Para una nueva lectura de «El amante liberal»

17
Para una nueva lectura de El amante liberal por Denise y Louis CARDAILLAC, Marie-Thérèse CARRIERE, Rosita SUBIRATS (Séminaire d'Etudes de Littérature Hispanique, Université Paul-Valéry, Montpellier) El amante. UbeAal nunca ha suscitado el entusiasmo de los críticos que, en general, se han limitado a recoger en esta novela las noticias referentes a historia contemporánea, vivida o no por Cervantes, sin preocuparse por la creación literaria. Abordando la obra desde el exterior, los comentadores se preocupan ante todo por situarla en la cronología cervantina y en su mayor parte se incli- nan, subjetivamente, a considerarla una de las primeras de la pro- ducción del autor (1). (1) Agustín G. Amezúa y Mayo, Cervantes, creador de la novela corta española, Madrid, C.S.I.C., t. 2, 1958, pp. 42-66. Esta obra reseña los diferentes juicios críticos acerca de El amante liberal. Albert Mas, Les Turcs dans la littérature espagnole du Siècle d'Or, Paris, Centre de Recherches hispaniques, 1967, t. 1, pp. 353-358. Joaquín Casalduero, Sentido y forma de las "Novelas Ejemplares", 2a éd., Madrid, Gredos, 1969, pp. 78-98.

Transcript of Para una nueva lectura de «El amante liberal»

Page 1: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

Para una nueva lecturade

El amante liberal

por Denise y Louis CARDAILLAC,Marie-Thérèse CARRIERE,Rosita SUBIRATS

(Séminaire d'Etudes de LittératureHispanique, Université Paul-Valéry,Montpellier)

El amante. UbeAal nunca ha suscitado el entusiasmo de loscríticos que, en general, se han limitado a recoger en esta novelalas noticias referentes a historia contemporánea, vivida o no porCervantes, sin preocuparse por la creación literaria. Abordando laobra desde el exterior, los comentadores se preocupan ante todo porsituarla en la cronología cervantina y en su mayor parte se incli-nan, subjetivamente, a considerarla una de las primeras de la pro-ducción del autor (1).

(1) Agustín G. Amezúa y Mayo, Cervantes, creador de la novela cortaespañola, Madrid, C.S.I.C., t. 2, 1958, pp. 42-66. Esta obra reseñalos diferentes juicios críticos acerca de El amante liberal.

Albert Mas, Les Turcs dans la littérature espagnole du Siècled'Or, Paris, Centre de Recherches hispaniques, 1967, t. 1, pp. 353-358.

Joaquín Casalduero, Sentido y forma de las "Novelas Ejemplares",2a éd., Madrid, Gredos, 1969, pp. 78-98.

Page 2: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

14 CARVA1LLAC, CARRIERE, SUBKATS CAlUcén, 10,1980

Esto supone ignorar los problemas esenciales que planteaesta obra situada, a nuestro parecer, en el punto de convergenciade varias tradiciones novelísticas a la vez que enraizada en unterreno ideológico preciso. Es conveniente, en efecto, preguntarsesi el mundo turco-berberisco, de eminente presencia en Et amcttití1-ibeAai, desempeña el papel de un simple decorado exótico o si,por el contrario, se sitúa en una perspectiva de polémica contrael Islam.

Resueltos ya estos problemas, un estudio interno mas pro-fundo debería poner en evidencia una estructura narrativa sobre laque se apoya una visión personal de la España de aquel tiempo.

Diversos críticos coinciden en reconocer en Et amantt -í-ibz-KaJL una marcada influencia de la novela italiana, sin precisar sunaturaleza (2). Esta afirmación es interesante en la medida en laque sitúa la obra dentro de cierta tradición novelística que se re-monta al tipo griego-bizantino.

Está demostrado, en efecto, que Cervantes conoció la novelagriego-bizantina a través de la literatura italiana, y, por supuesto,el VO-CarneAÓn. Como muchos de sus contemporáneos también había leídola adaptación de la novela de Aquiles Tacio (siglo V ) , Lo¿ amoKilA diLeucÁpe. y Ctitoionte.,realizada por Alonso Núñez de Reinoso y publi-cada en Venecia en 1552, de la cual pueden encontrarse algunos elemen-tos en La& üuntoA de M g e C , LOA baño-4 de M.ge£ y Eí amante lib<Lh.aJL{~h).También tuvo acceso a la fíci&M-ta. eXxóp-íca. de Heliodoro que le inspi-ró el tema del VIULAJULUA, como él mismo reconoce (4).

Francisco Márquez Villanueva, Personajes y temas del Quijote, Ma-drid, Taurus, 1975, pp. 92-115 et 229-335.

(2) Amezúa, op. cit., pp. 48-49.Mas, op. cit., p. 353 sg.

(3) George Camamis, Estudios sobre el cautiverio en el Siglo de Oro,Madrid, Taurus, 1975, pp. 92-115 et 229-335.

(4) Miguel de Cervantes y Saavedra, Obras completas, Madrid, Aguilar,1952. En el "Prólogo al lector" que precede las Novelas ejemplares,afirma (p. 77Ob) que el Persiles es un "libro que se atreve a compe-tir con Heliodoro". Hemos utilizado la edición de la Historia Etiópi-ca de los Amores de Teágenes y Cariclea de Francisco López Estrada,Madrid, Artes Gráficas, 1954.

