Viviendo Libre en Cristo 3

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“Viviendo libre en Cristo” Discipulado Iglesia Evangélica Bautista “Visión de Reino” Departamento de jóvenes VI.A, 28 de Junio 2009 “Viviendo libre en Cristo” 1era Parte, Aceptados en Cristo 3 e r C a p í t u l o Índice 1.- Soy miembro del cuerpo de Cristo. 2.- Soy un santo 3.- Fui adoptado como un hijo de Dios. Soy miembro del cuerpo de Cristo ¿Qué persona nace siendo plenamente conciente de su identidad? Esto ha generado una constante búsqueda del ser humano del sentido de su propia existencia. Lamentablemente, muchos se pierden en esta búsqueda, incluyendo a los mismos cristianos, pues no es extraño escucharles decir que el sentido de su existencia ha de cumplirse cuando se encuentre el trabajo ideal, o cuando se tengan hijos, o con la consecución de algún tipo de meta humana, que dista mucho del propósito real de Dios para la vida del creyente. Algunos toman esta seudo doctrina de Génesis 3, confundiendo una consecuencia de la desobediencia, con el sentido de la humanidad en la tierra. Es básico para poder entender nuestro propósito, comprender y aceptar que somos parte de un cuerpo, somos un componente de algo mucho más grande, somos miembros del cuerpo de Cristo, y este concepto hace que desarrollemos un sentido de pertenencia y de interacción, con el resto de los componentes, y entrega sentido a lo que hacemos. ¿Es realmente necesario conocer nuestra identidad y nuestro propósito? ¿Qué cosas implica conocer nuestra identidad? ¿Tiene sentido una existencia individual, o entendemos las cosas cuando comprendemos que somos parte del cuerpo de Cristo? La búsqueda de la dignidad. Existe una asociación entre conocer nuestra identidad y comprender el valor que poseemos, es decir, nuestra dignidad. La dignidad no se obtiene por la cantidad de talentos que pueda tener una persona. Aquellos que piensan que tienen pocos talentos, piensan que los que tienen más que ellos pueden sentirse legítimamente dignas; lo que nos saben ellos es que algunas de las personas que tienen más talentos también luchan por sentirse dignas. ¿Es entonces la inteligencia una garantía de dignidad? Absolutamente no, de hecho, 1 Corintios 1:27 dice “Lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios. ¿Será entonces la hermosura? NO, Isaías dice acerca de Jesús en el capítulo 53:2 que el mismo Jesús no tuvo buen parecer, por lo que contrariamente a los que predica el mundo, la belleza o la carencia de ésta no hacen ni más, ni menos digna a una persona. ¿Radica nuestra dignidad en los dones espirituales? No, Dios no ha distribuido por igual dones, talentos, inteligencia, pero ÉL se ha repartido por igual. Nuestra identidad reside en saber quién somos en cuanto a hijos de Dios; el sentido de nuestra dignidad surge de nuestra consagración para llegar a ser como Él. Legítimo sentido de dignidad en Cristo. Aquellas personas que han entendido cabalmente qué rol juegan dentro del cuerpo de Cristo, son personas que exhiben claramente una claridad y un sentido de vida diferente para a aquellos que no lo conocen. Los que no conocen, buscan dones y talentos que no poseen, siempre mirando al lado creyendo que lo que él tiene no es capaz de ser útil. Dios te ha hecho digno; el entender esto implica creer que Dios no tiene miembros inútiles en su cuerpo, no todos pueden ser mano, cabeza, ojos, pero cada uno, en el lugar que le corresponde ocupar dentro del cuerpo de Cristo, es un sublime componente de Él, y por ende, no existe una persona con mayor dignidad, que la que entiende y acepta su rol en la vida. Ve en pos del dador, no de las dádivas. Los regalos pasan, van y vienen, y como son hechos de materia, tarde o temprano sucumbirán ante el paso del tiempo. Sino pregúntale a cualquiera que haya perdido un ser querido, pregúntale qué es más importante ahora para él, un regalo dado por aquella persona ausente, o la misma persona; con seguridad te dirá que cambiaría todo lo que tiene por volver a estar con aquel ser. Lo mismo con Dios; sus dones y dádivas nos vivifican, pero estos mismos dones Versículo para MEMORIZAR ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.. 1 Co. 6:19-20 1

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Por que queremos derrocar las mentiras que puedan haber en tu mente, esas fortalezas que te hacen vivir estancado y muchas veces sin esperanza. Hoy hemos decidido pararnos y gritar las verdades de Cristo que nos hacen libres, hemos decidido poner en evidencia a Satanás en sus mentiras y así experimentar a Dios en plenitud!!!!. Te invitamos a conocer este hermoso discipulado adaptado del libro "Viviendo libres en Cristo" de Niel T. Anderson.

