El Dragon Magico - Pearl S. Buck

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Cuento

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  • Pearl S. Buck escribi algunos cuentos para nios,todos ellos tienen en comn el deseo de explicar a lagente de Amrica y Europa la naturaleza y el modo deser de China segn palabras de la propia autora.

    E n El dragn mgico una nia china encuentra undragoncillo de jade y, casi simultneamente, a unania blanca, cuya presencia atribuye al poder mgicodel dragn. Juntas huyen de sus casas, pues ambassufren en solitario la tirana de los hermanos.

  • Pearl S. Buck

    El dragn mgicoePub r1.0

    Salay 22.11.14

  • Ttulo original: The dragon fishPearl S. Buck, 1944Traduccin: Silvia Serra

    Editor digital: SalayePub base r1.2

  • El dragn mgico

    Haba una vez una nia llamada Lan-may que viva en China.Era la nica nia de aquella familia china y tena treshermanos. Acababa de cumplir ocho aos y era la mspequea. Sus hermanos se llamaban Sheng, Tsan y Yung,Yung tena nueve aos, Tsan diez y Sheng trece.

    Vivan todos juntos en una casa de ladrillo con el techode tejas, y la casa estaba en un valle verde muy hermoso,cerca del gran ro Yangts. El padre era granjero y suscampos descendan hasta la orilla del ro, de modo que eratambin pescador. Se llamaba seor Wu. Como no lequedaba tiempo para pescar, porque tena que ocuparse dela granja, haba tendido una gran red de cuatro puntas y lahaba colgado de una larga vara de bamb. El que tena unmomento libre corra al borde del agua y tiraba de unacuerda, que haca subir la red. Si haba peces, bullan en elfondo de la red. Entonces los cogan con una red pequea demango largo. Si no haba peces, el que haba tirado de lacuerda la soltaba, y la red se sumerga de nuevo en las aguasamarillas del ro.

    Desde luego estaba tambin la seora Wu. Pero era unamujer silenciosa que slo hablaba cuando le dirigan lapalabra y tena mucho trabajo con tantos muchachos y con elseor Wu. Tena que alimentarlos, remendar sus vestidos yocuparse de ellos sin cesar. Tena tantsimo trabajo que le

  • quedaba muy poco tiempo para hablar con Lan-may. Sheng,Tsan y Yung hablaban mucho con su padre cuando volvande la escuela y cuando, los das de vacaciones, trabajabanen el campo. Pero nadie hablaba mucho con Lan-may.Algunas veces, el seor Wu pareca darse cuenta de supresencia y le deca:

    Ah, eres t, Lan-may? Ve a buscar mi pipa.O Sheng deca:Lan-may, t que no tienes nada que hacer, treme una

    taza de t.O Tsan deca:Ya que no tienes trabajo, Lan-may, podras dar de

    comer al cerdo.O Yung deca:Lan-may, slo eres una nia, tienes que barrer la casa.Lan-may haca todas estas cosas y esperaba que alguien

    le hablara, pero nadie hablaba nunca con ella. Tena ungatito negro y blanco al que quera mucho y con el quehablaba a menudo, pero el gato slo poda ronronear y estollegaba a resultar montono.

    Me gustara no ser la nica nia le dijo un da Lan-may a su madre, que, como de costumbre, guardaba silencio. Si hubiera otra nia, tendra alguien con quien hablar yno tendra que estar siempre callada.

    Est muy bien que las nias estn calladas.La seora Wu estaba desgranando unas habas y habl sin

  • levantar los ojos.Por qu? pregunt Lan-may.Para que sean mujeres calladas dijo la seora Wu.Y por qu tienen que ser mujeres calladas?Para no aburrir a los hombres dijo la seora Wu,

    apretando tan fuerte los labios que, Lan-may lo saba bien,no habra modo de sacarle una palabra ms,

    No podramos tener otra nia? pregunt Lan-may asu padre, cuando l volvi de los campos al anochecer.

    Una nia? pregunt el seor Wu muy sorprendido. Qu bamos a hacer con ella?

    Yo podra jugar respondi Lan-may.Ya tienes edad de aprender a trabajar dijo el seor

    Wu, y por lo tanto no vale la pena tener otra nia.Empez a lavarse las manos y la cara en la jofaina de

    hierro blanco que estaba sobre una mesita, en la cocina, y Lan-may se dio cuenta de que no iba a decir nada ms.

    Ah, por qu no sers una nia! le dijo a Yung.Yung era un chico muy travieso y acababa de tirar tan

    fuerte de la trenza de su hermana, que a Lan-may se lellenaron los ojos de lgrimas.

    Yo, una nia? aull, y estuvo riendo sin pararhasta que a Lan-may se le hizo un nudo en la garganta.

    S, s, s! A m me gustara! Estoy cansada dechicos!

    En aquel momento, Sheng entr en la casa. Llevaba su

  • traje ms elegante, porque iba a la ciudad a vender huevos.Lan-may dijo, apresuradamente, he olvidado

    mirar s haba peces en la red. Corre al ro en mi lugar!Y Lan-may se puso en camino. Tena que obedecer a

    Sheng, porque era su hermano mayor.Si tuviera una hermana pensaba con gesto

    enfurruado mientras andaba, podramos ir juntas al ro, yhablar, y tirar guijarros, y volver a hablar, y yo no estaranunca sola.

    Para colmo, encontr a Tsan mientras bajaba al ro.Volva de los campos y llevaba la azada al hombro.

    Lan-may le grit vuelve a casa para ayudarme ahacer una lanza!

    No tengo ganas de hacer una lanza. Estoy harta delanzas y de juguetes de chico!

    Y se alej sola apresurando el paso.Qu agradable sera pensaba tener una nia con la

    que jugar a las muecas y a papas y mamas!.En su casa tena que jugar sola o jugar a batallas y a

    ladrones con sus hermanos, y, muy a menudo, estaba harta,sobre todo porque ninguno de los chicos quera ser elenemigo y tena que serlo ella y porque todos queran ser losladrones y ella tena que dejarse robar; y cuando jugaban alescondite, tena siempre que buscarlos.

    Haba llegado al borde del ro. La gran red estabaprofundamente sumergida en el agua huidiza y amarilla del

  • Yangts. No tena ninguna prisa y no la subi en seguida. Sesent sobre la hierba de un verde muy vivo, espesa y suave,que creca a lo largo de la orilla. Mir a su alrededor.

    Todo era exactamente igual que siempre. En aquel lugar,el ro era muy ancho y distingua con trabajo la lnea verdeque formaba la tierra del otro lado del ro. Se pregunt si ellado de all se parecera al de aqu y si las gentes seran lasmismas. Haba odo decir que los que vivan ms all de lasgrandes extensiones de agua eran diferentes; los llamabanextranjeros. Nunca haba visto ninguno, pero haba odohablar a personas que los haban visto, y era como escucharcuentos de hadas. Los extranjeros del otro lado del agua, sedeca, tenan la piel rosa y no morena, los ojos azules overdes o grises y no negros, y sus cabellos, en lugar de sernegros, eran rojos, o amarillentos como la melena de unlen, o castaos como el pelo de un perro. Cuando hablaban,haba odo decir, su lenguaje era tan extrao que nadie podaentenderlo. Estaba lleno de k-k-k y de f-f-f y de ss-ss-ss. Eso era al menos lo que haba dicho el viejo buhonero,que haba viajado una vez en barco hasta Shanghai paracomprar telas extranjeras.

