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38 SIGLO NUEVO Con un profundo olor a pino que invade el olfato, la arquitectura escan- dinava de Alvar Aalto nos deleita con la presencia del refrescante bosque en cada muro, en cada piso y en cada detalle que deja de lado el moder- nismo y evoca a su Finlandia en cada rincón. POR: Jesús Tovar A LVAR A ALTO Un gigante finlandés de la arquitectura ARQUITECTURA A lvar Aalto nació en Kuortane (Finlandia) el 3 de febrero de 1898 . En 1916 se matriculó en el Liceo Clásico de Jyväskylä y en 1921 obtuvo su diploma de Arqui- tectura en el Instituto de Tecnología en Helsinki. Alvar Aalto, el más célebre ar- quitecto finlandés de todos los tiem- pos fue el segundo hijo de S.H. Aalto y de Selma Hackstedt. En ciertos momentos de su vida luchó por la independencia de su país. Finlandia, tierra fría repleta de bosques, situa- da entre Rusia y Suecia, fue la inspi- ración para todos sus proyectos. En el colegio Alvar era simpático y ocurrente pero no buen estudiante ya que sufría una dislexia que le for- zaba a realizar extraños juegos con el lenguaje. Destacaba en el deporte y sobresalía en el dibujo y hacía tan buenas presentaciones que en una ocasión desestimaron uno de sus trabajos en un concurso infantil por considerar que la pintura había sido realizada por un adulto. Una tarde, cuando tenía 12 años de edad, tras recoger el correo se puso a ojear una de las revistas a la que su padre es- taba suscrito. La publicación incluía unas ilustraciones que le fascinaron y ahí descubrió el trazo firme de los dibujos del famoso arquitecto Eliel Saarinen, que para él fueron toda una revelación. Años más tarde la familia se mudó nuevamente a una casa más modesta en Alajärvi para poder pagar los estudios de los hijos. El señor Aalto estaba empeñado en que uno de sus chicos realizara ca- rrera militar, pero Alvar esquivaba la sugerencia. Aalto se distraía ilus- trando revistas universitarias y con el tiempo llegaría a vender caricatu- ras a algunas de las publicaciones de la capital. Entre los profesores que tuvo, Usko Nyström había recorrido

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Con un profundo olor a pino que invade el olfato, la arquitectura escan-dinava de Alvar Aalto nos deleita con la presencia del refrescante bosque en cada muro, en cada piso y en cada detalle que deja de lado el moder-

nismo y evoca a su Finlandia en cada rincón.

POR: Jesús Tovar

ALVAR AALTOUn gigante finlandés de la arquitectura

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Alvar Aalto nació en Kuortane (Finlandia) el 3 de febrero de 1898 . En 1916 se matriculó

en el Liceo Clásico de Jyväskylä y en 1921 obtuvo su diploma de Arqui-tectura en el Instituto de Tecnología en Helsinki.

Alvar Aalto, el más célebre ar-quitecto fi nlandés de todos los tiem-pos fue el segundo hijo de S.H. Aalto y de Selma Hackstedt. En ciertos momentos de su vida luchó por la independencia de su país. Finlandia, tierra fría repleta de bosques, situa-da entre Rusia y Suecia, fue la inspi-ración para todos sus proyectos.

En el colegio Alvar era simpático y ocurrente pero no buen estudiante ya que sufría una dislexia que le for-zaba a realizar extraños juegos con el lenguaje. Destacaba en el deporte y sobresalía en el dibujo y hacía tan buenas presentaciones que en una ocasión desestimaron uno de sus trabajos en un concurso infantil por considerar que la pintura había sido realizada por un adulto. Una tarde, cuando tenía 12 años de edad, tras recoger el correo se puso a ojear una de las revistas a la que su padre es-taba suscrito. La publicación incluía unas ilustraciones que le fascinaron

y ahí descubrió el trazo fi rme de los dibujos del famoso arquitecto Eliel Saarinen, que para él fueron toda una revelación. Años más tarde la familia se mudó nuevamente a una casa más modesta en Alajärvi para poder pagar los estudios de los hijos. El señor Aalto estaba empeñado en que uno de sus chicos realizara ca-rrera militar, pero Alvar esquivaba la sugerencia. Aalto se distraía ilus-trando revistas universitarias y con el tiempo llegaría a vender caricatu-ras a algunas de las publicaciones de la capital. Entre los profesores que tuvo, Usko Nyström había recorrido