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Crepúsculo de una visión eclesial (parte II): la crisis de la Cristiandad Historia, arte y espiritualidad Cristianismo en evolución: siglo XVII

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Crepúsculo de una visión eclesial (parte II):la crisis de la Cristiandad

Historia, arte y espiritualidadCristianismo en evolución: siglo XVII

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Índice

1. La guerra que marginó a Roma: los “Treinta Años”2. Los intereses pontificios:

2.a) la defensa de la Cristiandad

2.b) los dolores de cabeza dentro del mundo católico

Carlo Maderno, fachada de la Basílica de San Pedro, 1607-20

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Conflictos entre teólogos católicos por la disputa de auxiliis

¿Cómo conciliar las buenas obras con la necesidad de la gracia para salvarse?Desde el concilio de Trento grandes disputas sobre el tema ocupaban a los mejores

teólogos de las universidades católicasEn 1588 aparece el libro De concordia liberi arbitrii cum gratiae donis, divina

praescientia, providentia, praedestinatione et reprobatione del jesuita español Luis de Molina; en él, se resumían las tesis de que Dios otorga a todos la gracia suficiente pero, se convertirá en gracia eficaz sólo desde el momento en que la voluntad libre del hombre presta su libre consentimiento (tesis ya comentada por el también jesuita y profesor de Lovaina, Leonardo Lessius)

Las reacciones no se hacen esperar desde una postura más pesimista, especialmente entre los dominicos de la universidad de Salamanca, quienes emplean las tesis de San Agustín, de fuerte sabor predestinacionista

Los intentos por condenar la postura de los jesuitas chocó con el fuerte apoyo de los pontífices a la Sociedad: por ello, el debate pareció posponerse hasta que el papa Paulo V Borghese (1605-21) optó por prohibir escribir más sobre el tema

Gregorio Fernández, Cristo yacente,Museo nacional de Escultura, Valladolid, España

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Molinismo, el churrigueresco teológico

Las tesis de Luis de Molina que pretende salvaguardar la omnisciencia divina y la bondad de Dios, sería una respuesta a las eternas preguntas sobre ¿por qué Dios crea a alguien sabiendo que se condenará?

Las ideas molinistas suponen que Dios, además de conocer lo necesario, conoce los resultados de otras posibles elecciones (así, vivimos en el mejor mundo ya que Dios ponderó otras opciones) y conoce los futuribles

Tomando distancia de Agustín (pero también de Lutero y de Calvino), Molina imagina a un Dios tendiendo constantemente puentes para que cada ser humano pueda hacer las elecciones (libres) adecuadas para su salvación

Para los celosos dominicos, entre más se enfatice la necesidad de obras, más estarían los jesuitas acercándose al pelagianismo (u oponiéndose a la teoría del respetado Agustín, sobre la primacía de la gracia) o transformando a Dios en un ‘mandadero’ de las voluntades humanas

Para los Jesuitas sus opositores sonaban ‘casi-calvinistas’

José Benito Churriguera, retablo del altar mayor, convento de San Esteban, Salamanca, 1693

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Más opciones radicales: el sectarismo ‘jansenista’

Mientras los españoles tratan de condenar el ‘molinismo’, un obispo de Ypres, Países Bajos españoles, llamado Cornelius Janssen retomaba el agustinismo lovaniense escribiendo una obra monumental: el Augustinus, publicado póstumamente en 1640

Su concepción de ser humano es increíblemente pesimista: la libertad humana tiende al mal, por lo mismo, sin la gracia estaríamos todos condenado. Además de la severidad de carácter de este profesor y teólogo, es perceptible un intento por descalificar a los jesuitas (y al molinismo, en concreto)

La oposición fue inmediata (¡de los Jesuitas!) y contará con el apoyo de la condenación pontificia de Urbano VIII (1643), por cierto, ya muerto Janssen. Sin embargo, mientras en los Países Bajos españoles el orden se recupera (por el temor a Felipe IV), el colega de Janssen, Jean de Hauranne, abad de Saint Cyren, llevará (y radicalizará) el ‘jansenismo’ a Francia

Será en Francia donde el jansenismo adquirirá un matiz más complejo: ideas teológicas e ideas políticas se mezclarán; relevantes escritores tomarán partido (en espacial los hermanos Antoine y Marie Angélique Arnaud; y, el notable Blás Pascal), críticas contra la relajada moral de los Jesuitas y, una dosis de galicanismo harán de una controversia teológica, una auténtica batalla ideológica dentro de la iglesia católica de Francia

P. Puget, Cristo muriendo en la cruz, tarracota, Louvre

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Un embrollo teológico-político-internacional

Los debates y discusiones se extenderán por más de 50 años: cuando Inocencio X, papa, logró que Arnaud reconociera como heréticas cinco proposiciones del jansenismo; el mismo Arnaud añadiría que esas proposiciones ¡no se encontraban en el Augustinus!

