Un diálogo del siglo XVI español: «Eremitae», de Juan ... · Por otro lado, el excelente y...

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CRITICÓN, 52, 1991, pp. 41-90. Un diálogo del siglo xvi español: Eremitoe, de Juan Maldonado por Luis Jesús PEINADOR MARÍN (Universidad Autónoma de Madrid) ADVERTENCIA PRELIMINAR* El diálogo que edito en las siguientes páginas 2 salió de la misma pluma que mantuvo una cordial correspondencia con Erasmo y que logró crear textos de indiscutible interés histórico y literario. A Juan Maldonado, nacido en la aldea conquense de Bonilla hacia 1485, le tocó vivir el esplendor de las letras Carolinas, aunque su fama y su misma vida no pueden calificarse más que de grises. Gozó siempre de la protección de don Diego Osorio y no dejó de relacionarse con varios miembros de la nobleza, al tiempo que intentó cultivar los contactos y la amistad con notables humanistas españoles y extranjeros, no sólo durante sus estudios de Artes y Derecho en Salamanca, sino también en la capellanía que ocupó en la catedral de Burgos desde su juventud hasta su muerte en 1554. A juzgar por ciertos detalles de su vida y de su actitud hacia personajes de primera fila en el terreno intelectual o socio-político, podría pensarse que estamos ante un simple gregario de unos y de otros, sin ideas ni posturas originales. Sus obras son la mejor muestra de que tal impresión es falsa, precisamente porque a través de ellas se deja ver una frescura ideológica y artística que hace 1 La extensión del texto latino, de la traducción y de la anotación me impiden ofrecer aquí la amplia introducción y estudio que merecería este opúsculo. Me limitaré, por tanto, a presentar con la mayor brevedad al autor y a llamar la atención sobre los aspectos que considero más importantes en los Eremita:, en espera de un análisis más profundo en otro lugar. De cualquier modo, no tengo otro remedio que remitir a mi ponencia Apuntes sobre la edición de un texto en latín... {vid. Bibliografía), que debe servir como parte de esa introducción. Por otro lado, el excelente y completo estudio del profesor Eugenio Asensio que precede a la edición y traducción de la Paroenesis de Maldonado, junto con las también espléndidas y numerosas páginas que Bataillon le dedicó en su Erasmo y España (vid. Bibliografía) harían superfluo cualquier resumen y comentario rápido de su vida y obra. Así pues, aunque las aportaciones de ambos investigadores constituyen un soporte ineludible para cualquier observación sobre este humanista, evitaré repetir en lo posible lo que el lector encontrará en ellas y, por supuesto, los puntos que traté en mi citada ponencia. 2 En Apuntes sobre la edición de un texto en latín..., cit., he intentado demostrar que la única edición existente de los Eremitae (B.N.M., R/ 7935), sin datos editoriales, fue impresa en Estella por Adrián de Anvers entre 1550 y 1554, si bien es probable que la fecha en que fue escrito el diálogo deba adelantarse unos años.

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CRITICÓN, 52, 1991, pp. 41-90.

Un diálogo del siglo xvi español:Eremitœ, de Juan Maldonado

por Luis Jesús PEINADOR MARÍN(Universidad Autónoma de Madrid)

ADVERTENCIA PRELIMINAR*

El diálogo que edito en las siguientes páginas2 salió de la misma pluma que mantuvo unacordial correspondencia con Erasmo y que logró crear textos de indiscutible interés histórico yliterario. A Juan Maldonado, nacido en la aldea conquense de Bonilla hacia 1485, le tocó vivir elesplendor de las letras Carolinas, aunque su fama y su misma vida no pueden calificarse más que degrises. Gozó siempre de la protección de don Diego Osorio y no dejó de relacionarse con variosmiembros de la nobleza, al tiempo que intentó cultivar los contactos y la amistad con notableshumanistas españoles y extranjeros, no sólo durante sus estudios de Artes y Derecho enSalamanca, sino también en la capellanía que ocupó en la catedral de Burgos desde su juventudhasta su muerte en 1554.

A juzgar por ciertos detalles de su vida y de su actitud hacia personajes de primera fila en elterreno intelectual o socio-político, podría pensarse que estamos ante un simple gregario de unos yde otros, sin ideas ni posturas originales. Sus obras son la mejor muestra de que tal impresión esfalsa, precisamente porque a través de ellas se deja ver una frescura ideológica y artística que hace

1 La extensión del texto latino, de la traducción y de la anotación me impiden ofrecer aquí la ampliaintroducción y estudio que merecería este opúsculo. Me limitaré, por tanto, a presentar con la mayorbrevedad al autor y a llamar la atención sobre los aspectos que considero más importantes en losEremita:, en espera de un análisis más profundo en otro lugar. De cualquier modo, no tengo otro remedioque remitir a mi ponencia Apuntes sobre la edición de un texto en latín... {vid. Bibliografía), que debeservir como parte de esa introducción. Por otro lado, el excelente y completo estudio del profesorEugenio Asensio que precede a la edición y traducción de la Parœnesis de Maldonado, junto con lastambién espléndidas y numerosas páginas que Bataillon le dedicó en su Erasmo y España (vid.Bibliografía) harían superfluo cualquier resumen y comentario rápido de su vida y obra. Así pues, aunquelas aportaciones de ambos investigadores constituyen un soporte ineludible para cualquier observaciónsobre este humanista, evitaré repetir en lo posible lo que el lector encontrará en ellas y, por supuesto,los puntos que traté en mi citada ponencia.2 En Apuntes sobre la edición de un texto en latín..., cit., he intentado demostrar que la única ediciónexistente de los Eremitae (B.N.M., R/ 7935), sin datos editoriales, fue impresa en Estella por Adrián deAnvers entre 1550 y 1554, si bien es probable que la fecha en que fue escrito el diálogo deba adelantarseunos años.

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llamativa e injusta la escasa atención que han recibido hasta ahora. Su protector, Diego Osorio, fueerasmista, pero sería inaceptable ver el erasmismo de Maldonado como una postura mimética antelas preferencias de aquel. En realidad, habría que comenzar por determinar hasta qué puntocompartió las opiniones y juicios de Erasmo. En sus cartas a este da por sentado el lugarpreeminente que ocupa en la teología y en las letras, se convierte en "cronista" de las diversastendencias en estas tierras respecto al holandés y multiplica sus elogios y muestras de admiraciónhacia él (estilo muy frecuente en las misivas que se enviaban los humanistas). Sus primerosescritos también reflejan ese entusiasmo que, desde uno u otro punto de vista, estaba de moda nosólo en los círculos académicos y culturales. En Pastor bonus, su obra más destacada en estamateria, lanza severos ataques contra la corrupción eclesiástica y social, aunque, como advierteBataillon3, sabe mantenerse en un equilibrio realista y no llega a posiciones utópicas extremas. Locierto es que pronto inició un progresivo y explícito (esto es, a lo que creo, lo más importante)alejamiento de Erasmo, envuelto siempre en una cautelosa ambigüedad. Eugenio Asensio interpretadicho distanciamiento como la consecuencia de la burla y el rechazo que Erasmo manifestó en suCiceronianus hacia un amigo admirado y querido de Maldonado, Longolio, y hacia ciertos autoresitalianos como Pon taño, cuyo influjo sobre él está fuera de dudas4. Por 1541 Maldonado escribía:

Fuit mihi amicus Erasmus, quod placebat stylus et summa dicendi scribendique facilitas et copia.Sed, postquam eius libertas et audacia pronunciandi quod in animum induxisset coepit displicereconsentientibus plaerisque doctis, a nonnullis eius libris me paulatim auerti, doñee quid ecclesiadiiudicet intelligas.5

Es posible creer que se percató repentinamente de las "audaces" ideas de Erasmo y decidiómantenerse en la más escrupulosa ortodoxia de la Iglesia, o bien que no le gustó cómo su amigoLongolio había sido ridiculizado en el Ciceronianus. La primera opción no es admisible porquecuando Maldonado estaba en el apogeo de su amor por Erasmo ya eran de dominio público losjuicios que tanto le desagradarían pocos años después. En una carta escrita en marzo de 1527,Erasmo se extendía más de lo habitual explicando al capellán de Burgos el alcance de sus opinionesy defendiéndose de los ataques que sus adversarios le dirigían6, al tiempo que le declaraba suoposición a la secta ciceroniana. Maldonado, sin embargo, no varió por ello de postura en los añosque siguieron. Para entender estos vaivenes7, es preciso notar que el sedimento de erasmismopresente en los comienzos lo mantuvo hasta el final. Lo que sucede es que en ningún momentollegó a un compromiso radical y peligroso, situó sus censuras en cuestiones más o menos externas(casos de corrupción y abusos que no llegaban a pisar terrenos más resbaladizos de carácter

3 Op. cit., p. 337.4 Loe. cit., pp. 70-71 y 81-82. Longolio se convirtió en el abanderado del ciceronianismo y, como suelesuceder con las actitudes extremas, en una figura grotesca, en una especie de Quijote ciceroniano para loscontrarios -y aun neutrales- a dicha corriente.5 ('Tuve por amigo a Erasmo, porque me gustaba su estilo y su extraordinaria facilidad y riqueza parahablar y escribir. Pero, después que su libertad y audacia en publicar abiertamente lo que se le habíametido en la cabeza comenzaron a disgustarme, de acuerdo con la mayor parte de los hombres doctos, mefui apartando poco a poco de algunos de sus libros, hasta saber lo que decide la Iglesia.") Praxis siue delectione Erasmi, en Qucsdam opúsculo..., Burgos, Juan de Junta, 1541, f. V. Es curioso que losargumentos más sistemáticos contra Erasmo los dé en este diálogo Tomás, no Maldonado.6 La carta está traducida en Erasmo, Obras escogidas, ed. de Lorenzo Riber, 2* éd., Madrid, Aguilar, 1964,pp. 1688-1697.7 Cf. el análisis que de las "maniobras" de Maldonado respecto a Erasmo hace Miguel Aviles en Sueñosficticios y lucha ideológica en el Siglo de Oro, Madrid, Editora Nacional, 1980, pp. 116-120.

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teológico) y evitó roces con la jerarquía oficial. De ahí que en una obra posterior a Praxis siue delectione Erasmi como los Eremitœ no existan diferencias esenciales con, por ejemplo, Pastorbonus en la orientación ideológica. Maldonado no fue un erasmista en sentido estricto; sumentalidad realista y más bien pragmática debió aconsejarle contención y mesura en suacercamiento al erasmismo, aunque sea innegable una estrecha proximidad. Por eso, no creo quepueda apreciarse una evolución significativa de su pensamiento, salvo en un plano superficial dedeclaraciones que lo mantuvieran a cubierto de posibles chaparrones inquisitoriales. No sé tampocosi el desagrado personal que le produjo el Ciceronianus tuvo la importancia que el profesor Asensiole concede, ya que, al margen de que Maldonado estuvo muy lejos de ser ciceroniano (en suacepción técnica), no hubo, en lo que he podido alcanzar, un alejamiento sustancial de sus propiosplanteamientos cuasi erasmistas, sino un movimiento, insisto, de cara al exterior. Además, seríaexcesivo atribuir una transformación de sus convicciones profundas a la indignación por la mofa deErasmo hacia su amigo Longueil; en todo caso, no habría pasado del enfriamiento personal derelaciones con el humanista holandés, opinión que no dista demasiado de la defendida por EugenioAsensio, cuyo penetrante análisis del problema concluye con unas palabras que dan la clave paracomprender e interpretar a nuestro autor: "Maldonado fue ante todo un literato que intentó aunar lastendencias estéticas del humanismo italiano con el fervor y las perspectivas actuales delhumanismo erasmiano"8.

En efecto, lo más novedoso, original e interesante al estudiar sus obras, y sobre todo losEremitœ, es el plano literario.

La obrita que nos ocupa es una sucesión de diálogos que tienen lugar en el mismo marco, esdecir en la misma situación espacio-temporal que sirve de escenario a las conversaciones de losinterlocutores: Alfonso, ermitaño y primer protagonista, que pronuncia el monólogo inicial yestará presente hasta el final; Alvaro, ermitaño novel y segundo protagonista, que sale tras elsoliloquio de apertura por parte de Alfonso y cierra la obra con la confirmación de su recienteresolución; Gonzalo, ermitaño experimentado y tercer protagonista, encargado, en la conclusión deldiálogo, de sintetizar su mensaje. Además de estos tres interlocutores principales, aparecen otrastres parejas secundarias que no dialogan con ellos: Rebolledo, cazador y jugador arruinado, ahoraarrepentido, junto con Rodolfo, prebendado corrupto; Lupino, mercader de trigo, y Vulpeyo,porquero; Gelasio, viejo verde, y Flora, doncella, dibujada -ya desde el mismo nombre- conmarcados trazos de festiva, picara e irónica ambigüedad.

Antes de comentar la estructura global, repasaremos cada una de las partes integradas en ella. Loque Alvaro cuenta a Alfonso sobre su vida es un relato lineal centrado en dos episodios: eldesengaño "amoroso" y el desengaño profesional, que lo conducen a buscar la soledad de losbosques. Algo parecido sucede con lo que se cuentan Rebolledo y Rodolfo: el primero recuerdacómo los vicios de la caza y el juego lo han llevado a la ruina y Rodolfo cómo ha caído en lacorrupción de empeñar su sacerdocio por dinero. En el episodio de Lupino y Vulpeyo no hayrelato, sino un enfrentamiento dialéctico en el que quedan al descubierto el modo de trabajar yobtener ganancias de uno y otro. Tampoco el pasado de Alfonso puede considerarse un relato comotal; más bien es el conjunto de reflexiones y de impresiones que tuvo sobre la vida y el mundo. Encambio, la historia de Gonzalo es la más elaborada y, sin duda, la base de la obra. Guerra, saqueos,juego, adulterio..., todo encamina a Gonzalo al encuentro y conversación final con el guarda de laermita, que sirve de cierre a su narración y de epílogo y conclusión moral a todo el diálogo.

8 Loe. cit., p. 83.

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Fijémonos ahora en el conjunto. Lo que podrían ser episodios aislados y sin relación entre síadquieren cohesión gracias al marco que ha sabido construir Maldonado. El monólogo inicial deAlfonso introduce y presenta la situación de la obra, donde el marco dialogístico es el componenteque conforma todo su desarrollo. En multitud de diálogos renacentistas lo único importante son lasintervenciones de los interlocutores, su contenido, y el marco es un pretexto o un adorno que seolvida desde el mismo comienzo9. Sin embargo, aquí casi alcanza un valor sustancial. Lo que cadapersonaje cuenta y expone es, por supuesto, el núcleo y la razón de ser del opúsculo, pero elpasado de los tres protagonistas se ve interrumpido por varios personajes que dialogan en el mismolugar y momento que ellos. Una nota evidente en la elaboración de este escenario ficticio es elhumor como recurso estético que sirve, además de sus funciones risibles propias, para que lospersonajes sean más reales10 y para que el texto afiance su realismo en la semejanza con momentosagradables y divertidos de la vida. La broma que Alfonso gasta a su amigo Alvaro al fingir que nolo conoce en el encuentro inicial ya indica el tono que va a reinar en el agradable y pacíficoambiente de las conversaciones, en coherencia con la amenidad del lugar y con los propósitos depaz de los ermitaños. Más adelante, Rodolfo y Rebolledo se percatan de que Alvaro y Alfonso hanestado escuchando sus confidencias y se están riendo de ellos; la indignación de los ermitaños anteel desprecio de aquellos marca un segundo momento cómico, cuya fina ironía nos advierte quenuestros protagonistas son de carne y hueso, no figuras de acartonada perfección a las que ya nadade este mundo puede afectar. Por último, la breve escena (muy próxima al estilo del teatro escolarrenacentista) en la que el viejo Gelasio intenta seducir a la joven Flora sucede también ante losojos de Alvaro, Alfonso y Gonzalo, en el lugar y momento que enmarcan los recuerdos de este. Denuevo, es un episodio cómico que aporta al marco dialogístico cierto carácter dramático (sólocierto), porque hace de él un posible espacio escénico en el que se desarrollan acciones por mediodel diálogo. Sin embargo, no creo que sea acertado llevar las cosas más allá y definir la obra como"una pequeña comedia en un acto y varias escenas", según hizo Bataillon11. Habría que admitircomo punto de partida que estamos ante un diálogo humanístico que explota magníficamente todassus posibilidades. La discusión sobre esta apreciación es de tal complejidad y extensión que aquí noes posible ni siquiera plantearla (para empezar, ya es cuestionable hablar de diálogo renacentistacomo un corpus homogéneo). Dejaré sólo constancia -de forma provisional- de mi opinión.Maldonado, que supo también construir sus otros diálogos aprovechando con fluidez loscomponentes que le brindaba el modelo dialogal, ha experimentado e innovado, creando una obritaque, pese a todo, no rompe el molde del que ha surgido, esto es, el diálogo de su época, cuyosfrutos unas veces fueron de una penosa esterilidad literaria, pero en otras ocasiones ofrecieronpersonajes de enorme riqueza, coloquios vivos y frescos, marcos y entornos plenamente madurados,formas de otros géneros (como la narración o la escena semi-teatral) integradas en lasinterlocuciones... (pensemos en obras muy próximas en el tiempo a los Eremita, tales como ElCrotalón, el Viaje de Turquía, los Coloquios de Torquemada, etc.). En todas ellas se adivinan o seperciben claramente nuevas tendencias y horizontes que quieren escapar de la forma dialogada de loshumanistas; sin embargo, este modelo permaneció en sus estructuras como el soporte sin el cualtodo lo demás habría perdido sentido y coherencia.

9 Vid. un estudio de conjunto en Jesús Gómez, El diálogo en el Renacimiento español, Madrid, Cátedra,1988.1 0 Es obvio que esto nada tiene que ver con la clásica asociación entre el estilo bajo, personajes yasuntos humildes, y comicidad. Vid. nota 30 de la traducción.11 Op. cit.,p. 647.

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La comedia, en definitiva, es una cosa y el diálogo humanístico otra. Lo que les pasa a lospersonajes en el relato de sus vidas pertenece al campo de la narración; lo que les sucede en el breveperíodo de su encuentro y conversaciones (lo que abarca el marco) no posee suficiente entidad comopara convertirse en la trama de una comedia. Es tan sólo un escenario dialogístico perfectamenteconstruido.

La riqueza literaria de los Eremita llevó también al insigne hispanista francés a relacionar esteopúsculo con la novela pastoril por una parte y con la picaresca por otra12. Veía en su nuevobucolismo un precedente de la Diana de Montemayor y el contenido de las vidas de Alfonso y deGonzalo le recordaba el Lazarillo y el Guzmán de Alfarache respectivamente. Resulta curioso quese establezca simultáneamente una vinculación entre el texto de Maldonado y dos fórmulasnarrativas cuya relación y postura ante la realidad son -pese a todos los matices que se quierahacer- tan distintas13. No obstante, aquí no observamos contradicción, porque las diferenciastécnicas con ambas fórmulas son manifiestas. Nuestro humanista no ha creado ninguna poéticanueva, simplemente ha combinado componentes de diversas procedencias literarias bien conocidascon un resultado novedoso y original en el contexto del diálogo renacentista, pero de proximidadcon la novela pastoril y picaresca14 limitada sobre todo a ciertos motivos arguméntales.

Una vez más, se impone precisar lo anterior para no cometer la injusticia de soslayar logrosimportantes en los Eremita. Además del auténtico compromiso con la denuncia de seriosproblemas de su tiempo (lo que lo aproxima aún más al "gusto picaresco"15), hay que destacar elinteligente y moderno uso del punto de vista. Ya la forma dialogada es un medio inmejorable paracontrastar actitudes diferentes ante la realidad. Pero Maldonado ha sabido conjugarlo brillantementecon el plano narrativo. Hay un buen ejemplo al comienzo de la obra: al dar cuenta del camino quesiguió Alvaro después de su infancia, Alfonso nos ofrece su particular visión del compañero,centrándose sobre todo en su irritante petulancia. Un poco más adelante, el propio Alfonso relataese mismo período, aunque, como era de esperar, la imagen que nos ofrece de sí mismo no coincideprecisamente con la de su querido amigo. Puntos de vista diversos, pero complementarios, queaproximan un texto literario a la variedad de matices de la vida. En íntima conexión con esto, seencuentra lo que María Rosa Lida llamó "presentación ilusionista"16 y que Francisco Rico haestudiado magistralmente y con más amplitud bajo el epígrafe "el engaño a los ojos"17 respecto al

12 Ibid., pp. 647-648.13 Cf. Antonio Rey Hazas, Introducción a la novela del Siglo de Oro. I (Formas de narrativa idealista), enEdad de Oro, 1, 1982, pp. 65-105 y, del mismo autor, Poética comprometida de la "novela picaresca", enNuevo Hispanismo, 1, pp. 55-76. En ambos artículos se explica con claridad cómo unos autores creabanuna literatura evasiva, sin enfrentamiento directo con la realidad social (caso de la novela pastoril),mientras otros elegían un género, el picaresco, cuya poética se basaba en el tratamiento de asuntossociales, etc.14 Excelentes estudios de la novela pastoril pueden verse en Francisco López Estrada, Los libros depastores en la literatura espartóla. La órbita previa, Madrid, Gredos, 1974 y Juan Bautista Avalle-Arce,La novela pastoril española, Madrid, Istmo, 1975. Para la picaresca, vid. los libros fundamentales deFemando Lázaro Carreter, Lazarillo de Tormes en la picaresca, Barcelona, Ariel, 1978 y Francisco Rico,La novela picaresca y el punto de vista, 3* éd., Barcelona, Seix Barrai, 1982.15 Expresión de Alberto del Monte, Itinerario de la novela picaresca española, Barcelona, Lumen, 1971,p. 58.!* Función del cuento popular en el "Lazarillo de Tormes", en Actas del Primer Congreso Internacional deHispanistas, Oxford, 1964, p. 356.17 Op. cit., pp. 35-44. Rico distingue los planteamientos artísticos medievales de la concepción versátilde la realidad que impera, como señala Panofsky, en el arte del Renacimiento. Cf., respecto a esteproblema, en Cervantes, Américo Castro, El pensamiento de Cervantes, Barcelona, Noguer, 1980,

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Lazarillo. Citemos sólo dos casos significativos. El lector acompaña a Alfonso y a Alvaro (este enfunción de narrador) en el lamentable para uno y divertido para los demás recuerdo de los dospercances nocturnos ante la puerta de la doncella que ama. Cada receptor de los sucesos saca susconclusiones y opinión sobre el caso, exactamente igual que Alvaro, incapaz de asegurarrotundamente que todo (y he aquí la sorpresa) fue urdido por un rival. A nosotros nos queda la duda:¿fue una burla de la picara muchacha, fue una venganza del rival, fue una confabulación entreambos...?

Mientras Gonzalo cuenta el asalto que sufre a manos de unos ladrones cuando perseguía alamante de su mujer, él y los lectores bien pensados creen que la culpa fue sólo de la mala suerte;Alvaro y Alfonso, más perspicaces, le echan un jarro de agua fría al sugerirle la posibilidad de quese hubiese tratado de una emboscada tendida por el amante. Gonzalo se sorprende y manifiesta unainquietud que pronto elimina gracias a su fe.

Considero que todo contribuye a crear un texto ambiguo, donde pocas cosas tienen una lecturaunívoca. Incluso ciertas aserciones morales hay que tomarlas a veces con reservas. Después deconocer las barrabasadas de Rebolledo, sus propósitos de alistarse en la milicia para expiar susculpas pueden parecemos laudables y definitivos; pero el contexto de la obra muestra coninsistencia lo desatinado de tal solución. Tampoco la idea de peregrinar a Jerusalén que adelantaRodolfo es, a la luz del erasmismo y de lo que deciden los tres protagonistas, lo mejor que podríahacer (aunque, bien es verdad, para Maldonado no era el peor camino posible). ¿Qué habría pasadosi las compañeras de Flora no hubiesen interrumpido el encuentro con Gelasio? ¿Quién es másculpable del adulterio, Gonzalo o su mujer? ¿Ha alcanzado Alvaro, e incluso Alfonso y Gonzalo,tanta sabiduría experiencia como ellos mismos creen? (Alvaro, por ejemplo, decide retirarse delmundo -con una precipitación que sorprende a Alfonso- por un desengaño material concreto, nopor una convicción profunda; si hubiera ganado el pleito no habría pensado en cambiar de vida). Sicomparamos los Eremitœ con muchos otros textos contemporáneos será más fácil todavía percibirla "incomodidad" que sentimos al no obtener siempre lecturas claras, precisas y seguras en eldiálogo de Maldonado.

