Recaséns - El Romanticismo Alemán y El Romanticismo Francés

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EL ROMANTICISMO ALEMAN Y EL ROMANTICISMO FRANCES Por Luis RECASÉNS SICHES (En Cuadernos Americanos Nº6, México, noviembre-diciembre 1945) Se ha dicho muchas veces, y con fundamento, que la concepción romántica del mundo y de la vida engendró, o al menos fomentó superlativamente, el nacionalismo, el tradicionalismo, la adoración al Estado, el culto a la guerra, y que, con todo ello, incitó a la desvalorización de la persona humana individual. E incluso se reputa el Romanticismo como un antecedente, aunque remoto, de los movimientos fascista y nazi. Todo ello es verdad si nos referimos al Romanticismo en plenitud, extremo, que fue el Romanticismo alemán. Pero, en cambio, esas imputaciones no valen, en términos generales, respecto de otras corrientes románticas. Asi, por ejemplo, el Romanticismo francés, muy lejos de haberse recluido en posiciones ultraconservadoras, alimentó generosas tendencias políticas y sociales de liberación, con carácter humanista, es decir, orientadas hacia los valores de la persona individual. Bajo el nombre de Romanticismo se comprende un conjunto muy complejo de actitudes y de direcciones. Cierto que en todas ellas se advierte un denominador común, algo así como una unidad de estilo mental. Pero como los ingredientes del Romanticismo son diversos y sus manifestaciones muy varias, por eso dio lugar a diferentes productos. Ahora bien, parece que donde el Romanticismo se desarrolló con pureza, intensidad y extensión máximas, completamente, fue en Alemania. Y fue allí donde precisamente originó la divinización de lo colectivo, de lo tradicional y de lo autocrático. Por el contrario, en Francia, el Romanticismo no llegó a desenvolverse hasta sus últimos extremos ni a dominar en estado puro. El Romanticismo francés no rompió enteramente, ni mucho menos, con el sentido humano de la Ilustración (o época del Iluminismo) ni con los valores de la razón; antes bien quiso entroncar sus nuevas aportaciones con las raíces intelectivas, liberales y democráticas del pensamiento an- terior. Rasgos del Romanticismo Plenario 1

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EL ROMANTICISMO ALEMAN Y EL ROMANTICISMO FRANCES

Por Luis RECASNS SICHES

(En Cuadernos Americanos N6, Mxico, noviembre-diciembre 1945)

Se ha dicho muchas veces, y con fundamento, que la concepcin romntica del mundo y de la vida engendr, o al menos foment superlativamente, el nacionalismo, el tradicionalismo, la adoracin al Estado, el culto a la guerra, y que, con todo ello, incit a la desvalorizacin de la persona humana individual. E incluso se reputa el Romanticismo como un antecedente, aunque remoto, de los movimientos fascista y nazi.

Todo ello es verdad si nos referimos al Romanticismo en plenitud, extremo, que fue el Romanticismo alemn. Pero, en cambio, esas imputaciones no valen, en trminos generales, respecto de otras corrientes romnticas. Asi, por ejemplo, el Romanticismo francs, muy lejos de haberse recluido en posiciones ultraconservadoras, aliment generosas tendencias polticas y sociales de liberacin, con carcter humanista, es decir, orientadas hacia los valores de la persona individual.

Bajo el nombre de Romanticismo se comprende un conjunto muy complejo de actitudes y de direcciones. Cierto que en todas ellas se advierte un denominador comn, algo as como una unidad de estilo mental. Pero como los ingredientes del Romanticismo son diversos y sus manifestaciones muy varias, por eso dio lugar a diferentes productos. Ahora bien, parece que donde el Romanticismo se desarroll con pureza, intensidad y extensin mximas, completamente, fue en Alemania. Y fue all donde precisamente origin la divinizacin de lo colectivo, de lo tradicional y de lo autocrtico. Por el contrario, en Francia, el Romanticismo no lleg a desenvolverse hasta sus ltimos extremos ni a dominar en estado puro. El Romanticismo francs no rompi enteramente, ni mucho menos, con el sentido humano de la Ilustracin (o poca del Iluminismo) ni con los valores de la razn; antes bien quiso entroncar sus nuevas aportaciones con las races intelectivas, liberales y democrticas del pensamiento anterior.

Rasgos del Romanticismo Plenario

Ardua tarea es la de intentar una definicin del Romanticismo; y quiz sta no pueda lograrse, porque la ndole misma del Romanticismo rechaza ser apresada dentro de los perfiles tajantes de un concepto. El Romanticismo plenario es una explosin frentica del sentimiento y un repudio a la razn con menor aprecio de sta; es un exaltar las fuentes emocionales y un desdear el intelecto; un culto a lo sensible y un menosprecio a lo abstracto; un deseo de fundirse con los misterios de la naturaleza y de la historia, huyendo de lo intelectivo; un entusiasmo por lo espontneo y un odio contra lo construido reflexivamente. La actitud romntica consiste en una especie de misticismo profano, que diviniza la naturaleza y la historia. Brota como una protesta contra el racionalismo, contra la ciencia abstracta, contra el orden burgus calculador y fro, contra el imperio de la tcnica y de la economa, contra las pautas de previsin y de la medida. Y entraa un afn de rejuvenecimiento, dejndose llevar por los ritmos arcanos de la naturaleza y de la historia; un anhelo de herosmo y de aventura; un prurito de desorbitacin de todos los sectores de la vida.

Orgenes del Romanticismo

El Romanticismo se nutri del espritu novelesco que exaltaba las hazaas de los caballeros medievales, que fueron desplazados por la civilizacin moderna. Hall incentivos en algunos brotes del pensamiento de la etapa anterior; as, en las pginas en que Rousseau abominaba de la corrupcin social de su tiempo y senta la nostalgia por una supuesta edad de oro, en la cual el hombre viva sus propias emociones, con mayor simplicidad, en estado prstino, en contacto con la naturaleza autntica; en las predicaciones de John Wesley, que abogaba por la vida simple y por el retorno a la situacin natural y crea en la bondad de los hombres. Recogi tambin estmulos en la aficin a lo extico y a las excursiones de la fantasa por pases maravillosos de ensueo; en los viajes de Gulliver y en la existencia feliz de Robinson Crusoe, en quien se vea a un hroe legendario que, habiendo sobrevivido a una tempestad, sabe valerse a s mismo, solitario en su isla, en comunin con la tierra, el mar y las estrellas, y adaptarse autnticamente a la naturaleza. Se entusiasm con las novelas de Bernardin de SaintPierre y Chateaubriand, que escenificaron sus relatos en los ambientes extraos de las selvas africanas y americanas con salvajes bondadosos y amables. El Romanticismo a medida que iba gestndose, exaltaba la Edad Media (por ejemplo, en las obras de Macpherson, de Walter Scott y de varios escritores alemanes), de aquel perodo de la historia, lleno de caballerescas aventuras, de hazaas heroicas y de fuertes emociones, que contrastaban con la vida cada vez ms gris, normal, ordenada, pacfica y roma de la sociedad burguesa.