    El cielo estaba muy azul sobre el agua amarilla y ella sepregunt cmo podra ser el cielo extranjero. Sera tambinazul? O sera, quiz, verde, o prpura, o de cualquier otrocolor?

    No hay realmente nadie que pueda explicarme las cosas

  • pens con tristeza. Mi madre es una mujer callada, mipadre es un hombre ocupado y mis hermanos son todoschicos.

    Al pensar en su padre, se acord de que la habamandado al ro para tirar de la red. Se levant con esfuerzo,agarr la cuerda spera y empez a tirar de ella. Y sihubiera un pez grande, o dos, o tres? Intentara alcanzarlosella misma? O correra a casa para avisar a su padre? Perolos peces podan saltar fuera de la red durante su ausencia!

    A medida que Lan-may tiraba, la red se haca cada vezms pesada, y estuvo completamente segura de que contenaalgo desacostumbrado. Sali despacio del agua.Aparecieron primero los cuatro ngulos atados a las varasde bamb, despus los lados. Slo el centro de la red,pesado, como un saco, estaba todava sumergido.

    Debe ser un pez enorme! grit en voz alta.Y tir con todas sus fuerzas. Por fin, la red estuvo casi

    fuera del agua, despus sali enteramente y ella pudo mirarel fondo.

    No haba rastro de peces grandes. En el fondo de la granred cuadrada, yaca un pececillo, tan inmvil como siestuviera muerto. Incluso su color no tena nada deextraordinario. Era pardo y sin brillo.

    Cmo puede ser que este pez pese tanto?, pens.Naturalmente estaba tan decepcionada que estuvo a

    punto de dejar caer la red en el ro, como haca su padre

  • cuando la red no contena ms que un pececillo.Tengo que ver por qu pesa tanto, decidi.At, pues, fuertemente la cuerda alrededor de una estaca

    inclinada que su padre haba hundido profundamente en elsuelo con este fin, cogi la pequea red de largo mango debamb y, sosteniendo uno de los ngulos de la red grande, seinclin, desliz la red pequea debajo del pez e intentlevantarlo.

    Era tan pesado que lo logr con mucha dificultad. Ahorael pez estaba dentro de la red pequea y el mango de bamb,largo y delgado, se doblaba cada vez que ella intentabalevantarla.

    Se sent en la orilla y se pregunt lo que tena que hacer.Si iba a buscar a su padre, poda llegar alguien mientras yllevarse el pez. Su padre creera entonces que aquello no erams que un sueo absurdo. Se inclin sobre la pequea redtanto como pudo y observ fijamente el pez. Yaca inmvil,como muerto. Estara muerto de verdad? Quiz debieradejar caer la red en el ro para ver lo que pasaba.

    Pero ahora se dio cuenta de que no tena necesidad delevantar el pez, bastaba que dejara flotar la pequea red demadera sobre el agua, mientras haca descender la redgrande, despus slo tendra que atraerlo hasta ella. Lo hizocon mucho cuidado: solt la cuerda hasta que la red estuvode nuevo en el agua, pero a poca profundidad, y, cuando lared pequea flot, tir de ella y arrastr as el pez hasta la

  • orilla.

    El pez yaca al fondo de la redecilla, inmvil ytranquilo.

    Ahora que lo tena cerca, se dio cuenta de que no era unpez como los otros. Tena la forma de un dragn chiquitn.

  • Tena, en lugar de aletas, cuatro pequeas garras al extremode unas patas muy cortas, y su cola era larga y retorcida.

    Es un pez-dragn pens, y estaba muy emocionada.Haba odo hablar de esa clase de peces, pero nunca

    haba visto ninguno. Se deca que traan suerte. Pero, dndeestaba la suerte? Levant los ojos al cielo, estaba tantranquilo y tan azul como siempre. Mir el ro; las aguasamarillas corran veloces, como de costumbre. Mir lahierba, que se ergua, inmvil y clida, hacia el sol. Peroahora distingui unas flores azules que no haba descubiertoantes. Y cuando mir de nuevo el ro, vio que unos patossalvajes descendan sobre el agua y se ponan a nadar. Y almirar de nuevo el cielo, vio que un gran pjaro blanco,parecido a una garza, cruzaba por l lentamente, y la garzaes otro signo de buena suerte.

    Ahora estaba completamente segura de que iba a pasaralgo. Se puso a mirar a su alrededor. Inmediatamente, vio auna niita que bordeaba la orilla del ro y vena hacia ella.Qued petrificada de asombro, porque aquella nia no erauna nia como las dems. Lan-may se fij primero en suropa. Lan-may llevaba un pantaln y una chaqueta corta deflores rosas; llevaba en los pies unos zapatos de satn negroque le hizo su madre. Los cabellos de Lan-may ibananudados en una trenza apretada y le caan en flequillo sobrela frente. Pero aquella nia llevaba un vestido con falda,arrugado por delante, con unas manguitas cortas, hecho de

  • tela azul. Llevaba las piernas desnudas, excepto unoscalcetines blancos muy cortos y unos zapatos de cuero negro.Sus cabellos flotaban en torno a su cara, pero qu raro!, loscabellos eran rubios.

  • Lan-may estaba segura de que era un hada salida de lasaguas y tuvo mucho miedo. Quiso correr, pero sus piesparecan clavados en el suelo. No poda moverse. Abri la

  • boca para respirar ms aprisa, porque el corazn le lataenloquecido. La nia se acercaba y Lan-may vio que susojos eran tan azules como su vestido y que su piel no eramorena, sino rosa.

    Yo no he cogido tu dragn balbuce Lan-may.Estaba dentro de la red. No he hecho ms que sacarlo deall.

    Qu dragn? pregunt la nia.Ahora estaba muy cerca y Lan-may estaba aterrada.

    Nunca haba visto una nia con los ojos azules, con el pelorubio, con la piel rosa. Seal con el dedo el pececilloextrao y pesado.

    Aqu est dijo, puedes volver a cogerlo.La nia se inclin para examinar el pez.Este dragn no es mo dijo. No lo haba visto

    nunca.Entonces, de quin es? pregunt Lan-may.

    Tampoco yo lo haba visto nunca. Y, mira, no se mueveest completamente quieto.

    El dragn no haca el menor movimiento.Cgelo dijo la nia de cabellos rubios.No puedo. Es tan pesado!Pues lo coger yo.Y abriendo sus manos rosas las desliz debajo del pez.Es pesado dijo, y qu fro est!Ahora que la nia haba cogido el pez, Lan-may ya no

  • tena ningn miedo de ella,Dmelo dijo.Pero la nia de cabellos rubios no pareca muy dispuesta

    a darlo.Es posible que este dragn sea mo declar. Lo

    has dicho t misma.T has dicho que no era tuyo! grit Lan-may. Y,

    adems, estaba dentro de la red de mi padre!Y he aqu que las dos estaban a punto de pelearse,

    aunque no se haban visto nunca. Se echaron a rer.Cmo te llamas? pregunt la nia de cabellos

    rubios.Lan-may respondi Lan-may.Yo me llamo Alicia.AliciaLan-may no saba pronunciar un nombre tan extrao.A-li-cia rectific la nia.A-li-cia repiti Lan-may. Por qu te llamas

    Alicia?Porque mi pap y mi mam me han querido poner este

    nombre. Mis dos hermanos se llaman Tom y Jack.Yo tengo tres hermanos dijo Lan-may, Sheng,

    Tsan y Yung, y estoy muy cansada de ellos.De verdad? grit Alicia. Yo estoy cansadsima

    de Tom y de Jack! Y me gustara tener una hermana.De verdad? exclam Lan-may. Tambin a m me

  • gustara tener una hermana. Pero mi mam dice que tienedemasiado trabajo para tener ms hijas.