Los jesuitas aparecen como los enemigos a vencer de una buena parte del clero francés; sin embargo, ni la Sorbona ni París querían decidir, por lo mismo, correspondía a Roma tomar la decisión; empero, una Roma que era no podía responder a unos sin que los otros estuviesen quejándose por no haber condenación al ‘probabilismo moral’ defendido por los Jesuitas

Las condenas de parte de los papas que tan poco impacto tenían entre los ‘rebeldes’ se transformarán cuando los jansenistas se vuelven un foco de crítica y oposición contra algunas de las medidas políticas de Mazarino. El jansenismo se vuelve, entonces, en un enemigo de Estado y, bajo Luis XIV, ¡eso sí que era grave! En 1669, el Estado francés caerá sobre los indómitos jansenistas y las más recalcitrantes monjas de Port Royal

P. De Champaigne, ex Voto: Madre Catherine Agnés Arnaud y madre Catherine de St. Suzanne, 1662, Louvre

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Índice

1. Las puertas pictóricas del barroco2. La guerra que marginó a Roma: los

“Treinta Años”3. Los intereses pontificios:

3.a) la defensa de la Cristiandad 3.b) los dolores de cabeza dentro del mundo católico 3.c) el embellecimiento de Roma: arquitectura y urbanismo

4. Espiritualidad del siglo XVII: entre el refugio y la huída

Diego Velázquez, Cristo en la cruz, óleo 1632, Prado

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Una espiritualidad barroca entre la contemplación y el dolor

Las apoteóticas luces barrocas que iluminan a reyes y pontífices no parecen olvidarse de la humana fragilidad

Ante el despilfarro, la guerra y un orden social en el que lo privado se vuelve público, grupos de hombres y mujeres buscarán encontrar el sentido de su fe de modo más radical

Además de recordar los esfuerzos jansenistas, en Francia existieron otros círculos de místicos y reformadores religiosos que pretendieron tomar en serio su religión: así, una visión cristológica aparecería en la obra del padre Pierre Béroulle, (1575-1629) centrada en la Encarnación del Hijo de Dios como un ‘abajarse’, como una humillación para redimir al ser humano

La respuesta a Dios constituye una espiritualidad, un término favorito de la época, de servilismo o esclavitud a la voluntad de Dios. Temas que serán defendidos por sus seguidores: Juan Eudes (fundador de la Sociedad de Jesús y de María, y de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad), y Louis-Marie Grignion de Monfort (el gran doctor mariano del siglo XVII)

Obras de Charles Le Brunentre los 1640s y 1650s

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Las tensiones dentro de la Iglesia de Inglaterra

Los vínculos entre iglesia y Estado en Inglaterra propiciarán un clima de violencia durante todo el siglo XVII

La iglesia anglicana carecía de una teología distintiva durante su concepción; algunos teólogos influyentes (Hooker, Cranmer) del periodo isabelino sentarían las primeras líneas de reflexión y de administración eclesial. Evidentemente, algunos grupos calvinistas (presbiterianos) consideraron que la iglesia oficial se quedaba corta en sus reformas

Estos grupos perciben como una traición la postura política y religiosa de los primeros Estuardo (cuyo arzobispo, W. Laud, era enemigo de los calvinistas); lo que, por cierto, ya había provocado una primera gran migración (los puritanos hacia Holanda y, de ahí, a Norteamérica o Sudáfrica)

La violencia se vuelve guerra civil y permite el ascenso de Oliver Cromwell. En 1649, el rey Charles I es ejecutado y el Lord Protector intentará formar una teocracia ‘incluyente’ (durísimo contra los católicos de Irlanda)

