Sazbón_Dos Caras Del Marxismo Inglés (Acerca Del Debate Thompson - Anderson)

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    PQAUOAOOAQOJOSE SAZBON

    DOS CARAS DEL MARXISMO INGLES

    E=l I N T E I R O A I V I B I O

    T H O M P S O N - A N D E R S O N

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    La redente edicin espaola de los Arguments 1 opuestos por Perry Anderson al alegato antialthusseriano deEdward Thomp son disponible asimismo en cas tellan o-1

    permite conocer, en esta lengua, las piezas finales de undossier iniciado veinte aos atrs. En efecto, aunque Thompson, en ditintas oportunidades, haba manifestado sudisgusto-* por lo que consideraba el teoncis mo elitista (deimpronta francesa) y el amateurismo historiogrfico de la nueva New Left Review* es en The Poverry o f Theory donde realiza su postergada catarsis, el resultado, unbrillante e inmoderado pamph let contra el althusserismogeneralizado, es tambin un discurso del mtodo (histrico)

    y una p rofes in de fe (socia lista -hum anista). A su vez, PerryAnderson, editor de la revista durante dos dcadas y blancoms visible de los ataques thompsonianos. si bien replic ensu mom ent o a algunos de sios, s fue s lo despus de laaparicin de Poverry cuando crey oportuno puntualizarlos distintos aspectos de la controversia en la forma de unacontraargumentacin terica y poltica: su texto, que noomite cierto revisin de posiciones, combina el ngor crtico

    y la buscada ecuanimidad de un mod o que vue lve natural elademn amistoso dirigido al historiador de talento, al lderdel desarme nuclear y al mejo r escritor socialista deInglaterra*'.*

    El rasgo ms inmediato de este inter camb io polm ico esla desigual distribucin de los lugares donde los discursos seorganizan. Aqu, como en otras ocasiones, Thompson habladesde una prctica profesional asumida con excluyemeorgullo: la historia, para l. no es slo una dimensin eminente del conocimiento social, sino adems depsito devalores y reserva de "trad icion es que el presente activa.Anderson, de un modo tambin caracterstico, razona desde un campo integrado, plural, en el que los logros sectoriales estn continuamente abiertos a la convergencia crtica; autor de una variada serie de anlisis polticos y tericos, su vinculacin con la disciplina histrica ha sido siempre mediata e instrumental.7 La d istincin no es subsidiaria,

    ya que rige la di ficultad del di l og o- son las presuntas iluminaciones del mcticr (que, en su caso, funden encuadresculturales y literarios, morales y polticos, jurdicos y econmicos) las que fomentan en Thom pson el recelo - o lacondescendencia- frente a otros diseos constructivos(por ejemplo, terico-formales) que se aventuren sobre suterritorio. Recp rocam ente, en el caso de la reflex in deAnderson, es su flexibilidad giroscpica, con la correspondiente rotacin de temticas y puntos de mira,9 la que impone el frecuente sesgo globalizador de sus intervenciones,con una notoria vocacin por la sntesis articulada y la apertura programtica. Y un3 de stas, tan central para l comoincmoda para Thompson, es la integracin de los enfoqueshistrico y filosfic o. En un caso, la angulacin privilegiada y, en otro, el correctivo relevo de la perspectiva, es loque movil7a las posiciones encontradas de estos autores.Ellas, no obstante, arraigan en un terreno comn, que es laverdadera arena de la confrontacin: tanto Anderson como

    Th om pson actan co mo organizad ores cultura les en el senode la izquierda inglesares la disparidad de estrategias, herencias asumidas y opciones polticas la que los ha distanciadodesde los aos sesenta.

    La polmica: primera poca

    En aquel momento qued configurada el rc3 ms sensitiva del renovado disenso: aqulla que agrupaba las mltiples dimensiones de la identidad poltico-cultural inglesa,entendida com o singular* po r Thompson (renuente a cualquier cotejo puntual con otros desarrollos nacionales) y como "exc epciona l por Anderson (cu yo irrenunciable puestode ob servacin era precisamente las regularidades histricasextemas). En los mismos aos en que apareca la obra msimportante de Thompson, The Making o f thc English Wor- king Classxx sealando, p or el relieve otorgad o a las cultu

    ras de clase y en particular a las cambiantes modulacionesde la "experiencia'^obrera. un nuevo punto de partida parala historia social-.1* la renovada New L eft Review iniciaba,con varios artculos de Anderson y Tom Naim. una devastadora crtica del conservadurismo poltico, social y culturalingls y sus secuelas de inmo vilismo y con form ism o en todala estructura soc ial- en Inglaterra, una burguesa indolenteprodu jo un proletariado sub alterno ".13 Pero mientras The Making... an tena por delante la fase ms dilatada de suirradiacin, los artculos de Anderson y Naim produjeron,casi de inmediato, un fecund o intercambio po lm ico en laizquierda inglesa, debate en gran medida polarizado por lavivaz rplica de Thompson a la persp ectiva newleftisr.

    "Orig ins o f thc Present Crisis , el tex to de Anderson. sepropona esbozar los rasgos principales en la evolucin dela estructura de clases de Inglaterra, un desarrollo atpicosi se lo enmarcaba en el conjunto de los grandes pases deEuropa. Adems de pos tular una serie de tesis sobre la compleja relacin de subordinacin que uni a la burguesa conla aristocracia en los orgenes y el posterior desarrollo delcapitalismo ingls. Anderson sealaba un doble (y encadenado) desencucntro entre clases c ideologas revolucionarias del mismo m odo que la temprana revoluci n capitalista no pudo incorpora r las conquistas del iluminismo y susustituto, el puritanismo radical, fue fcilmente derrotado(hasta el punto de que. "polticamente, el puritanismo fueuna pasin i n ti l" )- , as tambin la fase ms combativa delproletariado ingls se desarroll en ausencia de una ideologa socialista estnicturada . pues para l el marxismo llegdemasiado tarde (" e l Manifiesto comunista se redact exactamente dos meses despus del derrumbe del ca rlis m o" ).14

    Combinando libremente nociones sartreanas y gramscia-nas.lS Anderson mostraba q ue la simbiosis de aristocracia yburguesa hab3 llevado a constituir una "clase dominantenica" cuya homogeneidad virtual, permanentementerecreada, la configuraba com o totalidad destotalizada . un bloque d ominante que puede ser visto com o una clase he-gem n ica " altamente estructurada y dcsestructurante de lasclases medias- Inglaterra nunca con oc i "un movimientopo lti co im portan te de la pequea burguesa .16 Fn cuantoa la clase obrera, luego de la derrota del cartismo y el posterior interregno "d e amnesia y regresin , cons tituy susorganizaciones ms caractersticas orientada (va los fabia-nos) por el emp onzo ad o" legado de la nica ideologaburguesa "distintiva y coherente, pero abortada" del sigloX IX : el utilitarismo. La paradoja de la clase obrera inglesaes que la opcin corp orativa en que se encama ese utilitarismo va unida a una intensa conciencia de clase y a una cultura propia, hermtica , que 1c impiden acceder a una ideologa universal y desarrollar una vocacin hegcmnica.1

