Pons-Memorias Del Olvido

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Compilado de textos sobre novela histórica y posmodernidad

Transcript of Pons-Memorias Del Olvido

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    siglo veuntillJln@ de @sp~aedit@re$, s.a.CALLE PLAZA 5, 28043 MADRID, ESPANA

    portada de carlos palleiro

    primera edicin en espaol, 1996 siglo xxi editores, s.a. de c.v.isbn 968-23-2018-6

    derechos reservados conforme a la leyimpreso y hecho en mxico/printed and made in mexico

    NDICE

    PREFACIO Y RECONOCIMIENTOS

    "CUANDO SE ACERCA EL FIN .....: INTRODUCCIN

    l. LA NOVELA HISTRICA: APROXIMACIONES HACIA SUCONCEPTUALIZACIN Y DINMICA DE CAMBIOl. Aproximaciones a la novela histrica: limitaciones y controversias, 48;11.La novela histrica: una manera particular de ficcionalizar el pasado,56; III. Emergencia y cambios en el gnero histrico: un encuentro delo continuo y lo discontinuo, 73; IV. La novela histrica en AmricaLatina y su complejo proceso de cambio, 83

    2. NOTICIAS DEL IMPERIO: ENTRE UNA IMAGINACINDELIRANTE Y LOS DESVARos DE LA HISTORIAl. Lo imaginario y lo inverosmil: propuestas de un nuevo contrato delectura, 113; 11. Certidumbres e incertidumbres de la Historia: unalectura crtica del pasado, 125; III. La fiesta delirante de la Historia, 137;IV. Escribiendo como una loca o como un loco?: La presencia de .lafigura del autor, 151

    3. EL GENERAL EN SU LABERINTO: DESDE LOS MRGENES EINTERSTICIOS DE LA HISTORIAl. El viaje de Bolvar: una encrucijada entre la creacin literaria y lareproduccin histrica, 165; 11. (Re)conocimiento o (des)conocimiento:la evocacin del pasado desd los lmites yla marginalidad, 173; IlI. Entrela memoria histrica y los intersticios de la Historia, 185; IV. La novela

    /htstrca y el tema del poder: una propuesta del cambio de los modosde representacin, 200

    4. EL ENTENADO: LA REPRESENT.\CIN HISTRICA DE UNAOTREDAD AUSENTEl. Entre la alusin y la evasin de la Historia: un espacio para laimaginacin, 216; 11. El retorno al "hogar", el retorno a la nada: undilogo crtico con previas representaciones del pasado, 221; IlI. Demo-niaco, extico o utopa tica?: El potencial mtico del salvaje en laconstruccin de identidades, 231; IV. La Historia como "canbal", 238

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  • 85. FICCIONALIZACIN O LA POLITIZACIN DE LA HISTORIA?CONCLUSIONES

    REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS

    NDICE

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    270

    A mis padresJuan Carlos Pons

    Nilda Alicia Z. de Pons

    A mis hijosCarlos, Pablo y Laura

  • PREFACIO Y RECONOCIMIENTOS

    Como es sabido, suele pasar que las primeras pginas que aparecenen los libros, como las de este prlogo, son, en realidad, las ltimasque se escriben. A pesar de ello, confieso que no pude evitar esasensacin que produce enfrentarse con la pgina en blanco. Latentacin inicial fue seguir los pasos de uno de los grandes genios delmundo literario, y decir algo semejante a lo que ese gran autor dijopara introducir a El Quijote: "Slo quisiera drtela [la obra] monda ydesnuda, sin el ornamento del prlogo, ni de la innumerabilidad ycatlogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que alprincipio de los libros suelen ponerse. Porque te s decir que, aunqueme cost algn trabajo componerla, ninguno tuve por mayor quehacer esta prefacin que vas leyendo."

    Ciertamente reconozco (y quiz no sea necesario decirlo) que notengo el ingenio de Cervantes y, tampoco ha aparecido el providencialamigo para sugerir cmo solucionar el problema de enfrentarse a lapgina en blanco del prlogo. Sin embargo, tambin debo reconocerqu no fue difcil superar aquella primera tentacin porque sta es,para m, una pgina en blanco especial. Ella tiene el grato propsito dereconocer mis deudas intelectuales y agradecer a todos aquellos queme acompaaron en el proceso de escribir este libro. Tambin lleva laintencin de presentar este trabajo sobre una de las produccionesliterarias que an no ha dejado de apasionarme: la novela histrica, yen particular, la producida en los ltimos decenios del siglo xx.

    Debo aclarar que no es mrito mo que esta produccin literariasiga despertando mi inters con la misma pasin con que empec aestudiarla. Gran parte del mrito, claro est, es de los escritoreslatinoamericanos que la produjeron con una extraordinaria creativi-dad y con una, no menos extraordinaria, sensibilidad a las circunstan-cias histricas de los ltimos decenios. Mi gratitud hacia ellos.

    Mi inters por la novela histrica tiene su raz,. como casi todo loque uno escribe, en una cuestin biogrfica vinculada a estas circuns-tancias histricas. Esto se hace evidente en mi preferencia inicial porla narrativa argentina de los aos setenta y ochenta, a la que comenca explorar cuando escriba mi tesis de maestra sobre Respiracin

    [11]

  • 12 PREFACIO Y RECONOCIMIENTOS PREFACIO Y RECONOCIMIENTOS 13

    artifzcial de Ricardo Piglia. El inters en esta narrativa, se explicaporque el acontecer histrico de esos decenios cambi radicalmentemi vida personal y mi experiencia del mundo, como tambin cambila vida de muchos. Como dira Lukcs, fue una experiencia masiva dela historia y una manera de ver claramente que el destino del individuoest histricamente condicionado.

    Precisamente en la experiencia masiva de la historia y en la com- .prensin de que el destino del individuo est histricamente condi-cionado, es donde Lukcs percibe las condiciones que subyacen alsurgimiento de la novela histrica decimonnica. Estas observacionesde Lukcs y la magnitud de la produccin de novelas histricas en losltimos decenios en Amrica Latina, reforzaron mi inters en estudiareste fenmeno literario y determinaron la direccin que tomara estetrabajo. Dos preguntas predecibles, pero centrales, guiaron mi apro-ximacin a esta reciente produccin de novelas histricas: por qu lanovela histrica se produce en los ltimos decenios del siglo XX y conlas caractersticas particulares que presenta? y cul es el papel quejuega en el contexto histrico de fines del siglo? .

    Pero, claro, la novela histrica latinoamericana de fines del sigloxx, como muchas otras producciones literarias, se asemeja (aludiendoa otro de los grandes genios de la literatura) a un borgeano jardn desenderos que se bifurcan. A cada vuelta de la tuerca y en cada uno desus recodos, esta novela histrica ofrece un sinnmero de problem-ticas y de posibilidades de aproximarse a ella. De manera que, a estosinterrogantes iniciales, por supuesto, se le sumaron.otros tantos. Lasrespuestas a muchos de ellos se encuentran a lo largo de las pginasque siguen. Sobre todo, espero que las conclusiones a las que se llegaen este trabajo puedan esclarecer uno de los interrogantes claves queplantean estas novelas histricas y uno de los objetivos principales de

    ~mi estudio: cules son las implicaciones y el alcance de esta produc-cin literaria, en tanto respuesla a las condiciones sociohistricas y alagotamiento, o inoperancia, de ciertas lneas del pensamiento yformas de expresin (literarias e histricas) prevalecientes en el mo-mento en que se produce?

    Sin embargo, reconozco que mi estudio {leja abierto ciertos vacose interrogantes sin responder. Por ejemplo, soy consciente de que nohe incluido en este estudio un anlisis detallado de novelas histricasescritas por mujeres. sta no fue una inquietud que motiv esteestudio, pero realmente es un aspecto que me preocupa; particular-mente porque la novela histrica no es una forma narrativa que, desde

    los albores del gnero, haya sido cultivada por escritoras. Por elcontrario, la escritura y reescritura de la historia estuvo, y en granparte sigue estando, mayormente a cargo de la pluma de los hombres,al menos en lo que a la historiografa y a la novela histrica se refiere.Por consiguiente, siempre queda abierto el gran interrogante de porqu uno de los agentes sociales ms importantes en la construccinde la historia, la mujer, es casi invisible, an en el momento actual, enlo que respecta a la escritura y reescritura de la historia segn talesformas narrativas.

    Finalmente, quisiera aqu hacer explcito mi reconocimiento atodos aquellos vinculados a este libro y con quienes estoy en deuda.En primer lugar, quisiera expresar mi profundo agradecimiento a:varios de mis colegas y amigos que, de diversas maneras, me ofrecie-ron su ayuda y apoyo. Entre ellos, a Ricardo Piglia, por habermeanimado a explorar el tema histrico, por sus lcidas observaciones ypor su confianza en mi trabajo: a No jitrik, por sus sugerencias y porsu generosidad de compartir conmigo sus invaluables reflexionessobre la novela histrica cuando an no estaban publicadas; a LucilleKerr, quien me acompa y sigui de cerca todo el proceso deelaboracin de este trabajo, ya Roberto I. Daz, ambos de la Univer-sidad de Southern California (VSc), por la rigurosa lectura y losvaliosos comentarios que han hecho de este estudio.

    De la Universidad de California, Los ngeles (VCLA), quisieraexpresar mi agradecimiento a mis colegas: Adriana Bergero, por elrespeto con que ley el manuscrito final y porque de no haber sidopor sus oportunas sugerencias creo que habran quedado algunosotros vacos e interrogantes sin responder; a Efran Kristal y a RubnBentez, por la disposicin que siempre mostraron para discutir mitrabajo y. esclarecer mis dudas, particularmente sobre el siglo XIX.Tambin quisiera agradecer de manera muy especial a GuillermoHernndez el apoyo incondicional que, en calidad de amigo y mentor,me ha brindado durante mi primer ao de posdoctorado en VCLA. Atodos mis colegas, a los alumnos y al personal administrativo delDepartamento de Espaol y Portugus de VCLA, mi ms sinceroagradecimiento por la clida acogida y el apoyo que me brindarondurante este ltimo ao, facilitando y haciendo tan agradable la etapafinal de la escritura de este libro.

    Quisiera expresar, tambin, mi honda gratitud a Raymund Paredes,Associate Vice-chancellor for Academic Development y coordinadorresponsable de los posdoctorados de VCLA,. por su invaluable apoyo

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    administrativo y, especialmente, por la calidad acadmica yhumanacon que me profiri todo tipo de consejos y ayuda.

    Asimismo, mi agradecimiento a Sal Sosnowski, editor de Hispam-rica, por haberme otorgado la autorizacin de reproducir parte delmaterial del captulo 2, previamente publicado en la mencionadarevista.

    De manera particular, quisiera expresar mi gratitud y reconoc- -miento al comit de becas Town and Gown Marta Feuchtwanger dela Universidad de Southern California, por haber apoyado y confiadoen mi trabajo, otorgndome un ao de beca (1993-1994) para llevarloadelante. De igual modo, mi profundo agradecimiento a la Oficinadel Presidente del sistema de la Universidad de California por haber-me otorgado un ao de posdoctorado (1995-1996), gracias al cualpude terminar este libro.

