Williams

37
BOLETÍN DE ARQUEOLOGÍA PUCP, N. o 8, 2004, 209-245 PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU Verónica Williams* Resumen La ideología es un elemento central del sistema cultural y es una fuente de poder social, si se entiende esto último como la capacidad para controlar y manejar el trabajo de un grupo de personas para obtener beneficios. Su materialización se convierte en fuentes efectivas de poder. En el presente trabajo se analizará la manipulación del poder por parte del imperio inka para alcanzar la dominación y control de las poblaciones nativas del noroeste de Argentina entre 1000 y 1536 d.C. a partir del rol, simbólico y coercitivo, de la arquitectura y de la producción y uso de objetos simbólicos —especialmente de la cerámica— como formas de control y dominio por parte del Estado inka en los valles Calchaquí, Yocavil y áreas relacionadas. En otras palabras, se interpretarán las instituciones en términos de arquitectura y cultura material. La espacialidad planteada por las sociedades locales del Noroeste Argentino y el Estado inka es entendida como una dimensión clave en la estructuración de relaciones sociales y la manipulación del poder. Abstract THE POWER OF THE STATE AND THE MATERIAL CULTURE IN KOLLASUYU Ideology is a central element of cultural systems. It is also a source of social power particularly as it relates to the capacity of the state to control and manage the social work of a group of people to obtain benefits. This study analyzes the Inka manipulation of power in the attempt to achieve domination and control of native populations in the Calchaqui and Yocavil valleys of Northwest Argentina (NOA), between AD 1000-AD 1536. These processes are viewed through the study of the coercive and symbolic role of architecture and the production and use of symbolic objects, specially ceramics. The contest between native societies from NOA and the Inka State is understood as a key process in the structuration of social relationships and the manipulation of power in this region. 1. Introducción En los últimos años, arqueólogos de diferentes tendencias han examinado la naturaleza de la ideología y su rol en el desarrollo de las sociedades complejas (Hodder [ed.] 1982; Conrad y Demarest 1984; Miller y Tilley 1984; Cowgill 1993; Earle 1994). La ideología tiene un componente material y otro simbólico, y se materializa en diversas y concretas formas para convertirse en fuente efectiva de poder. Dicha materialización deriva de transformar ideas, valores, historias y mitos bajo la forma de ceremonias, objetos simbólicos, arquitectura o monumentos, y de un conocimiento manejado por una elite o personal religioso que es indispensable en las posiciones de autoridad conferidas por su habilidad (DeMarrais 1997). El Tawantinsuyu fue el sistema político más grande y, en cierta medida, el más complejo de América. Cuando los inkas extendieron sus dominios sobre los Andes Meridionales controlaron una * Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales. E-mail: [email protected]

description

arqueologia

Transcript of Williams

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 209BOLETN DE ARQUEOLOGA PUCP, N.o 8, 2004, 209-245

    PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIALEN EL KOLLASUYU

    Vernica Williams*

    Resumen

    La ideologa es un elemento central del sistema cultural y es una fuente de poder social, si se entiendeesto ltimo como la capacidad para controlar y manejar el trabajo de un grupo de personas para obtenerbeneficios. Su materializacin se convierte en fuentes efectivas de poder. En el presente trabajo se analizar lamanipulacin del poder por parte del imperio inka para alcanzar la dominacin y control de las poblacionesnativas del noroeste de Argentina entre 1000 y 1536 d.C. a partir del rol, simblico y coercitivo, de laarquitectura y de la produccin y uso de objetos simblicos especialmente de la cermica como formas decontrol y dominio por parte del Estado inka en los valles Calchaqu, Yocavil y reas relacionadas. En otraspalabras, se interpretarn las instituciones en trminos de arquitectura y cultura material. La espacialidadplanteada por las sociedades locales del Noroeste Argentino y el Estado inka es entendida como una dimensinclave en la estructuracin de relaciones sociales y la manipulacin del poder.

    Abstract

    THE POWER OF THE STATE AND THE MATERIAL CULTURE IN KOLLASUYU

    Ideology is a central element of cultural systems. It is also a source of social power particularly as itrelates to the capacity of the state to control and manage the social work of a group of people to obtain benefits.This study analyzes the Inka manipulation of power in the attempt to achieve domination and control of nativepopulations in the Calchaqui and Yocavil valleys of Northwest Argentina (NOA), between AD 1000-AD 1536.These processes are viewed through the study of the coercive and symbolic role of architecture and theproduction and use of symbolic objects, specially ceramics. The contest between native societies from NOA andthe Inka State is understood as a key process in the structuration of social relationships and the manipulationof power in this region.

    1. Introduccin

    En los ltimos aos, arquelogos de diferentes tendencias han examinado la naturaleza dela ideologa y su rol en el desarrollo de las sociedades complejas (Hodder [ed.] 1982; Conrad yDemarest 1984; Miller y Tilley 1984; Cowgill 1993; Earle 1994). La ideologa tiene un componentematerial y otro simblico, y se materializa en diversas y concretas formas para convertirse en fuenteefectiva de poder. Dicha materializacin deriva de transformar ideas, valores, historias y mitos bajola forma de ceremonias, objetos simblicos, arquitectura o monumentos, y de un conocimientomanejado por una elite o personal religioso que es indispensable en las posiciones de autoridadconferidas por su habilidad (DeMarrais 1997).

    El Tawantinsuyu fue el sistema poltico ms grande y, en cierta medida, el ms complejo deAmrica. Cuando los inkas extendieron sus dominios sobre los Andes Meridionales controlaron una

    * Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales.E-mail: [email protected]

  • VERNICA WILLIAMS210

    vasta regin que fue incorporada al Kollasuyu, el sector geogrfico ms grande del imperio y deenorme inters estratgico para el Cuzco (Fig. 1). Los Andes del sur, incorporados bajo el mandatode Topa Inka Yupanqui, quien asume su liderazgo militar en 1463, ingresaron al imperio bajo especia-les condiciones de control poltico y para lograrlo se construy una compleja red de caminos queligaban entre s a los centros estatales que, en su mayora, fueron habitados por poblacionesmultitnicas. La administracin del territorio de los Andes del sur fue menos intensa que la de lassociedades que habitaron el territorio que se extiende desde el lago Titicaca hasta Tumipampa,aunque fue gobernada en forma directa, en mayor escala, que la costa norte peruana y el piedemonteoriental andino. Desafortunadamente, se carece de descripciones escritas sobre la estructura de lasrelaciones entre los lderes locales y los administradores estatales.

    En el marco de la organizacin estatal se reconocieron, para el noroeste de Argentina (NOA),cinco grandes provincias inkas o wamani (Gonzlez 1982a, b), que de norte a sur son: Humahuaca,cuya capital habra sido el pueblo de Tilcara, habitada por mitimaes de origen chicha que defendie-ron la frontera oriental y enclaves de mitimaes agricultores; Chicoana, habitada por los pulares, conel pueblo homnimo como su cabecera (hoy La Paya), adems de La Poma, Cachi y Luracatao que seextenda por el piso de puna y la parte septentrional del valle Calchaqu (hasta cerca de Seclants).Hacia el sur se ubicaba la provincia de Quire-Quire, que comenzaba en Pompona (hoy La Angostura)y que comprenda el resto del valle Calchaqu, todo el valle de Santa Mara y los valles de Andalgal,Hualfn y Abaucn, con uno de sus asientos en el Shincal (actual Londres de Quinmivil) al sur delvalle de Hualfn; y el otro, probablemente, en Tolombn en el norte del valle de Yocavil, con un grannmero de mitimaes dedicados a la explotacin minera (Ramrez de Velasco 1588;1 Jaimes Freyre 1915:225-226; Reyes Gajardo 1958: 43 y ss.; Fortuny 1972: 28; Gonzlez 1982a: 329, 369). Estos dos ltimoscentros (o capitales) de poder poltico y econmico, Shincal y Tolombn, presentan diferente infra-estructura arquitectnica, lo que nos lleva a preguntarnos si sera el resultado de la particularcomposicin poblacional, de la existencia de conflictos con la organizacin poltica de esta provin-cia o simplemente una diferencia de funciones. Luego contina la provincia de Tucumn, que com-prenda los valles orientales y las sierras subandinas y, por ltimo, la provincia Austral, que seextenda desde la moderna provincia de La Rioja hasta Mendoza, donde el valle de Uspallata debiser el cruce hacia Chile pasando por la Tambera de Chilecito en La Rioja, probablemente centroprincipal de esa regin (Lorandi 1980; Gonzlez 1982a; Brcena 1998).

    El Noroeste Argentino habra funcionado como una frontera interior para el Estado en raznde la aparente resistencia que los naturales, o parte de ellos, opusieron al avance cuzqueo. Aundesde esta perspectiva, el Noroeste Argentino no puede ser tomado como una unidad y por ello esnecesario hacer nfasis en los estudios a nivel microrregional.

    Para conquistar y dominar este territorio, el Estado inka habra utilizado una serie de polti-cas coordinadas uniendo control militar, reclamo ideolgico, hospitalidad ceremonial, reubicacindemogrfica, tratamiento preferencial de algunos grupos tnicos, as como la intensificacin mineray agropastoril (Williams y DAltroy 1998). En algunos casos, mientras estas polticas se aplicaronsistemticamente, los inkas tomaron en cuenta las variaciones locales en la organizacin social, losrecursos y la historia de las relaciones polticas preexistentes. Especficamente, las polticas coordi-nadas del gobierno inka para los Andes del sur fueron: 1) la instalacin de fortalezas a lo largo de susfronteras y de la red vial para mantener la seguridad; 2) la instalacin de centros estatales a lo largodel camino principal y vas secundarias (Raffino 1981; Hyslop 1984, 1990; Vitry 2000); 3) la intensi-ficacin de la produccin agropastoril a partir del desarrollo de recursos separados de los de lassociedades nativas; 4) la intensificacin de la produccin minera y artesanal (Raffino 1981), y 5) elreclamo del paisaje sagrado a travs de la construccin de santuarios en ms de 50 elevaciones quesuperan los 5000 metros sobre el nivel del mar (Schobinger 1966, 1971; Reinhard 1985; Ceruti 1997;DAltroy et al. 1998).

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 211

    Fig. 1. Mapa de extensin del Tawantinsuyu o imperio inka.

    Santiago

    rea de

    detalle

    Argentina

    Bolivia

    Ecuador

    Per

    0 1000 km

    Cuzco

    Quito

    Chuquiabo (La Paz)

    500

    L. Titicaca

    Lima

    Mendoza

    Copiap

    Salta

    Cotapachi (Cochabamba)Arequipa

    Nazca

    Hatun Xauxa

    Hunuco Pampa

    Cajamarca

    TumipampaTumbes

    Guaca

    Ingapirca

    ChiquitoyViejo

    PumpuTarma

    WillkaWamn

    Pachacamac

    InkawasiTambo Colorado

    ChalaAtico

    HatuncollaChucuito

    Paria

    Pica

    Tupiza

    Tilcara

    La Paya

    CatarpeSan Pedro de Atacama

    Chile

    Pucar del Andalgal

    Chilecito

    Ranchillos

    Sitio inkaCiudad o poblado moderno

    Ciudad o poblado sobreun sitio inka

    OllantaytamboVilcabamba

    LimatamboLa Centinela

    Machu Picchu

    Potrero-Chaquiago

    Cerro Grande de La Compaa

    Potrero de PayogastaCortaderas

    Samaipata

    Tcume

    Milliraya

    Shinkal

    Yavi

    Tucumn

    Valliserrana central

    Ocano

    Pac f i co

  • VERNICA WILLIAMS212

    El presente artculo est dividido en dos partes. En la primera referir brevemente a lasdiversas formas de dominio imperial plasmadas en la arquitectura de dos valles intermontanos delNoroeste Argentino y, en la segunda parte, se analiza la produccin y el uso de cermica como unaforma de dominacin simblica por parte del Estado inka.

