Boletín ECEE #22

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Año 5 • No. 22 • 2009 La crisis financiera mundial: un caso de epistemología economíca Alfonso J. Delint Castillo Prácticas fiscales exitosas Raúl Jorge Yáñez Rodríguez

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Boletín Oficial de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Panamericana

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• La crisis financiera mundial: un caso de epistemología economíca

Alfonso J. Delint Castillo

• Prácticas fiscales exitosas Raúl Jorge Yáñez Rodríguez

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Responsable de esta publicación:Lourdes Félix Urbina [email protected]

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Secretaría AcadémicaFrancisco Loría García de Acevedo

Dirección de PosgradosGuillermo Arroyo Santisteban

Dirección de Educación Continua y Extensión UniversitariaPedro Salicrup Río de la Loza

Dirección de Administración y FinanzasEulalio González Anta

Dirección de Administración y MercadotecniaMa. Luisa Pimentel Zamudio

Dirección de Administración y Negocios InternacionalesSergio Garcilazo Lagunes

Dirección de Contaduría Jorge Huerta Bleck

Dirección de EconomíaGabriel Pérez del Peral

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Secretaría AdministrativaAlma Rosa Limas Álvarez

Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales

DirectorioDirección General

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Jefe del área de Control e Información Directiva Jorge Huerta Bleck

Jefe del área de Economía Gabriel Pérez del Peral

Jefe del área de FinanzasEulalio González Anta

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Jefe del área de NegociosSergio Garcilazo Lagunes

Jefe del área de MatemáticasJosé Cruz Ramos Báez

Jefe del área de Computación Edmundo Marroquín Tovar

Jefe del área de Derecho Juan G. Araque Contreras

Jefe del área de HumanidadesGuillermo Arroyo Santisteban

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3BoLETíN DE LA ESCUELA DE CIENCIAS ECoNóMICAS y EMPRESARIALES • UNIvERSIDAD PANAMERICANA • NúMERo 22/2009

La crisis financiera mundial: un caso de epistemología económicaAlfonso J. Delint CastilloAcademia de Economía y Humanidades ECEE

Causas de la crisis financiera en EUAPodría parecer extraño que, ante la crisis fi-nanciera mundial, se hable de un problema de epistemología o metodología de la cien-cia económica. Sin embargo, parece que está presente en el trasfondo de la cuestión.

Dentro del conjunto de las causas de la crisis podemos mencionar: una política fiscal expansiva con un déficit público creciente, acompañada de una política monetaria tam-bién expansiva que, desde principios del año 2000, provocó que las tasas de interés se fue-ran a niveles muy bajos.

Lo anterior generó una disponibilidad de crédito barato, relacionada no sólo con la oferta de estos recursos, sino con cambios le-gales que facilitaron el ingreso de personas, grupos y entidades que antes no eran sujetos de crédito.

Como consecuencia, se revaloran ciertos activos, en particular los inmobiliarios, que subieron de forma acelerada. Se trata de otra burbuja que reventó, basada en la ilu-sión de que los activos de los inmuebles man-tendrían una tendencia indefinida al alza. Con esa perspectiva, parecía lógico otorgar créditos al cien por ciento del valor de una propiedad a alguien que, si no tenía ni tra-

bajo ni otros activos, tenía como garantía el inmueble mismo, el cual se revaloraría con el paso del tiempo.

La burbuja inmobiliaria se acrecienta cuan-do las instituciones financieras de Wall Street, dentro del contexto de tasas de interés bajas, diseñan mecanismos para ofrecer a su clien-tela instrumentos de mayor rendimiento, con esquemas complicados que partían de la mis-ma premisa: los activos siempre se comporta-rían de forma favorable.

Para completar el cuadro, es pertinente des-tacar una regulación financiera excesivamente laxa, valuaciones de riesgo miopes y desacerta-das, así como la presión por parte del congreso estadounidense a las instituciones cuasi estata-les para que prestaran dinero a personas de ba-jos recursos y poca capacidad de pago.

Pero, como toda burbuja financiera, llega un día en que explota y cuando se rompe el círculo, por una caída en la demanda, em-pieza a disminuir el precio de los activos, las personas se enfrentan a la situación de que sus propiedades valen menos que el crédito y todo el esquema comienza a desmoronarse rápidamente con incontables quiebras en el sistema financiero.

Los problemas no tardaron en impactar al sector real de la economía debido a que se rom-

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pe el mecanismo de financiamiento a la pro-ducción. Y la economía real, finalmente, vive del crédito.

Cuando la crisis se vuelve mundialLa crisis estadounidense se hace mundial si consideramos que el tamaño del problema inmobiliario es gigantesco y se ramifica a tra-vés de la integración del sistema financiero en todo el mundo. Los bancos estadouniden-ses les compraron a los bancos alemanes, los alemanes a los ingleses, las instituciones fi-nancieras inglesas a las de Estados Unidos y así sucesivamente, y se crearon círculos que se ahogan a sí mismos.

