Duermete NiñoEduard Estivill

8/17/2019 Duermete NiñoEduard Estivill

1/258


2/258


3/258


4/258

Título original: Duérmete, niño. Cómo solucionar el problema del insomnio infantil Eduard Estivill & Sylvia de Béjar, 1995Ilustraciones: Purificación Hernández

Diseño de cubierta: Lorman

Editor digital: eltioramixePub base r1.1


5/258

Prólogo

Para padres desesperados…

PREGUNTA: ¿Por qué hemos de creer qu

este libro nos va a arreglar la vida si hasta la fechodos los consejos que nos han dado para qunuestro hijo durmiera no han servido de nada?

RESPUESTA: Porque este método hfuncionado en el 96% de los casos en que se haplicado y, gracias a él, miles de pequeños yduermen de un tirón… y con ellos, sus padres.

… Y para padres de recién nacidos

PREGUNTA: ¿Por qué nos puede interesaeste libro?


6/258

RESPUESTA: Porque todos los padres sueñacon tener un bebé que duerma de un tirón y no dproblemas y, si le enseñáis desde un principio, lendréis.


7/258

I

NUESTRO HIJO NO DUERME, NOSOTROSTAMPOCO

(sobre cómo nos afecta la falta de sueño)

Cuando compramos un electrodomésticopongamos por caso, un simple exprimidor dnaranjas, un amable dependiente nos explica cómusarlo y, por si no bastara, nos entrega un manua

de instrucciones para solucionar cualquier dudque se nos plantee. Aún hay más: eficiente comes, no se le ocurre entregarnos uno de la marcZumox, si lo que hemos comprado es uno de l

casa Exprimex y, desde luego, no nos da el qucorresponde al modelo 1996, si lo que hemoadquirido es una «megamaravilla» de lgeneración 2010.


8/258

Pero cuando se trata de recién nacidos, esa«cositas» tan frágiles y que tanto respeto nouelen merecer, otro gallo nos canta: ni manual d

nstrucciones ni historias, ¡y eso que existen muchantes que los exprimidores de naranjas! La crudealidad es que cuando abandonamos la clínic

con nuestro pequeño de días en brazos, nos vamo

a casa sin más recurso que nuestras buenantenciones de hacerlo lo mejor posible. Y, npocas veces, eso es menos que suficiente, sobrodo en lo que se refiere al sueño infantil. Veamo

i no…Los primeros días, todo suele ir manga pohombro, con ambos cónyuges agotados de no pegaojo y de tanto bailar al ritmo que marca el recié

legado. Aun así, nadie se queja. Todos aceptamocon mayor o menor agrado, que uno de los cánoneque se ha de pagar por la feliz llegada de un hijes el de dormir poco… al menos durante una

emanas. «No pasa nada», nos decimos sacand


9/258

ánimo de donde haga falta. «Dentro de un soploasunto arreglado. Al fin y al cabo, los Pérez diceque al tercer mes sus hijos ya dormían de un tiró

esos sí que saben», sentenciamos, aferrados a ldea de que sus siete vástagos son la pruebrrefutable de que todo se andará.

Pero ¡horror! ¿Qué pasa si no es así? Qu

ocurre si a nuestra «nenita» le da por dejar mal os Pérez y pasa el tiempo, llega el anheladegundo trimestre, y Martita sigue haciendo de lauyas: o sea, despertándose y despertando a l

familia, tres, cuatro, cinco y no se sabe cuántaveces más noche tras noche.El caso es que, en cuanto la oyen gimotea

mamá y papá, juntos o por turnos, se levantan y

arrastrando sus pies, como almas en pena, acudea la cuna de la pequeña para confortarla. Lacarician, le dan agua, pecho o biberón, la tomaen sus brazos, le hablan, le cantan, la mecen… y

al cabo de unos minutos, Martita vuelve


10/258

ucumbir al sueño. Pero el suspiro de alivio durpoco: pasa una hora, una hora y media, tal vez do la escena vuelve a repetirse.

«¿Qué está pasando?», se preguntadesesperados los padres. «¿Qué hemos hechmal?». «¿Estará enferma?». «¿La mimamodemasiado?». «¿No se siente querida?». «¿Será l

angustia de la separación (de madre e hijo, sentiende)?». Esto último suele decirlo mamá —papá se limita a escucharla alucinado—, que estas alturas ya habrá leído unos seis o siete libro

del tipo Cómo criar a un hijo perfecto en umundo imperfecto, Triunfa como madre en treint siete lecciones y Tendencias suicidas en padre

de bebés llorones.

Pero, gracias al cielo, la siempre dispuestapara-lo-que-haga-falta vecina del 4.º A vendrá eu ayuda: «A la del 2.º B le pasó lo mismo. No o

preocupéis, dentro de nada dormirá de un tirón

eguro que tiene cólicos o hambre o cualquier cos


11/258

por el estilo». ¡Lo que ha dicho! Los papás, pofin, ven la luz. ¡Aleluya!, Ya tenemos justificación«Es que la nena sufre de cólicos. Seguro que

cuando se le pasen, dormirá como un lirónPobrecita mía, lo que estarás sufriendo. ¡Ven a lobrazos de mamá!», cuyas ojeras, por cierto, no sarreglan ni con cuatro capas de corrector

maquillaje, las de papá tampoco, pero es que a ée importa menos, o al menos, eso dice.Pero sigamos, porque aquí no acaba la cosa

De pobre Martita, nada; si acaso, pobres padre

Serán ingenuos! Lo normal es que se acabe lexcusa de los cólicos y les vengan con el cuento dque a la nena le están saliendo los dientes«¿Cómo pretendéis que duerma si deben dolerl

muchísimo?», lo que, por otra parte, aún está podemostrarse. A esa excusa le seguirá otra de la«números uno» de la lista de grandes éxitos«Cuando empiece a andar, solucionado e

problema. Ya verás, estará tan cansada de trota


12/258

odo el día que caerá redonda». Pero no, ni poésas; la nena se hará sus vete-a-saber-cuántokilómetros diarios, si hace falta un marató

nosotros detrás y agotados, claro), y a la hora dmeterse en la cama, el drama de siempre: ellcomo nueva, sin ganas de irse a dormir, nosotros… ¿para qué contar?

Y podríamos seguir, «excusándolaeternamente: cuando se acostumbre a dormir sichupete, cuando aprenda a hacerla sin pañacuando vaya a la guardería… y así «por los siglo

de los siglos». Bueno, es un decir, porque «no tpreocupes cariño, el día que se case, dormiremoranquilos». «Eso, eso, ¡que la aguante s

marido!». Pobre Martita, apenas dos años y y

quieren darle puerta.Por si esta sucesión de «horrores» no bastarauelen ir unidos a otros factores no meno

desestabilizadores: los consejos, críticas

comentarios varios de abuelos, hermanos, amigo


13/258


14/258

vuelven expertos en infusiones, brebajes conjuros varios para gozo de la dueña de lherboristería y del sector oscurantista de l

familia.Les sermonean: «Lo que debéis hacer edejarla llorar hasta que se duerma» y ello¡ea!, a quedarse sordos, para acabar cediend

después de dos horas de histeria y undenuncia del vecino.Les aconsejan: «Ponedle música clásica» y prestos, corren a comprarse la última versió

de Las cuatro estaciones de Vivaldi, cuandlo que les va es la salsa, la rumba y el chacha-cha, faltaría más, «que uno es padre, persigue siendo joven» (ni que tuviera que ver).

Les animan: «Sacadla a pasear en coche» yvenga, a dar vueltas con el pijama puesto oyendo a los de al lado diciendo aquello d«¡Mira que salir con una criatura a esta

horas! Hay personas a las que se les deberí


15/258

prohibir tener hijos…». Como para pasarle Martita por la ventanilla: «Pues mire podonde, se la regalamos.»

En conclusión, ¿resultados de tantexperimento? Ninguno, claro está. La niña siguin dormir de un tirón. Sus papás tampoco.

Esto, que contado así puede resultarnos hastgracioso, no lo es: el mal dormir tienconsecuencias muy negativas tanto para Martitcomo para sus padres… ¡Y suerte que no hay mápequeños en la casa!

CONSECUENCIAS DEL MAL SUEÑO DELOS NIÑOS

En lactantes y niños pequeños

Llanto fácil

Irritabilidad, mal humor


16/258

Falta de atenciónDependencia de quien lo cuidaPosibles problemas de crecimiento

En niños en edad escolar

Fracaso escolar Inseguridad

TimidezMal carácter

En los padres

InseguridadSentimientos de culpaMutuas acusaciones de mimarlo

Frustración ante la situaciónSensación de impotencia y fracasoCansancio


17/258


18/258

Esto provoca que esté más inquieta porque, diferencia de los mayores, el cansancio en lugar daplacarla, la excita. Es fácil entender que en esta

condiciones llore con frecuencia y sin motivo, sponga de mal humor con suma facilidad, peque dfalta de atención y, por culpa de todo ello, dependexcesivamente de las personas que la tienen a s

cuidado (mamá apenas puede respirar). A medio argo plazo, esto puede convertirla en una niñímida e insegura, con dificultades parelacionarse con los demás e, incluso, provocar e

an temido fracaso escolar.Aunque todavía no se sabe mucho sobre loefectos de la falta de sueño en la salud infantil, endudable que un niño «estresado» no tiene la

mismas defensas que otro que descansa bien, y unde las consecuencias que sí se han podidcomprobar es de las que hacen temblar a más dun padre: la hormona del crecimiento (tambié

denominada somatotropa o GH) se segrega, sobr


19/258

odo, durante las primeras horas después dniciado el sueño. ¿Qué significa esto? Que com

el sueño de Martita está distorsionado, l

ecreción puede verse alterada y, en consecuenciaperjudicar su crecimiento. Los niños que duermemal suelen pagarlo en centímetros y kilogramos dmenos.