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“Viviendo libre en Cristo” Discipulado Iglesia Evangélica Bautista “Visión de Reino” Departamento de jóvenes VI.A, 28 de Junio 2009

“Viviendo libre en Cristo” 1era Parte, Aceptados en Cristo

3 e r C a p í t u l o

Índice 1.- Soy miembro del cuerpo de Cristo. 2.- Soy un santo 3.- Fui adoptado como un hijo de Dios.

Soy miembro del cuerpo de Cristo ¿Qué persona nace siendo plenamente conciente de su identidad? Esto ha generado una constante búsqueda del ser humano del sentido de su propia existencia. Lamentablemente, muchos se pierden en esta búsqueda, incluyendo a los mismos cristianos, pues no es extraño escucharles decir que el sentido de su existencia ha de cumplirse cuando se encuentre el trabajo ideal, o cuando se tengan hijos, o con la consecución de algún tipo de meta humana, que dista mucho del propósito real de Dios para la vida del creyente. Algunos toman esta seudo doctrina de Génesis 3, confundiendo una consecuencia de la desobediencia, con el sentido de la humanidad en la tierra. Es básico para poder entender nuestro propósito, comprender y aceptar que somos parte de un cuerpo, somos un componente de algo mucho más grande, somos miembros del cuerpo de Cristo, y este concepto hace que desarrollemos un sentido de pertenencia y de interacción, con el resto de los componentes, y entrega sentido a lo que hacemos. ¿Es realmente necesario conocer nuestra identidad y nuestro propósito? ¿Qué cosas implica conocer nuestra identidad? ¿Tiene sentido una existencia individual, o entendemos las cosas cuando comprendemos que somos parte del cuerpo de Cristo?

La búsqueda de la dignidad. Existe una asociación entre conocer nuestra

identidad y comprender el valor que poseemos, es decir, nuestra dignidad. La dignidad no se obtiene por la cantidad de talentos que pueda tener una persona. Aquellos que piensan que tienen pocos talentos, piensan que los que tienen más que ellos pueden sentirse legítimamente dignas; lo que nos saben ellos es que algunas de las personas que tienen más talentos también luchan por sentirse dignas. ¿Es entonces la inteligencia una garantía de dignidad? Absolutamente no, de hecho, 1 Corintios 1:27 dice “Lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios. ¿Será entonces la hermosura? NO, Isaías dice acerca de Jesús en el capítulo 53:2 que el mismo Jesús no tuvo buen parecer, por lo que contrariamente a los que predica el mundo, la belleza o la carencia de ésta no hacen ni más, ni menos digna a una persona. ¿Radica nuestra dignidad en los dones espirituales? No, Dios no ha distribuido por igual dones, talentos, inteligencia, pero ÉL se ha repartido por igual. Nuestra identidad reside en saber quién somos en cuanto a hijos de Dios; el sentido de nuestra dignidad surge de nuestra consagración para llegar a ser como Él. Legítimo sentido de dignidad en Cristo. Aquellas personas que han entendido

cabalmente qué rol juegan dentro del cuerpo de Cristo, son personas que exhiben claramente una claridad y un sentido de vida diferente para a aquellos que no lo conocen. Los que no conocen, buscan dones y talentos que no poseen, siempre mirando al lado creyendo que lo que él tiene no es capaz de ser útil. Dios te ha hecho digno; el entender esto implica creer que Dios no tiene miembros inútiles en su cuerpo, no todos pueden ser mano, cabeza, ojos, pero cada uno, en el lugar que le corresponde ocupar dentro del cuerpo de Cristo, es un sublime componente de Él, y por ende, no existe una persona con mayor dignidad, que la que entiende y acepta su rol en la vida. Ve en pos del dador, no de las dádivas. Los regalos pasan, van y vienen, y

como son hechos de materia, tarde o temprano sucumbirán ante el paso del tiempo. Sino pregúntale a cualquiera que haya perdido un ser querido, pregúntale qué es más importante ahora para él, un regalo dado por aquella persona ausente, o la misma persona; con seguridad te dirá que cambiaría todo lo que tiene por volver a estar con aquel ser. Lo mismo con Dios; sus dones y dádivas nos vivifican, pero estos mismos dones

