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    UnIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI

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    ABOG. DANNY CHIPANA FARJE

    CAP Nº 04624

    OBJETIVOS:

    1.  Tener conocimiento de cual es la naturaleza del Estado. 2.  Tener conocimiento de cuales son los elementos del Estado. 

    3.  Conocer cual es el origen de la denominación del Estado. 

    4.  Conocer cual es el problema del origen del Estado. 

    5.  Conocer la relación entre los conceptos de Estado, Nación y Patria. 

    ESTADO Y SOCIEDAD

    1. Naturaleza Del Estado

    El Estado es sociedad más Poder, es decir, una sociedad políti camente organizada. La entidad o ser del Estado

    deriva de la sociabilidad humana. Estado y sociedad son indesligables en la práctica, si bien se les separa

    conceptualmente. En cuanto realidad socio-política, el Es tado es una obra del hombre, pero de acuerdo con la

    naturaleza social de éste. Como dice Heller, el hombre es producto y a la vez productor de la historia. En la historia

    que se produce actúa la ya producida. Analizar la naturaleza del Estado es un estudio conexo al de los elementos de

    su trama, que son la sociedad, el poder y el derecho. Como toda institución, el Estado es un producto de la

    interacción humana.

     Al Estado no lo advertimos en forma corpórea sino a través de sus acciones, esto es, a través de la legislación, de la

    administración pública, de la fuerza armada y de los símbolos. De ahí que su natu raleza aparezca inaprensible, y es

    que el Estado es un concepto, ante todo. Su realidad se concreta en la sociedad. El concepto de socie dad es más

    extenso que el de Estado; el primero representa el géne ro y el segundo la especie. No es un orden normativo, por

    más que las normas reflejen la estructura que decide darse. No está formado por hombres sino por actividades

    humanas.

     Aclarando la noción, enseña Carnelutti que una sociedad se lla ma Estado en tanto y en cuanto produce derecho.

    Precisamente la palabra Estado expresa la consistencia que la sociedad adquiere merced al derecho. “El Estado es

    una sociedad que está, es decir, que dura, porque el derecho impide la disgregación”.

    El destino del hombre es influido por lo social porque la exis tencia, como precisara Heidegger, comporta la

    dimensión de vivir con otros. Esta condición gregaria está en la esencia de la historia. El hombre es naturalmente

    social: ordena su vida a través de una convivencia necesaria. El Estado realiza una inclinación humana radial: la de

    organizarse políticamente. Pero el hombre, a la vez que recibe el Estado como una imposición de la realidad social,

    lo reforma a su voluntad.La Filosofía del Derecho nos explica el sentido radical de lo jurídico en la vida humana y en el universo. Nos presenta

    la socie dad como convivencia humana bajo unos mismos principios, se gún definió Ortega y Gasset, el cual aclara

    que el Estado es tam bién sociedad, pero no toda ella, sino un modo de ella. Es impor tante subrayar, además, la

    coexistencia de sociedad e individuo, para valorizar que el hombre, sea como persona o como colectivi dad, es el

    sujeto final, por lo que no puede ser como un medio para la grandeza del Estado.

    Con un fin didáctico, puede definirse el Estado como la colectivi dad humana organizada po! íticamente sobre un

    territorio. No tiene una existencia natural propia; es una entidad formada por la agrupa ción de individuos. De ahí que

    se empleen indistintamente los tér minos Sociedad y Estado, pues éste no es sino la forma más elevada de

    organización social. Como fenómeno social concreto, se distin gue de las demás agrupaciones por el elemento

    SEMANA Nº 02: ESTADO Y SOCIEDAD

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    Poder. Ante todo, cabe preguntarse, ¿cuál es la naturaleza o esencia del Estado? La naturaleza de su realidad es la

    de un ser de relación, vale decir, un tejido de comportamientos.

    Como estructura social-histórica, se basa y se sustancializa en los hombres en sociedad que lo componen; sin esta

    base social, el Estado no es nada. El concepto Sociedad es más general que el de Estado, pues éste, aunque muy

    importante, es sólo un aspecto de lo social, el aspecto político-jurídico.

    La naturaleza de su realidad es la de un ser de relación, pues no existe a la manera de un árbol o un animal, loscuales tienen sustan cia. El Estado no existe y subsiste por sí mismo; existe y subsiste en el ser de los individuos. No

    es la mera pluralidad de éstos, pues al conjunto de hombres agrega una realidad nueva: la relación de po der,

    indestructible y necesaria. De otro lado, el fenómeno social que llamamos poder político suscita una actitud

    intelectual, cuyo resul tado es el Estado.

    El Estado existe porque es pensado. No es una construcción a partir de lo real sino un concepto, porque su realidad

    reside en el espíritu de los hombres que lo componen, como explica Burdeau. Es una institución de instituciones, la

    institución suprema, algo que ha sido fundado.

    El Estado es un ser de derecho que resume abstractamente una colectividad humana. Definirlo por sus elementos es

    didáctico, pero equivale a una presentación heterogénea, que pugna con la esencia unitaria y homogénea del

    Estado, tal como advierte Jorge Xifra Heras. Sumar sus elementos es una manera aritmética de definirlo, por

    yuxtaposición, pero no brinda la concepción unitaria que le corres ponde. Con todo, en calidad de aproximación al

    personaje Estado, es válido definirlo por sus tres elementos, pueblo, territorio y poder, agregando la finalidad que lo

    anima, es decir, el bien común. El po der y el fin son los datos que fundamentan el orden jurídico, el cual es la textura

    institucional del Estado.

