!Soy un vejestorio comunista! - Dan Lungu

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"En esta novela, Dan Lungu, partiendo de personajes y situaciones corrientes, valiéndose de la ironía y un fino sentido del humor que en numerosas ocasiones provoca la risa, consigue realizar una radiografía perfecta de la sórdida realidad de la vida en un país del paraíso comunista y de los años que siguieron a la caída del régimen. "Para mí", dice Lungu, "¡SOY UN VEJESTORIO COMUNISTA! nació de la necesidad de comprender una paradoja que me intrigó: cómo era posible que mucha gente, incluso muchísima, que vivió bajo un régimen totalitario e inhumano, sin gozar de privilegios y favores, fuera capaz de sentir nostalgia de él. A través de una vieja que narra su propia vida en primera persona, intento desmontar los mecanismos de la nostalgia y resolver ese enigma psicológico"."

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!Soy un vejestorio comunista!, Ed. Pre-Textos, Spain Dan Lungu Son las nueve de la maana y estamos trabajando como locos. Sudamos la gota gorda para despus de la pausa tumbarnos a la bartola. El timbre, potente y ronco como una sirena, nos indica que hay alguien en la puerta, un extrao. Se corre el pestillo y aparece el jefe con cara de entierro. Junto a l, un hombre elegante, con el cigarrillo en la mano, tampoco muy alegre l. Aurelia me susurra que es el nuevo director. Haba odo decir que haca unos meses haban cambiado al director, pero no haba tenido ocasin de verle la cara. Rasuradsimo a ms no poder, impecablemente peinado, pero antiptico a primera vista. Pienso que el jefe se ha metido en algn lo o que alguno de nosotros ha hecho una trastada, pero una gorda del todo, para que el director se haya dignado a sacar a pasear su elegante traje entre nuestros monos sucios de grasa. El camarada Traje se lleva las manos a los odos y arruga los ojos y el jefe nos hace seas para que paremos las mquinas. Cuando es posible escuchar, el jefe nos dice que nos acerquemos, que el camarada director general tiene que comunicarnos algo. Hacemos un crculo en torno a ellos. El camarada Traje aplasta la colilla con la punta del zapato de 420 leus el par, junta las manos y suelta todo solemne: Queridos camaradas, tengo una buena noticia para todos nosotros. Como su taller ha sido durante aos seguidos ejemplar en la Superacin socialista, los camaradas de la Provincial del Partido nos han encargado una alta y honorable misin. Est claro que la hemos pringado, pienso. Deben de querer aumentarnos el rendimiento. Una misin de la que hemos de estar orgullosos. La de mostrar y dar a conocer los frutos de nuestro trabajo al ms alto nivel posible, al camarada Nicolae Ceauescu Bla, bla, bla. Nos quedamos todos de piedra. Dentro de tres das, Ceauescu vendr a visitar el taller para dar un impulso a la produccin para la exportacin. Les ruego que empiecen ahora mismo a preparar este emocionante momento! concluye el director su discurso. Eso significa darse un buen tute, todos lo sabemos. El to Mitu tiene una mirada pasteurizada, eso dice l. O est con resaca o la racin matinal de agua bendita ha sido demasiado grande. El jefe trata de obtener del director un da de aplazamiento para empezar la limpieza porque justamente estamos terminando un pedido para Tailandia. El menor retraso significa penalizacin. Camarada, viene Ceauescu, lo entiendes? Es que precisamente ahora nos pirramos por la exportacin? le rie el director encendindose otro cigarrillo. Salen los dos y nosotros nos quedamos pensativos. As me muera, que no voy a parar hasta hacerme una foto con Ceauescu aqu, junto al torno dice el to Mitu masticando las palabras. To Mitu, si Ceauescu le da la mano no se la lave hasta que se muera lo provoca el to Pancu. Noooo, yo de Leana quiero un besito. Me visto de pionero y le doy flores, solo para que me d un besito en la mejilla. Nos remos pero sin ganas. El jefe vuelve en seguida. Cala de una mirada al to Mitu y lo manda a dormir una hora. No ha conseguido doblegar al director con lo del aplazamiento, de modo que nos preparamos a dejarlo todo como una patena. Nos advierte que, si no sale bien, se acab la buena vida. Al director, principalmente porque es nuevo, le tiemblan hasta los calzoncillos, de manera que no nos va a quitar ojo. Lo que no se haya reparado o limpiado en los ltimos veinte aos hemos de solucionarlo nosotros en