    Por ltimo, a Carlos A. Torres, mi entraable compaero en la vidae invaluable consejero, quien, con vibrante motivacin y agudezaintelectual, me apoy tan generosamente que no encuentro las pala-bras de reconocimiento que podran precisar el alcance de la deudaque este libro tiene con l. De todas maneras quiero dejar impresa,aqu, mi honda gratitud hacia l.

    Los ngeles, CaliforniaJulio de 1996

    /

    "CUANDO SE ACERCA EL FIN..." INTRODUCCIN

    Cuando se acerca elfin, escribi Cartaphilus, ya no quedanimgenes del recuerdo;slo quedan palabras. Palabras, pala-bras desplazadas y mutiladas, palabras de otros, fue lapobre limosna que le dejaron las horas y los siglos.

    JORGE LUIS BORGES, "El inmortal"

    La notoria produccin de novelas histricas de los ltimos deceniosde este siglo, a la que tambinse ha: denorninado.Ia "nueva novelahistrica", aparece como un importante fenmeno en la historia dela literatura latinoamericana en la medida en que no slo pareceraponer al casi olvidado gnero de la novela histrica en un primerplano, sino que tambin marca un cambio radical en el gnero.' La

    1 El empleo de la denominacin de "nueva novela histrica" para hacer ~eferenciaa la novela histrica de los ltimos decenios aparece como bastante generalizada (vase,entre otros, Ainsa "La reescritura de la historia", Balderston, Garda Pinto y Menton).En este trabajo, aunque ocasionalmente se usar tal denominacin, preferimos referir-nos a esta produccin literaria ya sea como "la novela histrica de fines del sigloxx","la novela histrica reciente" o "la novela histrica contempornea". Para ilustrar estanotable produccin de novelas histricas, se podran mencionar, entre otras, lassiguientes obras: De Argentina: Martn Caparrs, Ansay o losinfortunios de la gloria (1984);Mara Esther de Miguel, La amante del Restaurador (1993); Libertad Demitropulus, Rosde la congoja (1990); Toms Eloy Martnez, La novela de Pern (1985); Enrique Molina,Una sombra donde suea Camita O'Gorman (1981); Ricardo Piglia, Respiracin artificial(1980); Abel Poss, Los perros del paraso (1983) y Daimn (1978); Andrs Rivera, En estadulce tierra (1984) y El amigo de Baudelaire (1991); Juan Jos Saer, El entmado (1983);David Vias, Cuerpo a cuerpo (1979). De Brasil: Mrcio Souza, Gloez imperador do Acre(1976); JosJ. Vega, A casca da serpente (1989). De Colombia: Gustavo lvarez Gardea-zbal, Cndores no entierran todos los das (1972); Gabriel Garda Mrquez, El general en sulaberinto (1989). De Cuba: Reinaldo Arenas, El mundo alucinante (1969); Antonio BentezRojo, El marde las lentejas (1979); Alejo Carpentier, El arpa y la sombra (1979). De Mxico:Homero Arieljis, 1492, vida y tiempos deJuan Cabezn de Castilla (1985) y Memorias delNuevo Mundo (1988); Carlos Fuentes, La campaa (1990);Jorge Ibargengoitia, Los pasosde Lpez (1982); Fernando del Paso, Noticias del Imperio, la trgica historia de Maximilianoy Carlota (1987); Ignacio Solares, Madero el otro (1989). De Paraguay: Augusto Roa Bastos,Yo el Supremo (1974) y Vigilia del Almirante (1992). De Uruguay: Napolen Baccino Poncede Len, Maluco (La novela de los descubridores) (1988); Hugo Berbejillo, Una cinta anchade bayeta colorada (1992); Fernando Butazzoni, El prncipe de la muerte (1993); Amir

    [15]

  • 16 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 17novela histrica de fines del siglo xx, en efecto, se distancia del modelotradicional tanto en lo que respecta a los aspectos formales de sunarrativa como en la posicin que adopta frente a la Historia y a lahstoriograffa."

    En trminos generales, la reciente produccin de novelas histricasse caracteriza por la relectura crtica y desmitificadora del pasado atravs de la reescritura de la Historia. Esta reescritura incorpora, msall de los hechos histricos mismos, una explcita desconfianza haciael discurso historiogrfico en su produccin de las versiones oficialesde la Historia.

    De hecho, algunas de estas novelas histricas hacen reflexionarsobre la posibilidad de conocer y reconstruir el pasado histrico; otrasrecuperan los silencios o el lado oculto de la Historia, mientras queotras presentan el pasado histrico oficialmente documentado y .conocido desde una perspectiva diferente, desfamiliarizadora. Porejemplo, algunas de las novelas histricas se basan en la documenta- 'cin histrica como instrumento para legitimar lo narrado y, al mismotiempo, para cuestionar la versin oficial de la Historia al recuperarfiguras o eventos totalmente marginales, desconocidos o ignorados .por las Historias oficiales. Otras veces, la fidelidad al documento se 1manifiesta por el uso abrumador de detalles documentados pero Itotalmente nimios e inverosmiles, junto a eventos y detalles que, si ibien pueden aparecer como verosmiles, son invenciones, fantasas oelucubraciones del autor. En otras ocasiones, se pone de relieve que

    Hamed, Artigas Blues Band; Toms de Matto, Bemabl Bernab! (1988); AlejandroPartenain, Crnicas del descubrimiento (1980); Mercedes Rein, El archivo de Soto (1993).De Venezuela: Denzil Romero, La tragedia del generalsimo (1983); Miguel Otero Silva, ~lLope de AguiTTe, prncipe de la libertad (1979). Por supuesto, esta lista de obras y autores '!est lejos. de ser exhaustiva, pero ella basta para dar cuenta de este fenmeno literario. :\

    2 El empleo, en este trabajo, del trmino "Historia" (con maysculas) no remite a ,una nocin de "historia" como un concepto universal y unvoco. Ms bien, se trata de Jestablecer una diferencia entre el concepto de "Historia" en trminos histricos en'~cuanto referente de la novela histrica, y la nocin de "historia" en trminos narratol-igicos en cuanto componente del binomio historia/intriga (o story/Plot), de una obra delficcin. El trmino "Historia" (con maysculas), entonces, se usar para referirse tanto Ial concepto del acontecer histrico pasado como al discurso que es producto de la ~actividad historiogrfica. Con el trmino "historia" (con minscula) se har referencia :1a ese aspecto de la narrativa de ficcin que remite al acontecer narrado, en contrapos- '5cin al concepto de "intriga". Asimismo, dado que la "historia" (story) narrada en la ,novela histrica remite a la Historia (history) tambin se har uso de la expresin !'"H/historia". i

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    no siempre es posible recurrir a las fuentes documentales, ya seaporque fueron borradas o porque son ininteligibles, o se cuestiona lavalidez del mismo documento histrico como instrumento de legiti-midad de la. escritura de la Historia. Adems, la novela histricacontempornea tiende a presentar el lado antiheroico o antipico dela Historia; muchas veces el pasado histrico que recuperan no.es elpasado de los tiempos gloriosos ni de los ganadores de la pujahistrica, sino el pasado de las derrotas y fracasos.

    Asimismo, el poder cuestionador que caracteriza a estas nuevasnovel~shistricas se deriva de los varios procedimientos o estrategiasnarratrvas que emplean en la relectura y reescritura de la Historia,entre los cuales se podran mencionar: la ausencia de un narradoromnisciente y totalizador; la presencia de diferentes tipos de discursosy sujetos de dichos discursos; as como la presencia de evidentesanacronas histricas; la creacin de efectos de inverosimilitud' el usode la irona, la parodia y lo burlesco, y el empleo de una variedad deestrategias y formas autorreflexvas que llaman la atencin sobre elcarcter ficcional de los textos y l~ reconstruccin del pasado repre-sentado.

    De esta manera, la novela histrica contempornea cuestiona laverdad, los hroes y los valores abanderados por la Historia oficial, almismo tiempo que presenta una visin degradada e irreverente de laHistoria. Cuestiona, adems, la capacidad del discurso de aprehenderuna realidad histrica y plasmarla fielmente en el texto, y problematizano slo el papel que desempea el documento en la novela histricasino tambin la relacin entre la ficcin y la Historia.

    Ahora bien, teniendo en cuenta estas caractersticas de la recienteproduccin de novelas histricas, podemos' abstraernos, si no de laintencionalidad privada de los autores, de la intencionalidad inheren-te a la escritura misma de una novela histrica? o, para ponerlo enotros t~rminos,podemos abstraernos del momento histrico en quese escnbe y se lee la novela histrica? Las caractersticas de la novelahistrica contempornea; brevemente descritas arriba, nos recuerdanque el lenguaje no es neutral. Es de notar que 'al hablar. de la noneutralidad del lenguaje en un acto enunciativo estamos haciendoreferencia no slo a las palabras o al estilo del discurso, sino tambinal g~nero, a la novela histrica escrita a fines del siglo xx. Comosostiene Bajtn, los gneros tienen mtodos y medios de percibir,conceptualizar y evaluar una realidad; son portadores de un contenidoideolgico, y proveedores de una forma y un "lenguaje" que expresan'

  • 18 INTRODUCCIN INTRODUCCIN19

    una determinada actitud hacia la realidad (Theformal method, 133).Considerado el gnero desde esta perspectiva se puede pensar que

    ciertamente no es casual, como se ver en detalle en el primer captulo,que la novela histrica, al ser una f?rma de expresin cultural espor-dica y residua, segn la terminologa de R. Williams, pase a ser a finesde los aos setenta y hasta el presente, una de las formas de expresincultural dominante.P As como tampoco es casual que, en cuantomanifestacin de un cambio, la nueva novela histrica se erija comouna nueva forma emergente dentro de la tradicin de la novelahistrica. Entendemos por emergente, segn la distincin que haceR. Williams, aquellas formas en las que se produce la creacin denuevos valores y significados, as como el establecimiento de nuevasprctivas, nuevas relaciones y tipos de relaciones en la produccin desentido." Podramos incluso recordar lo que el mismo Williams sealaa propsito de los cambios de las formas culturales. Williams conside-ra que los periodos de mayor transicin entre sistemas sociales gene-ralmente estn marcados por la emergencia de formas radicalmentenuevas.: En tales transiciones, agrega, es comn encontrar, como enel caso de los gneros, continuaciones aparentes y an conscientesresucitaciones de viejas formas, a las cuales mirndolas de cerca se lespuede percibir como nuevas (Marxism and literature, 189). Considerarel cambio en el gnero que la novela histrica de fines del siglo XXpropone aparece, as, tan significativo como la produccin en s mismade la novela histrica, especialmente si se piensa que la escritura de

    3 Como "dominante" se entiende la forma hegemnica, es decir, los aspectos,tendencias o relaciones dominantes dentro de un determinado sistema cultural (Wi-lliams, Marxism and literature, 122). En relacin con la forma dominante, en todo procesode cambio, y en cualquier momento de dicho proceso, existen formas residuales yemergentes (122). La forma residual, por definicin, afirma Williams, efectivamente seform en el pasado, pero todava es activa en el proceso cultural, no solamente comoelemento del pasado, sino como un elemento efectivo del presente (122). Este aspecto(la presencia activa de la forma residual), segn Williams, es .crucial por cuanto la formaresidual, que puede sostener una posicin alternativa o de oposicin en relacin con laforma dominante, es incorporada total o parcialmente a la cultura dominante (122).Williams hace, adems, una distincin entre "arcaico" y "residual". Arcaico es aquelloque es totalmente reconocido como un elemento del pasado para ser obse~ado,examinado y an ocasionalmente "revivido", pero de una manera deliberadamenteespecializada, aunque no es un elemento del presente (122).

