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L a ESTA C n REVISTA DE LA ASOCIACION ESPAÑOLA PARA SUPERDOTADOS Y CON TALENTO AÑO 13 Nº 16 Abril 2010 EJEMPLAR GRATUITO La Asociación Española para Superdotados y con Talento, Editorial La constancia es nuestro signo La obligación moral de ser inteligente Yo acuso-me Reflexiones: ¿Inteligentemente sensible o sensiblemente inteligente? Menos ladrillo y más ordenadores La libertad y el continuo errante Desde el año 1992 Ciclo de conferencias de expertos AEST en los medios de comunicación Noticias AEST El Metilfenidato, un estimulante del SNC Querido diario Motivación y esfuerzo Cautivado por la alegría Secretos del idioma ¿Cómo medimos lo humano? UPM: robótica El sistema educativo La inteligencia omnisciente 1 2 3 8 SUMARIO 6 10 4 9 10 15 16 17 11 18 La obligación moral de ser inteligente El Metilfenidato, un estimulante del SNC Menos ladrillo y más ordenadores La obligación moral de ser inteligente El Metilfenidato, un estimulante del SNC Menos ladrillo y más ordenadores www.aest.es 19 20 21 22 Foto realizada por Anna Forn Plans 23

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  • La ESTACInREVISTA DE LA ASOCIACION ESPAOLA PARA SUPERDOTADOS Y CON TALENTO

    AO 13 N 16 Abril 2010 EJEMPLAR GRATUITO

    La Asociacin Espaola para Superdotados y con Talento,

    Editorial La constancia es nuestro signo

    La obligacin moralde ser inteligente

    Yo acuso-me

    Reflexiones: Inteligentemente sensibleo sensiblementeinteligente?

    Menos ladrilloy ms ordenadores

    La libertad y el continuo errante

    Desde el ao 1992

    Ciclo de conferencias de expertos

    AEST en los mediosde comunicacin

    Noticias AEST

    El Metilfenidato, un estimulante del SNC

    Querido diario

    Motivacin y esfuerzo

    Cautivado por la alegra

    Secretos del idioma

    Cmo medimos lo humano?

    UPM: robtica

    El sistema educativo

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    La obligacinmoralde ser inteligente

    El Metilfenidato, un estimulantedel SNC

    Menos ladrilloy ms ordenadores

    La obligacinmoral de ser inteligente

    El Metilfenidato, un estimulante del SNC

    Menos ladrilloy ms ordenadores

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  • La ESTACiN

    Editorial La constancia es nuestro signo

    Muchos aos van transcurriendo desde los primeros pasos de nuestra Asociacin Espaola para Superdotados y con Talento. Para quienes llevamos ya tiempo sabemos lo que es, lo que significa AEST, sus compromisos hacia todo el que por sus dudas, situa-ciones, nos busca; pues nos hace sentir bien el saber que podemos intentar ayudar a quienes al igual que nosotros llegan a AEST, o en mi caso el compromiso de ayudar altruistamente como todos, en la forma que pueda desde la Asociacin y junto a mis compaeros en Junta Directiva y todos los dems asociados, siempre indepen-dientes y desde el derecho, con la razn y coherencia que tenemos quienes estamos aqu.

    Es desde esa independencia donde en la Junta Directiva intentamos, junto con las colaboraciones de nuestros asociados, el reconocimiento y la eliminacin de mitos sobre los superdotados, que en verdad es nuestra meta, ya que no por cambiar el nombre a las Altas Capacidades se soluciona todo. Queda mucho por realizar cara a una sociedad que no es otra que la que tenemos, y ah debe estar nuestro lugar, tanto para los menores, adolescentes como para los adultos.

    Nuestra lnea de actuacin no debe estar confundida, cuando cada da ms y ms reconocimientos vamos teniendo. Somos la primera asociacin tanto de prestigio bien ganado, como de constancia, entre todas.

    Felicitarnos todos por nuestras aportaciones en AEST, por los logros tan importantes que vamos alcanzando. Nos han dado reconocimiento en todos los lugares de las AA.CC. Sin miedos, damos la imagen de este colectivo y reclamamos nuestro lugar por ser el derecho que tienen todas las personas; no queremos ascender personalmente a ningn puesto relevante, que juntos como AEST ya lo somos.

    Reconozco que todo va ms despacio de lo que nos gustara, y para eso estamos unidos; no somos un colectivo tan pequeo y estamos convencidos de nuestros fines y metas, que han de llegar, y esto implica continuar sembrando para un nuevo futuro.

    Agradecimientos

    Empresa IBM

    Academias COLN

    Club EDUMA

    ABC

    Sapientec

    Colaboradores activos en AEST:Toi, Pablo y Ana

    A los participantes destacados enel foro de Plades: Carl, Miko, Amanda,Icar, Asaenza, Josert y tantos y tantos ms, que con sus participaciones nos dan ayuda y orientacin; al webmaster y moderadores.

    Diseo grfico: Diego Almoguera

    Universidades CEU, UPM, Crdoba,Pablo Olavide y Cdiz

    Medios de comunicacin

    A los mentores que trabajanen los talleres: D. Elena RuizCaamero, D. Ins Camacho,D. Javier Carvajal Paje,D. Carmen Cayuela, etc.

    EditaASOCIACIN ESPAOLA PARA SUPERDOTADOS Y CON TALENTO

    REVISTA DE LA ASOCIACIN ESPAOLA PARA SUPERDOTADOS Y CON TALENTO www.aest.es 1

    Alicia Rodrguez Daz-ConchaPresidenta de AEST

    FE DE ERRATAS: En la pgina 23 del nmero anterior de La Estacin (n 15), se indicaba aparentemente y por error

    de maquetacin que Tener una buena fuente de talento garantiza el xito. Como el lector habr podido comprobar, el adverbio no qued separado y sobre fondo gris. Lo correcto es Tener una buena fuente de talento no garantiza el xito, como por otra parte constaba en el contenido del artculo.