Y, ¿qué pasa con los padres de Martita? Comopodréis imaginar, los padres de la criatura, o lque queda de ellos, viven bajo una tensiónsoportable. No han dormido ni una sola noche d

un tirón en dos años (hay quien menos, pero haquien más). ¡Se dice rápido! ¡Dos años! ¡10emanas! ¡730 días! Y alguien pretende que tenga

paciencia… ¿se puede saber qué es eso? Ha

momentos en que se culpan el uno al otro «Estpasa porque la malcrías», otros en que odian a lpequeña «¡Si llego a saberlo no tengo hijos! ¡No laguanto más!», para automáticamente sentirs

culpables: «¿Cómo puedo ser capaz de pensar eso


20/258

i la desgraciada lo debe estar pasando tan macomo nosotros?». Un verdadero infierno. Epalabras de los afectados: «Hay que vivirlo par

aberlo[1]

».¿Alguien da más? Desgraciadamente sí. Bastcon escuchar a algunos papás para darse cuenta.

«Es un drama, ¡qué digo! Un dramón»asegura Ana, que tiene un bebé de 9 meseque nunca ha dormido más de 2 horaseguidas. «Somos como zombis, no rendimoni como padres, ni como pareja, n profesionalmente. Vivimos a un tercio dnuestro potencial, porque nuestro agotamientnos deja inservibles para casi cualquier cosaPara colmo, estamos tan irritables que nuestrrelación de pareja va de mal en peor y, desdluego, no tratas igual a una hija cuando tsientes relajada y contenta, que cuando estáhecha polvo y con la moral por los suelos.».


21/258

Juan, su marido, se expresa en el mismsentido: «Yo antes me reía cuando alguieexplicaba aquello de que hay parejas que s

pelean por culpa del tapón del tubo de pastdentífrica. Ahora no me hace ni pizca dgracia; hasta esa estupidez provocaría uenfrentamiento entre nosotros. Lo peor es qu

vivo obsesionado. Por la mañana respiraliviado, y es un decir, cuando pienso que aúquedan muchas horas antes de que llegue emomento de meter a la cría en la cama. A

medida que transcurre el día y se vacercando la hora me voy tensando. Es má busco excusas para no tener que volver casa… Supongo que a mi mujer le pasa l

mismo. ¡Así no hay quien viva!».Pepe, más optimista, porque su hijo de 1meses no padece insomnio desde hace unocomenta: «Nosotros lo llevábamos bastant

bien». «Nos turnábamos y, como ambo


22/258

tenemos mucha paciencia, evitábamos estalla por cualquier cosa. Si he de ser sincero, parmí lo que peor fue renunciar a tener una vid

sexual normal. ¿Alguien se puede imaginar lque es pasarse todo este tiempo sin podehacer el amor sin interrupciones? Diecisietmeses, casi nada. Nunca pudimos hacerlo si

oír un llanto o una vocecilla llamando mamá. Teníamos que parar y, bueno, mi emujer solía decirme: “No te muevas, no haganada, mantente como estás, que ahor

vuelvo”. Y, ¡hala!, a esperar cinco minutos y seguir, como si el “intermedio publicitariofuera lo más natural del mundo».Rosa, cuya hija de 3 años acaba d

«curarse», explica: «Es como si, durante todeste tiempo, mi marido y yo hubiéramo puesto el botón de “pausa” a nuestra relaciónSi he de ser sincera, ni existía. Toda nuestr

vida giraba en torno a la niña y la poc


23/258

energía que nos quedaba la utilizábamos parafrontar nuestra vida cotidiana. Cuando algúfamiliar nos echaba una mano, nos íbamos

un hotel, pero a dormir, porque, seamosinceros, no nos quedaban fueras para otrcosa. Con decir que me quedé dormida en uexamen de mi máster. ¡Menudo bochorno!».

El marido de Rosa confirma sus palabras«Es cierto. Ha sido durísimo. Al principioaguantas como puedes, pero al cabo de poctiempo, estás exhausto. Para colmo, como va

probando todo lo que se te ocurre, taconsejan, lees, oyes, y la niña sigue sidormir, te sientes inseguro, impotenteculpable… ¡Y no te pierdas la cara con que t

miran los que tienen hijos que duermen! Ttratan como si estuvieras desvariando fueras un auténtico desastre. En mi caso, l palabra clave es fracasado: me sentía u

fracaso como padre, ¡con las ganas que tení


24/258

de tener familia numerosa! Rosa y yhablábamos de tener tres o cuatro críos, percon este problemón se nos fueron las gana

Espero que ahora que ya lo hemosolucionado volvamos a animarnos.»

EL LÍMITE DE LOS CINCO AÑOS

Un niño que a los 5 años no ha superado su problema de insomnio, tiene más posibilidadesde padecer trastornos de sueño el resto de suvida que otro que (ya) duerma bien. La razónde que hablemos de los 5 años como unaespecie de fecha límite es porque a esta edadun niño suele entender perfectamente lo que ledicen sus padres, y si éstos le piden que nosalga de su cuarto y que no dé la lata — amenazas incluidas—, lo probable es que lesobedezca, lo que no significa que ya duerma de


25/258

un tirón. Si ha padecido insomnio, lo seguirásufriendo, sólo que ahora pasará el mal tragosolo. Lo normal es que entonces aparezcan

problemas de otro tipo: miedo a irse a la cama, pesadillas, sonambulismo… y, a partir de laadolescencia, insomnio de por vida.

No hace falta seguir, ¿verdad?Por suerte, no todas las parejas tienen qu

pasar por este trance, pero, desde luego, el dMartita no es un caso singular. Ni mucho meno

Se calcula que el 35 por ciento de los niñomenores de 5 años sufren problemas de insomnioes decir, tienen problemas a la hora de acostarsemomento que suele convertirse en un drama, y/o s

despiertan tres, cuatro, cinco y muchas veces máen una misma noche.

Los últimos estudios sobre el tema indican questa cifra podría quedarse corta, porque los padre

ienen la tendencia a considerar que es normal qu


26/258


27/258

capítulo, y, si seguís al pie de la letra la«instrucciones», en menos de una semana tendréa un nuevo dormilón en casa.

En primer lugar, será suficiente con que hagáiborrón y cuenta nueva y que tengáis bien clardesde un principio que vuestro pequeño:

No padece una enfermedad. No tiene un problema psicológico. No es un mimado, aunque, a veces, os l pretendan hacer creer.Y, sobre todo, lo que sucede no es culpvuestra.

Sencillamente, aún no ha aprendido el hábitde dormir.

Y esto es, precisamente, lo que pretendemoayudaros a enseñarle en este libro, que aspira a seel manual de instrucciones relacionado con eueño infantil, que debieron daros al entregaros

vuestro pequeño. Nuestro objetivo es que logréi


28/258

o que finalmente lograron los padres de Martitaque la niña durmiera y, con ello, que todopudieran dormir. ¡Y vivir!, en paz. Como explica

ellos mismos: «Después de estar dos años cayendpor un pozo sin fondo, hemos recuperado llusión, la alegría, las ganas de hacer cosas… ¡E

como volver a nacer!».


29/258

II

NO LE DURMÁIS VOSOTROS, HA DELOGRARLO SOLO

(sobre cómo crear el hábito del sueño)

Pablo, 9 meses y medio. Su madre explica:«Tenemos cuatro hijos. Los tres primeronunca han tenido problemas de insomnio

pero este último nos ha pasado factura potodos los anteriores. A Pablo jamás le hgustado irse a dormir. Desde que nacimeterlo en la cuna ha sido un calvario. Nad

más “olerla” se le dispara la alarma y berrecomo si estuviera en un matadero. Una nocheen que llevábamos horas sin pegar ojo, se noocurrió darle un paseo y funcionó. Desd

entonces, cada día, después del Telediario


30/258


31/258

Ana, dos años. Habla su padre:«Mi hija duerme muy bien, pero ahora mmujer y yo queremos irnos solos d

vacaciones unos días y tenemos un problemlogístico. Verá, apenas tenía unos mesecuando nos dimos cuenta de que, parquedarse dormida, Ana tenía que ver l

televisión. La colocábamos en el sofá desalón y ella se quedaba “roque”. Cuando lllevábamos a su cama, se despertabenseguida, por lo que decidimos ponerle un

tele en su cuarto y ¡de maravilla! La niñdormía sin problemas hasta eso de las dos tres de la madrugada en que empezaba llorar. ¡Natural! A esa hora acaba l

programación y el zumbido de la tele ldespertaba. Se nos ocurrió otra ideacomprarle un vídeo de ocho horas. ¿Buenaeh? Antes de irnos a dormir, se lo conectamo

y arreglado el problema: ¡La cría no da l


32/258

lata hasta el día siguiente! Como verá duermde maravilla, pero, como le dije, ahortenemos un problema: mi suegra acept

cuidar de la niña mientras estemos fuera, perse niega a utilizar el televisor y el vídeo¿Qué hacemos[2]?».

Todos sabemos que no es lo mismo comer qucomer bien. También estamos de acuerdo en qucomer bien es un hábito que se aprende. Pues lmismo es válido para el sueño: evidentementeodos los bebés duermen, pero no todos sabe

hacerlo bien. Hay pequeños que lo hacen de uirón a partir del tercer o cuarto mes, mientras qu

para otros la hora de acostarse se convierte en unragedia y/o son incapaces de mantener el sueñ

durante toda la noche, despertándose tres, cinco muchas veces más para desespero de sus papás.


33/258

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DELINSOMNIO INFANTIL

(Por hábitos incorrectos)

Dificultad para iniciar el sueño solosMúltiples despertares nocturnosSueño superficial (cualquier ruido lodespierta)Duermen menos horas de lo habitual parasu edad

SON NIÑOS TOTALMENTE NORMALES DESDE EL

PUNTO DE VISTA PSÍQUICO Y FÍSICO

¿Qué causa la diferencia entre unos y otros? L

que han aprendido. Aunque os pueda parece


34/258


35/258

odeo. ¡Los adultos tenemos un ritmo biológicque se repite cada 24 horas aproximadamente! Yque regula nuestro cuerpo, marcando nuestro

patrones de vigilia-sueño, los momentos en quenemos hambre, la secreción de hormonas, nuestremperatura corporal, etc. Para que nos sintamo

bien, es necesario que ese ciclo circadiano «cerc

de un día» funcione a la perfección. En el momenten que nos acostamos tarde o nos saltamos uncomida, por ejemplo, nuestro reloj se desajusta nuestro cuerpo y estado de animo se resienten.