    La rplica de Thompson a la depresiva visin de la historia y la cultura britnicas que figuraba en los artculosde Anderson y Naim se ubica en un examen de la tendencia general de la "ncw New Lef t " tres aos despus delxodo de sus fundadores. Tanto esta circunstancia comosu propia condici n de historiador lo hicieron suspicazfrente a la orientacin intelectual que se abra camino enaquel ambicio so trab ajo de anlisis histrico y social.De ah que el eje de su polmica, congruente con las tcitas premisas del reciente The Making, abarcara el rechazode cualquier mdulo analtico unlversalizante, la recuperacin de una experiencia nacional irreductible y la defensa de una tradicin cultural considerablemente ms matizada que el compacto survey de la New Left Review. Desde su titulo , Th e Pcculiarities o f thc English era una reivindicacin orgullosa y desafiante. La excepcionalidad"inglesa slo poda esgrimirse a partir de una tipologa artificial, pues "cada experiencia histrica es, en cierto sentido, nica ; si las complejida des de la historia nacional chocaban con la simetra del modelo, era el modelo el que deba desecharse o refinarse.18

    Pero ms all de estas generalidades defensivas, habaun contraataque en regla a la asuncin de un convencional

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    Theory and other essays). aclar finalmente que no crey jus tificad o comcntai un texto que no conten a argumentos nuevos.29

    Th om pson y el althusserismo

    Entretanto, la sustentacin de un internacionalismoterico %,3 se hab a co nver tid o en una consigna de la Ne w l'.eft Revtew y en el criterio ostensible del catlogo de NewLeft Bouks. F.n los dos casos, el grupo editorial difundi-en entrevistas, artculos, volmenes- el pensamiento deun amplio contingente de autores marxistas (clsicos ocontemporneos) de diversas corrientes. Pero una de stasse distinguira por su mayor repercusin en el seno de laizquierda inglesa y la dilatacin de una influencia que diolugar a un polo de referencia propio, ajeno al pluralismoprogramtico de la N L R . En los aos 70. el althusscnsmohaba adquirido en C.ran Bretaa un arraigo incuestionableque reactiv las prevenciones de Thompson contra los elementos algenos en la cultura socialista de su pa s.'1 Despues de denunciar en distintas ocasiones (y diferentes pa ses) la influencia "n efa nd a 32 de la cor rien te althusscriana.Ihompson public en 1978 su demorado ataque frontal;

    este, sin embargo, no tomaba mayormente en consideracin los mltiples trabaios inspirados por la escuela, sinola obra de su fundador, el Arist teles del nuevo idealismo marxista"*. Fn generosa profusin, las imputaciones dirigidas a Althusscr abarcaban desde el cargo de olvidar la evidencia emprica hasta el de fundar una polica ideo lgica ";

    y el althusscnsmo. cuy a base social era la lum pen inte lectualidad burguesa", no constitua simplemente un ataque a la razn mism a" sino, con ms especificidad, el st3li-nismo teorizado como ideologa". Fn cuanto a la distribucin inglesa de los productos de la I-'abrk althusseria-na', una responsabilidad especial le caba a la New Left Kcview por su empeo d e los ltimos quince aos ; laescisin de 1963 mantena su poder invocatorio,33

    La admiracin y la atraccin que suscitan las cualidades literarias de The Povertv o f Theory postergan, pero nocancelan, dos reservas importantes que se imponen al lector La primera se refie re a la opor tunid ad del ataque anti-teoricista de 1978. l.a resonancia de los trabajos de Althusscr datu de 19

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    tor. ya estn contenidas en sus premisos .'*6 En cua lquiercaso. queda por dilucidar la ocasin elegida por Thompsonpar a este ataque frontal.

    Poverty... es el estallido circunstanciado de un malestardel que Thompson haba dado suficientes muestras en aosanteriores. Inicialmcnte subsumido en el rechazado lote detericos importado? por la nueva izquierda. Althusscr seconvirti pronto para l en el eptom e de la modernizacinaberrante del marxismo ingls. Tratado todava con alguna

    condescendencia en la Open I.etter to Leszek Kolakows-ki de 1973 (e l antecedente ms importante del arreglo decuentas con la nueva cultura marxista), Althusscr ya reprsenla en 1976 "una excrecencia perfec tamen te desarrollada del idealismo".47 La gnesis de Poverty... est en raznde las fases de aclimatacin del m arxismo althusseriano enInglaterra. El momento decisivo fue seguramente la emergencia de un postalthusserismo provocativo que llevaba asus consecuencias finales la o pcin po r la Te or a, desechando no slo la posibilidad de una Ciencia de la Historia"(la caracterstica apuesta de Althusscr) sino el propio objeto de la historia (relegado a un indecible juego de representaciones). El libro de Hindess y llirst. que designaba como "empresa contradictoria [...] la nocin de una historiamarxista".-** ap areci en 1975 y actu com o un revulsivo

    del ya maduro resentimiento de Thompson. Ms que un acto de agresin. The Poverty of Throry aclar el autor enun debate de 1979 fue un contr aata que " luego de unadcada de imputaciones althusscrianas a la tra dic in " liis-toriogrfica por l representada (los cargos que cita son: empirismo, humanismo*, moralismo*. 'historicismo*vacuidad terica, etctera ).49

    Lo cierto es que. significativamente, en el mismo ao enque Thompson hara conocer su alegato, el historiador R ichard Johnson pri-sentab-j un panorama de tendencias en elmarxismo ingls donde el althussensmo quedaba configurado como "segunda tradicin", tan naturalizada" ya enel pas como para desvirtuar su encuadramicnto de mero fenmeno parisino" v En ese panorama. Thompson(proveniente de la antigua corriente histrica dobbsiana,

    ahora acentuadamente diferenciada) era afiliado a un "cul-turalism o" antagnico al crccientc asedio althusseriano.

    "CuIturalismo no es un rtulo que conforme a Thom pson (l o ha rechazado con vehemencia);*1 de todos modos,el admitido nfasis que ha puesto en la "cultura" (con suconex a trama conceptual: modo s y experiencias de vida,pautas morales, organizacin de valores, etctera) nos conduce directamente al centro de su historiografa. No menospertinente -da da la caracterstica personalizacin de los enfoques thompsonianos- es la reorientacin poltic a que impuls ai histonador en esa direccin. Aqu la referencia clave es "1956" (fecha recurrente en suscxcursus autobiogrficos y cuya mencin figura en las ltimas lineas de sus tressustanciadas polmicas en la ltima ya, co m o "deud a salda da ").52 es decir, el m ome nto en que la invasin sovitica a Hungra cancela, para muchos comunistas como