En Estados Unidos, el incremento en el monto de las hipotecas en los últimos siete años ha sido de más de cinco billones de dó-lares. Eso ya bastaría para repercutir en la economía mundial de manera significativa.

Junto con lo anterior, debemos considerar la estructura económica mundial actual: glo-balización productiva y financiera. Existen países como China, India, Indonesia, que acu-mulaban reservas internacionales con una es-trategia exitosa de desarrollo apuntalada en la promoción de exportaciones que generó un enorme superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos; asimismo, los países productores de petróleo en Medio Oriente que recibieron grandes excedentes de divisas en los últimos años. Estos países compraban buena parte de los instrumentos crediticios, tanto del sector público estadounidense como de los distintos actores financieros que bursatilizaban estos créditos.

El ahorro de los países asiáticos y el exce-dente de los petroleros se fueron a Estados Unidos, pero también a otros países. Estos recursos buscaron dónde acomodarse y lo hicieron especialmente en Europa del Este, debido a las favorables expectativas que generaron su reciente incorporación a la Unión Europea. Ahora se retiran y generan múltiples problemas para esa región.

La perspectiva epistemológicaAdemás de las causas señaladas, se presen-tó una cuestión a nivel intelectual, específi-camente epistemológico. Durante años, los financieros de Wall Street se han creído los señores del mundo económico, financiero e intelectual. Este sentimiento de superiori-dad, y hasta de infalibilidad, no se basó en sus enormes salarios, ni en sus bonos millona-rios, ni en su pedante estilo de vida, sino en su metodología y poder intelectual.

Ellos se consideraron los únicos que sabían y podían entender al mundo, ya que conta-ban con modelos matemáticos que lo expli-caban todo. Dichos modelos, tomados de las ciencias físico-matemáticas, se aplicaron a las ciencias sociales, en este caso a la economía y a las finanzas.

Los economistas matemáticos que formula-ron estos complicados modelos, consideraron que podían reducir las ideas más sofisticadas o etéreas a un sistema de ecuaciones diferenciales estocásticas. Pero se hechizaban a sí mismos con sus complejidades matemáticas. Por ende, son víctimas de la magia de sus propios modelos.

Como parte de su supuesta superioridad intelectual, erigieron una barrera lingüís-tica entre ellos y el resto de los mortales, lo que impedía dialogar y, por ello, saber si verdaderamente eran tan inteligentes, capaces y observadores. Además, pensaron que cualquier persona que no comprendie-ra sus sofisticaciones matemáticas, era sim-plemente ignorante. Estaban en otro nivel intelectual.

Como parte de su sofisticación, usaban siglas para iniciados: CDS, CDO, SIV, ELMI y términos tomados de la física teórica, como “procesos brownianos”, “lema de Ito” en-tre otros, para referirse a los movimientos de los mercados financieros. Si alguien les preguntaba qué querían decir o cómo se podían explicar sus teorías en lenguaje simple, las respuestas eran tan herméticas, breves e ininteligibles como las siglas que

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utilizaban en todo momento. Había casos en que simplemente no había respuestas, o quien hacía la pregunta recibía una mirada despectiva.

Más allá de la ecuación matemáticaAhora sabemos que detrás de este tinglado de complejidad matemática se escondía una incapacidad por entender verdaderamente al mundo económico y sus vicisitudes. La verdad es que descuidaron otros aspectos de la realidad social que las ecuaciones no son capaces de reflejar completamente, como los aspectos culturales, legales, edu-cativos, estructurales o institucionales que inciden en los mercados.

La fragilidad de los modelos de Wall Street era profunda y estructural. Los grandes des-pachos financieros y de correduría hablaban con gran orgullo y sin ningún reparo de las bondades de su “ingeniería financiera”. Ha-bían hecho de la física la formación profe-sional para contratar: necesitamos personas que se hayan nutrido del modelaje al estilo de la ciencia físico-matemática, para aho-ra utilizarlos en la economía y las finanzas. Para ellos, las mismas leyes del mundo físico son las que operan en el mundo social y hay que modelarlas para explicar y predecir la realidad.

Y ahí, precisamente, está el problema epis-temológico. La física es una ciencia exacta (al menos en comparación con las ciencias socia-les), basada en leyes precisas y reglas inmuta-bles. Pero la economía y las finanzas no son física: tienen que ver con agentes económicos y su psicología, en este caso, consumidores e inversionistas.

Las finanzas se las tienen que ver con una gama de extraños personajes del escenario económico, como personas ricas, pensiona-dos y jubilados, especuladores implacables, pequeños ahorradores, inversionistas de gran calado, codiciosos oportunistas, inge-nuos imitadores, fundaciones culturales y artísticas, universidades y obras de caridad

que invierten sus fondos para poder hacer su labor en el futuro.

