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210. Villa Mairea. En el plano de paisajismo (1939), se aprecian pequeñas notas en los arbustos definiendo el nombre de las especies, en ocasiones las notas se escriben bordeando la casa.

211. Villa Mairea. Detalle de los elementos verticales en la esquina sur-este.

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funcionan de la misma forma que lo hace la vegetación con los planos oscuros de madera; durante el invierno se invierten los valores cromáticos de la casa, fundiendo el plano vertical blanco con el plano horizontal del suelo tapizado por la nieve.

También el bosque ingresa a la casa gradualmente en su forma domesticada y por otra parte la casa parece disolverse en su entorno, “la arquitectura se transforma parcialmente en bosque. Pero también podemos ver el proceso inverso, el bosque parece entrar en la casa y devenir arquitectura”.62

Al interior todo el suelo de la casa queda plantado por árboles artificiales que en vez de follaje sostienen las habitaciones. Las columnas quedan plantadas en ocasiones solas y aisladas y en otras formando grupos de dos o de tres, algunas se ramifican inclinándose a modo de ramas abiertas como en el caso de las columnas a la izquierda de la marquesina de acceso y de la marquesina de salida al patio desde el salón en el ala oeste. El efecto gana en profundidad si consideramos además las cortinas de palos ondulantes de la marquesina y del muro de acceso, que se superponen a los elementos verticales de la escalera, superponiendo planos a distintas profundidades como ocurre en el bosque natural afuera de la casa.

Si el bosque entra a la casa en su forma domesticada, con el pavimento sucede algo similar: el suelo natural se utiliza como materia prima para producir esta transición, partiendo de un suelo más rústico en el exterior y progresivamente volviéndolo más fino a medida que penetra al interior de la casa. Rainer Hoddé, nos da una descripción muy precisa de la sutil transición del suelo en la casa:63

La marquesina que lleva la puerta de entrada es de piedra puesta en opus incertum, luego las grandes losas de tierra bordean el tapete del pasillo, después, el vestíbulo de entrada está adoquinado con largas placas de un

62 Cristina Vélez, Lo geográfico en la arquitectura de Alvar Aalto, Revista Proyectiva, volumen 1, 2008. En el artículo, señala que la obra de Aalto está claramente determinada por una dimensión geográfica, haciendo tangibles elementos y fenómenos propios del espacio natural de su natal Finlandia que quedan asimilados en la materialidad de su arquitectura.

63 Rainer Hoddé; Alvar Aalto, París, éditions Hanz, 1998, p.56. citado en Ídem, ibídem, p. 46.

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212. Villa Mairea. Vistas desde el exterior. Los jardines crean un zócalo vegetal que arraiga la casa al terreno natural.

213. Villa Mairea. La casa fundida al plano de piso en el invierno.

214. Villa Mairea. La marquesina protege los peldaños de entrada dejando al descubierto las losas de piedra en el acceso.

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215. Alvar Aalto, Villa Mairea, 1939, Esquema del bosque natural y artificial de la casa.

216. Villa Mairea, la casa percibida a través de la cortina de árboles.

217. Villa Mairea, árboles y columnas creciendo juntos en el rincón del sauna.

218. Villa Mairea, vista de la cortina de palos de la escalera y las columnas del salón principal.

219. Villa Mairea, distintos planos verticales superponiendose: bosque al fondo, árbol del patio, columna, cerramiento de la escalera.

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220. Villa Mairea, diagrama de los pisos: a. grama, b. camino de grava, c. piedras dispuestas en opus insertum, d. tapete, e. baldosas de arcilla de 30x30cm., f. escalones en listones de madera, g. baldosas de arcilla de 20x20, h. piso en madera amarilla, i. alfombra

221. Villa Mairea, planta original, mostrando los distintos pavimentos y las rocas en las chimeneas.

222. Villa Mairea, la escalera flotando sobre el salón.

223. Villa Mairea, en el salón, la luz parece provenir del suelo de madera clara.

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‘marrón raro’, dispuestas en diagonal opuestas a las baldosas más pequeñas que tienden al rojo, y cubren el suelo del salón y el comedor, las baldosas son menos rústicas y Aalto termina con un parquet fino y claro en la pieza principal.

La disolución del límite entre el suelo natural y el suelo artificial de la casa, no es únicamente visual sino también una experiencia sensorial. La llegada a la casa se experimenta con el cuerpo a medida que se camina hacia el interior de la casa, si además consideramos el efecto psíquico producido en el espectador en el mismo recorrido ilustrado por Hoddé, encontraremos que las pisadas se irán volviendo más firmes a medida que avanzamos, eliminando progresivamente la sensación de inestabilidad en el sistema locomotor, que puede experimentarse afuera sobre la grama o en el camino de grava suelta que conduce hasta la entrada.