    Thom pson , las esperanzas de desestalinizacin despertadaspor el reciente X X Congreso del PCUS. A fines del 56. yan dentro del partido britnico, Thompson public unarequisitoria contra el estaltnismo en la que impugnabatanto la mecnica personificacin de fuerzas de claseinconscientes" como "la eliminacin de criterios inrales en los juicios polticos**.53 La profund a repugnanciaque le inspir la praxis stalinistu parvee haber constituidodesde entonces el ncleo movilizador de una filosofa alternativa que sostiene, convergiendo o fusionndose, sus dosempe os mayores la defensa de un "soci alism o humanista (entendido tambin como "comunismo liber tario") y laconstruccin de una historiografa antidelerminista y dialctica.'"4 Esta ltima, prom otora de lo que se ha dado enllamar "historias desde abajo" o "historia del pueblo", dasu ma yor relieve a la descripcin de las "exp erien cias (elmo men to msupnm ible de la interiorizacin de las constric

    ciones) as como de las condiciones de un actuar humano(human ageney) siempre orientado por valores. Estos valores. sin embargo, son los que arraigan en las diferenciadasculturas de clase y no los "valores" intcgxativos propios del"sistem a global que postula la sociolo ga parsoniana. Elinvencible disgusto de Thompson por la ciencia social fun-cionalista (y por su derivado operaciona lismo) se une al rechazo del marxismo determinista (provenga de Stalin o deAlthusscr) en la imputacin conjunta de promover "una

    idntica reificacin del proc eso " histrico.55I hompson inici su obra histrica (co m o miem bro delbrillante Historian s'Group del Pa rtido Comun ista)56 con unWiltiam Monis que, en 1955, alojaba "algunas devocionesstalinistas y tambin una idea algo reverente del marxismo com o ortodo xia aceptad a".5 Despus de la ruptura del56, su reflexin terica y poltica estar marcada por unaacentuada preocup acin en la demarcacin de reas y procesos de la vida social resistentes a un trata miento reduccionista y mediatiza nte l-'n esa va . su bachelardiano "obstculo ep iste m ol gic o"(o . en los trminos de Thompson, elheredado 'pseu dop rob lem a")5s estaba constituido por laconsensa! d istincin entre los niveles de b base y la superestructura, entendidos como articulaciones exhaustivas deltod o social Desde 1957, contrapuso a "la dic otom a base/

    superestmetura y (a) la noci n determinista... de que lasacciones de los hombres no haccn ms que rejle/ar su serso cial"5* una serie de reservas crtica s que aparecen de manera ep isdica e intersticial en vanos de sus escritos polmicos. Uno de los puntos de ataque preferidos ha sido el carcter figurativo de la dicotoma y su inadecuacin para unfructfer o uso historiogrfico; la dicotom a fue denunciadacomo metfora inepta, "m ec n ica ".in ca p az de restituir"la dialctica de un proceso social cambia nte"61 y tambincomo fuente de error que contaminaba "las discusiones sobre ideolog a, esttica, clase so cia l" Si se aipr.mc esa dialctica - piensa Th om pso n-, se C3e rpidamente en los vicios de un mode lo que exp lica los hechos de un nivel entrminos de un cont ex to causal extr nseco. 1.1 reduccionis-mo es prcciiamcntc esc desliz en la lgica histrica;su error

    no consiste en establecer interconexiones sino en sugerir,por ejem plo, que las ideas son. en esencia, o mismo que elco nt ex to causal**, que pueden reducirse... a los 'reales* intereses de clase que expresan .63

    Desechada la dic oto ma de b3$e y superestructura y lasrelaciones de fuerza asimtricas que le corresponden en laformulacin clsica , el canon de interpretacin thompso-niano tender a moverse dentro de la dupla ms flexible de"ser social/concienc3 social . 3p ta para registrar los pasajesde la 'experiencia" y el entrelazamiento de determinacinmaterial y apropiacin reflexiva. Esta es una relacin dial-gica64 y. por ta nto, va en ambos sentidos : en particular,la conciencia (presente bajo distintas formas culmrales)ejerce una accin retr oac tiva" sobre el ser: "d el mismom odo que e l ser es pensado, el pensamiento es vivid o . As,

    para preservar el dinamismo interno 3 la relacin entre elser social y la conciencia social su dilogo , interaccin o intercambio dial ctico" . Thompson desplaza el sujeto dela determinacin originada en el ser social: es la experien cia transformada (la) determ inan te",6* en el sentido de quees ella iu que presiona sob re la conciencia social y la m oviliza plantendole nuevas cuestiones. Thompson entiende ladeterminacin com o "fijac in de lmites* y no com o imposicin necesaria e independiente de la voluntad, optandoasi en tre las variantes semnticas que. hacia la misma poca ,distingua Raymond Williams67 (el estudioso ingls msafn a sus enfoques y con el que comparte la perspectivade un materialismo cultural").6 La experiencia es el ineludible trmino m edio 6** entre el ser social y la conciencia social, as co m o entre la presin determinante*' del

    modo de produccin y las dems actividades.Cuando Thomp son se refiere a la experiencia , no 13

    entiende necesariamente con una adscripcin de cla.se. en

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    Los Argumento proceden, segn la intencin del autor, aun examen desdoblado: si, en primera instancia, se ocupande determinar la valide z de la impugnacin a Althusscr, msles importa cotejar el credo historiogrfico de Thompson-tal como aparece expuesto en Poverty. . . - con su propiaobra de historiador. (El tercer propsito tiene un alcancems restringido, se trata de una nueva vuelta de tuerca a ladilucidacin del entredicho que enfrent a Thompson conla New Left Review. bsicamente, Anderson empareja lasculpas y reformula con mayor precisin y equilibrio las imputaciones de entonces en un intento de resolver "parte dela falsa divisin 86 que a fect a la nueva izquier da " en losaos sesenta.)

    En cuanto al primer ob jetiv o el juic io sobre el ataque aAlthusscr-, Anderson lo asume manifiestamente "en ausencia de candidatos ms indicados" (son conocidas las reservas que le merece la filosofa althusseriana).*7 pero, entrminos ms exactos, el impulso que lo mueve es la evaluacin de una especial coyuntu ra- la confrontac in, primerade cierto aliento en el campo maixisia, de un historiador ingls con una filosofa "continental". Por eso, mediando entre los respectivos marcos terico s y reconstruyendo suscontornos cada vez que lo vuelve necesario la doble circulacin del anlisis textual-, Anderson afirma un terreno dearbitraje que evoca de inmediato sus propias preocupaciones de sntesis entre los problemas especficos de la historiografa y la consistencia filosfica de los conceptos delmaterialismo histrico.

    Para empezar, hay una bsica zona de acuerdo entre elautor de los Arguments y el de Poverty...: tan to en su versin original como en las derivaciones independientes de algunos epgonos, la actitud del althusserismo frente a laprctica del historiador pone de manifiesto un perjudicialsesgo epistemolgico que diluye la autonoma de la evidencia emprica" con la que este opera. En trminos msgenerales, el spino/ismo residual de 13 ep istemo loga althu-sseriann (con su oclusin del problema de las "garantas**del con ocimiento ) hace que el esquema de la produ ccin"de conocimientos desdee peligrosamente la relevancia delos datos empricos. Del mismo modo, son fallas de la construccin de Althusscr que un historiador profesional hacebien en resaltar. El punto de mayor coincidencia de Anderson con las protestas de Thompson radica en su comndisgusto por las derivaciones postalthusserianas del teon-cismo (es decir, la orientacin de Hindess-IIirst); reductio ad ubsurduni - d ice n al unsono . pero esa reduccin es,para Thompson, la de la lgica althussenana y. para Anderson. slo la de algunas deas" de Althusscr.

