Cuando Nos Llueve

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Libro de poesía

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Derechos reservados © César Z. R. Año de publicación: 2010 N° de Inscripición: 191537

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“Lo que podemos hacer cuando cae la lluvia,

es dejarla caer.”

Henry Longfellow Wadsworth

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Cuando nos llueve

César Z.R.

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PROLOGO. Hace un buen tiempo ya, un hombre encargado de un taller literario se enteró, a través de mi hermana Daniela, que pasaba mi tiempo escribiendo cuentos. Bueno, ella asistía a este taller y como uno siempre, aunque inconscientemente, imita a los hermanos mayores, alrededor de los doce años me bajaron esas ganas de escribir mis cosas también. No sé cual pudo ser la razón o quizás no la recuerde, pero un día vino este caballero a mi casa a leer mis arcaicos escritos llenos de faltas de ortografía entre otras cosas. Los leyó con cuidado y me dijo en medio de una conversación: “tienes el bichito del escritor”. Quizás la frase que más me ha motivado desde entonces. Saber que eres bueno en algo, de que está en tu naturaleza crear obras literarias comestibles, te hace sentir una motivación por dentro como para no dejar de hacerlo. Creo que mi gran pecado como el humilde y simple escritor que soy, es no llenarme de la sabiduría de los reales escritores, ya que apenas leo los envases de shampoo en el baño (estoy exagerando un poco). No me dedicaba a leer un libro sin que tuviese la obligación de hacerlo. Pero por cosas de la vida, llegaron a mí dos libros que cambiaron mi forma de ver la poesía. Le dieron cuerdas a mis neuronas que se habían resignado a escribir poemas porque siempre llegábamos a la conclusión de que eran bastante cursis. Gracias a los inconfundibles anti-poemas de Nicanor Parra y a los sencillos poemas pero llenos de hermosura de Pablo Neruda en Extravagario, aprendí que los poemas no están rellenos de frases cursis y que podría hablar desde los enamorados hasta de alguna prenda de vestir o que se yo. Esta antología contiene poemas escritos en el periodo de tres años atrás, hasta sólo meses de este año 2010 y lleva por nombre Cuando nos llueve, refiriéndose a diferentes situaciones que vivimos durante

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nuestras vidas (o que al menos he vivido yo) que por mucho que nos protejamos de ellas, nos empapan igual hasta los huesos y que debemos dejarlas pasar, aprendiendo a vivirlas a la vez. Aquí, podrá ver cómo he tatuado en estas hojas experiencias propias como ajenas, infinitos sentimientos ante distintas situaciones, musas escondidas en el anonimato entremedio de los versos e historias que han aparecido sin permiso en mi cabeza. Nunca sentiré que la palabra “poeta” sea de mi talla. Es como un abrigo XXL. Yo soy sólo un aficionado escribiendo algún tipo de poesía o quizás ni siquiera lo sea, pero aún así quiero compartir con usted estas obras esperando que además de disfrutarlas y devorarlas por completo, pueda también sentir el sentimiento en cada poema, dándoles vida, considerándolas como suyas. Mis infinitas gracias a todos los que me han apoyado en esto, en especial a mis amigos que me motivaron a seguir escribiendo y hacer esta antología.

El autor.

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Cuando nos llueven las flechas de Cupido.

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Lo siento

Contarte las pestañas medir cada milímetro de tu cuerpo

acelerar en todas las curvas y rodar hasta tu falda

es todo lo que quiero.

Ser tu calcetín derecho o quizás tus hawaianas

caminar contigo donde no quieran que vayas

es todo lo que pido.

Cortaré todos los tallos de infinitas y nocturnas equis siendo equis las dulces flores

que tu corazón digiere, soy la foto que no tiene marco.

Como el ave de un invernadero

esperando ser enjaulado que me atrapes con tus dedos

siendo todos los días el mismo extraño es lo que siempre sueño.

Te he tenido presente

hasta en mi más completa ausencia. Una esponjosa nube bailando en el techo

haciéndole sombra a mis pensamientos, eres más de lo que eres.

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Seré la gota que derrame el vaso la boca que seque tus labios porque siento que lo siento como astilla en mis manos te quiero, te amo y te amo.

Historias similares Obra de un Dije que sí hombre a todas tus respuestas desesperado. Dije que no a todas tus negaciones Te dije: yo también.

Eternas veces. Somos como dos almas gemelas ¿Te das cuenta? Caminamos por el mismo sendero, chocamos con las mismas piedras, crecimos al mismo tiempo, escuchamos las mismas melodías. ¿Lo puedes notar? Mis ojos te hablan, cuando te escucho. Dibujo carcajadas detrás de tu sonrisa. Te hago feliz, estoy completamente seguro. Entonces, ¿Me das un beso? Sé que tú quieres. Sé que lo sabes. Sé que lo sientes.

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Somos dos historias similares, hablándonos de frente. Somos como un par de cordones, anudando nuestras vidas. Somos como el sol y la luna, creando nuevos días. Mi tú sin yo siendo tuyo, ni tu mi sin tú completamente mío, es nada, lo sabes.

El hombre Por favor no te vayas. pierde su Que no te espante mi locura. propia Te esperaré mil días, batalla hasta que sueltes tu: te quiero.

Soy la pieza de tu puzle. Eres el marco de mi cuerpo. Y sabes que sé que lo sabes, mi media naranja, mi corazón completo.

La mente y el corazón Cuando tu mente hable con el corazón y se confiese lentamente con demencia y ebriedad que diga que se ha enamorado y ha tenido miedo eternas veces.

