Trabajos de restauración de - Osalan...implementar medidas de recuperación, y tener en cuenta esta...

94
Trabajos de restauración de Zostera noltii en la costa vasca Informe de actividades de 2008 para: Agencia Vasca del Agua Cliente Alberto Manzanos Arnaiz Uraren Euskal Agentzia / Agencia Vasca del Agua Albert Einstein E7 46-3º (Parque Tecnológico de Álava) 01510 Vitoria-Gasteiz (Álava) Pasaia, 15 de diciembre de 2008

Transcript of Trabajos de restauración de - Osalan...implementar medidas de recuperación, y tener en cuenta esta...

Trabajos de restauración de Zostera noltii en la costa vasca

Informe de actividades de 2008 para:

Agencia Vasca del Agua

Cliente Alberto Manzanos Arnaiz

Uraren Euskal Agentzia / Agencia Vasca del Agua

Albert Einstein E7 46-3º (Parque Tecnológico de Álava)

01510 Vitoria-Gasteiz (Álava)

Pasaia, 15 de diciembre de 2008

Tipo documento Informe de actividades de 2008

Titulo documento Trabajos de restauración de Zostera noltii en la costa vasca

Fecha 15/12/2008

Proyecto Red de Calidad de Aguas

Código ATM2008-RedCalidad

Cliente Agencia Vasca del Agua

Equipo de proyecto: Dr. Joxe Mikel Garmendia

Dr. Angel Borja

Dr. Javier Franco

Responsable proyecto Dr. Joxe Mikel Garmendia

Revisado por Dr. Javier Franco

Fecha 15-12-2008

Si procede, este documento deberá ser citado del siguiente modo:

Garmendia, J.M., A. Borja y J. Franco, 2008. Trabajos de restauración de Zostera noltii en la costa vasca. Informe elaborado por AZT -Tecnalia para la Agencia Vas a del Agua. 94 pp.

Ic

– 2 –

ÍNDICE 1. ANTECEDENTES............................................................................................... 4

2. OBJETIVOS ........................................................................................................ 5

3. INTRODUCCIÓN................................................................................................ 6

3.1 ZOSTERA NOLTII HORNEMANN ................................................................ 6

3.2 AMENAZAS SOBRE ZOSTERA NOLTII ....................................................... 9

3.3 SITUACIÓN LEGAL DE ZOSTERA NOLTII ............................................... 10

3.4 ZOSTERA NOLTII EN LA CAPV.................................................................. 11

3.5 RECUPERACIÓN Y TRASPLANTE DE PRADERAS MARINAS .............. 12

4. TAREAS REALIZADAS.................................................................................... 15

4.1 BÚSQUEDA BIBLIOGRÁFICA .................................................................... 15

4.2 CONTACTO CON PROYECTO EUROPEO BIOMARES ............................ 16

4.3 POBLACIONES DE ZOSTERA NOLTII EN LA CAPV ............................... 19 4.3.1. Material y métodos............................................................................................... 19 4.3.2. Áreas de muestreo................................................................................................ 24 4.3.3. Velocidad de corriente.......................................................................................... 33 4.3.4. Resul adost ............................................................................................................ 34 4.3.5. Discusión............................................................................................................... 77

5. CONCLUSIONES ............................................................................................. 83

6. FUTUROS TRABAJOS..................................................................................... 85

7. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................ 87

8. AGRADECIMIENTOS ...................................................................................... 94

– 3 –

1. ANTECEDENTES En la oferta de la Red de Seguimiento de la Calidad de las Aguas del País Vasco realizada por AZTI-Tecnalia en el año 2007, se propuso la inclusión de un apartado referido al estudio de las praderas de fanerógamas marinas en las costas vascas, concretamente de Zoste a noltii.

r

Los estuarios del País Vasco han estado tradicionalmente degradados, lo que presumiblemente ha hecho desaparecer algunas especies características de éstos, como la fanerógama marina Zostera noltii. Con la mejora de la calidad de las aguas observada durante los últimos años en muchos estuarios, se espera que las condiciones del medio permitan una recolonización de esta especie. En la actualidad, Zostera solamente está presente en 3 de los 12 estuarios vascos (Borja et al., 2008). Con el fin de poder implementar medidas de recuperación, y tener en cuenta esta especie de fanerógama en la evaluación del estado ecológico, se propone analizar la viabilidad de realizar una experiencia de trasplante de Zostera desde estuarios que la contengan a un estuario sin ella o también a otras zonas del mismo estuario.

1 2

34 5

67 8 9

10 1112

OKABIDASOALEA

1 2

34 5

67 8 9

10 11121 2

34 5

67 8 9

10 1112

OKABIDASOALEA

– 4 –

2. OBJETIVOS Los objetivos iniciales son: - Caracterizar las zonas con presencia de Zostera noltii. - Determinar, mediante su caracterización, las zonas potencialmente idóneas para la presencia de Zostera noltii en otros estuarios vascos. Para ello se planteó el siguiente plan de trabajo para 2008: - Recopilación de información sobre el hábitat de Z stera noltii así como sobre experiencias previas de trasplantes o cultivos en otros lugares.

o

r

- Contacto con otros grupos de investigación y aprendizaje de metodología de estudio y trasplante de plantas marinas. - Análisis de las características de las zonas del País Vasco donde ahora aparece Zoste a (nivel marea, composición sedimento, salinidad…). - Búsqueda de zonas de características similares a las que presentan poblaciones de Zostera en los diferentes estuarios vascos. - Análisis de los resultados y de la viabilidad de la fase II del proyecto. Una vez evaluados los resultados de la primera fase, a finales de 2008, se discutirá y decidirá sobre la conveniencia de seguir con una segunda fase, en la que se tomarían medidas dirigidas a la recuperación de poblaciones de Zostera en los estuarios vascos. Estas medidas serán aplicadas con el objeto de lograr el cumplimiento del buen estado ecológico para fanerógamas que, entre otras cosas, promueve la Directiva Marco del Agua.

– 5 –

3. INTRODUCCIÓN

3.1 ZOSTERA NOLTII HORNEMANN Zostera noltii se encuentra ampliamente distribuida en las zonas intermareales de las costas atlánticas de Europa y norte de África (Fig. 1), alcanzando su límite septentrional en el sur de Noruega y el meridional en las costas de Mauritania (Vermaat et al., 1993). También se encuentra en el Mediterráneo y Mar Negro. En España se encuentra por toda la costa atlántica (Laborda et al., 1997) y en zonas concretas de la costa mediterránea (Pérez Llorens, 2004).

Figura 1. Distribución geográfica de Zostera noltii en la costa de Europa (tomado de la web del proyecto Biomares). En las costas europeas existen cuatro especies autóctonas de fanerógamas marinas, todas ellas presentes en el litoral de la Península Ibérica: Zostera marina Linnaeus, Zostera n ltii Hornemann, Cymodocea nodosa (Ucria) Ascherson y Posidonia oceanica (Linnaeus) Delile. Cabe la posibilidad de que exista una tercera especie de Zostera, pero en la actualidad se mantiene la controversia en cuanto a su consideración como especie diferenciada. En el Reino Unido Zostera angustifolia (Hornem.) Reichenb. es aceptada como una especie diferente, mientras que en el resto de Europa, la mayoría de los autores consideran a esta fanerógama intermareal de hoja estrecha como una variante fenotípica de Zoste a ma ina. Además, en los últimos años, otra especie se ha introducido en el Mediterráneo por el Mar Rojo, y se está extendiendo hacia su costa occidental: Halophila stipulacea (Forsskal) Ascherson.

o

r r

er

Zostera noltii (comúnmente conocida como seda de mar estrecha) es una planta herbácea, cuyas hojas tienen forma de cinta (Fig. 1) y sus flores, envueltas en una vaina, son poco evidentes. Su aspecto morfológico es similar al de Zostera marina, pero de menor tamaño. Presenta una gran plasticidad morfológica (Peralta et al., 2005) pudiéndose encontrar dos morfotipos (Pérez-Llorens y Niell, 1993): ejemplares pequeños (hojas de 20-25 cm de longitud y 1-1,5 mm de ancho y rizomas con entrenudos relativamente cortos) y ejemplares grandes (hojas de 45-50 mm de largo y 2-2,5 mm de ancho, con rizomas más gruesos con entrenudos largos). No obstante, los rasgos morfológicos de Zost a están afectados por gran variedad de características físicas del hábitat, como el tipo de sustrato, profundidad, temperatura, localización, disponibilidad de luz y nutrientes, y el régimen de marea y oleaje (Moore y Short, 2006). Los rizomas son horizontales. Las hojas se encuentran agrupadas en

– 6 –

haces de 3-5 (también llamados pies), son a menudo más estrechas en la base, tienen el margen liso y el ápice truncado, y un nervio principal y cuatro pares de nervios paralelos. Es una especie monoica (ambos sexos se presentan en la misma planta).

Figura 2. Zos era noltii en su medio y detalle de un ejemplar. t

er

En cuanto a sus requerimientos, es una especie eurihalina, que soporta salinidades comprendidas entre 8 y 35 psu. La luz es uno de los principales factores que controlan la producción y crecimiento de las praderas de Zost a (Philippart, 1995a; Peralta et al., 2002), así como su distribución (Philippart, 1995b). El hidrodinamismo también se considera de gran importancia en el desarrollo de la pradera (Schanz y Asmus, 2003), influyendo la velocidad de corriente, exposición al oleaje y profundidad del agua de manera importante sobre la estructura de la pradera (Fonseca y Bell, 1998). En las latitudes templadas, Zostera noltii es una especie perenne que presenta una marcada estacionalidad en su crecimiento: su mayor tasa de crecimiento se observa en primavera y las mayores densidades en verano. El desarrollo de sus poblaciones se da principalmente mediante el crecimiento a partir del rizoma principal y su posterior ramificación. Sus estructuras reproductoras aparecen en primavera y desaparecen en verano, pero la propagación de esta especie mediante la germinación de semillas es un proceso de menor importancia (Philippart, 1995b). Zostera noltii suele establecerse en las llanuras intermareales poco expuestas de sustrato limoso o arena fina enriquecida en materia orgánica. En estas llanuras que quedan al descubierto en la mayor parte de las bajamares, esta planta se sitúa en pequeñas elevaciones del fondo formando comunidades monoespecíficas, compartiendo espacio en algunas ocasiones con algas pardas o verdes. Al igual que con las demás fanerógamas marinas, debido al efecto de barrera que efectúan las hojas y a la densidad de las praderas, las partículas de materia en suspensión de la columna de agua son obstaculizadas por las hojas, sedimentan y se acumulan entre las plantas, provocando la lenta elevación del fondo. De esta manera, dichas praderas reducen la velocidad de corriente del agua (Fonseca y Koehl, 2006), la energía de las olas (Peralta et al., 2006) y actúan como elemento estabilizador que frena la erosión del sedimento (Thompson et al., 2004). Al igual que Zostera marina, carece de rizomas de crecimiento vertical, por lo que su capacidad de compactar el sedimento es limitada y depende de la extensión horizontal que alcanza cada población. Debido al elevado contenido en lignina de sus hojas y otros componentes difícilmente digeribles, solamente constituyen una fuente de alimentación directa para unas pocas especies de isópodos, anfípodos, peces y aves (Vermaat y Verhagen, 1996). No obstante, su importancia ecológica es muy considerable. Son consideradas como colonizadoras primarias y, como ocurre con otras fanerógamas, las praderas de Zostera noltii constituyen una zona

– 7 –

de refugio, reproducción y cría de muchas especies de invertebrados (decápodos, moluscos) (Polte et al., 2005; Schaffmeister et al., 2006) y peces (Guidetti y Bussotti, 2000; Polte y Asmus, 2006), algunas de ellas de interés comercial (Baden et al., 2003). Además de esta función de guardería y alimentación (Heck et al., 2003), las praderas de Zostera suelen mejorar la productividad local de un área a través del aumento de la producción bentónica y epibentónica, al proporcionar sustrato para epífitos y mejorando la producción de invertebrados bentónicos; también actúan como filtros del agua estuárica, atrapando y ligando el sedimento, y reduciendo la energía de las olas y corrientes; además atrapan contaminantes del agua; producen y emiten oxígeno al agua, crean y exportan materia orgánica, y facilitan la acumulación de materia orgánica en el sedimento; es un elemento que juega un importante papel en el ciclo de nutrientes en la costa, aumentando la descomposición en el sedimento, acelerando la regeneración de nutrientes y regulando los ciclos de nutrientes (ver referencias en Moore y Short, 2006). Algunas especies se encuentran fuertemente asociadas a estas praderas (Bekkby et al., 2008) y sus abundancias dependen del desarrollo de esta planta. Por último, las zonas en las que se encuentran estas praderas (estuarios, bahías semicerradas y marismas) son también muy recurridas para el cultivo de diversas especies, principalmente moluscos y peces. La relación entre la disponibilidad de luz, condiciones de calidad del agua y profundidad de distribución de una especie tan extendida como Zostera marina ha proporcionado una herramienta importante para establecer los requerimientos de hábitat de dicha especie, y consecuentemente la utilización de su distribución o presencia/ausencia como un indicador de las condiciones medioambientales o de la salud de un sistema (Moore y Short, 2006). En este sentido, Zostera noltii también podría ser válida como indicador de la calidad de las aguas o del estado de un medio.

– 8 –

3.2 AMENAZAS SOBRE ZOSTERA NOLTII Durante los últimos años, las áreas de vegetación acuática han ofrecido una evolución hacia la disminución y desaparición de sus poblaciones naturales. Este retroceso o decadencia de las praderas marinas se viene observando a nivel mundial. Para ello se han argumentado diferentes razones, entre los que se encuentran una enfermedad provocada por el hongo Labyrinthula zosterae Porter y Muehlstein (Muehlstein, 1989; Ralph y Short, 2002; Polte et al., 2005), la contaminación por parte de las aguas vertidas desde tierra (Cabaço et al., 2008), turbidez (Philipart, 1995; Moore et al., 1997), eutrofización (Brun et al., 2002, 2003; Tamaki et al., 2002; Hauxwell et al., 2003; Lillebo et al., 2005, 2007; Waycott et al., 2005; Bernard et al., 2007; Dolbeth et al., 2007; Cardoso et al., 2008), algas epífitas (Philippart y Dijkema, 1995), macroalgas (Hauxwell et al., 2001), enterramiento (Cabaço y Santos, 2007), efectos directos de dragados (Erftemeijer y Lewis, 2006), actividades de pesca, impacto de botes y anclas (proyecto Biomares), marisqueo (Cabaço et al., 2005), sobrepesca (Jephson et al., 2008), construcciones diversas que modifiquen el régimen hidrodinámico de la zona (Schanz y Asmus, 2003), etc. Muchos de estos factores de presión están directamente relacionados con la actividad humana. La presión humana sobre los hábitats costeros ha ido creciendo debido a un progresivo aumento y mayor concentración de la población en ciudades costeras. Por ello, cada vez son mayores las medidas protectoras a tomar para ayudar a la supervivencia de las praderas en estos enclaves. Este es un hecho que se repite a escala global, lo cual ha impulsado la aparición de una activa red de investigadores con el objeto de conocer la dinámica de las comunidades naturales de las praderas marinas (Waycott et al., 2005). Estas amenazas pueden producir sus efectos adversos actuando directamente sobre la especie o sobre el hábitat donde se establecen. Los factores que actúan sobre la especie son, entre otros, el pequeño tamaño de su población, la intoxicación química, la proliferación de determinadas especies y algas (Ulva sp., Entermorpha sp.) que pueden cubrir las praderas pudiendo provocar su desaparición, los cultivos de bivalvos y las labores de marisqueo. Entre las amenazas sobre el hábitat se encuentran: su alteración y/o destrucción, contaminación química del agua (vertidos industriales y urbanos), construcción de infraestructuras (puentes, escolleras, muelles), vertido de escombros y basuras (residuos sólidos urbanos y chatarra), dragados de sedimento (por eliminación directa o por provocar turbidez del agua), cualquier modificación que afecte a la turbidez del agua y al régimen natural de las corrientes.

– 9 –

3.3 SITUACIÓN LEGAL DE ZOSTERA NOLTII Las características de esta especie así como la importancia ecológica de sus praderas propiciaron su inclusión dentro de la Directiva 92/43 de la Comunidad Económica Europea en la lista de hábitats naturales de interés comunitario. En su anexo I los medios de Zostera pueden incluirse en diversas secciones dentro del apartado 1 Hábitats costeros y vegetaciones talofíticas: en el bloque 11, Aguas marinas y medios de marea, como Estuarios (1130) o como Llanos fangosos o arenosos que no están cubiertos de agua cuando hay marea baja (1140); y en el bloque 13, Marismas y pastizales salinos atlánticos y continentales, como Vegetación anual pionera con Salicornia y otras especies de zonas fangosas o arenosas (1310). A nivel estatal, Zostera nol ii está incluida como Sensible a la alteración del hábitat dentro del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (Real Decreto 439/1990, de 30 de marzo, regulador del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas; BOE núm. 82, de 5 de abril de 1990). Esta figura obliga a la administración responsable a la puesta en marcha de un Plan de conservación del hábitat.

t

r t A nivel autonómico, Zoste a nol ii está incluida como Vulnerable dentro del Catalogo Vasco de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora, Silvestre y Marina del País Vasco (Orden de 20 de mayo de 2003 del Consejero de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente). Estas especies catalogadas como Vulnerables son las que pasarían a estar en peligro de extinción si no se corrigen las causas que actúan negativamente sobre ellas. En el caso Zostera, esta especie habita en unos de los hábitats más sensibles ante las modificaciones humanas (arenales costeros, marismas y humedales).

– 10 –

3.4 ZOSTERA NOLTII EN LA CAPV Si bien la presencia de Zoste a nol ii en el litoral norte de la Península Ibérica es bastante abundante (Laborda et al., 1997), no lo es tanto en la costa vasca. Aunque hoy se tiene constancia de su presencia en 3 estuarios (Oka, Lea y Bidasoa) (informes correspondientes a la Red de Seguimiento de la Calidad de las Aguas del País Vasco de los años 2002 a 2008), en publicaciones anteriores solamente ha sido citada para una (Oka; Laborda et al., 1997; Otxoa et al., 2007) o dos de ellas (Oka y Bidasoa; Silván y Campos, 2002; Uribe-Echebarria et al., 2006), viéndose además variaciones en sus zonas de presencia y áreas de distribución.

r t

r t

En los dos últimos siglos se han ido produciendo drásticas alteraciones en las marismas del País Vasco, que ya eran de por sí escasas. Ello supuso la desaparición paulatina de un buen número de plantas ligadas a los hábitats de estuarios. Existen testimonios escritos (cercanos al año 1900) que hablan de su presencia en los estuarios del Nervión y de Pasaia, por lo que es lógico suponer que, en el pasado, Zoste a nol ii pudo haber estado presente en buena parte de los estuarios vascos (Silván y Campos, 2002). Las poblaciones supervivientes se encuentran en desigual estado de conservación, hallándose las extensiones más nutridas y vigorosas en Oka y en la orilla correspondiente a Hendaia (Francia) del Bidasoa, es decir, en zonas que actualmente disfrutan de una figura de protección como es la Reserva de la Biosfera de Urdaibai (en el caso de Oka) y el Convenio RAMSAR y la red Natura2000 en las marismas del Txingudi (en el caso de Bidasoa). Por tanto, tal y como se observa en ambos casos, la protección y conservación de las marismas es imprescindible para la supervivencia y buen desarrollo de ésta y otras plantas de ecología similar (Uribe-Echebarria et al., 2006).