Page 3: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

PARA UNA NUEVA LECTURA VE EL AMANTE LIBERAL 15

Pero,dejando aparte estos problemas de filiación más pro-pios de la historia literaria, nos parece esencial esclarecer latécnica novelesca que de ellos se desprende. Para ello es de granayuda el excelente estudio de Bakhtine, FoAm&i del tiempo y del. cjio-notopo en ¿a. novela (5). En primer lugar nos interesamos esencial-mente por los problemas del tiempo y del espacio en E-i amante, tihz-Xal, siguiendo las perspectivas que dicho estudio nos propone. Estanovela de Cervantes presenta, en efecto, una gran analogía con laentidad novelesca definida por Bakhtine como aquella propia de lanovela bizantina, cuyo cronotopo es "un mundo extranjero en eltiempo de la aventuras" (6).

Como en la novela bizantina, la acción se desarrolla enlugares diversos, pero siempre mediterráneos : Sicilia, la isla deMalta, las islas Fabiniana, Pantellaria y Lampedusa (llamadas Fabia-na, Pantanalea y Lampadosa), la isla de Corfú o las costas del Mo-greb (Túnez, Bicerta, la Goleta, Trípoli) o las del Oriente Medio(Chipre y Nicosia); el Mediterráneo es omnipresente. Es interesanteseñalar, como lo ha hecho A. Mas, que "E£ amante. lÁbViaí es, de to-das las obras turco-berberiscas de Cervantes, la única que ofrecetantas precisiones geográficas" (7). Cervantes, en efecto, rindeculto a una moda literaria de su tiempo : al mundo griego de Helio-doro ha sucedido el mundo musulmán, a la vez familiar y extranjeropara el público español, en razón del contexto histórico de la época.

En este"mundo extranjero" las aventuras se multiplican enun tiempo que no tiene nada de biológico ni de biográfico, aunqueel autor, para dar autenticidad a su relato, precise a veces la du-ración de ciertos episodios (8). Las innumerables peripecias se su-ceden a partir de datos iniciales, sin causalidad real, por medio deun encadenamiento puramente fortuito. El esquema de Et amante. ÍÁbe.-KaZ es, en esencial, el de la novela griego-bizantina. Un hombre jo-ven y una muchacha nubil, dotados de excepcional belleza y extraor-dinariamente castos, atraviesan mil y una aventuras antes de ver con-sumada su unión : separaciones inesperadas, raptos, cautiverio, lar-

(5) Mikhaïl Bakhtine, Esthétique et théorie du roman, Paris, Galli-mard, 1978, cap. I, pp. 239-260. Para facilitar la lectura hemostraducido al español títulos y textos.

(6) Ibidem, p. 241.

(7) Mas, op. cit., p. 366.

(8) Cervantes, op. cit. Véase por ejemplo el relato de la tempestad,pp. 813b-815a.

Page 4: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

16 CARÜAÍLLAC,. CARRIERE, SUB1RATS &t¿t¿cón,10,1980

gos viajes por mar con "la tempestad, eJ. nau&A.ag-Lo, la salvaciónmilagrosa, el asalto de los pÁAatoü,, la cwptuAa., la pKÍM.ón, ofen-sa a la castidad de la heroína y del héroe /_ ...J, guerras, comba-tes; los novios vendidos como UCÁa\JO-i>; muíAte. ¿upueAta.; reconoci-miento y no reconocimiento, falsas traiciones; la castidad y la fi-delidad puestas a prueba; acusaciones calumniosas; crimen " (9).No falta ni el amigo de la infancia casualmente reencontrado, ni laslágrimas, suspiros y desvanecimientos característicos de la sensibi-lidad bizantina, ni el entrecruzamiento de la intriga, en la quecada amante debe desempeñar en relación al otro el papel de terceroen favor de su amo. El narrador emplea, por otra parte, en diversasocasiones, el término "laberinto" para subrayar esta complejidad (10).También son de inspiración bizantina diversos pasajes en los que sepuede detectar, según la expresión de Bakhtine, una "retórica retra-sada" (11), en particular el apostrofe a las ruinas de Nicosia si-tuado al comienzo de la novela, y el relato que hace Ricardo a Maha-mut de sus amores desdichadas (12).

Sin embargo la novela de Cervantes no se conforma rigurosa-mente a la tipología establecida por Bakhtine. Se pueden observarciertas variantes de detalle : el origen de los héroes no es miste-rioso, su encuentro no es fortuito, no se da ninguna intervención delo maravilloso (predicción, adivinamiento, premonición...). Una di-ferencia fundamental merece toda nuestra atención : la pasión delhéroe no es compartida por la heroína.

Por eso, una lectura más atenta señala una divergenciaesencial sobre la función del tiempo entre El amante. libQAaZ y lanovela griego-bizantina. En efecto, en ésta el tiempo de la aventurano es sino una inmensa digresión, un paréntesis en la historia pasio-nal de los protagonistas. La unión de los amantes, fatal desde elcomienzo, se ve solamente diferida por una serie de obstáculos y esto,por supuesto, sin ninguna evolución psicológica. En Cervantes,por elcontrario, la unión de los protagonistas no es evidente desde el co-mienzo, puesto que Leonisa rechaza el amor de Ricardo. La aventura vaa conducir a la realización de esta unión, no por medio de una evolu-ción psicológica de la heroína, sino por la revelación, a través demomentos sucesivos en la intriga, de los méritos del héroe que sonseñal de una armonía preestablecida. La heroína sale progresivamente

(9) Bakhtine, op. cit., p. 240.

(10) Cervantes, op. cit., p. 809a y 824a.