También en el mismo recorrido se experimentará un componente ascendente, que irá asegurando la protección del terreno natural a medida que el suelo de la casa nos va elevando a través de la marquesina y el vestíbulo. El juego cromático del suelo acentúa la experiencia, produciendo una sensación de levitación que irá sosteniendo al espectador con una luz más cálida reflejada por el pavimento, pasando del gris de las losas de piedra, al marrón del vestíbulo, luego al rojo del embaldosado del nivel del comedor y terminando en el luminoso amarillo reflejado por el parquet del salón. También los peldaños de madera amarilla de la escalera que conducen al segundo nivel parecen flotar sobre el pavimento más oscuro del salón.

De igual forma, al salir de la casa se experimentará el efecto contrario, preparándonos gradualmente para volver afuera, el suelo se irá transformando y adquiriendo cualidades cromáticas que nos llevan de regreso al exterior finalizando en los umbrales de la casa, donde las losas de piedra irregulares terminan por retornar el pavimento a su forma natural hasta diluirse en el terreno natural.

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224. Villa Mairea. Al salir el suelo nos lleva suavemente de regreso al suelo natural.

225. Villa Mairea. Detalles de los suelos en el acceso de la casa.

226. Villa Mairea. Detalles de los suelos en la salida desde el comedor.

227. Villa Mairea. Detalles de los suelos en el umbral del salón.

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Existe en Aalto una preocupación por pensar una arquitectura integrada a su entorno, para él la arquitectura surge del terreno mismo, será base y materia prima simultáneamente, asegurando una unión que amalgama suelo natural y suelo artificial, al punto en que se hace dificultoso diferenciar donde comienza uno y termina el otro.

En su casa en Muuratsalo (1953), Aalto ha logrado sintetizar la complejidad de este suelo-tránsito que articula dos mundos en el patio-terraza, que será el dispositivo que permite fundir espacialmente el suelo natural del sitio con la arquitectura. La terraza es una habitación que se ha dejado sin cubierta, abierta al cielo; queda cerrada en dos de sus lados por los muros del volumen de la casa que se dobla en forma de ‘L’ y en parte por los muros exteriores que completan un cuadrado de 9 metros de lado, estos se han apoyado directamente en la roca, usando el terreno natural como cimiento64.

Los dos muros exteriores ayudan a confinar el terreno para formar un suelo nivelado sobre la roca irregular. El nivel del patio queda completamente integrado a la cota de acceso sobre la superficie de la roca, y se puede pasar libremente una vez se ha trepado la colina desde el muelle más abajo en la costa del lago Päijänne.

Aunque los pavimentos hacen parte del total de los cincuenta paños de ladrillo que Aalto utiliza para hacer diversos experimentos evaluando entre otros aspectos el comportamiento del material y su resistencia65, Aalto no los dispone sin un criterio sensible con el sitio. La transición es supremamente suave, el suelo se ha pavimentado ensamblando doce paños de ladrillos de diversos formatos y colores, de acabados rústicos, algunos apoyados sobre una capa

64 Dado el carácter experimental de la casa Aalto probó con varias técnicas constructivas entre las que se experimentó con la construcción directamente en el suelo sin el uso de cimientos aprovechando la roca cuyo origen geológico data de un proceso glaciar. En la zona de la sauna Aalto apoyó la estructura de troncos de madera sobre algunas rocas existentes en el lugar.

65 La experimentación con distintos aparejos se combinó con pruebas de durabilidad de los ladrillos, que se comprobaban años tras año y ensayos con diversos tratamientos técnicos; desde la experimentación con superficies esmaltadas o pétreas, hasta el estudio de los efectos decorativos, pasando por el análisis de la resistencia a plantas decorativas y musgos”. En AV monografías No. 132, Madrid, 2008, p. 74.

228. Alvar Aalto, casa experimental en Muuratsalo, 1953.

229. Casa experimental en Muuratsalo, planta de los pavimentos y fachada interior desdoblada.

230. Casa experimental en Muuratsalo, el terreno es una morrena glaciar.

231. Casa experimental en Muuratsalo, ubicación de la casa en un plano altiplanimétrico. Fotograma del Film de Richard Copans, The Community Center of Säynätsalo, minuto 21:33.