    2. El Noroeste Argentino

    En el Noroeste Argentino, la quebrada de Humahuaca, los valles de Calchaqu, Santa Mara,Hulafin y Abaucn exhiben patrones de asentamientos conglomerados jerrquicos durante el perio-do previo a la conquista inka. Se encuentran ubicados en zonas estratgicas, de fcil visibilidad yfcil defensa (los pukara), a lo largo de las quebradas troncales y la porcin inferior de las quebra-das tributarias. Este patrn fue el resultado de un proceso multisecular de concentracin poblacionalque se inicia alrededor de 1000 d.C. con la formacin de asentamientos conglomerados que reempla-zan al patrn disperso anterior (Nielsen y Walker 1999: 155). Alrededor de 1300 d.C. se observa unacreciente integracin econmica que cobra expresin en la progresiva segregacin espacial entrereas residenciales y productivas. Tambin surgen relaciones jerrquicas entre asentamientos ex-presadas en contrastes, no solo de tamao, sino de complejidad, estructura interna y en la distribu-cin diferencial de espacios pblicos (Nielsen 1996).

    Los asentamientos ms grandes como Quilmes, Tolombn, Pichao y Fuerte Quemado en elvalle de Santa Mara, o los complejos de Valdez y Borgatta, en el norte del valle Calchaqu, o Tilcaray Los Amarillos en la quebrada de Humahuaca, probablemente sustentaban poblaciones de unoscientos de miles de habitantes. Algunos de ellos presentan evidencias de construcciones pblicascomo grandes plazas centrales flanqueadas por edificios no residenciales, mientras que otros, pro-bablemente, arquitectura cvico-ceremonial.

    3. La infraestructura imperial

    En el Noroeste Argentino se hallan importantes instalaciones inkas, incluyendo centrosadministrativos, tambos, fortalezas, almacenes y zonas de produccin agrcola (Fig. 2). No obstante,la ocupacin estatal difiere de una regin a otra en algunas caractersticas importantes que serncomentadas posteriormente y, a su vez, difieren de las ocupaciones locales previas. Si bien la mayo-ra de los centros provinciales del Noroeste Argentino comparten rasgos de urbanismo, detallesarquitectnicos y actividades similares al resto de las provincias inkas, la magnitud es algo diferen-te. Por ejemplo, los complejos inkas ms grandes del Noroeste Argentino, como Shincal o Cortaderas,contienen solamente entre 100 a 200 edificios, mientras que Hunuco Pampa, en la sierra central delPer, contiene ms de 4000.

    3.1. Las fortalezas

    Un rasgo interesante de destacar en los Andes del sur es el nfasis dado a la defensa delterritorio (Fig. 3). En el permetro suroriental del Kollasuyu se distribuyen asentamientos inkas forti-ficados o situados en posiciones defensivas. Se sabe que durante el reinado de Wayna Qhapaq sereforz la frontera suroriental del imperio con la instalacin de una lnea de fortalezas para evitar lasincursiones de los grupos chiriguanos, quienes aprovechndose de la preocupacin del Estado porlos Andes septentrionales, invadieron la frontera suroriental del imperio.

    En general, este tipo de asentamiento se ubica en posiciones de control de trfico a travsde puntos clave naturales, especialmente pasos montaosos. Inkallacta (Bolivia), Pucar de Andalgal(Argentina) y Cerro Grande de la Compaa (Chile) son algunos ejemplos arqueolgicos que presen-tan esas localizaciones. En la actual provincia de Jujuy se ubican una serie de pequeas fortalezas y

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 213

    Fig. 2. Distribucin de los asentamientos inkas en el Kollasuyu.

    reade detalle

    Oc

    ano P

    ac

    fico

    Oc

    ano P

    ac

    fico Argentina

    Santuario de altura

    Sitio inka (referencia histrica)

    Asentamiento concomponente inka

    Camino identificadoarqueolgicamente

    Camino identificadohistricamente

    Bolivia

    Chile

    Sica Sica

    Turi

    Quillagua

    CatarpeLicacanbur

    Pica

    Tambillos

    Tambillitos

    ChenaCerro El Plomo

    Aconcagua

    Cerro Grande

    Quivolgo

    Chilecito

    Hualfn

    Chaquiago

    Pucar de Andalgal

    Punta de Balasto

    Fuerte Quemado

    Watungasta

    Shinkal

    Copiap

    Corral BlancoLa Huerta

    RoderoRinconadaKalahoyo

    Condorhuasi

    1000

    m

    1000 m

    3000

    m

    3000 m

    Tilcara

    Pro. PayogastaLlullaillacoCortaderas Osma

    La Paya

    Tokota

    Mercedario

    Inkallajta

    Lakatambo II

    Inkarracay

    Samaipata

    Qharaa

    Tacna

    0 500 km

    Santiago

    San Juan

    Mendoza

    Salta

    Tucumn

    Santiago del Estero

    Antofagasta

    Tarija

    SucreArica

    Iquique

    La Serena

  • VERNICA WILLIAMS214

    Fig. 3. Localizacin de las fortalezas inkas en el Kollasuyu.

    rea de

    detalle

    Argentina

    Sitio fortificado

    Sitio inka (referencia histrica)

    Asentamiento inka

    Camino identificadoarqueolgicamente

    Camino identificadohistricamente

    Bolivia

    Chile

    Sica Sica

    Turi

    Chiuchiu

    Quillagua

    Quitor

    Pica

    Tambillos

    Chena

    Cerro Grande

    MauleQuivolgo

    Chilecito

    Hualfin

    Tacuil

    Pucar de Andalgal

    Pucar de Las Pavas

    Pucar de Los Sauces

    Fuerte Quemado

    Angastaco

    Watungasta

    Punta Brava

    Shinkal

    Corral BlancoLa Huerta

    ZentaPucar MoradoTres Cruces

    Toconce

    Rodero

    Rinconada

    Condorhuasi

    Incahuasi

    Incahuasi

    Santa Elena

    Oroncota

    1000

    m

    1000 m

    3000 m

    3000 m

    Tilcara

    CortaderasOsma

    La Paya/Guitin

    Tokota

    Inkallajta

    Lakatambo II Samaipata

    Pucarilla

    Qharaa

    Tacna

    Camarones Sur

    Caserones

    0 500 km

    Santiago

    San Juan

    Salta

    Antofagasta

    Tarija

    SucreArica

    Iquique

    La Serena

    Oc

    ano P

    ac

    fico

    Oc

    ano P

    ac

    fico

    Inkarracay

    Sipisipi

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 215

    sitios rituales a lo largo de la cima de las montaas, como Cerro Chaquillas, Cerro Amarillo, PucarMorado, Puerta de Zenta, Pucar Tres Cruces y Pueblito Calilegua. En estos casos, los sitios forti-ficados parecen haber sido parte de un esfuerzo sistemtico por impedir, o al menos controlar, eltrfico entre las tierras bajas, los valles y la puna. En la provincia de Salta, los inkas mantuvieron laseguridad sobre el piedemonte entre las montaas y las tierras agrcolas asociados a cientos deqollcas, como es el caso del valle de Lerma, donde en el Campo del Pucar hay ms de 1700 estruc-turas de almacenamiento. Ms al sur se ubica, casi sobre la frontera oriental del imperio, el Pucar deAndalgal, aunque el ejrcito inka penetr ms de 100 kilmetros dentro de territorio lule. Muchossitios en el interior del rea valliserrana estuvieron fortificados, como es el caso del Pucar de LasPavas, en el macizo de Aconquija, as como en Cortaderas en el valle Calchaqu norte (Paulotti 1958-1959; DAltroy et al. 2000).

    En el mbito del valle de Yocavil hubo al menos 14 pukara, lo que apunta a una situacinpanandina donde las fuerzas productivas y polticas estaban en competencia y comenzaba unatendencia a la centralizacin poltica. Segn Tarrag (2000), en este valle se dio una dinmicaestructurada tanto por colonizacin efectiva como por intercambio. Una jerarqua de ncleos pobla-dos se articula en diferentes niveles de magnitud en cuanto a tamao poblacional y de densidad deocupacin. Esta organizacin se relaciona con la consolidacin de sociedades jerarquizadas quedetentaban diversos grados de control poltico en el marco regional. En un primer nivel se encontra-ra Quilmes y su entorno de varios pueblos y, ms al norte, el conjunto de Tolombn y Pichao(Cornell y Johansson 1993). Tolombn (35 hectreas) cuenta con ms de 212 recintos distribuidossobre el pie de un cerro, en el conoide y sobre la cima del cerro defendido por un complejo grupo demurallas que constituyen un sistema de proteccin de eficacia sorprendente. En un segundo nivelde magnitud se ubicaran los ncleos de Fuerte Quemado, Rincn Chico, Las Mojarras y CerroMendocino, con un poblado al pie, en el extremo meridional. Diversos caseros y unidades doms-ticas rurales dependientes de algunos de estos ncleos se distribuan en puntos claves del valle.

    3.2. Asentamientos inkas

    El valle Calchaqu fue uno de los territorios de mayor complejidad sociopoltica no soloporque all los inkas construyeron centros administrativos importantes, sino como escenario de laresistencia contra el dominio espaol. Desde el extremo norte del valle Calchaqu haba al menos11 ncleos importantes de poblacin que combinaban los pukara con poblados bajos como Fuer-te Alto de La Poma, Palermo, Cachi Adentro, Cortaderas Alto, El Churcal, Molinos y Angastaco(Figs. 4, 5). Segn Lozano (1874), desde Cafayate hasta el campo del Gran Arenal, el valle deYocavil o Santa Mara, situado entre el cerro Las Animas (Aconquija) y la sierra de Quilmes, est:[...] tan cuajada de ruinas (pukara y pueblos antiguos) como la quebrada de Humahuaca. Paraeste valle se conocen hasta el momento siete grandes conjuntos de poblados que se ubican en lamargen izquierda u occidental y estos son, de norte a sur: Tolombn, Pichao, Quilmes, FuerteQuemado, Las Mojarras, Rincn Chico y Cerro Mendocino, y una serie de asentamientos sobre lamargen derecha, como Yasyamayo, Amaicha, Masao-Caspinchango, Jujuil, Shiquimil, Ampajangoy Pajanquillo (Tarrag 1995: 226). Recordamos que este valle form parte de la provincia de Quire-Quire, que fue la provincia de los calchaques y yocaviles, y para la que se menciona la presenciade 20.000 mitimaes trados de diversas zonas del imperio con el fin de explotar la regin y controlarel trabajo de la poblacin local (Lozano op. cit.; Jaimes Freyre 1915: 225-226).

    Los misioneros, Lozano entre ellos, anotan que los inkas temblaban ante el nombre de loscalchaques y que los consideraban indmitos, fieros y caribes (Lozano 1874: vol. IV, 10). Latradicin oral cuenta sobre la poltica represiva que el Cuzco debi utilizar para conquistarlos. Losdel valle se revelaron dos veces contra los inkas y en represalia se orden que destruyeran atodos los moradores.2 Estas marchas y contramarchas en la conquista y ocupacin se demuestran

  • VERNICA WILLIAMS216

    Fig. 4. Mapa con la ubicacin de los sitios inkas y tardos locales del valle Calchaqu medio, Salta.

    0 5 km

    Seclantas

    Molinos

    Luracatao

    Amaicha

    Gualfn

    La Arcadia

    Tacuil

    Ro

    Tacu

    il

    Ro

    Colo

    me

    Ro Luracatao

    Ro Calch

    aqu

    La Torre

    Churcal

    Angostura

    AngastacoRo Angastaco

    SSalSac1

    Mol 29

    Mol 31

    Mol 20

    Mol 25

    Mol 27

    Mol 11

    Mol 12

    Mol 13Mol 5

    Mol 7

    Mol 2

    Poblaciones actuales del valle Calchaqu medio

    Sitios arqueolgicos de tipo fuerte del valle Calchaqu medio

    Sitios arqueolgicos del valle Calchaqu medio

    SSalMol 27: La Puerta de LuracataoSSalMol 7: San RafaelSSalMol 2: El ChurcalSsal Mol 9: San Lucas ISSalMol 11: Amaicha I o Santos VctorSSalMol 12: Amaicha IISSalMol 13: Amaicha IIISSalMol 16: Molinos I

    SSalSac 2

    SSalSac 4

    Mol 23

    Pea Bola

    Mol 16

    Mol 9

    SSalMol 5: La CampanaSSalMol 20: MayucoSSalMol 29: Fuerte de GualfnSSalMol 31: Fuerte de TacuilSSalMol 23: El Pozo o LeoponzoSSalSac 2: La AngosturaSSalSac 4: Santa Rita o La Angostura IISSalSac 1: Angastaco

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 217

    Fig. 5. Mapa de distribucin de sitios inkas y tardos locales del valle Calchaqu norte, Salta.

