Reconstrucción de una memoria perdida y las vías del tren
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Reconstrucción de una memoria perdida:
Los recuerdos de ella y las vías del tren
Universidad de los Andes
Facultad de artes y humanidades
Proyecto de grado
Vanessa Andrea (Reina) Moreno Pardo
2016
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Contenido
Introducción ............................................................................................................................ 3
Historia Oral ........................................................................................................................... 6
Elba Elisa Pardo viuda de Moreno ...................................................................................... 8
Las historias de la abuela ...................................................................................................... 10
La historia más bonita de su repertorio ............................................................................. 10
RECONSTRUCCIÓN DE UNA MEMORIA PERDIDA ...................................................................... 13
La memoria de mi abuela como plataforma ..................................................................... 13
Las fotografías de Humberto como vestigios de su memoria ........................................... 14
FERROCARRILES NACIONALES DE COLOMBIA ....................................................................... 16
El abuelo y los Ferrocarriles Nacionales de Colombia ......................................................... 18
El Ferrocarril como metáfora ............................................................................................ 18
DOCUMENTAL EXPERIMENTALNON-FICTION .......................................................................... 19
Conclusiones ......................................................................................................................... 22
Texto para la exposición ....................................................................................................... 24
Reconstrucción de una memoria perdida: los recuerdos de ella y las vías del tren .......... 24
Bibliografía ........................................................................................................................... 25
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Introducción
Las raíces de este proyecto están arraigadas a los sentimientos más fuertes y profundos de
mí ser, pues nace de un sin números de pensamientos, experiencias y vivencias que me
llevaron a reflexionaren torno a una serie de preguntas filosóficas a cerca de mi propia
existencia: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy? A pesar de sonar demasiado
amplio para ser la base de mi proyecto -al menos en cuanto al carácter sentimental se
refiere-, no es nada más que la verdadera identidad emocional de la obra bajo la imagen de
otra cosa: aun cuando se intenta rastrear la biografía de un sujeto, el interés va más allá
tratando de encontrar la imagen de sí dentro de la obra.
Aquellas preguntas hicieron que -como quisiera creer que le pasa en algún punto de
la vida a todas las personas-, me cuestionara a cerca de mi identidad, la vida-la muerte y el
espacio-tiempo. Esto, no solo me llevó a una profunda angustia existencial, sino que
además -como habría de suponerse-, afecto a todo aquel que estuvo cerca de mí al vivir este
proceso; lo que me llevó nuevamente a cuestionarme sobre mi propia identidad, mi rol y mi
experiencia frente a los Otros.
Mi abuela materna, es de hecho una de las personas más afectadas dentro de este
proceso, supongo que hace parte de la vida llevarse una que otra decepción, pero al ser yo,
la niña pequeña de la familia, ha hecho que se abriera una brecha gigantesca y casi
insoportable entre nosotras, que aún hoy trato de reparar. Cuando finalmente fui capaz de
visualizar estas brechas, me di cuenta que, por vez primera y con toda certeza, me estaba
acercando a una de esas dudas y temores que tanto me estuvo exprimiendo durante ese año:
la vida y la muerte. Mi abuela solía decirme que estaba joven, que me divirtiera, que
“aprovechara” y que no dejara que nadie tomara el camino por mí, y aunque creía
entenderle, lo cierto era que no estaba más lejos de ello.
A pesar de que pude visualizar la brecha que me apartaba de esta mujer, no podía
dejar de cuestionarme lo mismo pues, aunque parecía que yo estaba en la flor de la vida y
que muchas experiencias me quedaban por vivir, cada año que pasa mi abuela se hace más
vieja, cada día es más difícil entenderle, seguirle el hilo, y por consecuencia obvia de la
vejez, minuto a minuto pierde la vista, el gusto, el olfato y el oído. Cada día es más difícil
para ella recordar mi nombre, aunque sepa bien quién soy no puede evitar la confusión
entre los nombres familiares; es más difícil para ella recordar los momentos que vivió con
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nosotras –mi madre, mi hermana y yo-, incluso los recuerdos de días anteriores se hacen
difusos –sin embargo, la memoria de su juventud parece aún estar en buena forma-. Cada
día es mucho más difícil no pensar en su muerte.
Es una situación que es prontamente venidera, lo sé, a pesar de fantasear con que
esto no es más que un sueño difuso al igual que sus recuerdos, es obvio que la muerte toma
más figura con cada día que pasa. Y, si esa figura va cobrando vida, como una sombra
detrás de su cabeza en algún momento ha de llevársela sin resentimiento alguno. Es aquí,
cuando empecé a ver como mi inocencia se iba acabando con las interrogantes, así como mi
abuela envejece, el tiempo con ella se va agotando, ahora no es más que una cuenta
regresiva que no me gusta contar.
Prontamente empecé a admirar más a esta mujer, a tratar de comprenderla más
prolongando mi tiempo junto a ella, la veía más a menudo, al punto de que varios de mis
proyectos universitarios hablaron de ella. De alguna manera cada uno de éstos representó
para mí la reducción de esa brecha que me separaba de la abuela. Así las dudas y los
temores que en algún momento empecé a sentir se fueron disipando y me fueron acercando,
poco a poco, a consolidar este del que aquí trato de hablar.
Al empezar Anteproyecto pensé muchas veces en realizar mi autobiografía, llegué a
pensar en pintura, animación, autorretratos e incluso un performance, pero esto fue justo en
el tiempo en el que empecé a compartir tanto tiempo con ella, también fue el tiempo en el
que vi más cercana la muerte, varios de sus hermanos murieron en un lapso pequeño de
años y todos teníamos miedo de perderla. Ese miedo y ese amor que le tengo es lo que me
ha traído hasta este punto.
Así, al mantener esta cercanía, empecé a empañarme de sus sueños, sus tristezas y
sus frustraciones mediante sus historias. Éstas me han llegado a inspirar tanto que he
tomado la historia de su vida, de su amor y de sus hijos como base central para la
realización de este proyecto. Aunque estas historias solo cobraron sentido después, cuando
muchos de mis sentimientos se fueron aclarando, fue cuando pude ver que en determinado
punto el carácter que me determina como persona es casi un vivo reflejo de mi abuela.