    De verdad? Es lo mismo que dice mi mam.

    Las dos nias se miraron mutuamente. El mismopensamiento cruz por sus cabezas y las dos gritaron a untiempo:

    Seamos hermanas! S, s, seamos hermanas!Despus, rieron juntas.

  • Te dejar llevar el pez dijo Alicia, porque eresmi hermana,

    Lan-may tendi las manos abiertas y Alicia dej en ellasel pez.

    Pesa mucho dijo Lan-may, y est fro.Me parece que no est vivo.Es liso como un pez de verdad, pero pesa mucho. S,

    debe estar muerto.Aramoslo un poquito propuso Alicia.Cogi una piedra aguda y frot un poco el pez. Bajo el

    limo oscuro con el que el ro lo haba recubierto, brill uncolor verde.

    Es un pez muy bonito dijo Alicia. Tenemos quelimpiarlo del todo.

    Las dos se pusieron a araar y a frotar el dragn conarena y unos minutos despus estaba verde y reluciente.Realmente, no estaba ni un poco vivo. Ahora lo podan vercon toda claridad. Estaba hecho de una brillante materiaverde tan dura como la piedra. Alguien lo haba labrado y,Dios saba por qu, lo haba tirado al ro, y la poderosacorriente lo haba arrastrado hasta la red.

    En este preciso instante, dos voces flotaron en el aire.Una de ellas vena de la parte alta del ro y llamaba aguda yclara:

    Alicia! Alicia!Es mi madre dijo vivamente Alicia. Tengo que

  • marcharme.La segunda voz vena de la parte baja del ro y llamaba

    grave y clara:Lan-may! Lan-may!Es mi padre dijo vivamente Lan-may, tambin yo

    tengo que marcharme.Qu hacemos con el dragn? pregunt Alicia.Qu podemos hacer con l? dijo Lan-may como un

    eco.Que sea nuestro secreto.Que todo esto sea nuestro secreto dijo Lan-may con

    fervor. No digamos nada a nadie, y sobre todo ni unapalabra a nuestros hermanos.

    Oh, qu divertido ser! grit Alicia.Vamos a enterrar el dragn muy cerca de estas flores

    azules. Y nos acordaremos del sitio. Cuando volvamos, lodesenterraremos y jugaremos con l, slo t y yo.

    S, s!Enterraron el dragn cerca de las flores azules,

    excavando la tierra arenosa con los dedos; despus se loslavaron en el agua amarilla del ro. Se levantaron y semiraron.

  • Adis, hermana le dijo Alicia a Lan-may.Adis, hermana le dijo Lan-may a Alicia.Se tendieron los brazos y se estrecharon con fuerza.Vuelve despus de comer dijo Lan-may.De acuerdo, y si me retraso, me esperas.De acuerdo, y si me retraso yo, me esperas t.

  • De acuerdo prometi Alicia.Se dijeron adis con la mano, corrieron un poco, se

    dijeron adis otra vez, y volvieron corriendo a sus casas. Ydurante todo el camino Lan-may pensaba, agitada y feliz:

    Tengo una hermana, una hermana de verdad. Si tienelos cabellos rubios, los ojos azules y la piel rosa, esto no esculpa suya, y de todos modos es una nia.

    Dnde has estado todo este tiempo? pregunt elpadre de Lan-may, de bastante mal humor, porque todosestaban ya comiendo y no le gustaba que nadie se retrasara.

    Ve a lavarte las manos y la cara dijo la madre deLan-may, ests sucia.

    Fue, pues, a lavarse las manos y la cara.Te he preguntado dnde has estado durante todo este

    tiempo pregunt de nuevo el seor Wu cuando ella volvi.A la orilla del ro dijo Lan-may.Era muy difcil guardar el secreto.No haba peces? pregunt el seor Wu.Slo uno muy pequeo.Cogi sus palillos y se puso a comer aprisa.Lo has vuelto a echar al agua? pregunt el seor

    Wu.Pero Lan-may no ero muy hbil en eso de mentir y, antes

    de que se diera cuenta, haba dejado ya escapar la verdad.Lo he enterrado dijo.El seor Wu qued estupefacto. Dej los palillos sobre

  • la mesa.Ser posible que hayas enterrado vivo un pececillo

    que poda haberse convertido en un pez grande?No estaba vivo dijo Lan-may.Entonces es diferente refunfu el seor Wu.

    Pero de todos modos hubieras debido volver a echarlo alagua, para que pudiera servir de alimento a otros peces.

    Era un pez muy duro dijo Lan-may, titubeando.El seor Wu, que acababa de volver a coger sus palillos,

    los dej de nuevo sobre la mesa.Duro? Qu quieres decir?Era sencillamente un pez duro dijo Lan-may con

    una vocecita temblorosa.Quieres decir que no era un pez de verdad?Me parece que estaba hecho de piedra respondi

    Lan-may. Era muy pesado.Al or estas palabras el seor Wu empez a ponerse muy

    nervioso.

  • Pero por qu no lo has trado a casa? pregunt.Quizs era de oro, o de jade, o de cualquier otro metalprecioso. A fin de cuentas, otras cosas parecidas se hanencontrado en el ro. Cuando hayamos comido, tendrs que

  • llevarme al lugar donde lo has enterrado y veremos qu eseste pez.

    S, pap dijo Lan-may con una vocecitaentrecortada.

    Intent comer, pero se senta muy mal. El dragn tenaque ser un secreto. Haba prometido a Alicia que no diranada.

    El pez no me pertenece slo a m le dijo a su padre.Estas palabras hicieron enfadar al seor Wu. Dej en su

    plato un pedazo de pollo y pregunt con severidad:Qu quieres decir con eso?Slo es mo a medias. La otra mitad pertenece a otro.A quin? pregunt el seor Wu con voz muy fuerte

    . No fue a parar a nuestra red?Por favor, pap dijo Lan-may, no te lo puedo

    explicar.Pero el seor Wu no poda admitir una cosa semejante.

    Era un hombre muy enrgico. Levant sus cejas frondosas yabri mucho los ojos, al decirle a Lan-may:

    Insisto quin es esta otra persona?Lan-may baj los ojos y se retorci las manos. Todos la

    miraban con asombro. La seora Wu, como era una mujercallada, no dijo ni una palabra mientras la miraba, pero lostres chicos se pusieron a guiar los ojos y a rer. Lan-mayvio que tena que decir algo.

    Es de mi hermana, de mi hermana y mo dijo, muy

  • aprisa.Ahora s que todos estaban sorprendidos de veras.Vaya! exclam Sheng. Si t tienes una hermana,

    yo tengo otra hermana!Todos tenemos otra hermana si t tienes una hermana

    dijo Tsan.Y Yung grit:No me hace ninguna falta tener otra hermana!Mujer dijo el seor Wu a la seora Wu en tono

    solemne. Tenemos otra hija de la que nunca me hashablado?

    La seora Wu sacudi la cabeza y no dijo palabra.Haba sido una mujer callada durante toda su vida y seguasindolo.

    Pero Lan-may se ech a llorar.Y ahora me habis hecho decir mi secreto! grit

    encolerizada. Y mi hermana no necesita otros hermanos.Tiene hermanos de sobra como yo. Yo no necesito sushermanos y ella no necesita los mos. Somos slo doshermanas, eso es todo.

