la sombra de una chica desaparece por un momento entrando en un cuarto y sale con dos cubos llenos de peces. Es Julia Ramos, oceanógrafa e investigadora de los dos delfines a los que cuida desde hace casi tres años. Es una chica cubana de 31 años. Emigró a Estados Unidos hace seis años, justo después de su graduación en medicina veterinaria. Siendo muy joven y sin ningún futuro, porque sus padres murieron cuando era una niña pequeña, el orfanato la ayudó a seguir sus estudios en la facultad porque le gustaban mucho los animales y con el tiempo se dió cuenta de que su vida iba a estar dedicada a cuidar de ellos y a aprender a mejorar sus vidas. Como en su país era difícil encontrar un trabajo en esta dirección, decidió emigrar y empezar una nueva vida. Como en el barco que transportaba inmigrantes ilegales ya no había lugar, pidió a un pescador que la dejara subir. El hombre le preguntó cuánto pesaba, y ella le dijo que 41 Kg. y que solamente tenía una maleta. Viéndola muy flaca, el pescador se compadeció de ella y la dejó con la condición de abandonar su maleta. Entonces Julia sacó de allí una almohada, el único recuerdo que le quedaba de su madre, y subió al barco que iba a traerla hacia un nuevo mundo. Siguieron tres años durante los cuales se tuvo que esconder permanentemente de la policía, cambiándose el color del pelo cada semana para no ser reconocida y enviada de vuelta a Cuba. Así pues un día, mientras estaba buscando trabajo llegó al Golfo de la Herradura donde descubrió el edificio de investigación y vió a una chica rubia llevando los cubos con comida para los delfines. Justo en ese momento la chica se desequilibró, se golpeó la cabeza contra el flotador y cayó al otro lado, hacia el océano. Julia corrió hacia ella y sin pensar saltó para ayudarla, la cogió con sus brazos y se dió cuenta de que no estaban solas en el agua. Vió la cola dorsal de un tiburón que se dirigía hacia ellas y empezó a gritar. Pero en ese momento algo increíble pasó. Dos delfines volaron por encima del flotador y empezaron una pelea con el enemigo, que al final se rindió. Clara, la chica que se cayó había sido rescatada y los dos delfines son los que siguen aún en esa laguna bajo la atención y amistad de Julia. Tras este incidente Clara, que era la directora del centro de investigaciones, se enteró de que su salvadora era veterinaria y que amaba a los animales, así como también de su historia con la emigración. La mujer hizo todos los arreglos necesarios, contratando a Julia para cuidar de los dos delfines. La cubana viaja ahora por todo el mundo cambiando experiencias con otros compañeros oceanógrafo, contando su historia y la de los dos delfines, y enseñando su nuevo tatuaje que ahora luce en su pecho y que es un delfín volador. En sus viajes nunca olvida traer su almohada, el único recuerdo de su madre, donde relaja su pelo que continua cambiando cada semana, cosa que es ahora una costumbre.

Brebenel Elena Siria (BCN)

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COMENTARIO Si bien hemos encontrados relatos que desprendían mucha imaginación y algunos, nos atrevemos a decir que incluso divertidos, provocándonos momentos de risa, es cierto que fallaba el desenlace o el final del relato. En algunos el desarrollo de la narración era un poco atropellado, llegando a perderse en los detalles y, pareciendo que había que acabar y matar la historia de alguna manera. Hemos escogido estas dos historias, entre todas las demás (las hemos leído casi todas), porque estaban mejor narradas y gozan de una imaginación por delante de las otras. Sus narraciones están bien estructuradas, usando adecuadamente la introducción, el nudo y el desenlace. No son historias cortas y poco desarrolladas. Demuestran imaginación y la intención de narrar una buena historia que entretenga al lector y mantenga su interés hasta el final. Procurando que no quede en un relato corto y simple, incluyendo en una de ellas (Julia y su sueño) un dialogo entre los personajes. Nos sitúan bien en la historia, dándonos detalles del tiempo y lugar en que suceden. Nos detallan también, tanto los personajes, como los paisajes o lugares, e inclusive entran en la descripción de sentimientos y pensamientos de los protagonistas. Incorporan otros personajes, además del protagonista. Eso ha hecho que las diferenciemos de otros textos en que solo se hablaba del protagonista que, obligatoriamente, tenía que describirse. También hemos encontrado que, las pautas que debían darse en la narración (según se marcaba en la actividad), se han colocado de forma ordenada, siguiendo el hilo de la historia, sin entorpecerlo. Sin que parezca que se hayan narrado de forma forzada, pudiendo afectar a la misma trama, enredándola o empobreciéndola. En una de ellas (la Salvadora) se hace incluso referencia y descripción de un lugar, que si bien creemos que es ficticio, incorpora riqueza a la situación de la historia, demostrando (una vez más) imaginación por parte del autor/ra. Las dos historias describen diferentes momentos y épocas de los personajes. Describiendo situaciones de los personajes, a lo largo de distintos años. Se realiza una colocación del personaje en su pasado, para así poder entender mejor su situación actual. No es lo mismo decir que el personaje es veterinaria, para pasar a explicar el porqué trabaja como oceanógrafa, que dar explicaciones al lector de las dificultades que ha tenido la protagonista para llegar a ser veterinaria. También tenemos que decir que, en ambos textos, nos han atrapado las tramas, suscitando nuestro interés. La ortografía de los dos textos era más que correcta. Nuestra labor a la hora de corregir los mismos, ha sido mínima. Se notaba que sus autores habían realizado su labor a conciencia, tratando de entregar un trabajo limpio y pulido. Por todos estos detalles y después de haber escogido los textos, entre todos los integrantes del grupo mediante votación, hemos decidido quedarnos con “La Salvadora” y “Julia y su sueño” ya que, han sido los

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textos con las historias que más nos han atrapado y se nos han hecho más fáciles y amenos para leer.

Mònica Martí Villanueva (MP) J Antonio Garcia Triguell (PIN)

Jordi Garrido Torrubia (RL)

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Vidas que vale la pena contar ELFAS Y ORKOS En un reino muy lejano llamado Badalonia en las bastas tierras de la Catalarnia, nació en el seno de una familia humilde un muchacho corriente llamado Davilorn, uno más de entre incontables millones que poblaban las tierras del mundo de Gaia. Un humano más, predestinado a una misión secreta, que todo habitante masculino de estas tierras, tiene encomendada sin saberlo, pero empecemos por el principio. La infancia de Davilorn transcurrió feliz. Sus padres, gente sencilla, despreocupada, pero alegre, adoptaron una mala costumbre, la de no pagar los impuestos del rei, por lo cual se convirtieron en una familia nómada, yendo de acá para allá, de aldea en aldea. Todo esto fue curtiendo el carácter de Davilorn, que una vez transcurrida su infancia y empezando la adolescencia empezaba a estar harto de cambiar de amigos. Finalmente después de un arduo viaje, atravesando las tierras medias y el río Ebron, llegaron a las tierras del sur de Catalarnia, los reinos de Tarracorn 1 el grande. Davilorn en plena adolescencia ya empezaba a entender ciertos aspectos de su misión secreta. Si miraba fijamente la multitud de gente que transitaba por las calles de la aldea, de vez en cuando, fugazmente, se aparecían bellas doncellas élficas, de belleza inigualable, que le hacían sentir el impulso irrefrenable de salvarlas de las garras de cualquier orco salvaje. A la edad de diecinueve años,ocurrió una de las cosas más importantes de su vida, el ejercito del rei lo reclutó para defender la isla de Mállorkar, de cualquier posible enemigo y allí, compartiendo experiencias con los demás compañeros de su edad, llegó a la conclusión de que su misión en esta vida era el rescate de princesas. En los meses que paso en la milicia, se entrenó duramente para llevar a cavo con éxito, la difícil empresa. Se juntó con un grupo de fieles compañeros, y los fines de semana salían por la noche al encuentro de princesas élficas. Descubrieron que, las doncellas élficas, se reunían en cuevas donde realizaban extraños aquelarres, y danzaban al ritmo de extrañas músicas. Todas ellas custodiadas por orkos atentos ante cualquier intento de rescate. La tarea para Davilorn no era sencilla, dado su corto nivel de experiencia. Finalmente el tiempo de su servicio al rey en el ejercito, acabó, y volvió a la choza de sus padres pero ya dedicado por entero al rescate de princesas, algo que por otra parte resultaba muy caro, por lo que tuvo que buscar trabajo. Después de algunos trabajos menores, recaló en la torre de un mago, donde se dedicaban a fabricar cristales para los carruajes de los nobles. Este dato es importante para nuestra historia, porque fue allí donde encontró a su elfa.

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Una noche Davilorn, reunió a dos compañeros de aventuras y partieron hacia un aquelarre que tenia lugar no en una cueva, si no, en otra zona, la playa. Cuando llegaron a aquel lugar infernal, el espectáculo era dantesco. Allí, cerca del mar, un alquimista, montó una pequeña choza, y mientras realizaba extraños brebajes que daba de beber a los allí congregados, de unas extrañas piedras, mediante sabe Dios que extraños hechizos, salían unas músicas que parecía hipnotizar a las doncellas élficas. De repente de entre la neblina que cubría el lugar apareció una preciosa doncella élfica pidiendo ayuda, su brebaje no estaba mezclado y no tenia barita mágica para mezclarlo. Entonces Davilorn observó que los orcos congregados habían bajado la guardia y decidió actuar. Reunió todo el ingenio del que su celebro abotargado por los brebajes fue capaz de ofrecerle y ayudó con éxito a la doncella en apuros, aunque esta, sorprendida por la habilidad mostrada, huyó en su carruaje. Davilorn desanimado por su intento fallido, acudía a su trabajo cabizbajo y deprimido, pero para su sorpresa, el mago para el que trabajaba, decidió incluir elfas para pulir los cristales y allí estaba ella, la misma preciosa elfa nocturna que conoció en el aquelarre de la playa. Empezaron a gustarse y finalmente Davilorn logró su objetivo vital, rescatar a una princesa en apuros.

David Blay Torralba El texto que hemos seleccionado para esta tarea de la tercera quincena, es el texto titulado “Elfas Y Orkos”, y el nombre del autor de este trabajo es David Blay Torralba. Para comenzar con el análisis de porque hemos elegido este texto, podríamos decir que, aun siendo el tema principal del cuento la típica historia de chico busca chica, chica pasa de chico, chico insiste, chica y chico terminan juntos, la forma de hacernos entrar en su narración es ,al menos a nuestra forma de ver, bastante original. En su introducción nos habla de unos lugares que nos suenan mucho (Badalonia, Catalarnia, Gaia), pero que no conocemos muy bien. También nos dice que su protagonista, Davilorn, tiene una misión encomendada pero que aún la desconoce. Esto hace que se provoque un estado de alerta permanente en el cerebro de la persona que está leyendo el texto, pues nuestro subconsciente ya ha puesto en marcha la maquinaria de la imaginación. Punto a su favor. En la trama principal, a través de Davilorn, vamos siguiendo su peregrinar por diferentes lugares, y como su protagonista va desarrollando una especial formación para cumplir con la misión nombrada al principio. Nos explica su paso por el ejército, sus salidas con otros compañeros, los devaneos nocturnos en busca de princesas elficas, y nos detalla donde se podían localizar esas doncellas: en unas cuevas donde se realizaban aquelarres. Nada mejor para denominar a una discoteca de las modernas. Nos permite conocer su relación laboral con los carruajes, más concretamente con los cristales de dichos carruajes, debido a su falta de liquidez económica, pues los rescates de princesas son caros. Aquí nos

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recalca la importancia de este dato para la correcta comprensión en la parte final del texto. La segunda parte de la trama, por llamarlo así, nos desvela el encuentro con su “preciosa doncella elfica”, que personalmente creo que es la mejor manera de describir a la persona con quien quieres compartir el resto de tu vida. Relata donde la conoce, en una playa; describe el ambiente y el espectáculo; y nos presenta a su partenaire en esta historia, saliendo “de entre la neblina que cubría el lugar”. Es aquí donde sucede la aproximación de los actores, y explica la reacción de la otra persona implicada en su misión especial. Ya entrando en el desenlace, vemos como vuelven a coincidir los dos personajes principales en el lugar donde trabaja, pues la “preciosa doncella elfica”es contratada para trabajar en el lugar donde se fabrican los cristales de carruajes, e inician una relación que culmina con el rescate de la princesa en apuros. Como parte positiva del texto, remarcar que la lectura se hace amena por la forma de tratar la historia, envolviéndola en ese halo de misterio y retroceso al pasado, gracias al recurso de narrar la historia como si hubiera ocurrido hace muchísimos años, cuando en realidad, esta historia es de rabiante actualidad, pues todo esto suele suceder todos los días y en diferentes sitios.Ademas,detalla sus diferentes etapas en la narración, comenzando por su nacimiento, su crecimiento en familia, sus constantes traslados y el emplazamiento final familiar en Tarragona. Explica cómo fue su adolescencia y como se va encaminando a conocer a la persona que finalmente será su pareja. Como parte negativa, por citar algún detalle, la falta de descripción física de los personajes. En concreto Davilorn, al cual no le podemos imaginar en ninguna forma física. No sabemos si es alto o bajo; rubio o moreno; brazos fuertes o menudos; si es de nariz chata o aguileña; la viveza de sus ojos o la tristeza de su mirada. En definitiva, es una buena historia, que entretiene al lector, a pesar de esta pequeña carencia.