Versículo para MEMORIZAR

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del

Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

Porque habéis sido comprados por precio;

glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro

espíritu, los cuales son de Dios.. 1 Co. 6:19-20

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y dádivas, sin Dios, no tienen sentido. No hay dignidad en una persona llena de dones que ama más a los dones, que al dador de ellos. Eres digno por ser HIJO DE DIOS y no por lo que Él te haya dado. Él es lo importante, sólo Él. Entérate de quién es usted ¡Un Hijo de Dios! ¿Cuántas familias poderosas hay

en el mundo? Sin duda existen muchas, pero no olvides que sólo una familia es la más poderosa de toda la historia y del universo; y esa es la familia de Dios, Y TÚ ERES MIEMBRO DE ELLA. A los hijos de familias poderosas los hacen sentarse en lugares especiales; DIOS A TI TE HARÁ SENTAR EN LUGARES CELESTIALES ¡¡¡¡¡¡ERES ESPECIAL!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡ERES UN HIJO DE DIOS!!!!! No hay mayor dignidad que ésta, no hay mayor honor que éste. Y lo has sido desde que recibiste a Jesús en tu corazón como Señor de tu vida, pero talvez no has vivido como una persona que muestre ser digno de algo, ESO DEBE CAMBIAR HOY, CAMBIA TU FORMA DE VIVIR, PORQUE DIOS TE QUIERE OCUPAR, ÉL QUIERE QUE COMIENCES A CUMPLIR EL PROPÓSITO ESTABLECIDO EN TU VIDA.

AMADO PADRE CELESTIAL, Te agradezco por hacerme miembro de Tu Cuerpo. Renuncio a la mentira de que no tengo parte que desempeñar ni aporte significativo que hacer en el cuerpo de Cristo. Acepto lo que Tú has creado en mí y los dones espirituales especiales que vienen de Ti. Me comprometo a crecer a Tu semejanza para que mis dones y habilidades puedan ser usados para edificar Tu Iglesia. Renuncio a la mentira de que mi identidad y dignidad se fundan en mi habilidad para desempeñarme en la vida. Acepto la verdad que mi identidad y dignidad se hallan en Cristo y serán crecientemente concretadas a medida que crezca a semejanza de Cristo. Te agradezco por ser parte de Tu Familia y por poder darme cuenta que no solamente te tengo a Ti como mi Padre sino que tengo a mis hermanos y hermanas en Cristo con quienes compartir mi vida. Oro en el maravilloso nombre de Jesús. Amén

Soy un santo

Que me responderías si te preguntara si te consideras “pecador salvo por gracia”, ¿me dirías que si?, pero si te preguntara si te consideras santo, ¿me podrías decir que si?. Mi respuesta sería: ¿Se refiere la biblia al creyente como pecador o santo? ¿Pablo dirigió sus cartas a los pecadores o a los santos en Efeso?

Lee la verdad en 1Co 1:2 al margen. Trágico resulta que muchos cristianos lleven sus vidas como si el pasaje citado digiera: “a esos otros de la iglesia que luchan por ser santificados, llamados a ser pecadores (o santos por medio de una dora obra) con algunos que invocan el nombre del Señor, mi Señor, pero no estoy seguro del señor de ellos.

Todo hijo de Dios es un santo: El mensaje del Nuevo Testamento es que todos

somos santos por la gracia de Dios, santificados porque estamos en Cristo Jesús. Todo hijo de Dios es un santo, porque está en Cristo. El concepto más arrollador de las primeras partes de Efesios es el tremendo legado que tenemos en Cristo. (Lee Ef. 1:3-4 al margen). El solo libro de Efesios tiene cuarenta declaraciones de que uno es en Cristo o que Cristo es en uno.