Desde antes, sobrevivían grupos discordantes como los bautistas (algunos los ubican como sucesores de los anabaptistas con J. Smith y T. Helwys) mientras otros, se separarán como rechazo a lo ocurrido durante la guerra: así, los cuáqueros (con G. Fox) o Sociedad religiosa de amigos

La restauración de los Estuardo (1660) traerá un nuevo vigor al anglicanismo; si bien, cierta espiritualidad intimista favorecerá la aparición de otra iglesia, la metodista de J. Wesley

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El luteranismo busca renovación

Philipp Jakob Spener (1635-1705) pudo ver con claridad como el luteranismo de su época se había concentrado más en acomodarse a la situación que en transformarla; o, en el mejor de los casos, como se desgastaba en teóricas discusiones universitarias

En 1675 publica su obra Pia desideria, lo que dará origen al nombre de pietismo aplicado a este movimiento teológico que pretendía:– Estudiar con dedicación la totalidad de la Biblia en pequeñas reuniones

eclesiales – Involucrar a los laicos en el gobierno de la Iglesia, ya que ellos

compartían el sacerdocio universal cristiano– Un mayor énfasis en la vivencia y en las prácticas cristianas – Una mejor relación con los no creyentes– Una reorganización de la formación teológica en las universidades dando

más espacio para la vivencia (énfasis en la voluntad y en los sentimientos)

– Menos retórica (y polémica) a la hora de la predicación y más deseos de ayudar al hombre a encontrarse con Cristo

Las reacciones del llamado luteranismo ortodoxo no se hicieron esperar y, no fueron muy favorables; sin embargo, el énfasis en el esfuerzo individual tendría éxito entre aquellos alemanes deseos de una búsqueda más libre de coerción eclesial en las universidades (listos para el Aufklärung!)

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La exaltación místicaEn todos los países europeos y en todas las

denominaciones cristianas es posible encontrar, durante el siglo XVII, una búsqueda de la contemplación, el silencio, y la vida interior. El grado variará.

En Francia, veremos desde el influjo de Madame Acarie (1566-1618), mística, madre y viuda, quien logra que se apruebe la apertura de un convento de Carmelitas Descalzas. En su vida aún percibimos la mezcla de vida contemplativa y vida activa de su admirada Teresa.

Hasta la mucho más radical insistencia de Madame Guyon (1648-1717) en la necesidad de renunciar a toda ambición intelectual y rendirse interiormente a la voz de Dios (“sufrirlo todo por Dios”). En esto, ella sigue el pensamiento de Miguel de Molinos (1628-97), sacerdote español que, trabajando como director espiritual en Roma sostendría una doctrina que se ha denominado ‘quietismo’ y que los jesuitas pronto lograrán que sea condenada por los pontífices

Parece peculiar la similitud del quietismo con otros movimientos griegos clásicos e, incluso, budistas, que defienden la auto-aniquilación y la absorción pasiva en Dios como el único camino deseable de perfección G. Bernini, Éxtasis de Santa Teresa, mármol 1647-52, Santa María de la Victoria, Roma

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Contemplativos pero, comprometidos

Excelente ejemplo de la educación que un padre aristócrata (noble de Saboya) quería para su hijo es la de Francisco de Sales. Primero de doce hijos, viajará a las mejores escuelas (bajo Jesuitas), hasta llegar a París. Ahí vivirá las crisis de los debates teológicos de la época: entre gracia y predestinación (se dice que vivió años con la seguridad de irse al infierno)

Visitando un templo, decide que la única vía para salvarse era unirse al ‘Camino del Amor divino’ (ascetismo), rindiéndose a la voluntad de Dios (cerca de Madame Acarie)

Después de estudiar leyes en Padua, seguirá el camino de la teología –contra la voluntad paterna-, y recibirá la ordenación de manos del obispo de Ginebra, quien, debido al control calvinista de la ciudad, residía en Annecy, Francia

Consagrado obispo en 1602 será recordado por su amor por los pobres (se piensa que es el primero en emplear un lenguaje para sordomudos); fundando junto a su amiga Jeanne de Chantal, la orden de monjas de la Visitación

Sus obras más famosas, Una introducción a la vida devota (1609) y Tratado del amor de Dios (1616), muestran el interés del obispo por educar en este camino espiritual al hombre y a la mujer laicos, que permanecen ‘en el mundo’

