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Órgano de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría Revista Argentina de Gerontología y Geriatría Abril 2017 TOMO XXXII - AÑO 31 ISSN 2525-1279

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Órgano de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

Abril 2017

TOMO XXXII - AÑO 31ISSN 2525-1279

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ISSN 950-9247-17-0-Buenos AiresTOMO XXXII - AÑO 31 - Abril de 2017

ISSN 2525-1279

José Ricardo JaureguiDoctor en Medicina. Profesor Adjunto Departamento de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional de La Matanza;

Director y Fundador de la Unidad de Investigación en Biología del Envejecimiento (UIBE) del Hospital Italiano de San Justo Agustín Rocca. Director de Gestión Asistencial Nuevo Hogar Ledor Vador, Bs. As., Argentina

Matias ManzottiProfesor Adjunto en la Maestría en Gestión de Servicios de Gerontología de la Universidad Isalud.

Médico Coordinador del Área de Geriatría del Servicio de Clínica Médica del Hospital Alemán, Bs. As., Argentina

Margarita R. MurgieriDoctora en Medicina-Magíster en Gerontología Social Aplicada (Universidad de Barcelona).

Subgerente Operativa, Hogar Martín Rodríguez, dependiente de la DGSD de la Secretaría de Tercera Edad, Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano de CABA, Bs. As., Argentina

Julio BerretaProfesor Regular Adjunto De Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Jefe de Terapia Intensiva del

Hospital Dr. Carlos Bonorino Udaondo, Bs. As., Argentina

María Inés PassananteDoctora en Sociología. Asesora del Instituto para el matrimonio y familia

de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) Bs. As., Argentina

CONSEJO EDITORIAL

Edgar Aguilera GaonaMedico Geriatra en Instituto de Previsión Social, IPS, Paraguay

Ricardo AllegriDoctor en Ciencias Médicas y Profesor de Neurología (UBA), Jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsiquiatría y Neuropsicología (Fleni) Bs. As., Argentina

Haydeé AndrésPsicogeriatra. Profesora Consulta Adjunta del Dpto. de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UBA, Bs. As., Argentina

Antonio A. Burgueño TorijanoMédico especialista en Medicina Preventiva, Hospital General Universitario Gregorio Marañón, España

Luis Manuel Cornejo AlemánProfesor Asociado. Departamento de Salud Pública y Medicina Comunitaria. Tufts University School of Medicine, Boston Massachussetts. Médico especialista, Servicio de Geriatría, Hospital Irma de Lourdes Tzanetatos, Caja de Seguro Social, Panamá.

Carmen Lucía Curcio BorreroDoctora en Gerontología. Grupo de Investigaciones en Gerontología y Geriatría, Facultad de Ciencias para la Salud, Universidad de Caldas, Colombia

Gustavo DuqueDoctor en Medicina, Jefe Departamento de Medicina Interna y Director del Instituto Australiano de Ciencias Músculo-esqueléticas Universidad de Melbourne y Western Health, Australia

Editor en Jefe

Adriana M. A. AlfanoDoctora en Medicina, UBA.

Miembro del Consorcio Electrónico del Consejo de Certificación de Profesionales Médicos de la Academia Nacional de Medicina

Comité Editorial

Comité Asesor Científico

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

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Fernando Gómez MontesProfesor Titular Sección de Geriatría Clínica, División de Medicina Interna. Departamento Clínico Quirúrgico. Programa de Medicina. Facultad de Ciencias para la Salud, Universidad de Caldas. Director grupo de Investigación en Gerontología y Geriatría, Grupo A Colciencias. Universidad de Caldas, Colombia

Luis Gutiérrez RobledoDoctor en Ciencias Médicas por la Universidad de Burdeos, Especialista en Geriatría por la Universidad de Grenoble y Director General Instituto Nacional de Geriatría de los Institutos Nacionales de Salud de México, México

Marianela F. de Hekman Médica Geriatra. Centro do Envelhecimento Hosp. Moinhos de Vento, Hospital São Lucas - PUC - RS, Brasil

Roberto KaplanDirector de la Carrera de Especialista en Geriatría, UBA - Médico Consultor, Clínica Médica, Hospital Italiano, Bs. As., Argentina

Rafael KohanoffDirector Técnico INTI - Centro de Salud y Discapacidad, Bs. As., Argentina

Roberto LourencoDoctorado, Instituto de Medicina Social, Universidad do Estado do Rio de Janeiro Academia Latinoamericana de Medicina del Adulto Mayor (ALMA), Miembro del Comité Ejecutivo, Brasil

Juan Florencio Macías NuñezProfesor Director de la Cátedra Hipertensión y Riesgo Cardiovascular. Geriatría. Fundación Iberoamericana para la Prevención de las Enfermedades Renales y Cardiovasculares (FIIPERVA) Facultad de Medicina, Universidad de Salamanca, España

Carlos MussoDoctor en Medicina, Prof. de Fisiología Humana de Instituto Universitario del Hospital Italiano de Bs. As., Jefe de las áreas de diálisis peritoneal y fisiología clínica del Servicio de Nefrología del Hospital Italiano de Bs. As., Argentina

Clever R. Nieto FerreiraMédico geriatra. Miembro fiscalizador de la Soc. Uruguaya de Gerontología y Geriatría, Uruguay - Council Member IAGG

M. Julieta OddoneProfesora Titular de Sociología de la Vejez, Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y de la Carrera de Relaciones del Trabajo. Investigadora Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Nación Argentina (CONICET) Bs. As., Argentina

Federico M. PérgolaProfesor consulto adj. de la Facultad de Medicina de Bs As, Argentina

Carlos J. RegazzoniDoctor en Medicina. Director del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, Bs.As., Argentina

Leocadio Rodríguez MañasDoctor por la Universidad Autónoma de Madrid Profesor Titular de Geriatría en la Universidad Europea de Madrid Jefe de Servicio de Geriatría, Hospital Universitario de Getafe, España

Susana RubinsteinLicenciada en Terapia Ocupacional. Directora Nacional de Políticas para Adultos Mayores. Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia. Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Bs. As., Argentina.

Marcelo SchapiraDirector Carrera de Especialista en Geriatría, UBA. Jefe de laUnidad de Evaluación Funcional de Anciano Sección Geriatría, Hospital Italiano, Bs. As., Argentina

Enrique Vega GarcíaMaster en Salud Pública y Envejecimiento. Institución académica: Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana. Asesor regional de Envejecimiento y Salud, Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud, Cuba

José Manuel Ribera CasadoCatedrático Emérito de Geriatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y el de Académico de Número de la Real Academia Nacional de Medicina, España

La Revista Argentina de Gerontología y Geriatría se distribuye exclusivamente entre los profesionales de la medicina y será editada tres veces por año.Registro Nacional de Derecho de Autor Nº 247.102.Propiedad Intelectual perteneciente a la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría© 2017 Sociedad Argentina de Gerontología y GeriatríaReservados todos los derechos.Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida en ninguna forma o medio alguno, electrónico o mecánico, incluyendo las fotocopias, grabaciones u otros sistemas de reproducción de información sin la autorización por escrito del titular del copyright.ISSN 950-9247-17-0ISSN 2525-1279Hecho el depósito legal.Impreso en la ArgentinaEl material publicado en la Revista Argentina de Gerontología y Geriatría representa la opinión de sus autores y no refleja indispensablemente la opinión de la Dirección o de la Editorial de esta revista. La Revista de la SAGG no se responsabiliza por las opiniones vertidas por el o los autores de los trabajos originales, ni de la pérdida de los originales durante su envío, ni de la exactitud de las referencias bibliográficas.

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Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría

Comisión Directiva 2015 - 2017

Presidente: Prof. Dr. José R. Jauregui

Vicepresidente: Prof. Dra. Margarita R. Murgieri

Vicepresidente Gerontológico: Prof. Dra. Julieta Oddone

Secretario General: Dra. Sara Iajnuk

Tesorero: Prof. Dra. Natalia Soengas

Secretario de Actas: Dr. Julio N. Nemerovsky

Vocales Titulares: Dr. Hugo A. Schifis

Lic. Héctor Larrea

Prof. Dr. Moisés Schapira

Mg. Jorge J. Schifis

Dra. Mg. Romina Rubin

Dr. Daniel Martínez

Dr. Roberto Gavazzi

Prof. Dra. Adriana M. A. Alfano

Dr. Ricardo A. Blanco

Dra. Patricia C. Casanova

Dr. Mariano Quezel

Vocales Suplentes: Prof. Dr. Héctor D. Martínez Crossetto

Lic. Viviana Lugo

Dr. Carlos Engel

Consejo de Ex Presidentes: Prof. Dr. Federico Pérgola

Prof. Dr. Roberto Kaplan

Dr. Isidoro Fainstein

Dr. Hugo A. Schifis

Comisión de Ética 2012-2017: Prof. Dr. Federico Pérgola

Prof. Dra. Haydeé Andrés

Prof. Dr. Héctor A. Figini

Prof. Dr. Carlos M. Miguel

Prof. Dr. Julio A. Berreta

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Editorial 1

TRABAJO ORIGINAL Trastorno por consumo de sustancias en la vejez. Enfoque psicosocial 3 Becerra Pino M. y Arteaga Jimenez, F. J.

TRABAJO ORIGINAL Tadalafilo en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata sintomática 14 Amorone J.L.; Albornoz I.C.; Caballero González C.; Carzoglio N.X.; Revelo Chamorro N.A.; Puscinski S.A.; Puscinski A.J.

RELATOS DE EXPERIENCIAS EN HOSPITAL PÚBLICO Taller de prevención de caídas y promoción del autocuidado: un dispositivo grupal gerontológico en Salud Pública 20 Bronstein, P.; Perinotto, A.; Ventos, L.

RELATOS DE EXPERIENCIAS EN HOSPITAL PÚBLICO Integración intercultural y promoción de la salud a través de un taller de movimiento 24 Sinjovich, M.; Hadid, M.; Terzián, C.

INFORMES DE CASOS Infrecuente causa de hematuria en una persona mayor 29 Manzotti, M.; Menendez, M.P.; Vazquez, G.M.; Alessandrini, G.; Perret, C.; Catalano, H.N.

Contenidos

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1Abril 2017

L a longevidad es un signo de nuestro tiempo. Gracias

a los adelantos de la medicina y a las mejores condi-

ciones sociales, hoy vivimos en promedio 23 años más

que en 1950, y en 2050 viviremos 7 años más que en la

actualidad. Según un reciente informe de las Naciones

Unidas la esperanza de vida al nacer se ha elevado

en los últimos años y alcanzaría a los 77 años a nivel

mundial en el período 2045-2050. En América Latina y el

Caribe, la esperanza de vida en el período 2010-2015 fue

de 75 años, y en Argentina, 76 años.

En todas las regiones del mundo, está ocurriendo un

rápido envejecimiento demográfico: en el año 2015, 901

millones de personas, el 12% de la población mundial

tenía 60 años o más. Las proyecciones de la UN hacia

2050 señalan que la población de 60 años y más re-

presentará el 34%. Estas estimaciones predicen que el

número de personas de 80 años o más crecerá de 125

millones en 2015 a 434 millones en 2050.

La expectativa de una vida prolongada y la dismi-

nución de la mortalidad en edades avanzadas, pre-

sentan nuevos desafíos en el orden social y familiar.

Por ejemplo, por un lado, el número de trabajadores

por cada jubilado, tiende a disminuir. Esto crea des-

equilibrios en los sistemas de seguridad social y de

salud. Por otro, el descenso de las tasas de fecundidad

afecta la capacidad de la familia como cuidadora de sus

ancianos.

Una ancianidad plena y activa es un bien para la fa-

milia y para la sociedad. Los progresos de la medicina

hacen posible vivir más años gozando de buena salud.

EDITORIAL

El envejecimiento y sus desafíos: Nuevos caminos de investigación

Dra. María Inés Passanante*

La Revista Argentina de Gerontología y Geriatría da hoy un paso más en este nuevo camino iniciado para convertirla en una pu-

blicación de lectura obligada para todos aquellos que dedican su actividad a la atención de las Personas Mayores y que deseen

conocer los temas relevantes de actualidad, las investigaciones y el trabajo desarrollado día a día en Argentina y el mundo.

A partir de este número, el Editorial estará a cargo de profesionales invitados, dedicados a la Especialidad en cualquiera de sus

vertientes, para hacer de él un espacio de reflexión y actualización.

Este primer Editorial estará a cargo de la Dra. María Inés Passanante, de reconocida trayectoria y, además, hija del Dr. Domingo

Passanante, ex Presidente de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría. No sólo agradecemos su participación sino

también la claridad de los conceptos vertidos en él.

* Doctora en Sociologia de la Universidad Católica Argentina (UCA). Profesora Titular Ordinaria de Metodología de Investigación Social, y de Teoría Social en la Facultad de Ciencias Sociales UCA y de Fundamentos de Sociología, Facultad de Ciencias Económicas UCA. Profesora del Seminario de Metología de Inves-tigación Social, Maestría en Ética Biomédica UCA (posgrado). Autora del libro “Políticas Sociales para la tercera edad” y de otras publicaciones sobre familia, ancianidad y política social. Asesora Técnica del Instituto para el Matrimonio y Familia UCA.

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Editorial

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

Sin embargo, el desarrollo de las patologías no es igual

en todas las naciones. En los países industrializados,

por ejemplo, la incapacidad se debe a menudo, a una o

a varias enfermedades degenerativas cada vez más fre-

cuentes. Si bien las nuevas generaciones se benefician

con los progresos de la ciencia y pueden alcanzar una

vida longeva en buenas condiciones de salud, como la

duración de la vida aumenta, habrá más posibilidades

que haya más personas en situación de dependencia y

necesitados de cuidados prolongados. ¿Quiénes cuidan

a las personas mayores en situación de dependencia?

Antes, era más frecuente el cuidado familiar a cargo de

la mujer que no trabajaba. Hoy, hay menos hijos adultos

en disponibilidad para atender a sus padres ancianos.

Se suscitan nuevos interrogantes que demandan la

necesidad de encontrar respuestas mediante inves-

tigaciones interdisciplinarias. La interdisciplinariedad

es presentar un tema desde varios aspectos: médico,

psicológico, sociológico, filosófico, entre otros. Cuando

decimos investigación interdisciplinaria nos referimos a

la cooperación de varias ciencias para la búsqueda de la

verdad a través del diálogo y la discusión. Este abordaje

exige renunciar a la convicción de que la propia espe-

cialidad (por ejemplo, la geriatría) es suficiente para dar

respuesta a los dilemas del envejecimiento y la ancia-

nidad. El enfoque interdisciplinario implica una relación

de los resultados que cada ciencia puede aportar. Ello

hace posible la generación de espacios de reflexión y

trabajo para promover políticas que se orienten a la

integración social y a la resignificación cultural de las

personas mayores.

A los 65 años de su fundación, en el año 1951, la So-

ciedad Argentina de Gerontología y Geriatría ha acre-

centado su contribución al conocimiento científico del

envejecimiento y la ancianidad en sus diferentes di-

mensiones, mediante sus numerosas actividades aca-

démicas entre las cuales se destacan los Congresos

Nacionales e Internacionales que se han llevado a cabo

en diferentes países. Esas reuniones científicas consti-

tuyen ámbitos predilectos de transmisión del saber y

de reflexión. Las exposiciones de recientes investiga-

ciones desde la geriatría y la gerontología representan

un notorio avance en el conocimiento de estas disci-

plinas. Los cursos de especialización y de actualización

que realiza la Sociedad promueven la formación de pro-

fesionales que pueden desarrollar investigaciones. Es

preciso motivarlos para buscar respuestas a las cues-

tiones del envejecimiento y la ancianidad.

La publicación de los hallazgos de investigación es un

reconocimiento a la calidad académica de los trabajos y

constituye una posibilidad de su difusión. Ello permite

crear puentes entre quienes investigan y quienes

pueden implementar políticas públicas en beneficio de

las personas mayores. De esa manera, la labor investi-

gativa tiene un carácter instrumental y se encara como

un acto de servicio.

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3Abril 2017

Trastorno por consumo de sustancias en la vejez. Enfoque psicosocialMargarita Becerra Pino1 y F. Javier Arteaga Jimenez 2

1 Psiquiatra y psicogeriatra. Profesora en el Dpto. Psiquiatría y Salud Mental. Fac. de Medicina. Universidad Nacional Autónoma de México.2 Psiquiatra y psicoanalista. Profesor en el Dpto. Psiquiatría y Salud Mental. Fac. de Medicina. Universidad Nacional Autónoma de México.

Correo electrónico: [email protected]

Recibido el 31 de enero de 2017; aceptado el 27 de marzo de 2017.