Todo nace, en última instancia, del deseo de verosimilitud y, más, de realismo que lo recorre deprincipio a fin. Hay un firme propósito de coherencia interna que haga creíbles todos los episodiosy les dé apariencia de realidad. Por eso los Eremitœ están más cerca de los caminos por los que sellegaría pocas décadas después a las concepciones modernas de novela que otras fórmulas narrativasde esos momentos, como las que, también insertas en un diálogo, siguieron el modelo lucianesco(El Crotalón, el Diálogo de las transformaciones..^.

pp. 82-90. Antonio Vilanova estudia -refiriéndose al Lazarillo- el engaño de las apariencias externasen la vida a la luz de la importancia que en Erasmo tiene el problema de la falsedad radical del vivir y de loque percibimos a primera vista (Fuentes erasmianas del escudero del "Lazarillo", en Serta PhiloiogicaF. Lázaro Carreler, II, Madrid, Cátedra, 1983, pp. 557-587).18 No comparto la escasa importancia que concede Antonio Rey a la "mayor o menor verosimilitudargumentai" cuando compara la picaresca con los relatos lucianescos (Poética comprometida..., cit.,pp. 61-62). Aunque el problema va mucho más allá de que un personaje cuente sus transmigraciones o suúnica vida, lo cierto es que el punto de partida radicalmente increíble y fantástico de la metempsícosisecha por tierra cualquier intento serio y coherente de construir un conjunto verosímil, a no ser queelabore un artificio literario tan ambiguo y magistral como el que consiguió el genio cervantino en elColoquio de los perros, lo cual no es el caso aquí. Cf. las interesantes páginas que Miguel Aviles dedica ala verosimilitud en el Somnium de Maldonado, op. cit., pp. 137-143.

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Permítaseme, casi al terminar, un pequeño inciso para manifestar una intuición. Creo queVicente Espinel, gran latinista, pudo inspirarse, entre otros, en los Eremitœ al escribir su Marcosde Obregón. Enumeraré únicamente los puntos de coincidencia más destacados:

- Marcos cuenta su vida a un ermitaño.- Primeros estudios con un gramático y después en la Universidad de Salamanca.- Se alista en la milicia (aunque el ejército no llega a partir por causa de una epidemia).- Burlas nocturnas en lances amorosos.- Sirve a grandes señores.

No se me escapa que casi todos estos elementos están en otras novelas picarescas también(verbigracia Guzmán de Alfarache). Pero la orientación me parece mucho más próxima entre lasobras de Espinel y Maldonado, que, además, tienen en común importantes componentesautobiográficos y referencias concretas a acontecimientos históricos19. En cualquier caso, se tratasólo de una sugerencia en la que se necesitará profundizar más.

Estamos, en fin, ante un texto renacentista, de arquitectura simétrica, cuyos componentes (en elplano estructural y en el contenido) están dispuestos en un evidente equilibrio clasicista (no podíaser menos en un entusiasta del mundo greco-latino como Maldonado). Asimismo, es innegable laraíz de moderado erasmismo que alimenta cada palabra del texto. No en vano fue un coloquio deErasmo, el Coüoquium senile, su punto de partida, aunque el desarrollo narrativo -y literario, sinmás- que consiguió nuestro autor supera con mucho, en mi opinión, al escrito del humanistaholandés20. Aprovecha elementos de todo tipo (humanismo, literatura italiana, experienciaspropias, etc.) y crea una obra de ficción, pero apegada a la realidad que vivió. Su crítica social e,incluso, religiosa revelan una actitud comprometida (dentro de lo que cabía, claro), que trasluce,quizás, una esperanza de reforma. De ahí que el motivo central del diálogo, el desengaño frente almundo, sea más un pretexto para desarrollar literariamente variados asuntos y temas que unaamargura y desencanto reales.

Criterios de esta edición

Sólo recordaré que, en la edición del texto latino, desarrollo todas las abreviaturas y regularizola puntuación. Empleo paréntesis angulares (< >) para las partes que restablezco por conjetura yencierro entre corchetes ([ ]) lo que debería suprimirse.

Reduzco la anotación a las referencias indispensables para situar y encuadrar el diálogo en sucontexto histórico, ideológico y literario.

Respecto a la traducción, he preferido sacrificar una mayor agilidad y belleza estilísticas enbeneficio de una traducción lo más literal posible, con el fin de no alejarme demasiado del textooriginal, que es lo realmente importante21.

J9 Vid. Vicente Espine], Vida del escudero Marcos de Obregón, ed. de María Soledad Carrasco Urgoití,Madrid, Castalia, 1980, 2 vols.2 0 Está traducido en Obras escogidas, cit., pp. 1153-1163. Abundan, por supuesto, motivos comunes(por ejemplo, la ruina por el juego de Panfilo -Pampiro en esta traducción-, que pretexta un naufragio ypiensa en ahorcarse, peregrina a Jerusalén y vuelve peor, entra en la milicia, etc.) y postulados moralessimilares (si bien Maldonado no carga las tintas como Erasmo en la reforma de diversos aspectos de lafe). La diferencia está en que el literato burgalés vuelve la mirada también hacia otros modelos literariosy se deja llevar por su propia inspiración para dar como resultado algo que, sin perder el aire de familia,es completamente distinto, nuevo y original.21 Todos los criterios de edición y varios aspectos más están tratados con detalle en mis Apuntes sobre laedición..., cit.

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Agradezco muy sinceramente a la Dra. Carmen Gallardo, profesora titular de latín de laUniversidad Autónoma de Madrid, su meticulosa revisión de mi traducción. A ella va dedicada estaedición. Mi gratitud también para mis amigos Emilio Blanco y José Montero por sus valiosassugerencias respecto al estilo del texto traducido.

Bibliografía

/. Obras de Juan MaldonadoHispaniola, Burgos, Juan de Junta, 1535 (B.N.M., R/ 1862. Hay una primera edición perdida de

1521). Edición moderna a cargo de María Ángeles Duran Ramos (vid. apartado II).Parœnesis ad politiores literas adversus grammaticorum vulgum, Burgos, Juan de Junta, 1529

(Biblioteca Universitaria de Zaragoza, H-II-206). Traducido y editado por Juan Alcina Rovira,con amplia introducción de Eugenio Asensio (vid. apartado II).

Vitœ sanctorum brevi elegantique stylo compositœ..., Burgos, Juan de Junta, 1531. (Existenmuchas ediciones).

Quœdam opúsculo nunc primum in lucem edita. Burgos, Juan de Junta, 1541 (B.N.M., R/ 5447).Contiene: De fœlicitate christiana; Praxis sive de lectione Erasmi; Somnium (traducido porMiguel Aviles; vid. apartado II); Ludus chartarum Triumphus; Desponsa cauta.

Opúsculo quœdam docta simul et elegantia, Burgos, Juan de Junta, 1549 (B.N.M., R/ 5448).Contiene: De senectute christiana; Paradoxa; Ludus chartarum Tridunus et alii quidam;Géniale iudicium sive Bacchanalia; Oratiuncula per adolescentulum habita Lucanalibus;Pastor bonus (ya había sido impreso en Burgos por Juan de Junta hacia 1531, segúnE. Asensio).

De motu Hispaniœ . Hay dos manuscritos, uno en El Escorial y otro en la B.N.M., Ms./ 6351. Latraducción que de este diálogo hizo en 1840 José Quevedo la ha editado Valentina FernándezVargas (vid. apartado II).

Eremitas , impreso junto a la Linguae latina; exercitatio de Vives, Estella, Adrián de Anvers, ca.1550 (?)(B.N.M.,R/7935).

Nicolás Antonio da noticia de una Historia Regum Catholicorum Ferdinandi et Elisabetœ,desaparecida.

//. Estudios(Consigno exclusivamente los principales trabajos que contienen referencias específicas aMaldonado)ASENSIO, Eugenio. Juan Maldonado (c. 1485-1554) y su "Parénesis" o el humanismo en la época

de Carlos V. Es la introducción a la Parœnesis , ed. de Juan Alcina Rovira, Madrid, F.U.E.,1980, pp. 5-92.

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ASENSIO, Eugenio. Ciceronianos contra erasmistas en España. Dos momentos (1528-1560). EnRevue de Littérature Comparée, 52,1978, pp. 135-154.

AVILES FERNÁNDEZ, Miguel. Sueños ficticios y lucha ideológica en el Siglo de Oro. Madrid,

Editora Nacional, 1980, pp. 107-178.

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50 LUIS JESÚS PEINADOR MARÍN Criticón, 52, 1991

EREMITA,per Ioannem Maldonatum.

Opusculum sane ad latinae linguae exercitationem conducibile omniqueeruditionis genere refertum. Nuncque primum in lucem emissum.

Alfonsus, Aluarus.

ALFONSUS: O bona sors faustusque successus! Me quidem non pcenitet vitae rationis priorisquepropositi. Soliuagam institui vitam eamque sum constanter amplexus; et adhuc nihil video curmeum consilium existimem improbandum. Nam quae me cura versabat et anxium nonnumquamreddebat deposita penitus est et omnino reiecta. Aluarus, aequalis meus et amicus, cum quo puerego puero familiariter vixi, literis se tradidit, quo iurisperitus et clericus eruditus euaderet; cumquestuderet vtrumque venari, iam et incubuisset abunde grammaticae, Salmanticam adiit, vt voti fieretmaturius compos. Huic, fateor, inuidere cceperam, quod mese sortis ac conditionis adolescens adecclesiasticos honores euectus et iurisperitus me videretur contempturus et nihil plane facturus.Mea praesertim concepta est inuidia cum ante annum hue rediit, vt parentes viseret. Erat indutuseleganter, incedebat molliter, sinus chlamydis inambulando rotabat et capitis motu significabat<doctos> se cunctos nihil penderé; quare nonnull<is me> corripuerat inuidia, quod adolescens, cum<illo> paria feceram puer, tam me praecederet, [83r.] vt <quidem> videretur non nucis facturus.Sed ecce nunc insperato, reiectis vestibus ex filo tinctuque peregrino, montes cupit incolere. Fortevsu didicit, vt ego, securiorem esse vitam quse ducitur in syluis simpliciter quam quœ in hominumfrequentia sexcentis affectibus implicita planeque oppressa. Quem tamen video indutu syluanovenientem, non autem incessu? Tardus ille motus et illa capitis succussio, defixis in terram oculis,magis est philosophorum quam rura colentium. Agnosco plane signa quaedam Aluari mei. Hem!ipsus est plane. Tam repente mutauit induuias? Quid sibi quaerit? Quid secum ratiocinatur? Noster,opinor, vetus amor ipsum ad me rapit, vt consulat de vitae ratione. Prius tamen ex hoc dumocognoscam quid cornicetur, quid, visis meis inter ilices ouiculis, gestiat.

ALVARUS: O syluam amcenissimam, quandiu distuli venire ad te, sum vitas dulcedine priuatus!Vtinam pueritiam et adolescentiam in hac opacitate traduxissem! O vos, oues felices, quae sempervt lubet erratis! Sed feliciorem vestrum custodem, qui secundum naturam viuit, qui vitam agit vnotenore, vno ductu, vna eademque ratione constantem, qui auras veré carpit vitales. Quempercontabor de meo veten sodali, quem <in> hac habitare sylua sum doctas? Oues errant<incu>stoditae paucae. Dormit certe pastor aut la.<te> évitât meum occursum, et ipsae consuetapas<cua m>onte iam seruant. Heus, heus! Quis agit <has oues> ? Heus, pastor! Si forte lates, neme sinas [83v.] anxium aberrare. Amans sum montium ac syluarum.

ALFONSUS: Simulabo non nosse hominem. Quis tu es qui pastores inclamitas, quasi nouus in hacsylua sis hospes? Die nomem et veniendi causam.

LOS EREMTT/E DE JUAN MALDONADO 51

ALVARUS: O mi Alfonse charissime! Tam es oblitus veteris amici, vt neque praesentem etalloquentem agnoscas?

ALFONSUS: O Aluare amice! Quis nouerit te tam immutatum? Quis ad pascua te venturum hodiesic indutum putaret? Audieram quidem de proposito mutandae vitae, daturutn tamen te spatiumaliquod consulendis parentibus atque cogitationibus confirmandis existimaueram. Sed complectar;salue, dulcis amice.

ALVARUS: Sis tu saluus et felix. Vide1 quid valeat tempus. Putastine hoc accidere posse, syluas vtappeterem et magalia?

ALFONSUS: Nunquam equidem. Quis crederet, inter delitias te versatum, ad solitudinem fugiturum?Sed commémora mihi, quaeso, quid tibí displicuerit in priori fortuna, quid adeo non probaueris,quod hue te detruserit, et sorte consolabor te fortunamque tuam istam non omnino pœnitendamconfirmabo. Nam, etsi inuidebam nonnumquam tibí, cum altius mecum reputabam, securitatemhanc et simplicitatem omnibus viuendi rationibus anteferendam persuadebam mihi. Sed explicacursum vitœ tuas, quo laeta cum tristibus conferamus; et erit tibi fortassis solamen non leue, cumquid ego etiam fuerim expertus intellexeris.

ALVARUS: Sedeamus igitur, sum aliquan<tum> defessus, et a principio repetam, tuque vicissi<mquid>habeas ad meam consolationem comperti sign<ifica>bis.

ALFONSUS: Bene mones2, iuniperus nos illa <cum um>bra teget, si tibi sol nimius videtur.

ALVARUS: <Exar-[84r.]deo> quidem ex sole. Sed audi. Fuimus vna pueri nosti; prima simulelementa didicimus; contendebamus a pœceptore dimissi iam lucta, iam saltu, iactu nonnumquam,interdum etiam festis quibusdam diebus equitando certabamus; et si quoddam diuertendum mihi eratabs te, desiderio tenebamur vterque alterius. Tandem pater me grammaticis tradidit neque mihidisplicuit eius consilium, quoniam eram in literas mirandum in modum affectus. Duobus annisprioribus satis profeceram, sed cum praediti adolescentes hue et illuc me iactarent, demum ineorum mores indutus, deperire cœpi virginem, institoris filiam, qua? me sane perdidit. Aderamenim quotidie pro valuis institoris neque me poteram inde reuellere; prospectabam virginem, oculisprodens interius ardentem amorem. Illa reiectabat ocellos in me petulantes et lasciuos. Quidagerem? ^Estuabam plane; prodeuntem obseruabam, sequebar vestigia. Aderam in templodeprecanti, in circo spectanti, in pompis religiose cum matre subsequenti. Tum eius pedissequae,quae larga spe meum reficiebat animum, nunquam deeram vel in fonte adaquanti, vel in fluuiolauanti, vel in furno pinsenti. Tandem virgo, victa meis affectibus, et ipsa vicissim, vt mihisignificare volebat affecta, colloquium promisit, si primis adirem tenebris. Adiui; descendit cumpedissequa in partem domus secretam. Ibi, pro praeditos hominum mores, quae dixi, quœ simulaudiui! Non promittebat, sed negare se velle videri nolebat. Tactus respuebat, sed illos appetererisu et arrisu, nutu et abnutu, omni denique gestu significabat. Verum, cum eodem [84v.] tribuspostea noctibus per interualla colloqueremur lasciuientes, nihil aliud quam osculum semel arripui.Nuptias offerebat libenter, quod meum diuitem esse patrem sciebat; et ego, ni casus quidam meumrefrigerasset amorem, nuptias, abiuratis literis et sacerdotiis, pepigissem.

1 En el texto vide (= videm).2 En el original, moues, evidente errata, ya que la expresión bene (o recte, optime, etc.) + moneo es muyfrecuente tanto en el latín clásico como en la época de Maldonado. Cf., por ejemplo, Pontano, Opera,Basileae, 1556, vol. H, pp. 1139, 1203, 1232, ele. y Juan Luis Vives, Ludus chartarum, en la ed. de laLinguœ latinee exercitatio impresa con los Eremita, f. 62.

52 LUIS JESÚS PEINADOR MARÍN Criticón, 52, 1991

ALFONSUS: felicem casum iudicauerim qui te ab insanis amoribus auerterit. Nam eiusmodi puella;quae facile veniunt in nocturnum colloquium, non eam habent naturam et mores quos AlexandriMagni equo praedicant fuisse, qui passus est vnicum, dum vixit, sessorem. Raro reperiasindomitam et ephippiis insuetam. Sed narra casum.

ALVARUS: Casus potius quam casum memorabo. Sed vnde tibi nota est Alexandri Magni historia?

ALFONSUS: Putasne me rerum omnium ignarum? Semper fui cupidus legendi et, antequameremitam profiterer, legi vulgari sermone non ociosas historias. Sed, age, commémora de amorerefrigerato.

ALVARUS: Currebam ad dilectam virginem noctu dulciterque me quidem illa excipiebat, quamuisequidem, praster raptum osculum, extorsi nihil. Et ecce nocte quadam ad ianuam, vel certe nonlonge, vi máxima sordium et excrementorum obruor; tantusque foetor erat, vt suffocabundusemiserim gemitum. Et,cum fenestris educerentur cerei, fimo penitus inuolutus, ne cognoscereraufugi. Tota me nocte tergere famuli non valuerunt proximaque luce rasi caput lixiuioque laui.Non tamen iis quindecim diebus ab illo fœtore me satis vindicaui. Audistine infeliciores amores?

ALFONSUS: Ego sane mer-[85r.]daceos potius appellauerim quam felices. Doleo quidem vicemtuam, nam casus fuit infaustus.

ALVARUS: Enimuero ita mihi grauis fuit, vt monachatum profiteri cogitauerim. Verum, cum perdies aliquot distulissem, reuixit ignis ille venereus et, simulans febricitasse, repeto locum adhoram consuetam. Illa aegre tulisse meam absentiam dicit,intellectaque causa, doleré se maximesacramento confirmât. Luctamur, digladiamur, nunquam tamen ad vulnera peruenimus, quod blanderepugnabat illa et ego victoriam ad meliorem opportunitatem differebam. Cum autem eo pactonoctes aliquot velitati fuissemus.veni demum obscurissima nocte tentabundus et, cum vestíbuloappropinquarem, prodierunt ex insidiis nescio qui meque pene fuste confecerunt. Vix equidemrepedaui domum moribundus quodque dolorem magis auxit, existimabam, ab adolescente, quideperibat eandem virginem, fustuarium illud mihi fuisse machinatum.ALFONSUS: Mérito quidem tibi refrixit amor. Quid tandem postea?

ALVARUS: Quis censes? Duobus mensibus vix conualui. Postea vero, ne desponderem omninoanimum, Salmanticam me contuli, quo, positis omnibus voluptatibus, literas felicius ac liberiusamplecterer. Sed qui sunt illi, qui per semitam nescio quid cornicantes, iam accelerabant, iamsistebant gradum et ad ilicem iam tandem sub vmbra morantur?

ALFONSUS: Nescio quidem. Audiamus eos, nam diuersam sententiam probant et amice loquun-[85v.]tur, vt ex gestu vocisque sono sat liquet. Percipiamus omnino verba quaî iam aures magiscontingunt.

Reboletus, Rodolphus.

REBOLETUS: Multo quidem mea fortuna grauior ac durior est, quam sit qualiscumque tua. Suntmihi liberi; est vxor honesta; quam redegisse penitus ad inopiam ac perdidisse grauius morte fero.RODOLPHUS: Non ipsa te coniux reducebat in viam?

REBOLETUS: Nihil omittebat illa, quod ad honestam probamque fœminam pertineat; casterum,ignara mearum rerum, talem me existimabat, qualem me domi fingebam.RODOLPHUS: Qui poterant occultari damna tam manifesta?

LOS EREMÏÏ/E DE JUAN MALDONADO 53

REBOLETUS: Qui? Sumptus faciebam nimios venando putabatque vxor id facile nostras facultatesferre. Ego etiam, quo facilius crederet, pauca ex nostris censibus et clanculum pecunias magnofcenore mutuas sumebam.Itaque magnum aes alienum conflaui, quod certe soluendo non eram.Patrueles vxoris, meam semientes diffluí rem ob venationem, arguunt, obiurgant; et, cum pecuniaiuuissent, tandem efficiunt vt id studium repudiem. Multa tamen vendideram ex meis praediis, quaerecuperari vix poterant. Reformaueram vitaé genus, composueram mores et, cum venirem intemplum quotidie cumque primoribus inambularem et agitarent illi, [86r.] sacris peractis, quomodoconuenirent post prandium in domum, quam habebant ludo destinatam, respuebam quidemconuentum. Instantibus tamen illis vt adessem, comitabar aliquando subinuitus et, assidenscolludentibus, spectabam damnaque ludi commemorabam. Verum, cum inuitare non cessarent adludum, cœpi paucula pecunia contendere, certus non augere depositum. Quis tamen se perpetuocontinet in ludo? Quis modum tenet? Quis seruat fidem? Solus Ule certe qui se distrahit ab illointeruallisque longissimis curat abesse. Ludo iam magnifiée, ludo liberaliter; et, cum perdidissemiam multa, quae ni magnis iactibus magnisque depositis recuperari non poterant, paulatim dumspero me recreandum audendo, pecuniam ingentem amisi coactusque sum fundos vrbanos acsuburbanos venderé, quo meam fidem liberarem et cura praedes absoluerem. Vendideram tamenclam eaque lege, vt si redderem ad certum tempus pecuniam, fundi mihi redderentur; proptereaquetimens ne mea perditio vulgaretur et vxor eiusque patrueles resciscerent, decreui tandem postlebetem, vt aiunt, funem proiicere. Erant auidissimi multi villas, quam mihi seis esse viam abvrbe distantem diei. Vendidi tandem eadem lege, redimere certum ad tempus vt possem, existimansea venditione fundos vrbanos me posse recuperare multisque [86v.] damnis mederi; tum reliquapecunia tentare<m> aleam; forte daretur aliqua bona sors, quas mihi rem familiarem et mentíssecuritatem restitueret. Sed, antequam redimerem fundos vrbanos et damna reliqua sarcirem, cumme pecuniis onustum animaduerti, aggressus sum pedetentim ludum. Ludo parce; cumque benecederet, cogitare mecum cœpi: Qui potest ludus reddere quod absorpsit, ni tantundem eicommisero, quantum reparatum velim? Magnis impensis comparantur magna. Vbi maiuspericulum, ibi maius etiam lucrum. Nihil in alea certi est; sed si quos erigit ac locupletat audaculicerte sunt, nihil, dum ludunt, facientes pecuniam. Quid multis? Tribus aut quatuor noctibus nequeteruncius mihi reliquus est. Decoxi penitus.

RODOLPHUS: Enimuero grauis et horribilis est fortuna tua; miror quod de suspendió non cogitaris.REBOLETUS: Ea mihi certe visa est postrema meorum malorum ancora, ni christianus essem.Fortuna; tamen bonis perditis, anima; consulendum censui.

RODOLPHUS: Bene quidem sentis et pie; iam minons facio rerum iacturam, quandoquidem retinespiam mentem et anima; prospicere tibi constitutum est. Sed quid faceré decreueris cupio maximenosse.

REBOLETUS: Rumor est me profugisse solumque vertisse. Quippe latui dies aliquot apudbenedictinos et latebo apud veterem amicum in rusculo próximo, quoad intellexero quid patruelescensuerint de patrueli. Cupio cognoscere [87r.] non deserendam a suis vxorem, quo mea fortuna sitleuior et moriar vbicunque securior. Hoc comperto, Carthaginem contendam, vbi classiscomparatur in Mauros; ascribar militiae, praeliabor fortissime. Certe vel edam aliquod egregiumfacinus, quo merear ordinem ducere, vel ictibus confossus moriar. Pium est bellum, et praeliumnon inibo, ni crimina confessus. Ita Christus miserebitur mei. Habes fortunam meam etpropositum. Tu vicissim quid te cruciet, quid te patria disturbet commémora.

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RODOLPHUS: Iam tenes pleraque. Habui sacerdotium honestum; viuebam laute meamque familiamsplendide alebam. Perdidi tamen omnia non lusu solum et venatione, sed alus etiam libidinibus.Oppigneraueram sacerdotium quinquies.

REBOLETUS: Quid ais? Sacerdotium oppignerari qui potest?

RODOLPHUS: Fas quidem nudis verbis non est.

REBOLETUS: Deus nihil non nouit.

RODOLPHUS: Misericors est, et ego simulabam, cum nihil minus cogitaran.

REBOLETUS: Quo pacto?

RODOLPHUS: Pollicebar me pignori daturum, vt aiunt, renunciando; intérim accipiebam pecuniasmutuas. Quatuor pendebant hac spe; quintus, callidior me, cum sensit ita me pressum aere alieno,vt animam deberem, simulans meis rebus velle prospicere, venit cum scriba clanculum. Dicitafferre se nummos quos petieram. Ego, cum summa laborarem œgestate3 creditoresque úmerem,videns pecuniam, exarsi cupidus corripiendi. Ule adest, inquit, scriba: confice rem. Non va-[87v.] lui retrocederé: renunciaui. Mittit statim ille Romam. Sed, cum venit tandem diploma,pecunia; male mihi quaesitae penitus effluxerant. Fidem ego prodideram. Quid agerem? Tantamignominiam subirem? Absit. Fugi conspectum hominum et primum Romam contendere habeoconstitutum; vt meorum criminum veniam adeptus, inde Hierosolymam nauigem, vbi,peregrinorum et pauperum seruitio dedicatus, vitam finiam. Hoc meum est propositum, non longediuersum a tuo. Sed viden vt nos rident eremita;? Et mérito quidem sumus ambo ridendi.