    Fin general, estas admisiones (espaciadas en el texto) lesirven a Anderson para sealar la otra cara de la moneda: elaspecto ignorado o desvirtuado por el crtico, generalmente en virtud de una lectura impaciente o capciosa. Cul es.en cada uno de los numerosos nudos problemticos, el concepto o esquema alternativo que ofrece Thompson? Loserrores que ste denuncia (y tambin los que ignora) tienen,muchas veces, su contrapartida en cr Tor es thompsonianosinversos. Si Althusscr reduce la experiencia a un puro engao, Thompson la eleva a instancia irrevocablemente creadora; si para Althussc r la historia es un proceso humano-natural sin sujeto*. Thom pson ve en ella a "agentes siemprefrustrados y siempre renacientes de una prctica no dominada (frm ulas igualmente apodcticas y especulativas),en cuanto a las relaciones entre historia y teora, la limitada cultura histrica de Althusscr, as como su desdn por lahistoriografa profesional, encuentran su viciada rplica enel recelo thompsoniano hacia los filsofos y en un visiblemenosprecio por las innovaciones tericas sobre el concepto de historia. Desechando la unilateralidad perniciosa decada perspectiva. Anderson plantea con precisin la razn

    de su mutua indispensabilidad: "la historia marxista es imp osible sin la construccin formal de unos conceptos tericosque no son los de la 'histori ogra fa en general*; pero estos conceptos slo producen verdadero con ocimiento si se derivan de

    una investigacin histrica controlab le y retom an a ella".9Mientras que, respecto al segundo requisito (conceptos

    historia). Anderson indica la existencia de investigacionesmarx islas q ue lo toman en cuenta, el prim ero (historia conceptos) es el eje de su evaluacin de Thompson. Estees un aporte valioso del libro de Anderson, pues su anlisisno apela a ningn rcduccionismo o encasillamiento facilitador. Hay que tener presente que lo habitual en los estudioscrticos de la obra de Thompson ha sido subsumir a sta-en compaa de la de Eugcnc Genovese y Raymond Wi

    lliams y, ocasionalmente, tambin de la corriente de losHisto ry Workshops 90 en un "cu ltur alis mo " cuyas premisas se atacan desde un modelo antagnico fuertemente marcad o p or las prevencio nes althusserianas y estructuras-tas .91 Anderson procede de otro m odo: extracta algunasnociones bsicas de la historiografa thompsoniana y, luego de explorar su consistencia, coteja los supuestos en quese apoyan con las exigencias tericas ms amplias de todoun sector del conocimiento histrico o poltico. El rechazo -ple no o condicionado- del tratamiento que da Thom pson a sus temas no deriva tanto de la impugnacin de unparadigma interpretativo (culturalismo, historicismo o cualquier otro), como ms bien de su real inadecuacin a losprincipios explicativos de un tramo preciso del desarrollohistrico. Por eso - y luego de acreditar a Thompson unapreocupacin sin par (ent re los historiadores marxistas) porenfrentar los problemas conceptuales de la disciplina--. Anderson se demora en persuasivas distinciones semnticas ytipolgicas a propsito de trminos thompsonianos tan decisivos y enlazados- como experiencia'' y "ageney"', as,muestra deslizamientos de sentido o superposiciones catego-rialcsque invalidan gran parte d la po lmica an tialthusseriana.

    Pero el lugar obligado de cualquier valoracin de las posiciones de Thompson es. sin duda. The Making o f the Kn gJish Working Class: una parte considerable de la critica deAnderson versa sobre esta obra. F1 examen, que se concentra en la "estructura lgica" de la argumentacin all presentada, no encuentra justificadas las principales tesis sobrela clase obrera inglesa la "codete rm inac in de esta por laaccin ftftfe/ic.v] y el condicionamiento; la conciencia comobase de la nocin misma y el ao 1832 como trmino desu "fo rm ac i n" acabada. Anderson apela a la necesidad delcontrol emprico de las postulaciones tericas (el mismo reclam o de Thompson a los althusserianos, aunque la simetra no sea explcita): la falta de "coordenadas objetivas"sobre el modo en que el capitalismo industrial conform ala clase trabajadora y sobre la misma dimensin de esta ltima no resulta compensada por la brillante descripcin dela cultura obrera en el per iod o estudiado.97 El com entariono alude a las explicaciones que dio Thompson respecto ala ausencia, en sus escritos, de "anlisis econmicos senos ;93 pero lo ciert o es que la razn alegada - a saber:que un3 tcita divisin del trabajo le permita concentrarseen l o que haca m ej or - n o suprime la impresin de una sntesis trunca, ya que The Making no incorpora esc otro cuerpo de d3tos como elementos de su propia explicacin. Loque reconstruye la "histori a desde abajo thompsonianaes una experiencia subjetiva cuyo enlace con las determinaciones materiales se postula, pero no se explcita. P or esoAnderson puede hablar de una gestacin de la clase obreracom o resultado de la simple dialctica de sufrimiento yresistencia. Esto lleva a la segunda cuestin, de alcance msgeneral, son constitutivas de h clase las experiencia scomunes (con su proyeccin en la reivindicacin de intereses compartidos)? El autor de los Arguments se une a loscrticos de tal concepcin (principalmente Cohn) y muestra que cuando Thompson introduce, ms adelante - en Lasociedad inglesa del siglo X V II I - la lucha de clases com o concepto previo y ms universal", deja inalterada la dificultad bsica inicial, que consiste en equiparar clase y conciencia de clase (la lucha de clases no sera ms que una faseprevia al defm itorio "au toconocu niento colec tivo de laclase) .94 Esta segunda obje cin fo rma sistema con la ante-

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    rior, pues lo que Anderson vea como "codeterminacn"no demostrada de accin y condicionamiento se complementa ahora con una definicin unidimensional que dejainexp licado el staftis te nc o de los agni pamicn tos socialescarentes de cultu ra" o tradiciones de lucha clasistas. Encuanto al muy esp ecf ico tercer punto la fijacin de 1832como culminacin del proceso "fo rm at ivo " de la claseobrera inglesa, el autor recuerda que el mismo Thompsonrelativi7 tcitamente esa fecha (en el eplogo de 1%8 aThe Making) al reconocer que la unificacin cartista de ladase qu ed anulada en el pe ro do siguiente Fn este context o, hace notar que ya "T h e Pcculiarities o f thc En*glish" (1965) se distanciaba de The Making (1963) en lareduccin del margen de iniciativa obrera y en la subsun-cin de la experiencia inglesa dentro del marco generalde los pases industrializados.