El problema no consiste en que la Biblia no identifique claramente a los creyentes como santos pues ¡lo hace!, sino que primordialmente, ¡Nosotros no lo entendemos! Por eso lee lo que dice Pablo en Efesios 1:18.

A la iglesia de Dios que está

en Corintios, a los santificados en Cristo Jesús,

llamados a ser santos con todos los que en cualquier

lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo,

Señor de ellos y nuestro.”1Co. 1:2

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos bendijo con toda bendición espiritual en los

lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes

de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y

sin mancha delante de él. Ef. 1:3-4

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Nuestra identidad en Cristo: Ser un santo representa la increíble obra de la

redención de Cristo en la vida del creyente. El viejo ser del hombre es reemplazado por algo que no existía antes en él. El hombre es declarado NUEVA CREACIÓN (2Co. 5:17; Gá. 6:15). Esta nueva vida es la misma vida de Jesucristo dentro del mismo creyente (Gá. 2:20; Col:3:4) El creyente se vuelve un espíritu con el Señor (1Co.6:17). En la práctica cristiana diaria el cristiano es exhortado a “vestíos del nuevo hombre” (Ef. 4:24). Tenemos que funcionar por la fe a la luz de nuestra verdadera identidad: quiénes somos realmente en Cristo Jesús. No somos en parte nuevos y en parte viejos; tampoco somos en parte luz y en parte tinieblas; somos, por completo, nuevas criaturas en Él. El poder del pecado es roto: ¿Significa que somos sin pecado? De ninguna

manera. El pecado sigue habitando en nuestro cuerpo y llamándonos pero, por virtud de nuestra redención, el poder del pecado es roto (Ro. 6:7-14). No estamos obligados a servir, obedecer o responder al pecado. Podemos vivir como hijos de la luz, por la gracia de Dios. Tendremos que darnos cuenta de nuestra responsabilidad y admitirla, si optamos por no creer la mentira de que podamos hallar el sentido de la vida y la identidad en una acción contraria a Dios, lo cual será el resultado de elegir actuar en forma diferente de quienes somos realmente en Cristo. La manera en que llevemos nuestras vidas está determinada por la identidad que percibimos tener. Nuestras actitudes, respuestas y reacciones a las circunstancias de la vida dependen de las percepciones concientes o no, de nosotros mismos. No vivirás como nueva criatura sino eres diferente por dentro o si no percibes tu deferencia. Identidad falsa: Probablemente vivirás como te ves a ti mismo en tu propio

sistema de creencia, inadecuado… etc. Todos vivimos de acuerdo a lo que creemos. Si abrigamos una creencia equivocada de nosotros mismos, afecta la manera que vivimos. Satanás capitaliza las derrotas repetidas que hay en las vidas de los cristianos, (vertiendo culpa), y eso, aunado a la influencia negativa de los maestros legalistas, hace que los cristianos suelan cuestionar su salvación o aceptar una existencia espiritual de altibajos como algo norma. Estos cristianos confiesan su vileza e inclinación a pecar luchando por mejorar, pero, por dentro, se consideran solamente como pecadores salvados por gracia esperando el arrebatamiento. Ya no somos sólo producto de nuestro pasado. Lee 2Co. 5:17 al margen. El grandioso logro de Dios: Fue la obra de la expiación al cambiar pecadores

en santos. Un intercambio que ocurre al momento de la salvación. Su efecto continúa en la conducta diaria del creyente durante toda su vida, esta es la obra de la santificación. Ejerce su efecto pleno y potente en nuestra vida cuando se genera aquella transformación y es captada y apropiada por fe. La identidad y el propósito del creyente está en Cristo. El creyente se vuelve hacedor de la Palabra debido a quién ya es. El creyente no necesita desempeñarse en cierta forma para obtener aprobación, sino más bien, es un obediente hacedor de la Palabra como resultado de ser ya uno con Cristo. (Stg.1:22-25)

En ninguna parte de la Biblia se llama pecadores a los creyentes, ni siquiera pecadores salvos por gracia. Si un cristiano verdadero se acepta como pecador, entonces el pecador es el núcleo de su identidad, lo cual contradice directamente a la Escritura, porque los creyentes son justificados por fe. Graves son las consecuencias de considerarse pecador, pues ¿qué hacen los pecadores? ¡Pecan! ¿Qué otra cosa puede esperarse de un pecador?

