Una Mirada Histórica a La Evolución de La Ciencia

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Una Mirada Histórica a la evolución de la Ciencia http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=372 Prof. Guillermo Cortés Lutz Doctor en Teoría y Metodología de la Historia Introducción Por introducción podemos concebir la generación de manera genérica de los primeros elementos y conceptos que dan forma a una obra mayor, en este caso nuestro ensayo puede ser considerado una introducción o al menos una motivación para el conocimiento y desarrollo de la ciencia. Nuestra propuesta de forma resumida es entregar elementos cognitivos, para la comprensión y valoración de la importancia de la ciencia. Además dejamos entrever una dura critica al divorcio entre ciencia y filosofía de las ciencias, como también el divorcio entre la ciencia y el desarrollo integral, justo e igualitario de esta construcción humana, que lamentablemente no ha llegado a todas las personas. No obstante esto, la ciencia nos muestra una faceta optimista, ya que pensamos que en ella se podrán encontrar muchas de las respuestas que deberían mejorar la calidad de vida de las personas. Concepto, Desde la Prehistoria hasta el Siglo XVII El concepto ciencia literalmente lo podemos asimilar a conocimiento, pero para una mejor comprensión y utilización conceptual de él, lo podemos definir de manera simplificada como el conjunto de conocimientos de carácter racional, sistemático, verificables y falibles, que buscan explicar los distintos fenómenos sociales, espirituales y naturales, que se producen en el entorno universal, que son obtenidos mediante la aplicación de una determinada metodología y que gracias a su aplicación podemos comprender y actuar sobre la realidad circundante, prever el futuro y lograr un mayor bienestar para la mujer y el hombre. Estamos entonces en presencia de uno de los mayores logros del espíritu y del intelecto humano. El concepto ciencia etimológicamente proviene del latín scientiam, que como ya se expuso anteriormente es asimilable a conocimiento, esto no quiere decir que antes de los eruditos latinos no hubiera ciencia, la ciencia era la episteme griega, y aun antes de ellos también hubo conocimientos y trabajo científico. Podemos postular con cierta seguridad que ya en la prehistoria hay un trabajo precientífico, necesidad y curiosidad son los dos elementos centrales para el trabajo de búsqueda e investigación de los primitivos clanes y tribus que deben superar los obstáculos que encuentran en su entorno. Desiderio Papp hablando de los orígenes de la ciencia plantea que; las primeras tentativas para enfrentar con los recursos de su espíritu la naturaleza hostil que lo circundaba, se pierde en la noche de la

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Una Mirada Histórica a la evolución de la Ciencia

http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=372

Prof. Guillermo Cortés Lutz Doctor en Teoría y Metodología de la Historia

Introducción

Por introducción podemos concebir la generación de manera genérica de los primeros elementos y conceptos que dan forma a una obra mayor, en este caso nuestro ensayo puede ser considerado una introducción o al menos una motivación para el conocimiento y desarrollo de la ciencia. Nuestra propuesta de forma resumida es entregar elementos cognitivos, para la comprensión y valoración de la importancia de la ciencia. Además dejamos entrever una dura critica al divorcio entre ciencia y filosofía de las ciencias, como también el divorcio entre la ciencia y el desarrollo integral, justo e igualitario de esta construcción humana, que lamentablemente no ha llegado a todas las personas. No obstante esto, la ciencia nos muestra una faceta optimista, ya que pensamos que en ella se podrán encontrar muchas de las respuestas que deberían mejorar la calidad de vida de las personas.

Concepto, Desde la Prehistoria hasta el Siglo XVII

El concepto ciencia literalmente lo podemos asimilar a conocimiento, pero para una mejor comprensión y utilización conceptual de él, lo podemos definir de manera simplificada como el conjunto de conocimientos de carácter racional, sistemático, verificables y falibles, que buscan explicar los distintos fenómenos sociales, espirituales y naturales, que se producen en el entorno universal, que son obtenidos mediante la aplicación de una determinada metodología y que gracias a su aplicación podemos comprender y actuar sobre la realidad circundante, prever el futuro y lograr un mayor bienestar para la mujer y el hombre. Estamos entonces en presencia de uno de los mayores logros del espíritu y del intelecto humano. El concepto ciencia etimológicamente proviene del latín scientiam, que como ya se expuso anteriormente es asimilable a conocimiento, esto no quiere decir que antes de los eruditos latinos no hubiera ciencia, la ciencia era la episteme griega, y aun antes de ellos también hubo conocimientos y trabajo científico. Podemos postular con cierta seguridad que ya en la prehistoria hay un trabajo precientífico, necesidad y curiosidad son los dos elementos centrales para el trabajo de búsqueda e investigación de los primitivos clanes y tribus que deben superar los obstáculos que encuentran en su entorno. Desiderio Papp hablando de los orígenes de la ciencia plantea que; las primeras tentativas para enfrentar con los recursos de su espíritu la naturaleza hostil que lo circundaba, se pierde en la noche de la prehistoria. Con los hombres de Mesopotamia y Egipto, el conocimiento se organiza y da paso a diversas especializaciones, bástenos recordar que tanto la agricultura, como la ganadería, las matemáticas, los primeros procedimientos quirúrgicos, la observación sistemática de l esfera celeste se comienzan en estas etapas de la humanidad, y como no el desarrollo de la escritura, momento del ser histórico a decir del arqueólogo Goran Burenhult,( cf. Burenhult 1998), hoy día producto de las últimas investigaciones sabemos que hay dataciones cronológicas del inicio de la escritura en Harappa, India de casi 3500 a.C. Con los griegos su episteme la ciencia, comienza su desarrollo más sistemático y por supuesto también teórico. Platón, reflexionando y teorizando con respecto al tópico planteó lo siguiente: “ La ciencia no reside en las sensaciones, sino en el razonamiento sobre las sensaciones” (cf. Diálogos). - En esta época dice George Meabe; la ciencia se separa de la filosofía. - En lo concreto hay aportes en los campos de la medicina con Hipocrates, la Historia con Herodoto y Tucídides,

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Erastótenes realiza un aporte en la geografía y desarrolla el concepto de la redondez de la tierra, las ciencias formales o lógicas tienen sus exponentes en Arquímides, Euclides y Pitagoras - Lo cierto es que no pretendemos realizar un catastro de grandes científicos sino que reseñar algunas etapas de desarrollo del pensamiento y de la actividad científica a través del tiempo. Podemos decir entonces que el mundo clásico Grecia y Roma, es un momento privilegiado de evolución de la ciencia y su teoría. El año 476 d.C. Roma llega a su fin en occidente y con ello comienza el medioevo, etapa se supone oscura para la ciencia, la iglesia y la teología dominan la vida y el momento , con razón se ha denominado esta etapa de la historia como teocentrica, la vida giraba en torno a Dios, pero de alguna forma la ciencia se abría paso. Otro centro donde se mantiene la cultura y el desarrollo científico durante la edad media es Bizancio, conocido también como Imperio Romano de Oriente, pero que en opinión de Jaiques Heurs, Bizancio es una suerte de imperio griego, ya que su cultura y todo su entorno son griego o de influencia griega. También mención especial debe hacerse aquí del aporte de los árabes al desarrollo del pensamiento científico, hecho que se reprodujo también en España en la tierra dominada por ellos, conocido como en Al- Andalus, sur de España. En la segunda mitad de la edad media (baja edad media), aparecían las corporaciones de maestros y escolares, Las Universidades. “ La importancia de las Universidades en el desarrollo de la historia fue muy grande . Por una parte contribuyeron decisivamente al desarrollo de la ciencia y sirvieron de base para que occidente difundiera los conocimientos desarrollados anteriormente” ( cf. PAL, 1986) . Siendo la primera de ellas la de Bolonía en Italia , seguida de París, y apareciendo el año 1219 d.C. la primera universidad de habla hispana, Salamanca, cuyo lema “ quet natura non dat, Salmantica non prestat ”, Lo que la naturaleza no da Salamanca no lo presta. Da cuenta de que el mundo de las ideas, el conocimiento y la especulación comenzaba nuevamente a alzar el vuelo. El renacimiento y en especial el siglo XVI, lo vemos como un fenómeno cultural y artístico, y junto a ello también al renacer de la ciencia, Leonardo Da Vici fue un gran físico y biólogo, pero también nos encontramos con un fuerte desarrollo de la astronomía, Nicolás Copenico, Tycho Brahe, Johan Kepler y Galileo Galilei, cambian completamente la visión de la estructura de la esfera celeste y del universo. No podemos dejar de nombrar al suizo Paracelso y su aporte a la ciencia médica. – Pero va ser el siglo XVII, cuando la ciencia alcance un potente despegue, sin duda Rene Descartes y su método racionalista, el cartesianismo, , su obra “ El Discurso del Método”, publicada en 1637 va a generar la máxima “cogito ergo sum, pienso luego existo “. Que se va a convertir en el eje central en esta nuevo desarrollo del pensamiento científico, la duda para la búsqueda de la verdad. Un breve repaso al siglo nos permite visualizar la figura de Evangelista Torricelli y su barómetro, al físico y filósofo Blas Pascal, al ingles Tomas Boyle, reconocido precursor de la química moderna, destacando su obra “ El Químico Escéptico” ( 1661), los aportes a la fisiología de William Harvey, con el descubrimiento de la circulación de la sangra, también podemos mencionar que es durante esta centuria cuando aparecen, a decir de Desiderio Papp, los primeros microscopistas. Pero que duda cabe que la otra gran figura de este siglo es Isaac Newton, descubridor de la ley de la gravedad, inventó el calculo infinitesimal, y probó la naturaleza compuesta de la luz blanca, entre otros aportes Newton fue profesor de física en la prestigiosa Universidad de Cambridge, posteriormente se retiro dedicándose a otros estudios más esotéricos, con él se pasa al siglo siguiente conocido como el siglo de las luces y de la enciclopedia, el agitado siglo XVIII.