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Que no digan siempre: ¡P O BRE COR AZÓN ROT O! Que cada lágrima que B O T A S Es efecto de mil neuronas pensando cómo olvidar a quién se adueñó de todos tus pensamientos. Y ahora… ¿E_N QU IEN PE NS AR EM OS? Se preguntarán tristes y desesperadas y llorarán como lloran las neuronas. Cuando la mente hable del corazón de seguro dirá: Sin él no estarías viviendo esto. Y el corazón responderá:

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Si no fuera por él, ya lo habrías olvidado. Cuando la mente y el corazón me están hablando creo que realmente no me entiendo pero estoy casi seguro que con un beso tuyo ¡Los callaría a los dos!

La imagen de un paseo

Demos un paseo y hablemos ligero. Caminemos juntos tomados de la mano. Quiero verte hoy día a la luz del sol. Sostenerme de tus labios. Tocarte sin pudor. Quiero derretirme con tus coloradas mejillas. Quiero que me escuches y te rías, sólo eso. Acaricia mis cabellos de gato ronroneante. Hagamos una fiesta con los dedos de los pies.

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Bésame despacio disfrutando una canción. Inmortaliza nuestro piano bajando en escala de Do. Contemos nuestras pecas formemos un corazón. Construyamos un futuro sin dañarnos a los dos. No me prometas nada sólo te exijo un hoy. Volvamos a nuestras casas y guardemos este amor.

Cartas en el aire

No fui yo esta mañana, quien me miré al espejo,

nunca oí tanto silencio de mi silencio. ¿Acaso era yo al que estuve buscando?

No me creerás nunca, cuánto a ti se asemeja

la silvestre locura. No me quitarás nunca

la insoportable pesadilla si no estás conmigo.

Te he enviado cartas

todas en el aire. Te pregunté por cosas

como: ¿Cuándo dejarás tus sueños

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sobre mi almohada? ¿Cuándo vendrán tus pasos como golondrinas

a revolotear por esta casa? ¿Cuándo cantaremos

nuestras melancólicas canciones? ¿Cuándo?

Y me quedé pensativo

bajo las faldas de los muros. Pensando con tu nombre mío

y cuántas horas llevo inhalando el abatido aroma de este mundo.

Quiero seguir viviendo acostado en tus labios,

en las fronteras de tu cuerpo. Escúchame, fábrica de nubes.

Llevé cortinas de recuerdos a mi cuarto. Para evitar penurias, a la luz del día.

Pero sólo alimento mi mente con tu nombre.

Te mandé mi espalda

para que me devuelvas un abrazo. Te escribí diciendo sin mesura:

cuánto necesito de tu ira, de esconderme en tus bolsillos,

de tu rostro amaneciendo en mis manos. Te escribí sin lápiz ni papeles

soplé como un volcán todas las palabras y ahora quiero que escribas cosas

como: Que volverás tan pronto con tus dulces primaveras

y sembrarás más besos en mis labios.

Posdata: olvidé las estampillas.

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Estuve loco un tiempo

en que nadie se dio cuenta y me puse con estas manos yo mismo el traje de fuerza. Como quien ha tallado un árbol así escribieron en mi cuerpo me llamaron por enamorado pero estaba loco al fin de cuentas. Yo la tuve entre mis brazos y lloré en sus mejillas le escribí canciones y le compuse poesías. Yo era un joven anciano borrando al paso el pasado era un cuervo hambriento era un loco enamorado. Era la libertad de su sonrisa era el corazón entre sus manos eran todos los ecos de mi cuerpo todas las mariposas del vacío. Escuché mi sombra al medio día conversando con las aves: a lo lejos se venían huracanes con tu nombre. Te convertiste en la fuente donde bebía de mis sueños

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y yo ya no era yo estaba sediento y lo sabías. Te hiciste cómplice de este juego y escapaste mientras dormía. Fue mejor a todo esto aunque nunca quise estar despierto.

Propuesto

Por ver tus piernas danzando en mi camino

regalé mis ligeras alas. Nadie podrá explicarte en monedas

cuánto valor tiene este cariño. Nadie podrá entenderme algún día

cuántas veces puede matarme un pedazo de tus labios.

¿Cuándo será todo tu amor mío?

Quiero enterarme nunca, sólo seguir con los pensamientos:

siempre queda mucho. Y veremos cómo pasan las primaveras,

cómo se llena la tierra de envejecidas hojas

y aún busque tus manos como las de una desconocida.

Lo que me ves por dentro

es todo lo que tengo. Porque, a pesar de todo,

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es lo que siempre buscamos. ¿Quién puede contar

los latidos de tu pecho mientras te sostienen de la mano

y ser una persona imperfecta sosteniendo tu planeta,

devorándote en mis brazos?

En mi boca se esconde tu nombre el que nunca podrás sacar.

Encuentros

Para los besos prisioneros en mi boca

encontré tus labios. Cuando busqué el color del cielo

más lleno de mesura encontré tus ojos.

Para mí que los días se cansaran de rodar

y fueras tú el fin de estos laberintos,

la última ventana por abrir, el único terremoto de alegría.

Para mí que me dejen silencioso mientras me enredo en tu sonrisa serena.

Dime entonces:

¿Cuándo cortarás las cadenas de tus delicadas manos?

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Dejándolas que duerman en mi rostro, inconscientes. ¿Para qué te habrán puesto

en el centro de mis ojos? Y no en los de besos estacionales,

o en esos pájaros migratorios, o en esos huracanes sin nidos.

¡Ay! Preciada fortuna

si no existiera la distancia entre nuestras prisiones

o el veneno de no tenerte durante las horas vacías

no dormirías en estas noches negras sin saber cuán grande es la enredadera

que ha crecido en las paredes de mi cuerpo coronada y florecida con tu nombre.