    La Poma

    El Director

    ?

    ?

    ??

    ?

    Payogasta

    Cachi

    Cam

    ino inka R

    o C

    ach

    i

    Borgatta

    Las Pailas

    El Tero

    Agua de los Loros

    Puerta deLa Paya Guitin

    Corral delAlgorrobal

    Ruz de los Llanos

    RC-16

    Cortaderas Alto

    Pucar de Palermo

    Cortaderas Bajo

    Belgrano

    Cortaderas Izquierdo

    Valdez

    Potrero dePayogasta

    Ro Tintin

    Ro

    Las

    Trancas

    Ro

    Las Arcas

    Ro

    Calch

    aqu

    RoBlanco

    R

    oPot

    rero

    Cerr

    oT

    inti

    Cam

    ino in

    ka

    ED 1996CEF 96/TND 97

    2600m

    2600m

    3000m

    3400m

    3800m 4600m

    4200m

    3400m

    3800m

    4200m

    4600m

    5000m

    3000m

    3400m

    3800m

    4200m4600m5000m

    5400m5800m

    6200m

    3000m

    0 5 10km

    reade detalle

    ARGENTINA

    Ojo de Agua

    A R

    o B

    lan

    co

    A C

    orra

    l Bla

    nco

    Sitio inka

    Ciudad moderna

    Sitio D. R.

  • VERNICA WILLIAMS218

    en la superposicin de edificios, despus de un periodo de abandono, visibles en la construccindel centro administrativo de Potrero de Payogasta, en el valle de Calchaqu norte. En esta provinciainka se llev a cabo el levantamiento indgena provocado por Pedro Bohrquez en nombre del Inka,quien fue llevado por el cacique principal del valle, Pivanti, a su casa en el pueblo de los pacciocasen las cercanas de Tolombn (Torreblanca 1984 [1696]: 2, 5; Lorandi 1997). Cieza sita el pueblo deQuire-Quire con el de los tolombones (1987 [1533]: 212) y dice [...] los mitimaes de Yocaviltuvieron la misin de vigilar la minera de Linlin. Barzana (1965 [1594]), en su carta al padre Sebastin,expresa que eran Ingas, orejones y que hablaban quechua. Al interior de este territorio, los seo-res habran mantenido una interaccin mutua de alianza tanto en la esfera econmica como simblicay social, lo que era necesario para preservar la cohesin del sistema productivo y su defensa deotros pueblos forneos. Lozano (op. cit.) nombra a Topanqui, cacique de Zuma, del valle de Quire-Quire (Strube Erdman 1963) y se refiere al valle de Tolombn como sector poltico-territorial del valleCalchaqu y seala, adems, que, [...] habiendo en su antigedad contrado parentesco con lospresidiarios peruanos que hubo en sus fronteras, se haban esmerado ms en los obsequios a sufingido inka, Pedro Bohrquez quien por fiar ms de ellos, les hizo los guardas inmediatos de supersona, porque as aseguraba ms el respeto y veneracin de los dems [...] (Lozano 1874: tomoLXXVIII).

    En el valle Calchaqu, los sitios inkas se encuentran ubicados en los dos tramos principalesdel camino real que entran al valle desde el norte y en la parte media del mismo. Se han registradosiete sitios estatales, que se distribuyen en 50 kilmetros al este del camino imperial desde el sectorsuperior del valle hasta Tastil en la quebrada del Toro, no interrumpidos por ninguna comunidadsantamariana local importante (por ejemplo, Belgrano, Casa Quemada y el Calvario [Hyslop y Daz1983]). En el norte del Calchaqu, en un rea prcticamente vaca de asentamientos locales, los inkasedificaron un paisaje propio construyendo dos sitios principales con probable funcin administra-tiva, Cortaderas y Potrero de Payogasta, aunque existen otros sitios con componentes importantesinkas que se ubican a lo largo del tramo occidental del camino. En contraste con estos sitios netamenteinkas, los sitios La Paya y Guitin, en la parte media del valle Calchaqu) se destacan como losmayores asentamientos con sectores inkas intrusivos en comunidades locales preexistentes quemencionar posteriormente.

    Cortaderas fue un asentamiento multifuncional ubicado en el valle del ro Potrero, queconsta de cuatro sectores arquitectnicos (Fig. 6). El sector ms alto, Cortaderas Alto (9 hectreas),fue un sitio santamariano de tipo conglomerado (de ms de 200 conjuntos arquitectnicos), natural-mente fortificado y rodeado por una serie de paredes o muros perimetrales y terrazas empinadas; fueocupado brevemente y los inkas probablemente lo pudieron haber despoblado. Cortaderas Bajo(4 hectreas), ubicado sobre el camino inka principal, contiene un cerrito fortificado con clara arqui-tectura inka y construcciones tipo celda que fueron quizs usadas para almacenamiento. Unospocos metros al sur se ubica Cortaderas Derecho que, al parecer, habra sido un asentamientoresidencial (Acuto 1999). El ltimo sector, Cortaderas Izquierdo (6 hectreas), presenta numerososedificios; uno de ellos se caracteriza por estar formado por 20 recintos dispuestos en doble hilera,recintos rectangulares conectados, un montculo plataforma, una posible kallanka y una serie deposibles estructuras circulares de almacenamiento. Considerado todo el conjunto de sectores deCortaderas, sugerimos que los inkas realizaron una considerable inversin en la ocupacin de estazona, el punto pivote que conecta el valle Calchaqu con la puna y la quebrada de Humahuaca,ubicada ms al norte. Justo al sur de Cortaderas se encuentra un rea de tierras irrigadas interrumpi-das con algunas estructuras de arquitectura inka con cermica imperial.

    En la cabecera del ro Potrero se localiza otra instalacin estatal de funciones mltiples,Potrero de Payogasta (9 hectreas) a 5 kilmetros al norte de Cortaderas y sobre el camino principalinka (Fig. 7). El establecimiento domina la ruta principal, entre el valle y la puna al norte, rodeada por

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 219

    Fig. 6. Plano del sitio de Cortaderas, en el valle Calchaqu norte, Salta.

    100 m0

    -100

    m

    -150 m

    -200 m

    - 250 m

    -50

    m

    - 50 m

    -100 m

    427427

    10941094

    950950

    Arquitectura y andenes

    Camino inkaA

    Potre

    ro d

    e

    Payo

    gasta

    A Corta

    deras

    Derec

    ho

    Cortaderas Izquierdo

    Cortaderas Bajo

    Cortaderas Alto

    Ro Pot rero

  • VERNICA WILLIAMS220

    Recoleccin de superficie

    Excavacin

    Divisin arquitectnicaAD

    Intervalo topogrfico = 4 m

    50 m0

    AD 21

    AD 14

    AD 4

    AD 5

    AD 7

    AD 16

    AD 9

    Kallanka

    (AD 17)

    Plaza

    Usnu

    0

    -4-8

    -12-16-20

    -24

    -4 -8

    -12

    -16

    -20

    -24

    -28

    -8

    -12

    -16

    -20

    -24

    -28

    (SSalCac 42)

    POTRERO DE PAYOGASTA

    Fig. 7. Plano del asentamiento inka de Potrero de Payogasta, en el valle Calchaqu norte, Salta.

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 221

    varios manantiales (Difrieri 1948). El sitio est compuesto por siete sectores arquitectnicos proyec-tados como entidades planeadas. La arquitectura incluye un montculo plataforma (usnu), un hastialen pie (kallanka) nico en Argentina cistas y diversos complejos de edificios ubicados alrede-dor de dos plazas. Hay una clara diferenciacin entre distritos cvico-ceremoniales compuestos porestructuras rectangulares en la parte norte del sitio y un sector meridional ms alto, donde se ubicanlas reas residenciales con estructuras circulares, posiblemente almacenes. Todas las reas residen-ciales presentaron desechos de diversas actividades de manufactura a pequea escala, no as elsector cvico-ceremonial. Las excavaciones en 14 localizaciones, de ms de 2 metros de profundidad,ofrecieron evidencias de habitacin, almacenamiento, produccin y actividades ceremoniales. Laarquitectura de superficie estuvo superpuesta a un nivel quemado y a un componente ocupacionalinka temprano fechado entre 1409 a 1436 d.C. aproximadamente. Es a partir de esta evidencia queinferimos que una ocupacin inicial inka fue seguida por un evento de incendio y la posteriorreconstruccin del asentamiento.

    Como ya mencion, en contraste con los sitios estatales del norte del valle, en el sectorcentral predominan los sitios mixtos. Los grandes poblados locales de este sector del valle presen-tan modificaciones en la arquitectura y urbanismo realizadas por el Estado como es la reestructura-cin de espacios y la construccin de edificios de clara filiacin inka (La Paya, Guitin, posiblementeTolombn, Quilmes y Fuerte Quemado).

    La principal instalacin en el valle central fue Puerta de La Paya (12 hectreas), a 40 kilme-tros al sur de Potrero de Payogasta, tentativamente identificada como Chicoana, el centro provincialvisitado por Almagro en 1535 (Gonzlez 1982b; Lorandi y Boixads 1987-1988). Los restos de super-ficie consisten de arquitectura local santamariana de tipo conglomerado de disposicin celular,rodeada de una muralla perimetral doble. Dentro de la misma se ubica un complejo intrusivo dearquitectura rectilnea de caractersticas inkas que se ha denominado la Casa Morada, construidapor medio de bloques de arenisca roja. Con tpicos nichos, se le identifica como la casa del curaca,quizs seor de la etnia pular. Una muralla ancha y en zigzag cierra el sitio, aparentemente con prop-sitos defensivos.

    Exactamente ubicado frente a La Paya, se encuentra el sitio de Guitin (6 hectreas), queexhibe una disposicin similar con un sector inka intrusivo en un asentamiento santamariano(Fig. 8). Sus principales rasgos inkas incluyen una plaza central con un pequeo montculo platafor-ma bordeado por una kallanka, conjuntos residenciales rectilneos y un muro perimetral semejantea La Paya. Dada la relacin ntida entre la arquitectura inka y la local, se puede conjeturar que losvnculos sociopolticos entre ambas poblaciones tambin fueron ms cercanos que en otros lugaresdel valle Calchaqu norte (DAltroy et al. 2000). Una serie de asentamientos locales del tipo conglo-merado, grandes extensiones de tierras destinadas a la agricultura, sitios fortificados y sitios conclara arquitectura inka se ubican hacia el sur sobre las terrazas de los ros Luracatao, Tacuil, Gualfn,Pucarilla, Angastaco, Animan, Tolombn, Colalao y Quilmes, entre otros (Figs. 4, 9).

    As como en el valle Calchaqu, la presencia inka en el valle de Santa Mara y el bolsn deAndalgal es importante (Fig. 10). Incluye desde grandes centros administrativos hasta pequeostampus y sitios fortificados, todos conectados por el camino inka. Para esta zona se cuenta conevidencia de produccin agrcola y artesanal realizadas, posiblemente, por personal que trabajabapara el Estado y por colonos trasladados desde sus lugares de origen a las nuevas localizacionesdesignadas por los inkas. Entre los centros administrativos ms importantes mencionamos a Shinkal,en el sur del valle de Hualfin, con un nmero aproximado de 60 qollcas de forma circular (Snead1992); Watungasta, en el valle de Abaucn, y Potrero-Chaquiago, en el bolsn de Andalgal. Todosellos presentan tpica arquitectura inka como plataformas, plaza intramuros, kallankas, qollcas yarquitectura agrcola en forma de terrazas y pequeos sistemas de irrigacin.

  • VERNICA WILLIAMS222

    El asentamiento inka de Potrero Chaquiago es una pequea instalacin estatal formada porcinco sectores arquitectnicos que cubren un rea de 4,3 hectreas, de donde proviene una consi-derable evidencia sobre produccin artesanal de diferente tipo, incluida la produccin agrcola parauso local a travs de la construccin de terrazas y pequeos sistemas de irrigacin que regabantierras cercanas al asentamiento (Fig. 11). Tambin existe una serie de 15 qollcas, posiblemente parauso local (Williams 1996). En esta zona se ubican dos grandes fortalezas: Pucar de Las Pavas yPucar de Andalgal, as como una serie de postas, como la de Intihuatana, en Fuerte Quemado,Punta de Balasto, Bicho Muerto y el tambo de Ingenio del Arenal Mdanos, ubicado en el piedemontede la falda occidental de la cadena del Aconquija y en el nodo de comunicacin entre los valles delCajn, Santa Mara, Hualfn y la sierra de Capillitas y bolsn de Andalgal. No se debe dejar demencionar la existencia de un grupo de estructuras tipo celda cuya morfologa y distribucin presen-tan caractersticas singulares (Fig. 12).