– 11 –

3.5 RECUPERACIÓN Y TRASPLANTE DE PRADERAS MARINAS La creciente tasa de pérdida de praderas marinas como consecuencia de perturbaciones humanas ha generado una importante preocupación sobre la salud de los ecosistemas marinos. Esta preocupación ha llevado a las agencias y autoridades competentes en medio ambiente, a centrarse en mayor medida sobre aquellas actividades que ejercen cierto impacto sobre el medio marino. Recientemente, un aspecto relevante de muchos programas de gestión medioambiental de proyectos susceptibles de generar impacto sobre estas praderas marinas es la propuesta y realización de algún tipo de restauración o recuperación. Esto ha propiciado la realización de un elevado número de experiencias utilizando diferentes métodos (Thom, 1990; Paling et al., 2001a, 2001b; García-Castrillo et al., 2002; Uhrin et al., en prensa) y la publicación de textos y guías referidos a las praderas marinas y su conservación y restauración (Davidson y Hughes, 1998; Fonseca et al., 1998; Short y Cole, 2001; Thom et al., 2001; Thayer et al., 2003; Larkum et al., 2006). La adquisición de información básica sobre la ecología y biología de la población de una especie de fanerógama marina requiere el conocimiento de la biología y ecología de sus semillas (Orth et al., 2000). En este sentido, uno de los campos de investigación desarrollados ha sido el de la reproducción de la planta. Zostera, como la mayoría de fanerógamas marinas, presenta dos tipos de reproducción: asexual o vegetativa (a partir de trozos de rizomas) y sexual (a partir de semillas). Algunos de los estudios llevados a cabo en esta dirección señalan que la reproducción sexual puede no ser importante para el mantenimiento de una población en un medio establecido, pero proporciona un mecanismo de colonización de nuevas áreas o un medio de recuperación tras una pérdida a gran escala donde la recuperación vegetativa inicialmente no es posible (Rasheed, 1999). En el proceso de reproducción o expansión de una población, se dan diferentes etapas. Una vez producida y formada la semilla, ha de darse su alejamiento o dispersión. Una de las desventajas que presentan las semillas de Zoste a para su dispersión a larga distancia es su flotabilidad negativa, por lo que no se dispersan más que unos pocos metros (Orth et al., 1994). Además, no parece que tengan ninguna adaptación especializada para la dispersión (Rasheed, 199). No obstante, los tallos reproductores sueltos portando semillas maduras han sido señalados como medio de dispersión para largas distancias, ya que presentan una flotabilidad positiva (Harwell y Orth, 2002; Källström et al., 2008).

r

Tras la dispersión, el asentamiento de semillas en zonas descubiertas puede hacerlas más vulnerables frente a la predación por parte de crustáceos y peces (Rasheed, 1999; Orth et al., 2003), al ser más visibles que en un área ocupada por plantas. Por otro lado, la presencia de ejemplares adultos pudiera ser necesaria para la germinación de las semillas y el establecimiento exitoso de los brotes. Factores importantes para la germinación como la disponibilidad de oxígeno, luz, temperatura, y enterramiento pueden estar influenciados por la presencia de plantas adultas. De este modo, la ausencia de adultos en una zona deshabitada por fanerógamas puede conllevar un microhábitat inadecuado para la germinación y una ausencia de protección para los retoños en desarrollo (Rasheed, 1999). Estos argumentos apoyan la idea de la dificultad que existe sobre el establecimiento de una pradera de una nueva generación de forma natural. Otra línea de investigación ha sido la inclusión de la intervención humana en actuaciones de restauración de las praderas. Para esto, puede recurrirse a la plantación de semillas, plántulas y plantas adultas. Los métodos de trasplante pueden agruparse en tres grandes categorías según sea la unidad a plantar: (a) semillas, (b) plantas con sedimento intacto (en bloques), y (c) plantas con raíces desnudas (sueltas). En este ámbito, se han llevado a cabo numerosas y diversas experiencias habiéndose obtenido distinto grado de éxito. La mayor ventaja de los métodos basados en semillas es que una vez se ha recogido el número suficiente de semillas, éstas pueden ser esparcidas y distribuidas de manera fácil y

– 12 –

rápida sobre una extensa área. Otra ventaja es el menor grado de impacto ejercido sobre la población donante, ya que no requiere la extracción de plantas, solamente la recogida de semillas. Sin embargo, un gran número de semillas será consumida por predadores y solamente una pequeña porción de éstas se desarrollarán de manera exitosa para convertirse en plantas adultas (Park y Lee, 2007). Así que, el número de semillas a plantar ha de ser muy elevado, entre 400 y 1000 semillas por metro cuadrado (Calumpong y Fonseca, 2001). Otro inconveniente de esta técnica es la laboriosidad que supone la recogida de hojas reproductoras (al no ser muy visibles y estar disponibles durante un breve periodo de tiempo) y la separación de las semillas. Los intentos de restauración por medio de semillas y plántulas no han dado los resultados deseados, y aún es un desafío que requiere un mejor conocimiento de los requisitos de las diferentes etapas implicadas en la formación de la semilla (Alexandre et al., 2006). La supervivencia de Zoste a noltii en condiciones de laboratorio es muy baja (del 70% de semillas germinadas en 26 días, solamente el 10% llega al estadío de plántula), estimándose una fertilidad (definida como la probabilidad de que una semilla dé origen a una nueva planta) de 14 x 10

r

r

-4. La germinación exitosa tras un período de latencia es consecuencia de la interacción entre factores fisiológicos y genéticos (internos) y medioambientales (externos), incluidos el sedimento, la luz y la temperatura (Orth et al., 2000). Las “señales” medioambientales críticas que influyen en la germinación pueden variar en poca distancia horizontal y vertical, lo cual explica cómo el éxito de desarrollo puede cambiar sustancialmente en una distancia de pocos metros o centímetros. Algunos trabajos señalan, por un lado, el requerimiento de una disminución de salinidad a valores cercanos a 10 psu para la inducción de la germinación (Goubin y Loquès, 1991) y, por otro lado, la impermeabilidad del tegumento de la semilla como factores que impiden una rápida germinación (Loquès et al., 1990). En este sentido, en condiciones de laboratorio, Hootsmans et al. (1987) encuentran las mejores tasas de germinación (definida en el trabajo como rotura de la capa externa y aparición del cotiledón) a 10 °C y 1 psu. Otra de las alternativas para la recuperación de praderas marinas es el trasplante de ejemplares adultos, para lo cual se han desarrollado diversas metodologías y protocolos de actuación en función de las peculiaridades de la zona y de las características de la especie (Zimmerman et al., 1995; Davis y Short, 1997; Balestri, et al., 1998; Fonseca et al., 2000; van Katwijk y Hermus, 2000; Gayaldo et al., 2001; Campbell y Paling, 2003; Pickerell et al., 2005). Una vez perdida la cubierta vegetal, las características físicas y biológicas del lugar pueden variar, lo cual puede impedir la recolonización natural de las citadas praderas, incluso siendo la calidad del agua la adecuada para ello. El trasplante puede adelantar en décadas el establecimiento del hábitat de pradera de lo que lo harían los procesos naturales mediante la recolonización, por ello, los trasplantes han sido utilizados para restaurar hábitats, así como para mitigar pérdidas y daños sobre las praderas marinas (Fonseca et al., 1988). Sin embargo, el éxito del trasplante varía considerablemente de sitio a sitio, siendo uno de los factores que puede influir directamente en la supervivencia de la planta trasplantada la inadecuada selección del lugar (Short et al., 2002) y/o del periodo de trasplante (West et al., 1990; Martins et al., 2005). De todos modos, hay que matizar que el trasplante sería adecuado o factible para especies “colonizadoras”, de crecimiento rápido y con bajos requerimientos ecológicos (Short et al., 2002), donde incluiríamos a Zoste a; pero no para especies “climax”, de baja capacidad de colonización y muy vulnerables a cualquier tipo de perturbación, como, por ejemplo, Posidonia oceanica (Marbá y Duarte, 1998). De este modo, la realización de un estudio de viabilidad de la zona seleccionada antes del trasplante, resulta tan imprescindible como que el factor o agente de presión que ha provocado la desaparición de la pradera original haya dejado de actuar (Meehan y West, 2002). Inicialmente se comenzó a recomendar como el método más adecuado la extracción de bloques de plantas junto con su sedimento de base, pero los costes pueden llegar a ser

– 13 –

elevadísimos. Una de sus ventajas es que un importante y bien desarrollado sistema de raíces y rizomas permanece intacto, incluyendo una porción de los nutrientes del sedimento a los que la planta está adaptada. El mayor inconveniente es el impacto directo y la formación de cavidades o agujeros en la población donante (en principio sana) y que deben rellenarse, siendo en todo caso susceptibles a la erosión. Además, los requerimientos de trabajo y transporte son elevados (Davis y Short, 1997) y se necesita una extensa población donante que asimile los impactos que va a sufrir mediante la extracción de unidades de trasplante. Por ello, en los últimos años se ha incrementado el número de investigaciones sobre búsqueda de otras alternativas menos impactantes, con lo que han aumentado considerablemente las experiencias con plantas sueltas (Orth et al., 1999; Fishman et al. 2004; Park y Lee, 2007; Lee y Park, 2008). Uno de los mayores inconvenientes de esta técnica frente a las otras es el mayor grado de estrés a la que se ve sometida la planta (con su correspondiente efecto en su supervivencia) debido a la elevada manipulación requerida para su extracción, eliminación del sedimento, unión al sistema de anclaje, etc. Debido a esta importante manipulación, las plantas han de ser tratadas lo más rápida y cuidadosamente posible, lo cual requiere una buena planificación previa y adiestramiento en dicha tarea. Otra dificultad es la elección de un correcto sistema de anclaje, para lo cual se ha de tener en cuenta el tipo de fondo y las características hidrodinámicas del entorno receptor, la densidad de las plantas a trasplantar, así como el material a utilizar para su anclaje. No obstante, las ventajas más claras son que las plantas trasplantadas son adultas, no se incorpora material sedimentario extraño a la zona receptora, la alteración del fondo (tanto en el lugar donante como en el receptor) es menor, no es indispensable el uso de maquinaria específica lo cual abarataría costes, y es adecuado para áreas relativamente poco extensas. En resumen, a la hora de elegir la estrategia de trasplante y las especificaciones metodológicas, hay que tener en cuenta la ubicación de la zona receptora (si es intermareal o submareal), el tipo de sedimento (si es fango o arena), régimen de corrientes o aspectos hidrodinámicos (si está resguardado o el efecto de las olas y corrientes es relevante), superficie a trasplantar (grande o pequeña), disponibilidad económica (si hay muchos o pocos recursos), disponibilidad y características de la población donante (si está lejos o cerca de la zona receptora, si está en buen estado y puede suministrar grandes cantidades), etc. ya que todo ello repercutirá en la calidad del desarrollo de las labores necesarias para un correcto trasplante. Se ha demostrado que Zostera presenta un potencial como indicador de la salud de los sistemas estuáricos y costeros. Más allá de las investigaciones necesarias para seguir profundizando aún más en esta línea (reflejado en los estudios citados en este apartado), ha de dedicarse un mayor esfuerzo hacia el aumento de la conciencia pública sobre la importancia de las poblaciones de Zostera y el papel crítico que ellas juegan en la ecología de los mares costeros así como en su contribución a los recursos pesqueros.

– 14 –

4. TAREAS REALIZADAS 4.1 BÚSQUEDA BIBLIOGRÁFICA Durante los primeros meses de 2008 se llevó a cabo la tarea de recopilación de información sobre praderas marinas (especialmente Zostera), biología y requerimientos ambientales de Zostera noltii, recuperación de praderas marinas, experiencias de trasplantes, etc. El método utilizado para ello ha sido la búsqueda de trabajos en revistas especializadas, en libros editados por organismos de investigación, y mediante contactos establecidos con los autores implicados. El material obtenido ha sido utilizado para adquirir los conocimientos necesarios para diseñar y llevar a cabo los muestreos, interpretar los resultados obtenidos y desarrollar la posterior discusión, así como para la elaboración y redacción del apartado anterior correspondiente a la introducción de la presente memoria.

– 15 –

4.2 CONTACTO CON PROYECTO EUROPEO BIOMARES Se contactó con la Dra. Alexandra Cunha (CCMAR Universidad Algarve), coordinadora del proyecto Life BIOMARES (http://www.ccmar.ualg.pt/biomares/projecto_biomares.html) y se obtuvo permiso para poder asistir a una reunión, sesión de trabajo y campaña de muestreo de su proyecto, y así poder recabar información respecto al conocimientos y experiencias referentes a la recuperación de praderas marinas en general, y Zostera noltii en particular. Dicha visita se realizó entre el 1-4 de abril de 2008, donde se contó con la presencia del experto investigador Mark Fonseca del National Oceani and Atmospheric Administ ation (NOAA - USA) que colabora como asesor en este proyecto.

c r

r

o

El proyecto BIOMARES nació de la idea de preservar y recuperar la biodiversidad del Parque Marino Profesor Luiz Saldanha, dentro del Parque Natural da Arrábida (Portugal). Este Parque Marino presenta, desde un punto de vista de conservación, aspectos extremadamente interesantes e importantes a preservar. De este modo, dada la complejidad técnica y coste financiero para implementar las medidas de protección y gestión, fue necesario recurrir a fondos comunitarios y co-financiamiento, así como a especialistas de universidades y centros de investigación portugueses y extranjeros. En este contexto, este proyecto permite la reunión y colaboración de especialistas en materia de recuperación de hábitats marinos, de modo que hace posible implementar en el terreno las técnicas de recuperación de praderas marinas. Dentro de estas praderas se encuentra la fanerógama Zostera noltii que presenta una amplia distribución geográfica en las costas. El primer día se salió al mar, a una estación del Parque Natural de la Ría de Formosa, embarcando en Praia de Faro. Se realizaron tareas de seguimiento de una zona de trasplante. En el punto de muestreo submareal, con la ayuda de buceadores, se recuperaron algunas “gradillas” metálicas colocadas unos meses atrás, donde van atadas las plantas. De aquí se recogieron las plantas vivas (Zostera noltii, Zostera marina y Cymodocea nodosa) para medirlas en el laboratorio (y obtener datos de crecimiento), se prepararon nuevas plantas en otras cuatro estructuras o gradillas que estaban vacías y se dejaron en el fondo para recogerlas tras un tiempo (algunos meses) en otro muestreo. Estas gradillas se fijan al fondo mediante unas clavijas de hierro (parecidas a las de las tiendas de campaña) y las plantas se atan a la gradilla mediante rafia (material vegetal flexible parecido al utilizado para cestería). Las plantas atadas a la estructura metálica están marcadas con bridas plásticas de colores vivos (para visualizarse mejor a la hora de su recogida). Se marca el meristemo apical, atando la brida en el último internodo completo. Para medir el crecimiento, se tiene en cuenta lo que ha crecido a partir del extremo apical de ese internodo. Parece ser que estas plantas crecen por temporadas y quedan marcadas por una especie de escamas o engrosamientos, como si crecieran o alargaran “a pulsos”.

El segundo día se dedicó al intercambio científico y presentación de experiencias de diversos investigadores:

Alexandra Cunha (CCMAR Universidad Algarve): informa sobre la evolución del proyecto, los trasplantes realizados. Parece ser que se ha tenido menos éxito del esperado. La labor es dura, lenta y difícil.

Susana Cabaço (CCMAR Universidad Algarve): comenta los resultados de experimentos con semillas de Zostera ma ina y Z. noltii. No se ha tenido éxito. Se ha jugado con diferentes salinidades y temperaturas; se consiguen germinar algunas semillas, pero a los pocos días las plantas mueren. Se baraja la hipótesis del tipo y cantidad de luz como el agente causante de este fracaso.

Manuel Ruiz de la Rosa (Instituto Canario de Ciencias Marinas), expone diversas experiencias en Canarias. Habla sobre trasplantes de Cymodocea n dosa, habiendo empleado distintas metodologías (semillas, plantas limpias, plantas con sedimento), los mejores resultados se han obtenido con trasplantes de plantas más sedimento; no

– 16 –

obstante, no se consiguen buenos resultados, ya que a los pocos meses se mueren los trasplantes.

Joxe Mikel Garmendia (AZTI-Tecnalia): se ha expuesto la situación de las praderas de Zostera noltii en el País Vasco y las pretensiones de AZTI-Tecnalia de promover su recuperación.

Mark Fonseca (NOAA-USA): Antes y ahora: restauración de praderas marinas en USA desde el s. XX al XXI. Se ha basado en la comparación con un artículo de Addy (1947) para demostrar que las ideas básicas para la restauración se mantienen, y se han dado pocos avances o innovaciones. Comenta la utilidad del Transplantation Suitability Index (F. Short – univ. New Hampshire), que se puede considerar como un Índice de Idoneidad para Trasplante.

En la posterior ronda de debate se genera una discusión e intercambio de ideas que quedan plasmadas en las siguientes recomendaciones o conclusiones:

Es necesario analizar y seleccionar bien los lugares de destino de las plantas a trasplantar. Si la naturaleza no ha permitido el desarrollo en el lugar seleccionado, habrá sido por algún motivo, y aunque el hombre lo trasplante, no tendrá éxito: difícilmente será viable el trasplante realizado a un lugar donde previamente nunca han existido dichas plantas. Además, ¿Cuál es el interés de esto? Antes de trasplantar, y para garantizar el éxito, se debe investigar bien y confirmar que en otra época estas plantas se encontraron en dicho lugar.

En el caso de que las plantas hubieran existido en una época, es necesario conocer los motivos de su desaparición y verificar que dichos agentes de presión han desaparecido o cambiado (se entiende que a mejor). Si aún se mantienen éstos, aunque se realicen trasplantes, las plantas volverán a desaparecer.

El trasplante conlleva un elevado coste: supone un gran trabajo y esfuerzo económico. Se debe disponer de financiación importante.

Antes de abordar la fase de la aplicación en el campo, es recomendable trabajar a pequeña escala con modelizaciones en laboratorio. Las pruebas de campo deben estar precedidas de resultados exitosos en experimentos de laboratorio.

Los métodos de trasplante pueden ser (cada uno con sus ventajas e inconvenientes): Semillas. Retoños, plantones o plántulas. Plantas adultas: • Limpias, sin sedimento. • Con sedimento, con trozos de fondo, “sod”.

Las zonas donantes y destino deberían estar lo más cerca posible. Sería conveniente realizar análisis genéticos para no mezclar poblaciones

diferentes. Es necesario caracterizar bien las zonas de presencia y asentamiento de las

praderas marinas, teniendo la mayor información posible. Cuál es el motivo de que su presencia se de en un lugar y en un momento dado?

En el caso de las poblaciones intermareales, podría tener importancia en qué altura mareal o nivel de marea aparecen, es decir, cuánto tiempo se encuentran expuestas y cuánto bajo el agua. ¿Y las corrientes? ¿Y el oleaje?

La luz es muy importante en las fanerógamas marinas: puede resultar limitante. Por tanto, quizás conocer el tipo de luz, la intensidad, la cantidad… podría ser útil.

Sería adecuado registrar la situación, extensión y forma de cada banda/mancha, por ejemplo, con la ayuda de un GPS, para ver sus posibles desarrollos/desplazamientos a lo largo del tiempo.

Para finalizar la jornada, se establece contacto con Onno Diekmann, que trabaja con Ester Serrao en temas de genética, y se ofrecen a llevar a cabo análisis genéticos de las poblaciones vascas de Zostera. En la actualidad disponen de un banco de datos con material de Zostera de Asturias y Francia, y les falta el País Vasco. Esto resulta interesante para ver hasta qué punto las poblaciones vascas se parecen genéticamente entre ellas y con las de

– 17 –

zonas cercanas. Es una información importante para analizar y decidir (en función de su composición genética) sobre las poblaciones donantes y receptoras más adecuadas. El tercer día consistió en labores de mantenimiento y seguimiento de los trasplantes en Setúbal. Preparación de gradillas nuevas con plantas nuevas recogidas en Faro; se colocan bridas (marcas) en el último internodo completo; se fijan las plantas a la gradilla; en algunas gradillas, se colocan cintas verdes imitando a hojas (experimento para ahuyentar larvas y peces, para que no epifiten o no coman las hojas); desde embarcación y con buceadores se extraen 4 gradillas colocadas en enero y se colocan otras 4 nuevas; en tierra, se limpian estas 4 gradillas y se recogen las plantas supervivientes para medir el crecimiento producido (tomando como referencia el extremo apical del internodo que tiene la brida); se preparan nuevas gradillas para colocar al día siguiente, se atan plantas de las 3 especies (Zostera marina, Z. noltii y Cymodocea nodosa) en distintas gradillas; en algunas, se colocan cintas y se dejan bajo el agua hasta el día siguiente, cuando se colocarán en los lugares seleccionados; se miden las plantas (Z. marina) recién obtenidas de las gradillas. En la cuarta jornada se procedió con labores similares a las del día anterior: se miden Zostera marina, Z. noltii y Cymodocea nodosa recogidas el día anterior; las que tienen brida sirven para medir el crecimiento de los últimos meses, es decir, el tiempo que han estado en el fondo) y las que no la tienen, se apartan los ejemplares más largos (los que tienen el mayor número de internodos) para medir las tendencias de crecimiento durante el mayor período posible, se miden internodos cortos y largos. Los largos reflejan el fuerte crecimiento que suele darse en verano, y los cortos el poco crecimiento producido en invierno; las gradillas que se prepararon el día anterior y han pasado la noche en el fondo de la playa, son colocadas para nuevos experimentos. En resumen, en este proyecto se realizan trasplantes entre dos lugares distantes (con sus características ambientales propias) para ver el efecto de las condiciones particulares de cada zona, se hacen pruebas para ver la influencia de la luz (haciendo trasplantes de zonas someras a más profundas), de los epífitos y de los consumidores de plantas (mediante la utilización de cintas artificiales simulando hojas), y se da una gran importancia a la educación y concienciación ambiental, organizando jornadas de puertas abiertas y participación, y manteniendo puntualmente informada a la población general (principalmente en las zonas de actuación) sobre todos sus trabajos.

– 18 –

4.3 POBLACIONES DE ZOSTERA NOLTII EN LA CAPV De las fuentes bibliográficas obtenidas en el apartado 4.1 se ha procedido a recabar información sobre la distribución previa y actual de las praderas marinas en los estuarios de la CAPV. La información básica ha sido aportada por los informes anuales que se han ido redactando correspondientes a la Red de Calidad de las aguas (en la actualidad, Red de seguimiento del estado ecológico de las aguas de transición y costeras de la CAPV) que la Dirección de Aguas del Departamento de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Gobierno Vasco viene realizando desde el año 1994 a través de AZTI-Tecnalia. Otros trabajos referidos a la distribución y ubicación de las poblaciones vascas en periodos recientes son Silván y Campos (2002), Uribe-Echebarría et al. (2006) y Otxoa et al. (2007)

4.3.1. Material y métodos Tras la consulta de la bibliografía correspondiente, se ha constatado la presencia de esta planta en 3 estuarios vascos: Oka, Bidasoa y Lea. Se diseñó una estrategia de muestreo para estas zonas, aplicándose en todos los casos la misma metodología. Los muestreos se programaron para los días con las mejores mareas de los meses de verano, llevándose a cabo las tareas dentro de las dos horas previas y posteriores a la bajamar seleccionada. Una vez accedido a la zona de muestreo e inspeccionado visualmente la extensión de la población de Zostera a caracterizar, se tomaron, mediante tecnología GPS (Fig. 3), las coordenadas geográficas y altura, en este caso sobre el elipsoide, tanto de los límites exteriores de las distintas manchas como de los puntos interiores donde se tomaron otras medidas complementarias. Para ello se dispuso de un equipo GPS bifrecuencia, concretamente dos receptores bifrecuencia modelo Leica System 9500 con teclado AT302 con corrección en Tiempo Real (RTK) por radiomodem y GPS Rover R8 con teclado TSC2 con acceso a correcciones de fase mediante el protocolo NTRIP vía GPRS. Debido a que la obtención de alturas sobre el Nivel Medio del Mar es fundamental en este trabajo, es necesario garantizar que las coordenadas ETRS89, o la altura sobre el NMM de la estación de referencia sean lo más precisas posibles, ya que, debido a la corta distancia entre la estación de referencia y las zonas de muestreo, la variación de ondulación de geoide puede considerarse nula. Por ello, los desniveles relativos sobre el elipsoide de referencia se aproximan, en este caso concreto, a los desniveles ortométricos (o sobre el NMM). Por tanto, se han utilizado, bien señales con altitudes NMM con garantías o bien estaciones con coordenadas ETRS89 precisas. En caso de no disponer de ninguna estación cercana con coordenadas fiables, como ha sucedido con la señal 335 en Bidasoa o en Lea, ha sido necesario utilizar las observaciones realizadas por el receptor estacionado en dicha señal para recalcular la posición de manera más precisa, mediante la aplicación AutoGNSS, y utilizar estas nuevas coordenadas como referencia. Los clavos de referencia (para la posterior corrección de los datos) fueron: ninguno en el muestreo de Lea; los clavos nº 335 de la Red Geodésica del Territorio de Gipuzkoa (Diputación Foral del Gipuzkoa) en Hondarribia y el HO-1 del Puerto de Hondarribia correspondiente a la Nivelación de puertos de la CAPV (Gobierno Vasco) en el muestreo del Bidasoa; y el clavo MD-0 del Puerto de Mundaka correspondiente a la Nivelación de puertos de la CAPV (Gobierno Vasco) en el muestreo del Oka. Respecto a las precisiones obtenidas, en las muestras observadas con el System 9500, la precisión obtenida con fase fija es de 1 cm +10 ppm respecto de la estación de referencia, por lo que las muestras en las que las ambigüedades han sido fijadas son de precisión en torno a los 2 cm (1 sigma). Respecto a las correcciones diferenciales obtenidas vía GPRS, la precisión es muy complicada de establecer, ya que depende del estado de la atmósfera en la estación de referencia y la móvil y del desnivel entre éstas. Un valor aproximado puede ser

– 19 –

de unos 5 cm para distancias hasta 5 km sin desnivel acusado, añadiendo 1 cm por cada kilómetro adicional.