En el caso de los recién nacidos estos cicloe repiten cada 3 o 4 horas, es decir, en esperíodo de tiempo el niño se-despierta-seimpian-es-alimentado-se-duerme y así una vez

otra (el orden puede variar, ya que hay padres quprefieren cambiar al niño después de la comidaEsto sería lo normal; sin embargo, hay que advertque algunos recién nacidos son tan anárquicos alg

que ni siquiera cumplen este ritmo, sino que s


36/258

despiertan y duermen cuando quieren, sin segupatrón alguno.

Hacia el tercero o el cuarto mes de vida, lopequeños suelen empezar a cambiar su ritmbiológico. Es decir, progresivamente vaabandonando su ciclo de 3 o 4 horas de duraciópara adaptarse al de los adultos, o sea, al ritmbiológico de 24 horas. Es decir, poco a poco, eactante va presentando períodos de sueñ

nocturno más largos. Si primero dormía 2 horacon el tiempo va aumentando la duración de spausa nocturna a 3, 4, 6, 8, 10 y hasta 12 hora


37/258

eguidas. Atención, no hay reglas fijas, a unos lecuesta más que a otros.

Este cambio no se produce porque sí, sin

porque en el cerebro humano existe un grupo dcélulas (reciben el nombre de núcleupraquiasmático del hipotálamo) que funciona

como un reloj que ayuda a poner en hora la

distintas necesidades del niño (dormir, estadespierto, comer, etc.) de forma que se adapten aitmo biológico de 24 horas (ritmo solar).


38/258

Para que este reloj entre en funcionamiento o haga correctamente necesita unos estímulo

externos:

Luz-oscuridadRuido-silencioHorario de comidasHábitos del sueño


39/258

Primero nos centraremos en aquellos cuycomprensión es más fácil: la distinción entre luzoscuridad y entre ruido-silencio. Cuando metemo

a nuestro pequeño en la cuna por la noche, lógico es que la habitación esté a oscuras y no soiga tanto ruido como de día. Por el contrario, lnormal es que durante la jornada lo dejemo

dormir con algo de luz (solar) y no hagamos nadpor evitar los ruidos que se generan en casa provienen de la calle. Todo ello le ayuda econocer las diferencias y distinguir, desde la

pocas semanas, entre vigilia y sueño, distincióque es fundamental para que su reloj haga ecambio a un ritmo biológico de 24 horas con uperíodo largo de sueño nocturno.

¿Qué otros elementos externos podemoasociar al sueño nocturno además de la oscurida el silencio? Los horarios de las comidas. Desd

que nace, el niño asocia comida y sueño: despué

de alimentarse toca dormir. A medida qu


40/258

ranscurren las semanas, pasa de alimentarse seiveces al día a hacerlo cinco o cuatro vecetambién disminuyen sus períodos de sueñ

diurno), siendo la toma nocturna la de más pespara que pueda dormir más horas seguidas.Pero con esto no es suficiente. Para que e

eloj funcione correctamente aún falta algo, alg

in lo cual ni ninguno de los restantes estímuloería suficiente para lograr que un bebé se adaptal ciclo de 24 horas: el hábito del sueño, es decique el pequeño aprenda a conciliar el sueño por s

olo, sin la ayuda de nadie.Retomemos el ejemplo de la comida. A unedad determinada, colocamos al bebé en unillita, le ponemos un babero, un bol con papilla

una cuchara. Es decir, utilizamos una serie delementos externos (sillita, mesa, babero, bocuchara) que asociamos al acto de comer. Es mádesde ese momento siempre lo hacemos igual, se

a hora de comer o la de cenar, sea alimentado e


41/258


42/258

Hay que tener en cuenta que en los primeromeses de vida, los seres humanos somootalmente instintivos y estamos íntimament

unidos a nuestras madres (o cuidadoresDependemos de ellas para sobrevivir, tanto físiccomo emocional mente. Los terapeutas sueledecir que «Hemos sido nosotros antes de ser yo»

una de las consecuencias de esta «simbiosis» eque los bebés sienten lo que sienten sus madres (cuidadores), es decir, aprenden a sentir emocionea través de lo que les comunican los adultos: n

mediante las palabras, que ni siquiera entiendenino a través de su actitud, su cariño, sucuidados…

Esto puede comprobarse fácilmente. S

cogemos a un bebé de seis meses, lo sentamos enuestro regazo y con toda la dulzura del mundo ldecimos: «Gordo, feúcho, no te quiero nada», lmás probable es que sonría encantado, porque l

que le estamos transmitiendo es cariño. Él n


43/258

comprende lo que significan las palabras que hescuchado, pero sí entiende lo que le transmitimoa través del tono de nuestra voz. Si, por e

contrario, cogemos a nuestro pequeñín y ldecimos con tono despectivo «Guapo, precioso, tquiero mucho», lo lógico es que rompa a lloraporque, en este caso, lo que capta es nuestr

agresividad.¿Qué actitud transmitimos al niño cuando lenseñamos el acto de comer? Papá y mamá estámuy seguros de que lo están haciendo bien. Pap

iene muy claro que la papilla se come cocuchara, y mamá que la leche se bebe de un vaso de un biberón. Ambos están convencidos de quas cosas se hacen así y ni por un instante se le

ocurre dudarlo. Pues bien, esa seguridad quienen es la que percibe su hijo y es la que hacque su pequeño también se sienta seguro en shábito de comer. Dicho de otro modo, com

uanito nota que sus padres están seguros, é


44/258

ambién se siente seguro y tanto aprende con sumfacilidad.

Imaginemos la situación contraria, ¿qu

pasaría si dudáramos? Supongamos que el primedía colocamos a Juanito en la sillita; el segundo, lentamos en el orinal; el tercero, probamos l

bañera, y el siguiente, en lugar de un bol, le damo

a comida en una olla a presión y en lugar de uvaso usamos un florero… (Os parece ridículo¿no? Pues no olvidéis el ejemplo, porque en brevveréis lo que sucede cuando hablamos de dormir)

Está claro que al cabo de unos días de tantocambios, el pobre Juanito nos mirará con cara despanto y pensará algo así como: «A ver qué se leocurre hoy a los locos de mis papás». Normal. S

cada vez que le damos de comer, le cambiamos loelementos que van unidos al acto, provocaremoque se sienta inseguro: ¡no sabe a qué atenerse! Yno sólo porque se producen tantos cambios, sin

porque, como nosotros dudamos, le transmitimo


45/258

nuestra inseguridad. No olvidéis que ellos captao que los adultos les transmiten y a esta edad

además de amor, lo que más necesitan e

eguridad.Un último detalle importantísimo que se ha dener en cuenta antes de aplicar toda est

explicación a la teoría del sueño: cuand

escogemos elementos externos para dárselos aniño con el objetivo de construir un hábito, lo quno podemos hacer es retirárselos mientras estaprendiéndolo. Dicho de otro modo, si decidimo

utilizar una cuchara para enseñarle a comer, lo quno podemos permitir es que, en mitad de lcomida, llegue papá y diga «fuera la cucharadáselo con palillos porque el verano que viene no

vamos a Japón». Bromas aparte, lo que ha dquedar claro es que no debemos darle nada quuego hayamos de quitarle. Recordad, lo hemos d

hacer siempre igual.


46/258

Si estamos de acuerdo en que dormir bien, agual que comer bien, es un hábito que se adquiere

¿Qué haremos para enseñárselo a nuestro hijoApoyarnos, al igual que en la comida, en:

Una actitud adecuada (por parte de los padreo cuidadores).Unos elementos externos.

Actitud de los padres

Unas líneas atrás, nos pareció ridícul

maginarnos a Juanito comiendo un día en un


47/258

illita, otro en un orinal, al siguiente en la bañera por último haciéndolo de una olla a presión bebiendo de un florero. Sin embargo, eso que no

pareció tan absurdo es exactamente lo que hacemuchos padres cuando han de inculcarle el hábitdel sueño a sus hijos y no lo logran a la primera.

Veamos un ejemplo.

El pequeño Alberto, de 10 meses, protesta a que le acuestan. Lógicamente, prefiere esta

con sus papás a quedarse solo en su cuna. Mamácansada pero muy comprensiva, lo mecacientemente en sus brazos hasta que s

duerme. Cuando lo logra, lo deja en la cuna coel cuidado de quien maneja una bomba drelojería. No sirve de nada. Nada más rozar laábanas, el granujilla empieza a gimoteaamá, algo inquieta y no menos molesta, lo tom

nuevamente en brazos hasta que vuelve quedarse roque. Esta vez lo acuesta si


48/258


49/258

“facturan” a su cuna. Al cabo de un rato¡¡BUAAAAÁ!!!».

Ya sabemos que, en general, los padres tienemuy claro cómo enseñarle a comer a su hijo ydesde el primer día, le enseñan el hábito siemprde la misma manera. Sin embargo, no pasa lmismo cuando se trata del hábito del sueñoCuando un niño duerme bien desde un principioodo es miel sobre hojuelas, pero cuando no es aso habitual es que sus papás no tengan la menodea de cómo comportarse, de qué hacer, y e

busca de algo que funcione: si esto no sale bienntentan aquello, si también falla, prueban lo d

más allá… A la par que le van «experimentandou inseguridad va en aumento poco y dejándos

notar. Acaban desquiciados: se sienten culpablefracasados como padres, frustrados, enfadados…

Y, ¿qué pasa con Alberto? Pues muy sencilloque se siente tan inseguro o más que ellos: su


50/258

papás le cambian los «elementos externos» caddos por tres y, para colmo, les nota nerviosos, sno histéricos, tremendamente inseguros, puede qu

hasta malhumorados… Alberto, que todavía ndomina el lenguaje y que por tanto, no entiende esde «Cariño, haz el favor de dormirte, que es muarde», advierte, sin embargo, porque es un rada

umamente sensible, que sus padres están comestán.Y, como siente lo que sienten ellos, se sient

umamente inseguro, y no podemos pretender qu

un niño aprenda el hábito del sueño si no somocapaces de transmitirle la seguridad que necesitpara entender que quedarse en la cunita solo conciliar el sueño por sí mismo es lo más natura

del mundo. Elementos externos

Igual que hicimos con el acto de comer, hemo

de asociar el acto de dormir con una serie d


51/258

elementos externos que no podremos cambiar netirar en tanto el pequeño esté aprendiendo e

hábito. Imaginemos, por ejemplo, que dormimos

uanito meciéndolo en brazos ¿Qué elementexterno asociará a su sueno? Ese vaivén, elementque en el momento en que dejemos de mecerlhabremos «retirado». ¿Qué ocurrirá cuando s

despierte en medio de la noche? Reclamaraquello que asocia con su sueño para poder volvea dormirse, es decir, necesitará que lo acunen parconciliar el sueño… y eso requiere un papá o un

mamá dispuesto a hacerlo.Antes de seguir, es importante que tengáis ecuenta que cada noche todos experimentamos unerie de pequeños despertares nocturnos qu

nterrumpen el sueño. Tanto en los niños como eos adultos no superan los 30 segundos dduración (en los ancianos pueden llegar a los 3 o minutos). Durante este tiempo es cuand

econocemos si la situación ambiental es la misma


52/258

nos tapamos si hace falta y, normalmentecambiamos de posición. Estos despertares no soecordados al día siguiente a no ser que se haya

prolongado por algún motivo.