    Fig. 8. Plano del sitio Guitin, en el valle Calchaqu medio, Salta.

    50 m0

    Plaza

    Muroperimtrico

    Plataforma

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 223

    Fig. 9. Mapa de distribucin de sitios locales e inkas en el valle Yocavil norte.

    Cu

    mb

    res

    Cal

    chaq

    uie

    s

    Sier

    ra d

    e Q

    uilm

    es o

    del

    Caj

    n

    Ro

    Sant

    a M

    ara

    Ro

    Cal

    chaq

    u

    Ro

    Calc

    haqu

    Angastaco

    San Carlos

    Cafayate

    Colalao del Valle

    Santa Mara

    Fuerte Quemado

    Punta de Balasto

    Molinos

    Colom

    Seclants

    Nev

    ados

    de

    Aco

    nqui

    ja

    Sier

    ra d

    e Ca

    rahu

    asi

    Sier

    ra d

    el H

    ombr

    e M

    uerto

    Sier

    ra C

    hang

    o Re

    al

    rea dedetalle

    ARGENTINA

    20 KM0

    Tolombn

    El Churcal

    Sitios arqueolgicos del valle Calchaqu medio y Yocavil norte

    Poblaciones actuales del valle Calchaqu medio y Yocavil norte

    Pichao

    Quilmes

    Las Mojarras

    Rincon Chico

    Cerro Mendocino

    Amaicha

    Caspinchango

    Pajanguillo

    Amapajango

    Jujuil

  • VERNICA WILLIAMS224

    Fig. 10. Mapa de distribucin de sitios inkas y tardos en el valle de Santa M

    ara y bolsn de Andalgal, Catam

    arca.

    2050 km

    0

    Santiag

    o d

    el

    EsteroRo Dulce

    Ro Sali

    Cam

    po

    del

    Aren

    al

    Am

    bato

    Cam

    po

    de

    Beln

    Sa. Pipanaco

    Sierra de QuilmesNevado de Aconquija

    1. Beln

    2. Ch

    aar Yaco

    3. Ro C

    haq

    uiag

    o4. Po

    trero-C

    haq

    uiag

    o

    5. Ag

    ua Verd

    e6. Ju

    lum

    ao7. C

    hoya

    8. Am

    anao

    9. La Ag

    uad

    a

    Sitios d

    e entierro

    s de ad

    ulto

    s en

    urn

    as en la zo

    na

    13

    Ro Sta. Mara

    Ro Belen

    Beln

    3 4

    5An

    dalg

    al1

    2

    87

    9

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 225

    Fig.

    11.

    Pla

    no d

    el s

    itio

    inka

    de

    Potr

    ero

    Cha

    quia

    go e

    n el

    bol

    sn

    de A

    ndal

    gal

    , Cat

    amar

    ca.

    La

    So

    lan

    a

    Re

    tam

    ba

    y

    Lo

    s A

    bre

    go

    s

    X

    IX

    VII

    VII

    I

    XII

    XI

    I

    II

    VI

    V

    IV

    VI V IV III II I

    B A

    B

    C

    A

    D

    E

    RI

    RII

    RIII

    RIV

    A

    B

    C

    RVRV

    I

    RV

    IIR

    VII

    IR

    IX

    RX

    RX

    I

    10

    0m

    0

    Po

    tre

    ro C

    ha

    qu

    iag

    o(p

    rovin

    cia

    de

    Ca

    tam

    arc

    a)

  • VERNICA WILLIAMS226

    Una particularidad de este tipo de arquitectura es la distribucin que comienza en el Kollasuyucon el sitio de Calahoyo o Tambo Real de Matienzo, ubicado en territorio boliviano en el lmite conArgentina. Dentro del Noroeste Argentino fueron localizadas 22, especialmente en las provincias deSalta (valles Calchaques, Amblayo) y en la Quebrada del Toro, de Catamarca (en los valles del Cajny de Abaucn) y, probablemente, en San Juan. Por su parte, en el norte de Chile se ubicaron dosconjuntos: uno en la cuenca alta del ro Copiap (Atacama) y otro en el valle del ro Grande (Coquimbo).En el Cuntisuyo, dentro de territorio ecuatoriano, fueron registradas estructuras similares en sitiosubicados en las provincias de Chimborazo y de Loja. La mayor parte de estos conjuntos arquitect-nicos estara en condiciones de haber sido usada como terrenos de cultivo. Esta afirmacin se basaen que: a) se ubican en reas aptas para la agricultura, como lo demuestra el hecho de encontrarse en

    Fig. 12. El sitio Cortaderas Izquierdo, en el valle Calchaqu norte, Salta.

    25m0

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 227

    medio o cerca de zonas agrcolas como las estructuras del valle del Cajn, las de Urbina y la deCortadera; b) estn muy prximos a cursos de agua, y e) un gran porcentaje de las mismas esempleado, actualmente, de manera exitosa con esa finalidad. En este punto surge una cuestin: porqu son morfolgicamente diferentes estas construcciones a las restantes terrazas de cultivo ubica-das en los mismos sitios? Podemos responder que, en principio, esta arquitectura marca, de maneraindudable, la presencia imperial, pero no se puede precisar si esos terrenos estaban destinados alculto, a actividades administrativas o si la especial morfologa de estas estructuras que incluaparedes mucho ms altas que las del resto serva para algn cultivo que requera cuidados espe-ciales o para un producto con acceso restringido.

    A partir de la informacin presentada, sealamos que la ocupacin inka en el NoroesteArgentino fue intensa, pero ocurri en bolsones o islas en reas productivas y estratgicamenteubicadas (Williams y DAltroy 1998). Tanto en el valle Calchaqu como en el de Yocavil-Santa Maray la Quebrada de Humahuaca, los inkas supervisaron la construccin de una amplia variedad defacilidades usadas para propsitos administrativos, militares y ceremoniales, adems de la produc-cin artesanal y agrcola, movilizando contingentes de poblaciones destinadas a trabajar en proyec-tos estatales. La minera y metalurgia podran haber sido importantes y el factor decisivo de ladominacin, pero la diversidad de instalaciones y las actividades desarrolladas indican que losinkas no simplemente extrajeron recursos sino que tambin invirtieron en el gobierno directo enubicaciones claves.

    El hecho de que los inkas construyeran importantes asentamientos tanto en lugares dondeestaba presente la poblacin local como en zonas vacas subraya la propensin a confeccionar sugobierno con relacin a las situaciones locales en el contexto de un diseo a gran escala (norte de laquebrada de Humahuaca, norte del valle Calchaqu, valle de Lerma, alrededores de las confluenciasde los valles de Santa Mara, Hualfin y Abaucn, y alrededores de Santiago de Chile). Esta distribu-cin nos permiti plantear que la ocupacin imperial fue selectivamente intensiva (Williams y DAltroy1998). En el sector norte del Calchaqu y en el rea circundante del macizo de Capillitas, el imperioconstruy una serie de asentamientos de clara arquitectura inka, mientras que en el sector medio ysur del valle Calchaqu-Yocavil, la materializacin del poder estatal se traduce en un reacomodo delos espacios locales (por ejemplo, La Paya, Guitin, Loma del Oratorio, Tolombn, Quilmes y FuerteQuemado). La presencia inka trajo cambios en el uso, reorganizacin y el significado de los espaciospblicos, domsticos y ceremoniales de las sociedades locales. En otros casos, la presencia inkasolo est representada por la existencia de restos muebles imperiales, principalmente cermica de-tectada en sitios locales (Tero, Fuerte Alto, Choque, Valds y Tolombn).

    4. La produccin de objetos simblicos

    Los Andes del sur fueron conocidos por las actividades artesanales y mineras en tiemposdel Inka, segn algunos documentos histricos. Cronistas como Betanzos (1987 [1551-1557]), Sar-miento (1960 [1572]) y Pizarro (1986 [1571]) sostienen que el propsito central de la aventura imperialen los Andes del sur fue la de obtener minerales. Tanto Chile como el Noroeste Argentino son terri-torios ricos en minerales de cobre y hay una considerable tradicin en la metalurgia del broncevarias centurias anteriores al surgimiento del Estado inka, as como una larga tradicin de produc-cin de lapidaria en minerales de cobre como turquesa, malaquita y atacamita, as como objetos deoro que han sido recuperados, con frecuencia, en tumbas del Periodo Formativo.

    Las investigaciones arqueolgicas en los Andes del sur tambin apoyan la idea de quelos inkas tomaron ventaja de la riqueza mineral de la regin. Existe una amplia evidencia sobresitios inkas que estuvieron relacionados con la explotacin, procesamiento y extraccin mineradel oro, plata, cobre, galena, plomo, zinc, estao y otros minerales asociados (por ejemplo, Quillay

  • VERNICA WILLIAMS228

    y La Encrucijada), y con talleres que producan lingotes y productos terminados (por ejemplo Potrerode Payogasta, Rincn Chico sitio 15, Potrero-Chaquiago e Ingenio del Arenal Mdanos).

    La cermica tambin fue de importancia fundamental para el Estado inka. En general, lacermica inka fue usada en actividades polticas, especialmente en los centros provinciales,enfatizando la importancia del Estado como benefactor simblico y fsico. La presencia de cermicainka fina represent un emblema de dominio imperial, aunque grandes cantidades de cermica aveces fueron usadas para sostener reclamos de autoridad de los avances imperiales en las mrgenesdonde el gobierno inka tuvo frgil efecto prctico (McEwan y Van de Guchte 1992). A la inversa,existe escasa evidencia de que la cermica inka fuera usada en la vida cotidiana de las poblacionesdominadas.

    La denominacin de cermica inka debe entenderse en trminos de organizacin poltica:la cermica usada por la elite gobernante inka estuvo caracterizada por formas y diseos estandarizados(Hayashida 1994: 5). La manufactura altamente controlada del estilo Inka Imperial fue un contexto,pero no el nico, de produccin manejado por el Estado. En muchas provincias del imperio, el Estadopromovi la produccin de cermica local y de algunos estilos no inkas de alta calidad tecnolgica(DAltroy, Lorandi y Williams 1994). Muchos bienes estatales eran provistos parcialmente en cer-micas de estilos locales y los residentes de muchas comunidades tenan acceso a algunos productosmanufacturados por el Estado.

    Para Morris, la cermica inka es a la vez simple pero distintiva, pero su impacto, en trmi-nos polticos visual y particularmente, debera ser de una escala y naturaleza enteramente diferentea la de la cermica local [traduccin del original en ingls de la autora] (Morris 1974: 27). As, porejemplo, el estilo Inka pudo haber sido usado por ciertos miembros de la sociedad como unaexpresin de estatus y poder y, por lo tanto, ser considerado por los grupos subordinados como unacausa o elemento desencadenante de nuevas formas de accin social y resistencia. Tambin lacultura material de estilo nativo o local podra haber estado relacionada a una variedad de discur-sos de identidad, favoreciendo los procesos de dominacin y resistencia. Un caso concreto estvinculado a la ocupacin y dominacin inka en el Noroeste Argentino que se caracteriza por unaserie de cambios tanto a nivel macroregional, representado por las innovaciones poltico-econmi-cas, as como en el contexto material con relacin a lo existente previamente. Para el caso especficode la cermica, los inkas introdujeron dos tipos cermicos muy caractersticos: los arbalos y losplatos patos (Fig. 13). Estas formas resultan inditas y se pueden rastrear fcilmente.

    Es de suponer que en situaciones de produccin controladas por el Estado fue ms fcilimponer un estilo decorativo que una tradicin tcnica de elaboracin de un determinado bienartesanal. De all que surja la categora cermica inka provincial, donde la decoracin y la morfo-loga de los estilos se ajustan relativamente a los patrones cuzqueos, aunque se observan ciertasvariaciones, especialmente en la decoracin (calidad en el acabado de superficie y motivos) y mor-fologa, pero donde, de manera simultnea, se observan las ms variadas tradiciones es en la prepa-racin de las pastas (Calderari y Williams 1991: 79).