Podra decirse que, en trminos generales, el Romanticismo constituy sobre todo una actitud de rebelda, de protesta contra las formas rgidas, contra las reglas severas, contra la frialdad de lo clsico, contra el orden rutinario, contra el espritu de previsin, contra la vulgaridad de lo cotidiano. Y, as, de ese mpetu de indisciplina frente a las construcciones racionales esquemticas, se origin un prurito de desbordamiento sentimental, de frenes, de extravasacin, de ruptura con todo lo que significase medida y ponderacin.

La concepcin romntica del mundo en Alemania

Pero el Romanticismo, que fundamentalmente constituy esa actitud de mstica profana, que se exalta con los misterios de la naturaleza, con la seduccin de los tiempos pasados y con unos ensueos desenfrenados, lleg a ser, en el pleno desenvolvimiento que obtuvo en Alemania, una concepcin total del universo y de la vida. Y de tal guisa en su floracin germnica se present como una visin integral del mundo, dando origen, no slo al estilo romntico en las varias artes, sino tambin a una ciencia romntica, a una teora social romntica, a una poltica romntica, y, en cierto modo, tambin a una filosofa romntica. Claro que, en sentido riguroso, los conceptos de filosofa y de romanticismo son incompatibles; pues si bien el Romanticismo fue una concepcin completa del mundo, no elabor sta sobre la base de razones justificadas, sino que la fund sobre una intuicin potica. La Filosofa aspira a una concepcin del mundo, partiendo de un cimiento radical, primario y universal, pero siempre mediante procedimientos intelectuales evidentes o estrictamente demostrados. El filsofo apetece claridad de medioda, luz plena, razones difanas. Por el contrario, el romntico siente la voluptuosidad del misterio. Ahora bien, el Romanticismo plenario trat precisamente de sustituir la concepcin filosfica, es decir, racional, del universo, con su visin sentimental. Y, en ese sentido lato, se puede hablar de una filosofa romntica o, con mayor precisin, de un pensamiento romntico. Pero, de otro lado, hubo adems una filosofa que, sin dejar de ser propiamente tal, muestra una vigorosa huella romntica, por ejemplo, la de Schelling y la de Hegel. Cierto que lo que en Hegel hay de dialctica rigurosa construccin racional no es romntico; pero es que en Hegel se da el desbordamiento frentico de la dialctica, el mpetu vertiginoso y desenfrenado de sta; y eso, es decir, el frenes, el desenfreno, el disloque, es de neto estilo romntico.

El Romanticismo desdea la razn y exalta el sentimiento. Desdea la razn pura, terica, abstracta, matemtica, fra, esttica, ilusa, porque la considera incapaz de suministrarnos una visin de la genuina realidad del mundo y de las reglas verdaderas para la conducta. El cuadro que del mundo ofrece la ciencia racional es esquemtico, gris, geomtrico. De l huy el espectculo del mundo efectivo, que es abigarrado, lleno de vida, pletrico de hechos concretos, de singularidades nicas, de cosas irrepetibles. Todo eso, que constituye la autntica realidad, no puede ser encerrado dentro de los conceptos racionales de la ciencia. Por eso de la ciencia se escapa la verdadera sustancia del mundo. En cambio, el sentimiento es capaz de apoderarse de la autenticidad de las cosas, de saltar mgicamente a la entraa de stas, apoderndose de su esencia como en una especie de fusin con ellas. As, frente al intelecto racional, propugna la intuicin emotiva; frente al concepto, la sensibilidad; frente a las frmulas matemticas, las formas vivas; frente a lo mecnico, lo orgnico; frente a lo fabricado reflexivamente, el producto de la evolucin espontnea; frente a la regla rgida, la afluencia de las fuerzas creadoras en el proceso viviente; frente a lo general abstracto, lo individual concreto.

Esta directriz de exaltacin de lo sentimental se desenvuelve hasta sus ltimos extremos en el Romanticismo alemn, el cual tributa adoracin a la vida en sus azares incalculables, en sus misteriosas concreciones, como poder espontneo y sagrado, como fuerza arcana, que no puede ser comprendida por el intelecto, sino tan slo captada mediante una especie de abrazo emotivo. Y, de tal suerte, se orienta en un sentido tradicionalista; porque lo tradicional es siempre la expresin del espritu en el seno arcano del tiempo. La tradicin vale porque no es obra de la razn individual siempre limitada, impotente, inerte, sino que es producto de una fuerza vital infinita, que acta recnditamente. As, los romnticos alemanes veneran todo lo que tiene origen misterioso e inconscio, lo que se ha fraguado en estratos radicales de la vida, velados a toda penetracin racional.

El Romanticismo, en su expresin mxima, la alemana, pretende superar todos los dualismos que haban sido registrados por el pensamiento occidental desde sus orgenes en la antigua Grecia hasta el siglo xviii en trminos generales, que tienen, claro es, algunas excepciones. Pretende unificar los contrarios, fundir los opuestos. As, tiende a salvar el dualismo entre Dios y el mundo: Dios no sera distinto del universo, no sera un ser por encima de ste, sino que se hallara disuelto en el mundo, en la naturaleza y en los acontecimientos histricos, es decir, ese romanticismo mantiene de modo expreso o tcito una concepcin netamente pantesta. Tambin borra los contornos diferenciales entre el sujeto y el objeto, pues uno y otro se identifican en una especie de fusin milagrosa mediante el sentimiento que salta a la intimidad de las cosas. Asimismo, niega la distincin entre cuerpo y alma, pues toda materia est animada y todo espritu cobra expresiones materiales; y consiguientemente, tampoco distingue entre lo orgnico y lo inorgnico, pues cree que todo en el mundo tiene estructura de organismo. Y, sobre todo, niega que haya ideales por encima de la realidad genuina de lo histrico; no admite el contraste entre el ser y el debe ser. Sostiene que las normas verdaderas para la sociedad no pueden ser conocidas elevando la vista a una esfera de meditacin intelectual, de indagacin racional, sino tan slo auscultando atenta y reverentemente las palpitaciones de la historia y siguiendo el curso instintivo de la tradicin. El ideal no est ms all de la realidad, sino que circula por los cauces entraables del proceso histrico. Y esto lleva a una postura tradicionalista exacerbada o, por lo menos, a una actitud superlativamente conservadora, a la vez que a una absoluta repulsa de todo intento revolucionario.

Una de las manifestaciones de esa tendencia romntica alemana a superar las diferencias y a fundir lo dispar es, como ya he dicho, la creencia en que todo est animado, en que todo tiene su alma. Todo ser aparece como algo vivo, como animado por un principio espiritual oculto, que va dando testimonio de s en una serie de manifestaciones ostensibles. Todos los seres de la naturaleza tienen su alma propia; incluso los de apariencia inorgnica. Y tambin tienen alma los pueblos, las naciones, empleando la palabra alma no en sentido metafrico, como expresin de la coincidencia en el modo de pensar y de sentir, en las necesidades y en los afanes, en el estilo de la vida sino dndole su sentido literal, como un ente psquico que es una realidad substante.