tres das y tres noches. Si es menester, trabajaremos a turnos. No estaremos solos pues toda la empresa se va a poner las pilas. Nuestro taller est en el punto de mira, pero nunca se sabe dnde le darn ganas a Ceauescu de meter la nariz. Jams he visto al jefe tan nervioso. Habla y se pasea entre nosotros. Piensa en voz alta. Da rdenes para hoy o para los das que vienen. Recapacita. Se contradice. Balbucea. Est aterrado! Finalmente, conseguimos organizarnos por poco que sea. Decidimos empezar encalando porque eso es lo que ms ensucia. A continuacin, pasamos a pintar todo lo que lleva aos sin ver una brocha, a limpiar los cristales, a sacarles brillo a las herramientas y luego ya veremos. Empieza el zafarrancho. Al principio nos liamos unos con otros, pero poco a poco empezamos a actuar con orden. Donde estn dando cal, Aurelia y yo limpiamos las huellas y hacemos los cristales. Sanda tiene mucha suerte, est de baja maternal. Estamos en la tarde, las cosas marchan medianamente bien, pero an nos queda para acabar. Solo hemos hecho un descanso de un cuarto de hora. Me duele la espalda y me escuecen las manos. Al principio, Aurelia y yo estuvimos contndonos cosas, pero ahora trabajamos en silencio. Solamente se oye el fssh fssh de la brocha y el chasquido de los cristales. Del almacn vienen dos mujeres con pilas de monos y toda clase de prendas de proteccin. Recibimos un equipo nuevo. El da de la visita tenemos que parecer como si nos sacaran de un libro, como dice el jefe. Con casco y gafas protectoras, guantes y delantales de piel si al caso viene. Con este motivo, el jefe decreta un descanso. Manda a alguien a comprar comida para todo el mundo. Ms agua mineral, a pesar de algunas protestas por lo bajo. El caf lo trae l del despacho. Todos tenemos que firmar la recogida del equipo. Por vez primera, los del almacn tienen paciencia y nos lo probamos. Antes, nos lo daban y ah te quedas. Si te estaba pequeo o grande, tenas que pasarte una semana de splicas para que te lo cambiaran. Montamos una mesa comn mientas uno u otro desaparece y vuelve con los efectos debajo del brazo. Comemos en silencio, pensando en nuestras cosas. Aparece el to Mitu con el casco en la cabeza, gafas de proteccin, delantal y guantes bastos de piel de cerdo. Anda balancendose, con los brazos separados del cuerpo como si quisiera batirse con alguien. Me llamo Dumitru Prunariu dice, el primer rumano que ha estado en el cosmos. En este momento solemne, quiero transmitiros saludos de los amigos marcianos. Aprovecho el momento de distensin y salgo a la puerta para llamar por telfono a ucu y decirle que no s cundo llegar. l ha llegado justo despus de Alice y se est preparando la comida. Le explico lo que pasa y me dice que ya sabe de la visita de Ceauescu, que a ellos tambin los han movilizado, ya me lo contar en casa. Hoy han salido ms pronto pero maana les espera una buena. Le pido que lleve a Alice a casa de Sanda, durante un da o dos, hasta que pase la tormenta. No era la primera vez que la nia se quedaba en casa de su ta pues se llevaban de maravilla. Tambin en la calle hay movimiento. Han puesto a calentar calderas de pez y los volquetes cargan alquitrn. Abajo, los compresores ya han empezado a funcionar. En fin, estn asfaltando por doquier, antes haba que hacer eslalon con el coche entre los socavones. En la puerta de arriba, estn lavando los abetos grandes y cubiertos de polvo con una manguera. Junto a nuestra valla, hacia la calle, hay unos montones granes de tierra negra que estn cargando con pozales. La gravilla y la hierba seca desaparecen y en su lugar se hacen macizos para flores. Los guardas pintan la puerta grande por donde entran los camiones. Tampoco en las otras secciones estn mano sobre mano. Todo el mundo est en pleno movimiento. Dentro, ya se han puesto a pintar. En primer lugar, la banda que rodea el taller, luego pasamos a la parte metlica, postes y todo lo dems. Todo de verde. Aunque se han abierto de par en par las ventanas, el olor nos marea. Son las diez de la noche y, como en toda la ciudad, han cortado la corriente elctrica.