Figura 3. Antenas y sistema de GPS utilizado para posicionamiento de los puntos de muestreo. En primer lugar se definieron las manchas mediante el registro de las coordenadas correspondientes a puntos de su contorno. Posteriormente, dentro de estas manchas, se establecieron unos puntos de muestreo donde se tomaron medidas complementarias:

temperatura in situ con la ayuda de un termómetro de campo que se clavaba directamente en el sedimento (Fig. 4).

potencial redox in situ mediante un sensor de campo (Metrohm 826 pH Mobile), cuyo electrodo (Ag/AgCl, 3M KCl) se clavaba directamente en el sedimento a una profundidad aproximada de 3 cm (Fig. 4).

– 20 –

Figura 4. Medidas de temperatura y potencial redox en el sedimento del punto de muestreo.

muestras de sedimento para, en el laboratorio, realizar el análisis granulométrico y de su contenido en materia orgánica. En cada punto se recogió con una cuchara una cantidad aproximada de 250 ml que fueron introducidos en botes de plástico y congelados para su almacenamiento hasta su análisis en el laboratorio. Tras descongelarse la muestra, para el estudio de la composición granulométrica se utilizaron submuestras de 200 g. En primer lugar, las muestras fueron lavadas para evitar la presencia de sales que puedan favorecer la formación de agregados. Se realizaron dos lavados previos al tamizado. Cada lavado consistió en la adición de 1 l de agua dulce a cada muestra, seguida de un periodo de decantación de 24 h. Posteriormente se secó la muestra durante 24 h a 105 ºC. El tamizado de la muestra seca se realizó en una tamizadora electromecánica RETSCH AS 200 digit durante 15 min y con 50% de amplitud. Se utilizó una batería de 13 tamices de red metálica RETSCH (DIN-ISO 3310/1) de acero inoxidable, con una resolución 0,5 Φ (i.e., 63, 90, 125, 180, 250, 355, 500, 710, 1.000, 1.400, 2.000, 2.800 y 4.000 µm de tamaño de luz de malla). Por otro lado, el análisis granulométrico de las muestras con alta presencia de limos se realizó con un analizador de tamaño de partículas por difracción de láser Beckman-Coulter LSTM 13 320, con un rango de medición de 0,04-2.000 µm. La fracción superior a 2.000 µm se analizó por tamizado en seco, tal como se describe en el párrafo anterior. El contenido en materia orgánica se estimó por medida de la pérdida de peso por ignición. Se tomaron 30 g de sedimento secado previamente a 105 °C y convenientemente homogeneizado para evitar agregaciones y heterogeneidad. Éstos fueron calcinados a 550 °C durante 6 h. La diferencia entre peso seco y calcinado con respecto al peso inicial se tomó como índice del contenido en materia orgánica del sedimento.

muestras de Zoste a: en los puntos previamente seleccionados se tomó un pie (conjunto de 2-4 hojas) para realizar el análisis genético (llevado a cabo en la Universidad de Faro, Portugal). Los pies (hojas) fueron separados y recogidos con pinzas, lavados con agua de la zona, introducidos en bolsas plásticas con gel de sílice para su mantenimiento en seco y envío al correspondiente laboratorio en Faro (Portugal).

r

t

cuando la cantidad existente lo permitía, garantizándose el menor daño posible, se

tomaron muestras de Zos era (cuadrados de 20 x 20 cm) para obtener información de densidad y biomasa (Fig. 5). Con la ayuda de cuadrados metálicos de muestreo de 40 x

– 21 –

40 cm y con una paleta de madera se recogió el material contenido en la cuarta parte de su área hasta una profundidad de 5 cm. El material recogido fue lavado en un tamiz y el material vegetal se recogió en una bolsa plástica. En el laboratorio se procedió a un lavado más exhaustivo y a la selección de aquel material correspondiente a la Zoste a (tanto hojas como rizomas). Una vez separada la Zoste a, se procedió a su pesado en fresco (tras escurrido mediante moderada agitación a mano), contaje de los pies (agrupamientos de 2-4 hojas que suelen crecer a partir del rizoma), secado en estufa a 100 °C durante 24 h y nuevo pesado para hallar el peso seco. Los resultados obtenidos para 0,04 cm² fueron extrapolados a 1 m² mediante su división por 0,04.

r r

Figura 5. Cuadrados de muestreo para la extracción de muestras para la determinación de densidad y biomasa.

Todas estas medidas no fueron tomadas en todos los puntos de muestreo (Tabla 1), en algunos casos por la estrategia de muestreo establecida y, en otros casos, debido a fallos en el soporte técnico.

– 22 –

Tabla 1. En gris, muestras tomadas en cada punto de muestreo y medidas registradas. Estación (Est), Caracterización genética (DNA), Coordenadas X, Y y Z (Coor), Granulometría (Gra), materia orgánica (m.o.), Temperatura y Potencial redox (T-Eh), Densidad y Biomasa (D-B).

Est DNA Coor Gra m.o. T-Eh D-B Est DNA Coor Gra m.o. T-Eh D-B L-A1 O-A1 L-A2 O-A2 L-A3 O-A3 L-A4 O-A4 L-A5 O-A5 L-B1 O-A6 L-B2 O-A7 B-A1 O-A8 B-A2 O-A9 B-A3 O-A10 B-A4 O-A11 B-A5 O-A12 B-A6 O-A13 B-B1 O-A14 B-B2 O-A15 B-B3 O-B1 B-B4 O-B2 B-B5 O-B3 B-B6 O-B4 B-B7 O-B5 B-C1 O-B6 B-C2 O-B7 B-C3 O-B8 B-C4 O-B9 B-C5 O-B10 B-D1 O-B11 B-D2 O-B12 B-D3 O-B13 B-D4 O-B14 B-D5 O-B15 B-D6 O-C1 B-D7 O-C2 B-D8 O-C3 B-D9 O-C4 B-D10 O-C5 B-E1 O-C6 B-E2 O-C7 B-E3 O-C8 B-E4 O-C9 B-E5 O-C10 B-F1 O-C11 B-F2 O-C12 B-F3 O-C13 B-F4 O-C14 B-F5 O-C15 B-F6 O-C16 B-F7 O-C17 B-F8 O-C18 B-F9 O-C19 B-F10 O-C20 B-F11 O-C21 B-F12 O-C22 B-F13 O-C23 B-F14 O-C24 B-F15 O-C25 B-G1 O-C26 B-G2 O-C27 B-G3 O-C28 B-G4 O-C29 B-G5 O-C30 B-G6 O-C31 B-G7 O-C32

O-C33 O-C34 O-C35 O-C36 O-C37 O-C38 O-C39 O-C40

– 23 –

4.3.2. Áreas de muestreo Los días y zonas de muestreo dentro de cada uno de los tres estuarios se señalan a continuación. El número de puntos que se citan en los párrafos iniciales de cada estuario corresponden a las muestras destinadas al análisis genético. Dentro de éstos, solamente en algunos (ver tabla XX) se han llevado a cabo las medidas complementarias (potencial redox, sedimento y densidad/biomasa) comentadas anteriormente en el apartado de metodología.

Estuario del Lea (Figs. 6 y 7): día de muestreo 7 de julio de 2008 (bajamar 13:22 h, 0,91 m). Se tomaron muestras en 7 puntos ubicados en dos zonas del estuario del Lea: 5 en la zona A y 2 en la zona B. En las zonas C y D no se tomaron muestras ni datos: por no encontrarse ningún rastro de esta planta habiéndose citado su presencia en trabajos previos (zona C); por su encuentro inesperado al no haberse citado anteriormente, y por su reducido tamaño y distribución esparcida (zona D).

0,5 km

LEKEITIO

A

BC

D

0,5 km

LEKEITIO

A

BC

D

Figura 6. Áreas con presencia de Zos era noltii en el estuario del Lea. t

– 24 –

A

B

C

B

D D Figura 7. Fotos panorámicas de las cerestuario del Lea.

canías de las áreas con presencia de Zos era nt

– 25 –

oltii en el

Estuario del Bidasoa (Figs. 8 y 9): día de muestreo 21 de julio de 2008 (bajamar 13:10 h, 0,97 m). Se tomaron muestras en 13 puntos ubicados en dos zonas de la parte interna del estuario del Bidasoa: 6 en la zona A y 7 en la zona B.

Figura 8. Áreas con presencia de Zos era noltii en el estuario del Bidasoa. t

– 26 –

A A

A

A

A B

B Figura 9. Fotos panorámicas de las cercanías de las áreas con presencia de Zos era nestuario del Bidasoa (zonas A-B).

t

– 27 –

B

oltii en el

Estuario del Bidasoa (Fig. 10): día de muestreo 21 de agosto de 2008 (bajamar 14:00 h, 0,86 m). Se tomaron muestras en 42 puntos ubicados en cinco zonas de la parte perteneciente a Hendaia en el estuario del Bidasoa: 5 en la zona C, 10 en la zona D, 5 en la zona E, 15 en la zona F y 7 en la zona G.

C C

D D

E E

– 28 –

F F

G G

Figura 10. Fotos panorámicas de las cercanías de las áreas con presencia de Zos era nestuario del Bidasoa (zonas C-G).

t

– 29 –

oltii en el

Estuario del Oka (Figs. 11 y 12): día de muestreo 16 de octubre de 2008 (bajamar 11:54 h,

0,53 m). Se tomaron muestras en 30 puntos ubicados en dos zonas de la margen derecha del estuario del Oka: 15 en la zona A y 15 en la zona B.

Figura 11. Áreas con presencia de Zostera noltii en el estuario del Oka.

– 30 –

– 31 –

A A

A

B

B B

B B

B

B

B

B Figura 12. Fotos panorámicas de las cercanías de las áreas con presencia de Zos era noltii en el estuario del Oka (zonas A-B).

t

– 32 –

Estuario del Oka (Fig. 13): día de muestreo 17 de octubre de 2008 (bajamar 12:37 h, 0,58

m). Se tomaron muestras en 40 puntos ubicados en la margen izquierda del estuario del Oka: todas ellas en la zona C. Debido a la caída de la antena de referencia y a parada en el suministro de señales necesarias para un adecuado posicionamiento, solamente se pudieron establecer las coordenadas en las estaciones correspondientes a la parte más al sur. Las muestras de la parte media y norte de la zona fueron tomadas mediante referencias visuales, no pudiéndose fijar sus coordenadas geográficas X, Y y Z.

C

C

C

C Figura 13. Fotos panorámicas de las cercanías de las áreas con presencia de Zos era noltii en el estuario del Oka (zona C).

t

4.3.3. Velocidad de corriente La velocidad de corriente ha sido señalada como un rasgo importante a la hora de caracterizar la zona ocupada por Zostera. La magnitud de dicha corriente va a permitir o limitar el asentamiento, supervivencia y expansión de la pradera. La intensidad de este parámetro es resultado del grado de exposición de la zona, el oleaje, cercanía al canal principal de llenado y vaciado del estuario y la marea. En este caso, teniendo en cuenta la localización de estas praderas y dado que se trata de una zona intermareal, el componente más relevante es la marea. En este sentido, la información referida a las velocidades de corriente presentes en las distintas zonas estudiadas, ha sido obtenida a partir de estudios previos llevados a cabo por AZTI-Tecnalia. En dichos estudios se realizaron ejercicios de modelización para obtener las máximas velocidades de corriente en la parte abrigada de los estuarios de Lea, Oka y Bidasoa (Uriarte et al., 1996; Gyssels, 2002; Solaun et al., 2002), precisamente donde se encuentran las poblaciones de Zostera noltii.

– 33 –

4.3.4. Resultados En las fotografías de los ejemplares recogidos en los primeros muestreos del Bidasoa (Fig. 14), se pueden observar las distintas partes de esta planta: la zona marrón oscura corresponde al rizoma subterráneo de donde salen algunas raíces (estructuras finas y también de disposición subterránea) y pies u hojas verdes (la parte aérea que forma la parte visible sobre el sedimento). Estas figuras nos ayudan a intuir el complejo entramado de rizomas que suele formarse en el interior del sedimento y la imposibilidad de conocer la extensión real de un único individuo a través de la observación exterior de las hojas. Otro dato que se refleja es la dificultad de la obtención de un único ejemplar así como su extracción completa sin provocar ningún daño en el individuo. Y por último, nos permite comprender el origen del efecto compactador y estabilizador que, por medio de sus enrevesados rizomas, lleva a cabo en el sedimento.

a b

c d

Figura 14. a-b: Zostera en su medio (Bidasoa D), detalle del rizoma. c-d: ejemplares de Zos era noltii recogidos en las zonas A3 y B3 del estuario del Bidasoa.

t

r

La práctica totalidad de la Zoste a muestreada (Figs. 15 y 16) se encuentra entre la franja de altura de 1 y 3,5 m respecto a la BajaMar Viva Equinoccial (BMVE).

– 34 –

Altura de las zonas con Zostera

-0,5

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

2,5

3,0

3,5

4,0

4,5

mL-A

B-A

L-BB-B

O-A

O-B

O-CB-F B-G

B-DB-E

B-C

Figura 15. Nivel de marea donde se han observado ejemplares de Zostera en los estuarios vascos. La primera letra corresponde al estuario: L Lea; B Bidasoa, O Oka. La segunda letra corresponde a distintas zonas dentro del estuario.

Puntos con muestras de Zostera

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

2,5

3,0

3,5

4,0

Estaciones de muestreo

Altu

ra (m

)

L-A

L-B

B-A

B-B

B-CB-D

B-E B-FB-G O-A

O-B

O-C

derados en l presente estudio. La primera letra corresponde al estuario: L Lea; B Bidasoa, O Oka. La segunda

letra corresponde a distintas zonas dentro del estuario.

igura 16. Nivel de marea a la que se encuentran los puntos de muestreo de Zostera consiFe

– 35 –

Gravas Arenas Pelitas m.o.

0%

10%

20%

30%

Frac

cion

es g

1,0

2,0

3,0

40%

L-A

1L-

A2

L-A

3L-

A4

L-A

5L-

B1

L-B

2B

-A1

B-A

2B

-A3

B-A

4B

-A5

B-A

6B

-B1

B-B

2B

-B4

B-B

7B

-C2

B-C

4B

-D3

B-D

8B

-E2

B-E

4B

-F2

B-F

4B

-F7

B-F

9B

-F14

B-G

3B

-G6

O-A

1O

-A5

O-A

8A

14O

-B1

O-B

5O

-B9

B12

B15

O-C

2O

-C7

C12

C20

C21

C27

C28

C32

C35

C40

0,0

4,0

8,0

m.o

80%

90%

100%

s (%

) 9,0

10,0

50%

60%

70%

ranu

lom

étri

5,0

6,0

7,0

. (%

)

O-

O-

O-

O-

O-

O-

O-

O-

O-

O-

O-

Estaciones

ca

Figura 17. Composición granulométrica (Gravas, Arenas, Pelitas) y contenido en materia orgánica (m.o.) de los sedimentos de cada una de las estaciones de muestreo en el presente estudio.

L-A1L-A2L-A3L-A4L-A5L-B1L-B2B-A1B-A2B-A3B-A4B-A5B-A6

B-B1B-B2B-B3B-B4B-B7

B-C2B-C4B-D3B-D8B-E2B-E4B-F2B-F4B-F7B-F9B-F14

B-G3B-G6O-A1O-A5O-A8O-A14

O-B1O-B5O-B9O-B12O-B15

O-C2O-C7O-C12O-C20O-C21O-C27O-C28O-C32O-C35

O-C40

PELAMF

AFAM

AGAMG

GRAGRV

0

20

60

80

Estacionesde muestreo

GRANULOMETRÍA

40 %

Clases granulométricas

PEL AMF AF AM

AG AMG GRA GRV

Figura 18. Porcentajes de cada clase granulométrica de los sedimentos de cada una de las estaciones onsideradas en el presente estudio. PEL (pelitas: <0,063 mm); AMF (Arena Muy Fina: 0,063-0,125 c

mm); AF (Arena Fina: 0,125-0,25 mm); AM (Arena Media: 0,25-0,5 mm); AG (Arena Gruesa: 0,5-1 mm); AMG (Arena Muy Gruesa: 1-2 mm); GRA (Gravilla: 2-4 mm); GRV (Grava: >4 mm).

– 36 –

El sedimento donde se asienta la Zostera es, en general, fino, pudiendo tener predominio de pelitas o de arenas (Fig. 17). La evidencia de la fracción gruesa es debida a la presencia de restos de conchas de bivalvo. En un análisis más detallado, la composición granulométrica de los sedimentos en los que

l contenido en materia orgánica de estos sedimentos se encuentra entre 0,66 y 8,36 %. Los alores de Eh oscilan entre -199,6 y 154 mV. En general, los valores más altos de materia

orgánica coinciden con los registros más negativos del potencial de óxido-reducción (Fig.

aparece Zostera presenta una dominancia de las fracciones más finas. En función de la estación considerada, la clase granulométrica dominante será la de los limos, arenas finas y arenas medias (Fig. 18). Ev

19).

-200

-150

-100

-50

0

50

100

150 7,7

200

L-A1

L-A2

L-A3

L-A4

L-A5

L-B 1

L -B 2

B-A

1B

-A2

B-A

3B

-A4

B-A

5B

-A6

B-B

1B

-B2

B-B

3B

-B4

B-B

7B

-C2

B-C

4B

-D3

B-D

8B

-E2

B-E

4B

-F2

B-F

4B

-F7

B-F

9B

-F14

B-G

3B

-G6

O-A

1O

-A5

O-A

8O

-A14

O-B

1O

-B5

O-B

9O

-B12

O-B

1 5O

-C2

O-C

7O

-C12

O-C

20O

-C21

O-C

27O

-C28

O-C

32O

-C35

O-C

40

Estaciones de muestreo

Eh (m

V)

0,0

1,1

2,2

3,3

4,4

5,5

6,6

8,8

% m

.o.

Eh m.o.

Figura 19. Contenido en materia orgánica (m.o., %) y potencial redox (Eh, mV) en los sedimentos de cada una de las estaciones consideradas en el presente estudio. Si bien se han tomado muestras para llevar a cabo el análisis genético de los ejemplares recogidos, aún no se dispone de los resultados. Estos nos ayudarán a saber si todas las poblaciones vascas presentan la misma composición genética y también nos permitirán compararlas con poblaciones francesas y de otras zonas del cantábrico. Con ello se podrá determinar la idoneidad de cada una de las poblaciones para ejercer de donante y receptor en el hipotético caso de proponerse la ejecución de un trasplante. En algunas de las estaciones también se han tomado muestras para estimar tanto la biomasa como la densidad. Estos parámetros son difíciles de estimar dado que las poblaciones de Zostera presentan una disposición muy heterogénea con fuertes variaciones en su abundancia y densidad en muy poca distancia. Por ello, los datos que se presentan aquí corresponden a aquellos puntos más densos dentro de su entorno más cercano y, por tanto, hay que interpretarlos como los puntos de mayor densidad en las cercanías de dicha estación.

– 37 –

Partiendo de esta premisestreados en todos los

a, se puede realizar una estima comparativa entre los puntos u estuarios. Las poblaciones o manchas más pobres las encontramos m

en la zona A del estuario del Bidasoa. Al mismo tiempo, también en el Bidasoa se encuentran los registros más elevados de densidad y de biomasa: en las zonas B y G respectivamente (Fig. 20).

Biomasa-Densidad

0

A1 A2 A3 A4 A5 B1 B2 A1 A3 A4 A5 B1 B7 C4 D8-E

4 F2 F4 G6-A

1 A8 B5 12 -C2 C7

C3

100

200

500

L- L- L- L- L- L- L- B- B- B- B- B- B- B- B- B B- B- B- O O- O-O-B O O-

O-5

Estaciones

0

1000

2000

5000

10000

ad (

1000

1100 11000

600

700

800

900

fres

co (g

/m2)

6000

7000

8000

9000

pies

/m2)

300

400

Biom

asa

en

3000

4000

Dens

id

Biomasa en fresco Densidad

igura 20. Biomasa (g de peso fresco/m²) y densidad (número de pies/m²) estimada en los puntos más ensos hallados en cada uno de los estuarios visitados. En las estaciones, la primera letra corresponde

al estuario: L Lea; B Bidasoa, O Oka; y la segunda letra corresponde a distintas zonas dentro del estuario. A continuación se exponen y se analizan los resultados de los parámetros medidos y/o estimados en cada estuario de manera individual:

Fd

– 38 –

Estuario del Lea:

l muestreo se realizó el 7 de julio de 2008, con una bajamar de 0,91 m. Se tomaron

n la zona B, se encuentran algunas manchas pequeñas y dispersas. Son unas 8-10 ancha á e c la c n e ,5 s f osa nde es icu o esp zam nto nsp ción n e .

ié i c na do an ior nt a do O et 00 er o n ó tr e D z sa e on a m ia eg a o sc tc ad r t mo

cuencia a y e d au a d ss u e

n la zona D también se encontraron unas 5 manchas pequeñas y dispersas, cerca del spigón”, antes de llegar al molino en dirección al mar, muy cerca del canal, de diámetro

ntre 0,5 y 1,5 m y que no habían sido previamente citadas.

o se tomaron datos en las zonas C y D.

Emuestras en 7 puntos ubicados en dos zonas del estuario del Lea: 5 en la zona A y 2 en la zona B (Fig. 21). La zona A presenta una mancha bastante grande y claramente definida, con una densidad bastante homogénea. Em s m s o m nos ircu res, on u diámetro ntre 1 y 2 m. E una zona angdo dif ltos el d la ie e i ec e lla Tamb n se nspe cionó la zo C nde ter me e h bía si citada Zostera ( txoaal., 2 7), p o n se e contr ras o de lla. icha ona fango se hallaba cubi rta cabund nte ater l v etal (ram s, h jara a, e .) deposit a, p obablemen e coconse de l s fuertes lluvias aum nto el c dal del río caeci as en las emanas previa al m estr o. E”ee N Ninguna de estas poblaciones parece verse afectada por presiones marisqueras.