Es muy difícil capturar en términos mate-máticos todos estos aspectos cualitativos. Por ello, el uso acrítico de ideas, modelos y rela-ciones cuantitativas como si los agentes eco-nómicos respondieran a señales automáticas o fueran unos títeres del sistema de precios, jugó un rol central en esta crisis financiera.

Así, los modelos matemáticos decían que las hipotecas serían repagadas, que los deri-vados financieros eran espléndidos, que las correlaciones entre los mercados eran bajas y que las estampidas de inversionistas eran una invención de los ignorantes en econometría o de los amargados.

Casi nadie se preocupaba por la historia, por lo que había pasado en los años 30 en los mismos Estados Unidos. Lo que importaba era el modelo y su innegable magia matemática, las ecuaciones, los segundos, terceros y cuar-tos “momentos” estadísticos, la reversión a la media, los procesos estocásticos de salto, las distribuciones estadísticas sofisticadas.

El problema radica en que no se hacen las debidas diferencias entre el mundo de la na-turaleza, que es el de la física y el mundo de la cultura, que es el de la economía.

Ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu Para clarificar el problema metodológico dis-tingamos naturaleza y espíritu. La naturaleza es el conjunto de objetos, la realidad corporal que no es producto de la actividad humana. Es el conjunto de las cosas en cuanto están regidas por leyes generales. Es algo ya dado. Lo natural se opone a lo artificial o creado por el hombre. Naturaleza se opone a espíri-tu. Así se habla de ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu o de la cultura.

El mundo de la naturaleza es lo que es por-que no tiene la capacidad de volver sobre sí, de relacionarse consigo mismo. Sólo lo espiri-tual puede hacerlo. Únicamente lo espiritual

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puede reflexionar. Por ejemplo, una piedra nunca sabe que es piedra, no tiene concien-cia de su existencia ni de su ser. El espíritu no sólo es lo que es, sino que está en relaciones internas consigo mismo. Su ser es tener que hacerse, su ser es estar vuelto hacia sí mismo.

De esta manera, la naturaleza es el ámbito de la necesidad, de lo determinado y sin historia. El espíritu es el mundo de la libertad, de lo que nunca se repite porque siempre es nuevo, de lo que crea al crearse, de lo histórico.

Por tanto, las ciencias de la naturaleza son las que estudian la estructura de lo dado. En contraparte, las ciencias del espíritu o de la cultura son las que estudian la estructura de lo que el hombre crea. Esto es lo que olvidan los economistas matemáticos con sus sofisti-cados modelos. Se trata de dos mundos dis-tintos. Las leyes de la naturaleza no aplican indiscriminadamente para el mundo de la cultura, donde se inserta lo social y la eco-nomía. Pueden ser un instrumento de gran utilidad si se saben usar y siempre se tiene la cautela debida.

Etimológicamente, la física es la ciencia de la naturaleza. Estudia las modificaciones tran-sitorias de la materia. Es la ciencia de las rela-ciones existentes en la estructura única que es la realidad espacio-temporal. La realidad físi-ca responde a relaciones de tipo matemático. Las relaciones matemáticas son la clave para entender esa realidad. En el mundo físico hay un solo orden que es, ha sido y será siempre el mismo. La naturaleza es inmutable, por eso tiene en la matemática, inmutable tam-bién, el lenguaje que puede expresarla. De esta forma, la matemática y la física aparecen como la cara abstracta y la cara concreta de un todo.

En consonancia con lo anterior, podemos decir que las matemáticas presentan tres ca-racterísticas fundamentales: 1) son abstractas: porque estudian las puras relaciones indepen-dientemente de sus objetos. Por ejemplo, la relación x = 3y no se refiere a ningún objeto

en particular; 2) son formales: prescinden de todo objeto y, por lo mismo, sólo van a las re-laciones entre sí; 3) son exactas: considerando que sus resultados se expresan en relaciones numéricas cuya certeza es absoluta.

Con todo, las matemáticas son la ciencia exac-ta por excelencia, y las demás ciencias tienden a matematizarse por la utilidad y avance que representa el reducir sus conclusiones a fórmu-las cuantitativas y a equivalentes matemáticos. Como es claro, la realidad natural es amplia-mente matematizable, pero no lo es la realidad del espíritu o de la cultura. Los economistas ma-temáticos han puesto demasiadas esperanzas en la formulación de modelos matemáticos para explicar los fenómenos sociales, lo que aumenta el poder descriptivo y las posibilidades de ope-rar, pero que tiene como contraparte una pérdi-da de semejanza con el objeto descrito.

Los enunciados matemáticos, en tanto que se refieren a la realidad, dejan de ser seguros; pero, en tanto que son seguros, no se refie-ren a la realidad con todas sus connotaciones. Las matemáticas favorecen la precisión y la claridad del pensamiento, aunque también pueden provocar el querer reducir todo a un abstractismo y formalismo.