Grupo: “Los Buhos del ioc”. Carlos Belmonte Andújar Cristina Caballero Caballero

Manuel Almansa Garcia Marta Berenguer Bielsa

Nunca es tarde Paqui. Una niña pequeñita, la segunda de tres hermanas. Su padre al verla por primera vez dijo: ¡toda esa nariz es suya!, Qué apoteósico comienzo. De pequeña siempre había estado enfermita, nada grave, pero se criaba muy delgada y lo cogía todo. Su padre le decía, “no vas a servir para nada”. Aunque eso parezca desprecio, nada tenía que ver con la realidad, era su preferida y siempre la llevaba con él. Paqui y su padre tenían una relación muy especial, salían a buscar setas en otoño, espárragos en

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primavera y Paqui trabajaba en el campo a la par de su padre. Paqui era ese niño que a él le hubiera gustado tener. Ella no quiso estudiar y comenzó a trabajar muy joven. A su madre le hubiera gustado que estudiase, pero para Paqui era más importante demostrarle a su padre que si serviría para algo y creyó que la mejor manera era traer un sueldo a casa. Le demostró a su padre que si servía para trabajar. A la temprana edad de doce años se fue a la vendimia a Francia y ganó su primer sueldo 50.000 pesetas, ¡qué dineral!. Tremendo error, a sus cuarenta y cinco años se encuentra sacándose la ESO y trabajando por suerte en una fábrica. Paqui aprendió la lección y se propuso que a sus hijos les inculcaría lo importante que es formarse para tener más oportunidades en esta vida. Su lema es “un médico siempre podrá hacer mi trabajo, mientras yo no podré hacer el suyo.” Cuanta más formación tengamos en la vida, más oportunidades tendremos y si encima puedes dedicarte a lo que te gusta, eso es un privilegio. Hoy en día Paqui casi ha conseguido su objetivo. Tiene una niña que sí ha seguido sus consejos y ya ha terminado su carrera, trabajando y estudiando al mismo tiempo, de la cual se siente muy orgullosa, y además, su hija es la que le anima a estudiar. Y un niño en la edad del pavo que espera que un día se dé cuenta lo importante que es estudiar a su tiempo y no dormirse en los laureles y así pueda tener una vida más fácil que ella.

Francisca Amador Ruíz Nuestro grupo ha escogido este cuento por el título “Nunca es tarde” y lo que éste sugirió al leerlo. Seguramente la mayoría de nosotros hemos dicho en alguna ocasión esta frase para referirnos aquello que dejamos a medias o a lo que no empezamos nunca etc. Dada nuestra actitud curiosa decidimos leer el cuento y llevar a cabo el comentario. La historia que narra la protagonista, entendemos que está basada en su propia realidad, su nacimiento, la estrecha relación con el padre y la necesidad de demostrar su valía, ya que sentía que su padre no la veía capaz de resolver sus dificultades y salir hacia adelante en la vida. Creemos que el cuento está dividido en introducción, nudo y desenlace correctamente, aunque la introducción es para nuestro parecer demasiado breve. En la introducción la protagonista y narradora del cuento nos expone el nacimiento y nos da una pequeña pincelada de la actitud del padre hacia ella. En el nudo desarrolla como decidió trabajar en vez de estudiar, justificando esta decisión con el reconocimiento familiar, la aportación económica bastante elevada pera su edad en casa y a la vez para demostrar a su padre y a sí misma que aún y su pésima salud de pequeña fue capaz de irse lejos de la familia, trabajar duro, formar una familia y darse cuenta del error cometido, trabajar en vez de estudiar. En el desenlace nos explica cómo ha intentado educar a sus dos hijos en el esfuerzo y sacrificio en estudio de una carrera para poder tener una vida con una buena proyección de futuro, con más oportunidades y un reconocimiento social y económico.

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La idea del cuento es acertada ya que nosotros nos hemos podido sentir identificados, siendo nuestra edad más avanzada que la de los chicos que estudian la ESO y aquí estamos intentando acabar lo empezado con ganas y mucha dedicación. Cuando una historia o un cuento tienen un argumento que parece o nos da a entender que es basado en la realidad de alguna persona hace que los lectores muestren una atención, predisposición y empatía especial, que no se da en otros casos. Analizando el texto, tanto en su sintaxis como ortografía, identificamos con la simple lectura algunas faltas ortográficas, acentos omitidos y la necesidad de algún punto y seguido para dar un descanso a la lectura y que ésta a la vez sea más sencilla y clara, por ejemplo […la segunda de las tres hermanas. Su padre al verla por primera vez dijo: ¡Toda esa nariz es suya! Qué apoteósico comienzo.] Pensamos que hay alguna frase exclamativa que debería de llevar el signo de exclamación correspondiente, como por ejemplo (¡qué dineral!) o la citada anteriormente. El corrector no capta todos los errores ortográficos que cometemos ya que no sabe con exactitud a que nos referimos y en éste caso vemos como no acentúa el, “él” cuando éste es un pronombre personal y no un artículo determinado. Como la mayoría de cuentos a parte de la historia narrada podemos encontramos unos valores y principios sobre los cuales el autor se guía y conecta con nosotros en forma de moraleja. Nosotros con las conclusiones obtenidas del cuento nos hacemos una idea de cómo es la autora, como fue su educación, la de sus hijos, qué es importante y básico en la vida y como ha luchado para que esta actitud, que ella ha tardado en manifestar, sea para sus hijos un pilar fundamental. Todo saldrá bien, no puede fallar En un lugar de Olesa de Montserrat, en una calle de cuyo nombre no quiero acordarme, tenemos a Javier. El esta en su habitación. Esta es grande, con una cama de matrimonio, un par de mesitas de noche y de un color anaranjado, con una pequeña televisión. Su aspecto, inmejorable. Pelo largo, castaño y rizado, de estatura media, y cuerpo delgado, pero no excesivamente. Su cara, con ojos verdes y una nariz protuberante. Sus brazos, delgados y sus piernas, firmes. Se encuentra encima de la cama. Se le ve compungido, nervioso, atormentado. Mira a su alrededor. Esta esperándola a ella. Pero ella no aparece. Empieza a notar una calor que invade todo su cuerpo, pese que a fuera hace un frío de mil demonios y la calefacción se encuentra apagada. Un malestar invade su cuerpo, solo ella puede remediarlo, pero ahora mismo parece que no tiene muchas ganas de venir a visitarlo. Le parece estar viendo como se encoge la habitación a medida que va pasando el tiempo. Sabe que todo esto es producto de su imaginación, pero va a acabar de volverlo loco. La necesita a ella sin remedio. El ya no sabe que hacer, se pone a andar, nervioso de manera casi enfermiza y empieza a notar los primeros síntomas del pánico. Un cosquilleo le invade todo su cuerpo y casi le entran ganas de ponerse a

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gritar de terror. -Donde cojones estas??? Masculla para si mismo. Pero ella no responde. Vuelve a tumbarse en la cama y decide que es momento de de abandonar. Ese fatídico pensamiento, recorre su mente. Ha llegado el momento de desistir de esa estúpida aventura en la que se embarco semanas atrás. Y justo en ese momento, cuando iba a abandonar, le va allí. Es ella. Ha venido y parece que esta dispuesta a quedarse. El describiría ese momento como la gente que tiene experiencias cercanas a la muerte y ven el típico túnel con una luz al fondo. En este caso, al final del túnel esta ella. No es bella ni es fea. Ni lista ni tonta. Simplemente no se puede describir. Ella es la responsable de todo lo que se ha creado, se crea y se creara. Ella és la inspiración. Y el ya nota su presencia en su interior. Coge su ordenador y como si de un poseído se tratase, empieza a teclear de manera compulsiva, casi orgásmica. Las palabras salen por doquier y durante unos 10 minutos no dejan de brotar, gracias a ella. Si, ha usado el manido truco de escribir sobre el momento que no sabia que escribir, pero aun así pensaba que la narración era buena y que si o si, se merecería que su profesora de escritura creativa le pusiese un excelente. El esbozo una sonrisa y pulso el botón de enviar. Nunca sabremos si Javier obtuvo el preciado excelente y aunque quizás el nunca lo sepa, hizo su primera historia de final abierto

Javier Beza Valcarcel (ML)

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Cuentos a cuatro manos El señor Gago Era una noche lluviosa fría de invierno. Todo estaba oscuro ya que se había ido la luz. Sólo se observaban dos velas casi fundidas en su comedor. De repente, Luis, pudo contemplar a través de su ventana una extraña esfera luminosa que descendía del cielo hasta posarse en un maizal muy cerca de su domicilio. En ese momento Luis tomó la decisión de salir a ver lo que era. Al llegar al maizal vio como en medio del campo había un extraño objeto en forma esférica. Se acercó a su escotilla y pudo ver como dentro había un ser extraño. Luis sobresaltado optó por acercarse al objeto. En el momento que Luis estuvo a menos de un metro aquella esfera empezó a desquebrajarse por la mitad, dejando al extraño ser tumbado en la tierra. En ese momento el extraño ser abrió los ojos y fijó su mirada en nuestro protagonista. Aquella cosa lo miraba fijamente y Luis se puso a temblar. Siempre había sido una persona muy miedica. De repente aquel ser extraño ser se transformó en un ser humano y se puso en pie. El ser se puso delante de Luis y sin abrir la boca le explicó que su nave había tenido un accidente y se vio obligado a abandonar-la con su modulo de rescate. Luis no podía creer lo que veía. Ese extraño ser ahora tenia forma humana y se estaba comunicando con él. Luis le ofreció su ayuda y éste pidió su ordenador para comunicarse con sus compañeros de la tierra para que lo rescatasen. A su asombro el extraterrestre le comentó que desde hacía años sus congéneres habitaban entre ellos, haciendo vida normal y camuflándose con la sociedad. Después de llevarlo a su casa el extraño ser cogió una revista del corazón que tenía Luis en el salón y la ojeó entera en dos segundos. En ese mismo momento, el explorador esbozó una sonrisa y su aspecto empezó a transformarse en un personaje mediático muy rico y con muchos problemas con la justicia. Luis no se lo podía creer, era imposible lo que sus ojos estaban viendo. Se acercó al extraño asombrado y le preguntó reposando su mano en la espalda: -¿Tienes la capacidad de transformarte en quien tu quieras? - Si- Le respondió el ser extraño. Luis se sentó justo delante de él, la curiosidad inundaba su mente. No entendía como podía estar pasándole todo aquello. De repente sonó el timbre de la puerta. Era su madre. -¿Que hacemos?- preguntó Luis. Cuando se giró Luis para avisar al ser que se escondiera, éste ya estaba absorbiendo la imagen de una foto del padre de Luis.