0,5 km

LEKEITIO

A

BC

D

Figura 21. Áreas con presencia de Zostera noltii en el estuario del Lea. En la actualidad se han encontrado en A, B y D, no citadas anteriormente.

– 39 –

Tabla 2. Parámetros sedimentológicos y biológicos de los puntos muestreados en el estuario del Oka.

racciones granulométricas: Pelitas (PEL; <0,063 mm), Arenas Muy Finas (AMF; 0,063-0,125 mm), renas Finas (AF; 0,125-0,25 mm), Arenas Medias (AM; 0,25-0,5 mm), Arenas Gruesas (AG; 0,5-1

mm), Arenas Muy Gruesas (AMG; 1-2 mm), Gravilla (GRA; 2-4 mm), Grava (GRV; >4 mm); materia orgánica (m.o.); Potencial redox (Eh); Densidad de Zostera (Dens); Biomasa de Zostera (Bio: f en fresco y s en seco); Altura del punto respecto a la BMVE.

FA

PEL AMF AF AM AG AMG GRA GRV m.o. Eh Dens Bio f Bio s Alt

% % % % % % % % % mV pie/m² g/m² g/m² m L-A1 59,1 13,7 14,1 6,1 3,5 0,0 2,4 1,0 5,6 -121,3 5225 399,8 37,0 2,50L-A2 62,0 13,2 13,1 6,7 3,3 0,0 0,8 0,9 6,2 -67,4 6325 414,5 39,3 2,31L-A3 76,7 9,3 8,6 3,6 0,8 0,0 0,5 0,5 6,3 -127,3 3275 207,5 20,8 2,35L-A4 52,4 10,2 8,6 4,8 2,4 0,0 10,4 11,2 5,4 -122,3 3825 286,5 27,0 2,44L-A5 59,1 11,9 10,4 5,8 4,0 0,0 3,4 5,3 5,1 -104,3 5525 408,0 36,0 2,53L-B1 59,3 15,7 13,3 6,6 3,8 0,0 0,4 0,8 3,6 -113,0 2850 274,5 23,5 2,69L-B2 69,4 14,6 9,9 3,5 1,9 0,0 0,5 0,1 8,4 -54,2 2375 151,5 13,8 2,59

Los gráficos granulométricos (Tabla 2 y Figs. 22 y 23) muestran un sedi ento bastante homogéneo, siendo en todos los casos fangos con claro predominio de la fracc pelítica, que presenta valores cercanos al 60%. La presencia de restos de conchas del molusco bivalvo Scrobicularia plana en la estación A-4 provoca cierta desviación de su curva granulométrica, pero en realidad su composición granulométrica no se diferencia en gran medida del resto. Las fracciones más abundantes en todas las estaciones son pelitas, arenas muy finas y arenas finas.

mión

– 40 –

LEA

0

20

40

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0

Diámetro de partícula

% a

cum

ulad

o

L-A

0

20

40

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0

Diámetro de partícula

% a

cum

ulad

o

L-B

0

20

40

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0Diámetro de partícula

% a

cum

ulad

o

L-A1

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

L-A2

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

L-A3

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

L-A4 L-A5

40

60

100

40

60

100

8080

0

20

Tamaño de partícula

0

20

Tamaño de partícula

L-B1

0

20

L-B2

0

20

100 100

80 80

40

60

40

60

Tamaño de partícula Tamaño de partícula

Figura 22. Curvas granulométricas acumuladas (Diámetro de partícula en unidades phi) y composición granulométricas de las estaciones de muestreo de Lea. Fracciones granulométricas: Pelitas (PEL, 5), Arenas Muy Finas (AMF, 4), Arenas Finas (AF, 3), Arenas Medias (AM, 2), Arenas Gruesas (AG, 1), Arenas Muy Gruesas (AMG, 0), Gravilla (GRA, -1), Grava (GRV, -2).

– 41 –

LEA

0%

20%

40%

60%

80%

100%

L-A1 L-A2 L-A3 L-A4 L-A5 L-B1 L-B2

Estaciones

Frac

cion

es g

ranu

lom

étric

as

0

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

m.o

. (%

)

GRV GRA AMG AG AMAF AMF PEL m.o.

Figura 23. Composición granulométrica y contenido en materia orgánica (m.o.) en las estaciones de muestreo de Lea. Fracciones granulométricas: Pelitas (PEL), Arenas Muy Finas (AMF), Arenas Finas (AF), Arenas Medias (AM), Arenas Gruesas (AG), Arenas Muy Gruesas (AMG), Gravilla (GRA), Grava (GRV).

LEA

-150

-125 1,5

-100

-75

-50

-25

0

L-A1 L-A2 L-A3 L-A4 L-A5 L-B1 L-B2

Estaciones de muestreo

Eh (m

V)

0,0

3,0

4,5

6,0

7,5

9,0

% m

.o.

Eh m.o.

Figura 24. Materia orgánica (m.o.) y Potencial redox (Eh) de las estaciones de muestreo de Lea.

– 42 –

El contenido en materia orgánica en estos sedimentos está entre 3,6 y 8,4 %. El potencial edox presenta en todo momento valores negativos, entre -54 y -127 mV (Fig. 24). r

LEA

0

100

200

300

400

500

600

700

800

900

1000

1100

L-A1 L-A2 L-A3 L-A4 L-A5 L-B1 L-B2

Estaciones

Biom

asa

en fr

esco

(g/m

2)

0

1000

2000

3000

4000

5000

6000

7000

8000

9000

10000

11000

Dens

idad

(pie

s/m

2)

Biomasa en fresco Densidad

Figura 25. Densidad y Biomasa de Zostera noltii en las estaciones de muestreo de Lea. Los valores de densidad y biomasa (en fresco) oscilan respectivamente entre 2.357 y 6.325 pies/m², y entre 151,5 y 414,5 g/m², siendo menos densas las manchas de la zona B (Fig. 25).

– 43 –

LEA A

540360 540370 540380 540390 540400 540410 540420 540430

4800680

4800690

4800700

4800710

4800720

2.1

2.2

2.3

2.4

2.5

2.6

2.7

L-A 1

L-A 2

L-A 3

L-A 4

L-A 5

igura 26. Altura sobre el nivel de marea a la que la población de Zostera noltii está establecida en la

Fzona Lea-A. En verde, los puntos de muestreo.

– 44 –

LEA B

540350 540360 540370 540380

4800540

4800545

4800560

4800550

4800555

2.3

2.4

2.5

2.6

2.7

2.8L-B 2

L-B 1

igura 27. Altura sobre el nivel de mare a la quF a e la población de Zostera noltii está establecida en la zona Lea-B. En verde, los puntos de muestreo.

– 45 –

Estuario del Bidasoa: Los días de muestreo fueron el 21 de julio de 2008 para las zonas internas A y B (Hondarribia-Irun) con bajamar de 0,97 m y el 21 de agosto para las zonas C, D, E, F y G (Hendaia) con bajamar de 0,86 m (Fig. 28). El 15 de octubre (bajamar de 0,60 m) se volvió a estas últimas zonas para realizar unas comprobaciones con el posicionamiento de las poblaciones. Antes de r el es , s n cio ot on s h santer m a (S á am s, 2 2), ro en la actual e t gej l t ro uestras in ti zo t caté o on ri e e rc ro ad n o lSanta En ia r e el rio Puntal.

abo dar mu treo e i spec nó ra z a donde la Zo tera abía ido ior ente citad ilv n y C po 00 pe idad no se ncon ró nin ún

emplar, por o que no se oma n m de n gún po. Esta na es á ubi da en el rmin de H dar bia, n un mba ade situ o e el extrem interior de canal de

grac , ent e el a ropuerto y bar del

1 km

A

C

D

E

F

B

G

HON

IA

HE IA

IRU

DARRIB

NDA

N

1 km

A

C

D

E

F

B

G

HON

IA

HE IA

IRU

DARRIB

NDA

N

Figura 28. Ár s con presencia de tera noltii en el estuario del Bidasoa. Las dos z in as se n un sed nto pa je muy dife ntes La ze a n terrenos aer ert , c la mari a d Rafael, en u a pe eña curv que se forma cerca del extremo interi de la pista de a je, nd n ba ares se d un exte al. L acionesZ a s cu ra e as n a y ia or que s vis lización y lo ción e ve ificu ada. s una zona de difícil acceso, por lo que sus poblaciones p p f d er das e e ntraron unas t s adispersas y oco d nsas siem ncionadas anter rmentual dificultaba la delimitación de su extensión. Se tomaron 6 muestras. La cercanía al

ea Zos

onasda justo

más ternel límite de los

pre nta imedel

y opu

isao

re . ona A stá situ e erca de sm e San

n qu a orterriza d

e eo e

ene las

n m jam

zclaescubr

Ulve

Gracilarnso fan, p

g lo

as pobl de oster n t d co u uacaliza s d lt Eueden asar ácilmente esap cibi . S nco cua ro mancha bast nte

p e , pre mezcladas con las algas me io e, lo c

– 46 –

aeropuerto produjo una serie de inconvenientes a la hora del registro de las coordenadas por GPS, especialmente en los momentos de despegue y aterrizaje de aviones. Los datos de altura tomados en las manchas correspondientes a los puntos B-A5 y B-A6 presentan datos extraños (con altibajos demasiado pronunciados), que pueden ser debidos a estos problemas técnicos comentados, ya que en el campo la configuración real de la zona no parecía ofrecer estos desniveles tan bruscos. De esta manera, dado que no se puede garantizar la fiabilidad de las alturas calculadas, las alturas de esta mancha B-A5 y B-A6 deben tomarse con cierta precaución. La zona B está situada en la marisma de Itzaberri, den ro del parque ecológico de Plaiaundi, en un área arenosa de fácil acceso. Aquí se detectaron unas 10 manchas, la mayoría de entre 1 y 3 m de diámetro, con gran densidad de hojas y muy claramente definidas. La mancha de mayor tamaño (parecido a un rectángulo de 7 m de largo por 3 de ancho) era la de situación más apartada de la vía de acceso por tierra. Se tomaron 7 muestras. El día 21 de agosto de 2008 se muestreó la zona de Hendaia. Se tomaron muestras en 42 puntos ubicados en cinco zonas comenzando del puerto viejo de Canetas hacia la isla de los Pájaros: 5 en la zona C, 10 en la zona D, 5 en la zona E, 15 en la zona F y 7 en la zona G. Las zonas C y D se encuentran frente al puerto de Caneta, en Hendaia. La zona C, se encuentra en la parte izquierda mirando al mar, entre el extremo del paseo y la rampa de bajada al agua. Es una zona fangosa con presencia de piedras donde la Zostera aparece a un nivel de marea bastante bajo. La mancha es bastante grande, pero no hay mucha densidad de ejemplares. La zona D, a continuación de la rampa, está ubicada en una zona parecida a la anterior (fangosa y con piedras sueltas con ostras), en una especie de claro justo frente a una gran mansión (casa de Pierre Loti). Es una extensión considerable y continua. Siguiendo la línea de costa, tras una zona pedregosa donde la Zostera está ausente, está la zona E: una zona fangosa donde la Zostera aparece en 3 manchas pequeñas, con baja densidad y en pequeños claros entre piedras. El perfil costero dibuja un entrante y en su parte interna se encuentra un punto de vertido que forma una regata. Una vez cruzada la regata, se abre una amplia extensión intermareal ocupada por distintos tipos de vegetales entre los que se encuentra la Zostera. Esta zona intermareal que hemos denominado F, llega hasta la isla de los Pájaros, por lo que su acceso está restringido. Es una zona menos fangosa que las anteriores, con gran contenido en arena y donde el menor hundimiento permite un desplazamiento y muestreo cómodo. En toda esta extensión, se forman numerosos canales de desagüe que rompen la continuidad de las distintas manchas de Zostera. Hay zonas donde se encuentran manchas bastante grandes y aparentemente estables, formando poblaciones homogéneas o con otras algas como Gracilaria y Enteromorpha; y otras zonas, bordeando los canales con sedimento arenoso, donde aparecen pequeñas manchas, numerosas y menos densas, cuya disposición parece mostrar una fase de colonización y expansión de la Zostera. Al lado de la barrera arenosa cubierta por vegetales que une el paseo marítimo y la isla de los Pájaros, en su cara norte justo frente al observatorio de aves construido sobre un punto de vertido, hay una zona arenosa donde pueden observarse claramente las manchas de Zostera existentes (zona G). Son más de 10 pequeñas manchas circulares (la mayoría de cerca de 2 m de diámetro) que, por el tipo de sedimento en el que están establecidas, se encuentran perfectamente definidas.

t

– 47 –

Tabla 3. Parámetros sedimentológicos y biológicos de los puntos muestreados en el estuario del Bidasoa. Fracciones granulométricas: Pelitas (PEL; <0,063 mm), Arenas Muy Finas (AMF; 0,063-0,125 mm), Arenas Finas (AF; 0,125-0,25 mm), Arenas Medias (AM; 0,25-0,5 mm), Arenas Gruesas (AG; 0,5-1 mm), Arenas Muy Gruesas (AMG; 1-2 mm), Gravilla (GRA; 2-4 mm), Grava (GRV; >4 mm); materia orgánica (m.o.); Potencial redox (Eh); Densidad de Zostera (Dens: p pie); Biomasa de Zostera (Bio: f en fresco y s en seco); Altura del punto respecto a la BMVE. Nótese que en los puntos donde no hay datos solamente se han tomado muestras de Zostera para su análisis genético. En amarillo se resaltan los registros dudosos.

PEL AMF AF AM AG AMG GRA GRV m.o. Eh Dens Bio f Bio s Alt % % % % % % % % % mV p/m² g/m² g/m² m

B-A1 34,5 11,4 29,3 14,3 3,9 3,0 1,9 1,7 2,3 51,8 1250 75,7 8,3 3,09B-A2 19,0 8,4 41,3 21,9 4,7 4,3 0,2 0,1 1,1 -111,2 3,10B-A3 23,5 6,9 31,4 18,7 6,3 8,7 2,7 1,7 1,5 -108,3 1975 107,8 13,3 2,98B-A4 45,2 11,4 21,5 13,2 5,8 1,3 0,4 1,1 2,4 -88,5 1350 78,0 8,5 2,71B-A5 47,8 7,4 11,6 14,8 11,8 2,3 0,7 3,6 3,0 -26,2 1525 147,5 18,5 3,80B-A6 32,2 4,9 10,1 15,1 20,1 14,1 2,4 1,0 2,1 -21,4 3,24B-B1 5,0 4,7 35,6 37,0 11,5 3,7 1,4 1,2 1,1 44,8 10225 599,8 81,8 2,32B-B2 2,1 4,7 42,1 36,7 10,2 2,6 1,0 0,5 1,1 45,8 2,35B-B3 1,6 34,8 2,38B-B4 5,2 6,9 46,9 28,0 8,2 2,4 1,6 0,8 1,1 154,8 2,47B-B5 41,8 2,45B-B6 47,8 2,45B-B7 1,9 5,4 50,2 28,5 10,5 2,7 0,7 0,2 1,0 121,8 6150 427,8 57,3 2,52B-C1 1,58B-C2 3,9 7,3 51,0 19,1 5,8 3,7 4,0 5,2 1, -140,5 1,62B-C3 1,81B-C4 12,2 7,4 47,0 17,6 7,5 3,7 2,7 2,1 1,9 -46,6 3900 319,3 27,0 1,89B-C5 2,00B-D1 1,71

3

B-D2 1,37B-D3 2,8 6,3 79,6 8,5 0,8 0,6 0,9 0,6 1,0 9,0 1,54B-D4 1,29B-D5 1,58B-D6 1,28B-D7 1,64B-D8 8,1 6,5 72,4 10,8 1,4 0,6 0,2 0,1 0,7 26,9 2125 297,0 24,5 1,37B-D9 1,45B-D10 1,57B-E1 2,02B-E2 9,7 10,5 54,2 15,3 2,0 1,5 2,2 4,5 1,6 2,6 2,10B-E3 1,65B-E4 10,1 6,1 47,3 19,4 3,5 3,9 4,8 4,9 1,3 63,0 5850 396,5 43,0 1,61B-E5 1,55B-F1 2,07B-F2 6,7 13,9 59,8 11,8 1,9 2,1 2,3 1,4 1,4 35,3 3875 340,5 49,8 2,13B-F3 2,05B-F4 20,8 23,5 41,8 6,0 2,5 2,9 2,2 0,4 2,3 54,2 5250 654,3 72,5 1,98B-F5 1,94B-F6 1,93B-F7 14,9 20,2 52,8 5,8 1,7 2,5 0,9 1,1 2,0 -1,5 1,95B-F8 2,00B-F9 21,6 15,8 48,7 8,6 1,9 1,9 1,3 0,2 2,2 98,8 2,10B-F10 2,07B-F11 1,94B-F12 2,27B-F13 2,12B-F14 7,3 17,7 59,2 9,6 2,7 1,8 1,2 0,4 1,1 46,2 2,11B-F15 2,00B-G1 2,39B-G2 2,36B-G3 5,6 7,9 59,8 21,7 1,3 1,6 1,5 0,7 1,0 75,6 2,19B-G4 2,25B-G5 2,40B-G6 2,6 5,5 63,6 23,8 1,4 1,1 1,5 0,5 0,9 -9,3 4625 805,3 97,8 2,30B-G7 2,32

– 48 –

BIDASOA

0

20

40

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0

Diámetro de partícula

% a

cum

ulad

o

B-A

0

20

40

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0Diámetro de partícula

% a

cum

ulad

o

B-B

0

20

40

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0Diámetro de partícula

% a

cum

ulad

o

B-C

0

20

40

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0Diámetro de partícula

% a

cum

ulad

o

B-D

0

20

40

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0Diámetro de partícula

% a

cum

ulad

o

B-F B-E B-G

0

20

40

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0

% a

cum

60

80

100

Diámetro de partícula

ulad

o

0

20

40

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0

% a

cum

60

80

100

Diámetro de partícula

ulad

o

0

20

40

% a

cum

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0Diámetro de partícula

ulad

o

B-A3

0

20

40

60

80

100B-A2

0

20

40

60

80

100B-A1

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partículaTamaño de partícula Tamaño de partícula

– 49 –

B-A4

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-A5

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-A6

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-B1

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-B2

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-B4

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-B7

80

100

0

20

40

60

Tamaño de partícula

B-C4

80

100B-C2

60

80

100

0

20

40

60

Tamaño de partícula

0

20

40

Tamaño de partícula

B-D3

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-D8

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

– 50 –

B-E2

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-E4

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-F2

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-F4

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-F7

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

B-F9100

B-F14100

0

80

0

80

20

40

60

20

40

60

Tamaño de partícula Tamaño de partícula

BB-G3

80

100-G6

100

0

20

40

60

Tamaño de partícula

0

20

40

60

80

Tamaño de partícula

Figura 29. Curvas granulométricas acumuladas (diámetro de partícula en unidades phi) y composición granulométrica de las estaciones de muestreo de Bidasoa. Fracciones granulométricas: Pelitas (PEL), Arenas Muy Finas (AMF), Arenas Finas (AF), Arenas Medias (AM), Arenas Gruesas (AG), Arenas Muy Gruesas (AMG), Gravilla (GRA), Grava (GRV). La composición granulométrica observada en el Bidasoa es bastante heterogénea (Tabla 3 y Figs. 29 y 30), resultando como consecuencia de ello un sedimento diferente en cada una de las zonas. En general, podemos caracterizar los sedimentos como arena fina, donde va variando la contribución de la arena muy fina, arena media y pelitas en función de la zona. En algunas, se observa una clara dominancia de una única fracción (arena fina en la zona D); en otras, prácticamente dos tamaños de partícula conforman el total del sedimento (arenas finas y medias, en las zonas B y G); en otras, la fracción pelítica adquiere

– 51 –

importancia, bien de manera secundaria (tras las arenas finas y muy finas, en E y F) o bien realizando las mayores contribuciones (con arenas finas, en la zona A). BIDASOA

0%

20%

40%

60%

80%

100%

B-A1

B-A2

B-A3

B-A4

B-A5

B-A6

B-B1

B-B2

B-B4

B-B7

B-C2

B-C4

B-D3

B-D8

B-E2

B-E4

B-F2

B-F4

B-F7

B-F9

B-F14

B-G3

B-G6

Estaciones

Frac

cion

es g

ranu

lom

étric

as

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

2,5

3,0

m.o

. (%

)

GRV GRA AMG AG AMAF AMF PEL m.o.

Figura 30. Composición granulométrica y materia orgánica (m.o.) de las estaciones de muestreo de

idasoa. Fracciones granulométricas: Pelitas (PEL), Arenas Muy Finas (AMF), Arenas Finas (AF),

BArenas Medias (AM), Arenas Gruesas (AG), Arenas Muy Gruesas (AMG), Gravilla (GRA), Grava (GRV).

BIDASOA

-150

-100

-50

0

50

100

150

200

B-A1

B -A 2

B-A3

B-A4

B -A5

B-A6

B -B 1

B-B2

B-B3

B -B 4

B-B7

B-C

2

B-C

4

B-D

3

B-D

8

B-E2

B-E4

B -F 2

B-F4

B-F7

B-F9

B-F1

4

B-G

3

B-G

6

Estaciones de muestreo

Eh (m

V)

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

2,5

3,0

3,5

% m

.o.

Eh m.o.

Figura 31. Materia orgánica (m.o.) y Potencial redox (Eh) de las estaciones de muestreo de Bidasoa.

– 52 –

El contenido en materia orgánica en estos sedimentos no es muy elevado, estando entre 0,7 3 %, hallándose los mayores registros en las zonas más ricas en pelitas. Por su parte, el

ypotencial redox refleja la heterogeneidad comentada para la granulometría, oscilando sus valores entre -140 y 155 mV (Fig. 31).

BIDASOA

0

100

200

300

400

500

600

700

800

900

1000

1100

B-A1 B-A3 B-A4 B-A5 B-B1 B-B7 B-C4 B-D8 B-E4 B-F2 B-F4 B-G6

Estaciones

Biom

asa

en fr

esco

(g/m

2)

0

1000

2000

3000

4000

5000

6000

7000

8000

9000

10000

11000

Dens

idad

(pie

s/m

2)

Biomasa en fresco Densidad

Figura 32. Densidad y biomasa de Zostera en las estaciones de muestreo de Bidasoa. Las mayores abundancias se han encontrado en la zona B, densidad de 10.225 pies/m², y en la zona G, biomasa en fresco de 805,25 g/m². La zona A (la más fangosa del estuario) resulta ser la más pobre, tanto en densidad como en biomasa (Fig. 32).