    La evaluacin arqueolgica de la produccin de cermica y su uso parece haber sido par-cialmente opuesta a la insistencia que surge de los documentos que los inkas ejercieron un controlcercano en la creacin de sus enclaves de produccin, controlando la produccin y la distribucinde los productos. Numerosos investigadores consideran que la tcnica de manufactura de la cermi-ca vari de una provincia a otra (Morris 1974; Meyers 1975; Julien 1982; Calderari y Williams 1991;Hayashida 1995). Esto parece haber sido una consecuencia ineludible de la dependencia sobre losceramistas locales para hacer cermica estatal y sobre la limitada circulacin espacial de las vasijas,debido a su peso y fragilidad (DAltroy y Bishop 1990). El control del Estado sobre la produccin decermica y distribucin ha sido tambin sugerido por los anlisis composicionales de diferentes

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 229

    muestras de estilos inkas a lo largo del imperio y en manos de especialistas (DAltroy y Bishop 1990;Williams, Lorandi, DAltroy y Hastorf e.p.).

    Sobre la base de nuestras investigaciones podemos resaltar cuatro rasgos de la manufactu-ra de cermica y su uso bajo el gobierno inka. El primero de ellos, basado en la evidencia de algunoscentros de produccin inka, es que los ceramistas hicieron cermica con sus propios estilos y en susasentamientos, siendo de mayor cantidad la cermica del estilo Inka Polcromo (DAltroy et al. 1994;DAltroy y Williams 1997 ms.). Los datos etnohistricos disponibles para Millerea o Milliraya (Cupien Bolivia), Cajamarca y el valle de Lambayeque, ambos en Per, por ejemplo, postulan que un grupoconfeccionaba ms de un estilo cermico. Es muy probable que en Potrero-Chaquiago, en el rea deAndalgal, en la actual provincia de Catamarca y en el valle Calchaqu en Salta, Argentina, tambinsucediera lo mismo. Los colonos mitmaq de Potrero-Chaquiago habran manufacturado la cermicaen sus propios estilos y en el mismo centro inka (Lorandi 1984, 1991; Williams y Lorandi 1986;Lorandi et al. 1991; Hayashida 1995) como es el caso de los estilos Famabalasto Negro sobre Rojo,Yocavil Polcromo y Yavi Chico Polcromo (Figs. 14, 15 a, b, 16 a, b). Los anlisis de composicin

    Fig. 13. Pieza de estilo Inka Impe-rial. Coleccin Montes, consistentede piezas del rea del Cusco (FieldMuseum of Natural History de Chi-cago).

    Fig. 14. Cermica de estilo Fama-balasto Negro sobre Rojo, del Nor-oeste Argentino.

  • VERNICA WILLIAMS230

    Fig. 15. a, b. Cermica de estiloYocavil Polcromo, del NoroesteArgentino.

    qumica de la cermica de estilo Famabalasto Negro sobre Rojo y Yavi Chico Polcromo ofrecenevidencia de que grupos de artesanos de dos localidades, como Yavi en la puna y Santiago delEstero, fueron trasladados a centros estatales de Catamarca y Salta. Si bien la alfarera confecciona-da por los colonos artesanos se realiz en concordancia con los patrones tecnolgicos de susprobables reas de origen, la produccin y distribucin de ambos estilos parece haber seguidolneas diferentes.

    El segundo rasgo es que en contra de la nocin general de una economa estatal discreta ycontrolada es la alta proporcin (ms del 60%) de cermica policroma no inka usada en muchosasentamientos que poseen rasgos de construccin y ocupacin estatal. Este patrn es especialmen-te visible en la mitad sur del imperio. La disyuncin entre la arquitectura estatal y la distribucin decermica es, indiscutiblemente, un resultado directo de una estrategia de gobierno que fue aplicadadistintivamente en los Andes del sur (DAltroy et al. e.p.). Por ende, la distribucin de cermica deestilo cuzqueo parece haber estado restringida a ciertas regiones. Los conjuntos cermicos de lossitios inkas de los Andes Centrales (por ejemplo, Mantaro, Cuzco y lago Titicaca) presentan una altapopularidad de los tipos inkas, mientras que en los Andes del sur los contextos cermicos dematerial inka no llegan a un 10%. La explicacin sobre este comportamiento diferencial puede estar

    a

    b

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 231

    Fig. 16. a, b. Piezas del estiloYavi Chico Polcromo del reade Yavi, Jujuy. a. Altura: 14 cen-tmetros (de Krapovickas et al.1989); b. Escudilla. Altura: 7centmetros.

    relacionada con las diferentes polticas que el Estado aplic para anexar nuevos territorios. Lasdiferencias estilsticas, petrogrficas y composicionales de la cermica inka indicaran que, en sumayora, esta fue producida para consumo regional aunque algunas cermicas de estilo cuzqueofueron trasladadas a largas distancias (DAltroy y Costin 1982; DAltroy y Bishop 1990; Lorandi etal. 1991; Raffino et al. 1993).

    El tercer rasgo se refiere a la distribucin de ciertos estilos cermicos en los Andes del sur,a lo largo de canales paralelos a la distribucin de cermica inka polcroma. Es muy posible que losinkas habran valorado los estilos cermicos de ciertos grupos tnicos. Algunos de los ms impor-tantes estilos son el Pacajes o Saxamar, del rea circuntiticaca (Munizaga 1957; Dauelsberg 1960),Yavi Chico Polcromo, sur de Bolivia y Puna argentina (Krapovickas 1977) e Inka Paya o Casa Mo-rada Polcromo (Ambrosetti 1907-1908; Bennett et al. 1948; Serrano 1958) hallados en muchos sitiosinkas en el Noroeste Argentino e incluso Per, Chile y Bolivia. Precisamente, las formas abiertas(escudillas y platos) de casi todos estos estilos han sido recuperados de centros inkas en el Noroes-te Argentino (valle Calchaqu y bolsn de Andalgal). Las preguntas clave que se deben contestares acerca de que si aquellas cermicas fueron transportadas a largas distancias o si fueron hechaslocalmente como imitaciones de estilos prestigiosos.

    a

    b

  • VERNICA WILLIAMS232

    La cermica de estilo Pacajes o Saxamar (Fig. 17) es de larga tradicin en la zona del altiplanosur (entre 1100-1470 d.C.)3 y durante el periodo comprendido entre 1470 d.C.-1540 d.C. una de lasvariantes estilsticas que incorporaba elementos cuzqueos fue la que se difundi por el Kollasuyu(Albarracn-Jordn y Mathews 1990). Cuencos con llamitas dominan los conjuntos recuperados porRydn (1947) en Palli Marca y Cchaucha del Kjula Marca. En Chucuito, Tschopik identific un platocon llamitas como del estilo Inka Cuzco (cf. Tschopik 1946: fig. 24 h). Fuera del rea del Titicacadiseos de llamitas aparecen en platos inkas de la regin de Cuzco (Bingham 1930; FernndezBaca 1971) vinculados a otros motivos naturalistas y geomtricos (Van Buren 1993: 292); en el vallede Moquegua en la costa sur peruana (Torata Alto y Sabaya) (Van Buren 1993) y en Atacama, Chile.En el Noroeste Argentino estn siempre asociados a contextos inkas de centros administrativos,como Cortaderas Bajo y Chivilme (Calderari y Williams 1991; Williams 1996).

    Los anlisis realizados de caracterizaciones qumicas de 14 fragmentos cermicos de estiloPacajes del sitio de Kasapata, en la isla de Titicaca, sugieren que, posiblemente, este material fueproducido en la regin del Cuzco ms que en la cuenca del lago, ya que sus composiciones sonqumicamente semejantes y formaron un grupo composicional coherente (DAltroy y Bishop 1990).Las muestras de cermicas pacajes de centros administrativos de Salta, Argentina, presentaron unacomposicin qumica semejante a una muestra de Bolivia, lo que llevara a pensar que, probablemen-te, pudieron ser manufacturadas con una arcilla semejante en Bolivia o en otra zona, y ser trasporta-dos, luego, a instalaciones estatales en Salta que estn distantes a ms de 100 kilmetros del reacircuntiticaca.

    El otro estilo cermico es denominado Yavi Chico Polcromo, fechado entre el 930 y 1400d.C. y cuya distribucin corresponde a la porcin norte del sector oriental de la puna, cerca de lafrontera con Bolivia que coincide con el territorio de los chichas, segn comentan fuentesetnohistricas de los siglos XVI y XVII (Krapovickas 1977: 146-147). La evidencia documental ehistrica indica que miles de colonos fueron transportados con el fin de producir una variedad debienes para el Inka. La alfarera yavi de excelente calidad4 debi haber sido un bien de intercambioque circul por amplias regiones, en el valle de San Juan Mayo, Lpez y, en Atacama, el alto Loa,Chile, lo que indica el prestigio y el valor de circulacin que tena el estilo (Tarrag 2000: 260-270). Elantiguo trfico entre Humahuaca y el noreste de la Puna sur de Bolivia se habra intensificado con laconquista inka debido, quizs, a los desplazamientos de poblacin (Lozano 1941 [1733]: 78) o por lautilizacin de olleros chichas para la produccin de cermica para el Estado en la zona (Murra 1978).Anlisis macroscpicos realizados sobre material yavi sugieren que la cermica perteneciente a

    Fig. 17. Cermica de estilo Pa-cajes de la cuenca del Titicaca.Coleccin Bandelier (AmericanMuseum of Natural History deNew York).

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 233

    platos y formas abiertas encontrada en el valle Calchaqu, especialmente de Potrero de Payogasta,podra haber sido importada desde el altiplano, mientras que las piezas halladas en sitios inkas de laprovincia de Catamarca podran haber sido confeccionadas por colonos transportados. Sin embar-go, la evidencia documental y el anlisis de los patrones de deformacin craneana en materialesesqueletarios humanos del valle Calchaqu sugieren que los colonos de la regin de Yavi fueron,tambin, reasentados en el valle Calchaqu (Lorandi y Boixads 1987-1988; Baffi 1992 ms.). Estohara suponer que los artesanos mitmaqkuna estuvieron presentes en ambas regiones. Los datos decomposicin de muestras de cermica de estilo Yavi Chico Polcromo y de arcillas de Salta, Jujuy yCatamarca permiten plantear que dicha cermica habra circulado entre los asentamientos inkas delnoroeste con producciones locales tanto en Catamarca como en Jujuy, que en algunos casos fue ousada localmente y, en otros, transportada a otros centros.

    El ltimo estilo de prestigio es el que Bennett et al. (1948) denominan Casa Morada Pol-cromo o que Serrano llama Inka Paya (1958). Esta cermica, que debe su nombre a la estructurainka denominada Casa Morada del sitio Puerta de La Paya, en el valle Calchaqu,5 tambin circulpor el Noroeste Argentino, zonas de Chile y Bolivia. En general, las formas corresponden a pucos,platos, seudoarbalos y jarritas, y en la decoracin combina elementos del estilo Cuzco Polcromo ypropios como tringulos, espirales, reticulados, signos con forma de E, cruces, crculos y figura-tivos como aves estilizadas y un animal con cuernos y cola enroscada denominado el Monstruo deLa Paya (Serrano 1958: 67). El patrn decorativo de las escudillas sobre superficies altamente puli-das es de registros circulares al igual que el material yavi (Calderari ms.: 4). Se ha sugerido queaquellas formas fueron distribuidas en asociacin con otros tipos inkas relacionados como un biende prestigio entre los centros estatales de la regin. La vinculacin del Norte Chico chileno con losvalles calchaques se ve reforzada por una serie de hallazgos de alfarera de los estilos Inka Paya yYavi, como en el valle de Freirina (cf. Latcham 1928a: 159, lms. XLVIII y 1.a; 1928b: 18); de Paipote(valle del Copiap, cf. Latcham 1928a: 182) y de Caspana, donde hay escudillas y cntaros del estiloYavi, as como un arbalo tipo Yavi-La Paya Inka (Uribe 1997). La escasez de piezas cuzqueas en elNoroeste Argentino seala que estos estilos mixtos, como el Inka Paya, habran sido investidos dela representacin del poder imperial (Tarrag et al. 1997).