Encendemos unas linternas pero no se ve gran cosa. El jefe est desesperado. Est hablando por telfono en su despacho. Grita: Que viene Ceauescu, os enteris? Poned la corriente o, de lo contrario, seris los responsables. Esperamos. Estamos molidos. El jefe no para de llamar por telfono. Ni siquiera el to Mitu tiene ganas de broma. Por fin, viene la corriente y, a duras penas, volvemos a comenzar el trabajo. No nos cunde mucho. Nos deja una hora ms y luego nos manda a casa. Al llegar, ucu est durmiendo. No lo despierto. Duermo como un tronco. Aqu estamos al otro da, a primera hora. Entre nosotros, hay dos caras desconocidas, llevan monos nuevos. El jefe, sombro, hace las presentaciones. Estos son vuestros nuevos compaeros. Se llaman Andrei y Maria. Sern los representantes de los trabajadores en la delegacin oficial que acompaar al camarada presidente. Ahora nos van a echar una mano y se habituarn al puesto de trabajo. Andrei es atltico y lleva el pelo a cepillo. Por las mandbulas, ms bien lo veo con calzn corto y guantes de boxeo que con un mono. Maria es muy guapa, ni que pintada para ofrecer flores. El plan de hoy es el siguiente: por la maana terminar de pintar en el interior y dejar las mquinas resplandecientes, que brillen, vamos, y por la tarde pasar a acondicionar el exterior. Otra vez formo equipo con Aurelia. Pasamos a los utillajes. Sacamos el polvo empapado de aceite de todos los rincones, restregamos con papel de lija y pulimos con un pao de fieltro. El jefe nos transmite, de uno en uno, que llevemos cuidado con lo que hablamos delante de los otros dos. No era necesario que nos lo dijese. El ms difcil es el to Mitu, que se le va la lengua fcilmente. Observo de reojo a nuestros nuevos compaeros. Andrei mira el torno como si fuera una jirafa, y Maria parece tener en las manos un erizo en vez de un trapo. Es difcil cambiar de oficio de la noche a la maana le digo por lo bajo a Aurelia. Aurelia se re para sus adentros. El camarada Traje viene a ver cmo va la faena y a darnos nimos. En cierto momento, Maria se acerca a nosotras. Nos pregunta por una tirita, porque del papel de lija se le ha hecho una ampolla. Tiene manos finas, pero no lleva las uas pintadas. Le traigo del botiqun de primeros auxilios un rollo de esparadrapo, para que se corte lo que quiera. Nos pregunta si es corriente trabajar as. No lo que se dice a este ritmo, pero se trabaja dice Aurelia prudente. Maria se queda con nosotras. Est empezando a cansarse, restriega fuerte. Nos dice que tiene un hijo en cuarto ao y que le cuesta estudiar, que hay un montn de asignaturas. Yo le digo que eso est bien, que los nios se acostumbren desde pequeos a superar las dificultades. Luego me sabe mal haberlo dicho, cualquiera sabe cmo lo va a interpretar. Frotamos y callamos. El jefe me llama aparte y me dice que me ha tocado el turno de hablar con el securista responsable de la empresa. Me explica dnde est su despacho. Que no me asuste, que no es nada grave, todos han de pasar por all. Emilia Apostoae? me pregunta el securista hojeando unos papeles. Asiento con la cabeza. Es un hombre de unos cuarenta aos, un poco entrecano, de rostro apacible y voz aburrida. Me haba esperado un semblante ms hosco con voz de trueno. De soltera Burac? S. Su padre y su madre agricultores? Exactamente. En qu trabaja su marido?

Cerrajero mecnico. S s cerrajero mecnico Pero por qu no es usted miembro del Partido? Hum No lo s Creo que no tengo el nivel ideolgico necesario, camarada Veo que es usted una buena trabajadora, no tiene faltas de disciplina As es. Ha recibido un piso por intermedio de la empresa, cmo se siente en l? Bien. Le han propuesto entrar en el Partido y se ha negado? No. Pero si se lo propusieran aceptara? No lo s Creo que s. No dice que no tiene el nivel ideolgico necesario? Qu quiere decir con eso? No lo s As pienso yo Qu le falta para tener el nivel ideolgico necesario? Quiz tendra que estudiar ms los documentos del Partido Qu s yo? Est satisfecha del colectivo con el que trabaja? S. Y con el encargado? Tambin. Tiene alguna queja relacionada con el puesto de trabajo? No, no. Considera que le falta algo en lo que la empresa la pudiese ayudar? Pues no s Quiz una bombona Eso es todo? S, creo que s. Est bien, haga una solicitud y dmela y maana baya al sindicato a recoger el bono para la bombona. Cuando regreso estn en el descanso. Cojo mi paquete y me siento afuera, en el