REBOLETUS: Latebant post ilicem et nostrum inde sermonem captabant. Sed, quid refert?Eiusmodi qui viuunt in syluis stupidi sunt plerique, vix percipiunt vrbanum sermonem. Ideoquenon existimo verba nostra moresque ridere, sed gestire propterea, quod sunt natura ridibundi.Omittamus tamen eos; studio narrandi quiescendique paululum, continuimus gradum; iamproperandum nobis est, ne in hac densitate syluarum opprimant nos tenebrae.

Alvarus, Alfonsus.

<ALVARUS:> Viden illorum amentiam et insaniam? Qui, quum nihil habeant hominis praeterformam, nos tamen incognitos, appellant stupidos ac imprudentes, quod in syluis viuere cernunt?Profecto nusquam magis regnat insania mentisque caligo quam in vrbibus. Nam ii ex primoribussunt, faciem agnosco, quamuis nomina suffugerunt.

ALFONSUS: Cur tibi [88r.] non ita sit persuasum, qui tôt annos in vrbibus egisti? Mihi sanecompertissimum est insanire ciues plerosque, vt tibi, postquam tua commemoraueris, confirmabaSed narra quemadmodum transegeris vitam Salmanticae.

ALVARUS: Varie me quidem gessi. Primo Dialéctica; ñauare operam cœpi; postmodum amiciquidam persuaserunt vt ad iura me conuerterem, in quibus certe non ludebam operam. Sed agitorstudio cognoscendi Theologiam, quam magis audiebam futuris sacerdotibus accommodam. Dum adTheologiam aspiro, literis me pater reuocat; sacerdotem diem obiisse cognatum significat, in cuiushonores et sacerdotia fuissem ego certo iure subrogatus. Veni celeriter et, quamuis fuerunt qui miniobstreperent, obtinui tandem. Quis référât exuberantem lœtitiam, gaudium, voluptatem parentum,

3 Aegestate es una hipercorreción por egestate.

VOS EREMÍT/E DE JUAS MALDONADO 55

fratrum propinquoramque meorum? Equidem quasi triumphans templum sum inuectus. Sed eccepost aliquot dies quidam aulicus venit cum diplomate; vocat me ad iudicium; imus ad legatum;agitur causa; pereunt multae pecunias; tandem ego causa cado, quod mihi morte fuit durius,quoniam non iuste pronunciatum credidi. Quare mœstissimum ad patrem redii; rogaui ferret asquoanimo casum meum, non iterum me periclitaturum humana iudicia, quae magis ex affectu quam exaequo exercentur, sed in syluis perpetuo acturum. Annuit pater; ego discessi. Hic est vitae mesecursus. Tu, si quid habes ad consolationem accommodatum, [88v.] obsecro non différas.

ALFONSUS: Habeo quidem quod te maxime reficiat maximeque persuadeat rusticanam hanc vitamlonge prajferendam vrbanae. Sed audiamus illos, qui, studio concertandi, continuerunt gradum.

ALVARUS: Sane placet, nam de vitae ratione videntur etiam agitare .

Lupinus, Vulpeius

LUPINUS: Equidem meam vitae rationem non minus honestam existimo quam tuam. Nam si, vtgallus concionator aiebat, nihil est vtile quod non honestum nec honestum quod non vtile, certemeum institutum esse vtile tu non negabis. Si ergo vtile, qui potest non hones tum videri?

VULPEIUS: Recte videri dixisti non esse. Multa videntur honesta, quas nullo modo sunt, et vtilia,quae nullam habent vtilitatem. Falluntur homines, rapiuntur a suis affectibus, appellantes vtilequod maxime perniciosum est et honestum nihil quod habet cum virtute coniunctum. Tu putasvtile quomodocumque ditescere cumque sis auarus natura, lucrum quodcumque sectaris.

LUPINUS: Obsecro te, discutiamus studia nostra, nam tibi, opinor, imponis, qui putas in alio tegenere vitas versari, quod sit a meo diuersum. Ego vero non dubito, si quid turpitudinis inest, ineodem te cœno mecum volutari.

VULPEIUS: Postulas asqua. Tuum ego institutum ob oculos tibi ponam et meum similiterexplicabo teque constituam iudicem, vt pronuncies in vtro plus sit turpitudinis [89r.] et humanaesocietatis dispendii.

LUPINUS: Libenter audiam, quo tu id modo discernas quod vnum idemque mihi videtur.

VULPEIUS: Attende. Tu certis anni temporibus discurrís per vicos et oppidula frumentariusnegociator; émis frumentum ab iis, qui potissimum egent, ea lege, vt adnumeres statim argentumet ipsi tradant frumentum post messem. Non habent pecunias ad metendas fruges ideoque coguntur,quod nondum mesuerunt, vilissime venderé. Cum autem tradendum est frumentum, premunturmiseri tôt oneribus, tanto aere alieno, vt pereundum famé sit illis, ni redimant a te tuiquesimilibus ipsum idem frumentum, quo viuant ad messem alteram. Itaque vos reuenditis, vt itadicam, dilata per aliquot menses solutione, tantam exigentes mercedem temporis illius, vt, cumsint reddendae pecunias, sex modiis non valeant agricolae vnum redimere: hinc turbaemendicantium, hinc famés, hinc pestilentias.

LUPINUS: Quid ais? Non licet nobis viuere nostro instituto, nostra peculiari ratione, sicuti nostrimaiores vixerunt? Nunquam vitio datum est sic viuere vt nos viuimus, neque parum honestumvisum, opes quoquo modo parare, modo non sit ex rapto atque surrepto.

VULPEIUS: Falleris. Dormitant magistratus, dissimulant, cum non est qui admoneat, quiconqueratur et clamitet. Caeterum quod latrocinium potuit excogitan grauius atque nocentiusrei<pu>blic£e, quam per facúltales agricolarum, [89v.] qui victum suppeditant ciuitati, vos impunegrassari, redigentes eos ad famem, ita vt neque supersit illis quod vendant frumentum ciuibus; et

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vos quod habetis occlusum seruetis, nec exponatis doñee, inualescentem iam famem, quam vosseminastis, plurimum amplificaueritis parce vendendo preecioque vix tolerabili, significantespenuriam esse frumenti, cum abundauerit annus et horrea sint vobis plena, caeteris a vobisprocurata fames? Profecto quadrare putauerim in vos illud virgilianum ad vnguem: Dii, talem terrisauertite pestem.

LUPINUS: De meo instituto satis stomachose multa dixisti; de tuo quid sis mitius dicturusexpecto. Quod non secus in damnum ciuium excogitatum quam meum existimo.VULPEIUS: Vide quam sis omnino deceptus. Ego discurro per agros, per vicos, per montes; emosues bimestres, trimestres, interdum grandiores; eos aliquot dies reficio pastu, glande, hordeo.Nihil horum gratis mihi paratur, sed prassenti plane pecunia. Cum autem, video valentiores esse,cogo in vrbem, diuendo, distraho. Negabis tu lucrum eiusmodi honestum, quod fit sine cuiusquamdamno, imo vero redundat in omnium vtilitatem?LUPINUS: An non minoris venirent porci, si tu non occupasses emptionem?VULPEIUS: Non vtique, quandoquidem non educarent grèges hos agrícolas monticolœque, ni certo<sci->[90r.]rent haud defuturos, qui gregem vniuersum, argento numerato, abigant, et ciuescarerent non solum hoc genere víctus, sed et aliis, nam et boues et arietes hœdulosque nos venalesexponimus et, vt sit in vrbe copia, gregum et armentorum efficimus.

Aluarus, Alfonsos, Gonsalus.

ALVARUS: Satis mihi percognitus est illorum sermo. Noui quo tendat porcarii sententia, quae certenon penitus iniqua videtur. Diuertunt tamen; abeant. Tu commémora quod proposueras de vitaeratione quam probas et experientia potiorem esse didicisti.ALFONSUS: Libet nunc exequi quod te plane reficiat. Ego, postquam literis intendere tu cœpisti,dubius aliquando fui vtram probarem vitam, rusticanam an vrbanam. Nam, quum rus iremfréquenter et mihi silentium illud ac solitudo, tum illa vitae securitas placeret, constitueraminuestigandam rationem qua perpetuo possem ibi manere. Rursus, repetita vrbe, captus illisdelitiis, ita mecum ratiocinabar: Non ego sequar vitae genus iocundum et honestum? Ciues quippeconiugati, qui vite necessariis abundant, conquirendi [90v.] plura ponunt, opinor, affectus, et itasecure viuunt secureque moriuntur atque christiane. Nam ipsa cupiditas habendi reddit hominesinquietos parumque sinit de morte futuraque beatitudine cogitare. Si vero mihi non cessent vxor exvoto, fiam clericus et initiabor, clerici namque videntur contenu suis sacerdotiis, nihil ampliusoptare proptereaque féliciter et sánete viuere. Si autem non dabitur ad sacerdotium aspirare, quiaparum aptus percipiendis literis vel alio casu, sequar militiam et a Caesare suis omnibusexpeditionibus nunquani diuertam; forte merebor primos ordines aliquando ducere, parentisquefacultates amplificans, nomen reddam illustrius et sic viuam contentus et omnino securus.

ALVARUS: Fallebaris tu satis in his cogitationibus aberrabasque toto (quod aiunt) casio. Nulliminus contenu' sunt, quam qui possident multa.

ALFONSUS: Audi, obsecro. Nondum peroraui. Cum ea mecum agitarem iamque pater adornaretcomparare mihi vestes sinuosas ac demissas ex textura tinctuque florentino, quo me clericisascriberet primariis (id vitas genus ei magis arrisit), subiit mihi alia repentina cogitatio: Quidfestino? Quid appropero? Demus huic affectui vadum; excutiamus magis exploremusque rem, nepcenitendum postea sit et inconstantia laborandum.

LOS EREMTT/E DE JUAN MALDONADO 57

ALVARUS: Placet hoc tuum mihi consilium; nam nihil repentino calore fit, quod non aliquandodispliceat.

ALFONSUS: Vi-[91r.]de quam alte pependerim4 rem. Ibam fréquenter in templum, quo ciuesmaioris notae quotidie pene conueniunt; demorabar contemplabundus.Inambulabant ibi clericireliquique ciues iam bini iam terni; sedebant interdum colloquentes, nonnumquam in coronamstabant. Equidem existimabam illos, praesertim clericos, de religione, de bonis moribus, de rationeexpiandorum criminum, de prasstanti aliqua disciplina verba faceré. Sed, vt percipere potui, longediuersa erant colloquia eorum ab eo, quod nomine sacraque perunctione profîtentur. Multis diebus,idem captaturus accessi, semper tamen colloquia sacerdotum erant eadem. Displicent mores eorumet studia, quos credideram sursum intendere mentes et, quum versarentur in terris, cœlo penitusinhaerere. Discedo satis certus ad sacerdotium non aspirare, quando sitis habendi nullis sacerdotiisrestingueretur. Contendo ad mediam plateam continuis diebus multis, inambulo, circumeo quasiquaeritans quempiam, nihil audio quod probem: omnes semper crepabant aurum, argentum,lucrum. Discedo, nihilominus abominans illud viuendi genus, quod nullo satiatur auro neque sibivalet promittere mentis quietem. Tentaui aulas et mores procerum, eorum etiam qui praefuerantexercitibus et ex manubiis patrimonia locupletauerant; nullos reperi sua re familiari contentos.Itaque ardor [91v.] ille ad vrbem laute viuendi penitus restinctus est. Quod tibi magno débet essesolamini, quandoquidem ego, nihil intentatum relinquens, vitam hanc syluestrem potioremduxerim.

ALVARUS: Multum sane faciunt quae memorasti ad meam securitatem et constantiam, quod turerum non rudis mecum sensisse videaris.

ALFONSUS: Quo magis igitur confirmeris, est in próxima valle eremita, vir prudens ac pius, quietiam, a mundi fluctibus iactatus, hue demum confugit et vitam agit plane cœlestem. Soleoplerisque diebus cum eo familiares sermones ac mentis conceptus conferre. Excutimus ambo simulan in praecepta Christi peccauerimus et, si quid nos grauat, ad sacerdotem currimus.

ALVARUS: Deduc me quamprimum, obsecro, ad illum.

ALFONSUS: Sequere.

ALVARUS: Illam esse domunculam eius opinor.

ALFONSUS: Est quidem. Vides ipsum ad solem texentem cistellam?

ALVARUS: Ipsa plane faciès prae se fert honestatem.

ALFONSUS: Dices id asseuerantius cum fueris mores contemplatus. Salue, vir bone.

GONSALUS: Salui sitis et vos. Estne quid vobis mecum rei, quo sit deponenda textura?

ALFONSUS: Est quidem. Nam et hic, variis fluctibus agitatus passusque naufragia multa, hue velutad portum confugit et putat se solum esse, qui post gra-[92r.]ues casus deo sibique viuereconstituent; proptereaque vix crédit te vrbes vnquam habitasse resque alias, praster quas nunctractas, aqitasse. Quare faciès vtrique nostrum rem gratissimam, si quo pacto quibusque gradibusconscenderis at hoc culmen virtutis exposueris. Est mihi iam notum, sed velim hune in pia, quamcœpit probare, sententia confirmatum.

ALVARUS: Enimuero maximum mihi calcar erit ad peragendam quam institui vitam, comperissesimilem permutationem vite féliciter aliis euenisse.

4 En el original, preependerim. Pendeo y prœpendeo son ambos intransitivos. Corrijo con el transitivopendo, que, además, encaja mejor desde el punto de vista semántico.

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GONSALUS: Si quaeris5 exemplum ad tuam confirmationem nec aliud tibi deest ad perseuerantiam,vitíe mea; cursum percurrere non grauabor. Assedite vos, qui fessi estis de via et, quia insueti,forte etiam de sole. Tribunus militaris eram ego, cum rex gallorum Franciscus a nostris in Italiavictus et captus est; cumque satis ibi crumenam in direptione castrorum distendissem, biennioferme toto voluptatibus me dedidi, vitam agens militarem vagam, liberam, nulli legi neque rationiobnoxiam; doñee, exhaustis maiori ex parte pecuniis, timere cœpi ne me corriperet extra patriamegestas aut grauis alius casus affligeret. Nam, ex tribus familiaribus qui me fuerant ab Hispaniasequuti, vnum videram [92v.] Romae suspensum ob insigne latrocinium; ex duobus reliquis,alterum a colubrina discerptum, alterum a collusore gladio confossum. Itaque redii festinanter inHispaniam; et, Valenüae multis diebus commoratus, agitabam mecum qua me ratione possemreficere et ad matrem aliquando sine probro redire. Vendideram enim praetextu militiae honestasfacultates, matri necessariisque iactans ex Italia dignitate fortunisque nimis auctum et honestatumrediturum. Tandem, ab amico paterno agnitus, ille me tradidit reformandum. Qui censuitrepudiandam omnino mihi militiam et ad aliud viuendi genus diuertendum. Erat in ea ciuitate virpotens, auis editus regibus, quem multi nobiles sectabantur; illi me paternus amicus adiunxit, quime, statim vt comperit honesto loco naturn, etiam ingenio valere, misit Mantuam Carpe[n]tanam,vbi rex tune agebat, vt vices eius agerem, negotia curarem, regios amicos solicitarem. Ego vero,breui cognitus senatoribus nobilibusque praxipuis, patroni negotia expediebam commodissimemeísque rebus prospiciebam cautíssime. Nam et mater audiens meos ínter squales in aulapraeminere, credens meis rebus me semper optime cauisse, pecunia iuuabat. Iam duos annoshonorifice versabar in aula, cum ecce duo quidam iuuenes venerunt ex vltimis insulis, ex illis dicovenisse insu-[93r.]lis a nostris paulo ante repertis, vnde auri pondera magna quotidie deuehuntur etmulti onusti aura repetunt féliciter patriam. lili, quum abundarent pecuniis, ludebant profusissimeconuiuioque accipiebant largissime; quare nobilium cunctorum facile gratiam inierunt. Ego,sequutus nobilium studia, cœpi ludere animi causa parce. Postea fortunam sequor aspirantem,magnisque depositis certans cum Indis (sic eos appellabant), aureorum millia multa lucratus sum;timensque mox fortuna reflatum, abstinere ludo constituí, si forte possem ad nuptias quasaffectabam, ea ratione quod numatus crederer, aspirare. Nobilis quidam, ex tribus filiabus, maioremnatu collocauerat, alteram desponderat, tertiam monasterio destinauerat, quod non suppetebantfacultates tribus dotibus. Hanc ego iuniorem ardenter amabam et, quamuis patri eram matriquenotus et amicus proptereaque colloquium prassentibus sororibus non negabatur, multis diebusardorem suppressi nullique studui esse cognitum nisi puellae, quae me quidem multis modisludificabat, iam pollicitans assensum et mutuum amorem, íam respuens quasi eius non modocolloquio, sed etiam indignum aspectu; quare magis ardebam iungique connubio celeriussatagebam. Callebat illa meos ardores et ideo, quamuis blande minitans reiectabat, oculis tamenretiñere petulantibus et lasciuis studebat. Victus itaque veneréis illis le-[93v.]poribus ac salacibustechnis, parentem eius adii. Filias nuptias petii neque grauate quidem ille concessit, quia me nihilde dote paciscentem diuitem credidit. Quid vobis commemorem, qua voluptate fruitus sim annisprioribus? Erat enim vxor facie pulchra mihique morigera inseruiebat ex animo remque familiaremtractabat diligenter. Quid vos demorar? Curam omnem proieci; illa curabat omnia. Ego, sequutusaulam Toletum, et inde alio et alio, vitam agebam dulcem, iis rebus abundans quas faciunt adsplendorem et dignitatem viri degentis in aula. Et, quamquam redibam interdum Valentiam admeum principem, interdum Mantuam ad vxorern, ilico tamen recurrebam in aulam. Indi, quostaxillis exulceraueram, quoties me videbant reducem, non cessabant ad ludum inuitare.Tandem

En el original, queris.

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omne quod erat auri et argenti breui quidem, vices variante fortuna, perdidi; ñeque valui mecontinere, dum spero alternaturam ipsam more suo; donec quicquid erat vbique meum collusores aclictores, Mantuam etiam adeuntes, praeter, dotis nomine, quod ibi vxor vendicauit6, abstulerunt.Quid agerem? Sparguntur rumores Carolum Caesarem Tunete velle Barbarussam exigeremagnamque ad id classem parari. Erigor spemque maximam concipio honeste me posse domum etvxorem deserere meque rursum bellicis direptionibus inuoluere. Abeo prorsus, omnibus insalutatisetiam vxore ascribor militiae; traducit Caesar in Africam exercitum, fugat [94r.] Barbarussam,Tunes diripitur gazaque multa saracenorum abigitur. Mihi certe satis prospere cessit euentus.Abstuli plane, quo possem aliquo modo reparare iacturam. Verum, cum reditus nobis esset perItaliam et dies totos interdum etiam, cum erat ab armis otium, noctes luderemus, atque mihi nonmaie cederet alea, postremo tandem fortuna faciem, vt solet, auertit meque maxime sublatumdestituit7. Mors mihi non fuisset ipsa tam grauis, quam ille fuit casus acerbus. Cum enim ad littusHispaniae post aliquot menses appuli, praeter simplicem vestem nihil erat mihi reliquum; omnialudus absorpserat. Quid facerem, miser? Famés cogebat domum repère, pudor prohíbebat.Posthabito tandem pudore, domum contendí. Sed quid vos prospicitis?ALVARUS: Senex ecce insectatur puellam.

GONSALUS: Est vicus paganus post illum monticulum, vnde soient quandoque iuuenes et puellaevenire ad decerpendas auellanas, interdum et glandes. Hoc tamen nouum est spectaculum.Curramus ad coryletum, vt quid sibi velit senectus intelligamus.

Gelasius senex, Flora puella.

GELASIUS: Tene cursum, puella lepida. Ne me putes cursu posse praeuertere. Utinam mecumvelles agilítate contendere! Prasmitterem vt centum me passibus praecederes et, si te non assequererante cacumen monticuli, colobium darem valentinum; si vero te prius prenderem, osculum libarempectoraliaque8 turbarem.

[94v.] FLORA: Nolo tuam senectutem exagitare; defïceres medio cursu. Animus imponit tibi, namcani rugaeque quid possis ostendunt.

GELASIUS: Miserum me, qui canis et rugis expendor. Nescis, mea lux, aetate non prouenire canossed natura?

FLORA: Falluntur, opinor, qui sic cogitant, quandoquidem nunquam vidi canos, qui nonconsentirent cum annis. Canescunt nonnulli maturius, sed vitium est naturas; senescunt etiamcelerius. Tu tamen non potes aetatem dissimulare, marcescis.

6 Cf. Lorenzo Valla, De Linguœ latinee elegantia libri sex, Lugduni, Sebastianus Gryphius, 1532,p. 339: "Vendico idem est quod (ut sic dicam) approprio, ac meum esse dico [...]. Et fere hoc uerbumpostulat datiuum [...]. Vindico ulciscor, unde uindicta, quoties iniuriam contumeliam'ue illatam punio.Interdum, uindico, idem quod ab iniuria, contumelia'ue siue iactura facienda, defendo [...]".7 En el original no hay ningún tipo de puntuación entre destituit y mors.8 Pectoralia no suele emplearse con el significado de "pechos femeninos", pero Maldonado no es ésta laúnica vez que da a la palabra tal sentido. En su Desponsa cauta, Lucrecio, asombrado ante la belleza deArdeola, recuerda con estas palabras que antes de su partida los pechos de la muchacha eran casiimperceptibles: "Vix ante meum discessum inter retícula pectoralia videbantur, locum ac sedem suamsignantes leui tumore" (Quœdam opuscula, f. m V v°).

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GELASIUS: Obsecro te, candidula virgo, ne me iudices ex facie, quœ quidem neglectu contraxitsenium. Omnia quae latent membra vigent sane. Nunquam adolescens plus viribus valui quamnunc: salió, curro, iacio valentissime.FLORA: Si tantum vales, igitur quaere tuas aequales; habes honestam vxorem, quae non minussustinet aetatem quam tu.GELASIUS: Caue mihi nomines illud senium; nauseam mouisti. Sum ego cum il lo cadauerecommiscendus? Tu mea voluptas es, tu meae delitiae; tecum ego ludam, tecum lucter, tecumcongrediar par pari. Si tuis his mammillis inuoluar, senties arderé mihi venas ñeque me cum vxoredecrepita committes.FLORA: Abi malam in rem9 delire senex! Abs te patiar me tangi? Qui, cum sis incuruus mortiqueproximus, verbis petulantibus adolescentem conaris insanum referre. Meus hic candor et tenersucculentusque nitor digitis osseis et vietis attrectabitur istis? Oeus cœlitesque auertant!GELASIUS: Si te non mouet aspe-[95r.]ctus, si virilis haec astas, quae nihil habet senectae praetercanos, displicet, placeant tibi muñera, quae poteris habere splendida et continua; placeant ientaculaet merendaî, quibus abundabis ad votum. Nulli praecoces arborum erunt fructus quos tu prima noncapias.FLORA: Placent promissa; sed intérim nihil video prseter intemperatam caniciem.GELASIUS: Videbis quidem omnia. Vis dem pro pignore fidem atque chirographum, tu vicissimpropinabis vel osculum?FLORA: Hem, miseram! Proripe te rubum; adsunt sodales.

Aluarus, Alfonsus, Gonsalus.

<ALVARUS> Non animaduertitis quanta sit vanitas in orbe? Hic senex pene decrepitus se iuuenempraedicat et studet amari. Atque veré sic sunt senes plerique, cupiunt adolescenturire sequegrandaeuos esse constantissime negant. Hallucinantur, incuraantur, claudicant et tamen aegre feruntse prouectos aetate dicier10. Amant, cantillant lasciuiaque desipiunt; et nihilominus volunt consilioprudentiaque superiores esse, remouent iuuenes ab administratione reipublicae.ALFONSUS: Quotidie magis in mea sententia confirmor, qui desipere plerosque mortales censeo.

GONSALUS: Miramini vos mérito senem hunc, sed multo stupesceretis magis, si penitus essetvobis cognitus. Primus est inter suos paganos nullusque audet eius sententiam improbare. Pendentomnes ab eo veluti peritiori ñeque dubitant appellare sapientem. [95v.] Sed videte quo rapiatlibidinis ardor. Nouit ire puellas ad decerpendas auellanas et illam iré priorem; accurrit statim,antequam subsequerentur reliquae ñeque veritus est solicitare vix nubilem; cum, si iuuenisquispiam id tentasset, supplicio dignum diceret ac proclamaret. Sed repetamus sedem priorem.

ALVARUS: Facilis est regressus. Commémora tu quomodo ab vxore fueris post tuas miseriasexceptus.

9 Aunque no es rara esta expresión, quizás sea significativo destacar que Pontano la usa en su diálogoAsinus, en Opera, éd. cit., vol. H, p. 1.535.10 Dicier es una forma de infinitivo arcaico.