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El mismo ser, con la imagen de su padre, ahora llamado Juan abrió la puerta. La madre de Luis se sorprendió, ya que había dejado al padre de Luis en casa y no entendía como había llegado antes que ella. Luis disimulando se inventó que se acercó él con su coche a buscarlo, hacía muy poco rato, ya que su ordenador no funcionaba y necesitaba que su padre le echara una mano. Su madre se sentó a reposar un rato, solo había ido a su casa a llevarle una tarta que había preparado aquella tarde para él. Luis estaba muy nervioso, él solo quería que su madre se fuese para no descubrir todo lo que estaba pasando. El apagón seguía y su madre sacó en la conversación el destello de luz en el cielo. Él sonrió y le dijo que lo que había visto sería un relámpago. Ella no muy convencida de la explicación salió del dormitorio deseándole buenas noches a Luis. De regreso a casa, como siempre, tomó un taxi de una agencia de la cual ella era clienta. El conductor, era la primera vez que le tocaba y ella no lo conocía. No sabía por qué pero había algo que no le gustaba. El tipo tenía como una mirada bastante extraña y sus gestos denotaban cierto fastidio. Para colmo el taxista tomó una ruta diferente de la habitual. El taxista, que no había pronunciado palabra alguna, dijo entonces: - ¿Ve usted ese lugar, señora? Dijo señalando una casa vieja- Usted no sabe ni se imagina lo que hay allí! - ¿De qué habla? – Preguntó Juana – La verdad no se nada de nada – - Ahí tienen a un extraterrestre, señora- respondió el taxista extraño- - ¿Qué? – Preguntó Juana sorprendida y sobresaltada a la vez. - Tal como lo escucha. - le empezó a explicar el taxista- En los años 70 capturaron a un enano verde de una nave que se estrelló. Parece que venía de un planeta llamado Pipystrellas en la constelación de Sagitario. Había dos extraterrestres en la nave. Uno murió y al otro lo trajeron aquí. - ¿Y usted como sabe tanto?, ¿Y el extraterrestre vive?- preguntó la madre de Luis intrigada- - Parece que aún vive. Lo mantienen con alimentación como la que comemos nosotros. Está en un sótano. Ellos tienen una vida más larga que la nuestra. Juana quedo boquiabierta con las cosas que había escuchado. Por suerte el viaje terminó y Juana se bajó del taxi. Pero mientras lo hacía el taxista le dijo: - Créame doña, los extraterrestres están entre nosotros. Por cierto, si otra vez quiere mis servicios puede pedir por mi; mi nombre es Rango Gago. - Bueno, pero yo le tengo más miedo a los terrestres – dijo Juana intentando dar por terminada la conversión.- Gracias y quédese con el cambio. Cuando llegó a su casa encontró a su marido sentado en el sofá, viendo su novela preferida, y con su pijama y batín. Le pareció raro que ya hubiera llegado, pues en teoría estaba ayudando a su hijo Luis. Le preguntó: - Pero, Juan! ¿Cómo has llegado tan rápido? - Pero... ¿de dónde, Juana?- preguntó perplejo- - Pues de casa de tu hijo, cariño! - dijo perpleja-

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- Juana, de verdad, cada día me sorprendes más....- y concluyó el diálogo sin más ya que habían vuelto de la publicidad- Juana se quedó varios minutos pensando y en un estado cata tónico. Decidió llamar a Luis para aclarar lo sucedido. Luis le contó la verdad y ella, entre lloros y suspiros colgó el teléfono, y se tomó dos pastillas para dormir, pues no podía asimilar lo que ocurría. En casa de Luis, el extraño ser y él, entablaban una animada conversación, entre risas y batallitas sobre sus especies. De repente sonó el teléfono de casa. Esta vez pedían por el señor Gago, nuestro extraño ser. Al cabo de una hora un taxi llamó a su casa y se llevó ese extraño ser y nunca más supo más de él y de los de su especie…

Lluís Martínez Maza (CB) Ana M. Morales Rivas (CM) Carlos García Mateo (BCN)

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE CUATRO AMIGAS Una tarde de verano se reencontraron cuatro amigas: Isabel, Yolanda, Guadalupe y Raquel, después de mucho tiempo que no se veían. La cuatro eran amigas de la infancia y aunque sus vidas habían tomado rumbos diferentes coincidieron por circunstancias de la vida. Isabel era madre de tres hijos y se había convertido en una ama de casa admirable. Siempre dedicada a su familia y quehaceres domésticos. Dejó su brillante carrera para dedicarse a su marido y ha apoyar su empresa, a pesar de que ahora, no atravesaban un buen momento matrimonial. Raquel era la más aventurera, atrevida y liberal. De bien jovencita había decidido ver mundo, así que poseía una gran experiencia en ese campo. Hablaba varios idiomas, entre ellos el inglés, el alemán, el italiano y el francés. En fin, estaba bien preparada. Guadalupe, llamada por todas, Guada. Una alta ejecutiva, sin niguna responsabilidad familiar, salvo la de estar siempre en primera línea en su trabajo. Ya fuera en Londres o bien en Nueva York. Yolanda era la más extrovertida de todas ellas. No tenía bien definida su sexualidad. Había convivido en muchas comunas, y había sido algo "trotamundos", sin ganas de tener una estabilidad sentimental ni familiar. Ellas, empezaron a contarse sus respectivas vidas y para ponerse al corriente de todo, decieron acercarse a un "chiringuito" a tomarse algo. Mientras escuchaban canciones que les recordaban a su juventud, apareció el camarero que estaba de muy buen ver. Rápidamente quedaron perplejas al ver semejante hombre rubio, y con un cuerpo escultural: Edu. Al traerles las bebidas que habían pedido y, tras una sonrisa y miradas, dejó caer una servilleta con un número de teléfono y su nombre. Ellas histéricas de emoción como unas niñas de quince años le dirigieron unas miradas de consentimiento.

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Más tarde, entre ellas, comentaban la posibilidad de ir a la fiesta que hacían de noche en el chiringuito. Allí volverían a encontrarse con Edu, el apuesto camarero, y con un poco de suerte a lo mejor les presentarían a algún amigo. Llegó la noche y quedaron para ir a la playa, donde se celebraba la fiesta. Iban caminando, riendo, imaginándose lo divertida que iba a ser la noche. Por el camino hicieron un pacto. Iban a revivir tiempos de antaño pero lo que sucediera aquella noche quedaría en la playa. Llegaron al chiringuito y sus miradas se dirigieron hacia la barra del bar para localizar a Edu. Él se veía acompañado de varios amigos. En el momento en que él las vio, se acercó a la barra, les hizo un gesto dándoles a entender que se dirigieran hacia allí. Ellas se acercaron y Edu les presentó a sus amigos. A Yolanda le faltaban ojos para ver, entre tantos hombres y mujeres. Habían varios que destacaban, entre ellos, uno que le llamaba especialmente la atención y para su sorpresa era un compañero de la escuela. Roberto. En ese mismo instante Raquel desapareció por varias horas. Guada estaba ligoteando en la barra con chico. Casualmente amigo, también, de Edu. Isabel parecía encontrarse incómoda pero, a medida que iba transcurriendo la noche, fue desmelenándose cada vez más. Bebía descontroladamente y no paraba de insinuarse al más madurito del grupo. Ellos reían y jugeteaban. Yolanda estaba en una tienda de campaña con una chica y un chico. Se lo estaban pasando en grande. La sorpresa fue cuando apareció Raquel, después de dos horas sin verla , de la mano de Edu, caminando por la orilla de la playa. No daban crédito a lo que veían. Se quedaron sorprendidas aunque todas, a través del pacto que habían hecho, no se enfadaron. Al fin y al cabo lo que pretendían era pasar una noche inolvidable. Estaban las parejas y el trío entretenidos. Se contaban sus historias, cuando de repente apareció el marido de Isabel, muy bien acompañado de una chica, aparentemente, más joven que él. Todas se quedaron estupefactas menos Isabel, pues estaba de espaldas y no se dio cuenta. Cuando su marido las vio se acercó repentinamente a la barra. Ellas advirtieron a Isabel de la llegada de su marido. En ese momento ella se giró y lo vio a él en una situación cariñosa con la joven. Casi le da un infarto. Se pusieron frente a frente. - ¿ Te lo estas pasando bien con mi marido? - ¿ Tu quien eres? - Le preguntó. - Ella es Isabel, mi mujer. - replicó Paco. En ese momento, Isabel, indignada pero feliz, supo que su relación con Paco había acabado. Isabel se dio media vuelta y continuó bebiendo y compartiendo la velada con sus amigos de grupo. En un momento, se juntaron las cuatro amigas y comentaron la situación tan embarazosa que habían contemplado. Ellas la apoyaban en todo y la entendían mejor. Ellas continuaron la noche, volvieron a ser jóvenes y rebeldes. Bailaban descontroladamente, se reían sin más, se abrazaban felices, recordando los viejos tiempos. Yolanda compartía besos con una chica y un chico. A Guada, cada vez le salían más pretendientes. Ya de niña destacaba entre ellas. Era la más sensual del grupo.

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Raquel sin reparar en nada seguía en una actitud extremadamente cariñosa con Edu y él la correspondía ardientemente. La noche transcurrió tal y como lo habían planeado Finalmente, mientras veían el alba, se despojaron de todas sus prendas y corrieron desnudas hasta el mar, como hacían siempre que se juntaban en la playa cuando eran adolescentes. Todas eran conscientes que después de aquella noche, con mucha pena, tendrían que volver a retomar sus vidas. De aquel encuentro, Isabel fue la más beneficiada, pues no tendría que cargar con las mentiras de su marido. A ella le esperaba una nueva vida repleta de emociones junto a sus tres hijos. Hicieron, entre las cuatro el juramento de que nunca más perderían el contacto, y quien sabe, si en aquella playa, algún día, les esperaba un nuevo destino.

Autoras: Yolanda Santos Díaz (MAV) Guadalupe Martínez Relova(MAV)

María Isabel Chaparro (MAV) Raquel Ramos Fernández (MAV)

EL TSUNAMI DE MIS SUEÑOS - Papi, ¿no notas algo extraño en el atardecer?- le pregunto Manuel a su padre que conducía su destartalado Lada Niva, mientras sacaba la cabeza por la ventanilla. -¿A que te refieres con extraño? – respondió su padre. -No se, me da la impresión de que el color del cielo no es el habitual. Empezaban a entrar en el paseo marítimo de Lloret de mar, el pueblo en el que vivían desde hacia 12 años. Un encantador pueblo de la Costa Brava, muy especial ya que en invierno es muy tranquilo y en verano es como una jungla. Manuel le pidió a su padre que parara un momento para contemplar en el horizonte aquellas extrañas formaciones de nubes entre rojas, lilas y naranja que se veían. Su padre paró a un lado del paseo y Manuel bajó de un salto del coche y se encaminó hacia la arena de la playa, su padre, que también se llamaba Manuel, hizo lo mismo. - Papa, no me digas que no son extrañas esas nubes- replicó. - Nunca había visto un cielo tan inquietante. Me da mal yuyu. De pronto sintieron como el suelo temblaba bajo sus pies y les daba una sacudida como si les hubiesen sacado de repente una alfombra persa de debajo de los pies. En cuestión de un segundo todo se calmo, se levantaron y corrieron hacia el coche para volver a casa a ver si el resto de la familia estaba bien. Mamá y el pequeño Eric no habían querido acompañarlos a comprar el hielo para la fiesta. Al subir al coche pudieron ver con toda claridad como el mar se retiraba rápidamente hacia el interior dejando al descubierto unos cien metros de arena mojada cual dunas del desierto. Al fondo en el horizonte una línea

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de espuma muy gruesa se iba haciendo más y más alta a medida que una gigantesca ola se iba formando en dirección hacia ellos. - ¿Papá, que es eso? Grito Manuel señalando la ola. - ¡Dios mío! Manuel, es un tsunami. Tenemos que salir inmediatamente de aquí. Intento salir con el vehiculo pero en cuestión de segundos los coches habían colapsado la calle. Ambos bajaron y corrieron lo más rápido posible, pero al llegar a la entrada del edificio el agua ya estaba entrando en lo que debía haber sido la orilla de la playa. Manuel veía a su padre alejarse empujado por la corriente e intento gritarle. -PAPÁAAAAAAAAA!!!!!!! Y en ese mismo instante despertó, empapado de sudor. Por la mañana mientras la familia desayunaba relato con angustia su extraña pesadilla y les comento que sentía una extraña sensación en su ser que no podía describir. Al terminar su desayuno todos subieron al Lada y fueron al gran supermercado que había en el centro del pueblo para comprar lo necesario para celebrar la fiesta de los 12 años de Manuel. Esa fiesta significaba mucho para Manuel, no solo por ser su 12 aniversario, también hacía 12 años que vivían en Lloret, lugar que adoraba. Siempre que podía se escapaba, con los amigos, a los pueblos íberos, imaginando el pasado. Le encantaban también los diferentes miradores, con sus paisajes vírgenes y su acantilado. El día anterior había estado en los jardines de Santa Clotilde, una maravilla única. Pero ahora estaba concentrado en las cosas que tenían que comprar en el súper para la celebración. Compraron lo necesario y volvieron a casa. Manuel estaba jugando con su hermano Eric, le gastaba bromas y Eric, a veces, se escondía y le daba sustos. En eso que, su padre, le llamó: -¡Manuel! Nos hemos descuidado el hielo ¿te vienes conmigo a comprarlo? -De acuerdo papá ¿vamos Eric? -¡Noo, yo me quedo con mamá! - Vale ¡voy papá! Y juntos volvieron al coche para ir a comprar el hielo. Parecía que empezaban a aparecer nubes a lo lejos, vaya pensó distraídamente Manuel. En el camino de vuelta, Manuel observaba detenidamente el cielo. Era alucinante, parecía una aurora boreal con esos colores en movimiento. No se lo quería perder, hizo parar el Lada a su padre y casi saltó de el. Corriendo se dirigió a la arena de la playa, muy cerca de la orilla. No tenía miedo, pero aquella situación le parecía conocida y se incomodó. De repente recordó su sueño justo cuando la tierra tembló ligeramente bajo sus pies. Ambos se miraron, apenas hacía unas horas que Manuel había explicado su sueño. Corrieron como locos hacia el 4x4 en dirección a la casa. Allí no habían notado nada, todo parecía normal, pero aquel cielo… Su madre logró tranquilizarlos y la comida transcurrió normal. Poco después llegaron los primeros invitados, los amigos de Manuel, luego llegó también la familia…pero Manuel no estaba tranquilo, tenía la sensación de que algo que no podría controlar sucedería, pero ya no era como en el