    4 Para una ms amplia informacin sobre los conceptos de formas dominantes,emergentes y residuales dentro de un determinado sistema cultural a los que alude R.Williams, vase especialmente Marxism and literature, 122-123.

    novelas histricas Pe> es una actividad puramente literaria y muchomenos inocente, como tampoco es inocente la escritura de la Historia.

    Ms all, entonces, de una consideracin de su cuestionamientoexplcito de la escritura de la Historia y de sus fcilmente observablese innovadoras estratregas narrativas, este estudio se propone, ade-ms, examinar las implicaciones de la reciente produccin de la novelahistrica en cuanto manifestacin de un cambio. Especficamente, sepropone investigar justamente la naturaleza de este cambio en elgnero, y analizar de qu manera y en qu medida las novelashistricas de fines del siglo XX no representan una mera variante msdel gnero sino que en ellas se cristaliza la renovacin radical delmismo. ~l objetivo ltimo es, sin embargo, poder determinar el papelque desempea esta nueva manifestacin del gnero histrico en lacoyuntura histrica en la que surge.

    Pero una consideracin de la renovacin del gnero y su papel enla coyuntura histrica en la que se enclava sin duda requiere que setenga en cuenta tanto el contexto literario como el contexto histricoen el que emergen. Como observaJitrik, al referirse especficamentea la novela histrica latinoamericana, "en los ltimos treinta aos, mso menos, el antiguo concepto estall dando lugar a manifestacionesque tienen que ver con la historia de la literatura y, an ms, de laescritura, msque con la historia propiamente dicha" ("De la historiaa 1;'1 escritura", 27). Ello posiblemente se debi, segn Jitrik, a unproceso general de modificacin de los conceptos literarios, para cuyaexplicacin sera necesario "invocar, como en el caso de la aparicinde la novela histrica en el horizonte romntico, razones sociales,polticas y filosficas" ("De la historia a la escritura", 27). Precisamen-te, creemos que la relevancia de uno de los trabajos tericos msimportantes dedicado al estudio de la novela histrica, The historicalnovel de Lukcs, consiste en que articula la produccin y modificacinde' la novela histrica al contexto histrico o social en el que seproduce. Para Lukcs, la novela histrica surge y sufre modificaciones(o distorsiones) que responden al proceso histrico de la emergenciay decadencia de la burguesa.

    En efecto, la novela histrica no slo es un modo de representacinde las condiciones materiales de existencia que refleja una concienciahistrica determinada y de una determinada manera, sino que tam-bin se produce en coyunturas histricas particulares. En trminosgenerales, la emergencia y la produccin de la novela histrica respon-de a grandes transformaciones o.acontecimientos histricos, los cuales

  • 20 INTRODUCCIN nHRODUCp:N . 21

    traen aparejados, como seala Jitrik, la necesidad. de ubica:se fr~ntea la Historia, o asumir un historicismo, redefiniendo la identidadfrente a tales acontecimientos ("De la historia a la escritura", 16-17).Por ejemplo, las transformaciones que sigu~eron a la r~vol~cinfrancesa o las que siguieron a las guerras de ndependenca dieronlugar al surgimiento de la novela histrica europea y latinoamerican~respectivamente. Es decir, como observa Lukacs respecto del surgi-miento del gnero,Jitrik respecto de la readaptacin y reformulacinde la novela histrica latinoamericana del XIX, y como lo sugiere lanovela histrica de fines del siglo xx, grandes cambios sociohistricossubyacen en la produccin de la novela histrica en cuanto nuevaforma emergente.

    La novela histrica de fines del siglo XX se incuba al calor de ladesazn frente al fracaso de la gesta libertadora de los aos cincuentay sesentao El decenio de 1970 es una dcada de grandes crisis polticas.A fines de la dcada de los sesenta la revolucin cubana "comenz arepetir la trayectoria de otras que, tras de una primera etapa abiertaa la innovacin artstica, que les parece ma ext~nsina ese campo dela leccin de audacia renovadora por ellas propuesta, celebran suconsolidacin reorientndose hacia ideales menos aventureros" (Hal-pern-Donghi, "Nueva narrativa", 7). Comienza as un distanciamientoentre Cuba y el grupo de vanguardia literaria que a principios de 1960se haba considerado como vanguardia poltica.P Ms an, el fracasode las guerrillas urbanas y el resurgin:iento de las dictaduras mi~itaresen Amrica Latina en el decenio de los setenta resquebrajan eloptimismo y la visin utpica de un nuevo orden, y de un hombre yuna mujer nuevos, que predominaban entre los intelectuales progre-sistas del decenio precedente. Fracasan los proyectos socialistas y lossistemas de gobierno populares, y comienzan los episodios del crimeninstitucionalizado y sistemtico de las corporaciones militares y para-militares en el poder, que azotan al Cono Sur.

    Quiz sera apropiado aqu recordar aquel comentario de ngelRama cuando, al referirse al ao 1972 como el ao de "defuncin"del boom, afirma que "otra explicacin sobre la singularidad de ese ao1972 en el proceso, transportndolo de hecho a 1973 que fue el ao

    5 Este distanciamiento llega a su mxima expresin. en 1971, con el discurso deFidel Castro dirigido a los 54 intelectuales europeos y latinoamericanos que habanfirmado una carta de preocupacin por la detencin del escritor Heberto Padilla. VaseLibre, "Documentos. El caso Padilla".

    IJ

    '~egro de la democracia sudamericana y haciendo de l no un apoca-lipsis sino una bisagra de transformacin, la ha dado Toms EloyMartnez, sugiriendo que entonces se produce una media vuelta:'Contra el aislamiento impuesto por el Poder, el discurso histrico

    , aparece como un recurso subversivo" ("El boom", 86)., Si el decenio de 1970 es para Amrica Latina la dcada de la crisis

    poltica, el de 1980 es el de la crisis econmica. Los pases latinoame-ricanos experimentan un decrecimiento econmico fruto del fracasodel modelo de industrializacin por sustitucin de importaciones,aunque cabe aclarar que las lites se beneficiaron enormementedurante este periodo de crisis econmica, en especial los sectores dela burguesa contratista del Estado. Tanto la crisis poltica como lacrisis econmica de los aos setenta y ochenta tienen repercusionesen la construccin del pensamiento.

    Las condiciones de produccin material y simblica cambian ro-tundamente. Ms all del autoritarismo estatal del decenio de 1970 yla crisis econmica de los ochenta en Amrica Latina, este periodo seva a caracterizar, en el mundo, por una serie de factores; entre otros,por un proceso de homogeneizacin o des-diferenciacin por lacreciente transnacionalizacin de la economa, la poltica y la cultura,y por un proceso de heterogeneizacin de las resistencias de losmovimientos sociales a dicha homogeneizacin y transnacionaliza-cin. Asimismo, la descentralizacin y fragmentacin del poder social(el de la burguesa),juntamente con la multipolaridad y diversificacinde sujetos y agentes sociales, se constituyen en fenmenos caracters-ticos que se hacen patentes en las ltimas dos dcadas." Paralelamente,en estos decenios de los aos setenta y ochenta, un debate sobre la

    6 Esta descentralizacin, en un plano global, se manifiesta tanto en la burguesa encuanto clase social, como en otros actores sociales. La burguesa se fragmenta, pierdepoder de control y ofrece mayores posibilidades de control a las etnias, Es decir, seproduce una crisis en. el interior del bloque dominante. La fragmentacin de laburguesa y diversificacin de los agentes sociales se manifiesta en el sinnmero de .movimientos sociales (movimientos barriales, ecolgicos. feministas, religiosos. homo-sexuales, etc.), que tienden a modificar las pautas de representacin preexistentes. Losmovimientos sociales remplazan a los mecanismostpicos de representacin (e.g., lossindicatos y los partidos polticos). Este fenmeno de surgimiento de movimientossociales que remplazan los mecanismos tpicos de representacin social apunta haciaotra de las caractersticas de la poca "posmoderna": los movimientos sociales se tornanpolticos, no porque sean polticos per se, sino porque generan demandas culturales ysociales. Para este fenmeno de fragmentacin y descentralizacin del poder social (elde la burguesa), vase Morrow y Torres, Held, y Offe.

  • 22 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 23

    validez de las narrativas del siglo XIX, y la consiguiente ruptura deparadigmas y modelos que afectan a los grandes discursos que domi-naron la Historia -desde la gran narrativa del pensamiento liberal ydel marxismo, hasta el grand discurso de la Historia-, tiene lugar enEuropa Occidental y se proyecta con fuerza en Latinoamrica, intro-duciendo lo que se ha dado en llamar la condicin posmoderna.7

    Entendemos aqu como condicin posmoderna una nueva sensibili-dad esttica, una nueva corriente de pensamiento y un nuevo estadode nimo que corresponderan a una nueva realidad social: el agota-miento o crisis de la modernidad inconclusa. En este marco histrico,regional y global, surge la novela histrica de fines del siglo xx, testigode la creciente distancia entre las promesas del capitalismo y larealidad del presente histrico en las que se enclavan."

    Ahora bien, teniendo en cuenta estas condiciones sociohistricasen las que se produce la novela histrica de las ltimas dcadas, nodebera extraarnos que el cambio en el gnero que ella proponeresponde a los cambios -en trminos histricos, ideolgicos y cultu-rales- de las condiciones de pro-duccin material y simblica de losltimos decenios del siglo xx. Incluso, aunque no se analizar en estetrabajo el fenmeno de la condicin posmoderna ni se conceptualiza-

    7 Remito al trabajo de Lyotard, quien considera a la posmodernidad como la totaldesconfianza en las grandes narrativas, ya sean la sociedad sin clases, la acumulacin deriqueza, la Historia o el progreso.