    2. Elementos del Estado

    Pueblo, territorio y poder son los tres elementos del Estado. Si se añade que el poder existe para realizar el bien

    común, la defini ción se completa. Algunos autores consideran como un cuarto ele mento el ordenamiento jurídico,

    pero nosotros creemos que tal ar quitectura de normas es la producción del Estado, a la vez que el sistema que lo

    estructura. Refleja la voluntad que dicta las normas, es decir, el Poder. Esencialmente, el Estado es poder, impuesto

    ini cialmente y más tarde institucionalizado. Derecho y Estado se entremezclan y se suponen recíprocamente. Losactos coactivos que caracterizan al Derecho y al Estado son los mismos. El Estado, como dice Del Vecchio, puede

    concebirse en dos formas: 1. Como unidad de un sistema jurídico que tiene vigor positivo, esto es, que puede ser

    impuesto por la fuerza; 2. Como sujeto invisible pero real de ese mismo orden jurídico.

    3. Origen De La Denominación “Estado 

    La palabra Estado es moderna y corresponde en puridad a la unificación política lograda después de la era medieval.

    Para los griegos, la palabra polis o ciudad expresaba la comunidad dife renciada por un modo de vida propia. El

    Estado era entendido por los romanos como res publica o civitas. Del uso de expresiones tales como “status rei

    romanae” puede provenir la voz Estado. Al extender su dominación, Roma llamó imperium a su organización política,

    acentuando así el elemento decisivo del concepto Estado, que es el imperio o potestad de mandar. En el derecho

    germánico también se acentuó el elemento de dominio, pues el Estado fue llamado “Reich”, voz que procede de

    “regnum”, que significa mando de un príncipe.

    El Estado moderno en cuanto construcción consciente u obra de arte, apareció en la Italia de los siglos XIV y XV,

    cuando se cen tralizó el poder por reacción contra el feudalismo. La denomina ción “Estado” fue acuñada por

    Maquiavelo, desde las líneas ini ciales de su obra El Príncipe. Tal acepción de la palabra “stato”, derivada de la voz

    latina “status”, que expresa un orden, vino a responder a una necesidad general, ya que ninguna de las voces antes

    usadas servía para denominar la pluralidad de formas polí ticas existentes en la Italia renacentista. Unido al nombre

    de una ciudad como Florencia, Génova o Venecia, el término “stato” dio expresión a todas las formas, fueran

    republicanas, monárquicas o tiránicas, o bien aplicadas a sólo una ciudad o a toda una región sometida a una misma

    autoridad. La nueva denominación fue adoptada antes de dos siglos por los principales idiomas y su uso se convirtió

    en universal.

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    4. Formación Histórica Del Estado 

    El Estado es el resultado de una larga evolución de la conviven cia humana. Aparece con la civilización sedentaria,

    cuando el gru po pasa de la vida nómada a la vida agraria. Con el Estado se alcan za el grado más alto de la

    organización social, el de una unidad colectiva dotada de capacidad para la auto-determinación y regida por una

    ordenación jurídica. El hecho de que el hombre esté natu ralmente destinado a la convivencia fue lo que determinó

    las for mas primitivas de la vida social y la aparición del Estado.Los elementos humanos más próximos del Estado no son los individuos, puesto que la sociedad no es un agregado

    de átomos, sino las comunidades locales y las familias. Se ha constituido histó ricamente por la asociación de los

    grupos naturales, esto es, la fami lia y comunidades locales, las cuales formaron un grupo superior en cuyo

    desarrollo se fueron distinguiendo las funciones que hacen necesario el Poder, que son básicamente las siguientes:

    1. Establecer reglas para las actividades del grupo.

    2.  Hacer efectivas dichas reglas, contrarrestando los actos que estén en conflicto con ellas.

    La primera sociedad natural fue, sin duda, la familia. Por exten sión o crecimiento espontáneo de la familia, o bien

    por agregación de otras, se formaron el clan y la tribu. Esta fundó la ciudad, reali dad permanente que arraiga al

    hombre a un territorio. Las necesi dades de la defensa común y el intercambio comercial favorecieron la agregación

    de ciudades dentro de una más vasta unidad social: la nación. Sólo dentro de ella puede el hombre realizar susdestinos y alcanzar el mayor grado posible de perfección.

    Históricamente, ha sido el Poder el que ha creado al Estado, organismo social encargado de realizar el derecho. Lo

    más probable es que el Estado reconozca su origen en el acatamiento tácito de la autoridad de quienes asumieron el

    Poder por un simple impulso de voluntad. La coexistencia de familias, o bien quizá la sujeción de unas familias a

    otras, añadida a la descendencia común de una es- tirpe, no bastan para dar nacimiento a la sociedad civil, que es

    específicamente distinta de la familia. Se precisa siempre un factor de asentimiento a las obligaciones recíprocas, de

    costumbre o acep tación tácita, para explicarse la formación del Estado.

    El poder del Estado moderno es incontrastable. Desde el siglo XV ha venido dominando toda feudalidad. El ejército

    permanente, la burocracia jerarquizada y el establecimiento de impuestos gene rales lo han emancipado. Concentra

    el empleo legítimo de la fuerza e impone su dominación.

    5. El Problema Del Origen Del Estado 

    El problema del origen del Estado no es tan fácil de resolver como el de su definición, pues ésta se hace en vista de

    tres elemen tos empíricos: un territorio, un pueblo y un gobierno. Como quiera que el problema del origen y el

    problema de la esencia del Estado son de carácter predominantemente sociológico y filosófico, respec tivamente,

    muchos juristas han renunciado a investigar los princi pios esenciales del Estado y se limitan a enfocar su atención

    sobre el estudio del derecho positivo. Así, el eminente tratadista Hans Kelsen sostiene que la teoría política debe

    renunciar por principio a todo intento de explicación del Estado y sus fuentes, pues su causalidad es metajurídica, ya

    que se halla más allá de la ciencia del Estado. Según Kelsen, cada Estado debe ser estudiado con pautas puramente

     jurídicas; la norma original de cada Estado, la ursprungnorm, deter mina la naturaleza de su estructura y el estudio

    de dicha norma original escapa a la teoría política. A una conclusión igualmente escéptica llegó Carré de Malberg, quien afirmó que la ciencia del derecho no se

    relaciona con la investigación del origen del Estado, problema ajeno al examen de los juristas. Semejante conclusión,

    válida para los juristas, no lo es para la politología, pues comporta una abdicación de la ciencia política a su carácter

    de ciencia si renunciara a ofrecer una explicación racional de las causas primeras.