Ciencias rebeldes a la medidaEs claro que existen realidades humanas que no son susceptibles de un modelaje matemático, en ocasiones, ni siquiera de manera indirecta. Los hechos de naturaleza espiritual son rebeldes a la medida. En general, la conceptualización mate-mática en las ciencias humanas y sociales, cuan-do es posible, sólo proporciona un fundamento, que por sólido que sea, es incapaz de explicar todos los fenómenos. Dicho sea de paso, lo mis-mo ocurre en la biología: el cálculo, por sofisti-cado que sea, es incapaz de explicar la maravilla que es la vida en sí misma.

Las ciencias humanas estudian lo humano o al hombre en su realidad, su peculiaridad como creador de la cultura. Quizá algunos se sorprendan al recordar que la economía y las

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finanzas son parte de la cultura, del mundo del artificio, es decir, del ámbito de lo que el hombre crea.

Con todo, ciencias de la naturaleza y cien-cias del espíritu se oponen, pero sólo de ma-nera relativa. La naturaleza es lo dado, con sus fuerzas y leyes. Y la humanidad trabaja transformando la naturaleza para adaptarla a sus propias necesidades, pero el ser humano no es pura naturaleza. El pensamiento está muy por encima de toda la materia: no sólo conoce la naturaleza, sino que se conoce a sí mismo. Tiene conciencia de su identidad, de su yo, de su libertad, de su persona. Sabe que hoy es y algún día morirá. Puede reflexionar y cambiar su existencia. El ser humano es siempre un misterio.

Precisamente por lo anterior, en las cien-cias humanas hay dificultades especiales: a) la experimentación es limitada, es impo-sible repetir en las mismas condiciones un experimento, la persona con la que se rea-lizó, pudo haber cambiado sus disposicio-nes. Poder aislar un fenómeno humano es sumamente difícil; b) la observación no es rigurosamente objetiva, los fenómenos ob-servados, en las ciencias de la naturaleza, son independientes del observador. Cuan-do el físico estudia los átomos o la gravita-ción universal, fácilmente prescinde de sus gustos e ideas.

En las ciencias humanas los fenómenos observados no son independientes del su-jeto. No se puede separar la economía del economista, la psicología del psicólogo, la sociología del sociólogo, la historia del his-toriador. Los científicos sociales no pueden ser del todo neutrales, pues, cuando se trata del hombre, intervienen los valores perso-nales con toda la gama de sentimientos que llevan consigo. Además, ideas y sentimien-tos sufren la influencia del medio social. Sin embargo, esto no les quita su categoría de ciencias. Lo son, pero de otra forma que las ciencias naturales o la matemática.

Economía finanzas, ciencias de la culturaUna vez hecha la distinción entre el mundo de la naturaleza y de la cultura, me parece que la incapacidad de los economistas y financieros para comprender una crisis como la actual se liga estrechamente a su inclinación por copiar, en la mayor medida posible, los procedimientos de las ciencias físicas que alcanzan éxitos brillan-tísimos, pero que corresponden al mundo de la naturaleza, no al de la cultura.

En la economía y las finanzas la imitación de la física, sin hacer los debidos ajustes, puede conducir directamente a estrepitosos fracasos, debido a que este enfoque conlle-va una aplicación mecánica de esquemas de pensamiento a campos distintos de aquellos en los que se han creado y desarrollado, por cierto, de manera espectacular.

Contrariamente a lo que ocurre en las cien-cias físicas, en economía y finanzas, los hechos que deben explicarse no son completamente cuantificables, pues presentan aspectos jurí-dicos, históricos, culturales e institucionales.

Con frecuencia, los modelos matemáticos tienden a usar únicamente variables cuan-tificables y dejan de lado lo cualitativo que puede tener mayor transcendencia en la ex-plicación, porque proporciona una mejor ca-dena causal.

De esta forma, muchas elaboraciones teó-ricas de la economía y las ciencias sociales, que no pueden ser contrastadas por pruebas cuantitativas, son descartadas por quienes han considerado de antemano que sólo lo matematizable garantiza la cientificidad. A partir de ahí, se procede alegremente con la ficción de que los factores que miden son los únicos importantes. Insisto, se pasa del mun-do de la naturaleza al del espíritu sin ningún reparo metodológico.

En este sentido, es cierto que la utilización de matemáticas en economía y ciencias socia-les constituye un medio preciso y compacto de expresión, así como un instrumento eficaz

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para deducir implicaciones de los supuestos sobre el comportamiento de los agentes par-ticipantes. Los supuestos irrelevantes, incom-pletos o equivocados, darán lugar a implica-ciones e hipótesis incorrectas con cualquier tipo de instrumento que usemos, como pue-de ser el lenguaje verbal o el gráfico.

Sin embargo, la tendencia a usar en eco-nomía predominantemente la metodología de la física sin hacer los ajustes debidos, con-lleva la apariencia de exactitud y elegancia, pero le quita realismo. Más aún, no se puede olvidar, sin caer en el relativismo o el histori-cismo, que las condiciones históricas sociales y culturales en las que descansa la estructura teórica de la economía y la política econó-mica, se modifican permanentemente con el paso del tiempo.