Desde el Siglo XVII I al XX

En la primera parte de nuestra exposición abordamos un concepto de ciencia, en esta segunda parte pensamos que otra definición pertinente es la que nos entrega Ezequiel Ander -Egg,: “ Un conjunto de conocimientos racionales ciertos o probables . obtenidos metódicamente, sistematizados y verificales que hacen referencia a objetos de una misma materia” Lo cierto que además de una conceptualización de la ciencia esta también puede ser clasificada, Bunge, las dividió en formales y

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factuales, entre las primeras se ubican las más abstractas , como lógica y las matemáticas y en la segunda categoría al conjunto del mundo historico-cultural y físico, biológico. ( cf. Bunge, Mario). En esta segunda categoría se ha trabado una disputa por la metodología , y por que es verdaderamente ciencia? Nuestra opinión es que existiendo un objeto de estudio se deben aplicar distintas metódologias para abordar correcta y pertinentemente los distintos hechos a conocer, por lo que no es posible postular utilizar dogmáticamente el método de las ciencias naturales en el mundo social o viceversa, ya que una acción de este tipo va contra los principios mismos de la ciencia. Pero entrando de lleno en el siglo XVIII motivo de nuestra mirada debemos de manera genérica decir que este siglo presenta un espectro cada vez más amplio de logro y estos comienzan ya a interrrelacionarse, un ejemplo de ello es D” alambert, el enciclopedista que además de editor fue un gran matemático. El desarrollo del iluminismo surge con una figura de articulación Newton, de allí una serie de físicos y astrónomos comienzan a genera nuevos conocimientos, Edmund Halley gran calculador de órbitas de cometas, entre los que destaca la del cometa que cada 75 años vuelve a la Tierra y que hoy lleva su nombre. John Flamsteed que realiza un catalogo y catastro estelar, John Bradley descubridor de la aberración de la luz, destaca entre este grupo de científicos el francés Pierre Simon Laplace, que profundizó en su obra “ Mecánica Celeste” la ley de gravitación y abordo los problemas del sistema solar. El siglo XVIII, fue de gran importancia en el conocimiento y comprensión del universo. Quien también experimento grandes avances fue la experimentación química, notables son los aportes de George Sthal y de Stephen Hales, ambos estudian los orígenes y forma de recoger los gases. Además una serie de otros eruditos, como H. Cavendish, Karl Scheelle, J. Priestley trabajan este campo, pero, a nuestro entender la química moderna se posesiona con Antoine Laurent Lavosier, científico inserto además dentro del contexto histórico de la revolución francesa. - Lavosier aprovechando lo realizado por sus antecesores llego a establecer que los elementos siguen subsistiendo a través de todas las composiciones y descomposiciones. La República lo condeno a la guillotina, ante la sentencia: “ la patria no necesita sabios ”. También es el siglo de las luces, el que ve el desarrollo de la biología sobre esto podemos citar los trabajos de Johann Ingenhouz descubridor del trabajo de los vegetales con el anhídrido carbónico, John Hunter, y de la sustancia básica y general en todos los elementos vivos. Rudolf Camerarius que demostró la sexualidad de los vegetales, Pero aquí también destaca nítidamente la figura del sueco, Carl Linneo y de Georges L. Leclerc de Buffon; ambos con diferencias son los grandes sistematizadores de la clasificación de los seres vivos, Linneo es el gran clasificador y Buffon después de algunas dudas adopta también las categorías de género, orden y clases. Claro que no es posible comprender el siglo de las luces, sin el gran aporte hecho por las ciencias sociales, en especial se debe destacar r la enciclopedia, monumental obra que pretendió compendiar el saber humano, y por algunas figuras como J.J.Rouseau y Montesquie, que hablan sobre las formas de organización política de las sociedades.

El siglo XIX, se nos presenta cada vez más con una mayor cantidad de descubrimientos y avances en el campo de la ciencia, Desiderio Papp ha dicho que la ciencia tiene la particularidad de ser una actividad progresivamente acumulativa (Papp, 1981), de allí que podamos asumir para el siglo XIX una ampliación en su horizonte de conocimientos adquiridos. Se sigue un camino ascendente en la astrofísica, pero donde se realizan importantes progresos en el campo eléctrico, destacando Luigi Galvani, quien experimenta con la electricidad y su conducción en los animales, Alessandro Volta, quien siguiendo los experimentaciones de Galvani, llego a descubrir y crear la pila eléctrica, luego encontramos a André Marie Ampere, quien demuestra que dos corrientes se atraen o rechazan de acuerdo a su polaridad, se creaba la electrodinámica. Gracias a este trabajo John Morse pudo desarrollar el telégrafo eléctrico. Lugo Michael Faraday, siguiendo los trabajos anteriores descubrió la inducción eléctrica. Como se expuso anteriormente no es la intención de estos artículos realizar un catastros de científicos , sino más bien

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exponer aquello que fue más representativo en este caso los adelantos en el campo de la electricidad. Pero, el siglo XIX, no puede dimensionarse completamente sin cuatro figuras señeras, me refiero a Louis Pasterur, Carlos Darwin, Sigmund Freud y Carlos Marx. Louis Pasteur, el bacteriólogo quien trabajando en dilucidar y comprender él por que de la fermentación, terminó descubriendo que las bacterias eran un elemento altamente patógeno y el origen de un sinfín de enfermedades, junto a Pasterur destacar la figura del alemán Robert Koch descubridor del génesis de la tuberculosis, ambos descubrimientos son centrales para la medicina y la mejora de la calidad de vida de la humanidad. Carlos Darwin el gran naturalista, en su obra “ el Origen de las Especies”, planteo la evolución de los seres vivientes, esta evolución se da mediante la selección natural y la sobrevivencia del más apto. Me parece pertinente aclarar que la obra de Darwin en ningún momento postulo que el hombre descendiera del mono, mito este repetido hasta el día de hoy, lo que el naturalista expuso es que existe una descendencia común. Carlos Marx reformador revolucionario de la economía y la historia. Mucho del pensamiento científico actual no puede entenderse sin abordar la obra de este pensador, su aplicación del método dialéctico a la historia genero la interpretación materialista de la historia, cuyo sustrato es que la mayoría de los hechos tienen un fuerte componente económico, explicitando que no es la única categoría a analizar para comprender la marcha de la historia. Por otro lado su aporte a la economía es también de gran importancia su concepto de plusvalía o valor real de lo trabajado genero una corriente de pensamiento económico de gran influencia en el mundo y de gran sentido social. Además Marx como Federico Engels, generaron una fuerte influencia en el pensamiento ideológico y político, su obra es variopinta y con un fuerte componente científico. Sigmund Freud , fue medico y neurólogo fundador de la ciencia del comportamiento humano o psicológica, Freud es uno de los científicos más importante para el desarrollo de la ciencia medica y psicológica, que comprende los estudios científicos del comportamiento humano. Experimento con la cocina como analgésico, en 1885 viaja a París profundizando sus estudios sobre la histeria, entre 1895 y 1900, perfecciona su obra la Interpretación de los Sueños, a la vez que define el método psicoanalítico , también llamado de libre asociación ( Cf. Freud, Sigmund). La Psicología y el estudio racional y sistemático de la psique y del comportamiento de las personas tiene en este científico su principal creador. De allí en adelante esta ciencia ha seguido un camino de evolución y progreso. Estos cuatro pensadores L. Pasteur, C. Darwin , S. Freud y C.Marx, dan vida corrientes principales para el desarrollo del pensamiento y de la teoría de la ciencia.

El Innovador Siglo XX y los desafíos del XXI

El siglo XX, fue especialmente prodigioso en el avance y desarrollo de la ciencia, Principalmente en los campos de la física y la biología desde principios de siglo, pero luego vendría una desarrollo tanto o más espectacular en otras áreas del conocimiento como la genética, ciencias medicas, farmacología, la paleontología, la antropología, las ciencias de la comunicación y la comunicación en general, la astronomía las ciencias espaciales, y muy especialmente la informática, esta última presenta además la gran virtud de ser aplicable y complementaria de todas las anteriores . Se hace por lo tanto cada vez más difícil establecer una de catastro en cuanto a adelantos científicos se han logrado durante el siglo XX, por lo que pienso

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es más pertinente intentar definir sectores más prioritarios, emergentes o sensacionales, a la vez que intentar conceptualizar someramente sobre la evolución que se ha producido en el método en ciencias. Alberto Einstein y la Física: Sin duda Enstein, es tal vez el personaje más famoso del siglo XX, su principal trabajo sobre relatividad especial y general, tiene antecedentes en otros trabajos anteriores. No obstante se puede decir que hasta el momento las propuesta de este físico se han visto corroboradas por recientes descubrimientos. En los campos de la evolución paleoantropología hay día a día nuevos descubrimiento, siendo el Australopithecus afarensis , la llamada Lucy, un hito del estudio de la antigüedad del ser humano. Lucy fue descubierta en Etiopía en 1974, en Hadar en las riberas del río Awash por el equipo del Dr. Donald Johanson. ( Cf. Johanson, D. Lucy O el origen de la Humanidad) Luego se agrego el ramidus, con una mayor antigüedad, en este aspecto la ciencia descubre día a día nuevas pruebas sobre la antigüedad del ser humano. Los avances en comunicaciones a nivel global son tantos y tan rápidos que se nos hace difícil seguir su rastro, algo similar ocurre con la computación y la informática.. En cuanto a la computación e informática, podemos observar un avance increíble desde el computador llamado ENIAC. , que era eléctrico y poseía la no despreciable cantidad de 19000tubos al vacío. En 1942, hace su aparición la International Bussines Machine IBM, de allí en adelante todo a sido cambio constante en esta área, pero, sin duda el icono de esta áreas de trabajo es el afamado Bill Gates y su socio Paul Allend, que revolucionan la computación. Con relación a los estudios del origen del universo y del universo en general, existe una gran cantidad de científicos y avances en esta materia que hacen aceptar casi sin reserva el big bang, el universo en expansión, las cuerdas cósmicas, o las fuerzas inmutables que hay en este universo cambiante, los nombres de Carl Sagan Humbert Reeves o Stephen Hawking, son tan populares como los de un famosos artista. La medicina y la genética pareciera ser una de las ciencia que más sorpresa nos da, a la clonación, al momento solo comprobada de la Oveja Dolly, se suma las actuales noticias sobre la clonación humana, o a la noticia no menos importante de dilucidar el genoma humano, con lo cual se comienza a abrir un camino de futuros grandes descubrimientos en medicina y calidad de vida humana. La ciencia y su rápido desarrollo plantean a las sociedades importantes dilemas éticos y morales, que aun no han sido resueltos, incluso postulamos no ha existido una correspondencia entre el adelanto científico y una teoría filosófica con relación a estos avances. Hecho que debería comenzar lo más pronto posible como forma de generar un crecimiento científico integral. Ya que también postulamos que el desarrollo de la ciencia en su acepción más amplia es la justificación del porque de los cambios y adelantos, y como estos son comprendidos por las personas y como van en directo beneficio de su calidad de vida. Ahora bien a modo de ejemplo podemos decir que el gran adelanto del siglo XX no ha logrado superar la gran diferencia entre el norte y el sur, o como se mantiene la extrema pobreza de algunas regiones del mundo, mientras otras sociedades viven en la riqueza, como se mantienen las desigualdades sociales, educativas y culturales, un ejemplo actual es que hoy o en un momento muy cercano existirá la posibilidad Real de clonarnos y vivir por más largo tiempo, pero esta posibilidad no será para todos . Como desafío para el siglo XXI, pensamos se puede comenzar a diseñar la idea de que la ciencia y su constante desarrollo deberá existir un futuro más amable y humano para los seres humanos. Ello postulamos dependerá de cual se nuestro comportamiento y conocimiento de nosotros y de nuestra identidad como seres humanos. Parafraseando a Marc Blch, diremos que la incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado, y por tanto esta no comprensión de la actualidad no permitirá dibujar un futuro mejor, es en este momento cuando la historia es una buena consejera, Historia Magistra Vitae, nos dijo Ciceron, maestra de la vida para saber y decidir de manera informada que camino es más factible de caminar. En especial en una faceta tan sensible, cambiante y decisiva para la humanidad como es la ciencia.