– 53 –

597655 597665 597675 597685 597695 597705

4800455

4800460

4800465

2

2.4

2.8

3.2

3.6

4

BIDASOA A

B-A 1B-A 2

B-A 3B-A 4

B-A 5

B-A 6

Figura 33. Altura sobre el nivel de marea a la que la población de Zostera noltii está establecida en la zona Bidasoa-A. En verde, los puntos de muestreo.

597930 597940 597950 597960

4800520

4800525

4800530

2.2

2.3

2.4

2.5

2.6

BIDASOA B

B-B 1

B-B 2

B-B 3

B-B 4

B-B 5

B-B 6

B-B 7

Figura 34. Altura sobre el nivel de marea a la que la población de Zostera noltii está establecida en la zona Bidasoa-B. En verde, los puntos de muestreo.

– 54 –

– 55 –

599000 599100 599200 599300 599400 599500

4801400

4801500

4801600

4801700

4801800

4801900

4802000

4802100

0.8

1

1.2

1.4

1.6

1.8

2

2.2

2.4

2.6

BIDASOA C-G

B-C 1B-C 2

B-C 3B-C 4B-C 5

B-D 1B-D 2B-D 3B-D 4

B-D 5B-D 6B-D 7

B-D 8B-D 9B-D 10

B-E 1B-E 2B-E 3B-E 4B-E 5

B-F 1B-F 2B-F 3B-F 4

B-F 5B-F 6

B-F 8B-F 7B-F 9

B-F 10B-F 11

B-F 12

B-F 13

B-F 15B-F 14

B-G 1B-G 2

B-G 3B-G 4B-G 5B-G 6

B-G 7

Figura 35. Altura sobre el nivel de marea a la que la población de Zostera noltii está establecida en las zonas Bidasoa-C, D, E, F y G. En verde, los puntos de muestreo.

F

G

C

D

E

599000 5990504801340

4801380

4801420

4801460

4801500

4801540

0.8

1

1.2

1.4

1.6

1.8

2

2.2

2.4

BIDASOA C-D

B-C 1

B-C 2

B-C 3

B-C 4

B-C 5

B-D 1

B-D 2B-D 3

B-D 4B-D 5

B-D 6B-D 7

B-D 8B-D 9

B-D 10

Figura 36. Altura sobre el nivel de marea a la que la población de Zostera noltii está establecida en las zonas Bidasoa-C y D. En verde, los puntos de muestreo.

– 56 –

BIDASOA E-F

4801750

4801800

4801850

4801900

4801950

4802000

B-E 1B-E 2B-E 3B-E 4B-E 5

B-F 1B-F 2B-F 3B-F 4

B-F 5B-F 6

B-F 8 B-F 7B-F 9

B-F 10B-F 11

B-F 12

B-F 13

B-F 15B-F 14

0.8

1

1.2

1.4

1.6

1.8

2

2.2

2.4

599300 599350 599400 Figura 37. Altura sobre el nivel de marea a la que la población de Zostera noltii está establecida en las zonas Bidasoa-E y F. En verde, los puntos de muestreo.

– 57 –

599535 599545 599555 599565 599575 599585 599595

4802090

4802100

4802110

4802120

4802130

B-G 1

B-G 2

B-G 3

B-G 4

B-G 5

B-G 6

B-G 7

2

BIDASOA G

2.3

2.4

2.5

2.6

2.1

2.2

Figura 38. Altura sobre el nivel de marea a la que la población de Zostera noltii está establecida en la zona Bidasoa-G. En verde, los puntos de muestreo.

– 58 –

Otro dato a tener en cuenta es la presión marisquera a la que se ven sometidas estas zonas. Arsns im ntdifícil el establecimiento y crecimiento de nuevos ejemplares). La existencia y grado de esta actividad urbador s v n ue incide directamen en a cuado desarr o d las oblacion e ste capacidad de recuperac s d e t uc . En la zona A no se re izan labores de marisqueo por su inaccesibilidad dif u de d zam la. n o B, el rqu e co, tampoco se da ma eo p r un n m ado are a st r id en sus prox idade cia e a, sí s da erta xtracción Laz zonas C y D sí se ven afectadas r un ión bastante de h pr e ar d p t n l res (Fig. 39). La zona E no presen vidad marisquera, probablemente por la elevada cantidad de piedras y ostras, y por la cercanía de un punto de vertido urba o qu m tra e rno como d ma a calidad as zonas F y G se encuentran dent de n na p da do e l entrada e pe sonas está restringida o se realizan de m ue onalme .

lgunas de las zonas donde está establecida la Zostera coinciden con zonas de abundante ecurso: especialmente moluscos y cangrejillos. El pisoteo, la remoción y levantamiento del edimento provocado a la hora de de la extracción de los organismos, ejercen un efecto egativo directo (cortando y arrancando los rizomas y hojas) e indirecto (desestabilizando el edimento y facilitando su erosión, lo cual altera la compactación del sed e o y hace más

pert a e rele ante a la hora de co siderarla como una presión qte un de oll e p es d Zo ra, su

ión y su po ibili ad d rein rod ción

al y ic ltadespla ien

a zto en

a d el E la z na

no dentr

y eo d

ar ppa

ohibe

o (acológi risqu

or se o e asi s unque im s, hal agu e ci e ). po a pres

gran , y ay esencia d m isca ores rác icame te en todas as bajamata mucha acti

n e uesl ento e l . L ro u a zorotegi nd a d r y n actividades arisq o más que ocasi nte

D

D

D

D

Figura 39. Efecto del marisqueo sobre Zostera noltii en el estuario del Bidasoa (zona D).

– 59 –

Estuario del Oka: Los días de muestreo fueron el 16 de octubre de 2008 para las zonas de la margen derecha del estuario (15 puntos en la zona A y 15 en la zona B) y el 17 de octubre para la margen izquierda (40 puntos en la zona C) (Fig. 40). La zona A está formada por una extensa plataforma fangosa cuyo acceso por tierra, desde Kanala, es complicado. Esta zona abarca desde la altura donde el canal principal gira hacia Astilleros de Murueta en su extremo sur, hasta la Ostrera en su extremo norte. El grado de hundimiento es tal que el muestreo e inspección de la zona fue tarea difícil. Además, la existencia de numerosos canales y montículos dificultan aún más la visibilidad y localización de la Zostera. Se encuentran algunas manchas de distinto tamaño, normalmente entremezcladas con otras especies como Ulva y Gracilaria. Se han tomado muestras en tres manchas bastante grandes (aproximadamente de 5 m x 20 m). También se han encontrado otras manchas pequeñas pero no se han muestreado, principalmente por la dificultad de su delimitación y por el esfuerzo requerido para ello.

A

C

B

1 km

MUNDAKA

SUKARRIETA

AXPE

Figura 40. Áreas con presencia de Zostera noltii en el estuario del Oka.

– 60 –

La zona B se encuentra en Arketas, zona empleada como embarcadero de embarcaciones de reducido tamaño, donde existe una considerable mancha de Zostera en el centro de la ensenada. Esta población presenta una elevada densidad y se encuentra dividida por un canal de agua que no llega a descubrir del todo. Aparentemente, parte de esta población está ubicada en la zona submareal. La parte más interna de la ensenada presenta un sedimento fangoso mezclado con piedras donde crece la Zostera de manera irregular. En la parte central, al otro lado del mencionado canal secundario, descubre un arenal donde está establecida una mancha bastante amplia. Aunque el sustrato es arenoso, la cantidad de fango es importante. En una ubicación más distanciada, en la playa de Laida, en la parte interna y más abrigada de su cara sur, se distinguen unas seis manchas pequeñas y bien definidas. Es un sedimento arenoso, limpio, típico de playa. Las poblaciones de la zona A no parecen verse afectadas por la afluencia de mariscadores dado que es un terreno de difícil acceso. En la zona B, se observa una importante presión humana de origen diverso: actividad extractiva en el arenal central de Arketas, pisoteo debido al acceso a las embarcaciones e impacto directo de las embarcaciones en la ensenada (bien por el casco o por las anclas), uso de la playa en Laida.

– 61 –

Tabla 4. Parámetros sedimentológicos y biológicos de los puntos muestreados en el estuario del Oka. Fracciones granulométricas: Pelitas (PEL; <0,063 mm), Arenas Muy Finas (AMF; 0,063-0,125 mm), Arenas Finas (AF; 0,125-0,25 mm), Arenas Medias (AM; 0,25-0,5 mm), Arenas Gruesas (AG; 0,5-1 mm), Arenas Muy Gruesas (AMG; 1-2 mm), Gravilla (GRA; 2-4 mm), Grava (GRV; >4 mm); materia orgánica (m.o.); Potencial redox (Eh); Densidad de Zostera (Dens: p pie); Biomasa de Zostera (Bio: f en fresco y s en seco); Altura del punto respecto a la BMVE. PEL AMF AF AM AG AMG GRA GRV m.o. Eh Dens Bio f Bio s Alt

% % % % % % % % % mV p/m² g/m² g/m² m O-A1 74,3 13,0 8,2 3,0 0,6 0,0 0,5 0,3 4,6 4,4 4425 550,0 54,0 2,39 O-A2 -199,6 2,44

2,50 O-A8 78,4 9,0 7,0 4,2 1,1 0,0 0,3 5,7 -73,5 3775 251,3 22,0 2,52

O-A3 2,46 O-A4 -107,6 2,47 O-A5 73,6 13,5 8,1 2,8 1,4 0,0 0,3 0,3 4,8 -162,6 2,47 O-A6 2,42 O-A7

0,0O-A9 2,51 O-A10 2,56 O-A11 2,16 O-A12 2,05 O-A13 38,5 2,08 O-A14 63,1 12,3 12,5 8,8 2,8 0,0 0,1 0,2 3,8 2,16 O-A15 2,01 O-B1 41,5 15,5 19,4 14,7 4,5 0,7 1,8 1,8 3,1 -122,1 1,37 O-B2 61,0 1,38 O-B3 -49,1 1,32 O-B4 O-B5

-39,1 1,41 9,6 11,5 29,9 29,3 5,1 5,6 5,9 1,8 31,9 5000 551,3 63,5 1,37

O-B6 -32,9 0,96

O-B11 -74,9 1,02

2,29

3,1

O-B7 94,9 0,96 O-B8 51,0 0,98 O-B9 6,9 5,9 14,2 52,8 14,0 3,9 2,1 0,2 2,5 -111,1 0,84 O-B10 -46,0 0,80

O-B12 9,4 14,7 48,1 19,6 3,9 3,0 0,7 0,6 3,4 -36,1 2800 561,0 43,5 0,87 O-B13 0,95 O-B14 -151,0 0,87 O-B15 4,6 6,2 31,8 51,4 4,8 1,0 0,1 0,0 1,7 91,2 1,22 O-C1 -159,0OO-C3

-C2 68,2 17,8 10,7 2,7 0,4 0,0 0,2 0,0 4,5 -93,0 7250 613,3 77,8 2,32 -109,0 2,33

O-C4 -76,0 O-C5 -166,0 O-C6 -118,0 O-C7 73,4 13,6 8,6 2,8 1,1 0,0 0,2 0,2 4,6 -30,0 4175 308,3 32,3 O-C11 -153,0 O-C12 79,6 10,3 6,6 2,7 0,3 0,0 0,3 0,2 5,9 -126,0 O-C13 -98,0 O-C14 -153,0 O-C15 -126,0 O-C18 68,0 O-C19 42,0 O-C20 64,6 14,9 11,1 6,4 2,8 0,0 0,2 0,1 5,4 -37,0 O-C21 53,9 8,9 13,2 20,2 3,4 0,0 0,2 0,2 3,0 -109,0 O-C22 -90,0 O-C27 10,2 8,7 32,7 37,6 4,8 3,5 2,1 0,4 2,7 -141,0 O-C28 1,1 2,6 29,6 61,9 4,4 0,3 0,1 0,0 1,2 45,0 O-C32 1,9 6,7 43,6 42,8 3,9 0,9 0,2 0,0 2,3 -91,0 O-C35 1,0 5,8 49,2 41,1 2,5 0,4 0,1 0,0 1,4 -33,0 7275 753,3 66,5 O-C40 2,0 4,6 38,1 51,0 3,5 0,7 0,1 0,0 1,1 59,0

– 62 –

OKA

0

20

40

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0Diámetro de partícula

% a

cum

ulad

o

O-B O-CO-A

0

20

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0

40

80

100

Diámetro de partícula

% a

cum

60ulad

o

01020

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0

304050

8090

100

Diámetro e partícula

% a

cum

6070

ulad

d

o

01020

-2,0 -1,0 0,0

304050

8090

100

1,0 2,0 3,0 4,0 5,0Diámetro de partícula

% a

cum

6070

ulad

o

O-A1

0

20

40

60

80

O-A5

0

20

40

60

80

O-A8

0

20

40

60

80

100 100100

Tamaño de partícula Tamaño de partícula Tamaño de partícula

O-A14

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

– 63 –

O-B1

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-B5

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-B9

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-B12

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-B15

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-C2

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-C7

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-C12

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-C20

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-C21

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-C27

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

O-C28

0

O-C32

0

20

O-C35

0

2020

40

60

80

100

Tamaño de partícula

40

60

80

100

Tamaño de partícula

40

60

80

100

Tamaño de partícula

– 64 –

O-C40

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

Figura 41. Curvas granulométricas acumuladas (diámetro de partícula en unidades phi) y composición granulométrica de las estaciones de muestreo de Oka. Fracciones granulométricas: Pelitas (PEL), Arenas Muy Finas (AMF), Arenas Finas (AF), Arenas Medias (AM), Arenas Gruesas (AG), Arenas Muy Gruesas (AMG), Gravilla (GRA), Grava (GRV).

Al igual que ocurría en el estuario del Bidasoa, aquí también se encuentran diversos tipos de sedimento en base a su granulometría (Tabla 4 y Figs. 41 y 42). La zona A es claramente fangosa, siendo las pelitas en todo momento superiores al 63%. La zona B puede caracterizarse como arenosa con predominio de arena fina y arena media, y aproximadamente 10% de pelitas. La zona C, de amplia extensión, presenta dos partes equivalentes a las zonas descritas anteriormente: en su mitad sur el sedimento es fangoso (análogo al de la zona A), mientras que en su mitad norte el sedimento es arenoso (parecido al de la zona B, pero con menos pelitas y aún mayor dominancia de las arenas finas y arenas medias).

OKA

0%

20%

40%

60%

80%

100%

O-A1

O-A5

O-A8

O-A14

O-B1

O-B5

O-B9

O-B12

O-B15

O-C2

O-C7

O-C12

O-C20

O-C21

O-C27

O-C28

O-C32

O-C35

O-C40

Estaciones

Frac

cion

es g

ranu

lom

étric

as

0

1

2

3

4

5

6

m.o

. (%

)

GRV GRA AMG AG AMAF AMF PEL m.o.

Figura 42. Composición granulométrica y materia orgánica (m.o.) de las estaciones de muestreo de Oka. Fracciones granulométricas: Pelitas (PEL), Arenas Muy Finas (AMF), Arenas Finas (AF), Arenas Medias (AM), Arenas Gruesas (AG), Arenas Muy Gruesas (AMG), Gravilla (GRA), Grava (GRV).

El contenido en materia orgánica en estos sedimentos es apreciable, estando entre 1,1 y 5,9 %. Los contenidos más elevados son hallados en los fangos de las zonas A y C. Por su parte, el

– 65 –

potencial redox que oscila entre -172 y 91 mV no muestra una clara tendencia debido a sus fuertes variaciones dentro de un mismo tipo sedimentario (Fig. 43).

OKA

-200

-150

-100

-50

0

50

100

O-A

1

O-A

5

O-A

8

O-A

1 4

O-B

1

O-B

5

O-B

9

O-B

12

O-B

15

O-C

2

O-C

7

O-C

12

O-C

20

O-C

21

O-C

27

O-C

28

O-C

32

O-C

35

O-C

40

Estaciones de muestreo

Eh (m

V)

0,0

1,0

2,0

3,0

4,0

5,0

6,0

% m

.o.

Eh m.o.

Figura 43. Materia orgánica (m.o.) y Potencial redox (Eh) de las estaciones de muestreo de Oka.

En el estuario del Oka, las áreas de mayor abundancia son encontradas en la zona C, con densidades de 7.275 pies/m² y biomasas en fresco de 753,25 g/m² (Fig. 44)

OKA

0

100

200

300

400

500

600

700

800

900

1000

1100

O-A1 O-A8 O-B5 O-B12 O-C2 O-C7 O-C35

Estaciones

Bio

mas

a en

fres

co (g

/m2)

0

1000

2000

3000

4000

5000

6000

7000

8000

9000

10000

11000

Den

sida

d (p

ies/

m2)

Biomasa en fresco Densidad

Figura 44. Densidad y biomasa de Zostera en las estaciones de muestreo de Oka.

– 66 –

526050 526100 526150

4802200

4802300

4802400

4802500

4802600

1.8

1.9

2

2.1

2.2

2.3

2.4

2.5 OKA A4802700

O-A 1O-A 2O-A 3O-A 4O-A 5

O-A 6O-A 7O-A 8

O-A 9

O-A 10

O-A 11O-A 12O-A 13O-A 14

O-A 15

Figura 45. Altura sobre el nivel de marea a la que la población de Zostera noltii está establecida en la zona Oka-A.

– 67 –

4804700

4804750

4804800

4804850

4804900

4804950

-0.1

0

0.4

0.6

0.8

1

1.2

1.4

OKA B

O-B 1O-B 2

O-B 12

O-B 13

O-B 14

O-B 15

0.2

525550 525600 525650 525700 525750 525800

O-B 3O-B 4O-B 5

O-B 6O-B 7

O-B 8O-B 9

O-B 10

O-B 11

Figura 46. Altura sobre el nivel de marea a la que la población de Zostera noltii está establecida en la zona Oka-B.

– 68 –

525790 525800 525810 525820 525830 525840

4801740

4801770

4801780

4801790

4801750

4801760

4801800

2

2.2

OKA C

2.3

2.4

O-C 3

2.1O-C 1

O-C 2

Figura 47. Altura sobre el nivel de marea a la que la población de Zostera noltii está establecida en la zona Oka-C. Nótese que esta representación solamente corresponde al extremo sur de la zona C.

– 69 –

La zona C en la margen izquierda del estuario es la que presenta una mayor extensión de Zostera. Esta zona abarca desde el canal secundario que se adentra en las cercanías de los Astilleros Murueta hasta la punta de Luberripunte en Axpe-Busturia. Es una gran extensión heterogénea: en su parte sur predomina el sedimento fangoso, presentándose la Zostera mezclada principalmente con Enteromorpha y Ulva. A medida que nos vamos desplazando hacia el norte, el sedimento se va haciendo más arenoso y las manchas se hacen más extensas, aunque su densidad no es muy uniforme. Si bien en los fangos de la parte sur no parece haber presión antropogénica directa, en la parte arenosa del norte la presión marisquera es clara y evidente, ya que coincide con una zona scos y crustáceos explotables, y prácticamente en todas las bajamares pue en observarse mariscadores llevando a cabo sus actividades extractivas (Fig. 48).

rica en molud

– 70 –

B

Figura 48. Efecto del marisqueo y las embarcaciones sobre Zostera noltii en el estuario del Oka (zonas B y C).

C

B

C

C

C

– 71 –

En la búsqueda del sedimento más adecuado o más representativo donde se asienta la Zostera dentro de los ejemplos de los estuarios de la CAPV, hemos realizado un promedio de las variables registradas en cada una de las zonas establecidas previamente. En el caso de la granulometría (Fig. 49), si bien para Lea se obtiene una composición que refleja fielmente el sedimento de su estuario, en el Bidasoa y, principalmente, en Oka y el conjunto de todos los estuarios se obtiene una composición que apenas se encuentra en el medio estudiado (nos referimos concretamente a aquellas zonas con Zostera), por lo que su representatividad (que es nuestro objetivo actual) no es real.

L-A

0

20

40

60

80

100

-2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0

Diámetro de partícula

% a

cum

ulad

o

TODASLEABIDASOAOKA

TODAS

0

20

40

60

80

100

Tamaño de part ícula

n=49

LEA

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

n=7 BIDASOA

0

20

40

60

80

100

Tamaño de part ícula

n=23 OKA

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

n=19

Figura 49. Promedios y desviación estandar de cada fracción granulométrica. Se ha considerado todas las estaciones de muestreo o agrupados por los pertenecientes a cada estuario. En el caso de Lea, se ha mantenido el promedio entre ambas zonas debido a la escasa diferencia existente entre sus sedimentos (como consecuencia de su cercanía y su reducido tamaño). Sin embargo, los sedimentos del Bidasoa y Oka presentan una mayor heterogeneidad y no se ven adecuadamente r presentados mediante su promedio global, ya

emás se diferencian dos

eque las dos composiciones granulométricas más extendidas en ambas se compensan y dan como resultado una granulometría que no se encuentra en los fondos de Zostera. Por ello, en Bidasoa y Oka sus zonas se promedian por separado, y en el caso de la zona C de Oka (que cupa una gran extensión con sedimentos muy diferentes) ado

subzonas. De este modo, se obtienen las siguientes 12 composiciones granulométricas representativas que serán la base de la posterior discusión: Lea; Bidasoa A, B, C, D, E, F y G; Oka A, B, CA (arena) y CF (fango).

– 72 –

Promediados de esta manera, podemos observar que Zostera se encuentra alojada en los estuarios vascos en tres tipos de sedimento: fangos (Lea, Oka A y CF; 16 estaciones de muestreo), arenas finas (Bidasoa B, C, D, E, F, G y Oka CA; 22 estaciones de muestreo) y sedimentos mal seleccionados (Bidasoa A y Oka B; 11 estaciones de muestreo) (Tabla 5 y Fig. 50).