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GONSALUS: Quid meos renouabo dolores? Sed, quia promisi, peragam cœptam fabulam vitas meae.Ubi me coniux videt ex itinere lacerum ac deformatum: Quid ego video, inquit, misera? Undemacilentus redis? Abstulisti omnem substantiam ac perdidisti, et nunc famem ac nuditatemreducís? Utinam te prius mortuum vidissem, quam ita perditum ac inhonestatum. Parce coniux,obsecro, maledictis, inquam, neque me tuis dictis omnino confîcias: satis mini pœnas sit ipsaquam sum passus miseria. Consilium meum incusabis tu mérito; successum nemo sibi valetpolliceri. Non pendet a nobis, sed a superis et fortuna, quam nemo sibi potest effingereconstantem. Belli fortunam, quam post ingentem calamitatem denuo tentaui, non arguo, quœ mihicerte benigna fuit, sed horrendam maris tempestatem. Repetens enim domum et patriam, fecinaufragium; multi me cordatiores ac ditiores cum suis omnibus perierunt; nudus ego cum pauciseuasi. Quid facerem? Ferenda sunt mala, qua; consilio vitari non possunt. Tu quidem, inquit illa,causaris quod perditi soient. Nemo [96r.] sic discessit vt tu, desertis suis omnibus et vxore, quinon similem reditum haberet et causas easdem praetexeret. Quid vobis singula commemorem?Quamuis naufragium simulaui, nunquam deinceps laetam vidi faciem vxoris. Semper, cum mevidebat, corrugabat frontem videreque significabat pestem aut ipsam mortem. Ferebam tamenpatienter, ne mea vulnera refricaret meosque labores renouaret. Unum me tamen cœpit grauiushabere; semper a meo reditu egrotabat11 ex stomacho, cubilabat aut sessitabat plerumque, ita vtstantem nunquam ego viderim. Cœpit me maie scrupulus vrere, quod faciès erat succulenta, colorinteger, morbus autem latebat. Suspicabar equidem quid ventrem illapsum, quod ipsam grauaret,timereque ne mihi suboleret; sed, quia me tune aliquo modo refecerat, non sum ausus quidaugurarer promere. Dissimulabam sedulo et vt se curaret egrotam rogabam. Non tamen, vt eram exbello factus ira fenientior, continuissem manus armatas, si quod diuinabam certo nouissem. Cumambiguus igitur ita suspicione laborarem et auratus quidam miles, qui per Italiam et Pannoniammilitum tribunatum gesserat, inambularet cantitans ante ianuam fréquenter, a meis quasi pendensfenestris, demum simulaui festo die mane templum suburbanum ire et in vestíbulo domus vicinilatui. Vix quidem assederam, cum ille, quem suspicabar aegistum, meam domum sese proripuit.Ego [96v.] vero succensus ira procurro et, cum iam cubiculum irrumperem, vbi colloquentes etcolludentes audiebam, repente perturbato visu offensoque pede, corrui et ad arculam pene naresinfregi. Intérim ille fugit et illa simul per posticum elabitur et in asdem sacrarum virginum, cuifuerat ante nuptias destinata, detruditur. Ego saucius, nullum habens in quem ssuirem, namvirgines me ianua prohibuerant et adulter conscenso veredo profugerat, cum habui penitusexploratum illum in Nauarram ad exercitum direxisse viam, prosequor vindictas cupidus. Iam me,magnis itineribus instantem, longe non ille praecedebat, vt enunciarunt qui signa cognouerant,cum ecce montem ego praeteriens ante solis ortum, incidi, miser, in latrones, qui meum putantesalicuius esse ponderis spolium, lacérant, verberant, hastis percutíunt, mortem minitantes si perillum diem a monte discederem.

ALVARUS: Nostin eorum quempiam?

GONSALUS: Neminem quidem, nam faciem non detegebant plerique.

ALVARUS: Equidem non dubitauerim a tuo riuali taie tibi ientaculum prseparatum.

ALFONSUS: Quis dubitauerit tuum inimicum insidias tetendisse, ne pœnas ipse daret?

GONSALUS: Hem! Vos mihi nunc scrupulum iniecistis, quo liber fueram, meum aemulum retiamihi parasse meque sub latrocinandi praetextu sic débilitasse, vt sequi non valerem, vestibus simul

Maldonado contrae incorrectamente -desde el punto de vista gráfico- el diptongo inicial en cegrotare.

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et pecuniis equoque priuatus. Sed valeat! Non denuo peccabo; peper-[97r.]ci et nunc denique parco.Maiora pro me Christus passus est et minora sunt hasc quam quas pro Deo perpeti sum paratus.ALVARUS: Quod tuum postea fuit consilium? Quae ratio vitae?

GONSALUS: In oppido próximo hominum misericordia vixi, doñee omnino conualui. Erat tunehominum frequens concursus in aediculam sacram, quae, Regís Maiestati dicata, certis annitemporibus frequentatur religionis et condonationum ergo. Sequor turbam; conscendimus montiscacumen in quo sita est œdicula; ventum est ad aram. Ibi, meum casum cogitans, diuinammaiestatem obtestabar vt bénigne mihi largiretur ferre tela fortuna? patienter. Quotidie lachrymisindulgebam; quotidie me misère afflictabam12, nullum miseriis vadum, nullum angoribus modumreperiens. Tandem, cum fuit hominum frequentia minor, custos sdiculae, vir pius, in suum mecubiculum deduxit et, posteaquam leui potiuncula refecit: Heus, inquit, non semel sum tuasuspiria et lachrymas contemplatus. Existimo fortunam te aliquam aduersam minus aequo animoferre; si lastam aliquando expertus es, non sic exhorreas tristem; suum ipsa officium facit, cumaduersis prospera miscet. Arrisit, inquam, illa nonnumquam, sed ita me nunc graui telo percussit,vt omnem vitae iucunditatem abstulerit. Despondi animum; et, ni me salus animas versaretanxium, heu dolor!, iam confugissem ad laqueum. Rogat vt commemorem meos angores et, [97v.]cum retulissem, iubet bene sperare. Diligi me a Deo contendit, si reliquum vitae gratiis habendisproque virili reddendis impendam. Scriptum quidem13 aiebat hilares eos messuros, qui seminassentlachrymosi. Tum ego: plurimum, inquam, me tua verba reficiunt et plane sentio consolationem,qualem nunquam fore putaram. Sed obsecro te me doceas quo possim pacto manere perpetuo in hacsententi a, mundum vt contemnam et mal a quae sum passus pro bonis a morte compensem.Nihil, inquit, facilius: fuge hominum consortia, defle tua crimina, Deum tibi propitium demereristude. Vitam breuem esse reminiscere nihilque facilius esse crede, quam bene morí. Quod ita tuquidem obtinebis, si prasteritorum pcenitens, Deo te totum tradideris et in eo perseueraueris.Utinam tecum, inquam, viuere iam liceret; sentio me totum tuis verbis immutatum et, si nondiscederem abs te, certa mihi salus esset integritasque vitas. Nihil refert, inquit, hic vel alibi sáneteviuas. Non fert hic locus meaque viuendi ratio conuictorem. Haud desunt vbique sacella syluestria.Non desunt, inquam, sed tuus me reficiebat sermo vitœque candor; verum, si non datur, estsacellum puero mihi notum, syluis vndique septum, quod nunc deligo foreque mihi voueoperpetuum habitaculum. Eo sic voto nuncupato, discessi continuatoque itinere hue veni. Quatuoranni sunt, ex quo vitam hanc sum auspicatus ñeque possum veré dicere pce-[98r.]nituisse mevnquam propositi. Imo veré quotidie magis succenditur ardor perseuerandi. Semper gratias ago DeoS. M., qui mihi dedit hanc mentem, vt, repudiatis omnibus, nihil aliud cuperem, quam hic viuere,hic denique mori. Quod mihi praestabit qui tôt malis et curis sua benignitate nullis meis mentis

12 En el texto, afdictabam.13 Mantengo la lectura del original, correcta gramaticalmente; sin embargo, creo que puede tratarse de unaerrata, porque, si admitimos que Scriptum no solo se usa por lo común con el significado de "Biblia" o"Sagrada Escritura", su sentido aquí es indeterminado ("un escrito", "cierto escrito"), por lo quesemánticamente sería más apropiado el indefinido quidam. Por otra parte, no creo que el sujeto de aiebattenga que ser el guarda de la ermita, ya que aio se documenta también aplicado a textos escritos (noobligatoria y exclusivamente a personas hablando). En segundo lugar, nótese que, en el caso de que elsujeto fuera el interlocutor de Gonzalo, la correlación de tiempos verbales resultaría muy extraña, puestoque en este largo pasaje se utiliza siempre el presente histórico para la entrevista entre ambos (rogat,contendit, inquam, inquit, etc.), excepto en este sospechoso aiebat, que, además, no expresaría bien una"acción" tan puntual y nada durativa como citar un salmo; debería haber ido en pretérito perfecto, ait("dijo"), indicando un momento breve y acabado en el pasado.

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eripuit. Habetis cursum vitae meac. Tu, si cœpisti bene viuere, constanter perseuera. Senties indies incredibilem voluptatem nec inuidebis potentioribus suas opes, si semel imbiberis ac penitusintellexeris quantaî diuitiœ sint, quam suprema gaudia, Deo sine cessauone seruire .ALVARUS: Equidem iam dudum constitueram in hoc genere vitae permanere; sed tua, sanctissimevir, cognita post tôt vitœ varietates sententia, mundum valere libentius iam iubeo Deoque mevolens prudensque dico.

FINIS

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LOS EREMITAS,de Juan Maldonado.

Opúsculo verdaderamente muy útil para el ejercicio de la lengua latina ylleno de toda clase de enseñanza. Sacado ahora por primera vez a la luz.

Alfonso, Alvaro.

ALFONSO: ¡Oh buen hado y próspero acontecimiento! En verdad, no me pesa mi plan de vida ni miprimera intención. Emprendí una vida solitaria, estoy consagrado a ella con firmeza y, hasta ahora,no veo nada por lo que deba juzgar reprobable mi decisión, pues la inquietud que me perturbaba y aveces me hacía estar acongojado la he abandonado totalmente y rechazado por completo1. Alvaro,compañero y amigo de mi misma edad, con quien viví en la infancia con familiaridad, se entregó alas letras, a fin de llegar a ser un experto en leyes y un docto clérigo2. Deseando, pues, trabajar poruna y otra cosa, y habiéndose ya inclinado bastante por la gramática también3, fue a Salamanca

1 Varias son las vías que Maldonado tuvo en cuenta a la hora de desarrollar el tema de la vida solitaria y, almismo tiempo pastoril, que aquí constituye el tema central hacia el que se orientan los relatos de losprotagonistas. En primer lugar, es la esencia de la literatura eremítica auténtica (vid. nota 5): losermitaños se refugian en lugares apartados por su desengaño ante las cosas del mundo. No cabe duda deque Erasmo también ejerció influjo sobre Maldonado en este aspecto a juzgar por la estrecha relación deideas que hallamos entre los Eremitœ y algunos escritos del humanista holandés, tales como el juvenilDel menosprecio del mundo (cito por la traducción de Lorenzo Riber en Obras escogidas, 2* éd., Madrid,Aguilar, 1964, pp. 560-598). Quizás tampoco deba olvidarse el numeroso conjunto de obras que,recordando el canto horaciano a la vida solitaria, poblaron el panorama literario universal y que enEspaña tienen representantes tan conocidos como Guevara con su Menosprecio de corte y alabanza dealdea o fray Luis de León ("Qué descansada vida..."). Sin embargo, la opinión de Bataillon va en otradirección: "Esta nota bucólica es bastante ajena a Erasmo. Tampoco creo que haya que ver en esto unrecuerdo completamente libresco del Menosprecio de corte de Guevara, entonces tan trivializado 'que nohabía perro que llegase a olerle'. En él se sienten más bien, junto con un gusto real de la vida rustica, queaparece en otras de las composiciones de Maldonado, los primeros síntomas de un bucolismo nuevo,nutrido sin duda en Petrarca y en la novela pastoril italiana, de donde no tardará en surgir la Diana." (Op.cit., p. 647). Cf. Francisco López Estrada, op. cit., sobre todo pp. 129-151 y 257-272, y Juan BautistaAvalle-Arce, op. cit., pp. 21-26.2 Luis Gil recuerda que los "bien dotados por naturaleza se inclinan hacia la teología escolástica y elderecho, únicas actividades prestigiosas y productivas en España." (Panorama social del humanismoespañol (1500-1800), Madrid, Alhambra, 1981, p. 142). Vid. notas 32 y 34.3 Los Estatutos de la Universidad de Salamanca establecían para los cursos de gramática en 1529 elestudio casi exclusivo de la Gramática de Nebrija durante los cuatro cursos menores, además de una horadiaria dedicada a la conjugación verbal y la lectura de Terencio al final del curso. En los cursos demedianos seguía predominando el trabajo con la Gramática del Antonio, aunque comenzaban a serincluidos en las lecciones algún poeta como Ovidio o Virgilio y prosistas como Cicerón y Salustio.Además, se endurecían los ejercicios de latín, se estudiaban algunos tratados de Tetórica, como la Copiaverborum de Erasmo, y se tenían que representar dos comedias de Terencio (o una de este y otra de Plauto).Por último, los cursos de mayores tenían como materias fundamentales la lectura de Valla y los preceptos

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para conseguir más presto su deseo. Había empezado yo, lo confieso, a mirarlo con malos ojos,porque me parecía que un muchacho de mi posición y de mi misma condición, elevado a lasdignidades eclesiásticas y jurisperito, me iba a menospreciar y no iba a hacer nada llanamente. Mienvidia se originó sobre todo cuando antes de un año regresó aquí, para visitar a sus padres. Sehabía vestido con elegancia, caminaba suavemente, agitaba los pliegues de su capa al pasear y conel movimiento de su cabeza mostraba que él no apreciaba en nada a todos los sabios juntos. Poreso, la envidia se había apoderado de mí en algún momento, ya que, aun cuando de niño yo lehabía igualado, de joven me aventajaba tanto que, sin duda, parecía que no me iba a estimar en unanuez. Pero he aquí que ahora, inesperadamente, despreciada la ropa de tejido y tinte extranjero4,desea habitar las montañas. Quizá ha aprendido por experiencia, como yo, que es una vida mástranquila la que se lleva sencillamente en los bosques que la que está enredada y completamenteahogada en seiscientas inclinaciones entre un gran número de personas. Pero, ¿a quién veo venircon aspecto rústico en su indumentaria, aunque no en su modo de andar? Aquel movimiento lentoy aquella manera de sacudir la cabeza, fijos los ojos en tierra, es más propio de filósofos que de losque cultivan los campos. Reconozco claramente ciertos indicios de mi Alvaro. ¡Ah! Con seguridad,es él en persona. ¿Tan de repente ha cambiado el vestido? ¿Qué se pregunta? ¿Qué razona consigomismo? Nuestro antiguo afecto, si no me equivoco, lo arrastra hasta mí, para adoptar una decisiónsobre su plan de conducta. Pero antes veré desde este matorral qué masculla, por qué se regocija alver mis ovejillas entre las encinas.

ALVARO: ¡Oh, bosque amenísimo! Todo el tiempo que he demorado el venir hasta ti he estadoprivado del encanto de la vida. Ojalá hubiese pasado la infancia y la juventud entre esta sombra de

de retórica, siguiendo los textos de Nebrija y de autores clásicos como Suetonio o Cicerón. Los detallesde este programa pueden verse en Estatutos de la Universidad de Salamanca, ¡529. Mandato de Pérez deOliva, rector, ed. de José Luis Fuertes Herreros, Salamanca, Univ. de Salamanca, 1984, pp. 166-174. Nopuede olvidarse que en los Eremita, como veremos, hay reflejos autobiográficos del Maldonadoestudiante y, lo más importante, la idea implícita del desengaño ante el sistema didáctico vigente en laépoca. Para el campo concreto de la gramática, léase su Parœnesis ad politiores literas adversusgrammaticorum. vulgum, éd. cit., donde aboga por la lectura amplia y directa de los autores clásicos,frente a la mostrenca y paralizante memorización de los tratados de Nebrija y de Valla. Además de laexcelente e imprescindible introducción de E. Asensio en esta edición (pp. 60-83) y de su artículoCiceronianos contra erasmistas en España... {vid. Bibliografía), véase Francisco Rico, Nebrija frente alos bárbaros (vid. Bibliogr.), pp. 128-131.4 Durante la época en la que se desarrolla el diálogo, predominó la influencia flamenca y alemana en lamoda masculina. En su estudio sobre la forma de vestir en la España imperial, Carmen Bernis destaca elafán de lujo y ostentación que había invadido buena parte de la sociedad española y que variaspragmáticas intentaron frenar inútilmente. Y recuerda, por cierto, unas palabras de Vives criticando a losletrados, con un espíritu idéntico al que preside la descripción de Alvaro: "muchos de ellos solo por elvestido son filósofos, no por el juicio ni por el entendimiento." (C. Bernis, Indumentaria española entiempos de Carlos V, Madrid, CSIC, 1962, passim; la cita de Vives es de la p. 10. Vid. también para unavisión más general de la industria y comercio textil, Claudio Sánchez Albornoz, España, un enigmahistórico, 101 éd., Barcelona, Edhasa, 1985, vol. n, pp. 315-317. Cf. Juan Arce de Otálora, Coloquios dePalatino y Pinciano, manuscrito de la British Library, col. Egerton, 578, f. 190 r, donde Pincianocensura (con autoridades como San Jerónimo y San Ambrosio) los modos de andar que tanto irritan aAlfonso en los Eremitœ: "PIN.: Mejor es esso que [andar] de puntilla o de talón delicadamente, que arguyevanidad y effeminación [...]. El buen andar y meneo no ha de ser affectado ni compuesto, sino grave yhonesto con un descuydo natural, ni espacioso ni acelerado, porque lo primero arguye condiciónperezosa y remisa, y lo segundo liviandad." (Modernizo la puntuación, acentuación y uso demayúsculas).

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los árboles5. ¡Oh, vosotras, felices ovejas, que siempre vagáis como os place! Pero más feliztodavía vuestro guarda, que vive conforme a la naturaleza, que lleva una vida uniforme, en una soladirección y que, manteniéndose firme en un mismo orden, disfruta realmente de los aires llenos devida. ¿A quién preguntaré sobre mi viejo compañero, que, según me han informado, vive en estebosque? Unas pocas ovejas andan vagando sin guarda. Indudablemente, el pastor está durmiendo oevita mi encuentro manteniéndose a distancia, mientras ellas permanecen en sus pastosacostumbrados en la montaña. ¡Eh! ¡Eh! ¿Quién conduce estas ovejas? ¡Eh, pastor!6 Si acaso estásescondido, no permitas que me aleje acongojado. Soy amante de las montañas y de los bosques.

ALFONSO: (Fingiré que no he conocido a nuestro hombre.) ¿Quien eres tú, que llamas a gritos alos pastores, como si fueras un nuevo huésped en este bosque? Di tu nombre y el motivo de tuvenida.

ALVARO: ¡Oh, mi queridísimo Alfonso! ¿Tanto te has olvidado de tu viejo amigo que no loreconoces ni siquiera cuando se halla delante de ti y está dirigiéndote la palabra?

ALFONSO: ¡Oh, amigo Alvaro! ¿Quién va a conocerte tan cambiado?7 ¿Quién iba a pensar quevendrías hoy a los pastos vestido así? Es cierto que había sabido de tu intención de cambiar de vida,pero había creído que darías algún espacio de tiempo para consultar a tus padres y confirmar tusproyectos. Pero ven a mis brazos, Dios te guarde, querido amigo.

ALVARO: Él sea contigo. Deseo que estés bien y seas feliz. Mira lo que puede el tiempo. ¿Juzgasteacaso que esto podía ocurrir en realidad, que yo apeteciese los bosques y las cabanas? ALFONSO:Nunca, sin duda alguna. ¿Quién podría creer que, después de haber vivido entre placeres, ibas a huira la soledad? Pero cuéntame, te lo ruego, qué te desagradó en tu anterior situación, qué desaprobastetanto que te ha arrojado aquí, y quizás te consolaré y confirmaré que esta situación tuya no debe

5 El recurso de situar el escenario de una obra literaria (prosa o verso) en un paraje natural, agradable ylleno de tranquilidad es un tópico en Retórica con larga tradición. Sin embargo, nótese que en una buenaparte de los diálogos españoles del siglo XVI el locus amaenus sirve de marco no solo por un mero tributoretórico, sino como un componente importante del diálogo, de su justificación y de su contenido. Este esel caso de los Eremitœ, donde nada de lo que los personajes dicen tendría sentido en otro marco; es decir,lo que en otros autores es un adorno retórico que puede emplearse o no sin que la obra se vea afectada demodo relevante, aquí deja de ser un simple medio para embellecer el entorno de los interlocutores y pasa aformar parte de la esencia misma del diálogo. Cf. Emst Roben Curtius, Literatura europea y Edad Medialatina, trad. de M. Frenk Alatorre y A. Alatorre, Madrid, F. C. E., 1989, pp. 263-286 y Jesús Gómez, op.cit., pp. 29-37.6 En la literatura eremítica es un hecho frecuente considerar al ermitaño como pastor al mismo tiempo. Eldiálogo de Maldonado no incluye ninguna nota que se desvíe de los cauces impuestos por este tipo deliteratura. En su enumeración de las características presentes en los textos cuyos protagonistas sonermitaños, Elisabeth Frenzel señala que el escenario "puede adoptar rasgos idílicos", que los ermitañossuelen visitarse entre sí y discutir sobre cuestiones teológicas, sin olvidar el cuidado de su huerto yanimales, y, en fin, que el "ermitaño es en la literatura universal ante todo una figura de encuentro." (E.Frenzel, Diccionario de motivos de la literatura universal, Madrid, Gredos, 1980, pp. 115-125, s v.Ermitaño). Cf. Juan Arce de Otálora, Coloquios de Palatino y Pinciano, cit., f. 56 r: "Aquella orden fueynstituida en despoblado y con tanta soledad para que, estando solos del mundo, estuuiesen siempreacompañados en contemplación de Dios, que es su principal exercicio y ocupación, y así ellos tienenháuito como hermitaños del hiermo, sus cintos de pieles como pastores y sus capillas como de capotes.No les falta sino zurrón y honda, que también tienen báculo y grand aparejo [...]." (El subrayado es mío).7 Un tipo de episodio eminentemente dramático como la anagnórisis, que suele ser en el teatro clásico unmomento de climax con tono grave y elevado, es aquí transformado por el zumbón ermitaño en unairónica broma que anticipa una dirección constante a lo largo de todo el texto: los toques de humor suavey bien dosificado.

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lamentarse del todo. Pues, aunque a veces te envidiaba, cuando reflexionaba conmigo mismo másprofundamente, me convencía de que esta tranquilidad y sencillez debe anteponerse a cualquier otromodo de vida. Pero narra el curso de tu vida, para que comparemos lo alegre con lo triste; ytendrás, a lo mejor, un consuelo no insignificante cuando te hayas dado cuenta de lo que heexperimentado yo también.

ALVARO: Sentémonos, pues; estoy bastante cansado. Te contaré desde el principio y tú, por tuparte, me darás a conocer qué sabes de cierto para mi consuelo.