Aprendí gracias a esas historias autobiográficas mucho más sobre mí, sobre quién era y del
por qué estaba allí.
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Aquel al que ella llama su amor es, o fue, mi abuelo, y lo que quedo de él dentro de
los recuerdos de mi abuela hacen que esta historia tome un rumbo en donde la autobiografía
transgrede los límites del espacio-tiempo, dando a observar un reflejo que ha sido
modificado de una historia pasada que aún no ha terminado. Mi nombre es Vanessa
Andrea (Reina) Moreno Pardo y simplemente soy. Vengo de las esperanzas, sueños y
errores que han cometido mis antecesores. El destino encargó a mi abuelo trazar un camino
a donde todos nosotros –su familia- pudiésemos llegar después, por eso voy a donde ese
camino me lleve, ese que, mi abuelo y mi abuela, han trazado para mí. Es por esto que en
gran medida, este proyecto está dedicado a mi abuela y a sus historias.
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Este texto tiene como objetivo explicar, exhibir y evidenciar el proceso creativo para la
realización de la obra Reconstrucción de una memoria perdida: los recuerdos de ella y las
vías del tren, así como las bases teóricas que fundamentan este proyecto. En primer lugar,
es necesario señalar el carácter simbólico y poético de la obra, aquello que le da sentido en
términos de su origen y su proyección. En segundo lugar, se abordan los recursos y
herramientas con las cuales ha sido posible la construcción de la obra: las fotografías
familiares, las narraciones sobre la memoria y la historia de los Ferrocarriles Nacionales de
Colombia en relación con la historia de vida. Finalmente, se presentan las bases teóricas en
las cuales se fundamenta la obra: documental experimental non-fiction.
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Historia Oral
Aprender de la experiencia, aprender lo que el otro sabe, escuchar historias y nutrirnos de la
experiencia ajena es algo que ha caracterizado al hombre desde que podemos
comunicarnos entre nosotros, esta es una de las razones por las cuales existen cosas como
los libros – aquellos que difunden el conocimiento-, el arte, la propaganda, la televisión, la
radio, las redes sociales, etc., espacios que se han construido para conocer más sobre la
experiencia de los demás. De esta manera podemos hablar que, la tradición de la historia
oral es la madre, o el padre, de todos estos espacios que ahora conocemos y a los que
fácilmente podemos acceder.
La historia oral es algo que se ha usado durante siglos –pues aún hoy es un sistema legítimo
para acercarnos al pasado donde están todas las subversiones y reflejos narcisistas de
nosotros, comúnmente fenómeno conocido como empatía- para trasmitir una idea, una
ideología, una biografía, una historia o una leyenda y así, aquel que escucha esta tradición,
se hace partícipe de la misma trasmitiendo así su versión –aquella que recuerda la moldea,
haciéndola autobiográfica, un lugar donde se puede reconocer-.
Así, la historia se vuelve moldeable y cualquiera que se vea así mismo de alguna manera
reflejado en ella es capaz, de manera inmediata de moldear la figura de aquella
convirtiéndola en una figura que representará su propia vida y que, a veces, trazará
fronteras entre lo que queremos y lo que debemos ser con respecto a los Otros y a nosotros
mismos.
Sin embargo quién legitima una historia que ha sido contada a través de las generaciones y
al mismo tiempo ha sido sometida a diversas opiniones y verdades ajenas a nosotros,
logrando convertir esa primera idea de algo en algo que ha sido interferido, modificado, y
censurado por aquellas voces del presente que han puesto sus artífices y placeres en las
historias que podrían ayudar a establecer o fortalecer su identidad. Aquellas que a medida
que adquieren conocimiento sobre una historia y la adaptan para sí -confirmando la
necesidad de construir nuestra imagen a partir del otro- reafirman la posibilidad de obtener
nuevas lecturas y relecturas a cerca de una misma historia que se ha subdividida en
diferentes caminos e interpretaciones. Así, como mencione anteriormente podemos trazar
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líneas transversales entre el pasado y el presente, siempre re analizando y re interpretando
estas historias gracias a las ficciones del sujeto pasado y del sujeto presente.
La historia oral busca, por tanto, acercarse a las voces silenciadas del pasado, las voces
subalternas (Archila, 298). De allí que se evidencien las versiones del pasado, las tensiones,
las disputas y los conflictos; que desde los sectores hegemónicos buscan legitimar la
dominación, mientras que desde los subalternos se busca generar nuevas posibilidades de
comprensión de la historia: “lo que está en juego es el control sobre la memoria social,
dado que desde ella se estructuran las identidades sociales, se legitiman, impugnan y
redefinen las relaciones de poder que atraviesan el cuerpo social y se definen los campos de
lo posible, las visiones de futuro” (Torres, 2003: 2).
Entonces, aparece una de las características esenciales de la historia oral, esto es, el
lugar que se le otorga a la subjetividad como factor decisivo en la configuración de la
memoria, de este modo “los trabajos de historia oral pueden, por un lado, reconstruir e
interpretar hechos del pasado a través de la recuperación de distintas perspectivas hasta ese
momento desconocidas, y a la vez interpretar cambios en la conciencia y encontrar sentido,
no sólo a lo que la gente dice, sino también a lo que no dice” (Mateo, 137). En
consecuencia, la historia oral permite una comprensión más profunda de la vida social, de
sus actores y de los objetos de la historia.
Así de una forma u otra, los trabajos autobiográficos niegan la objetividad en la
narración de la memoria, pues se requiere de la constante reinterpretación de ésta, a causa
de la narración de los Otros, integrando nuevas lecturas y dar paso a la relectura de la
historia oral gracias a éstas.
Finalmente, es de esta manera como la autobiografía de mi abuela se entrelaza con
esa historia que se oculta tras la nube de humo, y como mi abuelo Humberto Mora, termina
siendo el vehículo que nos transporta a través de las intervenciones y reinvenciones
continuas de la misma historia: ha logrado ser interferida, modificada, y censurada.