    Y Lan-may estaba tan enfadada que salt de su taburete,sali llorando de la casa y corri al ro. Excav la tierracerca de las flores azules, donde yaca, tranquilo, elpequeo dragn verde. En cuanto lo vio, volvi a sentirsemuy feliz. A fin de cuentas, ella no haba contado todo elsecreto. No haba dicho que su hermana se llamaba Alicia,

  • que tena ojos azules y cabello rubio. No, no, ella no lo diranunca, porque Sheng, Tsan y Yung se burlaran de la pobreAlicia y, aunque tuviera aquel aspecto tan raro, eso no eraculpa suya.

    Pero qu iba a hacer ahora? En cuanto hubieraterminado de comer, su padre bajara al ro a buscar el pez,los chicos bajaran tambin para verlo, y se lo llevaran!

    No queda otra solucin que escaparse pens Lan-may.

    Agarr con decisin el pez y, apretndolo contra ella,ech a correr por la orilla del ro, en la direccin por la queAlicia haba partido.

    Y a quin creis que encontr al cabo de un momento?A la misma Alicia en persona, que corra junto al ro. Suspiernas desnudas bailoteaban al sol y sus cabellos rubiosflotaban al viento.

    Oh, Lan-may! grit Alicia.Oh, Alicia! grit Lan-may.Lan-may dijo Alicia casi sin aliento, tengo que

    explicarte lo que ha pasado, mis hermanos han sidoespantosos. Lan-may, no he podido contenerme.

    Contenerte de qu? pregunt Lan-may.Yo yo se lo he contado dijo Alicia, jadeante.

    Cuando he vuelto a casa, mi padre ha dicho: dnde hasestado?, y Tom ha dicho que yo haba estado fuera y mipadre ha dicho: creo haberte repetido varias veces que no

  • salgas fuera, y Jack ha dicho: siempre sale fuera, y yo hedicho que justo esta vez no, que haba ido a ver si habapeces en la gran red, a la orilla del ro. Se puede ver vuestrared, Lan-may, desde nuestra nueva casa.

    Vuestra nueva casa? repiti Lan-may.Acabamos de cambiar de casa dijo Alicia.

    Hablbamos al otro lado del ro. No has odo hablar deesto?

    Nadie me habla. Mi madre no me habla nunca porquees una mujer callada, y mi padre slo habla a mis hermanosporque yo soy una nia, y mis hermanos hablan entre ellos.

    M padre ensea ingls en la escuela de la ciudad,pero mi madre dijo: Yo no quiero vivir en estas calles!.De modo que hemos cambiado de casa para venir a la orillael ro, y yo puedo ver vuestra red desde mi ventana. Bueno,entonces mi padre me ha preguntado si haba peces, y hetenido que decirle que s, y, oh, Lan-may!, se lo he contadotodo antes de darme cuenta.

  • Yo tambin confes Lan-may, y ahora mi padreva a venir a buscar el dragn.

    Tendi la mano derecha en la que tena el dragn.Hermana, tenemos que huir dijo en tono solemne.

  • S, hermana, tenemos que huir aprob Alicia entono igualmente solemne.

    Se cogieron de la mano, Lan-may apretando el dragn enla mano que le quedaba libre, y echaron a correr con todassus fuerzas.

    Dnde iremos? pregunt Alicia.Si vamos a la colina, podemos encontrar tigres dijo

    Lan-may sin detenerse. Ser mejor ir a la ciudad.Podremos, me parece, vender este dragn y, con el dinero,alquilar una casita en la que vivir juntas.

    Qu bonito ser! dijo Alicia.Corrieron hacia la ciudad, pero el camino era largo, y

    por fin, para descansar, tuvieron que aminorar la marcha yandar ms despacio.

    Djame llevar el dragn dijo Alicia.Lan-may se lo dio.Me ha puesto la mano fra dijo Alicia poco

    despus.S, la ma lo estaba tambin respondi Lan-may.Haca una tarde muy hermosa y las dos se sentan

    perfectamente felices. Lan-may tena mil temas deconversacin.

    Por qu tienes los cabellos rubios? Es que tu madrecoma muchos huevos antes de que t nacieras?

    Alicia se ech a rer.No creo, porque ella tambin tiene los cabellos

  • rubios.Quiz sea porque todos comis huevos.S, comemos muchos huevos admiti Alicia. Yo

    como uno cada da en el almuerzo.S? exclam Lan-may. Yo como arroz y coles, y

    mira qu negros son mis cabellos.Son muy negros reconoci Alicia.Pero Lan-may no haba terminado las ganas de hablar.

    Era tan maravilloso tener una hermana con la que charlar,alguien que quisiera andar tranquilamente y hablar, sin jugara ladrones, a la guerra o a cosas parecidas!

    Hablas de una manera muy rara le dijo a Alicia.Por qu?

    Es porque soy americana.Estas palabras dejaron a Lan-may boquiabierta.Entonces, cmo es que puedo entenderte?Estaba incluso un poco asustada al ver que poda

    entender a una nia americana.Tonta! Porque hablo chino! le dijo Alicia, riendo.Sabes hablar tambin americano?Claro que s dijo Alicia, y aadi algo muy aprisa,

    algo lleno de ss-ss-ss y de kk-kk-kk.Yo no puedo entender esto dijo Lan-may.Porque no lo has aprendido.Pero, si t eres americana, podemos ser hermanas de

    verdad? pregunt Lan-may con aire de duda.

  • Por qu no? No te parece que somos iguales?Levanta la mano, Lan-may.

    Lan-may levant la mano y Alicia levant la suya.Son parecidas dijo, slo que la tuya es ms

    morena que la ma y la ma ms rosa que la tuya. Pero lasdos tenemos cinco dedos en cada mano. Tienes cinco dedosen cada pie?

    Claro dijo Lan-may.Y las dos tenemos los dientes blancos y nuestros

    cabellos son realmente de la misma sustancia. No importaque tus cabellos sean negros, Lan-may, si a ti te da igual quelos mos sean rubios.

    Tengo una idea dijo Lan-may. Imaginemos quetus cabellos son negros.

    Alicia qued desconcertada.No tendra ganas de tenerlos negros siempre dijo.

    Y no creo que a mi mam le gustara.Tengo una idea. Imaginemos que un da tus cabellos

    son negros y, al da siguiente, mis cabellos son rubios.De acuerdo dijo Alicia, y quiero que los mos

    sean negros hoy.Gracias, hermana dijo amablemente Lan-may.Continuaron andando durante toda aquella hermosa tarde

    y vieron que la alta puerta de la ciudad se alzaba ante ellas.Mucha gente las miraba y algunos se rean.

    Vaya con el pequeo diablo extranjero y el pequeo

  • diablo chino! Cmo andan cogiditos de la mano! dijo unhombre que venda cacahuetes en una esquina.

    No le hacemos ningn caso, verdad, hermana? dijoAlicia.

  • No le hacemos ningn caso respondi Lan-may.Entraron en la ciudad. Lan-may haba estado all otras

    veces, cuando su padre la llevaba con l los das de fiesta yde mercado, de modo que no tena ni un poquito de miedo.

    Hay un prestamista dentro de la ciudad, justo detrs dela puerta le dijo a Alicia, para que los pobres delcampo no tengan que andar mucho cuando quieren empearsu abrigo de invierno.

    Empean su abrigo de invierno? pregunt Alicia.Cuando llega la primavera le dijo Lan-may.