LEA

0

20

40

60

80

100

Tamaño de part ícula

n=7 OKA A

0

20

40

60

80

100

Tamaño de part ícula

n=4 OKA C F

0

20

40

60

80

100

Tamaño de part ícula

n=5

OKA BBIDASOA A BIDASOA B

0

20

80

100

40

60

Tamaño de partícula

n=6

0

20

80

100

40

60

Tamaño de part ícula

n=5

0

20

40

60

80

100

Tamaño de partícula

n=4

BIDASOA C

40

60

80

100

n=2

0

20

Tamaño de part ícula

BIDASOA D

60

80

100

n=2 BIDASOA E

60

80

100

n=2

0

20

40

Tamaño de part ícula

0

20

40

Tamaño de partícula

BIDASOA F

0

20

40

60

80

100

Tamaño de part ícula

n=5 BIDASOA G

0

20

40

60

80

100

Ta

OKA C A

0

20

40

60

80

100

Tamaño de part ícula

n=5

maño e p d art ícula

n=2

Figura 50. Promedios y desviación estandar de cada fracción granulométrica en un estuario (Lea), en zonas (todas las de Bidasoa y Oka A-B) y subzonas (Oka CA y CF). Fangos en fondo gris, sedimentos mal seleccionados en fondo rosa y arenas en fondo azul.

– 73 –

Tabla 5. Valores máximos, mínimos, promedios y desviación estándar de cada fracción granulométrica (Pel, AMF, RV) y variables sedimentológicas (materia orgánica, potencial redox, altura) y biológicas

co, biomasa en seco) en un estuario (Lea), en zonas (todas las de Bidasoa y Oka A-B) y AF, AM, AG, AMG, GRA, G(densidad, biomasa en fressubzonas (Oka CA y CF).

% % % % % % % % % mV p/m² g/m² g/m² m PEL AMF AF AM AG AMG GRA GRV m.o. Eh Dens Bio f Bio s Alt

LEA Máx 76,7 15,7 14,1 6,7 4,0 0,0 10,4 11,2 8,4 -54,2 6325 414,5 39,3 2,69

Mín 52,4 9,3 8,6 3,5 0,8 0,0 0,4 0,1 3,6 -127,3 2375 151,5 13,8 2,31 Prom 62,5 12,7 11,2 5,3 2,8 0,0 2,6 2,8 5,8 -101,4 4200 306,0 28,2 2,49 d.e. 8,0 2,3 2,3 1,3 1,2 0,0 3,6 4,1 1,4 29,0 1498 104,8 9,6 0,13 n 7 7 7 7 7 7 7 7 7 7 7 7 7 7

OKA A Máx 78,4 13,5 12,5 8,8 2,8 0,0 0,5 0,3 5,7 38,5 4425 550,0 54,0 2,56

Mín 63,1 9,0 7,0 2,8 0,6 0,0 0,1 0,0 3,8 -199,6 3775 251,3 22,0 2,01 Prom 72,4 12,0 8,9 4,7 1,5 0,0 0,3 0,2 4,7 -83,4 4100 400,6 38,0 2,35 d.e. 6,5 2,0 2,4 2,8 1,0 0,0 0,2 0,1 0,8 92,8 460 211,2 22,6 0,19 n 4 4 4 4 4 4 4 4 4 6 2 2 2 15

OKA C F Máx 79,6 17,8 13,2 20,2 3,4 0,0 0,3 0,2 5,9 68,0 7250 613,3 77,8 2,33

Mín 53,9 8,9 6,6 2,7 0,3 0,0 0,2 0,0 3,0 -166,0 4175 308,3 32,3 2,29 Prom 67,9 13,1 10,1 7,0 1,6 0,0 0,2 0,1 4,7 -90,2 5713 460,8 55,0 2,32 d.e. 9,7 3,6 2,5 7,6 1,4 0,0 0,0 0,1 1,1 66,9 2174 215,7 32,2 0,02 n 5 5 5 5 5 5 5 5 5 17 2 2 2 3

BIDASOA A Máx 47,8 11,4 41,3 21,9 20,1 14,1 2,7 3,6 3,0 51,8 1975 147,5 18,5 3,80

Mín 19,0 4,9 10,1 13,2 3,9 1,3 0,2 0,1 1,1 -111,2 1250 75,7 8,3 2,71 Prom 33,7 8,4 24,2 16,3 8,8 5,6 1,4 1,5 2,1 -50,6 1525 102,3 12,1 3,15 d.e. 11,4 2,6 12,1 3,3 6,2 4,9 1,1 1,2 0,7 63,8 321 33,5 4,8 0,36 n 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 4 4 4 6

OKA B Máx 41,5 15,5 48,1 52,8 14,0 5,6 5,9 3,1 3,4 94,9 5000 561,0 63,5 1,41

Mín 4,6 5,9 14,2 14,7 3,9 0,7 0,1 0,0 1,7 -151,0 2800 551,3 43,5 0,80 Prom 14,4 10,8 28,7 33,6 6,5 2,8 2,1 1,1 2,5 -23,7 3900 556,1 53,5 1,09 d.e. 15,3 4,6 13,1 17,7 4,2 2,0 2,3 1,3 0,7 78,9 1556 6,9 14,1 0,23 n 5 5 5 5 5 5 5 5 5 14 2 2 2 15

BIDASOA B Máx 5,2 6,9 50,2 37,0 11,5 3,7 1,6 1,2 1,6 154,8 10225 599,8 81,8 2,52

Mín 1,9 4,7 35,6 28,0 8,2 2,4 0,7 0,2 1,0 34,8 6150 427,8 57,3 2,32 Prom 3,6 5,4 43,7 32,6 10,1 2,8 1,2 0,7 1,2 70,2 8188 513,8 69,5 2,42 d.e. 1,8 1,0 6,4 4,9 1,4 0,6 0,4 0,4 0,2 47,6 2881 121,6 17,3 0,07 n 4 4 4 4 4 4 4 4 5 7 2 2 2 7

BIDASOA C Máx 12,2 7,4 51,0 19,1 7,5 3,7 4,0 5,2 1,9 -46,6 3900 319,3 27,0 2,00

Mín 3,9 7,3 47,0 17,6 5,8 3,7 2,7 2,1 1,3 -140,5 3900 319,3 27,0 1,58 Prom 8,0 7,3 49,0 18,3 6,6 3,7 3,3 3,6 1,6 -93,5 3900 319,3 27,0 1,78 d.e. 5,9 0,1 2,9 1,1 1,2 0,0 0,9 2,2 0,4 66,4 0 0 0 0,18 n 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 1 1 1 5

BIDASOA D Máx 8,1 6,5 79 ,6 10,8 1,4 0,6 0,9 0,6 1,0 26,9 2125 297,0 24,5 1,71

Mín 2,8 6,3 72,4 8,5 0,8 0,6 0,2 0,1 0,7 9,0 2125 297,0 24,5 1,28 Prom 5,4 6,4 76,0 9,6 1,1 0,6 0,5 0,3 0,8 18,0 2125 297,0 24,5 1,48 d.e. 3,8 0,1 5,1 1,7 0,4 0,0 0,5 0,4 0,2 12,7 0 0 0 0,15 n 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 1 1 1 10

BIDASOA E Máx 10,1 10,5 54,2 19,4 3,5 3,9 4,8 4,9 1,6 63,0 5850 396,5 43,0 2,10

Mín 9,7 6,1 47,3 15,3 2,0 1,5 2,2 4,5 1,3 2,6 5850 396,5 43,0 1,55 Prom 9,9 8,3 50,8 17,4 2,8 2,7 3,5 4,7 1,5 32,8 5850 396,5 43,0 1,79 d.e. 0,3 3,1 4,9 2,9 1,1 1,7 1,8 0,3 0,2 42,7 0 0 0 0,25 n 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 1 1 1 5

BIDASOA F Máx 21,6 23,5 59,8 11,8 2,7 2,9 2,3 1,4 2,3 98,8 5250 654,3 72,5 2,27

Mín 6,7 13,9 41,8 5,8 1,7 1,8 0,9 0,2 1,1 -1,5 3875 340,5 49,8 1,93 Prom 14,3 18,2 52,5 8,4 2,1 2,2 1,6 0,7 1,8 46,6 4563 497,4 61,1 2,04 d.e. 7,1 3,8 7,5 2,5 0,4 0,5 0,6 0,5 0,5 36,1 972 221,9 16,1 0,09 n 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 2 2 2 15

BIDASOA G Máx 5,6 7,9 63,6 23,8 1,4 1,6 1,5 0,7 1,0 75,6 4625 805,3 97,8 2,40

Mín 2,6 5,5 59,8 21,7 1,3 1,1 1,5 0,5 0,9 -9,3 4625 805,3 97,8 2,19 Prom 4,1 6,7 61,7 22,7 1,4 1,3 1,5 0,6 1,0 33,1 4625 805,3 97,8 2,31 d.e. 2,1 1,7 2,7 1,5 0,1 0,4 0,0 0,2 0,1 60,0 0 0 0 0,08 n 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 1 1 1 7

OKA C A Máx 10,2 8,7 49,2 61,9 4,8 3,5 2,1 0,4 2,7 59,0 7275 753,3 66,5

Mín 1,0 2,6 29,6 37,6 2,5 0,3 0,1 0,0 1,1 -141,0 7275 753,3 66,5 Prom 3,2 5,7 38,7 46,9 3,8 1,1 0,5 0,1 1,7 -32,2 7275 753,3 66,5 d.e. 3,9 2,3 7,9 9,7 0,9 1,3 0,9 0,2 0,7 86,0 0 0 0 n 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 1 1 1 0

– 74 –

Con el fin de facilitar el análisis y discusión de los datos en la búsqueda del sedimento más representativo para Zostera noltii dentro de los estuarios de la CAPV, se han reordenado las distintas zonas muestreadas en función de la similitud granulométrica (Figura 51).

Materia orgánica

3,0

6,0

9,0

%

0,0

L

O-A

O-C

F

B-A

O-B

B-B

B-C

B-D

B-E B-F

B-G

O-C

A

Ría - zona

MáxPromMín

Potencial Redox

0

100

200

mV

-100

MáxPromMín

-200

L

O-A

O-C

F

B-A

O-B B-B

B-C

B-D

B-E

B-F

B-G

O-C

A

Ría - zona

Altura

4

0

L

O-A

O-C

F

B-A

O-B B-B

B-C

B-D

B-E

B-F

B-G

CA

1

2

3

m

O-

Ría - zona

MáxPromMín

Densidad

0

LO

-A CF

B-A

O-B

B-B

B-C

B-D

B-E B-F

B-G CA

3000

12000

O-

O-

Ría - zona

MáxPromMín

6000

9000

pies

/m²

Biomasa en fresco

600

900

0

B-

B-

B-

B-

B-

B-

O-

Ría - zo na

300

g/

L

O-A

O-C

F A

O-B B C D E

B-F G CA

MáxPromMín

Biomasa en seco

100

125

0

L A CF A B B C D E

B-F G CA

25

50g/

75

O-

O- B

-

O-

B-

B-

B-

B-

B-

O-

Ría - zona

MáxPromMín

a 51. Valores máximos, mínimos, promedios y desviación estándar de cada las variables entológicas (materia orgánica, potencial redox, altura) y biológicas (densidad, biomasa en fresco, sa en seco) en las

Figursedimbioma agrupaciones consideradas. La primera letra corresponde al estuario (L=Lea; B=Bidasoa; O=Oka), y la segunda, cuando la hay, a las diferentes zonas.

– 75 –

En gprinc caracterizándose por la granulometría dominante de la zona: fangos y arenas. Los fangos presentan un contenido en materia orgánica cercano a 5%, sedimento reducido (potenpobla eralmente muestran una distribución más repartida en el espacio, sin formar densos agregados, están poco definidas y suelen compartir su zona con otras especies, funda ladas y pueden pasar fácilmente desap rcibidas si no se realiza un reconocimiento exhaustivo de la zona (como es el caso de LA, B

eneral, en el caso de las poblaciones vascas, se pueden distinguir dos ambientes ipales para esta planta,

cial redox en torno a -100 mV), y suelen estar a una altura superior a 2 m. Estas ciones gen

mentalmente algas, por lo que se encuentran más mezceA, OA, parte de OB y OC) (Fig. 52).

52. Zona fangosa con Zostera noltii (Bidasoa A). Figura En elredoxinferimonoen cu manchas suelen formar una distribución por agregados, de forma circular y pequeño tamaño, muy densas y bien definidas, que las hacen muy llamativas al destacar en la clamayo(Fig.

caso de las arenas, el contenido en materia orgánica es de 1-2%, presentan un potencial positivo y están situadas a una altura de 1-2 m (aunque también están en cotas ores). Las poblaciones arenosas presentan mayoritariamente una composición específica, ya que es menor la aparición de otras especies dentro de la mancha. De vez ando, esta

ridad de su entorno arenoso (pueden encontrarse en LB, BB, BG y parte de OB). Las res densidades y biomasas de este estudio han sido registradas en este tipo de manchas 53).

53. Zona arenosa don Zostera noltii (Bidasoa B). Figura

– 76 –

4.3.5Una izad lladamente el medio en el que se encuentran asentadas las poblaotra desar e praderas marinas.

ocer el agente causante de su

e la CAPV), gracias a la aplicación de distintas medidas (desmantelamiento de industrias as, control de vertidos, implantación de sistema de recogida y depuración de aguas,

etc.), hacen pensar sobre la desaparición o, al menos, minimización de los agentes causantes de la citada "presumible" presencia de las praderas marinas. Además, según diversas fuentes, Zostera noltii está incrementando su distribución y abundancia en los estuarios del Golfo de Vizcaya. Esto muestra un panorama más halagüeño y, para experiencias de trasplante, ofrece mayores garantías de éxito que algunos años atrás.

. Discusión z caracter o detave

ciones de Zostera noltii dentro de los distintos estuarios vascos, es necesario analizar serie de factores que son fundamentales para garantizar el correcto y adecuado

le proyecto de trasplante y recuperación drollo de un posib

Una de las principales aplicaciones del trasplante de praderas ha sido la restauración de zonas dañadas por el hombre. No obstante, se deben tener claros los agentes causantes del daño ya que no se recomienda ejecutar trasplantes con el objeto de ayudar a la recuperación de zonas dañadas por acontecimientos naturales (riadas, tormentas...), especialmente cuando estos suceden regularmente. Estas perturbaciones naturales cumplen una función tanto ecológica como evolutiva, determinando la supervivencia y adaptación del ecosistema de pradera marina (Calumpong y Fonseca, 2001), y conllevarán el fracaso de las actuaciones de restauración en posteriores episodios naturales. Antes de iniciar cualquier esfuerzo de restauración o rehabilitación de praderas, se deben tener claros los objetivos del proyecto. Solamente han de usarse las técnicas de trasplante cuando la pérdida de la pradera ha sido como consecuencia de actividades humanas, incluidos el aumento de turbidez del agua, dragados, extracciones, vertidos, daños por dragas de pesca y embarcaciones, o para llevar a cabo experimentos. Además, tampoco se recomienda plantar en zonas donde históricamente no ha existido la pradera marina, o donde las presiones causantes de su desaparición o deterioro aún no han cesado, ya que la probabilidad de que las plantas se establezcan con éxito es muy baja. En este sentido, no hay

atos ni referencias que demuestren la presencia de Zostera noltii en todos los estuariosdvascos donde en la actualidad no existen. Pero hay algunos testimonios escritos (próximos al año 1900) sobre su presencia en Nervión y Oiartzun, así como la de Zostera marina en Oka, Pasaia y Bidasoa. Esto hace pensar sobre la posibilidad de que, en el pasado, Zostera noltii pudo haber estado presente en buena parte de los estuarios vascos (Silván y Campos, 2002), al igual que sucede en el resto del Cantábrico. Es evidente la importancia de las actuaciones de restauración en la recuperación de las comunidades, pero el éxito de cualquier esfuerzo de trasplante o cultivo de nuevas poblaciones de Zostera dependerá, en primer lugar, del restablecimiento de unas adecuadas condiciones de la calidad del agua (Baden et al., 2003; Moore y Short, 2006). Como se acaba de comentar, no hay completa certeza de la presencia de fanerógamas marinas en nuestros stuarios en tiempos pasados, por lo que tampoco se puede cone

desaparición (en el caso de que la hubiere). No obstante, nuestros estuarios han sufrido una gran presión a lo largo del siglo XX, con el consecuente deterioro de la calidad de sus aguas y probable efecto sobre la fauna y flora que habitaban en ellas. Moore y Short (2006) indican que la disminución de aportes antropogénicos mediante la reducción de carga de nutrientes y eliminación de vertidos en aguas costeras conllevará una mejora en la claridad del agua, la cual es considerada el factor individual más importante que ayudará en la restauración de

era, y que le permitirá restablecer su antigua distribución y alcanzar sus límitesZosthistóricos. En este sentido, la mejora que durante los últimos años se viene observando en la alidad de las aguas (véanse los informes de la Red de Seguimiento de la calidad de las aguas c

dribereñ

– 77 –

Son innegables, xpuesto en el apart ucción, los beneficios que

n las p onas de alime sentamiento y estabilid e nutrientes,

depuración del que realiza la cies transitorias, es án de paso en marea o de la etapa de su vida (Polte y Asmus, 200 s razones para promover la presencia de praderas marinas, bien sea median s existentes o a través del establecimiento de nuevas ediante trasplantes, es la necesidad de gestionar la pesquería o marisqueo de manera sostenible, ya que no se debe

uchas und ubsistencia de l

Fortes,

A pesar de que las especies de Zostera sean pl crecimiento rápido y de vida relativamente corta, se ha estimado que su recuperación frente a impactos dañinos puede

en tornoante p lemente este p s,

recolonización r contecimientos bación, por lo que no se urar

praderas (Fonse

or otro lado, las praderas marinas, una vez restablecidas, acelerarán la mejora de su ntorno local reduciendo la turbidez del agua al contribuir a la decantación de las partículas,

irectiva Marco del Agua. Una vde la viabil MoordirectadecufiableProbacondisedim Para la s en este caso, para acoger una nueva poblaet al.,

nas.

olonización o

como se ha e ado de introdpresenta raderas frente a zonas desprovistas

ntación, a de vegetación (zonas de reclutamiento,ad del sedimento, ciclo dz

agua, producción vegetal y faunística,pradera intermareal de Zostera ndecir, aquellas que est

etc.). Además, esta función ecológicaoltii aumenta la diversidad de espe

dicha zona, según las variaciones de la6). Otra de late la conservación de las poblacione

poblaciones m

olvidar que estapartes del m(Coles y

s praderas son el hábitat para juveno forman la base de s

iles de peces y crustáceos que en m la economía local o pesquería comercia

2001).

antas de

llevarle del traspl

a 5-10 años, aunque en algunos casuede acortar apreciab

os puede requerir más tiempo. El método lazo (Davidson y Hughes, 1998). Ademá

la natural casi siempre es un suceso a de pertur

leatorio que suele estar influenciado po puede depender de ella para restaa

ca et al., 1998).

Pereducción de la resuspensión y asimilación de nutrientes. Por tanto, cualquier ayuda dirigida al establecimiento de una pradera marina puede considerarse como una medida más para mejorar la calidad del medio acuático, lo cual está contemplado dentro de los objetivos de la D

ez comentados los beneficios que las praderas marinas aportan así como la justificación realización de trasplantes, hay que analizar correctamente la posibilidad de aplicación y idad de esta técnica.

e y Short (2006) señalan que el trasplante de Zostera ha de llevarse a cabo siguiendo las rices de un trabajo científico para lo cual se ha de disponer de: (a) un lugar receptor ado; (b) una fuente sostenible de suministro de plantas; (3) un método de plantación ; y (d) un mecanismo para registrar y evaluar el resultado de la actuación. blemente el paso más importante es la selección del lugar, que debe garantizar unas

ciones de claridad de agua mínimas, baja perturbación de origen biológico, y condiciones entológicas y físicas adecuadas.

elección de un lugar para su restauración o,ción de fanerógamas marinas, se proponen los siguientes criterios (adaptado de Fonseca 1998; y Calumpong y Fonseca, 2001):

presentar unas cotas batimétricas similares a donde están establecidas las praderas rcace

haber albergado anteriormente una pradera. Hay que asumir que la ausencia de su

existencia previa indica alguna dificultad inherente para su csupervivencia.

– 78 –

la desaparición de las praderas fuera debida a actividades humanas que en la actualidad han cesado.

no encontrarse regularmente alterado por tormentas o desplazamientos de arena.

no estar experimentando una rápida y extensiva recolonización de pradera de forma natural.

conocerse experiencias exitosas en lugares similares.

e

onseca et al., 2002).

se ha de obrar con precaución debido al cambio potencial que se puede provocar en la diversidad genética (Elliot et al., 2007). Diferentes poblaciones de Zostera noltii pueden mostrar respuestas cuantitativas, que tienen base genética, muy diferentes (Vermaat et al., 2000).

la distancia entre la zona donante y receptora es importante, ya que hay que procurar realizar la recolección y plantación en el mismo día.

se aconseja plantar en la época del año justo después del mayor estrés estacional, con lo cual se dispondrá de más tiempo para recobrarse de los daños antes de la siguiente época más severa o exigente desde el punto de vista ambiental. Al tratarse Zostera noltii de una especie de amplio rango latitudinal, al igual que Zostera marina, su época óptima varía. Martins et al. (2005) recomiendan para poblaciones intermareales de Zostera noltii en Portugal, la realización del trasplante de adultos en otoño-invierno, preferiblemente avanzado el invierno, cuando corresponde a una

disponer de una superficie suficiente para llevar a cabo el proyecto.