Sí, pecamos, pero no somos pecadores salvados por gracia, sino santos que pecamos. Lee Efesios 5:8 al margen. “El problema no es que no seamos santos sino que no vivimos como santos.

AMADO PADRE CELESTIAL: Renuncio a la mentira de que soy sólo un pecador.

Reconozco que soy un santo no por esfuerzo alguno de parte mía, sino por mi redención en Cristo. Opto por fe recibir y adueñarme de mi nueva identidad de santo en Cristo. Te pido que me llenes con tu Espíritu Santo y me capacites para vivir mi verdadera identidad de santo para que no peque. Elijo caminar en la luz para poder glorificarte. Yo oro esto en el nombre de mi Señor y Salvador Jesucristo. Amén.

Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para

que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha

llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos. Ef.

1:18

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he

aquí todas son hechas nuevas. 2Co. 5:17

Porque en otro tiempo erais

tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como

hijos de luz. Ef. 5:8

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Fui adoptado como un hijo de Dios

En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad. Ef. 1:5

El espíritu de Adopción: En días de Pablo, en la cultura romana, un hijo

adoptivo podía tener mayor prestigio o privilegio que el hijo propio. Si un hijo propio no tenía las habilidades, el carácter, o los atributos que un padre deseaba, este con diligencia buscaba un niño que contara con las cualidades deseables y pudiera ser adoptado. A la muerte del padre, este hijo adoptivo heredaría el título del padre y la mayor parte de su herencia; sería el principal progenitor del nombre familiar.

¡¡¡HEY!!!! Has sido adoptado por Dios, has sido altamente favorecido y escogido

como su hijo!!!!! Porque eres hijo, Dios ha enviado al Espíritu de su Hijo a tu corazón (Gálatas 4:6). Has recibido el Espíritu de Adopción.

Tu relación legal y social con el pecado ha sido cortada Todas tus deudas y obligaciones previas han sido erradicadas Has sido puesto permanentemente en la familia de Dios Has recibido todos los derechos y obligaciones de hijo. Ahora eres pueblo de Dios: Nuestro Padre celestial no nos necesitaba pero nos

quería. El fundamento esencial de nuestra vida santa es el amor sin condiciones y la aceptación de Dios (lee 1 Pedro 2:9-10). Dios no tiene hijos ilegítimos; ninguno de nosotros fue un accidente inesperado o indeseando. “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” Ef. 1:4

Los que una vez no alcanzamos misericordia, ahora la alcanzamos. “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios” Ef.2:19

Conectados con Dios: Te has dado cuenta que cada vez que alguien se acerca

demasiado personalmente a otra persona, ésta cambia de tema. Nunca nos conectaremos con Dios hasta que enfrentemos las cosas personales de nuestras vidas. Algunas personas se ocultan tras su teología, etc. ¿Con qué estás luchando a nivel personal? ¿tus estudios, familia? ¿Con el sentido de tu vida? Todos somos hijos de Dios: Una de las mentiras más comunes de Satanás es

que tú y yo somos diferentes, de alguna manera, respecto de los demás. Podemos pensar: Dios acepta a esa gente, pero no a mí. ¿Es verdad esto? Naturalmente que no. Pero si crees esto ¿se afecta la manera en que se vive? Sí, se afecta. Todos los cristianos son hijos de Dios, ciudadanos del pueblo de Dios. AMADO PADRE CELESTIAL: “Gracias por amarme y escogerme. Rechazo las mentiras de Satanás de que tú no me quieres ni te interesas por mí. Opto por creer que ya no soy un extraño para ti. Soy un ciudadano del pueblo de Dios y miembro de la familia de Dios. Acepto con gran gozo que yo he sido adoptado en Tu familia debido a Tu gran amor. He sido salvado por Tu misericordia. Te agradezco esto en el maravilloso nombre de muestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para

estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el

espíritu de ADOPCIÓN, por el cual clamamos ¡Abba,

Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro

espíritu, de que somos hijos de Dios” Ro. 8:15-16

Mas vosotros sois linaje

escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo

adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las

tinieblas a su luz admirable;

vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que

ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no

habíais alcanzado misericordia, pero ahora

habéis alcanzado misericordia. 1P. 2:9-10

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