Humildes sí, pero no sentimentalmente serviles, las ideas del Padre de Sales serán leídas tanto por católicos como protestantes. Francisco muere en 1622

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“servir a Cristo, en la persona del pobre”Vicente de Paúl En contraste con Francisco de Sales, Vicente

nace en el seno de una familia empobrecida, quienes ven en el sacerdocio el camino para que un pobre talentoso lograra ascender socialmente

Vicente, después de ser capellán, de la famosa reina Margot, recibe suficiente dinero para retirarse a una abadía. Sin embargo, una serie de eventos casi providenciales llevarán a este sacerdote a transformarse en un ejemplo de cuidado pastoral por los pobres y por los enfermos

Estableció confraternidades de la Caridad (en que laicos se dedicarían a ayudar a gente pobre), a los Lazaristas (hoy llamados Vicentinos), y, junto con Luisa de Marillac, funda la orden de “Hijas de la Caridad”, primer orden religiosa femenina establecida para una acción pastoral fuera del claustro

Aceptará un nombramiento de parte de la reina Ana, esposa de Luis XIII, para ser parte del ‘Consejo de conciencia’ lo que le permitiría ser un colaborador directo en las ‘caridades’ hechas a la gente en necesidad durante las guerras y, al mismo tiempo, será el influjo más importante para toda una generación de joven sacerdotes: Muere en 1660 a los 79 años de edad

P. De Grebber, el rey David en oración, óleo entre 1635-40, Utrecht. Uno de los tres temas más pintados durante este periodo (junto a la Magdalena y al juicio de Salomón

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Nuevos caminos: educación cristiana

Los intentos de las iglesias reformadas por enseñar a leer a todos los niños no cumplieron con el éxito debido a la falta de patrocinio; sin embargo, abrían una inquietud: junto a las grandes universidades medievales, el analfabetismo y la condición de los maestros era pésima (a pesar de piadosos intentos de católicos, como Luis XIV, y de protestantes)

Después de los fallidos intentos del primer defensor de la educación universal (hoy es considerado el padre de la educación moderna) Jan Amos Comenius, nos resulta mucho más familiar la obra de un canónigo de Reims, Francia, Juan Bautista La Salle (1651-1719)

Involucrado en la organización de una escuela, casi por accidente (ayudando a su amigo A. Nyel), pronto su talento se verá reflejado en la creación del primer instituto dedicado exclusivamente a la educación: los Hermanos de las Escuelas Cristianas

Pionero de la educación para la gente pobre, también será el primero en establecer centros para preparar a los maestros y, además, el primero en crear la opción de escuela dominical para jóvenes que trabajaban

El espíritu señalaba caminos diferentes y, a pesar de la oposición de algunos clérigos que no querían más órdenes religiosas, el éxito de los lasallistas fue increíble

P. Léger, Juan Bautista La Salle, 1734, casa general de los Hermanos en Roma

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ser cristiano sin Cristiandad Difícilmente alguna persona del siglo XVII se

pensó como no creyente o se interesó en otras religiones

La Cristiandad, aquel mundo en que las palabras de Papas y los valores era más o menos compartidos, parece haber llegado a su fin. Sin embargo, ni Luis XIV se deja de sentir católico ni la Iglesia dejará de mostrar sus preferencias políticas y de jugar un papel relevante en la formación (educación) de futuras generaciones

Un mundo en el que la duda se había vuelto método (con Descartes) aún puede recurrir al Absoluto para salir de los atolladeros filosóficos (el mismo Descartes); unos cristianos se sienten impulsados a buscar más allá, a investigar el macrocosmos y a tratar de descubrir el orden del mundo en el que vivimos, mientras otros prefieren el encierro en el statu quo

Los primeros pensamientos modernos aún religiosos (astronomía, biología, química), coexisten con las quemas de brujas (la más popular, sin duda, la de Salem, Massachusets, en 1692)

Frans Hals, Retrato de René Descartes, óleo de 1649, Louvre

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Claroscuro barroco: dos mundos en contrasteLas luces proyectadas por una fuerte espiritualidad y una búsqueda más

activa de transformación social hacen más patente las sombras de una Iglesia romana que termina convertida en corte europea