El Romanticismo, en trminos generales, se extasa ante lo individual, lo concreto, lo nico, lo irrepetible, lo radicalmente singular. Mientras que el pensamiento clsico, el medieval y el moderno iban en pos de la esencia de las cosas, expresable en un concepto general, por el contrario el romntico desdea lo genrico y exalta lo singularsimo. Aparte de la injustificada exageracin que hay en ese punto de vista romntico, no cabe duda de que l contiene nuevas vas con las que se ha beneficiado muy considerablemente el pensamiento contemporneo. Y una de esas vas es la que lleva al descubrimiento de la intimidad. Primero el Renacimiento, de un modo incipiente, y despus la Filosofa moderna, con madurez, descubrieron la subjetividad, un nuevo ser, que apenas haba sido objeto de meditacin en la filosofa antigua y en la medieval, el ser de la conciencia que es distinto de todos los dems seres, que no es cosa yacente, sino actividad pura, que no es ser en s, sino ser para s. Pero la subjetividad puesta de manifiesto por la filosofa moderna, por ejemplo, por Descartes, por Kant, etc., era una subjetividad abstracta, genrica, que no contena lo que el individuo posee de radicalmente individual, de nico, de exclusivo, de singular. En cambio, el Romanticismo puso sus manos en el tema de la intimidad, al subrayar las cualidades de lo individual y concreto. Pero la produccin romntica alemana sufri una desviacin terrible en este punto: en lugar de dedicarse a lo individual de cada sujeto humano, prescindi de ello y se dedic al cultivo de la singularidad histrica de las naciones, es decir, de los rasgos propios de cada pueblo, de las caractersticas particulares que lo diferencian de los dems.

Estas son las lneas generales de la concepcin del mundo y de la vida que el Romanticismo produjo en Alemania, donde se desarroll hasta sus ltimos extremos.

Contraste de las floraciones romnticas en otros Pases

En efecto, en tierras germanas, el Romanticismo rompi con el pensamiento de la Ilustracin o Iluminismo y se desenvolvi unilateralmente, llegando por esta ruta a los mayores excesos. Por el contrario, en los pases del Occidente y del Sur de Europa, el Romanticismo no desplaz por entero las corrientes del pensamiento racional, ni los ideales ticos de la persona humana, ni el sentido de progreso, ni tampoco las ansias revolucionarias de renovacin. Ms bien el Romanticismo en esos pases y singularmente en Francia trat de constituir una superacin del pensamiento anterior; superacin en el doble sentido de la palabra, es decir, una negacin de lo que consideraba como lmites indebidos o como deficiencias, pero, a la vez, tambin una conservacin de mucho que se estimaba como logro definitivo. Pero antes de contemplar algunos de los aspectos de ese Romanticismo mitigado, que floreci en Francia y en otros lugares, conviene examinar la produccin extremada del Romanticismo alemn, especialmente en materia social, jurdica y poltica.

Floraciones maximalistas del Romanticismo Alemn

Representaciones tpicas de ese Romanticismo maximalista en Alemania fueron: la Escuela Histrica del Derecho de Savigny; los adalides del estatismo como Adam Mller, Friedrich von Gentz, crticos acerbos de la Revolucin Francesa, y tradicionalistas polticos que queran inspirarse en la Edad Media; en cierto modo, la teora poltica de Karl Ludwig von Haller, deseoso de escapar a la centralizacin burocrtica del Estado moderno y de volver al localismo patriarcal de la estructura feudal; el nacionalismo exaltado de Kleist, de Arndt y de Jahn; una serie de corrientes entroncadas con el pensamiento de Schelling y de Hegel; y posteriormente la filosofa jurdica y poltica de Stahl. Cierto que, con anterioridad, e incluso coetneamente, hubo otros pensadores alemanes con rasgos romnticos mucho ms moderados, quienes no haban roto con la tradicin liberal, racional y humanista del Iluminismo o Ilustracin, como Herder, Fichte y otros. Pero aqu importa presentar un cuadro resumido de las manifestaciones superlativas del Romanticismo en Alemania, para compararlas con las otras floraciones de diversa tendencia surgidas en Francia.

La Escuela Histrica Alemana del Derecho, por obra principalmente de Savigny (17791861) constituye un neto testimonio de la reaccin antirracionalista y del culto al sentimiento y a los instintos. Ataca todas las concepciones de Derecho natural, considerando que no tiene sentido oponer al Derecho histrico, un supuesto ideal jurdico, construido por la razn. En la gestacin del Derecho no debe intervenir ninguna especulacin reflexiva de gabinete, sino tan slo las fuerzas recnditas del alma popular. El nico Derecho valioso, justo, es el producto espontneo de la conviccin jurdica del pueblo, surgida y desarrollada en el proceso histrico concreto, y hecha ostensible en las manifestaciones consuetudinarias. No podemos construir intelectualmente los ideales jurdicos, sino tan slo recogerlos de la realidad del espritu nacional. Esta doctrina eleva la costumbre a fuente primaria de Derecho, porque ella constituye el testimonio fehaciente y no adulterado de la conviccin jurdica popular; y, por

el contrario, desvalora la ley, y todava ms la codificacin, por considerarlas expresin de lo reflexivo y, por tanto, artificiales. La nica funcin admisible que puede cumplir la ley es la de traducir fielmente aquello que ya se haba manifestado antes como costumbre; pero, en todo caso, no se deber extender jams demasiado la legislacin, porque sta es algo rgido, que fosiliza la regla viva y entorpece su desarrollo espontneo. La Escuela Histrica del Derecho en Alemania parte de la creencia de que lo valioso es lo que se da en los procesos colectivos espontneos de la historia; supone que en el curso histrico natural existe una razn inmanente, que nada tiene que ver con la razn abstracta, con el intelecto o con la inferencia, sino que representa como una especie de misteriosa providencia productora de los acontecimientos. En este aspecto, la Escuela Histrica del Derecho est animada por el propsito de oponerse terminantemente a la Revolucin Francesa. Esta representa la expresin del iusnaturalismo ideal, de la f e en los principios de la razn. Frente a todo ello, el Romanticismo Jurdico de Savigny defiende la continuidad histrica y la tradicin; siente radical desconfianza en la razn; tiene plena fe en la sabidura de los antepasados, cuanto ms remotos, mejor, e idealiza las situaciones pretritas, viendo en ellas la expresin de las autnticas esencias nacionales. Adems, ese historicismo romntico cree que el Derecho se desenvuelve y progresa en un proceso sin esfuerzo y sin dolor, plcidamente, como la hierba en una frtil pradera, mediante un crecimiento orgnico. Si, por el contrario, los hombres sienten la funesta tentacin de querer poner sus pecadoras manos en este proceso, con intencin reformadora o revolucionaria, entonces se producen catastrficos resultados, se mata la raz de la vida, la bondad de la evolucin natural, y se sustituye la autenticidad de la vida por vanos fantasmas de la razn.