    Los datos composicionales disponibles sealan que las muestras cermicas de estilo InkaPaya de sitios estatales de Catamarca y Salta, como Cortaderas, Payogasta y Potrero Chaquiago, seasemejan entre s y con arcillas de Yavi y La Quiaca. Esta informacin sugiere un proceso de circu-lacin de piezas desde el rea de Yavi hasta los sitios del valle Calchaqu y el bolsn de Andalgal.La alfarera de estilo Inka Paya o Casa Morada Polcromo (Bennett et al. 1948), entre otros cuatroarbalos o aribaloides, no seran de origen local, aunque s pudieron fabricarse en La Paya. Su centrode dispersin original habra sido el sur de Bolivia, donde han sido descritos algunos ejemplares(Gonzlez y Daz 1992: 45).

    El cuarto rasgo identificado es que la cermica con patrones estilsticos cuzqueos se hallaen todas las provincias inkas del imperio. Al parecer, el material de estilo Cuzco Polcromo de lasprovincias fue manufacturado y distribuido primero a nivel regional ms que exportados desde elCuzco. Esta cermica provincial puede ser distinguida de la del Cuzco en atributos tales comotamao, formas de las piezas y el uso de algunos elementos decorativos como son los motivoszoomorfos y antropomorfos que casi no estn presentes en los contextos cermicos de Argentina.Aparentemente, en los Andes del sur solo se habran difundido de manera especial los diseosgeomtricos (Julien 1983: 252, Morris y Thompson 1985: 76).

    Las piezas inkas ms sofisticadas halladas en los Andes Meridionales provienen de unida-des funerarias como las tumbas de los sitios de La Reina, Ovalle, Copiap, San Pedro de Atacama yArica (Azapa 15) en Chile; las de Tilcara, Pucar de Humahuaca, La Paya, Batungasta y Quilmes en

  • VERNICA WILLIAMS234

    el Noroeste Argentino, e Inkallajta, Samaypata, Arani y La Alameda de Tupiza, en Bolivia (Berberiny Raffino 1991: 194).

    Los anlisis de 310 muestras cermicas de diferentes estilos y 34 muestras de arcillas proce-dentes de varios centros estatales del Noroeste Argentino y de la Isla del Sol y de la Luna delTiticaca (Bolivia) aportan algunos resultados interesantes con relacin a la produccin y consumode cermica por parte del Estado (Williams, Lorandi, DAltroy y Hastorf et al. e.p.). El primer resul-tado es la existencia de una alta correspondencia entre estilo cermico y composicin qumica (porejemplo, el estilo Inka Polcromo se diferencia de los estilos Pacajes, Negro Pulido, Yavi y Famabalasto).El segundo es que la produccin y el consumo de cermica para el Noroeste Argentino de estilo InkaPolcromo fue regional. El tercero es el reconocimiento de mltiples localidades de produccin decermica inka en el Noroeste Argentino localizadas en las actuales provincias de Salta y Catamarca.Se distinguieron, al menos, cuatro fuentes de produccin de cermica de estilo Inka en Catamarca ydos para la provincia de Salta. El cuarto resultado es la posible presencia de colonias de mitmaqkunaen las instalaciones imperiales de Catamarca y Salta. Los anlisis qumicos de la cermica FamabalastoNegro sobre Rojo y Yavi Chico Polcromo ofrecen evidencia de que artesanos de dos localidadesfueron trasladados a centros estatales de Catamarca y Salta. La alfarera confeccionada por loscolonos artesanos se realiz en concordancia con los patrones tecnolgicos de sus probables reasde origen, tal como se propuso para los estilos Famabalasto y Yocavil en Catamarca y Salta, aunquela produccin y distribucin de ambos estilos parece haber seguido lneas diferentes. La alfareraFamabalasto recuperada de sitios inkas fue confeccionada localmente. De manera contraria, materialYocavil de Santiago del Estero es muy similar en su composicin al material del mismo estilo deCatamarca y Salta.

    Por ltimo, la manufactura de los grandes arbalos y de los platos, las formas con mayordistribucin territorial dentro del imperio, fue descentralizada. Para la confeccin de ambas formasse habran usado arcillas diferentes, las que estn presentes en seis de los grupos composicionalesformados de la muestra analizada.

    5. Conclusiones

    Se han presentado algunos ejemplos arqueolgicos del proceso de materializacin del po-der inka a partir de la arquitectura, produccin y uso de objetos simblicos, especialmente en lacermica. Tanto en la Quebrada de Humahuaca, como en el sector norte del valle Calchaqu, en elvalle de Santa Mara y en el bolsn de Andalgal los inkas construyeron numerosos asentamientosen puntos de contacto interregional, todos muy cercanos entre s y en reas no densamente ocupa-das por los pueblos nativos, constituyendo un sector fuertemente inkaizado en donde se implantun paisaje inka (Raffino 1981; Raffino et al. 1983-1985; Acuto 1994; DAltroy et al. 1998).

    Muy probablemente, las diferentes formas de ocupacin espacial por parte del Estado quese vieron para el caso especfico del Noroeste Argentino pudieron responder a un control territorialde tipo directo o indirecto partiendo del supuesto de que en los asentamientos estatales confluyencentros de poder y de intercambio. Estos centros se ubican en lugares con ciertas caractersticasgeogrficas, como la presencia de cerros, manantiales, huaycos o cursos de agua, etc. Su construc-cin constituy un poderoso mecanismo de dominacin ideolgica y cultural planeado que actusobre la constitucin social y la identidad de algunos de los miembros de las sociedades nativas conel propsito de imponer la visin del mundo inka sobre las poblaciones dominadas, justificando supoder y autoridad e intentando reestructurar prcticas sociales (Acuto 1999).

    Si se sostiene que el Estado domin a travs de la monumentalidad la pregunta es: qucriterios primaron para plasmar esta variabilidad en la ocupacin inka en el Noroeste Argentino?

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 235

    Probablemente existieron diferentes comportamientos entre las poblaciones locales y el imperioinka, que pudieron ser desde relaciones de alianza hasta fenmenos de resistencia, sublevacin osometimiento de los grupos tnicos, y que se tradujeron en la necesidad de aplicar diferentes pol-ticas segn el caso y en cada regin.

    Otra forma de materializacin del poder a travs de la arquitectura corresponde a las modi-ficaciones arquitectnicas que presentan algunos poblados locales que se localizan en las cercanasde los valles principales (La Paya, Guitin, La Huerta, Tilcara, Fuerte Quemado), como puede ser lareutilizacin de los espacios pblicos o la construccin de sectores alterados con arquitectura inkao edificios estatales, y en los cambios e instalacin de los espacios rituales y ceremoniales. Sinembargo, la presencia inka no pas solamente por la reorganizacin del espacio sino, ms bien, porla incorporacin de nuevos significados y smbolos relacionados con el imperio, cuya expresinmaterial debieron ser los objetos suntuarios de diseo imperial, entre ellos la cermica. Estos objetosde produccin y diseo imperial debieron reemplazar a sus similares locales en los diferentes contex-tos de uso y, sin duda, debieron de haber incluido y modificado de manera sustancial las prcticassociales en las que intervenan.

    La cermica fue para el Estado inka un emblema de poder, de demostracin de la presenciadel Estado y su filiacin. El anlisis presentado sugiere que la produccin de cermica para elEstado, de estilos inkas y locales, fue descentralizada dentro de cada regin, con la produccin decermica de aspecto similar en cada sitio, aunque existi la circulacin de piezas. Los inkas habranusado la cermica solicitada a las sociedades locales, lo que contradice la nocin de que el Estadomantena una economa discreta. Algunos estilos regionales circularon ampliamente entre losasentamientos estatales sugiriendo que ellos gozaban de un prestigio paralelo a aquel de los bienesestatales (por ejemplo, Pacajes del Titicaca, Yavi Chico Polcromo y, quizs, la Paya Inka en elNoroeste Argentino). Tambin se sugiere la presencia en centros estatales del noroeste de artesa-nos transportados desde dos regiones, Yavi en la puna y Santiago del Estero en las llanuras delpiedemonte oriental, para confeccionar cermica que imitaba a los estilos de sus lugares de origen.Se conoce que en muchas provincias del imperio, el Estado promovi la produccin de cermicalocal y de algunos estilos no inka, pero de alta calidad tecnolgica (DAltroy et al. 1994).

    Esta informacin plantea un proceso complejo en los patrones de produccin y distribucinde cermica durante el dominio inka, incluyendo manufactura y uso local, as como circulacin depiezas. La informacin ofrecida en esta oportunidad, aunque expuesta en forma fragmentaria, permi-te sostener que aunque las estandarizadas prcticas econmicas inkas fueron instauradas, la econo-ma del Estado en los Andes del sur estuvo ms fuertemente integrada con las economas regionalesque lo que el modelo histrico sugiere.

    Agradecimientos

    Quisiera agradecer a la Fundacin Antorchas, que ha subvencionado parte de esta investi-gacin (Proyectos A-13740/1-13 y A-13622-1-104), al Consejo Nacional de Investigaciones Cientfi-cas y Tcnicas (CONICET), a las autoridades de la Direccin de Patrimonio de la provincia de Salta;al director del Museo Arqueolgico Pio Pablo Daz de Cachi, al equipo del Proyecto ArqueolgicoCalchaqu (PAC); al doctor Craig Morris y su asistente Sumru Aricanli, del American Museum ofNatural History de New York; al doctor Charles Stanish, del Field Museum of Natural History deChicago, a los pobladores de Cachi y Tolombn y a todos los estudiantes de arqueologa de laUniversidad de Buenos Aires y de la Universidad de la Provincia de Buenos Aires, que hicieronposible, con su ayuda y colaboracin, el desarrollo de esta investigacin.

  • VERNICA WILLIAMS236

    Notas

    1 Ramrez de Velasco, en su carta de 1588 al rey, sustituye e identifica al asiento de Quire-Quire conel de los tolombones (Strube Erdmann 1958: 280).

    2 Pedro Lozano, citando una carta del obispo Maldonado, expresa que, en la opinin de algunos:[...] de hecho los capitanes del Inga conquistaron dos veces a los naturales de este valle, pero queellos idlatras de su propia libertad, llevaron tan pesadamente el yugo de su nuevo dominio, queotras dos veces se rebelaron, por lo cual despachando por tercera vez a sus capitanes al valle, lesdio orden apretada que destruyesen a todos sus moradores y que de aqu le vino al valle, en elidioma peruano el nombre de calchaqu, que quiere decir asolados, usando la metfora del verboCalchani que usa el indio cuando acaba la cosecha del maz abate al suelo la caa y alterando poco elvocablo se llam el valle de Calchaqu (Lozano 1874: 71). Esta es una de las interpretaciones del vocablo(cf. Lorandi 1997: 234).

    3 Los fechados disponibles por termoluminiscencia del estilo Pacajes del norte de Chile son 750 50a.p., 670 90 a.p., 640 80 a.p. 590 90 a.p. (Muz y Chacama 1988: 23; 35, 36; Schiapacasse et al.1991: 41).

    4 El estilo Yavi Chico Polcromo incluye formas de botellones con caras modeladas en el cuello,cntaros con dos asas tipo baldes y escudillas decoradas con lneas negras sobre superficiesanaranjadas o beige sobre un engobe rojo morado con motivos de tringulos espiralados en diver-sas combinaciones o dibujos de forma arrionada rellenos con reticulados.

    5 En el sitio Loma del Oratorio (SsalCac 8), en Cachi Adentro, Daz y Tarrag hallaron sobre la margenderecha del ro Las Cuevas, un ejemplar de cermica del estilo mixto Inka-Santamariano. El sitio secompone de dos sectores, uno de ellos de montculos con tumbas y otro con arquitectura inka. Eneste ltimo sector se hall el entierro de un nio al interior de la vasija mencionada, junto con trespequeas piezas cermicas de estilo Inka Paya y dos vasijas de forma restringida con asa nica.

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 237

    REFERENCIAS

    Acuto, F.1994 La organizacin del almacenaje estatal: la ocupacin inka en el sector norte del valle Calchaqu y sus

    alrededores, tesis de licenciatura, Departamento de Antropologa, Facultad Filosofa y Letras, Universi-dad de Buenos Aires, Buenos Aires.