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Elba Elisa Pardo viuda de Moreno
Elba, nació en Bogotá el 25 de octubre de 1927. Ha sido liberal toda su vida y desde niña
aprendió a obtener el dinero por su cuenta. Vivió el Bogotazo en todo su esplendor y la
guerra civil entre Godos y Liberales. A la edad de 14 años conoció a mi abuelo Humberto
Moreno -del que hablaré más adelante-, con quien construyeron la casa que hoy en día aún
permanece en pie en el sur de Bogotá.
En 1953 nació su primer hijo, el niño que por nombre le colocaron Carlos Armando
Moreno Pardo, y más adelante en 1956 nació su segunda hija, mi madre, con el nombre
Ruth Stella Moreno Pardo.
Mi abuela ejerció la profesión de costurera por más de 50 años, por lo que guarda un
montón de retazos de tela, reglas, revistas de moda, plantillas, etc., es algo que hace parte
de su identidad, y muchos la recordaremos por su amor a la costura. Hoy posee tres
máquinas de costura, una Singer que data casi de la misma edad de mi abuela, otra que
llegó casi a sus 40 años y otra industrial que adquirió hace un par. Hoy por hoy mi abuela
cose solo para sí misma. La ropa que cargaron sus hijos durante los primeros 20 años de sus
vidas fue realizada principalmente por sus manos y hoy ella usa la ropa que hizo antaño.
El apellido principal de mi abuela es Pardo, mientras que sus hermanos Héctor,
Cecilia e Irene, son Mora, aun cuando todos fueron hijos de Abraham Pardo. Sin embargo,
sus otros cinco medio hermanos, por parte de mamá: Bertilda, Herminda, Leticia, Carlos y
Ana, poseían el apellido de su padre Luis Simbaqueva. Esto fue producto de las acciones de
mi bisabuela, quien en la ausencia del padre de los niños colocó su apellido Mora en vez de
Pardo, aquellos niños siempre fueron “hijos de padre desconocido”; la bisabuela siempre
actuó por capricho. No obstante, para el nacimiento y niñez de mi abuela Elba, el padre
quien estuvo un tiempo junto a ella, la dotó con su apellido.
Aun siendo Pardo, mi abuela adoptó el apellido Moreno al casarse con Humberto,
Elba Elisa Pardo de Moreno; hoy Elba Elisa Pardo viuda de Moreno; su familia obtuvo
ambos apellidos como un legado de sus padres.
Elba es la penúltima entre sus hermanos y hermanas, es la única que permanece
hoy con vida. Todos su hermanos y hermanas murieron uno a uno en los últimos años.
Hace un par murió su más cercano hermano, Héctor, después de un accidente en la ducha.
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Debido a esto, ella, no puede evitar pensar en la muerte como algo venidero, y nosotros –
su familia- tampoco.
Por esto tratamos de satisfacerla, cumplir sus deseos y añoranzas, hacerla feliz y, si
es posible hacerla llorar de felicidad. Cada año dos brinda, con la voz quebrada y las
lágrimas a punto de brotar, una bendición a sus hijos y nietos cuando suena esa canción de
Néstor Zavarce, Faltan cinco pa’ las doce, justo antes de dar la vuelta a la manzana
esperanzados en poder viajar una vez más con ella.
Todos los viernes y domingos, desde hace ya más de una década, son los días
sagrados para compartir con mi abuela. Días especiales que mi mamá, mi hermana y yo,
tratamos de dedicar para compartir a toda costa con esta mujer. Días que, tratamos sean de
su completo agrado y satisfacción, puesto que la idea de la vida y la muerte no solo yace
en mi mente, sino en todos los hijos y los nietos de la familia Pardo Moreno. Pensamos en
la vida que le queda a mi abuela, y en su pronta muerte.
Mi abuela está a portas de los noventa años pues, el pasado 25 de octubre cumplió
los 88, no deja de decir cada año que son sus nuevos quince. Lo he escuchado tantas veces
que siento que tiene razón, aunque sé que es una forma de mantener el ánimo arriba. Mi
abuela es terca y testaruda, goza de la tristeza y la soledad, de sus amigos y de un vino de
vez en cuanto, sueña sin parar y ama sin medida.
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Las historias de la abuela
Durante muchos años he escuchado con atención las historias de mi abuela, aprendiendo
siempre una que otra valiosa lección. Las he llorado y reído siempre -creo que a mi abuela
la hace muy feliz que tenga cierto interés en sus historias-, por lo que las cuenta con más
anhelo y pasión cada vez, empero, también lo hace debido a que cada día olvida un poco
más esas historias y recurre a la fantasía junto a la idealización de las mismas para
asegurarse de la continuidad de esa historia que ha proporcionado las bases de su identidad
-aunque he de suponer también que esto es algo que ocurre con la vejez y el tiempo-.
Es por esto que mi trabajo de grado se ha consolidado de esta forma: por temor y
por amor. Durante todo el tiempo valioso que he compartido con Elba, no he podido evitar
perder toda atención de mi alrededor cuando escucho sus historias: Su niñez, la separación
de la familia por los apellidos Mora y Pardo, la vida de mi bisabuela Herminia y su
enfrentamiento con el machismo del cambio de siglo, el nacimiento de mi tío y mi madre,
sus primeros sentimientos como abuela, su vida como costurera, su experiencia del
bogotazo y un sinfín de otras más. Sin embargo, existe una de esas historias en particular
que me ha llevado incluso a crear ilusiones casi tangibles sobre la misma: la historia de su
primer y único amor, Humberto Moreno.
La historia más bonita de su repertorio
Cabe aclarar que, esta sección titulada La historia más bonita de su repertorio, al igual que
la sección Elba Elisa Viuda de Moreno, son historias narradas a grosso modo, pues en la
producción final de la obra se resaltará y profundizará en estas historias un poco más.
Finalmente, esta narración es escrita aquí como parte de las estructuras que sostienen este
proyecto.