Este sentido tradicionalista a ultranza lo hallamos tambin en las doctrinas politicas de Adam Mller (1779-1829), que preconizaba una vuelta a la Edad Media, de Jahn (17781852) que retroceda todava ms remotamente sintiendo la nostalgia de las pocas primitivas de Alemania y afirmaba que la fuerza inconsciente del pueblo es el factor configurante de la historia; y de Federico Julio Stahl (18021861), adalid de la reaccin feudal-monrquico y jefe de los conservadores prusianos, que condena la Revolucin porque sta quiere fundar las instituciones sobre la voluntad humana, en lugar de fundarlas sobre su base legtima que es el orden divino, que se realiza providencialmente.

El animismo y el organicismo son tambin pensamientos rectores del Romanticismo social, jurdico y poltico en Alemania. Veamos primero la concepcin animista, que se manifiesta superlativamente tanto en la Escuela Histrica del Derecho como en la doctrina poltica romntica. Sostiene Savigny que existe un espritu popular, un alma nacional, que es la substancia de la colectividad y la fuente productora de la cultura. Advirtase, que no emplea esas expresiones espritu popular o alma nacional (Volksgeist) como imgenes o metforas para denotar los rasgos genricos, el estilo comn que caracteriza concretamente la mentalidad de los componentes de una comunidad, como la nacin, antes bien toma aquellas palabras en su sentido literal, como significativas de una entidad real, de naturaleza psquica, aunque inconsciente y misteriosa que, si bien no podemos conocer por experiencia directa, se nos hace ostensible en sus productos culturales: en el idioma, en el Derecho consuetudinario, en las tradiciones y leyendas, en el arte popular, en los mitos, etc. Todos esos productos son obras del alma nacional o espritu del pueblo, que las gesta mediante una elaboracin arcana, inconsciente, instintiva. El alma nacional o espritu del pueblo es una realidad viviente y orgnica, que se desenvuelve en el tiempo y en el espacio, como principio animador o fuerza activa de la existencia social. La sociedad, por tanto, sobre todo en la suprema de sus formas, en la comunidad nacional, es, segn esa concepcin romntica alemana, una sustancia psquica autnoma, con vida propia e independiente, que acta por s misma. Consiguientemente, en dicha concepcin los individuos quedan pavorosamente disminuidos, reducidos tan slo a la condicin de simples marionetas movidas por los hilos que acciona recnditamente el alma nacional. Y, al quedar rebajados de tal manera, los seres humanos sufren una completa desvaloracin como personas individuales, pierden toda dignidad tica propia, y representan tan slo medios o instrumentos de que se sirve el alma nacional o espritu del pueblo para reflejar sus creaciones entraables. El alma nacional es concebida como una especie de organismo espiritual: todas las obras de la cultura son funciones vitales, emanaciones o irradiaciones del misterioso espritu del pueblo, que es una substancia orgnica total. Derecho, Poltica, Religin, Arte, Lengua, Costumbres, son las secreciones del espritu del pueblo.

En esa visin romntica, la doctrina del alma orgnica nacional se combina con el tradicionalismo a ultranza y con la postura hostil a la razn, formando en conjunto una fe nacionalista exaltada y frentica. Esta concepcin nacionalista se inspira a la vez en el tradicionalismo irracionalista y en el animismo orgnico; adora la vida en sus creaciones concretas, como fuerza sacra y misteriosa que no puede reducirse a formas racionales. Considera la nacin como la realizacin concreta de una inefable individualidad histrica, dotada de alma propia; y supervalora todas sus manifestaciones espontneas como revelacin de la ntima autenticidad del pueblo. Algunos romnticos alemanes se deleitan ante el espectculo de las variedades de tipos nacionales y sienten respeto ante ese cuadro mltiple. As, por ejemplo, Herder ms bien prerromntico, o romntico moderado, que no haba roto con los principios humanistas estimaba el hecho de las varias almas nacionales como un multiforme despliegue de belleza; y aspiraba a la cooperacin pacfica de todos los nacionalismos, la cual, segn l, producira una armona que hara imposible la guerra. Herder crea que las guerras pasadas haban sido efectos del hecho de que los Estados estuviesen constituidos sobre la base de una teora de individualismo atomista; y que, por el contrario, un Estado nacional orgnico disfrutara tanto con los productos de su propia alma popular, que deseara que todas las dems almas populares gozasen de un parejo beneficio desenvolvindose sin restricciones. Herder pensaba en una venturosa y pacfica coordinacin de todos los nacionalismos, como las rosas de diferentes colores que crecen en un mismo jardn.

Pero ese idlico nacionalismo, encuadrado en una visin universal de la humanidad, que preconizaba Herder, pronto fue arrumbado por el nacionalismo alemn exclusivista y agresivo de otros romnticos posteriores, sobre todo con ocasin de las guerras contra Napolen, que se manifest como un odio frentico contra Francia y especialmente contra el espritu liberal democrtico que encarnaba en sta. No se trataba solamente de una lucha de liberacin contra un yugo extranjero; era sobre todo la hostilidad irreconciliable contra el espritu del pueblo francs, del cual haba dicho Goethe que era de los ms cultos de la tierra y al cual l mismo deba una gran parte de su propia formacin.

En ese frentico nacionalismo alemn iban implcitos un odio a lo liberal y un reaccionarismo superlativamente exacerbado. Arndt deca: Odio a los extranjeros, a los franceses, sus baratijas, su vanidad, su ridiculez, su idioma, sus costumbres; y ensalzaba: la valenta alemana, la disciplina alemana, el honor alemn, que deben ser elevados de nuevo a la vieja dignidad y magnificencia con que nuestros padres irradiaron por encima de la mayora de los dems pueblos de la tierra. Y Kleist se mostraba precursor de la idea de la guerra total al servicio de un fantico e intolerante nacionalismo alemn que no titubease en recurrir a los medios ms crueles para afirmarse, ni al perjurio ni a la traicin. Y el apasionado Friedrich Ludwig Jahn llev este nacionalismo a tales extremos, que ha sido considerado como un precursor de la doctrina nazi en algunos aspectos. Arranca de bases romnticas, pero introduce despus otros elementos, como son una exaltacin de la brutalidad y un culto a la barbarie. Partiendo de la afirmacin de que la substancia nacional configura la historia, la considera como una energa que circula por las venas de un pueblo, determinando modos exclusivos de pensar, de sentir, de amar, de odiar y de creer. Profesaba un culto al primitivismo teutn, predicando la vuelta a l para la regeneracin del alma nacional prusiana, y propugnaba tambin la pureza racial para conservar la vitalidad del pueblo, pues el hibridismo lleva a la decadencia. As mismo, clamaba por un caudillo que llevase a cabo la unidad nacional, por procedimientos autocrticos, creando un Estado omnipotente.