Las ‘mundanas’ luminosidades de soberanos absolutos con vidas llenas de amantes y extravagancias, contrastan con su papel de celosos defensores de la ortodoxia y atento público para los fuertes sermones en su contra

Nos encontramos con una fascinación por la figura de la Magdalena penitente (y un modelo ‘real’ de dignidad callada) contrastando con las numerosas mujeres de la corte escribiendo, involucrándose, manejando sus propias vidas, y, también, dejando testimonio del cotilleo parisino (Mme. De Sévigné, Mademoiselle De Scudéry, Mademoiselle de Montpensier. F. de Maintenon…)

Las confesiones religiosas que habían iniciado guerras se transformarán en batallas entre potencias de la misma religión movidas por intereses de equilibrio político: la Realpolitik hunde a las consideraciones pías

Por último, el espíritu de filósofos “naturales” (estudiosos de las ciencias) coexiste con la quema de brujas o con la persecución de mujeres y hombres por dedicarse a preparar pócimas (de amor o venenos), leer las manos o las cartas (como la conocida Inquisición o la Cámara Ardiente de Luis XIV)

Estamos en el siglo del nacimiento de la ciencia empírica: – Galileo (telescopio, lunas de Júpiter) o Kepler (leyes de astronomía)– R. Boyle (la ley sobre presión-volumen de gases) – R. Hooke (el término célula, microscopio) – Ch. Huygens (óptica, reloj de péndulo, Saturno)– I. Newton (mecánica, cálculo, este último junto con el alemán G.

Leibniz)

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índice

C. Rusconi, estatuas de apóstoles, interior de San Juan de Letrán, entre 1708 y 1718

1. Las puertas pictóricas al barroco 2. La guerra que marginó a Roma: los “Treinta Años”3. Los intereses pontificios 4. Espiritualidad del siglo XVII: entre el refugio y la huída

5. Roma, un balance de inicios del siglo XVIII

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Clemente XI, papa, una voz en el desierto

La muerte del papa Inocencio XII Pignatelli en 1700 coincidió con el estallido de la guerra de sucesión española

Un hombre de 51 años, electo como candidato de compromiso entre el partido pro-Borbón y el partido imperial o Habsburgo ocupa el trono de Pedro. Es Clemente XI Albani (1700-1721), aristócrata y decidido patrón de las artes (fascinado por la arqueología) y de los libros (colección clementina en el Vaticano)

De intachable vida personal, se opone al nepotismo que había dominado el siglo precedente. En temas religiosos será un duro azote contra los nuevos brotes jansenistas y galicanos en Francia (Unigenitus Dei filius de 1713), así como contra los ritos chinos defendidos por los jesuitas

Políticamente, fallará en su intento de organizar una cruzada contra los otomanos y, peor aún, será víctima de los juegos de poder entre los soberanos europeos

Clemente no pudo hacer nada cuando, al final de la guerra de sucesión, los monarcas se reparten Italia sin tomar en cuenta los teóricos derechos pontificios; desde el Medioevo se consideraba al Papa como señor feudal del centro y sur de Italia

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Nobleza obliga: el talento negociador de Inocencio XIII (1721-1724)

Michelangelo dei Conti, Inocencio XIII, era miembro de una familia emparentada con tres pontífices, fue otro candidato inesperado o de compromiso ante el rechazo germano al evidente sucesor de Clemente, el secretario de Estado, Fabrizio Paolucci

Diplomático hábil y con ánimo de paz, Inocencio logra resolver el conflicto con el Imperio Germánico negociando el reconocimiento de Karl VI Habsburgo, emperador, como señor de Nápoles y Sicilia, -perdidas de cualquier modo para los papas y para España. Sabe congraciarse con el regente de Francia, Felipe II de Orleáns, nombrando cardenal a su poderoso ministro Guillaume Dubois y, mejora las relaciones con la España borbónica entregando al príncipe Carlos los ducados de Parma y de Piacenza.