Teniendo claro lo anterior es absolutamente imposible tratar de hacer una biografía
de mi abuelo Humberto, no sólo por el hecho de que hace exactamente 54 años, en abril de
1962 cayó muerto en la camilla de un Hospital de los Ferrocarriles Nacionales, empresa
donde trabajó sus últimos años, sino que además, es imposible, ya que lo único que se tiene
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por respaldo de su existencia son los vestigio que quedaron de esa vida dentro de la
memoria de mi abuela, en las fotografías familiares y en la historia de Ferrocarriles
Nacionales. Mi abuela aborda esta historia con una sonrisa que se desvanece rápidamente: Conocí a su abuelo en la tienda de mi mamá cuando tenía 14 años y él 17 o 18. Él iba a tomar cerveza con sus amigos hasta que la tienda cerraba. Me enamoré al instante, las piernas me temblaban y el corazón y el estómago se revolvían. Su abuelo era muy andariego, le gustaban los caminos. También mujeriego, por eso se la pasaba en la casa las niñas buenas(Entrevista, 02 nov) Así empieza la historia de mi abuelo. Un joven que trabajaba en talleres de
carpintería como tapicero y que en las tardes salía con sus amigos a tomar cerveza,
finalizando su día entrando a los burdeles -las casas de las niñas buenas- que quedaban
frente la tienda de la bisabuela Herminia.
Durante un par de años, Elba y Humberto consolidaron una buena amistad, sin
embargo, la naturaleza casi libertina de mi abuelo, lo llevó lejos de Bogotá durante uno o
dos años más, dejando todas sus amistades de un día a otro sin previo aviso, causando
revuelto entre sus compañeros hasta lograr desaparecer su imagen por completo de la
memoria de sus allegados. Cuando esto sucedía aparecía nuevamente como un relámpago,
sin previo aviso llegaba ante ellos esperando continuar su historia como si ésta nunca se
hubiese interrumpido.
Cuando mi abuelo regresó a Bogotá, con ayuda de un amigo mutuo, Gustavo, quién
conocía a mi abuela desde su infancia, ayudó a Humberto a buscar nuevamente a Elba,
quién se había mudado del sector, para declararle su amor. Humberto quiere tener amores con usted, Elba, le dijo Gustavo a mi abuela mientras Humberto la miraba de frente. “Es verdad eso?” respondió ella devolviéndole la mirada “claro que sí, entonces que dice señorita, si o no?” Dijo Humberto. La respuesta de mi abuela marcaría por completo el destino de todos nosotros. “Dios proveerá”(entrevista 02, nov)
Así fue como empezó su noviazgo. Sin embargo, durante los 8 años que duró, mi
abuelo partió varias veces hacia el horizonte, donde nadie lo encontrara: “La primera vez se fue dos años, en ese entonces no éramos novios. La segunda vez, se fue un año o dos, en ese entonces, ya éramos novios. Luego se fue casi seis meses, y luego se fue ocho más. Solo Dios sabe a dónde se fue cada vez que partía lejos. Él siempre se iba sin decirle nada a nadie, un día no aguante más esas desapariciones, por lo que le pregunté sobre sus intenciones conmigo en Septiembre u Octubre de 1951. Su respuesta me dejó fría: -Negra, seré sincero contigo, tengo un programa con algunas personas para viajar a Venezuela a final de año, si me voy, todo se acaba, no me volverás a ver nunca. De lo contrario me caso contigo. Dame hasta diciembre para darte una respuesta concisa-. Así quedamos” (entrevista 02, nov)
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El 24 de Diciembre 1951, Bárbara, la tía de mi abuelo Humberto, le anuncio
secretamente a mi abuela que él se iba a casar con ella. Mi abuela nunca le creyó. Para
mediados de Febrero de 1952, Humberto se reunió con Herminia, la mamá de mi abuela, y
con ella: Me dijo; Negra, ¿qué fecha es el primer sábado de julio?, le respondí que caía el día cinco. Él volteo a mirar a mi mamá y le dijo – Señora Herminia, me voy a casar el 5 de julio con Elba. Así fue como su abuelo me pidió matrimonio (…) Nunca hablamos sobre el matrimonio, sino hasta unos meses antes, en mayo o junio. Pero solo entre él y yo. De los detalles de la boda se encargó él. Yo solo conseguí el vestido de novia prestado y mi mamá se encargó de hacer la comida. (…) Me pasó de todo; al bajar del carro frente la iglesia dejé caer las arras de matrimonio, si mal no recuerdo perdí una o dos. Luego recordé que había dejado el ramo en casa, por lo que mi hermano Carlos se devolvió hasta la casa para traérmelo. Mi hermano Héctor quién iba a entregarme en la iglesia me ayudo a arreglar mi peinado y mi maquillaje, ya que no tenía el dinero para pagarlo. Él me vistió y me llevó al altar (entrevista 02, nov.)
Al día de casados, los amantes querían viajar a Girardot como luna de miel, sin
embargo, Armando el hermano mayor de mi abuelo, se opuso argumentando escases de
dinero por ambas partes, así que optaron por quedarse: “nunca tuve luna de miel”, comenta
mi abuela.
Después de un año de matrimonio, en 1953, un 21 de Octubre nació mi tío Carlos
Armando Moreno Pardo. En ese mismo lapso, gracias a un año de ahorro, Humberto y Elba
compraron el lote donde hoy está construida su casa. Cerca de dos o tres meses de trabajo
duro dieron fruto al fin a dos piezas, una cocina con fogón de carbón de piedra y un baño.
En 1956, el 24 de junio, nació mi madre Ruth Stella Moreno Pardo. Cinco años después la
imagen de mi abuelo, en 1962, se fragmenta.
Así es como termina la historia de mi abuelo. Su muerte marco la vida de mi abuela
y de sus hijos durante varios años, ya que, traumatizada por la pérdida de aquel ser amado,
mi abuela lo vistió de luto por más de 5 años; todos los días vestida de negro, lista para
llorarlo hasta el amanecer. “Aún lloro a su abuelo, aún me duele haberlo perdido. Después
de él no quise a ningún otro. A su abuelo lo amé mucho más de la razón”(entrevista 02,
nov.)
