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REVISTA BOLETÍN BIOLÓGICA Nº 37 - AÑO 11 - 2017 pág. 10 “… Sabemos cómo enseñar a la gente a construir barcos, pero no a resolver la cuestión de qué barcos construir…” (Alfred Kyle) Reflexionar sobre el daño ambiental que podemos generar al arrojar una sustancia al desagüe es prioritario en distintos niveles, desde el hogar hasta el Estado Nacional. En el ámbito educativo, los laboratorios parecen espacios adecuados para indagar efectos sobre los organismos de sustancias de uso cotidiano ingresando en una faceta que, si se hace de rutina podría, por un lado, permitir que los estudiantes vivencien el efecto en el ambiente de algunas sustancias que utilizan a diario en sus hogares y por el otro, otorgar una especialización a este laboratorio. Defender la vida a través de protocolos fáciles de implementar puede enriquecer a los alumnos y a los profesores mediante una genuina motivación por la investigación aplicada. Con esto en mente, se emplearon bioindicadores para evaluar la peligrosidad de ciertos productos de uso doméstico, entrando en el campo de la ecotoxicología (Andrioli y Mudry, 2007). Problemáticas ambientales que actuaron como disparadores del proyecto Cuando comenzamos a pensar en el año 2008, las vivencias experimentales que se narrarán a continuación, lo hicimos en tiempos inmersos por fuertes debates y protestas sociales como por ejemplo en torno al glifosato (Garassino y otros, 2008) y a la planta de celulosa uruguaya (Valés, 2008). Esta última fue determinante. Decía en aquellas clases “…Botnia debería alertarnos sobre el estado de los ríos en Argentina…” Asimismo, a la luz del artículo de Savoia (2009), fogoneaba a los auditorios escolares expresando “…un estudio ha demostrado que, pese a la demanda de Argentina contra Uruguay, nuestro país descuida la contaminación fluvial, pero estoy seguro que la contradicción va más allá del río Uruguay y que la negligencia alcanza holgadamente al Río de la Plata…” La situación ambiental era y es clara: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) posee una población que orilla los tres millones de habitantes (INDEC, 2010) y todas nuestras aguas servidas crudas se vierten a este río. A nadie escapa que el desarrollo industrial y urbano ha traído consigo la utilización de muchas sustancias, algunas de las cuales se sabe desde hace tiempo, que son biológicamente dañinas (Saint Marc, 1973). RELATANDO EXPERIENCIAS DIDÁCTICAS por Aldo Mario Giudice [email protected] Aldo Mario Giudice es Doctor en Ciencias Biológicas (FCEN-UBA) y Profesor en Enseñanza Media y Superior (CEFIEC-UBA). Su campo de investigación se relaciona con el comportamiento animal, principalmente de primates tanto en vida silvestre como en ambientes antropogénicos y en cautiverio de exhibición. Es docente de la Escuela Argentina de Naturalistas, colabora en el dictado de la materia Zoología de Campo. Ha dirigido tesis de grado y ha sido jurado en la evaluación de tesis doctorales. Por otra parte, es profesor en la escuela media y tiene a su cargo el dictado de biología en los quintos años y el manejo del laboratorio en el Colegio Santo Tomás de Aquino de la Universidad Católica Argentina. Conduce el Proyecto Beagle- Buenos Aires, una propuesta para incentivar la investigación en alumnos y docentes, presentando resultados y propuestas en jornadas de enseñanza y congresos científicos. Un motivo concreto para experimentar en la escuela: Análisis ecotoxicológicos para defender el ambiente

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REVISTA BOLETÍN BIOLÓGICA Nº 37 - AÑO 11 - 2017 pág. 10

“… Sabemos cómo enseñar a la gente a construir barcos, pero no aresolver la cuestión de qué barcos construir…”

(Alfred Kyle)

Reflexionar sobre el daño ambiental que podemos generar al arrojar unasustancia al desagüe es prioritario en distintos niveles, desde el hogarhasta el Estado Nacional. En el ámbito educativo, los laboratoriosparecen espacios adecuados para indagar efectos sobre los organismosde sustancias de uso cotidiano ingresando en una faceta que, si se hacede rutina podría, por un lado, permitir que los estudiantes vivencien elefecto en el ambiente de algunas sustancias que utilizan a diario en sushogares y por el otro, otorgar una especialización a este laboratorio.Defender la vida a través de protocolos fáciles de implementar puedeenriquecer a los alumnos y a los profesores mediante una genuinamotivación por la investigación aplicada. Con esto en mente, seemplearon bioindicadores para evaluar la peligrosidad de ciertosproductos de uso doméstico, entrando en el campo de la ecotoxicología(Andrioli y Mudry, 2007).

Problemáticas ambientales que actuaron como disparadoresdel proyecto

Cuando comenzamos a pensar en el año 2008, las vivenciasexperimentales que se narrarán a continuación, lo hicimos en tiemposinmersos por fuertes debates y protestas sociales como por ejemplo entorno al glifosato (Garassino y otros, 2008) y a la planta de celulosauruguaya (Valés, 2008). Esta última fue determinante. Decía en aquellasclases “…Botnia debería alertarnos sobre el estado de los ríos enArgentina…” Asimismo, a la luz del artículo de Savoia (2009), fogoneaba alos auditorios escolares expresando “…un estudio ha demostrado que,pese a la demanda de Argentina contra Uruguay, nuestro país descuidala contaminación fluvial, pero estoy seguro que la contradicción va másallá del río Uruguay y que la negligencia alcanza holgadamente al Río dela Plata…” La situación ambiental era y es clara: la Ciudad Autónoma deBuenos Aires (CABA) posee una población que orilla los tres millones dehabitantes (INDEC, 2010) y todas nuestras aguas servidas crudas se viertena este río. A nadie escapa que el desarrollo industrial y urbano ha traídoconsigo la utilización de muchas sustancias, algunas de las cuales se sabedesde hace tiempo, que son biológicamente dañinas (Saint Marc, 1973).