    1999 Paisaje y dominacin: la constitucin del espacio social en el imperio inka, en: A. Zarankin y F. Acuto(eds.), Sed Non Satiata: teora social en la arqueologa latinoamericana contempornea, 33-75, Edicionesdel Tridente, Buenos Aires.

    Albarracn-Jordn, J. y J. Mathews1990 Asentamientos prehispnicos del valle de Tiwanaku, Producciones CIMA, La Paz.

    Albeck, M. E.1992- Areas agrcolas y densidad de ocupacin prehispnica en la Quebrada de Humahuaca, Avances en Arqueo-1993 loga 2, 56-77, Buenos Aires.

    Ambrosetti, J.1902 El sepulcro de La Paya ltimamente descubierto en los valles Calchaques, provincia de Salta, Anales del

    Museo Nacional de Buenos Aires 8, 119-148, Buenos Aires.

    1907- Exploraciones arqueolgicas en la ciudad prehistrica de La Paya (valle Calchaqu, provincia de Salta),1908 Revista de la Universidad de Buenos Aires 8 (3), 5-534, Buenos Aires.

    Aparicio, F. de1948 Las ruinas de Tolombn, en: Actas y Memorias del 28.o Congreso Internacional de Americanistas (1947),

    569-580, Paris.

    Baffi, I.1992 Informe sobre los restos humanos de Puerta de La Paya, manuscrito indito en el Museo Etnogrfico de lams. Universidad de Buenos Aires.

    Baldini, L.1980 Dispersin y cronologa de las urnas de tres cinturas en el Noroeste Argentino, Relaciones de la Sociedad

    Argentina de Antropologa 14 (1), 49-61, Buenos Aires.

    Brcena, J.1998 El tambo real de Ranchillos, Mendoza, Argentina, Xama 6 (11), 1-52, Mendoza.

    Barzana, A. de1965 Carta del padre Alonso de Barzana, de la Compaa de Jess, al Padre Juan Sebastin, su provincial (edi-[1594] cin y estudio preliminar de J. Urbano Martnez), en: M. Jimnez de la Espada (ed.), Relaciones geogr-

    ficas de Indias, vol. II, 78-85, Biblioteca de Autores Espaoles CLXXXIV, Atlas, Madrid.

    Bauer, B.1992 The Development of the Inka State, University of Texas Press, Austin.

    Bennett, W. C., E. Bleiler y F. H. Sommer1948 Northwest Argentine Archaeology, Yale University Publications in Anthropology 38, Yale University

    Press, New Haven.

    Berberin, E. y R. A. Raffino1991 Culturas indgenas de los andes meridionales, Alhambra Longman, Madrid.

    Betanzos, J. de1987 Suma y narracin de los incas [prlogo, trascripcin y notas por M. del C. Martn Rubio; estudios pre-[1551- preliminares de H. Villanueva, D. Ramos y M. del C. Martn Rubio], Atlas, Madrid.1557]

    Bingham, H.1930 Machu Picchu: A Citadel of the Inca. Report of the Explorations and Excavations Made in 1911, 1912, and

  • VERNICA WILLIAMS238

    1915 under the Auspices of Yale University and the National Geographic Society,Yale University Press,New Haven.

    Boman, E.1908 Antiquites de la regin andine de la Rpublique Argentina et du desert dAtacama, Imprimerie Nationale,

    Paris.

    Bouysse-Cassagne, T.1988 Lluvias y cenizas: dos Pachacuti en la historia, HISBOL, La Paz.

    Calderari, M.ms. La tradicin estilstica santamariana en el sitio de La Paya, ponencia presentada al IX Congreso Nacional

    de Arqueologa Argentina (1988), Buenos Aires.

    Calderari, M. y V. Williams1991 Reevaluacin de los estilos cermicos incaicos en el Noroeste Argentino, en: El imperio inka. Actualizacin

    y perspectivas y registros arqueolgicos y etnohistricos, Comechingonia, ao vol. II, 73-96, Crdoba.

    Casanova, E.1934 Notas sobre el Pucar de Huichairas, en: Actas y Memorias del 25.o Congreso Internacional de

    Americanistas, La Plata 1932, vol. II, 39-44, Buenos Aires.

    Ceruti, M.1997 Arqueologa de alta montaa, Milor, Mendoza.

    Cieza de Len, P.1987 Crnica del Per. Tercera parte (edicin, prlogo y notas de F. Cant), Pontificia Universidad Catlica[1553] del Per/Academia Nacional de la Historia, Lima.

    Cigliano, E. y R. Raffino1975 Arqueologa en la vertiente occidental del valle Calchaqu Medio, Relaciones de la Sociedad Argentina de

    Antropologa 9, 47-58, Buenos Aires.

    Conrad, G. y A. Demarest1984 Religion and Empire: the Dynamics of Aztec and Inca Expansionism, University of Cambridge Press,

    Cambridge/New York.

    Cornejo, A.1937 Apuntes histricos sobre Salta, 2.a ed., Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Histricos de Salta,

    Talleres Grficos Ferrari Hermanos, Buenos Aires.

    Cornell, P. y N. Johansson1993 Desarrollo del asentamiento StucTav5, valle de Santa Mara, departamento Tafi del Valle, provincia de

    Tucumn, comentarios sobre fechados con Carbono 14 y termoluminiscencia, Publicaciones del Institutode Arqueologa 2, 42-56, Tucumn.

    Cowgill, G.1993 Distinguished Lecture in Archaeology: Beyond Criticizing New Archaeology, American Anthropologist

    95 (3), 551-573, Arlington.

    Cremonte, M., M. Zarbuln, N. Sols, S. Peralta y G. Nieva2001 El asentamiento estatal de Agua Hedionda y la ocupacin inka en los valles meridionales de Jujuy. Libro

    de resmenes, en: Actas y memorias del XIV Congreso Nacional de Arqueologa Argentina (2001), 218-219, Rosario.

    DAltroy, T. N.1992 Provincial Power in the Inka Empire, Smithsonian Institution Press, Washington D.C./London.

    DAltroy, T. N., A. M. Lorandi, V. Williams, M. Calderari, C. Hastorf, E. DeMarrais y M. Hagstrum2000 Inka Rule in The Northern Calchaqui Valley, Argentina, Journal of Field Archaeology 27, 1-26, Boston.

    DAltroy, T. N., A. M. Lorandi y V. Williams1994 Produccin y uso de cermica en la economa poltica inka, en: I. Shimada (ed.), Tecnologa y organizacin

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 239

    de la produccin de cermica prehispnica en los Andes, 395-441, Pontificia Universidad Catlica dePer, Lima.

    1998 Ceramic Production and Use in the Inka Political Economy, en: I. Shimada (ed.), Andean Ceramics:Technology, Organization, and Approaches, MASCA Research Papers in Science and Archaeology.Suplemento al tomo XV, 284-312, Museum of Archaeology and Anthropology, University of Pennsylva-nia, Philadelphia.

    e.p. The Inkas in the Southern Lands, en: R. Burger, C. Morris y R. Matos (eds.), Variations in the Expresionof Power in the Inka Empire, Dumbarton Oaks Conference 1998, Washington, D.C.

    DAltroy, T. N. y C. Costin1982 Production of Ceramics during the Late Horizon in the Upper Mantaro Valley, Peru. Progres Report of

    the Upper Mantaro Archaeological Research Project, informe presentado al Instituto Nacional de Cultura,Lima.

    DAltroy, T. N. y R. Bishop1990 The Provincial Organization of Inka Ceramic Production, American Antiquity 55, 120-138, Salt Lake City.

    DAltroy, T. N. y V. Williams1997 Provisioning the Inka State Economy in Kollasuyu. Inka Ceramic Production and Distribution in the South-ms. ern Andes, informe presentado a la National Science Foundation.

    Daueslberg, P.1960 Contribucin al estudio de la arqueologa del valle de Azapa, en: R. Matos (ed.), Antiguo Per: espacio y

    tiempo, 273-296, Meja Baca, Lima.

    DeMarrais, E.1997 Materialization, Ideology, and Power: The Development of Centralized Authority Among the Prehispanic

    Polities of The Valle Calchaqui, Argentina, tesis de doctorado, Department of Anthropology, Universityof California at Los Angeles, University Microfilms, Ann Arbor.

    2000 Arqueologa del norte del valle Calchaqu, en: E. Berberin y A. Nielsen (eds.), Historia argentinaprehispnica, vol. I, 289-346, Crdoba.

    DeMarrais, E., L. J. Castillo y T. Earle1996 Ideology, Materialization, and Power Strategies, Current Anthropology 37 (1), 15-27, Chicago.

    Difrieri, H.1948 Las ruinas de Potrero de Payogasta (provincia de Salta, Argentina), en: Actas y Memorias del 28.o Congreso

    Internacional de Americanistas (1947), 599-604, Paris.

    1981 Quilmes, reconstruccin etnohistrica de un sistema indgena extinguido, Scripta Ethnologica 6, 67-73,Buenos Aires.

    Dougherty, B.1972 Un nuevo yacimiento con construcciones tumuliformes de piedra: Agua Hedionda, Etnia 7, 20-29, Olavarria.

    Earle, T.1994 Wealth Finance in The Inka Empire: Evidence from The Calchaqui Valley, Argentina, American Antiquity

    59 (3), 443-460, Salt Lake City.

    Fernndez Baca, J.1971 Motivos de ornamentacin de la cermica inca cuzco, Studium, Lima.

    Fock, N.1961 Inca Imperialism in North West Argentina and Chaco Burial Forms, Folk 3, 67-90, Copenhagen.

    Fortuny, P.1972 Nuevos descubrimientos en el norte argentino, Ediciones Paulinas, Buenos Aires.

  • VERNICA WILLIAMS240

    Gonzlez, A. R.1977 Arte precolombino en la Argentina. Introduccin a su historia cultural, Valero, Buenos Aires.

    1980 Patrones de asentamiento incaicos en una provincia marginal del imperio, Implicaciones socioculturales,Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropologa 14 (1), 63-82, Buenos Aires.

    1982a Las provincias incas del antiguo Tucumn, Revista del Museo Nacional 46, 317-380, Lima.

    1982b La provincia y la poblacin incaica de Chicoana, en: S. Eldo Moressi y R. Gutirrez (eds.), Presenciahispnica en la arqueologa argentina. Historia y arqueologa en la solucin de un viejo problema, vol. II,633-674, Museo Regional de Antropologa Juan A. Martinet, Universidad Nacional del Nordeste,Resistencia.

    1983 Inca Settlement Pattern in A Marginal Province of The Empire: Sociocultural Implications, PrehistoricSettlement Pattern, en: E. Vogt y R. Leventhal (eds.), Prehistoric Settlement Patterns. Essays in Honor ofGordon R. Willey, 337-360, University of New Mexico Press, Albuquerque.

    Gonzlez, A. R. y G. Cowgill1975 Cronologa del valle de Hualfn, provincia de Catamarca, Argentina, obtenida mediante el uso de

    computadoras, en: Actas y Memorias del Primer Congreso de Arqueologa Argentina, Rosario (1975),383-404, Rosario.

    Gonzlez, A. R. y P. Daz1992 Notas arqueolgicas sobre La Casa Morada, La Paya, provincia de Salta, Estudios de Arqueologa 5, 9-

    61, Cachi.

    Gonzlez, L. R. y A. R. Gonzlez1991 Rincn Chico 16: un sitio de actividad metalrgica en el valle de Santa Mara (provincia de Catamarca), en:

    Actas y Memorias de las Jornadas Metalrgicas y II Congreso ALAMET, 283-284, Sociedad Argentina deMetales, Buenos Aires.

    Hayashida, F.1994 Produccin de cermica en el imperio inka: una visin global y nuevos datos, en: I. Shimada (ed.), Tecnologa

    y organizacin de la produccin cermica prehispnica en los Andes, 443-475, Pontificia UniversidadCatlica del Per, Lima.

    1995 State Pottery Production in The Inka Province, tesis de doctorado, Department of Anthropology, Univer-sity of Michigan, Ann Arbor.

    Hodder, I. (ed.)1982 Symbolic and Structural Archaeology, Cambridge University Press, Cambridge.