Si aplicamos esto al sueño infantil, noencontramos con que, en una sola noche, uactante (o un niño pequeño) puede despertars

entre 5 y 8 veces (si padece insomnio infantil, sdespertará aún más). Cuando lo hace, espera qua situación siga siendo la misma en que se hallab

cuando se quedó dormido, la misma en que s


53/258

entía seguro. Es decir, si asoció dormir con ir dpaseo en cochecito, espera seguir estándolo; si sdurmió mamando, buscará el pecho; si se qued

oque cogido de la mano de papá, la echará dmenos… y como lo normal es que no os paséis lnoche paseándole, dándole de mamar o sujetandu manita, cuando se despierte, ¿qué esperáis qu

e ocurra? ¡Se llevará un gran susto! Y lo que epeor, no sabrá conciliar el sueño si no «recuperaaquella situación, es decir, los «elementoexternos» que asocia al sueño.

Por si aún no lo veis claro, os proponemos uencillo ejercicio de imaginación: suponed quecomo cada noche, os metéis en vuestra cama y oquedáis dormidos. Al cabo de un tiempo a

experimentar uno de los típicos despertarenocturnos os dais cuenta de que estáis en el sofdel salón. ¿No os asustaríais? ¿No odesvelaríais? ¿No os preguntaríais espantados qu

ha pasado? Pues lo mismo le sucede a vuestr


54/258

hijo.

LO QUE NO DEBEMOS HACER PARADORMIRLO

Cantarle

Mecerlo en la cunaMecerlo en brazosDarle la manoPasearlo en cochecito

Darle una vuelta en cocheTocarlo o dejar que nos toque el cabelloDarle palmaditas o acariciarloDarle un biberón o amamantarlo

Ponerlo en nuestra camaDejarle trotar hasta que caiga rendidoDarle agua


55/258

A estas alturas, ya os habréis dado cuenta dque todos los «elementos externos» de los quhemos hablado hasta ahora tienen algo en común

para que se den necesitan la ayuda de alguien, edecir, implican la intervención de un adulto. Uniño no puede pasearse en cochecito solo, ni sevanta a prepararse un biberón, ni se desdobla e

dos para acariciarse la espalda, por citar algunoejemplos[4].Si el objetivo que perseguimos es que el niñ

duerma «de un tirón» y no nos despierte, ¿cuále

on los elementos que deberíamos asociar a sueño? Está claro que ha de ser algo que nengamos que quitarle (retirar). Por lo tanto, alg

que no necesite de un adulto. Recordemos que e

niño llora porque la situación con que se encuentrcuando se despierta en medio de la noche no es lmisma que existía cuando se durmió. Eso significque hemos de propiciar unas condiciones qu

puedan permanecer iguales durante toda la noche.


56/258

De entrada, hay algo fundamental: su cunaada de dormirlo en el sofá, en vuestros brazo

en el cochecito, en vuestra cama, porque luego s

os tendréis que «arrebatar». ¿Qué más? Qucuando lo acostéis, no le deis algo que requiervuestra presencia ni os quedéis junto a él hasta que duerma, porque esperará veros allí cada ve

que tenga un despertar nocturno. Cumplidas estados condiciones, podéis darle cualquier cosa ququeráis siempre y cuando no se la vayáis a quitau chupete si es que lo usa, su osito si es que l

iene, su mantita… Es decir, elementos que, diferencia de mamá/papá, sí pueden seguir a sado, permanecer junto a él, durante toda la noche

En definitiva, no debéis ayudar a vuestro hijo

dormirse, es decir, no debéis tomar parte activpara lograr que concilie el sueño. Ha de aprendea hacerlo solo, y cuando tiene menos de 6 meses[

e le puede enseñar a hacerlo de cualquier manera

Se conformará con que las cosas estén tal com


57/258

estaban cuando se durmió: su cuna, su mantita, smuñeco, su chupete… Cuando se despierte, y yabéis que lo hará varias veces, notará que tod

está como siempre («mi osito está aquí, mi chupetambién, todo sigue igual, qué tranquilidad») volverá a conciliar el sueño sin más problemas. Yvosotros, por supuesto, a dormir tan ricamente.


58/258

III

DESPACITO Y BUENA LETRA(cómo enseñarle a dormir bien desde el

principio)

Un recién nacido no duerme igual que upequeño de 4 meses u otro de un año y medio. Eueño infantil evoluciona con el tiempo. En est

capítulo os explicamos cómo va cambiando y qu

podéis esperar y hacer en cada momento. Si opreocupáis de educarlo desde un principiovuestro hijo dormirá sin problemas.

RECIÉN NACIDO

Las primeras lecciones

Lo primero que hay que aprender sobre e


59/258

ueño de un recién nacido es que duerme lcantidad que necesita, ni más ni menos, y que lhace «a su manera», es decir, que no distingu

entre el día y la noche y «cae» donde sea, cuandea e independientemente de las circunstancias que rodean. En realidad su estado natural es el deueño: en promedio, un recién nacido duerme una

6 horas diarias, aunque algunos puedan llegar as 20 y otros no superar las 14[6].Ya sabemos que en estas primeras semanas, l

habitual es que su ritmo biológico se repita cada

o 4 horas, período de tiempo en que el pequeño sdespierta es limpiado-alimentado y se vuelve dormir. Sin embargo, no os preocupéis si vuestrhijo no se rige por patrón alguno. El hecho de qu

el sueño de un recién nacido sea totalmentanárquico no significa necesariamente que vaya padecer insomnio infantil, sobre todo teniendo ecuenta que vais a educarlo en un buen hábito desd

el principio.


60/258

En esta fase, sueño y comida vaestrechamente ligados, por lo que los bebés sueledespertarse por hambre. Sin embargo, e

ndispensable que no demos por válida la creencigeneralizada de que los recién nacidos sólo lloraporque tienen ganas de pecho o biberón. Nnecesariamente ha de ser así, y l

acostumbraríamos mal si cada vez que llorara l«cebáramos». En sólo una semana, acabaríasociando llanto y comida y no callaría hasta que diéramos su «dosis», tuviera o no tuvier

hambre.Por lo tanto, cuando vuestro hijo llore ncorráis a alimentarlo. Descartar, antes, otroposibles motivos: que tenga frío o calor, un paña

ucio, que necesite contacto humano y mimos… Yi veis que se calma, no le deis de comer. Parvuestra tranquilidad, sabed que estcientíficamente demostrado que un bebé qu

ngiere la cantidad que le corresponde en cad


61/258


62/258

completo. Hablarle, mimarlo, jugar con él… aempezará a distinguir entre lo que es estar dormid estar despierto, algo que a vosotros os pued

parecer totalmente obvio, pero que es nuevo parun recién llegado al mundo. Y, por si esto nbastara, existe otra buena razón para hacerloasociará que cuna es igual a hora de dormir, lo qu

beneficiará que, a la corta, adopte un buen hábitde sueño.Lo mismo vale para el día y la noche: e

conveniente ayudarle a diferenciarlos. Para ell

existe una serie de trucos:Luz diurna frente a oscuridad nocturnaCuando duerma de día, no bajéis del todo la persianas de su dormitorio y, si disponéis dun cuco, no lo dejéis en su cuarto; llevároslal salón o dondequiera que estéis en esmomento para que vaya captando que a salrededor ocurren cosas. No os preocupéi


63/258

no necesita estar a oscuras para descansar, ysabéis que por ahora «cae» donde sea y elas circunstancias que sean. De noche, por e

contrario, dejadle a oscuras. Ni siquierutilicéis esos pequeños enchufes de luz qugozan de tanta fama entre algunos padre primerizos. Vuestro hijo ha de aprender

dormir en la oscuridad desde un principi pues, de lo contrario, luego tendréidificultades para hacer que se sienta cómody seguro sin luz.

Ruido frente a silencio. No dejéis de pasar laspiradora, mantener una conversacióanimada o escuchar la radio porque el niñesté durmiendo si son las once de la mañana

De noche, lo normal es que haya menos ruido pero tampoco os paséis. Por ejemplo, nrenunciéis a ver la televisión, bastará con quel volumen no esté muy alto. Si nuestr

objetivo es ayudar a poner su reloj en hora


64/258

¿cómo lo vamos a lograr si de día reina usilencio sepulcral más propio del ambientnocturno? Acabará confundido y, en el peo

de los casos, sin poder dormir salvo en emás absoluto de los silencios.Estableced la hora del baño por la noche, edecir, del que a la larga será su sueñ

nocturno. Aunque es muy pequeñito, cuantantes se establezca una rutina, mejor.Cuidad que de noche esté especialmentcómodo. Dadle tiempo para que eructe

cambiadle el pañal, aseguraos de que scamita no esté fría cuando le acostéis y que lhabitación permanezca a una temperaturadecuada (entre 20 y 23.º C). Si durante e

día se despierta por cualquiera de estomotivos, no tiene mayor importancia; dnoche, en cambio, iría en contra de nuestra pretensiones de establecer unas pauta

adecuadas de sueño.


65/258


66/258

habitual es que acabemos haciendo cualquier cosa con tal de que el pequeño duerma y nosdeje descansar un poco. Sin embargo, una

decisión mal tomada puede provocar futuros problemas. Lo primero que hay que plantearse,incluso antes del parto, es dónde va a dormir el pequeño.

En vuestra cama.