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sueño, los detalles no eran los mismos, quizá será solo una buena tormenta pensó. Alguien puso la televisión. Eric quería jugar, intentaba llamar la atención de Manuel, se escondía y lo llamaba, pero éste había logrado distraerse con sus compañeros. En las noticias, una edición urgente, estaban diciendo que la gente de la costa del sur de Francia y norte de Cataluña, la costa Brava, que debían marchar o ser evacuados, que se acercaba un Tsunami que afectaba a 500km de costa aproximadamente y que se preveía catastrófico. Nadie miraba la T.V. en esos momentos. El pequeño Eric, que permanecía escondido esperando que pasase su hermano para darle un susto…quedó perplejo por el extraño color de cielo que se veía por el ventanal. -¡Eh pequeñajo! ¡Menudo susto te has llevado!-exclamó Manuel al ver el respingo que dio su hermanito.- ¿Qué miras con tanta atención? -Allí.-contestó sencillamente Eric. Estaban los dos absortos, mirando hacia la playa, cuando oyeron como un trueno lejano . -¡Mira tete! el agua se va! ¡El agua se va! ¡Papá, mamá el agua de la playa se va!-Eric salió corriendo en busca de sus padres. Manuel, recordó su sueño. ‘No. No puede estar pasando…’ -¡No!-chilló Manuel cogiendo a Eric con fuerza de la mano-¡Papá!!!¡El tsunami!!! Manuel les gritó angustiado a sus amigos y demás familiares que estaban todavía ocupados alrededor de la barbacoa. --¡Tenemos que salir de aquí lo antes posible! Salieron todos de la casa, casi atropellándose los unos a los otros y se subieron con rapidez los coches. Vieron cómo algunos vecinos se quedaban mirando la playa, impasibles. -¡Salid de aquí!-les gritó el padre de Manuel desde la ventanilla-¿A qué estáis esperando? ¡Huid! ¡Es un tsunami! -¡Papá, arranca rápido!-le apremió Manuel. Pero el coche no arrancaba A la quinta intentona el viejo coche arrancó por fin. Los cuatro suspiraron aliviados. Visualizaron los vehículos de sus familiares y amigos que ya iban por delante. Adelantaron con cuidado a una multitud de personas que corrían hacia el mirador del acantilado, uno de los puntos más altos de Lloret. Una inundación repentina ya cubría los apartamentos de primera línea de mar. Algunos de los edificios habían sido arrancados de sus fundamentos y la marea avanzaba tierra adentro llevando consigo escombros y agua. Los gritos de desesperación de la gente atrapada eran desgarradores. Dejando el todoterreno atrás, el padre de Manuel los dirigió hacia el parque. Era un atajo para llegar antes al mirador. Llegaron jadeantes. ¡Estaban a salvo! Allí, en lo alto del mirador del acantilado, los cuatro se abrazaron emocionados. Abajo, la desolación lo cubría todo. No sabían como habían podido llegar todos, Manuel padre e hijo, su hermano Eric, su madre, amigos y familiares, a lo alto del mirador. El acantilado parecía amenazante con el agua enfurecida abajo y el ruido

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ensordecedor de las grandes olas del mar que golpeaban con mucha fuerza en las rocas. Manuel no dejaba de pensar en el sueño premonitorio que había tenido la noche anterior, se pasó la mano por la frente en ademán interrogativo y proclamó en voz alta: -Debo sacarlos de aquí, ¡Dios, ayúdame! -Dios ayudó a la diosa y ahora nos ayudará a nosotros. Le respondió la abuelita con una sonrisa, que una señora muy mayor y con mucha experiencia, ya que había nacido y vivido siempre al lado del mar concretamente en Santa Cristina, un pueblo cercano a Lloret de mar, donde residían actualmente. La abuelita cogió de la mano a Manuel, y Eric corrió en busca de su madre porque tenía miedo. El cielo amenazador y el viento tan fuerte que soplaba era una situación de incertidumbre, al mismo tiempo de miedo y desconcierto para todos. Pero de repente se abrió la tierra y entraron todos tierra adentro. Como la leyenda que contaba siempre el abuelo cuando se reunían todos alrededor del laurel. La leyenda cuenta que había un Dios llamado Apolo que estaba enamorado de una diosa muy hermosa llamada Dafne. Apolo perseguía a Dafne constantemente porque quería casarse con ella, pero ella no lo correspondía. La diosa pidió ayuda a los dioses y los dioses se compadecieron de ella y decidieron abrir la tierra y enviarla tierra adentro. De donde se abrió la tierra y se la tragó nació un laurel de aquí proviene el nombre de Lloret de mar. Manuel había conseguido que todos los familiares y amigos estuvieran reunidos en un día especial como el día de la fiesta de su cumpleaños y además habían sobrevivido a un tsunami. Sería un recuerdo que recordarían siempre y esta historia pasaría de generación en generación.

Eric-Alfonso Pineda Matheu (LM) Susana Colominas Vallez,(BG) Rosana Gonzalez Torres (RL)

Jordina Soler Canals (LC) Reencuentro pulgoso El olor era inconfundible, pelo mojado, champúes perfumados y algún gruñido que otro en la sala. Hemos llegado a la peluquería, pensó Fiti, la pulga inquilina de una “lulu”, llamada “Mineta”. Su pequeño cerebro se puso a mil, sabia por experiencia que las próximas horas su pequeña vida dependía de su habilidad para subsistir y volver sana y salva a casa, con la “lulu” o quien sea, por suerte el viajar era su fuerte. De pronto alguien se acerco y con voz casi insultante dijo: - “Mineeeetaaaa” , boniiiita ¿Como estas?, ¿Te ha cuidado bien tu ama esta semana? - Será hija de su madre. Pensó Fiti. Cada día durante una hora me tenían corriendo para arriba y abajo para evitar caer en el cepillo, ya te daría yo cepillado, con un estropajo de metal, para afinarte tu arrugada piel.

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Fiti noto como levantaban a “Mineta”. ¡Su casa corría peligro!, salto a la superficie y vio como la peluquera se dirigía hacia la bañera. Sus pequeñas venas comenzaron a hervir, tenia que hacer algo o pronto entraría en el túnel del terror. Mirando de un lado a otro lado, buscaba un lugar donde refugiarse, de pronto, ¡Aleluya!, grito, el viejo pastor esta durmiendo cerca de la bañera y esta mojado, he ahí mi salvación. Como si dirigiera a la peluquera, iba diciendo, hacia la derecha, hacia la derecha, no, no, no, a la izquierda no, ¡uff!, de pronto sus patas enclenques se tensaron y ¡Pum!, salto hacia el tranquilo hotel (el perro pastor), donde esperaba encontrar la salvación. Pero el calvario de Fiti no acabaría aquí, cual fue su sorpresa, al darse cuenta que en aquella extensión de pelaje, no estaba solo, había otra inquilina. - ¿Quién eres tu? -preguntó Fiti sorprendido-. - Esa pregunta la tendría que hacer yo -respondió enojada- mira, yo me llamo Pastora y llevo aquí mucho tiempo. - ¿Y cómo lo haces Pastora para sobrevivir a las sesiones de peluquería? - Primero de todo vamos a acabar las presentaciones: ¿cómo te llamas? - Me llamo Fiti. - Muy bien Fiti, te explicaré mi historia. Pastora se sentó sobre sus patitas traseras y empezó a narrar la historia de su vida. Pastora había vivido siempre entre el pelaje del perro pastor, que por cierto se llamaba Rufete y ejercía de pastor. Cada día de buena mañana acompañaba a su dueño hasta el corral donde dormía el rebaño y salían a que las ovejas pastaran. Rufete cuidaba de que ninguna se saliera del rebaño y Pastora siempre le acompañó en estos menesteres. Sufrieron el sol aplastante de los veranos, las nieves de invierno y las lluvias torrenciales, hiciera el tiempo que hiciera, todos los días salían a pastar las ovejas. Por eso Pastora había podido sobrevivir a un simple baño de peluquería canina. - ¡Pero yo pensaba que los perros pastores no los llevaban a la peluquería! -exclamó Fiti- - Y así es. -contestó Pastora- Lo que pasa es que el pastor ya se jubiló, vendió el rebaño y ya no necesitaba a Rufete. Sus nietos, que viven en la ciudad lo adoraban y le pidieron al abuelo que si se lo podían llevar a la ciudad. Como comprenderás lo primero que nos han hecho ha sido traernos a la peluquería. - Has debido vivir muchas aventuras... - Pues sí, pero esto de estar en la ciudad también es toda una aventura. De repente las dos pulgas se giraron, pues oyeron ruidos... Al girarse vieron a Papú, era una pulguita que venia a refugiarse a Rufete. Venia huyendo de la malvada peluquera que quería acabar con ella. - ¿Socorro, socorro ayudarme! - ¿Qué te pasa chiquitina? - Esa malvada peluquera quiere dar fin a mi corta vida. - Bueno, preciosa no temas te puedes quedar con nosotras el tiempo que tú quieras. - Gracias, os lo agradezco. - ¿De donde vienes? - Os lo explicaré.

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- Cuando nací mi mamá me tuvo que dejar con mi abuelita, para poder despistar a una peluquera malvada. Gracias a ella mi abuelita y yo pudimos sobrevivir. Cuando mi abuelita murió, decidí buscar a mi mami . Pero llevo muchísimo tiempo buscándola y estoy un poquito cansada. La última información que tengo es que mi mami estaba en una perrita llamada “Mineta”. - ¿Cómo? Dijo Fiti - Yo perdí a mi mujer hace un tiempo y me dijo que ella había tenido una pulguita. La echaba mucho de menos, porque la tuvo que dejar para poder salvarla... Kira, que estaba expectante ante tanta historieta no podía dar crédito a lo que estaba escuchando y de un salto, salió de la oreja de Mineta donde estaba escondida. Como entendió que no había peligro, corrió para acercarse un poco mas a las pulgas que estaban hablando, quiso asegurarse de que lo que narraba una de ellas, Papú, era verídico. La emoción desbordó a Kira, comprendió que había que arriesgarse, ya que si la intuición no le fallaba, por fin había encontrado a su hijita Papú. Había pasado mucho tiempo sin verse, pero la madre sabía que era ella. Se acercó tímidamente a las pulguitas y le pregunto a Papú: - La historia que has contado me la conozco - ¿es cierta? Si no me equivoco, creo que tú eres mi hijita. Yo tuve que dejarla con su abuela para poder salvarlas de una malvada peluquera, que las hubiese matado a las dos, si yo no hubiese intervenido en aquel momento. Mi única salida, era desviar la atención de la malvada para que ellas pudiesen huir, a cambio, de no volver a verlas jamás. - ! Es mi misma historia, no me lo quedo creer! Entonces tú eres mi madre, hace tanto tiempo que le perdí la pista que ya no tenía esperanzas de encontrarla, estoy un poco confusa pero a la vez contenta. - Pues no digas nada mas hijita, tan sólo abrázame, después ya tendremos tiempo de ponernos al día y explicarnos que ha sido de nuestras vidas durante todo este tiempo. - !Oh, mami, que alegría, creía que estaba sola después de morir la abuelita y te he encontrado. Este es el día más feliz de mi vida. - Hijita lo celebraremos con una gran fiesta con tus amigas. Se pusieron a saltar y bailar de júbilo y compartieron la alegría del reencuentro con sus otras dos compañeras. Mientras las pulguitas celebraban su encuentro, el viejo pastor se despertó y como buen sabueso alzo la pata y , “rac, rac, rac”, comenzó a rascarse. Al momento las pulgas comenzaron a saltar histéricas de un lado a otro mientras el viejo pastor pensaba - ¡Bailar!. ¡Bailar pequeñas! ¡Que la residencia no es gratis!

Antonia Navarro Sánchez (EV)“Fiti” Enric Hernandez Torres (BCN) “Pastora” Sílvia Martínez Fernández (RL) “Papu”

Antonia Castro Luque (SR) “Kira”.