RELATANDO EXPERIENCIAS DIDÁCTICAS

por Aldo Mario [email protected]

Aldo Mario Giudice es Doctor enCiencias Biológicas (FCEN-UBA) yProfesor en Enseñanza Media ySuperior (CEFIEC-UBA). Su campo deinvestigación se relaciona con elcomportamiento animal,principalmente de primates tantoen vida silvestre como en ambientesantropogénicos y en cautiverio deexhibición. Es docente de la EscuelaArgentina de Naturalistas, colaboraen el dictado de la materia Zoologíade Campo. Ha dirigido tesis degrado y ha sido jurado en laevaluación de tesis doctorales. Porotra parte, es profesor en la escuelamedia y tiene a su cargo el dictadode biología en los quintos años y elmanejo del laboratorio en elColegio Santo Tomás de Aquino dela Universidad Católica Argentina.Conduce el Proyecto Beagle-Buenos Aires, una propuesta paraincentivar la investigación enalumnos y docentes, presentandoresultados y propuestas en jornadasde enseñanza y congresoscientíficos.

Un motivo concreto para experimentar en laescuela: Análisis ecotoxicológicos para defender el

ambiente

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Dentro de los desechos domiciliarios podemosconsiderar sólidos, gaseosos y líquidos. Sipensamos en los sólidos sabemos que, por unlado, se disponen para su recolección por losservicios de higiene urbana, razón por la cual enel Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)terminan en mayor medida en los rellenossanitarios de la CEAMSE (Recuadro 1) y por elotro, que se clasifican, es decir, se separan enorigen de forma que puedan reinsertarse en lacadena productiva a través de procesos dereciclado. Los desechos gaseosos en cambio,pasan a la atmósfera y de allí sus componentespueden precipitar y depositarse en los ríos al igualque las ya mencionadas aguas servidashogareñas. Consideramos que si no evaluamos elriesgo de toxicidad de los químicos que utilizamosmillones de personas en el AMBA podemos estaren presencia de un ecocidio que a la largaafecte la salud y economía del hombre y lossistemas ecológicos en esta región del planeta.

Pasaron varios años desde Botnia, pero losavasallamientos hacia la casa común siguenvigentes; entre otros tantos. En el año 2015, lamegaminería volvió a ser cuestionada por la fugade cianuro en la cuenca del río Jáchal en SanJuan originada por la rotura de una cañería queconduce la solución cianurada en una mina deoro (Rocha, 2015). Esta nefasta costumbre porcontaminar la hidrosfera, encendió el sentido dedivulgar en este artículo una serie de trabajosrealizados con estudiantes secundarios en elperiodo 2009-2011. Los que se presentan no sonexperimentos planificados en una secuenciaordenada, ni desde lo conceptual ni desde loprocedimental, sino una cascada de trabajosexploratorios en busca de ese plus para ellaboratorio escolar al que hacíamos referencia.Aquí vale la pena hacer una pequeña digresión:un primer antecedente bajo la utopía delparadigma personal, lo tenemos en el trabajo deevaluación de insecticidas utilizando el test de lacebolla con la colaboración de un entusiastagrupo de alumnas de segundo año del InstitutoSan Isidro Labrador (ISIL), en el cual pusimos en elbanquillo de los acusados a una publicidad delinsecticida etiquetado como Hogar y Plantas, enprincipio menos tóxico que otros. Los resultadosde esta indagación, mostraron que no existía unaasociación estrecha entre el mensaje publicitarioy el efecto del producto vendido como“amigable” del ambiente, ni desde el análisismacroscópico de aberraciones morfológicas nidesde el análisis de cromosomas (Giudice, 2010).En los trabajos subsiguientes, volvimos a estudiarestos insecticidas, pero agregamos otrassustancias cotidianas y masivas tales como pilas,detergentes y líquidos limpiadores. De estamanera, en el presente trabajo, comenzaremoscon una breve reseña sobre la ecotoxicologíaluego, abordaremos los atributos de cadabioindicador utilizado, con sus condiciones decrianza y mantenimiento. Por último, explicaremoslas indagaciones partiendo de las hipótesis que sesometieron a prueba en el periodo citado hastalos resultados y las conclusiones a las quearribamos.

Ecotoxicología: ¿Cómo trabajamos conlos bioindicadores?

La ecotoxicología es una rama de la toxicologíaque estudia los efectos de los contaminantes enel ambiente a través de ciertos seres vivos quepasan a llamarse bioindicadores, sobre los cualesse prueban los efectos letales y/o crónicos de unadeterminada sustancia o una mezcla. Existen dostipos de aproximaciones: aquellas prospectivasque evalúan la toxicidad de las sustancias antesde su uso y las retrospectivas que valoran posiblesdaños que producen en los organismos y en elecosistema. Las especies utilizadas deben serprolíficas, bien estudiadas en su ciclo biológico,sensibles al entorno y con poca movilidad. Elaumento de la resistencia a determinadassustancias tóxicas, por adaptación evolutiva,fisiológica o cambios en el comportamiento, sonfactores que pueden incidir en la dificultad paraextrapolar al ambiente los resultados obtenidosen los ensayos de laboratorio (Puig, s.f.).