(11) Bakhtine, op. cit., p. 241.

(12) Cervantes, op. cit., p. 808a y 810a.

Page 5: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

PARA UNA NUEVA LECTURA VE EL AMANTE LIBERAL 17

de un error sobre el cual reposa toda la intriga (13). Las aventurassirven pues de revelador, lo que les confiere una justificación dela que carecen en la novela bizantina. Ésta, pues, es utilizadapor Cervantes de una manera totalmente original : conserva numero-sos elementos formales y utiliza sus ingredientes, pero la dinámi-ca novelesca es fundamentalmente diferente. La función del tiem-po se modifica radicalmente : ya no estamos en el "hiato extra-tem-poral" de la aventura, "tiempo vacío _/"~que_7 no deja ninguna hue-lla" (14), sino en el dinamismo de un "desengaño" que nos orientahacia la unión inicialmente no evidente de los protagonistas.

Es interesante subrayar de paso el eclecticismo y el extra-ordinario espíritu de síntesis de Cervantes, que da una nueva orien-tación a la tradición novelesca griego-bizantina. Mientras que elpensamiento neo-platónico se reduce a unos cuantos elementos en lanovela bizantina (belleza de los héroes, armonía dada como una evi-dencia), en EZ amar.te. íibeAaZ, por el contrario, la armonía no vie-ne dada desde el comienzo, sino conquistada en dura lucha por mediode ]HS pruebas que atraviesan los personajes.

Se puede uno preguntar, por lo tanto, si, más allá de lanovela de aventuras inspirada en la tradición griego-bizantina, nose perfila una novela de pruebas heredada de la tradición caballe-resca. Esta hipótesis parece confirmarse por la presencia de unamisma estructura en diferentes episodios de la novela.

En efecto, nuestra atención se ha visto atraída por lafuerte similitud que presentan tres episodios de El cunante. LLbçjiaZ.,cuyo tema común es la conquista de la dama.

En el primero de estos episodios (15), Alí, Hazán y el Ca-dí se disputan la propiedad de la bella Leonisa vendida por un Judío.A primera vista, es fácil dejarse llevar por el exotismo de este pa-saje y no ver en él más que la simple venta de una esclava. Pero lanaturaleza de lo que se halla en juego y las reacciones que susci-ta dan a la escena una dimensión pasional que supera al simple cua-dro de costumbres. El celo de cada uno de los adquisidores tiene

(13) Sobre el error,ver Américo Castro, El pensamiento de Cervantes,Madrid, Noguer, ed. de 1973, p. 123.

(14) Bakhtine, op. cit., p. 243.

(15) Cervantes, op. cit., p. 817 sq.

Page 6: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

18 CARflAHLAC, CARRIERE, SU8ÏRATS Ct¿t¿cón,10,1980

como pretexto el deseo "caballeresco" de rendir homenaje al GranTurco, su "señor", ofreciéndole un presente digno de él. Pero bajoesta competencia aparente en la liberalidad que no es de hecho si-no la sobrepuja de la perversión, se traba una justa venal cuyoobjeto es la conquista de la dama. Además, el torneo está falseadopor la presencia de un arbitro que es tanto juez como participante,y quiere ser el beneficiario de la operación.

En el segundo episodio (16), los rivales no son ya Morossino Cristianos, y el objeto del desafío no es una cristiana sinouna mora, convertida la flecha de Cupido en lanza de Mahoma. Tene-mos aquí una visión simétrica invertida del pasaje precedente. Ob-servamos la misma técnica de sobrepuja, pero la competición, venalen el episodio anterior, es aquí justa poética (17). Carlos V, sim-ple testigo, no está allí sino para dar autenticidad a la ficción.Podemos interrogarnos sobre el papel de este pasaje, que no estáunido a la trama del relato más que de manera muy artificial, sinrelación directa con la intriga. La presencia de un tercer episo-dio construido de manera similar es la que nos va a permitir com-prender el papel fundamental de este pasaje.

En efecto, hacia el final de la novela (18), la justa venalentre los tres Musulmanes pasa a ser justa náutica o, más exactamen-te, batalla naval. Lo que está en juego sigue siendo la conquistade la dama; sin embargo la lucha adquiere aquí dimensiones épicas.No se trata ya del combate de dos o tres individuos bajo una tienda,sino del enfrentamiento de tres bajeles sobre la inmensidad del mar.Pero, como en el primer episodio, el combate es desleal, los dadosestán falseados porque el encuentro tiene lugar bajo pabellones fin-gidos.

La repetición de una misma estructura, la del torneo, entres episodios diferentes, ¿puede deberse sencillamente al azar o hayque ver en ella una intención precisa del narrador ? Esto justifica-ría la presencia de ese "relato dentro del relato" que es el episo-dio de Carlos V, y tendríamos con ello una clave para la interpreta-ción de la novela. De modo que el segundo episodio, que podría ser

(16) Ibidem, p. 820.

(17) Casalduero, op. cit., pp. 83-84, también relaciona los dos epi-sodios interpretando el segundo como una sublimación del primero. Elpropio Cervantes en otro pasaje nos invita a establecer este nexopuesto que pone en boca de Ricardo, p. 82Ob :"Y esto mismo se rae vinoa la memoria cuando vi entrar a la hermosísima Leonisa por la tiendadel baja..."

(18) Cervantes, op. cit., p. 826b sq.

Page 7: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

PARA UNA NUEVA LECTURA VE EL AMANTE LIBERAL 19

considerado como una "puesta en abismo" del precedente, le daríasu plena significación. Serviría al mismo tiempo de eje alrededordel cual vendrían a articularse los otros dos episodios.