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RECONSTRUCCIÓN DE UNA MEMORIA PERDIDA
Ir al encuentro de la reconstrucción de la memoria supone acudir a diversos registros que muestran de manera abierta un pasado siempre dispuesto a ser reinterpretado. En una variada gama de registros es posible acceder al pasado, desde testimonios o umbrales de la intimidad, las autoficciones, en forma de notas, diarios, cartas personales, fotografías, entrevistas y gestos que materializan la ficcionalidad de la realidad como narración (Arfuch, 2013). Los relatos nunca se acaban, siempre se reinterpretan, se reelaboran, se reescriben y se mezclan “El relato que se abre y se cierra luego como un relámpago. Como en verdad vivimos siempre, en una rutina de gestos y voces y trayectos, con todo el pasado bajo la piel y a flor del lenguaje, para ser despertado por momentos, súbitamente, quizás por otra voz, por una circunstancia, por un encuentro. Y luego el decir vuelve a cerrarse, para permanecer, pero diferente” (Arfuch, 2013, p. 15).
La memoria de mi abuela como plataforma
En este proyecto se entiende como plataforma a aquello que remite a los datos
suficientes para poder reconstruir la memoria de mi abuelo. Ahora bien, para poder explicar
esto he de responder primero dos preguntas:¿por qué es importante la memoria de mi
abuelo?, y ¿por qué hacer algo sobre mi abuelo y no sobre mi abuela?
El amor que mi abuela pudo sentir por Humberto es casi inexplicable, tanto que aún
hoy llora su ausencia. Es por esto que de alguna manera este trabajo es un regalo para mi
abuela; uno que rescata todo de su historia más bonita, uno que habla de su amor eterno, un
regalo que ella grabara en su corazón como la historia de mi abuelo.
Por ésta razón es que es tan fundamental recuperar y reconstruir la memoria perdida
de mi abuelo, mediante tres herramientas seleccionadas: material de archivo que incluye las
fotografías familiares y de los ferrocarriles, muchas de ellas realizadas por mi abuelo. La
memoria de mi abuela que incluye las historias de sus recuerdos y posesiones preciadas
pertenecientes a Humberto, y por último, la memoria también perdida del Ferrocarril de
Bogotá -de esto se detallará en un apartado más adelante-. Es por esto mismo que escogí el
título de “Reconstrucción de una memoria perdida: los recuerdos de ella y las vías del tren”
pues, a partir de estas tres herramientas, puedo reconstruir la imagen de mi abuelo y
rescatar su memoria como un regalo para mi abuela.
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Por otro lado, a pesar de no llevar el título de protagonista, sin la memoria de mi
abuela la reconstrucción de mi abuelo sería misión imposible, pero después de tanto hablar
de ella, lo natural sería hacerle un homenaje a mi abuela más no a mi abuelo. Esto no es tan
simple. En el momento en el que escogí hacer este proyecto como un regalo para ella, el
proyecto mismo levantó a mi abuela por los aires y le ha dado el rol principal dentro de mi
trabajo, por lo que el proyecto se enfoca en resaltar aquello que más amó sin disminuir u
opacar la importancia de mi abuela dentro del mismo. Finalmente, esto es algo que le
entregaré a ella, así que ¿por qué no hablar de lo que más ama?
Así es como la memoria de mi abuela se convirtió en la plataforma principal,
además de ser la única que puede ayudarme a generar un hilo conductor gracias a sus
historias. Como mencioné anteriormente, sin ella hubiese sido imposible recolectar
información importante sobre Humberto Moreno: cómo y quién fue él.
Las fotografías de Humberto como vestigios de su memoria
A lo largo de los años, como en alguna época fue tradición, las fotografías eran guardadas
en los álbumes familiares. Atesoradas e idealizadas en algún momento, las fotografías
pasaban de generación en generación hasta que perdían su significado y valor, terminando
guardadas entre las bibliotecas o cajones de armarios que nadie volvía a mirar.
Mi abuela guardó las fotografías que mi abuelo efectuó durante varios años en uno
de estos álbumes que terminan guardados donde todos se olvidan de él. Sin embargo, mi
abuela infundo una duda en mí desde niña pues, en la sala, tiene varios retratos de mi
abuelo colgados en la pared y puestos en una repisa: ¿quién era él?
Así desde niña me cautivó con este personaje que interpretaba mi abuelo, me
enamoré de sus historias y de su pasión. Fue solo cuestión de tiempo para que ella misma
me mostrara las fotografías que guardaba de aquellos tiempos que añora con tanta voluntad,
fotografías que fueron tomadas con la cámara de mi abuelo durante los diez años de
matrimonio.
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Con las fotografías conocí un poco más detalladamente a este hombre, entendí cuál
era su mirada y sus rasgos característicos, cuánto podía pesar y qué ropa le gustaba usar.
Gracias a las fotografías también me enteré de su profesión; trabajó en Ferrocarriles
Nacionales desde el 48 hasta el 62, -aunque entró oficialmente en 1952-.Este último año lo
ascendieron de Tapicero, Carpintería, Tallerista. ND a Contramaestre Carpinteria
Talleres. Estudió en el SENA Dibujo (Maquinas y trazados) y se graduó en 1961.
También conocí de esta manera a sus padres, Teresa y Claudio, a su tía Bárbara y
sus hermanos, organizados en orden cronológico: Alfonso, Armando, Jaime, Stella y
Cecilia. Humberto nació en Bogotá en el año de 1921, entre Armando y Jaime.
De esta manera pude observar la construcción del ferrocarril desde Bogotá hasta
Santa Marta, pude ver como los trabajadores de Ferrocarriles Nacionales trabajaban en
overol o en traje de paño, pude conocer a sus amigos y jefes, también ver cómo las
estaciones y los rieles cobraban vida con cada fotografía que observaba.
Pude verlo a él, un poco menos rígido que los retratos colgantes en la sala de mi
abuela, un poco más vivo, más real, por un momento pude sentir su presencia superponerse
en el cuerpo de mi abuela, revelándose como un profundo respiro que llena a esta mujer de
valor y esperanza.
He de suponer que si las fotografías son cortometrajes inmóviles, capturas de un
momento efímero que jamás regresara, tampoco lo hará nadie después del final del
recorrido.
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FERROCARRILES NACIONALES DE COLOMBIA
Las fotografías es una de las herramientas que poseo para la creación de la obra final que
pueden demuestra y afirmar, la existencia de Humberto Moreno, así como la historia de
Ferrocarriles Nacionales de Colombia (FNC), pues como ya había mencionado con
anterioridad, Humberto trabajó en esta concesión como lo dice su carnet de la institución,
desde 1948/52 a 1962.