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¿Conoces a tus vecinos? En las chatas montañas, blancas y negras colinas de minerales. Por la llanura de jables y caliches corrían las sombras de los montes como tres dedos negros. Atrás, lejos aún, estaba la sombra grande, la sombra del volcán Timanfaya. Jaime y Anna conformaban una pareja de jóvenes recién casados natales de Lanzarote, bien posicionados laboral y económicamente. Él era veterinario desde hacía poco que venía pisando fuerte con excelentes calificaciones en la facultad, ella impartía clases de danza clásica. La pareja estaba afincada en una casa unifamiliar localizada en una urbanización a las afueras de Lanzarote. En sus ratos libres o cuando el trabajo se los permitía, les encantaba dar largos paseos por la playa y disfrutar de buenas comidas en cualquier local de la zona costera. Amaban su isla y todo lo que conllevaba ir de un lado a otro para disfrutar del viento cálido y la brisa típicas de la zona. Sin embargo, toda esta aparente tranquilidad se veía truncada en determinados momentos debido a la actitud que veían en sus vecinos de la urbanización. Desde hacía ya tiempo, corrían rumores de que la pareja se comportaba de manera altiva y que su actitud hacía el resto de vecinos era en cierto modo irrespetuoso, daban la impresión de sentirse superiores a los humildes habitantes de la zona. Sus vecinos ya cansados de esa actitud, decidieron hablar con ellos y zanjar las malas actitudes. Se acercaron a la vivienda de Jaime y Anna, con ímpetu, pero cuando llegaron a la puerta, se dieron cuenta de algo realmente espantoso, que ponía los pelos de punta. Ellos no daban crédito a lo que sus oídos estaban escuchando. Lentamente fueron retrocediendo hasta cruzar la calle y volver a sus viviendas, nadie dijo ni una sola palabra, estaban atónitos. Al día siguiente, Anna salió para impartir sus clases de danza cuando se dio cuenta de que algunos vecinos la miraban despavoridos. Lentamente se subió al coche, y toco fuertemente el claxon y Jaime salió rápidamente. Una vez subido en el coche, Anna arrancó con cierto nerviosismo, y cruzando la calle fue mirando a cada uno de sus vecinos con mucha soberbia. Ellos bajaban la cabeza mostrando mucho respeto y nadie se atrevió a mirar a Anna a los ojos. Pasó bastante tiempo hasta que una familia se instaló en la casa de al lado de Jaime y Anna. El resto de vecinos, fueron a darle la bienvenida, y mostrarles un apoyo, pero nadie se atrevió a decirles, lo que pasaba con sus vecinos.

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Jaime ya cansado de su situación con los vecinos decidió hablar con ellos y preguntar si había algún tipo de conflicto. Los vecinos, todos con temor negaron completamente, nadie se atrevió a decir ninguna palabra. Entre aquella multitud de vecinos, se escucho una voz bastante aguda, no conocida para Jaime. Era de la vecina nueva, la que no habían querido ir a darles la bienvenida, la multitud se dividió en dos, y apareció una mujer de unos cuarenta y tantos años, bajita y con una melena morena, y explicó con un tono firme, el cual nadie de sus vecinos se había atrevido a hacer, que su mujer y él habían hecho un feo muy grande a la comunidad, también le explicó que su mujer tenía aires de superioridad ante los vecinos. Jaime, con vergüenza, agachó la cabeza y volvió a su vivienda sin decir ni una sola palabra. Al llegar a casa después de una larga discusión, le propuso desaparecer durante un tiempo. Lucia, la sobrina del vecino constructor de la casa de enfrente, vivía en esa casa des de que desapareció el tío. Ella sospechaba que Jaime y Anna tenían que ver en la desaparición, desde entonces les observa con unos prismáticos. Cuando Jaime y Ana hacían las maletas para hacer un viaje a los famosos volcanes del Caribe y Pacifico. Lucía los vio de muy de cerca, al ver que hacían las maletas pensó que querían huir. Se fue corriendo hacia la panadera a decírselo, para esparcir la noticia al resto de los vecinos. Hicieron una reunión en casa de la nueva vecina, Olga, Lucia le conto todo sobre Jaime y Ana, sobre la actitud, la sospecha de la desaparición. Olga le propuso a Lucia a entrar durante la ausencia, para investigar más sobre el caso y si es posible buscar pruebas. Lucía no se lo pensó dos veces y es cuando aceptó. El día siguiente Olga se puso a vigilar desde la casa de Lucia, porque se ve mucho mejor, mientras que ella entró de buena mañana, paso por la ventana del garaje. En plena oscuridad Lucia empezaba a asustarse, pasó por el sótano, encendió la luz y vio un congelador encadenado. En plena curiosidad forzó el candado y es cuando vio un banco de sangre. Se puso aún más nerviosa. Olga no paraba de quitar la vista de la casa, cada vez se asustaba más, empezó a pensar que era mala idea, después vio como Lucia subía por las escaleras hacía el dormitorio. En ese justo momento aparecieron por la calle Anna y Jaime. El vuelo había sido cancelado por un huracán cerca de la zona a la que iban de vacaciones. Olga no daba crédito y Lucia seguía inmersa en su búsqueda de no se sabe qué. Trataba de llamar su atención pero el coche de los sospechosos ya estaba aparcado frente a su casa. Lucía mientras tanto abrió la habitación de la pareja, pero allí no había más que periódicos y libros, ni rastro de una vida en pareja, ni de una cama, ni una fotografía. Quiénes eran? De dónde venían Jaime y Anna?

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Olga bajó corriendo a la calle intentando llamar su atención. Algunos vecinos se dieron cuenta e intentaron colaborar pero fue imposible. Entonces Lucía se decidió a ir a las golfas de la casa y allí descubrió a todos sus vecinos fotografiados y colgados en la pared, con nombres, fechas y un seguimiento a pie de foto: movimientos, horarios etc. Lo que ahora tenía claro era, no sólo quién era aquella extraña pareja, sino también sus vecinos! Lucía escuchó el murmullo de la calle, salió corriendo de la casa y allí estaban todos. De repente, una cincuentena de policías acorraló al grupo vecinal y cercó todo el barrio. Jaime y Anna expusieron a la vista de todas sus placas policiales. Pasaron a detener a todos los vecinos sospechosos de tráfico de órganos humanos. Lucía y Olga no daban crédito, hasta que Jaime les confirmó que sus propios vecinos habían asesinado a su tío.

Kevin García García (BCN) María José Galero Castillo (RL)

Nadia Darkaoui Irhzar (LC) Miguel López Fernández (BCN)

EL PODER DE LA MENTE La mente de los seres humanos es tan complicada que ni entre nosotros logramos entendernos. Unos aspiran a ser ricos, otros quieres tener hijo que y no puede, algunos se conforman con lo que tienen, a otras les parece mucho lo que la vida les ofreció, algunos sueñan con la vida perfecta, pareja perfecta, otros inmigran para dar de comer a sus hijos y tener mejor vida, otros n o quien que nadie venga a su país, otros les da igual…pero, todos queremos lograr ser felices. La vida te enseña mucho, cada día aprendemos cosas nuevas, tanto malas como buenas. Yo, por ejemplo, el otro día llame a un piso que estaba de alquiler, en un principio me lo iban a alquiler a mí, porque reunía todas las condiciones, pero finalmente me rechazaron por una simple causa: era inmigrante. Con eso aprendí que no todos los seres humanos somos igual de tolerantes. Sin embargo, lejos de dolerme esa respuesta pensé que el perdía la oportunidad de conocer a una persona como yo y nunca sabrá si soy o no una buena inquilina. Una amiga que se llama Marta, muchos le van dando regalos por la calle sin conocerla de nada. En un principio ella lo tomaba bien, pero finalmente se canso del comportamiento que tenía la gente hacia ella. Se canso porque ya creció. Se canso porque ya entendió porque la gente es tan amable con ella. La gente le daba regalos porque iba en silla de ruedas como se fuese una crea, olvidándose completamente que el hecho de no poder caminar no le hacía ser un bebé. Una mujer que envía a sus hijas, una de 15 años y otra de tan solo 9 años a su país solo sin padre ni madre para que no la estorben, y para que tenga la absoluta libertad sola. Una madre sin corazón, que antes de pensar en el futuro de sus hijas piensa solamente en el bien de ella. Me

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pregunto qué clase de madre es esta? Si no puede crear a sus hijas porque las tuvo? Porqué les ha hecho que vivan esta desgracia? Una joven chica enamorada. Sus padres y familiares le aconsejan que se aleje de él, que tiene mucha vida por delante para conocer a más chicos y enamorarse de uno más adecuado. Pero ella es muy terca, decide casarse con él. Lamentablemente su familia tenía toda la razón del mundo, no era el adecuado, no lo conocía bastante. A solo días de su boda ya la empezó a maltratar tanto sicológicamente como físicamente. La pobre muchacha vi su vida perdida, sin futuro, ya que lo ha abandonado todo para estar a su lado. Dos muchachos enamoradísimos, un sentimiento tan compartido entre los dos y tan dulce a la vez, con tantos planes de futuro, con tantos sueños que realizar, con tanta esperanza de estar juntos para siempre. Pero, cuando estaban a punto de lograrlo todo, se han tenido que separar, no volverse a ver nunca más en la vida. Ven como todo lo que tenían soñado se va. Ven como les arrebatan la felicidad de sus propias manos y tener que resignar y agachar la cabeza, porque sería perder el amor de su vida o el amor de su familia. En un parque de niños, ves a tantos niños jugando unos con otros. Los miras y lo envidias, lo enviadas porque piensas “ellos tienen tanto y yo tengo tan poco”. Ellos tienen el corazón limpio, impuro, dulce, sin rencores, tienen un corazón llenos de amor y sobre todo ven másallá del físico, de la religión, del a región. Juegan entre sí sin diferenciarse unos de los otros. Sin embargo, cuando miras en los bancos del parque ves a ancianos sentados en silencio contemplan a la gente que vienen y van. Te acercas a ellos, y te explican que viven solo, que los hijos tienen sus vidas y de que de vez en cuando les van a ver o a comer con ellos. Con lágrimas en los ojos, se sienten tan solos. Recuerdan el pasado y lo echan tan de menos. Una profesora dando colase a sus alumnos, pero nadie le escucha. Cuando levanta la voz para llamarles la atención los alumnos la chillan, la insultaran, la acusan de mala profesora. Cuando expulsa a alguno, viene el padre el día siguiente reclamando a la profesora, que porque ha echado a su hijo, que su hijo es buen estudiante, que suspende porque los profesores le tienen manía. Ya no se tiene el respeto ni por la gente que nos enseña. Con esto, vemos como la mente humana es tan complicada, ni se quiera nos entendemos entre nosotros, ni entre los hermanos, con la pareja, con los padres, ni amigos. Decimos que tenemos libertades pero en realidad nos comportamos tal como nos exige la sociedad. Nos manipulamos unos a otros, nos hacemos daño muchas veces a propósito. Intentamos perdonar, pero la espina nos queda clavada en el corazón. Hasta las personas en la que másconfías en el momento más inesperado nos traiciona. Finalmente, hay que decir, que aunque todo parezca tan malo, no es así. No somos árboles, nosotros si podemos cambiar, podemos ser buenos, podemos perdonar, amar, querer, aprender, enseñar… el poder de la mente, es capaz de aprender de los errores, de lograr alcanzar la felicidad. Aunque en la vida nos valla mal, mas allá de lo que creemos, siempre habrá un buen lugar para nosotros, siempre habrá alguien que

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nos quiera sin que lo sepamos, habrá alguien que estará con los brazos abiertos para darnos su amor y su apoyo. En resumen, el poder de la mente es tan complicado, que más vale no pensar en ello, y vivir día a díae intentar que las cosas salgan bien, evitar que nos hagan daño, y por supuesto no hacer daño a nadie. De esta manera tal vez si logremos alcanzar al menos un poco de esa felicidad que tanto ansiamos alcanzar.

Los Tormenta: Roberto Hidalgo Moreno (VI) Ruben Ontanilla Zurita (EH) Gabriel Sans Benages (BE)

OuardaDahmazi (ML) Eduardo, vivía en un pueblecito de Galicia llamado Oleiros Oleiros, es un municipio situado dentro de la provincia de la Coruña. Se trata de un municipio residencial, con numerosas urbanizaciones y viviendas unifamiliares, un municipio con playas y parques públicos, en uno de esos parques trabajaba Eduardo, exactamente, en un Parque de aventuras. Eduardo, era divertido, gracioso y muy amigable. Trabajaba enseñando a la gente a cómo hacer aventura y sus sistemas de seguridad. Un día Eduardo se dirigía al parque cuando se cruzo con su jefe. Le dijo que mañana no viniera trabajar que tocaba revisión médica como cada año, que se acercara al centro médico en ayunas para realizar le las pruebas. Eduardo, llevaba unos días un poco débil pero no le daba importancia, se dirigió hacia al centro donde se hizo todas las pruebas necesarias. Pasó el fin de semana y le tocaba volver al parque donde por el camino se cruzo con un compañero que le dijo que el jefe le esperaba en la cafetería del parque. Él, extrañado, pero no preocupado, porque, el hacía muy bien su trabajo, se acercó hasta allí, donde estaba el jefe, pero acompañado de un hombre trajeado y con maletín . Eduardo educadamente saludó y ellos le saludaron y en su rostro se notaba más bien preocupación. Ese día fue el peor de su vida, el médico le dijo que tenía una enfermedad, Esclerosis múltiple. La verdad es que nunca había oído hablar de esa enfermedad pero en realidad no sonaba muy bien. Eduardo casi llorando le preguntó, que enfermedad era esa que se lo explicara. El doctor le llevó hacia su consulta, donde le explico: La Esclerosis Múltiple, es una enfermedad degenerativa, no existe cura,, sin embargo se han encontrado varios medicamentos que son eficaces en su tratamiento, frenando el desarrollo de la enfermedad y combatiendo los síntomas, puede tener un proceso lento, y como es tu caso y otra de más rápida. Se van perdiendo facultades a poco a poco con mucho tiempo por delante. Los primeros meses no se nota, a poco a poco las facultades de movilidad se van notando, se pierde fuerza en las manos, en las piernas.