En este punto de nuestro estudio debemos preguntarnos siEt amante. Z-LbeJiaí no sería una utilización caballeresca de la nove-la bizantina. La estructura superficial sería bizantina, y la es-tructura profunda, caballeresca. Esta hipótesis nos parece justifi-carse por la estructura de torneo que hemos puesto en evidencia entres episodios esenciales del relato. En la organización de la nove-la, estos tres episodios tomados globalmente desempeñan un papelque podríamos decir "especulario" : reflejan la actitud del héroecuyo objeto constante es la conquista de la dama. Sin embargo, ob-servamos una diferencia radical en el concepto de conquista, segúnse trate de Moros o de Cristianos. Para los Moros, conquista signi-fica posesión, y la dama queda así reducida a un objeto deseado;para los Cristianos, se trata de calificación : el héroe debe obte-ner por sus méritos el amor de la dama. Parecería entonces que losdos episodios musulmanes (venta de la esclava y batalla naval) ten-drían valor paródico, por referencia al breve relato especularioque constituye el episodio de la tienda de Carlos V y, a través de él,a la actitud caballeresca de Ricardo en la novela. Los tres episodiostienen por origen la belleza de la dama, pero mientras que en losCristianos el amor que ésta suscita se detiene en la contemplacióne incita a una superación de sí mismo, en los Musulmanes este amorse convierte en codicia, lascivia y, en contra del código del honor,intenta satisfacerse por medios deshonestos.

Diversos indicios nos aclaran acerca del valor paródico deestos episodios. Por ejemplo, en el primero de ellos, el desencade-namiento colectivo, inmediato y simultáneo del deseo amoroso. En labatalla naval, esos golpes hiperbólicos que parodian la epopeya, lacual degenera en tragi-comedia. El narrador, vistiendo el cuadro épi-co a la turca, afloja la tensión dramática y la batalla naval vienea ser burla de matanza; los alfanjes se embotan sobre la cabeza delos turcos protegida por "cien varas de toca con que venían ceñidas".En medio del fragor de la batalla, los Cristianos asoman como mario-netas por una escotilla del navio, para contemplar esta hecatombe :"Estábanlos mirando Ricardo y Mahamut, que de cuando en cuando saca-ban la cabeza por el escotillón de la cámara de popa, por ver en quéparaba aquella grande herrería que sonaba" (19). La parodia desembocaaquí en lo burlesco. La manipulación paródica de la justa caballeres-

(19) Ibidem, p. 827b.

Page 8: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

20 CARVAÎLLAC, CARRIERE, SUB1RATS- CJl¿t£có(t,10,1980

ca aparece a la vez como un "homenaje" respetuoso y un irónico "pal-mo de narices" a la tradición (20).

Parece pues que Cervantes, tomando sus distancias respectoa la tradición bizantina y caballeresca, esté en busca de una nuevaforma novelesca. No le satisfacen ni la aventura bizantina ni laaventura caballeresca. Al héroe ya no le conviene ser indefinidamen-te el juguete del azar o aquél que debe sin cesar provocar a la for-tuna para calificarse por sus méritos.

La secuencia final de la novela nos parece muy reveladoraa este respecto (21). En ella se realiza verdaderamente el proyec-to narrativo sin que haya gran lujo de acciones físicas, cuando laspruebas preliminares han supuesto tantas. Ricardo descubre súbitamen-te que no puede ser "liberal de lo ajeno" y Leonisa, cuya voluntadha quedado, por otra parte, conquistada por la liberalidad de su aman-te, decide entregarse a él y se lo manifiesta en seguida : "Tuya soy,Ricardo, y tuya seré hasta la muerte, si ya otro mejor conocimientono te mueve a negar la mano que de mi esposo te pido". Aquí Cervantesse separa marcadamente de la novela bizantina y de la novela caballe-resca : la dama no es un objeto, simple recompensa para el caballeromeritorio, sino que es presentada como detentadora de la clave de lasituación final.. Las acciones de Ricardo no son sino preliminares,siendo el libre consentimiento de Leonisa el que conduce a su fin alproyecto narrativo. Los dos amantes gozan de una iniciativa igual yde una libertad igual. Esto queda confirmado por un estudio de lossemas de este último episodio donde, contra todo lo esperado, el cam-po léxico relativo a la libertad supera al del amor . Ni la fatali-dad ni el mérito tienen poder constrictivo. La liberalidad de Ricardo,desapego supremo, manifiesta su propia libertad al mismo tiempo queel respeto de la libertad de Leonisa. Los marcos tradicionales sederrumban bajo el impulso del humanismo cervantino.

Mientras que en la novela griega el héroe es un particular,

(20) Linda Hutcheon, Ironie et parodie : stratégie et structure, inPoétique, Paris, Seuil, n° 36, nov. 1978, p. 476.

(21) Cervantes, op. cit., p. 830a sq.

Page 9: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

PARA UÑA NUEVA LECTURA VE EL AMANTE LIBERAL 21

una persona privada sumergida en un mundo abstracto y extranjero,en El. amante, libQJiaJL está inserto en la realidad histórica de su tiem-po y de su país. De este modo Cervantes se aleja de las formas lite-rarias completamente ficticias de la novelas bizantinas y caballeres-cas, sin conexión con las realidades y las preocupaciones del públi-co contemporáneo. Los cronotopos de la novela griega reciben entonces"un sentido directo, relacionado de manera completamente nueva conel mundo real" (22).

