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CONDUCTAS DISRUPTIVAS EN EL AULA Todo profesor de secundaria se en- frenta diariamente a una serie de con- flictos dentro de su aula que tienen el denominador común de ser conductas disruptivas que impiden el avance y desarrollo del temario de una clase y que, además, merman la paciencia del profesor. Con la experiencia se va ad- quiriendo práctica para combatir estas conductas disruptivas, que son en de- finitiva una falta de disciplina en clase. Sin embargo, es conveniente conocer el motivo de estas conductas y tener en cuenta una serie de orientaciones a la hora de establecer las bases para una buena convivencia en el aula. ELOÍSA SANZ CEBALLOS Etapa: EDUCACIÓN SECUNDARIA Bloque: CONVIVENCIA EN EL AULA Página 53

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Como debemos detectar a este tipo de adolescentes en las instituciones educativas y poder proporcionarles apoyo

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mismo, es imprescindible la presen-cia de una perspectiva integral de prevención de la violencia, basada en la construcción de la igualdad y el respeto a los derechos humanos, dentro de la cual incluiríamos en-señar a rechazar tanto el sexismo como cualquier forma de violencia o acoso.

BIBLIOGRAFÍA:

• Díaz Aguado, Maria José. La Prevención De La Violencia De Género Desde La Educación.

• http://cprmerida.juntaextremadura.net/cpr/primaria/violencia/resumenmaria-joseaguado.pdf

• Domínguez, Marta. Universidad Pompeu Fabra. ¿Cada vez más igualato-rios? Los valores de género de la juventud y su aplicación en la práctica.

• ht tp: //www.injuve.migualdad.es/ injuve/contenidos.downloadat t .action?id=1190982897

• Ministerio de Sanidad, Política social e Igualdad• http://www.migualdad.es/ss/Satellite?pagename=MinisterioIgualdad/Page/

MIGU_home• Observatorio violencia de género• http://www.observatorioviolencia.org/documentos.php• http://www.aulaintercultural.org/• http://www.educacionenvalores.org/spip.php?mot12• http://web.educastur.princast.es/proyectos/coeduca/

CONDUCTAS DISRUPTIVAS EN

EL AULA

Todo profesor de secundaria se en-frenta diariamente a una serie de con-flictos dentro de su aula que tienen el denominador común de ser conductas disruptivas que impiden el avance y desarrollo del temario de una clase y que, además, merman la paciencia del profesor. Con la experiencia se va ad-

quiriendo práctica para combatir estas conductas disruptivas, que son en de-finitiva una falta de disciplina en clase. Sin embargo, es conveniente conocer el motivo de estas conductas y tener en cuenta una serie de orientaciones a la hora de establecer las bases para una buena convivencia en el aula.

ELOÍSA SANZ CEBALLOS

Etapa: EDUCACIÓN SECUNDARIABloque: CONVIVENCIA EN EL AULA

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CAUSAS Y MOTIVOS DE CONDUCTAS DISRUPTIVAS• Problemas familiares. Aquellos alum-

nos que tengan problemas en casa se-rán mucho más proclives a ser agresi-vos y conflictivos en un aula.

• Contexto social. No es lo mismo nacer y criarse en un barrio marginal de una ciudad que vivir en pleno centro de la misma. El entorno es muy importante y decisivo para el aprendizaje y la perso-nalidad del alumno.

• Personalidad del alumno. Hay alumnos que simplemente necesitan o disfrutan llamando la atención en clase y para ello emplean su tiempo en molestar, in-cordiar y atrasar el ritmo de trabajo en el aula con el fin de destacar y conside-rarse importantes. Otras veces se trata de probar los límites del profesor, exhi-birse en público, etc. A veces los alum-nos con problemas familiares ven en el docente una diana donde clavar sus sentimientos que en realidad están pro-yectados hacia otra persona. Así, estos alumnos consideran que el docente no tiene la misma autoridad que los padres y que, por lo tanto, no puede tomar re-presarías contra ellos.