    Empean su abrigo de invierno y compran grano, y en otoo,despus de la cosecha, vuelven a buscar el abrigo. Aqu estla tienda. Dame el dragn, hermana.

    Aqu lo tienes, hermana dijo Alicia y le dio eldragn.

    Haban llegado ante una tienda pequea y oscura, yentraron en ella sin soltarse de la mano. Un hombrecitoapergaminado y delgaducho estaba de pie detrs delmostrador.

    Vaya, vaya dijo. Va a llover.Era una broma, porque, cuando va a llover, la gente dice

    que los diablos salen de paseo. Y el hombrecillo haba vistoa Alicia.

    Pero esto no le gust ni pizca a Lan-may.

  • Es mi hermana dijo y no es ningn diablo.Perdn dijo el prestamista, con una sonrisita de

    conejo. Si hubiera sabido que era tu hermana no hubierahecho una broma tan tonta.

    No me importa que usted diga que soy un diabloextranjero dijo Alicia muy tranquila, porque usted nosabe nada de nada.

    El viejecito la mir con ojos asombrados, abri la bocay ri muy fuerte.

    Qu bien hablas el chino! dijo con admiracin.

  • Veo que me he equivocado completamente respecto a ti.Ahora se haba establecido una atmsfera de simpata y

    Lan-may dej el dragn encima del mostrador, y el dragnqued all, tan pesado y tan quieto como siempre.

    Eh! Qu es lo que trais aqu? grit elprestamista.

    Se puso unas gafas de cristales gordsimos y cogi elDragn con las dos manos, por la cabeza y por la cola.

    Es un pez muy notable! exclam. Nunca habavisto nada parecido.

    Lo hemos cogido hoy mientras pescbamos en el ro,mi hermana y yo dijo Lan-may. Nos gustara empearloy conseguir el dinero que hace falta para alquilar una casa en

  • la que podamos vivir juntas.Solas? pregunt el prestamista, muy asombrado.

    Sois muy jvenes para vivir solas.Estamos cansadas de nuestros hermanos explic

    Alicia, y nos hemos ido de casa.Ah dijo el prestamista, lo comprendo

    perfectamente. Cuando yo era pequeo, tena cuatrohermanas, y llegu a estar muy harto. Incluso ahora sigoestando tan harto que no voy a verlas nunca. Y, qu diraissi yo os alquilara mi casa? Podrais guardar la tienda,mientras voy a la casa de t a fumar una pipa, y beber t, yhablar con mis amigos.

    Lan-may y Alicia se miraron.Te gustara tener una tienda? le pregunt Lan-may

    a Alicia.Quiz sera divertido respondi Alicia.Durante todo este tiempo, haban seguido cogidas de la

    mano.Aceptamos dijo Lan-may.Aceptamos dijo Alicia.Muy bien. Podis empezar ahora mismo. Vigilaris la

    tienda mientras voy a tomar una taza de t. A propsito,tenis hambre?

    Un poco dijo Lan-may, muy educadita.Muchsimo dijo Alicia, sin pizca de educacin.Dejad que meta el dragn en la vitrina dijo el viejo

  • , y despus os traer unos pastelitos.Meti el dragn dentro de una vitrina, entre unas

    conchas. Destacaba de modo muy hermoso sobre el fondo dencar.

    Y ahora dijo lo dejaremos en la vitrina hasta quevosotras hayis pasado aqu todo el tiempo que correspondeal precio del dragn, y despus ya veremos. Quiz podisencontrar otro!

    Tuvo una risita ahogada, fue a buscar los pasteles y lostrajo. Despus, cogi su pipa de bamb recubierta de cobre,se despidi y se fue. Interiormente estaba muy excitado.Nunca haba visto un dragn. La noticia ms prxima quetena de los dragones era que su primo conoca a un hombreque deca que una vez haba visto uno.

    Tengo que inventar un medio para quedarme con eldragn pensaba. Entonces siempre tendr suerte con latienda. Oh, si pudiera quedarme con el dragn enrecompensa por haber encontrado a ese par de pequeasfugitivas! Naturalmente, sus padres y sus madres van aquerer darme una recompensa.

    Mientras l daba vueltas y ms vueltas a esta idea, Lan-may y Alicia eran enormemente felices en su tienda.

    No es estupendo? dijo Alicia. Nuestroshermanos ya no nos fastidiarn nunca ms.

    Nunca ms! dijo Lan-may. Tus hermanosqueran jugar siempre a ladrones?

  • Queran jugar a ladrones todo el santo da, y a m metocaba ser siempre la persona robada.

    A m tambin.Y hacan siempre lanzas y cosas por el estilo?Lanzas, fusiles y espadas dijo Alicia, y me

    hacan servir siempre de enemigo.Igual que mis hermanos.Y no paraban de decir: Slo eres una nia.Mis hermanos tambin, y me llamaban renacuajo.Los mos me llamaban gallina mojada dijo Alicia.Los mos decan que tena miedo de mi sombra.Los mos decan que era una miedica.Pero, en realidad, somos muy valientes dijo Lan-

    may.Claro que lo somos! corrobor Alicia.Lan-may dijo alegremente:No pensemos ms en ellos.Despus, muy contentas, empezaron a ocuparse de la

    tienda. Era divertido de veras. Primero entr una mujer conun chal hecho jirones que quera empear, y le dieron dosdlares que sacaron de la caja, porque la mujer peda dosdlares por l. La mujer pareci muy sorprendida y se fue atoda prisa, como si temiera que le volvieran a quitar eldinero. Despus, vino un hombre con un libro viejo y pedapor l un dlar, de modo que se lo dieron. Y, un momentodespus, otra mujer trajo un vestidito de beb y unos

  • zapatitos, y lloraba amargamente, porque deca que su bebhaba muerto y ella no quera vender sus cosas, peronecesitaba dinero para comprar alimentos para sus otros dosnios. Pareca tan pobre que le dieron, tambin a ella, dosdlares.

    Durante largo rato no entr nadie en la tienda y pudieronexaminar la casa. Era un local pequeo y muy bonito. Detrsde la tienda haba dos dormitorios chiquitines y una cocinitacon una chimenea de maylica blanca muy limpia. En unarmario haba una escudilla llena de cerdo y castaas y unplato de arroz fro. Tenan un aire tan apetitoso, que notuvieron fuerza de voluntad suficiente para volver a cerrar lapuerta del armario. Lan-may dijo por fin:

    Crees que estara mal comerse estas cosas?No dijo Alicia. Podemos decir que todava

    tenamos hambre.Lan-may puso, pues, un puado de hierba seca en la

    chimenea, bajo el pequeo caldero, y prendi fuego a lahierba con las cerillas que encontraron en un estante, yAlicia meti la comida en el caldero, el arroz a un lado y elcerdo y las castaas en el otro. En pocos minutos estuvocaliente. La metieron en unos tazones y la comieron muyaprisa porque hubiera sido desagradable que volviera elviejo y las encontrara comiendo.

    Crees que tendr otra cosa para su cena? preguntAlicia.

  • Si no tiene nada, puede cruzar la calle y comprar unasalbndigas en la carnicera. Mi padre y yo compramosmuchas veces, cuando venimos a la ciudad.

    Pero y el dinero?Le diremos que se lo cobre del dragn dijo Lan-

    may.Estaban de nuevo muy satisfechas, volvieron a la tienda

    y miraron el dragn.Qu suerte haberlo encontrado! dijo Lan-may.Primero, ha hecho que nos conociramos dijo

    Alicia, y despus hemos descubierto esta tienda tanbonita. Y si el viejecito no volviera nunca? A lo mejor ltambin se ha escapado.