    S Algunos han sealado que "(he most important single factor" que ha impulsadola reciente produccin de novelas histricas fue la aproximacin del quinto centenariodel descubrimiento de Amrica (Mentan, 27). Quiz se pueda ser el caso de algunasde las novelas histricas como Los perros del paraso de Posse y Crnicas del descubrimientode Partenain (citadas por el mismo Menton,.27). Sin embargo, consideramos que lamayor parte de la reciente produccin de novelas histricas, como toda novela histrica,parece responder a cambios sociohistricos mucho ms complejos y profundos que elaniversario del descubrimiento. De hecho, el mismo Menton sugiere que "a moresomber theory is that the increasingly grim stuation throughout Latin America in the1970s and 1980s is responsible for the popularity of what is essentially an escapistsubgenre" (29). Aclaremos que no consideramos que la novela histrica sea un "subg-nero escapista". El repudio al presente no necesariamente implica un escapisrno. Unode los personajes de Respiracin artificial de Piglia, ciertamente, dice: "la historia es elnico lugar donde consigo aliviarme de esta pesadilla de la que trato de despertar" (21).Pero Respiracin artificial reflexiona tanto sobre el pasado como sobre el presente.Incluso, gneros tan cercanamente emparentados a la novela histrica de los ltimosdecenios (y tan alejados del aniversario del descubrimiento o de ser "subgnerosescapistas") como el testimonio y la novela poltica, fueron otras de las formas dorni-nantes de expresin de los aos setenta y ochenta (Mudrovcic, 445).

    r a la reciente produccin de novelas histricas latinoamericanasdesde este paradigma, no podemos desconocer que el pensamientoposmoderno, en tanto manifestacin de ese cambio de las condicionesde produccin material y simblica, afecta a la novela histrica demanera particular. Y la afecta no slo porque una de esas grandesnarrativas cuestionadas por el pensamiento posmoderno es la Historiamisma, sino tambin porque la novela histrica ha venido cumpliendoa lo largo de su trayectoria una funcin de afirmacin de los valoresde la modernidad.? En el momento actual, la novela histrica latinoa-mericana de fin del siglo xx, por su parte, se produce en un contextodonde lo posmoderno se presenta como' un cambio radical del pen-samiento y de las condiciones de existencia, fruto del capitalismomultinacional tardo, y que justamente niega el proyecto de emanci-paciri propuesto por la modernidad; los proyectos de la Ilustracinburguesa y el marxismo pierden toda legitimidad. O para decirlo conlas palabras de Ruffinelli, "Hegel y Marx han muerto, Nietzsche encambio ha resucitado. El marxismo se desvanece al mismo tiempo queel capitalismo tardo hace sentir su presencia poderosa en el escenario,iba a decir de la historia, pero la historia tambin ha muerto. Estamosen la poshistoria" (31).

    En este contexto, y ante la problematizacin de la re-escritura de laHistoria, la construccin de la verdad y del conocimiento que llevana cabo las novelas histricas latinoamericanas contemporneas, tam-poco debera,extraarnos que se las pueda llegar a considerar como

    9 Esta afirmacin de los valores de la modernidad por la novela histrica latino-americana se manifiesta de diversas maneras. Por ejemplo, con la afirmacin de laburguesa y del pensamiento liberal -en su proyecto de emancipacin, en su culto a larazn que impulsa el dominio del hombre sobre la naturaleza y en la certeza del carcterprogresivo del proceso histrico en el que lo viejo cede lugar a lo nuevo- que se apreciaen las novelas fundacionales del siglo XIX. Tambin se podra mencionar que laafirmacin .de los valores de la modernidad se lleva a cabo a travs de una crtica alfracaso de la revolucin mexicana y de la revolucin francesa en cuanto que stasrepresentan mecanismos acelerados de modernizacin;' en la bsqueda de nuevosvalores y de una realidad ms bella e ideal en reaccin a un presente de progreso socialpuramente materialista como lo manifiesta la historia del modernismo. Incluso, sepodra traer a colacin la reaccin temerosa ante el progreso y avance populista queamenazaba el statu quo de la oligarqua, como lo manifiestan las novelas histricasnacionalistas, oligrquicas e hispanfilas (e.g., las novelas histricas del primer revisio-nismo argentino). Estas novelas, si bien apoyan el orden, la jerarqua y progreso,reaccionan frente al creciente extranjerismo (producto de la inmigracin masiva deprincipios de siglo) yal poder que adquieren las masas populares..

  • 24 INTRODUCCIN INTRODUc'CIN-,

    25novelas posmodernas (como lo hacen, por ejemplo, Menton o Colsen sus respectivos trabajos). De hecho, aunque no se pretende en esteestudio dilucidar si la novela histrica de fines del siglo XX es posmo-derna o no, tmpoeo podernos ignorar que muchas de .las caracters-ticas y cuestionamientos destacados como propios de las ficcioneshistricas consideradas como posmodernistas son comparables conaquellos que percibimos en las novelas histricas latinoamericanascontemporneas (los cuales se analizarn en detalle en los diferentescaptulosj.!'' Esta conmensurabilidad de rasgos que se aprecia entre

    10 Pienso en trabajos como los de Hutcheon y McHale, por ejemplo. Hutcheon acuala denominacin historiographic rnetajietion para designar aquella ficcin histrica que seenclava dentro del marco terico y conceptual de la posmodernidad en su concepcinde la Historia y la historiografa. Ahora bien, Hutcheon tericamente no considera lanovela histrica dentro de esta denominacin, aunque, en la prctica, algunos de losejemplos que utiliza para ilustrar su postura, son novelas histricas. De todas maneras,dejando de lado la problemtica que subyace actualmente respecto del concepto de lanovela histrica (a la cual haremos debida referencia) y que se trate o no de novelas

    -histricas, lo que nos interesa destacar, por el momento, son aquellos rasgos queHutcheon considera como propios de estas historiographie rnetafictions en su relacin conla Historia. Entre otros, podramos mencionar los siguientes: la problernatizacndelconcepto de Verdad (con mayscula) nica y objetiva y la consiguiente postulacin dela existencia de varias verdades; el planteamiento de la problemtica en torno a laconstruccin y la naturaleza discursiva e ideolgica del referente; la marcada preferenciapor figuras histricas ex-entricas y marginales; el nfasis puesto en la cuestin de lasubjetividad en el recuento del pasado y la reflexin sobre la posibilidad del conoci-miento de la realidad histrica en la medida en que todo lo que se conoce de esa realidades a travs de remanentes textuales. A su vez, las historiographic metafictions plantean elproblema de la interpretacin que implica la textualizacin del pasado. Este problemade la interpretacin se hace manifiesta a partir no slo del cuestionamiento de la maneraen que conocemos el pasado ("an epistemological question"), sino tambin del estatus"ontolgico" del documento en tanto tambin entraa un proceso de textualizacin..,,=interpretacin. McHale, por su lado, identifica como ficciones posmodernistas aquellasen las que el dominante es una fractura irreversible de las fronteras "ontolgicas" y delconcepto de la identidad. En particular, me interesa destacar de su trabajo algunasobservaciones del captulo titulado "Real, compared to what?", dedicado fundamental-mente a analizar prcticas posmodernistas en las ficciones histricas. Una de lascaractersticas de estas ficciones, destacadas por Mcl-Iale, es la violacin de las limitacio-nes impuestas por la novela histrica "clsica" respecto de la incorporacin de materialhistrico en el mundo de la ficcin (e.g. los elementos histricos incorporados no debencontradecir la historia documentada, deben mantener una coherencia lgica y fsica conla realidad histrica representada, y la invencin o improvisacin se debe limitar a laspartes oscuras o no documentadas de la historia). La violacin de estas limitaciones selleva a cabo en la ficcin histrica posmodernista, segn McHale, a travs de ciertasestrategias y procedimientos narrativos como son, entre otros: contradiciendo el

    j

    las ficciones histricas posmodernistas y las novelas histricas latinoa-mericanas recientes, si bien no nos lleva a concluir que estas ltimasson ficciones posmodernistas, al menos permite reconocer que lanovela histrica latinoamericana no es ajena al debate terico sobrela posmodernidad. ..

    El interrogante que surge, y que me parece mucho ms interesanteque determinar si la novela histrica latinoamericana de fines del sigloXX es posmoderna o no, es de qu manera sta responde, desde losmrgenes de Latinoamrica, a un discurso (el de la posmodernidad)que se origina desde el centro. Ms an, el interrogante que se planteaes de qu manera la novela histrica latinoamericana contemporneaes una respuesta no slo a los cambios sociohistricos regionales sinotambin globales, .al dilema trgico de la Modernidad. Si la nuevanovela histrica, efectivamente, responde a esta crisis de la Moderni-dad, habra que preguntarse, entonces, desde dnde lo hace, desde lalnea del pensamiento "posmoderno" progresivo o regresivo, o desdela lnea del pensamiento crtico de la Modernidad.!!

    documento pblico o la historia oficial sacando a luz lo que fue suprimido o el lxdooculto de la Historia; improvisando grandes anacronas histricas; intercalando lohistrico y lo fantstico; parodiando las convenciones de la novela histrica "clsica";enfatizando no lo que fue sino lo que pudo haber sido, o inventando historias apcrifas(85-90). Estas estrategias, segn McHale, son tpicas de la novela histrica revisionistaposmoderna, y es revisionista en dos sentidos: revisa el contenido de la historiadocumentada y revisa o transforma las convenciones y normas de la ficcin histrica(90). Sin embargo, cabe aclarar que el revisionismo, entendido como la revisin delcontenido de la Historia documentada (segn expresin de McHale), no es nuevo enla novela histrica sino que se remonta a principios de siglo.

    11 El pensamiento posmoderno, recordemos, es una actitud o percepcin de larealidad eminentemente intelectual y un arma de doble filo. Es decir, esta corriente depensamiento posmoderno tiene un componente regresivo en cuanto desplazamientodefinitivo de la modernidad, y otro progresivo en cuanto se manifiesta como crisis deun;. modernidad incompleta. En su aspecto regresivo, el posmodernismo, al negar loslogros y los valores de la modernidad (como el proyecto de emancipacin) elimina laposibilidad de toda accin posible, y por ende todo se convierte en una circularidad derepeticiones sin solucin ni salida. Es decir, se centra.solamenrs en el poder destructivode la moderrridad, Es as como c:;sta lnea de pensamiento posmoderno regresivo, desdeuna postura nihilista y de desencanto, manifiesta una visin apocalptica de la Historia.Tal visin apocalptica resulta de la postulacin de la naturaleza puramente textual delreferente y de la realidad; de la imposibilidad de la representacin y del conocimientohistrico,junto a la profunda fragmentacin de la Historia y del saber; de la disolucinde las fronteras (entre ellas, la naturaleza ontolgica de la Historia y de la ficcin) y lahomogeneizacin o neutralizacin de las diferencias. Esta postura, a su vez, resulta enun total descreimiento de la Historia y de la posibilidad de la produccin y recuperacin

  • 26INTRODUCCIN INTRODUCCIN 27

    La respuesta cabal a estos interrogantes excede los lmites de estetrabajo, y siempre queda abierto a ser considerado en futuros estudiosdel gnero. Sin embargo, se podra observar, por lo pronto, que nodeja de ser sintomtico que dado el acento de las novelas histricascontemporneas en el carcter poltico, en la no-neutralidad y en lasubjetividad de la (re)escritura de la Historia, se las haya consideradobajo la denominacin de "novela poltica", junto a la escritura testi-monial y a la novela periodstica (Mudrovcic, 445). Es ms, ante lascaractersticas de esta reciente produccin de novelas histricas, cu-riosamente tambin se ha propuesto, de manera alternativa, ampliarel concepto de novela histrica para incluir a las novelas testimonialesy a las novelas polticas, y dentro de stas particularmente a la "noveladel dictador" (Mrquez Rodrguez, Arturo Uslar Pietri, 10). Dentro delmarco del debate sobre la posmodernidad, esta vinculacin de lanovela histrica latinoamericana contempornea con la escritura tes-timonial es sintomtica porque tambin se ha considerado que estaltima comparte varios rasgos con otras formas de expresin culturaldel posmodernismo _fundamentalmente, el rechazo de las metana-nativas o de los prevalecientes marcos de interpretacin del mundo,junto a la importancia creciente de la recuperacin de lo marginal(Ydice, "Testimonio and postmodernism", 21).12 Pero sobre todo, laescritura testimonial puede considerarse como un fenmeno posmo-derno porque implica, como seala Ydice, "una reformulacin de

    del sentido; en la desesperacin de la impotencia y en la pasividad ante la supuestasituacin de "callejn sin salida" o de no alternativas y posibilidades de producir uncambio radical de la sociedad; no hay lugar para cambios ni utopas, o como diceBaudrillard, "el futuro ha llegado". En su vertiente positiva, el pensamiento posmodernotambin reacciona contra las promesas incumplidas de la modernidad y su innegablepotencial destructivo, el cual cobra dimensiones absolutas despues de la segunda guerramundial, y cuyo alcance amenaza la supervivencia humana, sea por un holocaustonuclear o una catstrofe ecolgica. El nfasis del componente positivo es que no niegalos logros ni se manifiesta como la muerte de la modernidad, sino como una crisis desu inconc1usin. Para el concepto de modernidad inconclusa, vase Habermas. Encuanto al componente positivo del posmodernismo, vase el anlisis de McGowan.