Conflictos de intereses: no presenta

RESUMEN

El trastorno por consumo de sustancias en las personas adultas mayores (PAM), se refiere sobre todo a alcohol y tabaco, pero en la población aludida, las benzodiacepinas, analgésicos, laxantes y antidiarreicos, son fármacos de los que también se abusa. Se observa que algunas drogas ilícitas (marihuana, cocaína, crack, estimulantes tipo anfetamínicos entre otros), son utilizadas por sujetos mayores de 55 años, situación que se incrementa debido a que los “Baby Boomers” (nacidos entre 1946 y 1964) tuvieron mayor experiencia con el uso recreacional de estas drogas. Respecto a la marihuana ha prosperado el debate acerca de su despenalización tanto para uso médico como recreativo. Las consecuencias físicas, mentales y sociales que resultan de esta patología, se hacen más evidentes a mayor edad.

El presente artículo está enfocado a la personalidad, familia, factores socioculturales y peculiaridades en la vejez. Además, considera la importancia de la relación médico-paciente y toma en cuenta que las PAM no acuden a los servicios de salud por consumo de sustancias, sino por otras enfermedades (síndrome de caídas, hipoglicemia, fallas mnésicas, etc); de ahí la importancia de una buena labor de anamnesis.

Debido a la frecuencia y el grado de avance en los conocimientos del trastorno por consumo de alcohol, tomamos éste como modelo.

Palabras claves: trastorno por consumo de sustancias, alcohol y vejez

Substance abuse disorder among older adults: A Psychosocial Analysis

ABSTRACT

The disorder by consumption of substances in the elderly refers above all to alcohol and tobacco, but in the population alluded to, benzodiazepines, analgesics, laxatives and antidiarrheals are medications that are also abused. Some illicit drugs (marihuana, cocaine, crack, stimulants such as amphetamine, among others), are known to be used by people older than 55, a situation that increases due to Baby Boomers (those born between 1946 and 1964) having had more experience with the recreational use of these drugs. With respect to marihuana, the debate regarding its legalization both for medical and recreational use has prospered. The physical, mental and social consequences that result from this pathology become more evident the older the patient.

This article focuses on personality, family, sociocultural factors and peculiarities of old age. Furthermore, it considers the im-portance of the relationship between doctors and patients taking into account that the elderly don’t get medical care because of substance disorders, but do so for other diseases (falls, hypoglycemia, memory problems, etc); here lies the importance of a thorough medical interview.

Due to the frecuency and the great advances in the understanding of alcohol consumption disorder, we used it as a model.

Key words: disorder by consumption of substances, alcohol and elderly

Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 31(1):3-13

TRABAJO ORIGINAL

PSIC

OGER

IATR

ÍA

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M. Becerra Pino y col.

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

Introducción

El uso de alcohol, tabaco y otras drogas en las per-

sonas adultas mayores (PAM), ha cobrado importancia

ante el incremento de la población envejecida. Las PAM

forman un grupo heterogéneo: hay diferencias no-

tables entre lo que se considera un viejo joven (de 60

a 75 años), los viejos viejos (de 75 a 85), y los viejos muy

viejos (mayores de 85). Cada persona representa un di-

ferente conjunto de retos, fortalezas y situaciones es-

peciales a considerar por el personal de salud.

Las consecuencias físicas, mentales y sociales que

resultan de esta patología, se hacen más evidentes a

mayor edad.(1) El trastorno por consumo de sustancias

en las PAM, se refiere sobre todo a alcohol y tabaco,

pero en la población aludida, las benzodiacepinas, anal-

gésicos, laxantes y antidiarreicos, son fármacos de los

que también se abusa. Se observa que algunas drogas

ilícitas (marihuana, cocaína, crack, estimulantes tipo an-

fetamínicos entre otros), son utilizadas por sujetos ma-

yores de 55 años, situación que se incrementa debido

a que los “Baby Boomers” (nacidos entre 1946 y 1964) tu-

vieron mayor experiencia con el uso “recreacional” de

estas drogas. Respecto a la marihuana ha prosperado

el debate acerca de su despenalización tanto para uso

médico como recreativo.

El alcohol sigue siendo la sustancia de mayor

consumo. Su aceptación es entusiasta y socialmente

cotizada en la mayoría de las celebraciones, de ahí la

popularidad de los “brindis”. Su abuso se ha justificado

por épocas históricas en muchas culturas, aunque justo

es decir que esporádicamente han surgido grupos que

cada vez lo toleran menos.

También el tabaco ha tenido su “época de oro”; su

aliciente social en el pasado se deja ver en películas y

canciones inspiradas en su evocación. Un vivo ejemplo

de esto lo fue: El último cuplé, donde la actriz Sara

Montiel exaltando sensualidad y esplendor, aparece

fumando mientras canta el tango: Fumando espero.

Se descuidó su consumo aún en los adolescentes y

esto dió lugar al desarrollo de hábitos lamentables

que han terminado en diagnosis de enfermedades

graves. Hasta recien se intenta desalentar el consumo

de tabaco, a través de campañas que condicionan su

venta y espacios para fumar.

En la práctica clínica, la prescripción de benzodiace-

pinas todavía es frecuente y más en las PAM. En sus

inicios, la opción de prescribir y usar benzodiacepinas

fue preferida, al parecer, porque sus efectos adversos

eran menores que los de los opiáceos, estimulantes y

barbitúricos.(2)

Mamdani y cols en 2005(3) estimaron que en Ontario,

la prevalencia del uso de benzodiacepinas en personas

mayores de 65 años fue de 15%. Las benzodiacepinas a

pesar de mostrar un descenso en su uso, siguen siendo

el fármaco más prescrito en todos los trastornos rela-

cionados a la salud mental. Su uso prolongado en PAM

se asocia a depresión, ansiedad residual, alteraciones

cognoscitivas, sedación diurna, ataxia, mareos, caídas

y salud física precaria.(4) Se ha reportado mayor fre-

cuencia de trastorno de la personalidad, ansiedad y

distimia en las personas mayores de 70 años con uso

crónico de benzodiacepinas, aunque la causa-efecto no

es clara en todos los casos.(5) El riesgo de sufrir caídas y

fracturas, aparte de las de benzodiacepinas, también se

asocia con el uso de antidepresivos, antihipertensivos,

diuréticos, beta-bloqueadores, sedantes, hipnóticos,

antipsicóticos y esteroides antiinflamatorios.

La correlación más consistentemente documentada

del uso de psicotrópicos en las PAM, es: mala salud y

sexo femenino.(6) Entre las mujeres mayores, el uso de

psicofármacos se relaciona con circunstancias adversas

como el divorcio en esta etapa de la vida, la viudez, una

educación baja, problemas somáticos crónicos, pér-

didas económicas o de soportes sociales, depresión

y ansiedad. Factores asociados a problemas de salud

mental o abuso previo de alcohol o drogas, parecen in-

crementar también la vulnerabilidad para el mal uso o

abuso de fármacos psicotrópicos.

Era común pensar que las PAM envejecían exentas

del uso de drogas ilícitas;(7) los datos actuales no apoyan

esos supuestos. El patrón de consumo de drogas ilícitas

en PAM, puede ser un continuo que inició temprana-

mente, una recaída después de un período de absti-

nencia o el inicio de su uso en edad tardía. A pesar de

la limitación de datos en población geriátrica y basados

en el National Household Survey on Drug Abuse (NHSDA),

se estima que la necesidad de tratamiento por abuso

de drogas ilícitas de personas entre 50 años y más, se

quintuplicará entre 1995 y 2020.(8)

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Trastorno por consumo de sustancias en la vejez. Enfoque psicosocial

Abril 2017

En 1979, cuando los “Baby Boomers” tenían entre 21

y 33 años, el 27% de ellos reportaba uso de sustancias

ilícitas en el último mes.(7) Ahora que esta población

ha envejecido, es de esperarse un mayor número de

usuarios, sobre todo de marihuana (cannabis sativa).

El presente artículo está enfocado a los factores psi-

cosociales y peculiares de la vejez. Considerando la fre-

cuencia y el grado de avance en los conocimientos del

trastorno por consumo de alcohol, lo tomamos como

modelo.

Particularidades en las PAM

En los hábitos del consumo de alcohol no hay que

hablar en términos dicotómicos, por ejemplo: tiene

control vs no tiene control. El DSM-5 describe un es-

pectro entre leve, moderado y grave y lo incluye como

“Trastornos relacionados con el alcohol”. Este nuevo en-

foque sustituye al clásico término alcoholismo, que se ha

seguido usando durante tanto tiempo. Sólo alrededor

del 15% de las personas con trastorno por consumo de

alcohol, están en el extremo grave de este espectro. El

mayor contingente se encuentra en el consumo de leve

a moderado. Esto parecería ser consolador, pero al en-

vejecer hay cambios en la absorción, el metabolismo

y la excreción del alcohol, así como la interacción con

otros fármacos y la comorbilidad en muchos de ellos.

La mentalidad más común subestima los riesgos que

afrontan las PAM.

Hay un trabajo de Sarah Jo Dixon y cols. de la Univer-

sidad de Florida (Psychopharmacology, 2014) en el que

se demuestra que el alcohol afecta en forma desigual

en función de la edad, al conducir vehículos. Partici-

paron 72 personas: la mitad tenía entre 25 y 35 años y

la otra mitad entre 55 y 70. En ambos casos les hicieron

beber una cantidad de alcohol nunca superior al límite

legal fijado en Estados Unidos para conducir: 0,08%

en sangre según el test del aliento. Posteriormente

realizaron una prueba de conducción a través de un

simulador para examinar si sus capacidades estaban

alteradas. Primero evaluarón a los sujetos de estudio

en su capacidad para permanecer en el centro de su

carril, mantenerse a una velocidad constante y la ra-

pidez con que se ajustaban al volante estando sobrios.

Al día siguiente fueron divididos en varios grupos y,

mientras unos bebían un placebo con refresco de limón

y una cantidad insignificante de alcohol, la bebida del

segundo grupo era ya lo suficientemente fuerte como

para producir un nivel de alcohol en el aliento de un

0,04%, mientras que en un tercer grupo se utilizó una

bebida más fuerte y llegarón a un nivel de 0,065%. Tras

ingerir dichas bebidas tuvieron que completar la misma

prueba de conducción.

Al comparar los datos de sendas pruebas, los in-

vestigadores vieron que en el caso de los jóvenes, el

consumo de alcohol no afectó sus habilidades de con-

ducción, si bien aclaran que se trata de un entorno de

laboratorio, lo cual no significa que en la práctica, con

conductores y bebedores reales, pudieran sufrir alguna

variación en su conducción aunque no sea significativa.

Pero lo sorprendente fue la diferencia con el grupo de

más de 55 años, ya que incluso con pequeños niveles de

alcohol, por debajo de lo permitido, ya sufrian cambios

a la hora de conducir.

Aunque en los glosarios oficiales (DSM y CIE) están

descritos los criterios de abuso y síndrome de depen-

dencia al alcohol, no basta este conocimiento, ya que

entre los sujetos afectados, hay diferencias sustan-

ciales entre rangos de edad (adolescencia, adultez,

vejez) y sexo, debido a la vulnerabilidad orgánica, la

personalidad y factores socioculturales. Por lo tanto,

tales personas adictas suelen ser subdiagnosticadas

o tratadas inadecuadamente, a pesar de confrontar

enfermedades que pudieran prevenirse y en algunos

casos evitarse.

Otro criterio útil es diferenciar entre la adicción tem-

prana, donde el individuo inicia sus hábitos desde la

juventud y envejece con ellos, y la adicción tardía, que

empieza en la adultez tardía o en la vejez. La adicción

temprana es predispuesta por la interacción de fac-

tores genéticos, circuitos neurobiológicos, rasgos de

personalidad y el ambiente sociocultural; de llegar al

envejecimiento estos sujetos, lo harán con mucho más

consecuencias desfavorables dada la polipatología y un

ámbito familiar adverso. En la de inicio tardío, se invocan

factores de riesgo como: duelo, jubilación, presencia de

dolor crónico, insomnio, depresión y ansiedad, lo que

induce a buscar alivio en el consumo de alcohol.

Los criterios que aparecen en el DSM-IV(9) para “de-

mencia inducida por el consumo persistente de alcohol”,

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M. Becerra Pino y col.

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

especifican la persistencia del deterioro cognoscitivo y

funcional después de la cesación de su consumo, exclu-

yendo todas las otras causas de demencia. Este término

da lugar a preguntas como: ¿cuánto tiempo después de

la cesación? ¿cómo evaluar la frecuente comorbilidad de

estos casos? ¿cómo diferenciar el síndrome Wernicke-

Korsakoff de la demencia inducida por el consumo per-

sistente de alcohol?

Otro término utilizado es: “daño cerebral relacionado

con el alcohol” (10) que en algunos paises ha reemplazado

el uso de la nosología del DSM. Para muchos médicos

este término es más adecuado que el de “demencia in-

ducida por el consumo persistente de alcohol”, ya que ex-

plica mejor la heterogeneidad de las manifestaciones

clínicas, se evita el estigma asociado con el término de-

mencia y distingue el carácter no progresivo de otros

trastornos neurodegenerativos.

A la fecha, no hay un acuerdo unánime sobre el

término “Trastorno neurocognitivo mayor o leve inducido

por sustancias” expresado en el DSM-5.

Aspectos de la personalidad

Ante circunstancias existenciales graves (perdida del

cónyuge, de la salud, de amistades, del trabajo, rol en

la familia y en la sociedad, etc.), el afrontamiento estará

matizado por los rasgos previos de la personalidad, lo

que caracterizará el modo de envejecer. Según lo ex-

presa M. Krassoievitch(11) “Personas con rasgos domi-

nantes de carácter narcisista y obsesivo, son proclives a

envejecer con síntomas depresivos. El narcisismo lleva a

una dependencia extrema de los demás, en quienes se

depositan expectativas de gratificación y satisfacción

de necesidades, de modo que la pérdida de la pareja

(proveedor de bienes y afecto), es vivida como una mu-

tilación o amenaza para la integridad psicológica. Por

otra parte, para estar tranquilo, el individuo pretende

embellecer su imagen a través del dinero y la búsqueda

de medios para mantener la belleza física, la juventud

y la salud. La vejez hace tambalear estas fantasías que,

al no ser superadas, auspician psicopatología. Los in-

dividuos con personalidad obsesiva, emplean buena

parte de su energía en modular reacciones agresivas

para ahorrarse conflictos con los demás. En la vejez, con

más dificultad para manejar la energía psíquica y cierta

tendencia a la autodevaluación, cualquier pérdida o

amenaza de tal energía, aviva el componente hostil que

se vierte hacia sí mismo, provocando vivencias de au-

todesprecio, desamparo, desesperanza, impulso por

desaparecer y sentimientos de culpa”. Estos sujetos

pueden ser proclives a un consumo tardío de alcohol

como bálsamo a sus visicitudes.

Mucho tiempo se manejó el concepto de persona-

lidad alcohólica, llegando a ser esta la connotación más

aceptada sobre la etiología del alcoholismo; incluso per-

sisten corrientes que validan un supuesto defecto del

carácter, que sólo puede ser removido a través de una

orientación moralista y religiosa.

En los años 60’s Michel Maccoby y su equipo(12) em-

prendieron una investigación longitudinal (5 años)

acerca del alcoholismo en una comunidad mexicana. Es-

tudiaron una población de 208 hombres y el proyecto,

concebido y dirigido por Erich Fromm (psicoanalista

humanista), se centró en la estructura del carácter del

campesino, en su realidad social, en la motivación de su

conducta y en las fuerzas socioeconómicas (modo de

trabajo, relaciones familiares e instituciones culturales)

que modelan y refuerzan la estructura del carácter.

Los rasgos psicológicos adjudicados a los abusadores

de alcohol (alcohólicos), incluyeron la dependencia oral

receptiva, la profunda fijación a la madre, impulsos al-

tamente agresivos y el deseo de escapar a la angustia

de la soledad. Aún con todos estos rasgos, no puede

decirse que ellos constituyan el “carácter alcohólico” ya

que se observan también en gente que no se convierte

en “alcohólica” y sí arriva a otros trastornos graves de la

personalidad. Lo que estos rasgos del carácter parecen

representar, según los investigadores, es un síndrome

de la vulnerabilidad psicológica.