Así, para conocer más acerca de su rol dentro de la empresa, he desentrañado la
historia de esta entidad, y aunque no entraré en detalle a cerca de la historia anterior a la
conformación de empresa de Ferrocarriles Nacionales de Colombia (1951), debido a que es
bastante confusa, opté por exponer de manera amplia la misma y de su relevancia dentro
del desarrollo del país, así como se tendrá en cuenta los detalles fundamentales que, de
alguna manera afectan o influyen, ya sea directa o indirectamente, la historia de Humberto
Moreno.
Los Ferrocarriles Nacionales es una empresa que unificó las sociedades particulares
(Ferrocarril de Girardot, Ferrocarril de la Sabana y Cundinamarca, Ferrocarril del
Norte,Ferrocarril del Sur y Ferrocarril del Nordeste) de transporte ferroviario en 1951 en
Colombia. Sin embargo, antes de ello existían consorcios particulares que, con ayuda del
estado financiaron las líneas ferroviarias que intercomunicarían a todo el país. Para explicar
mejor esto he de volver a 1804.
El inglés Richard Trevithick inventó la primera máquina locomotora en 1804, y
cuando Inglaterra ya tenía establecida la primera línea ferroviaria, 31 años después en 1835,
el congreso Colombiano expidió la primera ley que establecería concesiones ferrocarrileras
que serían entregadas a los cantones de Panamá, con el fin de construir una línea que uniera
los océanos atlántico y pacifico; la construcción se logró realizar en un periodo de cinco
años entre 1850 y 1855. Sin embargo, esta línea no fue usada al máximo potencial y
terminó afectando parte de la economía destinada a la construcción de obras públicas en el
país (Ortega, 1917).
En 1865, diez años después Colombia inicio las líneas que comunicaría a todo el
país entre sí; Cúcuta, Barranquilla, Medellín, Pacífico, Santa Marta, La Dorada, Bogotá y
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Girardot. Estas construcciones aunque fueron financiadas mayormente por el Estado, se le
otorgaban grandes poderes financieros y políticos a estas entidades privadas, para que
construyeran como ellos deseasen todas las vías que planificaban construir (Ortega, 1917).
Sin embargo, y a pesar de las buenas intenciones del congreso Colombiano para
implementar el mejor transporte masivo y mercantil del momento, la mayoría de los
contratos de estas sociedades particulares sufrieron de pleitos internos que los llevaron a la
destrucción de las obras, financiaciones onerosas, errores técnicos, tardanzas inexplicables
y falsamente justificadas en las construcciones. La corrupción y la ingenuidad de la
mayoría de los negociadores hicieron que finalmente gran parte de las vías ferroviarias no
fueran construidas en la época y que gran parte del capital para las construcciones
desapareciera entre sus bolsillos(Ortega, 1917).
Las demoras en las obras, causadas por todos estos incidentes, retardaron no solo el
progreso de las regiones para disfrutar de un mejor transporte, sino que además
determinaron grandes costos operarios que generaron una absoluta incapacidad para
actualizarlas vías y los equipos ferroviarios, por lo que el sistema de transporte férreo se vio
opacado por el mercado automotor.
Una de los principales usos que el país quería darle al transporte férreo era la
posibilidad de unificar el mercado del sector cafetero para la exportación del grano hacia el
exterior, lo que habría abierto grandes puertas a Colombia para establecerse en el mercado
extranjero.
En 1951 fueron creados los FNC con el fin de unificar todas las empresas
particulares y así ofrecer un servicio más eficiente al mejorar su infraestructura y su
administración. Los FNC también fueron establecidos como el último gran esfuerzo para
rescatar el sistema como parte de uno de las mayores incursiones económicas que podrían
tener un impacto socioeconómico en el país, sin embargo fue inevitable hacerle tranca a
una crisis institucional y financiera dentro del FNC.
A partir de la década de los 70 este sistema se vio acorralado por sus antecedentes al
carecer de los recursos suficientes para hacerse cargo del costoso mantenimiento de la
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infraestructura de las vías y las locomotoras, así que esto tuvo como resultado que el
sistema férreo fracasara.
El abuelo y los Ferrocarriles Nacionales de Colombia
El Ferrocarril como metáfora
Para nadie es difícil entender que el ferrocarril puede representar de manera muy exacta el
recorrido en la vida; al nacer abordamos este tren que nos llevará por distintas paradas, nos
permitirá investigar y recorrer el lugar, pero finalmente tendremos que volvernos a subir
para conocer el próximo paradero. Cuando menos nos damos cuenta, después de amar,
odiar, luchar y sufrir, todos llegamos a la última parada, en la cual no podremos volver a
abordar el tren de vuelta. Aquí acaba todo, y no nos queda más que esperar a quienes
amamos.
El hecho de que mi abuelo haya trabajado dentro de FN siempre me pareció que
tenía mucha coincidencia el comportamiento de mi abuelo con el sistema del tren, pues
ambos van de ida y vuelta, siempre buscando su camino hacia adelante, en el cruce entre el
horizonte y el mar, siempre seguro de construir un camino para andar con seguridad, pero
siempre adelante para llevar a todos los que van atrás. Extraña coincidencia que involucró a
mi abuelo y su relación en FN en esta producción como metáfora audiovisual.
El Ferrocarril, no solo es importante en la historia de mi abuelo debido a que él
trabajase allí, sino que, además, es importante porque dota a la obra final, de un fuerte
carácter simbólico a cerca de la vida de este hombre. Se puede decir que, al él estar a cargo
del taller de carpintería de esta empresa nos demuestra que Humberto hacia parte del
equipo quienes construían las vías del ferrocarril, esto a su vez lo hace un constructor de
caminos, y por ende, el guía de nuestra existencia.
19
DOCUMENTAL EXPERIMENTAL NON-FICTION
El documental como lenguaje cinematográfico ha presentado en las últimas décadas una
amplia gama de tensiones y rupturas acerca de la manera de entender las fronteras entre lo
real y lo ficticio(Weinrichter, 2004). La ficción es interpretada desde el cine experimental a
pesar de sus rasgos característicos (la autonomía del ámbito estético, la auto-expresión)
como un espacio de posibilidad estética, a diferencia del documental que busca eliminar
todo tipo de mediación ficcional. En el fondo de la paradoja de hablar simultáneamente de
documental y ficción está la imposibilidad siempre presente de acceder a la realidad en sí
misma y de forma directa, toda vez que siempre será una simple representación. En este
sentido, el documental debe asumir el desafío de comprender que “toda forma de
representación incurrirá siempre por definición en estrategias que acercarán la película del
lado de la ficción”(Weinrichter, 2004, p. 15).