Es interesante e inexplicada la fuerte animadversión del pontífice contra los jesuitas, desde sus años de nuncio en Portugal. Confirmará su oposición a los ritos chinos prohibiendo, además, el envío de misioneros jesuitas e, incluso, cerrando las posibilidades de admitir novicios durante tres años

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La búsqueda de santidad da fruto: Benedicto XIII (1724-1730)

De nobles orígenes (Orsini) pero espíritu monacal, este dominico será el voto de confianza entre tantos candidatos politizados

Después de 300 años, resucita el nombre de Benedicto para un papa (el anterior, otro Benedicto XIII, Pedro de Luna, fue considerado uno de los antipapas del Cisma de Occidente)

Concentrado en su apostolado, cedió la responsabilidad política en secretarios de Estado odiadísimos por los romanos. Éstos hombres venden derechos sobre las iglesias de Cerdeña al rey Vittorio Amadeo de Saboya, y de las iglesias de Sicilia al emperador germánico. Parece que la santidad no hacía buena mezcla con la administración

Canoniza con mucho apoyo a Juan de la Cruz y Luis Gonzaga. Mucho más polémica resultó la canonización del ‘politizado’ papa Gregorio VII, Hildebrando, debido a que evocaba una lucha por los derechos eclesiales contra el emperador Enrique IV del Sacro Imperio

La muerte del pastor permitió la ‘venganza’ popular contra los hombres de confianza del Papa dejando, en resumen, un mal recuerdo del santo varón

P. Bracci, tumba de Benedicto XIII, el papa entre la humildad y la pureza, mármol, 1734, Santa María sopra Minerva

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Intentos de luz para unos ojos ciegos: Clemente XII (1730-40)

Después de cuatro meses de un cónclave discutidísimo, es electo el cardenal Lorenzo Corsini de Florencia, quien, agradecido con su promotor al cardenalato (Clemente XI), tomará su nombre

Un hombre de 79 años que padecía de gota y que, al año de ser electo quedaría ciego, tenía frente a sí la inmensa tarea de corregir todo el caos administrativo dejado por su predecesor: lo primero, deponer y juzgar a Coscia (encerrado en Sant’Angelo), segundo, una reforma de impuestos y emisión de dinero; tercero, estimular el comercio y la industria. Sus intentos, empero, tropezarían, una vez más, con una administración corrupta

Internacionalmente, el Papa vería a las grandes potencias jugar en sus fronteras (Parma, Nápoles) sin poder hacer nada para impedirlo. Su mayor calamidad, las ambiciones de la casa de Borbón, especialmente de la esposa del rey de España, Elisabetta o Isabella Farnese

En 1738, este Papa emite la primera condenación a la masonería: por su naturalismo anti-religioso y su carácter de grupo cerrado.

Por otra parte, será un apoyo constante para el diálogo con los maronitas libaneses y, un ferviente embellecedor de Roma

A. Galilei, fachada de la basílica de San Juan de Letrán, barroco tardío, 1735

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¿Qué condenaba Clemente XII In eminenti apostolatus ?

Conocida más universalmente por francmasonería, su etimología procede del francés franc (libre) y mason (albañil); es decir, albañil libre. Se alude al mito fundacional; la comunidad de albañiles que dirigidos por Hiram de Tiro construyó el templo de Salomón. Más que sociedad secreta, los masones se consideran una sociedad cerrada

Aunque abundan los mitos, la "masonería moderna" surgió a principios del siglo XVIII con carácter de sociedad de "iniciados", primero al culto divino, que más tarde deviene en iniciación a las virtudes y adquiere el matiz filantrópico-racionalista con que se le distingue

La masonería propiamente dicha surgió en 1717 por obra de los pastores protestantes ingleses James Anderson y J. T. Desaguliers. Recibe una estructuración sistemática y definida en 1723, cuando publica Anderson, The Constitutions of the free-masons.

La masonería se difundió muy rápidamente por Europa: en 1721, se constituyó la primera logia en Francia; en 1717, en Rusia, establecida por Pedro I; en 1723, en España; en 1734, en La Haya; en 1738, en Boston; etc.