Estos investigadores(12) analizaron determinados

rasgos del carácter encontrados en su población de

“alcohólicos”, bebedores excesivos, bebedores mo-

derados y abstemios (cuadro 1). Si bien, la presencia

de un rasgo de carácter receptivo es general entre los

hombres de la comunidad estudiada, este rasgo es más

pronunciado en los que beben más. La comparación

entre “alcohólicos” y abstemios produce una χ2 de 13.3

significativa al nivel de .001. La evaluación de un modo

receptivo dominante de asimilación, indica que los “al-

cohólicos” creen que la fuente de todo bien esta fuera

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Trastorno por consumo de sustancias en la vejez. Enfoque psicosocial

Abril 2017

de ellos mismos, y que la única manera de obtener lo

que necesitan (afecto, alimentos, amor o placer), está

en recibirlo de otros; considerándose incapaces de

producirlos ellos mismos. Son particularmente sen-

sibles al rechazo ya que se sienten perdidos y parali-

zados cuando han de actuar solos, asumir decisiones o

aceptar responsabilidad. Expresan a menudo una cor-

dialidad autentica, alegría y optimismo, especialmente

cuando estan satisfechos y desean ayudar a los demás;

pero también el hacer por los demás, asume la función

de asegurarse su favor. La persona receptiva también

se caracteriza por su tendencia a superar la inquietud y

la depresión comiendo y bebiendo.(12)

El machismo es otro de los enfoques de Maccoby(12)

Significa una actitud de superioridad masculina, el

deseo de controlar a las mujeres y de mantenerlas en

una posición inferior. Una de las preguntas de la en-

cuesta interrogaba acerca de si las mujeres debieran o

no tener los mismos derechos que el hombre. De los

“alcohólicos”, el 78.6% dijo que no, frente a 44.8% de

los abstemios. La χ2 de la diferencia es de 6.8, signifi-

cativa al nivel del 1%. En sus explicaciones acerca de

por qué las mujeres no debieran tener los mismos de-

rechos que el hombre, los “alcohólicos” mas bien ma-

nifiestaron temor hacia las mujeres, que superioridad

frente a ellas. Suponen que, a menos que se conceda

a los hombres una ventaja, las mujeres son capaces de

controlarlos. En otros términos, el machismo del “alco-

hólico” es una reacción de su miedo a las mujeres, una

compensación de su sentimiento de debilidad, depen-

dencia y pasividad. Del mismo modo que los “alcohó-

licos” estan dominados por sus mujeres, los solteros

dependen de sus madres. El machismo se relaciona

inversamente con los grados de responsabilidad, coo-

peración, satisfacción en el trabajo y productividad. Se

relaciona directamente en cambio, con la agresividad y

el carácter belicoso. La relación con la edad no resulta

significativa (r=.077). La correlación entre alcoholismo y

machismo es de .253, significativa al nivel del 1%.

El narcisismo, otro rasgo del campesino “alcohólico”,

se manifestó no sólo en su falta de interés y actividad,

sino también en su necesidad de presentarse como in-

vulnerable, irresistible a las mujeres, sin sentimientos,

pero dispuesto siempre a defender su honor, aún por la

fuerza de ser necesario.(12) Ejemplos de esto, lo vierten

numerosas películas de la “época de oro” del cine

mexicano (1936-1957): “Dicen que soy mujeriego”, “¿Qué

te ha dado esa mujer?”, “Cuando lloran los valientes”.

El estudio de campo(12) reporta además una forma de

sadismo particular del “alcohólico” que ha de enten-

derse como compensación de su receptividad y su debi-

lidad. La clasificación del sadismo refleja un modo “sim-

biótico” de relación, que tiene por objeto evitar sentirse

solo y vacío absorbiendo a otra persona, “tragándosela”

por la fuerza.

Pasivo y vacío (dice Maccoby), el “alcohólico” trata

de compensarse dominando a otros, especialmente a

las mujeres. Fuera de su imaginación, rara vez logra su

propósito. Pero su impotencia y frustración pueden en-

cenderse ante una disputa, y el “alcohólico” explotará

descargando su furia contra alguién de quien cree que

ha desafiado la realidad de su imagen de “macho”. La

mayor parte de la violencia de la comunidad, incluido el

crimen, ha resultado de explosiones repentinas en una

cantina, provocadas a veces por un insulto imaginario,

agrandado por dudas del propio valer y por el miedo

Rasgo de carácter Alcohólicos (N=28)

Bebedores Excesivos(N=25)

Bebedores Moderados(N=107)

Abstemios (N=30) Población masculina Total(N=208)

Sadista 42.9 36.0 17.4 26.7 29.8

Receptivo dominante 82.1 60.0 47.0 36.7 51.4

Receptivo 92.9 84.0 77.8 70.0 79.3

Acumulativo dominante 10.7 16.0 22.2 36.7 22.4

Acumulativo 17.9 48.0 46.2 60.0 45.2

Agresivo 67.0 68.0 36.0 26.7 42.6

“Machismo” pronunciado 63.0 60.0 30.6 34.6 38.6

Cuadro 1

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de ceder y de revelarse como un engaño, como un “don

nadie”. (12)

Los aldeanos más vulnerables psicológicamente al

alcoholismo, son los de rasgos del carácter pasivo-re-

ceptivo, compensados por narcisismo y machismo, que

están intensamente fijados a sus madres. Estos suelen

no casarse, sino que permanecen al lado de ellas, con-

trayendo a veces breves e inestables relaciones amo-

rosas con mujeres. Hay otro tipo de “alcohólico” que

empieza a beber fuerte en la vida una vez casado. Estos

son individuos cuya vulnerabilidad psicológica no es

tan grave pero que, combinada con otros factores es-

pecialmente en el caso de conflicto con sus esposas,

los empuja al alcoholismo.(12) Estas circunstancias carac-

terológicas y socioculturales, otorgan poderes insos-

pechados a estas mujeres que llegan a convertirse en

auténticos motivos de “temor y adoración”.

Esto se revela en la consagración que se ha hecho del

día de la madre; conocímos el caso de una familia donde

la mujer más anciana, era colocada sobre un podio para

ser aclamada por toda la familia. El efecto más especta-

cular de tal ceremonia, era un grupo de mariachis que

le cantaban y tocaban el Himno Nacional.

S. Cirillo (terapeuta familiar)(13) propone que los rasgos

de carácter y la propensión al abuso de sustancias, ge-

neralmente son precedidas por trastornos de perso-

nalidad (dificultades emocionales serias, dificultades

en las relaciones interpersonales, escaso control de

los impulsos, síntomas de inadaptación, etc.). A dife-

rencia de lo aportado por Maccoby en 1965 (síndrome

de vulnerabilidad psicológica), Cirillo señala la ausencia

de un perfil psicopatológico típico, estableciendo que

la dependencia de sustancias, representa un síntoma

común a distintas formas de trastornos psíquicos, en

cada uno de los cuales cumple una función diferente.

Ambos argumentos dan su punto de vista sobre dife-

rentes postulados teóricos.

El manejo de la PAM en su condición de adicta no es

fácil, sobre todo si carece de conciencia de enfermedad

y no es capaz de percibir los riesgos inherentes a su

adicción. Esto puede deberse a una negación justifica-

toria como mecanismo de defensa psicodinámico, o a

un deterioro cognoscitivo como la anosognosia (–prefijo

privativo a–, y los elementos compositivos –noso– “en-

fermedad” y –gnosos– “conocimiento”, tomados del

griego) secundaria a pérdida neuronal.

¿Qué hacer en estas circunstancias? Un párrafo de

Yalom(14) nos lleva al extremo de tal dificultad: “La res-

ponsabilidad implica ser el autor de algo, y ser cons-

ciente de ella es darse cuenta de que uno está creando

el propio destino, el propio ser, su predicamento vital,

sus sentimientos y, en algunos casos, el propio sufri-

miento. Cuando el paciente no quiere aceptar esta res-

ponsabilidad e insiste en culpar a otros –individuos o

fuerzas- de su patología, no es posible pensar en una

ayuda terapéutica”. Sin embargo, asumir que no se

puede hacer nada, es demasiado radical; ante la adver-

sidad pueden buscarse las alternativas posibles. Por

ejemplo, en el caso de un paciente (hombre o mujer)

ya afectado en sus funciones cognoscitivas, y que ha

envejecido abusando del alcohol, podríamos recurrir

a la familia pidiéndole que ayude diluyendo paulati-

namente la concentración de alcohol de las bebidas

que usa el paciente, sin su advertencia y sin alterar

sus hábitos rituales de la ingesta. Esto puede evitar un

síndrome de abstinencia y hacer más amable la desin-

toxicación. Hay que considerar el posible riesgo de una

“complacencia inconsciente”, tanto de los familiares

como de los médicos.

La familia

La familia suele estar menos dañada cuando la

adicción de una PAM es de inicio tardío, y puede reac-

cionar con mejores actitudes cuando se ve obligada a

cuidarlo/a, pero aún así, confronta ásperos requeri-

mientos que llegan a despertar ambivalencia o franca

animadversión. Cuando esta familia pide ayuda a cual-

Figura 1

Padre con abuso de alcohol

Hijo estudiante de preparatoria

Hija madre soltera

Hijo estudiante de secundaria

Hija (madre soltera) cuidadora primaria

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Trastorno por consumo de sustancias en la vejez. Enfoque psicosocial

Abril 2017

quier profesional de la salud, emergen en sus miembros

sentimientos encontrados y a veces inconscientes que

dificultan la labor terapéutica. En un caso de supervisión

clínica, se propuso a la familia internar a la madre en

el área de adicciones de un hospital psiquiátrico, pero

los hijos rápidamente objetaron: “doctora, mi madre no

está loca”. Se les propuso entonces desintoxicarla en un

servicio hospitalario y continuar su tratamiento en un

centro de adicciones. A ello objetaron la condición de

no mencionar su alcoholismo porque “el seguro médico

no cubre esos gastos”. Se les indicó entonces, una des-

intoxicación paulatina en casa, bajo atención médica y

de enfermería, a lo cuál argumentaron: “no doctora…

mi mamá nunca aceptaría sentirse vigilada…, además,

ya está grande, ¡mejor díganos cómo hacerle para que

pueda beber… pero más poquito!”

Esto da idea de las dificultades que en muchos casos

afronta tanto el o la paciente, como el grupo familiar

y el personal de salud. ¿Qué se puede hacer cuando

hay pocas esperanzas de una mejoría? ¿Cómo alentar

intervenciones familiares eficientes? ¿Cómo prevenir

que la dinámica familiar no resulte más nociva que be-

neficiosa?

Hay estudios (13) enfocados a la familia de adolescentes

y adultos con adicción, que avalan hipótesis sobre el

rol de la familia en la génesis y mantenimiento de la

adicción de alguno de sus miembros. La idea es que el

síntoma funciona como una “homeostásis” que distrae

la atención de unos y otros acerca de sus propios con-

flictos. Sin embago no es fácil encontrar estudios equi-

valentes sobre familias de las PAM adictas. La figura

1 ilustra cómo la misma hija cuida al padre adicto y a

la vez, a sus propios hijos, y en ocasiones hasta a sus

nietos. Es de esperarse el colapso de quien llega a verse

sometido a estas presiones.

Aspectos socioculturales

En la persona adicta, la amplitud de este tema abarca

sus medios de subsistencia y su consecuente nivel so-

cioeconómico, su grado de cultura, la tolerancia de la

sociedad, si vive sola o con quién cohabita, etc. Además

del estigma de la edad, las PAM afrontan otras vicisi-

tudes: los hombres suelen ser más proclives al abuso

de alcohol sobre todo en la etapa del retiro laboral. Por

razones socioculturales, las mujeres que abusan del

alcohol son más estigmatizadas; esto es evidente en

aquellas que crecieron en épocas en las que el consumo

de alcohol era más censurado para ellas. En México

existe un patrón de consumo de grandes cantidades

por ocasión y, como fenómeno más reciente, la ingesta

excesiva de alcohol a edades cada vez más tempranas,

lo que incluye también a las mujeres.(15) En las PAM, los

clínicos observamos un patrón de consumo de menos

cantidad pero cotidiana, a lo que se agrega el consumo

de fármacos prescritos o no.

En las zonas rurales de México donde vive cerca del

23% de la población,(16) se ha documentado que el por-

centaje de la dependencia al consumo de alcohol es

mayor que en las urbanas (10.5% vs 9.3%).(15) En estas re-

giones las personas no identifican este consumo como

problema, lo consideran socialmente válido y así, difícil-

mente llega como demanda de consulta médica, hasta

que aparece una comorbilidad o secuela social grave(17)

Esto se complica debido a la percepción de algunos

miembros del personal de salud que consideran el al-

coholismo como normal en ciertas regiones, o como

incurable en otras. Además, a pesar de la evidencia

mostrada sobre la eficacia de políticas reguladoras de

bebidas alcohólicas, estas son escasamente cumplidas

en relación a la disponibilidad y restricción de su venta

a menores de edad.(17)

Un estudio de caso con enfoque cualitativo realizado

en una localidad rural en México,(18) reporta diferentes

percepciones sobre el consumo de alcohol en las mu-

jeres por parte de los prestadores de los servicios de

salud: la auxiliar y la jefa de jurisdicción sanitaria, identi-

ficaron el consumo femenino como problema de salud

en la comunidad. Esta percepción no la comparten los

médicos que laboran en la localidad: ellos manifiestan

que el consumo es mayormente masculino y que “es

raro que la mujer tome”. ¿Qué significado tendrá esta

diferencia de percepciones? ¿Serán simples prejuicios?

En el ideario popular ha perdurado cierta noción de la

mujer anciana como venerable, lo que tiende a alejarla

del juicio de “la abuelita alcohólica”, por lo que suele no

aludirse a su consumo de alcohol en el interrogatorio

médico. La alusión al “viejo borracho” y a la “vieja bo-

rracha” implica prácticas discriminatorias ancestrales, y

por ejemplo, el veto de acceso a la cantina para las mu-

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jeres, duró toda una época. Sólo a lo largo del tiempo

se ha ido relajado. Al facilitarse la disponibilidad del

alcohol para ambos sexos, se observa que el número

de mujeres que abusan de él tiende a aumentar, conse-

cuencia de lo cual hay cada vez más ancianas con este

problema.

El paradigma del Envejecimiento Exitoso

Rowe y Kahn en 1998 (19) postularon el paradigma del

envejecimiento exitoso (EE) al que condicionaron a tres

componentes:

• Baja probabilidad de enfermar y de padecer alguna

discapacidad

• Alta capacidad física y cognoscitiva

• Involucramiento activo en la vida cotidiana: relación

dinámica con otros y actitud productiva

Este paradigma surge contemporáneo al neolibe-

ralismo (teoría político-económica de “libre compe-

tencia”), donde el individuo es el lugar de la acción social,

libre y responsable de su salud y eficacia en las esferas

públicas y privadas. Es decir, cada uno tiene su impacto

dramático sobre el éxito o fracaso en su proceso de en-

vejecer. Habría que refleccionar sobre este paradigma

teórico que sólo abarca al 10% de la población. ¿Qué hay

de tantas PAM que llegan sin opciones “de éxito” por pa-

decer enfermedades mentales, o de tantas otras mar-

ginadas por la pobreza o sin respaldo de una seguridad

social? ¿Cuál será la mirada de aquellos profesionistas

de la salud ante personas adictas envejecidas que no

logran los tres componentes del bienestar del EE?...,

¿van a ser sargenteadas ante el prejuicio de que “él /ella

se lo buscó”?... ¿será tan concreto el verso de Amado

Nervo: …“porque veo al final de mi largo camino, que yo

fuí el arquitecto de mi propio destino”? Este principio

de EE ni aplica para todos, ni es enteramente real; no

somos ajenos a lo predeterminado tanto en lo genético

como en lo del medio ambiente que nos toca habitar.

Los trabajadores de la salud necesitamos entender la

problemática de la PAM adicta y sin prejuicios, tomar

desiciones y estrategias para el adecuado tratamiento

del paciente. Al final podríamos convertir en un pre-

juicio este paradigma.

¿Qué tan posible es poner un estandar de EE como el

que proponen Rowen y Kahn? Un modelo de envejeci-

miento con una meta fija como la enunciada, evita una

mirada flexible acerca de los cambios que se pasan a

través de la vida. Cualquier constructo de EE que utilice

la perspectiva del curso de la vida, hace verse al enveje-

cimiento como un proceso de desarrollo continuo y que

requiere, tanto un esfuerzo individual, como el apoyo

social. Una perspectiva del curso de la vida permite la

heterogeneidad de envejecer “exitosamente”. (19)

Anamnesis

Ignorar el trastorno por consumo de sustancias en las

PAM, significa preservar el problema. El médico no debe

subestimar los riesgos de este consumo, por lo que en

todo acto de exploración médica, habrá que indagar

puntualmente la cantidad, la frecuencia y el tiempo de

consumo de alcohol, tabaco, benzodiazepinas, analgé-

sicos, laxantes, y cualquier otro. Más aún en aquellas

PAM que cursen con:

• quejas acerca de su integridad mnésica

• síntomas de depresión y/o ansiedad (investigar de

rutina ideación suicida)

• abandono de la higiene (hábitus exterior)

• síndrome de caídas

• delirium

• miopatías

• incontinencias

• hiporexia, anorexia, desnutrición

• trastornos del sueño

• convulsiones

• problemas para controlar la glicemia

• gastritis y esofagitis recurrente

• cambios en la conducta o aislamiento social

Es conveniente usar instrumentos clinimétricos (vali-

dados en cada país) con objeto de valorar la cognición,

la funcionalidad y los síntomas neuropsiquiátricos.