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Morris Berman - El reencantamiento del mundo

 Morris Berman, prestigioso historiador de la ciencia, en este texto seleccionado nos ilustra de forma ejemplar las contradicciones de base mejor guardadas por la revolución científico-técnica occidental de los siglos XVI y XVII, de la cual somos enajenados herederos.

Los dilemas cognitivos y epistemológicos de nuestra época mucho han de rebuscar en la derrota de la alquimia, el ocultismo, la cábala y otros saberes  medievales a manos de la tan mentada objetividad científica.

Para Berman una visión correcta del mundo tendría que ser, de raíz, viceral / mimética / sensual…

Hay otro mundo, pero está en éste.

El reencantamiento del mundoMorris Berman

Ed. Cuatro VientosJunio 1999 – Santiago de Chile

 

El nacimiento de la conciencia científica moderna

“Y que en lugar de la filosofíaespeculativa ahora enseñada en las escuelas podemos encontrar una filosofíapráctica, mediante la cual, conociendo la naturaleza y la conducta del fuego,del agua, del aire, de las estrellas, del cielo y de todos los otros cuerposque nos rodean, como ahora entendemos las diferentes destrezas de nuestrostrabajadores, podemos emplear estas entidades para todos los objetivos para loscuales son adecuados, y así hacernos amos y dueños de la naturaleza”.

 

 

René Descartes, Discursodel Método (1637)

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En el pensamiento occidental, hay dos arquetipo que invaden el tópico de cómo seaprehende mejor la realidad, arquetipos que tienen en último término su origenen Platón y Aristóteles, el conocimiento consistía en generalizaciones, peroéstas se derivaban en primera instancia de información obtenida del mundoexterior. Estos dos modelos del pensamiento humano, llamados racionalismo yempirismo respectivamente, formaron la herencia intelectual más importante delOccidente hasta Descartes y Bacon, quienes representaron, en el siglo XVII, lospolos opuestos de la epistemología. Sin embargo, así como Descartes y Bacontienen más cosas en común que en diferencias, lo mismo sucede con Platón yAristóteles. El cosmos cualitativamente orgánico de Platón, descrito en el Timaeus,es también el mundo de Aristóteles; y ambos estaban buscando las ‘formas’subyacentes de los fenómenos observados, los cuales siempre se expresaban entérminos teleológicos. Aristóteles no estaría de acuerdo con Platón en que la‘forma’ de una cosa existe en algún cielo innato, sino en que la realidad dedigamos, un disco usado en los juegos Olímpicos era su Circularidad, su Peso(tendencia inherente a caer hacia el centro de la Tierra) y así sucesivamente.Esta metafísica se preservó a lo largo de la Edad Media, edad notoria (desdenuestro punto de vista) por su extensivo simbolismo. Las cosas jamás eran “simplementelo que eran”, sino siempre llevaban corporalizadas en sí un principio nomaterial visto como la esencia de su realidad.

 

 

A pesar de lospuntos de vista diametralmente opuestos representados en el New Organonde Bacon y el Discurso del Método de Descartes, ambos poseen algo encomún que, a su vez, se distingue claramente tanto del mundo de los griegoscomo de la Edad Media.

 

Eldescubrimiento fundamental de la Revolución Científica —descubrimientosimbolizado por los trabajos de Newton y Galileo—, fue que en realidad no habíaningún gran choque entre el racionalismo y el empirismo. El primero dice quelas leyes del pensamiento se conforman con las leyes de las cosas; el últimodice que siempre coteja sus pensamientos con los datos de modo que se puedesaber qué pensamiento pensar. Esta dinámica relación entre racionalismo yempirismo yace en el corazón mismo de la Revolución Científica, y se hizoposible por su conversión en una herramienta concreta. Descartes demostró quelas matemáticas eran el epítome de la razón pura, el conocimiento más confiablede que podíamos disponer. Bacon señaló que uno tenía que preguntarle

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directamente a la naturaleza, colocándola en una situación en la que se vieraforzada a suministrarnos sus respuestas. Natura vexata, la denominaba,“la naturaleza acosada”: disponga una situación de modo que tenga que respondersí o no. El trabajo de Galileo ilustra la unión de estas dos herramientas. Porejemplo, haga rodar una bola por un plano inclinado y mida la distanciarecorrida versus el tiempo. Entonces usted sabrá, exactamente, cómo secomportan los cuerpos en caída.

 

 

Nótese que digocomo se comportan, y no por qué. El matrimonio entre la razón y el empirismo,entre las matemáticas y el experimento, expresó este cambio significativo enperspectiva. Mientras los hombres se contentaban con preguntarse por qué caíanlos objetos, por qué ocurrían los fenómenos, la pregunta de cómo caían o cómoocurría esto era irrelevante. Estas dos preguntas no son mutuamente excluyentes,al menos en teoría; pero en términos históricos han demostrado que de hecho loson. Mientras el “cómo“ se hizo cada vez más importante, “el por qué”se hizocada vez más irrelevante. En le siglo veinte, como veremos, el “cómo” se haconvertido en nuestro “por qué”.

 

 

Visto desde estepunto de vista, tanto la lectura del News Organon como la del Discursoresultan fascinantes, porque reconocemos que cada autor está lidiando con unaepistemología que ahora se ha convertido en parte del aire que respiramos.Bacon y Descartes se entrelazan también de otros modos. Bacon está convencidode que el conocimiento es poder y la verdad utilidad; Descartes considera lacerteza como equivalente a la medición y quiere que la ciencia se convierta enuna “matemática universal”. El objetivo de Bacon fue, desde luego, conseguidocon los medios de Descartes: las mediciones precisas no sólo validan oinvalidan las hipótesis, sino que también sirven para la construcción decaminos y puentes. Por lo tanto, en el siglo XVII se produjo un alejamientocrucial con respecto a los griegos: la convicción de que el mundo está entrenosotros para que actuemos sobre él, no únicamente para ser contemplado. Elpensamiento griego es estático, la ciencia moderna es dinámica. El hombre modernoes un hombre faustiano, apelación que viene de muy atrás, incluso antes queGoethe, desde Christopher Marlowe. El Doctor fausto, sentado en su estudioalrededor de 1590, está aburrido con los trabajos del Aristóteles que estánextendidos ante él. “¿Será disputar bien el principal objetivo de lalógica?”, se pregunta a sí mismo en voz alta. “¿Este arte o podrásoportar tal vez un milagro mayor? / Entonces no leas más…” [1]. En el siglo XVI Europa descubrió, o más bien, decidió que el asunto eshacer, y no ser.

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Una de las cosasconspicuas acerca de la literatura de la revolución Científica es que susideólogos estaban muy conscientes de su rol. Tanto Bacon como descartes sepercataban de los cambios metodológicos que estaban ocurriendo, y del cursoinevitable que tomarían los acontecimientos. Se vieron a sí mismos indicando elcamino, incluso posiblemente inclinando la balanza. Ambos fueron claros aldecir que el aristoltelismo ya había tenido su día. El mismo título del trabajode Bacon, New Organon, el nuevo instrumento, era un ataque aAristóteles, cuya lógica había sido recogida durante la Edad Media bajo eltítulo de Organon. La lógica aristotélica, específicamente elsilogismo, había sido el instrumento básico para aprehender la realidad, y fueesta situación la que instigó el reclamo de Bacon y el Doctor Fausto: Baconescribió que esta lógica “no se equipara con la sutileza de la naturaleza”;“adquiere consentimiento de la proposición, pero no capta la cosa.”. Por lotanto, “es ocioso”dice, “esperar algún gran avance de la ciencia a partir de lasuperinducción o del injertar cosas nuevas sobre las antiguas. Tenemos quecomenzar otra vez desde los fundamentos mismos, a menos que queramos estar parasiempre dando círculos con un escaso e insignificante progreso [2].El escapar de esta circularidad involucraba, por lo menos desde el punto devista de Bacon, un violento cambio de perspectiva, lo que conduciría desde eluso de palabras no corroboradas y de la razón hasta los datos concretosacumulados mediante la experimentación de la naturaleza. Sin embargo, Baconmismo jamás realizó un solo experimento, y el método que proponía paraasegurarse la verdad —la compilación de tablas de datos y las generalizacionesa partir de ellas— ciertamente estaba mal definido. Como resultado, loshistoriadores, erróneamente, han llegado a la conclusión creció “en torno” aBacon, no gracias a él[3].A pesar de la concepción popular del método científico, la mayoría de loscientíficos saben que la investigación verdaderamente creativa a menudocomienza con especulaciones y vuelos de la fantasía muy alejados de larealidad, y que luego son sometidas a la doble prueba de la medición y elexperimento. El Baconianismo puro —esperar que los resultados se desprendan delos datos por su propio peso— en la práctica jamás resulta. Sin embrago, estaimagen pesadamente empírica de Bacon es de hecho un resultado del ataqueviolento que se hizo en el siglo XVX a la especulación y del énfasis exageradoen la recolección de datos. En los siglos XVII y XVIII, el Baconianismo erasinónimo de la identificación de la verdad con la utilidad, en particular conla utilidad industrial. Para Bacon, romper el círculo Aristotélico-Escolásticosignificó dar un paso en el mundo de las artes mecánicas, un paso que eraliteralmente incomprensible antes de la primera mitad del siglo XVI. Bacon nodeja duda de que él considera que la tecnología es la fuente de una nuevaepistemología [4]. El dice que la escolaridad, es decir el Escolasticismo ha estado detenido durantesiglos, mientras que la tecnología ha progresado y, por lo tanto, esta últimaciertamente tiene algo que enseñarnos.