Desde el comienzo del relato, el destino de los protagonis-tas se inscribe en un cuadro histórico y geográfico preciso, queevoca un mundo a la vez familiar y lejano para el público de la épo-ca. Debido a esto, Eí amantz. lÁhzKaJL cumple su primera función quees "deleitar", al provocar en sus lectores la "admiración" producidapor el cambio geográfico (23). Mientras que la novela griega se sitúaen un mundo "abstractamente extranjero", que de ningún modo se podría"calificar de exótico", Cervantes hace una "yuxtaposición •Lntznciona-da. de lo que. u zxtn.an.jQAo a. lo que. u lamillaA, subraya lo insólitode lo que es desconocido, lo paladea /~.. .J y lo representa en de-talle sobre un fondo que él tiene por familiar, habitual y conocido"(24)

Como hemos visto ya, los lugares de la acción están indicadoscon la mayor precisión. Son, por otra parte, puntos clavec de la his-toria de su tiempo. Después de Lepanto (1571), el peligro turco y eltemor desaparecen. Este triunfo suscita en el público la curiosidadpor el Islam y el desarrollo de una literatura de ficción en la quese entremezclan lo trágico, lo patético y lo burlesco. En E£ amante.tibiJiaX, el Mediterráneo es el lugar donde se reúnen una profusiónde personajes, de razas, de clases, de religiones, de costumbres. Elbullicio de este mundo cosmopolita aumenta todavía más el efecto ex-tranjero de la "turquería" (tomando este término en sentido amplio,habiéndose asimilado el de "Turco" al de "Musulmán de cualquier ori-gen").

Esta "turquería" se manifiesta en primer lugar en la presen-tación de los vestidos evocados con gran minuciosidad, en particularlos de las mujeres. El narrador se complace en describir con gran de-talle las galas de Leonisa, cuando es conducida bajo la tienda paraser vendida "en hábito berberisco". Para provocar el deslumbramiento

(22) Bakhtine, op. cit., p. 310.

(23) Para más precisiones sobre las ideas estéticas de Cervantes, re-ferirse al libro de Edward C. Riley, Teoría de la novela de Cervantes,Madrid, Taurus, 1971.

(24) Bakhtine, op. cit., p. 252.

Page 10: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

22 CARPAIUAC, CARRIERE, SüBIRATS C>t¿t¿cort,10,1980

rte sus lectores, insiste en primer lugar sobre lo rico y lo extrañodel vestido, pero es interesante observar que este deseo de maravi-llar no se hace a costa de lo verosímil. La descripción presentapuntos de referencia con la realidad cotidiana del público español,que sabe lo que es la almalafa, vestidura tradicional de los moris-cos, y para quien la mujer tapada es familiar. Por medio de una no-ta léxica, Cervantes aclara a sus lectores detalles extraños a sucultura : explica por ejemplo lo que son los "carcajes", indicandoentre paréntesis "(que así se llaman las manillas en arábigo)" (25).El efecto de suntuosidad procede de la insistencia sobre la bellezade los tejidos (tafetán, cendal, raso), la variedad de los colores(carmesí, verde...) y la profusión de las joyas (brazaletes de oro,hilos de perlas, . . . ) . El narrador siente incluso la necesidad desubrayar esta suntuosidad volviendo sobre la descripción para aña-dir nuevos detalles. Es curioso observar que, en sus aparicionesmás importantes (reencuentro con Ricardo y vuelta a Sicilia) (26),Leonisa está siempre vestida con este mismo aderezo, como se subrayacon insistencia en el texto. En la escena final el exotismo se ponede relieve por el efecto que este vestido produce sobre los espec-tadores; pero aquí, fuera de su contexto natural, se ha convertidoen disfraz, y el cortejo de los Cristianos, desfile carnavalesco,es una manera de librarse del fantasma turco.

Rasgos y anotaciones costumbristas salpican el relato : cor-tesías moras, reverencias, zalemas, aclamaciones se conforman a unavisión estereotipada y literaria del Moro según la moda en época deCervantes. El color local viene dado también por las alusiones alserrallo del Gran Turco, al que Leonisa está destinada (27), y porla evocación de la zalá, la oración del viernes en la mezquita.

Pero a esto se añaden observaciones más personales, nacidasdel contacto directo del narrador con el Islam, como las del episo-dio de la transmisión de poderes (28), o las que hace acerca de lascostumbres que se refieren a la herencia y al reparto del botín (29).Igualmente las alusiones a los diferentes idiomas practicados en elIslam - turco, árabe, griego, italiano y "lengua franca", "aquellamezcla de lenguas que se usa con que todos nos entendemos" (30) -

(25) Cervantes, op. cit., p. 816b y 818a.

(26) Ibid., p. 822a y 829a.

(27) Ibid., p. 822a.

(28) Ibid., p. 816a; Mas, op. cit., pp. 357-358.

(29) Cervantes, op. cit., pp. 814b-815a.

(30) Ibid., p. 824b.