A veces, parece que las complejas técnicas del modelaje matemático se aprenden con facilidad mucho mayor que el pensamiento que nos muestra cuáles son los problemas y cómo debemos enfocarlos.

La importancia de los métodos cuantitativosNo se debe concluir que me opongo a la uti-lización de matemáticas en la economía y las ciencias sociales. Sólo pido una correcta con-sideración epistemológica. Además, entien-do que los modelos sean muy sofisticados y fallen, porque la realidad que pretenden ex-plicar es sumamente compleja.

Como se acepta entre los economistas, una de las mayores ventajas de la técnica mate-mática consiste en que permite describir, por medio de ecuaciones algebraicas, el carácter general de un patrón, aun cuando ignoremos los valores numéricos que determinarán su manifestación particular.

Carecer de esta técnica algebraica impediría lograr una representación para comprender las interdependencias recíprocas existentes entre los diversos hechos de un mercado. Sin embargo, esa técnica ha creado la impresión

de que podemos utilizarla para la determina-ción y el pronóstico de los valores numéricos de tales magnitudes; lo que conduce a una búsqueda vana de constantes cuantitativas o numéricas.

Esto ocurre a pesar de que los fundadores de la economía matemática no tuvieron esa pretensión. Es cierto que sus sistemas de ecua-ciones describen el patrón de un equilibrio de mercado y se formulan como si pudiéra-mos llenar todos los espacios en blanco de las fórmulas abstractas; es decir, si conociéramos todos los parámetros de estas ecuaciones, po-dríamos calcular los precios y las cantidades de todos los bienes y servicios vendidos. Pero como enunció claramente Wilfredo Pareto, uno de los fundadores de esta teoría, su pro-pósito no puede ser el “llegar a un cálculo numérico de los precios” porque sería absur-do suponer que pudiéramos tener todos los datos.

La relevancia de las consideraciones no matemáticasEn realidad, el punto principal lo notaron aquellos notables precursores de la econo-mía moderna, los escolásticos españoles del siglo XVI, quienes hicieron hincapié en que lo que ellos llamaban pretium mathematicum, “el precio matemático”, dependía de tantas circunstancias particulares y tan cambiantes que no podría ser conocido.

Sería deseable que nuestros economistas matemáticos hubiesen entendido esto a la perfección. Por otro lado, se ha cuestionado que su búsqueda de magnitudes medibles haya hecho alguna aportación importante a nuestro entendimiento teórico de los fe-nómenos económicos, en cambio, tiene un gran valor como una descripción de situacio-nes particulares y para entender los procesos económicos.

Para terminar, me declaro un profundo ad-mirador de los métodos cuantitativos. Pro-pongo su utilización en las ciencias sociales,

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siempre y cuando se hagan las adecuaciones metodológicas necesarias. En esta línea pido que los economistas matemáticos no sucum-ban al embrujo de sus propios conocimien-tos y que no consideren banal o simplista a las formulaciones no matemáticas, que pue-den complementar, enriquecer y contrastar su sofisticado modelaje.

No se entienda tampoco lo dicho como una oposición a la enseñanza de la mate-mática en economía, por el contrario, la experiencia me dice que es necesario tener un bagaje matemático muy sólido y amplio para que los economistas matemáticos es-cuchen. Además, es la manera que está de moda para analizar los fenómenos económi-cos y financieros.

Si los economistas matemáticos conside-ran que uno critica su modelaje por falta de conocimientos no te otorgan la menor cre-dibilidad. Para decirlo en términos futbolís-ticos, tienes que ir a ganar de visitante. Es decir, hacerles ver que a pesar de entender bien sus diseños matemáticos, parecen insu-ficientes para explicar la compleja y multi-causal realidad social.

Para terminar, quisiera recordar la famosa frase referente a que no se puede aceptar la excusa de que la economía matemática es una ciencia demasiado joven, ya que después de

todo, Sir William Petty, el fundador de la eco-nometría, ¡era más viejo que Sir Isaac Newton, su colega en la Real Sociedad Británica!

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Prácticas fiscales exitosasRaúl Jorge Yáñez RodríguezProfesor de Contaduría de la ECEE

Cada vez es más común escuchar acerca de la necesidad de una reforma fiscal integral. Por lo mismo, se ha convertido en un tema sobre el que todos se forman una opinión, pero po-cos tienen una idea clara de lo que implica y requiere en verdad.

El tema es polémico. Por una parte, las au-toridades fiscales buscan mayores niveles de recaudación y, por otra, están los contribu-yentes que no quieren ver incrementados los impuestos que pagan.

En honor a la verdad, se debe puntuali-zar que existen diversas propuestas serias e interesantes sobre tal reforma fiscal, prove-nientes tanto de especialistas fiscales, em-presarios, instituciones educativas y el propio gobierno. De todas ellas se pueden tomar las mejores y más viables aportaciones.