ALFONSO: Buena idea; aquel enebro nos cubrirá con su sombra, si la luz del sol te parece excesiva.ALVARO: Ciertamente, me abrasa el sol8. Pero escucha. Como sabes, nuestra infancia transcurriópareja. Aprendimos a la vez las primeras letras9. Después de la clase, competíamos ora en la lucha,ora en el salto, a veces en el lanzamiento; de vez en cuando, incluso, rivalizábamos cabalgandoalgunos días festivos10; y, si en alguna ocasión tenía que alejarme de ti, se adueñaba de cada uno laañoranza por el otro. Finalmente, mi padre me confió a los gramáticos11; y no me desagradó sudecisión, porque estaba dotado para las letras de una forma sorprendente. Durante los dos primerosaños había hecho bastantes progresos; pero, habiéndome llevado de allá para acá algunos jóvenesricos, vestido, al fin, a su manera, comencé a amar perdidamente a una doncella, hija de unmercader, que me llevó a la ruina total. En efecto, cada día me presentaba ante la puerta del

8 Se sigue una de las normas más frecuentes cuando los interlocutores de un diálogo están o se dirigen a unlocus amanas: el calor del sol, cuyo contraste con el ambiente fresco y apacible que proporciona lavegetación (y en muchos casos un arroyuelo) refuerza la sensación de bienestar que se persigue. De ahíque casi todos los diálogos que tienen lugar en un escenario así sean al mediodía o a la hora de la siesta.9 Un útil examen de la enseñanza primaria en la España del siglo XVI lo ofrece Richard L. Kagan,Universidad y sociedad en la España moderna, Madrid, Tecnos, 1981, pp. Al-Ti.1 0 C / . Pedro Alfonso, Disciplina clericalis, ed. de María Jesús Lacarra y trad. de Esperanza Ducay,Zaragoza, Guara, 1980, p. 55: "Las industrias son: Equitación, natación, lanzamiento de flecha,pugilato, cetrería, jugar al ajedrez y versificar." Maldonado recuerda en De senectute christiana sobre símismo: 'Tum adolescentia? conatus aggressus; titillauit mihi sensus et cor, reuocans in memoriam, quaetum temporis strenue gesseram cursu iactuque telorum." ("En mi mocedad acometí esfuerzos físicos; meha titilado el sentido y el corazón trayendo a la memoria lo que en aquella época había conseguidoesforzadamente en la carrera y el tiro de flechas.") {Opúsculo quœdam ..., cit., f. 7r.). Vid. E. Asensio,introd. a la Parœnesis, cit., p. 17.11 Apunta R. L. Kagan: "La enseñanza secundaria se llevaba a cabo, en la España de los Austrias, en el'colegio' o 'escuela de gramática'. La asignatura clave era la gramática latina, utilizándose casi siempre eltexto escrito por Antonio de Nebrija [...]. La lectura se restringía en gran medida a la literatura latina ylos autores estudiados son comunes a generaciones de escolares: César, Cicerón, Horacio, Tito Livio,Virgilio, etc. La enseñanza también incluía doctrina cristiana así como geografía, historia, matemáticas,filosofía y retórica, y las fuentes clásicas eran asimismo las preferidas. Los métodos pedagógicos eranpoco diferentes de los empleados en las escuelas primarias, con la excepción de que la disciplina eramucho más severa [...]. Esta larga, difícil y rigurosa educación era obligatoria para los estudiantes quedeseaban entrar en la Iglesia y proseguir estudios universitarios en una de las disciplinas superiores deabogacía, medicina, filosofía o teología." (Op. cit., pp. 74-75). En la Parœnesis Maldonado se considerauna víctima más de los gramáticos que tuvo en su juventud: "[...], en ningún lugar dicen tantas tonteríaslos maestros de letras como entre nosotros, donde una inmensa turba de ellos podría enviarse con yugosa pastar [...]. Después de haber perdido algunos años con tales maestros, apremiado por mi disposiciónnatural, me convencí finalmente de que ellos no decían más que futilidades [...]". (Ed. cit., p. 168). Parala comprensión y delimitación del concepto de gramático es imprescindible el capítulo que Luis Gildedica a este asunto en su obra citada, pp. 231-250, donde pone de manifiesto la baja valoración que seles otorgaba en ese tiempo. Cf. la sátira que de los gramáticos hace (en sentido más general) Erasmo ensu Elogio de la locura, cap. XLIX.

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mercader y no me podía arrancar de allí. Contemplaba a la doncella, mostrando en mis ojos el amorque ardía en mi interior. Ella lanzaba también hacia mí sus ojillos atrevidos y juguetones. ¿Quépodía hacer yo? Me abrasaba por entero, la acechaba cuando salía, seguía sus pasos. Estaba cerca deella cuando oraba en el templo, cuando asistía a los espectáculos, cuando seguía piadosamente lasprocesiones con su madre. Luego, no descuidaba yo nunca a su criada12, que daba nueva fuerza a miespíritu con una generosa esperanza, ya al coger agua en la fuente, ya al lavar en el río, ya al moleren el horno. La doncella, vencida al fin por mis sentimientos, también prometió a su vez unaentrevista, visto que quería mostrárseme dispuesta, siempre que acudiese al anochecer. Acudí; bajócon la criada a una parte secreta de la casa. Y allí, ¡que las benéficas costumbres de los hombres measistan! ¡Qué cosas dije y qué cosas escuché al mismo tiempo! Ella no hacía promesas, pero nodeseaba dar la impresión de que quería negarse. Se resistía a que la tocase, pero daba a entender quele apetecía con su complaciente sonrisa, con su esquivo gesto, en fin, con toda su actitud. Sinembargo, al entrevistarnos en el mismo lugar tres noches después, holgándonos pero guardando lasdistancias, no le arrebaté nada más que un beso una sola vez13. Ella se ofrecía en matrimonio debuena gana, porque sabía que mi padre era rico. Y yo, si cierto suceso no hubiese enfriado miamor, habiendo abjurado de letras y dignidades sacerdotales, habría prometido el casamiento.ALFONSO: Yo consideraría un feliz suceso el que te apartó de unos locos amores. Así son lasmuchachas que asisten con facilidad a una entrevista nocturna; no tienen ese modo de ser y de vivirque dicen que tuvo el caballo de Alejandro Magno, que sólo consintió un jinete mientras vivió14.Rara vez la encontrarás irreductible y no acostumbrada a los jaeces. Pero cuenta el suceso.

12 El papel de la criada de una dama o doncella como intermediaria en los intentos de conquistas amorosases una parte importante en no pocos relatos de este tipo. Léase, por ejemplo, el siguiente fragmento delDecamerón (Barcelona, Plaza y Janes, 1987): "[...] de suerte que el estudiante acabó hablando con lacriada de la dama, exponiéndole su amor y rogándole que recabase de su dueña que le tuviera merced. Lacriada se lo prometió ampliamente [...]". (VIII, 7, p. 474). Cf. Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache, ed.de Benito Brancaforte, Madrid, Cátedra, 1981, vol. I, pp. 333-34 y vol. Il, pp. 91-92.13 Otro lugar común en esta clase de episodios es el coqueteo de la astuta mujer para desconcertar alpretendiente y encender más su pasión. Guzmán de Alfarache es víctima también de semejantes tretas:

... tal era ella que, cual si fuera de piedra, no respondió ni hizo sentimiento; pero no por eso dejaba decuando en cuando de volver la cabeza dándome cara, con que me abrasaba vivo.

Así llegamos a una calle [...], y al entrar en su casa me pareció haberme hecho una reverencia y cortesíacon la cabeza, los ojos algo risueños y el rostro alegre.

(Ed. cit., vol. I, p. 333; vid. también vol. Il, pp. 383-387).Cf. los ardides, similares, de los que se vale la prostituta toledana en el canto Vil del Crotalón: "[...] conmi mirar y aparato, a las vezes haziendo que quería huir, y a otras vezes queriéndome mostrar [fingiendoalgunos descuidos], ponía a todos gran deseo de me ver." (Ed. de Asunción Rallo, Madrid, Cátedra, 1982,p. 217). Esta parte del canto está basada, precisamente, en un clásico de la literatura italiana erótica -quesirvió de modelo a numerosos autores españoles (como Baltasar de Collazos en sus Colloquios) yeuropeos-, los Ragionamenti de Aretino (cito por la ed. de Madrid, Clásicos Bergua, 1978). Aquí Nannase comporta siempre de este modo y enseña a su hija Pippa cómo seguir sus pasos. Para este aspectoconcreto, vid., por ejemplo, pp. 172 y 234.14 Esta cualidad de Bucéfalo, el caballo de Alejandro Magno, ha sido recogida en infinidad de pasajesliterarios e históricos. Sirva como muestra lo dicho por Plinio: "Neminem hic alium quam Alexandrumregio instratu ornatus recepit in sedem, alias passim recipiens." ("Este, cuando estaba aparejado con lamontura real, no admitió en su silla a nadie más que a Alejandro, aunque en las demás ocasiones loaceptaba sin hacer distinción.") (Natural History, London and Cambridge, William Heinemann-HarvardUniversity Press, 1967, vol. m, p. 108). Cf. Pseudo Calístenes, Vida y hazañas de Alejandro deMacedonia, ed. de Carlos García Gual, Madrid, Gredos, 1977, Libro I, 17, p. 62. Huelga advertir que estepárrafo de los Eremitce no refleja en absoluto ideas misóginas por parte de Maldonado, que no se

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ALVARO: Prefiero morirme antes que recordarlo. Pero, ¿cómo conoces la historia de AlejandroMagno?

ALFONSO: ¿Acaso me consideras un ignorante en todo? Siempre he sido un amante de la lectura y,antes de profesar como ermitaño, leí en lengua vulgar15 historias nada superfluas. Pero, ea,rememora tu enfriado amor.

ALVARO: Corría por la noche hasta mi amada doncella y ella, en verdad, me recibía con agrado,aunque también es cierto que no le arranqué nada salvo un beso, robado precipitadamente. Pero heaquí que una noche, ante su puerta, o, al menos, no muy lejos, me veo cubierto por una enormecantidad de basura y de excrementos; y, tan grande era el hedor, que solté un gemido porque meahogaba16. Como empezaron a sacar velas a las ventanas, huí para que no me conocieran, rebozadohasta lo más hondo en estiércol. Los criados no fueron capaces de limpiarme en toda la noche y, alfilo de la luz del día, me afeité la cabeza y me lavé con lejía. Aun así, no me libré de aquel hedor losuficiente durante los quince días siguientes17. ¿Has oído hablar de amores más desdichados?

ALFONSO: Realmente, yo los llamaría merdosos antes que felices. Lamento, en verdad, tu malasuerte, pues fue un suceso desgraciado.

caracterizó precisamente en sus escritos por lanzar diatribas indiscriminadas contra las mujeres, sinomás bien todo lo contrario.15 Extraña que un humanista como Maldonado, que siempre despreció el castellano en sus obras, hagaesta precisión. No parece, por supuesto, gratuita, sino más bien una sutil muestra de la situación real porla que estaba pasando la lengua latina incluso entre las personas cultas. Eugenio Asensio señala que"Maldonado no alcanzó aquellos tiempos desengañados" en los que el latín no conseguía imponerse en lapráctica ni siquiera en las aulas universitarias" (introd. cit., p. 46). Sin embargo, y a pesar de sus buenosdeseos, sus amigos extranjeros y su propia experiencia le decían que el latín en España andaba muy decapa caída, demasiado para las utopías de un humanista consciente. Téngase en cuenta que Alfonso nollega a entrar en la Universidad ni avanza demasiado en sus estudios, por lo que, para un hombre inmersoen el ambiente académico de la época (donde conseguir que los estudiantes hablaran bien latín era unpropósito más que una realidad), presentar un personaje como Alfonso leyendo latín era más inverosímiltodavía que incluirlo en este diálogo hablándolo (véase una ilustrativa descripción de lo que sucedía entreel alumnado salmantino a mediados de siglo en Pedro Urbano González de la Calle, Latín y romance.Contribución al estudio de la vida docente española en el siglo XVI, en Varia. Notas y apuntes sobretemas de letras clásicas, Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1916, pp. 215-294). He aquí unbuen ejemplo del desprecio de Maldonado por la lengua vernácula, que le hubiese resultado, a lo que creo,más adecuada para esta obrita. El problema suscitado por las palabras de Alfonso poco tiene que ver -vade bromas- con la jocosa y malintencionada objeción de preguntarse cómo es posible que no lea latín ylo hable en el diálogo. La respuesta no tiene vuelta de hoja: es que el criterio tajante de Maldonado en eluso de esta lengua a la hora de escribir no dejaba opción a dudas. Vid. también Domingo Ynduráin, Lainvención de una lengua clásica, en Edad de Oro, 1, 1982, pp. 13- 34.1 6 Este episodio ha llamado la atención de algunos críticos por su sabor picaresco (por ejemplo,A. Bonilla y San Martín, Luis Vives y la filosofía del Renacimiento [vid. Bibliografía], p. 795). Sinembargo, atendiendo antes a los precedentes, hay que recordar la cantidad de páginas que en la novellaitaliana están dedicadas a las burlas y engaños entre amantes, rivales, etc. Es la vena humorística queimpregna también los fabliaux medievales. Mencionemos tan sólo el caso más famoso, el Decamerón,cuya jornada VIH tiene como objeto diferentes burlas. Véanse especialmente para el suceso que nos ocupaII, 5; VIH, 7 y VIH, 9. Cf. las burlas que sufre Guzmán de AlfaTache, éd. cit., vol. I, pp. 333-336 (1* parte,II, 8) y vol. Il, pp. 93-94 (2* parte. I, 5).17 Cf. Decamerón, VIH, 9: un médico sufre una burla por la que se ve rebozado en excrementos y no puedeeliminar el mal olor pese a lavarse: "Y a la mañana siguiente, Bruno y Buffalmacco [...] fueron a casa delmédico y le encontraron lavado, y al entrar hacia él notaron que todo hedía, porque aún no se habíapodido quitar el olor." (Ed. cit., p. 505).

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ALFONSO: Realmente, yo los llamaría merdosos antes que felices. Lamento, en verdad, tu malasuerte, pues fue un suceso desgraciado.

ALVARO: En efecto, tan difícil me fue de soportar, que me propuse profesar el estado monástico.Pero, al haberlo aplazado durante algunos días, revivió la llama del amor18. Fingiendo, pues, habertenido fiebre, vuelvo al mismo lugar a la hora acostumbrada. Ella me dice que ha soportado miausencia a duras penas y, cuando conoce el motivo, jura y perjura que lo lamenta infinitamente.Luchamos, combatimos, pero nunca llega la sangre al río, porque ella se oponía suavemente y yoaplazaba la victoria para mejor ocasidn!9. Mas, después de haber escaramuceado de esta maneradurante algunas noches, vine a tientas, por fin, una noche muy oscura y, al acercarme a la entrada,salieron en una emboscada no sé quiénes y casi me acabaron con un palo. Moribundo, retrocedí condificultad hacia mi casa20. Y lo que más aumentó mi dolor fue el considerar que aquella paliza habíasido urdida contra mí por un joven que amaba perdidamente a la misma doncella.

ALFONSO: Con razón se te enfrió el amor. ¿Qué pasó, en fin, después?

ALVARO: ¿Tú qué crees? Convalecí trabajosamente dos meses. Pero después, para no abatirme porcompleto, me trasladé a Salamanca, a fin de entregarme más feliz y libremente a las letras, una vezdejados todos los placeres. Pero, ¿quiénes son aquellos que, mascullando no sé qué por el sendero,ya apresuraban, ya detenían la marcha, y ahora permanecen por fin junto a una encina a la sombra?ALFONSO: No lo sé, por cierto. Escuchémoslos, pues sostienen opiniones opuestas y hablanamistosamente, según se hace bastante patente por su gesto y timbre de voz. Oigamos del todo suspalabras, que ya llegan mejor a nuestros oídos.

18 Da la impresión de que Maldonado, al igual que el obispo J. P. Camus haría en el siglo XVII en suColitrope (citado por E. Frenzel, op. cit., p. 119), se mofa aquí de los monjes o ermitaños '"a plazo', tanfrecuentes desde el Amadís, a quienes sólo les movían las cuitas amorosas" (ibid.). Cf. un ejemplo típicode ello en la novella XXVH de Bandello, donde el protagonista recurre a tan drástico procedimientodurante una temporada cuando comprueba que su amor hacia Ginebra es cruelmente rechazado. (MateoBandello, Le novelle, 2* éd., a cura di Gioachino Broguoligo, Bari, Laterza, 1928, vol. i, pp. 360-390).19 El empleo de términos bélicos en las relaciones amorosas tiene, como se sabe, una antigua y ampliatradición. Aquí nos interesa recordar el desarrollo que de esta metáfora hace Maldonado en otro diálogosuyo, Desponsa cauta. Estableciendo una comparación con ciertos pasajes de la Guerra de las Galios deCésar, Tolentina comienza así su advertencia a Ardeola para que no rinda sin más su fortaleza: "Similemesse dicebat virginem pudicam arci bene munitse, quae prater mœnia, fossa et aggere cincta est; nisi quodesset arx nulla quamtumuis edita, quam non expugnaret pertinax hominum obsidio; quandoquidem autdemoliretur machinamentis atque tormentis, aut fame postremo caperetur [...]." ("Decía que la doncellavirtuosa es como una fortaleza bien defendida, que, además de las murallas, está rodeada por el foso y elbaluarte; salvo que no se había levantado ninguna fortaleza lo suñciente que no la expugnase el pertinazasedio de los hombres, puesto que o bien sería destruida por las máquinas y armas de guerra, o bienconquistada al final a causa del hambre.") (En Queedam opúsculo, {vid. Bibliografía); la metáfora militarcitada en f. n vin r°-o r°). Vid. E. Asensio, introd. cit., pp. 52-53.2 0 Este nuevo percance de Alvaro es una variante del sufrido con los excrementos. Burla, procedimientodisuasivo de un posible rival o ambas cosas se encuentran dentro del ámbito literario mencionado en lanota 16.

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Rebolledo, Rodolfo.

REBOLLEDO: Sin duda, es mucho más rigurosa y más cruel mi fortuna que la tuya, sea cual sea.Tengo hijos; mi esposa es virtuosa, pero llevo peor que la muerte el haberla reducido totalmente ala pobreza y el haberle causado la desgracia.RODOLFO: ¿No te llevaba tu misma esposa al buen camino?

REBOLLEDO: Ella no pasaba por alto nada que fuese propio de una honrada y virtuosa mujer;además, desconocedora de mis asuntos, me juzgaba tal como yo me fingía en casa.

RODOLFO:¿Cómo podían ocultarse daños tan evidentes?

REBOLLEDO: ¿Cómo? Hacía gastos excesivos yendo de caza y mi mujer creía que nuestros recursospodían soportarlo sin esfuerzo. Además, yo, para que confiase más fácilmente, tomaba pocas cosasde nuestros bienes y, a escondidas, recibía dinero prestado a un gran interés. Así pues, contrajegrandes deudas, que, sin embargo, no estaba en situación de pagar. Dándose cuenta unos primoshermanos de mi mujer de que mi patrimonio se disipaba a causa de la caza, me amonestan, mereprenden; y, como me habían ayudado con dinero, finalmente logran que aparte de mí estaafición21. Sin embargo, había vendido de mi hacienda muchas cosas que apenas podían serrecuperadas. Había corregido mi modo de vivir, había puesto en orden mis costumbres y, aunqueiba al templo diariamente y paseaba con los proceres22, que disponían, tras la celebración de loscultos, su encuentro después del almuerzo en una casa que tenían destinada para el juego, yo,ciertamente, rechazaba tal reunión. Pero, ante su insistencia para que asistiera, algunas veces losacompañaba como invitado y, sentado junto a ellos mientras jugaban, los miraba y me acordaba delos perjuicios del juego. Pero, como no dejaban de invitarme a jugar, empecé a intervenir con unpoquillo de dinero, decidido a no aumentar las apuestas. Sin embargo, ¿quién se contiene siempreen el juego? ¿Quién mantiene la justa medida? ¿Quién conserva la integridad? Es evidente que sóloaquel que se aparta de él y tiene cuidado de mantenerse alejado a gran distancia. Al fin, juegoespléndidamente, juego con largueza; pero, como había perdido ya mucho dinero, que no podíarecuperarse sino con grandes tiradas y grandes apuestas, mientras esperaba rehacerme poco a poco,jugando con audacia, se me fue una enorme cantidad de dinero y me vi obligado a vender laspropiedades que tenía en la ciudad y en sus alrededores, para pagar mi crédito y librar a mis fiadoresde su preocupación. Con todo, las había vendido en secreto y con la condición de que me fuesendevueltas, si yo restituía el dinero en el tiempo fijado, y, temiendo por esto que mi ruina sedivulgase y mi esposa y sus primos lo averiguasen, decidí, en fin, echar la soga, como dicen, trasel caldero23. Muchos estaban avidísimos de la casa de campo que, como sabes, yo tenía a un día de

21 La caza suele mencionarse como un vicio más en las enumeraciones de las actividades que son o puedenresultar perjudiciales para la salud espiritual en algunos tratados moralizantes. Vid., por ejemplo, Pedrode Medina, que reprobaba en el Libro de la verdad (editado por A. González Palencia en Obras de Pedro deMedina, Madrid, CSIC, 1944; para este punto, vid. p. 308) aquel inútil y dañoso pasatiempo.2 2 Vid . nota 52.2 3 "Echar la soga tras el kaldero. Es: tras lo perdido soltar el istrumento i rremedio kon ke se á de kobrar;i echar lo menos tras lo más." (Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, ed. deLouis Combet, Lyon, Institut d'Études Ibériques et Ibéroaméricaines de l'Université de Bordeaux, 1967,p. 155). Vid. Diego de Hermosilla, Diálogo de la vida de los pajes de palacio, ed. Donald Mackenzie,Valladolid, Imp. Vda. de Montero, 1916, p. 27; Baltasar de Collazos, Colloquíos, Lisboa, Manuel Juan,1568, f. 1 VIII v°; Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ed. Martín de Riqu», Barcelona,Planeta, 1980, p. 640; Comendador Hernán Núñez, Refranes o proverbios en romance, Madrid, Juan de la

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camino de la ciudad. Finalmente, la vendí con la misma condición: que podría recobrarla en eltiempo fijado, pensando que me sería posible recuperar con esta venta las propiedades urbanas yponer remedio a muchos daños24. Entonces, probaría suerte con el dinero que me quedaba; quizássurgiese de algún modo la buena suerte que me devolvería el patrimonio y la tranquilidad deespíritu. Pero, antes de volver a adquirir las propiedades urbanas y de reparar las restantes pérdidas,cuando me vi cargado de dinero me acerqué al juego con precaución. Juego con moderación; pero,al ir bien, comencé a decirme a mí mismo: "¿Cómo puede el juego devolver lo que ha absorbido,si no le entrego otro tanto igual que el que quiero recuperar? Con grandes gastos se comprangrandes cosas. Donde se halla el mayor riesgo, allí está también la mayor ganancia"25. Nada hayseguro en los juegos de azar, pero si aquellos a quienes levantan y enriquecen son siquiera un pocoatrevidos, no lo son nada mientras juegan, reuniendo una fortuna. Pero, ¿para qué alargarme? Entres o cuatro noches no me quedó ni la cuarta parte de un maravedí. Me arruiné totalmente26.

Cuesta, 1619, f. 36 r., etc. Para el uso de refranes y frases proverbiales en Maldonado, vid. MaríaÁngeles Duran, introd. a su ed. de La Española (vid. Bibliografía), pp. 39-42.2 4 La situación que se pone de manifiesto en esta parte preocupaba seriamente al autor, que en su Pastorbonus constata la práctica de la usura no sólo entre los seglares, sino también entre los miembros de laIglesia: "Qui [clerici], non suppeditantibus ecclesiis uictui necessaria, diuertunt ad artes seruiles,nonnumquam ad impías, emptitando quod carius uendant, commodando quod cum foenore recipiant, quaenimirum mercatura iam inter laicos solennis [sic] est, nuper in perniciem pauperum ab inferís excitata.Sepulta credebatur, uel extermínala cum iudœis, sed postea quam merces non tuto tranant, nec feruntur acreferuntur sine iactura propter bella continua, non equidem modo christianis est usurpata, sed et abinfamia uindicata." ("Y estos [los clérigos], cuando las iglesias no les proporcionan lo necesario para suclase de vida, se desvían hacia conductas serviles, a veces hacia las impías, comprando a menudo lo quepueden vender más caro, prestando lo que recuperarán con usura, que es ya un negocio, sin duda, habitualentre los laicos, hecho salir de los infiernos últimamente para daño de los pobres. Se creía enterrado, odesterrado, con los judíos, pero, después que las mercancías no pasan con seguridad y no se transportan yconsignan sin perjuicio a causa de las continuas guerras, no sólo ha sido practicado, es cierto, por loscristianos, sino también reivindicado por la infamia.") (En Opúsculo quœdam, éd. cit., f. c VIH v°-d I r°).Por supuesto, la usura fue duramente criticada por los humanistas, pero destaca quizás Cristóbal deVillalón, a quien pertenecen estas líneas: "Acontesce muchas veces que algún hombre va a otro connecessidad a pedirle cient ducados prestados. Y conciértase con él que tome en prendas una heredad ohazienda [...]. A este caso respondo que no solamente no es lícito gozar de las rentas y fructos auidos delas prendas. Pero aun digo que no es licito tomar prendas a alguno, quanto quiera que diga el común que sepuedan tomar por assegurar cada qual su hazienda que assí prestó." (Prouechoso tratado de cambios ycontrataciones de mercaderes y reprouación de usura, Valladolid, Fac. de Derecho de la Univ. deValladolid, 1945, f. E m v°-E mi r°). Cf. el ataque que contra usureros, mercaderes, etc. se hace en ElCrotalón, éd. cit., pp. 371-373.25 Lo que Rebolledo dice a partir de aquí corresponde a sus ideas actuales sobre el juego, opuestas aaquellos locos pensamientos de mal jugador que lo llevaron a la ruina y que demuestran que los quesiempre ganan son más cautos en el juego que en cualquier situación.2 6 El tema del juego volverá a salir más adelante en el diálogo. En el Ludus chartarum Triumphussentencia el propio Maldonado -que interviene como interlocutor-: "MAL.: Optime censes, mi Ferrane:nihil hodie magis perdit adolescentiam inconsultamque senectutem quam immodici ludi." ("MALDONADO:Magnífico parecer el tuyo, querido Ferrán: nada corrompe hoy más a la juventud y a la imprudente vejezque los juegos desmedidos.") (En Quœdam opúsculo, éd. cit., f. k VIII r°). Se inserta así en una ampliacorriente de autores que, encabezados por Erasmo (vid., por ejemplo, Elogio de la locura, XXXIX)vapulearon con sus plumas el vicio del juego, aunque lo admitieran e incluso escribieran sobre él (v.gr.Vives y Maldonado) como ameno y sano pasatiempo. Para el aspecto negativo del juego y su reprensiónen el siglo XVI hay un excelente y completo capítulo en el libro de Lina Rodríguez Cacho, Pecadossociales y literatura satírica en el siglo xvi: Los "Coloquios" de Torquemada, Madrid, Univ. Autónoma,1989, pp. 21-57 (entre las obras que cita con críticas contra los jugadores están el Menosprecio de

LOS EREMITJE DE JUAN MALDONADO 73

RODOLFO: En efecto, tu fortuna es rigurosa y horrible; me extraña que no hayas pensado enahorcarte.