Las primeras semanas suelen ser agotadoras, por lo que muchas madres acaban

metiendo el bebé en su propia cama parafacilitar las tomas nocturnas y atenderlo conrapidez. No es la mejor elección, aunque los padres que opten por ella no deben sentirse

culpables. Tener al bebé junto a vosotros puede estar bien mientras sea un recién nacido, pero al cabo de unas pocas semanas puedeconvertirse en una costumbre difícil de

erradicar: se habrá convertido en un elemento


67/258


68/258

vuestro descanso, nada os impide instalarlo ensu propia habitación, siempre y cuando podáisoírlo.

De la cuna a la cama.

El momento en que se debe pasar al niñode la cuna a la cama suele indicarlo el propio

tamaño del niño: apenas cabe, se da golpes,siente frustración por estar enrejado, trepa por encima de la barandilla con el consiguiente peligro… El traslado se ha de hacer en una

época en que el niño esté tranquilo, es decir,no debe coincidir con el comienzo de laguardería, la llegada de un hermanito, uncambio de domicilio, etc. Suele dar buenos

resultados convertir la «mudanza» en algoespecial: un regalo, una fiesta con susmuñecos, una felicitación o palabras de alientodel tipo «¡Ya eres mayorcita!», o «¡qué suerte,

qué cama más bonita tienes!». Y, sobre todo, es


69/258

fundamental que tenga el hábito de dormir bienaprendido y respetéis su rutina habitual.

YA TIENE TRES MESES

Empieza la cuenta atrás

Aunque algunos niños lo logran antes, lnormal es que sea a partir del tercero o el cuartmes cuando un bebé empiece a hacer el cambio deitmo biológico de 3 o 4 horas al de 24 horas

vaya alargando sus períodos de sueño nocturno. Shasta ahora podíais mostraros más laxos, desdeste momento deberéis tomaros más en serio larea de inculcarle un buen hábito del sueño.

Para lograrlo, recordad que son necesarios doequisitos:

1. Que vuestra actitud denote seguridad. Vuestr

pequeño siente lo que sentís vosotros y, s


70/258

percibe que estáis tranquilos, él lo estará y lcostará menos entender que el hecho dquedarse en la cunita solo y conciliar e

sueño por sí mismo es lo más natural demundo.2. Que propiciéis que vuestro hijo asocie l

hora de dormir a una serie de elemento

externos que permanecerán con él duranttoda la noche: cuna, osito, chupete…

La mejor receta para superar esta pruebconsiste en crear una rutina previa al momento dacostarse por la noche, de forma que cada díuceda lo mismo. No olvidéis que para un bebepetición es igual a seguridad.

Lo primero que habréis de decidir es a quhora queréis que se vaya a dormir vuestro hijo ceñiros al mismo horario cada noche. Lecomendable sería que lo hiciera entre las 20.0 las 20.30 en invierno y entre las 20.30 y la


71/258

21.00 en verano, porque está demostrado que éses la hora en que el sueño aparece con mayofacilidad. El retraso de media hora en verano s

debe al cambio horario.A partir de ahí, elegid los pasos que habréis deguir. Lo habitual es empezar por el baño, alg

que le divierte y lo relaja al mismo tiempo y sirv

de línea divisoria entre el día y la noche. Si no emuy amante del agua, no lo alarguéis demasiado yuna vez acabado el baño, dedicar un tiempo mostrarle algún juguete, cantarle o hablarl

dulcemente, por ejemplo, para que se calme. Lmismo vale si el chapoteo le ha excitado.Si el bebé ha de ser alimentado, no e

aconsejable hacerlo en su habitación: debemo

eparar sus hábitos de comer y dormir, porqunuestro propósito es que distinga claramente entruno y otro, de forma que no haga asociacioneerróneas. Salvo que exista alguna circunstanci

que pueda excitarle, nada os impide alimentarle e


72/258

a cocina o en el comedor con el resto de lfamilia, si os apetece.

Hecho esto, lo ideal es que paséis un rat

agradable juntos fuera de la habitación o, por lmenos, manteniendo al bebé fuera de la cuna. Estignifica, por ejemplo, que lo mezáis mientras l

habláis o cantáis, siempre con el propósito d

apaciguarlo. Este ratito puede hacerse mácomplejo a medida que crezca, y lo que antes eruna nana convertirse en la lectura de un cuento, poejemplo. El objetivo es que el niño se sient

querido, no satisfecho y, sobre todo, que percib—y, por lo tanto, sienta— la seguridad que tantnecesita para relajarse y conciliar el sueño.

Tras ese agradable rato juntos —bastarán entr

cinco y diez minutos—, lo metéis en su cunita, cou osito, su chupete y los elementos externos quno se moverán de su lado en toda la noche, y odespedís de él hasta el día siguiente

Acostumbraos a usar una serie de palabras que a


73/258

pequeño le vayan resultando familiares: «Buenanoches», «Dulces sueños», «A dormir», etc. Hechesto, salís de la habitación mientras vuestr

pequeñito aún esté despierto.Si la rutina es la correcta, el pequeño afrontarcon alegría el momento de irse a la cuna encontrará fácil separarse de sus padres; lo má

probable es que sus patrones de sueño se vayapareciendo cada vez más a los vuestros y que epoco tiempo se haya ajustado al ciclo día-noche duerma de un tirón. Si no es así, no os pongái

nerviosos, todavía no puede decirse que padezcun trastorno, no antes del sexto o séptimo meSimplemente, habréis de seguir ayudándoleComprobar si existe alguna causa que le impid

conciliar el sueño y/o lo despierte por las noches¿Está enfermo?¿Siente calor o frío?¿Está incómodo porque su pañal está sucio?


74/258

Tal vez la última toma no sea suficiente parsaciar su hambre. En este caso deberéimodificar las cantidades con ayuda de

pediatra.Si ha sufrido cólicos, aunque ahora no lotenga, es posible que no logre dormirse por lfalta de costumbre. Mecedlo en brazos u

poco y volved a acostarlo.

Un último consejo para esta etapa: aunque ecierto que en las primeras semanas un bebé sóllora cuando necesita algo y es lógico que acudái

prestos a atenderlo, enseguida distinguiréis si eun llanto de protesta, de esos que se acabaápidamente, o hay algo más. Por ello, desde eercer mes no os levantéis a cogerlo ante el prime

gemido. Dadle la oportunidad de que se vuelva dormir solito, ¡puede que os sorprenda!

DE SEIS MESES EN ADELANTE


75/258

La hora de la verdad

A partir de los 6 meses, un bebé ha de dormmenos horas durante el día[7] y tener un períodmás o menos largo de sueño nocturno. De hecho, os siete meses, su ritmo de comida y de sueño h

de estar bien establecido, lo que significa cuatromas al día y 11 o 12 horas de sueño nocturno sinterrupciones.

Si estas condiciones no se cumplen en el casde vuestro hijo, es decir, si tiene dificultades parconciliar el sueño solo y se despierta más de doveces por la noche, deberéis reeducar su hábitdel sueño[8].

¿QUÉ ES LO NORMAL EN UN NIÑO ALOS 6-7 MESES?

Ritmo de comida y sueño bien


76/258

establecido4 comidas durante el día y 11-12 horas desueño nocturno

Debe acostarse sin llanto, contento ydespedirse de los padres con alegría

Que todo vaya bien no significa que podáibajar la guardia, ya que acechan nuevos peligrocapaces de acabar con el buen hábito de sueño dvuestro pequeño. Entre el sexto y el noveno mes,

medida que madure, el bebé ya no se dormirá sipoder evitarlo, sino que será capaz de mantenersdespierto, sea por la excitación, las ganas de estacon sus papás, para no perderse lo que acontec

alrededor… De hecho, no será extraño que npueda dormirse de tan cansado que está y lnormal es que no quiera irse a la cama[9].

Por eso debéis ser más firmes que nunca en l

que se refiere a la rutina previa a la hora d


77/258

dormir y a la norma de que vuestro hijo concilie eueño por sus propios medios.

Una advertencia con respecto a la rutina

mucho cuidado con ir alargando ese ratitagradable que pasáis juntos justo antes dacostarlo. Es de esperar que y vuestro hijo, que niene un pelo de tonto, haga lo posible po

eternizarlo. A medida que vaya creciendo y, sobrodo dominando el lenguaje, sus habilidades paraplazar la despedida serán mayores: «Tengo sed»«Un besito», «Te quiero mucho», «Otro libro, sól

uno más»… No es raro que los 5 minutos acabeconvirtiéndose en media hora o incluso más. Nería la primera vez que un padre se pasa 2 horaeyendo cuentos a su hijo. Un buen truco par

evitarlo es hacer algo poco excitante: si ese ratites un momento de lo más animado, jamás querrque se acabe; si, por el contrario, es agradablepero sin permitir que el crío se exalte, será má

fácil ponerle punto final. Como comprenderéis, n


78/258

e causará el mismo efecto que le contemos ecuento Los tres cerditos cantando a voz en grit«¿quién teme al lobo feroz?», que se lo leamo

ranquilamente.A partir del año todavía necesitará dormbastante, pero lo hará principalmente por la nochePor regla general, el niño que haya sido mu

dormilón, lo seguirá siendo, y viceversa, o sea quno os hagáis ilusiones si no lo ha sido hasta ahoraAl principio todavía necesitará dos siestas, unmatutina y otra por la tarde, pero hacia los 1

meses los críos suelen atravesar un algo difícique no lo es menos para los papás. En estmomento, dos siestas pueden ser demasiadas, peruna es insuficiente. Esto se traduce en que e

pequeño no querrá irse a dormir por la mañanapero, al no hacerlo, caerá rendido justo antes dcomer. Esto provocará que coma tarde, vuelva negarse a dormir la siesta y, por culpa de

cansancio, se ponga caprichoso y quejoso hasta l


79/258

noche, cena problemática incluida. Esto suelesolverse de forma espontánea en 1 o 2 mese

entonces, le bastará con una sola siesta después d

comer.Uno de los peligros de las siestas es qumuchas veces se alargan demasiado, lo que econtraproducente, porque rompen el ritmo de

ueño del crío: por más que nos apetezca, npodemos pretender que un niño que ha dormidmucho durante el día, también lo haga por lnoche. Por ello, en ocasiones no tendremos má

emedio que despertar a nuestro hijo. Tened ecuenta que cada vez que un niño se despierta duna siesta, por mucho y bien que haya descansadoe cuesta ponerse en marcha. Hay que tene

paciencia y darle de 15 a 30 minutos de cariño conversación suave para que recupere todas sufacultades antes de volver a su actividad norma

i se os ocurra lavarle o cambiarle antes, salv

que queráis arriesgaros a liar una buena. Moraleja


80/258

i alguna vez tenéis que salir, calcular de antemanel tiempo que necesitaréis para que recupere sbuen humor.