Los intrumentos disponibles para estudiar el consumo

de alcohol, son sensibles para detectar problemas

avanzados, aunque son menos confiables para de-

tectar etapas incipientes de consumo. Contamos con el

Screening de Alcoholismo (CAGE) y el Michigan Alcoholism

Screening Test – Versión Geriátrica (MAST-G) diseñados

para las PAM.

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Trastorno por consumo de sustancias en la vejez. Enfoque psicosocial

Abril 2017

Relación médico-paciente

J.L. Patiño opina que, (20) …“Por amplios conoci-

mientos y avances técnicos que desarrolle un médico, si

no es capaz de acercarse al enfermo tomando en cuenta

su angustia y sus circunstancias, será un mal médico”,

y citando a Von Weizächer: “Cualquier enfermedad

está bordada siempre en la biografía del enfermo y

le afectará según la esté asumiendo; sea cual fuere la

etapa de su ciclo vital (más que biológico). El médico,

por su parte, lleva su quehacer profesional plasmado

también en una red de circunstancias condicionadas

por su propia biografía. Así pues, en la relación médico-

paciente, habrá un intercambio de motivaciones y actos

derivados de la personalidad de cada uno de ellos; con

los efectos consecuentes”.

El significado que adquiere la enfermedad en la PAM,

estará en función de: la conciencia de enfermedad, el

grado de disfuncionalidad, discapacidad y la respon-

sabilidad emocional motivada por su personalidad. La

enfermedad produce una reacción global de la perso-

nalidad, no solo una reacción escueta del organismo.

Sin embargo, la contratransferencia está al asecho

y puede desvirtuar la relación médico-paciente, oca-

sionar angustia en el médico, impotencia ante el de-

terioro del enfermo, animadversión contra la familia y

otras reacciones desfavorables como la pérdida de la

objetividad terapéutica.

Una actitud compasiva pero serena del médico, su

contacto significativo y una exploración interesada más

allá de la rutina, influirán en la confianza y autoridad

que obtenga del paciente y sus familiares. Esto alentará

un mejor apego a las instrucciones y prescripciones.

En la práctica clínica se observa el hecho de que

los pacientes dependientes de fármacos controlados

por receta médica, desarrollan actitudes y conductas

eficientes para proveer sus necesidades. Entre otros

recursos, se entrenan en la falsificación de recetas,

en negociar con los dependientes de la farmacia, ma-

nipular con síntomas reales o simulados a familiares y

amigos. Especial mención requiere el manejo que al-

gunos ponen en juego ante los médicos para obtener

recetas de más, por ejemplo: esperar el último instante

de la consulta, elaborar amenazas de suicidio veladas,

demandar una receta para cualquier familiar, pedir re-

cetas con fecha diferida “por si se le termina el medica-

mento”, intentar conmover al médico haciendo horas

de antesala o montar escenas perturbadoras en el con-

sultorio y en ocasiones, mandar a terceros pidiendo “el

favor” de “su” receta.

Terapéutica

En un artículo de difusión titulado: La irracionalidad

de Alcohólicos Anónimos (AA), Gabrielle Glaser men-

ciona que el programa de los 12 pasos de AA, está

basado en la fe y es el tratamiento dominante. Inves-

tigadores actuales han encontrado otros tratamientos

eficaces como el uso de psicofármacos combinados con

terapia cognitivo-conductual.

Los conceptos siguientes, han sido tomados de un

artículo de difusión enviado por Carlos de los Ángeles

al maestro José Ángel Saviñon, quien dirige una red lati-

noamericana de psiquiatras por internet.

Alcohólicos Anónimos se estableció en 1935 cuando

el conocimiento del cerebro estaba en su infancia.

Ofrece un único camino a la recuperación: la absti-

nencia de alcohol para toda la vida. El programa insta

a los miembros a renunciar a su “ego”, aceptar que

son “impotentes” sobre el alcohol, hacer las paces con

aquellos que han tratado injustamente, y orar.

Podemos dar idea del encuadre terapéutico de AA

con el siguiente párrafo de su libro fundamental:

“Rara vez hemos visto fracasar a una persona que haya

seguido plenamente nuestra ruta. Los que no se recuperan

son las personas que no pueden o no quieren entregarse

por completo a este sencillo programa, por lo general los

hombres y mujeres que son constitucionalmente incapaces

de ser honestos consigo mismos. Existen tales desgra-

ciados. Ellos no tienen la culpa; parecen haber nacido de

esa manera.”

Hemos crecido tan acostumbrados a los testimonios

de quienes dicen que AA salvó su vida, que tomamos la

eficacia del programa como un artículo de fe. Rara vez

escuchamos de aquellos para los que el tratamiento

de los 12 pasos no funcionó, pero: ¿cuántos testigos

podríamos citar que han rebotado dentro y fuera de la

rehabilitación sin conseguir nada mejor? ¿por qué su-

poner que fallaron ellos en lugar de pensar que quien

falló, fue el programa?

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Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

Sobre todo, a los no teístas, el concepto de “pedir a

Dios para eliminar los defectos del carácter” puede pa-

recerles anacrónico (y hasta omnipotente).

Bill Wilson, fundador de AA, tenía razón cuando in-

sistió hace 80 años en que la dependencia del alcohol

es una enfermedad, no una falta moral (vicio). ¿Por qué

entonces, tan pocas veces se le trata médicamente? (Lo

que suele tratarse médicamente, son sus efectos cola-

terales, mas no la adicción como enfermedad).

Cuando el centro de tratamiento de Hazelden abrió

sus puertas en 1949, se anotó cinco aciertos para sus

pacientes: comportamiento responsable, asistencia a

conferencias sobre los 12 pasos, hacer su cama, man-

tenerse sobrio, y hablar con otros pacientes. Esto

llevó a un descubrimiento alentador que se ha vuelto

piedra angular del modelo Minnesota: los alcohólicos

y otros adictos pueden ayudarse unos a otros. La es-

tructura y el apoyo de AA funciona para algunos, pero

no es suficiente para todos. ¿Se integrarán las PAM

a estos grupos de AA? ¿Dónde tratar a las PAM con

patología dual?

Existen líneas de investigación que apoyan la con-

clusión de que la mayoría de los trastornos mentales

tienen su inicio antes de la aparición de los trastornos

por uso de sustancias.

Conclusiones

El consumo de alcohol, tabaco, drogas lícitas e ilícitas

en las PAM va en aumento, a pesar de lo cual no existe

un adecuado abordaje para estos problemas por falta

de pericia del personal de salud, además de ser pocas

las PAM que tienen acceso a tratamiento.

Aunque falta evidencia empírica, hay un alto grado

de especificidad en el motivo por el cual, un individuo

elige una determinada sustancia. Esto conduce, desde

la teoría de la automedicación, a los nuevos hallazgos

que permiten entender las bases neurobiológicas de la

patología dual como un trastorno de la autorregulación

de circuitos que involucran a los sistemas opioide, can-

nabinoide, nicotínico, etc. de donde se concluye que “la

adicción no es casual”.

Mucho se ha señalado que un consumo leve de al-

cohol llega a ser saludable y protege contra la cardio-

patía isquémica. Esto conlleva el riesgo de una política

orientada a un cierto consumo de alcohol, promovida

incluso por el médico sin antes indagar la integridad de

la cognición (envejecimiento vs deterioro cognoscitivo),

la personalidad previa, antecedentes de consumo, inte-

racciones farmacológicas como el uso de benzodiaze-

pinas e hipnóticos, además de los cambios fisiológicos

que afectan la forma de absorberse, distribuirse y elimi-

narse de las sustancias. Un reto difícil, es individualizar

en cada PAM los límites entre un consumo favorable y

un consumo problema.

Es difícil apreciar la dimensión cualitativa y cuanti-

tativa del uso y abuso de alcohol en las PAM porque

este sector de la población procura beber aisladamente

en sus hogares, a diferencia de las conductas gregarias

que los jóvenes suelen promover. Las políticas de salud

pública no contemplan a las PAM por el trastorno de

consumo de sustancias, más bien suelen ocuparse de

las conductas lesivas relacionadas con los jóvenes. Por

otra parte, las PAM no acuden a los servicios de salud,

por consumo de sustancias sino por otras enferme-

dades como: síndrome de caídas, hipoglicemia, fallas

mnésicas, etc. de ahí la importancia de una buena labor

de anamnesis.

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14 Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

Tadalafilo en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata sintomática con o sin disfunción eréctil

Amorone J.L.; Albornoz I.C.; Caballero González C.; Carzoglio N.X.; Revelo Chamorro N.A.; Puscinski S.A.; Puscinski A.J.

Hospital Mariano y Luciano de la Vega. Moreno, Buenos Aires.

Correo electrónico: [email protected]

Conflictos de interés y/o Financiación: Los autores no presentan conflictos de interés ni han recibido financiación para la realización del estudio.

Recibido el 18 de febrero de 2017; aceptado el 8 de marzo de 2017.

TRABAJO ORIGINAL

RESUMEN

Objetivo: Evaluar la seguridad y eficacia de tadalafilo 5 mg diarios en el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna sin-tomática con o sin disfunción eréctil.

Material y método: Estudio doble ciego con asignación al azar, controlado contra placebo, de 24 semanas en el que par-ticiparon 140 mayores de 60 años, con síntomas obstructivos o irritativos > 6 meses sin tratamiento farmacológico de HPB y/o disfunción eréctil. Se controlaron cada 4 semanas.

Resultados: 64 pacientes (91,42%) completaron el tratamiento con tadalafilo. Comparado con placebo, el tadalafilo se asoció con mejoras significativas en el IPSS 2.80, p < 0,00001) y la puntuación IIFE (diferencia media= 2.10, p < 0,00001). El tratamiento con tadalafilo presentó una mejora no significativa en Q máx (Diferencia de medias = + 0,21ml/s, p> 0.68). Los eventos adversos (34,37%) fueron leves o moderados y transitorios.

Conclusión: El tadalafilo ha demostrado ser significativamente eficaz para la mejora de la hiperplasia prostática benigna sintomática. Es seguro y bien tolerado siendo los eventos adversos leves o moderados y transitorios. El tadalafilo puede ser con-siderado por el geriatra como un óptimo tratamiento de la HPB sintomática en pacientes con comorbilidad de HPB y disfunción eréctil.

Palabras clave: próstata, tadalafilo, hiperplasia prostática benigna, disfunción eréctil.

Tadalafil in the treatment for symptomatic benign prostatic hyperplasia with or without erectile dysfunction

ABSTRACT

Objective: To evaluate the efficacy and safety of 5 mg of tadalafil once daily in men with lower urinary tract symptoms se-condary to benign prostatic hiperplasia with or without erectile dysfunction.

Patients and methods: a 24-week, randomised, double-blind study of 140 men > 60 years of age who presented with >6 months of obstructive and/or irritative symptoms. Participants agreed not to use BPH or ED treatments. lower urinary tract symptoms suggestive of benign prostatic hyperplasia (LUTS/BPH). The parameters were assessed every 4 weeks.

Results: 64 patients (91,42%) completed the tadalafil treatment. Tadalafil significantly reduced I-PSS score (mean difference 1.90, p < 0,00001) and IIEF score ( mean difference = 2.10, p < 0,00001) when compared with placebo. Tadalafil no significantly improved Q max (mean difference = + 0,21 ml/s, p> 0.68). The adverse events (34,37%) were mild or moderate and transient. Conclusion: Tadalafil significantly improves BPH-LUTS. Tadalafil is well tolerated and adverse events are mild or moderate and transient. The geriatrician can administer tadalafil to men both with and without coexisting ED that may provide an effective thera-peutic alternative for the treatment of BPH-LUTS.

Keywords: prostate, tadalafil, benign prostatic hyperplasia, erectile dysfunction

GERI

ATRÍ

ARev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 31(1):14-19

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15Abril 2017

Tadalafilo en el tratamiento de la hiperplasia benigna

Introducción

La hiperplasia prostática benigna (HPB) es la causa

más común de los síntomas del tracto urinario inferior

(STUI) en los adultos mayores. Los STUI varían en su

gravedad, que van de leves a severos, y pueden ser

obstructivos o de vaciado (los más frecuentes) e irrita-

tivos o de llenado (los que más interfieren las activida-

des de la vida diaria y la calidad de vida). Aproximada-

mente el 40% de los hombres de 50 años y el 80% de

los de 80 años tendrán HPB1.

El tratamiento médico de esta enfermedad se ha

convertido en la terapéutica de primera línea. Una par-

te importante de los varones que se atienden a diario

en las consultas tienen o van a tener problemas en re-

lación con la HBP. Así pues sería deseable que el mé-

dico geriatra ocupe un rol más activo en relación con

esta patología que tradicionalmente ha sido abordada

casi exclusivamente por los urólogos. Los receptores α

adrenérgicos están presentes en los componentes del

músculo liso de la cápsula y del estroma, así como en

el cuello vesical. El bloqueo de estos receptores resulta

en la relajación del músculo liso prostático, lo que mo-

difica el componente dinámico de la HPB.

Los α bloqueantes no tienen efecto sobre el volumen

de la próstata ni sobre los niveles de PSA. Los α 1 blo-

queantes, tales como la tamsulosina, son de elección

en los hombres con síntomas moderados-severos con

próstatas pequeñas (< 30 ml o con PSA < 1,4 ng/ml) y,

por lo tanto, con poco riesgo de progresión de la en-

fermedad2.

Los inhibidores de la 5 α reductasa (5 - ΑRI) actúan

sobre el componente mecánico al reducir el tamaño

prostático. Inhiben el paso de testosterona a su meta-

bolito dihidrotestosterona (DHT), lo que conduce a una

contracción del órgano entre un 15 y 25% en 6 meses.

Se asocia con una disminución sérica del 50% del PSA.

Los 5 - ARI pueden ser ofrecidos a los hombres que tie-

nen STUI moderados a severos y agrandamiento pros-

tático (> 40 ml o PSA > 1,4 ng/ml3.

Se sabe que los α 1 bloqueantes pueden producir

efectos secundarios tales como eyaculación retrógra-

da o aneyaculación y los 5 – ARI pueden provocar dis-

minución de la libido y disfunción eréctil (DE).

Por otra parte, la prevalencia de DE aumenta de for-

ma concomitante con la edad. A la edad de 40 años,

el 40% de los hombres experimentan alguna forma de

DE4.

Se ha observado que la DE puede coexistir con la

HPB y es más común en los hombres mayores5-8.

En una encuesta multinacional de mayores de 60

años, los STUI se identificaron como un factor de ries-

go para DE9.

Los inhibidores de la fosfodiesterasa 5 (iPDE5) han

demostrado eficacia y seguridad en la DE de variada

etiología y severidad, al facilitar la erección por la re-

lajación del músculo liso del cuerpo cavernoso y el au-

mento de la perfusión vascular. La PDE5 es prevalente

en el músculo del cuello de la vejiga, uretra prostática

y próstata10.

El principal mecanismo de acción de los IPDE5 es in-

crementar la concentración de guanosina monofosfa-

to cíclico (GMPc) y reducir los niveles de Ca++ intrace-

lular por estímulo de la enzima proteinkinasa 1 (PGK1),

lo que logra la miorrelajación.

Se postula que los iPDE5 mejoran los síntomas uri-

narios en pacientes con HPB debido al incremento de

la perfusión sanguínea en el tracto urogenital vía óxido

nítrico (ON)/GMPc, lo que disminuye la isquemia y la

inflamación del árbol urinario inferior. En forma adi-

cional, los iPDE5 inhiben el sistema alternativo de con-

tracción muscular vía RhoA/Rhokinasa, y así potencian

los mecanismos que aumentan la irrigación pelviana11.