    La evaluacin de la principa l obra de Thompson es unode los motivos principales de los Arguments; otros son ladiscusin de la teora marxista y la apreciacin del pensamiento po ltico de William Morris

    Para situar la polmica con la versin thompsoniana dellegado marxista. hay que tener en cuenta que esta ltima sebasa en una singular lectura de los textos de Marx que carece de antecedentes, ya sea en la corriente principal a la que

    Thom pson se adscribe , la his tor iog rafa marxista inglesa, oen el materialismo cultural de Raymond Williams, su referente conceptual ms asiduo. Ni en uno ni en otrotef., porejemplo, el trabajo que efecta Hobsbawm con la nocinde "conciencia de clase". Rude con "id eo log a . Williamscon ' determinacin ) la inspeccin de categoras marcianas supone el rescate de un paradigma perdido o cree debilitado un proyecto intelectual por incompatibilidad con suslogros ms maduros Fsta paradoja es original de Thom pson. quien, de hecho, invierte el guin althusscriano de laodisea de Marx cuanto mi s lejos de las obras de ruptu ra"ms prximo al universo dp su nval ideolgico. As. mientras en la dcada de IM O el esb ozo del materialismo histrico era altamente prometedor, en los aos siguientesMarx qued enviscado en lo que al comienzo imagin unaestacin transitoria la eco nom a pol tica (que deba serrpidamente demolida) lo atrap en el circuito infernalde sus categoras ahistricas y el programa inicial quedcomo un coniunto de hiptesis generales. El traspi deMarx, perfectam ente localiza ble. consisti en ignorar la lnea conceptual in visib le" ms all de la cual las abstracciones del capital (un obje to sectorial) carecen de pertinencia para el anlisis del cap italis mo " (e l proceso global). De all que Thompson no participe del consenso queve admirativamente en los (imndrixse la trama mltiple deenfoques crticos e innovadores imperfectamente representada en 7 i apital. Kn su op inin, la abigarrada urdimbre de aquellos borradores constituy para Marx una trampa mortal de la que a ultim o mo me nto lo salvaron ( pero slo en parte) el inspirador antiteleologismo de Darwin-1X59: HI origen de las especies - V la insercin, en su texto -c o m o fructfe ro contrapeso . de hiptesis histricas:no obstante, dividido entre la viciada lgica de las categoras econmicas y el dislocado injerto de historia concreta.HI capital result "una inconsistencia mo num ental" Esaes la ra/n de que el legado ms firme de Marx no este enaquellas panes de su obra con vocacin de sistema", sinoen los principios generales del acercamiento materialistaa un estud io plural de la sociedad: siguiendo la primera lnea. se arriba a un marxismo rido y falaz (cuyo representante egregio es Althusscr). prolongando la segunda, se edifica una "tradicin" marxista de investigaciones histricasa la que caracteriza el permanente dilogo entre conceptosprovisionales y datos empricos. En definitiva, la va thomp-soniana Ilev3 a identificar el materialismo histrico con unaautocorrcctiva prctica historiogrifica.

    La rplica de Anderson no se demora en la reivindicacin del proyecto maduro de Marx -la crtica de la economa poltica-. Sin eludirla, le basta recordar a Thompson

    la pertinencia del rea donde se concentr el trabajo deaqul y el carcter que. en ese marco, reviste el modo deproduccin capitalista com o nuevo objeto histrico"Anderson y Thompson coinciden en rechazar el pnn-cip io de autoridad Si. a pesar de su declarado desinters en escrutar la letra de Marx, Thompson se deja arrastrar a continuas y densas citas de ste (y de Engels), Anderson, por su parte, deja de lado lecturas alternativas.Un singular contraste existe en el sosiego marxolgico delos Arguments, que asumen una matriz clsica evocada conbastante laconismo, y la reiterada invocacin de pginasmarxcngclsianas en un texto que impugna el fundamen-tahsmo doctrinario: de hecho, Poverty... las moviliza parahacer patente las tergiversaciones de Althusscr. Moderadoen la refutacin de esta denuncia. Anderson. en cambio, esenft ico en la defensa de las innova ciones conceptuales y terminolgicas de la escuela atacada: hallazgos analticos com o la combinacin de elementos invariables (productor. no productor, medios de produccin) y relacionesbsicas (apropiacin, propiedad) aparecen como avancesdecisivos -y perfeccionab les

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    ments,106 puede servir para recordar la permanencia de unncleo movilizador en los diverso trabajos del autor. Peroconviene desc ompo ner la sntesis de Tho ms pon : el nfasisen el poder propio de Anderson y la New Le ft Rertew haconsistido, mis exactamente, en la apelacin a una reflexin histrica y poltica capa de sostener una recuperacin contempornea del pensamiento estratgico como centro dinmico de la teorizacin marxista. La misma naturaleza del empeo reclamaba una inspeccin critica de las diversas herencias transmitidas, as como la afirmacin de una

    perspectiva internaciona l en la captacin de los problemas yde las situaciones. Fijado ese horizonte, los enlaces mediadores podan retrotraer considerablemente la atencinhacia elementos formativos de la sociedad moderna inmersos en un pasado imperfectamente discernido hasta entonces. En todo caso, tal propsito conectaba la preocupacinpoltica por la historia con una lectura histrica del presente poltico.

    En la obra en curso de Anderson. tributaria de ese programa, pueden distinguirse tres zonas de inters (que a veces solapan sus cont enid os); 1) la cxccpcio nalida d poltic o-c i tu ral inglesa; V e 1 ^ r n r e - ^ d b ^ l V W ^ r a P L ' t c 1?-leora marxista; 3) las premisas polticas y los lapsos deconsolidacin de las revoluciones (burguesas y socialistas).

    1) Un o de ls tempranos rasgos de la ana ltica anderso-niana ha sido el comparatismo, la conviccin de que el acceso al objeto en examen est mediado por la aprehensinde la estructura que lo abarca, el conocer por las diferencias. Los trabajos que, en los aos 60. focalizaban el contraste de la sociedad y la cultura inglesas con otros pasesde Europa, participaban del enfoque opuesto al que Anderson llamar ms tarde parroq uial .lft El m vil de esos estudios fue la urgencia poltica de comprender un presentepo co alentad or la sociedad britnica de este siglo constitua un "caso nico entre las principales naciones curopeas po r su incapacidad de generar un mo vim iento socialista de masas o un par tido revolu cionario sig nifica tivo .10KEn Coinponents of thc National Culture", escrito pocodespus de los artculos sobre los que gir la polmica con

    Th om pson (a su ve? centrados en 13 excepciona lidad bri tnica), Anderson retom y desarroll algunos de sus esquemas, preocupado ahora (gramscianamente) por la carenciade una cultura revolucionaria autnoma y la falta de unamatriz intelectual que representase "un a alternativa decisiva

    y hegcmnica frente ulstatu quo cultural'. En la medida enque lo urgente era disear la "cartografa" del terreno donde se empearan los combates, el artculo buscaba fijar laestructura de la cultura britnica, pasando revista a una serie de disciplinas (desde la historia al psicoanlisis) queconstituan, globalmente, un "complejo superestructura!"