Es obvio que entre más se debata la reforma fiscal integral y participen en su configuración todos los sectores involucrados a final de cuen-tas impacta a toda la sociedad y será más acorde a las grandes necesidades de nuestro país.

Sin embargo, no conviene alargar demasiado el debate y análisis, porque la economía mexica-na requiere urgentemente de reformas no sólo fiscales, sino energéticas, educativas y laborales que nos permitan volvernos más competitivos a nivel internacional, para consolidarnos como

una economía emergente pujante, con niveles altos y sostenidos de desarrollo.

Como estamos insertos en una economía globalizada, debemos ser creativos para apor-tar nuevos conocimientos al concierto mun-dial; pero a la par requerimos estar atentos a las prácticas que otros países llevan a cabo y les producen resultados satisfactorios en sus nive-les económicos. No se trata de copiar, sino de estudiar tales prácticas a fondo, analizar en qué medida podrían aplicarse a nuestra realidad y entorno, delimitar cuáles son los cambios re-queridos para que funcione de la mejor manera en el país y, en caso de que se adopten, darles un seguimiento detenido y puntual ya que toda reforma es perfectible.

Es por ello que en este artículo buscamos plasmar determinadas prácticas fiscales que diversos países han desarrollado con éxito, para tener mayores niveles de recaudación y controles más eficientes, que se traducen en servicios públicos de calidad y acordes a las necesidades de cada país en lo particular.

El federalismo en EUAEs un hecho que al analizar lo que otros paí-ses hacen en cualquier ámbito, surge Estados Unidos de América como un referente obli-gado.

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En dicho país, los impuestos se pagan a nivel local, estatal y federal. Su sistema impositivo es de naturaleza progresiva.1 El cumplimiento del pago de impuestos es to-mado seriamente, ya que es una obligación de todo ciudadano o residente temporal o permanente.2 Son administrados de mane-ra muy estricta a través del Internal Reve-nue Service (IRS).3

Los impuestos estatales y federales son los más importantes para el ingreso nacional es-tadounidense. Sin embargo, hay casos espe-ciales de impuestos locales, como en Nueva York.4

Todos los estados tienen la facultad de cobrar impuestos locales, los cobros de tri-butaciones estatales y federales son obli-gatorios. En términos generales, el sistema impositivo de EUA es demasiado complejo5 y, sin embargo, tiene una gran capacidad en el cobro de impuestos. Esto se debe a que los tres niveles de gobierno mantienen altos niveles de coordinación y comunica-ción, así como la clara delimitación de las labores de fiscalización.

El Impuesto Sobre la Renta (ISR) se cobra a nivel federal, pero cada Estado tiene la facul-tad de cobrar sus propias tasas impositivas a la renta. En cuanto al IVA es similar, ya que cada Estado de la Federación puede cobrar la tasa que desee a las ventas finales.6

Así las cosas, el pacto federal de EUA le per-mite sí imponer su propio sistema tributario para su adecuado mantenimiento, mientras que el gobierno federal cobra impuestos por las rentas. Al gobierno federal le basta con los impuestos por rentas, porque su sistema tributario es eficiente y le permite recaudar ese impuesto a sus ciudadanos, que tienen un ingreso per cápita estimado de 46 mil dólares anuales.7

Para EUA es más importante la percepción de impuestos por concepto de renta que co-brar un IVA generalizado. Cada Estado tiene autonomía completa a la hora de administrar

sus impuestos. Estas prácticas nos hacen ver que un excesivo centralismo acarrea grandes desventajas, incluso en los niveles de recau-dación de impuestos y su consecuente aplica-ción al gasto público.

Así podemos darnos una idea de lo que representan los impuestos para el desarrollo económico de EUA, manifestados en buenos sistemas de salud, seguridad social, servicios educativos y alimentarios y desarrollo tecno-lógico que permite crear bienes de capital que a la larga, exportándolos, les traerá más recursos del exterior.

Si bien en EUA es más fácil ver la relación de los impuestos que pagan los contribuyen-tes con los servicios públicos que reciben, es destacable que el mayor cumplimiento de las obligaciones fiscales es en mayor medida una cuestión de educación.

Es un acto cívico el pago oportuno de im-puestos, ya que es una especie de «costo» por vivir dentro de una sociedad. Sin embargo, la educación requiere un proceso lento, pero que sin duda da grandes frutos.

Crecimiento económico de ChileEn los últimos años Chile ha desarrollado un crecimiento económico sostenido. Todos los impuestos se imponen a nivel nacional.8

Contrariamente al caso de EUA, Chile tie-ne una mayor recaudación de los impues-tos indirectos, destacando el Impuesto a las Ventas y Servicios, mismo que grava con una tasa única de 19% al valor agregado que se incorpora en cada etapa de la cade-na de comercialización y distribución, hasta que el bien es adquirido por el consumidor final.9 Este impuesto, lo que sería el IVA en el caso mexicano, tiene pocas exenciones y tasas especiales.