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Cuando nos llueven las decepciones

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Poemas furiosos

I

Te sienta bien el negro los cuervos y la muerte te calza exacta la palabra siniestra. Naciste para matar a los hombres te regalaste para contagiar tu peste. Se te hace perfecto el cuarto del olvido, se te harían molestas estas palabras al oído.

(Es la verdad…) II Todas mis gracias por quemar mis ilusiones. Gracias por reventar Con descuido la burbuja. Gracias por opacar mi cromática rosa de amores Gracias por mostrarme cómo son las brujas, y hacer del mundo una gran mentira.

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Pero gracias, sobre todo, por hacerme feliz sólo un rato lamiéndote los pies.

(Un solo puto rato…) III Ahora tú no sabes nada. No sabes que me siento engañado, apuñalado y asesinado. Que me siento imbécil como un perro abandonado. Que me siento con todo el derecho a putearte cuantas veces quiera, de decirles a todos qué tipo de persona no eres. (Es tu puta mentira…)

A veces

A veces me gustaría ser nada

y no esperar nada de nadie. Sentir que no vivo por algo

y que nadie espere que viva por alguien.

A veces me gustaría no ser algo. Que no me usen con algún motivo.

Que no espere encontrar algo dentro y sólo se encuentren decepcionados.

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A veces quisiera ser ciego

y no saber qué es lo que tengo. No saber cuándo están mintiendo

y confiar a ciegas en tus manos. A veces quisiera no tener corazón

y no sentir la angustia o el amor. No ser tan frágil como el vidrio

y que me destrocen en pedazos.

A veces quisiera que la vida sea más simple. A veces me gustaría dejar de pensarlo.

A veces me gustaría ser distinto A veces quisiera sólo estar contigo.

Barco embotellado Con toda tu perfección, toda tu delicadeza, toda tu grandeza escondida. Con tu belleza en cada ínfimo detalle. Con las huellas de las manos que te moldearon con todo el amor del mundo, con todo el amor que me estás quitando. Con tu delicada apariencia e inquietante fuerza. Con todos los colores de la vida. Con toda tu serenidad y sabiduría. Con toda una vida. Toda la atracción de la tierra sobre la luna. Con toda una magia maravillosa.

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Todo a lo que eres. Con todo lo que tienes. Con todo lo que buscas y te falta. Con todas tus ideas aparentemente claras dejas fuera todo y te encierras, como un barco en una botella. Así es como te veo ahora. Nunca sabrás de las olas, ni de la dulces brisas. No sabrás hacia dónde puede llegar el sol, ni las islas de mi cuerpo.

Para combatir a las mentiras

Que no te vengan con cosas, que no te digan que le han cortado

las espinas a las rosas. Que la cordillera de los Andes

llega también hasta la costa. Ni que eres hija de algún espíritu santo…

Que no te vendan cenicero

esperando que le compres los cigarros. Que no te vengan con cosas

que no significan nada.

Que se laman solos las heridas los que mienten.

Que sus costras sean costras de otras costras.

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Que se lleven ellos mismos donde ellos mismos se enterraron.

Yo no soy partidario de hacer un funeral.

Que no te vengan con promesas

y una lista de respuesta opcionales para cuando no se cumplan.

Que si te mintió una vez No dudes que mentirá de nuevo.

No aceptes tarjetas de presentación

ni cartas de despido. Que no te vengan con cosas

así de claro.

Que no te vengan con el mundo de los ciegos y la música de los sordos.

Que no vengan, ni te lleven. Que te compran y te venden

Que no te digan que te quieren

y con las manos frías. Eso es completamentemente

mentira.

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El secreto ¿Pero qué tanto dirá con tanto silencio? Si con tanto secreto sólo aumenta la curiosidad. ¿Qué será aquello? ¿Un sabio consejo? ¿Un montón de palabrerías? ¿Y qué diablos me importa? Hay un hijo de puta tirando chuchadas a la gente, una vieja señorita que le llora a su hijo y no me importa nada en lo absoluto todo este ruidoso disturbio. En cambio ella, sin moverse de su espacio, sin rechinar sus dientes, sin pestañar por un segundo. susurra mil de miles de palabras delicadamente transparentes, invisiblemente silenciosas. ¡Me hace perder el tino! ¿Qué dice aquella mujer que nadie puede oír? ¿Cuál será su secreto del que sólo algunos pueden saber? Por favor, ya me está matando, devorándome por dentro

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el gusano de la curiosidad. Yo no tengo secretos, siempre les digo todo a todos y lo que no digo u omito, lo sé solo yo. Y así es todo más sencillo no guardo mis cosas en otros bolsillos dispuestos a ser asaltados ¿Pero qué tanto dice aquella? ¿Qué tanta sonrisa y carcajadas? ¿Tantas palabras para un mísero secreto?

IV

No puedo callar mi boca

ni mis pensamientos. Podría decir tantas cosas aunque no tenga ganas.

Se me olvidó qué hacer

con mis dos manos. Siento tan pesado

todos los órganos de mi cuerpo.

Se derrumbó mi castillo de alegría

Me ahorca la trenza que estuve haciendo

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entre olvidarte, buscarte y quererte.

Tengo ganas de maldecir la vida que me han servido.

Reclamarle a alguien que hay una mosca en mi plato.

Cortar por lo sano pedir matar al cocinero.

Me arrepiento de haberte defendido.

Tu coartada se ajustó perfecta a mi embobamiento.

Me nombré culpable responsable de un asesinato.