Son numerosas las experiencias de trasplante llevadas a cabo en todo el mundo, pero los resultados obtenidos han sido muy diversos. Por ejemplo, en el Reino Unido los proyectos a gran escala han sido buenos a corto plazo, pero no tanto a largo plazo, donde las plantas han desaparecido o las áreas trasplantadas no se han expandido como se esperaba (Davidson y Hughes, 1998). Sin embargo, en los Estados Unidos los resultados han sido más fructíferos, specialmente en las latitudes más templadas. Por ello, para garantizar un mínimo de éxito,

hay una serie de factores que deberían ser controlados por aquellos que lleven a cabo trasplantes:

las zonas donante y receptora deben presentar condiciones medioambientales similares.

preferiblemente se ha de seleccionar la misma especie que se ha visto afectada. Se aconseja comenzar con especies pioneras, con altas tasas de crecimiento y tolerancia ante condiciones adversas (Sánchez et al., 2003).

se ha de asegurar la presencia de organismos ramoneadores (que controlarán la abundancia de epífitas) y evitar la de excavadores (erizos de mar, gasterópodos, peces herbívoros, cangrejos, poliquetos). Estos organismos perturbadores pueden requerir su exclusión o puede minimizarse su impacto a través de plantaciones de manchas más extensas.

la zona donante debe verse afectada lo menos posible. En este sentido, la técnica de extracción utilizada va a resultar clave, ya que puede crear bordes de fácil erosión ante el hidrodinamismo y aumentar el enfangamiento (F

– 79 –

temperatura y condiciones de luz aún no muy elevadas. Por otro lado, Vermaat et al. (1987) señalan a la primavera y verano como las épocas de mayor crecimiento en la hoja de Zostera noltii.

se debe conocer el coste de la actuación y disponer de recursos económicos. En todología a emplear.

planificación y consideración de muchos aspectos es importante a la hora de trabajar con

eriesgolos agrecep A la ambiesedimotras enterenterjemp o vertido) o suceso natural (tormentas, riadas) susceptibles de provocar

les de Alemania, y Peralta et al. (2006) 35 cm/s² para Holanda. Además de su evancia para permitir o no el asentamiento y supervivencia de una población, la velocidad

se de poblaciones intermareales, la desecación es el factor que limita el crecimiento pradera en su borde superior, así como la luz lo es en el borde inferior (Leuschner et al.,

función de ello se decidirá la me

La estas plantas. El trasplante de fanerógamas marinas no parece una labor técnicamente compleja, pero no es fácil alcanzar los objetivos de mantener o aumentar las extensiones de stas praderas. Más bien, el proceso completo de planificación, plantación y seguimiento e

post rior requiere una atención al detalle y su no simplificación, ya que siempre existen s inherentes que pueden conducir al fracaso. El trasplante no tendrá éxito a no ser que entes implicados aprecien y recalquen la extrema importancia de la selección del lugar tor, y del cuidado en las tareas de la plantación (Fonseca et al., 2002).

hora de la selección del lugar adecuado para recibir un trasplante, la caracterización ntal de la zona es de vital importancia. Además de la composición granulométrica del ento, condiciones de oxigenación, contenido en materia orgánica, nutrientes, etc., hay variables que también son importantes. Entre ellas se encuentra el grado de

ramiento. Zostera noltii presenta una alta sensibilidad por las alteraciones de ramiento y erosión (Cabaço y Santos, 2007), por lo que toda actividad humana (por lo, dragado y/e

grandes movimientos de sedimento son agentes potencialmente negativos para esta planta. Otro factor a tener en cuenta es la velocidad de corriente que afecta a la zona a seleccionar. Si bien la velocidad de corriente máxima que se ha estimado para la zona de presencia de Zostera en la zona Oka C ha sido de 20-25 cm/s², en la mayoría de las zonas vascas que alberga poblaciones de Zostera noltii se ha estimado una velocidad máxima cercana a 10 cm/s². Schanz y Asmus (2003) han registrado una máxima de 33 cm/s² para sus poblaciones intermarearelde corriente también afecta directamente tanto a nivel poblacional, presentando menor densidad y extensión de pradera cuanto mayor sea la velocidad (Schanz y Asmus, 2003), como a la morfología de la planta, engrosándose las raíces, hojas y rizoma, y reduciéndose la relación de biomasa aérea/subterránea (Peralta et al., 2006).

ratándoTde la1998). Las poblaciones vascas se encuentran asentadas a alturas entre 0 y 2,5 m respecto a la BMVE del puerto de Bilbao. En este sentido, todo aquel agente perturbador que afecte al régimen hidrográfico aumentando o disminuyendo el periodo de emersión podrá producir un efecto sobre la distribución y abundancia de la pradera en la zona intermareal. En la actualidad, existe un amplio abanico de alternativas a la hora de efectuar el trasplante.

– 80 –

Tabla 6. Ventajas y desventajas de los métodos más usados (modificado de Davis y Short, 1997). Método Ventajas Desventajas Semilla

-No se dañan las plantas donantes -Las semillas pueden ser dispersadas rápidamente sobre extensas áreas

-La viabilidad de las semillas es extremadamente variable -Se reduce el reclutamiento natural en las áreas de recogida de semillas -La supervivencia a largo plazo es desconocida -La aparición de nuevas plantas es impredecible

Planta con sedimento ("sod")

-Las raíces y rizomas permanecen intactos -Se conserva el bloque de sedimento/nutrientes

-Es un proceso de labor intensiva -Genera huecos en la pradera donante sana -Tiene el mayor coste por unidad a plantar

Planta desnuda

-Se minimiza el impacto en la población donante -No se prepara la zona de

-Requiere una considerable preparación de las unidades a plantar-La manipulación/exposición durante

recepción la preparación reduce la viabilidad -Bajo coste por unidad de plantación

-Las plantas deben adaptarse rápidamente al nuevo sedimento

Además de las ventajas e inconvenientes expuestos en la tabla 6, a la hora de planificar el trasplante para los estuarios vascos hay que considerar también otros detalles inherentes a a potencial zona receptora, como: l

son zonas intermareales, por lo que se puede trabajar desde tierra en bajamar o

desde embarcación y a buceo en pleamar. La segunda alternativa aumentará mucho el coste y dificultará la manipulación de los ejemplares y el trabajo en el campo. En ambos casos la dependencia de la marea es inevitable.

son zonas arenosas y fangosas. Si se trabaja desde tierra, el sedimento donde se encuentra la población donante y la zona receptora se alterará de manera significativa, especialmente en el caso de los fangos. Este inconveniente se verá claramente solventado con la selección de zonas con predominio de arenas. Además, el trabajo de campo será mucho más cómodo. Sin embargo, desde el punto de vista de accesibilidad

n grandes superficies para ello.

De esta manera, la elección del método a utilizar va a verse influenciada por una gran variedad de detalles que afectarán el posterior desarrollo de la actividad. Tras haber elegido un método, y una vez realizado el trasplante, hay que llevar a cabo un seguimiento exhaustivo de los ejemplares introducidos y/o de las medidas complementarias adoptadas (Lillebo et al., 2005), ya que es necesario saber el grado de éxito alcanzado, bien

(del público en general) es mucho mayor en el caso de las arenas, lo cual añade un factor de riesgo extra, ya que factores externos e incontrolados, como las visitas, pueden afectar en los resultados del trasplante.

las poblaciones donantes potenciales presentan una extensión y densidad limitada, por lo que se debe trabajar con mucho cuidado dentro de ellas, provocando el menor impacto posible. Por otro lado, las zonas a repoblar no ofrece

– 81 –

para ir adaptando el proyecto mediante los ajustes pertinentes o bien para documentar los resultados a fin de poder aprovechar los conocimientos adquiridos en aplicaciones futuras. No obstante, hay que tener en cuenta que las poblaciones de Zostera son espacialmente dinámicas, expandiendo o retrocediendo sus límites sin motivo aparente. Están sujetos a

ios en la extensión de la pradera y densidad de ughes, 1998). Por tanto, no todos los cambios

eben ser atribuidos a la presión humana, y el estudio de las praderas a una escala de

alan que la elevada frecuencia e intensidad de alteración roducida en la recolección de bivalvos no permite la total recuperación de las praderas de

a

todo esto hay que añadir el esfuerzo que hay que realizar en labores de educación

r s ante, ya que anima y osibilita a los ciudadanos a actuar voluntariamente (Coles y Fortes, 2001). Es necesario

s que se requieren para producir s bienes y servicios deseados. No obstante, la calidad deseada de un medio puede variar con

el tiemy prefmarisacost un hábítat de baja calidad. Por tanto, la implicación de la sociedad a la hora de tomar parte en las soluciones propuestas adqui(reduconse az i

factores naturales que pueden provocar camblas plantas a diversas escalas (Davidson y Hdpaisaje podrá ofrecer las claves para explicar los modelos y procesos naturales existentes a largo plazo (Cunha et al., 2005). Las intensas labores de marisqueo que se efectúan directamente en las praderas o sus cercanías, provocan una sustancial disminución de la biomasa de la pradera, que a su vez se convierte en un impacto potencialmente negativo sobre el reclutamiento de los bivalvos. Del mismo modo, la reducción de la pradera puede afectar en las pesquerías comerciales (Moore y Short, 2006), tanto de peces como de crustáceos. De esta manera, la extracción inadecuada de un recurso afecta negativamente al reclutamiento y explotación de otro recurso. En este sentido, Cabaço et al. (2005) señpZostera noltii, especialmente en verano, y añaden que este medio podrá soportar este tipo de

lteración siempre y cuando se permita su recuperación durante un mes tras una perturbación aislada.

Aciudadana. Es necesario crear la percepción pública del valor de las praderas marinas. La protección y conservación de las praderas no puede aplicarse sin suponer un coste, y si estos sectores piensan que dicho coste no merece la pena, los esfuerzos de conservación probablemente fracasarán. La p ovi ión de información es importpconvencer al público en general de los hábitats y ecosistemalo

po y la "aceptabilidad" de una zona recuperada puede basarse en las creencias, valores erencias sociales (Elliot et al., 2007). ¿Es mejor, para la sociedad, la creación de una ma a un fangal? La percepción cultural juega un papel importante, ya que una sociedad

umbrada a un ambiente pobre puede tolerar más fácilmente

ere gran importancia, ya que de su aprobación y consiguiente comportamiento cción de aporte de nutrientes, buenas prácticas en agricultura, etc.) dependerá la cución del éxito a largo pl o (L llebo et al., 2007).

– 82 –

5. 1. Lambi velocidades de corriente casi siempre inferiores a 20 cm/s²:

bajamar viva

2 m sobre la bajamar viva equinoccial. Suelen presentar

este estudio han sido registradas en este tipo de

. Tal y como se observa en los muestreos anuales correspondientes a la Red de Vigilancia de la calidad de las aguas de la CAPV, la presencia de Zostera en los estuarios vascos aparentemente ha ido aumentando a lo largo de los últimos años. Se están identificando nuevas manchas y las poblaciones importantes parecen estar creciendo poco a poco, pero siempre dentro de un mismo estuario. Esta recuperación también ha sido constatada por varios investigadores en distintas poblaciones asentadas en la costa europea (comunicación personal). 3. A la hora de afrontar la posibilidad de un proyecto de trasplante, en primer lugar se requiere de una adecuada y exhaustiva caracterización de las zonas con presencia de Zostera noltii para, posteriormente, buscar e identificar otras zonas medioambientalmente lo más parecidas posible y que puedan declararse como zonas potencialmente receptoras de nuevas plantas. 4. Dentro de estas zonas potenciales se ha de efectuar una selección lo más rigurosa posible de la zona receptora final, ya que de dicha decisión va a depender en gran medida el éxito o fracaso del trasplante. Una acertada selección de la zona receptora es fundamental para el éxito del proyecto, para lo cual se han de tomar en consideración características sedimentológicas, hidrológicas e hidrodinámicas de la zona (granulometría; materia orgánica y potencial redox; temperatura y salinidad; efecto de marea, olas y corrientes; carga de nutrientes, turbidez), calidad del agua y sedimento (cercanía de zonas urbanas), datos históricos (presencia previa de la especie), altura respecto a la marea, episodios naturales adversos recurrentes (tormentas, riadas), accesibilidad, presencia de otros organismos (epífitas, algas, excavadores, herbívoros, ramoneadores), presencia de explotación marisquera, uso como embarcadero, actividades de dragado y vertido habitual, proyectos de construcciones cercanas inminentes que afecten en alguna de las variables citadas más arriba, etc.

CONCLUSIONES

as poblaciones vascas de Zostera noltii se encuentran establecidas en dos tipos de ente, ubicadas en lugares con

Sedimento con predominio de fangos, con cerca de 5% de materia orgánica, potencial redox cercano -100 mV, y a una altura superior a 2 m respecto a laequinoccial. No suelen formar densos agregados, están poco definidas y suelen compartir el espacio con otras especies, fundamentalmente algas.

Sedimento arenoso, con poca materia orgánica (1-2%), potencial redox positivo y situadas en su mayoría a 1-una composición monoespecífica, y a veces suelen presentarse distribuidas por agregados, con forma circular y pequeño tamaño, muy densas y bien definidas. Las mayores densidades y biomasas de manchas.

2

– 83 –

5. Posteriormente se han de decidir los métodos y alternativas a emplear, que atañen a lo que es el proceso de trasplante propiamente dicho: población donante (sana, abundante y capaz de asimilar el impacto causado); estrategia de obtención de semillas o adultos, cultivo de semillas o trasplante de adultos, a mano o a máquina; época de trasplante; unidad de

ea a trasplantar; protección de las unidades trasplantadas competidores; labores de supervisión, seguimiento y

antenimiento; estima del porcentaje de éxito, etc.

Zoster os y de las

expues r trabajo. En

donantpor lo qu t e presenta como la menos

factibleincrem

densidaprecisam e se encuentran en una situación de protección legal. No

zona B 8. Alguse da aupuedan tural. Teniendo en cuenta esto, las menos adecuadas para

Oiartzun, Urume pres valores

Barbad

proyect x s ecológicas de

aproba

plantación, número de réplicas, árfrente a organismos perturbadores om 6. Comparado con muchos ejemplos encontrados en la bibliografía, tanto las poblaciones de

a noltii que se encuentran en los estuarios vascos como la extensión de éstpotenciales zonas receptoras es mucho más reducida, por lo que muchas alternativas

tas serán descartadas, ya que han sido diseñadas pa a otra escala deprimer lugar, no resulta rentable ni viable utilizar máquinas, tanto para la extracción como para la plantación de los ejemplares. Por otro lado, al no disponerse de una población

e extensa y densa, hay que minimizar al máximo el daño producido en la extracción, e la opción de "sod" (plan a adulta con sedimento) s

adecuada. Además, al tratarse de zonas intermareales, el trabajo desde tierra parece más , aunque el hecho de que sean sedimentos blandos, y en muchos casos fangosos, ente de manera considerable la dificultad del desplazamiento y trabajo en el campo.

7. Dentro de los estuarios vascos con presencia de Zostera, los más apropiados (por su d y extensión) para actuar de suministro de ejemplares parecen ser Bidasoa y Oka,

ente los estuarios quobstante, Bidasoa presenta sus poblaciones más importantes en su margen francesa, por lo que su utilización podría plantear dificultades y problemas burocráticos. Dentro de Oka, la

presenta elevadas densidades y la zona C una amplia extensión.

nos protocolos señalan que hay que invertir esfuerzos de trasplante en zonas donde sencia de esta planta, ya que en las que tienen presencia cabe la posibilidad de que

propagarse de manera narecibir trasplantes serían Oka, Lea y Bidasoa. En base a su elevado grado de artificialización o humanización, encauzamiento y ausencia de llanuras intermareales los estuarios de

a, Deba y Nervión también se descartan. Artibai aún enta elevados de contaminación. De esta manera, quedan 4 estuarios cuyas posibilidades de recibir trasplantes han de ser analizadas en mayor profundidad: Oria, Urola, Butroe y

un.

9. La información al público de la existencia de la zona trasplantada y de los objetivos del o tienen una gran importancia. Se deben e poner los valores y funcione

las praderas marinas y tratar de inculcar la conveniencia de su protección, para contar con la ción y colaboración de los habitantes así como de los usuarios de la zona

(mariscadores, pescadores, dueños de embarcaciones). Si se consigue su concienciación sobre el tema, el desarrollo del proyecto se verá impulsado y facilitado.

– 84 –

6. FUTUROS TRABAJOS

geografpraderapresent riabilidad, lo cual no garantiza un éxito seguro en las experiencias a

seguir una act cia directa

la actua

Zosterpropone auración de

El objeti ión de medidas que permitan el

recuper

Para el l

p n tuario

- de los ejemplares a trasplantar (enero-abril 2009).

. inva era. A priori, teniendo en cuenta la calidad de las aguas,

Bi

lab - p s donantes (agosto-septiembre 2009), para comprobar su viabilidad y

- Epes r la capacidad natural de

El elevado número de trabajos e intentos de trasplante llevados a cabo a lo largo de toda la ía mundial, refleja la preocupación existente sobre la conservación y defensa de las s marinas. A pesar de ello, el grado de éxito obtenido en los trabajos de trasplante a gran va

materializar en tiempos futuros. Precisamente por ello, y por los importantes beneficios que se obtienen en caso de conseguir un resultado exitoso, nos parece interesante y necesario

profundizando en este campo, y consideramos conveniente planificar y llevar a cabo ividad de trasplante en el País Vasco, aunque no se disponga de constan

(referencias, citas, comunicaciones) de la existencia previa de Zostera en los estuarios que en lidad no la presentan.

Teniendo en cuenta la singularidad de los estuarios vascos, las poblaciones actuales de

a noltii, los requerimientos de esta planta y el contenido del presente informe, se continuar con una segunda fase de este apartado de Trabajos de rest

Zostera noltii en las costa vasca.

vo final de este apartado es la identificación y aplicaccumplimiento del buen estado ecológico para fanerógamas, como Zostera, tal y como busca la Directiva Marco del Agua. En este caso concreto, estas medidas están dirigidas a la

ación de poblaciones de Zostera noltii en los estuarios vascos.

lo, el plan de trabajo que se propone es e siguiente:

- Selección de poblaciones para el suministro de ejemplares a trasplantar (enero-marzo 2009). En principio, a la espera de los resultados genéticos correspondientes a la

rimera fase, las poblaciones más adecuadas parece ser las establecidas en el esde Oka B (por su densidad) y en Oka C (por su extensión).

Selección de zonas receptoras Análisis de las condiciones del entorno de los estuarios potencialmente aptos para recibir plantas de Zostera noltii y garantizar su desarrollo Además de las visitas de

spección y reconocimiento del lugar, será necesario tomar muestras de la zona para er el grado de similitud con las características de las zonas vascas que actualmente lbergan poblaciones de Zost

su estado general y su tamaño, quizá los más adecuados sean Barbadun y Butroe en zkaia, y Oria y Urola en Gipuzkoa.

- Recogida de semillas de las poblaciones seleccionadas para su germinación en

oratorio y cultivo en campo (mayo-julio 2009).

Experimentos de germinación en laboratorio a partir de semillas recogidas en las oblacione

potencialidad antes de plantarse en el campo.

n el caso de observarse una elevada producción de semillas y disponer de ellas, se lanteará la posibilidad de soltar algunas hojas portadores de semillas en un segundo tuario, distinto al de los trasplantes Se trata de ve

– 85 –

germinación y establecimiento de una nueva población una vez salvada la barrera o conveniente de despla amiento entre estuarin z ios.

dey s. El trasplante puede realizarse entre diferentes estuarios

e acustr , tanto consumidores como

- S e las poblaciones trasplantadas y de las condiciones de su

- e información del proyecto en las zonas involucradas, especialmente a los

d oy

co

e

- Trasplante de ejemplares de Zostera a las zonas consideradas adecuadas para un

sarrollo exitoso, utilizando el método más adecuado en función de las zonas (donante receptora) implicada

(octubre-noviembre 2009). Los métodos a utilizar pu den ser: plant ción de semillas, ltivo de plántulas germinadas en laboratorio y plantación de adultos desnudos (sin

edimento). Se estudiará la conveniencia de proteger en el campo los ejemplares asplantados para evitar los efectos de otros organismos

competidores por el espacio.

eguimiento del desarrollo dentorno (septiembre–diciembre 2009, se prolongará a lo largo de 2010).

Campañas dagentes afectados de alguna manera por el desarrollo el pr ecto (julio-noviembre 2009). Contacto con los usuarios de las zonas seleccionadas para buscar su aprobación y

laboración en el proyecto.

- Contacto con expertos de otros grupos de investigación para intercambio de xperiencias (marzo-octubre 2009).

- Análisis de resultados (noviembre-diciembre 2009).

– 86 –

7. BIBLIOGRAFÍA

re, A , S. Cabaço, R

os y E.A. Ser 2006. Tim g and s cces

Baden,

a ocology, 228: 209-225.

P grass (Zostera marina)

Bernard

Or d de seguimiento

Brun, F.G., I. Hernán , G. Peralta y J.L. Pérez-Lloréns, 2002. Assessing the

oltii. Marine

Cabaço,seagrass

Cabaço . Vieira y R. Santos, 2008. Impacts of urban wastewater discharge

Cabaço .

Calump

t ,

Campbe uating vegetative transplant success in Posidonia

Alexand . . Sant rao, in u s of reproductivestages in the seagrass Zostera noltii. Aquatic Botany, 85: 219-223.

S., M. Gullström, B. Lundén, L. Pihl y R. Rosenberg, 2003. Vanishing seagrass (Zostera marina, L.) in a Swedish coastal waters. Ambio, 32(5): 374-377.

Balestri, E., L. Piazzi y F. Cinelli, 1998. Survival and growth of transplanted and natural seedlings of Posidonia oceanica (L.) Delile in a damaged coastal rea. J urnal of Experimental Marine Biology and E

Bekkby T., E. Rinde, L. Erikstad, V. Bakkestuen, O. Longva, O. Christensen, M. Isaeus y .E. Isachsen, 2008. Spatial probability modelling of eel

distribution on the west coast of Norway. ICES Journal of Marine Science, 65: 1093-1101.

, G., C.F. Boudouresque y P. Picon, 2007. Long term changes in Zostera meadows in the Berre lagoon (Provence, Mediterranean Sea). Estuarine, Coastal and Shelf Science, 73: 617-629.

Borja, A., J. Bald, M.J. Belzunce, J. Franco, J.M. Garmendia, J. Larreta, I. Muxika, M. Revilla, G. Rodríguez, O. Solaun, A. Uriarte, V. Valencia, I. Adarraga, F. Aguirrezabalaga, I. Cruz, A. Laza, M.A. Marquiegui, J. Martínez, E. rive, J.Mª Ruiz, S. Seoane, J.C. Sola, J.Mª T igueros y A. Manzanos, 2008. Redel estado ecológico de las aguas de transición y costeras de la Comunidad Autónoma del País Vasco. Informe de AZTI-Tecnalia para Agencia Vasca del Agua, Gobierno Vasco. 20 Tomos, 624 pp.

dez, J.J. Vergaratoxicity of ammonium pulses to the survival and growth of Zostera noltii. Marine Ecology Progress Series, 225: 177-187.

Brun, F.G., I. Hernández, J.J. Vergara, G. Peralta y J.L. Pérez-Lloréns, 2002. Assessing the toxicity of ammonium pulses to the survival and growth of Zostera nEcology Progress Series, 225: 177-187.

S., A. Alexandre y R. Santos, 2005. Population-level effects of clam harvesting on the Zostera noltii. Marine Ecology Progress Series, 298: 123-129.