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de arena y otros directamente sobre el terreno, conformando un suelo-collage que da la impresión de estar parado sobre un lugar en el que el hombre ha construido una y otra vez a través del tiempo.

Los tonos del embaldosado, van desde el oscuro al claro según los tiempos de cocción y el tipo de arcillas utilizadas66, disponiéndolos de manera que el tono más oscuro y quemado quedara más próximo al borde exterior del patio en relación con el marrón oscuro de la roca en el exterior y estableciendo una gradación sutil hacia la puerta de acceso donde los ladrillos son de una coloración más clara y más cercana al tono del suelo de madera utilizado en el interior.

Este suelo sirve a la casa para lograr una transición material y temporal con el sitio. En el sentido en que lo expresa Pallasmaa67:

El collage y el ensamblaje combinan materialidad y tiempo estratificado; estas técnicas permiten una densidad arqueológica de la imagen y un relato no lineal a través de la yuxtaposición de imágenes fragmentadas que proceden de orígenes irreconciliables. El collage estimula las experiencias del tacto, el relato y el tiempo.

Al entrar o salir de la casa, también encontramos imágenes intencionalmente contradictorias que se yuxtaponen y traslapan la casa con el tiempo y con el sitio: el suelo nos irá conduciendo desde la roca milenaria que Aalto escoge para emplazar la casa, pasando por el sutil juego de color y textura sobre el pavimento antes expuesto, hasta enfrentarnos con el plano en que se recorta la puerta de acceso. El muro ha quedado fundido al suelo, mediante algunos jardines que crecen en un espacio reservado en el dobles entre el plano de

66 “Además, los ladrillos se presentan en una amplia gama cromática que incluye desde los tonos pálidos, –del naranja al ocre, pasando por el siena tostado- hasta el rojo encarnizado, en función de su tiempo de cocción (…) tampoco es cierta la afirmación del investigador Goran Schild cuando afirma que la casa se construyó con los ladrillos desechados de Säynätsalo. Se han conservado dos cartas originales, fechadas en 1952 y 1956, donde se detallan los encargos de varios tipos de piezas cerámicas”. En Ídem, p. 78.

67 Juhani Pallasmaa, Una arquitectura de la humildad, Barcelona, Edit. Fundación caja de Arquitectos, 2010, p. 143.

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232. Alvar Aalto, casa experimental en Muuratsalo, 1953. vista sobre los cuatro lados del patio. Nótese la intensidad de los tonos del ladrillo a medida que se entra o sale.

233. Casa experimental en Muuratsalo, un sencillo análisis cromático obteniendo valores cmyk a partir de la fotografía, revela la gradación en los tonos del ladrillo.

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suelo y el plano vertical, formando un zócalo vegetal que lo diluye y ablanda; mientras que al realizar el recorrido de salida, los muros que definen el patio ya no están sembrados con vegetación en la base, afirmando su presencia en el entorno y recortando la imagen exterior a través de la abertura que queda entre ellos, por el contrario, el suelo se irá diluyendo gentilmente en el paisaje. Si media casa se funde en la naturaleza, la otra mitad se afirma en ella.

Finalmente, en el centro geométrico del patio, y en medio de esta experiencia extendida, ya sea en el recorrido de acceso o de salida, Aalto ha incrustado una hoguera cuadrada de un metro con cincuenta centímetros de lado confinada con ladrillos dispuestos en tizón y dejando el fondo expuesto en tierra a modo de ventana sobre el suelo natural; así, dispone un elemento simbólico que ancla la casa a un tiempo más primitivo, pero además articula verticalmente la relación entre el cielo y el suelo de la casa a través de la columna de humo que en ocasiones se elevará desde allí. Por tanto, el centro de la casa, no es su centro geométrico, sino que queda desplazado hacia la hoguera que funciona como un signo que enraíza fuertemente la casa en el suelo; dicho esto en el sentido propuesto por Aldo van Eick:68 “La arquitectura no debe hacer más, ni en ningún caso menos que ayudar al hombre a regresar a casa”.

68 Herman Hetzerberg, Addie van Roijen-wortmann y Francis Strauven: Aldo Van Eick, p. 65, citado en Ídem, Ibídem, p. 143.234

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234. Casa en Muuratsalo, 1953, vista sobre la hoguera.

235. Casa en Muuratsalo, vista hacia el lago.

236. Casa en Muuratsalo, humo saliendo de la hoguera.

03LA RELACIÓN ENTRE SUELO Y CUBIERTA

CAPÍTULO

237. Mies Van der Rohe, Collage del Pabellón alemán para la exposición universal de Barcelona, 1929.