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Las ciencias(escribe) están donde estaban y permanecen casi en la misma condición; sinrecibir un incremento notable… Mientras que en las artes mecánicas, que estánfundadas en la naturaleza y a la luz de la experiencia, vemos que ocurre locontrario, porque ellas… están continuamente prosperando y creciendo, como situvieran en ellas un hálito de vida[5].

 

 

La historianatural, como se entiende en el presente, dice Bacon, es meramente lacompilación de copiosos datos: descripción de plantas, fósiles, y cosas por elestilo. ¿Por qué debiéramos darle valor a tal colección?

 

 

Una historianatural que está compuesta para sí misma y para su propio bien, no es como unaque está coleccionada para darle al entendimiento la información para laconstrucción de una filosofía. Ellas difieren en muchos aspectos, peroespecialmente en esto: el primero contiene únicamente la variedad de lasespecies naturales, y no contiene experimentos de las artes mecánicas. Porqueincluso, como en los asuntos de la vida, la disposición de un hombre y losfuncionamientos secretos de su mente y de sus afectos son mejor puestos aldescubierto cuando él está en problema; asimismo los secretos de la naturalezase revelan más rápidamente bajo los vejámenes del arte (por ejemplo, laartesanía, la tecnología) que cuando siguen su propio curso. Por lo tanto, sepueden tener grandes en la filosofía natural, cuando la historia natural, quees su base fundamento, haya sido diseñada sobre un mejor plan; pero no hastaentonces[6].

 

 

Este esrealmente un pasaje notable, ya que sugiere por primera vez que el conocimientode la naturaleza surge bajo condiciones artificiales. Vejar a la naturaleza,perturbarla, alterarla, cualquier cosa, pero no dejarla tranquila. Entonces, ysólo entonces, la conocerás. La elevación de la tecnología al nivel de lafilosofía tiene su corporalización concreta en el concepto del experimento, una

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situación artificial en que los secretos de la naturaleza, son extraídos bajoapremio.

 

 

No es que latecnología hubiera sido algo nuevo en el siglo XVII; el control del medioambiente por medios mecánicos, en forma de molinos de viento y de arados, escasi tan antiguo como el homo sapiens mismo. Pero la elevación de estecontrol a un nivel filosófico fue un paso sin precedentes en la historia delpensamiento humano. A pesar de la sofisticación extrema, por ejemplo, de latecnología china de antes del siglo XV D.C., jamás se les había ocurrido a loschinos (o a los occidentales, en lo que respecta a esta materia) hacerequivalente la extracción de minerales o la fabricación de pólvora con elconocimiento[7].Por lo tanto, la ciencia “no creció” en torno a Bacon y su falta de experimentaciónes irrelevante. Los detalles de lo que constituye un experimento fuerondescriptos más tarde, en el transcurso del siglo XVII. El marco general de laexperimentación identifica, la noción tecnológica de cuestionar a la naturalezabajo apremio, es el mayor legado de Bacon.

 

 

A pesar de quetal vez le estemos atribuyendo demasiado a Bacon, existe siempre la oscurasugerencia de que la mente del experimentador, al adoptar esta nuevaperspectiva, también estará bajo apremio. Del mismo modo como a la naturalezano se le debe permitir seguir su propio curso, dice Bacon en el Prefacio de suobra, también es necesario que “desde el comienzo mismo, a la mente no se lepermita seguir su propio curso, sino que sea guiada en cada paso de modo que elasunto sea concluido como si fuera hecho por una maquinaria”. Para conocer lanaturaleza, trátala mecánicamente; pero para ello tu mente también tiene queportarse en forma igualmente mecánica.

 

 

René descartestambién tomó una posición en contra del Escolastismo y la verbosidadfilosófica, y sentía que para una verdadera filosofía de la naturaleza sóloserviría la certeza. Su Discurse, escrito diecisiete años después del NewOrganon, es en parte una autobiografía intelectual. Su autor pone énfasisen el poco valor que tuvieron para él las enseñanzas de la antigüedad, y alhacerlo también implica que lo mismo debe haber ocurrido en el resto de Europa.Dice al respecto: “Tuve la mejor educación que Francia podía ofrecer (estudió

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en el Seminario Jesuita, la Ecole de La Flèche);sin embargo, no aprendí nada que pudiera llamar cierto. Por lo menos en lo quese refería a las opiniones que había estado recibiendo desde mi nacimiento, nopodía hacer nada mejor que rechazarlas completamente, al menos una vez en mivida[8].Al igual que con Bacon, el objetivo de Descartes no es “injertar” o“superinducir”, sino que comenzar de nuevo. ¡Pero cuán bastamente diferente esel punto de vista de Descartes! No sirve de nada recolectar datos o examinar lanaturaleza directamente, dice Descartes; ya habrá tiempo para eso una vez queaprendamos a pensar correctamente. Sin tener un método de pensamiento claro quepodamos aplicar, mecánicamente y rigurosamente, a cada fenómeno que deseemosestudiar, el examen que hagamos de la naturaleza necesariamente estará lleno dedefectos y faltas. Entonces, dejemos enteramente fuera al mundo externo yquedémonos con la naturaleza misma del pensamiento correcto.

 

 

“Para comenzar”,dice Descartes, “fue necesario descreer todo lo que pensé que conocía hasta elmomento”. Este acto no fue emprendido por su propio valor, o para servir aalgún principio abstracto de rebelión, sino para proceder a partir de lapercepción de que todas las ciencias estaban en ese momento en terreno muymovedizo. “Todos los principios básicos de la ciencia fueron tomados de lafilosofía”, escribe, “la que en sí misma no tenía ninguno verdadero. Dado quemi objetivo era la certeza, resolví considerar casi como falsa cualquieropinión que fuera meramente plausible”. Así entonces, el punto de partida delmétodo científico, en lo que a Descartes se refiere, fue un sano escepticismo.Ciertamente, la mente debería ser capaz de conocer el mundo, pero primero debedeshacerse de la credulidad y la carroña medieval con la que se había atiborrado.“Todo mi objetivo”, señala él, “fue lograr una mayor certeza y rechazar latierra y la arena suelta a favor de la roca y la arcilla”.

 

 

El principio dela duda metódica, sin embargo, llevó a Descartes a una conclusión muydeprimente: no había nada en absoluto de lo cual uno pudiera estar seguro. A mientender, en sus Meditaciones sobre la Primera Filosofía (1641), reconoceque podría haber una disparidad total entre la razón y la realidad. Aun si yoasevero que Dios es bueno y no me está engañando cuando trato de igualar larazón con la realidad, ¿cómo sé que no hay un demonio maligno correteando porahí que me confunde? ¿Cómo sé yo que 2 + 2 no son 5, y que este demonio no meengaña, cada vez que efectúo esta suma, llevándome a creer que los númerossuman 4? Pero incluso si este fuera el caso, concluye Descartes, hay obviamenteun “yo” que está siendo engañado. Y así, la certeza fundamental que subyace atodo: pienso luego existo. Para Descartes, pensar era idéntico a existir.

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Por supuesto queeste postulado es sólo un comienzo. Quiero estar seguro únicamente de mipropia existencia. Sin embargo, confrontado con el resto del conocimiento,Descartes encuentra necesario demostrar (lo que hace de manera muy pococonvincente) la existencia de una Deidad benevolente. La existencia de tal Diosgarantiza inmediatamente las proposiciones de las matemáticas, la única cienciaque se basa en la actividad mental pura. No puede haber engaño cuando sumoángulos de un triángulo; la bondad de Dios garantiza que mis operacionespuramente mentales serán correctas, o como dice Descartes, claras y distintas.Y extrapolando de esto, vemos que el conocimiento del mundo externo tambiéntendrá certeza si las ideas son claras y distintas, es decir, si se toma a lageometría como modelo (Descartes jamás llegó a definir, para satisfacción dealgunos, los términos “claro” y “distinto”). La ciencia, dice descartes, debeconvertirse en una “matemática universal”; los números son la única prueba dela certidumbre.

 

 

La disparidadentre Descartes y Bacon parecería completa. Mientras que el último ve losfundamentos del conocimiento en los datos sensoriales, la experimentación y lasartes mecánicas, Descartes ve sólo confusión en estos tópicos y encuentraclaridad en las operaciones de la mente pura[9].Así el método que él propone para adquirir conocimientos se basa, nos dice, enla geometría. El primer paso es el enunciado del problema que, en sucomplejidad, será oscuro y confuso. El segundo paso es dividir el problema ensus unidades más simples, sus partes componentes. Dado que uno puede percibirdirecta e inmediatamente lo que es claro y distinto en estas unidades mássimples, uno puede finalmente rearmar la estructura total de una manera lógica.Ahora el problema, aun cuando pueda ser complejo, ya no nos es desconocido(oscuro y confuso), porque primero nosotros mismos lo hemos dividido y luegovuelto a armar otra vez. Descartes se impresionó tanto con este descubrimientoque lo consideró la clave, incluso la única clave, para el conocimiento delmundo. “Aquellas largas cadenas de raciocinio”, escribe, “tan simples yfáciles, que permitieron a los geómetras llegar a las demostraciones másdifíciles, me han hecho preguntarme si acaso todas las cosas conocibles para elhombre podrían caer en una secuencia lógica similar"[10].