    y, por tanto, un fac tor de hegemona.En cada caso, la "experiencia comparativa con otras

    culturas nacionales exhiba la reiterada insularidad y clausura del pensamiento ingls, incapaz de articular sntesisoriginales o de incorporar productivamente otras ajenas.Puesto que el mmovismo y el conformismo cultural secorrespondan con la legitimacin del statu quo social y elculto a la tradicin, la gnesis social del paisaje intelectualbritnico deba buscarse en las falencias histricas de laburguesa inglesa (sobTe las que versaba Ongin s o f thePrescnt Crisis ). A l desistir de una remo delac in comp leta de la sociedad, esa burguesa haba carecido del impulso para producir una sntesis reflexiva, un sistema conceptual globa lizado r (co m o los que se insinuaron en el Siglode las Luces). N inguna rplica de la sociolog a clsica -lateora global por excelencia florec i en Inglaterra, cuyacultura, debido a esa laguna, se caracterizaba por tener un cenrro ausente . Ms an- una profunda e instintiva aversin a la categora de totalidad marc la trayectoria de la burguesa, cuando sta bu^ integrarse al ordensocial, tal categora resultaba superflua y / luego, cuando

    yo se haba fus ion ado con la aris tocracia agraria, pensar entrminos de totalid ad" era peligroso. De esc momento da

    taba una configuracin sistemtica del campo cultural dirigida contra cualquier pensamiento critico; la misma inmigracin blanca recibida (ya que la roja -Marcuse,Brecht, etcte ra se desplaz a otr os pases), a pesar dehaber enriquecido esc campo, refor z (y teor iz) sus limitaciones y prejuicios caractersticos: la mstica del sentidocomn de Wittgenstein, el individualismo metodolg icode Poppcr, la ahistrica teora poltica de Berln, etctera,consolidaron la ortodoxia reinante, mientras la productividad de sus creadores compensaba el decado mpetu de la

    intelligentsia nacion al.109El balance negativo de Anderson rescata, sin embargo,dos disciplinas que se han servido del concepto de totalidad. Con la antropologa funcionalista (de todos modos,fundada por un extranjero: Malinowski), la sociedad britnica. renuente a pensarse a travs de esc concepto, lo desplaz a los pueblos coloniza dos: el resultado fue una teora autntica", aunque no invulnerable (Lcach sera el polmico renovador de la disciplina). Pero, sobre todo, la critica literaria fue un refu gio tpicam ente ingls de la nocin de totalidad, slo en Inglaterra esa especialidad concibi, con Lcavis, la ambicin de convertirse en el centro delos estudios humansticos. Actuando, en ese sentlo. comoun sucedneo de las ciencias que deberan haber asumidouna perspectiva globalizante, la critica literaria produjo, fi

    nalmente, con Ray mon d Williams, un pensamiento socialista totalizado r* que permi ti enfrentar al utilitarismo yal fabianismo laboristas. La significacin de este juic io debemedirse, a su vez, en relacin con otra postulacin de Anderson (un3 de las que haban irritado a Tho mp son ) eldesarraigo del marxismo en la cultura inglesa, complementario de la ausencia de una soc iolo ga clsica Mientras, fuera de sus fronteras, estas dos tradiciones tenan su naturalterreno de confrontacin terica. Gran Bretaa estaba exenta de esa tensin: es el nico pas importan te , dice An.derson. "que no ha producido un solo pensador marxista .110

    2) La necesidad de revertir la marginacin de la izquierda inglesa respecto a la evolucin del marxismo en el ltimo medio siglo, asi como la intencin de establecer unmb ito internacional de discusin socialista orientaron amediados de la dcada del 60. la labor editorial de la renovada New L eft Revivw. su pr op sito constructivo se resumeen la poste nor sntesis de Anderson no creamos en elmarxismo en un solo pas .*11 Pero la continuidad del empeo de la N L R revel tambin que las carencias nacionalesen esc terreno (denunciadas en Com pon ents") no eran exclusivas de Gran Brotara. Las Consideraciones sobre el marxismo occidental (1974-76) fueron una "continuacin"del tratamiento del caso ingls en una escala europea, conel fin de arribar a una may or equidad de juic io 1* respecto al destino internacional del marxismo contemperaneo. Un a ntecedente del uso de la frmula marxismo oc-ciental" para indicar la diseminacin histrica de corrientes antagnicas a la matriz clsica figuraba ya en los artculos que, desde 1% 6 en adelante, hizo conocer Sebastiano

    Timp an aro,113 un pensador estimado po r Anderso n 114 Pero los temas y, sobre todo, el comparatismo articulador delas Consideraciones van ms all de la perspectiva del autoritaliano.

    Partiendo de una amplia escansin entre la tradicin clsica (extinguida con el encumbramiento de Stalin) y lasorientaciones marxistas que arrancan de los aos 20, el enfoq ue de Anderson se organiza en to m o a dos ejes enlazados: el vnculo entre teora y practica y el tipo de produccin intelectual que caracteriza a las diferentes figuras estudiadas. Resp ecto al segundo punto, el marxism o occidental . globalm ente considerado , invierte la trayectoria deMarx, pues regresa de la economa y la poltica para afincarse en la filosofa. En cuanto a la firme unidad de teora y prctica que tipific a los clsicos dirigentes polticos, parlamentarios u hombres de Estado, adems depensadores creativos - , ella s lo subsiste durante un breve

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    interregno en los generadores del mo delo futuro (Cramsci. Lukcs y Korsch). despus de su encarcelamiento o e xilio, el signo perdurable del marxismo occidental ser el divorcio entre produccin terica y prctica poltica (en unapoca en que la unidad revolucionaria entre teora y prctica" tampoco exista dentro del comunismo orgnizado).Una de las consecuencias de ese divorcio fue la sustitucinde sus trminos por una nueva relacin ( de asimilacin yrechazo, prstamo y crtica ) entre el marxismo y las teo

    ras burguesas. Los interlocuto res o inspiradores de Luckacs(Weber, Simmcl), Gramsci (Croce), Sartre (Heidegger, Husserl). Althusser (Bachelard), etctera, delimitaron, asi, engran medida el rnarco de sus reflexiones. Otra consecuencia fue que la remisin a los fundadores del materialismohistrico tendi a diversificarse: mientras se rechazaba laherencia filosfica de Engcls. se buscaba un linaje adecuadopara Marx- las propuestas que iban desde Sp inoz a( Althusscr) hasta Kan t ( Co llct li > se unan generalmente a un nfasis epistemolgico que desembocaba en un "metodologis-mo ohsesivo", ya que un supuesto comn era la necesidadde precisar el descubrimiento marciano de hs reglas de lainvestigacin social. Entre los dems rasgos, brevementeenumerados, figuran la exacerbacin del tecnicismo fil osfico, el predominio de la esttica o las superestructuras

    culturales como objeto de estudio, la inclinacin al pesimismo: "el mtod o com o impotencia, el arte como c onsuelo y el pesimismo como quietud".11 f

    Uno de los atractivos de Consideraciones reside en elpormenor de su recorrido a travs de autores y obras: losinesperados diagramas de correspondencias y afinidades

    ( Althusser-Adorno, Colleti-Sartre, Sartre-Althusser) o la indicacin de la significacin polivalente de un grupo de pensadores ( Spinoa, Hcgcl, Nietzsch e, Freud B achelaid ) parael marxismo occidental, van unidos a un sealamiento critico de las dicoto miza cione s abusivas que practicaron algunosfilso fos ( Althusscr y Co llet t i) en to m o a la presencia deHege! en los marxismos distintos del propio El nfasis general del libro, sin embargo, apunta a la correlacin entrelos contenidos del marxismo occidental y las condiciones

    histricas que lo produjeron ( revoluciones fallidas, conquistas fascistas, consolidacin stalinistaX En la situacinpresente con fia el autor, teniendo a la vista el ejem plodel m ayo francs . parece visible una reunificacin de lateora y de la prctica, con la consiguiente transformaci n del marx ismo y una vitalizacin del pensamientoestratgico. En una previsin ms modesta, referida a lasdesigualdades internacionales de desarrollo de la produccin terica marxista. Anderson auguraba tambin un incremento de la cultura marxista en los pases anglosajones.