REBOLLEDO: Habría considerado esto, sin duda, el último refugio de mis males, si no fuesecristiano. Pero, una vez perdidos los bienes de fortuna, decidí que debía cuidar del alma.RODOLFO: En verdad, piensas bien y piadosamente; ya tengo en menos la pérdida de tus bienes,pues conservas un espíritu virtuoso y tienes decidido mirar por tu alma. Pero, sobre todo, deseosaber qué has resuelto hacer.

REBOLLEDO: Se dice que me he escapado y que he cambiado el lugar de residencia. Lo cierto es quehe estado escondido algunos días entre los benedictinos y me mantendré oculto en una pequeña casade campo próxima junto a un viejo amigo, hasta que me haya enterado de lo que mis primos handecidido sobre su prima. Deseo saber que mi esposa no será abandonada por los suyos, para que midesventura sea más ligera y pueda morir más tranquilo en cualquier parte. Cuando tenga noticiasciertas de esto, me dirigiré a Cartagena27 donde se prepara una flota contra los moros; me alistaréen la milicia, combatiré con el mayor valor. Ten por seguro que o realizo alguna acción gloriosa,para hacerme digno de mandar una compañía, o moriré acribillado por las heridas. Se trata de unaguerra santa, y no entraré en combate sino tras haber confesado mis culpas. Así, Cristo tendrámisericordia de mí. Ya conoces mi suerte y mi intención. Tú, por tu parte, cuéntame qué teatormenta, qué te perturba en tu lugar de origen.

RODOLFO: Ya sabes la mayor parte. Conseguí un honesto beneficio eclesiástico, vivía conmagnificencia y sustentaba mi casa espléndidamente. Sin embargo, perdí todo no sólo por el juegoy la caza, sino también por otras torcidas inclinaciones. Había dado en prenda mi sacerdocio cincoveces.REBOLLEDO: ¿Qué dices? ¿Cómo puede darse en prenda el sacerdocio?RODOLFO: Claro que, propiamente hablando, no se puede.REBOLLEDO: Dios todo lo sabe.RODOLFO: Es misericordioso, y yo fingía, pero era mi principal preocupación.REBOLLEDO: ¿Cómo?RODOLFO: Me comprometía a ofrecer en prenda, como dicen, mi renuncia al beneficio eclesiástico;entretanto, recibía el dinero prestado. Cuatro estaban esperándolo; el quinto, más astuto que yo,cuando se dio cuenta de que estaba tan cargado de deudas que debía hasta el alma, fingiendo quequería velar por mis bienes, vino con un escribano a escondidas. Dice que trae las monedas que yohabía pedido. Yo, sufriendo la mayor pobreza y temiendo a los acreedores, al ver el dinero meinflamé, deseoso de cogerlo. "Aquí está -dice- un escribano: redactad el contrato." No tuve el valorde echarme atrás: firmé mi renuncia. Él la envía a Roma al instante. Pero, cuando, al cabo, llega laautorización, el dinero que adquirí de mala manera lo había dejado escapar por entero. Yo habíavendido mi fe a traición28. ¿Qué podía hacer? ¿Afrontaría tamaña ignominia? ¡Ni hablar de eso! Huíde la vista de la gente y tengo decidido, en primer lugar, dirigirme a Roma. Cuando haya

Guevara, El Scholástico de Villalón, el Viaje de Turquía, etc.). Cf. también, por ejemplo, Bandello, Lenovelle, I, 14.27 Vid. Pascual Madoz, Diccionario geográfico estadístico-histórico de España..., Madrid, 1846, vol. v,p. 597. Durante todo el siglo XVT partieron escuadras y tropas desde Cartagena para luchar en distintosfrentes.2 8 Vid., desde otros ángulos, notas 37 y 52.

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conseguido el perdón de mis culpas, de allí navegaré a Jerusalén29 donde terminaré mi vida,consagrado al servicio de los peregrinos y de los pobres. Este es mi propósito, no muy distinto deltuyo. Pero, ¿no ves como unos ermitaños se están riendo de nosotros. Y lo cierto es que los dossomos motivo de burla con razón.

REBOLLEDO: Estaban escondidos detrás de la encina y trataban de alcanzar desde allí nuestraconversación. Pero, ¿qué importa? La mayor parte de los que viven en los bosques son tanignorantes, que apenas entienden el habla culta. Por eso, no creo que se nan de nuestras palabras yconducta, sino que están saltando de alegría, porque son risueños por naturaleza. Pero no hagamoscaso de ellos; hemos detenido el paso con el afán de hablar y descansar un poco, y ahora debemosacelerarlo, para que no nos sorprenda la oscuridad en esta espesura del bosque.

Alvaro, Alfonso.

ALVARO: ¿No ves la estupidez y locura de aquellos? ¿Cómo, pese a no conocer nada más que laimagen externa de una persona, pueden llamamos, sin embargo, ignorantes y necios, sin saber nadade nosotros, sólo porque ven que vivimos en el bosque? Ciertamente, en ninguna parte reina másla locura y la cerrazón mental que en las ciudades30. Pues, estos son de una alta condición social;reconozco su aspecto, aunque hayan eludido los nombres.

ALFONSO: ¿Por qué no estás, entonces, plenamente convencido, tú, que has vivido tantos años enlas ciudades? A mí me resulta archisabido que la mayor parte de los que viven en las ciudades noestán en sus cabales, tal y como te confirmaré después de que hayas recordado lo tuyo. Pero cuentacómo pasaste la vida en Salamanca.

29 Los erasmistas tuvieron opiniones bastante claras sobre las peregrinaciones y estancias en Jerusalény otros lugares. En el Elogio de la locura leemos: "y, en fin, los hay que emprenden una peregrinación aJerusalén, a Roma o a Santiago, donde no tienen nada que hacer, y, en cambio, dejan abandonados lamujer, la casa y los hijos." (Cito por la trad. de Pedro Voltes, 9* éd., Madrid, Espasa-Calpe, 1983, p. 92).El ánima de un buen cristiano expresa también la misma idea en el Diálogo de Mercurio y Carón deAlfonso de Valdés: "y también me parecería simpleza ir yo a buscar a Hierusalem lo que tengo dentro demí." (Ed. de José F. Montesinos, 5* éd., Madrid, Espasa-Calpe, 1971, p. 133). Podemos citar un últimoejemplo en la extensa argumentación que hace Pedro de Urdemalas en el Viaje de Turquía para ahondar enesta tesis y de la que sólo extraigo estas palabras: "La romería a Hierusalem, salvo el mejor juicio, tengomás por incredulidad que por santidad." (Ed. de Fernando García Salinero, Madrid, Cátedra, 1980, pp.119-120).3 0 Esta divertida anécdota le sirve a Maldonado para lanzar un nuevo puyazo contra la vida urbana, altiempo que sitúa de manera explícita a sus ermitaños-pastores en un ámbito literario, el del diálogorenacentista, bien diverso de las figuras rústicas y cómicas propias de la farsa. F. López Estrada lo haexplicado perfectamente: "El pastor rústico, con el aparato de su convencionalismo lingüístico, sematiza a veces, y junto a él aparece un pastor de condición meditativa, que plantea con gran rigordialéctico las más varias cuestiones sobre la vida y la muerte del hombre. [...] El pastor se acerca y enocasiones penetra en el dominio de la filosofía, que es lo más opuesto a la condición de bobo o personajecómico que apareció en las farsas; se han cambiado las tornas, y de ser el pastor el personaje que noentiende ni las palabras ni los hechos del cortesano, pasa a ser él mismo un filósofo que asegura conpalabras espirituales su concepción de la vida." (pp. cit., p . 258). Respecto a la mención que haceAlvaro acerca de la alta condición social de Rodolfo y Rebolledo, A. Vilanova recuerda y examina, apropósito del tratado III del Lazarillo, las repetidas críticas antinobiliarias presentes en Erasmo (art. cit.,p. 569, etc.).

LOSÊREAi/T/CDEJUANMALDONADO 75

ALVARO: En verdad, me conduje de forma variada. Comencé, al principio, a mostrar interés por laDialéctica3!; después, algunos amigos me impulsaron a volverme hacia el Derecho32, al que, enrealidad, no me entregaba con gusto33. Lo que sí me empujaba era el deseo de conocer laTeología34, que era, por lo que había oído decir, lo más conveniente para los futuros sacerdotes35.

3 1 Alvaro se refiere a los estudios de Lógica, cuyo programa en la Universidad de Salamanca era elsiguiente: "121. El catedrático de súmulas de Pedro Hispano lea cada año todo el bolumen deltas. 122. Elcatedrático de lógica de Aristotiles lea un año perehermeneias (espacio en blanco), y esy algo le faltarepor leer lo acabe el segundo año con los posteriores, tópicos y helettos. 123. Los estudiantes artistascursen la mayor parte de un año en estas cátedras o en la una délias, e syn este recurso no sean admitidosal grado de bachilleres." {Estatutos de la Universidad de Salamanca..., cit., p. 143). Vid. el análisis quehace Juan Luis Vives de esta materia en De disciplinis, traducido en Obras Completas, ed. de LorenzoRiber, Madrid, Aguilar, 1949, vol. n, pp. 424-453; para la Gramática y el Derecho Civil, pp. 399-424 y510-526 respectivamente. Cf. Eugenio Asensio, El ramismo y la crítica textual en el círculo de Luis deLeón. Carteo del Brócense y Juan de Grial, en Academia Literaria Renacentista. I Fray Luis de León,Salamanca, Univ. de Salamanca, 1981, pp. 47-76. Vid. Enrique Esperabé Arteaga, Historia pragmática einterna de la Universidad de Salamanca, Salamanca, Imp. de Francisco Núñez Izquierdo, 1917, pp. 285-4 3 3 .3 2 Esto es lo que establecía la universidad salmantina en 1529 respecto a los estudios de Derecho: "112.Yten, que los catedráticos de ynstituta, cada uno dellos lea cada año dos libros de la ynstituta [...]. 113.Yten, que los catedráticos de código cada uno dellos se le señale su libro el qual acaben dentro del añoenteramente, excepto a los que le cupieren el quarto y sexto libros [...] 114. Yten, que los que entran aoyr ynstituta, el primero año no puedan oyr mas de la ynstituta y otra leción de código tan solamente, yque el segundo y terciro años oyan código syn oyr nynguna leción de digesto, y quel quarto año y de alliadelante oyan digesto y lo que quisyeren. 115. Yten, que los oyentes de cañones los dos primeros añosque oyan decretales, syn que puedan oyr sexto ni clementinas, y quel terciro y quarto años que oyan sextoy clementinas, necisario una leción al menos dello con las otras leciones de decretales." {Estatutos de laUniversidad de Salamanca..., cit., pp. 140-141).3 3 Es evidente el trasfondo autobiográfico de este pasaje. Como recuerda Maldonado, cuando estudió enSalamanca:"Allí estuve en duda conmigo mismo sobre qué disciplina debería tomar como principalestudio. Estaban allí ciertos viejos amigos que hicieron el loco conmigo en la escuela anterior y meexhortaron e instigaron a que me dedicase al derecho civil y canónico, diciéndome que aquella era la únicadisciplina que solía proporcionar honores y riquezas al que se dedicaba a ella. Y yo, aunque era másinclinado a los estudios de humanidad y a la filosofía [...] dediqué tres años al derecho canónico [...], y,contra los deseos de mis compañeros, mezclaba a los poetas y oradores con el derecho." {Parœnesis...,éd. cit., p. 168). Así mismo, hay que destacar la similitud entre este pasaje de los Eremita y otro de losColoquios de Palatino y Pinciano, diálogo también de mediados del siglo XVI, en el que Palatino recuerdasus titubeos cuando tuvo que elegir estudios: "[...] quando acabé de oyr gramática, más de un mes estuvesuspenso, que no me acabaua de determinar qué sciencia seguiría. Unos de mis parientes, que teníanpleitos, querían que estudiase leyes y fuese abogado o juez; otros deseauan que estudiase theología, ydezían que esta era la sciencia más segura y más honrrada; una tía mía, vieja y enferma, moría porqueestudiase medicina, porque la curase de sus achaques. Yo, por hazerles yguales, estuue por salirme afuera yno estudiar ninguna, y al fin me determiné de estudiar los Sacros Cánones [...]." (f. 106 r).3 4 "116. Los catedráticos de theologia de prima y bisperas lean los cuatro libros de las sentencias, de talmanera, que en prencipio de cada distinción sucintamente declaren la sentencia del testo del maestro, ydespués muevan sus quistiones que le paresciere, al catredatico de biblia lea un año del nuevo testamentoy otra del viejo, y no otra leción ni autor ninguno; el catredatico de parte de Santo Thomas lea las partesde santo Thomas, y no otra cosa, e ansy mesmo el de Scoto al mismo Scoto, y la catreda de nominales alsolo dotor nominal." {Estatutos de la Universidad de Salamanca..., cit., p. 141). Cf. los ataques que,desde posturas erasmistas, se hicieron contra la teología tradicional, por ejemplo, en el Elogio de lalocura. Lili; en El Crotalón, cantos XIV y XVI (éd. cit., pp. 333-34 373-74, etc.) y, por supuesto, en ElScholástico de Cristóbal de Villalón, ed. de Richard J. A. Kerr, Madrid, CSIC, 1967, passim.35 El sistema de educación, en general, imperante en la época desagradó a numerosos humanistas que,como Maldonado, sentían "el sonrojo y la melancolía de una juventud malgastada por culpa de maestros

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En tanto que dirijo mis esfuerzos a la Teología, mi padre me pide en una carta que vuelva. Me da aconocer que un sacerdote, pariente nuestro, ha muerto y que yo había sido elegido con evidentejusticia para sustituirlo en sus cargos y dignidades sacerdotales. Fui rápidamente y, aunque huboquienes se me opusieron, lo logré por fin. ¿Quién puede expresar la rebosante alegría, el gozo, lasatisfacción de mis padres, hermanos y allegados? En efecto, fui llevado a la iglesia como entriunfo. Pero, mira por donde, después de algunos días, cierto cortesano vino con unnombramiento. Me lleva a juicio; vamos ante el legado; se defiende la causa36; se gasta muchodinero inútilmente; en fin, yo pierdo el pleito, lo cual fue más duro para mí que la muerte, porquepensé que no se había dictado una sentencia justa37. Por consiguiente, volví junto a miapenadísimo padre, le rogué aceptase mi desgracia con resignación y le dije que yo no volvería aintentar ningún juicio humano, que se hacen más de acuerdo con el afecto que con la equidad38,sino que viviría siempre en los bosques. Mi padre consintió; yo me fui. Este es el curso de mivida. Si tienes algo apropiado para consolarme, te ruego no lo prolongues.

ALFONSO: Sin duda tengo lo que puede reanimar infinitamente tu espíritu y convencerte del todo deque esta vida rústica ha de preferirse con mucho a la de la ciudad. Pero escuchemos a aquellos, que,con afán de discutir, han detenido su paso.

ALVARO: Que me place, pues parece que discuten también sobre la orientación de su vida.

estériles y de un sistema nefasto de educación." (E. Asensio, introd. cit., p.64). Cf. la detallada críticaque Villalón hace en El Scholástico de los métodos didácticos de cada una de las disciplinasuniversitarias, éd. cit., pp. 153-156.3 6 Recuérdese que en su primera Paradoxa, Vita hominis instar diei, Maldonado y Gozonio sufren elpercance en un pantano cuando van a pleitear por una capellanía otorgada al autor por Diego Osorio. Vid.E. Asensio, introd. cit., pp. 48-49.37 Maldonado expuso de forma cruda e incisiva en Pastor bonus la corrupción existente con la compra decargos y sentencias entre las autoridades eclesiásticas: "Iam qui ex aduocatis fiunt iudices, raroprobantur, uersipeles sunt, fraudulenti; sane uulgo dici solet ueridicum aduocatum semper egere,bilinguem et mendacem bonis omnibus diffluere. Quot eorum reperias, qui quamlibet iniquam causam nonprobent, si consultor adeas cum pecuniis? Applaudunt iam reo, iam arrident actori, uictoriam utriquepollicentur, nec faciunt teruntii quod summus sit pronunciaturus iudex de pessimis aduocatis ac iniquisiudiciis [...] Plurimum canonici ualent tum gratia et autoritate, tum propinquis et amicis, sunt enim quamplurimi ex urbis ditioribus." ("Ahora, quienes de abogados pasan a ser jueces rara vez son examinados;son taimados, falaces. Con razón suele decirse corrientemente que el abogado veraz es siempre pobre, eltrapacero y mentiroso nada en toda clase de bienes. ¿A cuántos de estos puedes encontrar que, a su antojo,no juzguen una causa injusta, si acudes a ellos para consultarles con dineros? Ya aplauden al acusado, yasonríen al acusador, prometen la victoria a los dos, y no les importa un bledo lo que el Altísimo Juezvaya a sentenciar sobre los pésimos abogados y los juicios injustos. [...] Los canónigos son casisiempre poderosos bien por el favor y la voluntad de las autoridades superiores, bien por los parientes yamigos; muchísimos, en efecto, están entre los más ricos de la ciudad.") (Ed. cit., f. d III r°-v°). Vid.M. Bataillon, op. cit., pp. 328-337. Las diatribas contra las incesantes querellas y pleitos de laclererecía se encuentran con facilidad en multitud de obras de la época. Señalemos tan sólo tres casosbien conocidos: Alfonso de Valdés, Diálogo de Mercurio y Carón, éd. cit., p. 71, y Diálogo de las cosasocurridas en Roma, ed. de José F. Montesinos, Madrid, Espasa-Calpe, 1969, pp. 179-182; El Crotalón,éd. cit., pp. 129-131.3 8 Ataque de tinte esencialmente erasmista contra la corrupción de la justicia en general. Cf. ideassimilares en El Crotalón, éd. cit., p. 231. Jacqueline Ferreras recoge distintas opiniones sobre la justiciaen varios diálogos españoles del siglo xvi en su monografía Les dialogues espagnols du XVIe siècle oul'expression littéraire d'une nouvelle conscience, Paris, Didier, 1985, vol. Il, pp. 780-89.

LOS EREM1T/E DE JUAN MALDONADO 77

Lupino, Vulpeyo.39

LUPINO: Ciertamente, no considero mi plan de vida menos honrado que el tuyo. Pues si, comodecía un sofista francés, nada es útil que no sea honesto, ni honesto que no sea útil40, sin duda nonegarás que mi manera de vivir es útil. Por consiguiente, si es útil, ¿cómo puede parecerdeshonesta?

VULPEYO: Has dicho bien que parece no serlo. Muchas cosas parecen honestas y no lo son enmodo alguno, y útiles, que no tienen ninguna utilidad. Los hombres se engañan, son arrastradospor sus inclinaciones, llamando útil a lo que es pernicioso en sumo grado y honesto a lo que nadatiene que ver con la virtud41. Tú consideras provechoso enriquecerse de cualquier manera y, comoeres codicioso por naturaleza, persigues cualquier clase de lucro.

LUPINO: Por amor de Dios, dejemos a un lado nuestras preferencias, pues, según creo, te engañasal pensar que llevas un tipo de vida distinto del mío. Con toda seguridad, no me cabe duda de que,si hay algo de ignominia, tú te revuelcas conmigo en el mismo fango.

VULPEYO: Quieres algo justo. Voy a ponerte ante los ojos tu conducta, a exponerte, del mismomodo, la mía y a colocarte como juez, para que falles en cuál de las dos hay más ignominia y dañopara la sociedad humana.

LUPINO: Escucharé con gusto, para que distingas sólo aquello que me parece una misma cosa.VULPEYO: Presta atención. Tú pasas parte del aflo como tratante en trigo por pueblos y aldeas,compras el trigo a los que son especialmente pobres, con la condición de pagarles al instante eldinero y de que ellos entreguen el trigo después de la siega. No tienen dinero para llegar hasta lacosecha, por lo que se ven forzados a vender a bajísimo precio lo que todavía no han cosechado.Pero, cuando hay que entregar el trigo, los infelices son asediados por tantos gastos, por una deudade tal magnitud, que no tienen otra salida que morir de hambre, si no vuelven a obtener de ti y delos de tu calaña ese mismo trigo, para poder subsistir hasta otra siega. Y, de este modo, vosotros

3 9 Es obvio que estos dos nombres tienen su raíz en las palabras latinas lupus y vulpes. Aunque Lupino esquien sale peor parado, quizás pueda verse como un indicio de ambigüedad en la opinión de Maldonadosobre Vulpeyo el conocido Tefrán: "El lobo y la vulpeja, ambos son de una conseja", citado porSebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua Castellana o Española, Madrid, Turner, 1979, s v.Loba y lobo.4 0 No he localizado el personaje concreto al que se refiere Lupino; sin embargo, no le han faltadodefensores al utilitarismo a lo largo de la historia. Según Giorgio del Vecchio: "El sistema utilitarioexcluye que el Derecho tenga un propio fundamento absoluto, poTque considera lo justo como idéntico alo útil; o sea, quiere Teducir la justicia a la utilidad. Este sistema, ya delineado en forma primitiva pOT laescuela hedonista o cirenaica (fundada por Arístipo de Cirene), fue construido después de modo másamplio por Epicuro [...]. Pero tal sistema obtuvo sus mayores desarrollos en la moderna Filosofíainglesa, especialmente por obra de Jeremías Bentham [...], de J. Stuart Mili, de Carlos Darwin [...]."(Filosofía del Derecho, Barcelona, Bosch, 1974, pp. 500-501). Séneca en sus Aforismos o Libro de Orodice: "No hay cosa honesta que no sea útil." Cicerón trató de este problema en buena parte del Libro m delDe Officiis. Vid. también Alejandro Manzoni, Observaciones sobre la moral católica, Madrid, Librería delos Sucesores de Hernando, 1915 (Biblioteca Clásica, vol. m ) .4 1 Maldonado no desarrolla de forma explícita la refutación de las ideas utilitaristas expresadas porLupino, si bien queda claro su completo rechazo hacia ellas. La mayor parte de los autOTes que se ocupande este asunto se apresuran a manifestar su repugnancia por esta clase de moral. Un ejemplo ilustre puedeverse en Montaigne: "Yo acepto el lenguaje común, que establece diferencias entre las cosas útiles y lashonradas, de tal manera que algunos actos naturales, no solamente útiles sino necesarios, los caliñcocomo deshonestos y puercos." (Ensayos, trad. de E. Azcoaga, Madrid, EDAF, 1971, p. 788).

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lo revendéis, por así decirlo, aplazado el pago durante algunos meses, exigiendo tan gran interéspor aquel período que, cuando tienen que entregar el dinero, con doce celemines los agricultores nopueden recuperar dos: de aquí las turbas de mendigos, de aquí las hambres, de aquí las pestes42.

LUPINO: ¿Qué dices? ¿No nos está permitido vivir según nuestros principios, según nuestroparticular modo de ser, como vivieron nuestros antepasados? Nunca ha sido imputado al vicio elvivir como vivimos nosotros, ni ha sido considerado poco honesto la adquisición de riquezas decualquier modo, con tal que no tenga su origen en el robo y el hurto43.

VULPEYO: Te engañas. Los magistrados son negligentes, encubridores, ya que no hay quienamoneste, quien se queje y grite44. Además, ¿qué acto de bandidaje ha podido imaginarse más gravey más nocivo para el Estado que vuestros robos impunes, gracias a los recursos de los agricultores,que procuran los alimentos a la nación, reduciéndolos al hambre, de tal manera que ni siquiera lesqueda trigo para vender a sus conciudadanos, mientras vosotros conserváis el que tenéis encerrado yno lo sacáis fuera hasta que habéis aumentado sobremanera el hambre que ahora crece y quevosotros habéis sembrado, vendiendo poco y a un precio apenas tolerable, con la excusa de quehay escasez de trigo, aunque el año ha sido abundante y tenéis los graneros repletos, tras haberconseguido que los demás tengan hambre?45 Ciertamente, debo pensar que os cuadra a la perfecciónaquello de Virgilio: Dioses, alejad de la tierra semejante plaga46.

LUPINO: Has dicho muchas cosas de mi regla de conducta con bastante mal talante; temo lo quevas a decir, con más suavidad, de la tuya. Pero no creo que esta pueda considerarse de forma distintaque la mía en perjuicio de los ciudadanos.