    El problema del origen del Estado, extremando su planteo, consiste en saber si el Estado existe como una exigencia

    de la naturaleza humana o si es una creación de la voluntad. El problema interesa directamente al Derecho, pero

    pertenece a la filosofía social, pues entraña un juicio de valores; equivale a preguntarse si el Estado es dado o

    construido. La respuesta acertada es una media entre ambos extremos, pues el Estado es natural por su origen y

    también es vo luntario por el hecho de contar con el asentimiento del grupo.

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    Entre las diversas teorías sobre el origen del Estado, merecen especial estudio las cuatro siguientes: la teoría

    organicista, la teoría de la lucha de clases, la teoría del contrato social y la teoría de la naturaleza social del hombre.

    6. Teoria Organicista

    En general, los organicistas establecen analogías entre el indivi duo orgánico, inclusive los animales inferiores, y el

    compuesto so cial. Para sus representantes, que son particularmente Spencer, Spengler y Kjellen, la sociedad es unorganismo, es el producto de la evolución histórica. Bluntschli extremó tal concepción, afirmando que el Estado

    alemán era de sexo masculino y había alcanzado su edad viril con Federico II.

    La célebre comparación de Platón de que el Estado es como un hombre en grande, no da a entender que el filósofo

    haya concebido el Estado como un organismo biológico, sino más bien como una unidad de voluntad. La concepción

    de Aristóteles se acerca más a la teoría organicista, pues advierte una analogía en el hecho de que el Estado, al

    igual que el hombre o los animales, posee órganos y fun ciones que hacen posible la vida del todo.

    Spencer vio en el Estado a un organismo biológico, pero se ufa naba de que el Poder iría disminuyendo con el

    progreso democráti co. La experiencia ha demostrado lo contrario, pues por doquiera se ha producido la acentuación

    del poder. Por eso, el eminente biólogo Huxley afirma que la analogía del cuerpo político con el cuerpo fi siológico

    sirve, más bien, para justificar el crecimiento de la autori dad gubernativa. “Supongamos que, de acuerdo a esta

    doctrina, cada músculo arguya que el sistema nervioso no tiene derecho a intervenir en su propia constricción si no

    es para impedir la constricción de otro músculo; o que cada glándula pretenda segregar de modo que su secreción

    no moleste a ninguna otra; supongamos a cada célula entregada a su propio interés, y que el dejar hacer presidiese

    en «el todo», ¿qué ocurriría al cuerpo fisiológico? La verdad es que el po der soberano del cuerpo piensa por el

    organismo fisiológico, actúa por él y gobierna con mano de hierro todas las partes que lo compo nen. Inclusive los

    glóbulos sanguíneos no pueden tener una reunión pública sin que se les acuse de causar una congestión, y el

    derecho, al igual que otros déspotas que hemos conocido, llama enseguida al acero del bisturí”.

    La teoría organicista yerra en cuanto desconoce la diferencia radical que existe entre la composición de la sociedad y

    la del orga nismo, pues mientras en éste los órganos existen para servir al con junto, en el Estado cada individuo

    tiene un fin propio. Pero tiene un mérito indiscutible: haber puesto de relieve el carácter real del Esta do, en oposición

    a la doctrina de los liberales, imperante en el siglo XIX, que hacía del Estado una simple construcción jurídica, unmero producto ideológico.

    Para el más importante de los organicistas modernos, Rudolf Kjellen, los Estados cuyo proceso conocemos por la

    historia son ver daderos seres vivos, aunque no en el sentido biológico; están dota dos de sensibilidad y de razón e

    influidos en cierta forma por el territorio. Fue él quien propuso dar el nombre de Geopolítica a la investigación del

    fundamento geográfico de los Estados. Subrayó así la importancia del elemento espacial para las naciones. En su

    célebre obra El Estado como forma de vida, dice Kjellen: “Los Estados son realidades objetivas que residen fuera de

    los individuos y al mismo tiempo dentro de ellos; por eso están sometidos al influjo de las leyes fundamentales de la

    vida. Desde que Platón, por vez pri mera, concibió el Estado como forma humana, no ha dejado nunca de discutirse

    filosóficamente este problema del Estado como perso nalidad. Desde que Menennius Agripa explicó la fábula del

    estó mago y los miembros del cuerpo, los estadistas prácticos no han abandonado la idea de que el Estado es un

    organismo. Si lo esencial de éste es que puede desarrollarse en la lucha por la existencia mediante su propia fuerza

    interior, podemos dar por terminada la dis cusión sobre la esencia del Estado. Estado es una forma de vida, sujeta a

    la influencia de las grandes leyes que rigen la misma”.

    La concepción organicista tiene similitudes con la concepción romántica e historicista que supone la existencia del

    alma popular, es decir, de una psique colectiva. Ambas son de tipo comunitario; hacen predominar el valor colectivo

    sobre las personas individua les. La tendencia es en gran parte germana, pues el pensamiento alemán es proclive a

    atribuir esencia al todo social, a una estructura que insume al hombre. Desde Hegel al comunismo de nuestros tiem

    pos cabe observar que la noción de individuo es sustituida por la de estructura o totalidad. En cambio los latinos

    admitimos la impor tancia de la colectividad, pero mantenemos como sujeto real y esen cial al hombre, cuyo

    desarrollo debe armonizarse con el de la socie dad en que vive inmerso.

    Los organicistas extreman el planteamiento forzando una disyuntiva, al igual que los contractualistas, pues dicen: El

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    Estado proviene o bien del impulso natural o bien de la libre voluntad del hombre. Pero estos dos factores no tienen

    porqué ser opuestos como lo hacen ambas teorías, igualmente extremas y unilaterales. En efec to, la Sociedad y el

    Estado provienen de ambas causas a la vez, esto es, de una inclinación que impele al hombre a la vida en sociedad,

    y de la libre voluntad humana, que es la que da forma concreta a la comunidad y la remodela continuamente.