La acción relajante sobre la musculatura vesical y

prostática que ejercen los iPDE5 podrían complemen-

tar los efectos vasculares, al reducir la hiperactividad

autonómica. Los estudios de investigación básica

demostraron que los iPDE5 modulan además los im-

pulsos miccionales mediados por la vía autonómica

aferente y así disminuyen los deseos de micción aso-

ciados generalmente a la hiperactividad en pacientes

con STUI secundarios a HPB12. De acuerdo con su per-

fil farmacocinético se distinguen iPDE5 de vida media

corta (3 a 5 hs) tales como el sildenafil con dosis de

25, 50 y 100 mg y el vardenafil (VAR) con dosis de 10 y

20 mg y los iPDE5 de vida media larga (17,5 hs) vg. el

tadalafilo con dosis de 20 mg en la toma a demanda y

5 mg de toma diaria.

El tadalafilo es el único medicamento aprobado para

la FDA (Food and Drug Administration) para el tratamien-

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16

J.L. Amorone y cols.

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

to simultáneo de los síntomas del tracto urinario infe-

rior asociados a hiperplasia benigna de próstata (STUI/

HPB) y disfunción eréctil (DE). También fue aprobado

por la Unión Europea y es recomendado por la Asocia-

ción Urológica Japonesa.

Material y método

Estudio doble ciego (investigador/médico y paciente)

con asignación al azar por computadora, controlado

contra placebo, de 24 semanas en el que participaron

140 pacientes. Se administró tadalafilo 5 mg una vez al

día o placebo.

Los parámetros de seguridad y eficacia se evaluaron

cada 4 semanas.

Criterios de inclusión

• Adultos mayores 60 años

• STUI obstructivos o irritativos asociados a HPB de

evolución > 6 meses.

Criterios de exclusión

• Tratamientos farmacológicos de HPB y/o DE inclu-

yendo α bloqueantes, 5 – ΑRI, PDE5I o fitoterapia.

• Procedimientos quirúrgicos de HPB y/o DE

• Litiasis vesical

• Infecciones activas del tracto urinario

• Cáncer de próstata

• Residuo postmiccional > 60 ml

• Insuficiencia renal y/o hepática

• Radioterapia pelviana previa

• Estrechez uretral

• Litiasis ureteral en los 6 meses previos

• Hematuria manifiesta

La eficacia de los 5 mg diarios del tadalafilo fue

evaluado usando la Puntuación Internacional de Sín-

tomas Prostáticos total (IPSS), IPSS subscore irritativo

(preguntas del IPSS 2,4 y 7), IPSS subscore obstructivo

(preguntas del IPSS 1,3, 5 y 6), IPSS calidad de vida (pre-

gunta del IPSS 8) y el BPH-II. El IPSS es un cuestionario

autoadministrado cuyo puntaje más elevado indica

síntomas más severos. La versión española del Benign

Prostatic Hyperplasia Impact Index (BII) Calidad de Vida

Relacionada con la Salud (CVRS) es un cuestionario es-

pecífico para evaluar el impacto de los síntomas urina-

rios de la HBP en la calidad de vida y el estado de salud

de los pacientes. Consta de 4 ítems que exploran áreas

de la CVRS: malestar físico, preocupación por la salud,

molestias e impedimento para realizar actividades co-

tidianas.

En cada visita se preguntó a los pacientes si eran se-

xualmente activos con su pareja y si esperaban man-

tenerse sexualmente activos hasta la próxima visita.

A los pacientes que respondieron afirmativamente a

ambas preguntas se les pidió que completen el cues-

tionario IIFE (Índice Internacional de la Función Eréc-

til), diseñado con el fin de suministrar un instrumento

diagnóstico abreviado en cinco preguntas para evaluar

la DE. La medición del residuo postmiccional (RPM) fue

determinado por ecografía transabdominal.

La uroflujometría permitió medir los parámetros de

la micción de los que el más significativo fue el flujo

máximo (Qmax). Si el Qmax era < 10 ml/s sugería una

obstrucción severa.

El ensayo clínico fue realizado de acuerdo con la De-

claración de Helsinki, el comité de ética del hospital

aprobó el estudio y los pacientes firmaron el consen-

timiento.

Análisis estadístico

Para variables continuas se utilizó el número de ob-

servaciones, la media, la mediana, el desvío estándar

mínimo y máximo (DE), el intervalo de confianza del

95%(IC). Los estadísticos para variables categóricas fue-

ron los recuentos y porcentajes. Para la relevancia clíni-

ca se utilizó el riesgo relativo (RR), la reducción absoluta

de riesgo (RRA) y el número necesario a tratar (NNT).

Resultados

En total, 64 pacientes (91,42%) completaron el trata-

miento con tadalafilo. Comparado con placebo, el ta-

dalafilo se asoció con mejoras significativas en el IPSS

(diferencia media = — 2.80, p < 0,00001; IC95% -3.15

– 1.98) y la puntuación IIFE (diferencia media= 2.10, p

< 0,00001; IC95% 1.27 – 3.11). El tratamiento con tada-

lafilo presentó una mejora no significativa en Q máx

(Diferencia de medias = + 0,21ml/s, p> 0.68; IC95% 0.24

– 0.64).

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17Abril 2017

Tadalafilo en el tratamiento de la hiperplasia benigna

La media de volumen de residuo postmiccional fue

62,2 ± 59,4 ml al inicio del estudio y 59,1 ± 58,1 ml a

los 6 meses de tratamiento no presentando una mejo-

ra significativa (Diferencia de medias = 3.10, p = 0.87;

IC95% 5.17 – 6.10).

La media de antígeno específico de la próstata (PSA)

aumentó no significativamente de 1,6 ± 1,3 ng / ml a

1,7 ± 1,4 ng / ml (Diferencia de medias = 0.4, p = 0.38;

IC95% 1.1 – 1.8).

El análisis de la eficacia del tadalafilo, al final del tra-

tamiento, arrojó los siguientes resultados (p < 0,00001):

• Reducción absoluta de riesgo (RRA): 73%

• Número necesario para tratar (NNT): 1,37

• Riesgo relativo (RR): 5,87

Los resultados de la eficacia se muestran en la Tabla.

Los eventos adversos emergentes del tratamiento

(EA) fueron comunicados por el 34,37% de los pacien-

tes versus el 22,58% en el grupo placebo, con un ries-

go relativo (RR) de 1.52, RRA = 12% y NNT = 8,54. La

mayoría de los EA fueron leves (72,72%) o moderados

(22,72%), todos ellos transitorios; los EA más comu-

nes (≥ 2%) fueron dispepsia, reflujo gastro-esofágico,

lumbalgia, cefalea, sinusitis y tos. Un paciente (1,56%)

interrumpió el tratamiento como resultado de EA. No

se detectaron diferencias significativas en la incidencia

de EA severos después del tratamiento con tadalafilo.

Discusión

Los iPDE5 han demostrado eficacia terapéutica en

pacientes con STUI secundarios a HPB al disminuir sig-

nificativamente el IPSS en comparación con el placebo,

tanto en el subscore obstructivo, en el subscore de sín-

tomas irritativos, como en la pregunta sobre calidad

de vida13.

Esta eficacia fue alcanzada independientemente de

la severidad de los síntomas.

La mejora significativa de los STUI/HPB, medidos por

el IPSS, encontrada en nuestra serie, fue descripta en

varios ensayos clínicos.

Un total de 2054 pacientes fueron incluidos en 5 es-

tudios randomizados y controlados, que valoraron los

cambios del IPSS comparados con placebo.

Los grupos de pacientes fueron homogéneos.

El pool de estos estudios demostró un promedio de

cambios del IPSS de -5,24 vs. -2,64 entre los iPDE5 y el

placebo, y tanto la media como el índice de confianza

(IC) fueron significativos a favor de los iPDE5 con una P

<0,000015-914-18, valores similares a los obtenidos en

nuestro trabajo.

Por el contrario, se comunican resultados dispares

sobre las modificaciones que los iPDE5 producen en

los parámetros urodinámicos medidos por flujometría

(Qmáx) y en los estudios que evalúan presión/flujo o

sobre la presión o la capacidad de la vejiga. Tampoco

son coincidentes los resultados de los distintos traba-

jos sobre la modificación de los volúmenes del residuo

vesical postmiccional. En la misma línea de Roehrborn

Medición de eficacia

VariablePlacebo

(N = 62 )Tadalafilo (N = 64)

IPSS Total    

Cambio, media ± SD    

- Semana 0 a punto final – 3,1 ± 6,7 – 5,9 ± 7,8

- Semana 12 a punto final – 0,1 ± 5,9 – 0,3 ± 5,8

IPSS Irritativo    

Cambio, media ± SD

- Semana 0 a punto final – 1,5 ± 3,2 – 2,4 ± 3,1

- Semana 12 a punto final – 0,3 ± 2,4 – 0,0 ± 2,4

IPSS Obstructivo 

Cambio, media ± SD    

- Semana 0 a punto final – 1,6 ± 4,2 – 3,5 ± 4,8

- Semana 12 a punto final – 0,1 ± 3,6 – 0,2 ± 3,4

IPSS QOL    

Cambio, media ± SD

- Semana 0 a punto final – 0,6 ± 1,4 – 1,5 ± 1,5

- Semana 12 a punto final – 0,3 ± 1,3 – 0,4 ± 1,1

BII   

Cambio, media ± SD

- Semana 0 a punto final – 1,1 ± 2,5 – 1,4 ± 2,7

- Semana 12 a punto final – 0,7 ± 2,8 – 0,8 ± 2,6

Hombres sexualmente activos con DE N= 47 N= 51

IIEF EF    

Cambio, media ± SD    

- Semana 0 a punto final 5,2 ± 8,1 7,3 ± 8,6

Cambio, media ± SD    

- Semana 12 a punto final 4,8 ± 7,9 0,1 ± 6,8

IPSS, Puntuación Internacional de Síntomas Prostáticos. BII, versión española del Benign Prostatic Hyperplasia Impact Index. IPSS QOL, IPSS calidad de vida. IIEF EF, Índice Internacional de Función Eréctil.

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18

J.L. Amorone y cols.

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

et al (2014), en nuestra serie el tadalafilo fue responsa-

ble de un aumento Qmáx19 pero a diferencia de Roehr-

born dicho aumento no fue estadísticamente significa-

tivo en concordancia con otros estudios.

Una nueva alternativa es el tratamiento combinado

de iPDE5 con α-bloqueantes. Bechara et al20 compa-

raron un tratamiento de tamsulosina 0,4 mg con un

tratamiento de tamsulosina 0,4 mg y tadalafilo 20 mg

diarios. Los autores encontraron una mejora significa-

tiva en el IPSS (tamsulosina – 6.7 vs tadalafilo/tamsulo-

sina – 9.2; p 0.05) y para la pregunta de calidad de vida

(IPSS-QOL) (p, 0.001) en ambas modalidades de tra-

tamiento comparado con los datos de base pero con

diferencias mayores con el tratamiento combinado.

Con respecto al flujo máximo (Qmax) y el residuo post-

miccional (RPM), hubo una mejora significativa con am-

bos tratamientos (p, 0.001) pero no hubo diferencias

significativas entre la monoterapia con tamsulosina

versus el tratamiento combinado de tamsulosina con

tadalafilo (p, 0.05). La mejora en el IIEF fue significativa

con tamsulosina más tadalafilo (p, 0.001) pero no con

tamsulosina sola (p, 0.05).

Casabé et al21 publicaron los resultados de un es-

tudio doble ciego randomizado sobre el tratamiento

combinado de tadalafilo y finasteride en pacientes con

HPB. Los puntajes de IPSS a las 4, 12 y 26 semanas dis-

minuyeron en un promedio de 2.3, 3.8, and 4.5 puntos

para el grupo placebo y 4.0 (P <0.001), 5.2 (P=0.001),

y 5.5 (P=0.022) puntos para el grupo de tratamiento

combinado. Estas diferencias en el puntaje del IPSS

fueron significativas para el gru-

po de tratamiento combinado.

Además, el tratamiento combi-

nado con tadalafilo mejoró la

función eréctil21.

Los promedios de los cambios

del IIEF-EF en el grupo placebo

fueron -1.1, 0.6 y -0.0 a las 4, 12,

y 26 semanas, respectivamente.

En el grupo tadalafilo/finasteri-

de, los cambios promedio fue-

ron 3.7 (P<0.001), 4.7 (P<0.001),

y 4.7 (P<0.001), respectivamen-

te. A las 4 semanas, los pacien-

tes en el grupo finasteride/

placebo presentaron una disminución en la function

eréctil, mientras que los hombres con el tratamiento

combinado presentaron una mejora de 3.7 en el pun-

taje del IIEF-EF.

Respecto a la tolerancia y seguridad del tadalafi-

lo, los resultados de nuestra serie son similares a los

comunicados por otros trabajos. Cinco estudios que

incluyeron 2129 pacientes reportaron información so-

bre eventos adversos (EA). Los EA reportados no varían

con relación a aquellos estudios realizados con iPDE5

para el tratamiento de varones con DE, y son: cefaleas,

enrojecimiento facial, dispepsia y lumbalgia los más

frecuentes reportados; todos de grado leve a mode-

rado y generalmente transitorios. De un total de 695

pacientes que reportaron EA (37,31% con los iPDE5 y

24,03% con el placebo) no se hallaron diferencias es-

tadísticamente significativas entre los 3 iPDE5, ni entre

ellos y el placebo22-26.

Conclusión

En la misma línea de otros ensayos clínicos, el tadalafi-

lo ha demostrado ser significativamente eficaz para la

mejora de los síntomas del tracto urinario inferior aso-

ciados a hiperplasia benigna de próstata. Las mejoras

significativas en el IPSS y IIEF, también se observaron

en pacientes con comorbilidad de hiperplasia benigna

de próstata y disfunción eréctil. Los efectos adversos

fueron leves o moderados y transitorios, lo que de-

muestra que el tadalafilo fue bien tolerado.

Figura 1. Promedio de alteración del IPSS de la línea de base hasta el final (semana 4, 8, 12, 16, 20 y 24)

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19Abril 2017

Tadalafilo en el tratamiento de la hiperplasia benigna

Por lo tanto, además de una primera línea de trata-

miento para la disfunción eréctil, el tadalafilo puede

ser considerado por el geriatra como un óptimo trata-

miento de los síntomas del tracto urinario inferior en

pacientes con comorbilidad de hiperplasia benigna de

próstata y disfunción eréctil. Son necesarios estudios

prospectivos multicéntricos a fin de evaluar la dosis

óptima, la relación entre los resultados y las caracte-

rísticas de los pacientes, los resultados a largo plazo

y el costo-eficacia global del tadalafilo una vez al día

en el tratamiento de los síntomas del tracto urinario

inferior asociados a la hiperplasia benigna de próstata

y disfunción eréctil.

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Page 26: Revista Argentina de Gerontología y Geriatría - SAGG · Una ancianidad plena y activa es un bien para la fa-milia y para la sociedad. Los progresos de la medicina hacen posible

20 Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

Taller de prevención de caídas y promoción del autocuidado: un dispositivo grupal gerontológico en Salud Pública

Lic. Bronstein1, P.; Perinotto2, A.; Ventos3, L.

1 Especialista en Psicogerontología, Programa de Salud para Adultos Mayores, Unidad de Geriatría Hospital Durand. Directora del Curso Bienal de Actualización en Gerontología y Geriatría del Hospital Durand

2 Kinesióloga de planta permanente, Unidad de Kinesiología, Servicio de Traumatología Hospital Durand 3 Kinesióloga de planta permanente, Unidad de Kinesiología, Servicio de Geriatría. Secretaria Curso Bienal de Actualización en

Gerontología y Geriatría, Hospital DurandJefes de Servicios involucrados: Pieroni, T.; Salzberg, S. - Coordinador Red Gerontológica: Dr. Moench, R.

Correo electrónico: [email protected]

Conflictos de interés y/o Financiación: Los autores no presentan conflictos de interés ni han recibido financiación para la realización del estudio.

Recibido el 31 de enero de 2017; aceptado el 27 de marzo de 2017.

RESUMEN

El Hospital General de Agudos Carlos G. Durand se encuentra en la comuna 6 de la C.A.B.A. donde se concentra la mayor densidad de población de personas mayores según la Dirección General de Estadística y Censos. Esto se ve reflejado en la alta demanda de consultas gerontológicas recibidas por inestabilidad y caídas a repetición.

Objetivo: Dar respuesta a esta problemática gerontológica que plantea uno de los síndromes geriátricos más importantes.Material y método: Se diseñó una modalidad de trabajo: “Taller de prevención de caídas y promoción del autocuidado” como un

abordaje interdisciplinario de las caídas en el envejecer. El taller consta de tres partes: una de evaluación individual con utilización de técnicas kinésicas y psico-gerontológicas, el taller en sí mismo y una última instancia de reevaluación que se realiza luego de 6 meses finalizado el mismo.