    Hoyos, M. de1996 Centros de produccin agrcola en el valle del Cajn, departamento de Santa Mara, provincia de Catamarca,

    Revista del Museo de Historia Natural 25 (3/4), 295-318, Mendoza.

    Hyslop, J.1984 The Inka Road System, Academic Press, New York/San Francisco.

    1990 Inka Settlement Planning, University of Texas Press, Austin.

    Hyslop, J. y P. Daz1983 El camino incaico: Calchaqu-Tastil (Noroeste Argentino), Gaceta Arqueolgica Andina 1 (6), 6-8, Lima.

    Jaimes Freyre, R.1915 El Tucumn colonial. Documentos y mapas del Archivo de Indias, vol. I, Co Hermanos, Buenos Aires.

    Julien, C.1982 Inca Decimal Administration in The Lake Titicaca Region, en: G. Gollier, R. Rosaldo y J. Wirth (eds.), The

    Inca and Aztec States 1400-1800, Anthropology and History, 119-151, Academic Press, New York.

    1983 Hatunqolla: A View of Inca Rule From The Lake Titicaca Region, University of California Publications inAnthropology 15, Berkeley/Los Angeles.

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 241

    Krapovickas, P.1977 Arqueologa de Cerro Colorado (departamento de Yavi, provincia de Jujuy, Repblica Argentina), en:

    Obra del Centenario del Museo de La Plata, tomo II, Antropologa, 123-148, La Plata.

    Krapovickas, P., C. Pl y S. Manuale1989 Reconstruyendo el pasado: la arqueologa, la cultura de Yavi y los Chichas, Revista de Antropologa 8, 3-

    11, Buenos Aires.

    Larrouy, P.1923 Documentos del Archivo de Indias para la historia del Tucumn: 1591-1770, tomo I, Santuario de Nuestra

    Seora del Valle, Buenos Aires.

    Latcham, R.1928a Las influencias chinchas en la alfarera de Chile y Argentina, Anales de la Sociedad Cientfica Argentina 4,

    159-196, Buenos Aires.

    1928b La alfarera indgena chilena, Sociedad Impresora y Litogrfica Universo, Santiago.

    Levillier, R.1926 Nueva crnica de la conquista del Tucumn precedida de un ensayo sobre los tiempos prehispnicos. Pri-

    mera parte: los tiempos prehispnicos, tomo I, 1543-1563, Coleccin de Publicaciones Histricas de laBiblioteca del Congreso Argentino, Madrid.

    Lorandi, A. M.1980 La frontera oriental del Tawantinsuyu: el Umasuyu y el Tucumn. Una hiptesis de trabajo, Relaciones de

    la Sociedad Argentina de Antropologa 1 (1), 147-164, Buenos Aires.

    1983 Mitayos y mitmaqkuna en el Tawantinsuyu meridional, Histrica 7 (1), 3-50, Lima.

    1984 Soocamayoc. Los olleros del Inka en los centros manufactureros del Tucumn, Revista del Museo de LaPlata 8, 303-327, La Plata.

    1988 Los diaguitas y el Tawantinsuyu: una hiptesis del conflicto, en: T. D. Dillehay y P. J. Netherly (eds.), Lafrontera del Estado Inca. Actas del 45.o Congreso Internacional de Americanistas, Bogot, Colombia, 1985,235-259, BAR International Series 422, Oxford.

    1991 Evidencias en torno a los mitmaqkuna incaicos en el Noroeste Argentino, Anthropolgica 8, 213-236,Lima.

    1997 De quimeras, rebeliones y utopas: la gesta del inca Pedro Bohorquez, Pontificia Universidad Catlica delPer, Lima.

    Lorandi, A. M., B. Cremonte y V. Williams1991 Identificacin tnica de los mitmaqkuna instalados en el establecimiento incaico Potrero-Chaquiago, en:

    Actas y Memorias del XI Congreso Nacional de Arqueologa Chilena 2, Santiago.

    Lorandi, A. M. y R. Boixads1987- Etnohistoria de los valles calchaques en los siglos XVI y XVII, Runa 17/18, 263-419, Buenos Aires.1988

    Lozano, P.1874 Historia de la conquista del Paraguay, Ro de La Plata y Tucumn (noticias, notas y suplementos de A.

    Lamas), 5 vols., Imprenta Popular, Buenos Aires.

    1941 Descripcin corogrfica del Gran Chaco Gualamba (reedicin, prlogo e ndice de R. A. Alfieri), Publi-[1733] cacin especial del Instituto de Antropologa 288, Departamento de Inestigaciones Regionales, Universidad

    Nacional de Tucumn, Tucumn.

    Mrquez Miranda, F. y E. Cigliano1961 Un nuevo antigal catamarqueo: el yacimiento de Rincn Chico, departamento Santa Mara, Catamarca,

    Revista Museo de La Plata, Nueva serie 5, 179-192, La Plata.

  • VERNICA WILLIAMS242

    Matienzo, J. de1967 Gobierno del Per (ed. et tude prliminaire de G. Lohmann Villena), Travaux Institut Franais dtudes[1567] Andines 11, Paris.

    McEwan, C. y M. van de Guchte1992 Ancestral Time and Sacred Space in Inca State Ritual, en: R. Townsend (ed.), The Ancient Americas: Art

    From Sacred Landscapes, 359-373, The Art Institute of Chicago, Prestel, Chicago/Mnchen.

    Meyers, A.1975 Algunos problemas en la clasificacin del estilo incaico, Pumapunku 8, 7-25, La Paz.

    Miller, D. y C. Tilley (eds.)1984 Ideology, Power, and Prehistory, Cambridge University Press, Cambridge/New York.

    Montes, A.1959 El gran alzamiento diaguita (1630-1643), Revista del Instituto de Antropologa 1, 81-159, Rosario.

    Morris, C.1974 Reconstructing Pattern of Nonagricultural Production in the Inka Economy, Archaeology And Documents

    in Instituted Analysis, en: C. Moore (ed.), Reconstructing Complex, suplemento del Bulletin of the AmericanSchools of Oriental Research 20, 49-68, Cambridge.

    Morris, C. y D. Thompson1985 Huanuco Pampa: An Inca City and its Hinterland, Thames and Hudson, London/New York.

    Mulvany de Pealosa, E.1989 Nuevas evidencias de la ocupacin incaica en el valle de Lerma, Runa 16, 59-84, Buenos Aires.

    Munizaga, C.1957 Secuencias culturales de la zona de Arica (comparacin entre las secuencias de Uhle y Bird), en: R. P.

    Schaedel (ed.), Arqueologa chilena. Contribucin al estudio de la regin comprendida entre Arica y LaSerena, 77-122, Universidad de Chile, Santiago.

    Muz, I. y J. Chacama1988 Cronologa por termoluminiscencia para los periodos Intermedio Tardo y Tardo en la sierra de Arica,

    Chungara 20, 19-45, Arica.

    Murra, J. V.1978 La organizacin econmica del Estado inca [traduccin de D. R. Wagner], Siglo XXI, Mxico, D.F.

    Nielsen, A.1996 Demografa y cambio social en quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina), 700-1535 d.C., Relaciones de

    la Sociedad Argentina de Antropologa 21, 367-385, Buenos Aires.

    1997 Nuevas evidencias sobre el estudio de la produccin agrcola inka en el sector norte de la quebrada deHumahuaca, Estudios Sociales del NOA 1 (1), 31-58, Tilcara.

    Nielsen, A. y W. Walker1999 Conquista ritual y dominacin poltica en el Tawantinsuyu: el caso de Los Amarillos (Jujuy, Argentina),

    en: A. Zarankin y F. Acuto (eds.), Sed non satiata: teora social en la arqueologa latinoamericanacontempornea, 153-169, Ediciones del Tridente, Buenos Aires.

    Nez, L. y T. Dillehay1979 Movilidad giratoria, armona social y desarrollo en los andes meridionales: patrones de trfico e interaccin

    econmica, Universidad Catlica del Norte, Antofagasta.

    Paulotti, O.1958- Las ruinas de los Nevados del Aconquija, Noticia preliminar, Runa 9 (1-2), 125-135, Buenos Aires.1959

    Pelissero, N. y H. Difrieri1981 Quilmes: arqueologa y etnohistoria de una ciudad prehispnica, Gobierno de la Provincia de Tucumn,

    Tucumn.

  • PODER ESTATAL Y CULTURA MATERIAL EN EL KOLLASUYU 243

    Piossek Prebisch, T.1976 La rebelin de Pedro Bohorquez, el Inca del Tucumn, Jurez, Buenos Aires.

    Piossek Prebisch, T. (ed.)1999 Relacin histrica de Calchaqu, escrita por el misionero jesuita P. Hernando de Torreblanca en 1696,

    Archivo Histrico de la Nacin, Buenos Aires.

    Pizarro, P.1986 Relacin del descubrimiento y conquista de los reinos del Per (consideraciones preliminares de G. Loh-[1571] mann Villena; nota de P. Duviols), 2.a ed., Pontificia Universidad Catlica del Per, Lima.

    Pollard, G.1983 Nuevos aportes a la prehistoria del valle Calchaqu, Noroeste Argentino, Estudios de Arqueologa 3/4, 69-

    92, Cachi.

    Quiroga, A.1931 Petrografas y pictografas de Calchaqu, Universidad Nacional de Tucumn, Tucumn.

    Raffino, R. A.1981 Los inkas del Kollasuyu, Ramos Americana, La Plata.

    Raffino, R. A., A. Iiguez y M. Mannasero1993 La cermica arqueolgica inka de Humahuaca, Iruya, Aullagas y Suipacha (Argentina/Bolivia). Un examen

    petrogrfico comparado, Shincal 3 (1), 4-18, Catamarca.

    Raffino, R. A., D. Gobbo, R. Vsquez, A. Capparelli, V. G. Montes, R. Iturriza, C. Deschamps y M. Mannasero1997 El ushnu de El Shincal de Quimivil, Tawantinsuyu 3, 22-39, Canberra.

    Raffino, R. A., E. Cigliano y M. Manssur1976 El Churcal: un modelo de urbanizacin tarda en el valle Calchaqu, en: Actas y Memorias del IV Congreso

    Nacional de Arqueologa Argentina, tomo III, Revista del Museo de Historia Natural de San Rafael 1/4, 33-43, San Rafael.

    Raffino, R. A., R. Alvis, L. Baldini, D. Olivera y G. Ravia1983- Hualfn, El Shincal y Watungasta, tres casos de urbanizacin inka en el Noroeste Argentino, Cuadernos1985 del Instituto Nacional de Antropologa 10, 425-458, Buenos Aires.

    Raffino, R. A. y L. Baldini1983 Sitios arqueolgicos del valle Calchaqu medio (departamentos de Molinos y San Carlos), Estudios de

    Arqueologa 3/4, 26-36, Salta.

    Ramrez de Velasco, J.1588 La ciudad de los Csares. Averiguaciones practicadas en 1578-1589 por el gobernador del Tucumn

    Ramrez de Velazco, Revista de la Biblioteca Nacional 1 (4), Buenos Aires.

    Reinhard, J.1985 Sacred Mountains: An Ethnoarchaeological Study of High Andean Ruins, Mountain Research and De-

    velop-ment 5 (4), 299-317, Washington, D.C.

    Reyes Gajardo, C.1958 Poblaciones indgenas del valle Calchaqu, Revista del Instituto de Antropologa 8, 23-59, Tucumn.

    Rydn, S.1947 Archaeological Researches in The Highlands of Bolivia, Elanders Boktryckeri, Gteborg.

    Sarmiento de Gamboa, P.1960 Historia de los incas (segunda parte de la historia general llamada ndica). Apndice a Obras completas[1572] del Inca Garcilaso de la Vega (edicin de C. Senz de Santa Mara), Biblioteca de Autores Espaoles

    CXXXV, 193-279, Atlas, Madrid.

    Schiappacasse , V., A. Romn, I. Muz, A. Deza y G. Focacci1991 Cronologa por termoluminiscencia de la cermica del extremo norte de Chile, Actas del XI Congreso

  • VERNICA WILLIAMS244

    Nacional de Arqueologa Chile (1988). Primera parte, tomo II, 43-60, Museo Nacional de HistoriaNatural, Santiago.

    Schobinger, J.1966 Investigaciones arqueolgicas en la Sierra de Famati