    7. Teoría de la Lucha de Clases

    Según ella, el Estado es una superestructura de opresión de la clase poseedora, impuesta con el fin de asegurar unorden de privi legios. En forma rotunda, fue Marx el primero en sustentar esta teo ría, si bien su crítica se contrajo

    sólo al Estado actual, sin profundi zar en cuanto al origen mismo del Estado. En el Manifiesto Comunis ta, de 1848,

    llamó al Estado “comité de gerencia de la burguesía”, afirmando que la clase preponderante funda su posición

    política en la tenencia de los medios de producción. “La estructura económica de la sociedad es la base real sobre la

    que se levanta el edificio jurídico y político, y a la cual corresponden determinadas formas de la conciencia social”. La

    estructura económica, las condiciones de pro ducción, es lo que determina la superestructura política y la ideolo gía.

    En el siglo XIX, cuando las relaciones de producción y la evolu ción cultural condicionada por ellas permitieron

    descubrir que la servidumbre humana deriva de la propiedad privada, dice Marx, el hombre advirtió que se halla

    enajenado al Estado por la ilusión de encontrar en él un instrumento de seguridad y libertad.

    Engels, amigo y discípulo de Marx, señaló en la base de la civi lización la explotación de una clase por otra. En suobra más impor tante, Origen de la familia, de la propiedad y del Estado, afirma que el Estado no existe desde toda la

    eternidad, que hubo sociedades que se pasaron sin él y que no tuvieron ninguna noción de la autoridad. “En cierto

    grado del desarrollo económico, necesariamente unido a la escisión de la sociedad en clases, esta escisión hizo del

    Estado una necesidad impuesta por los poseedores para continuar imperando sobre los proletarios. La burguesía, al

    crear la gran industria, ha crea do el proletariado y éste habrá de enterrarla”.

    En la obra citada, Engels afirma: “No faltaba más que una cosa; una institución que no sólo asegurase las nuevas

    riquezas de los individuos contra las tradiciones comunistas de la organización de la gens, que no sólo consagrase la

    propiedad individual tan poco estimada previamente e hiciese de esta santificación el fin más ele vado de la sociedad

    humana, sino que, además, legitimase en nom bre de la sociedad en general las nuevas formas de adquirir la pro

    piedad que se desarrollasen unas después de otras, es decir, el creci miento cada vez más acelerado de las

    riquezas; en una palabra, una institución que no sólo perpetuase la naciente división de la socie dad en clases, sino

    también el derecho de la clase poseedora de ex plotar a la que no poseyese nada, y la preponderancia de la primera

    sobre la segunda”... “Y se inventó el Estado”.

    El marxismo postula que la sociedad es anterior al poder y al derecho. Estos aparecieron por obra de la usurpación y

    la violencia, cuando algunos introdujeron la propiedad privada de los medios de producción. La división del trabajo ha

    engendrado la diferenciación política, la cual entraña la alienación de la sociedad en favor de la clase

    económicamente fuerte. Para restituir la sociedad a su pure za original, deben ser eliminadas las clases. Aparecida

    sin derecho ni Estado, la sociedad continuará existiendo sin ellos, puesto que son fenómenos efímeros y pasajeros.

    Para el marxismo, todo esfuerzo de libertad política es un enga ño si el hombre sigue estando alienado social y

    económicamente. I. política no es sino un reflejo de la realidad social y el Estado desapa recerá cuando se extinga la

    lucha de clases. Contradictoriamente, la experiencia soviética ha demostrado que son los instrumentos polí ticos losmás eficaces para alterar los mecanismos socio-económi cos, y no a la inversa. Era utópica la teoría de Marx,

    enunciada en escritos anteriores al Manifiesto Comunista, en los manuscritos de 1844, respecto de que la vida civil

    no tiene necesidad de ser integra da por el Estado, de que es éste quien resulta mantenido por la vida civil de

    relación, es decir, por el conjunto de relaciones de produc ción y distribución, y no a la inversa. El marxismo, que

    erigió en doctrina la primacía de lo económico sobre lo político, ha realizado lo contrario: la primacía de lo político

    sobre lo económico. La nacio nalización de los medios de producción no ha logrado un aumento de la producción

    que permita atender las necesidades de todos, como afirmó Marx. Tampoco, ha conducido a la abolición de las

    clases ni menos aún, a la extinción del Estado.

    Sin conexión ideológica con Engels y Marx, algunos sociólogos con invocación a cierta antropología arbitraria, han

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    basado la dife renciación política en la raza y en las predisposiciones individuales heredadas. Gumplowicz en el siglo

    XIX y Franz Oppenheimer en el XX han asegurado que el Estado es una institución social impuesta por un grupo

    victorioso de hombres a una estirpe vencida, con el único fin de regular la dominación y precaverse contra rebeliones

    internas. Posteriormente, estas diferencias de raza se han transfor mado en diferencias de clase. El Estado, para

    dichos autores, es un instrumento de opresión clasista. Al igual que Marx, Oppenheimer sostuvo que, al desaparecer

    la expoliación de una clase por otra, desaparecerá también el Estado para ser reemplazado por una so ciedad delibre armonía.

    Las teorías que conciben al Estado como un órgano de domina ción clasista no alcanzan a explicar la sumisión del

    grupo primitivo a la casta sacerdotal o la colonización de los territorios inhabitados. Tampoco explican

    satisfactoriamente el Estado actual, cuya política consiste en prestar protección a las clases no poseedoras y en regu

    lar el poder de la riqueza. En la actualidad, por elemental sentido de defensa, el Estado impone restricciones al poder

    económico y hace viables, continuamente, nuevas formas de redistribución del ingreso. La notable elevación del nivel

    general de vida en los países de Europa Occidental, por ejemplo, así como la extensión de la clase media, hacen

    patente dicho impulso. Nuestra era es altamente polí tica y la jerarquía social resulta muchas veces derivada de la

     jerar quía política. El poder político es hoy más fuerte que cualquier clase económica y se dirige a la protección

     jurídica general y al bienestar de la mayoría. El nacionalismo de los países en desarrollo, que plan tea redistribuir la

    riqueza, ha fortalecido al Estado, tanto en lo inter no como frente a los países altamente capitalizados.