Desarrollo: El taller se viene desarrollando desde el año 2013 en forma ininterrumpida con una participación anual de 25 asistentes promedio, de los cuales el 75% viven solas en sus hogares con un promedio de edad de 80 años.

Resultados y conclusión: La comparación de los resultados obtenidos en la etapa de evaluación con la de reevaluación arroja que el transitar por este dispositivo grupal favorece la funcionalidad de los asistentes al mismo incentivándolos a ponerse en movi-miento desde un trabajo físico y psíquico que los lleva a reflexionar con otros acerca del modo de vivenciar su propio envejecer y en algunos casos los conduce a modificar sus hábitos de autocuidado y formar nuevas redes sociales. Palabras Clave: prevención, caídas, autocuidado, interdisciplina, gerontología

Workshop on prevention of falls and self-care promotion: a gerontological group device in Public Health

ABSTRACT

Agudos General Hospital “Carlos G. Durand” is in the 6th commune of the C.A.B.A. where the biggest population of elderly people is concentrated according to the General Directorate of Statistics and Censuses. This is reflected in the high demand for gerontological consultations received due to instability and falls to repetition.

Objective: To give an answer to this gerontological problem that raises one of the most important geriatric syndromes. Material and method: A working modality was designed: “Fall prevention workshop and self-care promotion” as an interdisci-

plinary approach to falls in the aging process. The workshop consists of three steps: an individual evaluation using kinesic and psycho gerontological techniques, the workshop itself, and a final instance of reevaluation that takes place 6 months after the end of the workshop.

Development: The workshop has been established since 2013 with an annual average participation of 25 attendees, of whom 75% live alone in their homes with an average age of 80 years old.

Results and conclusion: The feedback obtained between the evaluation and reevaluation stages, shows us that working through these group devices, favors the functionality of the assistants to the workshop, stimulating them to get moving physically and psychi-cally that takes them to reflect with others on how to experience their own aging, and in some cases, leads them to modify their habits of self-care and to form new social networks.Keywords: prevention, falls, self-care, interdisciplinary, gerontology

Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 31(1):20-23

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Taller de prevención de caídas

Abril 2017

Introducción

Las caídas en las personas mayores son un tema

complejo del quehacer gerontológico que imponen

un abordaje interdisciplinar desde los distintos ni-

veles de atención. Por lo que es de fundamental im-

portancia la decisión diagnóstica y terapéutica enfati-

zando el pronóstico funcional en pos de mantener la

autonomía del paciente.

La caída es un síntoma común, asociado a una ele-

vada morbimortalidad que nos lleva a abordar la ines-

tabilidad como uno de los síndromes geriátricos. ”El

síndrome geriátrico es aquel que se presenta como

un problema, pero es producido por múltiples causas

subyacentes, sumatorias o concomitantes” (1). La caída

puede ocasionar múltiples consecuencias como frac-

tura de cadera en donde la persona pierde su funcio-

nalidad y su autonomía y en algunos casos se vuelve

dependiente.

“Existen complicaciones de las caídas que pueden

tener serias consecuencias médicas (traumatismo de

cráneo, hematoma subdural, fracturas, inmovilidad,

muerte), psicológicas (miedo a caer) y sociales (aisla-

miento, dependencia e institucionalización)” (2).

El interés por esta temática surge en el año 2006

con pacientes añosos intervenidos quirúrgicamente

por fractura de cadera como consecuencia de una in-

quietud del Servicio de Traumatología. Con el correr

de los años nos propusimos trabajar con aquellos pa-

cientes mayores con caídas a repetición sin fractura

de cadera. Así planificamos el “Taller de prevención de caídas y promoción del autocuidado”.

Proponernos trabajar las caídas desde la preven-

ción enfatizando la importancia de la actividad física

nos guía a abordarlas como “uno de los indicadores

más importantes para establecer criterios que permi-

tan identificar al anciano frágil” (3).

“La actividad física se reduce con la edad y consti-

tuye un indicador de salud. El ejercicio físico tiene una

incidencia específica sobre los sistemas que acusan

la involución retrasando la misma de forma conside-

rable, previniendo enfermedades y contribuyendo a

mantener la independencia motora y sus beneficios

sociales, afectivos y económicos”(4).

Teniendo en cuenta que existen factores predicti-

vos de las caídas tales como las demencias, medica-

ción psicotrópica, artritis, problemas en la marcha y el

equilibrio a los que se suman otros factores de índole

psíquica que tienen que ver con la manera de posicio-

narse del sujeto envejeciente frente a los temas del

propio envejecer, es que incluimos en este dispositivo

de abordaje una mirada psicoanalítica del accidentar-

se planteada por el Dr. Granel(5).

El taller está planeado con el objeto de ser un es-

pacio para poner el cuerpo en movimiento, hidratar-

se, socializar con otros y pensarse con otros, pares

y profesionales, acerca del accidentarse/caerse. Re-

flexionar tratando de poder pensar al accidente no

ya como algo fortuito sino como algo en que estamos

involucrados. El determinismo psíquico se encuentra

a la espera de la complacencia del azar para dar lugar

al accidentarse, lo que Granel (2009) sintetiza en “la

causalidad interna va al encuentro de la casualidad

externa”.(5)

Creemos que para muchos mayores, tal vez pro-

ducto del viejismo, “término que define el conjunto

de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que

se aplican a los viejos simplemente en función de su

edad” (6), el proceso de envejecimiento se convierte en

una situación dilemática a resolver.

De este modo sostenemos que las caídas en el en-

vejecer son producto de nuestra imposibilidad de ac-

cionar frente a los conflictos internos que se imponen

con la edad, y al no poder accionar reflexionando ace-

ra de éstos los trasladamos hacia accidentes externos

que nos obligan a frenar y a reflexionar.

Material y método

El taller ha sido creado por profesionales (médico

geriatra, kinesiólogas y psicóloga especialista en Psi-

cogerontología) de la Unidad de Geriatría del hospital

y convoca a su vez a distintos profesionales de la Red

Gerontológica como un abordaje interdisciplinario de

las caídas en el envejecer.

El taller consta de tres partes: una evaluación indi-

vidual de los aspirantes al taller con utilización de téc-

nicas de evaluación kinésicas y psicogerontológicas, el

taller en sí mismo que dura 8 meses con encuentros

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P. Bronstein y cols.

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

semanales de una hora y media de duración y una úl-

tima instancia de reevaluación que se realiza luego de

6 meses finalizado el mismo.

Los criterios de inclusión al taller son: ser mayor de

60 años, residir en la Ciudad de Buenos Aires tenien-

do prioridad aquellos que viven en el Área Programá-

tica del Hospital Durand y haber sufrido algún tipo de

accidente y/o caídas a repetición.

Cada encuentro involucra un primer momento para

realizar actividad física conducida por las kinesiólogas

y continúa con otro de hidratación y un espacio de re-

flexión a cargo de la psicogerontóloga.

Ahora bien, dada la complejidad de la temática

aparecen también criterios de selección de los profe-

sionales incluidos en esta modalidad de trabajo. Cri-

terios que tienen que ver con poseer conocimientos

del campo gerontológico y de interdisciplina. Para

ello convocamos a distintos profesionales de la Red

Gerontológica que nuclea el Programa de Salud para

Adultos Mayores. Así vamos trabajando un encuentro

mensual para promover el autocuidado con el fin de

lograr actitudes de cambio.

De este modo el taller va articulando el trabajo cor-

poral con el trabajo psíquico y se convierte en un es-

pacio interdisciplinar en continua construcción entre

todos los actores involucrados: los mismos asistentes

al taller, los profesionales invitados y las profesionales

coordinadoras.

Resultados

La comparación de los resultados obtenidos en la

etapa de evaluación con la de reevaluación arroja que

el transitar por este dispositivo grupal favorece la fun-

cionalidad de los asistentes al mismo incentivándolos

a ponerse en movimiento desde un trabajo físico y

psíquico que los lleva a reflexionar con otros acerca

del modo de vivenciar su propio envejecer y en algu-

nos casos los conduce a modificar sus hábitos de au-

tocuidado, formar nuevas redes sociales y crear otros

espacios de participación social.

El taller lo venimos desarrollando desde el año 2013

con una participación anual de 25 asistentes prome-

dio. De las 80 personas evaluadas a lo largo de estos

años el 75% viven solas en sus hogares con un prome-

dio de edad de 80 años. El 60% ha incrementado su

actividad física, el 50% ha modificado sus hábitos de

autocuidado y el 30% empezó psicoterapia.

Discusión

Las caídas nos obligan a ser pensadas y abordadas

como objetos de estudio de una manera más comple-

ja, global e integradora. Nos llevan a la necesidad de

integrar las miradas de diversas disciplinas y es desde

esta perspectiva desde donde creemos que debemos

sostener el quehacer gerontológico aportando nue-

vas modalidades de trabajo que contemplen dicha

complejidad.

Esta modalidad de intervención nos abre interro-

gantes acerca de los efectos en cada uno de los asis-

tentes al taller en pos de pesquisar si han incremen-

tado su actividad física, si han logrado vincular las

caídas con su modo de vivenciar su propio envejecer,

si han realizado algún cambio de hábito a partir de

su concurrencia al taller, si han generados nuevas re-

des y si han creado otros espacios de participación

social.

Si bien se carece de técnicas cuantitativas para

medir dichos efectos, las personas mayores nos ex-

presan que les resulta beneficioso asistir a estos en-

cuentros lo que se observa también en la mejoría de

la puntuación en las técnicas utilizadas al momento

de la reevaluación.

Ahora bien, ¿será posible crear herramientas que

ayuden a medir dichos efectos desde la interdiscipli-

na? ¿Es este dispositivo preventivo de abordaje de las

caídas en el envejecer y de promoción del autocuida-

do el inicio de una modalidad de abordaje de una te-

mática gerontológica compleja?

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Page 29: Revista Argentina de Gerontología y Geriatría - SAGG · Una ancianidad plena y activa es un bien para la fa-milia y para la sociedad. Los progresos de la medicina hacen posible

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Taller de prevención de caídas

Abril 2017

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Foto ilustrativa del taller

Bibliografía

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Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 31(1):24-28

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

Introducción

Los procesos migratorios son inherentes a la especie

humana y a muchas otras especies. Dichos procesos na-

cen del instinto de conservación de la especie más que

del individuo, y se deben siempre a una evaluación com-

parativa del entorno donde se vive en cuanto a los recur-

sos y posibilidades con que se cuenta, y de un entorno

diferente, en el que existe una percepción de que esos

recursos y posibilidades pueden ser mayores y mejores.1

Integración intercultural y promoción de la salud a través de un taller de movimiento Dra. Sinjovich, Maya; Dr. Hadid, Miguel; Prof. Terzián, Cecilia

Unidad de Geriatría Hospital Gral. de Agudos J.M. Ramos Mejía

Correo electrónico: [email protected]

Conflictos de interés y/o Financiación: Los autores no presentan conflictos de interés ni han recibido financiación para la realización del estudio.

Recibido el 23 de febrero de 2017; aceptado el 27 de marzo de 2017.

TRABAJO ORIGINAL

RESUMEN

Objetivo: Mejorar la integración en la vida socio-cultural y promover la salud, con orientación hacia un envejecimiento activo y una mejoría en la calidad de vida de los adultos mayores inmigrantes, así como fomentar las relaciones interculturales y que éstas redunden en actitudes de solidaridad y de respeto entre grupos.

Métodos: Se trabaja el tema de la interculturalidad, dentro del taller de movimiento, a través de la música, el baile, la gastro-nomía, las fotos de los lugares más representativos del país de cada participante y el relato vivo de cada adulto mayor acerca de las costumbres de cada país y las nuestras también a través de visitas, excursiones culturales, celebraciones y fiestas.

Resultados: Se logró la integración intercultural de los adultos mayores de diversas nacionalidades, se intercambiaron ex-periencias y saberes entre los distintos participantes, se estableció un vínculo con el hospital para el cuidado de su salud y se promovió el autocuidado.

Conclusión: Consideramos primordial, la realización de acciones de integración basadas en el diálogo y el intercambio inter-cultural y que se difundan actitudes de respeto y solidaridad entre grupos.

Palabras clave: Integración intercultural; promoción de la salud; taller de movimiento; adultos mayores

Intercultural integration and health promotion through a movement workshop

ABSTRACT

Objective: To improve the integration in the socio-cultural life and to promote health, oriented to an active aging and to an improvement in the quality of life of the elderly immigrants; and to promote the intercultural relationhips and that they translate in attitudes of solidarity and respect among groups.

Methods: The theme of interculturalism is treated within the movement workshop, through music, dance, gastronomy, sharing of photos of the most representative places of the countries, customs and the life stories of each older adult. We also organize visits, cultural excursions, celebrations and parties.

Results: The intercultural integration of the elderly of different nationalities was achieved, experiences and knowledge were exchanged between the different participants, a link was established with the hospital for the care of their health and the self-care was promoted.

Conclusion: We consider that it is essential to carry out integration actions based on dialogue and intercultural exchange and to spread attitudes of respect and solidarity among groups.

Key words: Intercultural integration; health promotion; movement workshop; older adults

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Integración intercultural: Taller de movimiento

Abril 2017

Consideramos que la inmigración debe ser enfoca-

da desde el punto de vista de la integración y que es

necesario una mayor sensibilidad social ante esta rea-

lidad creciente y compleja en nuestro país. El Taller de

Movimiento de la Unidad de Geriatría del Hospital J.

M. Ramos Mejía no es ajeno a esta realidad y el 50%

de sus participantes son adultos mayores de distintas

nacionalidades (foto 1). Son 24 participantes en total,

50% son inmigrantes, de los cuales el 50% son bolivia-

nos), el 25% peruanos, y luego hay una inmigrante uru-

guaya, una chilena y una participante de Corea del Sur.

(Figura 1). El 92% corresponde al sexo femenino y el

promedio de edad es de 74 años. Algunos de los par-

ticipantes asisten al Taller desde hace 12 años y otros

hace 6 y 2 años. La interculturali-

dad no estaba prevista en el Taller

y se comenzó a trabajar sobre la

marcha, primero con canciones,

luego con danzas, más adelante

se comenzó a hablar de las cos-

tumbres de cada país y se pasaron

power-point, con los lugares más

pintorescos del país de cada par-

ticipante elaborados por la profe-

sora Cecilia Terzián, coordinadora

del Taller.

Los retos que enfrentan los in-

migrantes adultos mayores son

muchos más que los de los jóve-

nes, ya que a sus edades manejar

otras culturas, a veces otro idioma, y nuevas formas

de vivir el día a día, hacen que terminen atrapados por

una serie de obstáculos en su nueva vida en Argenti-

na. En algunos casos carecen de redes de apoyo socio-

familiares, escasos recursos económicos y presentan

un sentimiento de soledad y abandono que influyen

en su estado de salud, su calidad de vida y en su modo

de envejecer.

Argentina es el país de América Latina con mayor

cantidad de inmigrantes, según la Organización de las

Naciones Unidas (ONU), el 4.6% de la población que

vive en la Argentina es extranjera, es decir casi dos mi-

llones de personas. En primer lugar se encuentran los

que arribaron de Paraguay, (550.713), luego de Bolivia

(345.272), le sigue Chile (191.147); y por

último Perú (157.514). Entre el año 2002

y 2010, 3 de cada 10 extranjeros llegaron

al país marcando el crecimiento de la po-

blación sostenido más prolongado de la

historia argentina según el último censo.2

Esto se vio favorecido por la nueva ley de

migraciones.3

Con respecto a la demografía de la in-

migración en Argentina, hay mayor canti-

dad de mujeres nacidas en el extranjero

(56,9%) en relación a los varones (46,1%).

Según el grupo de edad: de 0-14 años

(7.8%); de 15 a 64 años (71,4%) y de 65

Foto 1: Taller de Movimiento, Unidad de Geriatría Hospital Ramos Mejía

Figura 1: Nacionalidades y porcentajes.

Nacionalidad de los participantes inmigrantes del Taller de Movimiento de la Unidad de Geriatría del Hospital Ramos Mejía

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M. Sinjovich y cols.

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

años y más (20,8%). Resulta interesante observar que

los adultos mayores nacidos en el extranjero presen-

tan una mayor proporción en relación a la población

nacional (mayores de 60 años: 14% de la población).

Los mayores porcentajes de población no nativa en la

Argentina con relación a la población total, se concen-

tra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (13,2%).2

El objetivo de abordar este tema es mejorar la inte-

gración en la vida socio-cultural y promover la salud,

orientada a un envejecimiento activo y una mejoría en

la calidad de vida de los adultos mayores inmigrantes,

fomentar las relaciones interculturales y que éstas re-

dunden en actitudes de solidaridad y de respeto entre

grupos. (foto 2).