Como bioindicadores, utilizamos tres especies:Lactuca sativa, Allium cepa y Artemia sp. Lactucasativa es el nombre científico de la lechuga quesolemos consumir en nuestras ensaladas. Las fasesde vida que se utilizan en estos estudios son lasemilla y la plántula en los primeros cuatro días devida, para lo cual se requieren solo conocimientos

RECUA

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Figura 1. Desde la semilla (1) hasta la plántula (5) de lechuga(Lactuca sativa). Denominación de cada una de las partes enuna plántula a las 96 horas de desarrollo. Fuente: Sobrero yRonco, 2004.

CEAMSE significa Coordinadora Ecológica ÁreaMetropolitana Sociedad del Estado y es unaempresa creada por los Estados de la Provinciade Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires, pararealizar la gestión integral de los residuos sólidosurbanos del área metropolitana. Su creacióndata de 1976, cuando la intendencia militar de laCiudad de Buenos Aires de aquellos años prohibióla incineración de residuos cerrando las “quemas”que aún estaban en actividad. La nuevaestrategia para la gestión de los residuos del áreametropolitana fue enterrarlos en los denominadosrellenos sanitarios, que hoy en día, no solo estáncuestionados sino que además representan undolor de cabeza para las poblaciones vecinas alos mismos.

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Cotiledones

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Radícula

Hipocótilo

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básicos como reconocer la radícula y el hipocótilo(Figura 1); la germinación en general progresa sindificultad en temperaturas por debajo de 25º C(Bohórquez-Echeverry y Campos-Pinilla, 2007).También utilizamos otro habitué de nuestrasensaladas: Allium cepa o sea, la cebolla. Susbulbos, fueron ampliamente utilizados desde losaños setenta en estudios genotóxicos y demonitoreo ambiental (Babich et al., 1997) y másrecientemente, reivindicados en Argentina para eluso escolar por Andrioli y Mudry (2005; 2007). Otrobioindicador que no es habitual en las ensaladas,pero que bien podría serlo por su valor nutricio, esla larva del camarón salino del género Artemia(Figura 2), que agrupa especies de microcrustáceos branquiópodos, del Orden Anostraca(Recuadro 2).

A continuación, describimos brevemente lascondiciones de crianza y mantenimiento de estosbioindicadores atendiendo a la secuencia en quelos presentamos. Si nos referimos a Lactuca sativapodemos expresar que procedimos a colocar 20semillas en una cápsula de Petri de 8,5 cm de

diámetro a la que previamente colocamos unpapel de filtro, incorporando 4 ml de agua de redo de la solución a testear y las dejamos enoscuridad por el término de cuatro días (Figura 3).Por otra parte, el cultivo de las cebollas essumamente sencillo, basta poner los bulbos en unfrasco con agua sumergiendo la parte inferior delmismo para que, en un par de días, comiencen adesarrollarse las blancas raicillas que son el focode atención para estos estudios. Con respecto aArtemia, la idea general para armar el dispositivode eclosión de larvas nauplii (plural de nauplio),nos la dio el libro de texto de biología de segundoaño de Bisheimer et al., (2004). Se basó en unabotella plástica invertida, a la cual conectamosun aireador, todo sostenido con un soporteuniversal (Figura 4). La solución control de todas

Figura 2. Larva nauplio de Artemia sp.

RECUA

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El camarón salino

Es propio de aguas salobres continentales,pobres en oxígeno, ricas en sales, soportando unaamplitud térmica entre 6°C y 35°C. Son individuosovíparos u ovovivíparos según las condiciones desalinidad del charco donde viven. Por otra parte,sus huevos son de alta resistencia y se dispersantanto por el viento como por las aves acuáticas ylos efectos antrópicos, razón por la cual soncosmopolitas. ¿Cómo se explica la oviparidad uovoviviparidad de estos crustáceos? Si lasalinidad del charco aumenta, lo que implica unanuncio de sequía, sus sensores les indican quedeben poner huevos (ovíparos), los cualespueden permanecer inactivos hasta 10 años encondiciones de total ausencia de agua y atemperaturas por debajo del punto decongelación; esta característica inusual esllamada criptobiosis o diapausa. En contacto conel agua retoman su desarrollo y posteriormente laeclosión, en las mejores condiciones, puede darsetranscurridas las primeras horas. Por el contrario, sila salinidad es constante o es baja, optan porretener los huevos y ser ovovivíparos (Bisheimer yotros, 2004). De la eclosión nace una larvanauplio (Figura 2), primera larva característica delos crustáceos, con forma piriforme y con solo trespares de apéndices cefálicos: anténulas, antenasy mandíbulas, con los que nada (Curtis et al.,2008). Los adultos alcanzan 1 cm de largo y convidas que acaban al año.

Figura 3 (izquierda): ElisaHelman, colaboradora deltrabajo, sembrando semillasde Lactuca sativa en cápsulade Petri. Figura 4 (derecha):Eclosionador de huevos deArtemia. Una botella cortadaen su base y colocada alrevés en un soporte universal,al cual se le adosó unaireador de pecera. Lamanguera está conectada ala tapa, atraviesa y sobresalepor dentro de la botella. Alser llenada, burbujeabaaportando la oxigenaciónque requería el modeloanimal. Fotos: A. Giudice.