• Aumento de la intolerancia. Los me-dios de comunicación nos muestran un mundo cada vez más heterogéneo

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y diverso en el que la tolerancia no tiene cabida. Los adolescentes son el eco de esta publicidad por lo que van a imitar este tipo de conductas que deber ser modificadas tanto por la escuela como por la familia y la sociedad.

• Organización y clima de centro. Esta causa está relacionada con el con-texto social. Así, también el ambien-te del centro, el tipo de alumnado que posea, así como el profesorado, etc. configurarán las características del centro escolar.

Lo que no debemos de olvidar es que en todos estos casos la conducta dis-ruptiva aparece y que bajo ella subyace una información muy valiosa que debe ser objeto de estudio por parte del do-cente y del equipo directivo e incluso por el orientador de centro. Una vez que el docente es consciente de estos comportamientos disruptivos y ha ana-lizado por qué se producen, a través de una entrevista con el alumno o con su familia, tras haber realizado varios test al alumno o haber solicitado ayuda al orientador del centro, etc. estaremos en condiciones de actuar para resolver estos problemas.

PAUTAS A SEGUIR PARA EVITAR CONFLICTOS EN CLASE• Lo que todo docente debe hacer an-

tes que nada el primer día de clase es establecer entre él y sus alum-nos las normas de clase y sus con-secuencias pues de este modo los alumnos se sentirán parte del pro-ceso y al poder participar en esta actividad serán mucho más respon-sables y se implicarán mucho más a la hora de respetar las normas. También es positivo puesto que si los alumnos incumplen alguna de estas normas saben las conse-cuencias que sufrirán y no podrán atribuir estos “castigos” a deseos o caprichos del profesor por lo que el ambiente será mucho más relajado. El gran reto es conseguir por parte del docente que todo el profesorado aplique esta misma técnica pues así se conseguirá que tenga un mayor efecto.

• Para mejorar la convivencia se pue-de trabajar en clase en pequeños grupos heterogéneos fomentando así la mezcla de los alumnos que aprenderán a respetar a nuevos alumnos y a integrarlos en el aula.

• Establecer una correspondencia en-tre los padres y el profesor (cuader-

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nos) que haga posible el establecer unas conductas y un seguimiento del alumno que sean comunes. Esto hará que sea mucho más fácil que el alumno obedezca al profesor en cla-se pues los criterios de evaluación y metodología serán los mismos para el alumno tanto dentro del aula como fuera.

• Realizar asambleas de clase donde el docente trate problemas conflicti-vos internos del aula o externos que propicien un diálogo relajado, comu-nicativo y comprensivo entre todos. Es una táctica muy apropiada para las horas de tutoría donde además los alumnos pueden realizar test de personalidad, de irritabilidad y re-dactar una lista de cualidades posi-tivas y negativas de sí mismos que posteriormente compartirán y co-mentarán con sus amigos, etc. Todo ello con el fin de que los alumnos se conozcan a sí mismos. También es aconsejable hacer juegos de in-terpretación de papeles (con objeto de que aprendan a empatizar) pues será clave para la resolución de con-flictos en clase.

• El profesor debe ser muy cuidadoso con su lenguaje y nunca debe des-calificar a ninguno de sus alumnos,

así como respetar las normas de clase y sus consecuencias para dar ejemplo. Debe ser capaz de valorar individualmente cada alumno y ayu-dar a todos en sus problemas perso-nales y académicos en la medida de sus posibilidades.

• La labor del profesor no debe limitar-se a la académica, enseñar el mayor número posible de conocimientos, sino también fomentar una inteligen-cia emocional. No olvidemos que tratamos con seres humanos que atraviesan una época muy conflicti-va y delicada. Debemos ofrecerles apoyo psicológico para fomentar el aprendizaje como por ejemplo: aceptar nuestras propias limitacio-nes y las de los alumnos, trabajar para mejorarlas, proponer metas adecuadas a las posibilidades de nuestros adolescentes, aumentar el autoestima de nuestros alumnos, re-compensar el buen comportamiento de forma intermitente, castigar cuan-do sea necesario pero sin exceder-nos, etc. Otro aspecto importante es el de enseñar a los alumnos a ser asertivos, es decir, a ser capaces de expresar sus sentimientos y pensa-mientos de forma honesta sin que hieran a los demás.