Adam Mller el ms tpico representante del Romanticismo poltico alemn, identifica el pueblo con el Estado, considerando a ste como un ser orgnico total, que sirve para todos los fines posibles, porque se sirve a s mismo, y en el que encarna el espritu nacional. El Estado es la ntima conexin de toda la riqueza fsica y espiritual, del conjunto ntegro de la vida interna y externa de una nacin, en una magna y vigorosa totalidad, infinitamente activa y viviente Con rotunda claridad se expresa en Adam Mller el tema bsico del Romanticismo germano de la fusin o superacin de los contrarios o de los opuestos (Sujetoobjeto, Diosmundo, individuosociedad, realidadideal, pasadopresente, etc.)

Friedrich von Gentz (17641832), amigo de juventud de Adam Mller y colaborador despus de Metternich, fue otro de los tericos ms destacados de la poltica romntica en Alemania. Tradujo en sus mocedades la obra del ingls Edmund Burke Reflections on the Revolution in France (1790), la cual constituye, en trminos moderados, un antecedente del romanticismo jurdico y poltico alemn, pues se opone al racionalismo de la Revolucin Francesa y sostiene una concepcin conservadora por considerar que el Derecho slo puede ser el fruto de una lenta y laboriosa gestacin histrica. Pero Gentz llev a los mayores trminos de exageracin los temas romnticos de poltica nacionalista, tradicionalista y totalitaria en un sentido acentuadamente reaccionario.

Pero todava mucho ms declaradamente reaccionario es el pensamiento de Karl Ludwig von Haller, quien considera que el orden tradicional de la sociedad es un orden divino, en virtud del cual el poderoso encarna la ley natural, voluntad de Dios, en virtud de la cual es a la vez amo absoluto e intrprete nico del pueblo.

Las tendencias tradicionalista, organicista, nacionalista, autocrtica y totalitaria, caractersticas del Romanticismo poltico alemn, las hallamos an ms vigorosas en la concepcin hegeliana. Claro es que Hegel no puede ser calificado pura y simplemente, sin ms, como romntico; pues, como ya he advertido, su magna construccin dialctica y panlogista no cabe dentro del mbito antiracionalista y exaltadamente sentimental del Romanticismo en sentido estricto. Son bien notorias las diferencias entre el historicismo romntico y el pensamiento hegeliano. A pesar de que ambas doctrinas hacen coincidir el ideal con el hecho real histrico, esta afirmacin es, para el irracionalismo romntico de la Escuela Histrica Alemana, resultado de su fe mstica en la providencia inserta en los acontecimientos, mientras que, por el contrario, para Hegel, la identificacin entre lo real y lo racional es consecuencia de su sistema panlogista y dialctico. Ahora bien, no obstante estas importantes diferencias, no cabe duda de que, por otro lado, son muchas y muy importantes las analogas entre Hegel y el Romanticismo alemn; as por ejemplo hay cierta semejanza entre el papel del Alma Nacional de los romnticos y el Espritu Objetivo de Hegel; la hay tambin en la mayor parte de las consecuencias polticas a que llegan ambos pensamientos; y la hay as mismo por el mpetu exacerbado, frentico, apotesico, avasallador que caracteriza al sistema hegeliano.

En efecto, la doctrina poltica de Hegel llega a consecuencias muy parecidas a las del Romanticismo alemn, slo que todavia ms extremas. El hombre no vale en tanto que individuo, sino en tanto que participa en el Espritu Objetivo, encarnado en el Estado y en tanto que se halla totalmente subordinado a ste; el hombre vale tan slo en la medida en que se desindividualiza y se sumerge en lo general de su pueblo, que se realiza en el Estado. As, en la concepcin hegeliana, las personas individuales quedan reducidas a puro alimento del monstruo estatal, a mera carne de can. Al Espritu Objetivo realizado le corresponde la libertad, y no a los individuos. Advirtase la terrible paradoja que guarda ese concepto de la libertad en Hegel, pues con tal palabra ste trata de expresar precisamente el concepto contradictorio de lo que los latinos y los anglosajones entienden por libertad. En efecto, nosotros entendemos por libertad un estar libres, exentos de mandato o de intromisin del poder pblico en la esfera de determinadas actividades nuestras, un disfrutar de un margen de holgura donde no penetra la regulacin taxativa de la norma jurdica. Contrariamente, para Hegel, el grado mximo de libertad se predica del Estado; ahora bien, ntese que para que el Estado sea plenamente libre necesita no tropezar con ninguna cortapisa en su autodeterminacin, por tanto, no estar limitado por las franquicias de los individuos, lo cual equivale para stos a un sometimiento absoluto, sin hueco ninguno de libertad. La misin del Estado, afirma Hegel, no est sometida a los principios de justicia y de moralidad y no tiene por qu respetar las llamadas reglas de equidad, de caridad, de decencia, de tolerancia, ni tampoco debe reconocer la libertad ni la norma de igualdad. Cada pueblo, cada Estado es un Espritu Objetivo. Pero no todos los Estados tienen igual rango: en cada poca histrica hay que distinguir entre el Estado protagonista -en el que encarna el Espritu Universal y los dems que cumplen tan slo el papel de comparsas o de instrumentos para los destinos de ste. Cuando escriba Hegel, ste consideraba que el Estado protagonista era, naturalmente, Prusia. Los Espritus objetivos singulares de los Estados, es decir los espritus nacionales, como son limitados, tienen que someterse al juicio del Espritu universal, encarnado en el Estado dominante o privilegiado, juicio que se pronuncia en la historia. El derecho del Estado dominante (en el que acta el Espritu Universal) sobre los dems es absoluto; los dems pueblos carecen de derechos. Los conflictos entre los Estados slo pueden ser resueltos por medio de la guerra, la cual es el tribunal de la historia, que pronuncia los fallos del Espritu Universal. Hegel considera que han sido pueblos dominantes y protagonistas en la historia universal: 1, el mundo oriental; 2, el griego; 3, el romano y 4, el germnico, cuyo destino es realizar la unidad de la naturaleza divina y humana, la sntesis de la verdad objetiva y de la subjetividad.

En el Romanticismo alemn, se dan mltiples manifestaciones glorificadoras de la guerra; as, en varias obras de Kleist, en algunas pginas de Adam Mller, en la apologa de la agresin por Jahn, y en muchos otros testimonios.

El romanticismo francs

Hallamos en el Romanticismo francs una serie de caractersticas comunes con el Romanticismo alemn. Al fin y a la postre ambos son Romanticismo; se trata de dos especificaciones de una misma actitud espiritual. Pero el desenvolvimiento francs de esa postura espiritual fue muy diverso del que se oper en Alemania. Mientras que en Alemania, el Romanticismo rompi con la tradicin humanista que, por otra parte, era all menos densa y vigorosa que en los pases latinos y anglosajones y se desenvolvi unilateralmente, sin reservas, hasta sus mayores extremos, hasta lo monstruoso, convirtindose en una enfermedad del espritu; por el contrario en Francia, la actitud romntica tendi a establecer compromisos con la tradicin iluminista e individualista del siglo xviii, a compensarse o equilibrarse con ella.