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las experiencias en la cual depositamos 0,7 gr dehuevos la preparamos con 500 ml de agua conun pH de 6,5 en la que disolvimos 18 gr de clorurode sodio (NaCl) y 0,4 gr de carbonato de calcio(CaCO3) y la temperatura del agua comprendidaentre 15 y 22 ºC. Dos días después de activar laeclosión seleccionamos las larvas con una jeringacolocando aproximadamente doce en tapitasplásticas de 1 cm de diámetro y 1 cm deprofundidad que ya contenían la solución aponer a prueba (Figura 5). Las dejamos enexposición durante un día, procediendo luego aobservarlas con lupa binocular (50 X) y realizamosel recuento de larvas vivas, siguiendo a GonzálezPérez y Aportella Gilling (2001).

En cuanto al trabajo analítico actuamos siemprede la misma manera. Los datos que consideramoscon las plántulas de lechuga fueron el número desobrevivientes, las longitudes del hipocótilo y de laradícula; respecto a la cebolla, las longitudes delas raíces y con Artemia, el número desobrevivientes. En algunos casos a estos datos lostransformamos en porcentajes para confeccionarlos gráficos y utilizamos una estadística elemental.Si evaluábamos frecuencias, utilizábamos el testChi-cuadrado (X2), con las longitudes manejamoslos test de Mann-Whitney (U) o de Kruskal-Wallis (K)en el caso de que las comparaciones fueranentre más de dos tratamientos. Paraimplementarlos apelamos al programa Statistica(2.0) quien nos daría según el test activado, losvalores de los estadísticos X2, U o K,respectivamente. Respecto al nivel designificación de la prueba, escogimosarbitrariamente el límite de 0,05 comoprobabilidad (P) de error de aceptar la hipótesisnula cuando esta fuera incorrecta; entonces si elP brindado por el software era igual o mayor a0,05 la diferencia entre los valores medioscomparados la considerábamos no significativa yesos valores medios de cada tratamientopertenecerían a una misma población de datos,es decir los tratamientos no generarían efectosapreciables ni distintos al control; por el contrariocon un nivel de significación inferior a 0,05rechazamos la hipótesis nula, atendiendo efectos

diferenciales entre los tratamientos o entre estos yel control (Sokal y Rohlf, 1984).

El prontuario de los acusados y lashipótesis subyacentes:

Pilas, líquidos limpiadores, detergentes,insecticidas

Comencemos por las pilas. En cualquier hogarhay artefactos que las utilizan y una vezagotadas, las tiran; situación que ha generadopolémicas y distintas estrategias de disposiciónfinal para no perjudicar al ambiente (Videla,2009). Inmersos en esta realidad, al realizar unacampaña de recolección de pilas en el ISIL en elaño 2009, abrimos los ojos acerca de la seriedadde la problemática dado que a micro escala nosestaba pasando lo mismo que al Gobierno de laCABA (GCBA): no sabíamos qué hacer con ellas.El GCBA había recolectado 10 toneladas queprocuró despacharlas silenciosamente haciarellenos sanitarios de la provincia de Córdoba yBuenos Aires (Gutman, 2009). Nuestro caso no eratan grave, con tan solo 47 kg comenzamos abarajar posibilidades. Sin contar con lacontingencia de reciclaje a nivel nacional y/oenviarlas al exterior donde es posible procesarlas,concluimos que el encapsulamiento previo yluego, su deposición en otro mayor como es elrelleno sanitario de la CEAMSE, era lo menosgrave (Giudice, 2009). Por supuesto, no fue laopción más agradable; por un lado, porque yade chicos nos enseñaron que no es buenocolocar la basura “debajo del felpudo” y por elotro, por el riesgo de posibles filtraciones a lasnapas y el efecto sobre los seres vivos.

Si consideramos que una pila contamina 175.000litros de agua (Escalón, 2009), a partir de unaelemental regla de tres simple, llegamos a unarealidad pavorosa que nos llevó a plantear unabase de datos a partir de experimentos conArtemia, que permitieran profundizar en susefectos perjudiciales sobre los sistemas vivos.Partimos de la hipótesis de que el aguacontaminada con pilas sería perniciosa para lavida y que los efectos nocivos serían mayores conrelación al agua contaminada con pilas conmercurio que respecto a aquellas que carece deél.

El siguiente acusado es un limpia pisos. En estecaso, el disparador fue una publicidad televisivaque expresaba: …Línea de productos Esencial,cuida la salud y el medio ambiente, pero ademásmata el 99% de virus, bacterias y hongos...Estábamos en un tema de ética comercial: ¿Lapublicidad se ajusta al producto real? Esimportante destacar que la etiqueta de esteproducto afirmaba no tener nonilfenol, químicode reconocida peligrosidad presente en otroslimpiadores. Para verificar lo que expone laetiqueta, tomada como hipótesis, decidimosponerla a prueba y para ello, recurrimosnuevamente a Artemia. Nos planteamos que, si elproducto posee las cualidades publicitadas, lasupervivencia del bioindicador debería ser mayor

Figura 5: Herramientas para trabajar con larvas nauplio. Seobserva el succionador de larvas de confección casera, unaplaca de Petri para examinar su movilidad y una bandejaplástica con los pocillos donde sembramos las larvas.Foto: Aldo Mario Giudice.

