Vámonos con Pancho Villa de Rafael F. Muñoz

Nadia Lucía Galaviz García

Conocer una nueva faceta de la revolución mexicana, es una de las

tantas ofertas que nos hace esta novela, que con una excelente

narración donde nos transporta a los momentos más cruciales de

experiencias de lucha y muerte denotan no sólo el honor sino que se

ponía de manifiesto en cada uno de los guerrilleros villistas su

honestidad, su compromiso por una causa en común que iba más allá de

anhelos por una vida mejor y más justa. Se trata de una causa que cobra

dimensiones que trascienden sus propios proyectos de vida, debido

también a su pertenencia grupal de un sector totalmente desfavorecido,

encauzando parte de sus rencores como motivadores explosivos puestos

en manifiesto a través de las armas.

Es por ello, que el asesinato perpetrado en contra de la hija y esposa de

Tiburcio, tiene una total justificación por parte de Villa, personaje que

toma decisiones encaminadas a fortalecer su ejército, creando dentro de

cada uno de ellos una total fidelidad y compromiso con lo que él piensa,

planteando objetivos para combatir una revolución que les pertenece a

ellos, y para eso a veces son necesarios fuertes sacrificios a modo de

depuración interna.

La muerte de cada uno de los Leones de San Pablo, pareciera ser, en un

principio, una serie de sucesos desafortunados donde pareciera ser que

sus esfuerzos son vanos, sin embargo, se deja vislumbrar un sistema de

valores alternativo que obedece a creencias y razones autenticas

creadas por ellos mismos desde su cosmovisión, como parte de una

clase a la cual le ha sido negada formar parte de un país, poseer una

identidad o pertenencia no sólo como ciudadanos, sino como seres

humanos, quienes sumidos y puestos en terribles condiciones de vida,

demuestran sus capacidades de lucha, resistencia, así como de

organización para conformarse en un conglomerado muy diverso de

voces, que se levantan para confrontar sin nimiedades a sus enemigos

políticos.

Se demuestra que sólo se mata en defensa propia y con argumentos de

peso. Rafael F. Muñoz nos da la pauta para ir rompiendo en contra de los

prejuicios que denotan una lucha llena de vandalismo puro o asesinatos

a sangre fría, donde más bien eran satanizados, quedando desterrados

al lugar más deplorable de la sociedad, interponiéndolos como el

ejemplo de quienes han perdido valores muy cercanos a las religión y

una moral dirigida a beneficiar únicamente a la clase política y la

burguesía.

Pareciera ser que las muertes suelen ser en vano, pero ahora muestran

una perspectiva desde donde cada uno hereda al otro la fuerza para

mantenerse como parte de un movimiento ideológico, que debía

mantenerse en pie, resistiendo, sin importar el panorama devastador

que se impone. Dibujando héroes quienes lucharon valientemente, con

un trasfondo moral que obliga a responder a sus sacrificios.

El relato de la muerte de Espinoza es terriblemente abrumador, se trata

de un suceso que pone en evidencia la real lealtad y congruencia de sus

actos con pensamientos. Un caso totalmente contrastante, el de Melitón

quien muere en un juego vicioso, pero que perteneciendo al mismo

contexto, muestra la importancia de demostrar en todo momento y

lugar la valentía, operando en cada uno de los Leones de San Pablo una

convicción demasiado arraigada por protegerse unos de otros, así como

lo hacían por el propio Villa, a veces en contra de su propia lógica, como

el caso de Máximo quién enfermó de Viruela, es ordenado ser quemado

para no propagar una epidemia y así evitar poner en desventaja a los

villistas.

Huir de tu propia casa, en territorio propio y ser perseguido por personas

parecidos entre sí, pone en cuestionamiento las ideas prevalecientes,

evidencia las contradicciones que generan diversas problemáticas,

evitando una convivencia sana. En la novela muestra que si bien los

guerrilleros contaban con grandes carencias, también poseían un gran

capital en cuanto al conocimiento de terrenos, de la sierra, montañas,

etc.. hierbas que alimentan o curan, pero ante todo la valentía de luchar

hombro a hombro y el valor de ser fieles y cómplices hasta la muerte

por defender sus convicciones.