Page 11: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

PARA UNE NUEVA LECTURA VE EL AMANTE LIBERAL 23

testimonian la multiplicidad de las etnias y de las religiones, asicomo el cosmopolitismo de este mundo en el que conviven Turcos, Ara-bes, Griegos, Malteses, Corsos, Sicilianos, Venecianos, ya seanmusulmanes, judíos, cristianos o renegados. El cuadro marítimo estátambién profundamente inserto en la realidad topográfica y técnica :a la escuadra de Malta o a la de Sicilia se opone toda una flotaturco-berberisca, caracterizada por detalles técnicos que dan auten-ticidad al relato y aumentan, para el lector, el efecto de hallarseen país extraño. Al lado de las galeras, galeotes y bergantines fa-miliares a los Españoles, se perfila, por ejemplo, "un bajel de mo-ros que ellos llaman caramuzales" (31). Las mercancías transportadas(barraganes y alquiceles) participan de este ambiente exótico delmismo modo que la organización jerárquica de las tripulaciones (arrá-eces, cdmitres, buenas boyas...).

Pero podemos preguntarnos si Cervantes, para complacer a suscontemporáneos, se contenta con ofrecerles un exotismo estereotipa-do, completado por ciertos detalles de carácter informativo más per-sonales, o si la "turquería" no es para él un medio de expresar unavisión polémica del Islam que es la del Español de su tiempo.

La desgracia individual del héroe se encuadra, en efecto,en el marco de una desgracia colectiva nacida del enfrentamiento en-tre la Cristianidad y el Islam. La acción se sitúa en la isla deChipre, poco después de la victoria de Mustafá Bajá sobre Veneciaen 1570, es decir en el momento del apogeo de la potencia turca enel Mediterráneo, momento particularmente dramático para España. Enesta época Cervantes estaba en Sicilia, donde semejante pérdida fuecruelmente sentida. Durante diez años había de permanecer en contac-to con el problema turco, sea como soldado en galeras españolas enel Mediterráneo (1570-1575), sea como cautivo en Argel (1575-1580).Por lo tanto es normal que sea sensible, por una parte, al pasadoglorioso de España antes de la invasión turca, y, por otra parte,a la serie de derrotas que desembocarían en la pérdida de Nicosiaen 1570. Sobre este fondo histórico preciso, Cervantes crea situa-ciones que giran alrededor de tres temas : el corso y las galeras,el cautiverio, el rescate. Ha conocido la vida de galeras como loprueba el empleo de vocabulario técnico, fruto de experiencias vivi-das :

(31) Ibid., p. 823b.

Page 12: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

24 CARDAILLAC, CARRIERE, SUBIRATS Ot¿fctcón,10,1980

Viendo ZAto Fetala f~.. ._7, mando ponen, eltnÂnqueXe. al tviboZ y hazeA un poco de vola., vol-vió ¿a pnoa. al man. y ta. popa al viento, y tomandoél mimo el caAgo del timón, 4£ d&jó conAen. ponal ancho man. £~\ .. 7; iban lo* -temoó igualado*en la cAuj¿a y toda. la gente, ¿enfada pon. loibanco* y balle-i>tejicu>, ¿sin que en toda la galeo-ta -óe doj>cubn.ie¿>e. otJia pensiona que. ía. del cómi-tn.z, que. poK m<Í!> ¿>e.gun.idad ux.ya. 4e hizo atan,¿uzntmente. al eMantexoí. (32)

Para Cervantes, pues, no se trata únicamente de un temaliterario sino de una realidad histórica trasladada. Tiene perpetua-mente presente en la mente la agresión de los berberiscos contralas costas cristianas. ¿No relata acaso uno de los primeros episodiosde la novela, una incursión seguida de rapto sobre las costas de Si-cilia ? El tema del corso se evoca frecuentemente; Bicerta y Túnezse presentan como nidos de corsarios. Detalles concretos subrayanla importancia económica de las capturas de barcos mercantes con suscargamentos, o el cautiverio de Cristianos, capital siempre negocia-ble (33). Cautiverio y rescate proporcionan varias veces a Cervantesla ocasión de evocar la noción de libertad, a la cual le ha sensi-bilizado particularmente su experiencia personal. Por último ¿no po-dría verse aquí el origen del tema central de la novela que, comohemos visto, hace dar un paso decisivo a la creación novelesca ?

Víctima personal del enfrentamiento entre dos mundos, yhabiendo sufrido cruelmente la privación de la libertad, estaba par-ticularmente capacitado para comprender e interpretar la vision polé-mica del Islam que era la de sus contemporáneos. Incluso parece enocasiones compartirla, hasta tal punto que se manifiesta cierto ma-niqueísmo en la presentación de los personajes, siendo los Cristianoslos únicos en asumir los valores de la civilización, mientras quelos otros representan la barbarie. Después de la conquista de Nico-sia por los Turcos, no quedan sino ruinas; antes de su llegada, todoera prosperidad. ¡Atila y sus hordas han actuado ! Los Turcos, cadí,bajá, corsarios, tienen todos los defectos que los Cristianos lesatribuyen de acuerdo con toda una literatura tradicional.

Son cobardes y esquivan el combate ante seis velas latinas(34).

(32) Ibid., p. 814b.

(33) Ibid., p. 812a

(34) Ibid., p. 812b.