banco, junto a Aurelia. Cmo ha sido? me pregunta. La miro sorprendida de que lo sepa. Me ha dicho el jefe que despus del descanso vaya yo. Ah ya lo entiendo. Es un to majo. Te pregunta las quejas que tienes. Yo le he dicho que quiero una bombona y me ha dicho que haga una solicitud. Y por qu no te lo haban preguntado antes? Hago un movimiento de cabeza expresando que est claro por qu ahora y no antes. Comemos. Al terminar, Aurelia saca naranjas. Cuenta que en la tienda donde est su marido no paran de descargar gnero. Estn recibiendo de todo. Embutidos, leche, chocolate, de todo. Y no solo en su tienda, sino en todos los barrios. Bueno, colas sigue habiendo, pero solo de veinte o treinta personas, no un sinfn. Se acerca Maria, as que nos callamos. Aurelia la invita a que coja un trozo de la naranja abierta. Maria coge un gajo, le quita la piel y se lo come. La miro con los ojos como platos. No soporto la pielecita y me las como tal que si fueran pomelos dice sonriendo. Para no hacer el ridculo, no le digo que todava no he tenido ocasin de probar los pomelos. Por la tarde, pasamos todos al exterior. Barremos, limpiamos y enjabonamos. Del ayuntamiento hemos recibido tierra negra, rosas y trozos de csped. Pintamos todos los tubos exteriores y la gra rodante. En el cuerpo del edificio principal, un equipo de otra seccin est pintando las letras, del tamao de un hombre, de Viva el Partido Comunista Rumano. Los porteros han recibido tambin a dos nuevos colegas. Se est asfaltando el patio de la empresa. Por la noche, cuando cortan la corriente, nos mandan a casa. Llego rendida. Es demasiado tarde para llamar a Sanda y preguntarle por Alice. Me quedo charlando con ucu. Llevamos dos das sin hablar. Me cuenta que a ellos los han llevado a replantar maz. Van a la granja del Partido, sacan el maz de una

parcela experimental, un maz grande y hermoso, con mazorcas gigantes, y lo plantan al borde de los maizales en dos o tres hileras en el camino por donde va a circular Ceauescu hacia no s qu C. A. P. Quitan el maz ya marchito y lo cargan en remolques. Despus, no se sabe lo que pasa. Todas estas operaciones las hacen a pleno sol. Al menos les dan agua mineral. El tercer da es, en cierto modo, ms liviano. Nos dedicamos a engalanar. Nos dividimos en dos. Un equipo en el interior y otro en el exterior. Yo estoy dentro. Hacemos un panel de honor con fotografas de obreros ejemplares. Para distraernos ponemos al to Mitu como el non plus ultra, el modelo a seguir. Despus, confeccionamos un grfico con las sesiones de informacin poltica, con datos y temas que ponemos de nuestra cosecha. O sea, no exactamente, los copiamos de un modelo que ha trado el jefe. Recortamos artculos del peridico y los clavamos con alfileres en un trozo de poliestireno envuelto en tela roja. Colgamos dos o tres retratos de Ceauescu. El jefe nos trae una veintena de libros gruesos con las obras del to Nicu para que los pongamos en su despacho. Como no tiene biblioteca, cargamos una de la Fbrica de Muebles que nos prestan. Nos trae tambin cuarenta macetas de flores para que las distribuyamos por todos lados, de la forma ms esttica posible. Firmamos los recibos de entrega. Lo que se pierde o se estropea se paga. Afuera hay gresca. Alguien est chillando. Aurelia y yo salimos a la puerta a ver qu pasa. Un sujeto moreno y ceudo, de traje y corbata, pone los ojos en blanco y suelta espumarajos por la boca. Sois unos cretinos y unos burros! Me las vais a pagar, os lo prometo! Dejad que pase la visita y ya hablaremos. Es que esto es una fbrica de borrachos? Hacemos vino o producimos para la exportacin? Sois unos irresponsables. Y se va como un torbellino, uno de esos que lo barren todo a su paso. Nos enteramos de que lo haba molestado la parra. De todos, el que est ms afectado es el to Culiuc. La haba plantado, la haba limpiado y la haba ligado durante aos, y ahora los chicos estaban quitndola. No quiere ni verlo y entra en el taller. El jefe no dice nada porque estn delante nuestros compaeros, pero los ojos le echan lumbre. Lo siento por la sombra, por los racimos negros de granos apretados unos contra los otros El to Culiuc nos hace seas de que el tipo, el ceudo, est chalado. Le preguntamos quin es y dice que un preboste de la Provincial del Partido. An no ha pasado una hora y viene el portero joven rindose a carcajadas. Quiere contar algo y el jefe le hace una discreta seal para que se