Metodología

El taller de Movimiento de la Uni-

dad de Geriatría del Hospital Ramos

Mejía, es la combinación de diferen-

tes técnicas corporales y recursos

grupales de estimulación cognitiva

y social.4. Funciona durante todo el

año sin interrupción, lunes y miér-

coles de 8 a 9 hs. (se eligió ese ho-

rario porque muchos integrantes

aún trabajan). Los participantes

llegan al taller, derivados de consul-

torios externos, son invitados por

otros participantes o se acercan a

través de los afiches pegados en la

cartelera del Hospital. El taller se

encuentra inserto en una filosofía

de trabajo, en la cual proponemos

múltiples estrategias que apoyen

la reflexión de la población sobre

su situación real y la estimule a ac-

tuar comprometida, consciente y

responsablemente para cambiar-

la5. Creemos que la participación

pasa por la ruptura de la asimetría

existente entre los servicios institu-

cionales de salud y las comunida-

des, lo que significa democratizar

el saber y ampliar los espacios de

decisión. Abogamos por la “cesión

(para nosotros restitución), del poder resolutivo a la

población, reordenándola como sujeto de dirección y

no simplemente como objeto de intervención.”6

Se trabaja el tema de la interculturalidad dentro del

taller de movimiento, a través de la música, el baile

(una participante de Perú bailó “La marinera”, se bai-

la tango y folklore), la gastronomía (la participante de

Corea del Sur nos enseñó a comer con palitos (foto 3),

la chilena nos enseñó sobre el curanto y el pisco sour,

los argentinos y uruguayos hablamos del mate), las

fotos de los lugares más representativos del país de

cada participante y el relato vivo de cada adulto mayor

acerca de las costumbres de cada país y las nuestras

también; se realizan ejercicios y juegos cooperativos7.

Foto 2: Murga de carnaval, propuesta por los participantes

Foto 3: Aprendiendo a comer con palitos

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Integración intercultural: Taller de movimiento

Abril 2017

Se programan visitas guiadas; visitaron la

Casa de Gobierno y el Museo de los Inmigran-

tes (fotos 4, 5 y 6) se organizan cada tres meses

salidas fuera del horario del taller (teatro, cine

y muestras de arte); celebramos cumpleaños y

fiestas patrias. Nos comprometemos con cam-

pañas internacionales anualmente, ejemplos

de esto el “Día mundial de la Salud” o el 15 de

junio “Día Mundial de la Toma de Conciencia

contra el Abuso y Maltrato del Adulto Mayor”.

Se promueve el encuentro durante los fines

de semana, entregando gacetillas sobre dife-

rentes actividades (por lo general gratuitas)

sobre charlas, cine-debate, peñas etc. Los

participantes comienzan a establecer lazos in-

terpersonales y encontrarse fuera del horario

del taller, por sí solos. Con su consentimiento,

sus fotos y videos son difundidos a través de

la página web de la Red Argentina de Actividad

Física (RAFAM) o por Facebook, creando así un

lazo con sus familiares del exterior y puedan,

aunque a la distancia, ver las actividades que

realizan.

Trabajamos en la promoción de la salud di-

ferenciándola de la prevención, teniendo en

cuenta que ambas persiguen como meta la

salud, pero la prevención lo hace situando su

punto de referencia desde la enfermedad, la

cual tiene como límite la muerte; y, en contra-

posición, la promoción hace su énfasis en la

optimización del estado de bienestar enten-

diendo a la salud como un camino sin princi-

pio ni final.8 Además la promoción formula e

implanta políticas saludables y cambios en el

entorno de vida del individuo. En este sentido,

la promoción hace énfasis en el desarrollo de

habilidades personales, en el fortalecimiento

de la acción comunitaria y destaca la respon-

sabilidad del individuo en la solución de problemas

que afectan su salud.9

Resultados

Se logró la integración intercultural de adultos ma-

yores de diversas nacionalidades, se intercambiaron

experiencias y saberes entre los distintos participan-

tes, se estableció un vínculo con el hospital para el cui-

dado de su salud y se promovió el autocuidado.

Evaluamos la integración de dos maneras: por un

lado, cuando los participantes ingresan al Taller, se les

realiza una valoración geriátrica integral; en la cual la

evaluación de la esfera social cobra gran relevancia en

Fotos 4, 5 y 6: Visita a Casa de Gobierno y al Museo de los Inmigrantes.

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M. Sinjovich y cols.

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

los participantes inmigrantes. Cumplido un año del in-

greso los participantes son re-evaluados, obteniéndo-

se los resultados muy positivos: aumentan el número

de contactos sociales semanales, inician nuevas acti-

vidades y forman una red de apoyo social con los in-

tegrantes del Taller. Por otro lado, también evaluamos

la integración, en la medida en que los participantes

asisten a las actividades propuestas fuera del taller

(cine, teatro, visitas guiadas), colaboran de manera en-

tusiasta cuando se les pide que nos enseñen alguna

danza, o traigan materiales para trabajar en el Taller

(palitos chinos, música, trajes típicos, comidas y bebi-

das, típicas de sus países de origen).

También evaluamos el rendimiento físico con el

Senior Fitness Test 10, y notamos que hay un manteni-

miento de las funciones y en algunos casos una me-

joría de ellas.

Conclusiones

Consideramos primordial la realización de acciones

de integración basadas en el diálogo y el intercambio

intercultural y que se difundan actitudes de respeto y

solidaridad entre grupos. Para lograrlo, debemos to-

mar la integridad biopsicosocial seriamente, y confiar

en que lo positivo en un área se reflejará en otras. De-

bemos fomentar el re-apropiamiento de su vida y de

su salud y estar dispuestos a reconsiderar el rol de las

estructuras sanitarias en función de la promoción de

la salud, permitiendo que la salud sea tan prioritaria

como la lucha contra la enfermedad para las institu-

ciones sanitarias y sus integrantes.

Está en cada uno de nosotros ser los artífices de

nuestro propio destino y trabajar en la construcción

del relato de una identidad plural y equitativa.

Bibliografía

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2. Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, 2010. Censo del Bicentenario Resultados definitivos, Serie B Nº 2, Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

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Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría;Vol 31(1):29-32

INFORMES DE CASOS

Abril 2017

Infrecuente causa de hematuria en una persona mayorProf. Dr. Manzotti, Matías; Dra. Menendez, María De La Paz; Dra. Vazquez, Graciela Mónica; Dra. Alessandrini, Graciana; Dra. Perret, Clara; Dr. Catalano, Hugo Norberto

Hospital AlemánConflictos de intereses: Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses, excepto el Prof. Dr. Matías Manzotti, quien declara como posible conflicto de interés ser miembro del Comité Editorial de esta revista.

Correo electrónico: [email protected]

Recibido el 3 de marzo de 2016; aceptado el 18 de marzo de 2017.

GERI

ATRÍ

A

RESUMEN

Mujer de 73 años de edad que se interna en el Hospital Alemán por hematuria y dolor lumbar de 24 hs. de evolución. Presenta como antecedentes mielofibrosis idiopática y dos episodios similares de hematuria, 3 y 7 años antes respectivamente.

Al examen físico, los datos relevantes fueron hepatoesplenomegalia y puño percusión lumbar izquierda positiva. Se realizaron ecografía renal y de vías urinarias que evidenciaron riñón izquierdo aumentado de tamaño asociado a dilatación calicial e imagen focal de ecoestructura heterogénea de 25 x 23 mm en topografía piélica. La Tomografía Axial Computada (TAC) de abdomen y pelvis confirmó la presencia de imagen espontáneamente densa en topografía pielocalicial y ureteral superior, que no realza con contraste. Una Resonancia Magnética Nuclear (RMN) evidencia hepatoesplenomegalia en relación a mielofibrosis y una lesión pielocalicial izquierda que realza con contraste endovenoso compatible con hematopoyesis extramedular pélvica. Se presenta este caso por ser una inusual causa de hematuria.

Palabras Clave: hematuria, dolor lumbar, hematopoyesis extramedular

Rare hematuria case in an older person

ABSTRACT

A 73-year-old woman was admitted to the German Hospital for hematuria and 24-hour low back pain. She has a history of idio-pathic myelofibrosis and presented two other similar episodes, 3 and 7 years before respectively.

Hepatosplenomegaly and positive left lumbar percussion were noted on physical examination. Renal and urinary tract ultrasound revealed enlarged left kidney associated with calyx dilatation and a focal image with heterogeneous echoes of 25 x 23 mm in pielic topography. Computer Axial Tomography (CT) scan of the abdomen and pelvis: confirmed the presence of a spontaneously dense image in superior hepatic and ureteral topography, which does not enhance with contrast. A Nuclear Magnetic Resonance (NMR) evidences hepatosplenomegaly in relation to myelofibrosis and a left pelvic inflammatory lesion that enhances with intravenous contrast compatible with extramedullary pelvic hematopoiesis.

This case is presented as an unusual cause of hematuria.

Keywords: hematuria, low back pain, extramedullary hematopoiesis

Caso Clínico

Mujer de 73 años de edad, autoválida, funcional-

mente independiente, sin deterioro cognitivo ni otros

síndromes geriátricos, con antecedentes personales

de: cáncer de mama (1999), enfermedad celíaca (2004),

hipotiroidismo (2006), mielofibrosis (2007), pólipos

gástricos en colon y recto (2011), anemia crónica, he-

morragia digestiva alta (2014) secundaria a hematoma

en hipofaringe y esófago superior. La paciente estaba

medicada con Vitamina D, Omeprazol 20 mg/día, Hie-

rro 1 comp/día y Levotiroxina 50 ug/día. Antecedentes

relacionados: hematuria con urocultivos negativos y

ecografía normal en 2009 y 2013.

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M. Manzotti y cols.

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

Se interna por hematuria y dolor lumbar leve de 24

hs de duración. No presentaba tos, diarrea, disnea,

traumatismo, ni descenso de peso. Al examen físico la

tensión arterial (TA) era de 110/60 mmHg, la frecuen-

cia cardiaca de 76 lpm, la frecuencia respiratoria de 14

rpm, la temperatura axilar de 36,8°C y una saturación

de O2 de 98%. Hemodinámicamente estaba estable

y afebril. R1 y R2 en cuatro focos. Silencios libres. Sin

signos de falla de bomba. Sin hipotensión ortostática.

Buena entrada de aire bilateral con murmullo vesicu-

lar conservado. Abdomen blando, indoloro, con RHA+,

hepatoesplenomegalia, puño percusión izquierda po-

sitiva. No se palpaban adenomegalias.

Se realizaron: Ecografía renal y de vías urinarias:

Riñón izquierdo aumentado de tamaño asociado a

dilatación calicial. Se observa imagen focal de ecoes-

tructura heterogénea de 25 x 23 mm, que impresiona

de topografía piélica. TAC abdomen y pelvis: Riñón iz-

quierdo aumentado de tamaño asociado a ectasia cali-

cial a expensas de imagen espontáneamente densa en

topografía pielocalicial y ureteral superior, que no real-

za con contraste. Presenta retardo en la concentración

y ausencia de excreción del contraste con nefrograma

persistente. Con dichos resultados se planteó como

hipótesis diagnóstica que se trataba de una hematuria

secundaria a pielonefritis (con baja probabilidad) o de

una lumbalgia secundaria a ectasia ureteral derecha

por coágulo (con alta probabilidad) vs litiasis (con baja

probabilidad). Se trató empíricamente con Ceftriaxo-

na 2 gr EV/día que fue suspendida al resultar negativo

el urocultivo. La persistencia de la hematuria, requirió

que la paciente fuera transfundida con 3 unidades de

glóbulos rojos (UGR). En la TAC de control no se evi-

denciaron cambios significativos. Se realizó cistosco-

pía y toma de muestra de orina (el examen citológico

de tres muestras fue negativo para células neoplási-

cas). Un estudio citológico de uréter izquierdo resultó

negativo para células neoplásicas. Se otorgó el egreso

hospitalario con seguimiento ambulatorio. A las 2 se-

manas repitió cuadro de hematuria por lo que se le

realizaron un sedimento urinario: que mostró patrón

inflamatorio (10-15 GB) y urocultivo que fue negativo.

Una nueva ecografía renal evidenció persistencia del

aumento de tamaño del riñón izquierdo asociado a di-

latación calicial  (DAP 19 mm) y contenido de aspecto

heterogéneo. Una ureteroscopía con pielografía as-

cendente informó estenosis ureteral izquierda. Se de-

cide realizar una Resonancia Magnética Nuclear que

mostró hepatoesplenomegalia en relación a patología

de base (mielofibrosis); calcificaciones periféricas del

bazo y una lesión pielocalicial izquierda que genera

dilatación proximal y realza con el contraste endove-

noso compatible con hematopoyesis extramedular

pélvica. Mielofibrosis ósea. Los nódulos intraespléni-

cos podrían corresponder a áreas focales de hemato-

poyesis extramedular o hemangiomas.

Laboratorio

Hto. 26.2% Na 132 mEq/L

Hb 8.3 g/dl  K 4.1 mEq/L

GB 11,300/mm3 (35% N)  Cl 94 mEq/L

Plaq 97.000 / mm3  VSG 58 mm

Urea 28 mg/dl PCR 72 mg/l

Creat 0,9 mg/dl  Glucemia 122 mg/dl

Coagulograma: KPTT 27, TP 81%, RIN 1.13

Examen de orina completo

Proteinuria 1mas Glucosuria

Leucocitos 1-3/cpo Piocitos

Hematíes abundante Nitritos

Hemoglobina 3  Cilindros negativo

Células epiteliales Cristales negativo 

Análisis clínicos

Resonancia Magnética Nuclear de abdomen

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Infrecuente causa de hematuria en una persona mayor

Abril 2017

Se interpretó el caso como hematuria secundaria a

hematopoyesis extramedular en una paciente con an-

tecedentes de mielofibrosis idiopática. La paciente no

volvió a presentar episodios de hematuria luego de 3

meses de seguimiento hasta la actualidad.

Discusión

Se conoce como hematopoyesis extramedular

(HEM) a la producción de células precursoras de la lí-

nea eritrocítica, granulocítica, y megacariocítica fuera

de la médula ósea. Este proceso, fisiológico durante la

vida fetal, se realiza en el saco vitelino, hígado y bazo.

Después del nacimiento, la presencia de HEM se con-

sidera un fenómeno anormal1, que puede aparecer

como compensación de patologías benignas o ma-

lignas1-4. La HEM en el adulto mayor, es infrecuente y

en general considerada un mecanismo compensador

en pacientes con anemia crónica. Puede presentarse

como consecuencia de hemoglobinopatías, anemias

hemolíticas, leucemias, mielofibrosis, enfermedades

mieloproliferativas, linfomas o asociada a una panci-

topenia iatrogénica. Como suele ser asintomática, la

mayor parte de las veces es un hallazgo post-mortem.

Aproximadamente, sólo el 5% de los casos ocurren

fuera del bazo e hígado. De éstos, los lugares más fre-

cuentemente afectados son alrededor de la columna

vertebral (especialmente la región torácica), ganglios

linfáticos, retroperitoneo, pulmón, aparato gastroin-

testinal, cerebro, riñón y glándulas suprarrenales2. Sin

embargo, se ha reportado que puede comprometer

prácticamente cualquier órgano1.

La fisiopatología no está clara. Existe una teoría que

plantea que el aumento en el número de células ma-

dre en circulación periférica puede dar lugar a la siem-

bra en tejidos que normalmente no son huéspedes

para la hematopoyesis3. En general se considera una

respuesta a la eritropoyesis fallida en la médula ósea5.

El diagnóstico de certeza se realiza mediante la biop-

sia del tejido en el cual se sospecha la hematopoyesis

extramedular, con el hallazgo de las tres series hema-

topoyéticas precursoras: granulocíticos, eritrocíticos y

megacariocíticos.

La mielofibrosis idiopática se define como la prolife-

ración de células mieloides con variedad de morfolo-

gía, madurez y eficiencia hematopoyética. Es la causa

menos frecuente de hematopoyesis extramedular. Se

presenta de manera asintomático en un 15-30% de

los pacientes, encontrándose como hallazgo del exa-

men físico esplenomegalia 90%, hepatomegalia 60% o

anormalidades en el laboratorio.

La mitad de los pacientes presentan astenia secun-

daria a la anemia. EL 25 a 50% presenta dolor abdo-

minal secundario a esplenomegalia, el 25-50% por

hematopoyesis extramedular, o infarto esplénico.