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que frente a otros sin los atributos mencionados.Pensamos que la recuperación también podríadarnos datos sobre la toxicidad y quisimos saberqué sucedería con el bioindicador si lomanteníamos sin agregados químicos especialesluego de la exposición. Así la cosa, a partir deestas hipótesis, iniciamos en 2010 este estudiocomo parte de un trabajo práctico propuesto aalumnos de quinto año del Colegio Santo Tomásde Aquino (UCA). El lapso del tiempo se extendiómás allá del objetivo didáctico, razón por la cual,sin bajar los brazos, prosiguió el trabajo de lamano de alumnos del Colegio Misericordia (barriode Belgrano, CABA).

Los detergentes fueron evaluados para estimar eldaño ambiental y el interés particular deconfeccionar una curva dosis-respuesta porsugerencia de la Dra. Marta Mudry quien, en elaño 2010 me asesoró al respecto en el marco uncongreso de ecotoxicología.

Así en este transitar, llegamos, tal vez, a la madrede todas las elucubraciones: ¿Qué nos dicen losbioindicadores sobre la bondad de losinsecticidas denominados hogar y plantas? Acáteníamos a un acusado muy protegido por elhombre citadino u Homo urbanus. Con esta ideaen mente, realizamos ensayos con todos losbioindicadores descritos, cuestionando comoaños atrás en el ISIL, la publicidad de uno de losconsiderados amigables que decía: “Losinsecticidas tradicionales pueden ser eficaces,pero usan kerosene como solvente, que esagresivo y puede dañar a tus plantas. La fórmulaHogar y Plantas, en cambio, es muy efectivaporque no contiene solventes agresivos porque esa base de agua”. Pensamos que, si este productofuera más inocuo que otros tal se expresa, susbondades deberían sobresalir. Estábamos una vezmás poniendo la lupa en las publicidadestelevisivas, porque la etiqueta del envase, en letrareducida, advierte de todos los peligros, sobretodo, aquellos relacionados con los perjuicios alos ecosistemas acuáticos. Es bien conocido elimpacto de la televisión en la credibilidad de“Homo urbanus”, por tal motivo, el mensajedebería corresponder a las cualidades delproducto. Lamentablemente los medios masivosde comunicación siguen avivando la mentalidadinsectofóbica de “Homo urbanus” y losinsecticidas, siguen gozando de buenaaceptación. Pasamos a describir las experienciasrealizadas en aras de arrojar alguna luz sobre lossupuestos que subyacen a los supuestosplanteados, siempre creyendo en la educaciónambiental como una oportunidad de acciónpara el desarrollo sostenible (Grinberg, 1994).

Comenzamos con las pilas

Separamos las pilas en dos grupos: pilas con y sinmercurio para exponer a Artemia. Las aguascontaminadas a testear, en adelantedenominadas soluciones, se hicieron colocandopor botella: 1, 2, 4, 8 y 16 pilas en cada uno de losgrupos citados, y agregando 1 litro de agua de

red, 36 gr de sal y 0,8 gr de CaCO3 (Figura 6). A lasbotellas sin mercurio, las rotulamos como 1A, 1B,1C, 1D y 1E y a las que lo contenían como 2A, 2B,2C, 2D y 2E. A los ensayos los replicamos cuatroveces, con excepción de la solución de la botella2E, al que repetimos una vez más porque nopodíamos creer que directamentedesaparecieran allí las larvas. En la Figura 7 esposible advertir gran parte de los materialesusados en el manejo de Artemia.

Por otra parte, en las tablas 1 y 2 se observan losresultados vinculados a la supervivencia deArtemia en ambas soluciones de pilas: sinmercurio (Tabla 1) y con mercurio (Tabla 2). Sedestaca menor supervivencia en dos de las 10soluciones: 2D y 2E (P<0,05) que corresponden aaquellas soluciones con mercurio.

Como es dable advertir, no corroboramos quelas pilas sin mercurio sean perniciosas para los

Figura 6: Se visualizan las soluciones madre realizadas conpilas. A partir de ellas, se tomaban pequeños volúmenes parallevar a cabo las pruebas correspondientes. El grupo debotellas de la izquierda no contenía mercurio y el grupo decinco botellas de la derecha, sí. Foto: Aldo Mario Giudice.

Figura 7: Herramientas utilizadas para obtener nauplii conrelación a la evaluación de las soluciones de pilas. Seobservan las jeringas individualizadas para cada botella,evitando así alteraciones en la concentración ensayada. Labalanza Ohaus fue utilizada para medir las cantidadesexactas de sal, carbonato de calcio y huevos usados en eltest. Foto: Aldo Mario Giudice.

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seres vivos. Por lo expresado por Escalón (2009),nuestra corazonada era que toda pila causaríadaño apreciable. Si bien este estudio espreliminar, evidentemente los resultados estaríanquitándole cierto dramatismo a la problemáticaplanteada. En aquellos tiempos escribimos en losinformes finales: “…Hay que seguir evaluando lassoluciones, no solo en Artemia sino también,incluyendo plantas, a fin de poder apreciar mejorel efecto perjudicial de las pilas. Se cree ademásque sería importante para las soluciones queprobaron ser perjudiciales, someterlas a procesosde biorremediación a fin de evaluar estrategiasde detoxificación”. Dejamos planteadas laspropuestas.