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Eduardo le interrumpió preguntando, cuanto le quedaba de vida, el doctor no le insistió en que tenía que realizarse más pruebas para averiguarlo. El se negó quería aprovechar su tiempo de vida en algo más que consultas de médico, donde le surgió la idea de conocer mundo, fue a ver a su amigo que era terapeuta y le explicó su problema. Al cabo de unas horas, aquella misma tarde, a Eduardo le surgió la idea de emprender un viaje a la isla de Menorca, siempre quiso visitar esta isla solitaria. Su abuelo había vivido durante diez años en ella, y siempre comentaba que Menorca tiene unas calas donde no solía haber mucha gente, incluso en temporada alta, podía ser el lugar ideal para poder dar algún paseo, donde no hayan tantos coches por el medio de la calle, menos polución y nada de centros comerciales llenos de escaleras complicadas de subir; necesitaba estar tranquilo para poder reflexionar, encontrar un poco de paz, y disfrutar de la naturaleza. Pensó que lo mejor sería ir a la agencia de viaje para concretar detalles, ya que sabía que el acceso a algunas calas era complicado y quería concretar todos los detalles. Llamó a su amigo el terapeuta y le expuso la idea, le pareció bien, no puso ningún inconveniente, incluso, se ofreció para contratar y organizar él mismo el viaje al día siguiente. Sonó el teléfono a media mañana en casa de Eduardo, era su amigo. .- ¿Buenos días, está Eduardo en casa? Preguntó. .- Ahora mismo se pone. Contestó su madre. Y pasado unos segundos, se oye una voz impaciente… .-¿Diga? dijo Eduardo. .-Soy yo, tu terapeuta, ya puedes ir preparando las maletas que ya está organizado nuestro viaje, salimos el sábado a las 7.00 h. .- ¡Qué bien !. ¿Qué has contratado al final? contestó Eduardo .- Mejor te lo explico el sábado, así será más emocionante, sólo te puedo decir que nos lo pasaremos muy bien. .- De acuerdo, hasta el Sábado. A las 5.00 H de la mañana del Sábado, Eduardo salió acompañado de su padre hacia el aeropuerto, allí estaba su amigo esperándole. Sobre las 10.00 h llegaron a Menorca. Les esperaba un coche para llevarles al hotel, que estaba situado frente una hermosa cala. Todo estaba muy bien organizado para que Eduardo se sintiese cómodo. La primera visita fue ir a casa de sus abuelos, un momento muy emocionante para él, le asaltaron muchos recuerdos ya que su infancia la pasó con ellos. Para el resto de la estancia su monitor le había preparado un sin fin de deportes terapéuticos y además se pasaron casi todas las mañana en el agua nadando prácticamente los dos solos, tal como explicaba en sus historias, su abuelo. Eduardo se encontraba a gusto y el entorno solitario de la isla era perfecto. Pero no lograba olvidarse de su enfermedad, de su deterioro físico, de sus limitaciones, de su futuro y la idea de acabar con su vida como única vía de escape, le invadía continuamente, cómo la única solución para no tener que sufrir más. Pensaba la manera menos dolorosa de llevarlo a cabo, quizás el mar podía ser el lugar, aunque había oído que morir ahogado era una de las peores muertes posibles; el acantilado junto

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al hotel a la par que unas buenas vistas podía ser el lugar adecuado, aunque dudaba de reunir el valor necesario para saltar, tenía que intentarlo. Pensó en escribir una carta de despedida, sus padres era lo único que tenía, lo único que le importaba, siempre le habían ayudado, siempre habían estado ahí, en su infancia, durante sus estudios y ahora con su enfermedad. Cogió una hoja del escritorio, pensando en la primera frase de la carta de despedida, queridos padres o papi y mami cómo solía llamarlos de pequeño, dudaba. Cuando miró la hoja se quedó mirando el membrete: Hotel Esperanza, avenida del Mar, 75, Menorca. Esperanza, quizás era eso lo que necesitaba, esperanza de poder continuar con su vida de una forma digna, de poder encontrar una persona a la que amar y formar una familia, quizás todavía estaba a tiempo de conseguirlo. Arrugo la hoja y la tiró a la papelera, tenía que alejarse de sus pensamientos suicidas, tenía que continuar su viaje, tal y cómo tenía planeado, tenía que tener, esperanzas. Eduardo empieza a recorrer el mundo, tal como lo había planeado, quería olvidarse un tiempo de todo incluyendo esa terrible enfermedad que le habían diagnosticado los médicos. Empezó a viajar por todos esos lugares que quería conocer des de hace mucho tiempo, ya que por motivos de trabajo no podía permitirse todo esos viajes. Uno de esos viajes fue uno que hizo la Barcelona, estando allí, se enteró de un encuentro que iba haber en una fundación contra la Esclerosis múltiple, a pesar de que el quería olvidarse de todo lo que estaba relacionado con su enfermedad, decide ir a ese encuentro y así poder conocer a más personas que estuvieran pasando por lo mismo que el. Eduardo era muy valiente a pesar de estar pasando por esa terrible enfermedad, estaba aferrado a la vida lleno de optimismo y esperanza, quien lo veía no creía que estaba enfermo, porque siempre estaba sonriendo le a la vida. Al llegar a la fundación se encuentra con otras personas que están pasando por lo mismo pasando por lo mismo, y empieza hablar con algunos de ellos ya que el era muy sociable le encantaba relacionarse con las personas. La gente lo acogía enseguida ya que Eduardo transmitía todo su carisma. Estando en la fundación, Eduardo le pide a el organizador del evento que le permitiera decir unas palabras para todos los que estaban allí, quería compartir su experiencia con ellos, hablarle de su enfermedad y de la decisión que tomó, una vez se enteró que estaba enfermo, quería decirle que la vida sigue, que no hay que darse por vencido, que hay que ser más fuerte que la propia Esclerosis Múltiple. Las palabras de Eduardo conmocionaron a todos los que estaban en aquel lugar. La gente lloraba de la emoción al ver la fuerza que tenía ese chico a pesar de todo. Eduardo le sirvió como ejemplo a muchos de las personas que estaban allí tanto a los enfermos como a los mismo familiares que muchas veces, se caen al ver a un ser querido pasando por algo tan terrible. Al marcharse de la fundación todo el mundo le aplaudió, por lo valiente que fue, cuando contó su historia. Eduardo se marchó de la fundación muy alegre porque pudo compartir parte de lo que era su enfermedad, con otras personas que estaban pasando por lo mismo. Pudo

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darle parte de ese ánimo y de esas ganas que el tiene de vivir la vida como si nada estuviera pasando. Eduardo, ya que estaba en Barcelona, decidió acercar se a Vic, para ir a ver a un amigo y pasar unos días con el. Lo llamó primero por teléfono para avisar que viniera a buscar lo ala estación. Eduardo viaja hasta la ciudad de Vic, siempre le ha gustado conocer la ciudad, le han hablado mucho de ella. Llegó a la ciudad, en autocar, a la estación de autobuses allí le esperaba su amigo, José. Hola José! Que ganas tenía de verte, muchas gracias por acogerme en tu casa. Hola Educado! No hay de qué, ya tenía ganas de pasar unos días contigo. Aprovecharé, para enseñarte todo lo que quieras de Vic. Pero primero de todo, iremos a casa a dejar las maletas, comer y descansar un poco, que debes estar cansado de tanto viaje. Mañana iremos a dar vueltas. Así lo hicieron, recogieron las maletas y se dirigieron hasta casa de su amigo, vivía no muy lejos de la estación en una casa grande con mucha iluminación, y estaba adaptada para poder ir con su silla de ruedas. Se pasaron horas hablando y planeando las visitas que querían. Primero de todo, cuando se levantaron, se fueron ha dar una vuelta por la plaza mayor, era sábado y había mercado, todo estaba lleno de gente, habían muchas paradas de flores, artesanía, aves de corral, productos de la tierra, como también paradas de ropa y complementos. También al ser el primer sábado de mes pudo disfrutar del mercado de brocanería y antigüedades, que era una de aquellas cosas que tanto le gustaban. Por la tarde, fueron hacer una ruta del centro histórico de Vic, visitaron la Catedral, el templo romano, los museos y las diferentes iglesias de la ciudad, ya que, es conocida como la ciudad de los santos. Fue un día muy intenso de visitas y de conocer la ciudad. pero ya era hora de volver a casa. El domingo, se quedaron reposando todo el día en casa, ya que se encontraba un poco fatigado. Eduardo, le explicaba a su amigo, todas las aventuras que había tenido en los viajes, lo que había conocido y pensaba que ya era hora de volver a casa, a Oleiros y afrontar el tratamiento que estaba haciendo, con más tranquilidad y así fue como, al día siguiente partió hacia su pueblo, dónde realizaría, un libro con todas sus aventuras y se enfrentaría a su enfermedad con muchas ganas de luchar.

Círculo de Lectores Amador Izquierdo Sotomayor (BCN)

Juana Bautista Matos Castillo (IG) Mª del Carmen Vaquero Paniagua (LM)

Joan Vilar Padrisa (MP) La pueda final Ya es 20 de marzo, Araceli, Antonio, Enric y Julián son cuatro estudiantes del IOC que intentan mejorar sus vidas laborales sacándose el hoy tan necesario graduado en educación secundaria. Llevan vidas totalmente

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distintas todos y cada uno de ellos, pero a lo largo de estos pocos días van a coincidir en una cosa, tienen que preparar un examen crucial para la consecución de este titulo. El examen lo deberán hacer de Matemáticas, donde les van a exigir resolver ecuaciones de primer grado, problemas con ecuaciones y ecuaciones con paréntesis. Antonio, es un informático autodidacta de 28 años que necesita empezar a llenar la pared de títulos oficiales para no verse relegado a un puesto marginal dentro de la estructura de su empresa. Empresa que por otro lado, presiona a Antonio para que cumplimente su curriculum de algo más que unos pocos cursos de ofimática. El examen al que se enfrenta debe servirle para dar un paso adelante en sus aspiraciones, así que se aplica y se pone a estudiar duro. Bueno, más bien lo que hace es gastar hojas y hojas haciendo ejercicios prácticos, que a la postre le servirán para coger soltura a la hora de resolver correctamente las ecuaciones. Lo que mas le está costando resolver son los problemas, no encuentra la forma de entender con facilidad lo que le piden en ellos y eso le hace fallar constantemente en los ejercicios. Aún así, sin casi tiempo para prepararse, tiene que afrontar el inoportuno examen. Desangelado, sin mucha esperanza pero con la dignidad suficiente para hacer ver que no pasa nada, se dirige a la parada del autobús. A medida que va llegando a la Avenida Meridiana, un cosquilleo aflora por su piel. _Ya es la hora de la verdad – piensa-, ¡no me puedo desconcentrar! Insuflándose dosis desproporcionadas de autoestima llega a La Casa del Mar, lugar donde se va a enfrentar contra si mismo, contra sus nervios y contra esos malditos ejercicios que no acaba de entender. Por otro lado está Julián, es un chico que como Antonio también tiene 28 años, con ganas de aprender y de saber más. En su época escolar no era demasiado buen estudiante, prefería hacer deporte o ir a correr que estudiar. Y aunque estudiara, sus profesores no consideraban que había estudiado bastante, quizás no les faltaba razón. Sumando todo eso y que tuvo que empezar a trabajar por problemas familiares, no logró graduarse en educación secundaria. Con los años se había propuesto un objetivo, en el iba a poner su corazón, su mente y todos sus esfuerzos. El objetivo era convertirse en bombero. El componente físico ya lo había adquirido a través de su constancia en la realización de actividades físicas y corporales. Pero topó con un duro obstáculo, el graduado en educación secundaria. Con los ojos todavía legañosos y con el pijama puesto, se dirige dando tumbos por estar toda su casa a oscuras hacia el baño. Enciende la luz, abre el grifo del agua fría de la ducha, se planta enfrente del espejo y frotándose la cara, resopla angustiado _ ¡Uf!, ha llegado el gran día. Julián se examina como todos sus compañeros de la dura asignatura de matemáticas, esa que ha estado preparando desde hacía días. Él, como Antonio, también había estado gastando y gastando folios practicando ecuaciones que unos días resolvía fácilmente y otros entre suspiros de incomprensión, no conseguía sacar a delante. Julián, ¿quieres que te acompañe? - dice con voz de recién despertada su chica-.