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nos) que haga posible el establecer unas conductas y un seguimiento del alumno que sean comunes. Esto hará que sea mucho más fácil que el alumno obedezca al profesor en cla-se pues los criterios de evaluación y metodología serán los mismos para el alumno tanto dentro del aula como fuera.

• Realizar asambleas de clase donde el docente trate problemas conflicti-vos internos del aula o externos que propicien un diálogo relajado, comu-nicativo y comprensivo entre todos. Es una táctica muy apropiada para las horas de tutoría donde además los alumnos pueden realizar test de personalidad, de irritabilidad y re-dactar una lista de cualidades posi-tivas y negativas de sí mismos que posteriormente compartirán y co-mentarán con sus amigos, etc. Todo ello con el fin de que los alumnos se conozcan a sí mismos. También es aconsejable hacer juegos de in-terpretación de papeles (con objeto de que aprendan a empatizar) pues será clave para la resolución de con-flictos en clase.

• El profesor debe ser muy cuidadoso con su lenguaje y nunca debe des-calificar a ninguno de sus alumnos,

así como respetar las normas de clase y sus consecuencias para dar ejemplo. Debe ser capaz de valorar individualmente cada alumno y ayu-dar a todos en sus problemas perso-nales y académicos en la medida de sus posibilidades.

• La labor del profesor no debe limitar-se a la académica, enseñar el mayor número posible de conocimientos, sino también fomentar una inteligen-cia emocional. No olvidemos que tratamos con seres humanos que atraviesan una época muy conflicti-va y delicada. Debemos ofrecerles apoyo psicológico para fomentar el aprendizaje como por ejemplo: aceptar nuestras propias limitacio-nes y las de los alumnos, trabajar para mejorarlas, proponer metas adecuadas a las posibilidades de nuestros adolescentes, aumentar el autoestima de nuestros alumnos, re-compensar el buen comportamiento de forma intermitente, castigar cuan-do sea necesario pero sin exceder-nos, etc. Otro aspecto importante es el de enseñar a los alumnos a ser asertivos, es decir, a ser capaces de expresar sus sentimientos y pensa-mientos de forma honesta sin que hieran a los demás.

• Cuando se produzca la conducta disruptiva debemos hacer una llamada de atención al alumno de las siguientes formas: referirse a las normas, hacer una llamada aparte al alumno, dejar un respiro, un tiempo, desviar la atención hacia otra acción, dejar que el alumno decida cómo quiere resolverlo (ha-blarlo en privado), etc. Expulsar al alumno de clase solo debe utilizarse como último recurso, con la posibilidad de que en unos minutos se reincorpore a clase, puesto que es un método muy ineficaz ya que no mejora la conducta del alumno y es percibida como una muestra de haber conseguido que el pro-fesor pierda los papeles. Nunca se debe discutir con un alumno en clase por tres motivos: estaremos perdiendo el tiempo, aumentaremos la tensión del conflicto y forzamos que uno de los dos resulte ganador por lo que podemos perder los papeles y enfadarnos mucho lo que el resto de la clase interpretará de un modo muy negativo y se posicionará a favor del perjudicado, el alumno.

CONCLUSIÓNUno de los aspectos más importantes para fomentar la convivencia en el aula es no perder nunca los estribos ante una situación difícil pues el clima de aula se verá seriamente perjudicado. El profesor es un modelo de comportamiento en el cual se fijarán los alumnos por lo que todo intento de convivencia en el aula se podrá ver mermado si nuestro comportamiento no refleja todo aquello por lo que estamos trabajando. No olvidemos que en toda mala conducta subyace una pro-blemática a la cual deberemos prestar atención con objeto de poder identificarla y corregirla para desarrollar una buena convivencia en el aula.

Bibliografía• Fernández García, I (Coord.) (2001). Guía para la convivencia en el aula. Bar-

celona: CISSPRAXIS.• Wololfolk, A. (2006). Psicología Educativa. Novena Edición. Cap.10: Motiva-

ción en el Aprendizaje y la Enseñanza (pp.348-387).