4 2 La mayor parte de los historiadores modernos han descrito en los mismos términos que Maldonadoesta situación de la agricultura española en el siglo XVI. Cf. C. Sánchez Albornoz, op. cit., vol. Il,p. 310: "Ya a principios de siglo las deudas atosigaban a los labradores y la agricultura carecía decapitales y de crédito. En los muy frecuentes años malos los labradores, para no morir de hambre, teníanque caer entre las garras de la usura, y como en los años de buenas cosechas se ponían tasas para cortar lacarestía, no les era posible salir jamás a flote. Arrastraban por ello una vida miserable." Análisisidénticos pueden encontrarse, por ejemplo, en Carmelo Viñas y Mey, El problema de la tierra en laEspaña de los siglos XVI-XVH, Madrid, CSIC.1941, pp. 110-120; David E. Vassberg, Tierra y sociedad enCastilla. Señores, "poderosos"y campesinos en la España del siglo XV], Barcelona, Crítica, 1986,pp. 262-69 y 290-93.4 3 La tendencia instintiva de cualquier lector a ver en Lupino un personaje de origen judío (basta conrecordar el tópico secular de la usura y el afán desmedido de lucro entre los judíos, así como reparar en queLupino asigna este "particular modo de ser" a sus antepasados) no es desacertada (Vid. la descripción desus actividades en el trabajo de Vemer Sombart, Les juifs et la vie économique, Paris, Payot, 1923 yEugenio Asensio, La España imaginada de Américo Castro, Barcelona, El Albir, 1976, pp. 67-69). Noobstante, la condena de Maldonado va también contra otros grupos y clases sociales "limpios" desangre, pero igualmente corrompidos en sus actividades. Se trata de una crítica social generalizada frentea los abusos, los fraudes, etc., que desarrolló por extenso en Pastor bonus (éd. cit., ff. f n r°-v°, b III r°-VIv°, etc.) y que Bataillon resumió con su habitual claridad en Erasmo y España, cit., p. 35. Vid. nota 24.«4 Vid. nota 38.4 5 Cf. Cristóbal de Villalón, Prouechoso tratado de cambios..., cit., f. E II v°-E III r°: "Pero si miintención es solamente por aguardar a la falta y careza por auer grandes ganancias con ello, cogiendoquanto puedo auer en las heras el agosto con intención que aya menos en la tierra para adelante,barriéndolo todo en mis troxes y graneros, por tomar la república por hambre [...], confiando que si elaño viene seco y estéril como lo desseo, que aunque peor esté lo venderé a mi plazer. Desta manera estetal es infernal peccado, y digno el que lo haze del infierno [...]."4 6 Eneida, Libro III, v. 620.

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VULPEYO: Mira cuan completamente te engañas. Yo discurro por campos, por aldeas, por montes;compro cerdos de dos meses, de tres meses, a veces de más edad; los cebo unos cuantos días conpasto, bellota, cebada. No adquiero ninguna de estas cosas de balde, sino con el dinero exacto y alcontado. Cuando veo que están bastante robustos, los reúno en la ciudad, los vendo al por menor ypor separado47. ¿Dirás que no es honrada una ganancia tal que se hace sin perjuicio de nadie, antesal contrario redunda en provecho de todos?

LUPINO: ¿Acaso no se abaratarían los puercos, si tú no hubieses acaparado el primero la compra?VULPEYO: No, ciertamente, ya que sin duda los labradores y montañeses no criarían estos rebaños,si no supiesen con seguridad que no faltarán quienes se lleven todo el rebaño, con dinero alcontado, y la gente de las ciudades carecería no sólo de esta clase de alimentos, sino también deotros, pues nosotros ponemos a la venta tanto vacas, como carneros y cabritillos, y, para que hayaabundancia en la ciudad, producimos gran número de rebaños y manadas de ganado mayor.

Alvaro, Alfonso, Gonzalo.

ALVARO: La conversación de aquellos me resulta bastante bien conocida. Sé adonde se dirige laopinión del porquero, que, desde luego, no parece totalmente injusta. Pero se marchan; no importa,que se vayan. Tú di lo que me habías prometido sobre la norma de vida que apruebas y has llegadoa saber por experiencia que es la mejor.

ALFONSO: Voy a contar ahora con gusto lo que puede darte por entero nuevos ánimos. Yo, despuésde que tú empezaste a pensar en las letras, vacilé algunas veces sobre cuál de las dos formas de vidaprobaría, la del campo o la de la ciudad. Pues, al ir al campo frecuentemente y agradarme aquelsilencio y soledad, y luego aquella vida tranquila, había decidido indagar el medio por el que pudiesequedarme allí siempre. Por el contrario, cuando volvía a la ciudad, fascinado por aquellos placeres,razonaba conmigo mismo así:"¿No voy a aspirar yo a una clase de vida agradable y honesta? Haypersonas casadas, en efecto, que tienen en abundancia las cosas necesarias para la vida y abandonan,según creo, los deseos de obtener más y más, y así viven y mueren sin cuidado y cristianamente.Porque el mismo afán de poseer vuelve a los hombres intranquilos y permite bastante poco pensaren la muerte futura y en la felicidad. Pero si una esposa no me retira de mi voto, me haré clérigo yrecibiré las órdenes menores48, ya que los clérigos parece que están contentos con sus dignidadessacerdotales, que no desean nada más y que, por esto, viven feliz y honestamente. Ahora bien, sino me es dado aspirar al sacerdocio, porque soy poco apto para las letras o por otra circunstanciaimprevista, elegiré la milicia y nunca me apartaré de nuestro César en todas sus campañas. Quizámerezca mandar algún día los primeros cuerpos de tropas y, aumentando los bienes de mi padre,haga mi nombre más ilustre49 y pueda vivir así contento y completamente tranquilo."

4 7 M. Fernández Alvarez y A. Díaz Medina recuerdan que "el cerdo ocupaba un lugar muy destacado" en laalimentación, dentro de una sociedad donde "comer o no comer cerdo era algo más que un mero problemaalimenticio." (Historia de España, Madrid, GTedos, 1987, vol. 8, p . 71).48 "Orden. Se llama también comunmente qualquiera de los grados de este Sacramento, que se vanrecibiendo sucessivamenté, y constituyen Ministros de la Iglesia: como Ostiario, Lector, Exorcista yAcólyto (los quales se llaman Ordenes Menores)." (Diccionario de Autoridades, Madrid, Gredos, 1979,vol. in, í.v. Orden.4 ' El ejército era, junto con la Iglesia, uno de los caminos para ascender socialmente, bien en la vidacivil, bien en la militar. "Todos los que tenían capacidad para ello esperaban ir ascendiendo peldañoshasta el grado de capitán, que se podía compatibilizar con el cargo de alcaide de un castillo o gobernador

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ALVARO: Te engañabas bastante en estas reflexiones y te alejabas por completo del camino delcielo, como dicen. No hay nadie menos feliz que los que poseen mucho50.ALFONSO: Escucha, te lo ruego. Todavía no he terminado. Examinando estas cosas conmigomismo y preparando ya mi padre todo para proveerme de ondulantes y largos hábitos de tejido ytinte de Florencia51, con la intención de hacerme figurar entre los principales clérigos (esta fue laclase de vida que más le agradó), se me ocurrió otra súbita reflexión:"¿Por qué me apresuro? ¿Porqué actúo con tanta presteza? Demos vado a esta inclinación, examinemos y estudiemos más elasunto, para que no me tenga que arrepentir después y haya de padecer por mi ligereza."

ALVARO: Me parece bien esta prudencia tuya, porque con la precipitada impetuosidad no se hacenada que no acabe desagradando al final.ALFONSO: Mira cuan profundamente había examinado el asunto. Iba con frecuencia a la iglesia,donde los notables de la ciudad acuden casi a diario52, y allí permanecía observando. Los clérigos ylos otros fieles paseaban por allí de dos en dos o de tres en tres; a veces se quedaban sentadosconversando, a veces lo hacían de pie en corrillo. Yo pensaba que ellos, sobre todo los clérigos,hablaban de religión, de las buenas costumbres, de cómo expiar las culpas, de alguna disciplinasobresaliente. Pero, como pude percibir, sus conversaciones estaban muy alejadas de lo quedeclaran en público por su nombre y unción sagrada. Durante muchos días, entré para intentarescucharlo, pero las conversaciones de los sacerdotes eran siempre las mismas. No me gustan,pues, las costumbres ni inclinaciones de aquellos que había creído que elevaban sus espíritus y que,aunque viviesen en la tierra, estaban profundamente unidos al cielo. Salí bastante decidido a no

de una ciudad." (René Quatrefages, El ejército, gran protagonista de la política exterior, en Varios,Historia general de España y América, Madrid, Rialp, 1986, vol. VI, p. 592). Sin embargo, como Teflejanmuchos escritos de la época, lo más frecuente era que los soldados, sobre todo si eran heridos, regresaransin dinero e incapacitados para ganarlo, por lo que pasaban a engrosar las filas de los mendigos y de lascapas sociales más despreciadas.5 0 Pensamiento de corte senequista (no hay que recordar los famosos consejos dados por Séneca a Luciliosiguiendo a Epicuro en las Ad Lucilium epistulee morales, 1, 2) que Erasmo desarrolló en su contextocristiano. En el capítulo III del citado opúsculo Del menosprecio del mundo, el humanista holandéspresenta, de modo más amplio, exactamente esta misma idea, que Maldonado pone en boca de Alvaro.Asimismo, en el Enchiridion Erasmo recuerda los sufrimientos de quienes se afanan por medrar en la vida(El Enquiridion o Manual del Caballero cristiano, ed. de Dámaso Alonso y prólogo de Marcel Bataillon,Madrid, CSIC, 1971, p. 208, etc.).5 1 Carmen Bernis señala el éxito de los paños teñidos de grana florentinos y, en segundo lugar, lospaños negros (también de Florencia). Asimismo, atribuye a la influencia de la moda borgoñona el gustopor los pliegues en el traje masculino. (Trajes y modas en la España de los Reyes Católicos, Madrid,CSIC, 1978, pp. 24 y 31.)5 2 Inmediatamente vamos a descubrir que el sentido de esta observación va en la misma dirección que lassiguientes palabras de Gaspar en Pietas puerilis de Erasmo: "No seré yo quien condene esa conductaseñaladamente [ir a misa cada día] si son de aquellos que no tienen cosa que hacer y que gastan enteros susdías en negocios profanos; tan solamente yo no apruebo a aquellos que supersticiosamente sepersuadieron que será aciago el día que no hubieren comenzado oyendo misa; e inmediatamente del santosacrificio se van a sus negocios, a sus robos, o a palacio." (Obras escogidas, éd. cit., pp. 1148-1149).Vid. también El Enquiridion, éd. cit., p. 250. Es uno de los aspectos de la falsa religiosidad externa quetanto atacaron los erasmistas y contra el que Maldonado ya lanzó su primer ataque dentro del diálogo enla historia de Rebolledo. Cf., entre otros, A. de Valdés, Diálogo de Mercurio y Carón, éd. cit., pp. 37-38;Juan de Valdés, Diálogo de doctrina christiana, ed. de Domingo Ricart, México, Univ. Nac. Autónoma deMéxico, 1964, pp. 76-77, etc.

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aspirar al sacerdocio, porque la sed de poseer no se apagaba con ningún sacerdocio53. Me dirijo a laplaza mayor durante muchos días seguidos. Paseo, voy de acá para allá como si buscara a alguien yno escucho nada que me sea posible admitir: todos tenían siempre en la boca el oro, la plata, lasriquezas. Me voy de allí, no sin rechazar con horror aquella clase de vida, que no se ve saciada conninguna riqueza y no sirve para asegurarse la tranquilidad de espíritu. Tanteé los palacios y modo devida de los grandes señores y también de los que habían estado al frente de ejércitos y habíanenriquecido sus patrimonios, gracias a los saqueos; no encontré a ninguno satisfecho de susbienes54. Así pues, aquel entusiasmo por vivir en la ciudad con magnificencia se me extinguió porentero. Y esto debe servirte de gran consuelo, porque yo, sin dejar nada por experimentar, consideréesta vida del bosque mejor.

ALVARO: En verdad, son muy útiles las cosas que has recordado para mi tranquilidad y firmeza,porque parece que has opinado conmigo de estos asuntos con conocimiento de causa.

ALFONSO: Pues bien, para que te convenzas más, hay en un valle próximo un ermitaño, hombreprudente y piadoso, que también, arrojado por las turbulencias del mundo, se refugió por fin aquí ylleva una vida verdaderamente excelsa. Muchos días suelo tener con él conversaciones familiares ypensamientos espirituales. Examinamos los dos al mismo tiempo si hemos faltado a los preceptosde Cristo y, si algo nos agobia, corremos al sacerdote.

ALVARO: Te lo ruego, llévame junto a él cuanto antes.

ALFONSO: Sigúeme.

ALVARO: Imagino que aquella es su cabana.

ALFONSO: Así es. ¿Lo ves al sol haciendo una cestita?

ALVARO: Su mismo aspecto manifiesta virtud a las claras.

ALFONSO: Dirás esto más categóricamente cuando hayas contemplado su modo de vivir. Dios teguarde, buen hombre.

GONZALO: Él sea también con vosotros. ¿Tenéis algún asunto conmigo por el que deba dejar mitarea?

ALFONSO: Lo tenemos, por cierto. Pues también este, empujado por diversos oleajes y habiendosufrido muchos naufragios, se ha refugiado aquí como en un puerto55 y cree que es el único que hadecidido vivir para Dios y para sí después de graves sucesos. Y, por eso, le cuesta trabajo creer quetú has vivido alguna vez en las ciudades y que has pensado en otras cosas fuera de aquellas de las

5 3 El materialismo de religiosos y laicos es denunciado a cada paso en las páginas nacidas del erasmismo:"Una cosa tienen, empero, en común los sacerdotes y los laicos, que es que todos vigilan la prosperidadde sus ingresos y no ignoran ninguna de las leyes referentes a ellos [...]." (Elogio de la locura, éd. cit.,pp. 124-125). Juan de Valdés reprueba asimismo las falsas apariencias de los fieles en los templos(Diálogo de doctrina christiana, éd. cit., p. 90) ... Los ejemplos son demasiado abundantes y conocidoscomo para insistir en ellos.5 4 Hay una gran semejanza entre esta búsqueda de Alfonso y la de Mercurio en el diálogo valdesiano. Enefecto, el interlocutor de Carón le Telata lo que ha visto entre los cristianos (más poT extenso que en losEremitce pero con el mismo estilo) y sólo puede decir que "no hallé en todo él sino vanidad, maldad,aflición y locura." (Diálogo de Mercurio y Carón, éd. cit., pp. 11-20; la cita es de la p. 11).5 5 Cf. Erasmo, Del menosprecio del mundo: "[...] entre este tuyo y el otro género de vida media tantadiferencia como la que va entre aquel mareante que ya navega en el puerto, aun cuando no haya echadoanclas, y el otro que todavía se halla engolfado en el piélago, o, mejor, entre el que bracea y flota en elhervor del oleaje y el que hace su vía por caminos terrestres." (Ed. cit., p. 564). La metáfora, como sesabe, ha sido usada de antiguo en la predicación.

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que te ocupas ahora. Por lo que nos harás a cada uno de nosotros dos un gratísimo beneficio, si nosexplicas cómo y con qué pasos has ido subiendo hasta esta cima de virtud. Yo ya lo sé, peroquerría que este consolide la virtuosa opinión que ha empezado a admitir.ALVARO: En efecto, será un inmenso estímulo para mí, para llevar a término la vida que heemprendido, descubrir previamente que semejante cambio de vida ha tenido un feliz resultado paraotros.GONZALO: Si buscas un modelo para tu confirmación y no te falta otra cosa para que perseveres,no tendré inconveniente en recorrer el curso de mi vida. Sentaos los dos, que estáis fatigados delcamino y quizá también del sol, por la falta de costumbre. Yo era oficial del ejército cuando el reyde los franceses, Francisco, fue vencido y hecho prisionero por los nuestros en Italia56. Y, comoallí había llenado bastante mi bolsa en el saqueo de los campamentos57, me entregué a los placeresdurante dos años enteros poco más o menos, llevando una vida de soldado inconstante, licenciosa,no sujeta a ninguna ley ni medida, hasta que, agotado casi todo mi dinero, comencé a temer que lapobreza me cogiese fuera de mi patria o que me abatiese otra grave desgracia58. Porque, de tresamigos que me habían seguido desde España, había visto a uno en Roma colgado por un célebrerobo; y, de los dos restantes, al uno despedazado por una culebra y al otro atravesado por la espadade un compañero de juego. Por consiguiente, me apresuré a regresar a España59 y, mientras medetuve durante muchos días en Valencia, examinaba conmigo mismo por qué medio podríarestablecerme y volver por fin sin vergüenza junto a mi madre. Porque había vendido, con elpretexto de mi servicio militar, honrados bienes, jactándome con mi madre y parientes de quevolvería de Italia extremadamente enriquecido y ennoblecido por mi mérito y éxitos. Reconocidofinalmente por un amigo de mi padre, él me dijo que debía corregirme y juzgó que debía rechazar deplano la milicia y desviarme hacia otra clase de vida. Había en esta ciudad un hombre poderoso,descendiente de antepasados que fueron reyes, y al que muchos nobles cortejaban60. El amigo de mi

5 6 El 24 de febrero de 1525 las tropas imperiales vencen en la batalla de Pavía a las de Francisco I, que eshecho prisionero y llevado a España. Vid. Pero Mexía, Historia de Carlos V, éd. de J. Deloffre, en RevueHispanique, 44, 1918, pp. 357-372 y Martín García Cereceda, Tratado de las campañas y otrosacontecimientos de los ejércitos del emperador Carlos V, Madrid, Soc. de Bibliófilos Españoles, 1874,vol. i, pp. 57-135. Cf. A. de Valdés, Diálogo de Mercurio y Carón, éd. cit., passim, y El Crotalón, ed.cit., pp. 186-192.5 7 "El exerçito assi mismo se hauia menoscauado algo, assi por los que fueron muertos y heridos en lavatalla, como porque es ordinario en vna vitoria e saco grande yrse muchos del campo contentándose conlo que saquearon a goçar dello a sus tierras." (Pero Mexía, op. cit., p. 364).58 Vid. el resumen que hace René Quatrefages de la vida y costumbres de los soldados en campaña duranteeste período, coincidente con los apuntes que aquí nos ofrece Maldonado (loe. cit., pp. 590-592). Lalógica reprobación de los saqueos se encuadra dentro del rechazo de la guerra que siempre mantuvoErasmo: "SOLDADO: ¿Me preguntas dónde dejé mis ganancias? Cuanto pude reunir con mi sueldo, con mispillajes, sacrilegios, rapiñas, hurtos, todo se me fue en vinos, en mujeres y en los dados." (Erasmo,Militis et carthusiani colloquium, trad. en Obras escogidas, éd. cit., p. 1176).59 En mayo de 1527 se produjo el famoso saco de Roma por los imperiales. Nótese cómo Maldonadoevita tocar este espinoso asunto y "saca" a su personaje de Italia justo a tiempo. Sin embargo, la condenaimplícita de aquellos sucesos es, en mi opinión, bastante obvia.6 0 Se refiere a don Fernando de Aragón, duque de Calabria, que desde 1526 fue virrey de Valencia(recuérdese que, por la cronología del relato de Gonzalo, estamos en 1527). Afirma Vicente Castañeda:"Ansioso el Duque del fausto real que había entrevisto en su niñez y le faltó en su juventud, dio ñestasmagníficas en su palacio del Real, extendiendo y generalizando la influencia del Renacimiento enValencia, renovando las provenzales Cortes de Amor, con dejos marcados del poético gentilismo." (DonFernando de Aragón, Duque de Calabria, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (31 época), 25,

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padre me presentó a él, quien, tan pronto como tuvo conocimiento de que yo procedía de unafamilia honorable y también de que poseía una buena disposición natural, me envió a Madrid,donde estaba entonces el rey, para que hiciese sus veces, administrase sus negocios y tratase deganarme a los amigos del rey. Realmente yo, conocido en poco tiempo por los cortesanos y losprincipales nobles, atendía los negocios de mi protector perfectísimamente y velaba por mis bienescon muchísima prudencia. Asimismo, cuando mi madre oyó decir que yo sobresalía en la corteentre mis iguales, creyendo que había cuidado siempre muy bien de mis asuntos, me ayudaba condinero. Ya llevaba viviendo dos años honorablemente en la corte, cuando he aquí que llegaron dosjóvenes de las últimas islas, quiero decir que habían llegado de aquellas islas descubiertas pornuestros compatriotas poco antes61, desde donde se transportan a diario grandes cantidades de oro ymuchos regresan felizmente a la patria cargados de este metal62. Aquellos, al tener dinero enabundancia, jugaban con enorme dispendio y trataban a sus invitados en los banquetes con granmagnificencia, por lo que obtuvieron fácilmente el favor de todos los nobles. Yo, siguiendo lasaficiones de estos, comencé a jugar con moderación por divertirme. Después busqué la suertepropicia y, jugando con los indianos (así los llamaban) con grandes apuestas, gané muchos milesde monedas de oro; pero, temiendo pronto un viento contrario de la suerte, determiné abstenerme dejugar, por si podía acercarme a la consecución del casamiento que trataba de alcanzar, con laintención de que se me tomara por rico. Cierto noble, de tres hijas había casado a la mayor de edad,a otra la había prometido en matrimonio y a la tercera la había destinado al convento, porque susrecursos no bastaban para las tres dotes. Yo amaba ardientemente a esta más joven y, aunque eraconocido y amigo de su padre y de su madre, y por esto no se me prohibía que conversase con ellaen presencia de sus hermanas, durante muchos días reprimí mi pasión y puse empeño en que nadiela echara de ver, salvo la joven, que, por cierto, se burlaba de mí de muchos modos, oraprometiendo su consentimiento y amor recíproco, ora desdeñándome como si fuera indigno no sólode su conversación, sino también de su mirada; por lo que ardía más y hacía esfuerzos por unirmeen matrimonio más rápidamente. Ella conocía mis amores, por lo que, aunque me rechazaba consuaves amenazas, sin embargo se afanaba por retenerme con ojos descarados y lascivos. Así pues,vencido por aquellos encantos del amor y lascivas tretas, fui a ver a su padre. Pedí la mano de suhija y te aseguro que no la concedió él a disgusto, porque me consideró un hombre rico que noestipulaba nada respecto a la dote. ¿Qué os puedo contar, con qué placer gocé durante los primerosaños? Era, en efecto, mi esposa de una gran hermosura, me atendía complaciente y de buen grado,

1911, p. 271). Luis Milán describió literaria y artificiosamente esta corte en un conocido diálogorenacentista. El Cortesano, Madrid, Suc. de Rivadeneyra, 1874. Don Fernando, viudo de doña Germana deFoix, se casó en 1540 con doña Mencía de Mendoza y, como recuerda Eugenio Asensio, el "tratado Defœlicitate christiana se presenta como regalo de boda" de Maldonado para esta dama (introd. cit., p. 42).61 Maldonado mostró su preocupación por el Nuevo Mundo en el S omnium (vid. Bibliografía), reflejo deunos deseos utópicos que los españoles, a diferencia de los indios, estaban muy lejos (mejor, en elcamino opuesto) de alcanzar.6 2 En la alegoría del canto xvni de El Crotalón, la Bondad y la Verdad son desplazadas por la Riqueza y laMentira cuando los españoles descubren América y comienza la obtención de riquezas. Es una reprensiónmoralizante más contra el "oro americano" entre las muchas que surgieron en los siglos XVI y XVII y conlas que Maldonado no parece estar aquí muy en desacuerdo. Cf. Fray Diego de Hojeda, La Cristiada (BAE,XVII, p. 492): "¿Dónde caminas, español perdido, / sulcando mares por difícil oro?". En las páginassiguientes veremos cómo se presenta una sociedad en la que el valor fundamental es el dinero, capaz depermitir el ascenso social e incluso la integración en la nobleza y, por supuesto, motivo de corrupción ala vez.

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y administraba escrupulosamente nuestra hacienda. Pero, ¿por qué os entretengo?63 Abandoné todocuidado; ella se preocupaba de todo. Yo, habiendo acompañado a la corte a Toledo y, de allí, a unay otra parte, llevaba una vida agradable y tenía en abundancia las cosas que sirven para el prestigioy consideración del hombre que vive en la corte64. Y, aunque regresaba unas veces a Valencia juntoa mi príncipe y otras a Madrid junto a mi esposa, al punto volvía, sin embargo, a la corte. Losindianos, a los que había exasperado en los dados, siempre que me veían de vuelta, no dejaban deinvitarme a jugar65. Finalmente, cambiando la fortuna mi suerte, perdí en poco tiempo toda laplata y el oro que tenía; y no fui capaz de contenerme en tanto que esperaba que la misma volviesea mudarse, como suele. Hasta que, al fin, mis compañeros de juego y los alguaciles, acudiendotambién a Madrid, se llevaron todo lo que tenía en los distintos lugares, excepto lo que, en calidadde dote, reclamó allí mi mujer. ¿Qué podía hacer? Corrían rumores de que el César Carlos queríaexpulsar de Túnez a Barbarroja y de que había sido preparada una gran escuadra para ello. Recobrélos ánimos y concebí la inmensa esperanza de poder dejar mi casa y mi esposa con dignidad y deentregarme nuevamente de Heno a los saqueos de guerra. Partí derecho, sin despedirme de nadie, nisiquiera de mi mujer. Me alisté en la milicia; el Emperador condujo el ejército a África, puso enfuga a Barbarroja66, Túnez fue saqueada y se hizo desaparecer muchos tesoros de los sarracenos.Realmente, el acontecimiento me resultó bastante próspero. Robé lo que pude67, para poder repararla pérdida en alguna medida. Pero, como regresamos por Italia y jugábamos todos los días eincluso a veces, cuando descansábamos de las armas, todas las noches68, aunque no me fue mal enel juego, la fortuna, por fin, desvió su rostro, como suele, y, cuando me hallaba en la cumbre, meabandonó. La misma muerte no me habría sido tan dura como lo fue aquella acerba desgracia. Enefecto, cuando llegué a la costa de España después de algunos meses, salvo un simple vestido, nome quedaba nada: el juego lo había absorbido todo. ¿Qué haría, pobre de mí? La necesidad meobligaba a arrastrarme a casa, la vergüenza lo impedía. Pospuesta, por fin, la vergüenza, me dirigía casa. Pero, ¿qué estáis mirando vosotros?