Otros impuestos indirectos o al consumo son: impuesto a los productos suntuarios, a las bebidas alcohólicas, analcohólicas y pro-ductos similares; a la importación de vehí-culos; a los tabacos; a los combustibles; a los

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actos jurídicos; al comercio exterior y a las he-rencias, asignaciones y donaciones.10

Como se puede observar, la estructura tri-butaria chilena tiene gran preponderancia de los impuestos al consumo y una menor participación de los impuestos a la renta.

El actual sistema tributario chileno es el resultado de una serie de reformas pro-fundas a la estructura y administración tri-butarias, tanto de los impuestos directos, como indirectos, ocurridas en las últimas dos décadas.11 Estas reformas se orientaron a corregir las ineficiencias que contenía su anterior sistema.

El resultado de tales reformas es un sistema tributario que, al menos en términos de com-paración internacional, satisface en buena medida los objetivos económicos y adminis-trativos deseables de un sistema impositivo.

La estructura tributaria se constituye por pocos impuestos de alto rendimiento, con escasas exenciones y tratamientos preferen-ciales. Así, el gobierno chileno trabajó para crear una capacidad del sistema tributario que promueva los recursos necesarios para financiar el gasto público.

En adición, durante la última década se modificaron las principales normas ten-dientes a lograr una mayor recaudación, a través de la fiscalización e incorporación de tecnologías para procesar la informa-ción tributaria.12

De esta forma, Chile nos enseña que las reformas profundas a un sistema tributa-rio no se hacen de un ejercicio a otro, sino que requieren responsabilidades y adecua-ciones a corto y mediano plazos para po-der ver resultados importantes, pero sobre todo, estables.

Además, tanto Chile como México son paí-ses cuyos contribuyentes no gozan de ingresos per cápita tan altos como en EUA, por lo que de este país debemos valorar la apuesta por la recaudación vía impuestos al consumo y no al ingreso.

Nuevas modalidades de los impuestos indirectos en ItaliaPara el gobierno italiano, al igual que para EUA, el cobro de impuestos por concepto de renta representa un importante ingreso para la hacienda nacional, ya que los ingresos de los italianos también son altos y tienen es-quemas que facilitan el cobro de dichos im-puestos.13

Lo interesante es que en Italia dan el si-guiente paso en la aplicación de los impues-tos indirectos.14 Recientemente se han creado impuestos al consumo que tratan de indivi-dualizar la capacidad contributiva «indirecta-mente», representando ingresos extras para este país de la Unión Europea.15

El impuesto a tasa plana o flat taxA partir de 2008 se creó en México el Impues-to Empresarial a Tasa Única (IETU), mismo que, como todo nuevo gravamen, genera polémica y reticencias por parte de los con-tribuyentes, porque implica una carga fiscal adicional.

Como se describió anteriormente, el objeti-vo del presente artículo consiste en recopilar diversas prácticas fiscales exitosas en diversos países, por lo que no nos detendremos en analizar los efectos que el IETU provoca en nuestro país, sino que nos remontaremos a sus orígenes para entenderlo mejor.

El flat tax o impuesto de tasa plana ─lo que en México es el IETU─ es un tributo que se aplica tanto a personas morales como físicas por igual, para evitar cambiarse de régimen según convenga.

Estonia fue el primer país que aplicó el impuesto a tasa plana.16 En 2000, cuando co-menzó su aplicación, tenía una tasa de 26%, misma que ha disminuido paulatinamente, para quedar a partir de 2009 en 20%.17

Dicho impuesto permite que en Estonia no se hayan requerido cambios sustanciales en el IVA, ni en otros impuestos especiales.

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A principios de 2001, Rusia unificó sus tasas del Impuesto sobre la Renta en 13%.18 Tam-bién tomaron medidas para ampliar la base de contribuyentes, amén de la eliminación de exenciones.19

El caso de Rusia llama la atención, puesto que en el año posterior a la reforma que introdujo el impuesto a tasa plana, se in-crementó la recaudación casi en un cuarto en términos reales, experiencia que suscitó gran interés e imitación en otros países.

Precisamente de la experiencia del impues-to plano en Estonia y Rusia se observan las siguientes ventajas:

• La mayor virtud de este impuesto es su sencillez, puesto que todos los ingresos son gravados con una misma tasa.

• Menor costo de administración, tanto para los contribuyentes como para la autoridad hacendaria.

• Por la facilidad que tiene, existen pocos estímulos para evadirlo y un mayor con-trol por parte del gobierno.

• Sus defensores afirman que es un estímu-lo a las inversiones: a mayores inversio-nes habrá más crecimiento económico y posiblemente aumente la recaudación.

• Se supone que al eliminar exenciones y variados regímenes de tributación y al existir menor evasión, se amplía la base tributaria, por lo que las tasas que se apliquen podrían ser menores.