Los líquidos limpiadores

Con estos productos, realizamos dos trabajos,una primera experiencia con bulbos de Alliumcepa y una segunda con Artemia. En la primera,utilizamos bulbos de entre 5 a 10 cm compradosen comercios de CABA. A los fines de organizar latarea en el laboratorio, formamos tres equiposcon los chicos de 5º año del CSTA, cada uno delos cuales debía traer botellas plásticas de 500cm3 y 20 bulbos. El equipo 1 trabajó con el grupocontrol (C), en el cual la germinación se sometióa agua de red; en tanto los dos equipos restanteslo hicieron con los grupos experimentales: Elequipo 2 expuso a los bulbos a los limpia pisos sinnonilfenol (E) y el equipo 3, los sometió a uno

similar pero con nonilfenol (PL). Esto devino enque pusimos en total a germinar 60 bulbos (Figura8) en agua de red por el lapso de cinco días, alcabo de los cuales eliminamos todos los bulboscon anomalías manifiestas y a los que quedarona partir de ahora, los llamaremos plantas.

Con las plantas seleccionadas comenzamos unexperimento que tendría dos fases: A) deexposición aguda en la cual se la expone alproducto y B) de recuperación a largo plazo, enla cual las plantas fueron retiradas del medio conel producto y puestas en agua que abarcó ellapso de vida de una planta de cebollamantenida en agua de red. En la primera deestas fases que se prolongó por tres días secolocaron las plantas en agua contaminada bajouna concentración para ambos productos de 1%o V/V. Posteriormente, en la fase B las pusimosen agua de red a los efectos de analizar cómocontinuaba el desarrollo luego del trauma al cualfueron sometidas, siendo la idea mensurar la saludde cada planta con todas las variables que se leregistraban, para lo cual se nos ocurrió “fabricar”un indicador de salud que lo llamamos índice devigor (IV). El IV estudia distintas alteracionesproducidas por el deterioro al que fue sometidadurante el tratamiento. Este resultó de lasumatoria de los valores de la longitud de raíces,el número de raíces, la presencia de hojas (+1), laausencia (0), la longitud mayor de hojas, elnúmero de hojas y el estado del bulbo valoradosubjetivamente en una escala de 1 a 10. A esteíndice, lo ajustamos en función del porcentaje desupervivencia de los tratamientos. Todas lassemanas, durante los cuatro meses que duró elseguimiento, analizábamos cada planta y alterminar le colocábamos agua nueva parafavorecer la oxigenación.

Los resultados de la fase A (exposición aguda)muestran que el control presentó raíces quealcanzaron una longitud promedio de 6,9 ± 0,8cm mientras que aquellas expuestas a líquidos sinnonilfenol (E) 3,5 ± 0,2 cm y con nonilfenol (PL) 3,0± 0,1 cm (Figura 9). El gráfico nos permite observarque las diferencias son significativas entre elcontrol y cada uno de los tratamientos pero queno se hallaron diferencias significativas entre lostratamientos (E) y (PL).

Tabla 1. Resultados obtenidos en la evaluación de lasupervivencia de Artemia en soluciones de pilas sin mercurio.El control fue testeado siete veces, mientras que el resto de lassoluciones fueron testeadas cuatro veces.

Tabla 2. Resultados obtenidos en la evaluación de lasupervivencia de Artemia en soluciones de pilas con mercurio.El control fue testeado siete veces, mientras que el resto de lassoluciones fueron testeadas cuatro veces.

Figura 8. Bulbos decebolla germinando en

la etapa aguda de laevaluación de líquidoslimpiadores. Se llega a

apreciar las botellas petde aproximadamente

500 cm3, utilizadas por losalumnos en el trabajo,

recortadas en el extremosuperior. En total la

experiencia arrancó conun N = 60. Foto: Aldo

Mario Giudice.

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Por otra parte en la fase B se observó un mayoríndice de Vigor (IV) del control en todos los meses.Entre los tratamientos se destaca que las plantasno sometidas a nonilfenol (E) si bien tuvieron unarecuperación constante (de julio a septiembre)en general, presentaron menores IV que aquellassometidas a (PL) y al finalizar la fase, tiende adisminuir, sinónimo de empeoramiento por lascondiciones artificiales del medio. Se subraya unaconstancia en el IV para las plantas sometidas a(PL). No obstante, en octubre, al degenerar elestado de las plantas, los IV del control, PL y E nose diferenciaron significativamente (K = 0,78;p>0,05) (Figura 10).

En el segundo trabajo, hicimos tres ensayos conArtemia, comparando un control con un grupoexperimental, al cual le anexamos dostratamientos con los líquidos limpiadores sinnonilfenol (E) y con él (PL) a dos concentracionesdiferentes, a saber: 1 ml de producto en 500 ml de

solución (SC) y 5 ml de producto en 500 ml de SC.Tal como se observa en la Tabla 3 lasupervivencia de Artemia en los controles fue de91,04% ± 8,03 (promedio de tres réplicas). Lacomparación del control con ambasconcentraciones de E, no arrojó diferenciassignificativas respecto a las soluciones con PL.

Resumiendo, tal se desprende de los resultadossobre los líquidos limpiadores en ambos trabajos,con cebollas y con Artemia, las consecuenciasfueron distintas. Para estas últimas se evidencióuna diferencia entre los limpiapisos carentes denonilfenol (E) de aquellos que los contenían (PL).Artemia expuesta al producto (E), tuvo mayorsupervivencia que en el producto (PL), avalandola publicidad que expresaba: …la línea deproductos Esencial, cuida la salud y el medioambiente… Ahora bien, los resultados concebollas fueron en sentido opuesto al primero; eneste caso no prevaleció el efecto amigable de E.Si bien somos concientes de las incertezasexperimentales, la duda queda planteada y bienvale la pena que sea “la piedra en el zapato”para el empresariado que produce ycomercializa limpiapisos de supuesta“amigabilidad ambiental”.