, S., R. Machás, Von seagrass meadows (Zostera noltii). Estuarine, Coastal and Shelf Science, 78: 1-13.

, S. y R. Santos, 2007. Effects of burial and erosion on the seagrass Zostera noltiiJournal of Experimental Biology and Ecology, 340: 204-212.

ong, H.P y M.S. Fonseca, 2001. Seagrass transplantation an other seagrassrestoration methods. Cap. 22, pp. 424-443. En: Short, F. & Coles, R.G. (Eds.), Global seagrass research methods. Elsevier Science B.V., Ams erdam 473 pp.

ll, M.L. y E.I. Paling, 2003. Evalaustralis: a field trial with habitat enhancement. Marine Pollution Bulletin, 46: 828-834.

– 87 –

Cardoso, P.G., D. Raffaelli y M.A. Pardal, 2008. The impact of extreme wather events on the seagrass Zostera noltii and related Hydrobia ulvae population. Marine Pollution Bulletin, 56: 483-492.

Coles, R. y M. Fortes, 2001. Protecting seagrass - approaches and methods. Cap. 23, pp. 445-463. En: Short, F. & Coles, R.G. (Eds.), Global seagrass research methods. Elsevier

e B.V., Amsterdam, 473 pp. Scienc

i

rine, Coastal and Shelf Science, 64:

Davids sensitivity characteristics for conservation management of marine SACs.

Davis, u : 1-15.

Ay over a 10-year period. Marine Pollution Bulletin, 54: 576-585.

d science – A review of concepts.

Erftems ollution Bulletin, 52: 1553-1572.

Fonsec y luke, 2002. Seagrasses. En:

P

Fonseca hy y G.W. Thayer, 1998. Guidelines for the Conservation and a

OSilver Spr 2

e unc

García-antander aplicado al desarrollo de técnicas

111 pp.

e is Wharf (Port of Anacortes), Washington. En: Droscher, T. (Ed.), Proceedings of

Cunha, A., R.P. Santos, A.P. Gaspar y M.F. Ba rros, 2005. Seagrass landscape-scale changes in response to disturbance created by the dynamics of barrier-islands: a case study from Ria Formosa (Southern Portugal). Estua636-644.

on, D.M. y D.J. Hughes, 1998. Zostera Biotopes (volume I). An overview of dynamicsandScottish Association for Marine Science (UK Marine SACs Project), 95 pp.

R.C. y F.T. Short, 1997. Restoring eelgrass, Zostera marina L., habitat using a new transplanting techniq e: the horizontal rhizome method. Aquatic Botany, 59

Dolbeth, M., P.G. Cardoso, S.M. Ferreira, T. Verdelhos, D. Raffaelli y M.A. Pardal, 2007. nthropogenic and natural disturbance effects on a macrobenthic estuarine

communit

Elliott, M., D. Burdon, K.L. Hemingway y S.E. Apitz, 2007. Estuarine, coastal an marine ecosystem restoration: confusing management anEstuarine, Coastal and Shelf Science, 74: 349-366.

eijer, P.L.A. y R.R.R. Lewis III, 2006. Environmental impacts of dredging on eagrasses: A review. Marine P

Fishman, J.R., R.J. Orth, S. Marion y J. Bieri, 2004. A comparative test of mechanized and manual transplanting of eelgrass, Zostera marina, in Chesapeake Bay. Restoration Ecology, 12(2): 214-219.

Fonseca, M.S. y S.S. Bell, 1998. Influence of physical settling on seagrass landscapes near Beaufort, North Carolina, USA. Marine Ecology Progress Series, 171: 109-121.

a, M.S., W.J. Kenworth , B.E. Julius, S. Shutler y S. FM.R. Perrow and A.J. Davy (eds.), Handbook of Ecological Restoration. University

ress, Cambridge, pp: 149-170.

, M.S., W.J. KenwortRestoration of Seagrasses in the United States and Adjacent Waters. NOAA Coast l

cean Program Decision Analysis Series No. 12. U.S. NOAA Coastal Ocean Office, ing, MD. 22 pp.

Fonseca, M.S. y M.A.R. Koehl, 2006. Flow in seagrass canopi s: The infl ence of patch width. Estuarine, Coastal and Shelf Scie e, 67: 1-9.

Castrillo, G., B. Ondiviela, I. Preciado y L. Fernández, 2002. Estudio de las comunidades de Zostera de la Bahía de Spara la restauración ambiental de hábitats litorales. Documento Técnico para la Fundación Marcelino Botín, Asociación Científica de Estudios Marinos, Santander,

Gayaldo, P., K. Ewing y S. Wyllie-Echeverria, 2001. Transplantation and alteration of submarine environment for restoration of Zostera marina (e lgrasss): a case study atCurtPuget Sound Research 2001, the fifth Puget Sound Research Conference, vol. 1, Puget Sound Water Quality Action Team, Olympia, WA.

– 88 –

Goubin, C. y F. Loquès, 1991. Germinating Zostera noltii Hornemann found in the Etang de Diana, Corsica. Aquatic Botany, 42: 75-79.

, P. y S. Bussotti, 2000. Fish fauna oGuidetti f a mixed meadow composed by the seagrass

Gyssels la dinámica mareal y sedimentaria en la Ría del E

Informe Téc del Gobierno Vasco, 81 pp.

Hauxwell, J. , 2001. Macroalgal canopies contribute to

Hauxwe

Jephson Zostera

Källstr

Lee, K.lletin, 56: 1015-1021.

oeutr hydrodynamics on the system’s nutrient loading.

Lillebo,

Shelf Science, 72(1-2): 177-187.

Cymodocea nodosa and Zostera noltii in the Western Mediterranean. Oceanologica Acta, 23(7): 759-770.

, P., 2002. Estudio de la afección aLea para la recuperación del molino de marea de Lekeitio. studio de alternativas.

nico para la Dirección de Aguas del Departamento de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente

Harwell, M.J. y R.J. Orth, 2002. Long-distance dispersal potential in a marine macrophyte. Ecology, 83(12): 3319-3330.

, J. Cebrian, C. Furlong y I. Valielaeelgrass (Zostera marina) decline in temperate estuarine ecosystems. Ecology, 82(4): 1007-1022.

ll, J., J. Cebrian y I. Valiela, 2003. Eelgrass Zostera marina loss in temperate estuaries: relationship to land-derived nitrogen loads and effect of light limitation imposed by algae. Marine Ecology Progress Series, 247: 59-73.

Heck, K.L.Jr., G. Hays y R.J. Orth, 2003. Critical evaluation of the nursery role hypothesis for seagrass meadow. Marine Ecology Progress Series, 253: 123-136.

Hootsmans, M.J.M., J.E. Vermaat y W. Van Vierssen, 1987. Seed-band development, germination an early seedling survival of two seagrass species from the Netherlands: Zostera marina L. and Zostera noltii Hornem. Aquatic Botany, 28: 275-285.

, T., P. Nyström, P.O. Moksnes y S.P. Baden, 2008, Trophic intereactions inmarina beds along the Swedish coast. Marine Ecology Progress Series, 369: 63-76.

öm, B., A. Nyqvist, P. Aberg, M. Bodin y C. André, 2008. Seed rafting as a dispersal strategy for eelgrass (Zostera marina). Aquatic Botany, 88: 148-153.

Laborda, A.J., I. Cimadevilla, L. Capdevila y J.R. García, 1997. Distribución de las praderas de Zostera noltii Hornem., 1832, en el litoral del norte de España. Publicaciones. Especiales del Instituto Español de Oceanografía, 3: 273-282.

Larkum, A.W.D., R.J. Orth y C.M. Duarte (Eds.), 2006. Seagrasses: biology, ecology and conservation. Springer, Dordrecht, The Netherlands, 648 pp.

-S. y J.I. Park, 2008. An effective transplanting technique using shells for restoration of Zostera marina habitats. Marine Pollution Bu

Leuschner, C., S. Landwehr y U. Mehlig, 1998. Limitation of carbon assimilation of intertidal Zostera noltii and Zostera marina by dessication at low tide. Aquatic Botany, 62: 171-176.

Lillebo, A.I., J.M. Neto, I. Martins, T. Verdelhos, S. Leston, P.G. Cardoso, S.M. Ferreira, J.C. Marques y M.A. Pardal, 2005. Management of a shallow temperate estuary to c ntrol

ophication: the effect of Estuarine, Coastal and Shelf Science, 65: 697-707.

A.I., H. Teixeira, M.A. Pardal y J.C. Marques, 2007. Applying quality status criteria to a temperate estuary before and after the mitigation measures to reduce eutrophication symptoms. Estuarine, Coastal and

Loquès, F., G. Caye y A. Meinesz, 1990. Germination in the marine phanerogam Zostera noltii Hornemann at Golfe Juan, French Mediterranean. Aquatic Botany, 38: 249-260.

– 89 –

Marbá, N. y C.M. Duarte, 1998. Rhizome elongation and seagrass clonal growth. Ma ine Ecology Progress Series, 174: 269-280.

r

Martins, I., J.M. Neto, M.G. Fontes, J.C. Marques y M.A. Pardal, 2005. Seasonal variation in

Meehan ting of Posidonia australis seagrass

Moore, K y, ecology and management. Cap. 16, pp. 361-

48 pp.

h

ogy and Ecology, 215: 115-134.

uehlstein, L.K., 1989, Perspectives on the wasting disease of eelgrass Zostera marina Zostera marina. Marine Ecology Progress Series, 7: 211-221.

Orth, R.J., J. Bieri, J.R. Fishman, M.C. Harwell, S.R. Marion, K.A. Moore, J.F. Nowak y J. van Montfrans, 2006. A review of techniques using adult plants and seeds to transplant eelgrass (Zostera marina L.) in Chesapeake Bay and the Virginia Coastal Bays. pp. 1-17. En: S.F. Treat and R.R. Lewis. (eds.). Proc. Conf. Seagrass Restoration: Success, Failure, and the Costs of Both. March 11, 2003. Sarasota, Florida. 175pp

Orth, R.J., J.R. Fishman, M.C. Harwell y S.R. Marion, 2003. Seed-density effects on germination an initial seedling establishment in eelgrass Zostera marina in the Chesapeake Bay region. Marine Ecology Progress Series, 250: 71-79.

Orth, R.J., M.C. Harwell, E.M. Bailey, A. Bartholomew, J.T. Jawad, A.V. Lombana, K.A. Moore, J.M. Rhode y H.E. Woods, 2000. A review of issues in seagrass seed dormancy and germination: implications for conservation and restoration. Marine Ecology Progress Series, 200: 277-288.

Orth, R.J., M.C. Harwell y J.R. Fishman, 1999. A rapid and simple method for transplanting eelgrass using single, unanchored shoots. Aquatic Botany, 64: 77-85.

Orth, R.J., M. Luckenbach y K.A. Moore, 1994. Seed dispersal in a marine macrophyte: implications for colonization and restoration. Ecology, 75(7): 1927-1939.

Otxoa, E., T. Oyanarte, S. Patino, J. Valencia, E. Miguel, A. Prieto y J. Elorza, 2007. Cartografiado a escala 1:5000 de las poblaciones vizcaínas de plantas incluidas en el catálogo vasco de especies amenazadas. Dpto. Botánica, Sociedad Ciencias Naturales de Sestao, 71 pp.

Paling, E.I., M. van Keulen, K. Wheeler, J. Phillips y R. Dyhrberg, 2001a. Mechanical seagrass transplantation in Western Australia. Ecological Engineering, 16: 331-339.

Paling, E.I., M. van Keulen, K. Wheeler, J. Phillips, R. Dyhrberg y D.A. Lord, 2001b. Improving mechanical seagrass transplantation. Ecological Engineering, 18: 107-113.

Park, J.I. y K.-S. Lee, 2007. Site-specific success of three transplanting methods and the effect of planting time on the establishment of Zostera marina transplants. Marine Pollution Bulletin, 54: 1238-1248.

Peralta, G., F.G. Brun, I. Hernández, J.J. Vergara y J.L. Pérez-Lloréns, 2005. Morphometric variations as acclimation mechanisms in Zostera noltii beds. Estuarine, Coastal and Shelf Science, 64: 347-356.

short-term survival of Zostera noltii transplants in a declining meadow in Portugal. Aquatic Botany, 82: 132-142.

, A.J. y R.J. West, 2002. Experimental transplanin Port Hacking, Australia, to assess the feasibility of restoration. Marine Pollution Bulletin, 44: 25-31.

.A. y F.T. Short, 2006. Zostera: biolog386. En: Larkum, A.W.D., Orth, R.J. & Duarte, C.M. (Eds.), Seagrasses: biology, ecology and conservation. Springer, Dordrecht, The Netherlands, 6

Moore, K.A., R.L. Wetzel y R.J. Orth, 1997. Seasonal pulses of turidity and t eir relations to eelgrass (Zostera arian L.) survival in an estuary. Journal of Experimental MarineBiol

M

– 90 –

Peralta, G., F.G. Brun, J.L. Pérez-Lloréns y T.J. Bouma, 2006. Direct effects of current velocity on the growth, morphometry and architecture of seagrasses: a case study of Zostera noltii. Marine Ecology Progress Series, 327: 135-142.

Peralta, G., J.L. Pérez-Lloréns, I. Hernández y J.J. Vergara, 2002. Effects of light availability t content of the seagrass Zostera noltii Hornem.

ology and Ecology, 269: 9-26.

érez Llorens, J.L., 2004. Las praderas de Zostera noltii. En: Luque, Á.A., y Templado, J.

nc effects on the net

f shading on growth, biomass and population maintenance of the intertidal seagrass Zostera noltii Hornem. in the Dutch Wadden

asonal variation in growth and biomass of an intertidal Zostera

Philippart, C.J.M. y K.S. Dijekma, 1995. Wax and wane of Zostera noltii Hornem. in the Dutch Wadden Sea. Aquatic Botany, 49: 255-268.

ickerell, C.H., S. Schott y S. Wyllie-Echeverria, 2005. Buoy-deployed seeding: demonstration of a new eelgrass (Zostera marina L.) planting method. Ecological Engineering, 25: 127-136.

Polte, P. y H. Asmus, 2006. Influence of seagrass beds (Zostera noltii) on the species composition of juvenile fishes temporalily visiting the intertidal zone of the Wadden Sea. Journal of Sea Research, 55: 244-252.

Polte, P., A. Schanz y H. Asmus, 2005. Effects of current on habitat preference of mobile 0-group epibenthos for intertidal seagrass beds (Zostera noltii) in the northern Wadden Sea. Estuarine, Coastal and Shelf Science, 62: 627-635.

Ralph, P.J. y F.T. Short, 2002, Impact of the wasting disease pathogen, Labyrinthula zosterae, on the photobiology of eelgrass Zostera marina. Marine Ecology Progress Series, 226: 265-271.

Rasheed, M.A., 1999. Recovery of experimentally created gaps within a tropical Zostera capricorni (Aschers.) seagrass meadow, Queensland Australia. Journal of Experimental Marine Biology and Ecology, 235: 183-200.

Sánchez, J.L., Y. Fernández y J.M. González, 2003. Efectividad de los transplantes de Posidonia oceanica efectuados en el entorno del puerto deportivo Luis Campomanes (Altea). Informe Técnico para WWF-Adena, Dpto, Ciencias del Mar y Biología Aplicada, Universidad de Alicante, 17 pp.

Schaffmeister, B.E., J.G. Hiddink y W.J. Wolff, 2006. Habitat use of shrimps in the intertidal and shallow subtidal seagrass beds of the tropical Banc D’Arguin, Mauritania. Journal of Sea Research, 55: 230-243.

Schanz, A, y H. Asmus, 2003. Impact of hydrodynamics on development and morphology of intertidal seagrasses in the Wadden Sea. Marine Ecology Progress Series, 261: 123-134.

Short, F. y R.G. Coles (Eds.), 2001. Global seagrass research methods. Elsevier Science B.V., Amsterdam, 473 pp.

on growth, architecture and nutrienJournal of Experimental Marine Bi

P(Coords). Praderas y bosques marinos de Andalucía, pp. 173-180. Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía, Sevilla, 336 pp.

érez-Lloréns, J.L. y X. Niell, 1993. Temperature and emerge e Pphotosynthesis of two Zostera noltii Hornem. morphotypes. Hydrobiologia, 254: 53-64.

Philippart, C.J.M., 1995a. Effects o

Sea. Journal of Experimental Marine Biology and Ecology, 188: 199-213.

hilippart, C.J.M., 1995b. SePnoltii stand in the Dutch Wadden Sea. Netherlands Journal of Sea Research, 33(2): 205-218.

P

– 91 –

– 92 –

Short, F.T., R.C. Davis, B.S. Kopp, C.A. Short y D.M. Burdick, 2002. Site-selection model for optimal transplantation of eelgrass Zostera marina.in the northeastern US. Marine Ecology Progress Series, 227: 253-267.

Silván, F. y J.A. Campos, 2002. Estudio de la flora vascular amenazada de los estuarios de la Comunidad Autónoma del País Vasco. Dpto. Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Gobierno Vasco, 100 pp.

Solaun, O., P. Gyssels, R. Castro y M.J. Belzunce, 2002. Estudio de Impacto Ambiental del proyecto de dragado de la ría de Mundaka. Anexo VIII. Informe Técnico para la Astilleros Murueta, 104 pp.

Tamaki, H., M. Tokuoka, W. Nishijima, T. Terawaki y M. Okada, 2002. Deterioration of eelgrass, Zostera marina L., meadows by water pollution in Seto Inland Sea, Japan. Marine Pollution Bulletin, 44: 1253-1258.

Thayer, G.W., T.A. McTigue, R.J. Bellmer, F.M. Burrows, D.H. Merkey, A.D. Nickens, S.J. Lozano, P.F. Gayaldo, P.J. Polmateer y P.T. Pinit, 2003. Science –based restoration monitoring of coastal habitats. Volume one: A framework for monitoring plans under the Estuaries and Clean Waters Act of 2000 (Public Law 160-457). NOAA Coastal Ocean Program Decision Analysis Series No. 23, Volume 1. NOAA National Center for Coastal Ocean Science, Silver Spring, MD, 33 pp + appendices.

Thom, R.M, 1990. A review of eelgrass (Zostera marina L.) transplanting projects in the Pacific Northwest. The Northwest Environmental Journal, 6: 121-137.

Thom, R.M., A.B. Borde, G.D. Williams, J.A. Southard, S.L. Blanto y D.L. Woodruff, 2001. Effects of multiple stressors on eelgrass restoration projects. En: Droscher, T. (Ed.), TProceedings of Puget Sound Research 2001, the fifth Puget Sound Research ConferenceT, vol. 1, Puget Sound Water Quality Action Team, Olympia, WA.

Thompson, C.E.L., C.L. Amos y G. Umgiesser, 2004. A comparison between fluid shear stress reduction by halophytic plants in Venice Lagoon, Italy and Rustico Bay, Canada – analyses of in situ measurements. Journal of Marine Systems, 51: 293-308.

Uhrin, A.V., M.O. Hall, M.F. Merello y M.S. Fonseca, En prensa. Survival and Expansion of Mechanically Transplanted Seagrass Sods. Restoration Ecology, Published Online: Apr 17 2008 12:00AM DOI: 10.1111/j.1526-100X.2008.00376.x

Uriarte, A., V. Valencia, J. Franco, J. Bald y A. Borja, 1996. Evaluación de Dinámica y Medio Físico en la Bahía de Txingudi. Informe Técnico para la Dirección de Recursos Ambientales del Departamento de Ordenación del Territorio,Vivienda y Medio Ambiente del Gobierno Vasco, 212 pp + anexos.

Uribe-Echebarria, P.M., J.A. Campos, I. Zorrakin y A. Domínguez, 2006. Flora vascular amenazada en la Comunidad Autónoma del País Vasco. Dpto. Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Gobierno Vasco, 389 pp.

Van Katwijk, M.M. y D.C.R. Hermus, 2000. Effects of water dynamic on Zostera marina: transplantation experiments in the intertidal Dutch Wadden Sea. Marine Ecology Progress Series, 208: 107-118.

Vermaat, J.E., J.A.J. Beijer, R. Gijlstra, M.J.M. Hootsmans, C.J.M. Philippart, N.W. van den Brink y W. van Vierssen, 1993. Leaf dynamics and standing stocks of intertidal Zostera noltii Hornem. and Cymodocea nodosa (Ucria) Ascherson on the Banc d’Arguin (Mauritania). Hydrobiologia, 258: 59-72.

Vermaat, J.E., M.J.M. Hootsmans y P.H. Nienhuis, 1987. Seasonal dynamics and leaf growth of Zostera noltii Hornem., a perennial intertidal seagrass. Aquatic Botany, 28: 287-299

– 93 –

Vermaat, J.E. y F.C.A. Verhagen, 1996. Seasonal variation in the intertidal seagrass Zostera noltii Hornem.: coupling demographic and physiological patterns. Aquatic Botany, 52: 259-281.

Vermaat, J.E., F.C.A. Verhagen y D. Lindenburg, 2000. Contrasting responses in two populations of Zostera noltii Hornem. to experimental photoperiod manipulation at two salinities. Aquatic Botany, 67: 179-189.

Waycott, M., B.J. Longstaff y J. Mellors, 2005. Seagrass population dynamics and water quality in the Great Barrier Reef region: A review and future research directions. Marine Pollution Bulletin, 51: 343-350.

West, R.J., N.E. Jacobs y D.E. Roberts, 1990. Experimental transplanting of seagrasses in Botany Bay, Australia. Marine Pollution Bulletin, 21(4): 197-203.

Zimmerman, R.C., J.L. Reguzzoni y R.S. Alberte, 1995. Eelgrass (Zostera marina L.) transplants availability on metabolism, growth and survival. Aquatic Botany, 51: 67-86.

– 94 –

8. AGRADECIMIENTOS Queremos agradecer al Dr. J Zurutuza y A. Antzizar del Departamento de Geodesia de Aranzadi su colaboración en la obtención y tratamiento de datos de posicionamiento de los puntos de muestreo y distribuciones de las poblaciones de Zostera noltii. En el procesado de los datos e interpretación de los resultados, también han colaborado los técnicos de AZTI-Tecnalia J. Germán Rodríguez (datos GPS), Ibon Galparsoro (datos GPS) y Manuel González (corrientes de agua). Los análisis sedimentológicos han sido realizados por Beatriz Beldarrain y Goretti García, analistas de AZTI-Tecnalia. En las labores de muestreo participaron los becarios de AZTI-Tecnalia Piero Rouget, Maxime Castro y Maitane Grande.