    12 Larsen, por su lado, considera que existe 10que l denomina un "posmodernismode izquierda" latinoamericano, el cual considera que se ve ejemplificado en la estticade sobrevivencia en el testimonio de Rigoberta Mench, en el trabajo de Dussel y en laTeora de la Liberacin en general, en el trabajo de Ernesto Laclau sobre poltica eideologa, y en la celebracin de la alteridad de Amrica Latina en el ensayo deFernndez Retamar, Calibn ("Posmodernismo e imperialismo", 77-94). Vase, adems,los trabajos de Beverly ("Through all thinks modern: Second thoughts on Testimonio"),de Sornmers ("Rigoberta's secret"), y de Guge1berger y Kearney.

    los parmetros de loque una herencia intelectual occidental (hegem-nica) ha entendido por 'modernidad" ("El conflicto de posmoderni-dades", 20). Es decir, se podra pensar que tanto la escrituratestimonial como la novela histrica latinoamericana se producen enlas 'ltimas dcadas en un contexto en el cual, como sugieren Beverlyy Oviedo, la implicacin con el posmodernismo en Amrica Latina notiene lugar tanto en torno al tema del "fin" de la modernidad que estan prominente en las manifestaciones anglo-europeas, sino ms bienen torno a la complejidad de la propia "modernidad despareja" deAmrica Latina y los nuevos desarrollos de sus culturas hbridas (pre-and post-) modernas (4-5).

    En otros trminos, dadas las caractersticas del gnero y las condi-ciones socio-histricas de las ltimas dcadas, las premisas que subya-cen en nuestra aproximacin a la novela histrica contempornea son,fundamentalmente, las siguientes. En primer lugar, se propone quela novela histrica es una representacin de las condiciones materialesde existencia que reflejan una conciencia histrica determinada. Ensegundo lugar, si la novela histrica refleja las condiciones de existen-cia, tambin refleja las condiciones de produccin materiales o sim-blicas de la realidad social. Y si estas condiciones de produccin hancambiado, se han de reflejar en las novelas histricas producidasrecientemente. Con base en estas premisas propongo revisar, en losdiferentes captulos, las propuestas que la mayora de las novelashistricas contemporneas manifiestan respecto del concepto y de la(re)escritura de la Historia con miras a poder vislumbrar con msclaridad, hacia el final de este estudio, de qu manera stas respondenal contexto histrico, regional y global, en el que se enclavan (entreellos al debate sobre la posmoderriidad).

    Ahora bien, las propuestas de incluir a la novela histrica, a laescritura testimonial y a la novela periodstica bajo la denominacind "novela poltica" o,. inversamente, de extender el concepto denovela histrica a las novelas testimoniales y polticas, en particular ala novela del dictador, nos dan la pauta de una problemtica adicionalque plantean las novelas histricas producidas a fines del siglo xx: elconcepto mismo de lo que se entiende por novela histrica.P

    13 Mrquez Rodrguez, en su estudio sobre la novela histrica venezolana,justamen-te afirma que la novela histrica va a alcanzar, ya avanzado el siglo. xx, "su evolucinms profunda, hasta el punto de obligar a replantear el problema de la definicin yconcepto de la misma" (Historia y ficcin en la novela venezolana, 39).

  • 14 Algunos estudiosos del concepto y evolucin de los gneros han llamado laatencin al rechazo que hubo durante tilla poca hacia la nocin de gneros y hacia laconsiguiente "clasificacin" de los textos individuales en trminos genricos. Vase,entre otros, Cohen, 203, y Todorov ("Typology", 42, e Introduccin a la literaturafantstica, 10).

    A partir de los anlisis individuales de las novelas que conformaneste estudio, se hace evidente que la reciente produccin de novelashistricas promueve no slo la necesidad y la importancia de determi-nar lo que se entiende por novela histrica, sino tambin la necesidad .de examinar una serie de factores y variables involucrados en loscambios"de las formas culturales y sus modos de representacin.Plantear que la novela histrica de los ltimos decenios se manifiestacorno una nueva forma emergente que cristaliza la renovacin delgnero tambin supone tener en cuenta, adems de las condicionessociohistricas en las que surge, las caractersticas y la evolucinmisma del gnero de la novela histrica.

    Es posible que a algunos les pueda parecer un tanto anacrnicopostular, a fines del siglo xx, una aproximacin a una determinadaproduccin literaria recurriendo a la nocin de gnero. 14 Sin embar-go, aqu sera apropiado recordar que, curiosamente, en las aproxi-maciones a la novela histrica que comparan la actividad del novelistacon la del escritor, tal comparacin se centra en que el escritor imita~/~ historiador. Ahora White propone exactamente lo contrario: es elhistoriador el que imita al novelista. Esto nos da la pauta de que lostiempos cambian y de que no en vano la novela histrica de fines desiglo XX propone una reconsideracin del gnero.

    Adems, creemos, por un lado, que lo anacrnico no es laaproximacin a la novela histrica desde el punto de vista delgnero sino posiblemente el mismo concepto de gnero que semaneja y que lleva a rechazar su consideracin. Es decir, el rechazoa la consideracin de un texto o de una determinada produccinliteraria desde el punto de vista genrico podra estar condicionadopor una nocin de gnero en cuanto elemento de "clasificacin" yencasiUamiento de tal produccin literaria dentro de unajerarquataxonmica fija, exclusiva y exclusivizante. Tal rechazo podra estardeterminado por una nocin de gnero como forma pura y norma-tiva que no considera la posibilidad de que un texto pertenezca ams de un gnero al mismo tiempo o que pueda manifestar rasgosde varios gneros literarios y no literarios (Derrida, "The law of

    INTRODUCCIN

    i~

    28 INTRODUCCIN 29genre").15 La novela histrica, sin duda, no slo presentara marcasgenricas propias de ese gnero sino que podra presentar rasgoscaractersticos de otros gneros o subgneros ms amplios.

    Por otro lado, consideramos que el gnero de la novela histrica L-no slo es una manera de (re)escribir, sino que tambin implica unamanera de leer. Se podra decir que esta manera de leer entraa unproceso de "percepcin dirigida" ("of directed perception",jauss, 23)determinado por el contrato de lectura que el gnero establece a partirde sus rasgos convencionales y modos de tratar y percibir la realidadhistrica. Es te contrato de lectura genera en el lector una determinadapredisposicin frente al texto y provee las pautas, o instrucciones(como las llama Eco, 15), que han de regular el proceso de lectura enla produccin de sentido.16

    15 Como ya es de conocmiento general, la novela es uno de los gneros que msampliamente manifiesta la inclusin de otros gneros y subgneros literarios y noliterarios. Por" supuesto, Bajtn es uno de los que han sealado el carcter polifnico yhetergloto de la novela (Problems ofDostoevsky 's, 5-43, 101-178; The dialogic imagination,301-331). Sobre una discusin de la novela como gnero, vase tambin Prez Firmat.Derrida, por su lado, postula la imposibilidad de poder concebir un texto como carentede rasgos genricos, sin importar el gnero o los gneros a los que el texto aluda ("Thelaw of genre", 210). Tambin paraJauss, por ejemplo, una pre-comprensin del gneroconforma parte del sistema de expectativas involucrado en toda experiencia de lecturade un texto literario ("Literary History", 22). Para una discusin sobre la naturaleza noesencialista y taxonmica de los gneros, vase, adems de Derrida, Culler, Goodrich yCohen.

    16 Un texto literario, observaJauss, aun cuando aparezca nuevo, no se presenta comoabsolutamente nuevo, en un vaco de informacin ("in an informational vacuumm")sino que predispone a la audiencia a un tipo de recepcin especfica va anuncios, sealeso aluciones explcitas o implcitas, o caractersticas que son familiares, evocando en ellector un determinado horizonte de expectativas (jauss, 22-23). En el caso de la novelahistrica, podran mencionarse algunos ejemplos especficos de pautas, instrucciones oindicaciones que un texto puede ofrecer como parte del contrato' de lectura. Porejemplo, no es inusual que en la novela histrica se indique en los prlogos, palabraspreliminares, eplogos o notas a pie de pgina lo que es histrico y lo que es ficcin enla novela. O, por ejemplo, el hecho de que en algunas novelas se indiquen las fuentesde donde proviene el material histrico es una estrategia convencional que no necesa-riamente est invitando al lector a cotejar las fuentes, sino a que confe en la legitimidady la fidelidad histrica de la novela. Incluso, el mismo tratamiento del tema histricoen trminos de la caracterizacin de personajes, o de estilos, procedimientos y estrate-gias narrativas empleados en la recuperacin del pasado, son pautas que el texto ofrececomo parte de ese contrato de lectura. Por ejemplo, para los propsitos de legitimar laobjetividad y la validez histrica de la novela, es convencional al gnero la creacin deun efecto de verosimilitud en su recuento del pasado de manera que ste aparezca comosi realmente hubiera sucedido y de la manera en que se dice que sucedi. Asimismo es

  • 31INTRODUCCIN

    que sera o no una novela histrica. Es decir, la novela histricacontempornea nos remite a la nocin de gnero cuyas convencionesconforman un sistema de lugares comunes o conocimiento comparti-do, o lo queJauss denomina un "pre-understandng of the genre" (unapre-comprensin o pre-concepto del gnero) (22).