Los alemanes, que, incluso en estado normal son visionarios, hicieron de lo fantstico y sobrenatural la esencia misma de su romanticismo, mientras que en el francs esto no fue nada ms que un elemento contenido dentro de justos lmites y transitorio. El impulso pasional hacia una vaga metafsica y hacia una mstica, que agita y hace tan confusa la literatura germnica, no cesa de ser refrenado y guiado en los franceses, incluso en un Vctor Hugo... El gran perodo del romanticismo alemn (1790-1820) termina en el momento en que comienza el francs; las ms grandes figuras romnticas alemanas estn atiborradas de nociones filosficas, mientras que los grandes romnticos franceses son, ante todo, lricos y espritus claros.

En la produccin francesa elaborada bajo este signo aparecen como rasgos romnticos comunes: la tendencia a la aventura; la propensin al ensueo; el encanto del pasado recordado por sus ruinas; el amor por la historia y por las tradiciones nacionales; la aficin al gnero trovadoresco y al color local, el hechizo de lo fantstico y de lo extico; la exaltacin del sentimiento como medio espiritual para conocer la realidad; y un deseo de romper con las reglas rgidas, con las formas fras, dando rienda suelta a la inspiracin. Tambin se manifiesta la tendencia a buscar un enlace trascendente de cada una de las impresiones recibidas del exterior y de cada uno de los sentimientos brotados en la intimidad, una especie de lirismo religioso, como se hace patente en las efusiones de Lamartine, en las maldiciones de Vigny y en las elocuentes inquietudes de Vctor Hugo.

Se atribuye al escritor y especialmente al poeta una misin proftica, de gua espiritual de la humanidad. Pierre Leroux repite una y otra vez que el arte es la vida que se dirige a la vida. Charles Nodier, en discurso de recepcin en la Academia, proclama que la misin del poeta es santa: En sus nobles manos la providencia de las sociedades ha colocado una misin de sacerdocio. La naturaleza ha investido a los grandes escritores con un carcter religioso y solemne... augusto y sagrado. Segn Lamartine, la poesa debe ser filosfica, religiosa, social... no puro juego del espritu ni capricho melodioso, ... sino el eco profundo, real, sincero, de las altas concepciones de la inteligencia... Y tiene un nuevo destino que cumplir: hacerse pueblo, convertirse en popular. Esta poesa hay que crearla; lo exige la poca, el pueblo tiene sed de ella. El pueblo, por su alma es ms poeta que nosotros, porque est ms cerca de la naturaleza. Pero es necesario que haya un intrprete entre la naturaleza y l. El poeta es el encargado de esta misin y de explicarle, mediante sentimientos traducidos a su lengua, lo que Dios ha puesto de bondad, de generosidad, de patriotismo y de piedad en el corazn del pueblo. Alfredo de Vigny hace decir al poeta: Yo creo en m, porque siento en el fondo de mi corazn un poder secreto, invisible e inefable, parecido a un presentimiento del futuro y a una revelacin de las causas del presente. Para Vctor Hugo, el poeta debe ser un santo que haya vencido los malos instintos desde la infancia, que, como Hrcules, haya ahogado las serpientes en la cuna, un sacerdote que explique la naturaleza al hombre que la ignora y que ejercite una especie de cura de almas, una persona que ejerza un apostolado civilizador.

Tambin, pues, los romnticos franceses quisieron hacer de la exaltacin de su sentimiento potico una concepcin del universo y una gua para la vida, una directriz moral y poltica y una religin del corazn. Pero ese torrente emocional se manifest en ellos sobre todo en el sentido de una generosidad desbordante. Mientras que en los romnticos alemanes, la pasin se convirti en voluntad de poderio y de dominio, en totalitarismo colectivo, en religin de la fuerza y en nacionalismo antihumano, por el contrario, en los autores franceses, su pasin, que saltaba a veces por encima de los convencionalismos sociales, se orient contra el egosmo y hacia la religin del amor universal. Mientras que los romnticos alemanes glorificaron al Estado omnipotente, amo y seor incluso de las almas de sus sbditos, en cambio los romnticos franceses exaltan hasta lo sumo la libertad del individuo, creen en los derechos del hombre, combaten el egosmo y predican la fraternidad universal, protestan contra las injusticias sociales, sienten los dolores de los humildes y anhelan la reforma de la colectividad. Poetas como Lamartine y Vctor Hugo, y pensadores sociales como SaintSimon y Fourier, predican la reforma profunda de la sociedad en nombre de la fraternidad humana y de la justicia. La mayora de los romnticos franceses venera la Revolucin de 1789, como un acontecimiento glorioso, casi sobrenatural, que ostenta un sello divino; pero consideran que su obra qued a medias por no haber instaurado un rgimen de justicia social; y por eso se convierten en los abogados del cuarto estado, de los proletarios y desheredados. No hay sufrimiento humano ni miseria que deje indiferentes a los romnticos franceses: quieren consolar y rehabilitar a los desgraciados y a los cados; exigen una reforma de la sociedad para remediar las desdichas y las lacras a que ha dado lugar una mala organizacin. Su sentido histrico lejos de hacerles adorar una situacin pretrita como sagrada y definitiva, les da la conviccin de que el orden social no es una estructura fijada de una vez y para siempre, antes por el contrario que, a fuer de humano, es modificable y perfectible. Y movidos por una especie de fervor religioso creen y se esfuerzan por lograr el advenimiento de una edad de oro, de bienestar para la humanidad. Ahora bien, aunque preocupados por la justicia social en la distribucin de los bienes materiales, ponen el acento principal en la libertad, que en ningn caso debe ser sacrificada por ningn motivo, pues ella es superior a todo.