    8. Teoria del Contrato Social

    Sostenida especialmente por Hobbes y Rousseau, aunque ex puesta indeterminadamente por varios autores desde

    muy antiguo, la teoría del pacto social afirma que el Estado proviene de la con vención de los hombres. En sus

    tratados De Cive y Leviatán, fue Hobbes el primero en exponer la tesis del contrato. Es importante anotar que la

    hipótesis del pacto celebrado por los individuos con duce a Hobbes a legitimar el absolutismo del príncipe, en tanto

    que a Rousseau lo lleva a afirmar la soberanía popular.

    Hobbes, el gran teórico del absolutismo, parte del supuesto de que el hombre es un ser anti-social, lo que ha hecho

    necesario el Estado como autoridad omnipotente e incontrastable, nacida del temor. Los hombres lo han establecido

    para asegurar un orden que sustituyera el estado natural de la sociedad, que es el de una lucha implacable: “hornohornini lupus”. El hombre primitivo se vio ante la disyuntiva de la anarquía o la autoridad absoluta del Estado y con

    vino en admitir esa autoridad como precio necesario para su seguri dad. El hombre, animal egoísta, nada sabe de lo

    que es justo e injusto; obedece a sus naturales apetitos y aversiones, lo que determina ría un estado permanente de

    lucha si no se hubiera conferido la au toridad suprema al Estado, al que los hombres obedecen porque cuenta con

    fuerza para obligarles.

    Por ser fundamentalmente racionalista, Hobbes atribuye la for mación de la sociedad a un “contrato de paz” y

    subraya la impor tancia del poder, que ha recibido en transferencia los derechos indi viduales porque el ejercicio

    anárquico de ellos conduciría a la des aparición de la paz social.

    La tesis política de Rousseau es expuesta en su Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre

    los hombres, que es un ensayo de historia conjetural del género humano, y más amplia mente en El contrato social.

    Sostiene que el hombre es un ser bueno y social por naturaleza. En el origen, todos los hombres eran libres e

    iguales; los más fuertes se impusieron a los demás y crearon la pro piedad privada conjuntamente con el predominio

    político. El pri mero que cercó un campo y dijo “esto es mío” fue el factor de la infelicidad humana. La sociedad civil

    se ha constituido por un pac to tácito acordado con el fin de proteger bienes y personas. Por vir tud de dicho pacto,

    “cada uno, uniéndose a los otros, no obedece, a pesar de esto, más que a sí mismo y permanece tan libre como an

    tes”, pues obedece a la voluntad general. De esta manera, el hombre se despoja de su derecho de libertad en favor

    de la comunidad. Pierde su voluntad particular, sometiéndose a la voluntad general expre sada por la mayoría. Tal

    concepción es una petición de principio o círculo vicioso, puesto que el pacto supone como condición previa la vida

    en la sociedad, ya que sin aquella experiencia social no po dían haberse advertido las ventajas del orden civil.

    Rousseau se pregunta por qué el hombre está por todas partes encadenado o sometido a una disciplina social. Del

    estado natural de libertad, ha pasado al estado de sujeción por virtud del pacto social, cuyas cláusulas se reducen a

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    una sola, a saber: “la enajena ción total de cada asociado, con todos sus derechos, a la comuni dad”. En

    compensación, el hombre ha recibido la libertad civil, que si bien es más restringida, es también mucho más eficaz,

    puesto que está garantizada por la voluntad general. Como quiera que el hombre ha consentido en perder su libertad

    natural, “la obediencia a la ley que uno se ha prescrito es libertad”. Sólo un convenio, dice Rousseau, es capaz de

    constituir un pueblo, es decir, un cuerpo moral y colectivo, dotado de personalidad.

    Para la tesis pactista, por tanto, el Estado no proviene de la na turaleza. Incurriendo en contradicción, el propio

    Rousseau deja en tender que la vida en sociedad es una exigencia de la naturaleza:“supongo a los hombres habiendo llegado a un punto en que los obstáculos que atentan a la conservación en estado

    de naturaleza exceden a las fuerzas que cada individuo puede emplear para man tenerse en este estado. Entonces

    ese estado primitivo ya no puede subsistir; y el género humano perecería si no cambiase su manera de ser”. Así

    reluce que si los hombres acordaron vivir en sociedad para no perecer, no eran libres para convenir lo cóntrario.

    En otro pasaje dice que “el tránsito del estado de naturaleza al estado civil produce en el hombre un cambio muy

    notable, susti tuyendo en su conducta la justicia al instinto y dando a sus accio nes la moralidad de que antes

    carecían... Por más que se prive en este estado de muchas ventajas que recibe de la naturaleza, gana otras muy

    considerables, sus facultades se ejercitan y desarrollan, sus ideas se amplían, sus sentimientos se ennoblecen, y su

    alma entera se eleva a tal punto que, si los abusos de esta nueva condi ción no lo degradasen a menudo por debajo

    de aquella que antes tenía, debería bendecir sin cesar el feliz instante que lo arrancó de ella para siempre y que, deun animal torpe y limitado, lo hizo un ser inteligente y un hombre”.

    Bien mirada, la posición de Rousseau no repudia la sociabilidad natural del hombre y tiene el mérito de haber

    redescubierto la co munidad. Al afirmar que el individuo realiza su condición de hom bre en la sociedad política, está

    reconociendo que ésta es necesaria al perfeccionamiento humano. Creemos obvio que el deseo de or den social no

    ha aparecido de súbito, sino que se exteriorizó al desa rrollarse las agrupaciones locales, pero, aunque no haya

    nacido con el primer hombre, es innegable que pronto se hizo sentir como una exigencia de la naturaleza humana.

    Por tanto, si la voluntad huma na tradujo una tendencia natural, la sociedad ha nacido de la naturaleza y el orden civil

    no depende de la pura voluntad ni puede ser disuelto por acuerdo.