    Me da lo mismo dijo Lan-may. Nosotrasseguiremos viviendo en esta tienda.

    Despus, mientras esperaban que entrara alguien, sepusieron a examinar los objetos. Haba toda clase de cosas:viejos relojes y pndulos antiguos, cuchillos oxidados ypalillos, y platos, y colchas, y libros, y tabaqueras, y jarros,y perfumadores, y pinturas, y viejas balanzas de cobre, ysortijas, y pendientes, y pipas de todas clases, y zapatos, yalmohadas, y chaquetas y gorros bordados. Del techocolgaban viejos jarros, recipientes y ollas de cobre. Pero nohaba nada tan bonito como el dragn verde que reposabaentre las conchas de ncar.

    Cuando lo hubieron mirado todo, haba llegado el

  • anochecer y el viejecito no haba vuelto. No haba entradonadie ms, excepto dos nios con una vieja caja deconservas.

    No necesitamos vuestra caja de conservas les dijoAlicia a los chicos.

    No, no la necesitamos confirm Lan-may.Y los dos nios no tuvieron otro remedio que marcharse.

    El viejo segua sin aparecer. Ya era casi de noche. El sol sehaba puesto y el crepsculo oscureca las calles.

    Quiz no volver nunca dijo Lan-may.No se lo hubiera confesado a Alicia por nada del mundo,

    pero empezaba a estar un poco asustada. No haba estadonunca en la ciudad de noche y saba que la gran puerta de lamuralla sera cerrada y que nadie podra entrar ni salir. Fuea buscar las cerillas y encendi una vela que estaba en unapalmatoria de estao. La llama proyect sobre la pared unassombras vacilantes.

    Y, aunque nunca se lo hubiera confesado a Lan-may,Alicia estaba tambin un poco asustada. Era, a fin decuentas, en la ciudad entera la nica nia de cabellos rubiosy ojos azules, y empez a sentirse un poco sola.

    Me gustara que volviera el viejo dijo, por fin, Lan-may.

    Por qu?Oh, porque s.A m tambin me gustara dijo Alicia.

  • Me pregunto qu estarn haciendo mis hermanos sinm dijo Lan-may un ratito despus.

    Yo no puedo imaginar lo que los mos hacen sin m dijo Alicia tras unos minutos.

    No pueden jugar a ladrones porque no tienen nadie aquien robar, ahora que nosotras estamos aqu.

    Y no pueden jugar a soldados. Quin iba a ser elenemigo?

    Algunas veces me daba igual que me robaran dijoLan-may despus de otro silencio. Lo que pasa es que noquera que me robaran siempre.

    Y, algunas veces, no me importaba ser el enemigo dijo Alicia. Lo que pasa es que estaba harta de que meestuvieran matando constantemente y de tener que hacer elmuerto todos los das de la semana.

    Se sentaron una junto a otra en un banco y, de nuevo, sedieron la mano. Pero ninguna de las dos dijo a la otra queempezaba a sentirse sola. La tiendecilla estaba tansilenciosa! Fuera, las calles se ponan realmente oscuras y lagente empezaba a encender lmparas y velas en las casas. Atravs de las puertas abiertas, Alicia y Lan-may podan vercharlar y rer a las familias y jugar a los nios dentro de lascasas, pero ellas seguan sentadas en el banco, cogidas de lamano y sintindose ms solas a cada minuto que pasaba.

    En cuanto al viejo, haba ido directamente a la casa de ty an estaba all. l tambin estaba esperando. Esperaba que

  • alguien llegara a la casa de t y gritara: No ha visto nadiea dos pequeas fugitivas? Una es extranjera y la otra eschina. Se han escapado esta tarde de su casa, llevndose undragn verde. El que las haya visto debe presentarse en lacomisara y recibir una recompensa.

    Se haca tarde, pero l estaba completamente seguro deque, si esperaba lo suficiente, alguien acudira. Entonces, lse levantara y dira: Yo s dnde estn las dos nias. Ydespus le diran: Qu desea usted como recompensa?.Por favor, slo el dragn. Vendera aquel dragn por unagran suma de dinero. Con este dinero se comprara unachaqueta nueva de raso negro y un vestido de raso color

  • ciruela, se comprara tambin una nueva pipa con fogn ycon boquilla de plata, y un bote de la mejor sopa de aleta detiburn.

    Tengo que esperar se dijo. Tengo que esperar.Y ahora, es fcil imaginar lo que pasaba en casa de Lan-

    may y en casa de Alicia. En realidad, pasaba exactamente lomismo en las dos casas. Las dos madres lloraban, la seoraWu silenciosamente, porque era una mujer callada, y lamadre de Alicia, que se llamaba seora Jones, llorabatambin, pero no silenciosamente. Lloraba muy fuerte y nodejaba de hablar ni un momento mientras lloraba. Hablaba alseor Jones, a Tom y a Jack.

    Os digo que hay que encontrar a Aliciainmediatamente sollozaba. No comer ni dormir antesde saber dnde est. Y dejad que os diga que cuando vuelvaa casa tendris que ser ms amables con ella. La pobrepequea! Vosotros, Tom y Jack, sois malsimos convuestra hermana. Siempre la estis molestando y me contel otro da que siempre tena que hacer de enemigo y meacuerdo de que la pobrecilla me dijo que quera tener unahermana que estaba harta de ser la nica nia y de tenerestos hermanos

    Querida dijo el seor Jones, domnate, por favor,la encontraremos.

    Seor Jones dijo la seora Jones, llorando msfuerte, t no comprendes a las mujeres, nunca las has

  • comprendido. Si no encontramos a nuestra queridapequea

    La encontraremos dijo el seor Jones levantando unpoco la voz. La polica est alerta en todas partes

    Por qu no vas t mismo? solloz la seora Jones. Y Tom y Jack!

    Iremos dijo el seor Jones. Slo estaba aqu paraintentar consolarte.

    Oh, id aprisa! Idos! Idos todos! grit la seoraJones, y las lgrimas corran por sus mejillas como torrentesdiminutos. Estoy harta de todos vosotros! S cuandoAlicia vuelva no la tratis como se merece Oh, Alicia, mipequea, dnde ests

    Pero el seor Jones, Tom y Jack ya se haban ido y,cuando la seora Jones se dio cuenta, dej de llorar, se seclos ojos y fue al cuartito de Alicia. Prepar la cama, sac unpijama muy limpio, fue despus a la cocina, tost pan,calent leche, prepar un huevo, para que todo estuviera apunto para la cena de Alicia.

    Pobre Alicia pens, tiene que tener una hermanaEn cuanto vuelva me pondr a buscar otra nia, aunque vayaa darme mucho trabajo.

    Y como ya no le quedaba nada por hacer, fue a buscardos pauelos limpios al cajn de su cmoda, se sent en unamecedora y se puso otra vez a llorar.

    En cuanto a la seora Wu, haba seguido llorando

  • sencillamente sin parar y sin decir una sola palabra. Hastaque el seor Wu perdi la paciencia.

    Quieres dejar ya de llorar? le dijo. Tengo laimpresin de que toda la casa est mojada de lgrimas.Encontraremos a Lan-may. Quin iba a querer una nia? Anadie se le ocurrira robar a una nia. Ha debido perderse.La polica la busca por todas partes. Slo es cuestin detiempo. Deja ya de llorar, te digo.

    La seora Wu estaba sentada en un taburete de bamb ysigui llorando como si no hubiera odo una sola palabra. Elseor Wu se dirigi a sus hijos.