Y ahora: Los detergentes

Seleccionamos una marca al azar, siendo sufórmula química: dodecil benceno sulfonato desodio, espesantes, conservantes, esencia,colorantes y una biodegradabilidad del 80%. A finde cumplir con el objetivo de confeccionar unacurva de dosis-respuesta, sometimos a Artemia aconcentraciones de 0,1 a 10 %o (V/V) yevaluamos 20 concentraciones de solucionesacuosas de detergente, por considerar unnúmero apropiado para dar con el objetivopropuesto, en otras palabras, nos aseguramosbuena precisión en el resultado. En ciertos casos,replicamos el experimento hasta tres veces y elpromedio se usó para completar el gráfico dedosis-respuesta, que no es otra cosa que unsimple gráfico de línea, en el cual el eje X portalas concentraciones a evaluar (variableindependiente) y el eje Y la letalidad a esasconcentraciones (variable dependiente). A partir

Figura 9. Longitudes alcanzadas por las raíces de los bulbos deAllium cepa en la fase de exposición aguda de líquidoslimpiadores. Las barras corresponden a promedios en base aN = 18 (control), N = 19 (E: sin nonilfenol) y N = 17 (LP: connonilfenol).

Figura 10. Variación mensual en el índice de vigor (IV) deAllium cepa en la fase de recuperación a largo plazo en aguade red, de líquidos limpiadores. Control (curva azul, N = 18), sinnonilfenol (curva violeta, N=19) y con nonilfenol (curvaamarilla, N=17).

Tabla 3. Supervivencia (%) de Artemia en el experimento deanálisis de líquidos limpiadores con y sin nonilfenol. [Conc.]:concentración de líquido limpiador (ml de liquído limpiadorcada 500 ml de solución). En todos los tratamientos hubo tresréplicas.

E LP

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de él, pudimos obtener la concentración a lacual se observa un 50% de letalidad, simbolizadocomo LC-50 (0.36ml), guiándonos por losprocedimientos usados por Sobrero y Ronco(2004).

Llegado a este resultado y considerando laimportancia del zooplancton en las biocenosisacuáticas, fue inevitable extrapolarlo a las bocasde desagüe de la C.A.B.A. que se encuentran ala altura de la localidad de Berazategui, situadasa 2,5 km de la costa y preguntarnos: ¿En quévolumen de las aguas del estuario del Río de laPlata se alcanzaría la concentración LC-50obtenida por nuestro estudio? Con este propósitoy tomando en cuenta, según datos del INDEC(2010), que en C.A.B.A viven 1.250.000 familias yen cada hogar, según los cálculos de unaalumna, se estimó un consumo diario deaproximadamente 20 ml de detergente (o sea elvolumen de un tubo de ensayo) se llega a lavaloración de que el volumen total deldetergente utilizado en la ciudad por día, es de2.500.0000 de litros. Por lo tanto, aplicando laselementales reglas de tres simple, obtuvimos queel LC-50 se alcanzaría en un volumen de 6,94 x1010 m3 y suponiendo una profundidad media delrío de dos metros, esa concentración seobtendría solo con un día de uso de detergentesin considerar otras sustancias que se vierten juntoa ellos en la rutina de limpieza hogareña.

Los insecticidas

Con los insecticidas realizamos tres trabajos, unocon cada bioindicador (Lactuca sativa, Alliumcepa y Artemia). Para ello, utilizamos un control ytres tratamientos particulares: uno con hogar yplantas y los otros dos, con insecticidastradicionales no publicitados como amigables delambiente y de distintas marcas, extraídos al azarde las góndolas de los supermercados,

aproximando la concentración de los mismos a0.00533 gr/ml.

Para Lactuca sativa (lechuga) preparamoscuatro ensayos y cuantificamos germinación,longitud radicular y longitud de hipocótilodespués de 120 hs. de exposición a losinsecticidas. Con Allium cepa (cebolla)emprendimos dos ensayos con bulbos de untamaño promedio de 4.82±0.66 cm.; en el primerolos pusimos a germinar en cubetas con agua decontrol y aireación permanente durante 48 hs(Figura 11) y en el segundo, los colocamos en lassoluciones de prueba con aireación durantecinco días, midiendo al culminar la longitud de 10raicillas por bulbo. Por último, con Artemiarealizamos cuatro ensayos y cuantificamossupervivencia.

Respecto al análisis realizado con Lactuca sativa,tal se observa en la Tabla Nº 4, los valores de lasvariables no se diferenciaron estadísticamenteentre los tratamientos con los diferentesinsecticidas, es decir estos no afectaron lasvariables significativamente. En tanto, el controltuvo mayores valores respecto a ellos. Asimismo,observamos, en las plantitas de lechugagerminadas con hogar y plantas, aberracionesmorfológicas tales como radículas carentes depelos absorbentes y radículas ensortijadas. Porotra parte, con Allium cepa, el crecimientoradicular estuvo más afectado con losinsecticidas tradicionales. Respecto al control, lasradículas expuestas a hogar y plantas crecieronun 77% menos y por otra parte, se observaronradículas con crecimiento ensortijado al igual queen las plántulas de lechuga (Figura 12). Del mismomodo, pudimos observar que la supervivencia deArtemia fue igualmente afectada por todos losinsecticidas con relación al control y entre ellos,no hubo diferencias estadísticas significativas.

Podemos concluir respecto a los insecticidasutilizados en esta experiencia que, una vez más,la veracidad de la publicidad televisiva hogar yplantas no es confirmada, ya que los resultadosmuestran que la diferencia en toxicidad de esteproducto no es menor que en los otrosinsecticidas utilizados.