Cierto que la filosofa poltica reaccionaria a ultranza, tradicionalista, nacionalista y autocrtica, tuvo en Francia una vigorosa expresin a comienzos del siglo xix en la doctrina de la restauracin o contrarrevolucin, representada por De Maistre (17541821) y Bonald (1754-1840) y cierto tambin que este movimiento, aun cuando no suele ser clasificado dentro de la corriente del Romanticismo francs, contiene temas fundamentales de carcter romntico, parecido a los alemanes. Recordemos, de pasada, que Schelling tom de Bonald su idea del espritu objetivo. El pensamiento de la restauracin o de la contrarrevolucin se opone a la direccin racionalista, a las teoras del Derecho natural culminadas en la Revolucin Francesa; exalta la tradicin histrica (el tiempo es el primer ministro de Dios, deca De Maistre); sostiene una concepcin orgnica del Estado (as, el mismo De Maistre combate la idea de que el soberano sea para el pueblo o deba estar al servicio de ste, afirmando que tanto el pueblo corno el soberano son piezas del Estado y destinadas a su servicio) ; predica un retorno al antiguo rgimen; siente aoranza por las formas medievales; concibe que Dios instituye directamente al soberano concreto; propugna una sumisin total a la Iglesia y considera a la monarqua francesa investida de una misin divina; y se basa en una concepcin pesimista de la naturaleza humana, que slo puede ser llevada al bien por obra de la sociedad regida autoritariamente. En el conjunto de todos esos pensamientos, descubrimos algunos similares a los del romanticismo poltico y jurdico alemn (seguramente no por influjo de ste, sino por mera coincidencia) como son: el antirracionalismo, el tradicionalismo; la exaltacin de lo colectivo y la desvaloracin de lo individual; la estatolatra; y la aureola mstica de que se rodea al poder. Mas a pesar de esas concordancias con algunos de los Leit-motive del Romanticismo germnico, el pensamiento de la restauracin o de la contrarrevolucin no ha sido considerado como parte de la corriente del Romanticismo francs, por varias razones bien fundadas. Por un lado, cronolgicamente, es anterior al perodo de las grandes floraciones romnticas francesas. Por otro lado, esas floraciones, lejos de haber tenido nexos con la escuela contrarrevolucionaria, manifestaron las ms de las veces una terminante oposicin contra ella.

El Romanticismo social y poltico francs tuvo muchas y varias manifestaciones. De una parte se hizo patente en la mltiple aportacin de una serie de poetas y escritores, que meditaron sobre temas sociales y actuaron al servicio de stos, como Lamartine (17901861), Alfred de Vigny (1797 1863), Vctor Hugo (1802 1885), Branger, (17801867), George Sand (18041876) y otros. Por otra parte, los historiadores y los pensadores propiamente sociales: Chateaubriand (17681848), Michelet (17981874), SaintSimon (17601828), Fourier (17721835), Cabet (17881856) y muchos ms.

Contemplemos en cuadro de conjunto la contribucin romntica de los poetas y escritores. Lamartine en su actuacin social y poltica pone toda la vibracin romntica de su espritu, henchido de sentimentalismo y de generosidad, al servicio del pueblo; considera que la Revolucin francesa dej un espritu que se perpetuar mientras viva la razn humana; cuando se ha convencido de que la monarqua dej de ser una fuerza operante se declara republicano; y proclama que se debe ir a la reorganizacin del orden social sobre el principio de la libertad de accin y de la igualdad de derechos. Alfred de Vigny, alejado al principio de las discusiones pblicas, preocupado ms tarde por cuestiones sociales, aunque sintindose en perplejidad por ser a la vez monrquico y amigo del pueblo, se inclina despus a ste, manifestando su aversin contra las doctrinas de De Maistre (exaltadoras del absolutismo conservador, de la guerra, de la violencia, del verdugo y de la sangre) y manifestando su fe en la bondad del hombre, en la paz y en los destinos de la humanidad. Vctor Hugo escribe para el pueblo, con propsitos educadores, preocupado casi siempre con temas sociales y polticos, siente la pasin de la libertad; en toda su magna obra acta como apstol de los ideales, las creencias y los sentimientos de bondad y de justicia; y predica la Repblica universal, la paz y la unin de todos los pueblos. La poltica de Vctor Hugo halla unidad en su deseo de que se reconozca a todos la dignidad personal y la libertad. Este es el programa que afirma constantemente en sus versos, en sus novelas, y en sus discursos polticos. Indiferente a la forma de los regmenes estatales con tal que tengan un sentido democrtico, est dispuesto a colaborar con todos los que sirvan eficazmente a estos ideales. El punto de partida de la filosofa social de Vctor Hugo es el sentimiento de las miserias humanas, tanto de las que dimanan de la naturaleza del hombre, como de las que son debidas a la organizacin defectuosa de la sociedad; pero, al mismo tiempo que las percibe con acuidad y le duelen, est impulsado por una fe optimista. Hay que creer, que tener fe, una fe religiosa, una fe patritica, una fe literaria, creer en la humanidad, en el porvenir, en el genio. No basta pensar, es necesario creer, exclama. Tiene fe en todas las fuerzas espirituales, que por doquier percibe en accin; adscribe a todos los hechos una significacin moral, asigna a todas las conductas una finalidad que las trasciende. Para expresar tales sentimientos y creencias, Vctor Hugo no titubea en hacer intervenir continuamente lo sobrenatural, mezclando con la vida terrenal un mundo trascendente. El poeta Branger, cultivador de la cancin popular, interpreta en ella los sentimientos de los humildes, las aspiraciones de libertad, los deseos de una organizacin social ms justa; y ensalza el espritu de caridad.

Chateaubriand, entusiasta de la historia, en la que cree redescubrir importantes valores, enamorado de la Edad Media aunque admirador tambin de los clsicos y del Renacimiento muestra, en su Gnie du Christianisme, las bellezas de la Religin Cristiana y propugna una revitalizacin de sta: la Iglesia haba pasado un perodo de sufrimientos, pero robustecida por las pruebas sufridas, estaba entrando en un nuevo renacimiento: el mundo degenerado clama por una segunda predicacin del Evangelio, el Cristianismo se renueva... Quin sabe si aquello que habamos tomado por cada de la Iglesia, constituye precisamente lo que la levanta. La Iglesia pereca en la riqueza y en el reposo; ya no se acordaba de la cruz; pero la cruz ha aparecido de nuevo y se salvar. Chateaubriand aspiraba a resucitar el viejo y autntico sentido del Cristianismo.

Los grandes tericos de la reforma social en Francia, especialmente los que escriben desde 1815 a 1848, estn imbuidos de temas romnticos, pero armonizados stos con la tradicin humanista del sentido tico de la persona individual, de la libertad y de la razn. SaintSimon y sus discpulos son los exponentes ms representativos de esta forma de romanticismo social progresivo, en el que un desbordamiento de la emocin es puesto al servicio de los seres humanos individuales, para que mejore su vida mediante una nueva organizacin colectiva. El nombre de SaintSimon, se convierte, sobre todo despus de su muerte, en algo legendario, en una especie de Mesas, por la gracia de sus discpulos (Enfantin, Rodrigues, Bazard, Barrault, Halevy). Por su parte, otro de los grandes reformadores sociales, Fourier, muestra una imaginacin desbordante, que bien puede ser catalogada como romntica.