 

 

Aunque laidentificación que hace Bacon del conocimiento con la utilidad industrial y su

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apego al concepto del experimento basado en la tecnología subyace, con todacerteza, a gran parte de nuestro pensamiento científico actual, lasimplicancias que se desprenden del corpus cartesiano tuvieron un impactoabrumador en la historia subsiguiente de la conciencia occidental y (a pesar delas diferencias con Bacon) sirvieron para confirmar el paradigma tecnológico, inclusoayudaron a lanzarlo por su senda. La actividad del hombre como un ser pensante —yesa es su esencia, de acuerdo a Descartes— es puramente mecánica. La mente estáen posesión de cierto método. Confronta el mundo con un objeto separado. Aplicaeste método al objeto, una y otra vez, y eventualmente conocerá todo lo que haypor conocer. Más aún, el método también es mecánico. El problema se divide ensus componentes, y el simple acto de la cognición (la percepción directa) tienela misma relación con el conocimiento de todo el problema que, digamos, unapulgada tiene para un pie: uno mide (percibe) un número de veces, y luego sumalos resultados. Subdivide, mide, combina; subdivide, mide, combina.

 

 

Este métodopodría llamarse adecuadamente “atomístico”, en el sentido que el conocerconsiste en subdividir una cosa en sus componentes más pequeños. La esencia delatomismo, sea éste material o filosófico, es que una cosa consiste de la sumade sus partes, ni más ni menos. Y ciertamente, el mayor legado de Descartes fuela filosofía mecánica, que se desprende directamente de este método. En sus Principiosde Filosofía (1644) mostró que la conexión lógica de las ideas claras ydistintas conducían a la noción de que el universo era una enorme máquina, a laque Dios le había dado cuerda para moverse indefinidamente, y que consistía endos entidades básicas: materia y movimiento. El espíritu, en la forma de Dios,permanece en la periferia de este universo de bolas de billar, pero no juegadirectamente en él. Eventualmente, todos los fenómenos no materiales tienen unabase material. La acción de los imanes que se atraen a la distancia, puedeparecer no material, dice Descartes, pero la aplicación del método puede, yeventualmente lo hará, conducir al descubrimiento de una base particulada en sucomportamiento.

 

 

Lo que realmentehace Descartes es proveer al paradigma tecnológico de Bacon de una fuertedentadura filosófica. La filosofía mecánica, el uso de las matemáticas y laaplicación formal de su método de cuatro pasos permiten que la manipulación delambiente ocurra con algún tipo de regularidad lógica.

 

 

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Laidentificación de la existencia humana con el raciocinio puro, la idea de queel hombre puede saber todo lo que le es dado saber por vía de su razón, incluyópara Descartes la suposición de la mente y el cuerpo, sujeto y objeto, eranentidades radicalmente dispares. Al parecer, el pensar me separa del mundo queyo enfrento. Yo percibo mi cuerpo y sus funciones, pero “yo”no soy mi cuerpo.Puedo aprender acerca de la conducta (mecánica) de mi cuerpo aplicando elmétodo cartesiano —y Descartes hace precisamente esto en su tratado Sobre elHombre (1662)— pero siempre permanece como el objeto de mi percepción. Asíentonces, Descartes visualizó la operación del cuerpo humano mediante unaanalogía con una fuente de agua, con una acción mecánica refleja que es elmodelo de gran parte, si no de toda, la conducta humana. La mente, rescogitans (“sustancia pensante”), está en una categoría completamentediferente del cuerpo, res extensa (“sustancia extendida”), pero sí quetiene una interacción mecánica que podemos diagramar como en la Figura 3,abajo. Si la mano toca una llama, las partículas del fuego atacan al dedo,tirando de un hilo en el nervio tubular que libera los espíritus animales”(concebidos como corpúsculos mecánicos) en el cerebro. Estos a su vez correnpor el tubo y tiran de los músculos de la mano[11].

 

 

Existe, a miparecer, una tenebrosa semejanza entre este diagrama y el “sistema del falso desí mismo” de Laing que aparece en la Introducción (ver Figura 2). Losesquizofrénicos típicamente consideran a sus cuerpos como “otro”, como un “noyo”. También, en el diagrama de Descartes, el cerebro (su interior mismo) es elobservador separado de las partes del cuerpo; la interacción es mecánica, comosi uno se viera a sí mismo comportándose como un robot, una percepción que esfácilmente aplicable al resto del mundo. Para Descartes, esta escisiónmente-cuerpo era verdadera en toda percepción y conducta: en el acto depensar uno se percibe a sí mismo como una entidad separada “aquí adentro”confrontando cosas “allá afuera”. Esta dualidad esquizoide yace en el corazóndel paradigma cartesiano.

 

 

 

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<SPANstyle='font-size:10.0pt'>Figura 2. Diagrama esuemático de la interacciónesquizoide según Laing (de El yo Dividido)

 

 

El énfasis quehace Descartes sobre las ideas claras y distintas, y el basar su conocimientoen la geometría, también sirvió para reafirmar, si no realmente para canonizar,el principio aristotélico de no-contradicción. De acuerdo con este principio,una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo. Cuando golpeo la tecla “A” enmi máquina de escribir, obtengo una “A” en el papel (suponiendo que la máquinaestá funcionando bien), no una “B”. La taza de café que está a miderecha podría ponerse en una balanza y veríamos que pesa, digamos, 143 gramos,y este hecho significa que el objeto no pesa cinco kilos ni dos gramos.Dado que el paradigma cartesiano no reconoce auto-contradicciones en la lógica,y ya que la lógica (o geometría), de acuerdo a Descartes, es la forma en que secomporta la naturaleza y se nos da a conocer, el paradigma no permiteauto-contradicciones en la naturaleza.

 

 

 

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<SPANstyle='font-size:10.0pt'>Figura 3. La concepción de Descartes de laInteracción mente-cuerpo.

 

 

Los problemasque presenta el punto de vista de Descartes son tal vez obvios, pero por ahorabastará con hacer notar que la vida real opera dialécticamente, no críticamente[12].Amamos y odiamos la misma cosa simultáneamente, tememos lo más necesitamos,reconocemos la ambivalencia como una norma más que como una aberración. La devociónque Descartes profesaba a la razón crítica lo llevó a identificar los sueños,que son afirmaciones profundamente dialécticas, como el modelo del conocimientono confiable. Los sueños, nos dice en las Meditaciones sobre la PrimeraFilosofía, no son claros ni distintos, sino invariablemente oscuros yconfusos. Están llenos de frecuentes auto-contradicciones, y no poseen (desdeel punto de vista de la razón crítica) una coherencia externa ni interna. Porejemplo, puedo soñar que cierta persona que conozco es mi padre, o incluso queyo soy mi padre, y que estoy discutiendo con él. Pero este sueño es (desde elpunto de vista cartesiano) internamente incoherente, porque simplemente no soymi padre, ni él puede ser él mismo y ala vez alguien más; y es externamenteincoherente, porque al despertar, no importa lo real que todo parezca por unmomento, pronto me doy cuenta que mi padre está a tres mil millas de distanciay que la supuesta real confrontación jamás se llevó a cabo. Para Descartes, lossueños no son de naturaleza material, no pueden medirse, y no son claros nidistintos. Por lo tanto, dados los criterios de Descartes, ellos no contienenninguna información confiable.

 

 

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Resumiendoentonces, el racionalismo y el empirismo, los dos polos del conocimiento tanfuertemente representados por Descartes y Bacon respectivamente, puedenconsiderarse complementarios en lugar de irrevocablemente conflictivos.Descartes, por ejemplo, apenas si se oponía al experimento cuando éste servíapara discernir entre hipótesis rivales —un rol que mantiene hasta hoy día—. Ycomo he argumentado, su enfoque atomístico y su énfasis en la realidad materialy su medición, fácilmente se prestaron al tipo de conocimiento y podereconómico que Bacon visualizaba como factible para Inglaterra y EuropaOccidental. De todas formas, esta síntesis de la razón y del empirismo carecíade una expresión concreta, una demostración clara de cómo podría funcionar enla práctica esta nueva metodología; el trabajo científico de Galileo y Newtonsuministró precisamente esta demostración. Estos hombres estaban ocupados nosolamente del problema de la exposición metodológica (aunque ciertamente cadauno de ellos hizo sus propias contribuciones a ese tópico), sino que anhelabanilustrar exactamente cómo podría la nueva metodología analizar los eventos mássimples: la piedra que cae sobre la tierra, el rayo de luz que atraviesa unprisma. Fue mediante tales ejemplos específicos que los sueños de Bacon yDescartes se tradujeron a una realidad operante.

 

 

Galileo, en susesmerados estudios sobre movimiento llevados a cabo veinte años antes de lapublicación del New Organon, ya había explicitado aquello que Baconúnicamente sugería como una construcción artificial en sus generalizacionesacerca del método experimental[13].Los planos sin roce, las roldanas sin masa, la caída libre sin resistencia delaire, todos estos “tipos ideales”, que forman los conjuntos básicos deproblemas de física de los primeros años de universidad, son el legado de esegenio italiano, Galileo Galilei. Se le recuerda popularmente por un experimentoque jamás realizó —lanzar pesas desde la Torre Inclinada de Pisa— pero de hechorealizó un experimento mucho más ingenioso en cuerpos sometidos a caída libre,un experimento que ejemplifica mucho de los temas mayores de la búsquedacientífica moderna. La creencia de que los objetos grandes o densos debieranllegar a la tierra antes que los más livianos es una consecuencia directa de lafísica teleológica de Aristóteles, que era ampliamente aceptada durante la EdadMedia. Si las cosas caen a la tierra porque buscan su “lugar natural”, elcentro de la tierra, podemos ver por que acelerarían a medida que se acercan aella. Están excitados, vienen de vuelta a casa, y como todos nosotros, seapuran al llegar al último tramo del viaje. Los objetos pesados caen a unadeterminada distancia en un tiempo más corto que los livianos porque hay másmateria para excitarse, y así adquieren una velocidad mayor y llegan a latierra antes. El argumento de Galileo, el que un objeto muy grande y uno muypequeño deberían caer en el mismo intervalo de tiempo, se basaba en unasuposición que no podía ser probada ni invalidada: el que los cuerpos que caenson inanimados y por lo tanto no tienen metas ni objetivos. Según el esquema depensamiento de Galileo, no hay ningún “lugar natural” en el universo. Hay sólo

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materia y movimiento, y es lo único que podemos observar y medir. Entonces eltópico adecuado para la investigación de la naturaleza no es el porqué cae unobjeto —no hay un por qué— sino un cómo; en este caso, quédistancia en cuánto tiempo.