Figura 11. Teatro experimental para la ejecución del test deAllium cepa en la evaluación del efecto de los insecticidas. Seaprecian las cubetas especialmente mandadas a fabricar de22x22x4 cm, con los bulbos montados y los aireadoresconectados. Al iniciar la experiencia colocábamos un cartónen el frente de las cubetas para brindar la oscuridad querequería la germinación de los bulbos. Foto: Elisa Helman.

Tabla 4. Efecto de los insecticidas sobre los bioindicadores. A:“Hogar y Plantas” y B: insecticidas tradicionales. Tamaño demuestra = N..

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Reflexiones finales

Si confrontamos a los alumnos y a los docentescon verdades incuestionables; si nos quedamospensando en que las pilas no son tan tóxicas, quelas publicidades pueden mentir, que lo inocuo enpequeñas cantidades puede ser mortal engrandes medidas dado que mi pequeñacontribución en el ámbito de la CABA la tengoque multiplicar por tres millones de personas,entre otras reflexiones, habremos dado un pasoimportante en dimensionar las problemáticasambientales, que ya son conocidas por losestudiantes, pero tal vez vistas como algo ajeno,es decir, como problemas de otros.Evidentemente todos ejercemos de un modo uotro un impacto negativo sobre el ambiente perolo que resulta difícil es que tomemos conscienciade nuestra responsabilidad en la prevención de lacontaminación y sin quererlo, en ocasiones,desoímos el desafío de expresar conductas deamortiguación de la misma.

Aún con las carencias procedimentales que seseñalaron en lo que hace a la estructurasistemática, puesto que no era el objetivo quemovilizó estos trabajos previos, se han presentadointentos de indagaciones científicas conproductos químicos al alcance de los estudiantes,para que ellos puedan analizarlosexperimentalmente y sacar sus propiasconclusiones. La idea que nos movilizó en primerainstancia fue diseñar un camino para involucrarlosy hacerles comprender que atender a laproblemática de la contaminación de losrecursos naturales es una responsabilidad detodos y cada uno de los habitantes del planeta.Esto a nuestro criterio implica integración y laintegración es aprendizaje de un pensamientocientífico que lleva a apropiarse de situacionesconcretas e implica crecimiento personalaplicado a estas situaciones de impacto social(Furman, 2006). La escuela ritualizada enseña aconstruir muchos barcos que jamás serán puestosen el agua, en este sentido, este proyectomaratónico que compartimos en este espaciointentó enseñar a erigir un tipo de barco que sínavegará para arribar a puertos específicos.

Las vivencias narradas también nos permitieronvisualizar la naturaleza del trabajo de hormiga delos laboratorios, la rutina, a veces tediosa, deprotocolos que tarde o temprano se internalizantanto en la actividad de un docente que, alrecordarlas, parece mentira que pudieranhaberse implementado en un mar de horas-cátedra con las obligaciones burocráticas quegeneran. Pero hay algo que este trabajo no pudorecrear y que bien expresa Diego Golombek(2008): en los laboratorios se repiten losexperimentos cientos de veces, hasta que seobtiene una constancia en los resultados. Esteaspecto no se hizo rutina porque no se llegó amaterializar la profesión del laboratorio en torno ala ecotoxicología. ¿Motivos? Muchos, como porejemplo: la ausencia de colegas que tiren haciaun mismo lado, falta de director académico, decontactos profesionales; en definitiva, un docenteque hace frente a su propia erosión intelectual enun contexto de nula retroalimentación. Pero hayque hacerlo y tal vez, bien venga traer a colaciónla figura de Paul Ehrlich (bacteriólogo y premioNobel alemán) y su tozudez en llegar a unmedianamente exitoso experimento 606, peroantes hubo 605 intentos fallidos que él supo tomarcomo orientadores del camino experimental enfunción de encontrar su requerida “bala mágica”para combatir la sífilis (Wolovelsky, 2003). Creoque los procedimientos de la ecotoxicología bienmerecen bañarse de la paciencia, la fortalezaintelectual y la constancia contra todo, de llevaradelante una rutina procedimental al estiloEhrlich.

Agradecimientos

Agradezco a quienes me formaron en laecotoxicología: Marta Mudry y Nancy Andrioli(GIBE-UBA) y a los docentes del curso deposgrado de la Universidad Nacional Gral. SanMartín. A María Teresa Ferrero de Roqué, pordirigirme en este desafío que es la escritura. A losalumnos Sara Veliz, Sofía Varela, ÁngelesKrawczyk y Jimena Franzoni, que participaron enel Concurso “Los materiales y la humanidad” en elInstituto Sábato. A Elisa Helman y Rocío Chávez,por colaborar en los trabajos experimentales quellevó al Proyecto Beagle a presentar un trabajo enel III Congreso Argentino de la Sociedad deToxicología y Química Ambiental. A la comunidadeducativa del Santo Tomás de Aquino (UCA), enespecial a la rectora Lic. Ana Vitticioli, por permitirla realización de investigaciones escolares en ellaboratorio.

Figura12. Bulbo decebolla mostrandoradículas concrecimiento ensortijado,una aberraciónmorfológica significativay generada comoconsecuencia a laexposición de este bulboa la solución con elinsecticida Hogar yPlantas. Foto: Aldo MarioGiudice.

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RELATANDO EXPERIENCIAS DIDÁCTICASSi usted es docente y/o investigador y desea difundir su trabajo en esta sección, contáctese con

María Teresa Ferrero, responsable de la misma. ([email protected])

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