Puede desarrollarse hipertensión portal por el au-

mento de flujo de la sangre del bazo al hígado, por

lo que se puede presentar ascitis, hemorragia diges-

tiva alta por várices y encefalopatía hepática. Otros

síntomas descriptos son el dolor óseo (causado por

osteoesclerosis, periostitis, aumento la temperatura

tibial), disnea (por hipertensión pulmonar o evento

trombótico), sangrados consecuencia de la plaqueto-

penia presente en estos pacientes. La hematopoyesis

extramedular es frecuente en estos pacientes y ha

sido descripta en localizaciones como bazo, hígado,

ganglios, pleura, pericardio, tracto gastrointestinal o

urinario.

En la HEM el compromiso renal puede ser parenqui-

matoso, intrapélvico o perirrenal. En el tipo parenqui-

matoso, los riñones se pueden agrandar difusamen-

te, o tener pequeñas lesiones focales. El compromiso

pélvico es a menudo una extensión de las lesiones del

parénquima, pero también puede ser aislado. En  el

tipo perirrenal, se puede encontrar una masa tenue o

nódulos alrededor1 de los riñones. Los tipos intrapélvi-

co y perirrenal son, con mayor frecuencia, bilaterales.

La apariencia de esta entidad en el TAC es un leve a

moderado aumento homogéneo de la masa de tejido

blando que encierra el sistema pelvicalicial7,8.

El diagnóstico diferencial de una masa que encierre

la pelvis renal incluye lesiones malignas como tumor

de Wilms, leucemia, linfoma no Hodgkin y menos fre-

cuente, en edad pediátrica, el carcinoma de células

transicionales y carcinoma de células renales; enfer-

medades metabólicas, como lipomatosis y patologías

premalignas como la nefroblastomatosis4.

Se presenta este caso de hematuria relacionado a

hematopoyesis extramedular de la pelvis renal por

ser una presentación infrecuente y raramente des-

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M. Manzotti y cols.

Revista Argentina de Gerontología y Geriatría

cripta en adultos mayores. En la literatura existen

muy pocos reportes de hematopoyesis extramedular

retroperitoneal, siendo también extraordinariamente

pocos los casos de hematuria debido a esta condición

(principalmente asociados a hematopoyesis extrame-

dular de la vejiga) 9,10,11.

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AMEN

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a) Originalesb) Revisión de temac) Comunicaciones d) Monografíase) Informe de Caso o Serie de casosf) Carta Científicag) Cartas al Editor y Respuesta

a) OriginalesLos trabajos deberán presentar nueva información

relevante basada en la descripción y/o evaluación es-tadística de casos propios a partir de investigaciones originales. El cuerpo del trabajo no debe superar las 4500 palabras, no puede contener más de 20 figuras y el número máximo de autores será de 6 gerontólogos y/o geriatras.

La organización del manuscrito es la siguiente:I. Resumen:Debe ser lo suficientemente claro e informativo para

permitir la comprensión del trabajo; ser estructurado,

con un máximo de 250 palabras y estar dividido en 5 partes: Objetivo; Materiales y Métodos; Resultados; Discusión y Conclusión; presentar de 3 a 5 palabras clave; y no utilizar abreviaturas ni citas bibliográficas. En todos los casos deberá elaborarse un resumen en inglés (abstract) de similar extensión e idéntica segmen-tación a la versión en español. Es decir, debe dividirse en: Objective (Purpose); Materials and Methods; Results; Discussion y Conclusion; y presentar de 3 a 5 keywords.

II. Introducción:Consta de tres partes. La primera define el problema,

la segunda hace un breve recuento de lo que se conoce respecto del problema y en la tercera parte se exponen los objetivos del trabajo, teniendo en cuenta lo desarro-llado en los párrafos anteriores.

III. Materiales y Métodos:Se indican claramente los criterios de selección de los

sujetos incluidos en el trabajo. El protocolo debe ser ex-puesto claramente, teniendo en cuenta los datos que son útiles para el trabajo. Si se trata de un trabajo no clínico, deben describirse las características completas de los sujetos en estudio, ya que la experiencia debe poder ser reproducida en su totalidad.

IV. Resultados:Todos los resultados en relación con el trabajo se

exponen de manera clara y lógica, comprendiendo también los resultados negativos. Si se utilizan tablas, éstas y el texto no deben repetir la información. Se utiliza el tiempo pasado. En esta Sección deberán in-cluirse las ilustraciones pertinentes a la casuística ana-lizada/estudiada.

V. Discusión:Se discuten tanto los materiales como los métodos, y

se examina la validez de los resultados. VI. Conclusión:Se resumen brevemente los resultados del estudio y

sus consecuencias. Estos deben desprenderse riguro-samente de la casuística analizada.

VII. Bibliografía:No puede superar las 50 citas bibliográficas. (Con-

sultar apartado Citas Bibliográficas)

b) Revisión de TemaActualización de un tema o técnica que abarque los

últimos conceptos referentes a aspectos clínicos o ge-rontológicos. Es un artículo basado en la descripción de la experiencia del autor en un tema determinado, fundamentado en una sólida revisión bibliográfica. Además, integran esta categoría los trabajos sobre temas anexos (legislación, ejercicio profesional, etc.). El resumen no debe estar estructurado y no puede su-perar las 250 palabras. En él se plantean el objetivo y

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Reglamento de Publicaciones

las partes esenciales. Es necesaria la elaboración de un resumen en inglés (abstract). Deben presentarse hasta 5 palabras clave (keywords) y el cuerpo del trabajo no debe superar las 3000 palabras.

Las citas bibliográficas no excederán las 70 y sólo se podrán incluir hasta 15 figuras. El número máximo de autores será de 6 geriatras y/o gerontólogos.

c) Comunicaciones Hallazgos diagnósticos, observaciones epidemioló-

gicas, resultados terapéuticos, efectos adversos, tra-bajos preliminares o cualquier otro evento que por su importancia ameriten ser comunicados. El material debe organizarse de la siguiente manera: resumen no estructurado o estructurado (máximo: 250 palabras), y entre 3 y 5 palabras clave (en castellano e inglés), in-troducción, descripción sintética de las observaciones y discusión breve. No es necesaria una conclusión. Las figuras no deben superar las 6. Las referencias biblio-gráficas no deben ser más de 15. El cuerpo del artículo no debe superar las 2000 palabras y el número máximo de autores será de 6 geriatras y/o gerontólogos.

d) Monografías Descripción y tratamiento especial de determinada

parte de la Medicina Geriátrica y/o de la Gerontología y/o de algún tema en particular, referido a la Especia-lidad. Las referencias bibliográficas y los textos deben ser relativamente breves. Hay que elaborar un resumen no estructurado en castellano e inglés de hasta 250 palabras, y se deben incluir de 3 a 5 palabras clave/ke-ywords. El cuerpo del trabajo no debe superar las 3000 palabras y no puede contener más de 15 figuras. Se per-miten hasta 50 citas bibliográficas y el número máximo de autores será de 6 geriatras y/o gerontólogos.

e) Informe de caso o serie de casosContendrán título (en español e inglés, en los que no

se indicará el diagnóstico final), autores, resúmenes (no más de 150 palabras) en español e inglés, palabras clave en ambas lenguas y estarán compuestos por presen-tación del caso, discusión clínica, justificando la pre-sentación del mismo por infrecuencia, valor etiológico, pronóstico, diagnóstico, terapéutico, por la importancia del diagnóstico diferencial. No podrán superar las 2.000 palabras, hasta dos tablas o figuras y no más de 15 refe-rencias. Resumen no estructurado.

f) Carta CientíficaNarración no estructurada de un caso clínico o ge-

rontogeriátrico, dirigida al Editor. Debe contener una introducción donde conste el objetivo, un desarrollo

corto y la evolución del caso. No incluirá resumen, conclusión o tablas, ni tampoco palabras clave. La ex-tensión del manuscrito no podrá superar las 1000 pa-labras. Se aceptarán hasta 4 figuras y las citas biblio-gráficas no deberán superar las 10. El número máximo de autores será de 6 geriatras y/o gerontólogos. Ante la recepción de un caso clínico, el Editor podrá reco-mendar esta modalidad de presentación cuando lo considere oportuno.

g) Cartas al Editor y RespuestaTrabajo relativamente breve que expresa el juicio

personal del/los autor/es sobre un determinado tópico controvertido, o bien críticas o discrepancias con artí-culos publicados en la RAGG, elaboradas de manera constructiva, objetiva y educativa. Las cartas deberán aclarar, en el marco del derecho a réplica, los puntos controvertidos del artículo o tema en cuestión. Este tipo de artículo no lleva resumen ni palabras clave y el cuerpo del texto no puede superar las 700 palabras. Puede contener hasta 2 figuras y 5 citas bibliográficas. El número máximo de autores será de 3 geriatras y/o gerontólogos.

• Presentación de Caso (Case Report): relatos de casos raros por su forma de presentación, escasa frecuencia o asociación inusual con otra entidad.

9. Estructura de los Trabajos

I. Página de Título (Primera Página)Esta página debe incluir el título del artículo (en cas-

tellano y en inglés), los nombres de los autores y la dirección (incluyendo código postal) de la institución donde se desarrolló el trabajo. A su vez, deberá identi-ficarse al autor para el envío de correspondencia indi-cando dirección, teléfono y e-mail. En este documento deberá incluirse el texto relativo a la Contribución de Autoría y especificar si existe Conflicto de Intereses y/o Financiación. Los Reconocimientos a personas, por colaboración en el estudio o la preparación del manuscrito, así como a Centros o Entidades que hayan apoyado la elaboración del trabajo, podrán incluirse en esta página.

II. Página de Título “Ciega” (Segunda Página)El texto del manuscrito deberá comenzar por el

nombre de la sección a la que corresponde y el título del trabajo sin el nombre de los autores, a fin de ser usada en el proceso de revisión por pares (peer review).

El texto del manuscrito deberá organizarse de acuerdo a la categoría a la que este corresponda.

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III. Resumen – AbstractExcepto la Carta al Editor y la Carta Científica, todos

los artículos deberán incluir un resumen/abstract. En el caso de los originales, dicho resumen deberá segmen-tarse acorde con lo expuesto anteriormente en este Reglamento, en el apartado de Originales. En las otras categorías, el resumen/abstract correspondientes no requieren segmentación (es decir, no habría que divi-dirlo en Objetivo, Materiales y Métodos, etc.).

IV. Palabras Claves – KeywordsExcepto en la Carta al Editor y la Carta Científica todos

los artículos deben incluir entre 3 y 5 palabras clave, en español e inglés, e incluirse en la Página de Título “Ciega”.

V. Citas BibliográficasLas citas deben escribirse a doble espacio comen-

zando en página separada y tienen que estar numeradas consecutivamente de acuerdo con el orden en que apa-recen en el texto. Todas las citas que aparezcan listadas en las citas bibliográficas deben indefectiblemente estar incluidas como referencia en el texto. Dichas citas deberán escribirse en superíndice (por ejemplo,21) y apa-recerán al final de la frase que contenga información a referenciar. En caso de citarse los nombres de los au-tores, la cita deberá incluirse inmediatamente después de estos (por ejemplo, Fustinoni, O. et al.4).

Las referencias deben numerarse en forma con-secutiva, en el mismo orden en que son citadas por primera vez en el texto. En las referencias donde se citan seis o menos autores, deben figurar todos ellos con apellido e inicial del nombre. En caso de ser siete o más autores, sólo los seis primeros deben identifi-carse y luego deben ir seguidos de et al. El título de las revistas citadas deberá abreviarse acorde al Index Me-dicus MEDLINE (disponible en: http://www.ncbi.nlm. nih.gov/pubmed. A manera de ejemplo, suministramos las maneras correctas de citar:

• Artículo de RevistaJosé Gutiérrez Rodríguez, Marta Alonso Álvarez,

Carmen Varela Suárez, Juan José Solano Jaurrieta. Fac-tores de riesgo asociados a deterioro funcional en el an-ciano tras su consulta en un servicio de urgencias. Rev Mult Gerontol 1999; 9:139-146.

• Capítulo de LibroHenrich, WL. Diálisis. México McGraw-Hill Intera-

mericana; 2001. P94 Chamoles N, García Erro, M. Los errores congénitos del metabolismo. En Sica REP, Mu-chnik S. Clínica Neurológica. Buenos Aires: La Prensa Médica; 2003. p 173-202.

• Libro CompletoRisgven MK, Bond D. Gerontology and leadership

skills for nurses. 20 ed. Albany (NY): Delmar Publishers; 1996.

• Las citas de resúmenes bibliográficos, editoriales y cartas al editor deben aclarar su origen: Spargo PM, Manners JM. DDVAP and open heart surgery (letter). Anaesthesia. 1989; 44:363-4. Fuhrman SA, Joiner KA. Binding of the third component of complement 3 by To-xoplasma gondii (abstract). Clin Res. 1987;35:475ª

• Cita de Revista OnlineFriedman SA. Preclamsia: a review of the role of pos-

taglandins. Obstet Gynecol (serial online). January 1988; 71:22-37. Available from: BRS Information Technologies, McLean VA. [consultado Dec 1990]

• Cita de Base de DatosEARSS: the European Antimicrobial Resistance Sur-

veillance System [Internet].Bilthoven (Netherlands): RIVM. 2001 - 2005 [cited 2007 Feb 1]. Available from: http://www.rivm.nl/earss/

• Cita de Página WebGostin LO. Drug use and HIV/AIDS (JAMA HIV/AIDS we-

bsite) June 1, 1996. Updated (Actualizado): june 26, 1997. Para más información en relación con otras fuentes

citables (por ejemplo: actas de conferencia, artículo presentado en conferencia, etc.), se recomienda con-sultar las Normas de Vancouver (pueden consultarse en http://www.icmje.org)

VI. TablasDeben asociarse con un breve título descriptivo y nu-

merarse en el orden en el que aparecen en el texto.Las abreviaturas deben aclararse en una nota al pie.

Deben ser “autoexplicativas” y no duplicar datos sumi-nistrados en el texto o las figuras. Las referencias bi-bliográficas deben numerarse en secuencia con las del texto. Si se utilizan datos procedentes de otra fuente, publicada o inédita, hay que solicitar la autorización por escrito a la revista o editorial fuente y reconocer su origen.

VII. Figuras o IlustracionesSe aceptarán las figuras o ilustraciones indicadas en

cada categoría. El número de la figura debe coincidir con el número asignado en el texto y se asigna de forma correlativa.

Las fotos, figuras o ilustraciones deben ser enviadas mediante soporte digital. Las mismas tendrán que

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Reglamento de Publicaciones

contar con una resolución igual o mayor a 800x600 píxeles (300 dpi), en formato JPG. La medida mínima de ancho es de 8.5 cm y el máximo de 17.5 cm.

Dentro del Word se pueden incluir las imágenes para ver la ubicación en el trabajo, pero tendrán que ser enviadas también por separado ser de excelente reso-lución y uniformes en tamaño.

VIII. EpígrafesCada figura deberá acompañarse de su respectivo

epígrafe, deben escribirse en la misma hoja del manus-crito, a doble espacio como el resto del texto. En caso de referencias bibliográficas en las leyendas de las fi-guras, deben numerarse en secuencia con las del texto.

IX. EstadísticaDescribir los métodos estadísticos con detalle su-

ficiente para que el lector, versado en el tema y que tenga acceso a los datos originales, pueda verificar los resultados presentados. En lo posible, cuantificar los hallazgos y presentarlos con indicadores apropiados de error o incertidumbre de la medición. Analizar la elegi-bilidad de los sujetos de experimentación y dar los de-talles del proceso de aleatorización.

Presentación de los trabajos

I. TextoEl texto debe estar escrito a doble espacio (incluidas

las citas bibliográficas, tablas/gráficos, pies de figuras y

comentarios a pie de página). Si se utilizan abreviaturas o iniciales, estas deben estar previamente explicadas en el texto. Las páginas deben numerarse desde la portada. El nombre de los autores debe aparecer sólo en la primera página.

Las drogas y sustancias químicas deben referirse por su nombre genérico y no por su nombre comercial.

II. Abreviaturas y AcrónimosDefina las abreviaturas y acrónimos al comienzo del

texto, empleando primero la palabra completa seguida de la abreviatura entre paréntesis: por ejemplo, Valo-ración Geriátrica Integral (VGI).

Después de aceptado el trabajo

Pruebas de autor Se enviará un conjunto de pruebas de página (en ar-

chivos PDF) por correo electrónico al autor encargado de la correspondencia. Si no desea utilizar la función de anotaciones en PDF, puede enumerar las correcciones (incluidas las respuestas del formulario de dudas) y en-viarlas a la RAGG por correo electrónico. En esta fase solamente se considerarán cambios significativos en el artículo que fue aceptado para su publicación con el permiso del Director. Es importante asegurarse de que todas las correcciones se nos envían de vuelta en una comunicación: compruébelo minuciosamente antes de responder.