 

 

Aunque lassuposiciones de Galileo nos pueden parecer bastante obvias, debemos recordarcuán radicalmente violaban no sólo las suposiciones del sentido común del sigloXVI, sino también las observaciones basadas en el sentido común en general. Simiro a mi alrededor y veo que estoy plantado en el suelo y que los objetosliberados en el aire caen hacia él ¿no es acaso perfectamente razonableconsiderar “abajo” como su movimiento natural, es decir, inherente? Elsociólogo suizo Jean Piaget descubrió, en sus estudios acerca de la cognicióninfantil, que hasta la edad de siete años, los niños son naturalmentearistotélicos[14].Cuando se les preguntaba por qué caen los objetos al suelo, los sujetos dePiaget contestaban “porque es ahí donde pertenecen” (o alguna variante de estaidea). Tal vez la mayoría de los adultos también son emocionalmentearistotélicos. La proposición de Aristóteles de que no hay movimiento sin unmovedor, por ejemplo, parece instintivamente correcta; y la mayoría de losadultos, cuando se les pide que reaccionen inmediatamente a esta noción,responderán afirmativamente. Galileo refutó esa suposición haciendo rodar unabola por dos planos inclinados, yuxtapuestos, como se ve en la Figura 4.

 

 

 

 

 

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Figura 4. Experimentode Galileo para demostrar que un movimiento no requiere de un movedor.

 

 

La bola baja porel plano B y luego sube por el plano A, pero no alcanza la misma altura desdela que comenzó. Luego, rueda hacia abajo por A y hacia arriba por B, perdiendonuevamente altura, atrás y adelante, atrás y adelante, hasta que finalmente labola se sitúa en el “valle” y deja de moverse. Si pulimos los planos,haciéndolos cada vez más suaves, la bola se mantendría en movimiento por untiempo mayor. En el caso límite, en que la fricción = 0, el movimiento seguiríapara siempre: por ende, existiría movimiento sin un movedor. Pero hay unproblema con el argumento de Galileo: no existe el caso límite. No hayplano sin fricción. La ley de la inercia puede estipular que un cuerpo continúaen movimiento o en estado de inmovilidad a menos que una fuerza actúe sobre él,pero de hecho, en el caso del movimiento, siempre hay una fuerzaexterna, aun cuando no sea más que la fricción entre el objeto y la superficiesobre la se mueve[15].

 

 

El experimento queGalileo diseño para medir la distancia en función del tiempo fue una obramaestra de abstracción científica. El dejar caer pesas desde la TorreInclinada, pensó Galileo, era completamente inútil. Simon<SPANlang=EN-US> Stevin, físico holandés, ya habíaensayado los experimentos de caída libre en 1586 para aprender sólo que lavelocidad adquirida por los cuerpos era demasiado grande como para ser medida.Por lo tanto, dijo Galileo, “diluiré” la gravedad dejando caer una bola por unplano inclinado, haciéndolo lo más suave posible para medir la fricción. Situviéramos que hacer que la inclinación fuera mayor aumentando el ángulo <SPANstyle='font-family:Symbol'>a, como en la Figura 5, llegaría un momentoen que alcanzaríamos la situación de caída libre que buscamos

 

 

 

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Figura 5. Elexperimento de Galileo para deducir la ley de la caída libre.

 

 

explorar en elcaso límite, en el que = 90 grados.Entonces, tomemos un ángulo menor, digamos = 10 grados, y dejemos que sirva como una aproximación. Inicialmente Galileoutilizó su propio pulso como medida del tiempo, y más tarde un balde con aguaal que había hecho un orificio que permitía que el agua cayera a intervalosregulares. Al hacer una serie de ensayos, finalmente pudo conseguir unarelación numérica: vio que la distancia es proporcional al cuadrado del tiempo.En otras palabras, si un objeto —cualquier objeto pesado o liviano— cae unaunidad de distancia en un segundo, caerá a una distancia cuatro veces mayor endos segundos, y así sucesivamente. Utilizando la terminología moderna, se diríaque, s = kt2, siendo s la distancia, t eltiempo y k una constante.

 

 

Los dosexperimentos de Galileo en que utiliza planos inclinados ilustran laingeniosísima combinación de racionalismo y empirismo que fueron su característica.Consulte los datos pero no permita que los confundan. Sepárese de la naturalezade modo que, como más tarde Descartes insistiría, pueda dividirla en sus partesmás sencillas y extraer su esencia, materia, movimiento, medición. En términosgenerales, la contribución de Galileo no fue enteramente nueva en la historiahumana, como veremos en el Capítulo 3; pero sí representó el estado final en eldesarrollo de la conciencia no participativa, ese estado mental en que uno

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conoce los fenómenos precisamente en el acto de distanciarse de ellos. Lanoción de que la naturaleza está viva es claramente un obstáculo en estamodalidad de entendimiento. Porque cuando consideramos los objetos materialescomo extensiones de nosotros mismos (vivos, provistos de un objetivo) ypermitimos que los detalles sensoriales de la naturaleza nos distraigan, nostornamos impotentes para controlarla y por lo tanto, desde el punto de vista deGalileo, jamás podremos llegar a conocerla. La nueva ciencia nos invita a darun paso fuera de la naturaleza para materializarla, reducirla a unidadescartesianas medibles. Únicamente entonces podremos llegar a tener unconocimiento definitivo de ella. Como resultado —y Galileo no estaba para nadainteresado en la balística ni en la ciencia de los materiales— podremossupuestamente manipularla en nuestro beneficio.

 

 

Era claro que laidentificación de la verdad con la utilidad estaba estrechamente unida alprograma galileico de la conciencia no participativa y al cambio del “por qué”al “cómo”. A diferencia de Bacon, Galileo no explicitó esta identificación,pero una vez que los procesos naturales son despojados de sus objetivosinmanentes, realmente no les queda nada a los objetos excepto su valor paraalgo, a alguien. Max Weber denominaba a esta actitud mental zweckrational,es decir, intencionalmente racional o instrumentalmente racional. Incluidodentro del programa científico está el concepto de la manipulación como piedrade tope de la verdad. El conocer algo es controlarlo, un modo de cognición quellevó a Oskar Kokoschka a observar que ya en el siglo XX, la razón había sidoreducida a una mera función[16].En efecto, esta identificación hace que todas las cosas se presentan como sinsignificado, excepto en la medida que sean beneficiosas o sirvan para unobjetivo y yace en el centro de la “distinción dato-valor”, analizadabrevemente en la Introducción. La síntesis medieval tomista(Cristiano-Aristotélica), que veía al bien y a la verdad como idénticas, fueirrevocablemente desmantelada en las primeras décadas del siglo XVII.

 

 

Desde luego,Galileo no consideró su método como meramente útil, o heurísticamente valioso,sino que peculiarmente verdadero, y fue esta posición epistemológica la quecreó el pandemonio dentro de la iglesia. Para Galileo, la ciencia no era unaherramienta, sino que el único camino hacia la verdad. Intentó mantener susafirmaciones alejadas de aquellas de la religión, pero fracasó: el compromisohistórico de la iglesia con el aristotelismo demostró ser demasiado grande.Galileo, como buen católico, estaba comprensiblemente preocupado de que laiglesia, al insistir en su infalibilidad, inevitablemente se daría a sí mismaun severo golpe. De hecho, la vida de Galileo es la historia de esta prolongada

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lucha y del fracaso de llevar a la iglesia a la causa de la ciencia; y en sudrama Galileo, Bertold Bretch hace del tema de la irresistibilidad delmétodo científico el centro de la historia. Hace que Galileo deambule a lolargo del drama llevando consigo una piedrecilla, que ocasionalmente deja caerpara ilustrar la fuerza de la evidencia sensorial. “Si alguien dejara caer unapiedra”, le pregunta a su amigo Sagrado, “y dijera (a la gente) que no cayó,¿crees tú que se quedarían callados? La evidencia de tus propios ojos resultaalgo muy seductor. Tarde o temprano todo el mundo sucumbirá a ella”. ¿Y cuál esla respuesta de Sagrado? “Galileo, cuando tú hablas quedo completamenteindefenso[17].La lógica de la ciencia también tenía una lógica histórica. A su debido tiempotodas las metodologías alternativas —el animismo, el aristotelismo, o elargumento del mandato papal— sucumbieron ante la seducción de la búsquedaracional libre.

 

 

Las vidas deNewton y Galileo se extienden a lo largo de todo el siglo XVII, ya que elprimero nació el mismo año que nació el último, 1642, y ambos abrazan unarevolución en la conciencia humana. Ya en la época de la muerte de Newton en1727, el europeo culto tenía una concepción del cosmo y la naturaleza del “buenpensar” completamente distintita de su contrapartida de un siglo antes. Ahoraconsideraba que la tierra giraba alrededor del sol, y no lo opuesto[18];creía que todos los fenómenos estaban constituidos por átomos o corpúsculos enmovimiento y susceptibles a una descripción matemática; y veía el sistema solarcomo una gran máquina, sujeta por las fuerzas de la gravedad. Tenía una nociónprecisa del experimento (o al menos así lo decía), y una nueva noción de lo queconstituía una evidencia aceptable y una explicación adecuada. Vivía en unmundo predecible, comprensible y sin embargo (en su propia mente) muyexcitante, ya que en términos de control material, el mundo estaba comenzando aexhibir un horizonte infinito de interminables oportunidades.

 

 

Más que ningúnotro individuo, Sir Isaac Newton está asociado con la visión científica delmundo de la Europa moderna. Al igual que Galileo, Newton combinó elracionalismo y el empirismo en un nuevo método; pero a diferencia de Galileofue aclamado como un héroe por toda Europa, en lugar de tener que retractarsede sus puntos de vista y pasar su madurez bajo arresto domiciliario. Másimportante aún, la combinación metodológica de razón y empirismo seconvirtieron, en las manos de Newton, en una filosofía completa de lanaturaleza, la cual (a diferencia de Galileo) tuvo gran éxito al conseguirdejarla en la conciencia occidental en toda su amplitud. Lo que ocurrió ensiglo XVIII, el siglo Newtoniano, fue la solución al problema del

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movimiento de los planetas, un problema que según la creencia común, nisiquiera los griegos habían podido resolver (nótese, eso sí, que los griegostenían una opinión más positiva de sus propios logros). Bacon se había mofadode la sabiduría antigua, pero no hablaba en nombre de la mayoría de loseuropeos. El intenso resurgimiento de la sabiduría clásica en el siglo XVI, porejemplo, reflejaba la creencia de que a pesar de los enormes problemas quetenía el modelo cosmológico griego, su época fue y seguirá siendo la verdaderaEdad de Oro de la humanidad. La descripción matemática precisa de Newton de unsistema solar heliocéntrico cambiaba todo aquello, ya que no solo sumaba a todoel universo en cuatro simples fórmulas algebraicas, sino que también dabacuenta de fenómenos hasta ahora inexplicados, hacía algunas prediccionesprecisas, clarificaba la relación entre teoría y experimento, e inclusoaclaraba el rol que tendría Dios en el sistema total. El sistema de Newton eraesencialmente atomístico: estando la tierra y el sol compuesto de átomos, éstosse comportaban del mismo modo que cualquier otro par de átomos, y viceversa.Por lo tanto, los objetos más pequeños y los más grandes del universo eranvistos como obedeciendo las mismas leyes. La relación de la luna con la tierraera la misma que aquélla de una manzana en caída libre. El misterio de casi dosmil años había terminado: uno podía estar seguro que los cielos que vemos enuna noche estrellada no contienen más secretos que el de unos pocos granitos dearena escurriéndose a través de nuestros dedos.

