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DEL ARTE Y OTRO AMOR

uando se habla del arte muchas cosas se pueden decir, se mencionan artistas, corrientes, épocas, etc., y con esto llega una eterna discusión ¿Son las mujeres compatibles con el arte?

Hay que aclarar algo, no me refiero a que las mujeres no puedan ser artistas, porque las hay muchas y muy buenas, sino a la eterna dicotomía que tienen los artistas (hombres) puede el arte y una mujer ser amados al mismo tiempo.

Dice en uno de sus libros Mario Mendoza “las mujeres siempre sentirán celos del arte”, es muy posible que esta afirmación sea cierta, porque cada expresión artística requiere tiempo, dedicación y pasión, al igual que cualquier relación sentimental. Hay personas que dicen que no se puede tener dos pasiones a la vez, porque una anulara a la otra. Quizá es por eso que artistas como Vincent Van Gogh al final de su vida terminan involucrados con mujerzuelas, porque su gran amor artístico no permite que sean compartidos con nadie.

Claro que hay hombres que pueden llevar una relación y una vida artística al mismo tiempo, pero es porque esas mujeres saben en que momento alejarse y dejar que fluya el arte. Pero muchos de estos hombres tienen que tomar la crucial decisión de escoger un solo amor, no me atrevo a decir que alguno sea incorrecto, pero el amor en sí lleva el egoísmo de no compartir a la persona amada.

DECIDIENDO

aría es una joven que tiene lo escaso para sobrevivir, de repente Pablo le ofrece una oportunidad para cambiar su vida, donde hay dinero involucrado a costa de sus principios. La moral y la necesidad de María comienzan una lucha, ella mira por la

ventana, ve a un tipo que la mira lujuriosamente y que en más de una oportunidad ha intentado aprovecharse de sus necesidades haciéndole propuestas indecentes, esto impulsa a María a darle un sí rotundo a Pablo, y como es de esperarse su vida comienza a dar un giro de 180º.

María es sólo un personaje del libro Satanás del escritor bogotano Mario Mendoza, pero así como ella todos en algún momento hemos tenido que tomar decisiones, muchas en cuestión de segundos, unas más radicales que otras y a veces sin ser consientes de que una anula inmediatamente la otra.

Todos los seres humanos nacemos con libre albedrío, con capacidad y libertad para elegir y es precisamente esa virtud la que nos hace diferentes a los animales y nos da la condición de ser humano, aunque muchas veces esta se ve sesgada por factores externos que afectan nuestras decisiones, bien sea la necesidad, las demás personas o simplemente las circunstancias.

Recientemente se ha dicho que después de algún tiempo las decisiones se adaptan a nuestro inconsciente y según dice el científico John-Dylan Haynes “parece como si el cerebro tomase las decisiones antes que la persona en sí”, pero independientemente de esto una vez la determinación está tomada debemos asumir la responsabilidad de lo que hemos escogido y estamos destinados a preguntarnos “¿Qué habría pasado si hubiese tomado otra decisión?”.