    En la teoría del pacto social lo más importante es la afirmación de un elemento voluntario en la institución del Estado.

    Si bien la cau sa primaria de la sociedad política reside en la naturaleza humana, no puede negarse que es la

    voluntad la que ha coordinado los es fuerzos y que la razón ha admitido las ventajas de la vida en socie dad, con lo

    que se formó un consenso general de obediencia. La tendencia natural fue estimulada, sin duda, por la

    comprobación que la experiencia proporcionó respecto de las bondades del orden y de la seguridad colectiva.

    Seguramente fue así como nació el Esta do, por exigencia de la naturaleza y por el propósito o voluntad de mantener

    una organización.

    9. Teoria de la Naturaleza Social del Hombre

    Confirmando enseñanzas de Sócrates, Platón afirma como ori gen del Estado la necesidad de asociarse dada la

    insuficiencia del hombre. En su célebre tratado Politeia, voz que equivale a Estado y que fue traducida por los

    romanos como La República, el filósofo enuncia una organización ideal cuyo fin es la justicia.

    Sostiene que la ciudad se formó con vistas a lo necesario “por darse la circunstancia de que ninguno de nosotros sebasta a sí mis mo, sino que necesita de muchas cosas”. Son las necesidades las que construyen el Estado, cuya

    población se diversifica por razón de la división del trabajo. De la clase de los guardianes de la sociedad, de los

    guerreros, salen los gobernantes.

    De acuerdo a su concepción idealista, Platón atribuye al Estado una existencia propia que, en cuanto idea, es más

    real que la de los individuos que lo componen. Esta individualidad colectiva guarda analogía ética y fisiológica con la

    naturaleza humana, pues se funda en tres facultades diferentes: razón, valor y deseo. A cada una de estas

    facultades corresponde una clase social. Los magistrados co rresponden a la razón; sus almas están fabricadas con

    el metal más noble, el oro, siendo su función el gobernar. Los guerreros están animados por el desprecio al peligro y

    el amor a la gloria; están hechos de plata y tienen por misión la defensa de la comunidad. Los artesanos y los

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    labriegos, hechos de hierro y de bronce, respec tivamente, están motivados por la necesidad de ganar el sustento;

    por excepción, puede surgir de entre ellos un hombre con virtudes de oro y encumbrarse a la clase más alta.

     Aristóteles, que estudió los Estados reales a través de centenas de constituciones, afirmó la polis, el Estado, como

    una comunidad natural. En su tratado La Política trata del origen y naturaleza del Estado, de sus formas de

    organización y de sus funciones. El Esta do, dice, es un hecho natural; el hombre es por naturaleza un ani mal

    político, destinado a vivir en sociedad. La ley impone una obe diencia en la que son libres e iguales los ciudadanos ylos gobernan tes. Señala el valor impersonal de la ley y las excelencias de un go bierno fundado en el bien general.

    Mira al Estado, la polis, como una asociación política originada en la naturaleza humana.

    También la filosofía cristiana explica el origen de la sociedad civil o Estado como institución de la naturaleza. En la

    encíclica Inmortale Dei, relativa a la constitución del Estado, afirma León XIII: “El vivir unido en sociedad es una

    tendencia natural del hombre, pues siéndole impo sible procurarse todo lo necesario y útil para la vida y alcanzar su

    per fección espiritual y cultural haciendo una vida solitaria, fue destinado por disposición divina a hacer vida en

    común con sus semejantes, tan to en sociedad familiar como en la civil, la cual es la única capaz de procurarle lo que

    basta a la perfección de su vida”. Dado que ninguna sociedad puede subsistir sin alguien que coordine los esfuerzos

    de to dos hacia el fin común, se deduce que, al constituirse los hombres en sociedad, debe haber una autoridad que

    los rija.

    El hombre, ser sociable por naturaleza, es un zoom politikon, como afirmaba Aristóteles. Por tanto, la sociabilidad y

    la politicidad le han sido impuestas como un hecho ineludible. No puede vivir fue ra del Estado de la misma manera

    que no puede vivir fuera de la sociedad. Pero, en su calidad de ser libre, puede imprimir a la socie dad formas de

    vida cada vez menos imperfectas, ya que la colectividad humana difiere sustancialmente de las colectividades

    animales en el hecho de que el hombre prefigura idealmente el esquema de sus organizaciones.

    10. Relación de los Conceptos Estado, Nación Y Patria 

    El Estado puede existir tanto cuando el pueblo constituye una nación como cuando pertenece a diversas

    nacionalidades. Pero, or dinariamente, la nación es el medio social en el que se produce el hecho Estado. Entre los

    conceptos Estado y Nación hay un parale lismo y no una identificación, pues el uno es concepto jurídico y el otro es

    sociológico.La nación es una sociedad, como también lo es el Estado, pero con la diferencia de que el Estado es una sociedad

    organizada, en tanto que la nación carece de organización o bien la tiene en el Esta do. Hacia 1851, el profesor

    Mancini definía la nación como “una sociedad natural de hombres a los que la unidad de territorio, de origen, de

    costumbres y de idioma conduce a la comunidad de vida y conciencia sociales”. En cuanto una nación adquiere

    conciencia de sí misma, aspira a la unidad estatal; y a su vez, una comunidad estatal no es verdaderamente

    armónica sino cuando reposa sobre una auténtica comunidad nacional.

    La nación es un complejo que reúne diversos elementos de ín dole natural y cultural (geográfico, étnico, lingüístico,

    antropológico e histórico). Es el conjunto de hombres unidos por una comunidad espiritual, forjada por la convivencia

    histórica en el mismo territorio y proyectada idealmente hacia el futuro. Su factor esencial es la tradición. En cuanto a

    la palabra nacionalidad, distingamos que tiene dos acepciones. En sentido objetivo, signifi ca el conjunto de

    caracteres que configuran una nación; en sentido subjetivo, designa para un individuo el hecho de pertenecer a un

    determinado Estado.