    Secretario: Luis Javier Muoz Polonio

    Tesorera: Mercedes Gil Garca

    Vocales: Ana Mara Santiago Esteban

    Belinda Arvalo Ruiz

    Pablo del Real Fernndez

    Depsito Legal M-24346-1998.AEST no se hace responsable del contenido

    de los artculos.

    Domicilio SocialGran Va, 55 - Planta 3, Of. A 28013 Madrid

    T 91 542 05 09 F 91 559 44 62

    [email protected] www.aest.es

    Consejo de RedaccinAlicia Rodrguez Daz-Concha

    Pablo del Real Fernndez

    Luis Javier Muoz Polonio

    Anna Forn Plans

    Diseo y MaquetacinMeprosystems

    T/F 91 411 11 89

    www.meprosystems.com

    Junta Directiva de AEST

    Presidenta: Alicia Rodrguez Daz-Concha

    Vicepresidente: Martn Lpez Sanz

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    La ESTACiN

    Una teora, un programa poltico, una estra-tegia comercial, etc., puede examinarse desde dos perspectivas complementarias. Una es la que resalta lo que explcitamente dice; la otra, la que saca a la luz lo que no dice (y con fre-cuencia ignora que no dice). Es fcil ver que lo que calla el discurso pedaggico imperante es el papel que han de jugar en la formacin de una persona aspectos que hasta hace unas dcadas eran considerados decisivos, como la voluntad, la ambicin, el honor, la grandeza de espritu, la capacidad de lideraje, la autoridad, la autodisciplina, etc. No es casual, entonces, que la pedagoga haga ms insistencia en los con-tenidos mnimos que (supuestamente) todos los alumnos deben adquirir, que en motivarlos para la conquista de sus posibilidades ms altas, es decir, para hacer habitual la mejor versin de s mismos.

    La tica escolar, que tanta querencia muestra por los ms etreos valores, debera asumir de manera muy prioritaria su responsabilidad con el desarrollo del potencial cognitivo de cada alumno. No estoy hablando de quimeras. Si dis-ponemos de buenos instrumentos de deteccin precoz del potencial individual y somos capaces de convencer a nuestros alumnos de que su in-teligencia se encuentra (en parte, si se quiere, pero en una parte nada trivial) bajo su control, sabemos que mejorarn su esfuerzo y, por lo tanto, su rendimiento. Sabemos tres cosas im-portantes: una, que las preconcepciones sobre las propias capacidades inciden de manera decisiva en el aprendizaje; dos, que la prctica de determinadas actividades intelectuales (de insistencia, de orden, de lmite, de mtodo, etc.) tiene efectos claros sobre el desarrollo cerebral, y tres, que las diferencias escolares que tienen una mayor incidencia en el rendimiento escolar no son las relacionadas con el nivel socioeco-nmico y cultural de la familia, sino con la diver-sidad de expectativas sobre el propio potencial cognitivo.

    El deber moral de ser inteligente debera con-cretarse en determinadas prcticas, que resu-mir de la siguiente manera:

    1. Respeto a la objetividad del saber. Si negamos la posibilidad de la objetividad res-tamos relevancia al valor de los contenidos y fomentamos la curiosidad poco exigente. Sin embargo a algunos profesores parece repugnarles la idea misma de la sumisin intelectual a una disciplina, como si toda su-misin fuera, por principio, una traicin a no s qu ideales democrticos.

    2. Respeto a la objetividad de los dems, que debera manifestarse, en primer lugar, en el cuidado por el lenguaje comn. Di-rigirse a otro con claridad y precisin es el primer signo de respeto hacia su persona. Pero como el rigor en el conocimiento y la precisin y elegancia en la comunicacin del conocimiento son valores inherentes a la propia ciencia, el amor al saber y el respeto al otro van necesariamente de la mano.

    3. Insistencia en la higiene de la voluntad y, por lo tanto, en la prevencin de sus patologas.

    4. Adquisicin de informacin relevante. Todos sabemos que a los nios les gusta de manera natural saber, por ejemplo, por qu menos por menos es ms, a los rboles les crecen las hojas en la primavera, o el caba-llo de Atila segaba la hierba de raz. Ha de aprovecharse este inters para dotarlos de un cuerpo de conocimientos consistente, porque solamente a partir de l podrn de-sarrollar hbitos de disciplina mental. Es ob-vio que nadie busca en el Google lo que no sabe que existe. Es obvio, igualmente, que la capacidad de retener datos en la memoria sigue siendo una condicin previa para el ejercicio de no pocos trabajos.

    5. No avergonzarse de practicar el deber moral de ser inteligente. Al mismo tiempo que de la voluntad la pedagoga moderna se ha olvidado de una de las virtudes ms esti-madas por los antiguos, a la que Aristteles daba el hermoso nombre de megalopsykha, que se acostumbra a traducir por grandeza de nimo. Es, para decirlo en dos palabras, la virtud de la aspiracin legtima al honor. Claro que hoy en da la aspiracin a sobresa-lir despierta inmediatamente reticencias. En parte es lgico, porque es incompatible con el fomento de las capacidades mnimas. Adems nuestra moral colectiva es ms compasiva que activa. Mientras una vctima inmediatamente nos mueve a la conmisera-cin (con frecuencia ineficiente), nos parece sospechoso de arrogancia todo aquel que da un paso adelante para reclamar un liderazgo. Este es, quizs, un malentendido inherente a la democracia, pero por eso mismo debe ser combatido democrticamente. Hay una evidente contradiccin entre la defensa a to-dos los niveles de la autonoma personal y la ten