Las diferencias entre la logia establecida en Francia, de origen escocés, frente a las logias inglesa, o rito de York, gestaron dos ramas principales; que, desde 1738, al fundarse la Gran Logia de Francia, se encuentran en abierta oposición

Como señalábamos con anterioridad, el carácter encerrado y el tono deísta de la masonería provocaban confusión y rechazo entre los católicos invitados; así, Clemente decide prohibir la asistencia de un creyente a estos grupos http://www.churchforum.org/masoneria.htm

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RecapitulandoLos pontífices del siglo XVIII enfrentan un mundo

que parece escaparse de sus manos. Sus reformas administrativas no están acordes a las necesidades de los nuevos Estados

En su mayoría, las naciones europeas se han secularizado a mediados del siglo XVIII. Las autoridades eclesiales (de cualquier iglesia cristiana) pierden peso político

Dentro del mundo católico, las misiones son víctimas de un esfuerzo de centralización y homogeneización. Tengamos en cuenta que, muchas de las mentes ‘modernas’ eran sacerdotes o religiosos instruidos. Así, muchas ideas filosóficas, económicas, políticas, y científicas que causan revuelo en un mundo acostumbrado a las tradiciones, son defendidas por obispos, sacerdotes o monjes

La jerarquía católica reacciona en forma agresiva contra esos grupos encerrados, ansiosos de novedad (desde masones y rosacruces hasta jesuitas), y se asocia a la parte más conservadora (políticamente) de las sociedades europeas

Basada en un proyecto de Bernini, finalmente el papa Clemente XII organiza el concurso que llevará a N. Salvi a diseñar este nuevo proyecto. La fuente iniciada en 1732 será terminada hasta 1760

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El pincel de Giambattista Tiepolo: un cambio de luz

Miembro de una familia veneciana de orígenes nobles que aparece empobrecida en la época de su padre, Giovanni Battista (1696-1771) será el último maestro buscado internacionalmente (Alemania, España) para pintar las enormes superficies palaciegas con motivos que evocan un último barroquismo o una traducción del estilo barroco italiano al color y las formas francesas llamadas rococó

Su carta de presentación será la decoración del palacio arzobispal en Udine. Su luminosidad y manejo de enormes superficies (tiene pinturas de más de 600 mts²) darán a nuestro pintor fama y reputación. Durante el periodo anterior a 1750, trabajará acompañado de dos de sus hijos en varias ciudades del norte de Italia

El sacrificio de Isaac, óleo monumental en el palacio arzobispal de Udine, 1726-28

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Los maestros del último manierista veneciano

G. Piazzetta, Asunción de María, óleo de 1735, Louvre

S. Ricci, Sagrada familia con Juan Bautista, óleo de 1710

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¿A qué llamamos rococó?

Nacido en la Francia de la Regencia de Philippe II de Orleáns (1715-23, esperando la mayoría de edad del futuro Luis XV), es un estilo primordialmente decorativo

Muestra un cierto rechazo a las emociones fuertes del barroco para reemplazarlas por un sentimiento de alegría de vivir, más luminoso y jovial. En sus orígenes se muestra como una profusión de estuco dorado, un gusto por maderas exóticas, chinescos, una fabricación de utensilios en los que la simetría no cuenta…, más libre, menos reproducción de la realidad

Muchos consideran como iniciador de este estilo a Antoine Watteau (1684-1721), famoso por sus fêtes galantes: escenas bucólicas (pastoriles o campiranas) con toques idílicos, casi como si retratase un ballet. El tema predilecto es el amor galante

Los temas religiosos no son populares; los patronos demandan más escenas mitológicas y, desde una visión idealizada, históricos

F. Juvarra, interior del palacio dei Stupinigi, La ‘casita veraniega’ de los duques de Saboya

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De la obra de Watteau Canción de amor, óleo de 1717, National Gallery

Sagrada familia, óleo de 1719, Hermitage

El baile, óleo de 1718, Berlín

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Concluyendo

Los inicios del siglo XVIII nos permiten ver el ascenso de los valores que han sido llamado ‘modernos’. Frente a ellos, la religión ha pasado a formar parte del arsenal sociopolítico de grupos conservadores

NO quiere decir que no exista una auténtica devoción e, incluso, nuevas formas de compromiso cristiano para con los más pobres, para con la educación

Estos esfuerzos, sin embargo, provienen más de individuos o de grupos pequeños que desde la cabeza de la Iglesia católica

Como se ha comentado, otras iglesias cristianas en el mundo occidental están viviendo transformaciones y luchas internas entre grupos que quieren mantener la tradición y nuevos grupos más a favor de la privatización de la religión (una religiosidad interior, de búsqueda de iluminación, más dedicada a la Biblia que a la política, etc.)