 

 

La obra máspopular de Newton., conocida también como Pricipia, y que a la vez es suobra máxima, fue deliberadamente titulada por éste como Los PrincipiosMatemáticos de la Filosofía Natural (1686)[19],donde los dos adjetivos sirven para enfatizar su rechazo a Descartes, cuyos Principiosde Filosofía él consideraba como una colección de hipótesis no probadas.Paso a paso, él analizó las proposiciones de Descartes acerca del mundo naturaly demostró su falsedad. Por ejemplo, Descartes consideraba que la materia deluniverso circulaba en torbellinos o vórtices. Newton fue capaz de mostrar queesta teoría contradecía el trabajo de Kepler, el cual parecía ser bastanteconfiable; y que si uno experimentaba con modelos de vórtice haciendo girarrecipientes con fluidos (agua, aceite o brea), los contenidos eventualmente sedetendrían dejando de girar, indicando con esto que, según la hipótesis deDescartes, el universo habría llegado a detenerse desde hacia mucho tiempo. Apesar de sus ataques en contra de los puntos de vista de Descartes, está claro,según investigaciones recientes, que Newton fue un cartesiano hasta lapublicación del Principia; y cuando uno lee esa obra, llama la atenciónun hecho atemorizante: Newton consiguió que la visión cartesiana del mundofuera sostenible falseando todos sus detalles. En otras palabras, a pesar deque los datos de Descartes eran equívocos y que sus teorías eran insostenibles,el punto de vista central cartesiano —que el mundo es una vasta máquina demateria y movimiento que obedece a leyes mecánicas— fue plenamente validado porel trabajo de Newton. A pesar de todo el brillo de Newton, el verdadero héroe(algunos dirían ánima) de la Revolución Científica, fue René Descartes.

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Pero Newton noconsiguió su triunfo tan fácilmente. Su visión completa del cosmo dependía dela ley sobre la gravitación universal, o de la gravedad, e incluso, cuando yaexistía una formulación matemática exacta, nadie sabía realmente en queconsistía esta atracción. Los pensadores cartesianos indicaban que su mentor,se había restringido sabiamente al movimiento por impacto directo, y habíadescartado lo que los científicos más tarde llamarían acción a distancia.Newton, argüían no había explicado la gravedad, sino que meramente habíaestablecido sus efectos, y por lo tanto quedaba, en su propio sistema, como unacualidad oculta. ¿Dónde está esta “gravedad” por la cual él hace tantaalgarabía? No puede ni ser vista, escuchada, sentida u olida. Es, en breve, unaficción como lo son los torbellinos de Descartes.

 

 

Newton agonizabaprivadamente sobre estos juicios. Sentía que sus críticos estaban en locorrecto. Ya en 1692 ó 1693 le escribió a su amigo el Reverendo Bentley lasiguiente admisión:

 

 

“El que lagravedad debiera ser innata, inherente y esencial a la materia, de modo que uncuerpo pueda actuar sobre otro a la distancia a través de un vacío, sinla mediación de ninguna otra cosa; que por y a través de él, la acción y fuerzade estos cuerpos pueda ser transmitida de uno a otro, es para mí un absurdo tangrande que no creo que ningún hombre que tenga cierta facultad de competenciaen materia filosófica del pensamiento pueda jamás caer en ello. La gravedaddebe ser ocasionada por un agente que está actuando constantemente de acuerdo aciertas leyes, pero el que este agente sea material o inmaterial lo he dejado aconsideración de mis lectores[20].”

 

 

Públicamente,sin embrago, Newton adoptó una postura que establecía, de una vez por todas, larelación filosófica entre la apariencia y la realidad, la hipótesis y elexperimento. En una sección del Principia titulada “Dios y la FilosofíaNatural”, escribió:

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“Hasta aquí hemosexplicado los fenómenos de los cielos y de nuestro mar por el poder de lagravedad, pero aún no le hemos asignado la causa a este poder. Esto es cierto,que debe proceder de una causa que penetra hasta los mismos centros del sol ylos planetas… Pero hasta aquí no he sido capaz de descubrir la causa de estaspropiedades de la gravedad a partir de los fenómenos y no estoy planteandoninguna hipótesis; por que aquello que no se deduce de los fenómenos debellamarse una hipótesis y las hipótesis, sean éstas metafísicas o físicas, decualidades ocultas o mecánicas, no tienen cabida en la filosofía experimental[21]”.

 

 

Newton estabahaciendo eco del tema central de la Revolución Científica: nuestro objetivo esel cómo, no el por qué. El que no puede explicar la gravedad es irrelevante. Lapuedo medir, observar, hacer predicciones que se basen en ella, y esto es todolo que un científico tiene que hacer. Si un fenómeno no se puede medir, puede “notener cabida en la filosofía experimental”. Esta postura filosófica, que en susdistintas formas es llamada “positivismo”, ha sido la fachada pública de laciencia moderna hasta nuestros días[22]. Elsegundo aspecto más importante del trabajo de Newton fue muy bien delineado ensu Opticks (1704), donde fue capaz de unir el atomismo filosófico a ladefinición del experimento, que había llegado a ser claro y definitivo en lasmentes de los científicos durante el transcurso del siglo anterior. Comoresultado, las investigaciones de Newton sobre la luz y el color se convirtieron en el modelo del análisis correctote los fenómenos

 

 

 

 

 

Figura 6. Lasubdivisión de Newton de la luz blanca en rayos monocromáticos

 

 

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naturales. Lapregunta era, ¿la luz es simple o compleja? Descartes, por su parte, la habíaconsiderado como simple, y veía los colores como el resultado de algún tipo demodificación de la luz. Newton creía que la luz blanca estaba de hechocompuesta de colores que de alguna manera se neutralizaban al combinarse paraproducir el efecto del blanco. ¿Cómo decidir entre ambas posiciones?

 

 

En elexperimento ilustrado en la Figura 6, Newton tomó una luz blanca, lo descompusoen sus partes con un prisma, seleccionó una de las partes, y mostró que nopodía descomponerse más. Hizo esto con cada color, demostrando que la luzmonocromática no podía ser subdividida. Luego, Newton hizo el experimento en ladirección opuesta: dividió el rayo de luz blanca en sus partes y para despuésrecombinarlas haciéndolas pasar por un lente convexo (ver Figura 7). Elresultado fue luz blanca. Este enfoque atomístico, que sigue exactamente elmétodo de cuatro etapas de descartes, establece su tesis más allá de duda.Pero, al igual que en el caso de la gravedad, los cartesianos se pusieron adebatir con Newton. ¿Dónde, preguntaron, está su teoría de la luz y del color,dónde está su explicación de esta conducta? Y como en el caso anterior,Newton se retrajo tras la cortina de humo del positivismo. El respondió: “Estoybuscando leyes, o hechos ópticos, no hipótesis. Si ustedes me preguntan qué esel “rojo”, yo sólo les puedo decir que es un número, un cierto grado derefractibilidad, y lo mismo es cierto para cada uno de los demás colores. Lo hemedido; eso es suficiente”.

 

 

Desde luego queen este caso también Newton lidió con las posibles explicaciones para laconducta de la luz, pero la combinación del atomismo (filosófico), delpositivismo y del método experimental —en síntesis, la definición de larealidad— aún está hoy en día en gran medida

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Figura 7. Larecombinación de Newton de los rayos de luz monocromática en luz blanca.

 

 

con nosotros. Lconocer algo es subdividirlo, cuantificarlo, y recombinarlo; es preguntarse“cómo” y jamás enredarse en la complicada maraña del “por qué”. Conocer algoes, sobre todo, distanciarse de ello, como lo indicara Galileo; convertirlo enuna abstracción El poeta puede tornarse desmedidamente efusivo acerca de un hazrojo que cruza el cielo a medida que el sol se va poniendo., pero el científicono es engañado tan fácilmente: él sabe que sus emociones no le pueden enseñarnada substancial. El haz rojo es un número, y esa es la esencia del asunto.

 

 

Para resumirnuestra discusión sobre la Revolución Científica, es necesario hacer notar queen el curso del siglo XVII la Europa Occidental produjo con esfuerzo una nuevaforma de percibir la realidad. El cambio más importante fue la modificación dela calidad por la cantidad, el paso del “por qué” al “cómo”. El universo, antesvistos como algo vivo, poseyendo sus propias metas y objetivos, ahora es vistocomo una colección de materia inerte que se mueve rápidamente sin fin nisignificado, como así lo dijera Alfred North Whitehead[23].

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Lo que constituye una explicación aceptable ha sido, por lo tanto, radicalmentealterado. La prueba concluyente del valor de la existencia es lacuantificabilidad y no hay más realidades básicas en un objeto que las partesen las cuales éste pueda ser descompuesto. Finalmente, el atomismo, lacuantificabilidad y el acto deliberado de visualizar la naturaleza como unaabstracción desde la cual uno se puede distanciar —todo abre la posibilidad queBacon proclamara como la verdadera meta de la ciencia: el control—. Elparadigma cartesiano o tecnológico es, como se estableció anteriormente, laigualdad de la verdad con la utilidad, con la manipulación del ambiente hechacon un objetivo. La visión holística del hombre como una parte de lanaturaleza, sintiéndose en su hogar al estar en el cosmos, no es más que unatrampa romántica. No al holismo, sí a la dominación de la naturaleza; no alritmo eterno de la ecología, sí al manejo consciente del mundo; no (para llevarel proceso a su punto final lógico) “a la magia de la personalidad, sí alfetichismo de las comodidades"[24].En el pensamiento de los siglos XVIII y XIX, el hombre (o la mujer) medievalhabía sido un espectador pasivo del mundo físico. Las nuevas herramientas mentales del siglo XVII hicieron posible que todo cambiara. Ahora estaba dentrode nuestras posibilidades el tener el cielo en la tierra; y el hecho de quefuera un cielo material apenas lo hizo menos valioso.