    Pero, por otro lado, la notoria produccin de novelas histricas afines del siglo parece indicar la necesidad de una reconsideracin delgnero en cuanto que plantea, en trminos tericos y prcticos, unaserie de interrogantes y desfasajes en lo que al concepto de novelahistrica y evolucin del gnero respecta. Por ejemplo, sera legtimoplantearse como interrogante si a fines del siglo XX existe, en laprctica, un consenso de lo que entendemos por novela histrica.Cabra preguntarse, adems, cmo afecta la reciente produccin denovelas histricas el concepto establecido de novela histrica y cmoafecta la dinmica de cambio del gnero en la determinacin de loque consideraramos el aspecto "innovador" de las novelas histricascontemporneas. Estos interrogantes sern abordados en los diferen-tes captulos que siguen. Sin embargo, consideramos necesaria unaaproximacin preliminar de la problemtica que en ellos subyace.

    En lo que se refiere al concepto de novela histrica, la recienteproduccin de novelas histricas, sin duda, promueve la necesidadde discutir y reajustar la nocin de novela histrica con base en lacual se definieron sus rasgos genricos. Se podra considerar que elconcepto de novela histrica es una construccin a posteriori basadaen un corpus de novelas a las que, en un momento dado, y por suscaractersticas comunes, se las agrup bajo el rtulo de "novelashistricas" o "gnero histrico". Pero es de notar, por un lado, quehasta el surgimiento de la novela histrica de los ltimos decenios lascategoras con base en las cuales se conforma la nocin de novelahistrica corresponden a las de la novela histrica tradicional de corteromntico o realista (y que los estudiosos de la literatura latinoameri-cana ayudaron a perpetuarj.F Pero, se enfatiza "hasta la irrupcin de

    17 Los trabajos especficos sobre la novela histrica se circunscriben mayormente ala novela del siglo XI,X. De los trabajos sobre la novela histrica latinoamericana de LuisAlberto Snchez, Enrique Anderson Imbert, Fernando Alegra y Emilio Carilla, slo elprimero de estos autores trata la novela histrica latinoamericana del siglo XIX yprincipios del XX (su trabajo es de 1953), mientras que los otros tres autores slo hacenreferencia a la novela histrica del XIX. El trabajo de Jos Zamudio, La novela histricaen Chile, tambin abarca hasta las "novelas de principios del siglo xx. Amado Alonso, porejemplo, considera que el gnero sucumbe a fines del siglo XIX.

    INTRODUCCIN

    Es ms, el mismo hecho de que se haya considerado a un grupo denovelas como "nuevas" novelas histricas implica que, en trminosgenerales, dicho grupo de novelas presenta ciertos rasgos que loidentifican con un concepto de novela histrica. En efecto, aunque nosera fcil, quiz, formular una definicin de lo que consideramos quees una novela histrica, aparentemente pareciera que en trminosgenerales se tiene un concepto de lo que es una novela histrica. Sinos preguntramos, por ejemplo, qu tipo de novelas tiene uno enmente cuando piensa en la novela histrica, posiblemente a nadie sele ocurrira pensar en novelas como La vorgine de J. E. Rivera, PedroPramo de Rulfo, El POz.o de Onetti, El mundo es ancho y ajeno de C.Alegra o El libro de Manuel de Cortzar. Aunque estas novelas dejentraslucir, en mayor o menor medida, ciertas condiciones reales de unmomento histrico determinado, no las consideramos histricas. Dela misma manera, no tendramos muchos reparos en considerar comonovelas histricas Noticias del Imperio de Del Paso, Durante la Recon-quista de Blest Gana, El reino de este mundo de Carpentier, La gloria dedon Ramiro de Larreta, o El general en su laberinto de Garda Mrquez,las cuales tambin se refieren a condiciones reales de un momentohistrico determinado.

    En definitiva, lo que importa destacar es que la nocin de novelahistrica, aunque no sea sendllo articular una definicin cabal de ella,pareciera estar incorporada a nuestro bagaje cultural y conceptual apartir del cual podramos distinguir una novela histrica de aquellaque no lo es. En nuestro proceso de identificacin y seleccin (queimplica una actividad de inclusin y exclusin) de cules novelasconsideraramos histricas y cules no, opera una serie de convencio-nes genricas que permite aseverar sin muchas dudas que las primerasnovelas mencionadas arriba no son histricas y las segundas s lo son.

    En otros trminos, a la produccin de las recientes novelas histri-cas subyace, por un lado, la problemtica de la aproximacin a untexto o grupo de textos determinados en cuanto a su "pertenencia" algnero, la cual se determina con base en mi concepto a priori de lo

    convencional la presencia de un narrador omnisciente que narra en un estilo neutral,objetivo y circunspecto. De igual manera, es convencional en la novela histrica que larepresentacin de la vida privada de figuras histricas conocidas pueda ser fruto de laimaginacin, mientras que las referencias a la vida pblica se atengan a lo histricamentedocumentado y conocido. Es ms, todas estas estrategias y tcnicas narrativas sonalusiones implcitas al supuesto que maneja la novela histrica de que la Historia puedeser objetiva y empricamente validada fuera del texto.

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  • 32 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 33

    la novela histrica en las ltimas dos dcadas" porque hay estudiosrecientes como el de jitrik que escapan a esta afirrnacin.!" Por otrolado, no slo parece existir un vado de estudios tericos sobre lanovela histrica latinoamericana, particularmente sobre la del sigloXX (excepcin hecha del mencionado trabajo. de ]itrik), sino quetambin existen desacuerdos y ambigedades repecto del concepto ,tmismo de novela histrica. stas son dos de las razones fundamentalespor las cuales es necesario volver a reconsiderar el concepto de lanovela histrica (como gnero) a la luz de las novelas histricascontemporneas y de la tradicin literaria que est detrs de estasnovelas, especialmente porque tal necesidad de redefinir el gner.o nose plante en decenios anteriores, a pesar de la tradicional presenciade la Historia en la produccin literaria latinoamericana.

    En efecto, previamente a la notoria produccin de novelas histri-cas de los ltimos aos, ni siquiera se planteaba la pregunta de si lasnovelas que ficcionalizaban la Historia eran o no histricas. Es ms,tampoco se plante la necesidad de redefinir o discutir novelasconsensualmente reconocidas como histricas a partir de las conven-ciones del gnero, a pesar de la explcita referencia a una realidadhistrica en muchas de ellas.P Este vaco de estudios tericos sobre la

    _.'

    18 Vase especialmente Jitrik, Historia e imaginacin literaria. Las posibilidades de ungnero.

    19 Son innumerables los estudios que podran servir para ilustrar este punto comopara ser incluidos en este estudio. Baste un ejemplo: R. Souza, en La Historia en la novelahispanoamericana moderna, estudia novelas como El siglo de las luces, El mundo alucinante,La guerra del fin del mundo, La historia de Mayta, El gue17illero, La muerte de Anemio Cruz,Sobre hroes y tumbas. A pesar de la variabilidad y versatilidad de estas obras en todo ellibro no se menciona "la novela histrica", ni siquiera en los casos de novelas consen-sualmente reconocidas como histricas (e.g., El siglo de las luces, La guerra del fin delmundo)..Sealemos, adems, que el trabajo de Souza data de 1988, lo cual demuestraque el concepto tradicional de novela histrica todava persista, as como se puedepensar tambin que la necesidad de una consideracin del gnero histrico no era aninminente. Y si vamos a trabajos anteriores, por ejemplo, sobre la obra de Carpentier,hay que notar una carencia notable de estudios de las novelas histricas del autor cubanodesde el punto de vista del gnero histrico. Por ejemplo, apenas en su trabajo publicadoen 1985, Mrquez Rodrguez se aproxima al estudiar El reino de este mundo y El siglo delas luces en cuanto novelas histricas, pero no as en su estudio anterior La obra narrativade Alejo Carpentier de 1970. Es ms, Salvador Bueno no considera como novela histricaa El reino de este mundo (168). Ello se puede deber en parte a que los estudios genricosse desvalorizaron durante varias dcadas, y a que en la consideracin de la produccinliteraria del autor cubano pesaba ms la figura del autor y su aporte a la "nueva narrativa"que su aporte a la novela histrica.

    novela histrica latinoamericana quiz pueda explicarse, nuevamente,por un proceso de inclusin tcita de la problemtica de la novelahistrica a otras problemticas literarias, ideolgicas y culturales decada periodo.20 Podra pensarse, entonces, que las consideracionestericas del gnero histrico hispanoamericano estn incorporadas,o subyacen de manera implcita, en las apreciaciones. tericas delromanticismo y del realismo decimonnicos, en las aportacionestericas sobre la problemtica de la ideologa liberal prevaleciente enel siglo XIX y principios del XX, en el tratamiento de las novelas socialeso polticas del siglo xx, etctera.

    La ausencia de estudios tericos que actualicen y reconsideren elgnero de la novela histrica latinoamericana parece, entonces, habercolaborado a que se perpetuara el concepto de novela'histrica segn.los parmetros de la novela histrica tradicional. Adems, la dificultadde determinar a fines del siglo xx, qu es lo que se entiende por novelahistrica ciertamente surge, en parte, de la naturaleza hbrida de lanovela histrica. Particularmente porque el concepto de Historia,elemento esencial del gnero, no es un concepto estable y unvoco,

    20 No es casual que, al recorrer la trayectoria de la novela histrica en la produccinliteraria latinoamericana, el problema de un tratamiento no diferenciado del gnero dela novela histrica y su historia se hace patente. Por ejemplo, es curioso notar que, alinvestigar la trayectoria de la novela histrica argentina, se aprecia que muchas, por nodecir la mayora, de las historias de la literatura argentina no presentan un apartadoespecial que abarque e! gnero o subgnero de "novela histrica" para la produccinargentina. Sin embargo, bajo los trminos romanticismo, realismo, prosa del modernis-mo o novela social, aparecen una serie de obras y autores que han escrito lo quetradicionalmente se considera como "novela histrica". Se podra mencionar, slo amanera de ilustracin, situaciones como las siguientes: Magis considera novelas hist-ricas a El falso inca (1905), El capitn Vergara: crnica de la conquista del Ro de la Plata(1925) y El Mar Dulce (1927), de Payr, pero stas aparecen bajo e! subttulo de"literatura costumbrista" (239); La gloria de don Ramiro (1908), de Enrique Larreta, hasido. considerada como novela histrica de manera unnime por los textos abocados ala historia literaria pero se la ubica dentro de la prosa del modernismo (Magi, 272;Berenguer Carisorno, 71) o en generaldentro de la narrativa de principio de siglo o d!Centenario (Ara, 115); las novelas histricas de Manue! Calves aparecen bajo el rtulode la "tradicin realista" (CEAL 201), del "realismo naturalista" [Alegrfa, 103-108) o bajo"modernismo" (Bereguer Carisomo, 74). Habra que mencionar algunas excepciones,como los trabajos de Luis Alberto Snchez, Enrique Anderson Imbert, Fernando Alegrfay Emilio Carilla, los cuales s dedican un apartado especial a- la novela histricalatinoamericana, pero particularmente a la decimonnica. Este mismo fenmeno dediversa catalogacin, que adems hace difcil el trazado de la trayectoria de la novelahistrica argentina del siglo xx, se repite en mayor o menor grado en la produccinnacional de otros pases latinoamericanos.