Page 13: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

PARA UNA WUEl/A LECTURA VE EL AMANTE LIBERAL 25

Son crueles, siempre dispuestos a emplear el garrote o el alfanje,no sólo con los Cristianos sino entre ellos mismos, amenazando demuerte a quien les resiste (35). Son hipócritas y falaces : la tram-pa y el disimulo son sus armas favoritas. Desconocen el código delhonor y no respetan la palabra dada. El término "fingido" aparecevarias veces bajo la pluma del narrador para caracterizar su ac-titud. Son ávidos y codiciosos, y no piensan más que en adueñarsedel bien ajeno. Este defecto aparece como un estribillo a lo largode la novela, poniendo de relieve por contraste el desinterés y lagenerosidad del héroe cristiano. Son lascivos, su amor no es más quelujuria : jóvenes y viejos, hombres y mujeres se inflaman como esto-pa y no buscan más que el placer. Esta lascivia es el origen de nu-merosos episodios de la intriga, en particular de la batalla navalque pone en juego a Leonisa : "Nació en los corazones de los tresuna a su parecer firme esperanza de alcanzarla y de gozarla" (36).El entrecruzamiento de la intriga entre amos y esclavos tiene idén-tico origen. En U t/iato de. hAQQJL y en Lo-b baño-i di kKQZÂ. se encuen-tra también este mismo tipo de intriga, llamado a tener tanto porve-nir en la literatura europea (37).

Pero no es únicamente el Moro,en tanto que individuo, elobjeto de la crítica a veces irónica, a veces burlesca, del narrador.El Islam, todo él, se pone en tela de juicio en una perspectiva depolémica religiosa. En varias ocasiones los Moros son designados,no sólo como "aquellos bárbaros" (38), sino como los miembros de"aquella dañada secta" (39). Se presenta al Islam como una religiónpuramente formalista y laxista. Las prácticas religiosas de los Mu-sulmanes se reducen a ritos, por ejemplo la zalá del viernes, y nodudan en pedir en sus oraciones la consumación de sus amores adúlte-ros. Sus creencias son desvalorizadas. Cuando muestra la insistenciade Halima por permanecer en Nicosia, el narrador se burla de paso del"paraíso" musulmán : "No sólo no se fuera a casa de sus padres, sinoal fingido paraíso de Mahoma no quisiera irse" (40).

Esta visión desvalorizante del Musulmán se extiende también

(35) Ibid., p. 813b.

(36) Ibid., p. 817a.

(37) Sobre este punto ver Guy Turbet-Delof, L'Afrique Barbaresquedans la Littérature française aux XVIème et XVIIème siècles, Genève,Droz, 1973, p. 200.

(38) Cervantes, op. cit., p. 812a.

(39) Ibid., p. 817a.

(40) Ibid., p. 822a.

Page 14: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

26 CARDA1LLAC, CARRIERE, SUBIRATS Oi¿Ucón,10,1980

al renegado, en quien los defectos del Islam se llevan a su paroxis-mo, como es el caso del guardián de los cautivos de Alí Baja', "unrenegado, corso de nación y de no muy piadosas entrañas" (41). Delmismo modo los corsarios más crueles son generalmente renegados.

En este punto de nuestro estudio, parece que Cervantes adop-ta la actitud apasionada de sus contemporáneos hacia el Islam y com-parte la visión estereotipada del mundo musulmán propia del Cristia-no de su época. Parece hacer suya la concepción providencialista dela historia que se expresa en el tópico del Islam azote de Dios,enviado para castigar los pecados de los Cristianos : "Le tienensobre sus hombros nuestros pecados" (42).

Sin embargo este maniqueísmo no es radical; ciertos Musul-manes están presentados bajo un aspecto positivo y simpático. Estaactitud no es propia de Cervantes ni de España en general, puestoque sucede lo mismo en la literatura francesa de los siglos XVI yXVII (43). Sin embargo puede señalarse que, en Eí amante. 1-LbeAaJt,los"Turcos" que escapan a esta visión desvalorizante son falsos Tur-cos, renegados en realidad. Mahamut, por otra parte "de muy buenadisposición y gallardía", no deja de llorar su pecado; ayuda a suamigo Ricardo y quiere recuperar el derecho moral de volver a serCristiano rescatando su culpa. Halima, nacida de padres griegos cris-tianos, considera con alegría la posibilidad de abandonar su "secta","con voluntad de irse a tierras de cristianos y volverse a lo que pri-mero había sido" (44). El renegado es el nexo entre los dos mundoscristiano y musulmán, y puede inclinarse hacia uno o hacia otro. El"tornadizo" puede no ser más que una oveja descarriada, y estar dis-puesto a sufrir el martirio para salvar su alma, como afirma Mahamuten su confesión a Ricardo (45). Cervantes rehabilita con ello a es-ta categoría social que él presenta de manera muy matizada. Ponien-do de relieve las circunstancias atenuantes de su apostasía, adoptarespecto a los renegados la misma actitud indulgente que la Iglesiay la Inquisición, que los "reconciliaban" a su regreso y en generalno les infligían más que penas espirituales, como se desprende del

(41) Ibid., p. 8t6a.

(42) Ibid., p. 809b.

(43) Turbet-Delof, op. cit., primera parte, cap. II : "Sont-ils bons,sont-ils méchants ?", p. 76 sq.

(44) Cervantes, op. cit., pp. 825b-826a.

(45) Ibid., p. 809a.

Page 15: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

PARA UNA NUEVA LECTURA PE EL AMANTE LIBERAL 27

desenlace de la novela :"Reconciliáronse con la Iglesia Mahamut yHalima" (46).

Esta consideración matizada del renegado demuestra que Cer-vantes no se adhiere a ciegas a la óptica de sus contemporáneos. Es-ta actitud parece confirmada por el hecho de que reconoce en.el Is-lam, como han señalado diversos comentadores (47),valores positivosque parecen en contradicción con la visión despreciativa que acaba-mos de señalar, en particular la práctica de una justicia eficaz, rá-pida y fundada sobre el buen sentido, y el respeto manifestado hacialos ancianos. Sin embargo es sorprendente comprobar que el elogiose presenta cada vez de manera paradójica dentro de un contexto dedenigración :

Enfrie, aquellos báAbaAo¿, ¿¿ lo ¿on en z¿to, elcadí z¿ ei /uez compítante, de toda¿ leu, CMJL¿O¿, qaeIOA abKZvia. en la uña. y la¿ ¿entendu en un ¿opio,¿Án qae haya. apeÂacAan de ¿u. ¿entendió, paxa otAotribunal (48).