La siesta de después de comer sueluprimirse a los 3 años o 3 años y medio sobrodo por necesidades escolares. Esto puedesultar perjudicial, ya que cuando los crío

«cogen la cama», lo hacen con tanto sueño quduermen mucho más profundamente propiciandos episodios de sonambulismo y terrore

nocturnos[10]. Por ello, es recomendable que est

iesta se mantenga por lo menos hasta los 4 años, i es posible más.

SIESTA

ENTRE EL AÑO Y EL AÑO YMEDIO: Suprimen la siesta después del


81/258

desayuno sobre todo si asisten a laguarderíaALREDEDOR DE LOS 3 AÑOS Y 3

1/2: Suprimen la siesta del mediodíasobre todo por necesidades escolares

LO MÁS RECOMENDABLE ES NO SUPRIMIR LA SIESTA DESPUÉS DE COMER HASTA LOS 4

AÑOS

¿Cuándo puede considerar que un niño h

adquirido un buen hábito de sueño? Sintiéndolmucho, no podemos hablar de fechas, porque pomucho que un niño tenga un buen hábito de sueñono debéis fiaros: es importante que no dejéis d

practicar el ritual previo a la hora de acostars¡tampoco es pedir demasiado!), sobre todo si esteniendo problemas (pesadillas, miedos propio

de la edad) o en circunstancias especiales (cambi

de domicilio, llegada de un hermanito, etc).


82/258

No queremos poner fin a este capítulo sipedir que hagáis una pequeña reflexión. Muchaveces, los padres pecamos de tener expectativa

poco realistas con respecto al sueño de nuestrohijos. No es raro ver cómo parejas que sueleacostar a su pequeño a las ocho de la tarde lmantienen en pie hasta las once en vísperas de u

día festivo, esperando que así tarde más edespertarse al día siguiente, lo que, por cierto, nuelen conseguir. Tampoco es lógico qu

pretendamos que duerman larguísimas siestas, par

que nosotros podamos «descansar un rato», uego se vayan a dormir «a su hora». Tres cuartode lo mismo para aquellos papás que esperan quus hijos se metan en cama a las ocho de la noch

no se levanten hasta la diez de la mañana. ¡Sestán pasando!Aunque reconozcamos que no estaría mal qu

de vez en cuando pudiéramos apretar el botón d

«pausa» y el crío durmiera mucho, muchísimo


83/258

para poder darnos un respiro, eso es pedir umposible. Lo realista es aceptar que el niño tien

unas horas y que le enseñemos a dormir con una

pautas que le permitan adquirir un buen hábito deueño. Es lo mejor que podemos hacer por elloYa sabéis que un niño que a los 5 años no hestablecido unas buenas pautas de sueño

arrastrará el problema de por vida.

EL PIJAMA IDEAL

En invierno, le habremos de abrigar losuficiente para que no tenga necesidad de ser tapado con una manta. Cuando duermen, los pequeños dan vueltas sobre sí mismos y lesmolesta sentirse atrapados. Además, si sedestapan y no están suficientemente abrigados,el frío puede despertarlos (y, desde luego, perjudicar su salud). Para evitarlo la mejor


84/258

solución consiste en controlar la temperaturade la habitación y ponerle un pijama-manta: podrá moverse a sus anchas y siempre estará

abrigado. En verano, bastará con una camisetay el pañal, sin taparlo con la sábana.


85/258

IV

VOLVER A EMPEZAR (sobre cómo reeducar el hábito del sueño)

¿Qué es normal y qué no?¿Cuándo se ha de hablar de insomnio infantil?Hay padres de criaturas de un año y medio qu

consideran normal levantarse tres y cuatro vecepor noche para acudir al cuarto de su hijo, qu

lora o grita pidiendo agua o «bibe». No lo ehace tiempo que debería dormir de un tirón. Comampoco es normal que un crío de 8 meses tenga l

costumbre de estar despierto hasta la medianoch

nunca parezca tener sueño o que otro gritcuando, tras arroparlo y desearle las buenanoches, su madre sale de la habitación.

A partir de los 6-7 meses, todos los niño


86/258

deberían ser capaces de:

Acostarse sin llorar y con alegría.Conciliar el sueño por sí mismos.Dormir entre 11 y 12 horas de un tirón[11].Hacerlo en su cuna y sin luz.

Salvo que padezca algún trastorno orgánic

capaz de distorsionar su sueño —cólicos, reflujontolerancia a la leche, infecciones de las víaespiratorias altas, etcétera—, si un bebé de 6 o

meses no cumple los cuatro requisitos anteriore

puede padecer un problema de insomnio.¿Las causas? Hay dos:

Por hábitos erróneos (el 98 por ciento de lo

casos).Por problemas psicológicos (el 2 por cientrestante; nos ocuparemos de ello al final deste capítulo).


87/258

El insomnio por hábitos incorrectos es, pueel trastorno más frecuente y se caracteriza por:

Dificultad para que el niño se duerma solo.Frecuentes despertares nocturnos. Suelehacerlo entre 3 a 15 veces y les es imposiblvolver a conciliar el sueño de formespontánea y sin ayuda[12].Sueño muy superficial. Al observarlos stiene la sensación de que están «vigilandocontinuamente, cualquier pequeño ruido lodespierta.Menos horas de sueño de lo que es habitual su edad.

Cuando esto sucede, los padres empiezan

utilizar las técnicas que les parecen más lógicapara dormirlo como darle agua, mecerlo, cantarlecogerlo de la mano, mesarle el cabello, acariciarla espalda… cualquier cosa con tal de que el niñ

concilie el sueño (como hemos visto, no es rar


88/258


89/258

DEFICIENTE ADQUISICIÓN DEL HÁBITO DELSUEÑO

Ya sabéis que a dormir bien se aprende y qupara adquirir un buen hábito del sueño hace faltque se cumplan una serie de requisitos:

1. Los padres han de mostrarse tranquilos seguros de lo que hacen y siempre hacer lmismo.

2. El niño ha de asociar el sueño con una seri

de elementos externos que permanezcan a slado durante toda la noche: cuna, osito, etc.

Y como eso es exactamente lo que necesitamo

para reeducar el hábito del sueño de vuestro hijovamos a olvidarnos del pasado: imaginaremos quvuestro pequeño ha nacido hoy y lo vamos a tratacomo a un recién nacido, independientemente de s

iene 6 meses, un año y medio o 5 años. En otra


90/258

palabras, volveremos a empezar… sólo que partir de ahora, mamá y papá nunca van a dudar dcómo dormir a Juanito. Aunque a veces hablemo

de chupetes y de situaciones propias de bebés, estécnica vale para niños hasta los 5 años, por lque si es el caso de vuestro hijo, debéis aplicarlgual, obviando los detalles propios de los má

pequeñines.Dicho así parece fácil, pero seguramentvuestra seguridad esté bajo mínimos, lo que no ede extrañar después de tantas recetas fallidas. N

mporta. Desde este momento y durante todo eproceso de «reeducación» habréis de actuar comi tuvierais las ideas muy claras, al menos en l

que se refiere al sueño infantil (y no dudéis de qu

vuestro «corazoncito» flaqueará cuando oigáilorar a vuestro hijo). Recordad que lo importantno es lo que le decís a vuestro pequeño, sino lactitud que le transmitís. Si lo que percibe e

vuestra seguridad, que estáis convencidos de qu


91/258

esto se hace así y sólo así, vuestro hijo aprendercon más facilidad[13].

Ahora hemos de elegir los elementos externo

que el bebé asociará con su sueño, sin olvidar quhan de permanecer a su lado durante toda la nocheDe entrada, necesitaremos algunos nuevos, porquel pequeño ya conoce todo lo que hay en s

habitación. Lo que haremos es crearlos. Para ellomientras Juanito esté cenando, papá le hará udibujo, dejando que el crío participe de la alegrídel proceso creativo: «Mira lo que hago. Voy

usar el color naranja. Vamos a pintarlo…». Comes natural, si el niño ya es capaz, puede participade una forma más activa. Bastará con un sencillol, aunque si el papá es un buen dibujante pued

complicarlo un poco más —un pajarito, uarbolito—, pero siempre teniendo en cuenta quién va dirigido.

Mamá, por su parte, puede construirle u

móvil. Tampoco ha de ser algo del otro mundo


92/258

bastará con un simple hilo del que cuelgue unbola de papel de plata arrugada. Si no es tan bebcomo para aceptar semejante ganga, ¿quién n

abe dibujar y recortar un avión, un barco o unmuñeca? No hace falta que sea una obra de arte, lmportante es que el crío tenga algo nuevo en l

habitación, algo que no haya tenido nunca.

En el capítulo anterior explicamos lmportancia de crear un ritual alrededor de lacción de acostarse.

Para reeducar a vuestro hijo seguiremos lo

mismos pasos: primero un baño relajante, despuéa cena, seguida de 5 a 10 minutos haciendo algagradable juntos (una nana, un juego relajado, ucuento) y, finalmente, darle las buenas noches

alir de la habitación mientras el niño está aúdespierto.Como creemos que la cuestión de la rutina y

ha quedado clara (páginas 56-57), ahora sól

queremos haceros una advertencia sobre la hora d


93/258

a cena: para reajustar el reloj de vuestro hijo ypor tanto, reeducar su hábito del sueño emportante fijar unos horarios de comida. Por ello

vuestro hijo deberá tomar su desayuno a las ochde la mañana, la comida a las doce del mediodíaa merienda a las cuatro de la tarde y la cena a la

ocho de la noche. La elección de este horario, e

el que hemos de ser bastante estrictos, tiene quver con que el cerebro de los niños está preparadpara acostarse entre las ocho y las ocho y medide la noche, ya que el sueño aparece con mayo

facilidad a esa hora. En verano, cuando se producel cambio horario, tendremos que acostarlo entras ocho y media y las nueve de la noche.