    Unos diez anos despus de la redaccin de Considera tions. Anderson public n the Tracks o f Historical Mate rialism. serie de conferencias pronunciada*, en Estados Undos. La ms significativa de ellas indaga en el eclipse delmarxismo francs (conside rado representativo y orientador

    del marxismo latin o euro peo X corre lativo del exten didopredominio del pensamiento estnicturalist3\ analizandoel eje filosfico comn a ambas comentes bajo el par "estructura y sujeto . Anderso n pr opo ne, discute y rechaza lahiptesis de que en torno a estas categoras se hubiese entablado un real debate terico en el que el cstructuralismo( o su prolongacin con el pre fijo po st" )habra terminadopor vencer al marxismo en su pro pio terreno Pero s consigna la dimisin de los principales filsofos marxistas anteel desafio estructuralista- Sartre deja sin respuesta el ataque lvistraussiano a sus posiciones ( en El pensamiento sal vaje ) y Althusser acepta un3 fatal e ntim3 dep endenc ia "116 resp ecto a una corriente que lo precede y lo sobrevive; en el caso de Sartrc, adems, su mayor obra marxista( Cn tira de la razn dialctica ) se frustra por el congela

    miento del proceso de dcsestalinizarin. que constitua elconcreto referente histrico de la prosecucin del traba

    jo .' 11 En de fin itiva , el desencadenante epoca l de la crisislatina del marxismo fue, segn el autor, el fracaso de las

    iniciativas eurocomunistas y el consecutivo desaliento(unido al suscitado por la disipacin del espejismo de laRevo lucin Cultural ch ina ) en los intelectuales de esospases.

    En cuanto a la discusin de la filosofa francesa prevaleciente, Anderson considera sobre todo las produccionesde Foucault, Demda, Levi-Strauss y Lacan. tratando de correlacionar el corte poltico del 68 con la emergencia deun post"-cstructuralismo. Sin embarg o, las menciones textuales que Cita para fundamentar las diferencias de tono yperspectivas resultan poco convincentes: o bier. descuidael hecho de que sus fuentes son anteriores al 6S o, cuando loadmite, consigna esas referencias com o anticipatorias detendencia futura. En cualquier caso, son de inters las pun-tualizaciones crticas que establece( despus de otros)1 apropsito de la "absolutizacin del lenguaje"11* que caracteriz masivamente a la produccin intelectual del periodo. Anderson contrasta estos desbordes con el tratamiento del lenguaje y la comunicacin en la filosofa deHabermas, cuya afinidad con las preocupaciones del cstructuralismo francs seala en otr3 seccin.

    Las conferencias luego recogidas en In the Tracks... se proponan confrontar las tendencias de la produccinmarxista de los ltimos anos con los pronosticos adehn-tados en las Consideraciones... En este sentido, la apreciacin de Anderson es matizada si bien, contra las exp ectativas de entonces, no surgi un pensamiento estratgicorevolucionario ( y ms que de "miseria de la teora habraque hablar de una "miseria de la estrategia").1* en cambiose vio ampliamente confirmada la prediccin de una expansin de la cultura marxista en el ares anglosajona y, asimismo. la que auguraba un regreso al nfasis clsico en Ios-estudios econmicos y polticos. Las nminas que acompaan el registro de este hecho son realmente probatorias delfuerte imp ulso ad quirido por los estudios marxistas en Inglaterra y. subsidiariamente, en Estados Unidos durante losaos 70 y X0. (A l margen del cm pu to de Anderso n, la presencia ostensible de las orientaciones marxistas en la discusin acadmica norteamericana ha sido registrada, en el

    sector de la ciencia polt ica, por un destacado representante de su establishment. David Kaston).121 Es!3 com pro bacin. que por lo dems se amplia (con menor espcctacula-ridad) al rea germana, le permite a Anderson confinar lavalidez de la publicitada (por Time, entre otr os) crisis delmarxismo a los pases latinos, entre los cuales Francia fueel escenario de una verdadera debandade" de antiguosaclitos Cabe agregar que, com o lo prueba el mismo intercambio 1hompson-Anderson. ese inflexible sintagma carecede resonancia en Inglatera en toda su discusin sobre elmarxismo, los polemistas nunca lo evocan, ni siquiera paradesecharlo.

    En el eplogo agregado al texto de las conferencias. V.i-derson discute las relaciones entre marxismo y socialismo(en una poca en que la obviedad del enlace ha sido cues

    tionada desde diversos frentes: feminismo, utopismo, etctera) y conclu ye que el marxismo debe conservar su favorable punto arquimdico: la promocin de acciones sub

    jetivas capaces de estra tegias efic aces para desplazar las estructuras ob jetivas .122

    Z) La tercera rea de inters (que, en algunos sentidos,abarca a las anteriores) est representada por un dilatadoexamen del pensamiento poltico de Lframsci ("Las antinomias de Antonio Gramsci") y. asimismo, por el considerable trabajo de sistematizacin de los rasgos que diferencian internamente, e individualizan a escala mundial,al absolutismo europeo (E l Estado absolutista ) .m Laatraccin ejercida por las innovaciones tericas de Gramsci acompa - y fund, en gran medida los anlisis po lticos de la sociedad inglesa que produjo Anderson (acom

    paando a Naim) en los aos 60: ms adelante, las Consi deraciones... registraron el valor de sus contribuciones y lasingularidad de su trayectoria en el marco del marxismooccidenta l", pero s lo en "L as antinomias... aparece un

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    estudio circunstanciado de sus ideas polticas caractersticas. Este estudio, segn el tpico tributo que rinde la N L R a los marxistas (o socialistas) de relieve, tom a la forma deun anlisis crtico, en este caso del aporte de Gramsci a laestrategia revolucionaria en Occidente. Medante un detaHado examen de la cambiante funcin del concepto de hegemona en los Cuadernos de la crcel (segn la cuidadaedicin de Gcrratana). Anderson indica las apon as a lasque conducen las oposiciones gramscianas y los riesgos deuna lectura reformista de las tesis del autor, a contramanode su inspira ion y propsitos. A pesar de su acercamientofilolg ico a los textos estudiados, Las antinomias... trasciende el anlisis inmanente para situar histrica y polticamente las propuestas de Gramsci: tanto conducindolas3 los debates anteriores y contemporneos a la redaccinde los Cuadernos..., como proyectndolas a las exigenciaspresentes de un pensamiento estratgico.