Y fuiste tú ¡Por la cresta! quien recorta los papeles

y dirige las escenas.

Pero me queda un aliento siento que no he perdido mucho

Aún conservo mi vida intacta como la había dejado.

Empolvada, encerrada en un mueble. Me desnudé, me cambié de traje

y comencé a vivir de nuevo.

Y ahora llevas puesto un traje que no te calza.

¿En qué pensabas entonces? ¿Te reconoces a pesar de todo?

Yo no, a todo esto.

Me pregunto:

¿Qué diablos haces en mi cabeza?

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¡Vete! Ya has hecho mucho este año.

A pesar de que sienta un resentimiento.

No soy capaz de desearte lo peor. ¡Ábrete cuantas veces quieras!

¡Cómete cuantos corazones puedas! Llena ese cuarto vacío que llevas dentro,

hazte la fama de una desconocida, miente a cuantos quieras mentirles.

¡Ya no me callan la boca! ¡Ni me venden espejismos!

Simplemente quiero que te vayas o que te saquen de mis poemas.

No sé callar mis pensamientos

y por eso escribo. Así sabré de prosa en prosa

el momento en que te hayas ido.

Al final de cuentas

Ya no pienso en ti ya no pierdo más el tiempo. Te he dejado afuera volando con el viento. Que te coman los gusanos para mí tú ya estas muerta. Que te besen esos labios que tejen calaveras.

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Adiós amor perecedero producto desechable. Adiós besos rentados mentiras interminables. Pobre del que viene conocerá lo que es pobreza. Que se apiade la vida y le explote la cabeza. Las lágrimas me han cansado y aún arrastro esos recuerdos. Quédate con los regalos son sólo cadáveres envueltos. Te devolveré las horas que has gastado en esto. Tú me das mi vida y terminamos todos casi contentos. Adiós sopa de palabras cazuela de enredos, amor a lo pobre, corazón hambriento.

Aquí es donde destrocé mis letras

y las mandé todas al demonio. Aquí es donde desanude mi lengua

y te canté a chuchadas.

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Acá dinamité mis represas y me quité de a poco las escamas.

Acá es donde recogí mis piernas y acá es donde nací de nuevo.

Aquí es donde quebré en lluvia

y derramé las últimas lágrimas del desierto. Aquí es donde traje tus recuerdos

y los incineré a todos como muertos.

Y ese era el insecto que se acribilló en mi cama.

Llevaba por nombre tu apellido y a su espalda un montón de años vacíos.

Yo nunca destrocé mis letras

por quererte cada día menos. Pero tampoco construí cometas

para lanzarlas naturalmente al río.

Para ti

Para ti todas las montañas son iguales. No hay terremoto ajeno que te haga temblar. Para ti las personas son arañas buscando dónde tejer sus cuevas. Para ti las estaciones del año no tienen olores y los días de la semana no ocupan las horas. Para ti nada es importante todo es lo mismo de nadie. Nada ocupa espacio en tu vida.

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Para ti las botellas llenas de espacio no se lamentan, ni se alegran. Para ti no hay sal o azúcar. Para ti, canciones sin acordes. Que las memorias, los amantes, sean incinerados y el habla cotidiano. Para ti no existe el infinito no hay un punto cero o a la izquierda o a la derecha. Para ti no hay regla que dirija tus deseos. No hay bellas, ni feos, ni justos, amables o criminales. Para ti las manzanas deben caer. Sin importar verde o madura. Para ti sólo hay llantos lluvias torrenciales sobre tu nombre. Para ti, poderosa muerte, sólo hay putrefacción.

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Cuando nos llueve la melancolía

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El tiempo, los amigos, los amores y la vida ¿Qué sucede amigo? ¿En qué piensas tanto? Es cierto, estamos viejos, pero más miedo me da la velocidad del tiempo. Es increíble, ya no siento el paso de los años como años se me hacen tan cortos como el día. No quiero verme con la mochila llena de mis sueños, cuando el tiempo caiga al precipicio. No quiero sentirme como un niño perdiendo el último tren en el centro de una ciudad irreconocible. No quiero oírme llorando, suplicando más tiempo. Aunque sean veinte años me siento viejo. ¿Qué querrá la vida de uno? Yo también lo pienso. No sé si viviré los años para descubrirlo. O quizás la muerte sea la respuesta. Creo que soy de los que creen en el destino y también en los que le odian. He amado tanto a alguien y he vuelto a estar solo. He cerrado mis ojos por tres segundos

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y un caos se desata en mi vida. No volveré a dar la espalda a los que me viven. No bajaré la guardia por los que en verdad quiero. Y no romperé mis piernas corriendo buscando más besos el amor llega solo y se va con todo. Pero nunca he cerrado el portón de mis anhelos. Soy un amante por naturaleza. ¿Me reconoces cuando digo esto? Entonces eres mi amigo. Porque no se nace en menos de doce meses las personas necesitan todas las horas para enterrarse en nuestras vidas que con el tiempo tornan de colores, cambian de figura se hacen grandes y se achican. Porque con el corazón roto todos necesitamos muletas. Un hombro firme de montaña, donde puedas crear ríos a llantos. Siempre lo he dicho (o al menos lo he pensado): Todos nacemos para hacer historias en otras vidas. Amores, amigos, héroes, profesores, consejeros, sabios, torpes y contrasentidos.

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Todos, todos metidos en la bolsa de nuestra mente. Todos, todos aguas de las nubes que riegan mis raíces. Todos, todos aliños en el plato de la vida, junto al tiempo que le da el valor a las cosas y a todo, en general.

El hombre invisible

Estaba callado.