    Bueno, tontainas, no se os ocurre nada que decir avuestra madre para consolarla? les pregunt.

    Al or estas palabras, la seora Wu levant la cabeza.No dijo. No pueden. S Lan-may se ha escapado,

    ha sido culpa suya.Vaya dijo el seor Wu a los muchachos, qu es

    lo que habis hecho?Lan-may estaba tan cansada de ellos! dijo la

    seora Wu. Sois todos tan tan innobles con ella!Nunca haba pronunciado tantas palabras seguidas. El

    seor Wu estaba aturdido.Innobles con Lan-may? pregunt.Y la voz le temblaba un poquito.Exactamente dijo la seora Wu, porque slo es

    una nia.

  • Y empez de nuevo a llorar. Llor hasta que la partedelantera de su vestido estuvo completamente mojada yhasta que el seor Wu no supo ya lo que deba hacer conella.

    No puedo soportar esto ni un minuto ms les dijo,por fin, a Sheng, Tsan y Yung. Venid conmigo, vosotrostres. Iremos a buscar a Lan-may por nuestra cuenta y latraeremos a casa y, cuando la hayamos encontrado, le daruna paliza por haber hecho sufrir a su madre.

    En aquel momento, la seora Wu levant la cabeza ydej de llorar un momento, el tiempo justo para decir unaspalabras ms:

    Oh, idos de una vez! Estoy harta de todos vosotros!Y se puso a llorar de nuevo.As, mientras Lan-may y Alicia, cogidas de la mano,

    estaban sentadas en el banco de la tienda del prestamista,pensando en sus hermanos, en su padre y en su madre, ysintindose ms y ms solas, sus dos familias estabancompletamente trastornadas. En dos grupos separados, elseor Jones, Tom y Jack, por un lado, y el seor Wu, Sheng,Tsan y Yung, por otro, fueron a la ciudad para ver lo quehaba hecho la polica y para investigar por su cuenta. Desdeluego, los dos padres no se conocan y no tenan ni remotaidea de que sus hijas fueran hermanas.

    Llegaron por separado a la puerta de la ciudad, en elpreciso momento en que el guarda se dispona a cerrarla

  • para la noche, y el seor Jones lleg el primero porque suspiernas eran ms largas que las del seor Wu. Tendi lamano hacia el guarda.

    Espere le dijo, no cierre la puerta. Supongo queusted no ha visto a una pequea fugitiva ms o menos as dealta, con los cabellos rubios y los ojos azules?

    No dijo el guarda, pero yo duermo casi toda latarde y, por lo que a m respecta, puede cruzar la puertaquien quiera.

    Qu voy a hacer? dijo el seor Jones con vozdesfallecida. Soy extranjero en esta ciudad soy elnuevo profesor de ingls de la escuela. No conozco a nadiey mi mujer parece dispuesta a llorar todos los mares.

    El guarda se rasc la cabeza. Tena aspecto de buenhombre.

    Me parece le dijo al seor Jones que lo mejor esir a la casa de t y preguntar si alguien ha visto a su hija.

    Gracias dijo el seor Jones.Y el seor Jones sigui su camino, acompaado de Tom

    y de Jack, que no haban abierto la boca en todo el camino.El seor Wu lleg dos minutos ms tarde. Tendi la

    mano hacia el guarda, que se estaba preguntando sirealmente no debera ya cerrar la puerta para la noche.

    Un momento dijo el seor Wu. Ha visto a unapequea fugitiva ms o menos as de alta?

    Con los cabellos rubios y los ojos azules?

  • Claro que no! dijo el seor Wu indignado. Porquin me toma usted? Por un diablo extranjero?

    Pero hace un momento, fue un diablo extranjero elque me pregunt por una pequea fugitiva. Ha sealado lamisma estatura y tambin iba con unos muchachos.

    Es da de pequeas fugitivas! exclam el seorWu.

    A mi parecer dijo el guarda, hay que ir a la casade t, anunciar el hecho y preguntar si alguien ha visto a suhija.

    Gracias dijo el seor Wu. Debi habrsemeocurrido a m mismo.

    Apresur el paso, acompaado de Sheng, de Tsan y deYung, que, durante todo el rato, no haban dicho palabra.

  • Entretanto, el viejo prestamista haba bebido tanto t quetena la sensacin de ser un barril de t. Haba esperadohasta cansarse y estaba ya a punto de irse, cuando el seor

  • Jones y sus hijos entraron en la casa de t.Ah! dijo el viejo prestamista. Aqu estn!Pero, antes de que el seor Jones tuviera tiempo de decir

    palabra, entr el seor Wu con sus tres hijos y empez agritar inmediatamente:

    Cualquiera que haya visto una nia ms o menos asde alta, con el cabello negro, los ojos negros

    Y tambin una nia rubia, con los ojos azules, ms omenos as de alta! grit el seor Jones a continuacin.

    La casa de t estaba llena de hombres que hablaban denegocios, o jugaban a damas o al ajedrez, o fumabantranquilamente.

    Haba tambin un dragn verde? pregunt el viejoprestamista.

    Ahora todos levantaron los ojos, sorprendidos. Slo dosviejos seguan jugando imperturbables al ajedrez, como sinada hubiera sucedido.

    Le toca jugar a usted dijo uno de ellos.El otro viejo movi una pieza de marfil.Juega usted murmur a su vez.El seor Jones estaba perplejo.Un dragn verde? repiti.Como era americano, no hablaba muy bien el chino, y se

    preguntaba si habra entendido bien.Dragn o pez o lo que sea.Dragn dijo el seor Wu con firmeza. Haba un

  • pez verde, ahora me acuerdo Pero era un pez-dragn?El seor Jones lo mir, asombrado.Entonces, usted est al corriente?No dijo el seor Wu, realmente al corriente no

    estoy. Al menosMientras, el prestamista se abri vivamente paso entre la

    multitud. Todo el mundo estaba superexcitado. Dos niasy un dragn fugitivo?, preguntaban. Slo los dos viejos delajedrez no levantaban los ojos.

    Juega usted murmur uno.El otro movi una pieza de marfil.Le toca a usted dijo.Ahora, el prestamista bajaba por la calle a paso rpido.

    A un lado, el seor Jones, y, al otro, el seor Wu. Detrsiban todos los hermanos.

    Ha habido en mi vida muchas cosas extraas dijo elprestamista, pero ninguna tan extraa como sus dos hijas yel dragn verde. Me han dicho que estaban cansadas de sushermanos y que se haban escapado.

    Cansadas de sus hermanos? exclam el seorJones.

    Cansadas de sus hermanos? grit el seor Wu.Tan cansadas que han huido juntas con el dragn

    verde que haban encontrado en el ro sigui el viejo.Yo las comprendo perfectamente porque, hace muchos aos,tambin yo estaba cansado, pero de cuatro hermanas. An

  • ahora estoy cansado de ellas. De modo que he admitido a lasdos nias en mi tienda, he puesto el dragn entre unasconchas, en una vitrina cerrada con llave, y les he dicho queesperaran. Saba que las nias no se iran sin el dragn y noles he dado la llave de la vitrina. Es seguro, pues, quetodava estarn all.

    Y realmente estaban todava all. Alicia y Lan-maytenan nostalgia de su casa. Estaban dispuestas incluso ahacer de enemigo y a ser robadas, pero qu podan hacer?Mientras ellas esperaban, el guarda se haba decidido acerrar la puerta, y acababan de ponerse a llorar, cuando seabri la puerta de la tienda y entr el viejo prestamista,seguido del seor Jones, del seor Wu y de todos loshermanos. Y, durante todo este tiempo, los hermanos nohaban dicho ni una sola palabra.