94/258

Imaginemos, pues, que son las 20.30 horas que Juanito, después del baño y la cena, está listpara irse a dormir. Papá y mamá entran en lhabitación con el pequeño y comparten unominutos con él (si es posible, hacerlo en el salón otro lugar que no sea su dormitorio). Tras este ratagradable, cualquiera de ellos le explica a Juanitque el dibujo que han hecho durante la cena es upóster y que lo van a colgar en la pared, al iguaque el móvil. Es imprescindible que el tono dvuestra voz denote tranquilidad. Si os mostráieguros, vuestro hijo, aunque tarde unos día


95/258

ambién acabará por sentirse seguro[14].Si aún duerme con chupete deberéis comprarl

varios, los que creáis necesarios, y colocárselo

donde se acueste. ¿Por qué? Pura lógica: cuande despierte en medio de la noche y busque schupete debe encontrarlo porque, si no, tendrá qulamaros para que se lo deis vosotros y no no

nteresa que eso ocurra.Hecho esto, uno de los dos escoge un muñecde los que ya tiene vuestro hijo y le pone unombre, digamos Pepito. Se lo presenta al crío y l

comunica que «a partir de hoy, tu amigo Pepitiempre dormirá contigo». Es importante que emuñeco lo elijamos nosotros, es parte de nuestrestrategia para demostrarle y demostrarnos nuestr

eguridad: no podemos permitir que sea el niñquien nos diga cómo se hacen las cosas, somos lopapás quienes le enseñamos el hábito de dormiSi vuestro hijo es mayorcito, no caigáis en l

entación de dejarle escoger a él. Tenga la eda


96/258


97/258

móvil, el muñeco y los chupetes) estará alcuando se despierte. Puede que de entrada le hagascos al pobre Pepito, pero cuando se despierte

as tres de la madrugada, su «fiel» amigo seguirallí y, aunque no sea lo mismo que mamá o papáque se han ido, o el biberón, que ha desaparecidoestará a su lado y no lo abandonará en ningun

circunstancia.Ya podemos dar el siguiente paso. Son la20.35 horas del «primer día de la vida de vuestrhijo». El póster está colocado, el móvil y lo

chupetes también, y Pepito y Juanito han sidformalmente presentados. Si no lo hemos hechaún, hemos de acostar al pequeño. Existen doposibilidades, según el lugar donde duerma:

Cuna: lo colocáis en ella y, si se resiste tumbarse, basta con dejarlo sentado. Si slevanta, no se lo impidáis. Tras dejarloseparaos de la cuna a una distancia qu


98/258

impida que el niño os pueda coger (siexagerar, bastará con un metro más o menosy actuad como si no ocurriera nada fuera d

lo habitual. Para él lo será y mucho, por lque no os extrañe que empiece a llorar. Nolvidéis que debéis mostraros muconvencidos de lo que hacéis.

Cama: lo raro sería que se acostara como sno sucediera nada. Juanito no tiene un pelo dtonto y sabe que le estáis dando gato poliebre. Lo normal será que al intentar meterl

en su cama, se levante nervioso y enseguidempiece a llorar. No intentéis acostarlo otrvez. Cogedle de la mano, sentadlo en vuestrregazo si queréis y, sobre todo, mantened l

calma.

Entonces, uno de vosotros se dirige al pequeñ le dice algo así como: «Amor mío, papá y mam

e van a enseñar a dormir solito. A partir de ho


99/258

dormirás aquí, en tu cuna con el póster, el móviPepito» y todo aquello que hayáis escogido, edecir las cosas que están alrededor y qu

permanecerán junto a él durante toda la noche. E«discurso» ha de durar unos 30 segundos, por lque es posible que debáis mencionarle hasta lacortinas y el corre pasillos (su triciclo, si e

mayorcito). No importa. Entienda o no lo que oyeo primordial es el tono… y eso es un deciporque lo más probable es que en ese momentesté llorando a moco tendido para lograr que la

cosas vuelvan a ser como hasta ahora (como espasado que para nosotros ya no existe). Ni casoSeguid hablando como si nada. Un truco parograrlo consiste en estar atentos a lo que decimo

es decir, concentrarnos en cada palabra qupronunciamos mientras le explicamos cómo van er sus nuevas noches.

Es ahora cuando papá y mamá han de mostra

u verdadera fortaleza. No deberán pensar e


100/258

uanito, que alza sus bracitos con cara de morirsde pena o, si es más mayor, grita desesperadporque quiere dormir en el sofá del salón viend

a película de la noche. Está claro que el niño nenunciará fácilmente a sus «privilegios». Lógico es que llore, grite, vomite, patalee, dig

«sed», «hambre», «pupa», «no te quiero»… lo qu

ea con tal de conseguir que os dobleguéis, pero nos inmutéis. Recordad: el niño no ha de decirnocómo se hacen las cosas, somos nosotros los quhemos de enseñarle a él. Y si os cuesta mucho

pensad que lo estáis haciendo por su salud y la doda la familia y que, si seguís al pie de la letra lanstrucciones, en siete días, como mucho, estaréi

durmiendo todos de un tirón.

Cuando hayan pasado los 30 segundos, uno dos dos volverá a colocar a Juanito en la cuna o ea cama, como crea que estará más cómodo, perólo una vez. Le acercaréis los chupetes de form

que pueda alcanzarlos y le diréis: «Buenas noche


101/258

amor mío, hasta mañana». Acto seguido, apagaréa luz y saldréis de la habitación, dejando la puert

cuatro dedos abierta. Si estáis oyendo música

viendo la televisión, podéis bajar un poco evolumen, pero sin convertir la casa en ucementerio, porque es Juanito quien se ha dadaptar a vosotros y no vosotros a él.

Insistimos, da igual la edad que tenga vuestrhijo, para vosotros es un recién nacido. La técnicpara reeducarlo es exactamente la misma parniños de 6 meses a 5 años; lo único que cambia e

que cuanto más mayor sea el crío, más capacidaendrá para utilizar dos «armas» muy peligrosas evuestra contra:

La palabra. A medida que el niño vcreciendo y adquiriendo vocabulario, lacosas se complican, ya que es capaz dmanipular a sus padres mediante el lenguaje No es extraño que la mayoría de los niño


102/258

insomnes hablen a edad temprana: poco papás se resisten a «socorrer» a un hijo qugrita «sed», «pupa» o «miedo», sin caer en l

cuenta de que su pequeño es más listo que ehambre y que se ha dado cuenta de que si diceso logra que le hagan caso (es el principide acción-reacción del que hablaremos e

breve). Si hiciera falta aprendería a dec«Nabucodonosor». ¿Cómo combatir estoenvites? Bien fácil: haciendo caso omiso dellos. Vuestro hijo es un recién nacido y par

vosotros no sabe hablar. La agilidad física. Le permitirá, poejemplo, saltar de la cuna o de la cama y saldel dormitorio en busca de papá y mamá. N

podéis pasaras la noche devolviéndolo a slecho. ¿Solución? Una valla colocada en lentrada de la habitación. Así evitaréis teneque cerrar la puerta, lo que aterrorizaría a

pequeño, pero cumple la misma función


103/258

porque el niño no podrá salir de su cuarto. Digual si se levanta, como si se quiere quedadormido en el suelo. Los niños no son tonto

y es raro que eso suceda, pero si ocurr bastará con que, una vez dormido, lo metamoen su cama. Lo importante es que esté en scuarto y cuando concilie el sueño lo haga al

y por sí mismo.

Hasta aquí os hemos explicado la historidesde vuestro lado de la barrera. Pero ¿qué pascon Juanito?

Los niños se comunican con los adultomediante el principio de acción-reacción. Epequeño realiza una acción porque esperconseguir una reacción por parte del adulto. Poejemplo, si a un bebé de seis o siete meses ldejamos en la cuna, le decimos buenas noches nos vamos, es posible que le dé por dapalmaditas y cantar «a-a-a». ¿Qué reacció


104/258

obtendrá como respuesta a esa acción? No muchoLo probable es que sus papás comenten entre ello«Mira qué mono» y no hagan nada más. Pero ¿qu

pasaría si gritara de una forma espantosaCorrerían a su cuarto para atenderlo justo leacción que busca el bebé. ¿Qué acción hará l

próxima vez que quiera «hacer formar» a papá

mamá? Está claro que no cantará ni darpalmaditas, preferirá el «heavy metal». Si un bebde medio año es capaz de hacer esto, que no sercapaz de hacer al año o más, cuando además y

epa hablar y moverse con cierta o total soltura.Después de todo lo dicho, no nos cabe lmenor duda de que Juanito es un ser inteligentemuy inteligente, y no va a doblegarse a nuestr

voluntad a la primera de cambio. Si el niño ve quo dejan en su cuna/cama y no le dan el tratamientde siempre, ¿qué hará para recuperar suprivilegios? Ir probando en busca de aquello qu

provoque la reacción que quiere de sus padres.


105/258

Volvamos al momento en que papá o mamá lestá soltando el discursito de buenas noches. Eposible que, apenas empiece, Juanito coja a Pepit

lo mande a freír espárragos y, acto seguido, lemprenda con los chupetes y salgan todos volandpor los aires. Si se los recogéis, él crío volverá irarlos, y si los recogéis otra vez, acabará

nuevamente en el suelo. ¿Quién gana? Está clarque Juanito, porque él ha realizado una acción vosotros habéis picado: ha logrado queaccionarais, que es exactamente lo que buscaba

¿Qué hay que hacer? Pongámonos en situaciónuno de vosotros está hablando con el niño y éstira las cosas para captar vuestra atención mientralora amargamente. El «portavoz» sigue habland

como si no pasara nada, y, una vez terminado ediscurso, las recoge todas, se las coloca en la cuncomo el que no quiere la cosa, le da las buenanoches, se gira y se va (si estáis los dos, os vai

os dos). Lo más probable es que Juanito la


106/258

vuelva a tirar, pero vosotros ya estaréis saliendde la habitación y no volveréis a recogerla¿Quién ha ganado?

Lo mismo vale si lo acostamos en la cama y ée levanta y volvemos a acostarlo. ¿Qué haráVolver a levantarse. No querréis estar así toda lnoche, ¿verdad? Juanito seguramente sí, porqu

eso significaría que estaríais junto a él. Por lanto, para no dejaros vencer, debéis colocar uanito como creáis mejor y, después, que haga l

que le venga en gana; nosotros, ni caso.