calle. El portero no lo capta y se pone a largar. Dice que el tipo de hace un rato, el camarada Torbellino, como lo he bautizado mentalmente, se meti con los abetos de la puerta principal. Que porque tenan tanto polvo. Le explicaron que los haban lavado con una manguera pero que ms verdes de lo que estaban no podan dejarlos. Entonces el tipo se puso a berrear, que a l no le interesaba, que si era menester los pintaran, con tal de que se parecieran a los abetos de verdad, a los de la montaa. Y ahora, subidos a vehculos con brazo mvil de la Factora Elctrica, varios hombres los estaban pintando a pistola. Solo se ren Adrian, Maria y el to Mitu. Ah, y el to Culidiuc, que est en el taller, detrs de nosotros. El pobre portero ahora lo entiende. Se nota por su mirada asustada. Al fin y al cabo, eso es tambin una solucin trata de quitarle hierro. Esta vez s que nos remos todos. El portero ya no entiende nada. El jefe lo coge por los hombros y le pide que le ensee dnde ha visto semejante cosa, que l no se lo cree. Se ve a la legua que quiere sacarlo de toda esa mierda. Hoy nos vamos ms temprano para tener tiempo de prepararnos para el otro da y descansar. El jefe nos da las ltimas instrucciones: que planchemos y almidonemos los monos, que los hombres se afeiten y huelan a dentfrico y no a aguardiente, y que las mujeres no se pinten los labios ni se maquillen ni lleven las uas

arregladas. Llego a casa. ucu todava no ha venido. Las ollas estn vacas y el fregador lleno. Me pongo a la tarea. Aparece ucu. Me cuenta que ha venido un tipo chilln y ha puesto a caldo a todo el mundo. A ellos porque no haban regado el maz plantado y a los de la granja del Partido, que estaba preparando una manada de vacas de raza para la C. A. P. que iba a visitar Ceauescu, porque estaban saboteando el acontecimiento. Le he descrito a Torbellino y me ha confirmado que era l. Con las vacas hubo un autntico circo. En primer lugar, los hizo quitar todas las vacas negras de la manada porque no daban un tono optimista. Luego no estaba satisfecho de cmo las haban lavado y almohazado. Pero lo ms gordo fue cuando la tom con las pezuas, que no estaban lo bastante brillantes, porque l saba que las vacas de raza haban de tener las pezuas resplandecientes. Finalmente, los puso a darles laca, para que parecieran como las de los libros. Charlamos un poco sobre esto y aquello y nos dormimos. El gran da. El director general y el jefe nos pasan revista. Nos miran atentamente a cada uno en particular y arreglan algn cuello que otro. Con todos estos rollos de proteccin encima, parecemos para una exposicin. El ambiente est tenso. Nuestros nuevos compaeros no han venido, probablemente porque como son de la delegacin oficial se han presentado en otro lugar. El camarada Traje se va y nos quedamos nosotros solos. El tiempo pasa muy despacio. Nos paseamos de arriba abajo, impacientes. No queremos sentarnos no vaya a ser que se arrugue algo. A ambos lados de la calle ya han trado a los obreros, pioneros y utecistas con pancartas y banderitas. Su parloteo llega hasta el patio de la empresa. De tanto en tanto, el to Mitu anda balancendose y con los brazos extendidos, como l se imagina que se desplazan los cosmonautas. Sonremos, pero no tenemos ganas de risas. Se diga lo que se diga, estamos emocionados. No viene todos los das Ceauescu a nuestro taller. Y creo que tenemos un poco de miedo, aunque nadie lo diga. Hemos de quedar bien! Muy bien! De vez en cuando, el jefe nos trae noticias del camarada Traje: Ceauescu est en la ciudad; Ceauescu est en la tribuna, presenciando el desfile; Ceauescu est en la mesa; Ceauescu se ha ido a la C. A. P. La tensin crece. Lo peor es que no podemos hacer nada, tenemos que esperar. Hemos de estar listos en todo momento. Por la tarde, a las cinco, llega la noticia que nos deja estupefactos: Ceauescu se ha marchado de la ciudad. Pero nos quedamos en nuestros puestos no vaya a tratarse de una falsa alarma. A las siete aparece el camarada Traje y nos lo confirma, Ceauescu haba abandonado la ciudad. Nos da las gracias y nos dice que la prxima vez quiz tengamos ms suerte. Se va ligerito. Nos quedamos solos y el ambiente se distiende de repente. Jefe, los compaeros esos nuevos no han venido hoy, qu hacemos? Fichamos por ellos? pregunta de guasa el tio Mitu. Que les den por el culo! Decidimos irnos todos a un restaurante a celebrar el xito. Trad. de Joaqun Garrigs