A Ida palabn.a¿ dtl QMÁÍ obzdtcÁeAon luígo ...[tanto eó e£ *.z¿ptto que 1<L tienen a. ¿iu> cana¿ lo¿de. aque££a dañada, -óeaíal... (49).

Esta presentación paradójica del elogio que da la impresiónde un asombro ingenuo ¿no supondría una sátira "en hueco" por refe-rencia implícita a las realidades españolas correspondientes ? Estareferencia se explicita claramente, en el Quijote. : "Entre moros nohay fyiaAlado a. la paA.t&, a. ptiu&ba y e-ó-té¿e como entre nosotros" (50).De modo que ciertas cualidades de los Musulmanes no serían exaltadasmás que con el fin de hacer una sátira indirecta de su ausencia entrelos Cristianos. Lo que es esencial aquí no es, pues, el elogio de unajusticia natural como lo entiende A. Castro, sino, más sutilmente, la

(46) Ibid., p. 831a.

(47) Castro, op. cit., p. 192.

(48) Cervantes, op. cit., p. 816a.

(49) Ibid., p. 817b.

(50) Ibid., Don Quijote de la Mancha, parte II, cap. 26, p. 1363b.

Page 16: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

28 CÁRVA1LLAC, CARRIERE, SUBIRATS Criticón,10,1980

sátira indirecta de una institución y de ciertas prácticas de la Es-paña de aquel tiempo.

La sátira puede adoptar otras formas, igualmente insidiosas.Debajo de una crítica directa al mundo islámico, ¿no será a Españaa la que se acusa, por ejemplo, cuando el narrador escribe, a propó-sito de la venalidad de los cargos : "No se dan allí los cargos yoficios por merecimientos, sino por dineros; todo se vende y se com-pra; los proveedores de los cargos roban a los proveídos en ellos ylos desuellan; de este oficio comprado sale la sustancia para ganarotro que más ganancia promete..." ? (51) Esta frase cobra un sentidomuy ambiguo por el empleo de un "allí" injustificado que tiene valorde palabra de alerta. En efecto, el locutor es un renegado, integra-do en el imperio turco y que se encuentra en Nicosia. Mientras des-cribe el mundo que le rodea, parece referirse a un lugar lejano.Más que de una inadvertencia de Cervantes, pensamos que se trata deuna transposición voluntaria de la intención satírica. ¿ No sería re-versible el mundo musulmán, y no sería la"turquería", en determinadosmomentos, el disfraz de realidades españolas ?

Esta hipótesis se ve confirmada por la preocupación frecuen-te de señalar las equivalencias entre los dos mundos; por ejemplo,precisa que el cadí corresponde a un obispo, el bajá a un virrey, elgran visir al presidente del Consejo Real y los segundos a sus oido-res (52). Tal insistencia nos hace pensar que no se trata de una merainformación destinada a un público de no iniciados, sino más bien desubrayar la similitud entre dos mundos que presentan grandes analo-gías, a pesar de su antagonismo. El mundo islámico sería en ocasionesuna imagen del mundo español, y encontraríamos en la técnica satíri-ca el mismo juego de espejo que habíamos puesto de relieve en la téc-nica novelesca.

La actitud polémica queda superada a partir del momento enque Cervantes, saliendo de una óptica pasional, toma sus distanciasen relación a España. Se vuelven entonces contre ella, por un efecto deboomerang, los tiros que en una primera lectura podían parecer exclu-sivamente destinados al Islam.

* *

Según la crítica, E£ amante. ¿•ibZACÜL se ha considerado hastaahora como una novela ejemplar menor, y la atención y los elogios se

(51) Ibid., El amante liberal, p. 809b.

(52) Ibid., p. 809b.

Page 17: Para una nueva lectura de «El amante liberal»

PARA UNA MUEVA LECTURA VE EL AMANTE LIBERAL 29

han centrado más bien en La. GitayuMa, Rinconete. y ContadÁJLlo y Elcoloquio de loi peAAOA. Al finalizarse nuestro estudio, estamos con-vencidos de que esta obra, quizá inmatura, tiene sin embargo una im-portancia fundamental en la trayectoria de la creación novelesca cer-vantina. Apoyándose sobre la tradición, el autor la supera perpetua-mente. El marco de la novela griego-bizantina y de la novela de ca-ballerías se viene abajo por el empuje del humanismo cervantino. Lapreocupación esencial de Cervantes no es el hombre abstracto sinoel hombre en situación, en un contexto preciso, profundamente inser-to en las realidades de su tiempo. Más allá de una visión esteticis-ta en la cual la "turquería" no sería sino un simple decorado ajus-tado al gusto de la época, Cervantes refleja la mentalidad polémicade sus contemporáneos. Pero, lejos de todo conformismo, supera lasmodas literarias y la visión pasional de la historia, para tomar susdistancias respecto a su época y a su país.

De esta manera, la "turquería" no es simplemente un desfilecarnavalesco destinado a distraer a los Españoles al tiempo que exor-cizaba sus fantasmas, sino una máscara tras la cual se disimula unasátira de la España de aquél tiempo.