    Y bien, Lan-may? dijo severamente el seor Wu.Y bien, Alicia? dijo el seor Jones con no menos

    severidad.Pero los dos padres no pudieron seguir severos, porque

    sus dos hijas se echaron en sus brazos.Llevadnos a casa! sollozaban.Es muy desagradable dijo el seor Wu, rodeando a

    Lan-may con el brazo, pero tendremos que pagar al guardapara que abra la puerta.

    No importa dijo el seor Jones, rodeando a Aliciacon su brazo, para llevar nuestras nias a casa merece la

  • pena.Estaban todos a punto de marcharse, cuando el

    prestamista dijo, con voz temblorosa:Por favor, qu deciden hacer con el dragn?Al or estas palabras, se detuvieron.Dnde est este dragn maravilloso? pregunt el

    seor Wu.Aqu dijo dbilmente el prestamista, y abri muy

    despacio la vitrina, porque tena miedo de que se llevarantambin el dragn.

    El dragn verde yaca all, pesado y quieto, entre lasconchas.

    Qudeselo como recompensa dijo amablemente elseor Wu.

    El prestamista estaba radiante. Su rostro se deshaca ensonrisas.

    Gracias dijo. He aqu lo que se dice un da feliz.Los acompa hasta la puerta, se inclin, cerr los

    postigos de la tienda y fue a la cocina. Qued un pocosorprendido al ver que su cena haba desaparecido, perohaban lavado cuidadosamente los platos y no lo tom a mal.Pens que no tena importancia, que realmente haba bebidodemasiado t, despus se sac los zapatos y el vestido, setendi en la cama y se durmi.

    Alicia y Lan-may se lo contaron todo a sus padres y,cuando llegaron a casa, tenan sueo y se sentan muy

  • cansadas. El seor Jones dej a Alicia en manos de laseora Jones, que, naturalmente, dej de llorar. Ba aAlicia, le dio pan tostado, leche caliente y un huevoescaldado.

    Mientras estaba comiendo su huevo, Alicia se acord deuna cosa.

    Mam dijo, tengo los cabellos rubios por comertantos huevos?

    Claro que no! Nunca haba odo nada parecido dijola seora Jones. Quin te lo ha dicho?

    Lan-may dijo Alicia.El seor Wu dej a Lan-may en manos de la seora Wu,

    que dej inmediatamente de llorar. Lav a Lan-may de piesa cabeza y le dio arroz caliente y sopa de col.

    Mam dijo Lan-may, tengo los cabellos negrosporque no como suficientes huevos?

    Claro que no! dijo la seora Wu. Quin te lo hadicho?

    Alicia dijo Lan-may.Delante de la casa del seor Jones, el seor Jones deca

    a Tom y a Jack con voz muy severa:Os prohbo que fastidiis nunca ms a vuestra

    hermana, entendido? Os prohbo que la obliguis a hacersiempre de enemigo y a buscaros cuando jugis al escondite.

    No lo haremos ms prometieron. No lo haremosnunca, nunca ms.

  • Dentro de la casa de los Wu, el seor Wu hablaba confirmeza a Sheng, a Tsan y a Yung.

    Os prohbo que obliguis a vuestra hermana a hacersiempre de enemigo y a ser siempre la persona robadaentendido?

    No lo haremos ms prometieron. Y aadieron:Nunca, nunca ms.

    Mam dijo Alicia, medio dormida, cuando yaestaba metida en la cama, podr jugar maana con Lan-may?

  • Claro que s dijo la seora Jones.Todos los das?Todos los das prometi la seora Jones.Alicia estuvo despierta medio minuto, el tiempo justo

    para recordar el dragn verde y el viejo prestamista, y sedurmi.

    Y en su camita de bamb, mientras su madre la arropababien, Lan-may dijo con voz adormecida:

    Maana jugar con mi hermana Alicia, y pasadomaana y al otro y al otro. Mam, podr jugar con ellatodos los das?

    Por qu no? dijo la seora Wu. Claro quepodrs.

    Apag de un soplo la vela y Lan-may estuvo andespierta medio minuto, el tiempo justo para acordarse deldragn.

    Es verdad que trae suerte pens, porque ahoratengo una hermana. Y se durmi.

  • PEARL SYDENSTRICKER BUCK (Hillsboro, 1892 -Danby, 1973). Novelista estadounidense y Premio Nobel deLiteratura en 1938, que pas la mayor parte de su vida enChina y cuya obra, influida por las sagas y la culturaoriental, buscaba educar a sus lectores. Recibi el premioNobel en 1938. Hija de unos misioneros presbiterianos,vivi en Asia hasta 1933.

    Su primera novela fue Viento del este, viento del oeste(1930), a la que sigui La buena tierra (1931), ambientadaen la China de la dcada de 1920 y que tuvo gran xito decrtica, recibiendo por ella el premio Pulitzer. Es un relatoepopyico de grandes relieves y detalles vvidos acerca delas costumbres chinas; est considerada, en esa vertiente,

  • como una de las obras maestras del siglo.

    La buena tierra forma la primera parte de una trilogacompletada con Hijos (1932) y Una casa dividida (1935),que desarrollaran el tema costumbrista chino a travs de sustres arquetipos sociales: el campesino, el guerrero y elestudiante. Por la triloga desfilan comerciantes,revolucionarios, cortesanas y campesinos, que configuran unambiente variopinto alrededor de la familia Wang Lung. Senarra la laboriosa ascensin de la familia hasta su declivefinal, desde los problemas del ahorro econmico y lastierras hasta la aparicin de la riqueza y de conductas ysentimientos burgueses.

    En 1934 public La madre, y en 1942 La estirpe deldragn, otra epopeya al estilo de La buena tierra dondeapoy la lucha de los chinos contra el imperialismo japons,en un relato que parte de una familia campesina que vivecerca de Nankn. Tambin escribi numerosos cuentos,reunidos bajo el ttulo La primera esposa, que describen lasgrandes transformaciones en la vida de su pas deresidencia. Los temas fundamentales de los cuentos fueron lacontradiccin entre la China tradicional y la nuevageneracin, y el mundo enrgico de los jvenesrevolucionarios comunistas.

    En 1938 public su primera novela ambientada en EstadosUnidos, Este altivo corazn, a la que le sigui Otros dioses

  • (1940), tambin con escenario norteamericano, donde tratael tema del culto de los hroes y el papel de las masas eneste sentido: el personaje central es un individuo vulgar quepor azar del destino comienza a encarnar los valoresamericanos hasta llegar a la cima.

    A travs de su libro de ensayos Of Men and Women (1941)continu explorando la vida norteamericana. El estilonarrativo de Pearl S. Buck, al contrario de la corrienteexperimentalista de la poca, encarnada en James Joyce oVirginia Wolf, es directo, sencillo, pero a la vez conresonancias bblicas y picas por la mirada universal quetiende hacia sus temas y personajes, as como por lacompasin y el deseo de instruir que subyace a un relatolineal de los acontecimientos.

    Entre sus obras posteriores cabe mencionar Los Kennedy(1970) y China tal y como yo la veo, de ese mismo ao.Escribi ms de 85 libros, que incluyen tambin teatro,poesa, guiones cinematogrficos y literatura para nios.

    El dragn mgicoEl dragn mgicoAutora