  • 34INTRODUCCIN INTRODUCCIN 35

    como tampoco es muy claro en qu medida y de qu manera d~ba 'l' En otros trminos, la dificultad (y la importancia) de definir qu esdarse la presencia de la Historia en la ficcin como para que conslde-I una novela histrica radica en el momento histrico en que estamosremos a una novela como histrica. . -;. ,'~ formulando esta pregunta en cuanto que tenemos que ajustar el

    La ambigedad sobre el concepto de novela hlstonca se po~e.aun ii~ concepto de novela histrica a la evolucin de la novela, a la tradicinms de relieve por el explosivo cultivo del gnero en las ultlmas.~ y produccin literaria que sigui a la definicin original del gnero ydcadas. Tal imprecisin conceptual no slo .se debe a.la escasez d? al cambio mismo del concepto de Historia. Pero, por otra parte, siuna reconsideracin terica del gnero preVIa a la reoente produc-i consideramos a la novela histrica como aquella que incorpora unacin de novelas histricas, sino tambin al hecho de que a fines del fi realidad histrica a la ficcin, prcticamente se podra incluir bajo elsiglo XXla produccin literaria latinoamericana que remite al context~ ~t concepto de novela histrica un altsimo porcentaje de la produccinsociohistrico es notoriamente variada y extensa. Dadas estas coridi- literaria latinoamericana, desde la novela indianista, pasando por ladones, la reciente produccin de novelas hist~i:as pare~e haber! novela de la tierra, hasta la novela del dictador o la novela testimonial.impulsado a algunos a reconsiderar la producClon, anten~r .~s~an } Ciertamente la novela histrica (como gnero) no debera ser conside-novelas histricas o no) desde el punto de vista del genero ~lS:O~1CO'i. rada en trminos jerarquizantes y exclusivizantes en la medida en queN o slo se ha sugerido incluir bajo el concepto de novela hl~tonca ~~; la novela histrica puede manifestar rasgos comunes a diversos gnerosla novela testimonial, a la novela poltica o a la "novela del dlctador~; (literarios y no literarios) como tambin puede ser considerada comosino que otros, de hecho, han incluido bajo el concepto ?e n~ve~~i parte de un grupo genrico ms amplio.. Pero, considerar la novelahistrica novelas como Cien aos de soledad o la novela .teStImO;llal. l histrica como aquella que ficcionaliza la Historia termina asemejan-Ante estas observaciones el interrogante que surge es SI 1;>astana que dose, como dira Todorov, "a las clasificaciones del mundo de los seresuna novela remitiera a una realidad histrica consensualmente acep- i vivos, antes de Linneo, en las que no se vacilaba en establecer unatada y reconocida como tal (por ejemplo, a las c01)diciones de re~re-t, categora formada por todos los animales que se rascan" (Introduccin,sin y abusos del poder histricamente innegables) para ser conslde-,~ 19). Aunque conscientes, entonces, de que la incorporacin de larada como novela histrica. I Historia en la ficcin es un aspecto definitorio, pero no privativo, de

    , " " la novela histrica, consideramos que la novela histrica es una21 La ambigedad que existe en torno al concepto d: novela hlStO~lcaes n?~~la e~ ~ manera particular de incorporar la Historia en la ficcin

    eneral Por eiern 10,jitrikmanejalaposibilidaddeconslderaraAmalzadejose armo ",. bi . . ,. .g '1 h:J, ?, ("D lah'ston"aalaescritura" 21) AndersonImbert, por su lado, .,; Pero tam len se ha sugendo que la novela histrica de fines delcomo nove a Istonca el", ' .. . ,. . . ,id la hl'stn'caaAmalia porque remite a una epoca contemporanea ft, SIglo XX no solo reqUIere que nos detengamos en una reconsderacnno consr era como nove gdel novelista (23), Por las mismas razones, Menton excluye del concepto, de novelal de los rasgos fundamentales que el gnero conserv a lo largo de suhistrica, entre otras, Cien aos de soledad y La muerte deArtemio Cruz (16), M~en~ras~ue~ historia, sino tambin en la historicidad misma del gnero, Es decir

    d d b '1 ' ' d "a ocalyptic hlstoncall 'Foley, pOl"su lado, incluye a Cien aos de sole a aJo a nornma e ,p,. '1 esta reciente produccin de novelas histricas, no slo implicara un1 ., ("From USA to Ragtime" 101) y Cowart como una novela histrica que reqUIere: . ,nov~bs" d H" 't' (12) De la misma manera Sklodowska en su estudio~, Cierto consenso (en teona) de lo que entendemos por "novela hist-

    la ru nca e lstona como mIO, ' . ' ""1' .' " b' , - . .. . ,sobre la parodia, especficamente en el captulo sobre la parodia en la novela h~st~n~'R nca, SIno que t~ len entrana un posible cambio o mnovacion.considera "significativo que muchas de las novelas histricas de los sese~ta~ pn~clpl~si De hecho, rmentras que Lukcs asocia las transformaciones delde los setenta reclamen su derecho a 'c~ntestar con la verdad a l~ mentiras (Cten anos" gnero con los cambios sociohistricos, H. Shaw, por ejemplo, sugierede soledad, la novelstica testimonial de MIguel Barnet o Elena POl1latowska) o ~rop~,g~t que la novela histrica no tiene historia propia en la medida en que

    d lo' ro resivo del devenir histrico' (El siglo de las luces de Carpenuer, !Jo ei d ' .~~:,:: :e R~a ~astos)" (29-30). No queda muy claro con base en qu parm~tr?~s~l epe?-de de las. t~cmcas formales y los supuestos culturales de !as'd' nvamente pore'iemplo aCienaosdesoledadcomonovelahlstonca:,,!', principales tradiciones de la novela (23). Ya sea desde la perspectiva

    conSJ era retrospec 1 ,,,' , ' '?- ' 'i ..,., Tampoco queda claro, en el estudio de Sklodowska SI la novel~uca .testlmomal eS sociohistrica de Lukcs, o desde la 'perspectIVa formal de H. Shaw,considerada por la autora como novela histrica o no, Es ms, se h~mclUIdo una novel~'l lo cierto es que el gnero histrico est sujeto a permanentes modifi-

    , - d M 1 P " 1volumen editado por Balderston~ . 'como El beso de la mUjer a:an~ e an~e U.lg en e,~I caciones. A pesar de que la teora de Lukcs sobre la novela histricatitulado justamente The historicai novel m Latin Amenca. i tiene sus limitaciones, y que quiz no sea tan cierto que la novela

    fIi

    '1

  • 22 Para otras ms recientes aproximaciones al estudio de la novela histrica querescatan la nocin de .historicidad del gnero planteada por Lukcs, vase Jitrik;Wesseling 30-35; y Foley, Telling the truth, 75-94 y 144-150.

    23 Iser, en The act ofreading, discute el problema terico implicado en la incorpora-cin de nuevas normas y cambios de contextos impliados en la lectura de textos literariosen trminos de una "foreground-background relationship"; esta es una relacin quesiempre surge, segn Iser, de la seleccin de elementos (conocidos y nuevos) que subyacea todo texto literario (vase especialmente, 79-81 Y93).

    histrica no tenga historia propia, 10 que nos interesa puntualizar esque, si se ha de hablar de cambios en el gnero histrico, habra quetener en cuenta la nocin.de la "historicidad" del gnero que proponeel acercamiento dialctico de Lukcs.F

    El gnero de la novela histrica, como todo gnero: podra serpercibido, entonces, como una institucin sociocultural con unatrayectoria histrica, conformado por novelas histricas cuyas pecu-liaridades y convendones han variado con el tiempo, segn los dife-rentes movimientos socioculturales, ideolgicos y literarios (Bajtn,Thefonnal method, 125; Guilln, Teoras de la historia literaria, 261). Demanera que la reciente produccin de novelas histricas no slo nosremite a una pre-comprensin o pre-concepto de "novela histrica"sino tambin a una historia del gnero y a su posible innovacin ocambio.

    Por supuesto que si la novela histrica contempornea implica unainnovacin del gnero sera de esperar que nuestro pre-concepto delgnero, como en el caso de la parodia, al ser implantado en un nuevocontexto adquiriera nuevas funciones y sirviera como el marco -dereferencia conocido y necesario en la produccin de nuevos signifi-cados.23 Es ms, es de esperar que el cambio de las condicionesideolgicas, culturales y sociohistricas en las que se producen lasnuevas novelas histricas, juntamente con un cambio de formas yestrategias narrativas, alteren nuestra pre-concepcin del' gnero -propiciando un horizonte de expectativas y significados que no serel mismo que el evocado por previas novelas histricas. Es decir, lareciente produccin de novelas histricas, si ha de implicar uncambio del gnero en trminos de su innovacin, no slo entraaraun cambio en el pre-concepto del gnero, sino tambin la reconside-racin de un cambio en el contrato de lectura. Ya hemos observadoque la novela histrica, desde el punto de vista genrico, no sloimplica una manera de escribir sino tambin entraa una manera deleer el texto y la Historia. Claro est que parte de la propuesta de una

    modificacin del contrato de lectura de la nueva novela histricarespondera a que obviamente no se puede esperar el anacronismoliterario de que a fines del siglo XX se escriban novelas, histricas ono, como en el siglo XIX. Tampoco se puede esperar que a fines delsiglo XX se lean novelas desde los mismos parmetros con que se leanlas novelas histricas en el siglo XIX. Pero este cambio del contrato delectura del gnero no implica la identificacin de dos experienciasdiferentes (lo viejo en contraposicin a lo nuevo) sino en la interaccinentre las dos.

    Para decirlo hegelianamente, consideramos que la novela histricacontempornea podra estar produciendo un Aufhebung de la narrati-va (y quiz de la conciencia) histrica en Amrica Latina. Pero larelacin que la nueva novela histrica entabla tanto con el modelotradicional como con la narrativa contempornea en general no debeconcebirse, usando las palabras de Guilln, segn "un modelo dialc-tico del tipo ms simple" (Teoras de' la historia literaria, 278). En elcambio que propone la reciente produccin de novelas histricas nohay slo dicotomas y oposiciones duales, sino que tambin estimplicado un condicionamiento recproco y "la presencia simultneade continuidades y discontinuidades" (Guilln, 278). .En otros trmi-nos, el cambio que propone la novela histrica de fines del siglo XXimplica "una comparacin no slo del presente con el pasado, de un'despus' con el 'antes', sino del presente, de 'lo que surge' con 'lo quean persiste?' (Guilln, 279). Y por ello es importante, al menos paranuestro anlisis de la novela histrica contempornea, ir identificandoaquellas convenciones de la novela histrica tradicional que se retie-nen, aquellas que se niegan u omiten, y aquellas que se incorporan eintegran en una sntesis superadora y siempre en relacin con otrasformas discursivas dominantes, sean literarias, historiogrficas, o so-ciopolticas.