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No, tranquila, ya voy yo solo. Estoy bien, nada nervioso. - le contesta firme (Evidentemente esta nervioso pero no le gusta demostrarlo). Ya vestido y sin legañas en los ojos se dirige al garaje para buscar el coche. Pone la llave en el contacto y arranca. Ahora sí. No hay marcha atrás, aunque podría hacerlo. Se encuentra con las fuerzas necesarias para hacer el ansiado examen. Ya en La casa del mar, que es donde están convocados todos los alumnos, al fondo del vestíbulo, se encuentra con Antonio. Son colegas del IOC. Y, aunque no se conocen mucho, ya que tan sólo se han visto 2 o tres veces para hacer actividades en grupo requeridas en otras asignaturas del IOC, se han saludado como si fueran amigos de toda la vida. En otra situación distinta pero con la misma ilusión está Enrique, un hombre activo y trabajador con casi 20 años trabajando, el cual se encuentra un día sin trabajo y recorriendo empresas en busca de un puesto, pero para optar a el le piden como titulación mínima el graduado escolar, que no tiene. Cansado de esta limitación decide sacárselo. Busca información de donde estudiar y conseguir el graduado, encontrando la situación idónea en un centro del IOC. Como sus compañeros se encuentra en el día de hoy presentándose para realizar el examen de matemáticas. Para el, matemáticas había sido una asignatura un poco complicada, siempre las suspendía, pero había llegado el día de resolver su problemas con esa asignatura. Para preparar el examen dedicó mucho tiempo a estudiar y hacer ejercicios prácticos, como todos. Era temprano pero aún y así bajó al parking, algo nervioso cogió el coche y puso rumbo fijo a La Casa Mar donde se realizaba el examen. Al llegar, se reunió en el vestíbulo con sus otros compañeros Julián y Antonio, que ya esperaban a la espera de la llamada del tutor para poder hacer el examen. Aprovechó esos minutos para recordar todo lo estudiado, y pensó “a por ello”. En ese momento, escuchó al tutor que decía su nombre, con un gesto le indicó que se dirigiera al aula y se sentara en un pupitre. Se sentó en el lugar que le habían indicado y con cosquilleos en la barriga suspiro tres veces y empezó el examen. La ultima en llegar de los cuatro estudiantes es Araceli. La ultima simplemente porque geográficamente es a la que más lejos le queda La casa del Mar. Ella es una mujer de 34 años que vive en Torellò. Segura de si misma, camina decidida hacia el coche para dirigirse al auditorio, lugar donde se libra la batalla final, su particular batalla, con el examen de mates. Se siente inquieta, nerviosa, está realmente preocupada por si sabrá resolver este nivel de mates Ya supero los otros dos con cierta dificultad, reconocía que esta materia era su principal talón de Aquiles. Recordaba que siempre le había costado, desde que tenia uso de razón, entender las mates y, aún más, intentar hacerlo bien. Por ese motivo, no llego nunca a sacarse el graduado, solo obtuvo el certificado de escolaridad, por esa asignatura que le quedo colgada, cuando era mas pequeña atribuía a las mates un poder sorprendente de hacerle perder la paciencia, día tras día en clase. No había manera, no las entendía, incluso

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sus padres la apuntaron a clases de mates, en verano, para hacer recuperación, pero ni así, las mates pudieron con ella. Y así había ido por la vida, jamás le había faltado trabajo, pero a la hora de acceder a un trabajo de mejor nivel y sueldo, la tan temida ESO asomaba por la ventana de sus temores, y también lo entendía. Hoy día, la gente estaba muy preparada, ya le habían pasado por delante los jovencitos que venían de sacarse sus estudios, e irrumpían en el mercado de trabajo, o por lo menos lo intentaban, con sus estudios bien guardados en su bolsillo. Así, que hoy, decidida a sacarse esa espinita que tenia clavada, debía armarse de valor y paciencia. Llegó a la Casa del Mar y muchos de sus compañeros, entre los que se encontraban Julián, Enric y Antonio esperaban en el vestíbulo con la misma cara de circunstancia que traía ella. Se sentía como antaño, en el colegio de primaria, sudando y temerosa de quedarse en blanco. Al observar el examen, aparecieron todas las ecuaciones de primer grado, junto un mar de problemas que no sabia si quisiera podría resolver. Suspiro, agobiada. - Bueno, a por él- dijo en voz baja- su compañera de al lado la miró con cara de póker. Sin más empezó el examen. Los cuatro alumnos del IOC, con la mejor de las preparaciones posibles y teniendo en cuenta la presión a la que ellos mismos se habían sometido, sacaron a delante sus exámenes. Eso si con mucho esfuerzo. Lo curioso es que salieron todos cabizbajos, derrotados, si apenas esperanza de aprobar. Lo que no sabían era que el que menos nota sacó obtuvo un notable.

Four New Writers Araceli González (LC) Julián González (SO)

Enric Sanz (EV) Antonio Gámez (BCN)

EL REGRESO DE LUCÍA Lucía, hasta ese día de febrero, había vivido con su pareja, pero una noche, después de recordar su pasado se sintió tan agobiada que sentía como si la hubiesen encerrado en una jaula. Ella, que siempre había sido alegre, tenía infinidad de amigos y cada fin de semana salía de casa con su pelo rizado recién lavado, maquillada y habiéndose puesto su perfume favorito. Vamos, vestida para matar y con su amiga de siempre esperándola para salir a bailar. Ahora se sentía como si no tuviese a nadie con quien hablar, sólo tenía el piso donde vivían, el cual no era ni suyo, y a su pareja, la cual trabajaba todo el día y cuando llegaba a casa no tenía muchas ganas de hablar ni de hacer nada. Tan mal se sintió que sin mediar palabra con su chico, hizo las maletas, sacó su 206 del garaje y empezó a conducir hasta donde la llevase el destino. Aunque no tenía muchos ahorros pensó que eso era lo de menos. Seguro que iría encontrando algún trabajillo aquí y allá para pagarse los gastos de viaje.

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Tras muchos kilómetros el cansancio se manifestaba velando los ojos de Lucía. Medio adormecida decidió parar en medio de la nada cerca de una gasolinera a media luz. Lucia bajó de su coche estirando sus largas piernas adormecidas y entumecidas, y respiro hondo. Pensó en voz alta -este sitio me da escalofríos-. De vuelta al coche unas luces la deslumbraron. Era un coche de color rojo. Desconfiando se introdujo apresuradamente en el vehículo poniéndose rápidamente en carretera. El coche rojo la seguía guardando las distancias. Lucía algo inquieta aumentó la velocidad, logrando de esta forma entrar en un pueblo. El cartel indicaba “N632 Pravia, Asturias”. Fruto de la casualidad dio con un hotelito cerca de la calle principal. Ya por la mañana, Lucía bajó a desayunar a la cafetería del hotel guiada por el olor del café recién hecho. Mientras examinaba el periódico en busca de una oferta de trabajo por la zona, el camarero muy amablemente le hizo llegar una nota. Preguntó -¿es para mí? ¿Cómo puede ser, nadie sabe mi paradero?-. El camarero tras una breve reverencia se alejó. Lucía miraba a todas partes esperando una respuesta, una mirada reveladora, pero nada. Una vez en su habitación no pudo resistirlo. Rasgó el sobre lo más rápido posible movida por una gran curiosidad. Latiéndole el corazón de forma desmesurada percibió un olor a jazmín muy agradable. Dentro la nota decía: Lucía vuelve a casa por favor, tu padre vuelve a estar enfermo. Al leer la nota supo de seguida que aquello le haría cambiar todos sus planes. Ese olor a jazmín le recordó mucho a su casa, al perfume de su madre y decidió que tenía que volver. Lucía no supo como pudieron localizarla, pero se apresuró a subir al coche, pues aunque hacia dos años que se marchó porque había discutido con sus padres, ahora tenía que volver pues no se perdonaría nunca que le ocurriese algo a su padre y no estar ella con él. Al cabo de un día de viaje, por fin llegó a su destino. El viaje se le había hecho eterno. Creía que nunca llegaría a la cuidad donde había vivido durante tantos años. Antes de montarse en el coche, había llamado a su madre para explicarle que volvía, que los echaba de menos. La ciudad estaba igual que cuando se fue. Esas calles le traían tantos recuerdos, momentos de risas y de llantos. Pasó por la puerta de un bar donde una vez fue a jugar al billar con sus amigos, esos amigos que un día dejó atrás. Se paró delante y le vino a la mente un recuerdo del que no se había acordado desde hacía mucho tiempo. Se acordó de su antiguo novio. Lucía estaba llorando porque su padre no estaba bien. El cáncer le había vuelto a reaparecer y se había enterado ese mismo día. Dos horas antes de estar en el bar, había estado en la plaza donde siempre había quedado con sus amigos. Allí estaban dos de sus mejores amigas. Éstas se dieron cuenta de que algo no iba bien. Se acercaron a ella y les contó que su padre no estaba bien y que el cáncer esta vez era mayor. Ellas le apoyaron y le hicieron sonreír. En ese momento supo que eran verdaderas amigas, y que no quería perderlas nunca. Más tarde, ya en el bar, otra amiga le preguntó lo mismo y ella se lo contó. Ella en ese momento no estaba pasando por uno de sus mejores momentos tampoco, pero la escuchó y lloró con Lucía hasta que no tuvieron más lágrimas.

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Estos recuerdos la hicieron sonreír. Esas eran unas verdaderas amigas pero ya no las tenía en su vida. Desde que se fue a vivir a otra ciudad, fue perdiendo contacto con ellas. Lucía se sentía algo incomoda. Después de dos años sin aparecer por esas calles le parecía todo nuevo. Se sentía incomoda pero a la vez tenía una sensación de alegría al ver que esas calles donde había pasado tantos buenos y malos recuerdos seguían como siempre. Nada había cambiado -pensaba ella-. Lucía aparcó su coche, apagó el motor de su 206 y en medio de un gran silencio sólo se escuchaba un suspiro largo y profundo, Lucía estaba delante de su casa, esa casa que abandono por una discusión. Decidió subir las cuatro escaleras que había antes de llegar a la puerta; esas escaleras en que Lucía se había caído tantas veces cuando era una niña. Tocó el timbre de la casa. La puerta se abrió… Sin mediar palabra abrazó a su madre. Sus lágrimas recorrían sus mejillas. Después de unos minutos abrazadas, su madre la miró y con una voz bajita dijo: - ¿porque no subes a tu habitación a ver a tu padre?-, Lucia no se lo pensó dos veces. Subió las escaleras hasta su habitación, y al abrir la puerta no se creía lo que veía. Su padre en su cama y sus dos amigas al lado de él. Eran Sara y Tania!! Lucia sorprendida dijo: - ¿pero chicas qué hacéis aquí!!???-, Sara se acerco a ella y le susurró en el oído: - "un cáncer por desgracia es incurable, pero una amistad puede ser interminable"-. El padre de Lucia falleció a los 3 meses. Fue una gran pérdida para ella, pero Sara y Tania ocuparon el vacío del corazón de Lucia. Un año después Lucia encontró un trabajo en su ciudad. Ya no había rencores ni remordimientos. Sólo se acordaba de que a Sara y Tania, por mucho que pasara, siempre las tendría ahí.

Ester Cortés Luque (CM) Ana Luque Ordonéz (RL) Eva Costa Castells (IG)

Daniel Mellinas Torra La pereza, la envidia y la soberbia En un país muy lejano vivía una familia humilde con sus tres hijos. Los tres hermanos eran muy diferentes entre sí. Aarón era el más grande de los tres. Era alto y fuerte, tenía los ojos verdes. De carácter fuerte y orgulloso. Era un chico con estilo, le gustaban las cosas refinadas y lo tenía todo muy bien ordenado. Se consideraba el mejor, nadie podía superarle, sino se enfadaba mucho. Era demasiado soberbio. Trabajaba como arquitecto en la ciudad. El mediano se llamaba Damián. Era un chico delgado y alto, tenía el pelo ondulado de color dorado, sus ojos de color miel delataban la envidia que sentía por todos los que le rodeaban. Le gustaba tocar el piano. El trabajaba como comercial en una empresa de cosméticos. Deli era el más pequeño. De carácter desenfadado y humilde. Era el más bajito de los tres y tenía los ojos verdes como el mayor.