¿Qué otros trucos utilizará? Aparte de pedagua, decir pupa… trucos de los que ya os hemohablado, puede que vomite. No os asustéis, no lpasa nada: los niños saben provocarse el vómit

con suma facilidad. ¿Qué haréis? Sulfuraos podentro, pero manteneos impasibles por fueraimpiad el desaguisado, cambiadle las sábanas u pijama. Si hace falta y continuar con e

«programa de actos» como si nada hubier


107/258

ucedido.¿Qué más puede hacer Juanito? Llorar. Y n

ólo llorará, sino que lo hará mirándonos con l

cara más penosa que pueda poner. Es su arma máefectiva y lo sabe, al fin y al cabo, es el primeenguaje mediante el cual se ha hecho entender. Éabe que cuando llora, uno de los dos (papá

mamá) le suele responder primero y es a ése quien dirigirá su mirada (su llanto), a la espera dque pique. Está usando su lloriqueo como unforma de acción. Pero los papás, a estas alturas, y

aben distinguir cuando llora por dolor o parconseguir algo; por lo tanto, ya saben que Juanitno está «tan grave», por lo que deberán mostrarsranquilos y seguir con su discurso. Una ve

acabado, aunque llore, y ellos lloren por dentro, svan.

CÓMO REEDUCAR EL HÁBITO DEL


108/258

SUEÑO

1. Crear un rito alrededor de la acción de

acostarse (cantar una canción, explicar uncuento).

2. No se crea esta situación para que el niñose duerma sino sólo para que la asocie

con un momento agradable antes deiniciar el sueño solo.

3. Los papás deben salir de la habitaciónantes de que el niño se duerma.

4. Si el niño llora, los padres deben entrar con pequeños intervalos de tiempo paradarle confianza, sin hacer nada para quese duerma o calle, hasta que el niño

concilie el sueño solo.

Evidentemente, la «gran batalla» no ha hech


109/258

ino comenzar. Lo lógico es que en cuantabandonéis el cuarto Juanito eleve el volumen du serenata y sus llantos se dejen oír clarament

por toda la casa (puede que en el vecindario). Lque no podemos hacer es marcharnos y dejar uanito llorando hasta que caiga de pur

agotamiento (lo que, sin duda, os habrá

ecomendado erróneamente alguna vez). ¿Por quno? Porque estamos reeducándolo, ncastigándolo. Si nos vamos pensando «ya scansará y caerá rendido», lo que le transmitimos a

niño es que está siendo castigado o abandonadoSin embargo, tampoco podemos entrar en shabitación a consolarle hasta que haya transcurridun tiempo prudencial.

¿Cuánto? De entrada, sólo 1 minuto, pasado ecual, uno de los dos acudirá a su llamada para quuanito lo vea.

Nuestro objetivo no es que se calle, ni que s

calme, ni que se duerma: sólo lo hacemos para qu


110/258

note, para que sepa que no lo hemos abandonadoPor lo tanto, quien entre en su habitación squedará a una distancia prudencial de la cun

para que no se le agarre) o lo volverá a meter eella o en la cama, si es que ha salido, y le hablarotra vez, durante unos 10 segundos, para explicarlranquilamente lo que ya se le dijo antes: «Amo

mío, mamá y papá te quieren mucho y te estáenseñando a dormir. Tú duermes aquí con Pepitoel póster, los chupetes… Así que hasta mañana»Tras estas palabras, si había tirado las cosas, s

as coloca nuevamente en su cuna o en su cama e vuelve a marchar. Da igual si Juanito estgritando, llorando o ha vuelto a salir de lcama/cuna.


111/258

Y otra vez a aguantar… y a sufrir. Esta ve

esperaremos 3 minutos. Si transcurrido este tiempuanito sigue llorando, uno de los dos entrar

nuevamente en su dormitorio (podéis turnaros) hará exactamente lo mismo que hizo la ve

anterior. El siguiente tiempo de espera es de


112/258

minutos, tras los cuales, se repetirá la mismescena. A partir de este momento, se esperan minutos entre visita y visita, aunque si vuestr

ufrimiento impide esperar «tanto» podéis hacerlcada 3 minutos.Es fundamental que vayáis entrando en l

habitación del pequeño para que no se sient

abandonado. Ni se os ocurra dejarlo esperar máde 5 minutos, que es el tiempo máximo que puedestar solo durante el primer día de s«reeducación». Hacerlo sería una crueldad: lo qu

más teme un pequeño es que sus padres no lquieran, lo abandonen y éste es el mensaje qucaptaría si no cumplierais con vuestras visitas. Spor el contrario, vais a verlo y le habláis co

cariño, sin gritar, ni enfadaros y mostrando ungran tranquilidad, Juanito acabará entendiendo qupapá y mamá no lo han dejado solo, que lo quieremuchísimo, pero que por mucho que llore y mont

una escena no van a quedarse y que no pasa nad


113/258

por estar solo a la hora de dormir. Todo ello lranquilizará, le dará la seguridad que tant

necesita y, finalmente, logrará conciliar el sueño

os parece oír vuestra pregunta: «¿Cuánto tardaren dormirse?». A algunos niños les cuesta más qua otros captar el mensaje, pero lo habitual es qucomo máximo tarden 2 horas.

El caso es que Juanito se dormirá, pero comes un reloj que aún no ha sido ajustado, al cabo d, 2 o 3 horas volverá a despertarse. ¿Y qué hará

Llorar y/o gritar «sed», «hambre» o «miedo», po

citar algunos ejemplos. ¿Y qué haremos nosotrosVolveremos a enseñarle a dormir repitiendo todel proceso, respetando la tabla de tiempos. Comes el primer día, la primera vez aguantaremos u

minuto antes de entrar en su cuarto y echarle ediscursito: «Amor mío, mamá y papá entiendeque estás muy enfadado, porque te enseñamos dormir, pero tú duermes aquí con tu amigo Pepito

el póster… Buenas noches, hasta mañana». Y otr


114/258

vez fuera. La segunda vez se esperan 3 minutoantes de entrar y, a partir de la tercera, 5 minutos así hasta que vuelva a dormirse.

Hay que hacer esto independientemente de lhora que sea, porque el niño no entiende dhorarios. Pero mucho cuidado: cuando odespierte a las tres, cuatro o cinco de l

madrugada, lo más probable es que estéis agotado, por eso, será más fácil que caigáis en cualquierde los trucos que utilice para doblegaros. Bastarcon que una sola vez hagáis lo que el niño os pid

—agua, una canción, darle la mano «un momento»brazos…— para que perdáis la partida: todo lque hayáis logrado se habrá esfumado, habréiperdido el tiempo, porque se dará cuenta de qu

allí tiene una rendija por la cual colarse, y sercomo volver a empezar. Si, por el contrario, seguía rajatabla esta técnica, os sorprenderán la rapide la efectividad de este método.


115/258

Cuando el problema es psicológico

Al principio de este capítulo os dijimos qu

ólo el 2 por ciento de los trastornos de insomniienen causas psicológicas. En estos casos, lécnica descrita no necesariamente dará resultada que la causa no es un hábito mal adquirido, sin

algún problema de tipo emocional. En primeugar, debéis tener en cuenta que lo

acontecimientos que alteran a los padres tambiéafectan a los pequeños, porque si los padres está

ansiosos, los niños lo perciben y también lo estáncon lo que sus mayores no pueden transmitirles luficiente confianza y tranquilidad de ánimo par

que concilien el sueño.

Por otra parte, el crecimiento en sí producacontecimientos nuevos que pueden afectar muchal niño, esto se traducirá en una mayor ansiedadurante la noche. Situaciones como el traslado d

a habitación de los padres a la propia, e


116/258

nacimiento de un hermano, el inicio de lguardería, la visión de escenas violentas poelevisión… pueden angustiar a vuestro hijo

epercutir sobre su sueño.En estos casos, la solución pasa por averiguaa causa que provoca la ansiedad y solventarla. A

veces hará falta que el niño reciba tratamient

psicológico y si es así, lo normal es que los padreambién (separaciones, malos tratos…).

Importante: En el capítulo VIII «Preguntas espuestas» encontraréis explicaciones a alguna

de las cuestiones que probablemente os surgiráobre la aplicación de este método.


117/258

V

¿Y QUÉ PASA CON LA SIESTA?(sobre cómo ha de ser su sueño diurno)

Las ojeras de Paula lo dicen todo. Hace pocque su hijo David empezó a andar y, salvo lahoras en que duerme, el pequeño se pasa todo edía de acá para allá en busca de nuevos mundo«Sólo de mirarle me canso», explica resignada.

Probablemente, la mayoría de los padres cohijos de corta edad estarán de acuerdo con ella. Yno les falta razón, porque los pequeños sueledesarrollar una actividad frenética; a su escala

pero frenética! Para ellos, el mundo es un gracampo de juego, mejor aún, un inmensaboratorio donde experimentar. Todo les llama l

atención y quieren estar en todo, tocarlo todo


118/258

probarlo todo. Y, bromas aparte, hay que tomarsu ímpetu en serio, ya que gracias a esa curiosida a ese no parar se desarrollan física, intelectual

emocionalmente, ya un ritmo al que no lo volveráa hacer en la vida.Para que esta evolución se realice en la

mejores condiciones posibles necesitan una gra

cantidad de energía que básicamente obtienemediante una alimentación equilibrada y un buedescanso. De ahí la importancia de la siesta. Nbasta con que duerman bien por la noche, tambié

necesitan de un alto en el camino durante el dípara poder recargar pilas. Este tiempo ddescanso diurno varía con la edad: desde lnterminable siesta que es la vida del recié

nacido a ese corto descanso que se hace en lmayoría de las guarderías y que, por desgraciaacaba perdiéndose cuando los niños empiezan asistir a la escuela.

Dada su trascendencia, vamos a dedicar est


119/258

capítulo a la siesta. Primero nos ocuparemos dcómo ha de ser el sueño diurno de nuestros hijoen función de su edad. Después, de lo que hay qu

hacer si tienen problemas para dormir la siesta, yque muchos padres que aseguran haber reeducadel sueño de sus hijos por la noche se quejan de ldifícil que les resulta solucionar el probl

Duermete NiñoEduard Estivill

Documents

Transcript of Duermete NiñoEduard Estivill