 

 

Sin embargo, fuela Revolución Industrial la que hizo que la Revolución Científica fuerareconocida en su verdadera magnitud. El sueño de Bacon de una sociedadtecnológica no se llevó a cabo en el siglo XVII ni en el XVIII, a pesar de quelas cosas estaban empezando a cambiar ya por el año 1760. Las ideas, como yahemos dicho, no existen en el vacío. La gente podía considerar el punto devista mecánico del mundo como la verdadera filosofía sin sentirse obligado atransformar el mundo de acuerdo a sus dictámenes. La relación entre la cienciay la tecnología es muy complicada y es de hecho en el siglo XX que el impactopleno del paradigma cartesiano se ha dejado sentir con mayor intensidad. Paracaptar el significado de la Revolución Científica en la historia de Occidentedebemos considerar el medio social y económico que sirviera para sustentar estenuevo modo de pensar. El sociólogo Peter Berger estaba en la razón cuando dijoque las ideas “no tiene éxito en la historia en virtud de su verdad, sino queen virtud de sus relaciones con procesos específicos”[25].Las ideas científicas no son la excepción.

 

Notas:

1 Christopher Marlowe, The Tragedy of Doctor Faustus, ed. Louis B. Wright and Virginia A. LaMar (New York: Washington Square Press, 1959) p. 3; reimpreso con

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permiso de Simon y Schuster; (La Trágica Historia del Doctor Faust Trad. Josep Carmer Ribalta, Ediciones 62 S.A., 1981)

2 Francis Bacon, New Organon Libro 1, Aforismo XXXI, en Hugo G. Dick, ed. Selected Writings of Francis Bacon (New York: The Modern Library, 1995); este y los siguientes extractos impresos con permiso de Random House, Inc. (Novum Organun. Trad. Cristóbal Litrán, Orbis, S.A., Ediciones, 1984)

3 Los historiadores “puristas”de ideas han tenido la tendencia de considerar a Bacon como irrelevante, o incluso perjudicial para el crecimiento de la ciencia moderna en parte debido a su propia reacción contra los historiadores marxistas tales como benjamín Farrington (Francis Bacon: Philosopher of Industrial Science. [New York: Collier books, 1961; primera publ. 1949]) (Francis Bacon: Filósofo de la Revolución Industrial. Ayuso, 1971), quien ve a Bacon como un héroe cultural. La expresión más extrema de esto es C. G. Gillispe, The Edge of Objectivity (Princeton: Princeton University Press, 1960), pp. 74-82.

4 Además de la obra de Farrington, se pueden encontrar buenas discusiones sobre este tópico en dos libros escritos por Paolo Rossi: Francis Bacon, trad. Sacha Rabinovitch (London: Routledge & Kegan Paul, 1968), y Philosophy, Technology and The Arts in the Early Modern Era, trad. Salvador Atanasio (New York: Harper Torchbooks, 1970). También véase Christopher Hill, Intellectual Origins of the English Revolution (London: Panther Books, 1972), capít. 3; (Los orígenes intelectuales de la revolución Inglesa, trad. Alberto Nicolás. Crítica S.A., 1980)

5 Bacon, Novum Organum, Libro 1, Aforismo LXXIV.

6 Ibíd., Aforismo XCVIII.

7 Desde luego hay una vasta literatura que compara la ciencia y las modalidades de pensamiento en Oriente y Occidente. Un excelente resumen en un solo volumen es el libro de Joseph Needham, The Grand Titration (London: Allen & Unwin, 1969); (La Gran Titulación. Ciencia y Sociedad en Oriente y occidente, trad. M. Teresa de la Torre Casas. Alianza Editorial S.A., 1977).

8 Esta y todas las citas de Descartes están tomadas de su Discurse on Method, trad. Lawrence J. Lafleur (Indianápolis: The Liberal Arts Press, 1950; edición original francesa, 1937); (Discurso del Método, trad. Juan Carlos García Borrón. Bruguera S.A., 1983, 7ª ed.)

9 La discusión que aparece a continuación está tomada de Barfield, Saving the Appearances, pp. 24-25, 32n, 40, 43, 81, y pássim. Lo que Barfield denomina “pensamiento alfa”(véase abajo) no debería ser confundido con la generación de ondas cerebrales alfa en estados alterados de conciencia (arriba nota 5). El “pensamiento alfa” de Barfield es en realidad un tipo de “pensamiento beta”, hablando en la jerga de recientes investigaciones del cerebro.

10 Descartes, Discurso, p. 12.

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11 A. R. may, The Scientific Revolution (Boston: Beacon Press, 1956), p. 149. Mi observación anterior de que para Descartes “todos los fenómenos no materiales a final de cuenta tienen una base material”, no es estrictamente verdadera. Para Descartes res cogitans y res extensa eran entidades distintas; fueron los discípulos de Descartes quienes convirtieron a la mente en algo epifenomenal e intentaron tragar a la primera en vez de a la segunda —como por lo general se hace en la ciencia actual—. A pesar de la sofisticación original de Descartes. El Cartesianismo de la línea central llegó a ser identificado con el reduccionismo materialista.

12 Estoy adoptando la distinción entre razón crítica y dialéctica hecha por Norman O. Brown en Life Against Death (Middletown, Conn.: Wesleyan Univ. Press, 1970; public. Orig., 1959).

13 La mejor discusión en un solo volumen de la obra de Galileo, a mi entender, es el libro de Ludovico Geymonat, Galileo Galilei, trad. Stillman Drake (New Cork: McGraw-Hill, 1965); (Galileo Galilei, trad. Y.R. Capella. Ediciones 62 S.A.).

14 Piaget ha dado cuenta de sus descubrimientos en un gran número de obras El trabajo más reciente es The Grasp of Consciousness, trad. Susan Wedgwood (Cambridge: Harvard University Press, 1976); (La Toma de Conciencia, trad. Luis Hernández Alfonso. Morata S.A., 1981, 2ª edic.). Para evitar cualquier confusión en la siguiente discusión y en el Capítulo 2, quiero recalcar que no soy aristotélico y no estoy sugiriendo un retorno a la síntesis tomista de la Edad Media. Más bien, mi interés en Aristóteles aquí y en los Capítulos 2 y 3 tiene que ver con la presencia en su obra de la conciencia participativa. Desde luego que Aristóteles tiene más que esto, incluyendo sus leyes de lógica y no-contradicción que van directamente en contra de la noción de participación, y que constituyen hasta hoy día la base de gran parte del razonamiento científico moderno.

15 Debiera quedar en claro que entrar al mundo de la ciencia moderna es entrar a un mundo de abstracciones que violan las observaciones cotidianas. Desde 1550 a 1700, Europa entró en el país de las maravillas, en forma tan segura como cuando Alicia cayó en la cueva del conejo. Pero yo diría que la caída no fue limpia. Ciertamente la cultura dominante de la ciencia y la tecnología relacionadas con la creación de la riqueza material es el otro extremo de la caída, y los alumnos que están formándose para tomar posiciones, en esa cultura son rápidamente reeducados en el modo de percepción newtoniano/cartesiano/galileano; pero en forma privada y emocional, aún funcionamos en el mundo de sentido común de la experiencia inmediata —un mundo en que los objetos caen en forma natural hacia el centro de la tierra, y todo el movimiento obviamente requiere de un movedor. Incluso mantenemos trazas de animismo, a medida que pasan los años desarrollamos una relación casi personal con una lámpara o una silla preferida, a pesar de que “sabemos” que no es más que madera o metal.

16 Oskar Kokoschka, My Life, trad. David Brito (London: Thames and Hudson, 1974) p. 198.

17 Bertold Brecha, Galileo, trad. Charles Laughton y ed. Eric Bentley (New York: Grove Press, 1966, de la edición inglesa de 1952), p. 63. Reimpreso con permiso de Indiana University Press; (Galileo Galilei. 1 ed. tr. Alem. Buenos Aires: Teatro Municipal, 1984).

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18 De hecho, uno se pregunta si fue así. Rochefoucauld relataba un incidente que ocurrió en la segunda mitad del siglo XVII, en que un clérigo de Norfolk, que estaba dando su examen para el doctorado en Cambridge, se le preguntó si acaso el sol giraba en torno a la tierra o la tierra en torno al sol. “Sin saber qué decir, y queriendo responder algo, asumió un aire enfático y exclamó gallardamente: ‘A veces lo uno, a veces lo otro’”. Aunque parezca increíble, obtuvo su título. Véase G.E. Mingay, English Landed Society in the Eighteen Century (London: Routledge & Kegan Paul, 1963), p. 137.

19 Generalmente la fecha de publicación que se da para Principia es el año 1687, pero H.S. Thayer, en Newton’s Philoshopy of Nature (New York: Hafner, 1953). p.9n, cita 1686 como el año correcto de la publicación de la primera edición.

20 Citado en Thayer, p. 54; reimpreso con permiso de Macmillan Publishing Co. Inc.

21 Ibíd., p 45; reimpreso con permiso de Macmillan Publishing Co. Inc.

22 El positivismo posiblemente recibió su primera formulación en le trabajo de Marin Mersenne (véase abajo, Capítulo 3). Un relato plenamente moderno de él se puede ver en el Prefacio de Roger Cotes a la segunda edición de Principia, reimpreso en Thayer, pp. 116-34, esp. P. 126.

23 Alfred North Whitehead, Science and the Modern World (New York: Mentor Books, 1948; orig. publ. 1925), p. 55.

24 N.O. Brown, Love’s Body (New York: Vintage Books, 1966), p. 139.

25 Meter Berger Towards a Sociological Understanding of Psychoanalysis”, Social Research 32 (Primavera 1965), 32. La afirmación clásica de la sociología del conocimiento es el libro de Kart Mannheim, Ideology and Utopia, trad. Louis Wirtz y Edward Shils (New York: Harvest Books, reimpresión de la edición de 1936).