Miraba el cielo todo el día. Me decían algo

pero yo no respondía.

Vi pasar al tiempo y a la gente con sonrisas.

Nunca vi mi rostro los espejos se hicieron trizas.

¿Era invisible?

Yo mucho lo desearía. Me sentaba tan ausente

que ni yo sabía que existía.

A veces me caía con el sol al horizonte. Amaba estar despierto

mis sueños eran de día.

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Me regalaban cosas muchas, estaban vacías. Preferí confiar en nadie

y no fiarme de la vida.

Soy un hombre invisible. Vivo solo y no en la soledad.

He aprendido cosas como para alejarme de la tempestad.

El cielo se ha detenido está descansando en las montañas mirando a las personas mientras que un árbol se pasea entre las hojas de los vientos. El sol masajea esas nubes estáticas en el aire. La ciudad se enmudece como una enorme casa abandonada y esos árboles secos se ven tan tristes en primavera que me acojo en ellos. Yo también boto savia de mis ojos. El cielo esta eternamente celeste que no parece de este lugar. Acaso ha llegado a mirarme, a anudarse con mis huesos, a lanzarme del octavo piso, a asesorarse de que me he rendido

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que la vida me ha ganado. o mostrarme que no volveré a ver estas postales donde sea. Aquellas brisas dicen algo aquellas sombras parecieran iluminarme, estos rayos de soles intentan incansables de tomarme. y el cielo toca mi pieza favorita Adiós Santiago! A Dios, a todos!

Cosas que duelen

Tu mano sobre la mía. El armario sin ropa.

Aves sin voz. Un perro perdido en su casa.

Los vestidos de gris.

Los cielos deshilachados. El fin de año también

y la repentina escapatoria.

Los abrazos vacíos. Casas sin descendientes.

Las fotos sin ti. Los labios sin besos.

Peluquerías sin pelos. Cien camas desnudas.

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Lo que no se ha dicho todavía y cuerdas vocales diciendo: perdona.

Las etiquetaciones frías.

La confianza desplomada. Las puñaladas de un adiós.

El último abrazo de un amigo.

Trabajar por pan y matar por hambre.

Las piedras que dejamos ceder. Incluido el poder de algunos.

La eterna destrucción

y reconstrucción de los sueños. Las mentiras que escuché

esas espinas sin rosas.

Sin incluir lo que a veces, a muchos simplemente nos mata.

Dónde dejé tus recuerdos?

Los he estado buscando hoy dentro de mi cuerpo

y soy un cuaderno sin escritos un cristal vacío, lleno de espacio.

Te habrás ido con ellos?

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Busco sangre en mi memoria, busco lágrimas en mi mejilla. Degusto el último momento

y su sabor me hace repudiarme.

Ya no vives en mi vida te das cuenta?

Dónde está tu alma ahora? León en llamas, oscura poesía.

Dónde se desata tu locura? Ángel del sol, dulce sonrisa.

Quiero que me visites uno de estos días, sabes.

Ya no soy lo mismo

dejé que el viento soplara mi piel desgarrando hasta mi carne.

A veces no sé quién eres o tal vez olvidé quien soy.

Lo siento tanto no sentirlo.

No sé si este corazón es mío me confunde por completo

la naturaleza del olvido

Cómo es que has desaparecido por completo de la retina?

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El árbol

Él era el árbol

encerrado en un cuaderno le había llorado a las piedras

con lágrimas de papel.

Su tristeza era tan larga como los brazos de un Roble chileno,

era lava subterránea, una siesta interminable.

Estampado en esta nube cuadrillé arrastrando su triste mantel,

y su triste figura como un pobre Sauce

llorándole a los ríos.

Yo te dibujé unas ramas para que escondas a tu Lucifer

y engrosé tu tronco para que sea sombra lo que des.

Estás tan seco y débil tan frío y duro

que aún viviendo en un pozo no brotarían algunas hojas pasajeras.

Pero te quiero así tal como te han dejado. Tal como rayas inocentes

te han puesto en este mundo.

¡Qué triste es la vida! Continuarás diciendo

y no encontraré en estas manos un dulce consuelo.

Pensaré en quitarte de esta hoja

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pero te quiero conmigo quiero verte cada día

tan pobre y miserable quiero tener entre las palmas de mis dedos

y recordar contento que tan complejos y absurdos

somos, fuimos y seremos.

Los días se hicieron uno

Otro día con sueño y ya estoy delirando. Otro día con el deseo de caminar despierto. Otra noche contando los piojos de una oveja. Otra almohada en vela otra vez pensando. Soñé estar en un sueño soñado otras veces. Me encarcelé en las frazadas y mordí el anzuelo de buscar tu cara. Me atrapaban los duros brazos del pasado insoportablemente pesados como toneladas de plumas. Me atragantaba al comerme las migas del espanto y era el fuego de una pesadilla quien arrastro mi rostro a la vida.

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Todos los días se hicieron uno. No vi nubes nuevas en el cielo y no escuché a esas aves donde la noche muere cantar otras canciones. Y vi tu rostro naturalmente en un sueño estacionado como el agua de una represa. Sabes, olvidar es un paisaje que no le encuentras el final. A ti huelen estas cosas. Mientras la desgracia se viste conmigo tenemos los mismos zapatos, las mismas huellas, el mismo pasto. Compartí mi cama contigo y aún te siento a mis espaldas. Aún llenas aquel vacío. Aún te atan estas sabanas. Aún siguen las marcas de tu cuerpo húmedas en el colchón y tibias en la almohada.