    La presencia de los caracteres de raza, religión, lengua y cos tumbres puede darse en general, pero no es

    indispensable. Lo im portante es que exista entre los miembros de una nación el senti miento de afinidad, la

    conciencia social. Cuando ésta se halla en formación, es decir, fundiendo elementos dispares a través de la vida en

    un mismo territorio, el proceso es llamado integración. La solidaridad del compuesto es la nota que revela haberse

    alcanzado la homogeneidad, la cual es fruto de una secular evolución en co mún. La nacionalidad se nutre por el

    cruce de razas, por la larga convivencia, por la tolerancia recíproca, por la libertad de las ten dencias contradictorias,

    todo ello de un modo real y vivo.

    Ha dicho Renán que la nación se constituye por “un plebiscito de todos los días”. La nación es un alma, un principio

    espiritual. “Dos cosas que, a decir verdad, no hacen más que una, constituyen esta alma: una, es la posesión en

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    común de un rico legado de recuer dos; la otra, es el consentimiento actual, el deseo de vivir juntos, la voluntad de

    continuar haciendo valer la herencia que se ha recibido indivisa.., tener glorias comunes en el pasado, una voluntad

    común en el presente, haber hecho grandes cosas en común, querer realizar las todavía, he ahí la condición esencial

    para hacer un pueblo”.

    Patria es la nación, en cuanto ha adquirido conciencia de sí mis ma y ha llegado a ser objeto de culto y amor para

    sus miembros, según definió Hauriou. Cuando nación y Estado coinciden, el senti miento patriótico arraigado a la

    nación fortalece el Estado y lo hace concebir como una empresa histórica. “Los hombres sienten en su corazón queson un mismo pueblo cuando tienen una comunidad de ideas, de intereses, de afectos, de recuerdos y de

    esperanzas. He aquí lo que hace la patria y la patria es lo que amamos”. Así define Fustel de Coulanges la

    comunidad espiritual a la cual adherimos más por respeto al pasado, a las generaciones que nos han precedi do, que

    por amor al suelo.

    La patria no es sólo la tierra en que se nace, realidad que arrai ga; no sólo es la bandera, emblema que exalta; no

    sólo son los muertos, cuyos huesos sagrados son el pasado. Es también el futuro con la aspiración de grandeza y de

    destino por cumplir. Como dijera José de la Riva Agüero, la patria supone la comunidad de los compatriotas

    contemporáneos y también la comunidad de las generaciones suce sivas. Vive de dos cultos, el del recuerdo y el de

    la esperanza, esto es, el de los muertos y el del ideal proyectado en lo venidero.

    El sentimiento patriótico unge de espíritu la política, anota Ruiz del Castillo, y es el factor más activo en lacooperación del grupo social, dado que concilia en el alma de cada persona su conciencia de individualidad con el

    sentimiento de pertenecer a una comuni dad. La exaltación del patriotismo contribuye a definir la nacionali dad.

     Acelera el proceso de integración interna por virtud de una solidaridad nueva: el nacionalismo. Este se inspira en la

    tradición, pues invoca los sentimientos de lealtad histórica, pero a la vez forja un credo modernizador, dirigido a

    reforzar la identidad de la na ción. Tratándose de países que han sufrido opresión externa o vasa llaje económico, la

    mira del nacionalismo es independizarse del con trol extranjero.

    11. Nacionalimo y Autodeterminación

    El nacionalismo es un sentimiento de adhesión a la comunidad y a los valores que ella encarna. En muchos países

    del tercer mundo el nacionalismo tiene el carácter de reivindicación de su indepen dencia, dirigida contra los rezagos

    del colonialismo o bien contra las dependencias forjadas después de la emancipación política. Fun damentalmente,

    el nacionalismo es un sentimiento y no una doctri na; pero, dada su virtualidad impulsora, actúa eficazmente al mez

    clarse con las ideologías.

    La palabra nación expresa un concepto de gran complejidad, pues en su realidad se entrecruzan factores muy

    diversos y es la totalidad de ellos lo que confiere carácter nacional a una comuni dad histórica. Entendida como

    empresa que se proyecta al futuro, es decir como unidad de destino, la nación origina el nacionalismo, sentimiento

    apasionado en el que puede sustentarse una acción política elevando a doctrina lo que es adhesión emocional. El

    nacionalismo es una exaltación del patriotismo, un combustible que po tencia las más diversas ideologías, una fuerza

    sicológica altamente motivadora. Si se le atribuye la calidad de doctrina, el nacionalismo invoca el sentido de

    comunidad como si de ésta emanara la existen cia individual o la identidad de las personas.

    El nacionalismo está hecho de lealtad a la historia y de voluntad de forjar un porvenir común. Las patrias son hechoslegales por la historia, verdaderas creaciones colectivas. Constituyen una encar nación y una vocación; una unidad

    que ensancha y prolonga nues tra persona en el tiempo. Tal unidad es indivisible. Supone una mís tica que sublima

    lo malo que haya en el pasado y exalta lo bueno, en una continuidad que es arbitrario fragmentar, interrumpir o silen

    ciar. Quiérase o no, en la historia que se forja en el presente influye el pasado, pues constituye la historia ya

    producida, esto es, un ám bito de cultura desde el cual se parte para mejorarlo.

    Los brotes de nacionalismo, sobre todo en los países recién independizados o en aquellos que desean reducir su

    independen cia, alientan ideologías activas que se traducen hoy en una tenden cia desarrollista y de reformas

    estructurales. Comúnmente, el na cionalismo es mirado como si fuera una “ideología de la nación”, en cuanto

    conduce a la integración de sus componentes en un todo solidario. Pero, en rigor, es un sentimiento, un hecho “a-

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    ideológi co”, un combustible que puede ser usado por diversas ideologías, como observa Mario Amadeo. En cuanto

    núcleo de valores y lealta des, es factor de movilización social que mira a un destino solidario. Con ello proporciona

    un formidable impulso de autodeterminación en la marcha del Estado.