• Una tasa baja y un sistema tributario sen-cillo no son necesariamente menos di-nero para el gobierno, porque la gente está dispuesta a producir más y a pagar sus impuestos cuando el sistema es sim-ple y los impuestos son bajos.

Empero, la principal desventaja del flat tax es que no contempla la progresividad, por lo que todos pagan porcentualmente lo mis-mo, sin importar si sus ingresos son altos o bajos.20

Se debe destacar que el relativo éxito del impuesto plano se ha dado en países que es-taban pasando por una transición económi-ca. Tanto Estonia como Rusia prácticamente estaban inaugurando sistemas económicos, por lo que la introducción de la tasa plana no fue un duro golpe para ellos, pues transita-ban de un modelo económico a otro.

Aplicar el impuesto a tasa plana a un país que tenga una larga tradición con su propio sistema tributario podría ser poco atractivo en primera instancia. En México ya está apli-cándose el IETU.

Conocer dónde y en qué circunstancias se originó un determinado impuesto nos permi-te entenderlo mejor y aprender de sus acier-tos y deficiencias, así como delimitar qué tipo de adecuaciones requiere para nuestro en-torno económico.

Consideraciones finalesMéxico, como cualquier otro país, forma par-te de una economía globalizada, por lo que es sano abrirnos a conocer qué hicieron o ha-cen otras naciones en materia fiscal que les provoca mayores niveles de recaudación.

Evidentemente no se trata de copiar tales modelos. De manera previa, es necesario un profundo análisis sobre la forma en que ta-les prácticas fiscales exitosas de otros países impactarían en la economía mexicana, para determinar responsablemente qué adecua-ciones se requieren. A pesar del serio estu-dio sobre dichos modelos extranjeros, no es posible dejar pasar más tiempo cayendo en un estatismo, generando así una especie de bola de nieve que acumula gran diversidad de propuestas, pero sin pasar a su aplicación práctica.

Las prácticas de los países que comentamos se centran en la recaudación de impuestos. Se requiere que, al aplicar todos los ingresos re-caudados se haga con responsabilidad, transpa-rencia, sentido económico y visión, para que los

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mayores niveles de recaudación se traduzcan en mejores servicios y obras públicas.

En la medida en que se postergue una re-forma fiscal profunda se pierden inversiones nacionales y extranjeras, se dejan de generar los empleos que requerimos y además, no se construye infraestructura para el desarrollo y no sólo para el crecimiento.

1 Eso quiere decir que mientras más dinero se genere, más impuesto se pagará.

2 sChaFer, grant C., Elements of federal taxation, Columbus, Charles E. Merril Books, 1999.

3 http://www.usaenred.com/content/guia_paises(estados-unidos/impuestos/24.

4 Se cobra un impuesto local sobre la renta, además del cobro sobre la misma en los nive-les estatal y federal.

5 Tan sólo basta enlistar los principales ingresos que se gravan: salarios, intereses, dividendos, ganancias de capital, pensiones y anualida-des, reparticiones de sumas globales, alquiler, juegos de azar, ingresos del clero. Todo lo an-terior a nivel federal y estatal.

6 Por citar sólo un ejemplo: en Nueva Jersey se cobra 7% de IVA en la compra de un panta-lón, mientras que en Texas no se cobra nada por ese concepto.

7 http:/www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/us.html

8 No existen impuestos municipales, provincia-les o regionales significativos.

9 http:/www.sii.cl/aprenda_sobre_impuestos/impuestos/otros_impuestos.htm

10 http:/portal.imcp.org.mx/content/view/68711 En Chile, los más grandes y significativos cam-

bios en pro de la eficiencia ocurrieron durante las décadas de los setenta y ochenta, cuando se crearon las bases impositivas de lo que hoy es su actual sistema tributario.

12 Para tal efecto, en 2001 se dictó una ley llama-da “Contra la evasión y elusión tributaria”.

13 http:/www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/it.html

14 Los impuestos indirectos tradicionalmente no gravan directamente al sujeto, sino a un de-terminado acto o actividad.

15 Entre estos nuevos impuestos indirectos des-tacan: Impuesto de Registro de Actos Públicos; Impuesto de Sucesiones y Donaciones; Impuesto Común sobre el Incremento del Valor Inmobi-liario; Impuesto Regional sobre las Actividades Productivas.

16 http:/www.imf.org/external/pubs/ft/wp/2006/wp06218.pdf.

17 El IETU en México durante 2008 tiene una tasa de 16.5%; en 2009 será de 17% y a partir de 2010 quedará en 17.5%, de acuerdo al ar-tículo 1 y Cuarto Transitorio 2008 de la Ley del IETU.

18 http:/www.imf.org/external/pubs/ft/wp/2007/wp.pdf.

19 Sobre todo a miembros del ejército.20 La falta de progresividad puede afectar ma-

yormente en países tan desiguales como México, donde puede ser mal visto que el que gane más no pague más impuestos.

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