Ayer podría ser

Ayer se acostó el sol para no verme consigo

y me fui corriendo a otro mundo donde nada fuera sabido

y todos estemos completos y las piezas de estos puzzles

y los puzzles de las citas y las ciegas

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y mi desolado abrigo y esta sombra que llevo puesta

se acordarán siempre que siempre nos faltará algo.

Ayer le besé los labios

para no morderle el cuello y arranqué corriendo

hasta la próxima primavera. Ya no seremos los mismos

me iba repitiéndole. Jamás nos escucharán nuestros oídos,

pasaríamos de mariposas a capullo, me entenderías cada día menos

si te buscara a la tarde. No podríamos beber de la misma taza.

Simplemente lo juro. Pero con los días me iré secando

hasta ser las cenizas de un romance imposible

y al final todo lo que no podría haber sido quedaría en nada de nuevo.

Ayer podría ser un mal día.

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De vueltas. Y yo que ni te extrañaba aparecí de nuevo aquí. Ya casi me había olvidado de tu nombre, de tu ruidoso aroma y de que aún tenía en la pieza mis sabanas durmiendo solas. Y yo que nunca pensaba regresar volví arrastrado por las olas. Y tú, a quien todos conocen que albergas tantos corazones dentro de tu sementada calavera gritabas por mi presencia ausente. Y tú que estabas tan lejos a kilómetros de mi felicidad ibas cortándole los pies a las semanas obligándome a volver. Ya ni pensaba resignarme todos los salmones van de vuelta. Al fin de cuentas vivo aquí. Has visto envejecer mi piel como te he visto arrasar y replantar tus floridos edificios, color muerte. Nadie se complica contigo todos se hacen agua por dentro. Y tú tienes la estadía del verano empezó después de invierno y terminó en la calle 10 de Julio. ¿Cuánto les debes al diablo

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por arrendarle el infierno y su roja bola de cristal? Y yo que ya me había mezclado con el canto de las gaviotas vuelvo a encontrarme con las tristes palomas, con las tristes memorias infraganti y con los tristes latidos de las horas dando vueltas como un trompo. Y yo, carroñero de las aguas templadas arranqué con mis raíces atrapadas en tus largas manos y como un ave infartado en el aire di vueltas en el cielo hasta estar de vuelta en el tumulto de Santiago. Querido y odiado Santiago.

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Cuando nos llueve la felicidad y la demencia.

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Sonetos a las nubes Mire esas nubes parecen manchas de un pincel. ¿Quién habrá sido el maestro que las dejó caer? Este cielo no es el mismo no es el mismo que el de ayer. Veo nubes nuevas y otras que han vuelto a nacer. ¿Que no entiende lo que digo? Hablamos de las nubes con su esponjosa piel. Estos peces voladores teñidos por el atardecer. Exiliadas de los mares camino a desaparecer. Yo las guardo en mis sueños para que no dejen de crecer. Tú, peregrina de los cielos que te detienes a mirar. Tú, cortina de espuma que se te ha escapado el sol. No guardes las lágrimas del mar en tu extensa barriga y como las migas a las palomas déjalas caer sobre esta copa. Que es mi vida.

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Las sillas cantoras

2 50 2 bailando en un cuchitril

y su vieja radio con tazas de vino.

Premiaban al perdedor con un dulce trago y cantaban ciegos

las canciones de sus sueños.

2 cuenta 2 festejeros de la vida acordaron esa tarde

con las sillas cantoras. Se amarraron los dedos

y emprendieron maletas hacia el pequeño mundo

donde canta las sillas de madera.

20 sueños 50 mil años de gloria

por allá encontraron los viejos excusas para seguir muriendo.

¿Quién se atreve ahora a limpiar la tierra

donde se bañan las aves con risas y novias?

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Ah! Bla! Soltamos una palabra. El cielo! Y escupimos otra. Gastamos las tardes degustando nuestras voces y enfocamos las nubes cambiando de colores fue en la misma retina donde reflejé tu boca. Cierto! Te conté la misma historia. Ah! Te sigo mirando. Se me callaron de repente todos los automovilistas. Me llevaste al mismo silencio y pusiste las mismas canciones en mi cabeza. Quería escuchar tu lengua haciendo ecos en mi boca. Cof! Cof! Saltamos el silencio. Un sueño! Nos hicimos de fantasía. Recostados sobre hormigas. Cerraste tu boca y botaste una sonrisa.

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Salí a caminar por tus labios con mi mano y te besé. Discutimos todo el día sin derramar una palabra. Te amo! Fue lo último que dijimos. Ecos! Hasta el fin del día.

Donde reina el sol No puedo dejar de mirar al cielo todos los días que despierto. Debo saber si estaré nublado o radiando pequeños trozos de luz. Pero aquí todos los días reina el sol, con nubes reales como extensas redes paseándose en el mar evaporado dejando escapar rayos que juegan con lo que miro y soplan vientos y algún día hicieron remolinos bailando el ritmo del desierto con rojiza arena con la eternidad del silencio. Vayan todos a conocerse dentro de pueblos abandonados. Siéntanse fantasmas

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dentro de un montón de siglos enterrados, erosionados y perdidos. Contémplense más vivos donde se parten las montañas. Llórense contentos mientras se pierden en el cuarto oscuro de las constelaciones y extrañen a todo el mundo cuando quieran dar vueltas con la soledad. Cada belleza será absorbida por los veinte sentidos agarradas con las pinzas de una hormiga y se hará un camino cruzarán dos avenidas principales, serán dos bocas, distintas realidades.