En este orden de ideas, el documental experimental de no ficción es una manera
negativa de comprender la conexión entre documental convencional1, la ficción y lo
experimental: “En su negatividad está su mayor riqueza: no ficción = no definición.
Libertad para mezclar formatos, para desmontar los discursos establecidos, para hacer una
síntesis de ficción, de información y de reflexión”(Weinrichter, 2004, p. 11).
Así, esta mezcla de formatos pretende articular en un mismo registro las
narraciones, los discursos y las historias biográficas y autobiográficas, privilegiando la
subjetividad; “cosas como hablar del mundo desde una perspectiva personalizada,
involucrando al espectador con una inteligencia pensante que nos guíe por un discurso
reflexivo, asociativo y fecundo”(Weinrichter, 2004, p. 12).
Sin embargo, el documental no puede prescindir de las huellas, evidencias, vestigios
del mundo real al que hace referencia, siempre será necesario que la representación parta de
éstas: “La resolución del binomio realidad/representación -o verdad/punto de vista, o
evidencia/artificio, o mímesis/discurso o simplemente objetividad/subjetividad- ha sido una
incesante fuente de quebraderos de cabeza para los documentalistas pero también el motor 1 De acuerdo con Antonio Weinrichter existe una crisis en la identidad del documental, al momento de incorporar el espacio ficcional dentro de su lenguaje. La concepción misma del cine documental parte de una doble presunción ciertamente problemática: se define, en primer lugar, por oposición al cine de ficción, y en segundo lugar como una representación de la realidad (2004).
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del desarrollo del género”(Weinrichter, 2004, p. 15). La objetividad en el cine documental
es sólo una apariencia de objetividad, evidencia, mimesis, realidad pues debe conformarse
con ser una representación, más este reconocimiento ha permitido que dentro del
documental se puedan incluir elementos expresivos, subjetivos y reflexivos que lo sitúan
como una construcción. En consecuencia, todo documental será una ficción y todo aquello
que esté incluido en él, será asimismo otra ficción; a pesar que se valgan de las evidencias
la interpretación le otorga un estatus ficcional2. Similar ha sido la postura que ha adoptado históricamente la tradición crítica del documental
de rango más teórico, al insistir en que toda forma de manipulación (inevitable, por otra
parte) del material de partida, por muy genuino que sea éste, convierte el resultado en
subjetivo o simplemente en expresivo y por tanto, se deduce tajantemente, en algo
ficticio(Weinrichter, 2004, p. 17).
En primer lugar, desde la misma selección del archivo documental que permite la
construcción final del material fílmico, se inicia con un proceso de inclusión y exclusión de
los vestigios. Esto tiene como consecuencia la mediación siempre presente del artista como
intervención en la selección del material. Por ende, la intervención propone una nueva
lectura de la realidad que la puede llegar a transformarla radicalmente.
En segundo lugar, la manipulación, el ensamble y el montaje del material serán
también una ficcionalización; emerge de allí la verdadera intencionalidad del artista, pues
ésta es construida, a modo de ficciones de la realidad: “Esta relación viene determinada por
la selección de lo que hay que ver y de la manera de verlo y, por consiguiente, de la historia
que se ha de contar. Se trata de ficción por cuanto se produce una constante interacción
imaginaria entre el mundo y yo”(Weinrichter, 2004, p. 18).
El artista establece un diálogo con su propia experiencia vital, lo que no impide que
deba ser negada como parte de la objetividad presunta del documental, entonces, “No hay
ninguna razón por la que los documentales no puedan ser tan personales como el cine de
ficción y llevar la marca de quienes los realizan” (Citado en Renov 1993, p. 127
Weinrichter, 2004, p. 19).
2 Parte de esta nueva interpretación del documental como construcción es heredera de la teoría literaria, pues esto es lo que la separa de la historia siendo un objetivo de la ficción y de la subjetivación. La historia desde este el punto de vista de una disciplina objetiva, se distancia de los relatos ficcionales o literatura histórica, haciendo énfasis en la tercera persona; mientras que el énfasis en la subjetividad y la interpretación conducirán a narración en primera persona.
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Estas marcas personales del artista ayudan a construir un tipo de lenguaje que es
propio de la clasificación poética del documental, que realizo Bill Nichols en su texto
“Introduction to Documentary”, pues dentro de una de estas clasificaciones encontramos la
categoría en donde las características antes mencionadas se ven a flor de piel; el modo
poético, éste “comparte un terreno común con la vanguardia modernista”, se caracterizaría
porque “subraya las formas en las que la voz del cineasta dota a los fragmentos del mundo
histórico de una integridad formal y estética específica en cada film determinado” (Citado
en Nichols 2001, pág. 105 Weinrichter, 2004, p. 55).
Lo práctico que tiene el modo poético es la posibilidad de experimentar para obtener
diferentes formas de modificar la lectura y la proyección del documental por medio de la
experiencia subjetiva. Pero también se puede pensar que el modo poético tiene una doble virtud: acoge géneros y
épocas muy diferentes del cine documental; y permite fusionar éste con la práctica
experimental en busca de una cierta contigüidad hasta entonces negada, o separada en sus
departamentos respectivos, entre las diversas prácticas que abordan la realidad rompiendo el
corsé de “prosa” del documental. Así, como categoría independiente, el modo poético
engloba cineastas que van desde el surrealista Luis Buñuel al ensayista Chris Marker y el
antropológo excéntrico Les Blank, pasando por el director underground Kenneth Anger,
hasta llegar a los recientes trabajos del maestro húngaro del cine de metraje encontrado,
Péter Forgács. (Weinrichter, 2004, p. 55)
La metamorfosis que soporta el documental non-fiction en las última décadas
impulsa a los artistas del documental a encontrar nuevas formas de expresión que
cohesionen así con el poder y la rapidez del lenguaje audiovisual, formas que colaboren con
la construcción de espacios dentro de la lectura del documental non-fiction y ayuden de esta
manera a establecer una experiencia autobiográfica en torno a la producción final del
documental “tanto para dar respuesta a los cambios en su entorno social como para saciar la
necesidad de plasmar su identidad personal, sexual o racial”. (Weinrichter, 2004, p. 61)
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En este sentido, esta obra hace parte del documental experimental non-fiction, o de
la no ficción, en la medida en que la realidad que quiere ser representada será modificada
desde el momento en el cual se documenta hasta el montaje físico para la exposición.