    No menos gramsciana ha sido la inspiracin de E l Estado absolutista, aunque esta gnesis resulte velada por la localizacin histrica remota del ob jeto de estudio El libro constituye un ambicioso intento de anlisis comparado de lasestructuras y fundones de los Estados que rigieron a las sociedades en transicin al capitalismo, enfatuando la distribucin geogrfica en la que haba asentado Gramsci sus te

    sis sobre las diferentes relaciones entre el Estado y la sociedad civil Orie nte y Oc cid en te.124 Ms all de los logros espe cf ico s de esta obra varias de cuyas tesis han sido resistidas (po r ejem plo, la postulacin de 13 dependencia jurdica como constitutiva de los modos de produccin prccapita-listas o la derivacin del modelo de organizacin estatal delabsolutismo a partir del carcter modificado de la extraccin del e xced ente)*25 lo significativo es que el libro constituye el remanente (frondosamente expandido) de unabandonado proyecto de discusin de la estrategia revolucionaria en Occidente, d3gramado en la poca del mayofrancs 126 Anderson ha acepta do la sugerencia de que las"implicaciones tericas y polticas de los argumentos dela obra (aludidas, pero no especificadas en su prlogo) conducan a un estudio anlogo de la temporalidad de constitu

    cin de las sociedades socialistas y su respectivo tipo deEstado.1*'Por lo dems, en una ponencia "Acerca de las relaciones

    entre el socialismo existente y el socialismo p osi ble "1*H elmismo Anderson present un esquema comparativo de lastransiciones al capitalismo y al socialismo (a escala mundial). donde la atencin recaa en los lapsos histricos que

    1 Pcrry Anderson Arpiments withm l ti^lidt Marxtm. NLB/Ver-so I ditions, Londres. 1980. Versin castellana: Teora, poltica fhistoria Un debate ci>n E.P Thompson. Sijilo XXI de l-spaa.Madrid. 1985. detic manejante con sumo recelo esta traduccin,prdiga en erratas, omisiones y tergiversaciones (algunas de lasespecialmente peligrosas figuran en pgs 15. 17, JO. 40. 55, 58,83. 110. 1 H. 124. 133. 135. 139. 151. 157. 173. 181. 211. 217.220.223. 224).

    2 r.P. Thompson: "The Povcrty o f Theory: or an Orrery ofIfmrs" (en 77/* Povcrty of Theory j nd other essays. Merlin Press.Londres. 1978). Versin castellana: Miseria de la teora. Crtica/Grijalbo. Barcelona. 1981: la traduccin, en general correcta, dejaperder j veces alpinas ironas del autor (cuando Thompson citaLa formacin histrica de b clase obrera y lu ide

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    que como anlisis basados "simplemente en b lectura de las obrasdisponible* de lo historiadores m odern o, lo que e un asunto muydiferente". Cf. Transiciones. pps. I*2;7 Estado absolutista, pag. 2.

    * **La filosofa puede y debe supervisar, afinar y auxiliar laconversacin (entre bu disciplina]. Pero dejamos que la filosofatrate de abstraer los conceptos respecto de la prcticas y construyaa partir de ellos un Hogar para la Teora independientemente de sta* y adems lejos de todo dilogo con el objeto de la teora, entonces tendremos... ;c! teatro de Althusscr!" Cf. Miseria Jr la teoria

    (en adelante: Miseria), pg. 76.A #

    Ademas de sus estudios histricos de mayor alenlo (cf. n. 7).Perry Anderson ha producido monografas sobre el colonialismoportugus, la conformacin lusliica de las clases en Inglaterra, lacultura nacional britnica. las tendencias de largo pLijo de la produccin terica marxista. la historiografa del Partido Comunistabritnico, el pensamiento de Gramsci. las orientaciones filosficacontemporneas, artculos sobre I j vocialdcmocracia sueca, la poli-tica del Mercado Comn, el Partido Comunista italiano, la crticatrotskista del stalmismo. los orgenes del 'modernismo", etctera,adems de anlisis polticos coy tintralos (la i

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    * l.jcmplo: "Debemos liberar nwst m montos ahora mismo: < i ;uideologa llega jams 3 reivindicar su participacin en el psnlcr, se-rj demasiado jardo": "esta nocin de Teora escom un;i plaga quese lia abatido sobre el espritu**. 1Miseria, pp. 2-48. 254.

    43 Cf. "Socialism and Pscudo-Impiricism*'. a t. , pp. 24. Anderson lamenta que Thompson ceda a su "propensin por la frase' .1expensas de la verdad {idid. ).

    14 r Con los artos. Hcpo puntualmente al cbsico del peero en el libro de Sal K;irs/ (cf n. 36)

    I n una rpida amadama. Thompson sugiere que un infiernofero z com o el de Cam boya puede contar, entro %us fuentes, conuna "dosis le arrogancia althusscriana".

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    (1979). el dilogo propiciado tuvo un momento culminante en la en-trcvi*ta-riV que b N LR efectu al escritor (Politici and Letten. dt.).Pero antes o despus de ella, Anderson evoc en diferentes oportunidades el testimonio de Williams. Kn tos Arptmenis. por ejemplo, pata oponer, con ventaja, su aceptacin del ensanchamiento de lacultura marxista britnica" (Teora. pg. 143) a los partipris que estorbaban una actitud anloga en Thompson: y en un an tenor panorama de la "cultura nacional", para eximir a su Agu a del agobiantedictamen que hacia recaer sobre sta: William haba sido el hombre capaz de crear un pensamiento socialista totalizante" en mediode una cultura que, "en todos sus sectores, reprima b idea de totalidad y b actitud de la razn cr tica" (P. Anderson: La cultura re

    prest-a. cit. , pg. 122. Hay otra versin espaola de este texto, aparecido originalmente en la NLR. No. 50, julio-aposto 1968 y al aosiguiente en la reeopibein Studcnt Power.) Cf. P. Anderson "Componentes de b cultura nacional", en Alexander Cockburn y RobnBbckburn (eds.): Poder estudiantil. Problemas, diagnsticos, ac tos. I icinpo Nuevo. Caracas, 1970.

    ,y,Sin mencionar a William*. Anderson reconoce que la "distribucin del peso" de cada tipo de inters, difera, en efecto, de uno aotro, si bien Thompson tena su propia concepcin del poder y, porotro lado, las cuestiones culturales estaban presentes entre los temasde b SLR. Cf. Teora, pg. 227.

    "Fn efecto, los ludios monogrficos limitados a un pas frecuentemente tienden a pasar por alto precisamente lo que es ms

    prupiu de ellos, es decir, b dijfferentia specifica que los distingue desus vecinos, una especificidad que slo es posible captar cstudbndc*una pluralidad de casos ms que un caso singubr." Cf. P. Anderson:Remarles on History and Sociology", comunicacin presentada enel coloquio sobre " I x po racin de las conexiones entre la historia ybs dems disciplinas de las ciencias sociales". Unoco/Flaeso. Mxico. D.F., 20-25 de abril. 1980: m meo., pps. 12-13.

    1QR Teoria. pg 165.

    109 P. Anderson: I j adtura reprt'Siva. cit., pgs. 25. 27.30.42.58.

    lM ld.. pp. 37.4 0.105,1 11, 122.

    1.1 Teoria, pg- 165.

    1.2 Consideraciones sobre el marxismo occidental, cit.. pg. 2.

    *n Los artculos fueron luego reunidos en Sul materialismo ( 1970).Versin castellana- Praxis, materialismo y estructuralisnto. Fonianc-Ib. Darcclona. 1975. Fn lo que se refiere al marxismo occidentalactual", el autor enumera: marxista* gramsebnos y togliattanos.marxistas hcgeliano-cxisiencialistas. marxistas neopositivizantes.Ircudanizantcs, cstructuralizantcs..." (pg. 18).

    1,4 Adems de las referencias en las Consideraciones (pgs. 77. 114),cf. In the Tracks o f Hi