Música insoluble Se arrastraba en el aire atravesando las paredes. Se abrazaba a mi ropa como desenfrenadas olas por estos días eternos que nunca piensan en marchar. Al norte, se callan los galopes de un caballo en llamas. No hay borrachos espejismos echados en el pavimento

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donde una ave cantora pueda mojar sus secas plumas. Pero no hay muros para las guitarras y las saladas melodías con las que va corriendo mi altanera sinfonía. Y esto le pasa a todo inmundo sacrificado pasajero de los días. Esto le pasa a los domingos que se ahogan en su delirio ladrando notas de auxilio masticando con fugaz esmero la música insoluble, contracorriente nadadora. Como un extranjero peregrino va armado con las piedras su enorme castillo irrompible. Sienta cada integrante filarmónico como fósforos en la caja. Y sigue el baile de una pluma hambrientas canciones de algún día. No se esmere en quitarse la cabeza las dulces cuerdas de un charango han crucificado su descuido y las rocas de un océano escondido son tan inmovibles como estos domingos.

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Para que no me recuerden ni me olviden Les he tejido a todos sonrisas de alpaca para que en la noches frías de la soledad se escondan de las estrellas fugaces. Las dejé todas guardadas en sus propios bolsillos y secretamente me lamento: me han hecho más felices a mí de lo que yo a ustedes. Procuré dejar en orden todas mis silábicas palabras si es que no comprendió mientras le decía te quiero. Dejé mi voz rodando en el aire mis llantos en el rocío de las montañas mis abrazos en los requeríos y mi piel en los atardeceres de Santiago para que simplemente no me vaya. Pinté unas nubes en el cielo y grité: ¡Despierta! silenciosamente en sus camas. Les robé algunas horas a sus días y nunca supieron que fui yo. Horneé un pedazo de mi vida en las suyas y desfiguré un poco el rostro de sus almas nada nuevo, nada raro. Común, silvestre y ordinario.

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Así no se olvidarán que aún existo no recordándome, todo los días. ¡Lo exijo!

Los secretos de la vida en un sólo viaje Para allá van los zorzales por ahí mueren los cerros aquí nacen girasoles y más allá cae el Arco iris. Sobre el límite del horizonte ahí chocan todos los vientos. y por aquí, si me permiten murió una vieja polilla. Sobre sus hombros derechos cae un ligero chubasco y bajo las suelas de sus pies el sol parece luna menguante. Por acá no tenemos nada y un poco más allá, tampoco a la izquierda nubes dormidas a sus espaldas incontables hormigas. Si levantan su brazo en noventa grados verán como su sombra se despide y en esta enorme roca se suicidó tres veces Pablo Neruda.

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Desde entonces escribió poemas por ahí vemos algunos los del centro esquinado fueron escritos por una gaviota. ¡No lo olvide! Y así termina nuestro recorrido esperando que haya disfrutado los secretos de la vida y que sepa desde ahora: las gaviotas también escriben.

Yo Por lo joven díganme torpe y por lo inmaduro díganme anciano. Por mis poemas jamás digan bonito. Por mis palabras díganme enredado. Por mis canciones ríanse si quieren pero por mis dolores mejor no digan nada. Por las noches díganme hogareño

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y durante el día nómbrenme Rey Sol. ¿Quién más que yo podría ser yo con todas mi fallas y rompecabezas, todas mis gracias y desgraciadas, con mi alma con pelo y mi corazón parkinsiado? Si es por lo burdo díganme Burdes. Si es por mi cabello díganle enredadera. Si es por lo que digo díganme quejón y no me digan bello porque eso ya lo sé… Cuando este triste díganme nublado. y a mi persona díganle solitario. Si es por mis histerias díganme tacaño y por el amor call me: anticuado Señoras y señores caballeros y caballos soy yo y solamente yo el que se les ha presentado.

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No se acribillen conmigo yo no maté a ese hombre él ya estaba muerto si lo encontré hace años comiendo piedras y flores sacándose la tierra con sus propias uñas pudriéndose de a poco en su oxidada cama. Así que no me apunten con sus gordos huesos que yo sólo le abrí la puerta para no seguir muriendo. Me considero inocente más bien justiciero porque sin conocerlo más sólo de vecino vi como lo despojaron todos y cada uno de sus parientes. La mujer amor de sangre eterna sus hijos pobres sanguijuelas. Lo dejé sufrir por sólo un momento sonriendo de la angustia. Así que mírense en un espejo son asesinos con corbata. No fueron capaces de hacer feliz ni con el acto más sencillo.

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Un punto de vista

Las palabras, dicen muchas cosas.

La gente, nombra muchas personas. La vista, lo ve casi todo.

Pero los ojos no entienden nada.

Las orejas, son como caracolas. Puedes escuchar el mar adentro.

La mente, es un zapato que hay que atar mil veces.

¡No escucho, no oigo, nunca digo nada!

Los cuadros, son manchas de pinturas. Mis poleras, una galería de arte.

Los poetas, dicen bellas groserías. Sus palabras, incluyen mucha gente.

Los sueños, son libres como un conejo.

Nosotros, los perros Galgos. La vida, una carrera.

El dinero, es el dinero. El limite, el cielo de otro planeta.

Los números, enumeran muchas cosas,

son un invento putrefacto. La historia, clasifica muchas cosas,

es el cuento más largo que enseñan en la escuela.

La lengua, un arma de doble filo. La boca, una cueva oscura.

El ombligo, la mitad de uno. Los pies, prisioneros inocentes.

Y las canas, la vergonzosa sabiduría.

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El mar, es un cielo caído.

El cielo, un mar evaporado. La pena, es un corazón abierto. La verdad, algo que se inventa.

La mentira, un engaño. Y el infinito, nuestros pensamientos.