Además, constantemente se hace una re lectura de esta realidad y se aplica la subjetividad
en torno a ella; el artista lo hace, y también lo hará el espectador. El documental de la no
ficción permite la libre interpretación de esa realidad por medio de las experiencias
personales, las ficciones, las subversiones y los reflejos narcisistas.
Conclusiones
Reconstrucción de una memoria perdida: los recuerdos de ella y las vías del tren,
es un documental non-fiction de carácter poético que pretende dar a conocer una realidad
del pasado que es contada a través de la voz de mi abuela e interpretada a partir de mi
experiencia individual, presentada de manera documental. No obstante, esta realidad es un
recuerdo que debido a su naturaleza evocadora transita constantemente entre la re-
construcción del suceso y la modificación de su estructura por las nuevas experiencias del
sujeto o de la interpretación de los Otros.
Esta obra esta tejida con un fuerte carácter simbólico y poético; el tren, Ferrocarriles
Nacionales, las vías, sirvieron para mostrar de manera visual el camino de la vida, las
estaciones como las etapas, y el final del camino como la muerte. Las imágenes de mi
abuela junto las fotografías que mi abuelo Humberto tomó con sus manos, resultan siendo
exponentes de la preocupación por la cual empezó el proyecto; su vejez y muerte, su final
del camino. Por otro lado, Humberto es un homenaje a la memoria de mi abuela como
componente simbólico dentro de la obra, las imágenes dentro de ella las representó mi
primo, Daniel Moreno, quien curiosamente es exactamente igual a mi abuelo. Mi abuela
sonreía verlo actuar como Humberto Mora, su eterno amor.
Las fotografías, la narración oral y el reencuentro con el pasado fueron los recursos
precisos para la reconstrucción de esta realidad pasada. Éstos, enriquecieron el documental
en términos visuales y estructurales, pudiendo entablar una relación visual entre el pasado y
el presente de forma directa y sincera. Además sirvieron como plataforma para despertar la
memoria de mi abuela, pues cada que observa una foto de su pasado –y también de su
presente-, instantáneamente aparece una narración en torno al recuerdo evocado por esta
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fotografía, lo que ayudó en la recopilación de datos y resolución de dudas en torno a ese
recuerdo. Por otro lado, el reencuentro que mi abuela enfrentó con su pasado a la hora de
colaborar con este proyecto; un viaje en tren, la puesta en escena con la viva imagen del
hombre que amaba y la narración y despertar constante de la memoria de Humberto
Moreno, contribuyó a la enorme naturalidad con la que ella re-lee su realidad aquí en estas
palabras y allá, en esas imágenes.
De esta manera cada pequeña experiencia afecta la lectura que tenemos incluso a
cerca de nuestra propia realidad, y eso es lo que pasa en la historia que aquí trato de
reconstruir y reinterpretar. Una realidad que ya no es certera, pues ha sido tantas veces
modificada como evocada. Por lo que, a pesar de que aquí trate de hablar de esta y de
alguna manera documentarla, los demás verán la producción final de mi interpretación de
esa realidad, y ellos se llevarán a casa, una historia que podrán acoger a su propia realidad
Teniendo todo lo anterior presente, esta obra abre una puerta a la posibilidad de
hacer un proceso autobiográfico, pensando en que es la reconstrucción de una historia que
me afecta directamente; si no se hubiese dado, yo, no viviría hoy, entonces, se reconoce
esta realidad pasada como parte de lo que me compone. Así, se aclara lo que estaba detrás
de la nube de humo; un pequeño espacio diseñado para la cabida silenciosa del auto-
reconocimiento, el cual es inevitable, pues soy, en cierta medida, por esta realidad.
Finalmente, Reconstrucción de una memoria perdida: los recuerdos de ella y las
vías del tren, es una obra que habla sobre mi historia de vida y sobre quién soy. De la
historia más bella del repertorio de mi abuela y de un fantasma con nombre que ayudó a
darle motor poético a esta reinterpretación de la realidad, las memorias y las ficciones de mi
abuela.
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Texto para la exposición
Reconstrucción de una memoria perdida: los recuerdos de ella y las vías del tren
Este proyecto trata de reconstruir la imagen de mi abuelo entretejiendo los recuerdos de mi
abuela, la historia del ferrocarril de Bogotá, y material de archivo que cuentan con valor
simbólico dentro de la historia de mi abuelo antes de morir. Partiendo del material obtenido
dentro de la investigación se logró una relectura de lo que representa la imagen de
Humberto Moreno y del cómo su historia y su memoria repercute como eco en las
siguientes generaciones.
La reconstrucción de la figura que representa hoy por hoy mi abuelo supuso un reto
debido a que no hay posibilidad de recrearla o reproducirla sin perder al mismo tiempo su
condición, pues si bien los registros fotográficos, multimedia, entrevistas y bibliografía
hacen parte de este trabajo, estos presentan limitaciones y no pueden compararse de ningún
modo con la experiencia vivida. Así el trabajo de archivo aquí presente, constituye una
narrativa que le da forma y le concede sentido a la obra.
Fue necesario valerme de las huellas y de los vestigios que quedaron de mi abuelo
debido a que es imposible un acceso directo a él. Éste proyecto instaura entonces, una
relectura de estas huellas en torno a los recuerdos vividos de mi abuela. Ésta reconstrucción
de la identidad de Humberto Moreno, puede llegar a ser una nueva lectura o relectura de lo
que representa, transformando así su propia narrativa y la identidad de los sujetos que se
deslizan de su sombra.
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Bibliografía
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