    La combinación de factores que forman una nacionalidad ad quiere mayor coherencia por obra de la autoridad del

    Estado. Ello es patente en los países multinacionales, como la Unión Soviética, o en aquellos que han partido de una

    situación de pluralidad de tri bus rivales, como en el Africa. Muchas veces no puede distinguirse entre unanacionalidad en atisbos y el momento en que ella forma un Estado. La nación es la materia prima del Estado, es una

    socie dad individualizada gracias a un cierto grado de organización política. No es una entidad previa al Estado; más

    bien, se constituye a medida que se va configurando la entidad política.

    Los nacionalismos estrechos de base lingüística y étnica, los chauvinismos que deforman la realidad social, llevan a

    la intole rancia o a la agresión. En cambio, un nacionalismo constructivo, que no contradiga el humanismo, que tenga

    conciencia de la hu manidad, permite al Estado profundizar el carácter nacional, a la vez que contribuye a la armonía

    internacional. Al respecto recor demos el pensamiento de Perroux: una sociedad nacional es una creación colectiva,

    pero lo humano es un valor más alto y el culto al Estado nacional puede llevar a una alienación que hace perder

    libertad de decisión a multitud de hombres concretos. La identi dad y el valor de cada persona humana deben ser

    considerados en la raíz de los grupos sociales que llamamos naciones, lo mismo que el valor global de la

    humanidad.

    Gracias al nacionalismo, el espíritu individual se funde en una conciencia colectiva. Ha sido la religión del siglo XIX y

    de parte del XX hasta la Primera Guerra Mundial. Alentó la formación de im portantes Estados, bien fuera mediante

    la fusión de entidades polí ticas afines, como sucedió en los casos de Alemania e Italia, o por formación de naciones

    dentro de cada demarcación establecida por el coloniaje, como en el caso de América Latina. Fomentó también la

    expansión imperialista, por razones económicas y de poderío, de orgullo patrio agresivo, como lo demostró el reparto

    colonialista del mundo. Se inspiró unas veces en razones étnicas, o por lo menos las invocó como pretexto, como

    sucedió con el pangermanismo y el paneslavismo. Otras veces se reflejó en la creencia de un “destino manifiesto”,

    como fue la expansión de Estados Unidos a costa de México. El nacionalismo de los poderosos fue agresivo. El de

    los países menores fue defensivo, por lo menos de modo general como respuesta a la explotación y a las

    frustraciones.El nacionalismo no está vinculado a ningún régimen político ni determinado por las concepciones políticas que

    llamamos ideolo gías, como podría creerse por la exaltación que del Estado Nacional y de la raza, respectivamente,

    hicieron el fascismo y el nazismo.

    La autodeterminación aparece cuando hay voluntad común de pertenecer a una nación y al propio tiempo a un

    Estado. El senti miento de frustración si se pertenece al marco de otro Estado por coacción, subleva el propósito de

    independencia política. Si ésta se ha logrado, el principio de autodeterminación conduce a una nueva acción para

    alcanzar independencia económica, esto es, para lograr que los centros de decisión sean nacionales y no externos.

    El nacio nalismo se torna un propósito de desarrollo en los países recién independizados o en aquellos que se

    emanciparon hace tiempo, como los de América Latina, y ahora toman conciencia de la necesidad de acentuar su

    independencia económica para salir del subdesarrollo. Después de la Segunda Guerra Mundial el proceso de

    descoloniza ción se precipitó de modo irreprimible, pero la existencia de unos pocos centros de decisión es obvia,

    marginando una vasta zona periférica. Dado que la configuración de poder ha variado en la úl tima década, pues se

    ha pasado de una situación bipolar de dos superpotencias a otra de multipolaridad, las esferas de influencia tienden

    a una cierta atenuación, o cuando menos se disimulan en homenaje a los nacionalismos.

    Desde 1991, con la desaparición de la URSS, asistimos a una unipolaridad en lo político-militar, con una solitaria

    hegemonía de los EE.UU. La multipolaridad, sin embargo, se mantiene en el terreno económico, en donde los

    principales cen tros de poder económico se distribuyen entre los EE.UU., la Unión Europea y el Asia altamente

    industrializada (Japón, Corea, Taiwán, etc.).

    Vemos, por tanto, que más allá de los elementos perceptibles en la textura de un Estado existe una proyección ideal

    que atrae emocionalmente. Dicha flama es el nacionalismo, en el cual no es propio mirar una doctrina o una

    ideología, sino un combustible muy activo, cuya polivalencia le permite robustecer y viabilizar toda ideo logía. Así

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    como es el motor principal para la liberación de los pue blos independientes, también nutre la vocación de

    predominio de las naciones poderosas. Además, sublimando el egoísmo nacional para profundizar los vínculos entre

    pueblos afines, forja concien cias colectivas de mayor amplitud, tales como el incipiente naciona lismo

    latinoamericano o la conciencia integracionista de Europa Occidental. Es notable el caso del nacionalismo árabe, que

    fusiona varias conciencias nacionales unidas por una tenaz adhesión al Is lam, por la identidad étnica y por el

    antagonismo hacia Israel.

    Dicha fase previa, esbozaba con timidez en las comunidades económicas en marcha, supone un paso de muy difícilconcertación: el sometimiento de los Estados a las autoridades supranacionales, aunque sólo sea en lo comercial o

    industrial. Las sucesivas crisis que se presentan año tras año en los sistemas de mercado común demuestran que la

    supranacionalidad se halla apenas perfilada. No bien un evento impensado fomenta actitudes regresivas o bien

    plantea la necesidad de soluciones más adelantadas, casi futuristas, los nacionalismos se erizan a la defensiva,

    sobre todo por temor a la opinión pública interna.

    CUESTIONARIO:

    1.  Cual es la naturaleza o esencia del Estado.

    2.  Que es el Estado

    3. 

    Cuales son las funciones que hacen necesario el Poder4.  Cuales son las teorías del Estado que merecen especial estudio.

    5.  Que es el nacionalismo.