ALVARO: Mira, un viejo persiguiendo a una joven.

6 3 En la elaboración de esta obrita, su autor tuvo muy en cuenta las tres cualidades retóricas másdestacadas de la narratio: brevitas, perspicuitas y probabilitas. La primera, en concreto, se manifiesta enla rapidez y concisión con las que se desarrollan los relatos (no hay amplificaciones de importancia niprolijidad en ningún momento) y, como vemos, en el deseo explícito por parte de los personajes de noextenderse en pormenores innecesarios. Vid. E. R. Curtius, op. cit., pp. 682-691; Heinrich Lausberg,Manual de retórica literaria, Madrid, Gredos, 1983, vol. i, pp. 268-279 y Elena Artaza, El ars narrandi enel siglo xvi español, Bilbao, Univ. de Deusto, 1988, passim.6 4 Cf. Juan Luis Vives, Linguce latinee exercitatio, XIX ("Regia"), ed. y trad. de Juan Francisco Alcina,Barcelona, Planeta, 1988, pp. 101-106.6 5 lbid., pp. 105-106: Casi todos [los que viven en la corte] no hacen nada más serio de lo que ves ahora.Por eso la ociosidad es para ellos el padre y la matriz de infinidad de vicios. Algunos juegan al ajedrez, alas cartas y a los dados; otros pasan las horas de la tarde en habladurías a escondidas y en maledicencias[...]. "Cf. críticas muy similares en el inevitable Menosprecio de corte de Guevara.6 6 En julio de 1535 el Emperador conquistó La Goleta y Túnez, liberando multitud de prisioneroscristianos. Vid. Anónimo, Impresa de Túnez, éd. de J. Deloffre, en Revue Hispanique, 44, 1918, pp. 565-613 y Martín García Cereceda, op. cit., vol. H, pp. 50 y ss.6 7 Ibid., p. 61: "Se ganó Túnez y se hizo una gran matanza en los moros que dentro se hallaron ponerseen resistencia. Ansí se saqueó la cibdad, aunque no fuese la cosa tal como se esperaba; lo uno, porqueBarbarroja les había tomado lo mejor que tenían y por haberse llevado muchos prencipales [...]." Laanónima relación Impresa de Túnez (éd. cit., p. 608) coincide con García Cereceda en estos detalles.68 El regreso por Italia después de esta campaña está minuciosamente descrito por García Cereceda, op.cit., vol. il, pp. 66-232.

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GONZALO: Hay una aldea campesina detrás de aquel montecillo, desde donde suelen venir a vecesjóvenes y muchachas para coger avellanas y, de vez en cuando, también bellotas. Sin embargo,este es un espectáculo nuevo. Corramos hacia el avellanedo, para saber qué pretende el viejo.

Gelasio, viejo; Flora, doncella.®

GELASIO: No corras, linda doncella. No creas que me puedes adelantar en la carrera. ¡Ojalá quisierascompetir conmigo en agilidad! Te concedería cien pasos de ventaja y, si no te alcanzara antes de lacima del montecillo, te daría una túnica valenciana; pero, si te cogiese antes, te daría un beso y tesobaría los pechos.

FLORA: No quiero excitar tu vejez; abandonarías a mitad de carrera. El deseo te engaña, pues tuscanas y arrugas muestran de lo que eres capaz.

GELASIO: Pobre de mí, que se me juzga por mis canas y arrugas. ¿No sabes, luz mía, que las canasno son fruto de la edad, sino de la naturaleza?

FLORA: Se engañan, creo yo, quienes piensan así, puesto que nunca he visto canas que no secorrespondiesen con los años. Algunos encanecen más pronto, pero es un defecto de su naturaleza ytambién envejecen más rápidamente. Tú, sin embargo, no puedes ocultar la edad, te estásmarchitando.

GELASIO: Te suplico, blanca doncella, que no me juzgues por la apariencia, que, sin duda, havenido a menos por el descuido propio de los viejos. Todos los miembros que están ocultos tienenun gran vigor. Nunca tuve de joven más fuerzas que ahora: salto, corro, lanzo con fuerzaextraordinaria70.

FLORA: Si posees tanta fuerza, entonces busca a las de tu misma edad; tienes una esposa virtuosa,que no tiene menos años que tú.

GELASIO: Guárdate de nombrarme a aquel vejestorio; me has provocado náuseas. ¿He de ser younido a aquel cadáver? Tú eres mi deleite, tú eres mi delicia; yo puedo retozar contigo, lucharcontigo, conversar contigo de igual a igual. Si me envuelven estas tus tetillas, sentirás que mearden las venas y no me compararás con mi decrépita mujer.

FLORA: ¡Vete al infierno, viejo delirante! ¿Voy a aguantar que tú me toques? Tú, que, aunque estásencorvado y próximo a la muerte, intentas representar el papel de un joven insensato con descaradas

6 ' El nombre Gelasius está relacionado con getasianus, "bufón", y Flora (diosa de las flores en lamitología romana) con los conceptos de primavera, de juventud, etc. M aleonado había escrito en 1519una comedia humanística, Hispaniola, deudora (sólo en parte) de Plauto, y aquí construye un breveepisodio con clara influencia del teatro escolar renacentista, representado regularmente en ambientespróximos a nuestro autor; es decir, universidades (la salmantina a la cabeza) y colegios. Vid. MaríaÁngeles Duran, éd. cit. y Adolfo Bonilla y San Martín, El teatro escolar en el renacimienlo español y unfragmento inédito del toledano Juan Pérez (vid . Bibliografía ).7 0 Entre los infinitos testimonios relativos al antiguo tópico de la vejez y del estado físico que laacompaña, vid. Juan Luis Vives, De anima et vita, en Obras Completas, éd. cit., vol. Il, pp. 1228-29;Erasmo, Elogio de la locura, XIII; C. de Villalón, El Scholástico, éd. cit., pp. 45-55, etc. AsunciónRallo ha dedicado un excelente capítulo a este asunto en su libro Antonio de Guevara en su contextorenacentista, Madrid, Cupsa, 1979, pp. 170-179. Para el tópico del puer senex en la Antigüedad, vid.Curtius, op. cit., pp. 149-153.

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palabras. ¿Esta blancura mía, esta belleza delicada y jugosa va a ser manoseada por estos dedoshuesudos y arrugados? ¡Dios y los santos me libren!GELASIO: Si no te conmueve el aspecto, si te desagrada esta edad varonil, que no tiene nada devejez excepto las canas, que te agraden los regalos magníficos y continuos que podrás tener; que teagraden los desayunos y meriendas, que tendrás en abundancia y según tu deseo. No habrá ningúnfruto temprano de los árboles que tú no cojas la primera.FLORA: Me gustan las promesas, pero, entretanto, no veo nada sino la excesiva canicie.GELASIO: Pero lo verás todo. ¿Quieres que te dé como garantía mi palabra y un compromisofirmado, y tú me ofrecerás a cambio, por ejemplo, un beso?

FLORA: ¡Ah, desventurada! Vete rápidamente a la zarza; llegan mis amigas71.

Alvaro, Alfonso, Gonzalo.

ALVARO: ¿No observáis cuánta vanidad hay en el mundo? Este viejo casi decrépito se proclamajoven y se afana por ser amado. Y, verdaderamente, así son la mayor parte de los viejos, quierenhacerse los jóvenes y niegan con absoluta firmeza que son ancianos. Se les va la cabeza, seencorvan, cojean y, sin embargo, soportan con desagrado que se les considere de edad avanzada.Aman, canturrean y deliran por la lascivia; no obstante, quieren ser superiores en prudencia ysabiduría, y apartan a los jóvenes de la administración del Estado72.

ALFONSO: Cada día me confirmo más en mi opinión, al considerar que la mayor parte de losmortales están locos.GONZALO: Vosotros os asombráis con razón de este viejo, pero os quedaríais mucho más atónitossi lo hubieseis conocido a fondo. Es el primero entre sus paisanos y ninguno se atreve a desaprobarsu opinión. Todos están pendientes de él como del más docto y no vacilan en llamarlo sabio. Peroved hasta qué punto lo arrastra el fuego de la lujuria. Supo que las muchachas iban a cogeravellanas y que aquella iba la primera; acudió al instante, antes de que la acompañasen las otras yno vaciló en tratar de seducir a una chiquilla apenas casadera; aunque, si algún joven intentara esto,diría que se merecía un castigo y protestaría. Pero volvamos adonde estábamos antes.

ALVARO: La vuelta es fácil. Recuerda como fuiste recibido por tu esposa después de tusdesventuras.GONZALO: ¿Por qué resucitar mis padecimientos? Pero, ya que lo prometí, terminaré el comenzadocuento de mi vida. Cuando mi mujer me ve lacerado y desfigurado del camino, dice:"¿Qué veo,desgraciada de mí? ¿De dónde vienes extenuado? Te llevaste toda la hacienda, la has disipado y

7 1 Pontano presenta un pasaje con un viejo enamorado en su diálogo Antonias (en Opera, éd. cit.,vol. n, pp. 1204-1208). No podía faltar tampoco esta clase de personaje en Plauto, en cuya Aulularia elviejo Megadoro intenta casarse con una joven, aunque termina renunciando a ella. El personaje del viejoenamorado ha sido casi siempre en la literatura una figura ridicula, tal y como Maldonado la dibuja aquí.Erasmo también los satirizó en el Elogio de la locura, XXXI. Vid. E. Frenzel, op.cit., pp. 385-390. Pese asu tono mucho más amargo, recuérdese el Diálogo entre el Amor y un Viejo, de Rodrigo de Cota(publicado en 1511), editado por F. Lázaro Carreter en su Teatro medieval, 4* éd., Madrid, Castalia, 1981.7 2 Cf. Asunción Rallo, op. cit., p. 178: "El rechazo guevariano de la vejez puede interpretarse comoencaminado a la descalificación del anciano en cuanto participante político o cortesano. Por ellopropone que debe abandonar el mundo, entendiendo por tal la vida pública [cita un fragmento del cap. XIIdel Menosprecio de corte con esta idea]".

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¿ahora traes hambre y desnudez? Ojalá te hubiese visto muerto antes que arruinado y deshonrado deeste modo". "Mujer, por amor de Dios -le digo-, deja de injuriarme y no me termines de abatir contus palabras: baste como castigo la misma desgracia que he sufrido. Tú te quejarás con razón de midecisión; nadie puede predecirse el éxito. No depende de nosotros, sino del cielo y de la fortuna, quenadie puede imaginarla constante para sí. No culpo a las vicisitudes de la guerra, que probé denuevo después de una enorme desgracia y que me fue, sin duda, favorable, sino a una terribletempestad en el mar. En efecto, regresando a casa y a la patria, sufrí un naufragio. Muchos mássagaces y más ricos que yo desaparecieron con todas sus cosas. Yo escapé desnudo con unos pocos.¿Qué podía hacer? Los males que no pueden ser evitados con la razón deben aceptarse." "Pero tú-dice ella- pretextas lo que tienen por costumbre los perdidos. Nadie salió como tú, tras abandonartodas sus cosas y a su esposa, que no tuviese un regreso semejante y alegase como excusas losmismos motivos."73 ¿Para qué os lo voy a contar punto por punto? Aunque fingí el naufragio,nunca en adelante vi el rostro de mi esposa alegre. Siempre, cuando me veía, fruncía el ceño y dabaa entender que veía la peste o a la misma muerte. Sin embargo, yo lo soportaba pacientemente,para que no abriese de nuevo mis heridas y renovase mis infortunios. Pero una cosa empezó ahacérseme más difícil de soportar: desde mi vuelta estaba enferma del estómago constantemente,estaba echada o sentada casi siempre, de manera que yo nunca la vi de pie. El recelo comenzó aconsumirme violentamente, porque tenía un aspecto lleno de salud, un color sano, pero laenfermedad se mantenía oculta. Yo, claro, sospechaba que su vientre se insinuaba algo, porque laentorpecía, y que ella temía que yo me lo oliese; pero, puesto que entonces ella me había dado dealgún modo nueva fuerza, no me atreví a revelar lo que conjeturaba. Disimulaba con cuidado y lerogaba que se cuidase su enfermedad. Sin embargo, como desde la guerra me había hecho másimpetuoso por la violencia, no habría podido contener mis manos armadas, si hubiese sabido concerteza lo que presagiaba. Por consiguiente, en tal estado de preocupación e indecisión por lasospecha y, al pasear cantando a menudo delante de la puerta, como si estuviese pendiente de misventanas, cierto soldado rubio, que había dirigido un cuerpo de tropas por Italia y Panonia, fingí,por fin, un día de fiesta por la maflana que iba a un templo en las afueras de la ciudad y me quedéescondido en el vestíbulo de la casa de un vecino. Pero, apenas me había sentado, cuando aquel queyo suponía el adúltero se dirigió rápidamente a mi casa. Entonces yo fui corriendo inflamado por lacólera e, irrumpiendo al punto en la alcoba donde los oía hablando y solazándose, trastornada derepente la vista y dando un tropezón, me caí y casi me rompí las narices contra una arqueta.Entretanto, él huyó y ella escapó por la puerta trasera al mismo tiempo y se precipitó al conventopara el que había sido destinada antes de la boda74. Yo, maltrecho, sin nadie contra quien descargar

7 3 Cf. Erasmo, Colloquium senile, éd. cit., p. 1159: "EUSEBIO: ¿Tuviste buena fortuna? PAMPIRO: La tuveperruna, que antes que volviese a mi casa, perecieron el capital y la ganancia. EUSEBIO: ¿En naufragio,por ventura? PAMPIRO: En un naufragio, sí, en un naufragio [...]. EUSEBIO: ¿En qué aguas está ese escolloo qué nombre tiene? PAMPIRO: En qué aguas no te las puedo decir, pero el escollo, infamado por losnaufragios que ocasiona, se llama Naipe."7 4 Una vez más, Maldonado ha recurrido a un motivo cuyas raíces pertenecen a las más diversas culturasde todos los tiempos. Fabliaux, novella italiana y la propia tradición española proporcionaron aMaldonado una amplia gama de posibilidades para tratar el tema del marido engañado que intenta vengarsu honor. Como era de esperar, el principal perdedor es Gonzalo, responsable de casi todo lo sucedido,mientras que la esposa infiel no paga su adulterio a manos de semejante marido, sino con su reclusión enel convento. Es un caso evidente de justicia poética, adornada con el cómico tropezón en el momento desorprender a los amantes y que debería relacionarse con las burlas sufridas por Alvaro al comienzo deldiálogo, para percibir mejor la simetría del mismo. Pueden verse, a modo de ilustración, las páginas queE. Frenzel dedica a los motivos cornudo y "honor conyugal herido" {pp. cit., pp. 66-74 y 164-174).

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mi cólera, pues las monjas me habían prohibido la entrada y el adúltero había huido a caballo,cuando tuve la absoluta seguridad de que él se había encaminado al ejército en Navarra, lo seguí,ávido de venganza. No me aventajaba él ya mucho, según me dijeron quienes habían visto losestandartes, ya que yo lo perseguía a marchas forzadas, cuando he aquí que, pasando delante de unamontaña antes del amanecer, me topé, mísero de mí, con unos bandidos, quienes, pensando que midespojo era de alguna importancia, me laceran, golpean, hieren con picas, con la amenaza dematarme si me apartaba de la montaña durante aquel día.

ALVARO: ¿Reconociste a alguno de ellos?

GONZALO: A nadie, por cierto, pues la mayor parte no descubrían la cara.

ALVARO: A fe mía, no me extrañaría que tal desayuno te lo hubiese preparado tu rival.

ALFONSO: ¿Quién dudaría que tu adversario te había tendido una emboscada, para no ser castigadoél mismo?

GONZALO: ¡ Ah! Ahora vosotros me habéis infundido una inquietud de la que había estado exento:que mi rival me había preparado las redes y que me había paralizado así bajo el pretexto derobarme, para que no pudiese seguirlo, despojado de mis vestidos, al tiempo que del dinero y delcaballo. Pero, ¡qué se vaya al cuerno! No volveré a pecar. Perdoné y ahora perdono del mismomodo. Mayores cosas sufrió Cristo por mí y menores son estas que las que estoy dispuesto asoportar yo por Dios.

ALVARO: ¿Cuál fue tu decisión después? ¿Cuál tu norma de vida?

GONZALO: Viví de la caridad de la gente en una ciudad vecina, hasta que me restablecícompletamente. Había entonces una concurrida afluencia de personas a una ermita que, consagrada aSu Regia Magestad, era frecuentada ciertos momentos del año por el culto y las ofrendas. Seguí ala gente, subimos a la cima de la montaña en la que estaba situada la ermita; se llegó ante el altar.Allí, meditando mi desgracia, suplicaba a su Divina Majestad que me concediese benignamente lagracia de soportar los dardos de la fortuna con paciencia. Cada día me entregaba al llanto, cada díame afligía de forma patética, sin hallar ningún alivio a mis penas, ningún límite a mis tormentos.En fin, cuando la concurrencia de gente fue menor, el guarda de la ermita, hombre piadoso, mellevó a su aposento y, después de reanimarme con un ligero traguito, dijo: "¡Eh! He contempladomás de una vez tus suspiros y tus lágrimas. Creo que tú soportas con muy poca serenidad unafortuna adversa; si te ha sonreído alguna vez, no te estremezcas así cuando es desfavorable; elladesempeña su papel al mezclar los momentos prósperos con los adversos."75 "Ella -digo yo-

7 5 Cf. Pedro Mexía, Silva de varia lección, ed. de Antonio Castro, Madrid, Cátedra, 1989, vol. I, p. 798:"Pero quíselo hazer porque el pueblo simple y los ignorantes christianos pierdan la mala costumbre quetienen de quexarse ni alabar a la fortuna, pues no ay fortuna. Y han y deven entender que todo viene deDios y a Él sólo han de pedir remedio y socorro en sus trabajos." Y Antonio de Torquemada, Jardín deflores curiosas, éd. de Giovanni Allegra, Madrid, Castalia, 1982: "[...] la fortuna no es otra cosa sino unacosa ñngida en la fantasía de los hombres, y que no hay más fortuna que la voluntad y providencia deDios, que todo lo rige y gobierna [...]." En efecto, quizás extrañe a algún lector el uso insistente deltérmino fortuna en un contexto tan profundamente cristiano. Sin embargo, Maldonado no hace más queseguir una tendencia que, con Petrarca y su De remediis utriusque fortunœ a la cabeza, mantuvo estepolémico concepto, propio, en última instancia, del hombre que no cree en el orden fijo y racional(demasiado) del mundo medieval. Multitud de humanistas no renunciaron a él, según puede verse en lasfrecuentes menciones que de la fortuna (con el mismo significado que en los Eremita) hacen Erasmo yVives, pongamos por caso. Vid. las útiles aportaciones a este problema de José Antonio Maravall, Elmundo social de "La Celestina", 3* éd., Madrid, Gredos, 1981, pp. 134-147; María Rosa Lida, Juan deMena, poeta del prerrenacimiento español, 2* éd., México, El Colegio de México, 1984, pp. 20-30; y

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alguna vez me ha favorecido, pero ahora me ha herido con tan riguroso dardo, que se ha llevadotoda la alegría de mi vida. He perdido el valor y, si la salvación de mi alma no me preocupase, ¡ay,dolor!, ya habría recurrido al lazo." Me pide que recuerde mis tormentos y, después de referírselos,me aconseja que tenga tranquilidad. Afirma que Dios me quiere, siempre que consagre el resto demi vida a dar gracias y a corresponder por mi parte. Decía un escrito que quienes hubiesensembrado con lágrimas cosecharían alegres76. Entonces le digo yo: "Tus palabras me danmuchísima fuerza, siento un total consuelo, que nunca había creído que sentiría. Pero te ruego meenseñes cómo puedo perseverar siempre en este parecer, de suerte que desprecie el mundo ycompense los males que he sufrido por los bienes después de la muerte." "Nada -dice- más fácil:rehuye las sociedades humanas, llora tus culpas, afánate por ganarte la indulgencia de Dios,recuerda que la vida es breve y cree que nada es más fácil que morir bien. Y esto lo lograrás, sinduda, así: si, arrepintiéndote del pasado, te entregas por entero a Dios y perseveras en ello." "Ojalá-digo- se me permitiese al instante vivir contigo; me siento totalmente cambiado por tus palabrasy, si no me separase de ti, tendría la salvación segura y la rectitud en mi vida." "No tiene ningunaimportancia -dice- que vivas aquí o en otra parte piadosamente. Este lugar y mi modo de vida noadmiten un compañero de mesa. No faltan en todas partes pequeños santuarios en el bosque." "Nofaltan -digo-, pero tu conversación y la pureza de tu vida me daban nueva fuerza. Aunque, si no esposible, conozco de mi niñez una ermita, rodeada de bosques por todos lados, que ahora elijo yhago el voto de tenerla por perpetua morada." Una vez pronunciada así esta promesa, me alejé y,sin interrumpir mi marcha, llegué aquí. Han pasado cuatro años desde que empecé esta vida77 y nopuedo decir, en verdad, que me haya arrepentido nunca de lo prometido. Antes al contrario, cada díase inflama más en mí el entusiasmo por continuar. Siempre doy gracias a Dios, SupremaMajestad, que me impulsó a que, rechazado todo, no desease otra cosa que vivir aquí y morir, enfin, aquí. Y esto me lo garantizará quien, sin ningún mérito por mi parte, me libró de tantos malesy preocupaciones por su bondad. Conocéis el curso de mi vida. Tú, si has comenzado a vivirrectamente, persevera con firmeza. Sentirás de día en día un extraordinario gozo y no envidiarás susriquezas a los más poderosos, si comprendes de una vez para siempre y sabes apreciar hasta elfondo cuántas riquezas y cuántos supremos gozos hay en servir sin reposo a Dios.

ALVARO: Yo ya había decidido, ciertamente, hace algún tiempo permanecer hasta el fin en estaclase de vida; pero, tras conocer tu modo de pensar, piadosísimo varón, después de tantas peripeciasen tu vida, ya me despido del mundo de mejor grado y me consagro a Dios voluntaria yreflexivamente.

F I N

Rafael Lapesa, El elemento moral en el "Laberinto" de Mena: su influjo en ¡a disposición de la obra, enDe la Edad Media a nuestros días, Madrid, Gredos, 1982, sobre todo pp. 114-117.7« Salmos, 126, 5.7 7 Por lo tanto, el diálogo tiene lugar hacia 1541, de acuerdo con los hechos históricos concretos y conun cálculo aproximado de la cronología interna del relato.

90 LUIS JESÚS PEINADOR MARÍN Criticón, 52, 1991

PEINADOR MARÍN, Luis lesús. Un diálogo del siglo XVI español: "Eremita", de Juan Madonado. EnCriticón (Toulouse), 52, 1991, pp. 41-90.

Resumen. En esta breve obra del siglo xvi español escrita en latín, Juan Maldonado explora la relaciónentre diálogo y narración. Con el principio de la verosimilitud presente en todo momento, el autor pasarevista a la sociedad de su época desde una perspectiva crítica y moralizante, unida a una excelente calidadliteraria. La anotación para el texto latino y la traducción se incluyen como ayuda para comprender lofundamental del texto.

Résumé. Dans ce court ouvrage du xvi« siècle espagnol écrit en latin, Juan Maldonado explore lerapport entre dialogue et narration. Ayant toujours présent à l'esprit le principe de vraisemblance,l'auteur passe en revue la société de son temps sous un angle critique et moralisateur, dans un texte d'uneexcellente tenue littéraire. Le texte latin est traduit et annoté.

S u m m a r y . In this concise work of the Spanish xvith century, Juan Maldonado explores therelationship between Dialogue and the Narrative. With the verisimilitude principie présent ail the time,the author reviews the society of his epoch from a critical and moral perspective, united to an excellentliterary quality. Annotated Latin text and translation are included as an aid to the understanding of themain text.

Palabras clave. Diálogo. Narración. Erasmismo. Verosimilitud. Latín. Maldonado. Eremita.