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Con la cosa de ser el pequeño se pasaba el día jugando y viendo la televisión. Ni ayudaba a recoger la mesa. Su habitación era un desastre, pero como era el pequeño todos se lo permitían y le ayudaban a mantener el orden. Era programador informático. Sus padres estaban bien situados, vivían en una casa con jardín y tenían una señora que les ayudaba en las tareas del hogar. Eran mayores y querían ver a sus hijos bien situados. Así que una noche después de cenar hablaron con sus tres hijos. -Hijos, hemos estado pensado vuestra madre y yo que deberíais construiros vuestra vivienda. Nosotros os daremos el terreno y cada uno que se haga su casa a su gusto.- Aquella noche estuvieron largo rato hablando. Deli, por una vez y para darle una sorpresa a su familia, fue el primero que empezó a construirse su hogar, al ser informático se pasaba mucho tiempo encerrado en su habitación y conectado a internet, con lo cual se aprovechó de esta ventaja y decidió comprar por internet una tienda de campaña de 3 ambientes en unos grandes almacenes, pensó, me la traen a casa, es fácil de montar y es pequeña, con lo cual no tendré que estar todo el día recogiendo y limpiando y tendré más tiempo para mí. Por su parte Damián, quería algo un poco más consistente y coqueto, que fuese un poco más de su estilo, así que se compró una casa de dos pisos de madera de nogal y un gran salón donde poner su piano y así pasar el tiempo libre de la manera que mejor le gustaba. Aarón observaba atónito las viviendas de sus hermanos y haciendo caso a su carácter y con la facilidad que tenía por ser un gran arquitecto hizo un proyecto espectacular, se iba a hacer la mejor casa que nadie en el pueblo se podía ni siquiera imaginar. Trabajo durante muchos días en ese proyecto hasta tenerlo del todo preparado, sin dejar nada a la improvisación, nada podía fallar, tenía que ser la casa perfecta. Contrato a los mejores constructores de la comarca y después de varios meses aquel gran proyecto estaba finalizado. Había creado la obra más perfecta que el hombre había visto jamás. Su familia estaba atónita, no se lo podía creer. Aarón fue el único que tuvo preferencia a la hora de pedir el terreno, que gustosamente sus padres les habían cedido. A las afueras del pueblo sus padres poseían varías hectáreas que correspondían a una montaña muy alta. La casa era bastante grande, en realidad desde fuera se veía muy fuerte, tenía un diseño más bien a búnquer que a otra cosa. Pero en su interior estaba lo que a su familia le parecía descomunal, desproporcionado. Desde el comedor, al apartar unos baúles que tenía pegados a la pared, vieron una escalera que descendía unos metros. Conducía a una gran caverna que había escavado en la montaña con una obertura enorme pero cerrada y dónde había una gran nave. Se parecida a un submarino. Su familia no se lo podía creer, se preguntaban para qué querría una nave así y en la montaña, no concordaba una nave del mar en el interior de una montaña. - No os preocupéis. Lo tengo todo pensado, no nos faltará de nada, tengo la nave aprovisionada con todo lo que podamos necesitar, por lo que nos pueda pasar a todos, nadie podrá escapar y aunque siempre he parecido

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soberbio, nunca he dejado de pensar en todos vosotros. Somos una familia y con el conocimiento que tengo de lo que va a pasar, pensé que eso era lo mejor.-Sabía que era difícil de creer, pero estaba convencido de que había hecho su mejor obra. Después de tragar saliva varias veces, Aarón pidió a su familia de subir al salón para tomar un café y poder explicarles todas las razones que le habían hecho moverse para realizar un proyecto, si no más inusual. -Pero hijo, ¿por qué quieres este terreno?- Le preguntó su madre, un tanto asombrada por lo que tenía delante de ella.- Estos terrenos los teníamos olvidados. Están en ningún lugar. Es un sitio dónde nunca viene nadie, alejado de todo y muy alto, en las montañas hace mucho frío en invierno. - Su madre no quería tenerlo tan alejado. - Tú no te preocupes. Tengo que deciros algo muy importante a todos. Aarón les comentó a todos que su casa había sido construida a prueba de todo. Cualquier inclemencia del tiempo, ya sean huracanes, terremotos, ciclones, incluso diluvios, de ahí la nave que tenía como sótano. En caso de tsunami o diluvio su nave saldría aflorando con provisiones para todos. Estaba todo previsto. Por supuesto había pensado en toda su familia, no confiaba en que ellos fueran tan previsores como él. En caso de cualquier tipo de problema, todos debían dirigirse a su casa, había pensado en ellos. Todos tenían su habitación y su espacio en la nave. Su familia, realmente asombrada, lo felicitó. Pero al salir de allí, mientras volvían a sus casas, se rieron de él. Pensaban que se había vuelto loco. -¡¡¡ Será creído!!! – Decía Damián. –Piensa que debe cuidar de todos nosotros.- Al día siguiente, un gran apagón en el pueblo dejó a los padres sin luz. Después de muchas horas, con velas, como tenían todo eléctrico y no podían ni hacerse de comer, los padres decidieron coger sus cosas e irse a casa de Aarón hasta recuperar la electricidad en su zona. Un terrible incendio, causado por un problema en la chimenea. Un problema que no hubiera sido tal si la construcción no fuera de madera. Hizo salir corriendo a Damián, que salvó la vida por los pelos, a refugiarse a casa de su hermano mayor. Esa casa tan increíble que le hacía enfurecer no haberla creado él. El problema de Deli fue más absurdo aún, cuando llevaba una horas en su tienda de campaña, se quedó sin gasoil en el generador, por lo que no podía trabajar con su ordenador. Pensó en descansar e ir al día siguiente a por el combustible, pero una pequeña indigestión de esa noche, le hizo darse cuenta que no podía vivir sin un baño. Decidió resignado ir también a refugiarse a casa de Aarón. Todos estaban cabizbajos. Pensaban que habían sido injustos. El hijo mayor había sido el único capaz de crear un hogar con todas las garantías, y no sólo para él, sino para toda la familia. Estaban todos en la mesa, a punto de cenar. Habían reunido todos sus enseres, su ropa, sus joyas y reliquias. Decidieron que vivirían todos juntos con Aarón. De repente un ruido. Voces por todos lados. Un disparo. Aarón había pensado en todas las inclemencias del tiempo, pero no había previsto, que tanto movimiento de enseres y bienes habían llamado la atención de unos ladrones especializados en el asalto violento de chalets.

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Su padre había muerto intentando pararles. Estaban todos amordazados en un salón totalmente desordenado. No les quedaba nada. Esperaban ayuda. ¿Irá alguien a un lugar tan remoto?. ¿Cuánto tardarán en rescatarles de allí?

Autores: “El Último cuarteto”. Sandra Serrano Soisa (LM)

Juan Ignacio Esteve Soler (RL) Miguel Ángel Moreno Henares (SIT)

Jose Antonio Ropero Arenas (PR) El conde En una región del norte de Francia, hacia el año 1350 habitaba un conde muy malvado. Era conocido por sus abusivos impuestos y por sus crueles castigos a aquellos que se negaban a pagarlos. Era un hombre de diminuta estatura, abultada cabeza y alborotada cabellera, tenía los ojos grandes y negros y una mirada fría. Vivía, en una gran fortaleza, en lo alto de una cima, rodeado de bosques y de pequeñas aldeas. La llegada a una de estas aldeas, de un caballero que venía de tierras lejanas, truncaría su hasta ahora imperturbable vida. Una mañana de primavera, llegaba a una de las aldeas, un joven caballero a lomos de un imponente caballo negro azabache. Su nombre era Peter. Era un chico de enorme estatura, robusto, tenía una desordenada melena color miel y unos ojos grandes y oscuros como el mismo cielo cuando cae la noche,su mirada era intensa pero franca. Llevaba una armadura color plata reluciente. Al llegar a la aldea, todos le contaron lo que ocurría con el malvado conde. -Tienes que ayudarnos! -gritaba el pueblo- -Tú eres nuestra única salvación. -se escuchaba al fondo- Peter, les prometió que les ayudaría a derrotar al malvado conde. Pero, que necesitaría ayuda para formar un ejército, y así poder ir a la fortaleza de este para enfrentarse a el y acabar con su malvada tiranía Así que al día siguiente todos acudieron para instruirse sobre técnicas de lucha, diseñar el plan de ataque y empezar a hacer armas con las cuales derrotar al conde. Estuvieron toda una noche practicando, todos contra todos, pero no podían esperar, estaban muy nerviosos, y querían acabar con el conde de una vez, así a la mañana siguiente decidieron ir con sus caballos en busca de aquella persona tan arrogante, y acamparon en un bosque cercano al castillo. Cuando amaneció, se encontraron a todo el ejército del conde a caballo, protegidos con sus armaduras, y sus enormes espadas afiladas. Empezó una larga y sangrienta batalla que duro varios días. Murieron muchos aldeanos y otros quedaron heridos muy graves.Cuando el conde se retiró, Peter reunió a los aldeanos que todavía estaban en condiciones de luchar, y decidieron avanzar hasta la fortaleza del conde. Se tiraron días y días subiendo por las montañas para llegar al castillo,

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pero no fue fácil, las fuerzas flaqueaban. Después de pasar días de fuertes tormentas y viento huracanado, al fin consiguieron acceder al castillo. Entraron y se encontraron frente a él cara a cara.. Por fin después de tanto esfuerzo y tanta agonía tanto dolor y batalla, llego el gran día y valió la pena haber pasado todo aquello.. Desde entonces cuando lo tenían cara a cara. Peter ordeno a los campesinos la retirada y todos comenzaron una huida, viendo como el ejército del conde era mucho más numeroso. Se dirigieron hacia un valle que no tenia salida , mientras que los arqueros y los jinetes del conde no daban tregua a los campesinos que estaban pasando por muchos apuros y poco después, llegando al final del valle, el caballo de Peter fue derribado ,y se propagó el rumor que había muerto, sin embargo , éste reunió a sus hombres alzando su casco para que todos pudieran verle y recorriendo al galope el campo de batalla. El ejercito del conde los acorralo, y fue en ese mismo momento cuando el conde fue sorprendido. Por detrás de ellos aparecieron un numeroso ejercito de campesinos, que en su recorrido a la fortaleza del conde habían reclutado y les prepararon una encerrona. Peter ordenó atacar a su caballería que se componía de burros y de viejos caballos los cuales se adelantaron de forma imprudente, y fueron aniquilados. A continuación Peter decidió sacar provecho de la mala organización del ejercito del conde y durante la mañana fue enviando al resto de su caballería, una y otra vez a atacarlos, para acto seguido retroceder y hacer salir a sus enemigos de sus posiciones y al contraatacar éstos, los diezmaba, los campesinos entre carga y carga de su caballería, se encargaba de plantar cara y de buscarles y mantenerlos fijos en sus posiciones al ejercito del conde. Los combates cuerpo a cuerpo se hicieron cada vez más intensos. Un violento ataque de los campesinos abrió profundas brechas en las desordenadas filas del conde .Una eficaz estratagema: fingir la huida para atraer al ejército del conde de manera que estos abandonasen su posición defensiva y así poder matarlos en campo abierto. Esta estratagema se pudo utilizar dos veces en el mismo día. Sin embargo, la batalla desemboco en un enfrentamiento dificultoso en el que “el muro de escudos” aguantó, aunque maltrecho. Pero fue un acontecimiento casual el que decidió el desenlace. A medida que se acercaba el final del día con los campesinos preparando el asalto definitivo, una flecha mortífera alcanzó en un ojo al conde, el ejército se vieron perdidos y el asalto definitivo de los campesinos dio a Peter la victoria definitiva. Peter demostró una gran habilidad táctica al explotar la movilidad de los campesinos con la estrategia (“huidas fingidas”). Al final, como en casi todas las guerras acabó de una forma casual: la muerte del conde dejó a los sus soldados sin nada por lo que luchar. Los campesinos volvieron a sus tierras, y Peter que ya no tenía porque luchar, se quedo con ellos los cuales le enseñaron a labrar la tierra, sembrar, criar ganado, en definitiva una vida hasta entonces desconocida para el.

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Un buen día mientras estaba recogiendo patatas, alzó la mirada y vió a una preciosa muchacha cargada con dos cantaros de agua, que venía de la fuente. El sin pensárselo dos veces acudió en su ayuda. -Deja que te ayude- dijo Peter. Ella con su dulce voz le dio las gracias. Fue el principio de una gran amistad,que quién sabe si más tarde se convertiría en algo más.

Denisa García Villalba (AM) Laura Soto Andreu (ML)

Manuel Luque Ordoñez (ML) Pedro Pinsach Nieto-Marquez (LM)

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Profesoras del Módulo: Bea Marín Peralta Núria Córdova Medina

Institut Obert de Catalunya

Àmbit de la Comunicació

Muchas gracias. Escribir nos hace soñar y crecer.