El Conde de SaintSimon deca de s mismo: Vivo en el porvenir;... ningn otro goce puede igualar al de sentirse como fuerza virtual. Su vida fue un esfuerzo constante para pasar por todas las experiencias, de conocer todos los ambientes, de trascender su propia poca, y de sembrar ideas nuevas y profecas. SaintSimon quiere organizar el mundo espiritual y el mundo material, valindose de un mismo mtodo, porque cree que hay una conexin entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del hombre, una armona entre nuestro espritu y los elementos del universo. Quiere una reforma de la sociedad en un sentido socialista. Pero considera que la reforma de la sociedad depende de la reforma de las costumbres y sta de la reforma de nuestros pensamientos. As, la reforma social est ligada a la concepcin cientfica del universo. Para sustituir un sistema, es necesario otro sistema. Su reforma social se inspira en el principio de la fraternidad humana, que debe llevar a la mejora de la clase pobre lo ms rpidamente posible. Para ello propugna una moral natural, una nueva organizacin del trabajo, un reparto ms justo de la propiedad, la abolicin de la herencia y otras reformas, todo lo cual dar al mundo un nuevo poder espiritual. No desea que la transformacin de la sociedad sea realizada por medio de una revolucin social, sino, al contrario, preparada y dirigida por una seleccin de sabios, artistas y tcnicos; es decir, propugna el gobierno de los hombres de ciencia bien preparados. La fuerza motora del pensamiento y de la accin de SaintSimon es su afn de felicidad para todos los hombres; y aunque su sistema de gobierno est basado en jerarquas de competencia intelectual y prctica, se orienta hacia el principio de libertad. Sus construcciones sociales estn impregnadas de sentido romntico: actitud religiosa, armona de los intereses, voluntad de ventura obrando como una fuerza inmanente de la especie humana, progreso indefinido, nexos misteriosos entre el hombre y el universo, etc. Los discpulos de Saint Simon calificaron su doctrina como el romanticismo de los sabios.

Tambin Fourier consideraba como expresin del romanticismo su doctrina de reforma social mediante comunidades de trabajo (falansterios) regidas por un principio de libertad, que es el nico que puede crear un orden absoluto. Cree en la bondad de la naturaleza humana, siente delicuescencia emocional por la vida agrcola y detesta el comercio. En algunas de sus obras, trata, segn propia declaracin, de enlazar lo maravilloso con la aritmtica. Tiene una fantasa que desborda torrencialmente, utilizando cifras con las que quiere dar un aspecto de exactitud a su pensamiento, que muchas veces es pura creacin potica. Emplea sin limitaciones, desenfrenadamente, el razonamiento por analoga, tomando muchas veces como base similitudes vagas. Con el propsito de fundamentar su doctrina moral, afirma que hay una analoga entre el hombre y el resto de la naturaleza; y, por eso, el hombre, para estar de acuerdo consigo mismo, con el universo y con Dios, debe renunciar a las luchas y a las coacciones y dejar que la atraccin establezca sus armonas. Teniendo todos los seres la misma composicin, estn regidos por las mismas leyes naturales; pero slo Dios ha alcanzado el equilibrio perfecto, mientras que todos los dems estn transformndose constantemente. Estas transformaciones son determinadas por cuatro movimientos cardinales: material, aromal, orgnico e instintual, referidos a un quinto movimiento, el pivotal, de carcter social o pasional. Establece analogas entre los derechos, las pasiones, los colores, las curvas y las notas de la escala. Como los poetas de su tiempo, arranca de la crtica de la situacin social de su tiempo: condena el desorden de los espritus y de las costumbres, el antagonismo entre los intereses y entre las pasiones, el desbarajuste que divide tanto los pueblos como las familias, y las coacciones que originan tantos sufrimientos. Busca el remedio en la ley de la asociacin o armona universal, que es lo anlogo de la atraccin que rige el mundo fsico. Siendo el hombre y los mundos fsicos de igual naturaleza, no hay razn para que aqullos se gobiernen armnicamente y en cambio los otros queden librados a sus antagonismos. Y, al impulso de esas inspiraciones, elabora su teora socialista para terminar con el desorden econmico, dando la primaca al consumidor y propugnando un rgimen descentralizador y federalista, entre las libres asociaciones de laborantes.

Tambin pertenecen al movimiento romntico otros socialistas como: Pierre Leroux, quien inspirndose en temas cristianos quiere renovar la religin, convirtindola en ms democrtica, mediante una fusin entre la Iglesia y el Estado, de modo que el sentimiento de la solidaridad fraternal realice la sntesis del progreso y de la tradicin, como ha logrado ya la de la libertad y la autoridad; Constantin Pecqueur, adalid de la igualdad y fraternidad universales; Vctor Considerant, discpulo de Fourier, fundador de un falansterio en Norteamrica; Cabet, el autor del Viaje a Icaria, novela filosficosocial, en la que describe una colectividad donde todo estaba maravillosamente organizado y los hombres eran buenos y felices en un rgimen plenamente democrtico; Eugne Pelletan, que predica un nuevo cristianismo que reconcilie el orden y la libertad y se preocupe de la vida terrenal, instaurando el reino de Dios en este mundo; y muchos ms, unos sansimonianos y otros ms influidos por Fourier.

Esta sucinta revista a las floraciones sociales del romanticismo francs pone de manifiesto que no constituy, como las principales obras del alemn, un romanticismo qumicamente puro, llevado unilateralmente hasta sus ltimas postrimeras; sino que, por el contrario, puso la actitud romntica y sus desbordamientos pasionales al servicio de la persona humana. En Francia, el Romanticismo (sentimiento y fe) no rompi con el clasicismo (razn y experiencia), ni rompi tampoco con el espritu de la edad moderna, antes bien trat de enlazar con l, queriendo superarlo.

Cfr. KAHLER, Erich, Man the Measure, New York, 1943, pg. 487 y sig.

Cfr. SAVIGNY, F. C., Vom Beruf unscrer Zeit zur geselzgelbung, 1814.

Cfr. ROCKER, Rudolf, Nacionalismo y Cultura, trad. de Santilln, Ediciones Imn, Buenos Aires, 1942.

ARNDT, E. M., An die Preussen, 1813.

Cfr. VIERECK, Peter, Metapolitics: From the Romantics to Hitler, New York, 1941.

WERKE, publicadas por Euler, 188487.

Cfr. de A. MLLER, Elemente der Staatskunst, 1810. Hay trad. cast. de Eugenio Imaz con el ttulo Elementos de Poltica, Revista de Occidente, Madrid, 1935.

Cfr. GENTZ, Friedrich von, Gesammelte Schriften, ed. por Weick, Sttutgart, 1836.

Cfr. HALLER, Zur Restauration der Staatswissenchaften, 181634.

Cfr. HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1921, prrafos 321 a 358.

FUCHS, Georg, en su libro Deutsche Form, Munich, 1907, considera el romanticismo alemn, como una enfermedad del espritu.

Cfr. el precioso libro de PICARD, Roger, Le Romantisme Social, New York, 1944.

En el prefacio de sus Meditations.

En Stello, Cap. VII.

Cfr. PICARD, Roger, ob cit.

Cfr. PICARD, Roger, ob. cit., pg. 69.

Cfr. Respuesta al Discours de rception de Sainte Beuve, en la Academia.

Cfr. PICARD, Roger, ob cit. pg. 160 y sig.

Cfr. PICARD, Roger, ob. cit., pg. 298.

Cfr. RIBOT, Th., Essai sur limagination cratrice, pg. 218.

Cfr. la preciosa obra, tantas veces citada de PICARD, Roger, Le Romantisme social, New York, 1944.

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