The evolution Los dinosaurios se mataron entre ellos cuando supieron que el fin del mundo llegaría. No creo que hayan sido sólo meteoritos fueron lluvias eternas de rocas y piedras continuando después con lluvias de agua y de tierra creando las montañas los montes y la arena. Luego todos los sobrevivientes celebraron estar vivos se pusieron nuevos trajes, cambiaron su apariencia, crearon ritmos nuevos bebieron con descuido la sangre de la felicidad y al otro día descubrieron en sus bocas el amargo veneno

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de la envidia y el desamor. Se fueron de sus casas vivieron nuevas vidas cambiaron de mente y evolucionaron.

Cazador de fantasía

Un insecto, una ave,

una isla, un árbol, una hoja, un movimiento

que no tenga nombre, es lo que estoy buscando.

Daría mil vueltas a la tierra, levantaría cordilleras, besaría los pantanos,

dormiría en las colmenas, dejaría mi nombre

sería un burdo caminante. Columpiaría a los elefantes

en las telas de una araña y saltaría con un paraguas

de una nube boliviana por conocer nuevos escorpiones,

mariposas invisibles, una sombra que de árbol,

algo que nunca nadie ha visto. Y gastaría los años

encasillados en mis bolsillos por conocer un unicornio,

imaginarme el infinito y bañarme con vírgenes olas

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donde nunca pisó el suelo un zapato humano.

Me llamarán, Colón Segundo, seré un cazador de fantasía

y viajaré pensando: quién dijo imposible

por vez primera.

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gracias por leerme…

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Para los que no me conocen, aún,

soy César Zúñiga Rojas, 20 años. Creo que la mejor palabra que me

describiría es ser sincero lo cual no sé si es bueno o malo, porque muchas

veces la verdad duele más que la mentira.

Las obras presentes en este libro quizás sean el reflejo de que

mi mejor manera de expresarme es la escrita, porque por lo general soy una persona bastante callada, en un

principio o siempre, dependiendo de la persona.

No me gusta tomarme las cosas muy en serio, no me interesa escribir lindo, ser un romántico o un filósofo, ni ser un caballero todo el rato. Creo

que como Pablo Neruda, muchos somos, y dejo que todos se expresen a su modo de ser.

Esta es mi primera gran obra (no quiero decir gran por extraordinaria), una antología de mis últimos poemas y por supuesto que se vienen más. No me canso de repetir: Muchas gracias por darse el tiempo de leerme.

Cualquier comentario, consulta, crítica o lo que sea envíelo a mi correo, yo contento las recibiré: [email protected]

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“…Procuré dejar en orden

todas mis silábicas palabras

si es que no comprendió

mientras le decía te quiero.

Dejé mi voz rodando en el aire

mis llantos en el rocío de las montañas

mis abrazos en los requeríos

y mi piel en los atardeceres de Santiago

para que simplemente no me vaya.…”

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BONUS TRACK

Del por qué el que obra, obra en vano.

Hay cosas tristes, tan tristes. Que no le vale la pena de llorar. Como por qué la rosa hermosa deja sabores y aromas sin bailar. Y se viste de espinas para su soledad ¿Para qué el vaso lleno, a la mitad o vació? ¿La boca, los ojos y los oídos? Están los que buscan y los que piden. Los que lloran y los que se deprimen. Estoy yo, estás tú, estamos solos, Tan solos, que buscamos quien no lo esté. Amor de los que saben, de los que tienen Amor compartido, dividido o simplificado. ¿Ahora entiendes? Del por qué el que obra, obra en vano Del que martilla sin martillo Sin clavos, madera ni manos. No llega ni cerca, ni arriba, ni al lado. ¿Ahora sabes por qué no sé si te estoy mintiendo? Si de verdad te estoy mirando o jugando a jugar algo. Algo que no sé si juego para estar jugando. Hay cosas que dan pena, tanta pena Como verse al espejo

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Tan deshidratado, si tomo sal en vez de agua Si me siento como árbol en vez de ave por las nubes. Si yo soy yo y tú eres tú. Hay personas y personas Que te invitan a sentarse en sus faldas risueñas. Y decirte despacio al oído Del por qué el que obra, obra con delirio.

Ábrete la puerta

Ábrete la puerta, ciérrate las ventanas,

junta las cortinas, préndete el fuego

fuma cuanto quieras hoy no duermo contigo.

Ábrete la puerta, quítate esa cara,

perfúmate el cabello, acércate el cenicero,

apágate el cigarro que vengo llegando.

Ábrete la puerta

que te están llamando. Si son tus amigas ándate con ellas. Ciérrate la puerta

que no escucho los goles.

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Ciérrate la puerta y ponte un vestido. Ábrete de piernas

que hoy duermo contigo. Ábrete la puerta

que me voy de nuevo y no digas nada

o me enojo contigo.

A

Si a veces me acuerdo entonces el resto lo olvido y recuerdo lo que se olvida

pero olvido lo que recuerdo.

Se sienten las piernas titubeantes. Cada susurro es un canto.

Pierdo el sentido. Miro tus labios.

El día está oscuro y pesado.

Siento la música rechinar en un árbol que se mira en el piso mojado.

Huele a tierra en el aire.

Y si pienso en lo olvidado no sé si busco lo que recordaba.

Estoy haciendo un agujero en el agua y por más olvido menos pienso.

Corté los zumbidos de la atmósfera

y detuve el pensamiento.

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Miré un rato al cielo entre cada nube y estrella

Veo tus ojos en cada poste de luz

y comienzo a vivir el final Le haces contrapeso a la gravedad.

De la A la Z me quedo con la A.

De: A ver si te olvido.

FIN