    "Para analizar, entonces, el fenmeno de la reciente produccin denovelas histricas, tanto en lo que respecta al cambio en el gneroque ellas plantean como a su significacin dentro del contextoliterario e histrico de los ltimos decenios del siglo xx, nos concen-traremos en las categoras crticas, los conceptos tericos y los supues-tos ideolgicos que subyacen a las previas y actuales representacionesdel pasado. Especficamente proponemos que esta innovadora nove-la histrica mantiene un dilogo crtico con el modelo de la novelahistrica tradicional iniciado en el siglo XIX y con el discurso histo-riogrfico tradicional, as como con otras formas discursivas que

    36INTRODUCCIN INTRODUCCIN 37

  • 38 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 39contribuyeron a construir y narrar la Historia de Amrica, como es elcaso de las cartas de relacin y las crnicas de Indias.

    El primer captulo, entonces, titulado "La novela histrica: aproxi-macin hacia su conceptualizacin y dinmica de cambio", examinaproblemas tericos claves vinculados al gnerode la novela histrica,especficamente en lo que respecta al concepto de novela histrica ya los cambios experimentados en el gnero. En lo referente a la nocinde novela histrica, si bien no se pretende dar una definicin funcio-nal de la misma, se examina el concepto de novela histrica en cuantoabstraccin terica a partir de la determinacin de aquellos rasgoscomunes del gnero que se han perpetuado a lo largo de su historiay que la diferencia de otras novelas que incorporan la Historia en laficcin. Luego se considera la problemtica de la dinmica de cambiodel gnero (y su significacin). Para ello se examinan y describenalgunos aspectos de la novela histrica tradicional (e.g., su emergenciaen un contexto sociohistrico especfico, sus convenciones literariasy modos de representacin). Y, por ltimo, se propone una discusingeneral de la novela histrica latinoamericana, incluyendo su relacinde continuidad/discontinuidad respecto del modelo europeo, y loscambios experimentados a lo largo de su desarrollo. En nuestraaproximacin al complejo proceso de los cambios en la novela hist-rica latinoamericana, recurrimos a las ya aludidas nociones de "domi-nante", "residual" y "emergente" que Williams propone para explicarlas etapas, variaciones y la dinmica de las relaciones internas impli-cadas en todo proceso de cambio en general, y cultural en particular(Marxism and Iitetature, 121-122; vase tambin notas 5 y 6 de lapresente introduccin).

    Los tres captulos siguientes (captulos 2, 3 Y 4) estudian ejemplosconcretos de la nueva novela histrica. Los textos que se consideranen estos captulos centrales son: Noticias del Imperio (1987) del escritormexicano Fernando del Paso; El general en su laberinto (1989) del autorcolombiano Gabriel Garca Mrquez, y El entenado (1983) delargentino Juan Jos Saer. Uno de los criterios de seleccin de estostextos es que pertenecen a autores de diferentes pases latinoamerica-nos, y representan una variedad de historias nacionales y periodoshistricos. Otro de los criterios de seleccin es que las novelas selec-cionadas representan una diversidad de estrategias narrativas y modosde representacin del pasado que caracterizan a la novela histricacontempornea en general. De hecho, aunque los textos estudiadoscomparten la posicin que adoptan frente a la Historia y la historio-

    grafa, tambin difieren en cmo manejan el material histrico dentrode un marco donde se mezclan rasgos convencionales y no convencio-nales de la novela histrica tradicional. As Como tambin difieren enla manera en que plantean la problemtica que subyace a la (re)escri-tura del pasado no slo por parte de la historiografa sino tambinpor parte de la misma novela histrica, particularmente en lo que serefiere a la relacin entre la Historia y la ficcin. Las diferentesmaneras en que estas novelas transgreden, recuperan y manipulan lasconvenciones de la novela histrica tradicional permiten plantear todauna serie de interrogantes que sirven para repensar y ampliar lossupuestos tericos de la novela histrica en general, y de la recienteproduccin de novelas histricas en particular.

    Adems, estas .novelas presentan variaciones en trminos deltipo de pasado que se recupera, ya sea porque aluden a notables

    . figuras o episodios histricos concretos, o porque evocan pocas oextensos periodos histricos claves. Esta variacin es convenientepara nuestro estudio porque, convencionalmente, la mayor o me-nor precisin histrica esperable y, por ende, el mayor o menormargen de ficcin tolerable en una novela histrica depende deltipo de Historia al que aluda la novela histrica (por ejemplo, aludira un amplio periodo histrico admite mayor margen de invencin;por el contrario, en la recuperacin de un episodio histricoconcreto se espera mayor precisin histrica y un margen deinvencin ms restringido).

    Las novelas de Del Paso y de Garca Mrquez reconstruyen lo quesera una Historia episdica y "desde arriba" en la medida en quereconstruyen el pasado de eventos especficos reconocidos (la inter-vencin francesa en Mxico y los ltimos das de Bolvar, respectiva-mente) y de figuras histricas centrales {Maximiliano y Carlota, yBolvar, respectivamente). Sin embargo, es de notar que Noticias delImperio tambin reconstruye la Historia "desde abajo" en la medida~.:en que parte de la intervencin francesa es narrada por participantesy testigos de tal evento histrico, pero se trata de personajes descono-cidos y annimos, gente comn que no ha pasado a la Historia. Lanovela de Saer, por su lado, tambin reconstruye lo que denominamosla Historia "desde abajo" en cuanto que se trata del relato de unsobreviviente de una de las expediciones a Sudamrica, en el siglo XVI,que cuenta su experiencia en cautiverio con los nativos y su posteriorregreso a Espaa. Ahora, esta novela de Saer, en cuanto que eludetoda referencia histrica particular, podra considerarse tambin que

  • 40 INTRODUCCIN 41remite a una realidad histrica de un decisivo y amplio periodohistrico (aproximndose ms, quiz, al modelo de novela histrica ala Scott): el problemtico encuentro entre nativos y europeos durantela poca del descubrimiento y la conquista. Sin embargo, al mismotiempo, podra considerarse que El entenado tambin remite a unepisodio histrico especfico ya que en ella se puede reconocer lahistrica expedicin deJuan Daz de Sols en 1519. Por supuesto queestas novelas manipulan las convencionales expectativas respecto delmargen de ficcin o de rigor histrico esperable en una novelahistrica segn el tipo de Historia que recuperan.

    El segundo captulo, entonces, titulado "Noticias del Imperio: entreuna imaginacin delirante y los desvaros de la Historia", se enfoca enla conflictiva pero, a la vez, complementaria relacin entre la ficciny la Historia. Particularmente, este captulo se concentra en la maneraen que la novela usa y manipula las convenciones del gnero en lo querespecta al uso del documento, a la peculiaridad de las voces narrativasy la presencia de la figura del autor, as como a la relacin entre loimaginario, lo verosmil, y el contenido de verdad histrica implicadosen el recuento del pasado.

    El tercer captulo, "El general en su laberinto: desde los mrgenes eintersticios de la Historia", examina la manera en que la nueva novelahistrica cuestiona aquello que es aceptado como conocimiento his-trico oficial. En este captulo se analiza la manera en que la novela.de Garca Mrquez propone una clara distincin entre la Historia vistacomo construccin narrativa (y de la cual depende la reconstruccindel pasado que hace la novela) y la Historia vista como acontecer. Estadistincin permite a la novela resaltar el papel que desempean eldocumento, el conocimiento. y la memoria histrica colectiva en lareconstruccin del pasado tanto por parte del autor como del lector.Y, por ltimo, a partir de la figura de Bolvar, en cuanto dictador queha ejercido un poder ilimitado, la novela entabla un dilogo crticocon la novela del dictador.

    En el cuarto captulo, titulado "El entenado: la representacinhistrica de una otredad ausente", se examina la manera en que lonarrado se configura como un relato de viajes y, a la vez, cuestiona laretrica de esta forma discursiva. Incluso, se considerar cmo lanovela misma se manifiesta como un relatarle viaje, pero un viajetextual,metahistrico, a partir del cual entabla un dilogo crtico conel discurso colonial, y otras representaciones discursivas del pasado.yla "otredad". Particularmente, en tal cuestionamiento la novela pone

    de relieve el papel que desempea el potencial mtico del salvaje enla construccin de identidades.

    Por ltimo, a modo de reflexiones finales, en el quinto captulotitulado "Ficcionalizacin o la politizacin de la Historia?", se desta-can los.aspectos sobresalientes de las novelas histricas discutidos encaptulos previos. Particularmente, se toman en cuenta los diferenteselementos ypropuestas de las novelas histricas contemporneas porlo que podran constituirse en una nueva variante del gnero histrico,y siempre teniendo en cuenta el contexto histrico y cultural de lasltimas dos dcadas.

    Es de aclarar, sin embargo, que no se pretende, a 10 largo de loscaptulos que componen este estudio, abarcar de manera exhaustivala reciente produccin de novelas histricas, y mucho menos al gneroen su totalidad (lo cual no slo sera impensable e imposible, sino queno es el objetivo que perseguimos). Pero s se propone poner derelieve que la novela histrica de fines del siglo XX no slo representauna contribucin significativa al gnero en tanto permite una recon-sderacin del mismo y su inigualable revitalizacin, sino que ademsse sigue manifestando como una forma de conocimiento y como unmodo de afectar la memoria histrica colectiva.

  • .r-

    GEORG LUKCS, La novela histrica

    observacin se est refiriendo a la novela realista, en cuanto que statiende a reflejar "facts of life" (los hechos de la vida real), y en estesentido todas las novelas realistas seran "histricas", y todas lasnovelas histricas pertenecen al gnero novela.

    En definitiva, lo que est diciendo Lukcs es que la novela histricaes una novela, quiz asumiendo la posibilidad de que se pueda llegara concebir la idea de que existe algo como la novela histrica en cuantoportadora de algn principio u objetivo particular que la diferenciede otros tipos de ficcin y, particularmente, de la novela. Pero, msque nada, en las palabras de Lukcs se revela, por un lado, que en ellas'no est considerado un concepto de "gnero" que pueda dar cuentade los diferentes niveles de amplitud en los gneros, as como delproceso evolutivo complejo implicado en los mismos. Aunque esteaspecto ser tratado en detalle ms adelante, se podra decir por elmomento que la novela histrica es un gnero menor, con un nivelde especificidad mucho mayor que el "gnero novela", pero que a suvez podra ser incluida dentro de otros subgneros.

    Por otro lado, en las palabras de Lukcs se puede vislumbrar otroproblema involucrado en la definicin de novela histrica: el mismoconcepto de Historia. La Historia, ingrediente esencial de la novelahistrica, no es un concepto estable y tampoco es fcil de definir.Incluso, podramos preguntarnos si son necesariamente equivalenteslas nociones de "realidad" y de "Historia", de "hecho real" y de "hechohistrico" .

    Si considerramos, por ejemplo, las palabras citadas en el otroepgrafe, Carpentier ofrece una definicin de Historia, segn la cualla novela histrica, por extensin, se caracterizara por la incorpora-cin en el mundo imaginario de la ficcin de esa gigantesca lucha (odiferentes aspectos o momentos de ella) entre "buenos y malos", entreopresores y oprimidos. A simple vista, esta conceptualizacin, tantodela Historia corno de la novela histrica, aparece como insuficiente,no porque sea errnea, sino porque es demasiado amplia. Quiz nose podra n